Está en la página 1de 17

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.° 3 - Págs. 277-293.

ISSN: 1135-0806

ARTÍCULOS

Bases neuromédicas del dolor


Neuro-medical bases of pain
JOSÉ M.ª PEDRAJAS NAVAS1
ÁNGEL M. MOLINO GONZÁLEZ1

RESUMEN

El dolor es una experiencia sensitiva y emocional desagradable asociada a


una lesión tisular real o potencial o descrita en términos de tal daño. El dolor
se puede clasificar por numerosos criterios; por su aspecto temporal se habla
de dolor crónico cuando persiste más de tres meses, aunque el criterio más
importante para su diagnóstico es su relación con aspectos cognitivos y con-
ductuales. La señal dolorosa es recogida por los nociceptores y enviada hacia
el Sistema Nervioso Central pasando por varias estaciones; la primera situada
en los ganglios espinales dorsales, la segunda en el asta dorsal de la médula
espinal, la tercera en diversas estructuras subcorticales, entre las que destaca
el tálamo, y la cuarta, en la corteza cerebral, sobre todo, la corteza somatosen-
sorial, la circunvolución cingulada anterior, la ínsula, la corteza prefrontal y
parietal inferior. En estas estructuras se originan la percepción consciente del
dolor y las actividades subconscientes y respuestas neuromoduladoras efecto-
ras, endocrinas y emocionales, iniciadas consciente o inconscientemente. La
experiencia dolorosa tiene tres dimensiones, la sensitivo-discriminativa, la cog-
nitivo-evaluadora y la afectivo-emocional. Antes de iniciar un tratamiento anal-
gésico es fundamental una meticulosa evaluación del mismo. Se debe seguir
una estrategia general para abordar el dolor crónico (evaluar antes de tratar,
iniciar tratamiento combinado, promover el cumplimiento terapéutico y preve-
nir los efectos secundarios, estrategia general planificada, equipo multidiscli-
plinar, información, planificación, revisión, accesibilidad, disponibilidad y flexi-
bilidad). El tratamiento farmacológico se basa en la escalera analgésica de la
O.M.S.: el primer escalón está formado por analgésicos no opioides (paraceta-
mol, dipirona, antiinflamatorios), el segundo por opioides débiles (más no
opioides) y el tercero por opioides potentes (más no opioides). A todos los

1 Hospital Clínico San Carlos. Madrid.

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 277


Bases neuromédicas del dolor

escalones se le puede sumar un fármaco adyuvante. En el dolor crónico se uti-


lizan además medidas no farmacológicas: físicas, psicológicas y otras (radiote-
rapia, ablación por radiofrecuencia o cirugía).

ABSTRACT

Pain is an unpleasant sensory and emotional experience associated with


actual or potential tissue damage, or described in terms of such a damage.
Pain can be classified by numerous criteria. If pain lasts at least three months,
it is considered chronic pain, though the most important feature of chronic
pain is its relation with cognitive and behavioural alterations. Nociceptors pick
up pain sensations and send them up to the Central Nervous System through
several stations. The first station is the dorsal root ganglia, the second station
is the dorsal horn of the spinal cord, the third station consists of several sub-
cortical structure (the thalamus being the most important), and finally the
fourth station is the cerebral cortex, mainly somatosensorial, cingulus, insula
and prefrontal areas. These structures are responsible for the perception of
pain, for subconscious activities and for the modulatory, endocrine and emo-
tional answers. The painful experience has three dimentions –sensitive-dis-
criminative, cognitive, and emotional. A careful evaluation of pain is essential
before prescribing analgesic drugs. A global planned strategy must be built to
manage chronic pain –evaluating before treating, combining different methods
of treatment, promoting ensuring therapeutic adherence, preventing adverse
effects, working in a multidisciplinary team, gathering information, providing
planification, systematically reviewing, and guaranteeing accesability, availabili-
ty and flexibility. Drug treatment is based on the WHO’s three-step analgesic
ladder: the first step consists of non opioids analgesics (acetaminophen, non
steroidantiinflamatories), the second consists of weak opioids (plus non opioid
agents) and the third step consists of powerful opioids (plus non opioid
agents). An adjuvant agent may be added at each step. In chronic pain, other
non pharmacologic measures must be used – physical, psychological and
other measures such as radiation, surgery or radiofrequency.

PALABRAS CLAVE

Dolor crónico, Experiencia dolorosa, Neuromodulación, Escalera analgésica,


Fármacos adyuvantes, Opiodes.

KEY WORDS

Chronic pain, Painful experience, Neuromodulation, Analgesic ladder, Adju-


vant agents, Opioids.

