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QUE TE LO CUENTE LA CATRINA

XOLOITZCUNCLE: Ya huele a pan de muerto y a chocolate caliente… (ilusión y se percata del


público) pero que grosero soy ¡bienvenidos! Señoras y señores yo soy don Xoloitzcuintle, el guía
espiritual de nuestros antepasados y esta es la presentación de QUE TE LO CUENTE LA CATRINA y
para eso necesitamos abrir un portal… a pero en ese portal viven dos familias muy particulares y
no nos pueden ver aquí, así es que tenemos que hacernos invisibles… pero no se preocupen que a
nadie le va a doler solo necesitamos lo siguiente… levanten su mano y repitan después de mi… yo
prometo usar la invisibilidad en forma responsable, no correr, no empujar y no gritar.

Bajen su mano damas y caballeros estamos listos ABRIENDO EL PORTAL (MUSICA DE MISTERIO,
LUCES DE COLERES Y APARECE LA CATRINA)

CATRINA: BUENAS NOCHES XILITLA, buenas noches compañeros, BUENAS NOCHES MI GENTE
BONITA me presento yo soy… la catrina mexicana (baila) Adoro el aroma a sahumerios de copal en
noviembre, el vivido color de la flor de cempaxúchitl. El dulce sabor de la fruta fresca de
temporada y el nostálgico eco de los recuerdos de quienes aún existen de forma terrenal.

Hoy las animas que aún viven en la memoria de las gentes, ¡CON MI PERMISO! Y una respectiva
parte de sus ofrendas, podrán salir del mundo de los muertos para asistir con sus familias y así…

VOZ MISTERIOSA: ¡arriba Halloween!!!!! (suspenso)

CATRINA: ¿Qué fue eso? y ¿ese olor tan feo a calabaza podrida? (Busca por todos lados) Bueno
ya!!!

¿Están listos para conocer la historia de la familia de Juan y su familia y la de don pancho y sus
hijos?

Pero antes debo preguntar ¿ustedes creen que nuestros difuntos vienen cada año a visitarnos?

En un día como éste, muy cercano a la fecha de la celebración del Dos de Noviembre, donde los
mexicanos desde hace muchísimos años celebramos el día de muertos, la señora Lupita Martínez
quería poner su ofrenda y estaba muy emocionada por empezar los preparativos.

Su esposo Juan, no creía en esta celebración, pensaba que eso de que vienen los muertos es “cosa
de arguendes”. Aun así, Lupita, su esposa le dijo:

LUPITA: ¡Oye Juan! Este año, si voy a poner la ofrenda, digas, lo que digas.

JUAN: ¿¿Sí?? ¡¡¡Ja… cómo no!!!

LUPITA: ¡Sí Juan! ¡Hay que comprar y preparar lo necesario para que la nuestra sea la mejor
ofrenda en este pueblo, porque ya sabes… Doña Conchita siempre presume que su ofrenda es la
mejor de todas! Este año nosotros la vamos a poner muy bonita… y tú, me vas a ayudar.

JUAN: ¿Otra vez con lo mismo? ¡Pero que necedad!!!


MARY: Si papá, si hasta en la escuela vamos a poner una ofrenda y fíjate que con mi maestra
vamos a hacer un cementerio.

ROSITA: ¡Hay qué miedo! ¿Un cementerio de verdad? ¿Con todo y sus muertos?

MARY: ¡No, Rosita! Como crees que con muertos.

ROSITA: ¡Bueno! Yo nada más preguntaba.

JUAN: ¡Basta! Ya dejen de jugar. Ya les he dicho muchas veces que eso de las ofrendas son puras
mentiras y chismes que dice la gente. No me gusta que me pidan ayuda para esas tonterías. ¡Eso
de que vienen los muertos, no es verdad!

LUPITA: ¡No digas eso!… Los muertos sí vienen. ¡Ya verás!

JUAN: Claro que ¡no! ¿A poco alguna vez tú has visto a un muerto?

LUPITA: Pues…no, pero mi abuelita, mi mamá, y mis tías me han dicho que los muertos si vienen
en esta fecha, y nos visitan. Por eso hay que dejarles que comer y ¡yo, sí les creo! Además, a los
niños les gusta mucho y disfrutan de estas tradiciones tan bonitas que tenemos.

JUAN: Pues yo ni un peso te voy a dar para tu ofrenda, no vamos a gastar el dinero en unos
muertos ¡Bonito chiste!… y ya me voy.

CATRINA: Juan Caminó y caminó y se encontró con la viejita Jovita a quien saludó.

JUAN: ¡Buenos Días! Doña Jovita ¿A dónde va con tanta prisa?

JOVITA: ¡Ah! Pues, fíjese Don Juan, que voy al mercado a comprar unas florecitas de cempaxúchitl
para mi ofrenda. ¿A usted que le tocó hacer, porque a mí doña Lupita me encargó las flores para
sus muertos?

