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Vergüenza Moral: actos reprochables

En el presente ensayo, se tratará acerca del tema "La vergüenza moral", este

sentimiento tiene una gran relevancia sobre todo en la socialización de cada individuo, lo

cual viene a ser como un proceso de adaptación e integración, debido a que cuando

nosotros cometemos alguna acción que llega a transgredir nuestros sistemas éticos, nos

ayuda a poder corregir nuestras conductas y la expresión de otras emociones que tenemos

que podrían no ser adecuadas desde la perspectiva de las convenciones sociales y

culturales. Cabe recordar que, generalmente, toda persona busca sentirse integrado, ya

sea en una comunidad, e inclusive hallarse aprobado por ésta, y el hecho de ser o poder

ser públicamente reprendido a menudo resulta doloroso.

El psicoanálisis del pudor

En el sistema psíquico establecido por Freud, el instinto encuentra una serie de

barreras para su libre manifestación, y una de estas resistencias es precisamente la del

pudor, que se constituye en una “fuerza represora”, junto con la “moral” y la

“repugnancia”. En el cuarto desarrollo del individuo Freud sitúa la aparición del pudor

(concepto que él encuentra muy unido al de vergüenza) en una instancia posterior a en la

que se generan el asco o la repugnancia (que no dejan de ser reacciones somáticas e

involuntarias) y previa a aquella otra en que se fragua en el individuo una moralidad que

justifique en el individuo cada uno de sus actos de forma responsable y más consciente.
¿Por qué sentimos vergüenza?

Entonces se habla del pudor como el sentimiento que tenemos las personas para

proteger las cosas buenas en nuestra intimidad. El pudor y la vergüenza, tienen mucho en

común, se parecen en el hecho en que las personas tratan de ocultar o dejar fuera a la vista

cosas a los demás. La vergüenza es lo que oculta las acciones malas que cometemos, por

ejemplo, una persona que miente y es descubierta, esto producirá que sienta vergüenza.

Estar avergonzado nos da una sensación de inferioridad que muchas veces nos hace sentir

menoscabados. La vergüenza en sí es una sola pero igual existe la vergüenza al caerse, la

vergüenza al comunicarse, la vergüenza a dirigirse, vergüenza a los padres, etc.

Solemos sentir vergüenza por numerosos actos que experimentamos a lo largo de

nuestra vida. Los individuos que tienen inclinación a avergonzarse siempre son personas

muy sensibles es decir les afecta todo en su entorno o tienen problemas aceptándose tal

como son. Está nos despoja ya que pensamos que somos menos humanos, como si no

estuviéramos vivos plenamente, perdemos el sentido de comunión con los otros, como

también la conexión de un poder de superioridad y terminamos aislados de todas las

fuentes de consuelo, sentimos una tremenda soledad en el mismo centro de nuestro ser.

Asimismo, no dejamos de lado a la culpa ya que es un mecanismo en el que, a partir de

un acto u omisión, realizamos un “juicio moral” de nuestra conducta (incluso de nuestros

pensamientos) y “dictaminamos” que hemos cometido un error y deberíamos tener un

castigo.
En algunos casos la vergüenza suele ser moderada en intensidad y corta en el

tiempo. Un claro ejemplo de este tipo de vergüenza puede ser el bochorno que expresa

una alumna tras ser descubierta copiando en un examen, y por eso la denominamos moral

en el sentido de que nos protege de realizar conductas inconvenientes. Pero existen otros

sentimientos de vergüenza que aparecen sin haber hecho nada. En otros términos, la

vergüenza le sirve al hombre para tomar conciencia de su vinculación con la ética.

Los límites y la culpa

Cuando sentimos culpa ante una acción u omisión, somos nuestros propios

“jueces”; Realizamos el “dictamen” de culpabilidad. Y finalmente nos aplicamos el

“castigo”: emociones displacenteras. En el proceso de la culpa influye lo que podríamos

denominar conciencia moral, un conjunto de normas y valores que hemos construido

desde la infancia, para diferenciar el “bien del mal”, y que nos permite establecer los

límites, a nuestra conducta y a nuestros pensamientos. Cuanto más rígidas sean esas

normas, más fácil será considerar que hemos sobrepasado los límites y aparecerá con más

frecuencia el sentimiento de culpa.

Nuestros actos y la vergüenza

Una moralidad que nos lleva a elegir entre actuar bien o actuar mal, lleva consigo

una respuesta como efecto de causalidad. Y es por eso, que se hace distinción entre pudor

y vergüenza. La ética, siempre buscará hacer el bien, para eso juzgará cuando un acto

reprochable lleva a la culpa y una responsabilidad, sin antes haber tenido que pasar por el

pudor o la vergüenza. Una persona que obra de tal manera sentirá vergüenza por ser

descubierta al cometer un acto deshonroso o por importarle el juicio que hagan de parte

de quienes admira o siente respeto. Sin embargo, hay gente que no tiene vergüenza,

debido a que el juicio poco importa o se desconoce a esta persona. Estos llamados
“sinvergüenzas” no son capaces de sentir un reproche debido a que no tienen el

sentimiento para valorar la opinión de los demás. ¿Pero por qué mencionamos esto?

Porque es una responsabilidad que se debe asumir por los actos que uno comete, ya que

vivimos en una sociedad en la cual las normas morales y legales ya están asumidas.

En conclusión, recordemos que la vergüenza está relacionada con la evaluación

negativa de la conducta, esto proviene de nosotros mismos y de los demás impidiéndonos

actuar de una determinada manera o llevar a cabo ciertas acciones, por ejemplo, evitamos

realizar actos deshonrosos o considerados como incorrectos para que nuestra imagen ante

los demás se vea desmerecida, por que estuviéramos incumpliendo las normas que

expresan estándares de conducta apropiada. Así que podemos decir que la vergüenza le

sirve al hombre para tomar conciencia de su vinculación natural con la ética; si tomamos

el ejemplo de un psicópata, él nunca sentirá culpa ni vergüenza por sus actos ya que el no

diferencia lo bueno de lo malo o simplemente no le importa muy aparte nosotros si

tenemos esa capacidad por lo que sentimos vergüenza si cometemos actos inadecuados.
REFERENCIAS

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