278 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


J. M. Pedrajas y A. M. Molino

PRIMERA PARTE: sificar en dolor somático: origi-


NEUROANATONIA Y nado en la piel y en el aparato
FISIOPATOLOGIA DEL DOLOR locomotor, se caracteriza por
DEFINICION estar bien localizado y en dolor
visceral: originado en las vís-
Según la Asociación Internacional ceras, se caracteriza por estar
para el Estudio del Dolor (AIED), mal localizado y referido a
éste se define como una experien- zonas cutáneas a veces aleja-
cia sensitiva y emocional desagra- das de la lesión.
dable asociada a una lesión tisular
real o potencial o descrita en térmi- b) Dolor neuropático: se origina
nos de tal daño. De esta definición por una actividad neuronal
se desprenden varios conceptos anormal por lesión del sistema
importantes. El primero, que el dolor nervioso central o periférico.
es una experiencia subjetiva y por Es prolongado, severo, que-
tanto diferente para cada individuo; mante, constante con paroxis-
el segundo es la existencia o no de mos. Existen tres subgrupos
una lesión tisular real, es decir no es de dolor neuropático: 1) El
necesaria la presencia de una lesión generado periféricamente
morfológica que justifique el dolor como las radiculopatías cervi-
de un paciente (Melzack y Katz, cal o lumbar, las lesiones de
2006). los nervios espinales y las ple-
xopatías braquial o lumbosa-
cra, 2) el generado central-
CLASIFICACION DEL DOLOR mente que implica una lesión
del sistema nervioso central
Aunque existen numerosos crite- (SNC) a nivel de la médula
rios de clasificación, los más utiliza- espinal o a un nivel superior, y
dos se basan en el mecanismo neu- 3) el síndrome doloroso regio-
rofisiológico, en el aspecto tempo- nal complejo (SDRC), denomi-
ral, en la intensidad, en la etiología y nado previamente distrofia
en la región afectada. simpática refleja o causalgia.
Se caracteriza por alteración
Mecanismo neurofisiológico: autonómica localizada en el
Existen básicamente dos tipos de área afectada, presentando el
dolor, dolor nociceptivo y dolor neu- paciente cambios vasomoto-
ropático: res, sudoración, edema y atro-
fia (Baron, 2000).
a) Dolor nociceptivo: se origina
por la estimulación de noci- Aspecto temporal: Se clasifica
ceptores periféricos, que tra- en dolor agudo o crónico en función
ducen esta señal en impulsos de la duración de los síntomas. Su
electroquímicos que se trans- mayor inconveniente es que la dis-
miten al sistema nervioso cen- tinción entre ambas categorías es
tral. A su vez se puede subcla- arbitraria, aunque se habla de dolor

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 279


Bases neuromédicas del dolor

crónico cuando persiste más de tres Región afectada: Esta clasifica-


meses. El criterio más importante ción es estrictamente topográfica y
para el diagnóstico es la relación del no menciona aspectos etiológicos ni
dolor crónico con aspectos cogniti- fisiopatológicos. Se define por la par-
vos y conductuales. El dolor agudo te del cuerpo afectada. Por ejemplo,
supone una señal biológica muy dolor abdominal, dolor torácico, do-
importante de peligro y es necesario lor de cabeza, etc.
para la supervivencia y el manteni-
miento de la integridad del organis-
mo en un ambiente potencialmente NEUROANATOMIA FUNCIONAL
hostil. Sin embargo, el dolor crónico DEL SISTEMA DEL DOLOR
produce una constelación de sínto-
mas secundarios como la ansiedad Neurona aferente primaria. Es la
o la depresión, y disminuye de forma primera neurona que recoge el estí-
significativa la calidad de vida. Este mulo doloroso. Está situada en los
tipo de dolor ha dejado de tener un ganglios espinales de la médula y
papel protector para el individuo y en los ganglios sensitivos de los
se convierte en una enfermedad en nervios craneales 5º,7º,9º y 10º. Del
sí misma con importantes repercu- cuerpo celular sale un axón que se
siones en todas las facetas del pa- bifurca en uno periférico y otro cen-
ciente (personal, familiar, social y tral. El axón periférico viaja en el
laboral). nervio periférico hacia la zona de
inervación sensorial, dando lugar a
Intensidad: El dolor se debe las terminaciones nerviosas espe-
medir en base a la información faci- cializadas, los llamados nocicepto-
litada por el enfermo, para ello exis- res. Éstos son despolarizados por
ten numerosas escalas tanto verba- estímulos productores de lesión o
les como visuales, se utilizará la amenaza de lesión. Los nocicepto-
más adecuada para cada paciente. res son despolarizados (activados)
Las escalas más usadas son la por estímulos nocivos térmicos,
numérica y la visual analógica. Se mecánicos o químicos. Tienen cam-
habla de dolor leve cuando el enfer- pos receptores relativamente
mo puntúa el dolor de 1 a 3 puntos pequeños. Algunos son activados
sobre 10, moderado entre 4 a 6 y por sólo un tipo de estímulo (p. ej.,
severo entre 7 y 10. los mecanorreceptores de umbral
alto), mientras que otros responden
Etiología: La clasificación etioló- a más de un tipo (nociceptores poli-
gica presta más atención al proceso modales). Cuando los nociceptores
patológico responsable que al son estimulados se despolarizan en
mecanismo neurofisiológico. Por relación directa con la intensidad
ejemplo, dolor por cáncer, por artri- del estímulo y la frecuencia con la
tis o por anemia de células falcifor- que se aplica. La despolarización se
mes. Desde el punto de vista tera- transmite pasivamente a lo largo de
péutico, es menos útil que la clasifi- la membrana del receptor y cuando
cación neurofisiológica. alcanza un umbral en la unión del

