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- ¿Crees que nos libremos ya de la pandemia este año?

- Probablemente sí, pero surgirán otras. Hay una pandemia silenciosa que hace falta
eliminar con mayor urgencia para evitar que surjan nuevos "covids".
- ¿Cuál es esa?
- El virus de la moralidad, la cual tiene mucho que ver con el miedo.
- ¿Miedo a qué?
- Miedo a lo diferente, al cambio, a lo nuevo. El miedo genera resistencia, y esta se
convierte en hipocresía.
- Entiendo que hay mucha hipocresía en los moralistas, pero no considero que eso sea tan
peligroso al grado de matar personas, es decir, no lo definiría como una pandemia. La
moralidad es una característica que nos brindó la vida en sociedad.
- También el racismo o el sexismo, la pedofilia son herencias de la vida en sociedad. Esta
epidemia de la que hablo ha matado durante milenios, mata cada año que pasa en la
actualidad, y no sólo eso, mata también a futuro.
- Cómo es eso de que mata a futuro?
- Mira, por ejemplo, hoy en día tenemos la tecnología crispr, que tiene el potencial para
modificar el genoma humano. En China ya se logró incluso modificar los genes de unos
bebés para que sean inmunes al VIH, es decir, con esa tecnología genética cualquier
humano podría ser inmune a cualquier coronavirus.
- El caso que mencionas no es ético porque involucra bebés, es decir, se les está
imponiendo una decisión arbitraria sobre sus cuerpos sin que éstos puedan hacer o
decidir algo, eso es inmoral.
- ¡Exacto! Ahí está la hipocresía de la moralidad ¿No se les inculca de manera arbitraria
también la religión a los niños pequeños? ¿Qué hay de la circuncisión en los bebés judíos?
Se les niega incluso a dos adultos ¡dos adultos! la posibilidad de contraer matrimonio con
alguien de su mismo sexo. O el caso de las niñas a las que se les niega la posibilidad de
abortar porque un montón de adultos moralistas deciden sobre sus cuerpos. Si aceptan
socialmente esas arbitrariedades ¿por qué el resquemor a una modificación genética que
elevará la calidad de vida de un ser humano?
- Las que mencionaste son cuestiones ideológicas, discutibles, sí, pero las modificaciones
genéticas no son aún seguras, se necesita mucha investigación, ensayos de prueba y error
y para tales implicaría probar en seres humanos, sin saber realmente las consecuencias
que pueda tener, eso es lo inmoral del asunto.
- El alcohol y tabaco tienen consecuencias nocivas para la salud pero se permiten porque
un adulto puede decidir lo que consume o no.
Un esclavo obedece, pero un adulto libre decide, incluso aquello que puede ser fatal para
sí mismo. Los hombres que pisaron la luna lo hicieron a sabiendas de que era también un
experimento, que podrían no regresar a casa, pero lo hicieron por convicción propia y ya
no sólo pensando en sí mismos sino en la humanidad. Si un laboratorio ofreciera grandes
sumas de dinero a quien estuviera dispuesto a someterse a pruebas genéticas, estoy
seguro que muchos lo harían, tanto por sí mismos como por un sentido de servir a la
humanidad usando sus cuerpos como medios para desarrollar tratamientos y mejoras
hacia generaciones futuras.
- No es ético mandar gente a otro planeta sabiendo que pueden morir. Y no es ético
permitir los efectos desconocidos que una modificación genética pudiera tener. Lo siento
pero una sociedad civilizada no funciona así.
- Es porque los moralistas, al igual que el hombre del mito de la caverna, están asustados
ante todo lo desconocido. Cuando Elon Musk planteó el proyecto de colonizar Marte no
faltaron esos cortos de entendimiento quejándose de que "como podemos gastar recursos
en llegar a Marte cuando tenemos tantos problemas sin resolver en este planeta". Yo les
digo sí, y uno de esos problemas son ustedes, predicadores de la doble moral, que
construían sus fincas y ferrocarriles usando esclavos; que se jactaban de su democracia
sin dejar a las mujeres ser partícipes de ella, o que invadían países en nombre de tal
"democracia" ; que se pavonean de sus ciudades y edificios mientras desaparecen
bosques, se extinguen especies, se calienta el planeta ¿es esa su sociedad moral?
- Esas son cuestiones que van más allá de nosotros. A nosotros como individuos nos
corresponde mantener la integridad ética, a pesar de lo que pase en el mundo.
- "Cuestiones que van más allá de nosotros", eso es lo que decían aquellos atemorizados
por el rey o por Dios. Hoy en día somos rebaños de la "sociedad económica". Que el
mundo se caiga a pedazos, pero que no nos toquen nuestra moral, claro, que otros sufran
mientras no se metan con nuestra comodidad, la fortuna de nacer en la parte correcta del
mundo; que nuestras ideologías prevalezcan pisoteando derechos de otros. Yo pienso que
uno tiene que desentenderse del mundo y formar su propio juicio respecto a lo que es
correcto e incorrecto. Hay cosas que socialmente están mal, pero no son malignas en sí
mismas. Hay cosas que están mal y son o han sido socialmente normales.
Resumiendo entonces: sí, yo soy una persona moralmente incorrecta, al menos en ciertas
cosas que la sociedad define como tal.
Mas no te confundas, no soy alguien maligno en tanto no actuo de mala fe, con alevosía o
premeditación de hacer el mal a nadie, como sí hacen otros que con una mano matan y
con la otra sostienen la ley o la biblia. Eso para mí es ser inmoral en un sentido de justicia
universal, lógico, no de convención social.
Yo me guío por una dialéctica Interna que convive dentro de un entorno social. Y sueño
con esa sociedad "inmoral" que se guía por la inteligencia y no por sus miedos y creencias
irracionales.

Puedes tener algo en tu interior que duela como una espina que tú mismo enterraste; no
ser lo que esperas de ti o no tener un norte en tu corazón que te lleve a lo que te haga feliz,
un ir sin rumbo en un mar turbulento y pensar que es lo que mereces.
A veces puedes vivir con una eterna culpa no reconocida por la que quieres ser castigado,
para ello buscas al demonio más apto y te encariñas con él.
El poco amor propio nos hace amar a quien no nos ama, a quien solo viene a hacerte daño.
Aceptamos el amor que creemos merecer. La persona que elegimos es un reflejo de
nosotros mismos.

VIDEO Paradójicamente los mayores saltos que la humanidad ha dado, y sobre todo
los que tiene aún para dar, son gracias a desentrañar los secretos de lo más pequeño,
lo que reside en el interor de los átomos, las partículas, los genes. Descubriremos los
secretos del inmenso universo no a través de abarcarlo por completo, sino de
entederlo hasta el nivel de sus partículas primigenias. Asímismo, los mayores peligros
que enfrentamos no vienen de gigantescos monstruos o terremotos, ni de la explosión
de las estrellas, sino de los microscópicos secretos que recorren nuestras venas: virus,
bacterias, genes, átomos.

"Pienso luego existo" equivale a decir " solo lo que se experimenta existe".
Todo lo que es real es la energía de un testigo.
El gato de Schrödinger podía estar muerto y vivo al mismo tiempo porque había testigos
que así lo proyectaron.
Sí el gato hubiera estado solo dentro de esa caja y nadie supiera de su existencia, entonces
no hubiera sido posible esa paradoja, solamente hubiera existido "el gato", es decir, solo
su propia experiencia momentánea. La suya y no la de terceros que proyectaban
realidades alternativas respecto al gato.
Del mismo modo la ambivalencia dentro de nosotros mismos desaparece si prestamos
atención a nuestros propios testigos internos.
Nuestra atención es energía. Nuestros pensamientos van hacia una parte. Lo que sentimos
es "algo".
Hay una multitud dentro de nosotros. Nuestros "yoes" un día dicen "vive" y otro día dicen
"muere".
Somos en realidad un gato de Schrödinger atrapado en una caja de huesos y dentro de esa
caja coexisten todas las realidades posibles.
La elección es tuya: o vives tu propia existencia o vives lo que otros proyecten sobre ti.

Despertar se parece mucho a implosionar, colapsar dentro de ti mismo, romper tu


personalidad y bailar sobre los pedazos.
¿Quién es el que baila?
Eres la música, pero al mismo tiempo también el que baila con ella.
Por eso el proceso de despertar implica mucho resistir la tentación de destruirte a ti
mismo.
Te has comprimido tanto que puedes fragmentarte en cualquier momento, bailar sobre tu
cadaver, o bien, estallar y destruirlo todo como una supernova.
Te hago entonces una última pregunta...

Los demonios existen desde tiempos inmemoriales; eran esos idolos de los sacrificios y
zigurats mesopotámicos. Susurraban al oído de los grandes faraones que levantaron
piramides. Los demonios dominaban la mente de reyes y emperadores; vieron nacer y
caer imperios y probablemente aún están detrás de la gente mas rica y poderosa del
mundo.
Y todavia así piensas que va a haber un demonio en tu pinche habitación pedorreada y sin
enjarrar, no mames.

VIDEOConocernos en la soledad hasta llegar a un estado meditativo en el que nos


analizamos a nosotros mismos desde una postura impersonal, como si el reflejo en el
espejo se convirtiera en el otro yo que nos observa desde la distancia.

El capitalismo se basa en el concepto de propiedad privada, lo cual está muy bien, pero no
se trate de tus datos personales porque entonces ahí sí cual privacidad, esa ahora es del
pueblo para el pueblo *comunist noises*
Por cierto, he visto muchos comentarios de "como la hacen de pedo, en nada me afecta
que las empresas tengan mi información personal, no es como que tenga algo que ocultar"
.
Pues no, no hay nada que ocultar, pero es como si te dijera que para tener derecho a una
casa necesitas que esta tenga cámaras hasta en el baño, y que transmitan a todo el mundo.
Igual no es que vayas a hacer nada malo o que tengas un laboratorio de metanfetamina en
tu casa, pero simplemente hay algo que no cuadra cuando se profana el derecho a la
privacidad. Caminar en calzones, cagar o masturbarte no sería lo mismo si sabes que te
observan.
No te quitarían el derecho a hacer lo que quieras, pero te quitarían el derecho a hacerlo en
privado, y eso es más peligroso de lo que la gente cree.
Por ejemplo, el otro día estaba tocando guitarra tranquilamente, y poco después me
aparecieron anuncios para cursos de guitarra. Digo, ¿no tengo acaso el derecho a tocar
culero la guitarra y buscar yo mismo un curso cuando me plazca?
Pasa lo mismo cuando hablas acerca de cualquier cosa, lo cual hace evidente que existe un
algoritmo identificando palabras clave que traduce luego en hábitos de consumo. Es como
si te clasificaran en una categoría de persona, o más bien de consumidor.
No quiero asustarlos, pero qué pasa si trasladamos ese algoritmo desde lo meramente
comercial hacia un ámbito político. China ya vive en esa realidad peor que Orweliana, y
digo peor porque ya no es ficción.
¿Significa entonces que las personas del futuro ya no tendrán la posibilidad de conspirar?
Para qué quiero conspirar, probablemente dirás, y estamos de acuerdo. ¿Pero si en el
futuro fuera necesario? ¿Si en un futuro fuera necesario reunirnos para actuar contra las
politicas corporativas o los gobiernos que perpetúan modelos obsoletos ¿tendríamos que
despojarnos de toda nuestra tecnología para hacerlo? Y aún así, nuestra huella digital no
desaparecería, ya estaríamos rastreados como disidentes. Es decir, para las guerras del
mundo digital estaríamos completamente desarmados.
Quizá en las guerras del futuro no hagan falta soldados con rifles de asalto, sino hackers,
programadores, gente que sepa manejar el arma de este siglo: la tecnología.
¿Aceptarás esos términos y condiciones?
La opinión de los demás es como el culo, todos tienen uno, pero el único que importa es el
que tienes tú, el de los demás no es asunto tuyo.
Supongamos que alguien hace algo poco común o se muestra a sí mismo de forma
estrafalaria, excéntrica. Pueden pasar dos cosas, primero ese alguien hace caso a los
comentarios o le da pena lo que comiencen a decir de él, así que trata de contenerse a sí
mismo y situarse en los parámetros de lo "normal".
Por otra parte, también puede suceder que ese alguien le importe un comino la opinión
ajena (hay que tener la piel bien dura para esto). Esta persona permanece fiel a sí misma,
a lo que es y lo que siente, demuestra seguridad en su particular forma de ser. Luego
sucede algo curioso, cuando ven que ese "raro" es tan seguro de sí mismo, aparecen los
primeros imitadores, aquellos que legítimamente se identifican con él. Luego comienza
poco a poco el efecto rebaño y comienzan a sumarse otros, hasta eso que en un principio
era objeto de críticas o burlas se convierte en la nueva norma o moda.
Así es como todas las cosas nuevas surgen, de alguien que resistió a la presión social que
es como la gravedad, siempre tirando hacia abajo, a lo fijo y preestablecido.
Y no es que uno deba ser siempre “único y diferente”, en realidad es válido sentirse
identificado con las ideas de alguien más, pero eso es distinto a sumarse a una moda o
corriente solamente por el factor social, cual borregos sin criterio propio.
En pocas palabras: el mundo se mueve gracias a quienes les importa una mierda la
opinión de los demás.

Cualquiera puede decirte que eres hermosa,


no se necesita nada más que un par de ojos
y ni siquiera hace falta que sea cierto,
los más hábiles incluso te dirán no lo que ven,
sino lo que quieres escuchar.
Y entre menor sea tu amor propio
más vulnerable serás ante los aduladores,
al falso amor de los demás

Para ponerlos en contexto: luego de muchos esfuerzos por preservar la especie,


finalmente se logró reintroducir la especie del bisonte americano en su hábitat en el norte
de México. Tan pronto como apareció la noticia de que había bisontes libres en la
naturaleza, aparecieron también los primeros ejemplares cazados de forma ilegal (nunca
será legal cazar especies en peligro de extinción).
Fuera del profundo asco y repugnancia que me generan estos sujetos (ya he publicado
antes mi opinión de quienes practican la cacería recreativa), me hace preguntarme qué
clase de ente biológico es el ser humano. Por qué parece tan indiferente a otras formas de
vida, como si no fuera él mismo un mamífero. La sangre de un bisonte, de un león o un
elefante también es roja, sus tejidos se componen de lo mismo que los nuestros, dan a luz
incluso igual que nosotros ¿De dónde viene entonces tanta falta de empatía?
Solo me aventuro a pensar que viene exactamente de lo mismo que nos diferencia de
ellos: de la inteligencia. La inteligencia crea culturas que derivan en arrogancia hacia todo
lo que se considera inferior (incluyendo a otros humanos que no son parte de la cultura
dominante)
Me pondré cursi y lo plantearé en una pequeña historia; imagina que tu padre es el Sol y
tu madre es el planeta Tierra.
El Sol y la Tierra tuvieron que hacer el amor, por decirlo de alguna manera. La luz solar en
combinación con los elementos presentes en la tierra fermentaron el germen para que la
vida pudiera manifestarse, desde los organismos unicelulares y anaeróbicos hasta las
complejas formas de vida actuales.
Siguiendo la misma analogía, las plantas y los animales serían nuestros hermanos
mayores, los Primeros nacidos (cual elfos de la mitología tolkiana), los más sabios y que
viven en armonía con nuestros padres.
Nosotros seríamos los hijos menores, no los más sabios, pero sí los más inteligentes,
superdotados en relación con las demás especies.
Que nos sirvamos de las plantas y los animales para sobrevivir sería un caso de cohesión
familiar, donde los hermanos mayores ayudan a los pequeños. Así sobrevivimos durante
la infancia de nuestra civilización.
Pero hoy nuestra cultura ha crecido y lejos de madurar se ha vuelto más arrogante. Olvidó
la familia que lo crío desde que era una criatura asustada dentro de una cueva.
Estamos matando a nuestros hermanos mayores, plantas y animales, para satisfacer la
vanidad inherente a aquel que se cree superior. Abusar del resto de seres vivos implica
destruir también a nuestra familia originaria. Es una negación de nuestra naturaleza que
nos encamina hacia una condición necrofílica, que inclina nuestra civilización hacia lo
muerto e inorgánico.
Es como si un hijo que creció en una familia sana de pronto se volviera un sádico asesino
como Ted Bundy. La civilización es ese joven encantador y perverso al mismo tiempo.
El humano se convirtió en orco, los primeros nacidos huyen de nosotros y se retiran al
otro lado del mar (volviendo a la mitología de Tolkien).
Imagina el dolor de una madre si trasladamos esto a una familia humana ¿no se
marchitaría también? ¿No se erosionaría su amor por nosotros al igual que el suelo se
reseca mientras los bosques desaparecen?
Junto al cadáver de ese bisonte sangra también nuestra condición de humanos, de
hermanos menores, cada vez más desterrados de nuestra familia ¿quedará alguna
redención para nosotros?

VIDEOEl nihilismo suele describir la existencia como un sinsentido en el que nuestras


vidas no tienen un fin y un propósito. Difiero, pues tan solo el hecho de interponer
nuestra existencia a la nada es ya un propósito en sí mismo. Aceptarnos y encontrar
nuestra propia voz en la existencia es reafirmar nuestro propósito en ella

Tuve ese sueño de nuevo. Aunque más que un sueño, parecía una niebla cargada de
relámpagos, y estos a su vez dejaban ver imágenes durante breves instantes, igual que un
rayo deja ver por un segundo las siluetas dentro de una habitación oscura.
Las siluetas venían del interior, de esa habitación oscura que llamo “mí mismo”, pero a la
vez eran también impersonales; era yo y a la vez no lo era.
Era yo mismo observando mi propia espalda. Y la figura del “otro”, del observado, era de
hecho distinta a la que ahora mismo concibo como mía. Pero lo era, éramos una misma
experiencia a través de dos siluetas que pudieron reconocerse durante el breve instante
que dura un relámpago.
Podía ver también a través de los ojos de quien me encontraba observando en ese
momento y a través de esa otredad me observaba a mí mismo.
Pensé en todas las personas que conozco, todos esos otros que no son yo. Y si sucede lo
mismo que en el sueño ¿y si somos un mismo ser desdoblado en multiples apariencias?
Y es que normalmente más que de carne somos de piedra, duros, alienados, pero en el
sueño las barreras que nos definen como individuos se fundieron cual magma volcánico.
Concretamente, la individualidad que ahora bien puedo sentir era sólo el espejismo de
otro sueño.
Siento a partir de esa experiencia, que el ego y la individualidad son una trampa: el
mecanismo que una misma conciencia creó para poder ver más cosas al mismo tiempo.
Como si cortaras tu cuerpo en mil pedazos y cada uno pudiera ir por su cuenta a un sitio
distinto, olvidando que son avatares del mismo ente que se dividió.
Despertar implica desvanecer la ilusión del yo individual y comenzar a reconocerte en los
otros, en la totalidad de lo creado.
No te tomes tan en serio a ti mismo, quizá todo es un sueño.

Ves esa flor meciéndose ahí?


– ¿Sí, qué hay con ella?
– ¿Crees que es bonita?
– Pues sí lo es. Claro que lo es.
– Y si te dijera que no lo es, ¿me creerías? No estoy diciendo que sea fea, lo cual sería una
mentira abominable, pero decir que es bonita tampoco contiene mucho de verdad. La flor
solo es lo que es, para nosotros es un sentimiento agradable que percibes al mirar sus
vivos colores, al deleitarte con su aroma y verla danzar con el viento. Te alegras, te
regocijas, pero eso eres tú, son tus sentidos, es tu estado de ánimo, no es la flor, ella tan
sólo está ahí, siendo flor. Entonces la belleza es realmente aquello que eres, está en los
ojos de quien la mira. Por su parte la fealdad de las espinas reside en quien se pincha con
ellas. De nuevo todo juicio de valor recae en el sujeto y no en el objeto. No hay formas
bellas ni horribles, pues nada ocurre en el exterior, sino en el interior de quien las
experimenta, rosas o personas.
Arte de Alexandra Levasseur

VIDEOConstruimos nuestra narrativa personal con base en la idealización que hemos


hecho de nosotros mismos y nuestro entorno.

Me preguntas si te quiero y sin dudar te contesto que sí.


Me pregunto a mí mismo si te quiero, vuelvo a contestar que sí.
¿por qué me lo pregunto? ¿acaso tengo dudas? Y contesto sin vacilar: yo te quiero, de una
forma especial, no tengo dudas.
Siento una paz contigo que hace mucho no siento ni siquiera en mi casa.
Sí, eso es lo que siento contigo, un hogar que me hace olvidar mis otras carencias. ¿estoy
dando ese amor de regreso? ¿te quiero como realmente mereces que te quieran?
A veces pienso en cómo soy como persona, cuán difícil me resulta entregarme, abrirme
emocionalmente. He llegado a pensar que estoy tullido por dentro, que algo no va del todo
bien ahí.
Y vuelvo a leer entonces la parte donde dices que me quieres. Y digo una vez más "sí,
también te quiero", mientras me doy cuenta que hay algo que nunca habíamos dicho o
preguntado.
¿Me amas? ¿Yo te amo?
Siento esas preguntas como una tormenta adentro.
Me pregunto ¿te amo? ¿he amado a alguien siquiera?
Me pareces tan cálida y transparente ¿lo seré yo también para ti?
He llegado a sentir la necesidad de poner en palabras un "te amo" , pero vacilo en
decírtelo, pues creo en el valor de esas tres sílabas y no las he dicho desde la última vez
que creí amar a alguien, que fue hace mucho tiempo.
Entonces me hago otra pregunta
¿Te he demostrado que te amo?
Y es que generalmente nos preocupamos por el amor que nos dan de regreso, pero el que
nosotros no damos termina por hacer más daño.
Porque sí, he hecho daño, sin darme cuenta, tal vez hasta con la mejor de las intenciones.
Una muestra de afecto puede lastimar al final si lo que se espera de ti es amor, ese algo
más...
A veces me digo a mí mismo que no soy capaz de amar, que soy frío y distante, que no
sabría reconocer al amor aún si lo tuviera de frente, pero que al final tal vez alguien
pudiera enamorarse de eso. Pero no, sería injusto. Aceptamos el amor que creemos
merecer, como dicen. Y tú mereces todo el amor que un ser humano pueda darte.
¿Yo te amo?
Y la respuesta se me queda entre los labios como puntos suspensivos. Porque me digo a
mí mismo que lo deje ser, que el amor que tú me tienes también irá creciendo en mí cada
vez que te tome de las manos o te mire a los ojos, que llegará el día que ese amor me brote
de los labios al igual que una planta de las que tanto te gustan, entonces podré decirte que
te amo.
¿Pero y si eso es lo que me digo a mí mismo? ¿y si eso es lo que se dicen todos al pretender
que se aman? ¿y si viven todos dentro de una mentira colectiva? Bueno, estoy exagerando,
tanta gente no puede estar muerta por dentro.
Me refugio, como te digo, en la idea de que ese amor madure en mí, pero no sé si eso sea
suficiente.

Todos piensan que estar loco es algo cool, que te hace ser especial de alguna forma. Hasta
que te ves a ti mismo hablando solo como si de verdad tuvieras a alguien en frente.
En efecto así fue, estuve en un café, pedi comida para mí y mi acompañante, que no era
otro que esa voz dentro de mí. Y luego tuve que comerme ambos platos yo, para que la
gente no pensara que alguien me dejó plantado - o igual que lo pensara, pero la comida no
se desperdició-, y también para que el otro se callara y dejara de ponerme en ridículo.
Ahora cada que salgo llevo ropa para dos, café para dos, tiempo para dos. Pienso el doble,
como si hablara por dentro y no por fuera, pues siempre hay un debate interno que se
hace externo cada que la apariencia física está en soledad, que es cuando el otro o la otra
sale. Y es que a veces me habla como me hablaría un amigo o un enemigo, a veces como
una madre o una amante. Pero siempre mi otredad se parece un poco a las personas que
han transitado por mi vida. Por lo general cuando alguien intenta herirme o insultarme,
esa voz ya lo ha hecho antes y peor, con palabras más duras y críticas más mordaces.
Cuando alguien pretende amarme, mi otro yo me ha amado más y mejor.
No es hombre ni mujer, claro está, pues en la dimensión de esa conciencia todos somos
andróginos, de hecho esa voz describe nuestra dualidad como una mera ilusión, que en el
fondo nuestras formas crean una apariencia que es como el vapor que empaña el cristal
con el que miramos nuestra propia vida.
Tampoco tiene nombre, ni se identifica con ninguna de mis actividades o gustos, aunque
tampoco me juzga, me deja ser con lo que soy. Pero luego cambia de humor y se ríe de mí
cada vez que me identifico con algo o tengo un apego hacia alguien, dice que desde donde
está a veces me veo grande o pequeño, que cambio de forma según las cosas o emociones
con las que ocasionalmente me identifico.
A veces le grito, le pregunto que si qué quiere de mí, y me contesta con la misma pregunta,
¿qué quieres tú de ti? Porque a veces eres esto y eres aquello. Y tampoco sé qué contestar.
Le preguntó qué eres tú, dónde estás, y siento una presión en mi entrecejo, luego baja y
sube por mi espalda como un rayo en una escalera. Sé qué por lo general habita en el
medio de mis ojos, sobre todo cuando sostenemos acalorados debates. A veces para
silenciarlo a la fuerza relajo esa zona, misma que muchos llaman el tercer ojo, pero yo sé
que es ahí donde habita la otredad. También respiro con menos intensidad cuando quiero
un poco de paz, pues he notado que es como un alma de fuego y necesita el aire para
poder manifestarse. Lo malo es que yo también lo necesito, y hemos de compartir el aire
que mantenga su fuego y mi vida.
Todos piensan que estar loco es algo cool, que te hace especial de cierta forma, hasta lo
toman como un piropo cuando alguien se lo insinúa, pero cuando realmente sufres en las
noches para que la otra voz te deje dormir, entonces no creo que sigan pensando lo
mismo.

VIDEOSomos creados a imagen y semejanza de un dios, o nuestros dioses son creados


a nuestra imagen y semejanza. Una disertación acerca de las cosas que valoramos en la
vida, actitudes y pequeños detalles que se vuelven sagrados.

