Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INFORME MONITOREO ARQUEOLÓGICO:
“PROYECTO RESTAURACIÓN PALACIO MATTE”
INAP, UNIVERSIDAD DE CHILE
Abril 2013
INFORME MONITOREO ARQUEOLÓGICO:
PROYECTO RESTAURACIÓN PALACIO MATTE
Catalina Soto Rodríguez
Arqueóloga
Introducción
Este informe es parte del “Proyecto de Restauración Palacio Matte”, inmueble declarado
Monumento Nacional en el año 19951. El proyecto cuyo objetivo esencial fue la reparación y
restauración del inmueble incluyó excavación del subsuelo en cuatro sectores con la finalidad de
reforzar muros y la instalación de un ascensor, esto a causa de los daños sufridos durante el
terremoto del año 2010.
El edificio data del siglo XIX, específicamente de 1875 cuando se inicia su construcción, pasando a
manos de diferentes dueños hasta que es adquirido en 1892 por don Claudio Matte, rector de la
Universidad de Chile y uno de los promotores de la Ley de Instrucción primaria obligatoria
(Montecino y Araya 2011). En 1910 Matte encarga la remodelación y modernización del inmueble
al arquitecto francés Henri Grossin, siendo el resultado el edificio que vemos en la actualidad. En
1957 la Universidad de Chile adquiere la propiedad, la que fue gravemente afectada bajo esta
administración por el terremoto de 1985, pero no es sólo hasta 1993 que es restaurado. Desde esa
fecha hasta la actualidad funcionan las dependencias del Instituto de Asuntos Públicos de dicha
casa de estudios (INAP) (Montecino y Araya 2011; Berg y Araya 2012).
El objetivo de la asesoría arqueológica fue monitorear las excavaciones de la obra para detectar
elementos muebles e inmuebles que atestiguasen sobre las ocupaciones previas a la construcción
del Palacio Matte. Esto es fundamental desde el punto de vista científico y patrimonial por varios
motivos, entre ellos su ubicación entre las manzanas del ‘casco histórico’ trazadas en la fundación
de Santiago en 1541, el posible hallazgo de evidencias que atestigüen de las propiedades
documentadas en el siglo XVII‐XVIII (De Ramón 1974‐1975), además de la posibilidad de rescatar
elementos precolombinos dada una serie de antecedentes de ocupaciones aledañas como por
ejemplo Plaza de Armas y cumplir con la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales, la que resguarda
los bienes patrimoniales y culturales. Los resultados de nuestra inspección arrojaron evidencias de
pisos y muros de un inmueble previo ocupado durante el siglo XIX, además de la presencia de una
estructura de albañilería asociada al manejo de agua datada entre fines del siglo XVIII y mediados
del XIX.
1
Monumento Histórico según Decreto Supremo 329, 25.5.1995, CMN.
Metodología
Como ya señalamos en los párrafos introductorios, esta asesoría arqueológica tuvo como objetivo
el monitoreo y dirección de las excavaciones, además de la generación de un texto de
antecedentes de las ocupaciones anteriores a la construcción de este inmueble y la
documentación de los hallazgos arqueológicos realizados en el marco del proyecto. Los
antecedentes fueron recopilados principalmente desde la bibliografía publicada sobre la historia
de Santiago de los autores Tomas Thayer Ojeda y Armando De Ramón. También fueron
considerados antecedentes de informes de excavaciones arqueológicas realizadas en el casco
histórico de la ciudad.
Respecto a las excavaciones, estas fueron realizadas por jornales de la obra, deteniendo los
trabajos según el hallazgo de estructuras inmuebles, y algunas de ellas en particular dirigidas por la
arqueóloga suscrita. No fueron detectadas concentraciones significativas de material mueble en
ninguna de las excavaciones.
a) Ejes F‐G 1‐3 (Ascensor): En este sector fue hallada una estructura de albañilería, la que fue
despejada con jornales bajo monitoreo arqueológico. Se registraron escasos materiales
(sólo restos óseos) por lo que no se harneó el sedimento, se realizó un registro de la
estructura y la estratigrafía. Para situar temporalmente el hallazgo se realiza investigación
documental. Posteriormente, esta excavación fue ampliada hacia el Este, dando con
desagües de principios del siglo XX.
b) Eje 6 entre m y n (Reforzamiento fundaciones): Esta unidad arrojó escaso material
cultural, siendo detectado en perfil un piso de ‘huevillos’. Debido a que por necesidades
de la obra esta excavación de amplió de 1 mt de ancho a 2 mt se decide excavar según las
capas arqueológicas y harneo de parte del sedimento para poder situar cronológicamente
el piso a través del hallazgo de posibles materiales culturales.
c) Eje 8a entre m y n (Reforzamiento fundaciones): Esta unidad fue monitoreada
arqueológicamente, observándose escaso material cultural en excavación y en perfil
(fragmentos de restos óseos y de conchas). A pesar del escaso material cultural fue
hallado un muro de adobe con enlucido y pintura mural.
d) Eje N‐10 (Reforzamiento fundaciones): Esta excavación fue de menores dimensiones y no
fueron hallados elementos patrimoniales.
