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La Didáctica

Julieth Sofía Giraldo Pipicano - 2029279


Licenciatura En Ciencias Sociales
Introducción A La Pedagogía
Giraldo.julieth@correounivalle.edu.co

SANTIAGO DE CALI
2020

1
Introducción

El presente ensayo es una reflexión sobre didáctica y la urgencia de eliminar toda


mecanización en ella, pues su esencia es ser interactiva y flexible ante los códigos
comunicativos cotidianos que cada grupo de estudiantes tiene a la hora de captar e interiorizar
el aprendizaje, en relación con la enseñanza, y mirando hacia el complemento de la teoría-
praxis. Además, desde experiencias propias, se describirá su importancia, teniendo en cuenta
algunas teorías como la de Juan Amós Comenio, Paulo Freire, y Philippe Merieau quienes
contextualizan sobre su necesidad en la interiorización de saberes. Para esto, el ensayo se
guiará en el siguiente orden:

 ¿Qué es la didáctica?

 Importancia de sus transformaciones constantes

 Conclusiones y reflexiones

2
 Qué es la didáctica

Para comenzar, cabe aclarar que la didáctica tiene su origen en la antigüedad, pero es con
las teorías de Juan Amós Comenio en el siglo XVII que esta coge fuerza en la educación
formal. Juan Amós Comenio con conocimientos teológicos hizo grandes aportes en la
educación, sobre todo a partir del libro ‘La Didáctica Magna’, en el que resaltan sus
pensamientos humanistas, por lo cual se dice que es ‘el padre de la didáctica’. Él creía en la
educación como un derecho al conocimiento que Dios permitía a todos sus hijos, afirmando
además qué ‘La verdadera escuela es por tanto aquella que responde perfectamente a su fin: la
que es un verdadero taller de hombres.1

Por otro lado, es vital analizar nuestro contexto para entender la concepción de didáctica
actual, pues después del modelo humanista de Comenio, con la llegada de era industrial y el
posicionamiento del capitalismo, la didáctica en si misma ha tenido ciertas transformaciones
no muy favorables respecto a sus principios críticos humanistas. Esta se ha redirigido hacía el
mantenimiento de un sistema social impuesto, en el cual los procesos de educación tienen gran
relevancia, pues desde ahí se definen y reorientan en gran parte las aspiraciones y lecturas del
mundo de cada ciudadano.

Por ejemplo, en la educación contemporánea, nos enfrentamos a la realidad de la


globalización tecnológica, esto tiene gran influencia en las maneras en que el sistema funciona;
es por eso que hoy se habla del modelo cognitivista; es decir, en el que se moldean las
maneras de pensar de los estudiantes con base en un diseño de máquinas de aprender,
alejándose de la relación con lo humano, y haciendo parte también de un modelo
homogenizante pero a la vez segmentarizado de educación, que sobre todo es notable en los
países de occidente y aún más en los ‘tercer mundistas’. Siendo pues, la educación actual una
contradicción a los planteamientos de Comenio.

1
El pensamiento pedagógico y didáctico de Juan Amós Comenio: su papel en la pansofía tríadica. Andrés Klaus
Runge Peña. En: Revista Pedagogía y Saberes. No. 36, Universidad Pedagógica. Bogotá, 2011. Pp.104

3
Podemos decir entonces, que la didáctica desde el modelo cognitivista es una contradicción
en sí misma, pues se afana en cumplir exigencias burocráticas del sistema, cayendo en una
instrumentalización que mecaniza, distanciándose del contexto de los estudiantes, por tanto de
lo humano y crítico. Esto exige a los profesores una mayor disposición ante el aprendizaje
continuo de la enseñanza, pero también su vinculación a la organización para transformar una
didáctica que no es coherente con las conversaciones internas y las preguntas de los estudiantes
ante sus lecturas del mundo. Es la didáctica al mismo tiempo la herramienta o haz bajo la
manga del docente para enfrentarse a estas incoherencias de lo sistemático, si se tiene una
relación inherente a las capacidades subjetivas, no despreciando lo teórico, sino más bien,
acercándose a la sensibilidad y el uso del don investigativo pedagógico, para cualificarse
constantemente e intuir el punto de equilibrio entre la teoría y la praxis, entre la enseñanza y el
aprendizaje, entre la didáctica natural del estudiante y la didáctica que el profesor planea o
programa. Reconociendo que esta última a fin de cuentas, se convierte en una hipótesis que es
comprobada o no, durante el desarrollo de la clase.

