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EN VENEZUELA: UN EXTRAÑO
E INACABADO ROMPECABEZAS EN
LOS INICIOS DEL SIGLO XXI
Emilio J. Urbina Mendoza*
SUMARIO:
I. Nociones introductorias: una peculiar historia (1946-1999). II. La tesis de la participación
comunitaria y la democracia participativa como estrategia de regulación urbanística (1999-
2007). 1. La incomprensible y nunca vigente Ley Orgánica para la Planificación y Gestión del
Territorio y su intento en la popularización del sistema de planes. 2. La ley especial de regulari-
zación integral de la tenencia de la tierra de los asentamientos urbanos populares o la
proletarización improvisada de la planificación urbanística. A. Imprecisiones definitorias en la
LERTTAUP y la confrontación entre los derechos fundamentales que giran en torno a la vida
urbana (Derecho a la vivienda Vs. Derecho a la propiedad). B. La subordinación de los PDUL al
“Poder Popular Urbano”. C. La inocultable estrategia por la burocracia urbanística: La apertura
de la Oficina Técnica Nacional para la regularización de la Tenencia de la Tierra Urbana. D. El
Comité de Tierra Urbana y su popularización. E. La Carta del Barrio: ¿PDUL popular?. a. Alcance
de la Carta del Barrio. b. Componentes fundamentales de la Carta del Barrio. c. ¿Cómo integrar
la Carta del Barrio a la normativa urbanística formal? d. La propiedad familiar y la propiedad
colectiva: nuevas formas urbanas del dominio del suelo. 3. La planificación popular y los órganos
no formales del Estado: el papel de los Consejos Locales de Planificación Pública y los Consejos
Comunales. A. Primera instancia de planificación urbana: Los Consejos Comunales. a. Comuni-
dad y área geográfica como base de planificación de los Consejos Comunales. b. La Asamblea de
Ciudadanos: ¿mito en la planificación urbana popular?. c. Competencia de los Consejos Comu-
nales y su relación con la planificación urbanística formal. B. La segunda instancia de planifica-
ción urbana: Los Consejos Locales de Planificación. C. La instancia planificadora natural del
urbanismo: El Poder Público Municipal y su rezago en el esquema urbanístico del proceso
bolivariano. III. Ambiente, indemnizaciones y urbanismo: una ecuación obligatoria de cara al
régimen jurídico-urbanístico del siglo XXI. IV. La propuesta urbanística en el proyecto de reforma
constitucional de 2007.
* Abogado egresado de la Universidad Católica del Táchira (mención cum laude). Magíster
Scientiarum en Ética y Filosofía (Universidad Alberto Hurtado – Santiago de Chile). Doc-
torado en Filosofía del Derecho (Universidad de Deusto – Bilbao – España). Profesor de
pregrado en la Universidad Católica Andrés Bello. Profesor de Postgrado en la Universidad
Central de Venezuela. Ex – Director del Centro de Investigaciones Socio-jurídicas de la
Universidad Católica del Táchira (2002-2004). Ex – Director de la Revista Ética y Jurispru-
dencia (Universidad Valle del Momboy – Valera).
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8 Hace algunos años (desde septiembre de 1993 hasta junio de 1994) tuvimos la oportunidad
de revisar íntegramente los ejemplares –día por día– de la prensa nacional para organizar
una base de datos sobre escándalos y demás noticias relevantes en materia electoral y
urbanística. Para cumplir este cometido, la hemeroteca de la Biblioteca Pública “Leonardo
Ruíz Pineda” de la ciudad de San Cristóbal (Estado Táchira) nos permitió la paciente
consulta durante todos esos meses. Queremos aprovechar esta oportunidad, prácticamente
una década después, de dar nuestros más sinceros agradecimientos por la colaboración
prestada por los responsables de los archivos durante esta fase de revisión exhaustiva de la
prensa más importante en los últimos cuarenta años. En la actualidad, estamos preparando
un trabajo donde se organice la recopilación periodística realizada en 1994, la cual, por su
vasta información irá a la imprenta próximamente.
9 Véase Manuel RACHADELL. ¿Distrito Capital o Distrito Metropolitano? En: AAVV. El
Derecho Público a comienzos del siglo XXI. Estudios en Homenaje al Profesor Allan R.
Brewer-Carías. Madrid, Editorial Civitas-Instituto de Derecho Público de la Universidad
Central de Venezuela, Tomo III (2003) pp. 3271-3312.
10 Decreto Presidencial nº 647, del 13 de octubre de 1950.
11 Marco NEGRÓN. Ciudad y modernidad 1936-2000. El Rol del Sistema de Ciudades en
Venezuela. Caracas, Ediciones del Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y
Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela (2001) p. 59 y ss.
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Este esfuerzo por reencontrar al territorio urbano con el poder político dará
pie a la descentralización política del país. Fenómeno que sólo pudo darse por
una especial conjunción de sucesos globales que marcaron ese entonces la
teoría y praxis administrativa. La guerra fría desaparece. El neoliberalismo se
impone como doctrina económica fiable para corregir los desajustes económi-
cos de los carcomidos Welfare States. Y el mundo comienza a colocarse de la
mano de todos con la revolución de las comunicaciones e internet, cambiando
la percepción de lejanía que daban las autoridades públicas –incluyendo a modo
de paradoja las municipales– con respecto a los ciudadanos17.