JUAN: Hay doña Jovita ya está usted igual que mi mujer con eso de las ofrendas. Ya los muertos
están en el hoyo y nosotros aquí en el gozo… Ya hay que dejarlos descansar en paz.

JOVITA: No, no… ¡hay muertos que nunca se olvidan! Oh qué ¿A poco usted ya olvidó a su papá?

JUAN: Eso nunca doña Jovita, él siempre está en mi corazón.

JOVITA: ¿Ya ve? Por eso hay que poner la ofrenda, para recordarlos. Bueno, mejor me voy porque
se me va hacer tarde y se vayan a acabar las flores y no le quiero quedar mal a doña Lupita.

CATRINA: En efecto, Juan no estaba de acuerdo en poner la ofrenda y así se fue a trabajar

Pero Lupita, su esposa, que era bien chambeadora, preparó unos esquites, unos elotitos y los fue a
vender al mercado, logrando reunir suficiente dinero para comprar lo necesario y poder poner la
ofrenda para celebrar el día de muertos. Con la ayuda de sus hijas, se organizó para montar la
ofrenda en el lugar más vistoso de la casa.

LUPITA: Vamos hijas… hay que empezar a poner la ofrenda, antes de que llegue tu papá. Así lo
sorprenderemos con lo bonita que nos va a quedar.

ROSITA: ¡Sí mamá! Qué tal si cuando llegue mi papá le cantamos una canción.
MARY: Sí… la que nos enseñaron en la escuela, la de los muertitos, la de las tumbas ¿te acuerdas
Rosita?

ROSITA: Sí.

ROSITA Y MARY

Ya los muertitos están contentos Porque hoy es fiesta en el panteón. Ya los muertitos están
llegando Con las ofrendas y mucho amor. Esta canción está a todo dar. Oye Mamá ¿te decimos la
rima de la bruja cupilla?

LUPITA: ¡Anden pues!

ROSITA: A la Bruja Cucupilla y la quiero conocer, porque dicen que es muy pilla y eso yo lo quiero
ver.

MARY: Que a los niños los transforma en conejos y en ratón que se come hasta los huesos y las
tripas de pilón.

ROSITA Y MARY: Tiene patas de perico ojo y trompa de tejón es su voz de merolico y su melena de
león.

LUPITA: Ja, ja, ja… qué bonita está! Su abuelita en estas fechas, siempre inventaba rimas a los
muertitos y nos contaba leyendas… que nos asustaban.

MARY: ¡¡Uyyy qué miedo! Oye ¿y también hacían mantelitos y banderitas de papel picado?
Acuérdense que con los colores la ofrenda se verá muy alegre y muy bonita.

ROSITA: Yo les pongo el nombre a las calaveras. ¿En qué más ayudo? ¡Ah! Te traigo las veladoras,
el mantel y aquellos floreros.

MARY: A mi abuelita le encantaba remojar su pan de muerto en chocolate ¡bien caliente! Y


también me acuerdo que les hacías tamales verdes, rojos y los de dulce que tanto le gustaban.

Pero… ¿cómo mamá? … No entiendo… ¿a poco se pueden comer la comida? ¡Sí ya están muertos!

LUPITA: Es una costumbre de nuestro pueblo que dice que los muertos si vienen, y que se llevan
los olores y sabores de los alimentos. Hay que dejarles un vaso con agua porque llegan sedientos
de tanto caminar y caminar y un platito de sal, por si le falta sabor a la comida. Pero lo importante
hijas, es que ellos sepan que nosotros no los olvidamos.

MARY: ¿Y el incienso y las veladoras, para qué son mamá?

LUPITA: El incienso y el copal se queman en una ollita y es para que el humo y el olor espante a los
malos espíritus. La luz de las veladoras, sirve para alumbrarles el camino, para que sepan llegar y
también puedan regresar.

ROSITA: ¿Mamá por qué no les dejamos mejor las luces prendidas y así ya no prendemos tantas
veladoras? ¿Sabes? éstas provocan muchas sombras que me asustan.

MARY: ¡No seas miedosa! Las sombras son solo sombras y no asustan. Al contrario, son divertidas
porque se hacen chiquitas y grandotas. Lo que si está de susto es lo de los espíritus.
LUPITA: No se preocupen, recuerden que todo es una tradición y nadie va a asustarnos.

MARY: ¿Y estas flores amarillas tan bonitas? ¿Que trajo Doña Jovita se llaman Chimpachuli?

LUPITA: No mi hija se llama flor de Cempaxúchitl y son para alegrarles el viaje.

CATRINA: Lupita y sus hijas seguían preparando la ofrenda, mientras, yo les contaré la leyenda de
la flor de CEMPAXUCHITL.