Todos tenemos una vida que resolver, es decir, aspectos específicos de nuestra existencia
que nos proponemos cumplir para sentirnos realizados.
El niñato que dio su primer beso o el joven que compró su primer coche. La primer
borrachera o el primer hijo. A sus cuarenta y tantos una persona que no resolvió su vida
amorosa se convirtió quizá en un ser patético y desesperado por tener a alguien, porque
no logró trascender ese aspecto de su vida, o al menos eso es lo que siente por presión
social.
O qué hay de aquel que logró todo en su vida y viajó a Praga a sus cincuenta y tantos,
luego de toda una vida de sacrificios, y ahora sentado junto a una mesa de roble en el café
Imperial piensa en aquel Pueblito donde pasó su vida entera. ¿Bien, lo logré, y ahora qué?
se pregunta.
Tengo mi casa, mi coche, mi esposa ¿ahora qué? Tengo todo lo que me propuse, lo he
logrado, qué sigue entonces.
La cuestión de realizarse es un eterno escapar del vacío.
Y es que el primer llanto cuando naces es también un "puta madre ¿y ahora qué?"

Existimos en tres dimensiones: en una somos un destello; en la siguiente somos la silueta


que está frente a la luz; en la tercera somos la sombra proyectada por destello y silueta.
Este esquema está simplificado en una línea recta de una dimensión, en la siguiente es
triángulo, luego pentagrama, luego mercaba así hasta expandirse en todas sus
emanaciones fractales que contienen todo lo que fuimos, somos y seremos: dimensiones
sólo separadas en nuestro entendimiento, pero que en realidad siempre son una sola en el
eterno presente.
El cuerpo es el aquí y ahora, el recipiente donde el pasado vertió su contenido y nos dio
forma como la arcilla.
Estamos unidos a Dios de la misma forma que el tiempo lo está a la materia. Si no hay algo
a lo que el tiempo le ocurra, entonces no hay tiempo.
La sombra proyectada por luz y cuerpo es formada por pasado, presente y futuro.
Una actitud o una pose del presente está revelando el futuro, más que creándolo, pues el
futuro existe simultaneo al presente desde el momento en que el factor causal existe.
La forma de nuestra sombra es la intensidad de nuestra luz. Somos ya lo que seremos.

No te voy a mentir,
estoy muerto desde hace un tiempo
porque eso es lo que pasa cuando te olvidan.
Pero tú vives cada vez que te recuerdo,
hasta en el más insignificante detalle,
a veces hasta obsesivamente,
como cuando guardo tus estados de Instagram,
pero que borro luego de sentirme tan patético.
No sé, tal vez no sea tan malo,
tal vez sea peor ya no sentir nada.
Me gustaría preguntártelo, qué se siente dejar de sentir.
Yo te podría contar lo que se siente estar muerto y enterrado.
Y si eso suena demasiado dramático,
te diré que no lo es tanto,
porque sentir es estar vivo.
Y si recordar es vivir,
querida yo te estoy regalando vida eterna.
Bukowski escribió los Escritos de un viejo indecente. Yo a manera de parodia escribí los
Escritos de un viejo lesbiano.
Él tiene un poema titulado La puta que se robó mis poemas. La mía no es puta, pero igual
se robó mi poesía.
Lo sé porque no la encuentro últimamente y ella la buscaba como el sediento al agua.
Si hubiera tenido la amabilidad de pedírmela me hubiera abierto el pecho y sacado lo que
pudiera, aunque fueran papeletas mojadas por orines. Pero tendría el tacto de quitármela
con suavidad como se arranca un fruto maduro, y no que ella la arrancara como se
arranca una virginidad a la fuerza, erosionándola, haciendo difícil que el amor vuelva a
brotar ahí.
Porque, como toda manifestación de la vida, la poesía crece de nuevo, la de lotos sobre
pantanos, la de campos de girasoles bajo cielos azules. El arte es la cola de las lagartijas,
las hojas arrancadas por el viento: todo lo que vive se entrega, vuelve a brotar y vive de
nuevo. Incluso la muerte en su muerte ignora que de sus huesos habrá de brotar quizá un
muñón verde o retorcerse un gusano.
La vida es armoniosa y cálida, pero también es sucia, visceral y directa.
Por eso regalo lo que soy, porque no es mío, así como no es de los azahares el polen que
recogen las abejas, ni de estas es su miel que recoje el oso o el hombre; así como no es de
las moscas la mierda que sorben como borrachos en cantina de mala muerte.
Sólo el ego posee y dice "mio". La vida es impersonal, "es", se esparce como dientes de
león con el viento.

¿A alguien en la audiencia le gusta la cacería? Lo pregunto en buen pedo, para que me


dé una buena razón por la que les guste e incluso lo consideran "deporte". Me gustaría
debatirlo hasta el punto que me haga cambiar de opinión.
Generalmente siempre trato de ponerme en los zapatos de hasta la persona más
radicalmente opuesta a mí, para comprenderle y hasta generar empatia. Pero a alguien
que mata animales por hobby... sinceramente se me escapa toda lógica y toda razón.
Quizá en la antigüedad podría entenderse como una proeza en donde el cazador con
arco debía dominar el ecosistema donde cohabitaba con su presa, aprender sus
tácticas, ser uno con la bestia; o a espada limpia contendia mano a mano (o mano a
garra) contra bestias más poderosas que ellos mismos y resultaban vencedores,
llevando un trofeo como prueba.
OK, salvaje, pero al menos tiene un sentido.
Pero cuál es la proeza o dónde radica la hazaña de simplemente apuntar a un animal a
muchos metros de conveniente distancia y dispararle a traición. Qué te demuestras a ti
mismo con eso, qué obtienes cómo trofeo en un mundo que por el contrario te
rechazará si se entera de lo que haces. Hay incluso quienes lo justifican, diciendo que
la gente que paga por matar un elefante o un león (obviamente personas muy ricas),
ayuda para la conservación de estas especies. Ok, ¿y no pueden ayudar a las especies
sin tener que dispararles?
Sólo alcanzo a imaginar alguna clase de éxtasis o placer que deben de sentir al mirar el
cadáver de una criatura imponente, donde el hecho de asesinarla se traduciría dentro
de su psique como un acto de conquista, de poseer la grandeza del animal al quitarle
la vida, y verla a sus pies, mancharse las botas con su sangre, sería como culminar el
acto que un psicópata repetiría al matar a una persona.
No veo en todo esto más que una pulsión necrofílica, una tendencia psicológica hacia
todo lo muerto, lo inorgánico.
Hay todo un tratado sobre esto en el libro de Erich Fromm, El corazón de el hombre.
Se los recomiendo.

Banda estoy de bajón. Llegué temprano a casa porque la chava que intentaba ligar me
bateó. No entiendo por qué, solo me acerqué y le platiqué cerca del oído algo que a mi
parecer es super sexy. Cuando terminé de hablarle se levantó de su silla, me miró con
desprecio y se largó. Y pues me quedé solo, apuré mi tarro de cerveza y vine aquí a
contarles esto.
Sí tienen curiosidad de saber qué le dije a la chica para que huyera, se los transcribo a
continuación.
Mientras lo leen imaginen que se los digo al oído en tono super sexy.
"Una cualidad de la naturaleza humana es la fijación hacia una figura materna, entiendo
esta como un refugio de los peligros externos, la satisfacción incondicional de las
necesidades físicas y emocionales. La fijación por la madre - o incestuosa, como la llamaba
Freud- está directamente relacionada con el narcisismo inherente en las personas, la
extrapoación del "mí mismo" en una figura o ídolo externo, es decir, la figura incestuosa
no sólo puede ser la madre biológica como tal, sino esta representarse en todo aquello en
lo que nuestro narcisismo busca un refugio, que nos proteja del exterior, que nos ahorre el
agobio de enfrentar la realidad por nosotros mismos, de buscar respuestas o un
andamiaje ideológico que satisfaga una necesidad de identidad.
La fijación incestuosa ha estado representada por Dios o los dioses, la raza, la
nacionalidad o la política.
Este narcisismo - que se hace colectivo - obtuvo un desencanto luego de la segunda
Guerra mundial así como las guerras y conflictos posteriores (el miedo a una ecatombe
nuclear ocasionada por fanatismos nacionalistas aún se encuentra latente) lo cual ha
llevado a las nuevas generaciones a desentenderse de la identidad de razas o naciones,
llevándonos a un sentir más universal, del mismo modo que Nietzche planteó la
emancipación intelectual de la imperante figura religiosa.
¿Si ya no es dios o la nación, dónde se encuentra ahora nuestra fijación incestuosa?
¿En qué depositamos nuestra fe, donde vertemos la necesidad de pertenecer, de sentirnos
protegidos, saciados en todas nuestras necesidades?
La respuesta podría ser el placer, la sola existencia sin un propósito, el nihilismo en su
estado puro.
Internet y el capitalismo son lo que antes era dios o la identidad nacional. Las compañías
están ahí para satisfacer cada uno de nuestras necesidades y caprichos
incondicionalmente (siempre cuando pagues con tu tiempo de trabajo y tu privacidad).
Los productos, las marcas que patrocinan hasta los conciertos (de bandas incluso con
letras "antisistema")
El dinero ahora es dios y las marcas sus apóstoles, los influencer serían los esbirros, los
que evangelizan en la religión del consumo.
Pero el punto es entregarse a algo, verter tu identidad en algo que te identifique, que te de
un sentido de pertenencia, de soy "algo", "alguien" , que alguien atienda tus necesidades, y
resuelva tus problemas, porque siempre seremos bebés buscando una teta, y esa teta hoy
se cotiza en dólares.

Sí, puede odiar levantarse en la mañana y que eso siga ahí


como un colmillo de azucar
clavado en el pecho,
que no se va en la ducha ni al afeitarse
que el alcohol lejos de matar lo exalta.
Puede haber un "te amo" escondido en una mirada
o en un "buenos días"
¿ De qué valen las palabras entonces?
Las dichas y las no dichas
pues nadie está obligado a decir lo que siente
Del mismo modo que nadie parece estar obligado a sentir lo que dice.

Si yo mantuviera a un pueblo de esclavos a pan y agua, sin ropa, sin techo, trabajando de
sol a sol, sin descanso, sin nada que perder salvo su evidente esclavitud ¿Qué les detendría
entonces de revelarse contra mí?
En cambio si yo tuviese la misma horda de esclavos y les diera ropa, agua potable, casas
resistentes al viento y la lluvia; si les diera seguro médico (paupérrimo y sólo para el que
trabaje, por supuesto); aguinaldo, electricidad y escuelas para sus hijos (que les preparen
para relevar a sus padres en el trabajo); si les llevara entretenimiento (no necesariamente
arte), algún regalo esporádico, dinero (salido de lo que ellos mismos producen), alcohol a
la vuelta de la esquina, para que despabilen, para que no pongan mayor atención a mis
hoteles, mis yates, a mi palacio de oro macizo.
Si tuvieran esas migajas, esas pequeñas comodidades, entonces tendrían ya algo que
perder, sentirían que no les conviene ponerse en mi contra, aún cuando la injusticia y la
desigualdad prevalezcan.
Se harían adictos a esa gota de buena vida, la cual los mantendría con la ilusión de no
estar dentro de un círculo maestro-esclavo. Al mismo tiempo su trabajo seria la fuente de
mi inmensa riqueza, esa misma de la que vienen las migajas y “comodidades” que les
brindo.
Así pues, dale al esclavo algo que perder y pensará que trabaja para sí mismo, se volverá
incluso egoista, desdeñará a quien tenga menos que él.
Algunos tendrán más comodidades que otros y eso les dividirá, se odiarán entre ellos.
Mientras tanto yo seguiría llenando mis arcas, contaminando su aire, sus ríos, generando
más esclavos sin preocuparme ya de rebeliones.
Tolstoi 1890: dicen las mujeres "ah, hombres, con que solo nos quieren como objetos de
deseo para ustedes, pues como objetos de deseo os haremos dueñas de vosotros.
Mujeres de Internet:
Ah, hombres, con que solo nos ven como objetos de deseo, pues como objetos de deseo
nos darán miles de likes y atención, con lo que ganaremos miles de dólares, incluso más,
mucho más, de lo que ganan ustedes en sus profesiones.
Hombres de Internet: no puede seerr, esa streamer se hizo rica nomas por enseñar las
cheches en sus videos, no es justo para los que sí aportan algo y se esfuerzan en crear
contenido y blablabla
Also hombres de internet:
Mira esa nalgona de instagram, creo que pagaré el only fans para ver sus fotos en
calzones.
Tolstoi facepalm noises from el más allá

-¿Te puedo hacer un comentario, como amigo?


-Claro. Dime.
-Creo que eres algo inseguro o muy introvertido. Te noto siempre reducido, como si
midieras siempre cada una de tus palabras y tuvieras miedo a la reacción u opinión de los
demás.
-Me importa un carajo la opinión de los demás.
-Pareciera lo contrario.
-No, no lo es. No tengo nada que demostrar a nadie, ni una necesidad de encajar
socialmente, de ser extrovertido para sentir que agrado o que soy parte de un círculo
social. No me importa parecer raro o introvertido, lo que piensen los demás no es mi
responsabilidad.
-Claro, eso es lo que te dices a ti mismo. Pero ese es un escudo, un estado de negación. Yo
he notado como si siempre estuvieras contenido, como si no supieras muy bien cómo
expresar tu propia personalidad. Buscas la perfección y tal cosa no existe. Además, vives
en sociedad, lo quieras o no.
-Qué es la personalidad, a fin de cuentas, sino la imagen que la gente ha creado de ti, o lo
que has proyectado de ti mismo en función de lo que los demás esperan. Cuando tienes
una personalidad muy marcada te critican; cuando reniegas de las poses o las apariencias
también te critican.
-Lo que has descrito es lo mismo que le pasa al 99% de personas en el mundo.
-Claro, y ese 99% de personas también son inseguras de alguna manera. La personalidad
también es un mecanismo de defensa. Algunas muestran su sensibilidad reprimida, o su
tristeza o su alegría o su sexualidad. Por eso podría decirse que la mayoría de personas en
este mundo viven en un estado constante de hipocresía o de negación de sí mismos. Todos
tienen vacíos e inseguridades, pero el ruido exterior les anestesia. En mi caso, vivo
tranquilo con un perfil bajo, no me gusta ser el centro de atención. No hablo más de lo
necesario. Tampoco hago preguntas estúpidas a los demás, del por qué son como son. ¿
Para qué habría de hacerlo? Tampoco considero que haga o sea yo mismo algo que valga
demasiado la pena como para hacerme notar o restregarles mi presencia a los demás.
-Ese es precisamente el asunto. No es necesario que lo que hagas o digas sea trascendente
o valga la pena. No es necesaria la perfección. Sólo es necesario ser auténtico, sincero. De
hecho, temer decir o hacer estupideces generalmente nos llevará a hacerlas. Es un axioma.
Aquello que resistes persiste.
-Entonces a qué viene la pregunta, soy auténtico para mí mismo, lo que pasa es que mi
autenticidad no es demasiado expresiva o muy social, por eso te conflictúa. Verás, te diré
algo más que sé acerca de la gente. Los introvertidos tarde o temprano encajan en algún
lugar, porque son como imanes para los extrovertidos, se complementan de alguna
manera. A veces no de la mejor manera, se ensañan contigo, pero por lo general hay un
magnetismo mutuo que funciona para bien. A los que tratan de ridiculizar no los tomo en
serio a estas alturas de la vida, ni me mortifica en absoluto. He desarrollado una piel dura
para ello. Del mismo modo que no me tomo en serio a mí mismo, mucho menos a ellos.
Son todos bufones, con sus vidas u opiniones que creen tan importantes.
-Pues tómate más en serio a ti mismo. A mí me gusta lo que dices, y de hecho te hago este
tipo de preguntas para escucharte. Aunque lo que hagas o digas no valga la pena para ti,
haz como si lo valiera, porque tal vez haya personas que sí podrían valorar lo que sabes y
expresas.
-Supongo que tienes razón, nuestra forma de ser, cualquiera que sea, tiene valor tanto en
sí misma como para otras personas. La clave es no juzgar, y yo me juzgo quizá demasiado
a mí mismo ¿Otra cerveza? Yo invito.
Va. Salud.

La filosofía de Bioshock VS filosofía de La Rebelión de Atlas


El objetivismo permite que la visión y los proyectos se desarrollen sin la ambición de las
leyes y la barrera de la moralidad.
Ahora, para lograr que esta sociedad utópica sea posible es necesario que los individuos
sean éticos por sí mimos, sin necesidad de un estado que los obligue respetar la libertad
de los demás, sin que haga falta utilizar un aparato legislativo como garrote que les
obligue a actuar correctamente.
El estado, el gobierno y la policía son organos fascistas en sí mismos, originados desde el
contrato social en el que el individuo, incapaz de controlarse a sí mismo, entrega su
libertad a cambio de seguridad.
El objetivismo separa al estado de las empresas, por el bien de la humanidad, tal como se
separó el estado de la iglesia.
Nada mejor para ilustrar esto que comparar algunas de las frases de Aynd Rand en la
Rebelión de Atlas con las que podemos escuchar de Andrew Ryan en Rapture (Bioshock).
Andrew Ryan: "El hombre elige, el esclavo obedece".
Ayn Rand: "El hombre que produce mientras los demás disponen de su producto es un
esclavo."
Andrew Ryan: "Un hombre construye, un parásito pregunta: `¿dónde está mi parte?´; un
hombre crea, un parásito pregunta: `¿qué van a pensar los vecinos?´ Un hombre inventa,
un parásito dice: `cuidado, puede que tropiece con los pies de Dios.´
"; Ayn Rand: "No hay nada que pueda arrebatar la libertad de un hombre salvo otros
hombres. Para ser libre un hombre debe ser libre de sus hermanos."
Andrew Ryan: "No venga a mí gimoteando por las fuerzas del mercado. Y no espere verme
castigando ciudadanos que demuestran un mínimo de iniciativa. Si no le gusta lo que
Fontaine está haciendo, bien, yo le sugiero que encuentre la manera de ofrecer un mejor
producto."
Ayn Rand: "Capitalismo completo, puro, no regulado, laissez-faire. Con una completa
separación de economía y Estado, igual que existe separación entre Estado e Iglesia."
Andrew Ryan: “Ni dioses ni reyes, sólo el hombre” (la humanidad)

Imagina que tienes una percepción que se fragmenta en muchas, como la luz que se divide
al pasarla por un diamante. Esa visión es la mente que contiene algo que podríamos
llamar conciencia ( lo que es y se cuestiona a sí mismo).
La visión puede abarcar un rango ancho (muchas visiones) y los pensamientos
convertirse en un murmullo constante acerca de todo y de nada.
Esa es una visión amplia pero poco intensa; útil, pero a una distancia relativamente corta.
Muy ocupada, pero debil.
La otra posibilidad es despojar de nuestra atención todo el ruido en nuestro espectro
visible (entendido como la energía de nuestra atención).
Los pensamientos dejan de estar. Pasado, futuro, y el tiempo hipotético (lo que podría o
pudo haber sido pero no es) caen como un peso muerto y la atención que genera ansiedad
se esfuma.
Entonces la visión se enfoca como un láser hacia un solo lugar y momento, con un radio
menos extenso, pero con una intensidad mucho más aguda, tanto que podrá ver más allá,
inclusive ( si se es lo suficientemente receptivo) a percibir los hilos que mueven eso que
llamamos realidad, como si de un ojo de fuego saliera un rayo que rompiera el velo de
todo lo que es o creemos ser.

Hay una verdad espiritual que late en cada individuo, que se manifiesta desde el hecho de
haber nacido en una latitud específica, de tener tal familia y entorno sociocultural. En la
infancia temprana uno no elige sus experiencias, éstas te asaltan y forman el "yo" que se
ha de expresar en la vida adulta.
Para algunas tradiciones a esto le llaman karma, en el lenguaje común se le llama destino.
Pero ambos conceptos representan una falta de control sobre nuestra existencia, como un
camino predefinido que no podremos evitar.
Para el psicoanálisis existe la mente subconsciente, el superego, y en medio de esas dos el
"yo", el mediador, la cara con la que nos mostramos al mundo dentro de esa dicotomía
interna. Eso que llamamos karma, está incrustado en las tinieblas de lo que habita en el
subsconciente.
Todo aquello que nos ocurrió cuando todavía no formabamos una concepción clara del
"mí mismo", nos dio una personalidad que sigue conduciendo nuestros actos, haciéndose
pasar por "nuestras decisiones", o "nuestros gustos".
Esa es nuestra "verdad espiritual", el determinismo que nos ocurre en la realidad física, a
veces como ratones corriendo en una rueda.
Pero hay alternativas, pues podemos hacer consciente lo que habita en nuestro
subsconciente y también lo que manifestamos a través del superego (valores morales,
normas sociales); pero para encontrar esa verdad siendo humanos y no maestros como
Jesús o Buda, se nos ha otorgado nuestro camino físico, el cual podemos recorrer
conscientemente, poniendo atención a lo que sentimos, a lo que nos estimula o nos afecta,
y decidir entonces de acuerdo a nuestro sentir verdadero (que no está guiado por
pulsiones o traumas) , al yo libre y cristalino que todos somos en algún punto y al cual
podemos volver como aquel que regresa a casa.
Por eso buscar espiritualidad a través de terceros (religiones, maestros, etc) es un camino
peligroso, puede servirte, sí, pero como una luz que te permita seguir tu propio camino de
una forma menos caótica.
Pero el camino es de cada quien, cada experiencia es una forma única e irrepetible de
misticismo.
Para el común denominador la realidad física es una manifestación de la verdad espiritual,
lo cual es distinto a decir "mi verdad espiritual manifiesta mi realidad física".

La luz es energía que desborda su recipiente


Tú eres un chispazo
que recorre un alambrado de nervios.
Brilla una luz en tu pecho,
como un diamante de cara al sol
refleja todos los espectros de la luz
aunque a veces te sientas tan gris.
Sí, habita en tu pecho
un corazón templado
que respira,
Sístole, diástole
Inhala y exhala
El viento alimenta al fuego
La carne se enciende
como una estrella en la boveda celeste.
Pero hasta los soles se apagan un día
¿Por qué serías la excepción?
Cuánto durará tu luz.
Cuántas vidas se despiertan con el rocío de la mañana
hasta rodar por la hoja, como ámbares en el atardecer
Brilla pues, ahora que respiras y palpitas,
el ocaso te traerá la eternidad,
la luz se contraerá de nuevo en tu pecho,
y en el suspiro final
soplarás tu propio corazón convertido en polvo de estrellas

Hay algo tuyo en alguien más,


en un lugar o un momento.
Hay algo que desconoces a ciencia cierta,
un simple detalle que con certeza reconoces,
en una mirada, un gesto, la forma de unas manos, un aroma
se siente como tus ojos desdoblados en otro ser.
Tu mundo no estaría completo con su ausencia,
o bien, su prescencia te complementa
En todo caso, existe un hilo que une tu plenitud en otra parte,
porque el otro también eres tú,
Eres ese alguien más que se ha desdoblado en ti
Piensas en el lugar o el momento, las circunstancias,
en lo correcto o lo incorrecto, porque pensar nos da certezas
Pero lo único cierto es aquello que sientes
Arte: Sofía Nielsen

Si conquisto mi presente, conquisto a la muerte.


*Pensé en esta frase hace días y la guardé para escribir uno de mis textos. Pero me di
cuenta que a veces al tratar de profundizar el mensaje se va diluyendo. Como dicen, a
veces menos es más.
Sí, al despertar en el aquí y ahora se desvanece la ansiedad por el "qué será" "lo que pudo
ser" o "lo que sería".

- Oye bro, tengo que decirte algo.


- Qué fue.
- Creo que me gusta tu ex, estamos saliendo.
- Ah. Bien
- ¿Es todo lo que dirás, seguro que no te molesta?
- No me molesta, me preocupa.
- Por qué.
- Mira, te lo diré muy claro: ella no quiere a nadie. Hay una novela romántica
ocurriendo en su cabeza todo el tiempo y necesita actores que interpreten el papel.
Ahora eres tú, bien por ti. En cuanto dejes de llenar esos zapatos llegará alguien más a
ocupar tu lugar.
- Creo que estás molesto, por eso dices esas cosas.
- No lo estoy. Me preocupa de veras, por ti. Mira, a ella le gusta y le seduce la idea del
amor romántico, no la seduces tú. Es la imagen del amor que existe en su cabeza. Tú
solo eres un actor en esa escena, así como lo fui yo y lo será alguien más después de ti.
Pero mira, no lo tomes personal, ni hacia ti ni hacia ella. He estado reflexionando en
ello y creo que la mayoría de las personas funcionan así. La sociedad inventa narrativas
acerca de las relaciones y las personas tratan de representar esa idea lo más fielmente
posible. Por eso siento que las personas cambian de pareja muy fácilmente, porque al
final funcionamos como productos, como objetos de consumo para satisfacer una
necesidad social.
- Cómo debería ser el amor entonces según tú.
- Exacto, esa es la cuestión, cómo debería ser. Para mí no hay un cómo. En el momento
que defines requisitos o características definidas, entonces lo estás matando. No se
puede enlatar al amor, este puede surgir hasta de lo más inesperado, debe mantenerse
como una sorpresa. Lo comparé antes con una puesta en escena, bueno para mí lo
auténtico es un telón que se revela inesperadamente y te cautiva. Si defines una lista
de cualidades para poder querer a alguien entonces no es distinto a cuando buscas un
producto en el supermercado Si te escogen entre dos opciones entonces también eres
opción entre los 7 mil millones de personas que hay en el mundo. Siempre habrá
alguien ahí afuera “mejor que tú”. Lo auténtico es como la familia o los verdaderos
amigos, no los puedes reemplazar porque no los escogiste en primer lugar.
Despertaron algo en ti y de ti para ellos. Es como un despertar espiritual: te sucede,
brota en ti a veces con la persona más inesperada. Para concluir, te doy mi bendición.
Sólo asegúrate de que no hayas sido una opción más ni que ella lo haya sido para ti.

Uno no puede ser feliz sin ser un poco "pendejo".


