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UNIVERSIDAD PACCIOLI XALAPA

TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

ENSAYO DE SUPREMACÍA
CONSTITUCIONAL

ALBA CASTILLO, MARÍA DEL


ROSARIO

ALEXIS ARMANDO ORTIZ PERALTA

Viernes 01 de Abril del 2022


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Supremacía Constitucional.

Introducción

El presente trabajo parte de la hipótesis de que en base supremacía constitucional


en México la Constitución será la norma que regirá en todo momento por sobre otra ley,
esta se constituye como la norma fundamental del país, y cualquier acto, norma o ley
que sea contraria a ella carecerá de validez, en lo que respecta a los tratados sobre
derechos humanos en relación al artículo 1° Constitucional, el catálogo de derechos
para los mexicanos comprenden también el plano internacional, gracias a ellos se hace
una visión más allá del propio plano nacional en donde además se otorga mayor
protección para los mismos.

En base a la afirmación anterior la supremacía constitucional pondrá como norma


fundamental nuestra Constitución y en relación a esto, los tratados internacionales y la
Constitución estarán en el mismo nivel jerárquico, en donde los jueces deberán de
tomar en consideración los estándares internacionales y la propia Constitución. Los
jueces deberán de ser congruentes al momento de dar sus resoluciones para no
vulnerar derechos nacionales e internacionales, en caso contrario se estaría
contrariando el tratado internacional y el Estado mexicano tendría consecuencias
jurídicas por dicha afectación.

Uno de los principios más importantes del Derecho Constitucional, es el relativo a la


supremacía constitucional. El cual se establece desde el punto de vista legal en el
artículo 133 de nuestra Carta Magna.

La idea de la supremacía constitucional se puede establecer en que no debe haber


nada ni nadie por encima ni fuera de la Constitución.

La Constitución debe contener los principios fundamentales de la organización y la


actividad del Estado y al tratarse de una cuestión de interés general ningún interés
particular lo podrá vulnerar.
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Supremacía Constitucional.

La Supremacía de la Constitución, en el constitucionalismo escrito y unitario, se


remonta al país de los Estados Unidos de América, cuyo origen como nación se derivó
del descubrimiento realizado por Jean Cabot, navegante genovés al servicio del reino
de Inglaterra, quien en 1497 visualizó la porción territorial estadounidense del
continente americano. Posteriormente, en el año de 1584, los hermanastros, Sir
Humprey Gilbert y Sir Walter Raleigh, llamaron a la región ocupada Virginia, en honor a
la reina Isabel I, conocida como la “Reina Virgen”, surgiendo tiempo después otras más
colonias inglesas, llamadas Maryland, las Carolinas, Massachusetts, Connecticut,
Nueva Holanda (hoy Nueva York), Nueva Jersey y Georgia. Sus pobladores integraban
sectas y tenían religiones puritanas, derivadas del protestantismo, destacando los
cuáqueros, cuyo líder de dicho culto William Penn, tuvo la primera idea de unificación
de las colonias en 1698.

El antecedente más remoto del derecho constitucional norteamericano, se


encuentra en un documento denominado Mayflower, el cual fue redactado el 11 de
noviembre de 1620 a bordo de un barco que tenía ese nombre, el cual llegó a
Plymouth, Massachussetts, con peregrinos que establecieron la primera colonia
permanente de Nueva Inglaterra en el mencionado año. Documento en el que figuran
cuatro condiciones que serían las que trazarían la organización constitucional posterior
de los Estados Unidos de América: un gobierno predeterminado; un inicial pacto social;
los gérmenes del autogobierno; y la redacción de las condiciones políticas mínimas
establecidas por escrito.

Al crecer la población las colonias se transformaron en tres tipos: las dependientes


directas de la Corona Británica, las propietarias de grandes extensiones de tierra y las
que poseían un gobierno delegado bajo una Carta Real. Las hostilidades impositivas
del Parlamento para mantener a su ejército y la ausencia de derechos esenciales de
los habitantes de las tierras ocupadas por los colonos, fue intolerable para que la única
opción estuviera en la independencia. En efecto, los principios relativos al
consentimiento de los gobernados, la soberanía popular y el derecho a la rebelión,
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estuvieron presentes en los colonos, al concretizarse y sintetizarse en la expresión “no


imposición, sin representación”.

Los ideólogos que influyeron en el pensamiento independentista fueron James


Harrington, quien abordó el tema de la soberanía popular en su utopía llamada Ocean;
John Locke, en su obra Segundo Tratado del Gobierno Civil, concluyó que el gobierno
es un resultado del acuerdo entre hombres con ciertos derechos anteriores (libertad y
propiedad) a la constitución de la sociedad civil, la que se forma para preservar esos
derechos, los cuales no pueden afectarse sin el consentimiento de los gobernados; y
Thomas Paine, quien fue categórico en términos de independencia en su obra los
derechos del hombre.

