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Artículo publicado en: Antonio Ibarra y Guillermina del Valle, Coords, Redes sociales e
instituciones comerciales en el imperio español, siglos XVII a XIX. Instituto Mora/ Facultad
de Economía UNAM. México, 2007: Pp. 41-83.
EL ESCENARIO CENTRAL
Lo que voy a proponer es la aproximación a un conjunto de eventos ocurridos en el
principal puerto de la Nueva España que involucran la actuación de individuos insertos
en solidaridades colectivas hechas de complicidad y confianza, a menudo basadas en las
relaciones familiares extensas y que se desarrollaron en el interior de un sistema que
más o menos funcionaba, es decir, en un espacio en construcción como lo fuera la
Nueva España de esa época. Esta reflexión arranca de la posibilidad de mostrar parte de
las mallas inconclusas que caracterizaron a la transición capitalista del XVII en un
contexto a la vez central y periférico: el del tráfico de la Carrera de Indias, por una
parte, y, por la otra, el de la América española dominada por un imperio que en esa
época, lejos de decaer, lo que hizo en realidad fue nunca llegar a despegar. El énfasis
1
Este trabajo forma parte de una investigación más amplia sobre la historia colonial del puerto de
Veracruz y su litoral sur, llamada ―costa de Sotavento‖ (Tierra adentro, mar en fuera: el puerto de
Veracruz y su litoral a Sotavento, 1519-1821). Las siglas de los archivos mencionados son: AGNM
(Archivo General de la Nación/México): en especial los ramos de Inquisición, Inquisición/Lote Riva
Palacio, Real Fisco de Inquisición, Reales Cédulas Originales y Tierras, AGI (Archivo General de Indias
de Sevilla), AHNM (Archivo Histórico Nacional de Madrid, en especial Inquisición Relaciones de causas
de fe), AIC (Archivo de la Inquisición de Cartagena de Indias, Colombia), ANOR (Archivo Notarial de
Orizaba, Veracruz), ANTT (Arquivo Nacional do Torre do Tombo, Lisboa), AMB (Arquivo Municipal
da Bahía, Brasil), BN (Biblioteca Nacional, México) y BNM (Biblioteca Nacional, Madrid, España).
Agradezco a la John Simon Guggenheim Memorial Foundation el apoyo económico para financiar parte
de la investigación.
2
puesto aquí en la Nueva España, y en particular en una de tantas redes comerciales que
crecieron y se extinguieron en ella en esa época, ofrece la oportunidad de mostrar las
vinculaciones de esta ―periferia‖ nada menos que con el ―núcleo‖ central mismo de un
capitalismo comercial que se trasladaba al norte de Europa en el justo momento de la
separación entre las coronas de España y Portugal. Por lo mismo, ésta es una historia
que empieza en Veracruz y termina en Ámsterdam.
Pero en el contexto de ese gran proceso de transición, en donde las limitantes
institucionales eran aún demasiado débiles, las redes comerciales resultaban muy
efímeras, dado que dependían de circunstancias muy cambiantes y estaban sujetas a
variaciones cualitativas que dificultan su encuadramiento actual a través de una sola
herramienta, el análisis de redes sociales.2 Las formas de socialización que se
establecieron en la Nueva España se fundaban principalmente en las estructuras
familiares y de parentesco, en una diversidad de situaciones que derivaban tanto de las
estructuras preexistentes como de las originadas en la Europa medieval, trasladadas a
América en el proceso de colonización. Estas formas, que iban de la familia extensa
cohesionada por los lazos de sangre a la construcción de redes de sociabilidad de muy
diverso tipo, tendían a reforzarse en tanto tuvieran que preservar intereses construidos
en su seno. Es por ello que el análisis de las redes comerciales, o el de las estructuras de
poder de ese periodo, se entremezcla con el tema de las relaciones de parentesco y
confianza, aun cuando la pertenencia a estas redes no excluyera la participación en otros
tejidos de relaciones.3 De manera general, este tipo de lazos se encontraba entonces
2
Que ha sido principalmente diseñada por la sociología y la antropología: dos disciplinas particularmente
sincrónicas y especialmente reacias a considerar la historicidad de los hechos sociales. Otras conclusiones
se desprenden de todo esto y tienen que ver con la manera de abordar y representar estas relaciones sin
perder la aprensión holística de los hechos históricos. Dicho de otra manera: ¿Es posible enredar a estos
comerciantes, que sobrevivían en una playa inhóspita, en las mallas tupidas de la regularidad y el
comportamiento lógico y ―económicamente correcto‖? Porque también, al poner el énfasis en esta parte
de la red atlántica portuguesa, además de obviar sus relaciones múltiples, hemos debido trasladar los
hechos a la centralidad del escenario de estudio (en este caso, Veracruz), aun cuando el verdadero centro
de este fragmento de la red atlántica haya sido en realidad la ciudad de México, de cuyo Consulado
dependía el principal puerto de la Nueva España; y que el nodo en el que confluían todas las relaciones
del grupo haya sido, como veremos, el patriarca religioso y económico que en ella residía.
3
Véase acerca de esto el artículo de Michel Bertrand, ―Las redes de sociabilidad en la Nueva España:
fundamentos de un modelo familiar en México (siglos XVII-XVIII)‖en Georges Baudot (comp.), Poder y
desviaciones: génesis de una sociedad mestiza en Mesoamérica, México, Siglo XXI Editores/CEMCA,
1998, p.p. 103-133. El mismo autor ensaya aquí una definición que puede sernos útil: ―Por red de
sociabilidad entendemos el conjunto permanente o temporal de vínculos de naturaleza diversa que unen a
los individuos entre sí. Estos lazos constituyen una verdadera organización social que rige al conjunto de
los individuos unidos de esa manera. Suponen entre los participantes lazos de solidaridad del mismo tipo
que los existentes en un linaje. Pero a diferencia de este último, reúnen a individuos relacionados también
por lazos de dependencia. El conjunto de esos vínculos los lleva a actuar de manera colectiva en una
misma dirección para la obtención de resultados que interesan, si no directa y simultáneamente, a la
totalidad de sus miembros, por lo menos a una fracción importante de ellos. Esta acción se organiza
entonces en torno a un elemento dinámico o central de la red que impulsa el movimiento hacia el todo‖.
3
sujeto a eventualidades como las que veremos adelante, que podían implicar cambios
bruscos y acontecimientos inmediatos que impiden hasta hoy considerar estas
vinculaciones como inmóviles.
Y ya ubicándonos en el escenario de los hechos, se suele decir siempre que la
Veracruz era la puerta y garganta de las mercaderías y la plata, el único puerto
autorizado de la Nueva España y, por lo mismo, un foco de atención del imperio en esta
parte de las Indias.4 Pero mucho de su desarrollo es contradictorio, pues su evidente
fortaleza parece más hecha de una suma de debilidades, de porosidades internas y de
paradojas combinadas, apenas flotando sobre un océano de negocios: justo como las
paredes de las casas y fortalezas de esta ciudad hecha de mar, que combinan el ladrillo y
la madera con la piedra múcara de las madréporas de sus vecinos arrecifes. Tan
inestable como su asentamiento, la Veracruz terminó por imponerse gracias a las
presiones del mercado, aún bajo las condiciones precarias impuestas por su fragilidad.5
Sin embargo, hay un aspecto digno de recalcar en todo esto: si la Veracruz se
mantuvo, creció dificultosamente como ciudad y sobrevivió para la posteridad, no fue
fundamentalmente por el gran comercio de la famosa Carrera de Indias —pues para
ésta no era más que una terminal de la ciudad de México—, sino por la más intensa y
constante actividad del tráfico de cabotaje, de contrabando y el sostenido legal e
ilegalmente con otras colonias americanas, en donde redes como ésta florecieron.
Porque a fin de cuentas, la Carrera solamente representaba una parte de la totalidad de
los intercambios,6 aparecía en primer plano pero no era lo definitivo. Fue más bien el
bullir de las actividades modestas pero constantes lo que hizo posible la supervivencia
del puerto en condiciones de extrema debilidad, así como su posterior desarrollo al
margen del debilitado monopolio sevillano.
En lo que se refiere a los mercados, aquí habrá que distinguir entre tres pisos
dentro de la circulación que se entremezclaron y que, al mismo tiempo, se desarrollaron
de manera independiente, dependiendo de las fluctuaciones del mercado y de los
cambios generales: el comercio intercontinental, el interamericano y el local. 7 Es en el
4
―Es Gobierno Político y Militar de los de primera atención en Indias‖, como dice un informante
anónimo en 1785: Anónimo, Índice comprensivo... BNM, Ms. 22572, 1785.
5
El viajero alemán Alejando de Humboldt, hacia 1802, llegó a decir que en su vida había visto clima más
insano y características menos idóneas para la ubicación de un puerto. Posiblemente el único puerto
americano que supera a Veracruz en esto haya sido Portobelo, desaparecido en ese siglo en el Istmo de
Panamá.
6
Su estudio actual en el comercio atlántico es algo así como una ―historia oficial‖, que impide ver
muchos detalles regionales y particulares.