Se dice que hace muchos años, existió una hermosa doncella enamorada de un apuesto guerrero.
Todas las tardes tenían la costumbre de subir a la montaña para llevarle flores al Dios Sol. Un día
el joven tuvo que partir a luchar por su pueblo, ella se quedó muy triste y todas las tardes seguía
visitando y llevándole flores al Sol. Pasaron varios meses y la hermosa doncella recibió la trágica
noticia de la muerte de su amado. Llorando subió a la montaña a darle la noticia al sol pidiéndole
que la uniera con él para siempre. El Sol por toda respuesta extendió uno de sus rayos hacia la
doncella y en ese instante quedó convertida en una hermosa flor de color tan intenso como los
mismos rayos del sol. Y así nació la leyenda de la flor de los muertos: la flor de cempasúchil.

ROSITA: ¡¡Apúrense, ahí viene mi papá!! Mary, vamos a cantarle la canción.

MARY Y ROSITA: Se abren las puertas del monasterio, buu buu Salen los muertos del cementerio,
buu buu Tumbas por aquí, tumbas por allá Tumbas y tumbas ja ja ja ja ja.

JUAN: ¡Uyy¡ En esta casa se escucha el eco de ultratumba. Pero…¡Mmmm…! ¡Qué delicioso
huele…! ¡Y qué veo por aquí…! ¡Mucha comida! Y hasta dulces de azúcar y amaranto. Ya llegué… a
ver mujer… sírveme de comer y tráeme de los platos grandes, porque quiero probar de todos tus
ricos guisados. Estos olores me han despertado el apetito de una manera…mmm.

LUPITA: ¡Un momento Juan!

MARY: ¡Espérate papá!

ROSITA: ¡No, papá es para la ofrenda!

LUPITA: Todo esto lo hemos preparado…

JUAN: ¡Si, sí! Ya sé que todo lo han preparado para mí.

TODOS: Ja ja ja ja ja ja ja…

LUPITA: No Juan, después del día de muertos todos comeremos estos guisos.

ROSITA: Papá acuérdate que esto es para mis abuelitos, mis tíos y todos los otros muertos.

JUAN: ¡Ah qué familia! Se salieron con la suya, pero la verdad, les quedó muy bonita… Pero ¡yo ya
tengo hambre…! Y se me antoja comérmelo ¡AHORITA!

LUPTA: ¡Pues fíjate que no, de ahí no! En la cocina te tengo un taquito.

JUAN: ¡Ay mujer! Con esta hambre que tengo ¡Sólo me das un taquito y para los muertos todo?
Pero en fin… (Inesperadamente: Juan voltea a ver al narrador) Oye tu narrador, ¿no sé te antoja
comer algo?
CATRINA: Si… Digo no. ¿Cómo crees?

JUAN:: ¿A poco tu sí has visto a los muertos?

CATRINA: Nooo, pero esta celebración es para no olvidarlos. ¿Por qué no te gustan estas
costumbres?

JUAN: Pues por qué dicen que vienen ¡Y yo no los he visto nunca! Y la verdad por eso no les creo.

CATRINA: Bueno, si tú quieres verlos, tienes que esperar a la media noche, tal vez ellos lleguen...
Pero no te vayas a dormir. Debes estar muy atento y prendes mucho copal.

JUAN: Mmm ¡Pues yo como San Bernabé: hasta no ver no creer! (Pensando) ¿Dónde conseguiré el
copal? Lo más seguro es que allá en el mercado. Eh Firulais, perro ksss, kss, kss, acompáñame al
mercado. Perro condenado, me dejas ir sólo. ¡Lupita, ahorita vengooo!

MARY: ¿A dónde va mi papá, mamá? Siempre se lleva a su perro.

LUPITA: No sé mi hija. ¡Déjalo que se vaya! Algo tendrá que hacer.

CATRINA: Juan buscó el dinero y no lo encontró. Fue al mercado y el copal fiado lo pidió. Mientras,
con mucho entusiasmo, Lupita y sus hijas veían la ofrenda para ver si algo faltaba.
¡Verdaderamente lucía muy hermosa! Ellas pensaron que era el altar de muertos más bonito que
jamás habían visto y ya cansadas se fueron a dormir. Entonces llegó Juan.

VOZ MISTERIOSA: ¡QUEREMOS HALLOWEEN!!!!! (TODO TIEMBLA LUCES DE COLORES)

CATRINA: ¡otra vez! ¿pero qué está pasando aquí? Xolo (le grita)

Xolo: dígame

Catrina: ¡manda investigar que está sucediendo y de quien es esa voz aterradora!!! (enojada)

Xolo: a la orden madame.

Catrina: ushh!!! Ok ¿en que estaba? A si… entonces llego juan.