En segundo término, lo local adquiere a partir de 1989, una atmósfera de
apertura y agrandamiento. Una nueva tendencia arropa al urbanismo a princi-
pios de los años 90, cuando se permite la desregulación y la privatización de
ciertos servicios manejados caóticamente por el Estado. La descentralización
política hará el resto, al descongestionar las oficinas nacionales de planificación
urbanística, primando las dependencias municipales del área y los esfuerzos
compartidos con las entidades federales. Serán los años donde las decisiones
de la Administración Urbanística nacional se inclinen más hacia directrices
técnicas que políticas y que pronto verán revertirse con el cambio de régimen
en 1999.
Lo jurídico dirige la batuta mucho más determinante que lo técnico-urbani-
zador, tal y como se evidencia en la jurisprudencia especializada en urbanis-
mo18. Es por ello que la realidad nos hace inclinar que la peculiaridad del Dere-
cho Urbanístico nacional no responda hacia la concreción de un marco de
seguridad jurídica de los que hacen ciudad y de los que la viven19, sino, en la
suerte de un simple régimen legal urbanístico desconocido por funcionarios
de las diferentes Direcciones de Planificación e Ingeniería Municipal20.
Hoy, cuando nos encontramos en la segunda mitad del año 2007, luego de
haber experimentado las más inexpugnables leyes de naturaleza urbanística,
17 Para más detalles, Cfr. José Luis DADER. La personalización de la política. En: AAVV.
Opinión Pública y comunicación política. Madrid, Ediciones de la Universidad Complutense
(1990) pp. 351 y ss.
18 Cfr. Carlos M. AYALA CORAO. Jurisprudencia de Urbanismo (1947-1987). Caracas,
Editorial Jurídica Venezolana (1988).
19 Dolores AGUEVERRE. Ob. Cit., pág. 1189.
20 Giuseppe ROSITO ARBIA. Breves notas sobre Derecho Urbanístico. En: AAVV El Dere-
cho Público a comienzos del siglo XXI. Estudios en Homenaje al Profesor Allan R. Brewer-
Carías. Madrid, Editorial Civitas-Thomson - Instituto de Derecho Público de la Universi-
dad Central de Venezuela, Tomo III (2003) p. 3081.
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Ya entrado 1998, todo el país se verá sacudido por el cambio del régimen
político instalado en 1959. Nuevos actores se yerguen sobre la cansada demo-
cracia de partidos venezolana. Una constituyente, con el predicado de “revolu-
cionaria”, vendría a cambiar algunas reglas del juego urbanístico ya concienciado
y municipalizado, tras décadas de ensayo y error. El lenguaje “participación
popular” cambia el idioma urbanístico venezolano acostumbrado al abecedario
del sistema de planes desde la puesta en vigencia de las leyes de ordenación
territorial (LOOT) y urbanística (LOOU).
De la Asamblea Constituyente, inspirada en las ideas presidenciales de
Chávez sobre una nueva República27, saldría la nueva Constitución de 199928
(citar trabajo academia sobre la Constitución de 1999) que derogaría a la de
1961. Sustancialmente hablando, el texto constitucional de 1999 no modificará
26 El proceso de descentralización administrativa operada en Venezuela durante principios de
los 90, consolidarán las directrices normativas urbanísticas más enfocadas hacia el Munici-
pio que para la República. La privatización de algunas empresas públicas permitieron la
entrada del sector empresarial en la gestión de servicios públicos o la construcción por vía
de la concesión. Tanto la segunda administración del Presidente Pérez (1989-1993), como el
interinato del Senador Ramón J. Velásquez (1993-1994) y las directrices del IX Plan de la
Nación diseñado por el equipo del segundo período de Rafael Caldera; enfatizaron el des-
montaje de toda esa maquinaria jurídico-urbanística centralizada, donde, por primera vez se
le da primacía a la asociación entre urbanismo e impacto ambiental. En materia urbanística,
se dictaron algunos reglamentos parciales de la Ley Orgánica de Descentralización, que si
bien no la regulaban directamente, por vía tangencial afectaron aspectos urbanos de suma
importancia. Dichos reglamentos se circunscribieron a la regulación de las transferencias de
los servicios públicos nacionalizados en la década de los setenta; el transporte, tránsito y
circulación y la evaluación ambiental de actividades susceptibles de degradar el ambiente
(Variables ambientales en zonas urbanas).
27 Hugo CHÁVEZ FRÍAS. Ideas fundamentales para la Constitución Bolivariana de la V
República. Caracas, Ediciones de la Secretaría de la Presidencia de la República (1999).
28 Sobre las particularidades de la Constitución de 1999, véase AAVV. La Constitución de
1999. (Irene de VALERA, Coord.). Caracas, Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas
y Sociales (2000).
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“(...) Omisis
19. El establecimiento, coordinación y unificación de normas y procedi-
mientos técnicos para obras de ingeniería, de arquitectura y de urbanis-
mo, y la legislación sobre ordenación urbanística (...)”