Ser feliz es olvidar; olvidar es no tomarte al mundo tan en serio.
Es imposible estar en paz siendo aprensivos y tomando todo demasiado personal.
Pero nadie desea dar su brazo a torcer.
Todos son camellos llevando siempre la carga de la opinión ajena. Todos son leones en
una eterna competencia contra los demás y contra uno mismo.
Just fkn chill, dammit!
Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. La verdad es ser fiel a ti mismo: reir si
hay que reír, llorar si hay que llorar. Fluir.
En el Tibet los niños son maestros y en occidente hay maestros que son borrachos.
El adulto se toma a sí mismo como asunto de vida o muerte. El maestro juega con su
existencia atemporal, en el eterno presente.
El que apuñala lo hace con la daga que lleva enterrada en el pecho.
Cada quien intenta asustar según sus propios terrores.
Para liberarse hay que ser más niños y menos camellos que cargan un mundo ajeno a sus
espaldas.
Todo cae o se levanta por el peso de su propia existencia.
Por eso ve ligero. Nada es personal.

Eres el mar y eres el bote que navega hacia el faro o a la deriva.


Aunque puedes tomar los remos, extender las velas ¿a dónde irás en esa inabarcable
inmensidad?
Eres el bote y eres el mar...
las olas y el viento están conectados contigo pero a veces no sabes escuchar, sentir.
El agua nunca te llevará a donde no eres.
Que la vida te lleve entonces flotando a través del mar, de las consecuencias que vienen
luego de hacer y decidir todo aquello en donde te eres fiel a ti mismo.
Irás a donde un día dijiste que no irías, y viceversa.
Eres el viento y eres la vela...
Nadie controla el curso de las aguas ni nadie ha promulgado el fin del horizonte.
No puedes luchar contra una tormenta, pero puedes navegar.
El mejor navegante sabe fluir porque no intenta controlar aquello que lo mueve: él es el
movimiento, es el bote y el mar, el faro y el naufragio.
El bien y el mal se difuminan en el atardecer sobre un velero, así como no todas las
tormentas acaban mal ni todos los faros llevan a buen puerto.
Ir a la deriva no siempre significa estar perdido. Naufragar en brazos de alguien puede
salvar más que llegar a tierra.

Comer es extraño. Quiero decir, es bello y a la vez también quizá tiene algo de escabroso.
Tenemos siempre la imperiosa necesidad de llevarnos algo al estómago para que nuestro
organismo pueda seguir con vida.
Tal vez como una ingeniosa obra de la ingeniería biológica tenemos además papilas
gustativas que hacen del comer uno de los máximos placeres terrenales.
Si no te alimentas por supervivencia, hazlo aunque sea por placer; algo parecido a lo que
sucede con el sexo: si no follas por reproducción cuando menos folla por gusto, que a fin
de cuentas acabarás reproduciéndote, aunque sea por accidente. Podría decirse que esa es
la firma de nuestro “Autor”: el incentivo al placer para asegurar la supervivencia.
Pero fuera de estar condicionado siempre a la tiranía de privar la vida a otro ser -planta o
animal- por la necesidad de preservar la propia, es un hecho que nuestra esclavitud
biológica ( la nuestra y la de toda criatura que puebla el globo) nos hace objeto también de
esclavitud con nuestros semejantes.
Para comer necesitas obtener comida, o sea, en términos prácticos de nuestro sistema
económico: dinero. Para tener dinero necesitas alquilarte: tu tiempo, tu espacio, tu vida. Si
no te vendes no comes.
Es curioso vivir atado a nuestras propias necesidades biológicas y que estas nos aten a las
circunstancias mundánas. Y más lo es aún cuando nuestra esclavitud es también objeto de
tanto placer. Pero hay belleza en todo esto, - no quiero sonar a puro nihilismo-, como
colibríes revoloteando entre frescos azahares o una viuda negra clavando sus colmillos en
una mosca.
Provecho

El eterno e inmutable presente


Ahora mismo estás en él
Aquí, ahora, invariable y justo
Pero mañana ya no será
Ahora mismo, mismo ahora, esta frase sin sentido, es lo que eres
No exististe nunca ni existirás después
Luego mudarás de presente y tendrás la ilusión de cambio
Y te convertirás en un recuerdo
Todo eres tú
Así pase un minuto o cincuenta años,
seguirás en el mismo presente
Conservarás sólo los instantes que tuvieron algún significado
Atesorarás los sueños
El mismo instante invariable e imperturbable
En el que caen imperios y nacen planetas
Es el mismo en el que estás leyendo esto
Todo muda y se transforma
Llegará otro instante que se le parezca, quizá
Pero este no, nunca
¿Qué estás haciendo? ¿Aquí y ahora?
¿Qué harás justo al terminar de leerme?
¿Cambiarán los instantes o será todo un amasijo de imitaciones?
¿Qué recordarás mañana a esta misma hora?
Si es que aún sigues aquí para entonces
O yo

Algunas verdades personales llegan a través de emociones que se quedan impregnadas en


el intelecto. He ahí que una persona inteligente sea capaz de entender sus propias
emociones y plasmarlas en el plano mental.
Luego se me ocurrió que ese conocimiento emocional es como el rocío que cae sobre un
delgado pétalo y que al menor movimiento del mismo el agua rodará hasta caer al suelo.
Entonces me plantee esta suerte de “koan”:
¿Cómo hago para ser la esencia de la gota y no sólo el pétalo que la recibe para luego
perderla?
Autorrespuesta:
Dónde puede estar la respuesta, sino en la gota misma que cae.
Lo que deseo saber es la esencia de la gota de rocío que cae en la mañana (esencia) sobre
un pétalo tierno (cuerpo). Entonces ella representa la duda, por tanto, la esencia está en el
mismo lugar que la pregunta.
¿Y dónde está la pregunta?
La pregunta está en el mismo sitio que aquel que la pronuncia. Para llegar a una duda
concreta has de estar aproximándote a la verdad. Las preguntas, tal como los antiguos
griegos decían, son el camino a las verdades universales. Es decir: aquel que tiene una
duda legítima está conectado espiritualmente con la respuesta. Y es que, cómo ha de
haber respuesta alguna si no hay preguntas. Por tanto, también yo soy parte de la esencia
al cuestionármela. Yo soy la gota de agua que cae, porque soy el pétalo que la recibe.
Existimos mutuamente, el uno para el otro.

Al abrigo de esta noche de octubre


veo dos ojos escarchados como inviernos
Un cielo gris cargado de fantasmas que murmullan
Escapan de las paredes llenas de salitre y de tiempo
Y se van
Como se van todas las cosas que valen la pena
Esas que anidan en la memoria
como ámbares, diamantes y peces de cristal
Rostros diáfanos que se convierten en lunas que miran
Dientes blancos que destellan en el cielo
La sonrisa se desvanece al llegar la luz
Desde los albores de la humanidad las historias que nos gustan llevan tragedia y
oscuridad, porque se evoca lo desconocido, y lo desconocido a la muerte.
Como si de un diálogo socrático se tratase, yo pregunto ¿por qué tememos a la muerte si
no la conocemos? Pues temerla sería afirmar entonces que es mala, pero eso no lo sabe
nadie, no hasta el momento de encararla.
Es un reflejo exacto de la vida misma, paradójicamente, pues solo conoce la que su propia
experiencia sensorial y ontológica le permite. No existe un concepto universal para la
consciencia, pues esta es siempre individual, atada al que la experimenta.
¿Es acaso tu experiencia de vida una calamidad? No, por cierto. ¿por qué el temor
entonces de aquello que por ventura no conocemos?
Tememos a lo desconocido, a lo que se presenta ante nosotros como incomprensible, y
este temor a veces está encubierto de fascinación. Nos fascina aquello que desborda
nuestra comprensión racional.
Amamos las historias que llevan oscuridad, así extrapolamos la propia hasta dimensiones
lejanas, en las que ya no puede alcanzarnos.
Incluso nuestro humor festivo es así, porque se convierte en olvido, en éxtasis y gritos que
acallan lo que nos acecha; en el frenesí nos convertimos en dioses del aquí y ahora, donde
no existen nuestros miedos más profundos. Vislumbramos vagamente esos estados que
algunas filosofías buscan: más allá del bien y del mal, atemporales.
¿Qué sería de un narrador de historias sin la oscuridad del mundo, sin aquello que nos
observa tras el velo de lo desconocido?
Lo cierto es que nos atrae siempre el punto de quiebre donde toda alma humana se
precipita, donde cae y busca el ascenso sufrido y no falto de dificultades.
Por eso desde siempre las mejores historias están llenas de tragedias, oscuridad, pero
también con un rayo de esperanza.

Es verdad que soy un amante de la belleza


La de la forma
La de la esencia
No caigamos en hipocresías:
Lo bello es bello
no siempre es relativo
hay armonía en las formas
proporciones que conspiran
no hablo de perfección, pues esa no existe
hablo de aquello que te roba el aliento
Una montaña
Un atardecer
Un colibrí entre los azahares
Una cara bonita
unas piernas largas, un lunar en el sitio correcto
Nada malo hay en ello
ni nos demos golpes de pecho
Qué importa si la belleza de pronto tiene espinas
Sufre quien confunde belleza con esencia
Un espejismo que puede llevarte al abismo.
Para evitar perderte recuerda esto:
La contemplación de la belleza debe ser saludo y despedida

Si te quitaran tu nombre ¿dejarías de ser tú?


Si te quitaran tu nacionalidad, tu residencia. ¿Seguirías siendo tú?
Si te quitaran tu empleo, tu religión y títulos académicos ¿seguirías existiendo aún?
Si te quitaran tambien tus recuerdos del pasado y tus sueños del futuro, si se llevaran
tus valores, tu moral, tu sexo ¿Quién quedaría? ¿Seguiría habiendo alguien ahí?
Si nos miráramos frente a frente, sin máscaras, ¿a quién verías reflejándose en mis ojos
? ¿ a ti? ¿a mí?

Se nos ha convencido de que el valor como personas se adquiere desde afuera, según
requisitos impuestos por una sociedad que se cotiza en dólares. Pero la sociedad no es un
ente en sí mismo sino una composición de individuos, formados para pensar de manera
más o menos similar.
El sentido de pertenencia o realización se logra ya no a través de dioses ni reyes
tradicionales, sino a través de posicionarte dentro de un mercado específico y resaltar en
él. Hoy es el dios dinero el que convierte en cobre todo el oro que toca. Y son los
servidores de este dios quienes acumulan el poder de dictar a los demás individuos cómo
han de pensar y comportarse, qué valores prevalecerán y cuáles dejan de existir.
Incluso los movimientos disruptivos actuales se banalizan, entran en la misma dinámica
que el resto de mercados (sustitución del pensamiento individual por dogmas ideológicos,
politizacion de los medios y el arte).
La individualidad también se construye dentro del mercado, la "originalidad" tiene
marcas que la construyen. Ser único, especial y diferente tiene su propio merchandising.

Puse que soy furro en mi solicitud de empleo, solo por joder. Lo peor es que sí me
contrataron, de hecho me contrataron por ese detalle.
Me pidieron ir disfrazado de perro al trabajo. En la oficina les huelo la cola a mis
compañeros, me meo fuera del retrete o le doy la patita a mi jefe en señal de sumisión.
Ahora que lo pienso, no es muy diferente a un empleado normal

Los extremos se tocan. Cuando uno nace no tiene nada, no necesita nada, por tanto, tiene
todo. Luego, cuando comienza la madurez y la autoconsciencia, entonces la totalidad no
basta; comienzan también las posesiones parciales:
Tener vida
Tener familia
Tener comida
Tener novio
Tener ganas
Tener amigos
Tener destino
Tener éxito
Tener sexo
Tener amor
Mío, mío, mío
La vida no me vale nada si no es mía, me molesta si no la puedo tener en la seguridad de
mi mano. Mi existencia es sólo la posesión de un dios fatuo. Y yo soy dios de todas las
cosas más pequeñas.
Y todo para darme cuenta, allá en el sepulcro, cuando sea el polvo de mis huesos, que al
final del día no tengo nada. Cuánta razón tenía al ser niño, cuando ya lo tenía todo.

“Ya no deseo ser tierra, aire, agua, fuego, carne” , así pedí ante las emanaciones originarias
cesar mis perpetuas existencias; quería regresar a la nada, al vacío, romper la rueda. Con
una sonrisa, no sé si de burla o satisfacción, me dejaron arrojarme al vacío profundo de la
nada.
Eso sucedió hace no sé cuántas existencias ya. Y sigo aquí. ¿Cómo explicar lo que miré
entonces?
Es quizá como el código que compone los archivos de internet, que se separa en números
y letras diferentes para poder viajar a través de cables y llegar hasta un dispositivo
receptor, el cual los interpreta y reacomoda nuevamente ¿qué pasaría entonces si
quitáramos un solo número a ese código?
Eso es justamente lo que pasa cuando pides el vacío: “error”.
O imaginen un panel inmenso compuesto de pequeños puntitos luminosos que conforman
un todo, como los pixeles de una fotografía. Cuando regresé al vació pude apreciar esa
“imagen”, y toda la inmensidad de existencias que la conforman. Curioso fue que al pedir
la nada me encontrara precisamente con “todo”.
Pero descubrí también que la imagen no estaba completa. Al cesar mi “soy”, mi parte en la
existencia se convirtió en un pequeño punto negro, mientras que todos, con sus vidas
buenas o malas, brillaban y sus colores formaban matices.
Es algo extraño de explicar, lo sé.
Tan sólo imagina que tienes una máscara en la mano, por un lado hay un rostro y por el
otro un hueco, un vacío; entonces doblas la máscara, esperando que el rostro tome el
lugar del vacío, pero el único resultado será ver el rostro donde estaba el vació y el vació
donde previamente estaba el rostro. Y así, yo me “doblé” esperando que el “rostro” de mi
consciencia cesara para siempre. Pero sólo percibí ese espacio negro que representa la
falta de mi existencia.
Entonces comprendí el significado de lo que es “existir”. El vacío “es” ya por defecto un
“todo”, pero al carecer de “existencia” se extrapola a sí mismo a través de una “mascara”
externa; aire, tierra, agua, fuego y bocas, y oídos, y narices y manos y sexos.
La nada, busca volverse consciente, por eso creó la existencia en sus infinitas
emanaciones. O sea, nosotros.
El vacío creo la “mascara” para que sus sentidos pudieran “ver” y comprender y hacer
consiente lo experimentado. La nada se comprende a través del todo. La idea se fragmentó
en pixeles para que tomaran entonces los colores y formas que completan la “imagen”.
Podría entonces decirse que tú y yo, el que lee y el que escribe, somos parte de la misma
imagen, la misma conciencia, la misma mascara, pero vemos y percibimos experiencias
separadas al identificarnos con el rol que experimentamos. Es como si un dedo del pie
ignorara que forma parte de un cuerpo. Eso es el ego en nosotros, identificarnos con
nuestra identidad -he ahí la redundancia, la ilusión- , que no es un sino uno de las infinitas
partes que posee el universo, como en un cuerpo humano, pero a escala cósmica.

Un hombre del futuro llegó hasta el taller biomecánico a reparar la reversa de su pene
biónico delux3000 de seis velocidades. El mecánico tomó entre sus manos aquel
miembro de piel sintética y observó con atención. Hubo un silencio. Me temo que no
puedo hacer nada, dijo por fin, su amiguito se quemó, parece que la hizo trabajar
durante muchas horas y olvidó echarle aceite. Tiene restos de saliva, pero eso no sirve
para lubricar el motor.
El hombre visiblemente ofuscado habló a la compañía de prótesis biónicas y exigió
hacer válida su garantía.
Lamentamos mucho decirle esto, contestó el operador con esa voz monótona de
maquina entrenada, pero el modelo Delux3000 del pene biónico ha sido
descontinuado por el momento y no hay reemplazos disponibles.
¿Cómo? Gritó el hombre. Y qué voy a hacer entonces con esta cosa muerta.
Tranquilícese, señor. Aún hay algo que podemos hacer por usted.
Qué cosa, contestó con ansiedad el hombre.
Tenemos el modelo de vagina Mandevourer3000, con vibrador de siete velocidades,
compresión inteligente y lubricación con termostato.
¿Esto es una broma? - gritó el hombre - quiero que me arreglen la pija, no que me
pongan panocha.
Tranquilícese, para hacer válida su garantía y como compensación al cliente, la
empresa le proporcionará sin costo adicional el programa de neuralink "sinteticbitch"
que cambiará la configuración de su software cerebral para que disfrute su nueva
vagina sin ninguna resistencia mental y emocional. Andará como hembra en celo,
como ex monja recién casada.
Mmm... Suspiró el hombre ¿Y la vagina trae sistema de aire acondicionado? Es que
aquí en Alaska hace un calor que te cagas.
Por supuesto.
Bueno, deme dos.

Un hombre perdió una pierna durante la guerra de Vietnam.


Él no considera aquel suceso algo raro o extraordinario, más bien raro sería no perder
nada durante la guerra, pues esta no conoce otro lenguaje. En la guerra ganan
aquellos que la declaran, no quienes pelean en ellas.
Este soldado vivía ahora con su pensión de guerra, llevaba una prótesis de miles de
dólares con la que salía a caminar por las tardes como cualquier otra persona, junto a
su esposa y un pequeño terrier color café.
Durante esas caminatas de seguido pensaba en su vida. No considera que en la vida
existan tragedias, sino decisiones, pequeñas decisiones que se hilan una tras otra hasta
formar una especie de masa homogenea, un guión más o menos coherente. Perder
una pierna en la guerra sería solo parte de una pequeña decisión, que no fue tomada
en el momento de ir a la guerra, no, sino 20 años atrás, cuando aquel hombre no se
fue a Sicilia con su novia italiana. No tuvo el coraje de hacerlo, pues tenía una vida ya
más o menos hecha en su país. Si hubiera tenido el valor de tomar esa decisión, tal
conflicto argumental habría quedado resuelto y la vida no lo hubiera arrojado a la
guerra de Vietnam años más tarde. Las decisiones son al alma lo que las piernas son
para el cuerpo.
Una decisión permite movernos por la trama de nuestra vida. La única tragedia es
aquella decisión que no se toma en su momento, pues tarde o temprano la vida te
forzará a tomarla. Cuál es el argumento pues, de nuestra vida. Habría que conocerlo
para no enredarnos en ella como una araña que no conozca su propia red.

Cuando necesitas hacerle saber al mundo que no te importa lo que piense el mundo de ti,
entonces quiere decir que te importa que sepan que no te importa, y en esto hay, pues,
cierta trampa, cierta súplica por reconocimiento de "soy especial" ,lo cual otorga una
satisfacción personal, un delirio de grandeza para una cultura popular que exige seres
"auténticos" e "interesantes".
Por tanto, la excentricidad y la locura deliberada, expuesta con bombo y pompa, implica
que vives por y para lo que piense el mundo, igual que las masas vulgares y comunes
actuan mediante modas y tendencias impuestas por el status quo.
Cada individuo es por defecto único e irrepetible, y he ahí la ironía: así como somos
iguales por pertenecer todos al género humano, también nos hermana el hecho de que
cada individuo es especial en sí mismo.
Y al ser todos diferentes, sin excepción, nos convertimos en iguales. Llamo a esto "la
paradoja del único y diferente".

Pajarillo, tú que con gracia te posas en las ramas de los árboles


y construyes en ellos tus hogares
saboreas la fruta de los árboles, luego te vas volando sin pagar la cuenta;
me miras a mí como golem de la tierra,
que derribo tus árboles y te mato para poder vivir.
Pajarillo, tú que me ves con lástima,
porque la música de un despertador me obliga a comenzar el día,
un día que no es mío.
¿Tú qué sabes de estas cosas?
Pajarraco tonto,
tu día comienza con el sol y tu canción es la mañana.
¿Tú qué sabes de política, economía, transporte público,
contaminación, crimen, enfermedad y fin de mes?
¿Qué sabes tú de las cosas verdaderamente importantes?
¿Quién te crees que eres para seguir cantando?
¿A quién pertenece tu vida ?
¿De quién eres empleado ?
¿Del viento, del sol, de los árboles ?
¿Dónde estudiaste para obtener tu título de ave?
Muéstrame tu licencia para volar,
págame el impuesto al cielo.
Cúbrete esos colores tan llamativos e inmorales,
modera los decibeles de tu canto.
Pajarillo, quizá los hombres
te envidian,
con envidia profunda y rabiosa.
Y yo también,
por las noches sueño que tengo alas

Soledad no es el nivel de ausencia o presencia, es más bien la magnitud de cuánto soy,


pues invariablemente uno no deja jamás de estar solo. La diferencia radica en cuánto
necesito a los demás para no sentirme solo, porque mi sola existencia no me basta,
pues no me he encontrado aún a mí mismo para sentirme suficiente.
La conciencia del “mí mismo” determina qué tan solo estoy.
Toda experiencia siempre será enteramente mía.
En todo caso, somos corchos que vagan en el océano; a veces naufragamos junto a
alguien más, o podemos sólo disfrutar la compañía hasta que las olas nos barran a
todos.
Y tal como la vida, cada cuál experimenta su propia muerte, única y personal.
Cualquier atisbo de codependencia es mera ilusión.
Pero la experiencia que se comparte mejora.
El individuo aprende con otros individuos. Pero siempre eres tú y soy yo.
De pronto puede parecer que no soy yo, sino un tú, desdobladx en mí.
Y eso es lo que nos hace únicos.
Seres únicos expresados a través de una comunión de individualidades,
Vemos colores, tiernos y vivos colores, amarillos, quizá azules. Hay formas, ilusiones,
sombras.
Pero somos elementalmente experiencias.
Cualquier forma exterior es subjetiva al interior que la experimenta.
Somos eternamente individuales e indivisibles.
La soledad pues no existe en sí misma, pues somos seres completos que se
complementan.
A quién no le hace bien sentirse bien
Quién acaso no sufre en el malestar
Aunque “mal” y “bien” sean vanas ilusiones
¿Qué cosa no lo es?
¿Hay algo en el mundo, aflicción o júbilo, que no dependa del cristal con que se mire?
Por más magnífico o más terrible,
Todo suceso es una escalera
por la que suben y bajan imágenes,
que encarnan felicidades y horrores
Como vestidos de una noche.
Una noche es una vida.
Miles de vidas suceden entre noche y día,
estrellas de un cielo infinito.
La sangre que fluye al calor de unos besos,
O la que se derrama en el altercado de un bar
Ilusiones de una sola existencia.
Así puedes soñar a un tigre hambriento
y hacerte mondar la carne de un zarpazo
sólo por sentirte
vivo
y darle sentido a una experiencia
que es
poca cosa más que un tigre de papel

Sí he de crear castillos imaginarios,


será para vivir en ellos.
Solía creer en fantasías,
hasta que la vida las derrumbó
una a una.
Como si fueran de papel
La realidad se impuso como un exceso,
ahora busco otros escapes
entre mundos e historias y cafés
Me gustaría regresar,
a la feliz ingenuidad de niño,
a la idealizada pasión adolescente.
La fantasía crea mundos alternos,
y a menudo los complica.
Quizá por eso nos metemos en relaciones tortuosas
porque complica un mundo demasiado real.
Y la magia está en construir castillos sobre las nubes,
Ciudades flotantes o utopías debajo del mar
Unos crean cuentos, realidad de carne y hueso.
Otros se rodean de fantasía para maquillar su realidad.
Pero todos deseamos escapar
de alguna forma,
eternamente,
hasta que el planeta explote
Los universos alternos surgen
Con un chispazo de soledad e inspiración,
de entrega personal,
entonces un hechizo es conjugado
y puede decirse que es real,
que brotó espontáneamente,
como la yerba sobre el risco de piedra.
Sí he de crear castillos imaginarios,
será para vivir en ellos.
Sí,
como tu reflejo en el agua de un lago,
donde puedes ver también,
nuestro castillo sobre las nubes

-¿Para ti cual es la clave de la felicidad?