Por otra parte, encontramos autores que describen de manera más detallada ese punto de
equilibrio que se debe encontrar en la relación enseñanza-aprendizaje, con la didáctica como
herramienta movilizadora; como por ejemplo Paulo Freire, quien desde una reflexión crítica y
humana describe a la didáctica como el conjunto de acciones ordenadas desde lo cercano, es
decir, la relación con el estudiante, hasta lo macro, que es su contexto. Para esto define tres
campos: el saber, el contexto y el campo didáctico (que tiene dos momentos: primero, el
proceso propio de los estudiantes y sus códigos de aprendizaje, y segundo, lo que el maestro
programa o enseña).

Para concluir en la definición de didáctica, diremos teniendo en cuenta las palabras del
profesor Fayad, que es una rama de la pedagogía en la que se desarrollan acciones, pasos,
momentos, orientaciones, junto a un acompañamiento, disposición y reconocimiento de las
capacidades de los estudiantes durante el largo camino de la relación entre enseñanza y
aprendizaje de saberes.

4
 Importancia de su transformación constante

La importancia de su transformación constante radica en su esencia misma, pues desde su


naturaleza podemos descubrir que se trata de un proceso que requiere de gran fluidez y
movimiento, como también lo es el proceso del aprendizaje. Pues si algo debería ser dinámico, es
la didáctica. Entonces, el mayor error en su desarrollo ha sido la ideologización y mecanización
de esta, pues desde ahí se tiende a recaer en encasillamientos homogenizantes y rígidos del
‘deber hacer’. Cuando lo principal en la relación enseñanza-aprendizaje DEBERÍA SER en
primer lugar, hacer una lectura del mundo a partir de unas codificaciones que son
representaciones de realidades concretas, de cotidianidades, saberes que los estudiantes ya
tienen adquiridos y que son variables, dependen de sus historias, políticas, edades, etc. En
segundo lugar, el estudio de sus contextos, pues desde ahí se pueden intentar comprender sus
necesidades y herramientas para el aprendizaje; y luego, desde estas claridades construir las
didácticas del proceso de enseñanza.

Las didácticas entonces, requieren por parte del docente, una formación en los sentidos, de
una sensibilidad y una tendencia a arriesgarse por lo creativo, lo diferente. Pues según Freire, ‘el
enseñar no existe sin el aprender’2 Es un viaje constante en el que el educador no puede dar nada
por sentado. Para esta misma formación, Freire propone ESTUDIAR con profundidad al
estudiante en OBSERVACIÓN Y RECONOCIMIENTO de sus capacidades; LEER de manera
clara comprendiendo lo leído, tanto el mundo, como la palabra; y sentípensarse, cómo construir
desde EXPERIENCIAS CREATIVAS SENSORIALES las didácticas.

Paulo Freire hace especial hincapié en la importancia de la lectura y alfabetización, pues es el


fuerte de su pedagogía del oprimido y la educación para la libertad. Es importante la lectura tanto
en el estudiante para liberarse, como del docente para liberarse, pues es una responsabilidad
mutua la liberación. Según Freire, ‘Si leer no fuese una obligación amarga que hay que cumplir,
si por el contrario estudiar y leer fuese fuente de alegría y placer, de la que surge también el
conocimiento indispensable con el cual nos movemos mejor en el mundo, tendríamos índices que

2
Enseñar - aprender. Lectura del mundo – lectura de la palabra. En: Cartas a quien pretende enseñar. Paulo Freire.
Siglo XXI, México. 2006. Pp.45

5
revelarían una mejor calidad en nuestra educación. Es éste un esfuerzo que debe comenzar con
los preescolares, intensificarse en el período de la alfabetización y continuar sin detenerse
jamás.’3

Es preciso entonces atreverse a sentir, a enamorarse del aprender constantemente, para


compartir este mismo amor con los estudiantes, pues el ejemplo es la primera herramienta de
aprendizaje. Desde el nacimiento aprendemos naturalmente con el ejemplo y la constancia. En
palabras de Freire: ‘Es preciso atreverse, aprender a atreverse, para decir no a la burocratización
de la mente a la que nos exponemos a diario. Es preciso atreverse para continuar cuando a veces
se puede dejar de hacerlo, con ventajas materiales’.4 Y respecto a los estudiantes, es preciso
atreverse a comprometerse con su proceso de aprendizaje pues ahí radica el equilibrio del
proceso. El profesor no puede caer tampoco en una balanza desequilibrada en la que sea el único
comprometido. En esta dirección, también ‘el enseñar, no existe sin el aprender’ 5 y como afirma
Philippe Merieau: ‘Ni cuidados maternales, ni abandono. La verdadera enseñanza a todos los
niveles, adopta a la vez el carácter inquietante del encuentro con lo desconocido y el apoyo que
aporta la tranquilidad necesaria.’6 Es decir que el docente es un acompañante constante en la
interiorización del saber del estudiante, brindando las herramientas correspondientes y adecuadas
para ello.