29 El artículo 178.1 quedó redactado de la siguiente manera: “(...) Son de la competencia del
Municipio el gobierno y administración de sus intereses y la gestión de las materias que le
asignen esta Constitución y las leyes nacionales, en cuanto concierne a la vida local, en
especial la ordenación y promoción del desarrollo económico y social, la dotación y pres-
tación de los servicios públicos domiciliarios, la aplicación de la política referente a la
materia inquilinaria con criterios de equidad, justicia y contenido de interés social, de
conformidad con la delegación prevista en la ley que rige la materia, la promoción de la
participación, y el mejoramiento, en general, de las condiciones de vida de la comunidad,
en las siguientes áreas:
1. Ordenación territorial y urbanística; patrimonio histórico; vivienda de interés social;
turismo local; parques y jardines, plazas, balnearios y otros sitios de recreación;
arquitectura civil, nomenclatura y ornato público (...)”. (Subrayado nuestro)
30 Cfr. TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA. Sala Constitucional. Sentencia n° 1.563 del
13 de diciembre de 2000. Para más detalles sobre las críticas y valoraciones sobre dicha
sentencia, Cfr. Allan BREWER-CARÍAS. La Constitución de 1999. Derecho Constitucio-
nal Venezolano. Caracas, Editorial Jurídica Venezolana, Tomo I (2004) pp. 415-436.
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31 Sobre la evolución de la función social de la propiedad privada urbana, Cfr, Allan BREWER-
CARÍAS. Urbanismo y propiedad privada. Caracas, Editorial Jurídica Venezolana (1980)
pp. 69-80. También, Cfr. Armando RODRÍGUEZ GARCÍA. Comunidad, Urbanismo y
Construcción en Venezuela. Aspectos jurídicos. Caracas, Prohombre PH Editorial (1993).
La Obra Colectiva. El Régimen Jurídico del Urbanismo (adaptado a la Constitución de
1999). Caracas, Badell & Grau (2000).
32 Decreto Presidencial n° 405 que establece la supresión de CORPOSUROESTE. Gaceta
Oficial Ext. n° 5.395 del 25 de octubre de 1999; Decreto Presidencial n° 406 que establece
la supresión de CORPORIENTE. Gaceta Oficial Ext. n° 5.395 del 25 de octubre de 1999;
Decreto n° 415 que establece la supresión de CORPOINDUSTRIA. Gaceta Oficial Ext. n°
5.397 del 25 de octubre de 1999.
33 Decreto Presidencial n° 301 que establece la Ley del Fondo Único Social. Gaceta Oficial n°
36.800 del 4 de octubre de 1999; Decreto Presidencial n° 413 que establece la reforma a la
Ley del Fondo de Crédito Industrial (FONCREI). Gaceta Oficial Ext. n° 5.396 del 25 de
octubre de 1999.
34 Entre 1999 y 2004, el gobierno del Presidente Chávez nunca hizo alusión directa al socialis-
mo como norte ideológico de la Revolución Bolivariana. La adhesión a la tesis socialista
salió a la luz pública en su discurso durante el acto de instalación de la IV Cumbre de la
Deuda Social (24/02/2005). En el mismo, el Jefe del Estado venezolano enfatizó “No tengo
dudas, es el socialismo”. Desde entonces, el vocablo ha estado presente en la teoría del
gobierno bolivariano. Para más detalles, Cfr. Diario el Universal [en línea] Caracas, edición
del 25 de febrero de 2005 [http://www.eluniversal.com]
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Ministro de Estado como en el pasado. Los dos últimos ministerios han debido
lidiar con el deterioro de la infraestructura urbana del país, con resultados para-
dójicos, que son de difícil evaluación a simple vista.
Recapitulando, la situación actual podría ubicarnos tan igual como a princi-
pios de los años 40 en materia urbanística, no tanto por la carencia de normas
y principios rectores, sino más bien, por la excesiva proliferación de los mis-
mos. Sin embargo, de todo este nuevo afán decretista, resaltan seis leyes que
vienen a definir este nuevo período de carácter participativo ilimitado en nues-
tra historia de la normativa urbanística venezolana:
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cunscrita al esfuerzo del legislador de 1983 por evitar hacer alusión sobre un
modelo económico o del desarrollo en particular, ya que, a la vuelta de unos
años, podría ser desechado como política oficial de planificación.
Como novedad, la LOPGT, hacía la diferenciación entre la ordenación del
territorio y la planificación y gestión de la ordenación del territorio. El primero
de ellos es una política de Estado, mientras que el segundo, un proceso de
naturaleza política, técnica y administrativa, dirigido a sistematizar la pro-
gramación, evaluación, seguimiento y control de la ordenación del territorio63.
A pesar de los puntos oscuros y dudosos que traía la LOPGT, hicimos un
intento por abordar progresivamente los dispositivos de la ley derogada. El
análisis fue publicado en varias entregas64, donde, en resumidas cuentas, se
innovaba o retrocedía en lo referente:
* El catálogo de definiciones básicas sobre lo “Urbano”, lo “Urbanístico”
y la “Urbanización”; así como una lista conceptual de términos conexos
con el proceso urbanizador65.
Las definiciones de la desaparecida LOPGT serán inspiradas y a su vez,
debían actuar en la medida en que se aplicaran los principios de soberanía
nacional, interés público, seguridad y defensa, descentralización desconcentrada,
participación ciudadana, corresponsabilidad y desarrollo sustentable al proceso
de Planificación y Gestión de la Ordenación del Territorio.