-Hermano y yo qué sé. Si te soy sincero en realidad pienso que la felicidad es el
invento más sádico que la humanidad haya creado jamás. El potro y la dama de hierro
son juego de niños al lado de la carrera absurda hacia ese país imaginario llamado
felicidad.
-Alto pesimista estás hecho, no me vas a negar que existe la felicidad cuando hay
personas que son plenas y llevan buenas vidas. No seas hijoputa amarguetas, que tú
seas desdichado no quiere decir que todos también deban serlo.
-Son estables, querrás decir. Sus vidas han encontrado un fin, un propósito, son plenos,
como bien dices. Pero eso no es la felicidad, pues esta no existe en sí misma, uno no va
y la encuentra como encuentra al amor de su vida, y vaya ejemplo el que se me
ocurrió, pues también es una falacia para atormentar a los incautos. Bueno, el punto es
que no vivir entre calamidades está bien, muy bien, pero no hay cosa a la que
podamos llamar felicidad, quiero decir, no un listado de condiciones para llegar a serlo;
no hay condiciones externas, todo es siempre un estado interno, nunca una carrera
contra nada ni nadie.
- Ni la felicidad ni el amor de tu vida, a ti te falta conocer ambas cosas, con eso
cambiarías de opinión. El amor lo cambia todo, te lo aseguro.
-Pues supongo que tienes razón. Me es difícil pensar el poder llegar a ser
complemento de alguien, cuando yo mismo soy un vacío andando. La razón por la que
estoy bien es que a mí ese vacío me llena, por decirlo de alguna manera. Me
reconozco tullido y así afronto mi existencia, no en la desdicha, pero tampoco en una
carrera contra el mundo. Soy lo que soy, a mi ritmo y que el mundo gire. No existe
decálogo alguno para ser feliz, y si lo hubiera que no me apunten en él.
Un elefante coronado de flores y un bebé antílope a punto de ser devorado por
leones. ¿Cuál es el límite entre belleza y calamidad? La belleza es útil a los "hombres"
exclaman. ¡No! dice Hegel, la belleza es fin en sí misma, de otro modo se convierte en
una ramera.
La sangre, las moscas y el semen en los templos de Babilonia fueron pretextos para
inventar dioses que justifiquen los horrores de los hombres, lo que son y no se atreven
a admitir como deseos de sí mismos. Viven esos dioses aun hoy entre magnates y
cabezas de Hollywood.
¿Y nosotros qué? Los simples mortales ¿dónde mora nuestra belleza?
¿Qué dioses obran a nuestra imagen y semejanza?
Lo pregunto porque francamente no lo sé ¿qué te es caro y bello a ti, sin influjo de
dogma, país o ideología? Yo no creo en nada, ni en dioses ni ateísmos, ni en sexos o
razas, ni capitalismos ni comunismos. La Unión Europea, la China orweliana o el África
subsahariana: toda tierra es paraíso endémico y el infierno calamidad importada. Ser y
dejar ser, el Edén. Yo veo musas en vez de dioses, me son bellas como las ninfas al
fauno. Cambian de forma, palomas serpientes, valles o montes de venus. Las
contemplo en un amanecer o en las tetas de una desconocida en la madrugada.
¿Dionisio? Puede ser.
Me gusta hacer fiestas en mi habitación, con o sin invitados. Me encanta la risa y el
olvido, adoro el vino que me mata y el café que me resucita. Detesto el cigarrillo pero
me agradan las personas que fuman. Si no temes a la muerte, menos terror te infunde
la vida. La vida mía transcurre entre soledad y compañía. Vivo despreocupado aunque
el mundo se esté acabando. Me gusta caminar por la arena, cenar en lugares con
buena música; unos grasientos tacos y aguardiente, o un platillo molecular
acompañado del más delicado merlot.
Me gustan las personas que dicen mucho aunque hablen poco. Aprendo hasta del que
me detesta, pues quién soy yo sino aquellos que me odian o me aman. A veces
también soy gris, pero eso también me gusta, es bello y extraño como el gris en los
ojos, es rara la paz cual agua tibia junto a un volcán.
Esos y muchos, muchos otros son mis dioses, mis musas, pero no se quedan conmigo
para siempre, me habitan en cuanto me son bellos y generan placer. Nos dejamos y
extrañamos de vez en cuando.
También salgo a buscar más, busco y rebusco entre la vida y los gustos de otras
personas. Ese es también el oficio del que escribe, plasmar lo que las vidas de otros
tienen para contar, más allá de sus palabras, sus actos. En los actos se revela el
corazón, en todo aquello que te es bello y caro, ahí habitan tus dioses, no en los
templos. En tus actos y aquello que es importante para ti se revela el rostro de tus
dioses, si son bellos u horribles demonios.
Cuéntame entonces acerca de aquello en lo que encuentras belleza o te genera placer.
El tiempo es dinero. Si no tengo dinero, tengo tiempo. Mi dinero es para mis amigos y mi
familia. Mi vida es para quien la quiera, mi tiempo es tuyo, si quieres un minuto o dos,
tómalos. ¿Vamos al cine, a comer, charlamos? Veamos si son cinco minutos o cinco años.
Mira, no deseo quitarte nada, ni me quitas al tomar lo que te doy a manos llenas. Si no
marchamos juntos cual manecillas del reloj, entonces aquí no hay nada.
Es que yo vivo solo para mí y si estoy contigo es porque me comparto, me basto, me sobro.
Yo no quiero nada, ya lo tengo todo. Aun así te necesito, porque tú amas lo que tengo para
dar ¿Quieres algo de mí? Tómalo, insisto.
Que si qué tengo yo y por qué lo tiro por la ventana. Amigo, tengo una existencia que no
perjudica a nadie, tengo una casa con mesa para todos. Somos lo que damos. Qué si qué es
esta vida que tengo, dices, que si a qué me va a llevar todo esto, que piense en mi futuro,
me aconsejas.
Mira a aquellos desdichados que luchan y luchan contra un mundo que desde el principio
fue puesto en su contra. Una guerra interminable por tomar algo de afuera y devorarlo.
No, amigo, como en aquel barco que se hunde y los músicos siguen tocando con su
dignidad intacta, así hemos de marchar nosotros, con el corazón por delante, mientras
nuestras almas danzan y nuestros cuerpos se retuercen en el delirio etilico, en el calor de
las piernas de un amante. Dar, siempre dar, para ser, para vivir

Acepté lo que soy, mi aburrimiento, mi tedio, mi soledad. Acepté la imperfección que


por tantos años intenté erradicar de mi ser. Soy imperfecto como el caracol
arrastrándose eternamente, y como el mismo llevo la espiral del sinsentido en mi
espalda.
Acepté lo que soy y el peso de todo lo que no soy ha dejado de aflijirme. Ahora voy
aqui, flotando en un barquito de papel, sobre el océano de todas las cosas que no
comprendo. Hay tantos hombres y mujeres haciendo todo lo que no soy ni seré. Hay
tantos que envidiarían mi vida. ¿Quién es feliz y quien no lo es? ¿Quién está en lo
correcto y quién equivocado? Pero todos son yo, todos viven en mí y yo vivo en ellos,
en ustedes.
Nos veo, como las células de un cuerpo que se pierde por mirarse solo a sí mismo. Y
ahí estoy, vacío, aburrido, solo y sin sentido, pero una célula indispensable en el
cuerpo del todo. Estoy completo, mi sentido existe en tanto "soy".

Si tus ojos son de fuego yo soy papel


Si tus piernas son puertas yo soy llave
Si tu corazón es templo yo soy santo
Si tus manos son tiempo yo soy eterno

El placer estético es instantáneo, fácil, natural. Es más de sensaciones, de sentir. A


veces puede entrenarse para aprender a percibir la belleza donde otros no, pero esto
puede llevar al esnobismo, la pedantería intelectual. La belleza real conecta de una
forma u otra, aun tengas los sentidos entrenados o no. El placer estético voluptuoso se
recibe del exterior, se consume y se busca más, como una droga; no así la belleza
hegeliana, que es edificante en sí misma, es decir, te aporta placer estético sin ningún
compromiso intelectual o ideológico. Porque el arte al servicio de las agendas o
ideologías es solo una artimaña intelectual, un lobo vestido de oveja. El sexo, por
ejemplo, vende porque lucra con la belleza estética; el ego de las personas se eleva al
infinito cuanto más se sepan valoradas sexualmente por los demás. Y es que hay
belleza en los cuerpos, siempre y cuando no se encuentren prostituidos, al servicio de
algo, alguien, de un mercado, agenda o de un "estado de las cosas".
Hay personas que entregan su vida, su mente, su esfuerzo con tal de consumir algo de
belleza.
No sorprenda pues, que quienes se sepan bellas o bellos sean como dealers de
cualquier otra droga, o bien sean consumidos por su propio narcisismo.

Camus y Schopenhauer reencarnaron en un par de ácaros que habitaban la


desordenada cama de un adolescente. Creo que este mundo es un absurdo, dijo
Camus. Tal vez existe alguna suerte de orden en todo este caos, pero nuestros papeles
en el mismo son tan irrelevantes que ni siquiera se nos permite ser conscientes de ello,
en cambio, quedamos relegados solo a una existencia de permanente satisfacción de
necesidades, para luego morir, consumidos por ese orden universal que no
comprendemos. Somos simples esclavos de la voluntad por sobrevivir, exclamó
Schopenhauer. Luego de conversar, los dos ácaros continuaron explorando el valle de
la cobija desparramada, en búsqueda del alimento esparcido diaramiente por un
misterioso genio cósmico que destruía el mundo una y otra vez todas las noches. El
mismo sólo era un adolescente en una cama, de una casa en un vecindario de una
ciudad, de un condado, de un estado, de un país, de un continente, de un planeta en
un sistema solar de una galaxia entre miles de galaxias, de un universo, de una
dimensión... Etc. Qué sabían pues un par de ácaros del sinsentido, si ni enterados
estaban de la cama y su propósito en ella, ni del chico con los restos de su piel, pelos y
a saber tú qué otros fluidos. No sabían que no sabían, pues de ser así ni el consuelo
del absurdo cósmico tendrían. Serían sólo ácaros y sabrían su diminuto papel, su
propósito en la cama de un sinsentido sólo un poco más grande.

Decía Schopenahuer que una vez quedan resueltas todas las necesidades que la
"voluntad" exige a las personas, a estas no les quedará más en la vida que el sinsentido, el
desánimo, el ocio. La necesidad, el deseo de algo, es aquello que dota de propósito, rumbo
y significado a nuestras existencias. Por ejemplo, si no sabes qué hacer con tu vida ten
hijos y obtén un sentido para tu existencia, uno dado por default biológico.
Al mismo tiempo, filosofías como el budismo enseñan que este deseo que la "voluntad"
impone, puede representar la cárcel de nuestras consciencias individuales.
El vagabundo y el iluminado tienen mucho en común, son seres marginados de los
parámetros sociales, el propósito y significado de sus vidas es sobrevivir a la
incertidumbre de encarar su propia existencia.
Es una cuestión de perspectivas: afronto el sinsentido de la realidad haciendo conscientes
mis deseos animales, o bien, soy feliz con el breve goze que me brinde la satisfacción de
mis necesidades triviales.
Podríamos decir que la sociedad del siglo xxi ha resuelto sus necesidades, al menos en la
cultura de occidente, pero al mismo tiempo la ansiedad y depresión han alcanzado picos
tan altos que lo que consideramos una moda en realidad se trata de una epidemia. Ya
nuestras necesidades están resueltas al punto que llegamos a la satisfacción del capricho,
de las necesidades inventadas por el marketing. Ahora afrontamos de cara el vacío, la
inseguridad de nuestros egos.
Ya no hay que salir a cazar ni ir a la guerra, ahora enfrentamos la soledad de un mundo
que no comprendemos, pero del que buscamos el mayor número de distracciones
posibles que le doten un nuevo sentido: el placer.
Y todo este paradigma no es sino un nuevo mercado que explotar: el mercado del
aburrimiento, del vacío existencial que busca satisfacerse con un iphone de miles de
dólares; la avalancha de series, películas, videojuegos en las que olvidarnos por un día
más.

Sabes, desde que estás conmigo me gusta más la jardinería. Cada vez que la cagas y
me enfado contigo voy y cuido mis plantas, las riego les remuevo la tierra, siembro
nuevas semillas. Tengo ya un gran jardín de rosales, una hectárea de césped podado,
un sabino, varios nim adultos, un oloroso eucalipto, una palmera, una hortaliza con
patatas, zanahorias, lechugas, rábanos; tengo un huerto con mangos, guayabas,
aguacates, duraznos. No sé, unos años más de relación tóxica y la selva Lacandona se
quedará pendeja.

Durante las guerras del mundo antiguo el bando ganador (si es que el ejercicio de
matar pudiera tener ganadores) saqueaba las ciudades del adversario y raptaba/
violaba a las mujeres. Las mujer al mismo nivel que los bienes materiales.
Cuando este formato de salvajismo dio paso a otros con ametralladoras y mercados
bursátiles, "triunfar" era igual a grandes cuentas bancarias y tener mujeres. Mismo
modus operandi, diferente escenografía. El rapto y la violacion pasaron también a ser
muestras domésticas de "masculinidad", donde, por ejemplo, el hombre muestra su
valor en base a las mujeres que puede usar, desechar, dominar, pero por otro lado las
mujeres que buscan el placer son lapidadas socialmente. Hoy en día, aún cuando el
"ente patriarcal" ha desaparecido de las leyes y marcos jurídicos en la mayoría de
países, cuando somos iguales dentro de un estado de derecho, permanece el factor
cultural incrustado en la psique colectiva como un parásito que se niega a abandonar
al huésped.
¿A qué le llamas ser hombre?
El hombre es fuerte, el hombre domina, es mejor que el otro, no atiende tareas
domésticas, no demuestra sensibilidad, es frío, pasa por encima de los demás y es
exitoso por ello. La masculinidad histórica es como la adoración a la figura del león, el
"rey" por derecho biológico, el que depreda a quienes considera inferiores y mata a los
leones más débiles para poseer (en el sentido más literal) a las hembras. ¿Por qué no
es "rey" el elefante? Más grande, más fuerte, más listo y sobre todo, su grandeza radica
en la bondad e inteligencia; el elefante es majestuoso en sí mismo, no necesita
depredar ni dominar. El león es el perfil de la masculinidad rancia y es siempre este
perfil el que acosa, mata, viola, porque culturalmente se ha inculcado tal como modelo
de "éxito", desde Babilonia hasta la Casa Blanca. Wall street y el metro de la ciudad de
México están lleno de "leones".
El hombre con este perfil se valora a sí mismo en base a las mil y un maneras en que
puede someter o usar a los demás para su autovaloracion, incluyendo sobre todo a las
mujeres; y la publicidad, la cultura popular, el porno están llenos de ejemplos. ¿Ves
personas o ves objetos?
Eso que llaman "patriarcado", ese ente invisible que aparentemente todo lo cubre, no
existe sino en forma de masculinidades individuales, de hombres y también mujeres
que siguen perpetuando viejos patrones de pensamiento ( o más bien, de no
pensamiento). Porque la cultura nunca es personal sino una apropiación, pues el
acosador repite ideas que están en el ambiente, ideas que llevan luego a sus
conductas.
La tarea que nos aguarda entonces (principalmente a los hombres) es desenmascarar
esas ideas, dejar de normalizarlas, exponerlas como conductas nocivas, y valorar sobre
todo la masculinidad del elefante, no del león, aun cuando ese mismo ambiente nos
intente degradar (repito, lo intenta) por no congeniar con él, por encararlo. Pero eso es
el miedo del depredador hacia algo más grande y más noble.
Otras masculinidades.

"Los depredadores nos dieron su mente, que se convirtió en nuestra mente."


Don Juan Matus
Imaginate a un niño quemando hormigas con una lupa, las mira, con perversa curiosidad, el
insecto se retuerce e intenta escapar del fulminante rayo, hasta finalmente morir achicharrado.
El niño sonríe, guarda la lupa y se va a jugar a la pelota, como si nada hubiera pasado.
Después, quizá, cazará alguna lagartija, se burlará de la apariencia física de otro niño y más
tarde jugará al Call of Duty. ¿Podemos decir que hay maldad en este día cotidiano de
cualquier niño occidental? ¿O todo es simple y llana inconciencia? La inocencia ¿Hemos
definido mal la maldad entonces? ¿Y ES QUE, QUE es ser “malo”? Quizá diremos: el mal es
perjudicar o hacer algo que dañe o lastime alguien. Bien, pero como en el caso del niño, qué
pasa cuando haces el mal por inconsciencia o ignorancia. Podriamos decir que Hitler era un
niño quemando hormigas con una lupa
¿Hay maldad si el daño que se hace se piensa como bueno, o cuando menos inofensivo?
Todos los villanos piensan que están haciendo un bien, o cuando menos que su causa es
justificada. Es decir, viven dentro de una visión distorsionda de la realidad. Pero, irónicamente,
tidos vivimos en una visión distorsionada de la realida. La diferencia es que tenemos un
acuerdo más o menos estandarizad de la moralidad, de lo que es correcto e incorrecto. A lo
mucho yo lo llamaría ignorancia, falta de empatía, visión distorsionada de la realidad, y esto
viene dado debido al hecho de que tal persona es incapaz de mirar el panorama completo de
sus acciones, y sólo percibe al mundo desde su propia perspectiva e ideología. Es decir, la
mente de un psicópata. Un psicópata vive a través de una visión sesgada del mundo que le
rodea.
El Estado Islámico, el Ku Klux Klan, el Tercer Reich, el Frente por la Familia, todos ellos
actúan y actuaron siempre creyéndose a sí mismos salvadores de una causa elevada; sus
actos no se concibieron a sí mismos como “malvados”, sino todo lo contrario: son paladines de
sus ideales lobotomizados, que en absoluto son suyos ni en base tampoco al raciocinio
personal, son tomados simplemente de un discurso demagógico.
Los íconos religiosos más prolíferos son apologías directas al dolor, al sufrimiento; es normal
el hecho de que una entidad sacrifique a millones de personas por un “bien superior”(
holocausto), o que se logró una “salvación” por el hecho de crucificar a un ser humano; un
chivo expiatorio que sufrió ignominias que debieron haber sufrido todos los seres humanos.
Aún así, se convence a las masas para que perciban esto como un acto de “amor”.
Un castigo ulterior, o una “purificación”, la “salvación” de un “grupo selecto” y la condena de
otro, todos estos son discursos sutiles que encubren el verdadero sentido de segregación,
confusión. No es necesario matar a nadie para ser violento, simplemente basta con aceptar un
discurso que pone a los demás por debajo de ti.
El ser humano primitivo necesitaba ser violento para poder sobrevivir. Otros mamíferos, como
los leones o los gorilas, descuartizan a las crías de otros machos para lograr que la hembra
vuelva a entrar en celo y poder reproducirse con ella. Incluso el mamífero más inteligente
después del homo sapiens, el delfín, se sabe que se junta en grupos y acosa a focas hasta
asesinarlas, por simple diversión, pues estás no les sirven como alimento.
El ser humano moderno, destacándose del resto de mamíferos, puede volverse
autoconsciente de las implicaciones morales de su tendencia innata a la agresividad. Pero en
este proceso crea dos máscaras: por un lado la moralidad como forma de encajar dentro de
un entorno social puritano, o sea el Yo; por otro lado su brutalidad inconsciente , que
permanecía ahí, la disfrazó en intriga política, religión, segregación, puritanismo, dominación,
conquista; es decir, todo aquello de lo que está compuesta la historia humana no es sino la
memoria genética que intentó suprimirse pero que encontró luego otras formas de salida,
conscientes o inconscientes. Desde el circo romano hasta la plaza de toros.
A los actos de salvajismo simplemente se les cambia el nombre para no dañar al ego del yo
ético y moral.
Quizá fue necesaria la crudeza bucólica en las películas, videojuegos, música, etc, como un
desfogue de la neurosis colectiva. Aparecieron los movimientos espirituales, psicodélicos y de
libertinaje, los tiempos del arte sin censura; del cuestionamiento de la moral y de los valores
cristianos; surgió el pensamiento con un enfoque más racional, individualista y hasta
hedonista. El placer, el entretenimiento, el progreso, el arte, la creatividad, la inventiva, la

ciencia, todo ello dio escape a una psicosis que otros tiempos era negada y reprimida. El odio
tuvo otras salidas, en vez de guerra y fanatismo.
La oscuridad de la psique, los eternos tabúes religiosos, filosóficos y metafísicos, quedaron
reflejados como en un espejo gracias a películas como Pesadilla en la Calle Elm, Viernes 13,
Alíen, Terminator, Robocop, Star Wars, o la obra completa de Stanley Kubrick.
La industria del cine exploró sus horizontes, la música se convirtió en voz y estilo de vida; el
punk y la escena glam, el desenfreno y la anarquía contracultural de los años 60s, 70s, y 80s;
fue también en estas épocas cuando se concibió la figura del “rebelde sin causa”, que
replantea los paradigmas y normas establecidas, pero de una forma caótica, desordenada,
conflictiva.
A partir de los años 90s, con la llegada de la llamada “generación millenial” podríamos decir
que estos “rebeldes sin causa” acabaron con la necesidad de llevar chaquetas de cuero y
corte mohicano punk Encontraron en la creatividad un desfogue a sus pulsiones y
sentimientos de descontento social. El “gen” de la violencia encontró escape en la cultura del
“mí mismo”; todas las venas del espíritu humano han servido como catalizador para la
neurosis y las pulsiones primitivas.
La violencia transmutó así en contracultura. Lo que en otros tiempos era negado y reprimido,
para posteriormente estallar en guerras catastróficas, a finales del siglo XX y principios del XXI
se convirtió en estética, en hilo conductor de las diferentes narrativas: filosofía, tecnología,
cultura medio ambiental, psicodelia, política, estilo de vida... la generación más pacífica de la
historia.
¿Qué tanto está influyendo entonces en la psique colectiva el regreso de las sociedades
políticamente correctas?
No hemos superado aún el tabú de mirar un pezón o unos genitales (Aunque los escotes
rellenos con silicón no son problema, seguro esos si son normales para la salud mental de una
persona), de mostrar al lenguaje en todas sus venas, el comportamiento humano con toda su
crudeza.
Al humor tampoco le ha ido muy bien últimamente. La propia comunidad despierta se está
convirtiendo en su propio enemigo, censurándose a sí misma; “homofóbico, machista, racista,
clasista”.
Y la última vez que fuimos correctos y mojigatos acabamos en una guerra mundial que mató a
más de 80 millones de personas.
Dime qué tanta censura tienes y te diré cuánta violencia y neurosis estás acumulando.

Después de mirar un documental acerca de protones y electrones tuve un sueño muy peculiar.
Soñé que yo era una especie de pila, más bien, mi mente lo era y cada pensamiento requería
cierta cantidad de energía, que incrementaba o disminuía dependiendo la carga emocional.
La energía completa era SER y podría considerarse la parte neutral.
Ahora, yo iba disperso liberando mis pensamientos aquí y allá, pero el mundo exterior, las
circunstancias y personas también eran generadores, por tanto, el elemento mejor cargado
dominaba al otro o generaba cierta atracción, como el imán y el metal buscan generar un equilibrio
en sus cargas.
y, al encontrarme con alguien o vivir cierta situación, me pregunto qué soy yo, protón o electrón,
atraje o me atrajeron, nos estamos sumando o restando

En ese momento no supo qué podía decirle a manera de consuelo o apoyo moral, no creyó
siquiera posible consuelo alguno y se limitó a darle un fuerte abrazo, pero más que un abrazo
era sostenerle, como quien sostiene a un animal herido, salpicándose con su sangre,
sufriendo también su dolor. Un abrazo que no sana, pero que tampoco deja morir, que
sostiene durante el tiempo suficiente hasta que tarde o temprano lo que se ha roto vuelve a su
lugar, no igual que antes, pero quizá mejor.

Yo pensaba que no estaba loco, hasta que un día me descubrí a mí mismo hablando solo y
contestándome en voz alta, como si hubiera una persona frente a mí y no en mi cabeza.
Pero eso no fue lo incómodo, sino que lo hacía mientras comía solo en un café y pedí
comida para dos, como si diera por hecho que el otro estaba ahí.

En efecto, luego tuve que comerme ambos platos yo, para que la gente no pensara que
alguien me dejó plantado - o igual que lo pensara, pero la comida no se desperdició-, y
también para que el otro se callara y dejara de ponerme en ridículo.

Ahora cada que salgo llevo ropa para dos, café para dos, tiempo para dos. Pienso el doble,
como si hablara por dentro y no por fuera, pues siempre hay un debate interno que se
hace externo cada que la apariencia física está en soledad, que es cuando el otro o la otra
sale. Y es que a veces me habla como me hablaría un amigo, a veces como una madre o
una amante. Pero siempre mi otredad se parece un poco a las personas que han transitado
por mi vida.
No es hombre ni mujer, claro está, pues en la dimensión de esa conciencia todos somos
andróginos, de hecho esa voz describe nuestra dualidad como una mera ilusión, que en el
fondo nuestras formas crean una apariencia que es como el vapor que empaña el cristal
con el que miramos nuestra propia vida.

Tampoco tiene nombre, ni se identifica con ninguna de mis actividades o gustos, aunque
tampoco me juzga, me deja ser con lo que soy. Pero se ríe de mí cada vez que me identifico
con algo o tengo un apego hacia alguien, dice que desde donde está a veces me veo grande
o pequeño, que cambio de forma según las cosas o emociones con las que me
ocasionalmente me identifico.

A veces le grito, le pregunto que si qué quiere de mí, y me contesta con la misma pregunta,
¿qué quieres tú de ti? Porque a veces eres esto y eres aquello. Y tampoco sé qué contestar.
Le preguntó qué eres tú, dónde estás, y siento una presión en mi entrecejo, luego baja y
sube por mi espalda como un rayo en una escalera. Sé qué por lo general habita en el
medio de mis ojos, sobre todo cuando sostenemos acalorados debates. A veces para
silenciarlo a la fuerza relajo esa zona, misma que muchos llaman el tercer ojo, pero yo sé
que es ahí donde habita la otredad. También respiro con menos intensidad cuando quiero
un poco de paz, pues he notado que es como un alma de fuego y necesita el aire para
poder manifestarse. Lo malo es que yo también lo necesito, y hemos de compartir el aire
que mantenga su fuego y mi vida.

Todos piensan que estar loco es algo cool, que te hace especial de cierta forma, hasta lo
toman como un piropo cuando alguien te lo insinúa, pero cuando realmente sufres en las
noches para que la otra voz te deje dormir, entonces ya no está tan cool.

-¿Para ti cual es la clave de la felicidad?


-Hermano y yo qué sé. Si te soy sincero en realidad pienso que la felicidad es el invento más
sádico que la humanidad haya creado jamás. El potro y la dama de hierro se quedan pendejos
al lado de la búsqueda de la felicidad.
-Vamos, no me vas a negar que existe existe la felicidad cuando hay personas que son felices
y plenas. No seas hijoputa, que tú seas desdichado no quiere decir que todos también deban
serlo.
-Son estables, querrás decir. No viven entre calamidades y eso está bien, pero no hay cosa a la que
podamos llamar felicidad, quiero decir, no un listado de condiciones para llegar a serlo. O eres o no
lo eres; no hay condiciones externas.
Lo que pasa es que tú eres un depresivo solitario, nadie te quiere ni te dejas querer. Seguro te hace
falta conocer a alguien que te haga sentir feliz. El amor lo cambia todo, te lo aseguro.
Pues supongo que tienes razón. Me es difícil pensar el poder llegar a ser complemento de alguien,
cuando yo mismo soy un vacío andando. La razón por la que estoy bien es que a mí el vacío me es
suficiente. Pero francamente no imagino a nadie más siendo feliz en la nada. No existe decálogo
alguno para ser feliz, y si lo hubiera, ningun punto de esa lista llevaría mi nombre.
Cada vez que llegaba a casa solía acercarse a mí un gato bastante simpático que se
restregaba en mis piernas y emitía su calmante ronroneo que era como "un buenas tardes",
"buenas noches", era como un "qué bueno que llegas a casa, ahora todo está un poco mejor".
Pero de un día para otro el gato dejó de aparecer, no sé si le sucedió algo, si alguien lo raptó o
si simplemente decidió ya no venir más e ir a darle sus ronroneos a otra persona.
Por eso le he dado al gato el título oficial de "una mujer más en mi vida"

Sí he de crear castillos imaginarios,


será para vivir en ellos.
Solía creer en fantasías,
hasta que la vida las derrumbó
una a una.
Como si fueran de papel
La realidad se impuso como un exceso,
ahora busco otros escapes
entre mundos e historias y cafés
pero, para serte honesto
me asusta el mundo real
o al menos el que aparenta serlo.
Me gustaría regresar,
a la feliz ingenuidad de niño,
a la idealizada pasión adolescente.
La fantasía crea mundos alternos,
y a menudo los complica.
Quizá por eso amamos
porque complica un mundo demasiado real.
Y la magia está en construir castillos sobre las nubes,
Ciudades flotantes o utopías debajo del mar
Unos crean cuentos, realidad de carne y hueso.
Otros se rodean de fantasía para maquillar su realidad.
Pero todos desean escapar
de alguna forma,
eternamente,
hasta que el planeta explote
Los universos alternos surgen
Con un chispazo de soledad e inspiración,
de entrega personal,
entonces un hechizo es conjugado
y puede decirse que es real,
que brotó espontáneamente,
como la yerba sobre el risco de piedra.
Sí he de crear castillos imaginarios,
será para vivir en ellos.
Sí,
Y estarán ahí, en el cielo,
Para todo aquel que esté dispuesto a habitarlo
Si puedes sentirme, si puedes habitar en mí,
es porque podemos soñar,
si nuestro mundo alterno ha tomado forma,
es porque la magia es real,
como tu reflejo en el agua de un lago,
donde puedes ver también,
nuestro castillo sobre las nubes,

Putin no se moja en la lluvia, la lluvia se impregna de él.