7
Fernand Braudel, en su pequeño libro La dinámica del capitalismo, México, FCE, 1986, p, 11-12 que
resume su imponente Civilización material y capitalismo, desglosa esta transición: ―Lo que me parece
primordial en la economía preindustrial es, en efecto, la coexistencia de las rigideces, inercias y torpezas
4
de una economía aún elemental con los movimientos limitados y minoritarios, aunque vivos y poderosos
de un crecimiento moderno. Por un lado están los campesinos en sus pueblos, que viven de forma casi
autónoma, prácticamente autárquica; por otro, una economía de mercado y un capitalismo en expansión
que se extienden como una mancha de aceite, se van forjando poco a poco y prefiguran ya este mismo
mundo en el que vivimos.‖
8
Desde antes de la unión de las dos Coronas, un artificio de los portugueses era cruzar la raya de
Portugal, asentarse en Sevilla o en Extremadura, españolizarse y luego pasar a las Indias de Castilla.
Diego Santiago del Riego, un fiscal de Santo Domingo lo expresaba así en 1563: ―Los extranjeros, en
especial portugueses, han hallado una invención para pasar a estas partes y comerciar, y es que teniendo
su naturaleza, casa y familia y hacienda en Portugal, vanse a un lugar de la corona de Castilla y piden
vecindad y dánsela, y como vecinos pasan a estas partes‖ (Citado por Marcel Bataillon, ―Santo Domingo
‗era Portugal‘‖, en B. García Martínez, et al., Historia y sociedad en el mundo de habla española.
Homenaje a José Miranda, México, El Colegio de México, 1970, p. 115).
9
Lo que Pierre Vilar llama ―el irrealismo español‖, el divorcio ―entre su manera de vivir y su manera de
producir‖ (P. Vilar, ―Le temps du Quichotte‖, Europe. Enero1956: 1-16).
5
10
Según Fernand Braudel, ―el sistema portugués, extendido a las dos orillas, africanas y americanas del
Atlántico, constituye una inmensa red que se expande a través del nuevo mundo en una decena o en una
veintena de años. Esta viva expansión es forzosamente un hecho de importancia internacional. Sin ella,
Portugal no se hubiera ―restaurado‖ en 1640, es decir, no hubiera recobrado su independencia de España.
Explicar la restauración, como se hace de ordinario, por el florecimiento del azúcar brasileño, no sería, en
todo caso, suficiente […] La plata clandestina del Potosí, gracias a los nuevos cristianos portugueses,
prestamistas de Felipe IV el Rey Planeta, se unirá así con la plata oficial, regularmente desembarcada en
los muelles de Sevilla.‖ Fernand Braudel, Civilización material, economía y capitalismo…, tomo 2,
Madrid, Alianza Editorial, 1984, p.130-131.
11
La bancarrota de 1627 obligó a sustituir a los banqueros genoveses por los portugueses, y quien
favoreció esta medida en el Consejo de Hacienda fue el principal asesor o valido del rey: el conde duque
de Olivares. Una de las estrategias de los ricos conversos portugueses consistió en efectuar ―asientos de
anticipación‖, es decir, préstamos de dinero a la Corona a cambio del disfrute de una renta determinada,
especificando el tiempo del disfrute y la cantidad a percibir. Así, el 66 por ciento de las operaciones
realizadas en vellón por los portugueses en esta época se ajustaron a cambio de arrendamientos de rentas,
prorrogaciones en el disfrute de las mismas, o garantías de exclusividad ante la oferta de algún otro
arrendador, todo lo cual los había convertido en los dueños virtuales de las aduanas y los puertos (como
lo demuestra Rafael Valladares, Felipe IV y la restauración de Portuga, Málaga, Editorial Algazara,
Málaga, 1994, p.p. 199-235. Sobre esta estrategia véase también: Frédéric Mauro, Le Portugal et
l’Atlantique au XVIIe siècle, 1960. Asimismo, sobre el origen de las redes comerciales portuguesas: J.
Gentil da Silva, Stratégie des Affaires à Lisbonne entre 1595 et 1607. París, 1956.
12
Nicolás Broens, Monarquía y capital mercantil: Felipe IV y las redes comerciales portuguesas (1627-
1635, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 1989. El uno se refería a la concesión exclusiva para
introducir esclavos de Angola, el Congo y Guinea en la América hispana, y el otro a las ―provisiones‖ y
préstamos de los financieros portugueses a la Corona española.
13
Algunos de los argumentos antisemitas y antiportugueses más duros de la época provienen de Francisco
de Quevedo, uno de los autores más conocidos del Siglo de Oro español: Execración contra los judíos.
Crítica, Barcelona, 1996. Se trata de un texto de 1633 contra ―la blasfema obstinación de los judíos que
hablan portugués‖: ―Porque‖, dice, ―los judíos hacen con nosotros lo que Satanás hizo con Cristo (…) el
propio metal acuñan que Satanás‖. Bartolomé de Legasa, uno de los secretarios del ministro de la Real
Hacienda exclamaba, durante la escasez de fondos de 1646 (motivada por la persecución) que ―estos
6
vez de la circulación de mercancías y recursos, o, dicho de otro modo, del comercio que
en ellas se llevara a cabo.14 Y es que en la plena expansión de los inicios del siglo, la
Corona española no disponía de un sistema para movilizar sus ingresos dentro del
mismo imperio, o para trasladar la plata hacia las diversas plazas en donde se requería,
teniendo que recurrir precisamente a estas redes de comerciantes, los que ponían a
disposición de la Corona tanto el crédito necesario, las letras de cambio y los endosos,
como la transferencia de los ingresos y recursos en metálico. Además, la concesión en
Castilla de ―cartas de naturaleza‖ para el comercio con América, más todos los
privilegios anteriores, permitían la inserción de estas mallas de intereses en todas las
áreas del comercio.
Por su parte, y en lo que concierne a la Nueva España, la mayoría de los
portugueses establecidos en ella desde fines del XVI participaban de esta gran red de
transacciones y servicios: traficando negros esclavos de Guinea, Angola y el Congo,
cacao de Venezuela y Guayaquil, perlas de la isla de Margarita, plata y harinas, telas
europeas y asiáticas, metales preciosos y diversos productos americanos y europeos,
cuyo centro de distribución se hallaba precisamente en Veracruz, extendiéndose a
algunos puntos estratégicos del interior (la ciudad de México, Puebla, Guanajuato,
Querétaro, Taxco, Pachuca, Guadalajara, Zacatecas, las minas del norte y Acapulco).
Además, ante una serie de privilegios obtenidos por las cláusulas del asiento de negros
—entre ellos los de incautar esclavos de contrabando, revisar las cargas de los navíos,
interferir en la formación y control de las milicias de negros y mulatos, intervenir en el
control de las Lonjas de comerciantes y ejercer ciertas funciones tributarias en los
puertos habilitados como factorías de los asientos— la presencia de estos mercaderes se
hacía cada vez más indispensable mientras que los síntomas de rechazo a sus
actividades se venían acumulando en todo el imperio hispano-portugués. Y es que desde
la unión de las dos Coronas en 1580, los españoles, principalmente en América, no
acababan de integrar a los portugueses como súbditos de la Corona ni los aceptaban
totalmente, acusándolos en conjunto de practicar el judaísmo, lo cual era un buen
portugueses son aquellos que ni negocian con SM ni arriendan sus rentas, sino un género de gente que
trata con el dinero en cambios secos y otras negociaciones perniciosas, atravesando la negociación y
dando ley a los cambios‖.
14
Recordemos que en lo general, el imperio español estaba ya comercial y financieramente dominado por
genoveses, portugueses, ingleses, flamencos, alemanes y holandeses, que operaban en Sevilla, el corazón
mismo de las transacciones de la Carrera de Indias. Para darnos una idea de esta presencia, habría que
subrayar que, según Broens, en 1640 había 2 mil comerciantes portugueses de todo tipo solamente en
Sevilla y Madrid. Por lo mismo, el periodo de unión de las dos coronas, las seis décadas del imperio
―hispano-portugués‖, marca un hito importante en el primer impulso a la globalización de cuatro
continentes. Cfr. Serge Gruzinski, Les quatre parties du monde. Histoire d’une mondialisation, Turín,
Éditions de la Martiniêre, 2002.
7
pretexto para aplicar un criterio exclusivista según los intereses del Estado español y sus
mecanismos de represión político-religiosa. Los portugueses, por su parte, nunca
acabaron tampoco de considerar como propio al monarca español, conservando Portugal
su autonomía bajo una especie de ―dominación,‖ lo que terminó por empujarlos hacia la
―infidelidad‖ desde 1640.15 En América, como bien se sabe, ―portugués‖ era sinónimo
de ―judío,‖ ―judaizante‖ o ―cristiano nuevo‖.
A este clima de creciente animadversión se vino a sumar el hecho de que las
rutas comerciales se hallaban, desde entonces y por lo mismo, severamente afectadas o
cada vez más fuera del control directo de la Corona española. En estas circunstancias, y
una vez habiendo triunfado en su guerra de independencia —en su ―restauración‖ y
separación de la Corona española— se aceleró desde 1641 el hostigamiento contra los
portugueses, año crucial en el cual, además, la flota no había arribado de España por los
constantes ataques de los piratas holandeses en el Caribe.16
Así, dentro de los sucesos que se desencadenaron en la Nueva España a partir de
entonces, quedó al descubierto la existencia previa de una extensa filigrana de rutas
comerciales y financieras, paralelas al comercio oficial y controladas por los conversos,
que atravesaban el Pacífico, desde el Perú hasta las islas Filipinas, y que cubrían todo el
entorno del Atlántico de Sevilla y la costa occidental de África, el Brasil y,
eventualmente, Venecia, Génova, Burdeos, Ruán y Ámsterdam.17
Y si acercamos la mirada hacia el principal puerto de la Nueva España, las
actividades primordiales de los lusitanos se concentraban claramente en siete campos de
actividad económica relacionados entre sí, que se habían ido creando —sobre todo y a
partir de las licencias para la introducción de esclavos africanos— en el ámbito del
15
La guerra de independencia de Portugal se produjo 14 meses después de la derrota de la monarquía
española en el Mar del Norte y a 23 semanas de iniciada la rebelión de Cataluña. Habiendo triunfado en
1641 con la ascensión del duque de Braganza al trono portugués (Juan II), se convirtió en una guerra de
27 años, hasta los tratados de 1668, cuando España admitió su derrota en todos los frentes y recibió a
cambio la posesión de Ceuta, en el norte de África. ―Su revuelta fue la más coherente, un bloque sin
fisuras de todo un pueblo; con algunas adherencias de tipo económico y social que no restaron un ápice a
su carácter de revolución política, de revolución nacional, y por ello fue la única que triunfó‖, dice
Antonio Domínguez Ortiz, ―Prólogo‖ a J. H. Elliott, et al., 1640: La Monarquía hispánica en crisis,
Barcelona, Centre d‘Éstudis d‘Historia Moderna Pierre Vilar/ Editorial Crítica, 1992, p. 11.