* El sistema inalterado de planes urbanísticos en la LOPGT y la inclusión
por primera vez de una definición66 sobre ellos no contemplada en la
63 Artículo 3º de la LOPGT.
64 Específicamente hicimos un análisis en su momento de la LOPGT, el primero, fue publica-
do como parte del estudio introductorio de nuestra obra Régimen jurídico del Urbanismo en
el Municipio Palavecino. Barquisimeto, Cámara Inmobiliaria del Estado Lara (2006) pp.
34-40. También, véase Emilio J. URBINA MENDOZA. “La nueva Ley Orgánica de Plani-
ficación y Gestión del Territorio y su inserción en la historia de la normativa urbanística
nacional”. En: Iuridica. Valencia, Universidad Arturo Michelena, nº 3 (2006) pp. 55-67.
65 Artículo 4º de la LOPGT.
66 Artículo 5° de la LOPGT. “Los Planes de Ordenación del Territorio Urbanístico son instru-
mentos jurídicos y representan la concreción espacial urbanística del Plan Nacional de
Ordenación del Territorio y del Plan Regional de Ordenación del Territorio correspondien-
te. Cuando estos Planes hayan sido aprobados, se adoptarán y acatarán dentro de los
respectivos perímetros urbanísticos establecidos.
Son instrumentos de carácter estratégico que dictan directrices nacionales para orientar la
mejor localización de las actividades urbanísticas. Establece los lineamientos necesarios
para garantizar los intereses de la comunidad y el desarrollo económico social de la Nación
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en el sistema urbanístico, pudiendo éste estar conformado por un sistema de ciudades o una
ciudad integrada por más de un municipio”.
67 Artículo 96° de la LOPGT.
68 Artículo 15º y Título IV de la LOPGT.
69 Artículo 121º y Título V de la LOPGT.
70 Allan BREWER-CARÍAS. ...Urbanismo y propiedad privada ... pág. 77.
71 Artículos 147° y 148° de la LOPGT.
72 Artículos 153° y 154° de la LOPGT. Para más detalles, véase Giuseppe ROSITO ARBIA.
Ob. Cit., pág. 3086.
73 Artículo 151° de la LOPGT.
74 Título VIII de la LOOU.
75 Artículos 169°, 170º y 171º de la LOPGT.
76 Artículo 183° de la LOPGT.
77 Artículo 187° de la LOPGT.
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Es loable que el Estado se preocupe por garantizar una vivienda y una de las
estrategias es regularizar la realidad caótica del urbanismo, sobretodo, en lo
que presumimos entiende el legislador por populares: las barriadas construi-
das al margen de la legalidad propietaria y técnico-urbanística. Las mis-
mas que colocan a la familia en condiciones de vulnerabilidad social86.
La invocación que hace el artículo 5º a los principios que pudiesen estar en
contradicción con el espíritu de la ley en general (progresividad y seguridad
jurídica) se entremezclan con otros que perfectamente los excluyen como es
una visión excesiva de la democracia participativa y protagónica. Además, la
lectura de algunos artículos, como por ejemplo el 11º, ponen en duda la jerar-
quía y estabilidad del sistema normativo venezolano, que, por muy favorecedor
o progresista, no le es dable alterar la seguridad jurídica87, pues, la LERTTAUP
es una ley de regularización de la propiedad privada urbana. En fin, se esgri-
men elevados principios pero no se concreta ninguno de ellos88, máxime, cuan-
do se castiga al espíritu emprendedor89.
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superar esta dualidad y los conflictos que pudiera traer consigo, interpretando
la ley en su conjunto y concatenando lo dispuesto en el artículo 26º de la propia
LERTTAUP, sólo podrá otorgar este certificado de posesión la Oficina Técni-
ca Nacional, dejando en manos de las Oficinas Municipales todo aquello que es
concerniente a las áreas públicas como plazas, veredas, caminos, desagües,
depósitos de basura, etc101.
En las hipótesis donde el Comité de Tierra Urbana inicie el procedimiento
por la Oficina Municipal, somos de la opinión para solventar esta laguna nor-
mativa, que aquélla última deberá sustanciar el expediente administrativo, y
una vez superada la fase procedimental, remitirá lo actuado a la Oficina Técni-
ca Nacional para que emita la decisión correspondiente, sea a favor o en con-
tra de la regularización.
La estrategia burocrática de la LERTTAUP nos parece la reedición de lo
experimentado durante el período 1958-1983, por cuanto, contempla la crea-
ción de entes como estas Oficinas Técnicas de actividades que perfectamente
pueden ser llevadas a cabo por las Direcciones de Catastro de las Alcaldías lo
que simplificaría costos administrativos e incluso el acercamiento mismo de la
Administración Pública al ciudadano. El establecimiento de nuevas dependen-
cias municipales alterará notablemente el presupuesto de las alcaldías, de por
sí, bastante limitados.