Putin no necesita un premio Nobel, el premio Nobel necesita a Putin.
Cuando Putin va a tu casa el invitado eres tú.
A Putin no lo multan por estacionarse en lugares para discapacitados, multan a los
discapacitados por no dejar que Putin se estacione.
Si los policías persiguen a Putin es para pedirle su autógrafo.
Cuando Bell y Meucci crearon el teléfono ya tenían tres llamadas perdidas de Putin.
Una vez Putín fue al mar y lo golpeó una ola, ahora ese mar es el Mar Muerto.
Una vez Putin falto dos días a la escuela, esos días ahora son sábado y domingo.
Putín no cumple años, los años cumplen putines.
Un día conectaron a Putin a una máquina detectora de mentiras, la máquina confesó todo.
Los maestros tenían que levantar la mano para hablar con Putín.
Putin nunca miente, la verdad es la que esta mal.
La primer ley que Putín decretó fue la ley de gravedad.
Cuando los papás de Putin tenían miedo dormían con él.
El Coco revisa que Putín no esté debajo de la cama.
Putin mató dos piedras con un pájaro.
Putin se corta las uñas de la mano derecha con la mano derecha.
Cuando Putin se mira al espejo no hay nada, porque sólo puede haber un Vladimir Putin.

Puedes tener algo en tu interior que duela como una espina que tú mismo enterraste; no ser lo
que esperas de ti o no tener un norte en tu corazón que te lleve a lo que te haga feliz, un ir sin
rumbo en un mar turbulento y pensar que es lo que te mereces.
A veces puedes vivir con una eterna culpa no reconocida por la que quieres ser castigado;
para ello buscas al demonio más apto y te encariñas con él, aunque sabes todo el daño que te
hará.
Pero eso es precisamente lo que deseas, hacerte daño, pues no tienes el valor de hacértelo a
ti mismo. Así es como puedes llegar a amar el veneno y a querer lo que no te quiere.
Un hombre perdió una pierna durante la guerra de Vietnam.
Él no considera aquel suceso una tragedia, pues la guerra no tiene ninguna otra finalidad más
que perder.
Este soldado vive ahora con su pensión de guerra, lleva una prótesis de miles de dólares con
la que sale a caminar por las tardes como cualquier otra persona, lo acompaña su esposa y un
pequeño terrier color café.
Y piensa: en mi vida no han existido las tragedias, sino las malas decisiones. De hecho, tampoco
estoy seguro que sean malas, pues las decisiones son al alma lo que las piernas son para el cuerpo.
Una decisión permite movernos. La única tragedia es aquello que no puede moverse. La libertad es
valor más preciado que podemos tener. Libertad para tomar malas decisiones; libertad para no ir a
la escuela como me ordenó mi padre y decidir ir a la guerra donde perdería una pierna, mientras
miraba como mis compañeros perdían la vida.
Las malas decisiones son como ese sol que está cayendo en el horizonte, movimiento perpetuo
donde se forjan atardeceres y amaneceres; lo bueno y lo malo es una ilusión pintada por el miedo y
el deseo.
Moverse es lo único que importa.

Un hombre del futuro llegó hasta el taller biomecánico a reparar la reversa de su pene biónico
delux3000 de seis velocidades. El mecánico tomó entre sus manos aquel miembro de piel sintética
y observó con atención. Hubo un silencio. Me temo que no puedo hacer nada, dijo por fin, su pene
biónicó se quemó, parece que la hizo trabajar sin parar muchas horas y olvidó echarle aceite. Tiene
restos de saliva, pero eso no sirve para lubricar el motor.

El hombre visiblemente ofuscado habló a la compañía de prótesis biónicas y exigió hacer valida su
garantía.

Lamentamos mucho decirle esto, contestó el operador con esa voz monótona de maquina
entrenada, pero el modelo Delux3000 del pene biónico ha sido descontinuado por el momento y
no hay reemplazos disponibles.

¿Cómo? Gritó el hombre. Y qué voy a hacer entonces con esta cosa muerta.

Tranquilícese, señor. Aún hay algo que podemos hacer por usted.

Qué cosa, contestó con ansiedad el hombre.

Tenemos el modelo de vagina Mandevourer3000, con vibrador de siete velocidades, compresión


inteligente y lubricación con termostato.

¿Esto es una broma? - gritó el hombre - quiero que arreglen la pija, no que me pongan panocha.

Tranquilícese, para hacer validad su garantía y como compensación al cliente por el desagradable
inconveniente, la empresa le proporcionará sin costo adicional el programa de neuralink
"sinteticalbitch" que cambiará la configuración de su software cerebral para que disfrute su nueva
vagina sin ninguna resistencia mental y emocional. Andará como hembra en celo, como ex monja
recién casada.
Mmm... Suspiró el hombre ¿Y la vagina trae sistema de aire acondicionado? Es que aquí en Alaska
hace un calor que te cagas.

Por supuesto.

Bueno, deme dos.

Existimos en tres dimensiones: en una somos un destello; en la siguiente somos la silueta que
está frente a la luz; en la tercera somos la sombra proyectada por destello y silueta.
Este esquema está simplificado en una línea recta de una dimensión, en la siguiente es
triángulo, luego pentagrama, luego mercaba así hasta expandirse en todas sus emanaciones
fractales que contienen todo lo que fuimos, somos y seremos: dimensiones sólo separadas en
nuestro entendimiento, pero que en realidad siempre son una sola en el eterno presente.
El cuerpo es el aquí y ahora, el recipiente donde el pasado vertió su contenido y nos dio forma
como la arcilla.
Estamos unidos a Dios de la misma forma que el tiempo lo está a la materia. Si no hay algo a lo que
el tiempo le ocurra, entonces no hay tiempo.
La sombra proyectada por luz y cuerpo es formada por pasado, presente y futuro.
Una actitud o una pose del presente está revelando el futuro, más que creándolo, pues el futuro
existe simultaneo al presente desde el momento en que el factor causal existe.
La forma de nuestra sombra es la intensidad de nuestra luz. Somos ya lo que seremos.

Vivo en este mundo, en esta tierra, en este planeta, entre toda esta gente y sus costumbres,
tradiciones, historia… y me siento como disfrazado, como si interpretara un papel con un rol al
que llamo cuerpo, alma, mente: personaje.
Pero nada es yo completamente, nada es mío del todo, siempre tomo algo prestado aquí y allá
para crear un personaje más o menos completo, para poder ser.
Mis gestos y expresiones son un intento de lo que escuché o lo que se me ocurrió luego de
ver o vivir. El yo que está detrás siempre es un lienzo en blanco.
A veces la obra me aburre y dejo de interpretarme a mí mismo, pero aún así continúa habiendo
alguien, alguien que no sabe quién es pero siente.
Pero en este mundo no hay lugar para los nadies.
Y vuelvo al papel del actor que lleva mi nombre.
PD: ya denme mi maldito Óscar!
- Sabes, es un poco retrasado creer que existe algo como el amor platónico
- Por qué lo crees.
- Ya sabes, cuando piensas que amas de una forma diferente y especial a alguien con quien
no podrás estar.
- Y qué hay de malo en eso.
- Que es un autoengaño, no existe tal cosa como el amor platónico. Todo es el mismo amor, el
mismo deseo, normal y corriente, pero uno se cubre el dolor de no poder hacer nada al
respecto y fabrica un mecanismo de defensa para no perder la cordura, para no morir como un
pájaro al que le han dejado las alas y el cielo fuera de la jaula. Qué más te queda en ese caso,
tienes que amar hasta los barrotes que te separan de lo que deseas. Los idealistas lo son
porque no les quedó más opción, porque no quisieron morir en el intento; que no vengan pues
con sus ínfulas de espíritus elevados.

La sociedad ha sido un producto de la necesidad orgánica.


Ciudades es igual a comida, techo, sexo, seguridad, supervivencia.
El ego es el mecanismo del individuo con el cual se adapta a la sociedad humana, es decir, la
ley del más fuerte en el reino animal antropomorfisada.
El orden biológico se representa fielmente en grupos o sociedades de entes vivos, como las
colonias de abejas y hormigas, asimismo, en las sociedades humanas primitivas sucedía lo
mismo, el individuo era sólo una herramienta del colectivo, el cual podría entenderse como el
verdadero individuo.
Al quedar cubiertas las necesidades biológicas las personas adquirieron valor en sí mismas al auto
concebirse como su propia sociedad. El arte, la cultura, la ciencia, y todo aquello que ha impulsado
el progreso humano ha venido directamente del egoísmo racional, no de las mentes colectivas.
T. H Huxley sostuvo que el proceso cósmico no tiene ninguna relación con los fines morales, es
decir, entre más elevada sea una sociedad, menor será el pensamiento de colmena entre los
individuos y el conjunto de personas estará encaminado a la búsqueda del egoísmo racional que
reniega de convenciones morales irracionales.
La satisfacción de las búsquedas intelectuales y espirituales del individuo crearán en conjunto una
sociedad elevada, no al revés.
Luego de haber escrito tantas pendejadas, decidí hacer algo aún más estúpido, escribir sobre
cosas que me generan alegría. Lo curioso es que las cosas que me alegran aterran a los
demás, razón por lo cual me condené a preservar la humanidad ante tanta propia imbecilidad.
En el fondo siento temor de que termine perdiendo mi sensación de unigénito. Si el mundo
pensara como yo, dejaría de ser quien soy. Dicho de otra manera, soy de esos advenedizos
literatos que no son combatidos en demasía dado que decidí no competir, ergo declararme un
perdedor y fracasado ante los cánones actuales de la sociedad. Pero mentir no me salva ante mí
mismo, so íntimamente me siento un ganador, pues el éxito de los comunes me sabe a etéreo. Que
valga de algo, no usé la palabra mediocre, pues no es lo mismo que
ser común, aunque si se puede ser un común mediocre. Suena peyorativo esto que digo, quizás
porque intento justamente eso. Los "comunes" caen en este mundo, y desde que toman conciencia
de lo que significa la vida en sociedad, comienza una alocada carrera por convertirse en "alguien".
Ser alguien en la actualidad, significa "ser una cosa según las cosas": Miren ese hombre que va
caminando, es el dueño de la enorme mansión de la esquina, - Empecé a salir con un chico que
tiene un BMW,- Mi hija se casó con un buen partido, su marido es abogado y tiene un buen sueldo.
En cambio el colla que solo vive de la caza y la pesca, que por formación y genealogía desdeña esa
vida superficial y traslada esa filosofía sosegada a sus hijos, se lo ve con malos ojos. Son pobres
"incorregibles", por ende son "nadie", que es peor para los comunes que el fracaso. Pues el epíteto
fracasado, se aplica a aquellos que transitan y "compiten" en el mundo de los comunes, y que luego
de hacer lo mismo que hacen todos los mediocres no llegó a posicionarse adecuadamente. En otras
palabras los fracasados son los rezagados que en esa lucha por hacerse de cosas, se quedó con
menos que los demás. En cambio el exitoso es aquel común, que rompió con los prejuicios
culturales y dogmáticos del mediocre, para transformarse en un común rico, tenedor y poseedor
de muchas cosas materiales obtenidas merced al desprendimiento de muchas abstracciones
morales, éticas y espirituales.
Ramón D. Peralta

¿En qué se parecen las mujeres a los piratas?


En que del mismo modo que imaginaste a los piratas con el parche en el ojo y la pata de palo,
así esperabas un chiste cargado de prejuicios en el que puede reducirse a todas las mujeres a
una simple y burda generalización, es decir, la idea de los piratas no la construiste tú, sino que
las has consumido del exterior a través de ver y escuchar mil veces la misma imagen hasta
volverla un arquetipo cultural que se convierte en una idea en tu mente cada vez que alguien
menciona la palabra -pirata-. Así pues, el exterior pudo instaurarte una imagen tóxica de las
mujeres, o de los chinos o los negros, los gays, etc. e incluso hoy en día hasta del hombre blanco
heterosexual, y piensas que es perfectamente normal a tal punto que alguien puede usar tu
programación para activar tus triggers mentales y hacer que tengas tales o cuales gustos,
reacciones, pensamientos, ideas que sólo absorviste de forma irracional sin interiorizarlas de
manera objetiva.
Así que crees que soy una persona espiritual e introspectiva…
Bueno, no te podría decir que no lo soy, pero te sorprendería si te dijera que me gustaría
mucho hacer dinero, viajar, tener cosas bonitas que me hagan dichoso, porque sí, pienso que
el dinero es una herramienta con la cual el alma puede llegar a moverse.
Detesto cuando dicen que una persona espiritual no debería tener lujos o dinero. Es al
contrario: una persona espiritual puede tener todo el dinero que le dé la gana, mientras no sea
el dinero el que lo tenga a él.
Pero sabes qué detesto más: el hecho de que no lo tengo. No tengo dinero, hermano, y me
gustaría mucho tenerlo.
Sí sí, no me hagas esa cara, soy tan frívolo como cualquier otra persona, lamento haberte
decepcionado.
Pero sí, me gustaría tener mucho dinero, un gran coche, hasta una buena mujer con una
bonita espalda que mirar todas las mañanas.
Pero sabes, podría ser que ya pasó mi tiempo, si es que alguna vez lo tuve.
No creo tampoco tener algún talento especial que me permita tener las cosas materiales que
me encantaría tener. Las matemáticas fueron mi terror desde niño, soy algo torpe para las
relaciones sociales, me da miedo volar. Es decir, no sé en qué podría destacar especialmente.
¿Que tengo un buen empleo?
Claro que lo tengo y me enorgullezco de ello. Pero tampoco cambiaré al mundo con eso, ni
visitaré las islas Galápagos ni iré a Montar elefantes a Bangkok.
De entre lo que puedo por ahora, me gusta sólo sentarme afuera mientras me tomo una taza
de café, a veces leo, a veces no; por lo general pienso, pienso mucho acerca de nada en
especial, ya sabes, como una vaca rumiante que mastica y mastica una y otra vez la misma
porquería. Creo que por eso has llegado a pensar que soy espiritual, palabra bonita que has
elegido para no llamarme estrafalario.
Entre otras cosas que he llegado a hacer mientras hago nada, he rastreado mi árbol
genealógico hasta cierto punto y aunque es un alivio no tener en mi memoria genética la
sangre de ladrones o asesinos, tampoco he encontrado algo que se asemeje mucho a mi
forma de ver la vida, o dicho de otra manera, no hay nadie que me inspire de manera especial.
En ese sentido, es como si yo hubiera surgido desde una tabla rasa, sin ningún apoyo detrás o
ningún talento heredado. Como dicen, hay quienes nacen con estrella mientras otros nacemos
estrellados.
¿Qué si en qué creo entonces, sabiendo ahora que no soy alguien con alguna creencia
espiritual?
Amigo, yo qué sé. ¿Es que acaso existe algo o alguien espiritual en el mundo? Yo no lo creo.
El monje y la prostituta están unidos bajo el mismo cielo. Aquél que cree en un Dios ha de
aceptar que en su totalidad se encuentran desde las flores hasta el vómito de un borracho.
Nada es mundano ni espiritual. Por eso tal vez existe la leyenda del Buda sonriente, aquel que
al alcanzar la iluminación estalló en una carcajada. Y es que quién no se reiría de tamaña
ridiculez.
Imagina que aquello que habías buscado durante toda tu vida jamás existió. Es como querer
encontrarle un sentido al sinsentido, o como dijo Jim Carrey en una entrevista, no hemos
venido a darle un sentido a nada, solamente a jugar con las formas, a divertirnos. Yo
agregaría únicamente, hay que jugar sin joder a nadie.
¿Que me escucho como alguien espiritual después de todo?
No lo sé amigo, creo que no acabas de escuchar nada de lo que dije. ¿Te apetece una
cerveza?
A mí también. Vamos, ya me aburrí de estar sobrio.
Te voy a dar tres sencillas razones para no saltar de un puente ahora mismo:
Primera: ya lo estás haciendo, a cada instante. Cada latido es un nuevo comienzo. El apego
es sólo una ilusión.
Segunda: estás muerto; desde el momento que llegaste a la vida ya te estabas yendo de ella;
cada segundo es un centímetro menos entre tú y el abismo. Así que, pues qué más da,
cualquier miedo es banal cuando la existencia misma es irrelevante.
Tercera: pues ya estamos aquí, hay que chingarle a lo que nos toca, lo que nos mueve y motiva; tal
vez eso, la fuerza del espíritu, sea lo único real dentro del holograma de la existencia, que por igual
proyecta el cielo y la carne y las cenizas después del incendio, que en la otredad pueden ser el
polvo de la creación.

Me senté a esperarte en un café de la colonia Roma. No llegaste o tal vez yo no fui. Sospecho
ahora del celular quebrado y la boca con gusto a malta de calcetín, cosa que no esperaría de
tus labios frondosos que posiblemente ni siquiera pude ver ni tocar.

Nadie dijo que fuera fácil quedarte


Hasta que el cuerpo aguante
Y ahí va tu insaciable amor
de verano, de noche, de casualidad
Saltando de novedad en novedad

LO QUE NO TE DIJERON ACERCA DEL AMOR


El amor no es aquel ente imaginario
que decide
llegar o retirarse a su antojo y capricho
Le dotamos una especie de frivolidad
“el amor se ha ensañado conmigo”
Como si no dependiera enteramente de nosotros
Como si no fuéramos capaces de engendrar demonios
Y el otro ha de ser siempre el monstruo
Jamás Yo
El amor es mío sólo cuando es bueno,
de lo contrario es del otro
“Ese ingrato que me duele no es mío”
Como si la rosa negara sus espinas
Somos ese cielo ambiguo cargado de confusiones
Somos una idea mustia acerca del amor,
Y el odio mientras tanto
es el tonto del pueblo,
es el jorobado encerrado en el sótano,
al que seguimos alimentando todas las noches,
antes de ir a dormir
o al leer historias historias de amor que se convierten en odio
tragedias
Como el Narciso traicionado por su propio reflejo
como tus dramas bucólicos y bohemios
tus mil y un maldiciones
Dime a quién odias y te diré quién eres
dime quién eres y te diré a quién amas

Si tu abuela tuviera ruedas ¿sería una patineta?

Los malos pensamientos son como el semen: parece que es genial retenerlos pero te sientes
mejor al soltarlos. Si piensas que esta analogía es asquerosa, imagina la que tengo respecto a
las emociones y el estreñimiento.

Me miro en un espejo de agua


¿Y si lo real es el reflejo?
¿Y si la guerra es de nadie contra nadie?
Y si todo es un baile de sombras
jugando a reconocerse en la nada.
Una nube maldijo a la otra
y el viento las desvaneció a ambas
Debo despejar el horizonte
¿Cómo será mi propio cielo?
Soledad no es el nivel de ausencia o presencia: soledad el nivel de cuánto soy, pues
invariablemente uno no deja jamás de estar solo.
La presencia del “mí mismo” determina qué tan solo estoy.
Toda experiencia siempre será enteramente mía, o tuya.
En todo caso, somos corchos que vagan en el océano; a veces naufragamos junto a alguien más, o
podemos sólo disfrutar la compañía hasta que las olas nos barran a todos.
Y cada cuál experimenta su propia muerte, única y personal.
Cualquier atisbo de codependencia es mera ilusión.
Pero la experiencia que se comparte mejora.
El individuo aprende con otros individuos. Pero siempre eres tú y soy yo.
De pronto puede parecer que no soy yo, sino un tú, desdoblad@ en mí.
Y eso es lo que nos hace únicos.
Expresados a través de una comunión de individualidades,
Vemos colores, tiernos y vivos colores, amarillos, quizá azules.
Hay formas, ilusiones, sombras.
Pero somos elementalmente experiencias.
Cualquier forma exterior es subjetiva al interior que la experimenta.
Somos eternamente individuales e indivisibles.

Tienes una percepción que se fragmenta en muchas, como la luz del día que se divide al
pasarla por un diamante. Esa visión es la mente que contiene algo a lo que podríamos llamar
conciencia (la luz a través de la mente).
La visión puede abarcar un rango ancho (muchas visiones) y los pensamientos convertirse en
un murmullo constante acerca de todo y de nada.
Esa es una visión amplia pero poco intensa; útil, pero a una distancia relativamente corta. Muy
ocupada, pero débil.
La otra posibilidad es despojar de nuestra atención todo el ruido en el espectro visible (entendido
como la energía de nuestra atención).
Los pensamientos dejan de estar. Pasado, futuro y el tiempo hipotético (lo que podría o pudo
haber sido pero no es) caen como un peso muerto y la atención que genera ansiedad se esfuma.
Entonces la visión se enfoca como un láser hacia un solo lugar y momento, con un radio menos
extenso, pero con una intensidad mucho más aguda, tanto que podrá ver más allá, inclusive ( si se
es lo suficientemente receptivo) a percibir los hilos que mueven eso que llamamos realidad, como
si de un ojo de fuego saliera un rayo que rompiera el velo de todo lo que es o creemos ser.

Muy inculto como para ser fino.


Muy fresa como para ser de barrio.
No tan joven como para ser crush de alguien
No tan viejo (ni rico) como para ser sugar daddy.
No tan listo como para ser un genio
No tan estúpido como para ser feliz.

El otro día iba caminando por la calle y en la esquina del hotel Grecia me encontré a un
vagabundo que exclamaba con solemnes palabras algunas odas a Dios, al destino y a la vida.
Me quedé escuchándolo mientras esperaba la luz del semáforo. Dijo una frase que quedó bien
grabada en mi mente:
Dios eres tú expresado en el exterior, aprende a discernir las señales y descubrirás a Dios
hablándote directamente, sin intermediarios.
Me quedé con esas palabras dándome vueltas en la cabeza. Días después, al salir del trabajo
me llegó un mensaje misterioso al celular. No pude identificar al remitente, pero lo escrito resonó
con lo que el vagabundo dijo.
Transcribo íntegro el mensaje de texto:
Ya deja de hacerte pendejo, deja de retrasar tus proyectos y poner excusas ridículas para seguir
procrastinando y no hacer nada importante con tu vida, o al menos eso que deseas hacer y que tú
mismo te has encargado de sabotear. O bien, deja ya de darle tantas vueltas al suicidio y hazlo de
una buena vez, hijo de tu puta madre, que para eso te di el libre albedrío.
Luego de leer el mensaje, miré al cielo, una lagrima rodaba por mi mejilla izquierda, la del corazón,
y con una sonrisa en los labios exclamé "namasté".
Amigos tengo que confesar algo. La verdad es que no soy humano.
En realidad soy un criminal galáctico y fui confiscado a una cárcel planetaria en la sección
Regus 4826e mejor conocida por ustedes como Planeta Tierra. Estoy pagando condena aquí,
haciéndome pasar por humano, viviendo esta vida de mierda, atrapado en esta carne débil y
pedorra. No me suicidio porque me incrementan la condena y me obligan a reencarnar. Estoy
aquí atrapado con ustedes, chinguen todos a su madre

El deseo es un arte pintado con el color de sugerentes fantasías, entre más imposibles mejor.
El amor frívolo es como esas flores de plástico que adornan los patios estériles.
Mientras tanto la experiencia auténtica reside en lo que está vivo como una criatura salvaje, ni
tuya ni mía pero real.
He matado una rosa para ti, mírala, contémplala en su muerte lenta y de vivos colores.
Así te quiero para mí; que te seques poco a poco entre mis manos: mía, mía, mía.

Chauvinismo espiritual en tres pasos


1.- Véndele tu alma al diablo a cambio de dinero, juventud eterna, un superpoder, etc.
2.- Una vez gastado el deseo, organiza a todos los grados de tu psique en una revolución
socialista que prohiba la propiedad privada de las almas y estas sean consideradas un bien
colectivo para el estado (el estado del ser )
3.- Efectuese la expropiación álmica al diablo. Una vez recuperada el alma, conmemore cada año la
fecha en que se expropió. El proceso venta-expropiación puede efectuarse cuantas veces lo
requiera el ego en turno.
Dos frágiles criaturas humanas decidían cuidar a sus hijos y juntos enfrentar al hambre y las
fieras.
Un soldado se iba a la guerra, dejando a su hijo varón al cuidado de su madre y hogar hasta
su regreso, que muy seguramente sería nunca.
Hombres y mujeres sumidos en éxtasis dionisiacos adoraban al adonis en el cuerpo de mozos
con deslumbrantes risos y espaldas de atletas.
El noble caballero hinca la rodilla ante la hermosa doncella, pajarillo de cristal, que habrá de ser su
señora.
Primos y hermanos son amantes que perpetúan su poder y opulencia con el patrocinio de la iglesia
y su dios de papel.
Aparecía un nuevo sobre en el buzón y el corazón saltaba del pecho.
Un hombre propone, una mujer dispone.
En bailes de graduación se daban primeros besos o se perdían los últimos rastros de inocencia.
Una llamada a su casa, juntando valor por si contesta el padre y preguntar por la hija.
Zumbidos de msn, los primeros en línea.
Colgar a los cinco minutos para hablar de nuevo.
Acceso 24/7 a una persona. Vistos, en línea, interacciones virtuales con otras personas al mismo
tiempo y todo el tiempo.
Dinámicas del amor y la neurosis a través de las eras.
Me pregunto qué es lo que sigue, si sobrevivirá el amor o nos quedaremos sólo con la neurosis.
Veo soledad, mucha soledad, incluso tomada de la mano con otras soledades.
Esto no es un hola, tampoco un buenas tardes,
esto que escuchas, es una advertencia:
vas a perder la cordura.
Reaprenderás todo cuanto creías saber hasta ahora.
Un liquido frio y rancio comenzará a escurrirse entre tus dedos,
algo nuevo sucederá, aunque sea historia vieja,
alguien llegará o bien se marchará,
porque dos cosas pueden ser diferentes aunque no cambién:
es el tiempo, tu tiempo,
eres tú, en el mismo lugar pero en diferente momento.
Así viajarás hasta un páramo en el desierto,
donde volverá a surgir lo que alguna vez vivió,
pues sólo está muerto aquello que permanece inmóvil.
Sólo quien se mueve permanece.