Antecedentes de la manzana
El Palacio Matte se ubica en el solar SE de la manzana, en la intersección de las actuales calles
Compañía ‐también denominada de La Merced‐ y Amunátegui, antigua calle del Peumo. Además
de encontrarse dentro de los límites del casco histórico de la ciudad de Santiago, este predio es
cercano a sitios patrimoniales históricos y arqueológicos, entre ellos: la Plaza de Armas y su
reconocida ocupación prehispánica e histórica, el Palacio de la Real Aduana, La Iglesia de Santa
Ana, el Palacio Pereira, El Palacio de La Moneda, etc (ver Lámina 1). Estos datos nos señalan la
importancia del reconocimiento y registro de posibles hallazgos en el subsuelo de este
Monumento Nacional.
Lámina 1. Palacio Matte 1) y principales sitios patrimoniales del casco histórico de Santiago. 2) Plaza Santa Ana; 3)
Palacio Pereira; 4) ex Congreso Nacional; 5) Catedral de Santiago; 6) Plaza de Armas; 7) Palacio de la Real Aduana –
Museo Precolombino; 8) Palacio de Justicia; 9) Plaza de la Constitución.
La manzana en estudio corresponde a parte del trazado original de la ciudad de Santiago definida
por el alarife Pedro de Gamboa en 1541. Esta quedó conformada por manzanas de 138 varas de
largo separadas por calles de 12 varas de ancho, y divididas cada una de ellas en cuatro solares de
69 varas de largo y ancho (Benavides 1961).
En los primeros meses de 1541 se hace efectiva la ocupación de los primeros solares alrededor de
la Plaza, ocupados por la Iglesia, Pedro de Valdivia y sus doce principales colaboradores. En
septiembre del mismo año la naciente ciudad sufre un ataque indígena por el cual el Gobernador
manda a construir alrededor un gran muro de adobe uno de cuyos límites estuvo situado en la
actual calle Bandera (Benavides 1961; Botto 1989). Ya en 1552 el Cabildo asigna 147 solares
(Benavides 1961). En el contexto del muro y la quema de la naciente ciudad, es interesante el
dibujo que nos lega el cronista indígena peruano Guamán Poma pues nos entrega una idea de la
imagen de la ciudad de Santiago para el resto virreinato, dado que el autor nunca conoció la
ciudad (ver Lámina 2).
Lámina 2. Dibujo del siglo XVI de Guamán Poma que representa el imaginario que había en el virreinato sobre la ciudad
de Santiago. www.kb.dk/elib/mss/poma/
La Lámina 3 corresponde a un plano construido por el historiador Tomás Thayer Ojeda basándose
en documentos de propiedad y bienes raíces de la ciudad de Santiago en 1575. Este indica que
Santiago en esta fecha presentó 71 manzanas ocupadas por 166 propietarios, entre ellos varias
congregaciones religiosas (Thayer Ojeda 1905). Según los antecedentes recopilados, a fines del
siglo XVI y hasta el 1649 el sector donde se ubica la manzana en estudio fue utilizada con fines
agrícolas:
“Hai que advertir, sin embargo, que la ciudad propiamente tal no se extendió durante todo
el siglo XVI mas allá de la calle de Teatinos. Las cuadras situadas entre esta calle i la del
Brasil, eran quintas de recreo o cuadras de viña como las denominaban en esa época”
(Thayer Ojeda, 1905: 32).
Esta cita es posible de acompañar de un segundo plano en el que se resaltan las manzanas
urbanizadas y los terrenos agrícolas, destacando la cercanía de este predio con el manzanal y la
viñas de Antonio Núñez (ver Lámina 4).
Lámina 3. Plano construido por el historiador Tomás Thayer Ojeda con datos de propiedad entre 1552 y 1574.
www.memoriachilena.cl
Lámina 4. Plano basado en el del historiador Tomás Thayer Ojeda del siglo XVI. www.memoriachilena.cl
Según datos entregados por el historiador Armando De Ramón (1974‐1975), también desde
estudios de propiedad, entre 1650 y 1700 la manzana estaba dividida en seis predios,
correspondiendo el 82 C al lugar en estudio. Según el documento de propiedad F. Vélez comp. 18‐
12‐1698, hacia 1645 el predio había pasado por dos propietarios don Francisco de Castañeda y
Gonzalo Álvarez de Toledo. En 1648 pasa a propiedad del teniente Antonio Gutiérrez de Castro.
Mientras hacia 1698 pasa a manos de capitán Don Martín de Valladares2 (De Ramón, 1974‐1975).
Para estas fechas el predio es descrito como “Medio solar con un caedizo de mediagua” (De
Ramón, 1974‐1975: 360).