16
Véase nuestro libro Contra viento y marea. Los piratas en el Golfo de México, México, Plaza Janés,
2004, en donde analizamos la piratería como parte del continuum comercio legal, ilegal, contrabando y
piratería: un fenómeno que no puede solamente atribuirse al ―enemigo‖ sino como parte de la dinámica de
la corrupción en el seno del mismo imperio español. También en 1641, y como preámbulo a la guerra de
independencia, Portugal perdió temporalmente el control sobre sus fuentes de aprovisionamiento de
esclavos y azúcar, a apoderarse Holanda de la importante colonia de Angola y de una parte del Brasil.
17
Tomando a la red atlántica portuguesa en su conjunto, podemos decir que los principales puertos de
abastecimiento y de salida eran, en orden de importancia, Lisboa, Oporto, Viena, Pernambuco, Sevilla,
los del norte de España y los puertos franceses del Atlántico. La amalgama que cohesionaba todo esto era
un eficiente sistema de transferencia de pagos al que los historiadores europeos han llamado Atlantic
Paysystem.
8
comercio intercolonial del Gran Caribe (comercio que crecía a la par de la decadencia
creciente de la Carrera), en el de cabotaje hacia el sur de la Nueva España y Yucatán y
en los entresijos del comercio con España. Fue así como a partir de varias ciudades
fueron creando una auténtica red comercial capitalista, toda una tupida malla de
relaciones de intercambio de mercancías y esclavos, servicios fiscales, financieros y de
información, dado que a través de esas rutas circulaba también una parte del correo
escrito oficial.18 Tenían incluso personas, socios, sucursales y colonias mercantiles en
varios puertos del Caribe insular y de Tierra Firme. Así, la red se desarrollaba en varias
esferas de actividad:
1) Como factores o rendeiros de los asientos y el tráfico negrero: considerando a
éstos como la obligación contractual entre el monarca y los comerciantes a cambio de
un pago convenido por la prestación de un servicio. Así, la introducción de esclavos por
las compañías portuguesas a Nueva España tuvo su principal factoría en Veracruz entre
1590 y 1640, contándose aproximadamente unos 70 mil los que llegaron con registro en
ese periodo,19 y un 10 por ciento más los introducidos por las vías del contrabando. A
pesar de su importancia local, los negreros oficiales y ―sueltos‖ en realidad dependían
del centro de la red comercial que se ubicaba en la ciudad de México y que dirigía
Simón Váez Sevilla, originalmente vecino de la ciudad andaluza. Como puede
deducirse de los documentos, los negreros de Veracruz20 no eran más que agentes de los
establecidos en la capital. La ciudad de México era el centro del tráfico esclavista de la
Nueva España y Veracruz el puerto de desembarco, base de la factoría y cauce hacia la
capital. Por otro lado, —como ocurrió con los asientos esclavistas posteriores— el
18
Podemos decir que la información era la principal arma para el control de rutas y asociaciones de
comerciantes: Al transportar metálico, papeles y documentos oficiales, quienes controlaban las rutas se
enteraban del comportamiento de los precios, de noticias varias (entre ellas y con antelación de las
cédulas y edictos que les eran contrarios) y de las fluctuaciones de los mercados. Esta información
circulaba y se guardaba celosamente en el seno de una comunidad basada en un complejo tejido de
confianzas mutuas, las que sólo serían rotas por la labor represiva y de ―contrainteligencia‖ del Santo
Oficio de la Inquisición. Una vez hechos prisioneros, eran ampliamente interrogados para obtener
información acerca de sus contactos y transacciones. El Tribunal del Santo Oficio ejercía entonces un
papel estrictamente político para la salvaguarda de los intereses de la Corona.
19
Enriqueta Vila Vilar, Hispanoamérica y el comercio de esclavos, Sevilla, EEHS, 1977, p. 207.
20
Los factores de Veracruz se instituyeron desde 1596 y fueron: Francisco López Enríquez (1596-1601),
Juan Fernández de Moza (1602), Manuel Carrillo, con su Guarda Mayor y escribano Martín Cabral
(1603-1604), Francisco López (1605-1616), Tomás de León (1617-1622), Alfonso Váez de Oliveira, con
su Guarda Mayor Luis Pereira (1623-1633), Francisco Sánchez de Sosa (1632-1635) y Fernando
Rodríguez (1636-1641). Antonio, el hermano de Francisco Sánchez de Sosa, fue uno de los principales
factores en Cartagena de Indias. Por su parte, el primer factor, Francisco López Enríquez, fue acusado en
su tiempo de delitos contra la fe. BN, Archivo Franciscano, caja 66, exp. 1218, 1601-1606, ―Proceso
contra Francisco López Enríquez, portugués, mercader de negros, por judaizante‖.
9
comercio de esclavos no era tan jugoso en sí mismo, sino más bien, se erigía como un
parapeto autorizado que encubría la introducción ilegal de otras mercancías.21
2) Como introductores de cacao. Precisamente, el comercio del cacao
venezolano, que fue de hecho iniciado por esta red desde 1621, se creó gracias a una
creciente demanda: importándose a la Nueva España en virtud de la crisis agrícola que
no permitía cubrir las necesidades del consumo novohispano y de la redistribución a
Europa.22 Y es que después de 1620, Venezuela se había convertido en una plantación
al servicio del mercado novohispano: entre 1620 y 1650, el 99% de las exportaciones
venezolanas iban a la Nueva España. Este comercio se realizaba en fragatas propiedad
de miembros de la red que transportaban el cacao desde Maracaibo o desde La Guaira
(Caracas) hasta Veracruz, y que navegaban de regreso al Caribe con harina y trigo del
valle de Puebla, loza, plata labrada particular, y luego también, con la moneda metálica
que el virrey de Nueva España —aprovechando esta red de fragatas— distribuía para el
pago de la administración militar y civil de un fragmento del Caribe español: el llamado
situado de la plata. Las naves de tráfico del cacao pertenecían en su mayor parte a
contratistas venezolanos, a los Fernández Gramajo (judíos portugueses de Cartagena), a
algunos de los lusitanos vecinos de Veracruz y a Simón Váez Sevilla. De hecho, este
tráfico, que iba en ascenso antes de la persecución, se suspendió totalmente entre 1641 y
1645, recuperándose significativamente hasta finales del siglo.23
21
Habrá que decir, sin embargo, que en algunos años de prosperidad del tráfico negrero, el pago de
derechos por la introducción de esclavos de Angola, superaba al almojarifazgo del 10 por ciento por la
entrada de la flota. Como ocurrió en el lapso de marzo de 1638 a junio de 1639, cuando, de 297 mil 111
pesos cobrados por la Caja Real de Veracruz, 59 mil 55 correspondieron a la flota y 85 mil 380 a
derechos de esclavos introducidos. Véase: Klein, Herbert S. y John J. Te Paske, Las Cajas de la Real
Hacienda de la América española. Siglos XVI a principios del XIX. [Veracruz.xls, Carlos Rodríguez
Venegas]. Disco compacto. El Colegio de México/ INAH/ Facultad de Economía UNAM. México, 2004
22
Un 12% del cacao introducido no procedía del Caribe sino del puerto de Guayaquil, en el Reino de
Quito. Se introducía a través de Acapulco y se redistribuía desde México y Veracruz. Este cacao era más
barato y amargo: era consumido por los pobres y bebido con azúcar, aumentando la demanda de este
último producto. Uno de los actores de este tráfico fue Francisco López de Fonseca, quien residió por
temporadas en Santa Fe de Bogotá, Riobamba (Ecuador), Quito, Guayaquil y Acapulco. La persecución
lo sorprendió en Orizaba.
23
Eduardo Arcila Farías, La economía colonial de Venezuela, México, FCE, 1946. Este mismo autor
describe lo que fue la llamada ―feria del cacao‖ en el puerto de Veracruz, desde la primera mitad del
XVII. A mediados de la siguiente centuria era ya el 80 por ciento de cacao venezolano el que se conducía
a Veracruz, mientras que el total consumido ascendía a unas 322 mil 664 fanegas.