Empero, en 1765 se reunieron en Nueva York nueve colonias, quienes acordaron


fidelidad a la Corona y al Parlamento, siempre y cuando tuvieran los mismos derechos
y privilegios de que gozaban los habitantes del reino inglés, pero hubo altercados y
represión, por lo que tiempo después en 1774, los representantes de las colonias
realizaron un primer congreso en Filadelfia, cuyo objeto fue el de hacerse escuchar
ante el Parlamento inglés y acordar que los colonos tenían derechos que debían ser
reconocidos y respetados.

La Constitución representa en el país la máxima autoridad, los órganos encargados


de administrar justicia la pondrán por encima de cualquier otra ley.2 En México la
Constitución va imperar como norma suprema del país, y esta será la máxima ley,
cualquier disposición que esté en contra de ella, va carecer de validez, es decir, la
Constitución será la norma fundamental y ninguna ley estará por encima de ella.

La supremacía es de la esencia de la Ley Fundamental, es la matriz intelectual y el


molde formal de todo el resto del ordenamiento jurídico que le queda subordinado.3
Los jueces mexicanos deben de poner la Constitución como norma fundamental,
ninguna disposición podrá estar en contra de ella, y deben de hacer valer los principios
en ella establecidos, siempre en beneficio de los individuos.

Para comprender el derecho constitucional es indispensable iniciar por tener una


idea de lo que significa el termino Constitución en su sentido amplio. La Constitución es
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un conjunto codificado de normas que organizan el gobierno del país, establecen los
límites de la acción del poder público frente al ciudadano y fincan las bases a las que
deben sujetarse las leyes, los reglamentos y demás normas jurídicas.

Dentro del presente trabajo se puede hacer mención como problema o tema
principal, la importancia de que la Constitución impere sobre otra ley dentro del país, en
base a esto la función principal del juez será poner la Carta Magna como norma
fundamental, hará también una armonización entre el derecho nacional e internacional
de los derechos humanos, tomando en cuenta aquellos instrumentos sobre derechos
humanos ratificados por el Estado mexicano.

La constitución es la ley fundamental sobre la que se asienta un estado determinado


con todo su andamiaje jurídico. Establece la división de poderes con sus alcances, a la
vez que garantiza derechos y libertades. El poder con capacidad para redactar o
modificar una constitución se denomina poder constituyente.

Históricamente se ha aceptado el carácter supremo de la Constitución, dentro del


país esta va imperar como norma suprema, y ninguna otra ley estará por encima de
ella. La Constitución debe de imperar sobre cualquier otra y cada juez debe interpretar
sus leyes para resolver de la manera más favorable para la persona.6 Debe de ponerse
en primer plano a la persona, para salvaguardar sus derechos en todo momento, la
Constitución será la norma que impera en el país y ninguna otra disposición normativa
podrá estar por encima de ella.

La justificación y necesidad de una Constitución, como norma original, se ve


reflejada en la naturaleza misma del hombre, quien, como fin último y principio del
derecho ha creado normas reguladoras de las instituciones jurídicas que lo rigen,
consagrando sus potestades naturales y sus garantías individuales en normas jurídico
positivas, organizando todos los elementos del Estado, en donde la norma fundamental
da unidad y fundamenta a todo el sistema jurídico vigente.

La Constitución es pues, la ley de las leyes o la madre de todas las demás normas,
pues si las otras están en contradicción con ella, pueden ser declaradas
inconstitucionales.
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La Constitución es la ley fundamental de un Estado, piedra que da toque al orden


jurídico e instrumento que define el ser político de un país, los pueblos encuentran en la
Constitución el fundamento de su propia existencia y el símbolo que los guía en su
porvenir como nación. La Constitución es la Ley suprema del país y deberá ser
respetada en todo tiempo, por los operadores de justicia.

Casi todas las constituciones escritas, señalan que cada una de ellas es la norma
suprema del país, es decir que, dentro de ese orden jurídico, la Constitución es la
norma de mayor jerarquía y, por tanto, una norma contraria a la misma no debe ser
aplicada. De este concepto de supremacía constitucional derivan dos principios:
primero, el de legalidad, conforme el cual todo acto contrario a la Constitución carece
de validez jurídica; y, segundo, el que señala que cada órgano tiene su competencia
que no es delegable, salvo en los casos que señale expresamente la Constitución.

