Está en la página 1de 3

1 El territorio

2 Los habitantes
3 La Colonización

El papel de la ciudad (pág. 53)

Dentro del plan de conquista y colonización del territorio americano por los españoles, la
ciudad cumple un papel clave. la urbanización es una meta deseable en sí misma y se la
considera elemento esencial de la colonización.
Las nuevas poblaciones fundadas por los españoles cumplen diversidad de funciones:
* Bases de aprovisionamiento.
* Factorías comerciales de intercambio.
* Cabezas de puente para penetraciones más profundas en el territorio.
* Eslabones de una amplia cadena de fundaciones que conectan los nuevos territorios con la
metrópoli.
* Centros administrativos locales y regionales.
* Elementos de sometimiento y fijación de la población indígena.
* Polos de concentración de actividades de toda índole.
* Focos de control de la propiedad del suelo.
* Núcleos difusores de una forma de vivir traída del otro lado del Atlántico.

Cientos de ciudades (pág.58)

La consolidación de la colonización española de América está basada fundamentalmente en


la fundación, formación y crecimiento de las ciudades.
El proceso de formación de la red de asentamientos urbanos se realiza muy rápidamente,
con muy limitados recursos humanos y económicos y sobre un espacio geográfico
vastísimo, lo que dio lugar a un esquema de organización territorial con núcleos urbanos
muy alejados entre sí.
La fundación de nuevas poblaciones se hizo siguiendo la pauta de localización de las
poblaciones indígenas, a excepción de los puertos y los centros mineros. Sin embargo, los
asentamientos fueron siempre nuevos, con una planificación y desarrollo con arreglo a
conceptos generalmente ajenos a los de las culturas precolombinas.
El proceso de concentración urbana sorprende por su rapidez y su volumen. Hacia 1580
existe constancia de la fundación de al menos 230 ciudades permanentes y en 1630 de unas
330. Probablemente en ambas fechas su número llegó a ser el doble. El proceso de creación
de ciudades disminuye durante el siglo XVII y se acelera de nuevo en la segunda década
del XVIII.
A finales del -siglo XVI el esquema de organización territorial de los centros urbanos ya
está prácticamente definido en toda la América española y en gran parte perdura hasta
nuestros días.

4 El Modelo

Retícula y cuadrícula (pág. 65)


Al hablar del “modelo” de la ciudad hispanoamericana, no se alude a que hubiese un patrón
explícito, previo al comienzo de las fundaciones españolas, al cual se sometieran éstas.
Pero la existencia de un conjunto de coincidencias que se dan repetidamente permite pensar
en algunas características modélicas implícitamente asumidas y construir el patrón a
posteriori, deduciéndolo de la rica experiencia fundacional, como abstracción tendencial,
frecuentemente deformada o modificada en la realidad multiforme, que en muchos casos se
aparta de tal modelo.
Aunque algunas ciudades se originaron de forma aleatoria, la mayor parte de ellas fueron
trazadas “a cordel y regla”. Mayoritariamente se trata de ciudades de trazado geométrico en
el que calles de tramos rectos se cruzan formando una retícula. Cuando las calles se cruzan
formando ángulos rectos, puede hablarse de retícula ortogonal. Y cuando las distancias
entre las cruces son siempre iguales puede hablarse de cuadrícula.
Todos estos casos se utilizaron repetidamente en el trazado de las fundaciones. Santiago de
Cuba es ejemplo de retícula, Panamá y Guatemala lo son de retícula ortogonal, Caracas y
León de Huanuco, de cuadricula.