10
60000
50000
40000
30000
20000 Fanegas
10000
0
1621- 1641- 1661- 1681-
1625 1645 1665 1685
24
Algunos de los vecinos menores de la red, como Duarte Castaño, empleaban grupos de negros libres
armados –sus propias guardias o mesnadas- para obligar al pago del tributo, del que se guardaban una
comisión, a las comunidades renuentes en la Veracruz Nueva (Medellín, Tlalixcoyan, Tlacotalpan…), en
Cosamaloapan y en Coatzacualco. En esta última jurisdicción, uno de los acusados en 1642, Jorge
Serrano, había sido organizador de milicias de pardos y morenos, y luego, Corregidor y visitador de la
Real Hacienda precisamente en el ramo de los tributos de los indios. Cfr. Antonio García de León, ―Las
11
milicias de pardos y morenos en el Veracruz del siglo XVIII: una aproximación general,‖en Ejércitos y
rebeldes. XXV Jornadas de Historia de Occidente, Jiquilpan, Mich., CERMLC, 2005, p.p. 75-90
25
AGNM, RFI, 18, ½. Ff. 5-84, 1644, ―Relación de bienes y deudores de Fernando Rodríguez,
reconciliado‖.
26
Esto puede verse por ejemplo, en las donaciones que Antonio Méndez alcanzó a hacer a sus hijos
tenidos con negras de Angola (AGNM, RFI. 43, 14: 172-177, 1642-1643) meses antes de su aprehensión,
de seis mil pesos a cada uno, ―de cinco por ciento al año, que son trescientos pesos…‖
12
27
AGNM, RCO, 32, 14: ff. 34-35v., 1704, ―Contra funcionarios mulatos de origen portugués en la Vera
Cruz Nueva‖.
28
Abraham Cahen, ―Les Juifs de la Martinique au XVIIe siècle‖ en Revue d’Études Juifs, 2, 1981, pp. 93-
122.
29
Oruno D. Lara ha detallado la red en Curazao: ―Marchands juifs à Curaçao‖ en Caraïbes en
construction : espace, colonisation, résistance. t. I, CERCAM, Epinay sur Seine, 1992, p.p. 219-146.
También Linda M. Rupert, Rethinking Curaçao’s Commercial History. Some Initial Notes on the Role of
Black Seafarers and Jewish Merchants in the Early Modern Period (1648-1790). Ms. Duke University,
2003.
30
Manuel Alvarado M., La ciudad de México ante la fundación de la Armada de Barlovento, 1635-1643,
México, El Colegio de México/Universidad de Puerto Rico-Río Piedras, 1983. También: AHNM,
Diversos, 31, doc. 47, 3 junio 1637, ―Despacho del Cabildo de México a los Oficiales Reales de Vera
Cruz para el cobro del servicio de los 200 mil pesos destinados a la fundación y sustento de la Armada de
Barlovento, en virtud de la provisión del Marqués de Cadereyta de fecha 7 de enero de 1637.‖
31
Los portugueses eran muy influyentes pero no los únicos ni los más poderosos en ciertas áreas del
imperio. Con fortunas de 200 mil pesos o más, y sus contactos comerciales internacionales, establecieron
posiciones de fuerza diversas, pero el comercio directo con las Indias, organizado alrededor de la
Carrera, estuvo lejos de ser monopolizado por ellos.
13
arterias que permitían su existencia como tal. Destruirlas significó, como veremos, un
daño irreversible.
32
Solange Alberro, Inquisición y sociedad en México, 1571-1700, México, FCE, 1988. También: Stanley
M. Hordes, The Crypto Jewish Community of New Spain, 1620-1649. A Collective Biography Ph. D.
Thesis. Tulane University, 1980, y Robert Ricard, « Pour une étude du judaïsme portugais au Mexique
pendant la période coloniale », Revue d’Histoire Moderne. Paris, 1939, p.p. 459-471.
33
Debida a la declinación del conde duque de Olivares, supuestamente favorable a los portugueses y a la
expansión de sus negocios. Cfr. Antonio Domínguez Ortiz, Los judeoconversos en España y América,
Madrid, Ediciones Istmo, 1971 (Fundamentos; 11)
34
La guerra de independencia de Portugal, que estalló en junio de 1640, estuvo bajo la dirección del
duque de Braganza, nada menos que cuñado del virrey de Nueva España y quien se proclamó rey de
Portugal con el título de Juan IV, separándose de la corona de Castilla.
14
35
Comisionado por la Corona para inspeccionar la conducta de los Oficiales Reales y de los ministros de
la Iglesia.
36
Jonathan I. Israel, Razas, clases sociales y vida política en el México colonial, México, FCE, 1980, p.
213. También: AGNM, Inquisición, 407, ff. 439-442, 1641. El virrey duque de Escalona era viudo de una
hermana de Braganza. A los ojos de la Corona, todos estos sucesos estaban encadenados por relaciones
familiares que se tejieron alrededor del conde duque de Olivares, Gaspar de Guzmán: recuérdese que
estalló también en esos meses una rebelión en Andalucía, encabezada por el Marqués de Ayamonte y el
duque de Medina Sidonia; y que éste último, don Gaspar de Guzmán y Sandoval, era pariente y
homónimo del conde duque de Olivares y hermano de doña Luisa de Guzmán, esposa del mismísimo
Braganza.
37
Pues en especial, gran parte de los ataques se dirigían contra un personaje supuestamente protegido por
el virrey, el comerciante portugués sefardí Sebastián Váez de Acevedo, encargado del abastecimiento de
provisiones y municiones de la Armada de Barlovento, mientras su hermano mandaba un destacamento
de infantería en la ciudad de México. El virrey Escalona los defendió a capa y espada, minimizando los
rumores de riesgo, pues según él, eran oficiales leales con muchos años al servicio del Rey. Sebastián y
Luis Váez de Acevedo eran, además, gruesos introductores de esclavos de Angola: véase, por ejemplo:
AGNM, Tierras. Vol. 3259, ff. 106-362v, 1615-1626: ―Cuentas en lengua portuguesa de introducción de
esclavos a Veracruz, en los navíos Nossa Señora de Nasaré y Nossa Señora de Ayuda‖.
15
caudales y fortunas, los que terminaron en poder del Real Fisco de Inquisición, la
administración del Tribunal del Santo Oficio: no sin antes haberles arrancado un
―donativo,‖que muchos dieron por temor a mayores represalias.38
Pero a los ricos comerciantes portugueses de México, ―comerciantes gruesos‖ —
que eran en realidad sólo un grupo dentro de los inmigrantes conversos y cristianos
viejos de Portugal y Angola— se les acusaba no solamente de practicar de manera
oculta la ―ley de Moisés,‖ o de apoyar a los rebeldes de Portugal, sino principalmente de
preparar en México una revuelta contra el rey de España en alianza con los africanos. Se
decía entonces algo que sólo era parcialmente cierto: que en Veracruz y Campeche
controlaban las milicias y las unidades militares estacionadas allí, que habían
establecido nexos de colaboración económica con las órdenes religiosas
39
(subvencionando a conventos y cofradías) que tenían muchos esclavos y empleados
mulatos, que algunos vivían en unión libre con sus esclavas o libertas, que gozaban de
la lealtad del conjunto de la población de origen africano y que tenían abundante dinero
para llevar a cabo sus planes de supuesta subversión.40 La Real Cédula de febrero de
1642, dirigida por el monarca español al virrey duque de Escalona, reflejaba muy
38
Se trataba de ―…un donativo crecido a Vuestra Magestad, por estar los más ricos y caudalosos presos‖:
AGI, México, 35, N22, 9 febrero-28 marzo 1643, ―Cartas del virrey Conde de Salvatierra‖, f. 2. A pesar
de esto, se pudieron recoger 24 mil 200 pesos de oro de los residentes portugueses (10 mil de México, 5
mil de Puebla, mil 200 de Cholula, 3 mil de Tlaxcala, mil de Huejotzingo y 4 mil de Veracruz). Ya desde
1642 se habían reunido otros 2 mil 127 pesos entre 70 vecinos portugueses de Puebla, existiendo la
relación detallada de nombres y cantidades, y entre quienes destacan, por ―donar‖ más de 200 pesos,
Manuel Gómez, Manuel Borrego, Luis de Amézquita, Antonio García, Antonio Correa, Francisco
González, Gaspar Negrero, Vicente Rodríguez y Pedro de Sosa Cfr. María de las Mercedes Gantes
Tréllez, ―Aspectos socioeconómicos de Puebla de los Ángeles (1624-1650)‖ en Carlos Contreras Cruz y
Miguel Ángel Cuenya, Ángeles y constructores. Mitos y realidades en la historia colonial de Puebla
(siglos XVI-XVII, Puebla, BUAP, 2000, p.p. 207-317.
39
En especial se sospechaba de los jesuitas. En el mismo Veracruz, el grueso de la comunidad portuguesa
vivía alrededor de la plazoleta de la Compañía de Jesús, y el mismísimo rector del colegio de los jesuitas,
el padre portugués Andrés González, había sido objeto de una investigación del Tribunal del Santo Oficio
en 1635, ―porque no se le han oído decir, cuando dice misa, las palabras de la consagración‖ (AGNM,
Inq., Vol. 381, exp. 10: 13 ff, 1635). Se acusaba también a los jesuitas de guardar vales, cartas poder,
cartas de orden, letras de cambio y comisiones de los comerciantes portugueses del puerto en su
convento. Por lo demás, a ellos estaba encargada la evangelización y bautismo de los esclavos bozales
introducidos en las cargazones provenientes de África, motivo por el cual visitaban las ―armazones‖ de
esclavos una vez llegados al puerto. De esos años datan las primeras expresiones inquisitoriales, que
luego se harían vox populi en el puerto, de que la causa de que los portugueses y los negros no murieran
durante las epidemias de fiebre amarilla o ―mal de Luanda‖, era que mantenían secreta su adhesión a la
Ley de Moisés y un supuesto pacto colectivo con el demonio. Al parecer, la inmunidad de la comunidad
provenía de la leche materna de las nodrizas angoleñas, pero ésa es sólo una hipótesis de la que ya hemos
hablado en otro lugar.