Desde la fecha anterior no hemos encontrado antecedentes hasta 1875 fecha en que, en el
contexto de un fenómeno de construcción de nuevos edificios producto de las riquezas de la
minería y el comercio (Rojas e Imas 2011; Montecino y Araya 2011), es levantado el Palacio Matte
por el ‘acaudalado’ minero Rafael Bazararte. Este edificio estaba estructurado como las casas
tradicionales del Santiago antiguo, con un piso y una sucesión de tres patios (Montecino y Araya
2011). En 1892 Claudio Matte adquiere la propiedad de manos de don Federico Brieba. En 1910,
Matte encarga al arquitecto francés Henri Grossin una remodelación del edificio, quien realiza un
diseño ecléctico. El Palacio Matte se concentra en la esquina de Amunátegui con Compañía
mientras que la parte trasera del terreno se utiliza para casas de arriendo también en dos niveles
en estructura liviana con acceso por calle Amunátegui (Berg y Araya 2012). En 1957 el inmueble es
adquirido por la Universidad de Chile a la sucesión de don Claudio Matte.
2
Datos extraídos por el autor del Archivo Nacional de Santiago.
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS
1. EXCAVACIÓN ASCENSOR
a) Estructura de Albañilería
Descripción:
Esta estructura fue hallada en la excavación de los Ejes F‐G 1‐3, la que luego de ser identificada fue
despejada para su descripción y evaluación. Sin duda los restos corresponden a una de las antiguas
infraestructuras de aguas de Santiago, barajamos las hipótesis del sistema de acequias coloniales
(ca. 1750), y por otro lado el alcantarillado republicano (ca. 1900).
La excavación donde se registra dicha estructura tiene como objetivo la instalación de un
ascensor. Se encuentra ubicada en un pasillo, inmediatamente contiguo a la escalera de
Amunátegui 436 (acceso al segundo piso). Sus dimensiones son 3,1 m. x 1,94 m. distanciada a 3 m.
aproximadamente de la calle Amunátegui. La estructura se encontró a 20 cm. de la superficie, bajo
los pisos subactuales (madera sobre loza de baldosas) y un relleno de ladrillos suelto. Este último
parece corresponder a un depósito generado por la destrucción del hallazgo luego de la
construcción del subterráneo adjunto, ya que se observa cortado por la escalera de acceso. Se
registra además parte de la fundación del muro ubicado al Norte de la excavación, consistente en
un cubo de piedra saliente desde el muro hacia el Sur con medidas de 71x57 cm y una altura de 64
cm.
La estructura en cuestión (Láminas 5 y 6) consiste en una especie de chimenea tubular instalada
sobre una plataforma cuadrangular. Está construida de ladrillo dispuestos sedimentariamente,
acostados y con el cabezal expuesto hacia el exterior unidos con argamasa o mortero de cal. Su
forma es circular, mide 1,37 cm de diámetro exterior y el interior de 57 cm, sus muros tienen un
espesor de 40 cm. Los ladrillos parecen tener tamaños irregulares, aproximado de 36x21x6 cm. El
alto de la chimenea es de aproximadamente 1 m. La base es escalonada construida con la misma
técnica, lamentablemente en esta excavación no es posible exponerla completa. Las medidas
visibles de este componente son 2,1 m de E‐W y 1,41 m N‐S. En el interior de la estructura se
observa un tubo de fierro fundido de unos 8 cm de diámetro que ingresa desde la calle
Amunátegui.
Lámina 5 y 6. Izquierda. Vista aérea de Este a Weste estructura. Derecha. Vista de frente Weste a Este de estructura.
Según nuestras observaciones, concluimos que la estructura fue semidespejada, recortada para la
construcción de la escalera y luego el depósito original fue mezclado con los ladrillos sobrantes.
Hacia el sector Weste de la excavación no continúa la estructura, registrándose un depósito limo
arcilloso, friable, con clastos redondeados con presencia de metales (clavos cuadrados de antes de
1840), restos óseos en baja densidad de ovicápridos, aves y otros animales domésticos (felinos o
cánidos). Bajo esta capa se registra un depósito de características similares, pero más arcilloso y
compactado. En todo el depósito de la excavación no se observan otros materiales culturales
diagnósticos como cerámica, loza, vidrio, metal, etc.
b) Tuberías y desagües históricos
Descripción
En nuestra supervisión fueron registradas varias evidencias de la antigua red de desagüe y agua
potable, algunas de ellas presentes en los planos de aguas depositados en los archivos de la
Empresa de Aguas, actual Aguas Andinas. En la ampliación del sector ascensor (Ejes F‐G 1‐3) hacia
el Este, luego del hallazgo de la estructura de albañilería antes descrita, fueron encontrados
cimientos de hormigón y tuberías de 10 cm de diámetro, una de ellas con una salida reconocible
como inodoro (ver Lámina 7).
Lámina 7. Ampliación excavación ascensor. A la derecha evacuación de inodoro.
Mientras en la excavación del eje 6 m‐n fueron registradas una tubería de desagüe similar a las
descritas anteriormente, e identificable en los planos de agua de 1913 (Láminas 8 y 9), además de
una cañería de fierro delgada, similar a la registrada en la estructura de la excavación Ejes F‐G 1‐3,
la que será descrita más adelante.
Láminas 8 y 9. Izquierda, tubería de desagüe en dirección E‐W sobre piso de ‘huevillos’. Derecha, detalle y ampliación de
plano de 1913, en rojo tubería registrada en excavación.