Vale recordar que es más fácil para las comunidades ubicadas en el interior
de Venezuela que tramiten sus solicitudes de regularización de tierras ante el
Municipio que por órganos nacionales, según el corolario del derecho de peti-
ción102 y los principios de racionalización de la actuación administrativa103;
cuyo único papel relevante podría estar dentro de los predios de la vigilancia
por la uniformidad de criterios de las distintas Oficinas Técnicas Municipales.
toria de cumplir los requisitos establecidos en esta Ley para el otorgamiento del título de
permanencia sobre la porción de terreno encerrado en el mismo y de su ordenamiento
urbano básico, a cuyos fines se acompañará del que hubiera elaborado y aprobado la
comunidad.
101 Artículo 25º de la LERTTAUP.
102 Artículo 51º de la Constitución venezolana de 1999.
103 Artículo 30º de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.
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res que ilegalmente ocupan tierras tanto públicas como privadas. Ante la can-
tidad considerable de familias en esta precaria situación, el tantas veces citado
instrumento legal crea la figura del “Comité de Tierra Urbana”, el nivel de
mayor importancia104 dentro de este nuevo orden administrativo concebido en
la LERTTAUP. Serán los instrumentos facilitadores del proceso de regulariza-
ción, y a la vez, el principal mecanismo en la defensa de intereses colectivos y
difusos de las comunidades urbanas populares.
El artículo 53º de la LERTTAUP establece tanto la misión como las atribu-
ciones de estos Comités. Dispone dicho artículo lo siguiente:
“(...) Las comunidades de los asentamientos urbanos populares elegi-
rán, a los fines de la regularización de tierras previstas en la presente
Ley, un Comité de Tierra Urbana, que tendrá por misión coadyuvar a la
realización de la regularización integral y ejecutar las actuaciones nece-
sarias en función de los intereses de la comunidad para que se reconoz-
ca la propiedad en relación a la misma y sus habitantes, de conformidad
con lo establecido en la presente Ley, sea por usucapión o por adjudica-
ción bajo los principios del estado social de derecho y de justicia. El
Comité de Tierra Urbana tendrá las siguientes atribuciones:
1. Promover la adopción de decisiones por parte de la comunidad y
mantenerla informada permanentemente.
2. Crear comisiones auxiliares que faciliten la ejecución eficaz y eficien-
te de su misión.
3. Ejecutar las decisiones de la comunidad en materia de la regulariza-
ción de tierras urbanas.
4. Proponer las poligonales urbanas de los asentamientos urbanos
populares.
5. Elaborar, con la participación de la comunidad, la Carta del Barrio.
6. Elaborar el registro inicial de parcelas y usos de los asentamientos
urbanos populares.
7. Elaborar el registro inicial de propietarios o propietarias o poseedo-
res o poseedoras de vivienda, edificaciones y bienhechurías en los
asentamientos urbanos populares, en coordinación con los órganos
competentes.
8. Certificar la información recaudada y analizada sobre la situación de
la propiedad y tenencia de las parcelas de la poligonal respectiva.
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Hemos visto el alcance de la Carta del Barrio como uno de los instrumentos
más influyentes en lo que respecta a este ensayo de historia normativa nacio-
nal. Nunca antes, a pesar de contemplarse la participación popular en la regla-
mentación urbana que traía la LOOU, los principales afectados por la improvi-
sación urbanística durante décadas, tienen ahora el poder de ordenación de sus
espacios.
Determina la LERTTAUP, primeramente, que la Carta del Barrio deberá
ser reconocida y respetada por las autoridades, y se constituye en la base
para la elaboración de la Ordenanza que rija la relación del asentamien-
to con su centro poblado y el Municipio116.
Detengámonos por un momento en este dispositivo, que a nuestro entender,
podría revertir la legalidad urbanística local cada vez que una comunidad pro-
clame una Carta del Barrio. Es un mandamiento legislativo tan vinculante, que
como dice Rieber de Bentata, “la existencia de planes de desarrollo para cada
uno de los distintos sectores de cada barrio puede crear un caos urbanístico de
proporciones por lo menos similares a las existentes en la actualidad”117.
Ahora, aplicando una interpretación sistemática, el precepto del artículo 58º
de la LERTTAUP deberá concatenarse con el atinado mandamiento de los
artículos 62º y 63º, eiusdem, y de esta manera evitar la proliferación de planes
y criterios que terminen derogando parcialmente los PDUL o las normas for-
males sobre el urbanismo, sean nacionales o estadales.
En primer lugar, cuando una comunidad popular, a través del Comité de
Tierras118 formulen la Carta del Barrio, éstos deberán en principio buscar las
formas de integrar dicha carta a las líneas maestras del “Plan de Desarrollo
Urbano Integral”119. La participación popular no puede implicar nunca una
exacerbación al voluntarismo social que opaque las realidades técnicas120, que
116 Artículo 57° de la LERTTAUP.
117 Judith RIEBER DE BENTATA. Ob. Cit., pág. 68.
118 Artículo 58º de la LERTTAUP.
119 Artículo 57° de la LERTTAUP.
120 Como parece desprenderse de la lectura del Artículo 63° de la LERTTAUP, la Carta del
Barrio no puede hacer mutismo frente al ordenamiento técnico.