280 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


J. M. Pedrajas y A. M. Molino

receptor con el axón al que está con neuronas (segunda neurona) de


conectado, éste genera una despo- la sustancia gris de la médula espi-
larización del tipo todo o nada nal (o de los núcleos troncoencefáli-
(potencial de acción) que se propa- cos equivalentes en el caso de los
ga a lo largo de la membrana axóni- nervios craneales). Las neuronas se
ca. distribuyen en diez capas o láminas
(láminas de Rexed), las láminas I a
La sensación provocada por la VI están en el asta posterior, las
estimulación adecuada de los noci- láminas VII a IX en la anterior y la X
ceptores cutáneos es de dolor pun- rodea al canal central. La informa-
zante, ardiente o sordo. Los noci- ción procedente de la piel termina
ceptores musculares provocan un de forma preferente en las láminas I,
dolor más inespecífico, al igual que II y V y la procedente de las vísce-
los situados en otros tejidos profun- ras, músculos y otros tejidos pro-
dos, como articulaciones, tendones fundos tienden a evitar la lámina II y
o periostio. aterminar en las láminas I, V y X.
(Raja, Meyer y Campbell, 1988).
Los axones de los nervios perifé-
ricos se clasifican como fibras A, B Las neuronas se clasifican como
y C. Las terminaciones distales de nociceptivas específicas si sólo res-
las fibras A y C son nociceptoras y ponden a estímulos dolorosos o de
por tanto transmiten estímulos dolo- rango dinámico amplio si responden
rosos. Las fibras A son mielinizadas también a otros estímulos.
y se clasifican en cuatro subgrupos:
alfa, beta, gamma y delta. Las fibras Hay neuronas que reciben seña-
C no tienen vaina de mielina. La les exclusivamente de la piel y el
información nociceptiva recogida aparato locomotor, son las llamadas
viaja hacia la médula espinal trans- neuronas somáticas, mientras que
mitida a lo largo de las fibras A delta otras reciben además señales pro-
y C a través de las raíces posterio- cedentes de las vísceras, son las
res. Algunas fibras entran por las neuronas viscerosomáricas. No se
raíces anteriores de la médula espi- ha demostrado la existencia de neu-
nal lo que explica que las rizotomías ronas con aferencias exclusivamen-
de las raíces dorsales no proporcio- te viscerales. La existencia de neu-
nen alivio completo del dolor cróni- ronas viscerosomáticas provoca un
co (Meyer, Matthias, Campbell et al., fenómeno de convergencia de las
2006). señales procedentes de visceras y
aparato locomotor dando lugar al
llamado dolor referido. El dolor de
Neuronas del asta dorsal una víscera se refiere a una zona
de la médula espinal y tractos cutánea que recoge también su
ascendentes señal nociceptiva, a veces la zona
cutánea y la víscera pueden estar
Láminas de Rexed. Los axones alejadas (Meyer, Matthias, Campbell
aferentes primarios forman sinapsis et al., 2006).

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 281


Bases neuromédicas del dolor

Muchas neuronas del asta dorsal el procesamiento del dolor en las


tienen un papel modulador de la siguientes áreas cerebrales: corteza
señal nociceptiva y se denominan somatosensorial, circunvolución cin-
interneuronas (Raja, Meyer y Camp- gulada anterior, ínsula, corteza pre-
bell, 1988 ). frontal y parietal inferior, forman la
cuarta neurona en el procesamiento
Vías nociceptivas ascendentes. del dolor.
Los axones de las neuronas medu-
lares cruzan la línea media y ascien- En las estructuras subcorticales y
den por el cuadrante antererolateral corticales del encéfalo se origina la
de la médula formando las vías percepción consciente del dolor,
nociceptivas ascendentes; se han actividades subconscientes y res-
identificado cinco vías: el tracto puestas neuromoduladoras efecto-
espinotalámico (TET), el espinorreti- ras (motoras), endocrinas y emocio-
cular (TER), el espinomesencefálico nales, iniciadas consciente o incons-
(TEM), el cérvicotalámico (TCT) y el cientemente (Sosnowski, Lebran y
de la columna dorsal postsináptico Fodderie, 1992).
(TCDPS). No todas las fibras cruzan
la línea media, un porcentaje Vías descendentes. Existen tres
asciende por el mismo lado de la vías principales:
médula lo que explica el fracaso de
las cordotomías anterolaterales en 1. Neuronas de la sustancia gris
el control del dolor. Los axones de periacueductal y periventricular
las segundas neuronas se proyec- que hacen conexiones excitato-
tan en múltiples estructuras del rias en la médula rostroventral.
tronco encefálico, por lo que pue-
den participar en varios componen- 2. Neuronas de la médula rostro-
tes de la respuesta nociceptiva ventral que forman conexiones
(sensorial, de alerta, autonómica, inhibitorias en las láminas II, III
neuroendocrina y afectiva); (Sos- y V del asta dorsal. La estimula-
nowski, Lebran y Fodderie, 1992). ción de estas neuronas inhiben
a las neuronas del asta dorsal.
Terceras neuronas. Se han iden-
tificado numerosas estructuras sub- 3. Circuitos locales en el asta
corticales que intervienen en el pro- dorsal median la modulación
cesamiento del dolor, la más impor- de las vías desdendentes
tante es el tálamo. Las neuronas de (Fields y Basbaum, 1999; Fields,
estas estructuras forman sinapsis Bry, Hentall et al., 1983; Fields y
con las vías nociceptivas ascenden- Heinriecher, 1985).
tes y constituyen la tercera neurona
cuyas proyecciones axónicas hacen
sinapsis con estructuras corticales. FISIOPATOLOGIA DEL DOLOR

Áreas corticales nociceptivas. El dolor que experimenta un indi-


Se ha demostrado intervención en viduo es el resultado de una interac-

282 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


J. M. Pedrajas y A. M. Molino

ción de múltiples variables biológi- fenómeno se conoce como alodinia.