40
A su vez, entre los portugueses también circulaban versiones alejadas de la realidad que eran producto
del clima de hostigamiento. En una carta de Fernando de Amézquita, fechada en Veracruz en 1641, se
mencionaban los rumores sobre cierto navío portugués con 150 soldados a bordo que estaría llegando a
las islas Canarias, en camino hacia Nueva España, para liberar a la comunidad de la persecución
inquisitorial, así como de un inminente arribo de los holandeses en el mismo sentido. AGNM, Inq., 449,
1: ff. 5-6, ―Proceso y causa criminal contra Luis de Amézquita, 1642‖. Luis era vecino de Puebla.
16
Fue así bajo estas circunstancias que, en junio de 1642, don Juan de Palafox y Mendoza,
obispo de Puebla y visitador (ligado desde antes al principal asesor o valido del rey, el
conde duque de Olivares, recibiendo de él órdenes expresas de vigilar al virrey), fue
nombrado arzobispo electo de México y, mediante un golpe de estado avalado por una
real provisión, se erigió como virrey y capitán general en sustitución del duque de
Escalona.42 A partir de entonces, varias familias de comerciantes, tratantes de poca
monta y simples artesanos o colonos, fueron exterminadas, expropiadas en sus bienes,
dispersas o desterradas. Los procesos en México en realidad habían empezado con una
serie de denuncias hechas en 1641 en el Tribunal de Sevilla contra el rico comerciante
41
AGNM, RCO, 1, 288: 528. De Felipe IV al virrey. Febrero de 1642. En esos días, el mismo Felipe IV
escribía, después de la caída del conde-duque de Olivares, que ―Habiendo considerado que el gran
número de portugueses que hay en estos reinos, y la mano que por medio de los asientos y
arrendamientos tienen, puede causar inconvenientes de mucho perjuicio. Tengo sometido a junta
particular pensar en los medios de atajarlos, y mientras se me consulta, me ha parecido ordenaros que los
arrendamientos de rentas que en adelante se hicieren, particularmente los puertos secos, no se rematen en
portugueses‖.
42
AHCV, ―Real provisión indicando al Duque de Escalona, cese en su cargo de Virrey de la Nueva
España y lo tome don Juan de Palafox y Mendoza‖. 1642. Caja 1, Vol. 1: 297-303. Don Juan de Palafox
se enfrascaría luego en un largo pleito con los jesuitas en su diócesis de Puebla, sufriría desavenencias
políticas a varios niveles y terminó por regresar a España. A fines del XVII sus hechos gloriosos fueron
objeto de varias hagiografías redactadas en la península, en donde se le atribuyen varios milagros: lo que
dio lugar a un proceso fallido de beatificación. Cfr. Antonio Rubial García, La santidad controvertida.
Hagiografía y conciencia criolla alrededor de los venerables no canonizados de Nueva España, México,
UNAM/FCE, 1999. Curiosamente, uno de sus más entusiastas admiradores fue el jesuita portugués
Antonio de Vieira (Lisboa, 1608- Bahía, 1697), quien en 1642 se convirtiera en valido, promotor y
recaudador de fondos para el naciente gobierno del rey Juan II de Portugal. Por su protección a los
conversos, Vieira fue perseguido por el Santo Oficio de Coimbra y terminó como predicador y misionero
en Brasil. Debatió sobre cuestiones teológicas con la monja poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz
Robert Ricard, ―Antonio Vieira y sor Juana Inés de la Cruz‖, en:
www.dartmouth.edu/research/sorjuana/Commentaires/Ricard/Ricard.html.
17
48
Sobre Melchor Juárez, véase: Alberro, op. cit.; Pilar Huerga Criado, En la raya de Portugal.
Solidaridad y tensiones en la comunidad judeoconversa, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1994.
(Cap. 4.2, ―Cristianos viejos y nuevos en Badajoz.‖)
49
Cfr. Araceli Reynoso, Judíos en Taxco, México, Gobierno de Guerrero/ Instituto Mora, 1991. También
Seymour B. Liebman, op. cit. Así como: Stanley M. Hordes, op. cit. y María Herrera Sotillo, Ortodoxia y
control social en México en el siglo XVII: el Tribunal del Santo Oficio, México, 1980.
50
AGNM, Inq., 489, ff. 85-88v., ―Carta del obispo Palafox al virrey Escalona‖.
51
O Antonio Váez de Acevedo, hermano de Sebastián, era nativo de Lisboa y de 30 años ―poco más o
menos‖. Era comprador y traficante de esclavos como agente de su hermano. Era vecino permanente de
Veracruz, alojado en la parte alta de la casa de un tal Gonzalo Rodríguez. Los esclavos los enviaba a
México e iban facturados a nombre de su hermano.
19
Nudos y nodos
Los principales afectados por la persecución en la Nueva España correspondían al
estereotipo imperante del judío portugués, al supuesto intruso y convertido en la
―esponja‖ que absorbía el oro y la plata. Los más conocidos fueron varios vecinos del
puerto de Veracruz, entre los que destacaban Fernando Rodríguez, último factor del
asiento de negros, Francisco Texosso y Antonio Méndez Chillón, uno de los
52
Entre sus deudores se encontraba quien fuera alguna vez Prior del Consulado de México, Álvaro de
Lorenzana, quien le debía 50 mil pesos. Louisa Schell Hoberman. ―Merchants in Seventeenth-Century
Mexico City: A Preliminary Portrait‖. Hispanic American Historical Review. Vol. 57, no. 3. Duke
University, 1977, p 488. Según esta autora, entre 1621 y 1653, se distinguieron en la ciudad de México un
total de 23 comerciantes gruesos. Por sus lugares de origen, 9 eran de Sevilla, 4 de México, 3 de Toledo,
2 de Castelo Branco (Baixa, Portugal), 1 de La Rioja, 1 de Palencia, 1 de Moguer, 1 de Córdoba y 1 de
Bilbao.
53
Simón Váez y su mujer, arrepentidos, fueron azotados en el Auto de Fe de abril de 1649 y expulsados
poco después. En ese famoso Auto fueron quemados vivos Antonio Váez, hermano de Simón, Duarte de
León, mercader y vecino de México, y Tomás Treviño de Sobremonte (el más ―rebelde y contumaz‖,
obcecado en su fe). ―El lunes 12 de dicho mes y año de 49 sacaron del Tribunal siete personas, los seis
hombres y a doña Juana Enríquez, mujer del dicho capitán Simón Váez Sevilla […] A todos los
sentenciaron a destierro perpetuo de estos reinos […] Entre los de Sambenito perpetuo fue uno el dicho
capitán y su mujer doña Juana, quienes mandaron en esta ciudad, y eran visitados por oidores y oidoras,
regalados y respetados como si fueran los más nobles del reino; fueron confiscados todos sus bienes, fue
su padre de dicho capitán carnicero en Casteloblanco, de donde fue natural, y a falta de verdugo hizo el
oficio…‖ Gregorio M. de Guijo, Diario, 1648-1664, Tomo 1[1648-1654], Edición y prólogo de Manuel
Romero de Terreros, México, Editorial Porrúa, 1952, p.p. 38-47.
54
Israel, op. cit., p. 135.
55
De los casi 200 judíos perseguidos en México entre 1642 y 1646, ―cerca de cien habían nacido en
Portugal, principalmente en Lisboa y en Castelo Branco; más o menos treinta y cinco eran nativos de
Nueva España, pero hijos de padres portugueses y otros quince o veinte, también hijos de portugueses,
procedían de Francia, España, Italia y el Perú‖. Algunos de los desterrados en 1647, y que eran vecinos
del puerto de Veracruz, eran criollos de Angola, o bien, eran hijos de padres portugueses y madres
africanas. De hecho, los portugueses vecinos de Veracruz, capturados en diferentes redadas entre 1642 y
1646, eran casi un tercio de todos los perseguidos en la Nueva España.
20
comerciantes más ricos del lugar. Otros cautivos, relacionados con ellos tanto familiar
como comercialmente, eran también comerciantes y pequeños tratantes, como Francisco
López de Fonseca,56 otro yerno de Fernando Rodríguez, quien era natural de Batán en
Portugal, que había sido vecino de Coimbra y La Guarda, de Valladolid, Madrid y
Sevilla, de Tenerife y Luanda, de Cartagena de Indias, Santa Fe de Bogotá, Quito,
Guayaquil, Riobamba y Maracaibo. Fue conocido en Perú como Francisco Méndez y
llegó como introductor de cacao a la ciudad de México, en donde, a través de Váez
Sevilla, se relacionó con Rodríguez. Su confesión ante el Santo Oficio ofrece mucha
información sobre la particular cultura religiosa de los conversos y los demás
procesados de Veracruz.57
Las lealtades primordiales del grupo se reproducían por medio de la adhesión a
la ―ley de Moisés‖ y a su particular interpretación hispanoamericana. La fe de los
conversos, así como sus vinculaciones y manifestaciones religiosas y de grupo, giraban
alrededor de algunos ritos y celebraciones, de los ayunos en determinadas fiestas —
como la ―fiesta grande‖ o yom kippur—58 de observar el sábado como día de descanso,
de las oraciones en español aprendidas de memoria,59 de la iniciación de los neófitos en
la pubertad o la juventud (cuando la familia podía transmitir a los hijos el ―secreto de su
fe‖ sin arriesgarse a una delación) y toda una concepción de la salvación personal con
rasgos más cristianos que judíos. En suma, un posibilismo marcado por una cultura
56
Quien en su confesión ante el Santo Oficio acusaba a otros de ser mercachifles: ―que buscando la vida
así mercachiflean‖.