Antecedentes histórico‐arqueológicos hallazgos a) y b)
Según los antecedentes recopilados, tanto cañerías, tubería y la estructura de albañilería
corresponden a elementos cuya funcionalidad fue la distribución y/o evacuación de aguas lo cual
fundamentaremos a continuación. El tema del manejo de las aguas en Santiago fue un asunto de
gran relevancia desde su fundación, tanto por la necesidad de distribución de aguas para el riego y
para el consumo, como por las sucesivas crecidas del río Mapocho (Guarda 1993; Prado et al.
2009; Piwonka 1999). Según algunos antecedentes, parece ser que el manejo de agua en el valle
del Mapocho tiene su génesis en las antiguas acequias y sistemas de irrigación precolombinos,
algunos de ellos asociados a la presencia incaica, ubicados en Conchalí, Apoquindo, Tobalaba,
Ñuñoa, Macul, Santiago centro y Vitacura (Guarda 1993; Stehberg y Sotomayor 2012; Piwonka
1999), tal como pensó Vicuña Mackena en el siglo XIX (Prado et al. 2009). Esta última junto a las
aguas del Mapocho y la quebrada de Rabón abastecieron las necesidades de la población (agua
para beber, riego de cultivos, movimiento de molinos y mantención del aseo e higiene).
Según el historiador Gabriel Guarda, en 15783 el Cabildo contrata al alarife Pedro Martín para
diseñar infraestructura con el objetivo de extraer aguas de la quebrada de Rabón, aunque hasta
1718 el agua de consumo domiciliario era extraída desde el Mapocho y pozos domiciliarios
(Guarda 1993). Durante la colonia estas aguas eran conducidas a través de un canal matriz,
abasteciendo las acequias menores de la ciudad. Según referencias entregadas por el historiador
de las aguas de Santiago, extraídas de comentarios de Alonso de Ovalle en el siglo XVII, las calles
principales corrían en sentido Este‐Oeste, al igual que sus acequias, las que cruzaban por el medio
de los solares y las calles atravesadas (ver Lámina 10) (Piwonka 1999: 34). El cabildo ordenó que
las acequias, en la parte en que cruzaban las calles fuesen construidas con cal y ladrillo (Prado et
al., 2009: 1000‐1001).
Lámina 10. Primer plano científico de la ciudad de Santiago de Chile 1714, realizado por el ingeniero francés Amadeo
Frezier. Pueden observarse las acequias distribuidas de Este a Oeste en medio de las manzanas.
3
Ya en 1575 el Cabildo habría reconocido que el agua del río era malsana, acordando traer agua de los
manantiales de Tobalaba, proyecto que fue llevado a cabo en 1827‐8 (Piwonka 1999: 44).
Según Sandoval, lo
os grandes immpulsores de e obras de rregadío fueroon entre otros los Jesuittas,
“quienes en 1666 cconstruyeron el canal La P Punta (derivaado del Mapo ocho), el de la Hacienda SSan
Pedro a mediados del siglo XVIII y luego lo
os corresponddientes a loss predios Calera, Compañ ñía,
Ñuñoa, Las Viñas dee La Cruz, Viña del Mar y o otros” (Sandovval Jeria 20033).
Lámina 11. Puente de Paso Can
nal San Carlos ree
encontrado por vecinos villa Ciuudad del Este el año 2011.
4
Otra referencia al respecto
r la enttrega Sandovaal, aunque lam
mentablementee el autor entrrega pocos datos
respectto a las fuente es utilizadas: “en
“ 1768 el Go obierno Coloniaal se vio obliggado a interven
nir y nombrar un
Juez dee Aguas para evitar
e “el obsttinado tesón y
y violencia de llos dueños”. EEn ese momen nto, se determinó
instalarr guardias armados en las bo ocatomas para conseguir unaa repartición m más justa de lass aguas y reprim mir
así los eexcesos. Este Juez de Aguas ccesó en sus fun nciones en el aaño 1823, nombrándose por Decreto Supremo
a un Ju uez de Policía R Rural que ejerccería funciones similares a llas del Juez dee Aguas” (Sand doval Jeria, 2003:
17).
5
Segúnn Piwonka fuerron los jesuitass quienes trazaaron una impo rtante acequiaa (Acequia Grande), extrayen ndo
agua de el río Maipo paara regar su hacienda de Cale era de Tango (PPiwonka 1999:: ).
Destacan en el contexto de las aguas de uso público las diversas fuentes de agua diseñadas para
Santiago. En el sector central de la plaza de Armas estaba el núcleo urbano principal el que era el
centro abastecedor principal del agua potable por medio de la pila de la Plaza de Armas (Piwonka
1999: 47). Hacia 1799 se construye una fuente en la cercana plaza de la Iglesia Santa Ana, para en
1802 llegar a contabilizarse 20 fuentes de uso público en la ciudad (Guarda 1993).