La supremacía constitucional como un principio del Derecho constitucional consiste


en ubicar a la Constitución en un nivel jerárquicamente por encima de todas las demás
normas jurídicas, internas y externas, que puedan llegar a regir en ese país. El principio
de supremacía de la Constitución y el control de la constitucionalidad, tienen un
estrecho vínculo, ya que la primera se encarga de ser parámetro para que ningún acto
de autoridad, ley o tratado pueda contravenir la ley fundamental, el control o la
jurisdicción constitucional se encarga de hacer efectivo dicho principio, al otorgar
mecanismos para garantizar la supremacía constitucional.

El artículo 133 de la Constitución federal establece este principio y la jerarquía de


las leyes en el orden jurídico mexicano. Textualmente expresa:

Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de
ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se
celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley
Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada entidad federativa se arreglarán a dicha
Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda
haber en las Constituciones o leyes de las entidades federativas.
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En virtud del sistema federal adoptado por nuestro país, coexisten y tienen
jurisdicción sobre las mismas personas y sobre el mismo territorio dos fuentes de
autoridad: una, la central o federal, y otra, la local, que es la que se da a sí misma cada
una de las entidades a las que la Constitución general denomina Estados libres y
soberanos. Dentro de estas dos fuentes de autoridad, su creación, organización y
funcionamiento están regulados por una norma superior que es nuestra Constitución
general, y en ambos casos tendrá la tarea de velar por la protección de los derechos
contenidos en ella, para la garantía de una vida digna hacia los ciudadanos.

En sentido genérico, la supremacía constitucional constituye la cualidad de la


Constitución de ser la norma que funda o fundamenta el orden jurídico creado y otorga
validez a la totalidad del ordenamiento jurídico de un país, mientras no se contraponga
a la Constitución. Esto significa que las leyes comunes, federales o locales, le están
subordinadas; y los Estados de la Federación, aun cuando sean libres y soberanos en
cuanto a su régimen interior, deben sujetarse a los mandamientos de la Constitución,
de forma que cuando una ley local contravenga disposiciones constitucionales, ésta ha
de prevalecer, incluso cuando la legislación local de que se trate sea acorde con la
Constitución local.

En México el principio de supremacía constitucional se recogió desde los inicios de


la vida independiente de nuestro país. El Acta Constitutiva de 1824 previó en su
artículo 24 que la Constitución de los Estados no podría oponerse a esa Acta ni a lo
que estableciera la Constitución general. Dentro del punto más alto de la jerarquía
constitucional encontramos la Constitución, esta será tomada en cuenta por encima de
cualquier otra disposición normativa de acuerdo al principio de supremacía
constitucional.

Dentro del artículo 133 constitucional, se deprende que fue intención del
constituyente establecer el conjunto de disposiciones de observancia general que, en la
medida en que se encuentren apegadas a los previstos en la Constitución, constituyen
la Ley suprema de la unión. La principal característica que viene como este principio es
que todas las normas de nuestro país deben ser acordes con la Constitución Política,
de tal manera que si una norma, ley o tratado internacional se contrapone por lo
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establecido por la Constitución, el texto constitucional debe prevalecer sobre aquélla


atendiendo a su superioridad jerárquica.

Desde el texto original de la Constitución General de la República, aprobada el 5 de


febrero de 1917, se estableció un orden jurídico supremo integrado por la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, ciertas leyes dictadas por el Congreso de la
Unión y los tratados internacionales. La doctrina mexicana es uniforme al establecer
que en el artículo 133 se encuentra contenido el principio de supremacía constitucional
conforme al cual la Constitución es la norma suprema y la base de todo el sistema
normativo.

Este precepto enuncia el principio de supremacía constitucional por medio del cual
se dispone que la Constitución sea la ley suprema, es la norma cúspide de todo el
orden jurídico, es el alma y la savia que nutre y vivifica el derecho, es la base de todas
las instituciones y el ideario de un pueblo. Supremacía constitucional significa que una
norma contraria ya sea material o formalmente a esa norma superior no tiene
posibilidad de existencia dentro de ese orden jurídico.

El artículo 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,


establece que dicho ordenamiento, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de
ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se
celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley
Suprema de toda la Unión; y que los jueces de cada Estado se arreglará a dicha
Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda
haber en las Constituciones o leyes de los Estados.

La intención del Poder Constituyente al ordenar que los jueces de los Estados se
arreglará a la Constitución, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber
en las Constituciones o leyes de los Estados; se traduce en un deber para los jueces
estatales, consistente en resolver, arreglar o componer, con apego a la Regla
Suprema, los conflictos que les sean planteados, cuando las Constituciones o leyes
locales contengan disposiciones que resulten contrarias a los principios contenidos en
ella.
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La Constitución, por medio de los principios que consagra, obliga al Estado a la


conformación del orden social que se realiza a través de dos formas: por una parte,
conformando el orden social y, por la otra, mediante la participación del Estado mismo,
o de alguno de sus entes de derecho público o privado, en el orden social y económico.