JUAN: ¡Ahora sí…! Voy a prender mi copal y aquí sentado esperaré para ver a los muertos, al fin
que ya todos están dormidos. (Sonido de perro) ¡Firulais cállate! Que los vas a despertar.
Shshshshss… ¡Cállate Firulais! No hagas ruido. ¡MMM, mira qué rica comida!

CATRINA: Y de tanto mirar la ofrenda, a Juan todo se le antojó.

JUAN: Este tamalito me está haciendo ojitos y me lo voy a ejecutar, mmmm… Al fin ni cuenta se
van a dar. Pero después de lo saladito se antoja lo dulcecito y esa calabaza en tacha me la voy a
echar.

CATRINA: Comió y comió de todos los guisados de la ofrenda. Y de tanto comer a Juan el sueño lo
venció. ¡Y sepan ustedes lo que pasó! (Ronquidos) Cuando Juan se encontraba profundamente
dormido empezó a soñar. Juan escuchó ruidos misteriosos, pisadas fuertes. La habitación se
inundó de una espesa cortina de humo que impedía que Juan distinguiera con claridad. Sólo veía
siluetas que se dirigían hacia él. Se frotó los ojos con energía para ver mejor y las siluetas poco a
poco fueron tomando forma. Fue entonces cuando pudo reconocer entre ellas… ¿a quién creen?
¿a quién creen? ¡Nunca lo hubiera imaginado…! Ahí estaba el abuelito Pancho, la tía Conchita y el
vecino que hacía un año que había muerto porque un rayo lo mató. Pero lo que más le
impresionó fue ver a su papá. Juan estaba todo asustado, tieso, tieso. ¡Hasta los pelos se le
pararon! Sin embargo, respiró aliviado cuando vio que ellos se dirigían a la ofrenda. Fue entonces
cuando se oyeron los lamentos de los muertos que decían:

VOZ OFF. MUERTO 1: ¡Momento, momento! Esta comida se ve que ya la probaron y además, falta
mi tamal de mole que un año he esperado y nunca había faltado.

VOZ OFF. MUERTO 2: Pues no nada más falta tu tamal, también se comieron la calabaza en tacha
que tanto me gusta, aunque me empacha. ¿Quién habrá sido el tragón?

JUAN: Ay dios ¡Ahora si… ya me cacharon! Ay, pero si nada más comí un poquito. ¡Qué muertos
tan fijados!

VOZ OF, MUERTO 3: Yo estoy muy triste porque de mí no se acordaron. Me voy llorando porque ni
un guiso me dejaron.

VOZ OF, MUERTO 4: Yo me voy agradecido porque fui bien recibido. Me pusieron muchas flores
velas encendidas para no perderme en el camino.

CATRINA: En ese momento Juan vio que los muertos se iban bailando y cantando rumbo al
cementerio al son de una música tan escandalosa que retumbaba en sus oídos, pero lo que en
realidad pasaba es que el gallito Domitila cantaba sus primeros ki kiri kis tan fuerte que lo
despertó. Juan dijo confundido:

JUAN: No sé si soñé o en verdad vinieron los muertos…

ROSITA: Mamá, mamá. ¡Si vinieron los muertos! Y se comieron todo el dulce de calabaza.

MARY: ¡Híjole! Se ve que tenían mucha hambre porque también falta un tamal.

JUAN: Es que no saben lo que pasó… Anoche sí vinieron los muertos.

LUPITA: ¿Con qué los muertos eh…? ¿Estás seguro… Juan?

JUAN: Sí… Yo los vi… (voltea, a ver al público) ¿Cómo les voy a explicar que yo fui el tragón?

y que por comer tanto tengo este retortijón. Mejor aquí me despido. que si a comer me llaman. al
panteón seguro yo sigo. y no amanezco mañana.

CATRINA:

Era terco y rezongón

No entendía la tradición

Pero un sueño le enseñó

La verdad de la razón.

Música alegre, alusiva a las fechas cambio de escenografía..


CATRINA: ahora hablaremos de la historia de Juanita, Pedrito y don Pancho; esta historia da inicio
en el último día de muertos, 2 de noviembre, era una tarde lluviosa cuando...

Juanita: (Diciendo a su hermano y haciendo ruido de tomar un portarretrato) Pedrito, ya hace un


año que partió mama la extraño mucho ya verás que este día de muertos pondré un chocolate
calientito ese que tanto le gustaba.

Pedrito: Bueno... sí es que papá trae lo que le encargamos (los niños suspiran) mi papá no ha
estado muy bien se la pasa todo el día en la calle y regresa ya muy noche, pero sé que puede
cambiar.

Juanita: Te prometo que si él llega temprano... juntos, papá, tu y yo, te pondremos tu altar (le da
un beso ruidoso al portarretrato) te quiero mami (se escucha que se abre y cierra una puerta entra
el papá y los niños hace se levantan)

Ambos: ¡papá llego!

