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30/11/2018 Módulo 2.

Educación y gestión de riesgos

Table of contents
1. Introducción
2. La educación como parte de la primera respuesta humanitaria
2.1. Importancia de la educación en emergencias y desastres
2.2. Retorno a la normalidad
3. El rol de las y los docentes en las emergencias
4. Ejercicios de simulacro y simulación

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1. Introducción
Después de un desastre o emergencia la educación debe considerarse uno de los temas prioritarios, tanto
como la nutrición, la salud, el refugio seguro. Es común que la educación no se conciba como parte de la
respuesta humanitaria y por ello se postergue su continuidad hasta momentos “más estables” dejando de
lado el derecho a la educación de niñas, niños y adolescentes afectados en situaciones de emergencia.
Esto, agrava su bienestar psicosocial y limita los espacios de recuperación y protección, como puede ser
la escuela en estas situaciones. Como se pudo observar en el marco jurídico internacional, la educación
está considerada a nivel internacional una de las primeras respuestas humanitarias ante una emergencia;
de la misma forma debería considerarse a nivel nacional, estatal y municipal.

La educación debe formar parte de la ayuda humanitaria y ser considerada como una prioridad durante las
emergencias y en la recuperación temprana.

En este módulo se aborda ampliamente el papel de la educación como primera respuesta humanitaria y el
rol que tienen las y los docentes como agentes de bienestar de niñas, niños y adolescentes.

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2. La educación como parte de la primera respuesta


humanitaria
La educación es un derecho que, en situaciones adversas, ofrece protección física, psicosocial y
cognoscitiva al ofrecer espacios seguros para el aprendizaje y apoyo emocional a niñas, niños y
adolescentes. También contribuye a reducir los efectos psicosociales causados por emergencias y
desastres, ya que favorece un sentimiento de estabilidad, estructura y normalidad tan necesarios en esas
situaciones, y para el desarrollo de niñas, niños y adolescentes. Asimismo, es el mecanismo para
transmitir mensajes que salvan vidas sobre temas apremiantes de salud, nutrición, refugio, protección que
es útil para niñas, niños y adolescentes y para sus familias.

La desestructuración del tejido social que suele acompañar a estos eventos varía según sea su magnitud,
sin embargo, es común que se presenten otras situaciones asociadas directa o indirectamente a la
emergencia como pueden ser daños en bienes y servicios, afectaciones psicosociales, infraestructura e
instituciones colapsadas, desplazamientos. También puede generar incrementos en la violencia, en el
trabajo infantil, la explotación y trata de niñas, niños y adolescentes (esto como consecuencia del colapso
en las instituciones de protección, del deterioro de la economía familiar y del estrés en madres y padres de
familia, entre otras causas).

En este sentido, la educación actúa como factor de protección al proporcionar conocimientos y desarrollar
habilidades necesarias para desarrollarse en esos nuevos contextos derivados de la crisis. Por ello, la
educación en emergencias es un proceso que permite aprender en lo inmediato cómo manejar el entorno y
cómo enfrentarse a los desafíos que estas situaciones plantean.

Por todas estas razones, la educación debe ser restablecida tan pronto como sea posible, considerando
condiciones mínimas de calidad y acceso (como las establecidas en las Normas INEE y en los CCCs
revisados en el módulo 1).

El pronto retorno a clases permite a las madres y los padres abocarse a las tareas de reconstrucción de
medios de vida, con la seguridad de que niñas, niños y adolescentes están protegidos en las escuelas con
sus maestras y maestros.

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2.1. Importancia de la educación en emergencias y desastres

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2.2. Retorno a la normalidad


Después de una emergencia o desastre aparecen una serie de efectos que son normales ante una situación
anormal (en el sentido que no es algo esperado). Estos efectos pueden variar según el género, la edad, las
experiencias previas en situaciones similares, el apoyo que reciben de familiares y comunidad y el nivel
de afectación que hayan recibido.