La Plaza Mayor (pág. 71)

En el modelo, la Plaza Mayor es un elemento estructural fundamental. Es el centro de la


ciudad. Centro geométrico, centro vital y centro simbólico. Su forma de inserción en el
conjunto del trazado urbano, su total inbricación en el mismo, no puede entenderse como
algo independiente. Es consustancial con él, porque generalmente es su elemento
generador. Toda la ciudad se organiza a partir de él: «Comenzando desde la plaza mayor y
sacando desde ella las calles», dirán las Ordenanzas de Felipe II.
Pero al mismo tiempo, la Plaza Mayor es el centro sobre el que confluye toda la vida de la
ciudad. Es el lugar de encuentro para todas las funciones sociales, desde las derivadas del
ejercicio del poder, hasta las de diversión y esparcimiento. A su alrededor, y abriendo a ella
sus puertas, se sitúan los edificios del poder y de la religión. Allí se administra, se hace
justicia, se comercia, se celebran los festejos.
La Plaza es un elemento de la cuadrícula. Está tan bien insertada en ella, que, por lo
general, es simplemente el resultado de dejar una manzana sin edificar, añadiendo el
correspondiente cuadro al espacio público formado por las calles.

La norma oficial (pág. 83)

La Corona española había enunciado desde 1513 las ventajas de hacer un trazado ordenado
de calles y plaza antes de iniciar la construcción de una nueva ciudad. Varias Instrucciones
la Pedrarias Dávila~ a Hernán Cortés~ Cédulas Reales,...) trataban el tema en términos muy
generales. De ninguna manera se puede deducir de ellas la existencia de un modelo
concreto. lo mismo ocurre con las numerosas leyes y Ordenanzas que se fueron enviando
posteriormente desde España con el paso del tiempo.
Hay que llegar a 1573 para encontrar, en las Ordenanzas de Descubrimiento y Población
dadas por Felipe II, claras precisiones sobre la forma de la ciudad, el trazado de las calles y
de la plaza, la localización de la iglesia y los edificios de gobierno y sobre el diseño de las
casas.
Pero este famoso texto apareció cuando la mayor parte de las principales ciudades ya
estaban fundadas y, en parte, lo que hace es recoger el resultado de una experiencia ya
realizada. la práctica precedió a la norma, configurándola a posteriori.

5 Antecedentes
6 La Ciudad Colonial

La consolidación del modelo (pág. 115)

A partir de la fundación de Lima, la llamada “cuadrícula” de fácil replanteo y de


esquemática sencillez, se extiende por todo el continente americano.
La Plata (1538), Santa Fe de Bogotá (1538), Tunja (1538), Huamanga (1549), San
Francisco de Campeche (1541) y Santiago de Chile, son un buen ejemplo de la aplicación
de este modelo urbano, que se consolida en América en la primera mitad del XVI.
Destaca el tamaño de las parcelas destinadas a solares urbanos y asignadas a cada poblador,
que es enorme comparado con los repartos de las ciudades españolas anteriores y de su
época.
Estas nuevas ciudades de bajísima densidad y abiertas hacia un territorio sin límites,
contrastan con los apretados trazados de las ciudades medievales europeas.

La invasión de la cuadrícula (pág.120)

La fundación de una ciudad se convierte en un rito que llena de contenido formal la tarea
colonizadora de los nuevos territorios.
Al acta de fundación se acompaña el dibujo o traza de la ciudad y la asignación de terrenos
a los pobladores, queda, literal y gráficamente, reseñada en este documento de vital
importancia política, administrativa y urbanística.
Los planos de fundación de cada nueva población refleja la forma de la ciudad. La plaza,
elemento urbano generador de esa forma, se convierte en el centro geométrico, simbólico y
funcional del conjunto.
Los planos de fundación de San Juan de la Frontera (1561), Mendoza (1562) y Santiago de
León de Caracas (1567), realizados cuando la cuadrícula ya estaba firmemente consolidada,
constituyen un notable ejemplo del modelo de ciudad hispanoamericana.
La detallada y minuciosa propuesta formal contenida en documento urbanístico más
importante de su época, las Ordenanzas de Felipe II de 1573, no llega a aplicarse en su
integridad en ninguna población, pero abre numerosas opciones a la construcción de la
ciudad, como aparece reflejado en el plano de la segunda fundación de la ciudad de Panamá
en 1673.

También podría gustarte