Juanita: Quiero ver que trajo quiero que sepa que es Importante poner el chocolate caliente ¡papi,
papi!! Qué bueno que llegaste temprano ¡pondremos el altar juntos! ¿Trajiste lo que te pedimos?

Don pancho: ¿Qué?... hip! No, ¡no traje nada hip! ¡Me encontré con Florencio tu padrino, me dijo
hip! que te dijera que estas hip! ¡creciendo mucho hip! que cada día te pareces más a tu mamá
hip! (con voz entre cortada) a tu santa madre hip! Tu mamacita, era la mujer más buena del
mundo ¡hip!

Juanita: Papi yo también la extraño y quería ponerle su altar a ella le gustaba mucho el chocolate
caliente

Don Pancho: (Sonido de incredulidad) no mijita hip! ¡Cuando la gente muere lo único que dejan es
el dolor hip! (Interrumpe Pedrito)

Pedrito: ... pero papá, mi mamá decía que cuando la gente muere, regresa para visitar a sus
familiares en el día de muertos para llevarse la esencia de los alimentos que más les gustaban en
vida.

Juanita: Por eso hoy quería ponerle el altar antes de mediodía, antes de que parta otra vez.

Don Pancho: (tono de no importarle) esas son mentiras ¡hip! ¿Tu cuando has visto que vienen?
¡¡¡DIME!!!

Juanita: (entre sollozos y lágrimas) no papá ella espera en este momento (la interrumpe Pancho)

Don pancho: . . . (Como burlándose) no mijita, no sabes (truena la boca) Eres una chamaca tú qué
sabes Son cuentos que tu mamacita te decía Eres una chamaquita y aun no lo entiendes, pero los
Padres les mentimos a los hijos a cada ratito

Juanita: ¡¿y entonces no vamos a poner nada?! ¡Ella se irá con nada! Mi mami se irá sin nada

Don Pancho: ¡¡¡DIJE QUE NO!!!

Pedrito: ¡Papi por favor!!!


Don Pancho: si quieres ponerle algo, ponle piedras (con tono burlón) Yo me largo por que nada
más estas molestando (da un portazo de que se va) (Juanita llorando abraza a Pedrito).se oye
sonido de piedras

Juanita: (dirigiéndose a la foto) Mami no tuve otra cosa que ponerte, pero, que estas piedras
simbolicen el amor que te tengo.

Catrina: Y así entre sollozos, la pequeña coloco piedra por piedra con mucho cariño, pensando en
cada momento en su madre y así el tiempo transcurrió y el medio día llegó

Escena 3

Y se oyeron las campanas de la iglesia más cercana Canción las calaveras bailan los muertos con la
muerte.

Catrina: Más al caer la noche Don Pancho ya bien borracho reposaba a la orilla del camino Cuando
de pronto sintió un aire frio en la nuca… Se incorporó, escucho murmullos mientras veía a la
muerte (títere gigante) acercarse a él, más pasó de largo trayendo consigo a todas las almas que
esa tarde regresaban con las ofrendas de familiares y amigos al observar aquello Don Pancho
vislumbro entre aquella multitud, a su amada esposa fallecida un año atrás pero el impacto fue
mayor al darse cuenta que su esposa a diferencia de los demás, portaba piedras, las piedras que su
hija había colocado en el altar tan grande fue el susto que hasta la borrachera le bajo sacándolo de
su ensimismamiento le grito.

Don Pancho: ¡¡¡MARIA, MARIA, MARIA!!!

Catrina: Pero ella no respondió y siguiendo a la muerte su camino continúo y el arrepentido corre
hacia su casa gritando

Don pancho: ¡¡¡niños, niños, TRAIGAN LO QUE SEA DE COMER!!! Coloquémoslo en el altar

catrina: Pero fue demasiado tarde la parca se había marchado, con las almas a su costado y a su
amada viuda Amparo Solo la esperanza de Don Pancho de poner altar el próximo año fue lo que
quedo de este feo altercado.

música

Escena 3

Un año después

Juanita: El tiempo ya ha pasado papi Podemos colocar el altar como siempre lo hemos deseado

Pero ¿con que contamos? ¿Pan?, ¿vino?, ¿dulces?