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1977 era dable unas determinadas densidades netas de población sobre los inmuebles
ubicados en ciertas zonas, para 2007 las densidades netas aludidas pudieran ser ampliadas,
reducidas, e incluso, eliminadas porque el compás de la ciudad marca un ritmo diferente al
operado en 1977. Es por ello que se puede afirmar que la propiedad urbana es una propie-
dad “portátil” por esa constante tensión que sufre en el transcurso del tiempo. ... Urbanis-
mo y propiedad privada ... pág. 63-64.
132 En el antiguo Derecho Romano, y más posteriormente en el Derecho Civil Común, la
expropiación era vista como una excepcionalidad a la regla de subversión del orden propie-
tario del suelo [Cfr. Henri, Jean y León MAZEAUD. Lecciones de Derecho Civil. Buenos
Aires, Editorial EJEA , Parte II, Vol. IV (1960). BAUDRY-LACANTINERIE. Précis de
Droit Civil. París (1886) y DEMELOMBE. Cours de Code Napoleon. París (1876)]. Con
el desarrollo urbano la expropiación es prácticamente una regla y una práctica usual ejerci-
da por las diferentes administraciones urbanísticas en torno a la propiedad urbana. ...
Urbanismo y propiedad privada ... pág. 64-65.
133 Explica el profesor BREWER-CARÍAS. ... Urbanismo y propiedad privada ... pág. 67. lo
siguiente: “(...) En materia urbana, sin embargo, no basta un título de propiedad para
ejercer los atributos del derecho; es necesario que se precise el contenido de la propiedad,
es decir, saber qué puede hacerse con ella, determinando el uso permitido. Ese contenido
del derecho no está en el título registrado; es necesario que sea establecido en un acto
jurídico-público de la autoridad municipal (plan de urbanismo, zonificación), para luego
poder precisar cómo se encuadra esa propiedad dentro del plan que determina el uso o
establece una zonificación (...)”.
134 Artículo 37° de la LERTTAUP.
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139 Gert KUMMEROW. Compendio de bienes y derechos reales. Caracas, Paredes Editores
(1992) p. 51.
140 Judith RIEBER DE BENTATA. Ob. Cit. pág. 62.
141 Artículo 545 del Código Civil Venezolano.
142 Gert KUMMEROW. Ob. Cit., pág. 235.
143 Henri, Jean y León MAZEAUD. Lecciones de Derecho Civil. Buenos Aires, Editorial
EJEA, Parte II, Vol. IV (1960) pp. 22-50.
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144 Sobre este punto, véase Rafael CHAVERO GAZDIK. Los actos de autoridad. Caracas,
Universidad Católica Andrés Bello (1996). Carlos Felice CASTELLO. Los Actos Adminis-
trativos de las personas privadas y otros temas de derecho administrativo. Caracas,
Ediciones de la Biblioteca de la Academia Nacional de Historia (1990). Augusto PÉREZ
GÓMEZ. Los Actos Administrativos de origen privado. Caracas, Editorial Jurídica Vene-
zolana (2005).
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149 Allan BREWER-CARÍAS. ... Introducción general al Régimen del Poder Público Munici-
pal.... pág. 75.
150 Artículo 1° de la LECONCO.
151 Allan BREWER-CARÍAS. …Introducción general al Régimen del Poder Público Munici-
pal…. pág. 75.
152 El Artículo 30.1° de la LECONCO es enfático en atribuir esta competencia de control
sobre todos los Consejos Comunales, lo que se traduce, en un control absoluto desde el
Palacio de Miraflores a todas las instancias del poder, pues, si el Consejo Comunal contro-
la las políticas públicas de Gobernaciones y Alcaldías, es evidente que las funciones
contraloras desde la Comisión Presidencial orientará una forma solapada de control abso-
luto de la República sobre competencias exclusivas de Entidades Federales y Municipios.
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los límites naturales que este poder deberá respetar, no tanto en la legalidad
formal o en los “procedimientalismos”, sino, en la racionalidad a la hora de
formular proyectos populares atinentes al desarrollo urbano. El reglamento que
proponemos deberá incluir una fase de consultas técnicas “vinculantes” al
momento de elaborarse un proyecto de desarrollo local.
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zadas171. Esto indica, en una hermenéutica integradora, que existen tres nive-
les de planificación en la vida local, a saber:
* Planificación gubernativa (efectuada por los órganos del Poder Públi-
co Municipal).
* Planificación popular (realizada por los Consejos Comunales y otras
organizaciones de carácter popular).
* Planificación de coordinación (llevada a cabo por los Consejos Loca-
les de Planificación Pública).
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cia para que los Consejos Locales de Planificación Pública puedan “colaborar
en la elaboración de los planes locales de desarrollo urbano y las normativas de
zonificación cuyas competencias le correspondan al Municipio”175.
La colaboración que determina la LCLPP en este numeral 17 del artículo 5º,
está enfocada, a nuestro juicio, en dos cometidos. Uno, sobre la canalización de
la legislación urbana local (Ordenanzas y reglamentos ejecutivos) por cuanto
los Consejos Locales están conformados por los Concejales quienes tienen la
competencia exclusiva de sancionar Ordenanzas176. El esquema asambleísti-
co177 usado en este tiempo de gobierno bolivariano, pareciera ir hacia la direc-
ción donde “todos coadyuvan en la creación de los actos jurídicos formales”.