Es importante que las personas, y en particular niñas, niños y adolescentes, retomen en la medida que las
condiciones lo permitan, actividades cotidianas, como ir a la escuela, salir a jugar, hacer deporte, entre
otras. Esto proporciona un sentido de cotidianidad y estructura, indispensables en una situación caótica
para reducir de manera significativa los efectos psicosociales como pueden ser el miedo, la angustia, la
incertidumbre y sus posibles repercusiones (en este caso) en el ámbito educativo, como ausentismo,
deserción y bajo rendimiento. Como hemos visto anteriormente, la educación es en este sentido es vital.

Niñas, niños y adolescentes, así como sus maestras y maestros pueden requerir de tiempo para recuperar
ese sentido de normalidad, sin embargo, es indispensable que, a la brevedad, se articulen acciones que lo
favorezcan.

Posterior a los sismos en México de septiembre de 2017, el Sistema Nacional de Protección Integral de
Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) y la Secretaría de Educación Pública (SEP), se dieron a la tarea
de elaborar el documento Los primeros días en el aula: Guía para docentes, que tuvo por objetivo ofrecer
a las y los docentes orientaciones y actividades para retornar a la “normalidad” después de un evento
adverso. Reconociendo que, las y los profesores tienen, en los primeros días del regreso a clase, el reto de
crear condiciones adecuadas para dar continuidad al proceso educativo y generar un ambiente propicio
para el aprendizaje y la convivencia.

Regresar a la vida ordinaria puede ser complejo si hubo daños físicos y emocionales en las personas o
familias, o bien en el entorno, como destrucción de viviendas, centros de trabajo, escuelas, servicios
públicos, transporte, etc., por lo que los primeros días son importantes para colocar las bases de una
nueva etapa (SIPINNA, 2017).

Es importante mencionar que esto es un proceso gradual y que el retorno a clase y la “normalidad” no
significan retomar lo académico como lo dejamos antes de la emergencia o evitar mencionar el
evento por el que la comunidad educativa ha pasado.

Retomar la normalidad significa, como ya hemos apuntado con anterioridad, ofrecer actividades
estructuradas que permitan a niñas, niños y adolescentes procesar las emociones sobre el evento vivido y
encontrar un orden en el caos, con la intención de disminuir los efectos psicosociales en ellas y ellos.

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3. El rol de las y los docentes en las emergencias


Quizá como docente te haya tocado enfrentar una situación de emergencia mientras estabas en tu salón de
clase, o quizá no, en todo caso la pregunta seguiría siendo ¿sabes qué hacer si ocurre una emergencia?, ¿te
has preguntado sobre lo importante que eres como figura docente para tus alumnas y alumnos? y ¿para la
comunidad durante y después de ocurrido un desastre?

Niñas, niños y adolescentes pasan la mayor parte de sus vidas en la escuela, con sus maestras y maestros;
generalmente recurren a ellos porque confían en sus conocimientos y capacidades para apoyarlos, esperan
que los docentes los acompañen y los guíen, que los ayuden a ponerse a salvo, que los consuelen y que
los ayuden a entender lo que sucedido.

En los primeros momentos después de una emergencia o un desastre y en los días posteriores, son los
docentes quienes pueden apoyar emocionalmente a niñas, niños y adolescentes al ofrecer espacios para la
elaboración del suceso traumático, donde pueden canalizar sus sentimientos y emociones. Sentirse
escuchados los hace sentir respetados y queridos, les ayuda a preparase mejor para reiniciar las
actividades escolares y enfrentar la situación que viven.

En el módulo 4 de este curso nos referiremos a algunas estrategias concretas que puedes aplicar en el aula
y en momentos de crisis.

Durante las etapas de recuperación y reconstrucción es importante que niñas, niños y adolescentes
puedan adquirir conocimientos sobre reducción de riesgos de desastres, que les permitan prepararse y
prevenir por si se presentan nuevas situaciones. Más allá de estas etapas, el personal docente debe
reconocer lo fundamental que son sus enseñanzas y el alcance que estas puedan tener en la vida de las
personas.

El siguiente ejemplo muestra lo descrito con anterioridad y también sobre cómo estos conocimientos
pueden incluso facilitar la intervención de los profesores si la emergencia sucede durante las horas de
clase.

Puedes leer la historia completa en 


http://mnj.gov-online.go.jp/kamaishi.html

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4. Ejercicios de simulacro y simulación

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