cas, psicológicas, sociales y cultu- Las neuronas aumentan progresiva-
rales. Melzack considera que la mente su respuesta por la actividad
interacción de dichas variables de receptores de glutamato. Este
determina un sistema funcional tipo de sensibilización se denomina
cerebral que ha denominado neuro- sensibilización central y como se ha
matriz, que sería el reponsable de mencionado antes puede provocar
dar unas características personales también hiperalgesia secundaria.
a la percepción dolorosa (Melzack,
1999). El tálamo juega un papel funda-
mental en la percepción del dolor.
La mayoría de los nociceptores Su lesión produce el llamado Sín-
tiene la propiedad de aumentar su drome talámico que se manifiesta
respuesta a la estimulación repeti- por ataques de dolor espontáneo y
da. Este fenómeno se denomina de gran intensidad del hemicuerpo
sensibilización periférica y puede contralateral. Además no sólo parti-
ser de dos tipos: autosensibiliza- cipa en el procesamiento sensorial
ción, cuando se debe a la acomo- del dolor sino también en la modu-
dación de la membrana, o hetero- lación afectiva del mismo (Li, Cono,
sensibilización, cuando se debe a la Moore et al., 2003; Ma y Wolf, 1995;
acción de sustancias químicas Li, Simone y Larson, 1999).
(setotonina, bradiquinina, histamina,
prostaglandinas, leucotrienos y sus- En cuanto al cerebro, Melzack y
tancia P) presentes en la zona de Casey (1968) han propuesto tres
lesión. La sensibilización por estas dimensiones de la experiencia dolo-
sustancias produce hiperalgesia rosa:
(mayor sensación de dolor del lleva-
do por la señal nociceptiva), la hipe- a) Dimensión sensitivo-discrimi-
ralgesia se clasifica como primaria nativa: reconoce las cualida-
cuando la sensibilización se produ- des estrictamente sensoriales
ce en el sitio del daño tisular y del dolor como localización,
secundaria, que implica incremento intensidad, cualidad, caracte-
de la sensibilidad extendida más rísticas espaciales y tempora-
allá del sitio del daño. La hiperalge- les.
sia primaria está mediada por
mecanismos de inflamación periféri- b) Dimensión cognitiva-evaluado-
cos y la secundaria por hiperactivi- ra que valora no sólo la per-
dad central. cepción tal y como se está
sintiendo; sino también se
Las segundas neuronas pueden considera el significado de lo
sufrir cambios en la expresión de que está ocurriendo y de lo
genes y modificaciones funcionales que pueda ocurrir.
duraderas por su estimulación repe-
tida, lo que produce dolor con estí- c) Dimensión afectivo-emocional:
mulos que no son dolorosos. Este la sensación dolorosa despier-

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 283


Bases neuromédicas del dolor

ta un componente emocional sorial del dolor y la corteza cingular


en el que confluyen deseos, con el componente afectivo-emo-
esperanzas, temores y angus- cional del mismo.
tia.
Integración del sistema ascen-
Los procesos neurofisiológicos dente y descendente en el proce-
que influyen en la elaboración y so nociceptivo. Al producirse una
expresión de los componentes del estimulación dolorosa en la piel se
dolor son: generan impulsos nerviosos en la
aferencias primarias. Concomitante-
1. La reacción de alerta y aten- mente, aumentan los niveles de
ción: el dolor produce una varias sustancias (sustancia P, pros-
reacción de atención intensa y taglandinas, histamina, serotonina y
extensa, íntimamente relacio- bradoquinina) que median la reac-
nada con la activación de la ción inflamatoria.
formación reticular, lo que
hace que la sensación doloro- El impulso nociceptivo es con-
sa pueda ser elaborada, eva- ducido a la médula espinal dónde
luada y contribuya a modular se ve afectado por factores locales
la reacción afectiva. y y la modulación descendente. Los
mediadores neuroquímicos de esta
2. La actividad vegetativa y interacción en el asta dorsal son:
somatosensorial: consiste en serotonina, norepinefrina, GABA,
la aparición de un conjunto de encefalina, neurotensina, acetilcoli-
reacciones vegetativas y na y dinorfina (Fields y Levine, 1984).
somáticas, provocadas de La señal dolorosa viaja por la médula
forma inmediata por la estimu- hasta hacer sinapsis con neuronas
lación nociceptiva. del tálamo y otras estructuras sub-
corticales. Durante el trayecto se for-
3. Reacción modulada: Activada man proyecciones que activan el
por la propia aferencia noci- núcleo reticular gigantocelular. Las
ceptiva a diversos niveles del neuronas de este núcleo se
neuroeje, controla la penetra- proyectan al tálamo y también acti-
ción de la conducción noci- van la sustancia gris periacueductal.
ceptiva. Las neuronas encefalinérgicas
desde la sustancia gris y nordrenér-
Las lesiones del lóbulo frontal y gicas desde el núcleo reticular
de la corteza singular ocasionan una gigantocelular activan nuronas sero-
disociación de los componentes toninérgicas descendentes del
afectivos, con una marcada dismi- núcleo del rafe, estas fibras junto
nución del sufrimiento por el dolor, con fibras noradrenérgicas van
pero no de la discriminación del desde el locus caeruleus y el núcleo
mismo. La corteza parietal somato- reticular lateral a proyecciones
sensorial está relacionada con el descendentes, modulando impulsos
componente de discriminación sen- al asta dorsal vía cordón dorsolater-

