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Escrito 2.

(Abismo oscuro - parte 1)


Solo en mi cuarto, con el manto de la tristeza aun en mis ojos, razono en como de
la nada se convirtió en costumbre el despertar a las 3 de la mañana y a partir de ahí
no poder conciliar el descanso tras una noche de haberte acompañado en mis
sueños. Veo el techo, cierro los ojos y recuerdo tantas vivencias lindas; el día que
llegaste a mi vida hipnotizándome con tu mirada resaltada por un tapabocas, la
primera cita congelado por no saber cómo actuar, tu estúpida sonrisa tierna frente
al lago mientras debatía en mi interior cómo decirte que nunca había intentado
pensar así en el amor, pues creía que no tenía derecho a vivirlo. El olor de tu cuerpo
al que me acostumbre noche tras noche y las veces que a mis brazos soñábamos
con un futuro. El verte dormir al amanecer mientras pensaba en cómo me había
enamorado cada vez mas de ti… las cosas que soñé expresarte, pero cada vez que
lo intentaba se me formaba un nudo en mi interior y terminaba por no decir nada.
En fin, todo un mar de sentimientos encontrados con olor a amor verdadero que
debo guardar en un cajón mientras regreso del trabajo. Los minutos pasan a un
ritmo desenfrenadamente melancólico, mientras como de costumbre sobre pienso
hasta que se me hace tarde, salgo, veo el cielo y curiosamente percibo el olor de la
vida, el sonido del ajetreo, la felicidad de niños llegando al colegio, la preocupación
o positivismo en la cara de la gente que pasa por mi lado y el llevar en mi mente las
últimas palabras de mi mamá al salir de la casa “cuídese mucho mi rey precioso”.
Llego a mi nuevo escritorio, y soy testigo en primera fila de tu ritual diario al adular
a alguien más; intento concentrarme en lo realmente importante, pero es imposible
no estar impresionado con la forma en que disfrutas ser la protagonista de esa
escena, la inmadurez de hacer notar en mi cara cada comentario que te hacer reír.
Te miro y me siento aun así culpable por esto que ocurre. Siento como en mi cuerpo
se cocina ese plato frio de desamor y olvido. Percibo como todas las cosas que
dijiste algún día fueron solo el complemento perfecto de palabras hechas y no un
sentimiento real. La conveniencia de mi apoyo y la egoísta forma de querer
mantener algo por la simple sensación de no estar sola. Mientras no hay nadie,
pongo música que de inmediato me transporta a instantes con recuerdos que
retumban en el interior de mi alma y que me hacen sollozar.
¿Esto es por lo que ibas a luchar?, ¿La mujer que te iba a acompañar en las buenas
y malas durante el resto de la vida?, ¿La que en una carta juraba que se convertiría
en esa persona que nunca habías tenido para compartir las intimidades más
profundas?, pues… realmente es curioso saber qué hace un mes pensaba en lo
bien que me sentía en familia contigo tomando fotos y compartiendo como un
integrante más y… hoy me haces saber con tus actos que a la primera me
cambiaste. En el día encarno el vacío, intentando entender el shock de la realidad,
sudo y lloro hasta quedar exhausto para no tener que pensar en la noche. Estás
más viva que nunca en mi corazón, pero también siento que algo muere con el pasar
de los días, y… con esto mi primer amor.

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