No existe ni el mundo espiritual ni lo sobrenatural, ni lo esotérico, misterioso, oculto, etc. Todo


lo que no conocemos y atribuimos a experiencias místicas no son sino extensiones u otras
maneras de percibir esta realidad que es sólo una, las diferencias entre mundano y espiritual
son aparentes, como las capas de una cebolla; les atribuimos nombres y propiedades
estrafalarias debido al hecho mismo de que nos son ajenas por ahora, del mismo modo que
los europeos nombraban todo lo que conocían del nuevo continente, o el hecho de llamar
marciano a todo lo que no sea de este planeta, cómo si no hubiera literalmente infinitas galaxias,
estrellas y planetas que no son Marte. .
Personalmente, encuentro experiencias trascendentes en casi cualquier cosa, desde dormir, leer,
cagar o salir a andar en bici.
Es una falacia que te vendan la espiritualidad como una religión, un libro, una filosofía o una
postura de meditación, así como el hecho de considerar mundano todo aquello que no lisonjee al
ego espiritual.
En la edad media hubieran considerado el control remoto como brujería. Lo mismo pasa con lo
que hoy llamamos brujería, misticismo, etc. Todo está ahí, todo existe, pero llamamos ciencia a lo
que entendemos y espiritualidad a lo que no.
Los delfines encuentran su espíritu en el mar, las aves en el cielo, las hormigas en la tierra. Todo es
trascendente y nada lo es.
Estás tal cual me prohibió el
psicólogo 😍

Recuerdo tu última visita en mi chalé de la costa siciliana, me gritaste "despierta mi amor" y


desperté sin ti y sin las playas italianas. Voy ahora al trabajo tarareando un estribillo de Sin
bandera que suena en el microbús. Me relajo y miro a través de la ventanilla y pienso en la
bandera de Italia, que se parece mucho a la de mi país. Mi país... la única razón por la que
tengo un país es la misma por la que no tengo una cabaña en la playa siciliana: no tengo
dinero.
En cuanto al por qué no te tengo a ti, bueno, primero tendría que averiguar si existes más allá
de mis sueños. Ya después veremos. Mientras fumare come un turco

Todo esto ya fue alguna vez.


Siento nuestro nombre y nuestra forma como espejismos sobre un lago,
el reflejo de algo o alguien nos está viendo o leyendo,
Y eso que nos mira,
las estrellas desde el cielo,
nosotros a las estrellas desde el reflejo en el agua
todo es el sueño de algo más grande o infinitamente más pequeño
hasta llegar de nuevo a nosotros
Las personas no actúan según las expectativas de otros
¿Te molesta que no sean lo que esperabas?
¿Diferente a ese maravilloso mundo que creaste?
Un universo sobre un par de rieles de oro
y cada quien mira el suyo desde su propia cabeza.
¿Decepcionado?
Quién les manda también ser personas
Con seseras diferentes a la tuya
Si buscas que se amolden a tu onanismo mental
Escríbelo en 500 páginas
Y mastúrbate diariamente con la idea de que alguien es especial para ti,
o que eres especial
para alguien,
cuando te aburras de tanta maravilla y perfección
entonces quizá estés listo para lidiar con otro ser humano.

Hay pequeños mundos dentro de universos mayores. Todos tenemos uno, todos hemos
creado un ecosistema especial para nosotros y quienes nos rodean. Los demás no
comprenderían las bromas y apodos familiares; tu familia a veces no entiende lo que haces y
eres en el mundo exterior, con otras personas. Hay cosas que haces sólo con alguien más,
bromas que funcionan con una persona en específico, anécdotas que existen sólo en ese
submundo de dos. Perder a alguien es similar a la separación de una familia, cuando se van
los hijos o se marchan los padres. Ya nada es lo mismo y uno conserva los recuerdos como
sus más preciados tesoros.

Siento que nuestro nombre y nuestra forma son como espejismos en un lago,
el reflejo de algo o alguien que nos está viendo o leyendo.
Y eso que nos mira desde el otro lado,
es el sueño de algo infinitamente mayor,
tan vasto e inmenso...
desde la nada hasta el átomo,
el sueño por fin revelado,
como los reflejos sobre el lago.
El silencio es la calma en el agua.
Te quiero como el albañil a su caguama. Te deseo como señora al centro de mesa. Te
necesito como profe de inglés a su grabadora.
Me destruyes como aspirar resistol. Y por eso me encantas, como el placer doloroso de unos
tacos con salsita de la que sí pica.

Conquistar es, a efectos prácticos, forzar el interés que no surgió de manera natural. En la
conquista, tanto bélica como simbólica, una parte representa el deseo y la otra el trofeo.
A veces hay violencia en el proceso, pero también existen otros métodos más sutiles, como
cuando tomaban a los hijos de los reyes enemigos de Egipto y los enviaban de nuevo a casa
años despues, ya educados con la cultura de los faraones. La conquista es suprimir tu
identidad e implantar la mía, a la fuerza o con la miel de la mentira y los dioses ajenos.
Moctezuma amó a Cortés por creerlo la encarnación de un dios, pero en Cortés no había amor
o fraternidad sino la concreción de un deseo; el penacho de Moctezuma era un trofeo, uno que
coronaria su propia vanidad.
En el juego de la conquista no hay necesariamente amor sino la búsqueda de un trofeo
narcisista. Si eso te complace, si tu propio ego se satisface con ser objeto de deseo, un
premio más que una persona, entonces adórnate con mil penachos y deja profanar tu cuerpo.

Rapture y Columbia son dos ciudades conectadas por el mismo hilo desde dos realidades
distintas, una debajo del océano y la otra sobre las nubes. Son lo mismo, pero cada cual
desde uno y otro lado. Y en esta multidimensionalidad todos podemos tener un hilo que nos
conecte al mismo lugar donde estamos, pero en el otro lado. Me pregunto que estará haciendo
mi otro yo, o mis otros yoes, mientras yo (es decir, el de esta realidad) escribe esta nota de
texto. Una pista podría ser lo que siento, tal vez se encuentre cantando, bebiendo, o haciendo
el amor.

Existen emociones, sentimientos, palabras, imágenes que pertenecen a realidades alternas, a


planetas distantes y mundos desconocidos. No puedes usar un lenguaje convencional para
describir algo que no existe en el entendimiento de quien lo decodificará; es necesario abrir
otra puerta, entrar por otra parte; descomponer el lenguaje y volverlo armar. Ese es el trabajo
del arte, despertar la sensibilidad, abrir esa puerta que lleva hacia lo que está más allá, a las
constelaciones en el otro lado del espejo.

De mi breve y dolorosa existencia,


rescato el sutil encanto del primer y el último beso
con la última y la primer persona.

Decía Schopenahuer que una vez quedan resueltas todas las necesidades que la "voluntad"
exige a las personas, a estas no les quedará más en la vida que el sinsentido, el desánimo, el
ocio. La necesidad, el deseo de algo, es aquello que dota de propósito, rumbo y significado a
nuestras existencias. Por ejemplo, si no sabes qué hacer con tu vida ten hijos y obtén un
sentido para tu existencia, uno dado por default biológico.
Al mismo tiempo, filosofías como el budismo enseñan que este deseo que la "voluntad" impone,
puede representar la cárcel de nuestras consciencias individuales.
El vagabundo y el iluminado tienen mucho en común, son seres marginados de los parámetros
sociales, el propósito y significado de sus vidas es sobrevivir a la incertidumbre de encarar su
propia existencia.
Es una cuestión de perspectivas: afronto el sinsentido de la realidad haciendo conscientes mis
deseos animales, o bien, soy feliz con el breve goze que me brinde la satisfacción de mis
necesidades triviales.
Podríamos decir que la sociedad del siglo xxi ha resuelto sus necesidades, al menos en la cultura
de occidente, pero al mismo tiempo la ansiedad y depresión han alcanzado picos tan altos que lo
que consideramos una moda en realidad se trata de una epidemia. Ya nuestras necesidades están
resueltas al punto que llegamos a la satisfacción del capricho, de las necesidades inventadas por el
marketing. Ahora afrontamos de cara el vacío, la inseguridad de nuestros egos.
Ya no hay que salir a cazar ni ir a la guerra, ahora enfrentamos la soledad de un mundo que no
comprendemos, pero del que buscamos el mayor número de distracciones posibles que le doten
un nuevo sentido: el placer.
Y todo este paradigma no es sino un nuevo mercado que explotar: el mercado del aburrimiento,
del vacío existencial que busca satisfacerse con un iphone de miles de dólares; la avalancha de
series, películas, videojuegos en las que olvidarnos por un día más.
Solo volvía a mí cada vez que su interés romántico en turno la dejaba o decepcionaba, que a
efectos prácticos es lo mismo. Era intermitente en mi vida igual que una lámpara averiada se
enciende y se apaga en un callejón oscuro. Pero no me importaba, siempre estuve ahí para
ella, aun sabiendo que yo era solo un refugio para su soledad momentánea. No importaba, al
menos era feliz en esos breves momentos que parecía entregada a mí. A veces soñaba que
se quedaba así para siempre. No me juzguen, cada quien encuentra su manera predilecta
para destruirse, qué más da que la mía tenga nombre y apellido, unos ojos que se le hacen
chiquitos cuando me miran y una sonrisa que me arregla el mundo. Cada quien se mata a su
manera.

Cada quien lleva un equipaje personal.


No critico lo que llevan otros encima, suficiente tengo con lo que llevo yo. Por eso ya no me
juzgo, más bien examino lo que tengo para saber de dónde vengo, lo que soy. Dónde cojí esta
maleta, estos genes, esta vida, esta mente. Pero solo encuentro una risa, un absurdo, lo
mismo da; solo sé que voy hacia alguna parte y hay que seguir andando. Mi carga es un
indicio de mi destino, soltarla sería como perder la brújula. Juzgar a los demás es una
declaración de ignorancia, pues todos llevan su propio equipaje bajo la piel.

No te quedes donde no fluyes. No fluir es estancarse. Estancarse es relegar tu yo natural. Tu


yo natural es donde no te esfuerzas por agradar. Agradar es donde fluyes. Cualquier otra
forma es hipocresía.

Y si en dado caso te mandaron al carajo por raro, por intenso, por vulgar, marigüano,
terraplanista, no te aflijas amigo, amiga, mejor ahora que después de meses o años.
El yo de las primeras citas es una forma idealizada, con fisuras que derraman la verdad a
cuentagotas. La verdadera persona está detrás de toda la parafernalia del queda bien. La
persona real saldrá a la luz tarde o temprano.
Pocas mentiras hay tan peligrosas como la conquista romántica, pues apela a los mejores
sentimientos que tienen los seres humanos y los pone al servicio de los más básicos y
primitivos. Aunque, admito, puede ser divertido, hasta adictivo, como ir por unos cigarrillos y
volver veinte años después.
- No te da la sensación de que ya somos demasiados en este mundo, de que todo está hecho,
descubierto y explorado. Que cualquier idea o proyecto que se te ocurra alguien ya lo hizo
mucho mejor y con más presupuesto. Es como si no nos quedara ya nada, o tan difícil como
encontrar una migaja en un desierto de arena.
- Hombre, no seas tan fatalista, si lo que dices fuera verdad la biología no se molestaría ya ni
siquiera en producir una huella digital exclusiva para cada individuo, pues cada uno sigue siendo
único e irrepetible. Dentro de esa individualidad única ocurre una historia irrepetible, un misterio
que sólo a ti te toca descubrir. El problema es pasar la vida apropiándonos de relatos que los
demás nos inculcan y tratar de replicarlos sin antes encontrar los propios. Recuerda que quienes
nos adoctrinan fueron adiestrados también por sus antecesores. Pero aquellos que crearon las
historias del mundo son quienes han seguido su propia voz, y ésta ha hecho eco en los demás. Dos
personas haciendo la misma cosa están relatando el mismo universo pero desde un punto de vista
distinto, o la misma historia desde dos universos. Nunca habrá dos puntos iguales en tanto sean
dos personas distintas quienes lo intepreten. Encuentra tu propio relato y lo demás vendrá por
añadidura.

Dicen los físicos que Dios no juega a los dados, pero tal vez a este le importa un comino lo
que digan unos monos lampiños y se ha montado un divertido juego de azar cósmico que
consiste en mandar almas a los diferentes planos y realidades: ese de ahí que sea inteligente,
aquel idiota. Ese enfermo, aquel sano, aquel de allá arquitecto, ese de ahí mejor no, abortado.
Y en ese casino universal es donde radica la belleza de la realidad. Un niño del África nace
destinado a la precariedad, la enfermedad o la guerra, luego aparece una pareja de
occidentales millonarios y la vida del niño queda resuelta para siempre y con mucho mayor
calidad de vida que el 90% de la población mundial. Y es que en la tierra ocurre otro juego
pero no de azar, sino de deliberada facilidad para unos y exacerbada dificultad para otros.
Pero quién dicta lo que es justo y lo que no; si en el universo los destinos parecen suceder
mediante el caos, en la tierra pueden siempre torcerse a voluntad. Así, la realidad indiferente y
sin sentido es adaptable mediante la voluntad de las personas. Los destinos te predestinan
hacia una dirección en concreto, pero el espíritu individual hace que se conviertan en una
variable más.
Esto quiere decir que nos deja la puerta abierta a construir nuestra propio universo a pesar de
las dificultades, o bien, la particular adversidad que nos toca es un indicio del camino que
debemos recorrer, y ese camino es tu parte de tu destino, aunque en la tierra parezcas tan
sólo una ficha en el tablero de alguien más.

El capitalismo “dejar ser, dejar hacer” significó la prosperidad y el desarrollo de los países
durante más de un siglo, y aún a día de hoy, los países con mejor calidad de vida son
fundamentalmente capitalistas. Esto es a grandes rasgos lo que cualquier libertario y/o
entusiasta del capitalismo neoliberal esgrimirá contra todo discurso que huela siquiera
levemente a política social. Y es que sí, el capitalismo ha funcionado porque genera
prosperidad en base a la inversión, el empleo y el consumo; y seguiría siendo el modelo
económico a seguir en caso de que los recursos del planeta fueran ilimitados e indestructibles. El
problema es que no lo son. El capitalismo neoliberal tenía una cuenta regresiva y ya se ha
cumplido. El ciclo de producción ilimitado con la finalidad de sostener el crecimiento económico,
no da más de sí.
Más inversión para crear más productos, más empresas, más consumo, luego desechar y reiniciar
el ciclo. Esa es la ecuación del crecimiento económico que en efecto ha generado la prosperidad.
Pero continuar con ese modelo sin políticas de sustentabilidad implica generar necesidades
artificiales que son satisfechas con recursos reales y el medio ambiente. Pero si los bienes y
productos se produjeran con una funcionalidad de por vida, o bien, si se dejara de consumir de
forma irresponsable, significaría detener el crecimiento económico. Ese es el dilema.
Este sistema funcionó bien durante el siglo xx y la población mundial se disparó hasta llegado el
siglo xxi. Hoy los “baby boomers” del siglo pasado siguen apostando a ese modelo desde los
puestos políticos y corporativos, porque es lo que conocen y ha funcionado. Veremos qué sucede
entonces cuando llegue el relevo generacional, tomando en cuenta que el libre mercado y la
propiedad privada son el camino a seguir, pues oferta y demanda es el orden natural de las cosas.
Las compañías deberán ajustarse a la demanda más urgente del momento: la sustentabilidad
ambiental y la responsabilidad social. Aplica también para nosotros como consumidores.
.
Nota: este no es un post comunista. Podrá ser insulso, mal redactado, comunista, pero nunca un
mensaje a mi ex.

Camus y Schopenhauer reencarnaron en un par de ácaros que habitaban la desordenada


cama de un adolescente. Creo que este mundo es un absurdo, dijo Camus. Tal vez existe
alguna suerte de orden en todo este caos, pero nuestros papeles en el mismo son tan
irrelevantes que ni siquiera se nos permite ser conscientes de ello, en cambio, quedamos
relegados solo a una existencia de permanente satisfacción de necesidades, para luego morir,
consumidos por ese orden universal que no comprendemos. Somos simples esclavos de la
voluntad por sobrevivir, exclamó Schopenhauer. Luego de conversar, los dos ácaros
continuaron explorando el valle de la cobija desparramada, en búsqueda del alimento
esparcido diaramiente por un misterioso genio cósmico que destruía el mundo una y otra vez
todas las noches. El mismo sólo era un adolescente en una cama, de una casa en un
vecindario de una ciudad, de un condado, de un estado, de un país, de un continente, de un
planeta en un sistema solar de una galaxia entre miles de galaxias, de un universo, de una
dimensión... Etc. Qué sabían pues un par de ácaros del sinsentido, si ni enterados estaban de
la cama y su propósito en ella, ni del chico con los restos de su piel, pelos y a saber tú qué
otros fluidos. No sabían que no sabían, pues de ser así ni el consuelo del absurdo cósmico
tendrían. Serían sólo ácaros y sabrían su diminuto papel, su propósito en la cama de un
sinsentido sólo un poco más grande.
El placer estético es instantáneo, fácil, natural. Es más de sensaciones, de sentir. A veces
puede entrenarse para aprender a percibir la belleza donde otros no, pero esto puede llevar al
esnobismo, la pedantería intelectual. La belleza real conecta de una forma u otra, aun tengas
los sentidos entrenados o no. El placer estético voluptuoso se recibe del exterior, se consume
y se busca más, como una droga; no así la belleza hegeliana, que es edificante en sí misma,
es decir, te aporta placer estético sin ningún compromiso intelectual o ideológico. Porque el
arte al servicio de las agendas o ideologías es solo una artimaña intelectual, un lobo vestido
de oveja. El sexo, por ejemplo, vende porque lucra con la belleza estética; el ego de las
personas se eleva al infinito cuanto más se sepan valoradas sexualmente por los demás. Y es
que hay belleza en los cuerpos, siempre y cuando no se encuentren prostituidos, al servicio de
algo, alguien, de un mercado, agenda o de un "estado de las cosas".
Hay personas que entregan su vida, su mente, su esfuerzo con tal de consumir algo de
belleza.
No sorprenda pues, que quienes se sepan bellas o bellos sean como dealers de cualquier otra
droga, o bien sean consumidos por su propio narcisismo.

Todos asociamos la personalidad de alguien directamente con su cara, al menos en la primera


impresión. Suele ser chocante descubrir que aquel con cara de maldito sea en realidad un
bonachón, o viceversa. Por eso las primeras impresiones no son 100% de fiar.
Cabe entonces investigar de qué tenemos cara nosotros, o cómo nos interpretan los demás en
la primera impresión. A veces quisiera desdoblarme para poder mirarme a mi mismo en
tercera persona. ¿Mi cara corresponderá a mi forma de ser?
Según la psicogenetica puede ser que la personalidad esté influenciada por las líneas de
nuestro rostro, o al revés, nuestra personalidad hacer que nuestro rostro cambie, o heredarlo a
nuestras futuras generaciones.
Así que si quieres ser buena onda, primero dícelo a tu cara.

Es tan sencillo no entenderte.


Puedo tenerte tan cerca
y al mismo tiempo haberte perdido.
Es tan arduo el trabajo de complicarte
y al mismo tiempo quererte es tan sencillo
Imagen: ella cuando lea el poema

El auge del rock devino luego de la contracultura en los años 60s 70s, como reacción-
consecuencia de la sociedad conservadora en aquellas epocas. El rock era grito y escándalo,
era ruido y desorden en una sociedad persignada, ultracorrecta. Los 80s y 90s fueron el punto
más alto del rock en la liberación cultural de occidente, tanto que ya todo era posible. Desde el
punk hasta el metal, listo, en los 2000s el rock ya habia dado lo que tenía qué dar a las masas
o el mainstream. Ahora está pasando a convertrtse en música más de nicho, tal como lo es el
jazz, el country, folk, etc. Aunque hay algo interesante sucediendo en la sociedad alctual: el
regreso del correctismo político y el vacío cultural - con el reguetón, trap, edm, como
estandarte-. No sé, tal vez un nuevo punk será necesario en estos tiempos, pues décadas
atrás eran hippies y punks los parias, los transgresores del orden social, los que hacían rasgar
sus vestiduras a los correctos, persignarse a los más recatados. Hoy en día ese papel en la
sociedad lo tienen las feministas y los gays, pero no hay una música en concreto que
represente a la contracultura, como sí lo fue el rock "hippie" por ejemplo; aunque estos
terminaron siendo un nicho de mercado más, una apropiación cultural que el capitalismo,
válgame la reduncancia, capitalizó. Hoy veo muchas banderas arcoiris, pañuelos verdes y
celestes, slogans y correctismo político. No desacredito las luchas sociales actuales, pero me
parece que hay gente llenándose los bolsillos mientras nosotros sangramos y el soundtrack de
esta generación trata de estar tristes, drogarse o mostrar el culo, lo cual no está mal, pero
tampoco nos plantea una nueva contracultura ni nos sacude del vacío al que nos arroja el
stablishment.

En aquellos años andaba con la camisa manchada de salsa Valentina y un riff de Rammstein
sonando en mi cabeza todo el tiempo. Tenía más cabello y menos responsabilidades. Tenía
menos respuestas pero muchas más quejas hacia todo, como el hijoputa de mates en la
secundaria, que nos follaba con la nota y en sus ratos libres se tiraba a la de español. Viví
pensando todo el tiempo que odiaba matemáticas, cuando mi verdadero yo las deseaba,
hambriento de saberlo todo. Siempre tenía un por qué y un pero hacia todo aquello que me
hinchara las pelotas, como la absurda regla de llevar el cabello corto. Cuando preguntaba el
"por qué" la respuesta era la misma: son las reglas. Hasta el día de hoy sigo pensando que las
reglas deben tener un por qué, para obecerlas por convicción, no sólo porque "son las reglas".
Deseaba quemarlo todo y que se volviera a hacer desde las cenizas, con los "por qués" bien
claros. Los años pasaron. Ahora soy más tranquilo, paciencia es mi segundo nombre. Tal vez
el alcohol ayuda. Ahora estoy dentro del sistema, como una célula más en el torrente
sanguíneo social. Suena el despertador, me levanto, laboro, consumo, pago impuestos, qué
más quiere el mundo de mí. Pero secretamente maquino algo, he logrado encontrar muchas
respuestas a las preguntas que antes me hacía. No sucedió lo que más temía, no me convertí
en lo que detestaba. Espero. Ahora tengo una voz que antes no tenía.
El riff de Rammstein sigue ahi de vez en cuando.

-¿Te gustaría casarte algún día?


-¿Te gustaría vestirte de paloma y tirarte de un tercer piso?
- ¿Eso qué coño tiene qué tiene ver?
-Estamos jugando a preguntas tontas ¿no?
-¿Casarse es tonto?
-Tanto como estar en un buffet con infinidad de suculentos platillos y que te digan que sólo
debes comer uno por el resto de tu vida, mientras miras, hueles y babeas por toda la deliciosa
comida que tienes alrededor y que ya no podrás comer, al menos no en público. Así de
absurdo es casarse, así de masoquista.
-No puedes hacer esa comparación, el cuerpo necesita variedad de comidas para poder
sobrevivir. En cambio tener muchas parejas tiene que ver con el tipo de persona que eres, no
es cuestión de vida o muerte.
-Y aún así la gente se comporta como si lo fuera. Aún así la gente tiene muchas parejas, aún
después del "amor de su vida". Es que, mira, se pueden tener tener tantas vidas como
amores. Pero si te sirve de algo, y dándote un poco la razón, puedes encontrar siempre tu
comida favorita, una que prefieras aun entre todo el buffet. Eso puede ser el amor, como la
comida favorita, como un "esto sabe a mi hogar y no necesito más".

No vayas a la guerra
Desobedece
Esto no es propaganda.
Propaganda sería pedirte que mates en nombre de la democracia
En nombre de un dios que no es tuyo
Si tanto se odian
Pues que se maten entre ellos
Pero tú no vayas a la guerra
No eres soldado de nadie
Tú no eres bala
No eres carne de cañón
No seas tú quien tire del gatillo
No seas quien presione el botón que dejó caer la bomba
Desobedece
Tú no eres la tercera guerra mundial, no eres tú quien odia
No escuches a quien quiere levantar muros
Si tanto necesitan una guerra
Pues que la tengan
Entre ellos
No nosotros, los que sí somos humanos
Por qué las bombas han de caer sobre nuestros techos
Por qué han de ser nuestros hijos los huérfanos
Y que luego te declaren héroe
Los mismos que hicieron la guerra
pero no sangraron en ella
Que nadie los escuche cuando pidan odiar
No vayas a matar y ser matado
No hay honor
No hay nobleza ni valentía en obedecer
Qué la guerra ocurra en las mentes
Qué la poesía sea de plomo
Qué pensar se convierta en una bomba que cimbre las raíces del mundo
No regales tu mejor arma
No entregues tu mente
No derroches las balas de tu pensamiento
Que no pongan odio en tu cabeza
No vayas a la guerra

Antes de amantes fuimos amigos.


Nos despojamos del carácter animal con que se devoran en las junglas de asfalto.
Tuvimos intimidad antes de quitarnos la ropa.
Porque cualquier pasión que surge desde un afecto fraterno, no le pide nada al amor.