284 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


J. M. Pedrajas y A. M. Molino

al (Fields y Basbaum, 1999; Fields, seco, se ha demostrado la existen-


Bry, Hentall et al., 1983; Fields y cia de sustancias endógenas locali-
Heinriecher, 1985). zadas en el sistema nervioso y en
otras áreas corporales que se unen
Modulación del dolor. Melzack y a receptores afine a la morfina y
Wall postularon la teoría de com- derivados. Estas sustancias se
puerta de control del dolor que se denominan endorfinas u opioides
basa en: endógenos. Se han identificado tres
tipos de receptores de opioides:
1. La transmisión del dolor en la mu, delta y kappa. Los opioides
médula espinal es modulada endógenos que se unen a estos
por un mecanismo de com- receptores son las encefalinas, la
puerta en las astas dorsales. beta-endorfina y las dinorfinas. La
estimulación eléctrica de la región
2. El mecanismo de control está anterior del hipotálamo y de varias
influenciado por la actividad zonas de la sustancia gris periacue-
de las fibras aferentes. La acti- ductal produce analgesia mediada
vidad en las fibras A beta tien- por endorfinas (beta-endorfina)
de a inhibir la transmisión (cie- (Yaksh, 2006).
rran la compuerta), mientras
que la actividad de las fibras Sistema modulador supraespinal:
nociceptivas A delta y C facili- De la sustancia gris periacueductal
ta la transmisión (abren la descienden tres vías que juegan un
compuerta). papel central en la inhibición del
dolor: 1) la que se dirige a la región
3. El mecanismo de compuerta rostromedial vecina la núcleo locus
espinal está influenciado por coeruleus, 2) una proyección al
estímulos que descienden de núcleo paragigantocellularis y, 3) la
niveles superiores del sistema más importante, la eferencia a los
nervioso central, entre los que núcleos del rafe, sobre todo al
se incluyen procesos de origen núcleo magnus. La estimulación
cognoscitivo. directa de este núcleo produce
analgesia mediada por la acción de
4. Cuando la actividad de las neuronas serotoninérgicas, cuyos
neuronas de segundo orden axones descienden por la parte dor-
sobrepasa un nivel crítico, se sal del cordón lateral hacia el asta
activa el sistema nociceptivo dorsal de la médula espinal donde
supraespinal (Melzack y Wall, hacen sinapsis con interneuronas
1982). inhibidoras.

Además del mecanismo espinal Por último, (Heinricher, Pertovaa-


de modulación existe un completo ra y Ossipov, 2003; Porreca, Ossi-
sistema analgésico intrínseco y un pov y Gebhart, 2002) existe un sis-
sistema modulador supraespinal. En tema modulador cortical difuso:
cuanto al sistema analgésico intrín- este sistema es inhibidor y muy

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 285


Bases neuromédicas del dolor

potente, implicando a diferentes 2. Determinar la causa del dolor:


zonas corticales, se activa de forma el dolor más difícil de tratar es
generalizada y es proporcional al aquel del que se desconocen
factor desencadenante. Existen dos las causas.
estímulos naturales que lanzan este
sistema: 3. Medir la intensidad del dolor, si
coexisten más de un tipo se
a) Aplicación de un estímulo evalúan por separado.
doloroso aún más intenso en
otro lugar del organismo. 4. Realizar una evaluación mul-
tidimensional (impacto físico
b) Niveles elevados de estrés –sobre la actividad, autono-
como estar en combate o en mía, sueño, ocio, etc.–, emo-
competición deportiva. cional, social, espiritual…).

5. Buscar e identificar signos de


SEGUNDA PARTE mal pronóstico. Según el crite-
rio de Edmonton el dolor neu-
ACTITUDES Y ESTRATEGIAS GE- ropático, mixto o de causa
NERALES EN EL MANEJO DEL desconocida, la escalada rápi-
DOLOR (Loeser et al., 2001; Kan- da y sin buena respuesta a los
ner, 2006; Gómez Batist, 1996) analgésicos, el dolor irruptivo
o incidental, el estrés emocio-
Antes de adentrarnos en el trata- nal y la personalidad adictiva
miento médico del dolor crónico implican mal pronóstico.
creemos necesario insistir en la
necesidad de una apropiada y meti- 6. Reevaluar: la evaluación debe
culosa evaluación del mismo. Si bien realizarse a intervalos regula-
el dolor sigue siendo una experien- res tras el inicio del tratamien-
cia privada imposible de conocer de to, tras cada intervención y
forma precisa para los demás, es de cada vez que se presente el
vital importancia evaluarlo, medirlo, dolor.
cuantificar los testimonios de dolor
para adecuar los planes terapéuti- Dicho esto podemos esquemati-
cos. Forma parte de otro capítulo la zar una estrategia general para el
descripción detallada de la evalua- control del dolor crónico:
ción por lo que sólo destacaremos
aquellos aspectos indispensables Evaluar antes de tratar (nunca se
que debe incluir ésta: insistirá lo suficiente en este punto).

1. Identificar el tipo de dolor. 1. Iniciar siempre un tratamiento


Hasta en el 80% de los pa- combinado:
cientes presentan dos o más
tipos de dolor con abordajes a) Farmacológico: El tratamien-
distintos. to debe ser causal, basado

286 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


J. M. Pedrajas y A. M. Molino

en el mecanismo fisiopatoló- gresivo, disminuir el número


gico, fijo y regular (“prescrip- e intensidad de las crisis.
ción pautada”), escalonado,
adelantándose a los sínto- c) Planificación de recursos de
mas persistentes o a las cri- intervencionismo creciente:
sis (”rescate”) y preferible- vía oral, subcutánea y final-
mente oral (“Con el reloj, por mente medidas más agresi-
la escalera y por la boca”). vas como cirugía, radiotera-
pia, etc.
b) Medidas generales no far-
macológicas: métodos físi- d) Actitud ante las crisis: pre-
cos (calor, frío, masaje) y los visión de medidas terapéu-
destinados a disminuir el ticas por escrito, distinguir
umbral de dolor (ambiente las crisis “incidentales” de
relajado y de soporte, dis- aquellas con precipitante
tracción, compañía, infor- conocido (movilización,
mación, esperanza…). ingesta, etc.) que podrían
incluir cambio de hábitos
2. Promover el cumplimiento (adaptación).
terapéutico y prevenir los efec-
tos secundarios: adecuación e) Seguimiento definido e indi-
de la posología y presentacio- vidualizado: contactos o
nes a las condiciones del citas programadas y accesi-
paciente (gustos, limitaciones bilidad para las incidencias.
en la deglución, boca seca,
etc.). Anticipación a los efec- 4. Actuar en equipo a las deman-
tos secundarios (por ejemplo das del paciente y la familia
laxantes para estreñimiento definiendo los roles de cada
con el uso de opioides), infor- miembro del equipo (médico,
mación detallada y escrita. enfermero, psicólogo, etc.).