Pedrito: Mmmm cuantas cosas me vienen a la mente, Pero sobre todo un rico chocolate caliente

catrina: El tiempo había pasado y el día de muertos llego, Juanita y su papá Don Pancho colocaron
el altar Con mucha alegría y esperanza, Elaboraron el pan de variadas figuras y tamaños Que al
altar fueron a dar, Mientras el mole hervía listo para saborear, Del mismo modo al altar fue a parar
Padre e hijos con esperanza llenaban el altar Poniendo cigarros y whisky que al abuelo Toño le
gustaban Mandarinas y agua para los sedientos y no podía faltar El chocolate calientito que a la
madre y esposa Le gustaba saborear…

catrina: Ya colocada la ofrenda la flor de cempasúchil no podía faltar, elaboraron el caminito y


prendieron el incienso que a los difuntos debía guiar

Esta historia es un recordatorio de las tradiciones que no debemos olvidar, Pero si te llegara a
pasar, no te preocupes que… (música de misterio luces de colores)

Jack:¡Queremos halloween! ¡Queremos halloween! ¡Queremos hallo…

Catrina: ¡Basta! Pero como te atreves tú, ¡Interrumpirme a mí! ¡Qué falta de respeto es esta!

Jack: Disculpe usted señora…

Catrina: ¡Señorita! Aunque te cueste más trabajo

Jack: Disculpe usted señorita, yo solo andaba por aquí inocentemente pidiendo mi Halloween

Catrina: ¿Tu Halloween? ¿Pero qué diablos es eso niño?

Jack: ¡Ah! Pues es una tradición que sucede los días últimos de octubre y primeros de noviembre,
en las que las personas andan por las calles vestidos de monstruos yendo de casa en casa para
pedir dulces

Catrina: ¡JA! ¿Tradición haz dicho? Pero que vas a saber tú, ¡Mocoso! Sobre tradiciones… ¿Qué es
esa cosa de andar pidiendo cosas en la calle? ¿A caso te quieres volver mendigo? Además debería
darte miedo salir tan noche tu solo por la calle, ¿No vez que le pueden dar un levantón a tus
dulces?

Jack: No tengo Miedo, porque yo soy el gran ¡Jack O’ Lantern, el temido representante de las
noches de Halloween!... ¡Muajaja!... además no vengo solo, salí en bola con mis amigos, digo, ¡Con
mi banda!

Catrina: ¿Lantern has dicho? ¡Ash! Tenías que ser gringo, ¡muchacho!

Jack: Oiga señora, digo, señorita. No me discrimine solamente porque no soy de aquí, además
debería de estar contenta de que este yo presente, ¿Acaso no ve lo alegre de la noche? Niños por
todos lados ¡Y lo mejor! Las ganancias de las vendimias, de los dulces, de los disfraces, ¡Todo!

Catrina: De verdad que tú tienes calabaza en el cerebro… ¡Y mira que estoy hablando en sentido
figurado, he!

Jack: Ósea, ¿Cómo?

Catrina: Nada hijo, nada… Lo único que vas a conseguir es que los niños se pongan obesos con
tanta cochinada

Jack: Pues a usted no le vendría mal subir unos kilitos ¡he! Además, usted que va a saber de esta
tradición

Catrina: ¿Cómo? ¿Qué no sabes quién soy yo?


Jack: ¿Una mujer con trastornos alimenticios?

Catrina: ¡No mocoso! Yo fui nombrada como la dama de la muerte por dioses ya olvidados,
conocida como la garbancera por Posada y rebautizada por Rivera… ¡Como la Catrina!, Siente la
dicha de tenerme ante tus ojos y besa el suelo que piso porque estas ante una leyenda viviente

Jack: ¿Pero que tú no estás muerta?

Catrina: Es cuestión de perspectiva ¡niño!

Jack: Pues a mí no me impresiona con sus ademanes de diva, para mi es usted una señorona que
trata de intimidar a un ciudadano Norte Americano

Catrina: ¡Pero qué irrespetuoso eres muchacho! Deberían de encerrarte por molestarme y darte
una golpiza antes de que te extraditen

Jack: JA JA, ¡Mira como estoy temblando!

Catrina: ¡Basta muchacho! Antes de que te agarre a palos

Jack: Atrévase a ponerme una mano encima y vera como le va, ¡vieja panchuda!

Catrina: ¿Ah sí? ¿Tú y cuantos más, escuincle?

Jack: ¡Ah! Quiere ver cuántos más… que conste que usted lo pidió, nomás no se esté quejando…
(Silbido)… ¡Hey muchachos, Aquí hay alguien que quiere una lección!…

(Aparece la momia egipcia, la bruja y el zombi, y junto a Jack comienzan a bailar Thriller)

Catrina: No seas ridículo niño, tente un poco de respeto y habla normal, ¡Como la gente! Además,
¿Tú crees que un harapiento, un leproso y una mujer muy fea van a poder conmigo?

Tutankamon: ¿Que paso señora? No sea grosera

Cooper: Si Señora, usted no sabe lo que uno sufre al escuchar cosas como esa

Blair: Además yo no soy fea, soy abstracta, ¡Como una obra de arte!

Jack: Pues así como tú los describes pierden su impacto, ¡Pero deberías temer, vieja! Pues ellos
son ni más ni menos que Tutankamon, el famoso faraón egipcio, Blair la bruja y Cooper, el zombi…
él no es muy conocido, pero de aquí agarra fama… ¡y de esta no te salvas traficante de calcio!