El segundo cometido tiene que ver con la selección y el discernimiento que
deberá realizar el Poder Ejecutivo Municipal cada vez que se inicien las fases
públicas de consultas sobre planes urbanísticos, sean éstos globales (PDUL) o
focalizados. De esta manera no queda dudas sobre el verdadero quehacer de
estos Consejos Locales de Planificación Pública en el campo de la planifica-
ción urbana.
Es evidente que los razonamientos anteriores nos llevan a la legítima con-
clusión de entender a estos Consejos Locales como la instancia de encuentro,
el koiné planificativo, tanto del poder popular (Consejos Comunales, Asamblea
de Ciudadanos, etc.) como del poder municipal formal (Concejos municipales,
Alcaldes, Síndico-Procuradores, etc.). La derogatoria expresa que hizo la
LECONCO178 del artículo 8º de la LCLPP, éste último que hacía de cada
Consejo Local de Planificación el “centro principal de participación y
protagonismo del pueblo en la formulación, ejecución, control y evaluación de
las políticas públicas”179; trasladó el rol de “instancia primaria” de participa-
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ción a los Consejos Comunales, ratificando el delicado papel que le tocará jugar
en medio de este esquema que evidentemente pareciera ser producto de la
improvisación.
También, debemos recalcar que esta dinámica derogatoria responde a la
poca importancia que le fue prestada desde la Presidencia de la República a los
Consejos Locales de Planificación, ya que, a pesar del asambleísmo, formal-
mente son presididos por los Alcaldes en el ejercicio natural de su potestad
como primera autoridad de los Municipios. He allí una de las razones políticas
para abandonar la interesante tesis de los Consejos Locales, dejándoles a éstos
últimos, repetimos, las labores de intermediación planificadora entre la
desproporcionada geometría de atribuciones que le confieren a los Consejos
Comunales frente al actor principal de la vida local: el Municipio.
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Como punto muy específico en este estudio introductorio que hemos desa-
rrollado, queremos destacar el papel de importancia que juega no sólo el clásico
187 Artículo 173º de la LOPPM.
188 Artículo 174º de la LOPPM.
189 Artículo 175º de la LOPPM: “Se consideran inmuebles urbanos:
1. El suelo urbano susceptible de urbanización. Se considera suelo urbano los terrenos que
dispongan de vías de comunicación, suministro de agua, servicio de disposición de aguas
servidas, suministro de energía eléctrica y alumbrado público.
2. Las construcciones ubicadas en suelo susceptible de urbanización, entendidas por tales:
a. Los edificios o lugares para el resguardo de bienes y/o personas, cualesquiera sean los
elementos de que estén constituidos, aun cuando por la forma de su construcción
sean perfectamente transportables y aun cuando el terreno sobre el que se hallen
situados no pertenezca al dueño de la construcción. Se exceptúan los terrenos con
vocación agrícola.
b. Las instalaciones asimilables a los mismos, tales como diques, tanques, cargaderos y
muelles.
No se considerarán inmuebles las maquinarias y demás bienes semejantes que se encuen-
tran dentro de las edificaciones, aún y cuando estén de alguna manera adheridas a éstas.
190 Título VI (artículos 250º al 281º) de la LOPPM.
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Sobre este último plan –el local– la LOA no establece los criterios de
diferenciación, salvo, que lo entendamos como zonas ambientales especiales
dentro de cada Municipio que merece una protección o regulación mucho más
específica que la globalidad que pueda encerrar el Plan Municipal del ambiente.
Es importante destacar que este sistema de planes ambientales obliga a los
Municipios a crearlos como base de las políticas públicas ambientales que de-
ben ejecutar. No basta con sancionar Ordenanzas de protección para los árbo-
les o áreas verdes en la ciudad. Es imprescindible la elaboración de un plan
completo que incluya estándares permitidos de contaminantes ambientales, lí-
mites a las emisiones de los vehículos a motor de combustión interna; vertidos
de aguas servidas y niveles de composición química para las descargas en las
cuencas hidrográficas cercanas al Municipio214, así como los sistemas de in-
formación periódica sobre el nivel de la calidad del agua potable que se consu-
ma215.
En fin, el Plan Municipal del Ambiente junto al PDUL se constituyen en las
matrices normativas básicas de cualquier Municipio en Venezuela en lo que
respecta a la ordenación urbana.
En este compás de planificación ambiental, la LOA extiende216 a otros
instrumentos de planificación, el carácter de “ambientales”, tal como es el caso
de los planes para la ordenación del territorio, normas técnicas ambientales
especiales, las evaluaciones ambientales (estudios de impacto ambiental), la
gestión integral de todas las áreas de alto valor ecológico, los sistemas de infor-
mación geográfica y los criterios e indicadores de sustentabilidad.
El éxito de este nuevo sistema de planificación ambiental estará dado en la
medida que la colaboración217 entre las diferentes personas públicas territoria-
les coadyuven para entablar diálogos permanentes, tomando en cuenta a los
nuevos actores en la planificación de la etapa bolivariana: el poder comunal.