Durante el siglo XVII se construye una red de agua potable con cajas de decantación al norte del
Cerro Santa Lucía, consistente en conductos abovedados de piedra cancagua (Guarda 1993). Sin
embargo, es en el siglo XIX cuando comienza a desarrollarse una planificación más adecuada de
una red alcantarillado y agua potable modernos para la ciudad de Santiago, y no es hasta 1865 que
comienza su construcción (Prado et al. 2009). Sólo a principios del siglo XX, las obras sanitarias se
desarrollan de manera completa, incluyendo canales cerrados para terminar con las acequias
abiertas de evacuación de aguas servidas, obras concluidas en 1908 (Prado et al. 2009).
En relación a la información directamente asociada al hallazgo, es importante señalar que los
antecedentes antes entregados corresponden a obras civiles de uso público, por lo que es más
difícil la existencia de documentación de formas y construcción de obras privadas como parece ser
el caso en cuestión. Es por ello que, con la finalidad de aclarar la cronología de la estructura se
comenzó por la revisión de planos de redes de la empresa de aguas de 1910, 1913, 1914 y 1940,
los que nos muestran que las cajas de decantación y otras estructuras de este periodo no se
encuentran en el sector excavado.
Haciendo un análisis de las materialidades de construcción y la forma de la estructura hemos
encontrados similitudes con unas halladas en las excavaciones del proyecto Línea 5 del Metro en
la Plaza de Armas, las que se encuentran depositadas en el Museo Histórico Nacional. En especial
una de ellas corresponde a una noria de grandes proporciones (alrededor de 3 mt de diámetro)
construida en ladrillo y mortero de cal de forma troncocónica posiblemente de uso colonial (ver
Láminas 13 y 14).
Láminas 13 y 14. Estructuras registradas en la Plaza de Armas en trabajos de construcción del Metro, depositados en
Museo Histórico Nacional (gentileza de Juan Manuel Martínez, curador MHN).
Respecto a los ladrillos, tenemos la referencia de Guarda en su obra sobre Toesca y la construcción
del Palacio de La Moneda:
“Los ladrillos según un estado de 1789 fueron de ocho clases: de medio alto; de muralla, sesgo
y aleta; de mocheta; de moldura, chicos; de 3/4 de largo por 1/3 de ancho y tres pulgadas de
alto; y ‘pastelones’, para las columnas” (Guarda, 1997: 191).
En conversaciones con el ingeniero de la obra, don Rodolfo Espina desciframos que estas
referencias corresponden tanto a tamaños (3/4 y 1/3 y 3”) posiciones (ej. de cabeza, de soga) y
ubicaciones (ej. Mocheta, moldura). Respecto a las medidas estas debieran corresponder a una
proporción de 36 cm por 24 cm y un alto de alrededor 6 a 7 cm, lo que parcialmente se acerca a
las medidas de nuestro hallazgo. En comparación con los ladrillos utilizados en la actualidad el
ladrillo fiscal tiene una medida estándar de 30x15x6 cm, mientras el de muralla 40x20x8 cm,
tamaños utilizados mayormente en el siglo XX. En relación al mortero, aparentemente la primera
fábrica de cemento de Chile y el continente fue inaugurada en 19086 (Cemento Melón en La
Calera).
Considerando los anteriores antecedentes, creemos que la estructura de albañilería es una obra
de uso privado la que se acopló a la red pública de aguas (acequias o canales) cuyo origen estuvo
en la fundación de la ciudad. Según los datos expuestos en el párrafo anterior, los ladrillos fueron
estandarizados desde al menos el siglo XVIII coincidiendo relativamente las medidas con las de la
estructura en cuestión; por otra parte es claro que el cemento es utilizado desde el siglo XX en
adelante y que el mortero de cal fue muy popular a fines del siglo XVIII y principios del XIX7. En
consecuencia, consideramos que la estructura de albañilería hallada en el Palacio fue construida
sin dudas entre la última treintena del siglo XVIII y antes de 1860 ‐fecha en que se crea la Empresa
de Obras Sanitarias‐ siendo la funcionalidad más probable la de pozo o noria8. Esta estructura
habria sido reutilizada posteriormente añadiéndosele una cañería de fierro fundido de un
diámetro de alrededor de 2 cm en el sector Este de la misma.
La siguiente cita seleccionada por el historiador G. Piwonka (1999) de la obra de Vicente Carvallo y
Goyeneche, Descripción jeográfica del reino de Chile, nos plantea una imagen de la estructura en
funcionamiento:
6
http://www.mundodelaconstruccion.cl/portal/breves/1323‐el‐cemento‐en‐chile.html
7
Célebre es el caso del Puente de Cal y Canto, mandado a construir por el Corregidor Zañartu en 1767.
8
Respecto a la posibilidad que se trate de un pozo, es importante señalar la existencia de napas
subterráneas bajo todo el casco histórico, evidente durante las excavaciones de la Plaza de Armas (Juan
Manuel Martínez, MHN comunicación personal. Para ello nos sirve la siguiente referencia "El río viene tan
grande que no se puede pasar sin gran riesgo y en excelente caballo por la calle de Santo Domingo y de
Santiago de Azoca [actual Santo Domingo] que van derecho al mar, llenas de agua. Dos ríos pasan por la
Plaza Pública, uno por la calle de Pedro Gómez [actual Catedral] y casa del Cabildo hácia el mar. El otro corre
por la calle de la Merced [actual Compañía], y tan caudaloso, que llega a la cincha de los caballos, y estuvo
por afogar varios indios que intentaban cruzarlo" Nicolás de Gárnica, Santiago de Nueva Extremadura, 1574
(http://es.wikipedia.org/wiki/Puente_de_Calicanto) subrayados y paréntesis nuestros.