Leyendo a Erich Fromm me llamó la atención su concepto acerca del narcisismo, entonces
pensé en cómo este se refleja muy bien en la dinámica de las redes sociales. Habla de dos
formas de narcisismo, una benigna y otra maligna. La primera es el narcisismo enfocado en la
creatividad y la producción, es decir, un ensimismamiento que desarrolla una cualidad
artística, manual, o intelectual que lleva a la persona a hacer grandes cosas. El otro
narcisismo no se trata de algo que se crea o se hace, sino de algo que se tiene, se consume o se
percibe de sí mismos.
En el creador el ego es alimentado por su obra, lo cual lleva a generar algo de valor para los demás,
o sea, del interior sale algo al exterior. En el narcisista patológico el ego solo es alimentado por la
atención de los demás, por consumir, es decir, desde el exterior hacia el interior. Este narcisista
ególatra generalmente se sentirá inalcanzable, superior, déspota, altivo. Sentirá que merece algo
de los demás (porque en realidad lo necesita para no sentirse vacío) , ya sea lo físico o
simplemente atención.
Generalmente estar solos es la condición del narcisista (aún cuando físicamente se encuentren
rodeados de personas) , pues en la idolatría y sentir atención encontrarán un gran llenado de sus
vacíos. Estos son, por ejemplo, los influencer y modelos de Instagram, que no crean nada de valor
ni aportan algo al mundo más que la exposición de su cuerpo(una cualidad más circunstancial que
otra cosa) o marcas caras, y el mundo les da la atención que merecieran arquitectos, músicos,
pintores, científicos, etc. Pero igual tampoco es su culpa, utilizan el bug social a su favor, pues este
mundo en general valora lo superficial sobre la sustancia.
Estoy 100% seguro de que si este blog fuera escrito por una gótica culona y no por un dude
promedio, los likes y comentarios se contarían por miles.
*foto de una nalgona de Instagram para no morir ignorado.
El frío atrae el calor, el polo negativo atrae al positivo, el aire busca el vacío, el frío busca el
calor. Todo en la naturaleza busca siempre el equilibrio, desde lo más tangible como el agua
hasta lo puramente medible, como el magnetismo. Nosotros no estamos exentos de las leyes
universales y podemos estar tanto llenos como vacíos de algo, por tanto, buscamos
inconscientemente el equilibrio.
Esto lo podemos ver, por ejemplo, en las personas buenas y tranquilas siendo acosadas por la
gente más mierda. Los vacíos buscan devorar a quienes no lo están. Ahí es donde la gente
conflictiva se ensaña con quienes son tranquilos.
Por eso yo le digo a los niños: jamás busques problemas, sé un buen chico, pero rómpele la
puta cara a quien se meta contigo. El problema se resuelve si las personas de bien son
mejores en la violencia que los malvados.
Y si de pronto sientes que cruzaste la línea, es necesario equilibrar de nuevo, que hagas algo
bueno por alguien, algo que se sienta como esa parte que perdiste al bajar al nivel de los
vacíos. Podemos resumirlo en eso: crear ambientes vibratorios, al igual que los ambientes
biológicos pueden reproducir células sanas o hacer proliferar bacterias, virus, etc. Somos un
ecosistema mental a fin de cuenta, un caldo de cultivo de frecuencias.

Comencé a beber más o menos al mismo tiempo que dejé de enamorarme.


Ahora me pasa lo mismo con la bebida, la resaca es un precio demasiado alto a pagar por un
poco de ebriedad. Quizá pronto deje de beber y vuelva a enamorarme, aunque a esta edad el
desengaño es un trago muy amargo y las resacas cada vez son peores.

Somos materia comprendida en espacio y tiempo.


Cada segundo, cada hora, cada año, es irreemplazable. Cada instante que sigue al anterior es
un universo en sí mismo, uno que no volverá jamás.
El momento presente está conectado directamente con el pasado y el futuro, y comprende
toda la realidad de un individuo.
Imagina entonces el inmenso regalo que implica el que alguien te entregue su presente. Por
alguna razón "presente" es sinónimo de regalo.

¿Cuál es la diferencia entre yo y los otros idiotas que te asedian?


Pará qué buscarte entonces, si no evocamos un encuentro mutuo. No vale la pena ser un
idiota más

Una cualidad de la psicología humana es la fijación hacia la figura materna desde los primeros
años de la infancia hasta la edad adulta. La fijación por la madre – o fijación incestuosa, como
la llamaba Freud- está directamente relacionada con el narcisismo inherente en las personas y
la extrapolacion del "mí mismo", de sus miedos. Todo es yo, todo se trata de mí, pero soy tan
frágil e insignificante que me apego, cual bebé a la teta, hacia algo más grande que yo, algo
que me identifique y me dé certidumbre. La madre se convierte en una figura o ídolo externo
que protege de la soledad, del peligro, la muerte y la enfermedad.
La crisis del coronavirus nos ha demostrado que muchas personas no dejan de ser niños
narcisistas – psicológicamente hablando-, llenos de miedo y sin conciencia del prójimo. En qué
se diferencia pues un niño egoísta - que aún no reconoce al otro como ente individual, para el
niño todo es“si mismo, todo le pertenece”- a un adulto llevándose todo el gel antibacterial,
mucho más del que realmente necesita, sin importarle las otras personas.
El peligro hace resurgir lo peor de las personas, les hace ver como lo que son en el fondo:
monos asustados. El narcisismo busca un refugio que nos proteja del exterior, que nos ahorre
el agobio de enfrentar la realidad por nosotros mismos, de buscar respuestas o un andamiaje
ideológico que satisfaga una necesidad de identidad. La fijación incestuosa ha estado
representada por Dios o los dioses, la raza, la nacionalidad o la política. El apego al
nacionalismo obtuvo un desencanto luego de la segunda Guerra mundial, así como las
guerras y conflictos posteriores - el miedo a una hecatombe nuclear ocasionada por
fanatismos nacionalistas llevó a las masas a desentenderse de la identidad de razas o
naciones hacia un sentir más universal, del mismo modo que Nietzsche planteó la
emancipación intelectual de la imperante figura religiosa.
¿Si ya no es dios o la nación, dónde se encuentra ahora nuestra fijación incestuosa?
La respuesta a esto es otra pregunta ¿en qué depositamos nuestra fe, donde vertemos ahora
la necesidad de pertenecer, de sentirnos protegidos, saciados en todas nuestras
necesidades?
El capitalismo es ahora la madre, es decir, lo que antes era Dios y el nacionalismo. Las
compañías están ahí para satisfacer cada uno de nuestras necesidades y caprichos (siempre
cuando pagues con tu tiempo de trabajo y tu privacidad).
Los productos, las marcas que patrocinan hasta los conciertos (de bandas incluso con
mensajes "antisistema". El dinero ahora es dios y las marcas sus templos. El mono aterrado
por la incertidumbre encuentra su refugio en las compañías; ya no tiene que salir a cazar ni ir
a la guerra. Las marcas libran sus batallas económicas por ti, tú solo tienes que pagar con tu
tiempo de vida – lo que llaman también “dinero”. Pero el capitalismo no es como la madre que
te ama incondicionalmente, su amor y protección son directamente proporcionales a tu nivel
adquisitivo.
El común denominador entre el apego a Dios, el estado, el dinero, es entregarse a algo, verter
tu identidad, que alguien atienda tus necesidades, y resuelva tus problemas, porque siempre
seremos bebés buscando una teta, y esa teta hoy en día tiene el signo del dólar.

Acepté lo que soy, mi aburrimiento, mi tedio, mi soledad. Acepté la imperfección que por
tantos años intenté erradicar de mi ser. Soy imperfecto como el caracol arrastrándose
eternamente, y como el mismo llevo la espiral del sinsentido en mi espalda.
Acepté lo que soy y el peso de todo lo que no soy ha dejado de aflijirme. Ahora voy aqui,
flotando en un barquito de papel, sobre el océano de todas las cosas que no comprendo. Hay
tantos hombres y mujeres haciendo todo lo que no soy ni seré. Hay tantos que envidiarían mi
vida. ¿Quién es feliz y quien no lo es? ¿Quién está en lo correcto y quién equivocado? Pero
todos son yo, todos viven en mí y yo vivo en ellos, en ustedes.
Nos veo, como las células de un cuerpo que se pierde por mirarse solo a sí mismo. Y ahí
estoy, vacío, aburrido, solo y sin sentido, pero una célula indispensable en el cuerpo del todo.
Estoy completo, mi sentido existe en tanto "soy".

El tiempo es dinero. Si no tengo dinero, tengo tiempo. Mi dinero es para mis amigos y mi
familia. Mi vida es para quien la quiera, mi tiempo es tuyo, si quieres un minuto o dos, tómalos.
¿Vamos al cine, a comer, charlamos? Veamos si son cinco minutos o cinco años. Mira, no
deseo quitarte nada, ni me quitas al tomar lo que te doy a manos llenas. Si no marchamos
juntos cual manecillas del reloj, entonces aquí no hay nada.
Es que yo vivo solo para mí y si estoy contigo es porque me comparto, me basto, me sobro. Yo
no quiero nada, ya lo tengo todo. Aun así te necesito, porque tú amas lo que tengo para dar
¿Quieres algo de mí? Tómalo, insisto.
Que si qué tengo yo y por qué lo tiro por la ventana. Amigo, tengo una existencia que no perjudica
a nadie, tengo una casa con mesa para todos. Somos lo que damos. Qué si qué es esta vida que
tengo, dices, que si a qué me va a llevar todo esto, que piense en mi futuro, me aconsejas.
Mira a aquellos desdichados que luchan y luchan contra un mundo que desde el principio fue
puesto en su contra. Una guerra interminable por tomar algo de afuera y devorarlo.
No, amigo, como en aquel barco que se hunde y los músicos siguen tocando con su dignidad
intacta, así hemos de marchar nosotros, con el corazón por delante, mientras nuestras almas
danzan y nuestros cuerpos se retuercen en el delirio etilico, en el calor de las piernas de un
amante. Dar, siempre dar, para ser, para vivir.

Desde que supe que me gustas me convertí en una mejor persona. Hablo mejor, me visto
mejor, bebo menos, me ejercito más; he escuchado la música que te gusta, los libros que
siempre citas. Desde que supe que te quiero te pareces a los colibríes, aves para las que
tienes que crear jardines, que no toleran una jaula, aunque fuera de oro, aunque sea de amor,
de manos entrelazadas. Quise ser un jardín lleno de las cosas que te gustan y aun así volaste
a otro lugar, probablemente hacia una jaula. Espero que no.
Ahora sé que cada quien tiene su propia fragancia y su propio color, que ser un jardín propio
es la forma más honesta de querer, empezando contigo mismo.

¿Se puede ser una persona espiritual y al mismo tiempo disfrutar los placeres terrenales? Te
lo pregunto porque veo que escribes cosas de temática espiritual o filosófica, y luego hablas
de borracheras, sexo, cosas mundanas. Parecieras más hedonista que otra cosa.
-¿Se puede acaso ser espiritual de otra manera? Es que, mira, qué es lo terrenal sino una
emanación de lo espiritual. Y qué es lo espiritual sino hedonismo mistificado. Fuimos
engañados, amigo, nos han vendido la espiritualidad como algo separado del cuerpo, del
mundo, cuando este no es sino una manifestación de mi espíritu. Es como si la luz intentara
negar sus sombras; tendría que desaparecer la luz misma para que las sombras no existieran.
La luz abraza a las sombras, y los placeres de mi cuerpo no son sino la fiesta de mi alma; lo
que el espiritu desea para el cuerpo es una orden. El truco está en dejar de separar las
realidades. Tal como enseñan los cabalistas, existimos entre diferentes emanaciones, entre
cuerpos sutiles y densos, pero somos uno solo, pues los opuestos son espejismos. Nada es
espiritual y nada es mundano. Todo "es".
-¿Entonces, me estás diciendo que si un vicio terrenal te lleva a la perdición, tal es la
condición de tu espíritu?
- Claro, porque para que un placer te pervierta, antes tuvo que pervertirse tu alma. Es como el
sistema inmune de tu cuerpo físico, las enfermedades no entran a menos que tu cuerpo esté
debilitado o receptivo a la enfermedad. El problema con los placeres mundanos es que estos
se pueden apoderar no sólo de tu cuerpo, sino de tu consciencia. Cuando te vuelves esclavo
del sexo este deja de ser placer y se convierte en lujuria. Cuando te domina el hambre te
conviertes en gula.
Los placeres son peligrosos en el sentido de que pueden apoderarse de ti como parásitos y
terminas viviendo tu vida al servicio de estos.
Es lo único que podría advertir respecto a los placeres del cuerpo.
De resto el hedonismo auténtico no es más que manifestación del espíritu. Quien niega el
placer de su cuerpo, está negando la voluntad de su espíritu.

El cerebro, declarándose a sí mismo el órgano más importante, también afirmó que el corazón
es el más pendejo.
El corazón le contestó "papi yo no tengo nada que ver en las decisiones, yo solo bombeo
sangre y sin mí tecnicamente no vives, así que más respeto"
Pues sí, replicó el cerebro, sin ti no vivo, pero tú sin mí no tienes sentido.
Entonces alguien más abajo del ombligo gritó, cállense todos, ahí viene la que nos gusta. Y el
cerebro se calló y el corazón bombeó la sangre hacia esa voz que venía de entre las piernas.

Me levanto aún con sabor a cenizas en la boca. Tú sigues ahí, desparramada en la cama que
parece un campo de batalla, bombardeada de sudor y semen. Se filtra la luz del sol entre las
cortinas raídas. Abres los ojos, te frotas la cara, bostezas.
Buenos días, me dices, y sonries.
Buenos días ¿dormiste bien?
Asientes con la cabeza.
Hiré a preparar café y desayuno. Sigue acostada si quieres. Ahí está el control de la tv.
Camino fuera de la habitación, pero justo antes de salir me detengo y doy la vuelta, te miro a los
ojos.
¿Qué? Me preguntas arqueando la ceja.
¿Cómo me dijiste que te llamas?

Llevaba todos aquellos años pensando que tenía problemas mentales, hasta que descubrí que
todos los teníamos. Sí, todos estamos locos. Pero qué pasa si los locos toman el manicomio,
si encierran a los doctores, si echan a los guardias: la locura se vuelve norma y el cuerdo, si
es que alguna vez lo estuvo, ahora encerrado termina volviéndose también loco. Este es el
mundo, un manicomio tomado por locos que salen a buscar cuerdos para acorralarles.
La enfermedad desaparece si se normaliza. Hasta la vacuna se vuelve escándalo si se sataniza.
Esto es un manicomio lleno de hombres que se cortaron una pierna o se sacaron un ojo para poder
ser piratas; hay Hitlers y Napoleones, hay Raskólnikovs matando mujeres porque se sienten
pequeños. Hay quienes se sienten dueños de los otros locos; hay quienes gustosos juegan el papel
de esclavos. No importa lo que seas, solo hay que interpretar un rol para poder encajar.
Que alguien venga y me diga pues que no está loco, porque tienes que estarlo si quieres ser
funcional en el mundo.

Estamos hechos de hábitos, manías, tiempos que se prolongan cuál manecillas de reloj, y
vuelven al mismo sitio una y otra vez.
Aunque los días sean distintos, nosotros luchamos por hacerlos iguales.
El hábito nos da paz, o más bien nos controla el ansia.
Somos ansiosos por las costumbres, porque lo nuevo es incierto y nosotros necesitamos
seguridad.
Veo a la señora de espalda encorvada que sale todas las tardes a regar la calle enfrente de su
casa, aunque no haya polvo ni nadie que lo levante, se riega la seguridad del hábito, la
costumbre, la droga que nos aleja del incierto "y ahora qué".

Quererte es un gusto adquirido, poco a poco y a fuego lento. Porque el amor es una palabra
fuerte, áspera y salvaje como las frutas silvestres, no apta para mentes débiles y estómagos
delicados.

Despertar se parece mucho a implosionar, colapsar dentro de ti mismo, romper tu


personalidad y bailar sobre los pedazos. ¿Quién es el que baila?
Eres la música, pero al mismo tiempo también bailas.
Por eso el proceso de despertar implica mucho resistir la tentación de destruirte a ti mismo.
Te has comprimido tanto que puedes fragmentarte en cualquier momento, dejar escapar tu
luz, o bien, estallar y destruirlo todo como una supernova.

Un elefante coronado de flores y un bebé antílope a punto de ser devorado por leones. ¿Cuál
es el límite entre belleza y calamidad? La belleza es útil a los "hombres" exclaman los
idealistas de la meritocracia. ¡No! Hubiera dicho Hegel, la belleza es fin en sí misma, de otro
modo se convertiría en una ramera, en una mercenaria al servicio de una agenda.
La sangre, las moscas y el semen en los templos de Babilonia pasaron a ser el dios
judeocristiano, que en fondo fue siempre un pretexto para justificar los horrores de los
hombres, lo que son y no se atreven a admitir como deseos de sí mismos. Viven esos dioses
acaso aun hoy entre las sombras de nuestro mundo moderno; habitan entre magnates y
estrellas de Hollywood.
¿Y nosotros qué? Los simples mortales ¿dónde mora nuestra belleza?
¿Qué dioses obran a nuestra imagen y semejanza?
Lo pregunto porque francamente no lo sé ¿qué te es caro y bello a ti, sin influjo de dogma,
país o ideología? Yo no creo en nada, la verdad, ni en dioses ni ateísmos, ni en sexos o razas,
ni capitalismos ni comunismos. Ser y dejar ser, el Edén. Yo veo musas en vez de dioses, me
son bellas como las ninfas al fauno. Cambian de forma, palomas serpientes, valles o montes
de venus. Las contemplo en un amanecer o en las tetas de una mujer en la madrugada.
¿Dionisio? Puede ser.
Me gusta hacer fiestas en mi habitación, con o sin invitados. Me encanta la risa y el olvido,
adoro el vino que me mata y el café que me resucita. Detesto el cigarrillo pero me agradan las
personas que fuman. Y es que, si no temes a la muerte, menos terror te infunde la vida. La
vida mía transcurre entre soledades y compañías, que al final del día terminan en lo mismo.
Vivo despreocupado aunque el mundo se esté acabando. Me gusta caminar por la arena,
cenar en lugares con buena música; comer unos grasientos tacos, tomar aguardiente de tres
pesos, o ir a un lugar fifí a comer un platillo molecular acompañado del más delicado merlot.
Me gustan las personas que dicen mucho aunque hablen poco. Aprendo hasta del que me
detesta, pues quién soy yo sino aquellos que me odian o me aman. A veces también soy gris,
pero eso también me gusta, es bello y extraño como el gris en los ojos, es rara la paz cual
agua tibia junto a un volcán.
Esos y muchos, muchos otros son mis dioses, mis musas, pero no se quedan conmigo para
siempre, me habitan en cuanto me son bellos y generan placer. Nos dejamos y extrañamos de
vez en cuando.
También salgo a buscar más, busco y rebusco entre la vida y los gustos de otras personas.
Ese es también el oficio del que escribe, plasmar lo que las vidas de otros tienen para contar.
En los actos se revela el corazón, en todo aquello que te es bello y caro, ahí habitan tus
dioses, no en los templos ni en los atardeceres. Es en tus actos, en tus intenciones y en
aquello que es importante para ti, donde se revela el rostro de tus dioses personales, ahí
sabras si son bellos u horribles demonios.
Cuéntame entonces acerca de aquello en lo que encuentras belleza o te genera placer.
Cuentame de tus intenciones y lo que llevas a cabo con ells. Por sus frutos os conoceréis.

La discriminación empieza desde el momento en el que se menosprecian unas ocupaciones


sobre otras. Todo mundo quiere "buenos puestos", nadie quiere ser el cajero, el repartidor,
albañil, jornalero, etc, etc, etc. Pero adivinen qué, alguien tiene que hacer esos trabajos
porque son necesarios. Y que cagada que te hagan menos aun cuando haces algo que los
demás necesitan.
Si algo nos ha enseñado la pandemia es que todas las ocupaciones son vitales, que la gente
del campo es hasta más indispensable que un gerente. Pero persiste una especie de
desprecio hacia todos aquellos empleos que no te brindan "estatus" social. Bueno, eso es una
mierda. ¿A qué se refiere la justa distribución de la riqueza? No en regalar dinero, sino en
mejorar los sueldos y calidad de vida de todos esos empleos de medio organigrama para
abajo. Dignificarles pues. Si tienes un "buen puesto" significa que ese Rolex o ese BMW te lo
podrás comprar de todos modos, aun cuando ganes menos por subirle el sueldo al que está
lavando los baños.
Existe una terrible obsesión por estar siempre protegidos, como dentro de un cascaron que
excluye al dolor y nos mantiene siempre sonrientes. Pero eso es una existencia tullida.
Y es no se trata de masoquismo, sino de viajar ligeros, porque el miedo pesa y una vida a la
defensiva también desgasta.
El goce y el dolor, juntos, nos vuelven totales, reales, vivos, porque la diferencia desaparece y
sólo queda la experiencia, sólo resta sentir, estar, ser.
Bendito el dolor de la piel qué nos grita cuando algo dentro de nosotros enferma.
Por eso me quito los zapatos y abro mi pecho al Sol.
Todos nacemos desnudos, abiertos a lo total. La primer bocanada de aire siempre duele, es caer de
pronto al avismo de la realidad. Y en ese abismo seguimos cayendo toda nuestra vida.
Nadie disfrutaría un paseo en bicicleta si la hubiera dejado para siempre por haberse caído una
vez. Y qué ridículo sería ver a un adulto con casco y rodilleras.
El miedo sin embargo nos coloca cascos y rodilleras emocionales: vives, pero no es la experiencia
completa. Tomas decisiones pensando en una mala experiencia anterior.
Pero las decisiones basadas en el miedo, nos conducen de nuevo al error.
A veces nos cuesta desnudarnos emocionalmente. Desnudarse es dejar expuestas nuestras
debilidades, nuestras fibras más sensibles.
Y la vida es un yermo que pica, quema, escarcha la piel desnuda.
La sola existencia, duele, hace daño. Pero eso es vivir. No hay de otra.
Muchos han sufrido tanto, y tienen tanto miedo que han olvidado ya como sentir otras cosas, por
eso aprenden a desnudar a otros, a lastimarles
El dolor del otro les recuerda que alguna vez ellos también estuvieron vivos.
Porque el otro no es sino expresión del "yo" no resuelto.
Pero yo no dejaré de estar vivo sólo porque otros se han dejado morir.
Y es que, al final quien quiera vivir realmente habrá de hacerlo expuesto, desnudo y con los pies
descalzos.

Un día desperté, y al girar la cabeza en la almohada noté que no estabas. Cualquier persona
sensata hubiera creído que tan solo te levantaste antes y que andabas por ahí, recibiendo el
calor del día antes que yo. Pero yo no era sensato y supe que en verdad te marchaste. No sé
a dónde, pero el silencio crudo y desolador de los pájaros delataba tu ausencia. El olor de tu
cabello todavía perfumaba la almohada. Decidí empezar el día así, esforzándome en creer
que nada raro pasaba. Pero comencé a recordarte: tus gestos, tus manías, hasta tu mal
humor. A veces creía en verdad escuchar tu risa entre el ruido del tráfico. Te miré sentada en
la mesa conmigo, comentándome tus inquietudes mientras tomábamos el café. De camino a
casa busqué tu número e imaginé llamar para preguntarte qué querías de cenar. En la noche
vimos televisión un rato; nos aseamos y preparamos la ropa del día siguiente, luego fuimos a
la cama. Hicimos el amor un poco más fríamente que de costumbre, pero quedamos
satisfechos. Todo eso hicimos sin que estuvieras tú. El día siguiente fue igual, y el siguiente, y
el siguiente… hasta que me acostumbré a vivir con ese fantasma que se negaba a salir de
casa. Hace ya tiempo que te fuiste, las paredes, el techo y nuestros viejos objetos se
desmoronan y caen a pedazos, pero el fantasma sigue ahí; no le puse tu nombre, pues a
veces tuve miedo de confundirte con aquellas que llegaban de vez en cuando a intentar
ocupar tu lugar.
Te vi por fin, en un día de tantos, parecías hasta más pequeña, caminabas incluso de otra
forma. Supe entonces que de verdad eras un fantasma, que aquella persona habitando las
habitaciones vacías de mi mente no existía más. Y quiénes son aquellos que se aferran a
fantasmas sino muertos también. En ese momento decidí volver a vivir.

Duermo con un neumático debajo de la cama


Había un sauce frente a tu casa y en ese árbol tu padre colgó un columpio amarrado a un
neumático.
Tu padre murió el verano de ese año y yo, como por algúna suerte de culpa o remordimiento
(después me dirías que fue por lástima) comencé a visitarte casi todos los días. Te mecía en
ese columpio y tú me esperabas siempre, como a tu padre, como lo esperabas el día que ya
no regresó.
Eso fue hace 15 años. Nos vimos hoy por primera vez desde entonces. Tu cara de niña no ha
cambiado, el brillo de tus ojos sigue igual y yo me siento como en aquellos años solo al verte. El
árbol del columpio sigue ahí, te quedaste un rato viéndolo sin decir nada, hasta que tus hombros
empezaron a temblar y te abrazé. Nos quedamos así un rato hasta que te calmaste un poco.
Espérame aquí, te dije de pronto. Ya vuelvo. No olvido tu cara de sorpresa cuando me viste
regresar con una cuerda y "ese" neumático, el mismo que usábamos cuando éramos niños. Lo
reconociste porque aún tenía nubes, girasoles y caras deformes que le dibujaste con plumón rojo.
Esa vieja llanta rajada y descolorida la tomé el día que tu familia se mudó, lo hice porque vi como
llorabas porque tu mamá no te dejó llevarla. Ahora estoy aquí, meciéndote como cuando éramos
niños. Después iremos por un helado, me pregunto si el napolitano sigue siendo tu favorito.
Y bueno, todo esto es para explicar por qué hubo un estúpido neumático debajo de mi cama
durante 15 años.