3. Estrategia gradual planificada: 5. Informar al enfermo, la familia


y al resto de personal sanitario
a) Definir claramente los obje- de los planes terapéuticos.
tivos: realistas, alcanzables,
graduales y escalonados. 6. Monitorizar y revisar una vez
Promover tempranamente más: de forma programada y
estrategias de adaptación ante cada eventualidad con un
en los casos identificados abordaje de nuevo multidisci-
como de mal pronóstico. plinar. Adelantarse a las
demandas aumenta la confian-
b) Estrategia gradual de mejora: za en el equipo.
por ejemplo poder pasar del
encajamiento a la moviliza- 7. Accesibilidad, disponibilidad y
ción pasiva, al ejercicio pro- flexibilidad.

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 287


Bases neuromédicas del dolor

TRATAMIENTO MÉDICO DEL DO- nismo en el tratamiento del dolor del


LOR CRÓNICO (Walthman, 2006; cáncer.
World Health Organization, 1990;
Torres y cols., 2002; Bajwa, Warfield
y Wooton, 2008; Flórez, 2004; 1. ANALGÉSICOS
Omoigui, 2007).
1.1. No opioides: antiinflamatorios
Existen un gran número de recur- no esteroideos
sos farmacológicos y no farmacoló-
gicos para el tratamiento del dolor Aunque ahora se sabe que tienen
crónico, abordaremos brevemente un mecanismo de acción central, su
los más utilizados en la práctica clí- principal efecto depende de la inhi-
nica. bición de la cicloxigenasa a nivel
periférico, jugando por tanto un rol
central en la inflamación. Común-
I. TRATAMIENTO mente conocidos como AINES, tie-
FARMACOLÓGICO nen su indicación en el dolor leve a
moderado de origen somático.
Antes de iniciar la descripción de Actúan sinérgicamente con los
los distintos agentes analgésicos opioides. Existen multitud de prepa-
queremos insistir en uno de los pun- rados y ningún estudio avala el uso
tos ya reseñados en la estrategia de uno sobre otro, sin embargo el
general de manejo del dolor, el fracaso o los efectos secundarios
abordaje escalonado. Hace ya más de un compuesto pueden evitarse
de veinte años que la OMS reco- con el uso de otro. Uno de los prin-
mendó una estrategia de tres esca- cipales problemas son los numero-
lones para el tratamiento del dolor, a sos efectos secundarios, sobre todo
los que sucesivamente se asciende en pacientes ancianos y debilitados,
al no obtener el objetivo de alivio en entre los que destacan dispepsia,
el anterior. En resumen, y a pesar de ulceración gástrica y hemorragia
las críticas que en los últimos años digestiva, tendencia hemorrágica
ha recibido sobre todo el segundo por antiagregación plaquetaria,
escalón, serían: primer escalón deterioro de la función renal, eleva-
(caso de dolor leve a moderno) ción de la tensión arterial, toxicidad
analgésicos no opioides con o sin hepática, etc. Se puede obtener
adyuvantes; segundo escalón opioi- protección frente a los efectos gas-
des menores con o sin no opioides trointestinales mediante el uso de
y adyuvantes; y finalmente tercer antiácidos, antihistamínicos tipo 2 a
escalón opiodes mayores con o sin dosis altas (ranitidina), y, sobre todo,
no opioides y adyuvantes. Algunos inhibidores de la bomba de proto-
autores han querido añadir un cuar- nes como el omeprazol.
to escalón invocando a los procedi-
mientos invasivos o intervencionis- El listado de preparados en muy
mos (cirugía, etc.) o a la vía subcu- largo, cada uno de los cuales tiene
tánea, esta última con gran protago- una dosis máxima (por encima de la

288 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


J. M. Pedrajas y A. M. Molino

cual sólo aumentan los efectos soporte psicológico. La prescripción


secundarios) e intervalo entre dosis y dispensación debería correspon-
propio, entre los más conocidos y der a un mismo médico y farmacia.
utilizados están el ácido acetilsalicí-
lico, ibuprofeno, diclofenaco y Como es bien sabido los pacien-
naproxeno. tes que consumen opioides pueden
desarrollar en cualquiera de sus
Por su situación también en el combinaciones tolerancia, depen-
primer escalón de la analgesia dencia y adicción.
debemos considerar aquí dos fár-
macos ampliamente usados en Su mecanismo de acción está
nuestro medio como son el parace- mediado por unión a diversos
tamol y la dipirona. Su perfil de receptores, siendo los principales
seguridad es mejor que el de los los receptores mu del sistema ner-
anteriores, especialmente en lo refe- vioso central, su efecto es dosis
rente a la toxicidad gastrointestinal. dependiente y no existe otro techo
Especial atención debe prestarse al que el marcado por los efectos
paracetamol en pacientes con dis- secundarios. Existen multitud de
función hepática. preparados de acción rápida y vida
media corta y de vida media larga,
así como de vías de administración:
1.2. Opioides oral, rectal, transdérmica, transmu-
cosa, subcutánea, intravenosa, epi-
Se entienden por opioides los dural o intratecal. Se suele hablar de
compuestos derivados del opio, las dosis equianalgésicas de todos
cuyo paradigma es la morfina. ellos refiriéndonos a la dosis equiva-
Mientras el papel de los opioides lente del estándar que es el sulfato
está muy establecido en ciertas for- de morfina. Existe una enorme
mas de dolor agudo y en el dolor variabilidad individual a la dosis
crónico canceroso, en el dolor cró- requerida y al desarrollo de efectos
nico no relacionado con enferme- secundarios.
dad maligna ha sido más controver-
tido. Se acepta que su uso debe ser Se suele distinguir entre opioides
sopesado, recomendándose seguir menores, aquellos adscritos al
escrupulosamente las guías de segundo escalón de la OMS, prácti-
práctica clínica. Pueden ser benefi- camente hoy sólo usados en nues-
ciosos y seguros sin desarrollo de tro medio el tramadol y la codeína; y
adicción o tolerancia incluso en opioides mayores, en el tercer esca-
dolores clásicamente considerados lón analgésico. Entre éstos desta-
resistentes a los opioides, como el can la morfina de la que existen pre-
neuropático. Deben utilizarse cuan- parados orales (solución y compri-
do han fallado otras alternativas y midos) y parenterales, entre los pri-
previa evaluación psicológica rigu- meros existen también fármacos de
rosa y, probablemente estos pacien- liberación prolongada que permiten
tes requieran continuar recibiendo administración cada 12 ó 24 horas y