Sobre el contenido o lineamiento del Plan Ambiental, la LOA fija una serie
de aspectos218, que deberán obligatoriamente ser incluidos en dicho Plan. Es-
tos son:
214 Sobre este punto, véase María Elena SANDIA DE SEGNINI. El régimen jurídico de la
prestación de los servicios de agua potable y de saneamiento. En: Ley Orgánica para la
prestación de los servicios de agua potable y de saneamiento. Caracas, Editorial Jurídica
Venezolana. Colección de textos legislativos nº 25 (2002).
215 Artículo 66º de la Ley Orgánica para la prestación de los servicios de agua potable y de
saneamiento.
216 Artículo 29º de la LOA.
217 Artículo 31º de la LOA.
218 Artículo 30º de la LOA.
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“(...)
1. Mecanismos y acciones para la consecución de un ambiente sano,
seguro y ecológicamente equilibrado, para maximizar el bienestar social.
2. La conservación, manejo y uso sustentable de los recursos naturales.
3. Criterios prospectivos y principios de sustentabilidad que orienten
los procesos de urbanización, industrialización, ampliación de la fron-
tera agrícola y ocupación del territorio en materia ambiental.
4. Detección y evaluación de conflictos socio-ambientales y manejo
alternativo de los mismos.
5. Programa de investigación sobre problemas ambientales.
6. Los objetivos y medidas de instrumentalización del plan.
7. La educación ambiental y participación ciudadana
(...) (cursivas nuestras)”
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para darle cierto orden al caos urbano y fueron en buena medida “negligentes”;
nos preocupa las consecuencias de la intervención casi ilimitada de la pobla-
ción, alimentada por ese ideal que desde la jefatura de Estado se estimula: el
poder popular.
Para el momento en que damos el cierre a la presente edición, el ciudadano
Presidente de la República ha introducido un anteproyecto de reforma consti-
tucional222, ante el Hemiciclo de la Asamblea Nacional. Luego de varios me-
ses de intensas discusiones y sospechas por lo hermético que ha sido este
proyecto, que según el propio Presidente, fue “ampliamente consultado”223; la
reforma de los 33 artículos de la actual CRBV curiosamente están dirigidos
hacia el tema de la ordenación del territorio y la inclusión del “paramunicipio”
como forma de intervención directa en la planificación urbana.
Del proyecto nos llama poderosamente la atención, la propuesta presiden-
cial del “Sistema nacional de ciudades” inserto en la reforma del actual artículo
18 de la Constitución de 1999. El texto del anteproyecto está redactado bajo el
siguiente tenor:
“(...) El Estado Venezolano desarrollará una política integral, para articu-
lar un sistema nacional de ciudades, estructurando lógica y razonable-
mente las relaciones entre las ciudades y sus territorios asociados y
uniendo y sustentando las escalas locales y regionales en la visión
sistémica del país.
A tales efectos, el Estado enfrentará toda acción especulativa respecto
a la renta de la tierra, los desequilibrios económicos, las asimetrías en la
dotación de servicios e infraestructura, así como sobre las condiciones
de accesibilidad, físicas y económicas, de cada uno de los componentes
del citado sistema nacional de ciudades.
Todos los ciudadanos y todas las ciudadanas, sin discriminación de
genero, edad, etnia, orientación política y religiosa o condición social,
disfrutarán y serán titulares del Derecho a la Ciudad, y ese derecho
debe entenderse como el beneficio equitativo que perciba, cada uno de
los habitantes, conforme al rol estratégico que la ciudad articula, tanto
en el contexto urbano regional como en el Sistema Nacional de Ciuda-
des. (...)” (Cursivas nuestras).
222 El texto puede consultarse en las bases de datos del Ministerio del Poder Popular para la
Comunicación y la Información. http//: www.minci.gob.ve.
223 Diario el Universal, Caracas, edición del jueves 16 de agosto de 2007. Cuerpo 1-4.
Sobre el tema y su explicación en Venezuela, véase James Otis RODNER. La globalización:
un proceso dinámico. Caracas, Ediciones de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales
(2001).
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224 Para analizar el complejo fenómeno de la lugarización, véase el trabajo del profesor Fran-
cisco GONZÁLEZ CRUZ. Globalización y lugarización. La Quebrada (Estado Trujillo)
y Mérida. Ediciones de la Universidad Valle del Momboy y el Centro Iberoamericano de
Estudios Provinciales y Locales (2001).
225 Sobre el particular, véase el trabajo de Henri LEFEBVRE. El Derecho a la ciudad. Barcelo-
na, Ediciones Península (1969).
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Ahora bien, la norma tal vez esté direccionada –y la experiencia que pueda
originarse por su puesta en vigencia– hacia esa ambición que el gobierno
bolivariano tiene de uniformar en las ciudades socialistas como paradigma del
proyecto-país puesto en marcha desde 1999. Apreciación que también puede
lucir apresurada porque apenas ha sido introducido un anteproyecto de refor-
ma constitucional, que esperamos –en nombre de la genuina democracia– po-
damos debatirlo no sólo los expertos en Derecho Constitucional, sino todos
aquellos abogados que desde la cátedra universitaria o el foro tribunalicio abor-
damos cotidianamente al Derecho Urbanístico.
RESUMEN
PALABRAS CLAVES
Derecho urbanístico
Participación popular
Planificación urbana popular
Ciudades comunales
Derecho a la ciudad
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