Precisamente, en esta responsabilidad mutua es vital que el docente sea empático con los
obstáculos que cada estudiante sobrepasa al enfrentarse a lo desconocido y encontrar dentro de sí
la codificación correcta para interiorizarlo. Es un proceso que compromete al estudiante
íntegramente, desde el inicio de su día y durante el transcurso de este, por lo que se debe ser
paciente y dentro de la disciplina comprensivo. Sin temor a crear relaciones amorosas y
respetuosas entre quienes están involucrados en el camino de la enseñanza y el aprendizaje,
mediante la implementación de didácticas coherentemente amorosas.

3
Enseñar - aprender. Lectura del mundo – lectura de la palabra. En: Cartas a quien pretende enseñar. Paulo Freire.
Siglo XXI, México. 2006. Pp. 56
4
Ibíd. Pp. 26
5
Ibíd. Pp. 45
6
Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no tenemos por qué elegir. Philippe Merieau. En: Carta a un joven
profesor. Porque enseñar hoy. Grao, Barcelona. 2006. Pp. 25

6
Cuando un maestro se atreve a enseñar desde el amor, es la más grande revolución que se
puede llevar a cabo, pues en contextos desfavorecidos hay mucha necesidad de ello, y es lo que
menos se vive en el aula. En este caso, si bien es cierto que el compromiso con la didáctica es
personal, lo asume cada docente y cada estudiante para entrar en un proceso mutuo,
consensuado de enseñanza-aprendizaje, es también real la responsabilidad que cada educador
tiene a partir de la correcta investigación, de crear didácticas apropiadas para seducir al
estudiante. De esta manera también podemos hablar de una liberación de la didáctica,
descolonizando la propia sensibilidad individual para lograr cambios y transformaciones
verdaderas en lo que parece ‘anormal’.

Hay que recalcar, que si hablamos de la importancia de la constante transformación de la


didáctica, es porque ésta como dice Joan Pages ‘es una tecnología a la vez cultural, específica y
autónoma’.7 Tiene su propia esencia y se adecua al momento, el lugar y las capacidades del
aprendiz. Por ejemplo, un joven de un barrio del Distrito de Aguablanca en Cali, en un contexto
urbano, con cierto acceso a las redes sociales, tiene un interés diferente y una lectura de su
mundo variado, respecto al de un niño que habita en selva amazónica con una cosmovisión en
conexión con la naturaleza y sus tradiciones ancestrales. Entonces, con la premisa de entender el
contexto, la didáctica se adecua para desarrollarse, también en pro de equilibrar la praxis y la
teoría.

¿Qué si el joven debe participar en la construcción de la didáctica? Sí, pero el docente


siempre, aunque su posición sea de aprendiz también, debe tener un norte, tiene que tener una
preparación previa, un estudio que le anteceda, porque es el guía del proceso. Es de alguna
manera una brújula que muestra la meta del aprendizaje. Pero es el mismo estudiante quién tiene
que encargarse con las herramientas que le brinda el maestro, de cruzar el camino, de revisarse
en su interior, reconocerse en sus dificultades y capacidades, con el constante acompañamiento
del docente, para que en el momento en que algo no esté funcionando, se puedan mirar otras
posibilidades, con un corazón abierto a la escucha del estudiante. Es vital escuchar, este un
elemento importante en la niñez y la adolescencia; al joven siempre se le pide escuchar

7
Un punto de vista sobre la Didáctica de las Ciencias Sociales. Joan Pages. En: Revista Didáctica de las Ciencias
Experimentales y Sociales, No. 14, 2000. Pp. 11

7
atentamente instrucciones, pero pocas veces se escucha atentamente sus sentires, que son
cambiantes y fluctuantes. Es por eso que, así como es el sentido común del joven, así debe ser la
didáctica, una transformación constante.