“Las casas casi todas son bajas a causa de los terremotos tan frecuentes en aquella tierra,
alguna de cal i ladrillo, i todas las demás de adobes porque en ellas hacen los terremotos
menos estragos, que en los edificios de piedra i de ladrillo. Las más son adornadas de
hermosas fachadas de piedra labrada, que blanqueadas i pintadas sus paredes alegran las
calles, i les dan lucimiento, Tienen cómodas habitaciones con jardines de esquisita variedad de
flores, i colocados con proporción algunos frutales, principalmente naranjos i limones, añaden
la utilidad del recreo. Contribuye mucho a este adorno la acequia de agua corriente que pasa
por cada una de ellas, i a más de fertilizar los plantíos sire para su limpieza i la de las calles
logran el beneficio de lavarse con frecuencia i regarse todos los días en verano” (Carvallo y
Goyeneche 1796, extraído de Piwonka 1999: 62‐63).
Respecto a las cañerías de fierro presentes en la estructura de albañilería (Ejes F‐G 1‐3) y bajo el
emplantillado de piedras (Eje 6 m‐n), correspondan al servicio privado de agua potable
implementado desde mediados del siglo XIX (Prado com. Personal). Respecto a los desagües
ubicados en los dos puntos antes señalados, al menos el segundo aparece representado en un
plano de aguas de 1913, correspondiendo al alcantarillado inaugurado a principios del siglo XX. El
otro por similitud material y estilística sin duda data del mismo periodo.
c) Pintura Mural
Descripción
Este hallazgo fue realizado en las excavaciones del eje 8 entre m y n, ubicado en el recinto
poniente junto a la entrada principal por Compañía. El hallazgo fue registrado bajo una chimenea
dispuesta en el muro poniente de la habitación, correspondiente a un muro de adobe con revoque
y pintura al fresco cuya configuración presenta un motivo fitomorfo de una margarita blanca
(Chrysanthemun leaucanthemum) y policromía en verde, amarillo y blanco (Láminas 15, 16 y 17).
Lamentablemente no existen referencias escritas sobre este tipo de hallazgos, más que las
pinturas murales de algunos templos católicos durante el siglo XVIII, alejados de esta área cultural.
Según C. Prado en com. pers. nos señaló la existencia de pintura mural en casas de principios del
siglo XX.
Láminas 15, 16 y 17. Arriba, fragmentos del muro con pintura. Abajo izquierda, detalle del motivo fitomorfo. Abajo
derecha, excavación 8 entre m y n, el muro estaba dispuesto en el sector donde se aprecia la huincha amarilla.
d) Piso de piedras
Descripción
En la excavación ubicada en el eje 6 entre m y n, en recinto junto a corredor de entrada principal
por Compañía. Ahí se registra junto al perfil Este un alineamiento de piedras de tamaño mediano
el que al ser despejado resultó ser un piso previo a la construcción del Palacio. Se registra en perfil
porque la excavación se realiza junto a uno de los muros estructurales, los que para su
construcción debieron romper este piso previamente. Dicha excavación fue ampliada por
requerimientos de la obra a 2 mt desde el muro y 1,7 mt de profundidad, trabajo que fue
monitoreado por la arqueóloga suscrita siguiendo lineamientos arqueológicos.
Es así como fueron distinguidas cuatro Capas o Estratos. La primera corresponde al piso de
parquet actual y en uso el cuál presenta un ‘machembrado’ que mantiene unidas cada una de las
palmetas de madera (Lámina 18). Este se encuentra clavado a un segundo piso compuesto de
tablas de pino oregón, directamente asentado sobre un relleno de tierra y material de
construcción. Llama la atención que el piso no tenga un espacio de aire, lo que ha ido en desmedro
de la conservación de las maderas especialmente hacia el sector sur, más cercano a calle
Compañía.
Lámina 18. Detalle de pisos sucesivos del Palacio sobrepuestos a relleno de material de construcción.
El segundo estrato o Capa 2, corresponde a un relleno de teja, ladrillo y cal, es decir material de
construcción concentrado especialmente en el sector sur. Esta se prolonga hasta la tubería
metálica citada en puntos anteriores, de 15 cm de diámetro que está representada en los planos
de agua de 1913. Sin duda, este relleno fue sobrepuesto a la excavación luego de la instalación de
dicha tubería (Ver Láminas 19 y 20).
Láminas 19 y 20. Izquierda, detalle de Capa 2 (sobre tubería) cortando Capa 3; Derecha, detalle de perfil con Capa 2
introduciéndose hacia el sector sur.