Todos tenemos una vida que resolver, es decir, aspectos específicos de nuestra existencia
que nos proponemos cumplir para sentirnos realizados.
El niñato que dio su primer beso o el joven que compró su primer coche. La primer borrachera
o el primer hijo. A sus cuarenta y tantos una persona que no resolvió su vida amorosa se
convirtió quizá en un ser patético y desesperado por tener a alguien, porque no logró
trascender ese aspecto de su vida, o al menos eso es lo que siente por presión social.
O qué hay de aquel que logró viajar a Praga a sus cincuenta y tantos, luego de toda una vida de
sacrificios, y ahora sentado junto a una mesa de roble en el café Imperial piensa en aquel Pueblito
donde pasó su vida entera. ¿Bien, lo logré, y ahora qué? se pregunta.
Tengo mi casa, mi coche, mi esposa ¿ahora qué? Tengo todo lo que me propuse, lo he logrado, qué
sigue entonces.
La cuestión de realizarse es un eterno escapar del vacío.
Y es que el primer llanto cuando naces es también un "puta madre ¿y ahora qué?"
Una voz: a contraluz y en el silencio yo te canto.
No te canto con mi voz
sino con mis manos.
Una respuesta: con esas manos que cantan,
quiero escucharte en mi espalda.

Ni inciensos, ni padres nuestros, ni posición de loto, ni mantras, ni su puta madre. A veces el


ego se oculta ahí, en las ínfulas de espiritualidad, en la pose.
Fantoches de la mota y la retórica.
¿ Para qué te vas al Tíbet si llevas la muchedumbre en la cabeza?
¿Qué si yo soy espiritual, que si qué me creo, me dices? Yo soy Siddhartha Gautama, Clint
Eastwood, la reina de Inglaterra, y también soy una navaja afilada si te acercas mucho, como dijo
cierto iluminado de la cultura popular.
No me gustan las etiquetas, sabes. No quiero ser perfecto, qué hueva, y que carga tan grande.
Mira, si el universo quisiera que fuéramos todos unos iluminados de mierda, entonces nos hubiera
hecho un poquito más estúpidos. Mira que felices son los que no saben, pero sobre todo los que ni
siquiera saben que no saben.
Y es que en cuanto más sabes más te das cuenta que en realidad no sabes ni madres. Imágina
juntar la arena de todas las playas del mundo. Pues nosotros no representamos ni siquiera la
millonésima parte de un solo grano de arena. Sin embargo, el ego insiste en que sí. El ego no solo
cree que sabe, sino que insiste en que es mejor que los demás e incluso se siente con el derecho de
sentirse superior a otros.
Es como cuando Diógenes vio a aquel niño apedreando a una prostituta y le dijo: ey, ten cuidado,
no vaya a ser que golpees a tu madre.
Asi pues, si tú señalas a alguien con tus dedos mugrosos, por sus creencias, su orientación sexual,
su oficio, o por cualquier otra cosa que no te incumbe ni te afecta, entonces eres ese niño que está
chingando a su madre, o algo así dijo Diojenes.

Pero también hay algo bueno que sacar de todo esto, y es que así como es estúpido juzgar a los
demás, también lo es el ser tan duros con nosotros mismos, obsesionarnos con nuestro aspecto
físico o con nuestra posición en la pirámide social. A la mierda todo. A veces ni yo me escucho,
porque la neta, ps solo sé que no sé nada.
Namasté

Las campañas políticas en temporadas de elecciones funcionan como un reality show, en el


que la ciudadanía, luego de esperar todo un ciclo de atropellos y miserias, por fin saborea su
retorcida venganza y se divierte al ver a los candidatos visitar sus vecindarios, mercados y
plazas públicas, llenando las banquetas con banners, camisetas, despensas y otras dádivas
pagadas con el erario. Se hincan, te lustran los zapatos, te bajan la bragueta y te hacen unos
blowjobs que Sasha Grey se queda pendeja, con tal de ganarse tu simpatía y tu voto.
La fiesta política asemeja a un concurso de popularidad, muy a lo Miss Universo, en el que se
evalúa inteligencia, amabilidad, cultura general, y por qué no, el peinado más bonito. A veces
para ganar basta con ser la más guapa y copetona. Todo es un festival, un festín carnavalesco
de dadivas y promesas y apretones de manos hasta que, claro, se llega el día de las
elecciones, el ganador obtiene su hueso y el ciclo de “gracias por participar, patada en el culo”
se vuelve a repetir.
Si has leído hasta este punto, habrás notado cierta falta de digamos, umm, optimismo hacia
esto de la política. Y esto en efecto era así, pero que lo anterior solo sirva para expresar la
opinión que tenía en el pasado. Hoy soy distinto. Pues he tenido un encuentro cercano que me
hizo cambiar mi forma de ver las cosas.
Resulta pues, que me encontraba yo en cierto mercado popular, como buen proletario que
soy, buscando ciertos artículos elementales para mi existencia cotidiana. En eso se acerca
una bandada de simpatizantes de cierto partido, ataviados con su indumentaria de campaña y
aproximándose a todo aquel que estuviera en su rango de visión, para luego colocarles una
pulserita de goma con el color y el nombre del político promocionado. Es más, el susodicho
también estaba ahí, dándose su buen bañito de pueblo.
Se acercaban a donde estaba yo. ¡Mierda, mierda, mierda! Pensé en salir corriendo como
buen macho que se respeta. También se me ocurrió fingir ser ciego e ignorarlos, aunque de
inmediato rectifiqué, pues en esa condición sería aún más atractivo para la lambisconería
proselitista.
Pensé en golpear a una anciana que iba pasando con su bolsita de compras en la mano. Sí,
con eso desviaría la atención, y lo que es más, dejarían de molestarme, pues inmediatamente
me convertiría en un ser abominable y por tanto, en mala publicidad. Aunque probablemente
iría a parar a la cárcel y sería objeto de toda clase de vituperios, pero valía la pena intentarlo.
Me aproximé a la octogenaria, apuñé la mano, apunté a la frente. Estaba por lanzar el
puñetazo, cuando sentí que alguien me tocó la espalda.
Era una chica, de estas bonitas y sonrientes, con su playera del partido, la inconfundible gorra
con el rostro del candidato con su flequillo engomado. La muchacha me habló en un tono
pasivo agresivo: ¿Puedo ponerle una pulsera? No supe que responderle. Quise correr, pero
mis pies no respondieron. Me atrapó. Sólo asentí. Me entregué como gatito mojado.
La muchacha tomó mi brazo y me colocó una pulserita de goma en la muñeca.
Gracias, me dijo. Y se fue.
Miré mi muñeca. De pronto tuve una revelación, como un brillo frente a mí. Como un viento de
la Rosa de Guadalupe. Todas mis dudas se disiparon. Los miedos se fueron para siempre.
Ahora lo tengo todo claro, era el destino que esto me sucediera. Ahora ya sé por qué
candidato hacer válido mi sufragio. Que el mundo arda y el sol se apague, pero jamás me
quitaré esta pulsera, que me entierren con ella si es necesario. Este color ahora me
representa.
Mi voto está decidido.

Cuando llegue el día en que tenga que presentarme a San Pedro, con los ángeles o los
demonios, con los seres de otra dimensión u otra planeta, mira no ´se, a donde coño que uno
va cuando deja este mundo. Cuando esté ahí y me pregunten ¿qué te ha gustado de tu paseo
por la Tierra de los mortales?

Probablemente yo contestaré:
Pues, pocas cosas hay en ese mundo que de verdad me engancharon, la neta, y hablándote
al chile porque así hablan en el lugar que me tocó nacer. La neta me gustaba un chingo la
libertad, sobre todo porque en esa sociedad de sujetos la libertad es lo primero que intentan
arrancarte.

En serio, o sea, naces y ya te están metiendo a alguna pinche religión que ni entiendes pero
la aceptas porque de pequeño pues es lo que hay, igual que cuando te dicen que Colón
descubrió América y tú te crees el cuento como un pendejo, porque a fin de cuentas pues que
sabe uno y qué ganas con cuestionar sino rechazo.

Luego creces un poco y si eres medio despierto o tienes un poco de sentido común, empiezas
a derribar todos esos mitos que no cuestionabas de pequeño. Pero a veces es complicado,
porque en la tierra hay otras instituciones que te presionan hacia el pensamiento colectivo,
como las escuelas, donde estás toda tu niñez y juventud, lugares donde lo interesante es que
haces buenos amigos y la pasas cool, a veces, si no eres un nerd, un otaku, o cualquier otra
cosa que resalte, o llame la atención de alguna forma, porque eso parecen odiar
particularmente los comunes, a los que no lo son, parecen tomarlo como una afrenta personal
y la cargan contra ti.

Pero bueno, algo muy divertido de ser niños es que nos encanta saber cosas, luego ya de
grandes hasta miedo nos da preguntar. Lo bueno es que ahora existe san google y puedes
aprender todo lo que quieras sin al alcance de un click.

Sí mi bro, la neta lo que yo odiaba es todo aquello que me robaba libertad. Y lo que amaba era
exactamente lo opuesto, por ejemplo pocas cosas me daban tanta libertad como andar en una
moto por la carretera en un atardecer o por alguna ruta entre la sierra o cerca del mar.
Otra cosa genial sin duda es la música, y muy ligada a ella el alcohol. Ahh el alcohol, cuantas
alegrías y cuantos dramas por culpa y gracias al alcohol.

Hay muchas cosas que me han hecho feliz en esta vida, ahora, si me preguntas qué me ha
atado como para no querer desprenderme nunca, te diré que a nada en particular. Tal vez te
suene un poco nihilista el no haber generado apegos con nada. Pero Fui feliz aquí y allá, sin
ser esto ni aquello y sin pertenecer realmente a un mismo sitio. La verdad eso en vida puede
parecer más un defecto, pues realmente no te sientes identificado a nada y en efecto muchas
veces me sentí así, vacío, sin rumbo. Y eso siempre me causó problemas con los demás, vivir
desapegado. La verdad tuve muchas dificultades para comprender las relaciones humanas.
Es que yo siento que sí sabía amar, pero lo hacía un poco como los gatos, siempre
manteniendo cierta distancia, guardando un sitio de mi corazón solo para mí.

Pero si dices que ahora estoy en el otro mundo, entonces no tengo ya nada de qué
preocuparme, seguro aquí me entienden. Pero te diré que ni siquiera aquí pertenezco, ya sea
que regrese con los mortales un día o me convierta en polvo estelar en los confines
imperecederos, seguiré siendo lo mismo que era cuando estuve en la tierra; seguiré siendo
como las hojas de los árboles que se marchitan en el otoño y se convierten en abono para
volver a brotar en otro ser, ya sea que se arrastre, camine o crezca sobre profundas raíces.
Yo seguiré siendo el que soy.
Hay cosas que parecen inalterables, pero solo lo son por sesgo de información.
¿Estoy afirmando que se puede, por ejemplo, engañar a la muerte y alterar el ciclo natural
de las cosas?
Sí y no. Puedo decir que sí, no porque lo sepa, sino porque no hay todavía información que
demuestre lo contrario.
No hay viajes en el tiempo porque no sabemos cómo hacerlo, aunque existan
teóricamente a nivel atómico. Por tanto tampoco tenemos la certeza de que sea imposible,
hay una posibilidad abierta mientras no se demuestre que no hay tal posibilidad.
Hay sesgos de información que establecen paradigmas a un 50|50.
Afirmar algo que es cierto – el cielo es azul- no hace que sean menos ciertas ni que se
invaliden otras posibilidades.
Por tanto, afirmar y dar por hecho inamovible algo que sabemos no imposibilita otras
opciones, por ejemplo que el cielo es azul solamente por el fenómeno refractario de la luz
y que hay otros colores en ese espectro

Tal vez hay no una, sino miles de formas para trascender y llegar a algo más, pero nos es
imposible verlo, del mismo modo que a un ácaro le es incomprensible darse cuenta que no
vive en un mundo propio, sino sólo en la cama que pertenece a un ser humano.
Y este ser humano a su vez cree que vive en un mundo absoluto y hasta se ha llegado a
creer elegido en la creación, pero quizá somos un ácaro más, en esta cama planetaria que
no es sino la fornitura de una existencia o entidad que no vislumbramos.
y para alcanzar a comprender lo que ahora mismo no podemos, necesitamos un estado
sobrehumano, al igual que el ácaro tendría que convertirse en humano para comprender
el mundo más allá de la cama.

Y mira, aquí estás, leyendo esto justo ahora. No importa lo que hayas hecho ayer ni hace
10 años. Estás aquí y esa presencia es la misma que ha sido siempre, solo han cambiado
percepciones, puntos de vista a nivel racional que modifican tu conducta y triggers
emocionales; pero esa conciencia con la que te hablas a ti mismo dentro de tu cabeza y
que no existe en nadie más que en ti, eso es lo que fue, es y será por siempre.

Desconozco si tal conciencia pueda cambiarse, lo que puedo asegurar es que amenaza con
dejar de existir. O al menos a nivel sensorial, cerebral. Nadie sabe qué es lo que pasa con el
“tú” detrás de lo biológico.

No nos metamos en cuestiones metafísicas, sólo digo que hay algo que dirige al cerebro, a
la mente, y no al revés. ¿Al morir esta experiencia personal y subjetiva desaparecerá
también?

¿La conciencia es el cerebro o el cerebro es sólo receptáculo de la conciencia?


Todos tienen este dialogo interior, pero ninguno es "tu".
Al desaparecer tú, técnicamente el resto seguiría ahí, pero a la vez no, pues no habrá nadie
que los experimente desde tu punto de vista.
Cada experiencia es un yo distinto. Cada tú es un universo.

Y hay billones de planetas en los universos, incontables de ellos con vida, con seres e
inteligencias incluso superiores a la nuestra y esto es un hecho, ponerlo siquiera en duda
es tan estúpido como afirmar que la tierra es plana.
Somos millones de multiversos colisionando todos los días.

Y nadie más podrá reproducirlo, lo que sea que vivas será solo tuyo.
Y así la conciencia intenta expresar su propio universo, e inventa lenguajes o cantos o
rugidos, según la carne donde esté.

Curioso, morir se asemeja mucho a la existencia en vida.


La existencia presente alberga el germen de la existencia futura, así como el gen dentro de
una célula alberga la información para un nuevo individuo.

Eres lo que fuiste y eres lo que serás. Como el gato de Schrödinger. Ya estás muerto y no
lo sabes.

La belleza se contempla mejor desde la distancia


La distancia alimenta la fantasía
Y qué es la realidad sino un cúmulo de fantasías y de sueños no cristalizados
Todo deseo es siempre una promesa.
No hay encanto en la inmediatez
Entre más corta es la distancia más cercana la realidad y viceversa
Hasta los amores más ardientes se apagan con demasiada realidad.
Encender la fantasía es crear distancias que inviten encuentros
El amor es bello porque construye realidades que no estaban ahí
, crea personas que no existen.
Hasta la realidad mas gris se pinta con un poco de fantasía, distancia, amor,
con un beso o quizá con setenta y seis y unos deseos irrefrenables de estar lejos,
para acercarse mas.

Cualquiera puede decirte que eres hermosa,


no se necesita nada más que un par de ojos
y ni siquiera hace falta que sea cierto,
los más hábiles incluso te dirán no lo que ven,
sino lo que quieres escuchar,
pero los mejores, los que miran de verdad
pueden ver a través de ti,
y descubrir más allá de lo aparente
incluso lo que ni siquiera tú sabias que tenías
que puede ser agradable o no
pero es real.

Tuve ese sueño de nuevo. Aunque más que un sueño, parecía una niebla cargada de
relámpagos, y estos a su vez dejaban ver imágenes durante breves instantes, igual que un
rayo deja ver por un segundo las siluetas dentro de una habitación oscura.

Las siluetas venían del interior, de esa habitación oscura que llamo “mí mismo”, pero a la
vez eran también impersonales; era yo y a la vez no lo era.

Era yo mismo observando mi propia espalda. Y la figura del “otro”, del observado, era de
hecho distinta a la que ahora mismo concibo como mía. Pero lo era, éramos una misma
experiencia a través de dos siluetas que pudieron reconocerse durante el breve instante
que dura un relámpago.

Podía ver también a través de los ojos de quien me encontraba observando en ese
momento y a través de esa otredad me observaba a mí mismo.

Normalmente más que de carne somos de piedra, duros, alienados, pero en el sueño las
barreras que nos definen como individuos se fundieron cual magma volcánico.

Concretamente, la individualidad que ahora bien puedo sentir era sólo el espejismo de
otro sueño.

Siento a partir de esa experiencia, que el ego y la individualidad son una trampa: el
mecanismo que una misma conciencia creó para poder ver más cosas al mismo tiempo.

Como si cortaras tu cuerpo en mil pedazos y cada uno pudiera ir por su cuenta a un sitio
distinto, olvidando que son avatares del mismo ente que se dividió.

Y este “ente” inmaterial sigue ahí, el universo, aprende, sueña que es una persona, y esta a
su vez sueña que es muchas personas. Y lee ahora un artículo en Facebook, un artículo
que él o ella misma escribió.

A las personas que están naciendo ahora les parecerá absolutamente natural el uso de
Smartphones; el poder tener toda la información que necesiten al alcance de los dedos
resultará tan básico y normal como nos resulta hoy en día tener un cagadero con agua potable,
mismo que en pocos años nos resultará anacrónico utilizar (tanto como lo era cagar en
letrinas) y sustituiremos por alguna otra invención amigable con el medio ambiente.
Todo lo cotidiano nos parece lógico y lo lógico parece cotidiano. Pero a veces lo absurdo
también se normaliza, pues lo “normal” no es sino lo impuesto con el látigo del uso frecuente y
masivo. Somos mentes de colmena a fin de cuentas.
En un futuro no muy distópico podría ser normal salir con la cola al aire; nadie se persignará
al pedir una mamada a domicilio; sería tan común discriminar al cristiano como en otro
tiempo lo fue apedrear al ateo.
La extravagancia no existe, jamás ha existido. Solamente existe lo domesticado y lo no
domesticado, lo “común” contra lo “salvaje”, y estos dos polos aparentemente irreconciliables
luego se invierten, como términos relativos que son, dependiendo de quién los vea.
Si no me creen a mí, pregúntenle a los mexicanos, quienes ya “domesticaron” la narcoviolencia
hasta el punto de devorarla con gusto en telenovelas. Para Erich Fromm esto sería algo propio
de “necrófilos”.
Lo que para unos es salvaje, para otros es normal. Lo que para unos es normal, para los otros
es incomprensible. Para el Tercer Reich lo moralmente aceptable era meter jud10s al h0rn0.
Para los judíos del siglo XXI, lo moralmente aceptable es b0mbarde@r palestin0s.
Los cristales intelectuales se levantan frente a la mente narcisista, proporcionándoles
únicamente el reflejo de sus particulares autoengaños, postulándolos como verdades
absolutas.
¿Cómo saber si vivo en una sociedad manipulada por su propias “normas de lo correcto y
cotidiano”? Facil: cuando una cultura es incapaz de abrazar fácilmente a otra, es porque está
cegada por su propio reflejo. El uso cotidiano de las costumbres sociales las convierte en
arquetipos del “yo”.
Cada cual tiene los suyos, sus espejos como muros de cristal, y cree conveniente suponer que
deben ser firmes también para los demás, cuando estos ni siquiera lo son para uno mismo,
pues se derrumban conforme van apareciendo otros nuevos.
Si hasta el muro de Berlin cayó, ¿qué te hace suponer que tu “verdad” prevalecerá por
siempre?

¿Acaso nos gusta el dolor? No, pero somos amantes de todo aquello que nos hace sentir
vivos. Porque estamos vivos pero a veces se nos olvida.

Reina en nuestros actos la imperiosa necesidad de sentir.

“Necesito saber y recordar que estoy aquí, que no soy de papel. Yo soy eso que ríe, que
llora, que maldice y que abraza y se aferra a aquello que ama, pero también a aquello que
odia y destruye”. Hay apegos para el amor, hay apegos para el odio.

Muchos necesitan un pasado que olvidar para seguir recordándolo y emocionarse cada
vez que recuerdan lo que desean olvidar.

Pueden amar u odiar pero nunca ( o al menos es más difícil) ser indiferente, pues la
indiferencia es negar la emoción y eso es la muerte misma. El ego detesta la indiferencia.

Las relaciones tóxicas están llenas de emoción violenta y retorcida, pero no de


indiferencia.

La indiferencia duele más que el odio para un apego emocional. La emoción enciende las
relaciones, para bien o para mal, para iluminar o para destruir.

Todavía recuerdo una de mis tantas vidas, aquella en la que anduve junto a mis hermanos
israelitas durante cuarenta años de éxodo en búsqueda de la tierra prometida donde
fluían leche y miel.

Viene a mi mente ahora aquella magnifica ironía de la que Borges hablaba y que gusta
tanto a las deidades: al mismo tiempo que el dios de los israelitas nos mandó a buscar la
tierra de leche y miel, me mandó también tendencia a la diabetes e intolerancia a la
lactosa.
Por cierto, después de cuarenta años de vagar por el desierto, guiados por la estrella de la
mañana, nos dimos cuenta que no era una estrella, era el Sol. Ya decía yo, me daba
siempre la impresión de pasar por el mismo sitio todos los días.
Y pensar que ya hay un camino predefinido para todos, un proyecto marcado como las
veredas en el monte que siguen ahí a pesar de los años o del verano. Ya sabes, eso que
siempre nos han dicho desde pequeños: naces, creces, te reproduces, mueres. Lo que todo
eso implica está dado según el lugar, la cultura o la familia donde naces.
Hay quienes decidimos extraviarnos un poco a propósito, no porque el camino que nos
han dicho sea malo, sino por ver lo que hay en todas las partes que nunca nos han
contado, por andar ahí donde te provoca andar.
Y posiblemente nadie dará un peso por ti, echarán sus propios miedos en tu mochila. Y si
hay alguien que se atreva contigo, o que al menos no tema por ti, pues qué bueno, más
fuerte pisarás, imparable como viento de la Patagonia.

Descartes afirmó que es fútil cuestionar si la realidad es sueño o una suerte de espejismo
ideado por un genio cósmico, puesto que aunque nada fuera real, los hechos fácticos
seguirían estando ahí: dos más dos seguiría siendo cuatro, la luz seguiría siendo luz,
arriba seguiría siendo lo opuesto a abajo, es decir, por más artilugio que sea nuestro
sueño al que llamamos realidad, esta no puede evadir las leyes factuales. Y la primera y
más racional de esas leyes es la revelación del pensamiento, del saber que existo puesto
que tengo la capacidad de dudar mi propia existencia.
Es como hablar de aquel árbol derrumbado en el bosque, el cuál no existe ni existió a
menos que alguien lo haya visto. El árbol no existe por sí mismo a menos que sea
experimentado por alguien: una experiencia mira, al árbol, huele al árbol, escucha al árbol,
piensa en el árbol, por tanto,el árbol existe.
La filosofía cartesiana revela al pensamiento como la prueba definitiva del no sueño, de
que todo cuanto implique un experimentador es real, pues si hay sospecha de que todo es
falso, entonces quién sería aquel que duda sino la revelación de que algo existe y duda. Si
nada existe, si todo es sueño, entonces por qué hay alguien que piensa que nada existe.
Ser consciente de la propia experiencia revela la Sí existencia de todas las cosas. El Yo soy,
es por tanto, equivalente al Yo pienso, por tanto, existo.
Cuando Tomas de Aquino y su filosofía dominica afirmaba que todo cuanto es virtud en el
ser humano proviene de Dios, se refiere a la virtud del pensamiento, de la consciencia del
mí mismo, elemento del cuál carecen los animales.
Sólo Dios y los seres humanos, amén de otras razas autoconscientes, pueden disipar la
niebla de la realidad y anclarla a un propósito, a diferencia de la larva de una mosca, o una
serpiente reptando por el desierto, que existen a merced de su condición biológica,
incapaces de manifestar voluntad individual.
Existe probablemente una inteligencia colectiva en la naturaleza equiparable a la
conciencia individual humana, una que existe para todos los miembros de una especie,
que diseña y guía los pasos de su evolución, como la forma en que las hormigas tenderán
la red de su colmena, o el instinto de los millones de aves que migran cada año.
Para los animales puede bien ser todo sueño, nada existir, pero no para ti ni para mí, que
somos conscientes de nuestra propia individualidad, y con este silogismo tenemos la
realidad a nuestra merced, como la cuerda del telón en nuestras manos.

Decía Schopenahuer que una vez quedan resueltas todas las necesidades que la
"voluntad" exige a las personas, a estas no les quedará más en la vida que el sinsentido, el
desánimo, el ocio. La necesidad, el deseo de algo, es aquello que dota de propósito, rumbo
y significado a nuestras existencias. Por ejemplo, si no sabes qué hacer con tu vida ten
hijos y obtén un sentido para tu existencia, uno dado por default biológico.
Al mismo tiempo, filosofías como el budismo enseñan que este deseo que la "voluntad"
impone, puede representar la cárcel de nuestras consciencias individuales.
El vagabundo y el iluminado tienen mucho en común, son seres marginados de los
parámetros sociales, el propósito y significado de sus vidas es sobrevivir a la
incertidumbre de encarar su propia existencia.
Es una cuestión de perspectivas: afronto el sinsentido de la realidad haciendo conscientes
mis deseos animales, o bien, soy feliz con el breve goze que me brinde la satisfacción de
mis necesidades triviales.
Podríamos decir que la sociedad del siglo xxi ha resuelto sus necesidades, al menos en la
cultura de occidente, pero al mismo tiempo la ansiedad y depresión han alcanzado picos
tan altos que lo que consideramos una moda en realidad se trata de una epidemia. Ya
nuestras necesidades están resueltas al punto que llegamos a la satisfacción del capricho,
de las necesidades inventadas por el marketing. Ahora afr

ontamos de cara el vacío, la inseguridad de nuestros egos.


Ya no hay que salir a cazar ni ir a la guerra, ahora enfrentamos la soledad de un mundo
que no comprendemos, pero del que buscamos el mayor número de distracciones
posibles que le doten un nuevo sentido: el placer.
Y todo este paradigma no es sino un nuevo mercado que explotar: el mercado del
aburrimiento, del vacío existencial que busca satisfacerse con un iphone de miles de
dólares; la avalancha de series, películas, videojuegos en las que olvidarnos por un día
más.

Muy bien. Lo siguiente sería que me proporciones un correo electrónico para darte de alta
en la web y explicarte las mecánicas para publicar/compartir contenido}
cagj000627@gmail.com Jonathan cg
andrescoli@me.com Andrés coli
maryenlealguarnizo77@gmail.com maryelen

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