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 289


Bases neuromédicas del dolor

otros de acción corta utilizados para miento del dolor neuropático y en el


la titulación de dosis o el rescate abordaje de los efectos secundarios
ante la irrupción del dolor. Otro de de los analgésicos, sobre todo
los compuestos de este grupo muy opioides.
utilizado en el fentanilo, usado sobre
todo como parche transdérmico No es objeto de este capítulo
cada 72 horas y como “piruleta” describir cada grupo de fármacos,
para administración transmucosa pero diremos que los más prescritos
(chupado) de acción corta de igua- corresponden a antidepresivos
les usos que el caso anterior. (amitriptilina), anticonvulsivantes
(carbamacepina, fenitoína, gaba-
Entre los efectos adversos de los pentina, pregabalina), neurolépticos
opioides destacan: náusea y vómi- (haloperidol, clorpromazina), anesté-
to, prurito, estreñimiento, retención sicos locales orales, antihistamíni-
urinaria y somnolencia. Se debe cos, psicoestimulantes (poco utiliza-
estar prevenido y prevenir a su vez a dos en nuestro medio), benzodiace-
los pacientes de los mismos, y en pinas (diacepam, tetracepam), calci-
algunos casos, como en el del tonina, bifosfonatos, corticoides y
estreñimiento, adelantarse mediante otros. Con su uso se introducen
la prescripción de otros fármacos nuevas variables en el ya amplio
como los laxantes o antieméticos espectro de posibles efectos secun-
para evitarlos. darios que hay que tener muy en
cuenta.

2. COADYUVANTES
II. TRATAMIENTO NO FARMACO-
Hasta ahora hemos revisado el LÓGICO (Bajwa y Warfield, 2008)
tratamiento dirigido a la intensidad
del dolor –escalera de la OMS-, En general los profesionales sani-
podemos decir que en este segun- tarios relacionan sin dificultad el
do nivel va dirigido a la causa del dolor, especialmente el oncológico,
dolor; esta es la diana de los coad- con el uso de analgésicos de distin-
yuvantes. Se solía distinguir entre tos niveles de potencia. Sin embar-
fármacos coanalgésicos, aquellos go el dolor crónico puede estar mu-
con acción analgésica demostrada chas veces condicionado o “amplifi-
aunque su indicación suela ser otra cado” por circunstancias tales co-
(P.e. antidepresivos), y adyuvantes, mo inmovilización, debilidad, deterio-
aquellos sin actividad analgésica ro físico, complicaciones de los trata-
propia, pero modificadores de los mientos, etc. Este dolor no pocas
factores que modulan el umbral veces puede mejorar con el uso de
doloroso (P.e. ansiolíticos). Hoy se medidas no farmacológicas senci-
prefiere el término coadyuvantes llas. En la percepción del dolor
dado que siempre se administran intervienen además factores emo-
con “fármacos de intensidad”. Tie- cionales, conductuales, culturales o
nen un importante papel en el trata- espirituales sobre los que, sin duda,

290 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


J. M. Pedrajas y A. M. Molino

se puede incidir. Estas medidas van dos o luz (laserterapia). La aplica-


dirigidas a promover la autonomía ción de frío mediante hielo, mentol,
del enfermo e implican una concep- geles maleables, spray, etc. reduce
ción amplia de la terapéutica (do- la conducción nerviosa, el espasmo
lor total). La máxima eficacia y efi- muscular o el edema.
ciencia en el tratamiento se obten-
drá con el uso conjunto de medidas Los programas de ejercicio físico
farmacológicas y no farmacológi- son ideales para prevenir el descon-
cas. dicionamiento físico provocados por
la rigidez articular y el espasmo
Los objetivos generales de las muscular.
medidas no farmacológicas serán
disminuir la intensidad del dolor, Las diversas técnicas de estimu-
aumentar el umbral de tolerancia, lación nerviosa como la eléctrica
romper el círculo malestar-dolor- transcutánea (TENS) mediante dis-
malestar, reforzar la autoestima y positivos domésticos asequibles
autonomía, promover la participa- han mostrado cierta eficacia en
ción de la familia y del propio algunos tipos de dolor crónico. La
paciente en el cuidado y reforzar la electroanalgesia espinal transcutá-
relación cuidador-enfermo. nea y la acupuntura son otras posi-
bilidades.
Los tipos de medias van desde
las meramente organizativas (adap-
tación de horarios, espacios, dietas, MEDIDAS PSICOLÓGICAS
etc.) y ambientales, al amplio abani-
co de medidas físicas disponibles. Relajación-visualización, hipnosis,
distracción cognitiva y cambio de
panorama, psicoterapia y apoyo
MEDIDAS FÍSICAS estructurado, grupos de apoyo o
consejo pastoral.
El calor aumenta el flujo sanguí-
neo y disminuye la rigidez articular;
se utilizan múltiples medios de apli- OTRAS
cación de calor superficial como
son toallas húmedas o secas, man- Medidas más agresivas como
tas eléctricas; o más profundo (3-5 radioterapia, ablación por radiofre-
cm.) mediante la conversión de cuencia o cirugía forman parte del
energía electromagnética en calor arsenal terapéutico quizá para los
(onda corta, microondas), ultrasoni- casos más rebeldes.