Los materiales recuperados fueron diversos, todos cuya asignación cronológica pudo ser
reconocida correspondieron a tiempos históricos, como un fragmento de vidrio y un cuesco de
durazno (Lámina 22), restos metálicos de fierro (Lámina 23). De estos últimos destaca un clavo
forjado de 5 lados y troncocónico, los que según Schávelzon (1991) fueron usados hasta 1840 en
Argentina, pues desde 1790 los clavos manuales comienzan a ser reemplazados por los cortados
en máquinas. Además registramos un fragmento de mayólica posiblemente de origen peruano
(Schávelzon 2001) (ver Lámina 21).
Láminas 21, 22 y 23. Arriba izquierda, fragmento de mayólica; Arriba derecha, trozo de vidrio de botella y cuesco de
durazno; Abajo, artefactos metálicos en la parte inferior se observa clavo de 5 lados descrito en el texto.
Otros materiales registrados fueron restos de costillas de vacuno (Lámina 24), una mano de moler
(Lámina 25), fragmentos de materiales de construcción como teja, mortero, trozos de revoque
sobre muro de adobe y un trozo de mármol (Lámina 26).
Lámina 24, 25 y 26. Arriba izquierda, restos óseos de vacuno; Arriba izquierda, mano de moler de piedra fracturada;
Abajo, materiales de construcción: teja, mortero de cal, revoque y mármol.
La Capa 3 corresponde a un limo arenoso orgánico donde se observan escasos materiales
culturales. Hacia el sector Norte se observa un rasgo de piedras de lecho de río (bolones) apiladas
sobre el rasgo piso de ‘huevillos’. Inmediatamente sobre este último se registra un delgado estrato
más ceniciento y con espículas de carbón (ver Lámina 27).
Lámina 27. Estratos sobre piso de ‘huevillos’, nótese a la izquierda bolones de río apilados. Nótese sobre el piso el
apilamiento de piedras huevillo provenientes de la destrucción de algún otro sector.
Los materiales recuperados son escasos y corresponden a tres fragmentos de cerámica
monocroma sin huellas de uso ni de fabricación, dos fragmentos de mayólica ‐uno de ellos
decorado posiblemente del tipo Panamá9 policromo (Rovira 2002), además de restos
arqueofaunísticos de ave y una concha de bivalvo (Láminas 28, 29 y 30).
Láminas 28, 29 y 30. Arriba izquierda, fragmentos de cerámica monocroma sin adscripción crono‐cultural identificada.
Arriba derecha, fragmentos de mayólica, la que presenta decoración en café y azul podría corresponder al tipo Panamá
Policromo descrito por Rovira (2002); Abajo, huesos de ave y fragmento de concha de bivalvo.
Respecto al piso de piedras (Lámina 31), está construido con una serie de cantos rodados de entre
5 y 10 cm los que están dispuestos de tal manera que conforman una configuración. El diseño
parece corresponder a un cuadriculado con piedras más anchas conformando líneas o marcas, el
que en ciertos sectores se ha visto reconstruido perdiendo el diseño original. Es posible que las
partes reparadas tengan que ver con el hallazgo de una tubería detallada más adelante.
Lámina 31. Vista completa del piso de huevillos hallado en el recinto junto a la entrada principal.
9
La mayólica panameña fue producida desde finales del siglo XVI hasta aproximadamente 1671 (Rovira
2002), por lo que su presencia es bastante decidora de un periodo aunque considerando que el descarte es
temporalmente desplazado de la producción.
Asociados directamente al piso hemos registrado fragmentos de cerámica de distintos tipos –entre
ellas dos fragmentos con hollín‐ (Láminas 32 y 33), restos óseos (Lámina 34), metal –destacando
una herradura de vacuno‐ (Lámina 35) y otros materiales históricos como un cuesco de durazno,
vidrio y una golilla metálica.
Láminas 32, 33, 34 y 35. Arriba derecha, cerámica monócroma de vasijas grandes (tinajas); Arriba Izquierda, cerámica
monocroma pulida con restos de hollín (uso culinario); Abajo izquierda, Trozos metálicos de fierro (de izq. a der.
herradura de vacuno y tres clavos). Abajo derecha, restos óseos de fauna (de izq. a der. Vértebra de animal menor, tres
huesos largos de ovicáprido, y fragmento de diáfisis de hueso largo de vacuno con pulido en ambos extremos)
Además se identificaron dos elementos diagnósticos, un fragmento muy delgado de cerámica rojo
bruñido por el exterior y blanco por el interior (Prado, 2010) y mayólica posiblemente
correspondiente al tipo Panamá Azul sobre Blanco, ambas propias de tiempos coloniales (Prieto,
Baeza, Rivera, & Rivas, 2009) (ambos en Láminas 36 y 37).
Láminas 36 y 37. A la izquierda de ambas imágenes, fragmento de mayólica decorada celeste sobre blanco, el fondo
tiene un tono verdoso. A la derecha fragmento de cerámica del tipo ‘rojo bruñido’ descrito por Prado 2010.
Bajo este piso, a unos 10 cm de profundidad fue hallada una tubería de fierro de unos 5 cm de
diámetro que cruza de Sur a Norte el recinto, la que posiblemente corresponda al servicio privado
de agua potable implementado desde mediados del siglo XIX (Prado com. Personal).