Catrina: ¡Infame! ¡Cómo te atreves a desafiarme! Conste que yo no quería, pero tú te lo buscaste…
y para que esto sea parejo, también yo te voy a traer a los míos…

¡xolo! ven acá inmediatamente antes de que me empiece a doler la cabeza

xolo: ¿Me mando usted llamar señora micteca?

Catrina: Shhh… ¡Calla insolente! Que ese nombre ya ha sido olvidado, soy la señorita

Catrina, aunque te pese… Y ahora ve y tráeme a los condenados…


xolo: Como usted mande señorita Catrina, estos condenados tiene cada uno su historia y ahora se
las vamos a contar…

leyendas mexicanas

Oscuro y se escucha el llanto de la llorona

Cuenta la leyenda de la llorona que, hace muchos años, hubo una mujer indígena que tuvo un
romance con un caballero español. Como fruto de esa pasión prohibida nacieron tres niños, a
quienes la madre amaba, cuidaba y protegía.

La joven comenzó a pedirle al caballero español que formalizara la relación que había entre ellos.
Pero el padre de los niños la evitaba, por temor a las críticas de la sociedad. Algún tiempo después,
el hombre optó por abandonar a la joven indígena. Luego, se casó con una dama española de alta
sociedad La madre de los niños, al enterarse de la noticia, se sintió dolida y totalmente
desesperada. Entonces, en un rapto de furia, asesinó a sus tres hijos ahogándolos en un río. Pero
no pudo soportar la culpa, y finalmente se suicidó.

Desde ese día, quienes pasan cerca del río donde se quitó la vida, pueden escuchar el lamento
desgarrador y lleno de dolor que es característico de la llorona.

(Música, oscuro y aparece el charro negro)

Un hombre alto, de aspecto elegante, de impecable traje negro compuesto por una chaqueta
corta, una camisa, un pantalón ajustado y un sombrero de ala ancha deambula en la profundidad
de la noche en los solitarios tramos que unen los pequeños pueblos del México rural sobre el lomo
de un caballo enorme y de color azabache.

Quienes han tenido trato con él lo presienten el Diablo. No ignora a los hombres, a los que ofrece
amable conversación, pero su clara preferencia son las mujeres, a las que seduce con mirada
elocuente y palabras cálidas.

Nada malo puede decirse del charro negro si el viajero se limita a permitir su compañía hacia su
lugar de residencia; si se acerca el amanecer, se despedirá cortésmente y se marchará con tranco
lento, al igual que si el sendero que recorre lleva a las cercanías de una iglesia. Pero si, por el
contrario, la mujer cede a sus ofertas de aligerar el viaje y condesciende a montar el caballo, esa
acción será el principio del fin: una vez sobre el animal, la infortunada descubre que es imposible
apearse.

Es entonces cuando el charro negro vuelve su montura y se aleja, con rumbo desconocido, sin
hacer caso de los ruegos o los gritos de su víctima, a la que no se vuelve a ver jamás.

(música entra la nahuala)

Se dice que, en el estado mexicano de Puebla, hay una vieja casa abandonada, a la cual nadie
quiere entrar. Los vecinos saben que está embrujada. Fue construida sobre un lugar maldito, en el
que hace cientos de años, habitó una bruja a la que todos llamaban, “La Nahuala”. Ella era una
mujer monstruosa, capaz de convertirse en diferentes animales por las noches, para salir a robarse
a los niños y asustar a los adultos.
Vivió mucho antes de la llegada de los españoles a América, por lo cual no había nadie que no le
tuviera respeto. Sin embargo, ni siquiera su magia logró salvarla de lo que tarde o temprano, nos
alcanza a todos los seres vivos: la muerte.

La Nahuala sabía que iba a ser condenada en la eternidad, por todo el mal que había causado.
Todas las personas que la rodeaban se alegraron por eso. Entonces ella decidió vengarse. Así que
antes de morir, raptó a dos niñas y un niño, y les robó sus almas. De esta manera podría resucitar
cada año durante el Día de los Muertos, y volver para acabar con toda la gente de Puebla.

nahuala: ¿Nos mandó llamar señora?

Catrina: si, los mande llamar para romperles el hocico a todos estos mocosos. ¡Ahora sí,
prepárense que ya les cayó el chahuistle! jajaja

Llorona: Ay señorita, no nos obligue a hacer esto. Además, ¡ellos están bien guapos! Sobre todo el
de las vendas.

