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SEMINARIO PONTIFICIO DE LA SANTA CRUZ

Liturgia Fundamental Pbro. Héctor Zavala


Balboa
PRESENTA: JESÚS ALDAIR ZÁRATE ORTIZ
Primero de teología. Hacienda Blanca, Etla, Oax., 29 de octubre de 2020
DE GREGORIO VII HASTA TRENTO (a. 1073-1545)

A partir del año1000, se operan grandes transformaciones en todos los dominios. La edad
media conoce ahora una especie de revolución comercial: la economía se anima, las tareas
de especializan, las ventas y los intercambios se multiplican, las corrientes de emigración
del campo a la ciudad des intensifican. Las nuevas órdenes se entregan a la apreciación
popular y a las obras de misericordia. Surge un retorno a las fuentes cristianas, coincide con
el redescubrimiento de
los clásicos antiguos, con el nuevo impulso de las ciencias y con el renacimiento del
derecho romano. La mayoría de los papas de este tiempo son canonistas. El influjo del
derecho romano es determinante en la nueva concepción de la Iglesia, del ministerio y de la
liturgia que se forja en esta época. Las traducciones se multiplican y gracias a ellas gran
cantidad de tratados científicos raves llegan a ser accesibles a occidente.
El papado entra en una renovación enfocada hacia la iniciación de la liturgia
occidental. El papa Gregorio VII es uno de los que han dejado una huella indeleble tanto en
la historia del papado como de la historia de la liturgia. Se considera una reencarnación de
Pedro, considera que el papa es el obispo universal, tiene derecho de decisión en todos los
asuntos de la cristiandad. Se sirve de la liturgia como factor decisivo para su amplio intento
de renovar la vida eclesial. Patrocina el retorno a las tradiciones antiguas. Su reforma lleva
como eje la afirmación de la autoridad papal, además, decretó que las fiestas de los papas
santos sean celebradas en todas las Iglesias, consideraba que el uso del ORDO litúrgico
romano, era garantía de verdad y tributo espiritual a la madre de todas las Iglesias
occidentales.
Desde Gregorio VII, las diversas Iglesias occidentales son obligadas a adoptar la
práctica litúrgica de Roma, y a observar la Legislación cultural del Papa. Dentro de este
proceso de unificación es preciso señalar a Guillermo Durando quien es nombrado obispo
de Mende y desde ahí lleva a cabo su labor litúrgica. Redacta un pontificial que recoge
otros ritos más acordes con el talante de su propia cultura franco-germánica.
Desde comienzo de la alta Edad Media, la predicación registra por todas partes una
progresiva disminución. Cesáreo de Arles juzga que sus hermanos en el episcopado pasan
demasiado tiempo en sus campos. En las Galias, durante el concilio de Vaison reconoce a
los presbíteros el poder de predicar lo mismo en las ciudades que en cualquier otro lugar.
Los sínodos de la reforma carolingia exigen expresamente la traducción de textos
homotéticos a un lenguaje accesible al pueblo sencillo. Estos son los sermones de los
padres de la Iglesia. El clero secular mantiene su cota de predicación mucho más limitada,
sobre todo en las zonas rurales. Los presbíteros de las parroquias realizaban una
predicación elemental, unida a los rezos, a los ritos y a los sacramentos fundamentales.
En relación al bautismo, se considera como bautismo Quamprimun, en la época
medieval es considerado como el medio de salvación personal que es preciso asegurar
cuanto antes. La pérdida del sentido comunitario en la celebración del bautismo tiene su
correspondiente relejo en el escaso relieve que tiene la dimensión eclesial para los teólogos.
En la evolución del bautismo, que ahora es desde la niñez, se pueden distinguir dos etapas,
se bautizaba a los niños en el curso de su primer año, más tarde aparece el bautismo
inmediato al nacimiento. Se verifican diversas trasformaciones en el ritual del bautismo. La
primera consiste en simplificar y concentrar los ritos en una sola sesión, luego las
formulaciones de las palabras bautismales se van modificando, primero de forma indirecta,
y luego por una formula indicativa.
También hubo un cambio en el desarrollo de la nueva piedad eucarística, ya que
durante la celebración en los siglos medievales fue más notorio este cambio. Se inaugura
una actitud nueva respecto al Cuerpo del Señor que tiene por efecto no el acercamiento sino
el alejamiento de él. Al mismo tiempo que disminuye la práctica de la comunión
eucarística, crece en el pueblo cristiano el deseo y el ansia incontenible de ver, de
contemplar y de adorar al santísimo sacramento. La concepción de la misa como bona
gratia y como epifanía de Dios, alimentada ya por las explicaciones alegóricas, adquiere
ahora un sorprendente relieve cuando a comienzos de siglo XIII se introduce el rito de la
elevación de las especies sagradas en la consagración. Esta costumbre se extendió rápido,
desde entonces, la atención de los fieles quedó focalizada en la presencia real; la elevación
de las sagradas especies, después de la consagración, llegó a convertirse en el nuevo centro
de la misa. También el modo de recibir la comunión fue cambiando, de la comunión en la
mano a comunión en la boca.
La confesión nace, la penitencia tarifada es el antecedente inmediato del sistema de
la confesión. Rompiendo con el principio de la irrepetibilidad de la penitencia, la penitencia
tarifada removió el obstáculo más pesado que gravitaba sobre la penitencia antigua. Queda
establecida la norma sobre la confesión y la comunión, quien no se confiesa y no comulga
cada año, no puede ser considerado como un cristiano vivo; la confesión anual servirá
como criterio para distinguir al católico practicante del indiferente que no cumple con
Pascua. Los cristianos fervientes tienen profundamente arraigado el sentimiento de pecado,
asi como la necesidad de ser purificados por la sangre de Cristo.
Cristo según la carne, la virgen María y los santos considera muy importante el tema
del arte, se puede considerar que en un primer milenio se tuvo como punto de vista central
la pascua de Cristo, para que en el siguiente milenio se tenga una fijación en la navidad, en
ambas épocas, Cristo mantiene su puesto central. La humanidad de Cristo ha sido el objeto
predilecto de la vida religiosa medieval, centrando su atención en el comienzo y fin de su
vida terrena. Esta intensificación de la vida cristiana en torno al misterio de la Navidad
como de la pasión, implico un auge creciente en la devoción a María, el tema de la Virgen
se convierte en un elemento narrativo que sostiene y acompaña a la imagen central de
Cristo. El desarrollo de una cristología cada vez más atenta a la humanidad de Cristo
solicito una importancia mayor a la santa Virgen. Junto a la devoción mariana, también se
cultivó la devoción por lo santos, que, junto a ella, forman el puente hacia Dios y llenan el
vacío dejado por la evolución del tema cristológico.

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