Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
el uso de la foto
Esas cosas de las que se habían desprendido nuestros cuerpos habían pasado toda la
noche en el lugar mismo donde habían caído, en la postura de su caída. Eran los despojos
de una fiesta ya remota. Reencontrarlos a la luz del día, era volver a sentir el tiempo.
Durante varios meses, nos conformamos con hacer fotos, mirarlas, acumularlas. La idea de
escribir a partir de ellas surgió una noche cenando. No me acuerdo quién la tuvo primero
pero supimos inmediatamente que sentíamos el deseo de darle forma. Como si lo que
habíamos pensado hasta entonces como suficiente para conservar la huella de nuestros
momentos amorosos, las fotos, no lo fuera, como si hiciera falta algo más, la escritura.
No espero que la vida me aporte temas sino estructuras desconocidas de escritura. Este
pensamiento: ‘Solo quiero hacer los textos que únicamente yo pueda hacer’, significa unos
textos cuya forma misma está condicionada por la realidad de mi vida. Nunca habría podido
prever el texto que estamos escribiendo. Ha venido de la vida.
Más que nuestras prendas en sí mismas, lo que más me impresiona es la luz. La que
proviene de las ventanas de la cocina.
Ocultas en la sombra, nuestras prendas son apenas reconocibles. El resto, el cesto del pan
a la izquierda del microondas, las naranjas encima, la basura llena de mondas de fruta, las
bandejas colocadas verticalmente detrás del grifo del fregadero, un tuper abierto, no son
sino las ilustraciones de lo cotidiano, los vestigios de nuestros desayunos, tras los que se
esconde lo esencial: nuestras conversaciones ininterrumpidas, la radio portátil que destila,
mes tras mes, otra letanía.