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 291


Bases neuromédicas del dolor

REFERENCIAS

Bajwa, Z. H. y Warfield, C. A. (2008). Carr y M. Koltzenburg (Eds.), Proceedings of


Nonpharmacologic therapy of cancer pain. the 10th World Congress on Pain (pp. 251-
UpToDate® V.16.3. Obtenido el 15 260). Seattle: IASP Press.
noviembre de 2008 de: http://www.upto-
date.com/ Loeser, J. D., Butler, S. H., Chapman, C.
R. y Turk, D. C. (2001). Bonica´s Manage-
Bajwa, Z. H., Warfield, C. A. y Wooton, R. ment of Pain. 3th Ed. Philadelphia: Lippincott
J. (2008) Overview of treatment of chronic Williams & Wilkins (LWW).
pain. UpToDate® V.16.3. Obtenido el 15
noviembre de 2008 de http://www.uptoda- Kanner, R. (2006). Secretos del Trata-
te.com/ miento del Dolor. 2º Ed. México: McGrawHill.

Baron, R. (2000). Neuropathic Pain: From Li, J., Simone, D. A. y Larson, A. A.


Mechanism to Symptoms. The clinical Jour- (1999). Windup leads to characteristics of
nal of Pain, 16, S12-S20. central sensitization. Pain, 79, 75–82.

Fields, H. L. y Basbaum. A. I. (1999). Cen- Li, R. R., Kohno, T., Moore, K. A., et al.
tral nervous system mechanisms of pain (2003). Central sensitization and LTP: do
modulation. En P. D. Wall y R. Melzack pain and memory share similar mecha-
(Eds.), Textbook of pain. 4th edition (pp. 309- nisms? Trends in Neurosciences, 26,
329). Edinburgh, UK: Churchill Livingstone. 696–705.

Fields, H. L. y Heinricher, M. M. (1985). Ma, Q. P. y Wolf, C. J. (1995). Noxious


Anatomy and physiology of a nociceptive stimuli induce an N-methyl-D-aspartate
modulatory system. Philos Trans R Soc Lond receptor-dependent hypersensitivity of the
B Biol Sci, 308, 361–74. flexion withdrawal reflex to touch: implica-
tions for the treatment of mechanical allody-
Fields, H. L. y Levine, J. D. (1984). Place- nia. Pain, 61, 383–90.
bo analgesia. a role for endorphins? Trends
in Neurosciences, 7, 271–3. Melzack, R. (1999). From the gate to the
neuromatrix. Pain, 6 (suppl), S121-S126.
Fields, H. L., Bry, J., Hentall, I., et al.
(1983). The activity of neurons in the rostral Melzack, R. y Casey, K. L. (1968). Senso-
medulla of the rat during withdrawal from ry, Motivational and central control Determi-
noxious heat. Journal of Neuroscience, 3, nantz of Pain. A new conceptual model. En
2545–52. D. Kenshalo, The skin senses (p.423).
Springfield IL: CC Thomas.
Flórez, J. (2004). Fármacos y dolor.
Madrid: Ed. Ergon. Melzack, R. y Katz, J. (2006). Pain
assessment in adult patients. En P. D. Wall y
Gómez Batiste, X. (1996). Cuidados Palia- R. Melzack (Eds.), Textbook of pain. 5th edi-
tivos en Oncología. Barcelona: Ed. JIMS S.A. tion (pp. 291-304). Edinburgh, UK: Elsevier
Churchill Livingstone.
Heinricher, M. M., Pertovaara, A. y
Ossipov, M. H. (2003). Descending modula- Melzack, R. y Wall, P. (1982). The chal-
tion after injury. En D. O. Dostrovsky, D. B. lenge of pain. New York: Penguin Books.

292 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


J. M. Pedrajas y A. M. Molino

Meyer, R. A., Matthias, R., Campbell, J.N, (1992). Receptors; nervous pathways and
et al. (2006). Periperichal mechanisms of mechanisms. Clinical Anesthesiology of
cutaneous nociception. En P. D. Wall y R. North America, 2, 223-241.
Melzack (Eds.), Textbook of pain. 5th edition
(pp. 3-34). Edinburgh, UK: Elsevier Churchill Torres, L. M. y cols. (2002). De la escalera
Livingstone. al ascensor. Revista de la Sociedad Españo-
la de Dolor, 9, 289-290.
Omoigui, S. (2007). Sota Omoigui’s Pain
Drugs Handbook 3rd Ed. For Windows Walthman, M. A. (2006). Cases illustrating
Mobile™/Pocket PC/Smartphone, en the management of patients with chronic
www.skyscape.com pain. UpToDate® V.15.2. Obtenido el 15
noviembre de 2006 de: http://www.uptoda-
Porreca, F., Ossipov, M. H. y Gebhart, G. te.com/
F. (2002). Chronic pain and medullary
descending facilitation. Trends in Neuro- World Health Organization (1990). Cancer
sciences, 25, 319–25. pain relief. Geneva: World Health Organization.

Raja, S., Meyer, R. y Campbell, A. (1988). Yaksh, T. L. (2006). Central pharmacology


Peripherical Mechanisms of somatic pain. of nociceptive transmission. En P. D. Wall
Anesthesiology, 68, 571-590. PD y R. Melzack (Eds.), Textbook of Pain. 5th
edition (pp. 371-414). Edinburgh, UK: Elsevi-
Sosnowski, M., Lebran, P. y Fodderie, L. er Churchill Livingston.

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 293

También podría gustarte