Catrina: ¡Controla tus hormonas niña! Que este nada más te va a embarazar y luego te dejara sola,
así son todos los arábigos. Y además ya sabemos todos que eres pésima cuidando niños…

(La llorona solloza)

Tutankamon: Que paso doña Catrina (Catrina lo regresa a ver feo) … digo, señorita Catrina. No la
trate tan mal, déjela ser

Jack: Si señorita, ¿Que no ve que ellos están enamorados? Lo que pasa es que usted tiene envidia
porque Tutankamon es más agraciado que su charro

Catrina: ¿Agraciado ese costal de yeso? ¡JA!

Tutankamon: ¡De verdad! Quiero que sepa que por poquito y me expulsan también de mi país por
guapo

Catrina: ¡Si cómo no! Si eres tan feo que hasta el mismo diablo te incita a hacer el bien para que
no vallas al infierno

(Risa de todos)

nahuala: ¡Bueno, ya estuvo! A lo que venimos ¿No? ¡Éntrenle!

Charro: ¡Éntrenle pues! Ahorita vamos a ver de cuero salen más coreas

Blair: Los voy a agarra a escobazos

Catrina: ¡Cállate histérica de piel verde!

Tutancamon: ¡Te voy a romper tus garritas charrito!

charro: (Con ademanes de desafío) ¡arre mijito!

(Empiezan todos a discutir, insultarse y retarse, la catrina se enoja al ver que nada sucede, se
adelanta hacia el público ya enojada)
Catrina: ¡Basta! (Cortina de humo, cuando el humo se disipa se observa al grupo de Jack
desfallecido en el suelo y el resto abrazados, temerosos mirando a la Catrina) ¡Yo no sé porque los
mande llamar si solo van a estar cacaraqueando como gallinas!

Llorona, Nahuala, charro: Perdónenos señorita, ¡perdónenos!

Catrina: ¡Ya cállense! (Toma un extremo de su vestido, lo extiende como abanico y lo pasa encima
del grupo de Jack, ellos empiezan a recobrar el conocimiento)

Jack: ¿Qué paso?

Blair: ¡Tengo frio! ¿Qué nos hiciste?

Catrina: ¿Acaso olvidan que soy la dama de la muerte?

Que con simpatía fémina

horrorizo a los pelmazos

¡yo!, la calavera catrina

con mis huesudos brazos…

Llorona, Nahuala, charro: ¡Bravo! ¡Bravísimo! ¡Es usted una poetisa!

Catrina: ¡A callar!

No alaben mis calaveras

Sus lisonjeras la paciencia agotan

¡A mí! La cortesana Garbancera

Jack: Caray señora, ¡Pero qué creativa es usted!

Catrina: Y ustedes, ¡Lárguense de mi presencia, infames! ¡Antes que les de muerte certera!

Tutancamon, Blair, Cooper: ¡No, no! No se moleste, ya nos vamos…

Jack: Me voy, pero me va a extrañar cuando vea que nada es igual, ¡Ya verá usted!

Catrina: ¡saquese pa su rancho!

Una tradición hermosa aquí en México tenemos… fiesta, amor, color y aroma y se llama día de
muertos… en familia, con altares, flores, comida y retratos pasamos juntos el rato, colgamos papel
picado y encendemos veladoras por que así la gran señora puede llegar sin cuidado, de todas las
tradiciones yo tengo mi favorita cuando jugamos con letras y hacemos calaveritas. Y ya con esto
me despido no sin antes agregar, no olvidemos a nuestros difuntos y corramos a hacer el altar.

Canción la catrina
Ay Calavera Catrina!
En tu sombrero adornado
Se nota que estoy marcado
Y hasta el cuero se me enchina
Es decir, ya pido esquina
De tu asechanza constante
De tu decisión tajante
De tu poder infernal
Si quieres hacerme mal
No me permitas que cante
Si quieres hacerme mal
No me permitas que cante
No me permitas que cante
Porque te alejo, maldita
Y en cada palabra escrita
Más fortalezco mi aguante
No me importa qué elegante
Te vistas para atraerme
Pueda ser que el no tenerme
Te produzca siempre enfado
En tu espejo desdichado
Lo juro, no vas a verme
En tu espejo desdichado
Lo juro, no vas a verme
Lo juro, no vas a verme
Hoy por lo menos lo juro
No entraré hoy en ese oscuro cajón
Con mi cuerpo inerme
Después ya vas a vencerme
Cuando yo quiera, calaca
Me clavarás esa estaca
Que se le clava al vampiro
Pero hoy la pata no estiro
Mejor retírate, flaca
Pero hoy la pata no estiro
Mejor retírate, flaca
¡Ay Calavera Catrina!
En tu sombrero adornado
Se nota que estoy marcado
Y hasta el cuero se me enchina
Es decir, ya pido esquina
De tu asechanza constante
De tu decisión tajante
De tu poder infernal
Si quieres hacerme mal
No me permitas que cante
Si quieres hacerme mal
No me permitas que cante
Si quieres hacerme mal
No me permitas que cante
Uh, ay, ay, ay, ay, ay

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