57
AGNM, Inq., 410, 2: ff. 270-274, 1642, ―Contra Francisco López de Fonseca, judío portugués vecino
de Veracruz‖. Otros vecinos del puerto son: Tomás Méndez, también yerno de Fernando Rodríguez y
natural de Covilha en Portugal, Beatriz Enríquez, su mujer, Juan López Correa, hijo de Rodríguez, su
hermano el bachiller Rodrigo Fernández Correa, Joan Cardoso (natural de Silves, en el Algarbe de
Portugal), Francisco de Acosta (sobrino de Antonio Méndez Chillón e itinerante entre Veracruz y
Guatemala en el tráfico del añil), Manuel Díaz, Duarte Rodríguez, Clara Texosso (quien conducía
esclavos de Veracruz a México), Jorge de Espinosa o Jorge Serrano, natural de la ―raya de Portugal‖, que
había sido vecino de Pernambuco y San Salvador de Bahía. Cfr. AMB, Protocolos, 28, 1638.
Reconciliado en el Perú y Corregidor de Coatzacoalcos, Duarte Castaño (natural de Abrantes en Portugal
y vecino de Caracas), Diego de Campos (vecino de Campeche), Francisco y Manuel Gómez Álvarez,
Antonio González Jamaica, Alberto Duarte Correa (―tenedor de armas y bastimentos de la Armada de
Barlovento‖), Manuel Méndez Miranda, Catalina Enríquez, Antonio de Burgos (natural de Badajoz y
socio de Rodríguez), Juan de Araujo, Simón de Araujo (muerto en La Guaira ―en el terremoto de 1641‖),
etcétera.
58
Es curioso que en el código clandestino de la comunidad conversa de Veracruz, ―cobrar la escritura‖
significaba llevar a cabo un ayuno.
59
AGNM, Inq., 670, 83: ff. 18-50v., 1635, Nueva Veracruz, ―Proceso contra la memoria y fama de
Manuel Gómez de Acosta, portugués difunto, vecino de la ciudad de la Nueva Veracruz…‖. Varios
procesos de 1642 incluyen colecciones de estas oraciones. Gómez de Acosta, relajado después de muerto,
era dueño de una fragata del tráfico del cacao, la Nuestra Señora de la Natividad, miembro de la Lonja, a
veces Corredor Mayor de ella, controlador de los corredores, entre ellos un Manuel Coronel también
acusado de judaizar, relacionado con los jesuitas y con Duarte Rodríguez, uno de los expulsados en 1646.
En su agonía, acusó a los santos y al ―Cristillo‖ de no curarlo de sus males, se confesó adorador del
verdadero dios, Adonai, y pidió no se le enterrara con el hábito franciscano, sino a la usanza judía,
envuelto en una sábana blanca y con un bastón en la mano, pues desde los 16 años había traicionado a sus
padres adoptando la fe católica.
21
60
Algunos elementos de esta fe sincrética quedaron hasta hoy en la magia popular del litoral veracruzano:
como el culto a Adonai, mencionado en el proceso contra Gómez de Acosta, y que aparece ahora como
advocación del demonio en la magia popular de los Tuxtlas, en el sur de Veracruz. Cfr. Marcela
Olavarrieta, Magia en los Tuxtlas, México, INI, 1977. La huella afrolusitana también quedó en la
toponimia del puerto, pues de esa época datan las primeras referencias al lugar llamado ―Mocambo‖:
nombre afroportugués de los ―palenques‖ o kilombos de negros cimarrones. Aunque el Mocambo de
Veracruz recordaba más bien el nombre de uno de los barrios de Lisboa, que hasta hoy se mantiene en la
capital lusitana.
61
AGNM, Inq. LRP, 35,18: ff. 1-6, 1647, ―Relación de los reos que este Tribunal de la Inquisición de
México ha penitenciado y castigado en dos Autos de Fe que ha celebrado, y van desterrados
perpetuamente de Nueva España, Perú, Tierra Firme y Madrid‖. También: AHNM, Inquisición-Tribunal
de México, Libro 1605, Año de 1647, ―Memoria de los reos a quienes se les ha dado testimonio de las
sentencias para salir desterrados a España, desde Veracruz‖.
22
recobraran sus fuerzas para el difícil viaje a la ciudad de México.‖62 Tenía mercancías
distribuidas y esclavos vendidos a plazos, o deudores importantes en Orizaba,
Acatzingo, Puebla, México, Tlaxcala, Campeche, Cartagena de Indias, Sevilla, San
Paulo de Luanda, Caracas, Maracaibo, Pernambuco, etcétera. Fue reconciliado y había
contraído matrimonio con Blanca Enríquez (muerta en las cárceles del Santo Oficio y
―relajada en estatua‖ en el Auto de Fe de 1649). Ella era parte del grupo de ―las
Blancas‖, en cuya familia, —según una tradición milenarista propia de los judíos
novohispanos— nacería el Mesías en 1642 o 1643. A Rodríguez se le incautaron, entre
muchas otras cosas de menor valía, lotes de esclavos, letras de cambio, cartas poder,
libranzas, vales, recibos, escrituras de obligación, cobranzas, cuentas de libros, etcétera,
escritas en portugués y español63. De Fernando Rodríguez se cuentan otras historias
anteriores de persecución en Portugal y en Badajoz,64 y se decía que era sobrino del
célebre Antonio Rodríguez, gobernador de Angola. Su hija Beatriz Enríquez contrajo
matrimonio con Tomás Méndez, otro de los perseguidos, y Ana Suárez, otra de sus
hijas, era esposa de Francisco López de Fonseca. También, todos sus hijos fueron
encarcelados y desterrados.
El segundo personaje, Antonio Méndez Chillón, había nacido en Lisboa, en el
seno de una familia acomodada de conversos,65 presidida por su padre, Francisco
Méndez, y que se trasladó a Veracruz desde 1601.66 Desde Veracruz, Antonio Méndez
empezó a controlar el tráfico del cacao de Maracaibo a partir de 1628, cuando llegó de
Angola con un cargamento de esclavos como capitán de fragata de la compañía de
62
Liebman, 1965, p. 708. En la relación de los reos del AGNM se dice (f. 2): ―Fernando Rs. Natural de la
villa de Aveiro en Portugal vezino de la ciudad de la Nueva Veracruz a donde fue factor de los negros por
la corona de Portugal, viudo de doña Blanca Enríquez observante de la Ley de Moysén que murió en las
cárceles secretas de este Santo Oficio. Es de edad de más de sesenta años de buen cuerpo, blanco con
pecas en el rostro al lado derecho. Ojos azules, barba y cabello blanco y habla muy serrado la lengua
portuguesa‖. Según este documento, mostraba señales de circuncisión. Cuando llegó a Veracruz en el
comercio de esclavos, Rodríguez usaba el nombre de ―Francisco López‖.
63
AGNM, RFI, 20, 21: ff. 238-245, 1648, ―Bienes y esclavos confiscados a Fernando Rodríguez y doña
Blanca Enríquez, su mujer‖; AGN, Real Fisco de Inquisición, 17,8: ff. 124-160v., ―Secuestro de los
bienes de Joan y Simón de Araujo, naturales de Orense y comerciantes y vecinos de Veracruz‖.
64
Cfr. Pilar Huerga, op. cit., p.p. 140-147.
65
Luis Moure-Mariño, ―Apuntes sobre los Mendes de Lisboa‖, El Correo Gallego, Santiago de
Compostela, 25 de mayo 1997: ―Los Mendes de Lisboa monopolizaban casi ellos solos el comercio
portugués y a principios del siglo XVII admitían que su fortuna no bajaba de los ochenta millones de
ducados‖. Los Mendes Chillón eran de la tribu de Naar, descendientes de Isaac Naar. Otros ―alias‖ usados
por los Naar en Europa, África y América eran: Pina, Guillao, Chillón, Lópes de Lisboa, Lópes de Liz,
Lópes de Matos, Lópes de Oliveira y ―Lópes de Tepotzotlán‖
(http://www.jewishgen.org/jhscj/Genealogy.html)..
66
Francisco Méndez fue acusado en Veracruz de estar en contubernio con los contrabandistas holandeses
y estuvo preso en México, por esta causa, en 1608 (AGI, México, 27, nos. 52 y 57, ―Carta de don Luis de
Velasco a Su Majestad, 23 de junio 1608‖). Una hermana mayor de Antonio, Justa Méndez, fue
procesada por el Santo Oficio de Lisboa en 1596.
23
Rodríguez d‘Elvas.67 Méndez Chillón fue aumentando poco a poco las importaciones de
cacao de Maracaibo a Nueva España, mientras que el cacao de Caracas era
preferentemente introducido a Veracruz por Fernando Rodríguez, con quien compartía
esta red de comercio múltiple. El capitán Méndez Chillón comerciaba además con
cargas de ropa (telas de origen español, telas francesas de Ruán y sedas de China), plata
labrada, joyas, añil de Guatemala, vino y aceite procedentes del Perú y estaba
relacionado con los negreros portugueses de Cartagena de Indias, en donde dejó algunos
bienes y tenía un factor y negocios con Duarte Rodríguez, otro de los procesados en
México.68 La vinculación original con el Perú se estableció a través de Francisco
Texosso, también vecino de Veracruz y perseguido junto con su familia en 1642.