 Conclusiones y reflexiones

Personalmente, respecto a la didáctica me he guiado a través de las teorías de Freire, pues lo


siento cercano al contexto en el que se desarrolla mi proceso educativo. Y de hecho, porque
desde la primaria, pasé por seis instituciones educativas, cuatro públicas, una privada, una
público-privada y puedo decir con toda certeza, que el proceso de aprendizaje que más marcó mi
vida y definió aspectos durante mi adolescencia, fue en una institución pública con énfasis en el
arte y la cultura. Desde ahí, creo firmemente en que el arte es una herramienta movilizadora que
como la didáctica se moldea a los contextos y además desde un lenguaje universal.

Mi relación entre el arte y la didáctica, tiene lugar en la libertad. Pues esta es una búsqueda
que a veces parece utópica en el sistema en el que vivimos, pero a fin de cuentas es uno de los
ideales de la humanidad. Creo que si las personas tal vez se dieran cuenta de que en realidad no
son libres, pueden tener más posibilidad de llegar a serlo. La didáctica por su parte, tiene el fin
de explorar este sentir hasta conducirse a ser causa y efecto a la vez. Si se comienza a libertar la
didáctica en su práctica, la descolonización de la homogenización y rigidez del pensamiento es
inminente. Pero para esto se necesita de una responsabilidad individual a la hora de encontrar la
vocación, en relación con el don pedagógico. Pues si tuve la fortuna de tener acceso a las
expresiones humanas y críticas del arte, fue por la firme intención de mis docentes de renunciar a
los encasillamientos y encaminar un viaje hacía lo inusual. Y esto es más que una hipótesis a
comprobar, como lo planteaba anteriormente, es vívido en experiencia propia.

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Es más que comprobado, que cuando el estudiante tiene libertad de intentarlo, equivocarse,
ser escuchado, corregirse, escucharse a sí mismo y luego encontrarse, por ejemplo en el arte, es
mucho más probable que se cumpla el fin de la educación, que es guiar al humano hacía su
formación integral para encontrar su misión que le llene de plenitud y libertad. Este camino tan
diverso, lleno de aristas, no se le puede emprender con bases rígidas, más bien solidas pero
flexibles a las transformaciones constantes. Veo entonces a la didáctica real como un bamboo,
que es fuerte, resistente, fresco, oxigenado, pero también flexible ante los cambios que traen las
corrientes del viento.

Y el maestro, que tiene una tarea nada fácil, es un transmisor de amor en el fondo, pues quien
en realidad puede llamarse maestro, sabe que no está en su lugar porque no había nada mejor,
sino, porque en sus manos está el abono de cientos de semillas de libertad que pasarán por su
salón. Sabe de la felicidad que es mirar las semillas brotar con avances que a simple vista no se
notan. Es saber que de a poco, la esperanza se siembra en los salones, en las canchas y en esos
lugares que el docente tiene el don de convertir en refugio seguro, como lo es aún para mí mi
colegio. Ahí mismo conocí cinco años después de mi grado las teorías de Freire, en un Pre-Icfes
comunitario con su nombre que me permitió ingresar a la universidad pública, y es por esto que
ahora, mi deuda es con las futuras semillas; las que están por brotar y las no nacidas. Las que
llegarán buscando refugio, o por obligación, pero se encontrarán con su única obligación de
comprometerse en su libertad.

Durante este proceso es importante siempre la réplica, porque cuando algo funciona, queda en
las fibras del ser humano, buscando compartirse con más seres, y ese es mi caso. Funciona la
pedagogía de la libertad, del amor. Funciona la didáctica hacía la libertad, así que es nuestro
compromiso replicarlo y continuar aprendiendo cada día. Si bien el ser humano habita en una
constante transformación, la educación también es un constante aprendizaje.

Para finalizar, hace falta también vivir en un viaje hacía nuestra posición de estudiantes,
entendiendo con empatía que ambos lugares requieren de un esfuerzo y entrega completa del ser,
pues este proceso deja una huella imborrable en cada estudiante, como en cada profesor.

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Referencias Bibliográficas

 Enseñar - aprender. Lectura del mundo – lectura de la palabra. En: Cartas a quien pretende
Enseñar. Siglo XXI, México. 2006.

 Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no tenemos por qué elegir.
Philippe Merieau. En: Carta a un joven profesor. Porque enseñar hoy. Grao,
Barcelona. 2006.

 Un punto de vista sobre la Didáctica de las Ciencias Sociales. Joan Pages.


En: Revista Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales, No. 14,
2000.

 El pensamiento pedagógico y didáctico de Juan Amós Comenio: su papel en la pansofía


Tríadica. Andrés Klaus Rungue Peña. En: Revista Pedagogía y Saberes. No. 36, Universidad
Pedagógica. Bogotá, 2011. Pp.104

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