Cuando decimos que la Constitución es suprema, hacemos referencia a que se


encuentra revestida de un poder especial y esto supone como que todo el mundo
jurídico inferior a ella debe ser compatible con ella y no contravenirla, las normas
jurídicas inferiores a ella no deben de alterar el orden de la Constitución, en caso de
hacerlo, se incurriría en una falta inconstitucional.

Si la Constitución es suprema, encabeza y preside el ordenamiento jurídico del


Estado, precisamente, es su fuerza normativa la que, desde la misma cúspide donde
está situada jerárquicamente, exige su acatamiento pleno, y es tal la obligatoriedad y la
aplicabilidad de la Constitución que esta ni siquiera tolera el postulado según el cual la
legislación debe necesariamente actuar como intermediaria para que las normas se
hagan exigibles. Cada órgano de poder debe ejercer sus competencias en el marco
que la Constitución le indica, y su finalidad debe ser la de otorgarle efectividad, porque
esta fuerza normativa exige a los órganos de la jurisdicción constitucional el deber de
proceder a la aplicación de la Constitución.

La supremacía constitucional supone una graduación jerárquica del orden jurídico


derivado, que se escalona en planos distintos. Los más altos subordinan a los
inferiores, y todo el conjunto se debe subordinar a la Constitución. Cuando esa relación
de coherencia se rompe, hay un vicio o defecto, que llamamos inconstitucional o anti
constitucional.

La Supremacía Constitucional es un principio teórico del Derecho constitucional que


ubica a la Constitución de un país jerárquicamente por encima de todas las demás
normas jurídicas, internas y externas, que puedan llegar, a regir sobre ese país. Esto
incluiría a los tratados internacionales ratificados por el país y cuyo ámbito de
aplicación pueda ser también sobre las relaciones jurídicas internas.
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La Supremacía Constitucional conlleva esencialmente a la jerarquización de la


norma constitucional en la cúspide del ordenamiento jurídico sobre la norma ordinaria.
La Constitución es la Ley de Leyes, es la Norma Suprema que rige en nuestro país. La
aplicación de la Constitución es directa y de aplicación inmediata por todos quienes
administran justicia. La finalidad última del Estado es la garantía de los derechos de las
personas.

Conclusión.

La supremacía constitucional es un principio inherente a toda forma de vida


constitucional, por tanto, es indispensable advertir su dimensión real en cuanto a su
naturaleza.

La Supremacía Constitucional es un principio del Derecho constitucional que ubica a


la Constitución de un país jerárquicamente por encima de todo el ordenamiento jurídico
de ese país, considerándola como Ley Suprema del Estado y fundamento del sistema
jurídico.

Hoy en día parece imposible mantener una visión formalista de la Constitución y de


la supremacía, ya que existen aspectos sustanciales, como la primacía de los derechos
humanos, que se anteponen como factores prioritarios por seguir.

Si bien es cierto que la supremacía formal, como tal, es un concepto incompleto y


casi en extinción, sobre todo con el incremento de los llamados bloques de
constitucionalidad, es un hecho que el ámbito sustancial de la supremacía se ha visto
fortalecido, y eso, en realidad, es lo que permite que la supremacía de la Constitución
siga siendo un rasgo distintivo.

La Constitución no será suprema por su carácter de norma fundante, sino que lo


será en la medida que aloja elementos axiológicos que incidan en la vigencia y
protección de los derechos humanos, armonizados con los criterios internacionales en
dicha materia.
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La naturaleza dual no conlleva una negación del principio de no contradicción sino,


por el contrario, implica una dimensión real y necesaria para que los contenidos
sustanciales de la Constitución se vean garantizados a través del grado de primacía
que solo la supremacía en su forma óptima puede propiciar.

Bibliografía
ÁVILA, C. Y. (01 de Abril de 2022). Derecho y opinion ciudadana. Obtenido de
http://iiip.congresosinaloa.gob.mx/Rev_IIP/rev/004/0003.pdf

Benitez, O. U. (01 de Abril de 2022). Serie Roja. Obtenido de


http://biblioteca.diputados.gob.mx/janiium/b3v/cedip/lxx/supc9ons_ctlrccr.pdf

RODRÍGUEZ, M. F. (1 de Abril de 2022). Scielo. Obtenido de http://www.scielo.org.co/scielo.086php??


script=sci_arttext&pid=S012980-89422011000100006

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