Antonio controlaba también una red de recuas de arrieros y a varios vendedores que, a
través de la factoría de negros de Veracruz, introducía esclavos de Cabo Verde, Angola
y el Congo al interior de la Nueva España, llevando de retorno productos mexicanos que
eran conducidos a la Florida.69 Méndez tenía asimismo muchos deudores, entre ellos a
gentes importantes. El principal de ellos era el virrey Marqués de Villena, que le debía
doce mil pesos cuando fue depuesto en 1642,70 y parte de su éxito consistía en que
vendía los esclavos a crédito y con facilidades de pago. Exportaba plata labrada, harina
y oro en tejos a La Habana (a su socio Antón Alfonso Nieto) y a algunos agentes en
Sevilla, y era socio de otros portugueses residentes en Venezuela (Domingo Fernández
de Acosta, alias Tangafarranga, Antonio González Jamaica y Pedro de Turcios), en la
posesión de varias fragatas que traían el cacao y que conducían el situado de la plata a
Puerto Rico y Cumaná. Entre sus socios y deudores se cuentan secretarios del virrey,
67
AGNM, Inq., 706, 2: ff. 27-41. ―Contra Antonio Méndez Chillón, mercader de Veracruz, 1645‖. Sobre
Fernando Rodrigues d‘Elvas, factor en Mina, véase: ANTT, Lisboa, Libro 5 de Confirmaçoes geraes, f.
843. También: ANTT, Lisboa: ―Antonio Mendes, Alv. para hir viver fora do Reino‖, Libro 1, ff. 248v-
219, 1628. ANTT, Lisboa, Inquisiçao, ―Papeis sobre vaias pretensoes da gente de naçao hebraica‖, Cabo
Verde, 1624-1632.
68
Cfr. En la Inquisición de Cartagena de Indias: AIC, Libro 355, R 02, ff. 372-373, 12 de mayo 1667:
―Ejecutoria ganada por Antonio de Ávila como sucesor de Duarte Rodríguez‖/ ―Ejecutoria ganada por
Martín Román de Nogales como sucesor de los bienes de Antonio Méndez Chillón‖. Sobre la red
portuguesa en Cartagena, véase: Antonino Vidal Ortega, ―Portugueses negreros en Cartagena‖, 1580-
1640‖. IV Seminario Internacional de Estudios del Caribe. Memorias, Bogotá, Instituto Internacional de
Estudios del Caribe-Universidad de Cartagena. Facultad de Ciencias Humanas, 1999, p.p. 135-154.
69
Lo hemos detectado en varias transacciones de venta de esclavos en Orizaba y otros emplazamientos
del interior. Por ejemplo: ANOR, 659, 9 septiembre 1630: ―Antonio Mendes Chilón, que viene de
Angola, vende a Antonio de Ayala, mulato libre dueño de recua y vecino del pueblo de Orizaba, una
esclava negra nombrada María, de tierra Angola, de edad de veinte años poco más o menos, bozal, por
precio de 400 pesos de oro común‖.
70
AHNM, Inquisición, Legajo 4535, exp. 2. 33 fojas, año de 1655, ―Sobre los bienes de Antonio Méndez
Chilón, reconciliado por la Inquisición de México y los bienes y hacienda del marqués de Villena, virrey
que fue de México y de Navarra‖, en donde se narra la forma como Méndez envió a su sobrino Francisco
de Acosta, en 1645, a cobrarle al duque de Escalona esta deuda, un poder que otorgó el ―capitán Méndez‖
(capitán de fragata) al comerciante de México Sebastián de Castro para cobrar cartas de pago y otros
documentos a sus deudores. Según esto, las deudas del virrey ascendían a más de 40 mil ducados cuando
murió, hacia 1652.
24
oficiales reales del puerto, el hermano mayor del Hospital de la plaza (Fray Francisco
Roldán), el prior del convento de San Francisco en Veracruz (Fray Francisco Carrero) y
el mismo Comisario del Santo Oficio en el puerto (Francisco de Viruegas y Amarilla),
quien le debía una considerable suma de dinero (requerida a su turno y antes de su
destitución por la misma Inquisición). Recibía también, de otros vecinos del puerto,
joyas en empeño a cambio de préstamos en pesos. Su fortuna personal incautada en
1642 ascendía a 60 mil pesos ―poco más o menos,‖71 sin contar otros bienes muebles e
inmuebles.72 Pero hay que recalcar que el capital líquido incautado era mínimo, sobre
todo con relación a las mercancías almacenadas, esclavos, joyas, bienes inmuebles,
deudas y letras de cambio, lo cual era común en un periodo de crisis e inestabilidad.
71
AGNM, RFI, 43,4: ff. 48-69, 1645, ―Relación de acreedores y deudores y Audiencia de Hacienda del
reo Méndez Chillón‖: A más de una casa en la plazoleta del colegio de la Compañía de Jesús, en
Veracruz, ―lo que valía su caudal cuando fue preso, fue de sesenta mil poco más o menos, en reales, oro,
doblones, cadenas de oro, plata labrada, grana, cacao, vino, vinagre, aceite, ocho esclavos, ropa de
Castilla, canela, Ruán y mercaderías de Campeche‖.
72
Las fortunas de Rodríguez y Méndez, siendo importantes en Veracruz, eran menores a la de Simón
Váez y deben ser colocadas en un papel modesto si las comparamos con la de algunos comerciantes de
México de esa época, como Melchor de Cuellar y Francisco de la Torre, quienes poseían entre los dos
865 mil pesos de capital. Otros, como Alonso Ortiz de Arévalo y Cristóbal de Zulueta poseían un capital
conjunto de 501 mil 300 pesos. Personajes como Simón Váez, servían a veces como representantes de
estos ―Cresos‖ del Consulado de México. Cfr. José F. de la Peña, Oligarquía y propiedad en Nueva
España México, FCE, 1983, p.p. 109, 132-133.
25
73
AGNM, RFI. Vol. 35, 3: 1661: ―Pleito del Real Fisco de Inquisición contra Jacinta Buzón, vecina de
Veracruz y viuda de Juan de Bosques sobre los trapiches y azúcares que administraba su marido para el
reo Méndez Chillón, en la hacienda del capitán Sebastián de la Higuera y Matamoros‖. Es decir, en el
famoso Mayorazgo de Santa Fe de la Higuera, que ocupaba gran parte del camino de Veracruz a Jalapa.
El lugar es conocido actualmente como El Buzón, en la carretera Veracruz-Jalapa, y es uno de los sitios
arqueológicos olmecas situados más al norte.
74
Véase: ―Deudores a Chillón‖ en ―Audiencias de Hacienda que se tuvieron en el Tribunal con Antonio
Méndez Chillón en 9 de octubre de 1645 y en 20 de dicho octubre‖: AGNM, RFI. 43, 4: 48-69 (contiene
deudores, deudas, bienes raíces, bienes muebles, donaciones que hizo, fianzas que tenía hechas –a
funcionarios, entre ellos a don Francisco de Largacha, ensayador de plata, por 2 mil ducados-, lo que valía
su caudal cuando fue preso, prendas que se tenían empeñadas, cuentas en sus libros y cosas sueltas que
declaró). Entre los papeles secuestrados, que Méndez trató de recuperar (AGNM, RFI. 47, 3: 11-15v,
1645) se encontraban unas cédulas reales sobre su naturalización, cartas de pago de débitos ―que me
pueden ser pedidas‖ y las cuentas de un albaceazgo que estuvo a su cargo.
75
En la ―Relación de reos‖ del Lote Riva Palacio, se lee en la primera foja: ― AMC, soltero, vezino y
mercader de la ciudad de la Nueva Veracruz, natural de la de Lisboa en Portugal, de edad de sinquenta y
tres años, chico de cuerpo, algo grueso, ojos grandes, bien ajestado poblado de barba y bigote negro
entrecano. Ladino en la lengua castellana‖, con cicatriz aparente de ―circuncisión o retajación‖.
26
deudas.76
Después de la expulsión, en mayo de 1649, alguien vio a los desterrados ―andar muy
galanes y con espadas en Cádiz y Sevilla‖77, en tanto que Rodríguez y Méndez, entre
otros, se habían sumado a la comunidad sefardí del Pernambuco holandés, y luego a la
de Ámsterdam78, en donde volvieron a restablecer parte de su antiguo poder económico.
76
AGNM, RFI, 43, 14: ff. 172-199v., 1643, ―Donaciones que el capitán Antonio Méndez Chillón hizo a
sus hijos naturales tenidos con negras de Angola‖. Se refiere a María Zaure, hija de Tomasina Zaure,
vecina de Veracruz, y Juan Chillón, hijo de Lucrecia Zaure, ―morena libre difunta que vino del Reyno de
Angola‖. Lucrecia vino, según el documento, trayendo un cargamento de esclavos a Veracruz (―Y quando
falleció la dicha Lucrecia, su madre, quedaron en mi poder por sus bienes mill y quinientos pesos de a
ocho reales procedidos de algunas piezas de esclavos que la susodicha truxo del dicho Reyno de Angola
donde había sido mi esclava‖), pues era originalmente del grupo de ―signares‖, mujeres nobles de
Luanda, dedicadas a la trata, esclavizadas después por un decreto de 1622. Juan Chillón quedó bajo la
custodia de Sebastián de Castro, mercader de México y representante de Méndez. Al parecer, y según uno
de los testimonios, el casamiento de Antonio con Tomasina se hizo en Veracruz bajo el rito judío (no
reconocido como tal por los inquisidores mexicanos), pues es posible que estas mujeres de Angola fueran
judías: de hecho, la comunidad sefardí de Ámsterdam albergó en la segunda mitad del XVII a un grupo de
negros y mulatos expulsados del imperio español que practicaban la ―Ley de Moisés‖ y que provenían de
los contactos y las mezclas de españoles y portugueses con los nativos del Congo y Angola.
77
Cfr. Alberro, ¿DÓNDE SE CITA? 1988, pág. 583. La presencia de ambos en Pernambuco y San
Salvador de Bahía, en Brasil, está documentada en Protocolos, 1650, del AMB: así como sus relaciones
de ida y vuelta con la comunidad sefardí de Ámsterdam.
78
De hecho, ―…durante el siglo XVII la comunidad sefardí de Ámsterdam se constituyó en el eje
principal del judaísmo hispano-portugués de Europa occidental:‖ Yosef Kaplan, Judíos nuevos en
Ámsterdam, Barcelona, Gedisa, 1996, p. 11. Sobre la continuación de los negocios en Ámsterdam y la
naturaleza de la conducta mercantil sefardí, véase: Iosseph Penso de La Vega, Confusión de confusiones.
Diálogos curiosos entre un Philosopho agudo, un Mercader discreto, y un Accionista erudito,
describiendo el negocio de las Acciones, su origen, su Etimología, su realidad, su juego y su enredo.
Ámsterdam, 1688 (BNM)
27
79
En nuestro caso, por ejemplo, si aplicamos sólo una cuantificación de relaciones entre nodos (actores,
personas), puede resultarnos que un simple mensajero está muy lleno de contactos y no por ello es un
actor de máxima importancia, dado que la centralidad, la confianza que suscita y el prestigio de una
persona es difícil de cuantificar numéricamente aun disponiendo de fuentes exhaustivas de contactos.
80
Georges Simmel, Sociología [1908], Madrid, Alianza Editorial. 1986. Lo más interesante de la
propuesta de Simmel se refiere a que las relaciones entre relaciones definen la naturaleza de las relaciones
mismas, y que éstas pueden ser diagramadas y mostradas bajo un modelo matemático. En México, desde
mediados del siglo pasado los diagramas de redes han sido más utilizados por los lingüistas que por los
antropólogos y sociólogos; por ejemplo, para establecer distancias léxico-estadísticas entre variantes
dialectales: un método iniciado en México por el lingüista norteamericano Morris Swadesh (la
―glotocronología lexicoestadística‖), una forma de mostrar el cambio lingüístico pero sin olvidar el
análisis cualitativo, gramatical e histórico de las variantes.
81
O como lo plantea Barry Wellman en un extenso artículo ―El análisis estructural: del método y la
metáfora a la teoría y la sustancia,‖ Revista Política y Sociedad, no 33 Monográfico Análisis de Redes
Sociales: la consolidación de un paradigma interdisciplinario. Madrid, junio 1999: ―Estas (pseudo)
concepciones han surgido debido a que muchos analistas han (pseudo) usado el ‗análisis estructural‘
como un cajón de sastre de términos y técnicas. Algunos lo han ‗congelado‘ hasta reducirlo a un método,
mientras que otros lo han suavizado en una metáfora. Muchos han limitado el poder del enfoque al tratar
todas las unidades como si tuvieran los mismos recursos, a todos los lazos como si fueran simétricos, y
como si los contenidos de todos los lazos fueran equivalentes‖.
29
85
Esto explica por qué, después de la ruptura de1640 los financieros portugueses lograron permanecer en
España, mientras se trasladaban con bienes y capitales a Holanda, Inglaterra y el Báltico.
86
Es lo que se ha traducido del inglés como ―tensigridad‖, término rápidamente desprestigiado por su
abuso entre los seguidores new age de Carlos Castaneda. Esa característica está en casi todas las redes
que han probado ser resistentes: hamacas, edificios antisísmicos, telas y hasta sistemas políticos: como
cuando una autoridad ejerce el poder en un sentido, pero recurre al mecanismo electoral que invierte esa
fuerza, lo que permite redistribuir las tensiones y hace más resistente al sistema. Muchas anécdotas de la
persecución inquisitorial de esta época, sobre todo cuando los perseguidos tratan de preservar su poder y
sus capitales, revelan la existencia de esta característica en la red que nos ocupa.
31
87
―La mortandad de negros en esta Nueva España ha sido la mayor que se ha visto y la falta de entrada de
navíos de ellos, por la supresión del Asiento en Vera Cruz, me da ocasión a consultar a Vuestra Majestad
si se podrán socorrer las labores con indios en caso de necesidad urgente, aunque hay pocos‖. Esto lo dice
el virrey Conde de Salvatierra (1642-1648). AGI, México. 35, N22, 2 septiembre 1643, f. 1v.
88
―Si hubiera de hacerse‖, como dice Valladares, op.cit. , p. 224, ―un balance global de lo que supuso la
aventura financiera portuguesa en el seno de la Monarquía Hispánica, debería comenzarse por decir que
su papel inicial, desde 1627 y hasta aproximadamente 1635, fue positivo para las dos partes involucradas
[…] A partir de esta última fecha […] intentaron apurar sus mecanismos hasta sus últimas consecuencias,
el resultado fue que forzaron un sistema que acabó por reaccionar volviéndose contra ellos.‖
89
Earl J. Hamilton, American Treasure and Price Revolution in Spain. Cambridge, Mass., 1934, p. 86.
33
Y en todo esto, Veracruz era visto desde Europa como el principal puerto de
salida de la plata, en un momento en que el virreinato de la Nueva España empezaba a
sustituir al del Perú en cuanto al flujo de metales preciosos y recursos fiscales aportados
al imperio. Esta transformación, a la que se unía la vitalidad del comercio interno,
aumentó la importancia del principal puerto de Nueva España en los años en que
ocurrieron estos sucesos. Paralelamente, la avidez del Santo Oficio con relación a los
capitales de la red, y los mecanismos de presión y chantaje que usaba para obtenerlos,
eran favorecidos por el contexto de la crisis general imperante. Ésta generaba un clima
de tensiones, que como en épocas anteriores y posteriores, derivaron también en el
antisemitismo y la intolerancia religiosa. La ansiada ―pureza‖ del medio católico exigía
que los conversos que reincidieran en su fe fueran eliminados: para colmo, eran casi
todos extranjeros, comerciantes y usureros, y en su gran mayoría, ricos.90
Sin embargo, en lugar de fortalecer a la economía, al afectar a estos
comerciantes por la vía de incautarles bienes y capitales, se destruyeron también las
redes mercantiles ya establecidas por ellos, se rompieron los contactos y las rutas que
eran vitales para la supervivencia del gran comercio en esta parte del imperio,
profundizando entonces los efectos nocivos de la depresión. En este momento, y en
función de aprovecharse de estas redes tan golpeadas por los inquisidores españoles, el
rey de Portugal y la corona holandesa acogieron a los perseguidos, dándoles asilo en los
puertos de un Brasil ávido de colonización (principalmente en Pernambuco y Bahía),
mientras que otros se trasladaban a Francia y Holanda. El itinerario último de los
expulsados de Veracruz sigue de hecho esta ruta. Para 1675, algunos de ellos son
vecinos de Ámsterdam,91 de Pernambuco y de Curazao.
La decadencia del imperio español, la profundización de su crisis a mediados del
siglo, la consolidación portuguesa en Brasil y el auge del comercio en el norte de
Francia y los Países Bajos, tienen que ver con esta expulsión de los conversos de los
dominios hispánicos, con esta mutilación que termina por perjudicar a España y a su
imperio colonial (además, por supuesto, con las costosas guerras que la afectan en esos
años). Las redes construidas, las relaciones personales del gran comercio mundial de la
época, que se diluyen en las manos del corrupto tribunal, son de esta manera
90
O como lo dice Nicolás Broens, ―La Inquisición servía a la Corona española como instrumento con el
que intentaba dominar las redes comerciales de los portugueses, y las rutas que las constituían. No se
echaba atrás a la hora de chantajear sin ningún escrúpulo a los portugueses […] La Inquisición no debe
ser considerada como un mero tribunal eclesiástico, sino como un instrumento de fuerza y chantaje del
que podía disponer la Corona para controlar en mayor grado las redes comerciales de, primordialmente,
los comerciantes portugueses en Castilla y Portugal.‖ Vid., op. cit., p.36.
91
Véase: Joaquim Mendes dos Remedios, ―A populaçao judaico-portuguesa em Amsterdam no anno
1675‖en Os judeus portugueses em Amsterdam, Lisboa, 1911, p.p.197-209
34
92
―Tanto, que la Corona reprendió al virrey por su manifiesta incapacidad de hacer acatar la prohibición
del comercio entre Nueva España y Portugal‖. Israel, op.cit., p., 128.
35
relacionadas con la crisis general —y a las que Veracruz no era ajeno— se registró una
disminución continua en el movimiento marítimo.93
--------------------------------------
Recaudación del almojarifazgo en Veracruz, en pesos
1587.1593 642,638.9
1594.1598 171,025.2
1599-1615 2.509,028.7
1616.1635 1.348,584.6
1636.1650 762,287.4
Fuente: E. Gil Blanco, 1997: 110-111
-----------------------------------------
95
J.H. Elliott, ―La decadencia de España‖ en Cipolla, Carlo, et al., La decadencia económica de los
imperios, Madrid, Alianza Universidad, 1985, p.p. 129-155.
37
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