Aparentemente esta fue instalada antes de la instalación del piso de huevillos pues este último no
presenta evidencias claras de reparaciones sobre esta, aunque no se descarta completamente.
Ya en el piso de la excavación, a aproximadamente 1,70 m de profundidad se realiza el hallazgo de
un pequeño pozo de basura (Rasgo 1) con materiales bastante menos fragmentados que los
anteriores de cronología histórica. Entre ellos se registran restos óseos de ave, ovicáprido y restos
malacológicos, fragmentos de carbón, vidrio de ventana, cerámica rojo bruñida, mayólica y un
fragmento de borde tipo ‘whiteware’ con decoración por transferencia azul.
Respecto a los restos de fauna, fueron identificados restos de conchas de Concholepas
concholepas, Venéridos y Choromytilus chorus (Lámina 38); Fragmentos de hueso largo y costales
de ave, de hueso largo, costales y tarsianos de ovicáprido, y una pieza dental de herbívoro (Lámina
39); Y un fragmento de escápula con huellas de corte (Lámina 40).
Láminas 38, 39 y 40. Restos arqueofaunísticos recuperados de rasgo bajo emplantillado. Arriba, de izquierda a derecha
fragmentos de restos de conchas de Concholepas concholepas, Venéridos y Choromytilus chorus; Abajo izquierda,
Fragmentos de hueso largo y costales de ave, de hueso largo, costales y tarsianos de ovicáprido, y una pieza dental de
herbívoro. Abajo derecha, fragmento de escápula con huellas de corte.
Varias de las evidencias antes enumeradas nos entregan ciertos rangos temporales, así el vidrio
presenta cierta descomposición tornasolada propia de aquéllos producidos con combinaciones de
manganeso en fechas posteriores a 1880 (Myhrer, White, and Rolf 1990)(Lámina 43). La loza tipo
whiteware por su parte presenta un rango de producción posterior a 1820 (Schávelzon 2001)
(Lámina 42). Mientras que ciertos tipos de mayólicas fueron fabricadas sólo hasta el siglo XVIII
debido a factores locales (piratería) y la irrupción de la loza en el mercado, la que además de ser
importada desde Europa tenía un bajo costo (Rovira 2002) (Lámina 41).
Láminas 41, 42 y 43. Materiales históricos recuperados en rasgo bajo emplantillado. Arriba izquierda, fragmentos de
mayólica de posible origen peruano; Arriba derecha, fragmento de loza tipo whiteware. Abajo, fragmentos de vidrio en
descomposición tipo ‘tornasol’.
Por otra parte cerámica rojo bruñida similar a la registrada en el Palacio (ver Láminas 44, 45 y 46),
se ha recuperado en las excavaciones del antiguo Palacio de la Real Aduana (Botto 1989), en las
excavaciones de la Casa Colorada, en el Cementerio de la Caridad y con menor presencia en los
alrededores del Cerro Santa Lucía10. Se ha postulado un posible origen local de esta cerámica,
específicamente su correspondencia con la “cerámica de las monjas” (Prado 2010). Con respecto a
su cronología se tiene el dato de fechado de un fragmento engobado rojo bruñido ext. / alisado
int. Pared extremadamente delgada de 1660 dC ± 35 años11.
10
Información tomada de Baudet (2007).
11
Idem.
Láminas 44, 45 y 46. Fragmentos de cerámica roja bruñida del periodo colonial, recuperados de rasgo bajo
emplantillado que presentas formas de puntos de inflexión, bordes y una base. Abajo izquierda, base cóncava con
reborde anular; Abajo derecha, borde evertido.
Antecedentes histórico‐arqueológicos
En la ciudad de Santiago este piso ha sido registrado en la mayoría de los sitios históricos, por
tanto se considera como de tradición hispana. Westfall y Barrera lo definen como “un pavimento
artificial formado por la colocación intencional, y con motivos estéticos y funcionales, de guijarros
de río sobre una base de tierra y arena” (Westfall & Barrera, 2012: 508), también denominado por
otros autores piso de huevillos o piso de cantos. En esto pisos sería común el uso de líneas
maestras, cuya función sería la de mantener constante la altura del piso. Este último dato es
interesante pues en el hallazgo registrado en el Palacio se puede ver esta configuración, la que por
tanto más que responder a normas estéticas tendría relación con normas constructivas.
Arqueológicamente ha sido detectado en pisos de casas coloniales desde al menos el siglo XVIII
como en la Casa Colorada, Catedral con San Martín, Monjitas con Mosqueto, Palacio Pereira, Plaza
de la Constitución, etc (Prado 2012; Soto and Lorca 2013; Hermosilla and Becerra 2010), además
de espacios públicos como la Plaza de Armas de Santiago, la salida de la antigua Catedral, en la
Plaza Santa Ana y en la plaza Mekis (Prado 2012; Westfall and Barrera 2012). También este tipo de
piso era común en otros lugares de América latina colonial, siendo interpretado su uso como un
marcador de estatus (Martín Rincón 2001).
Conclusiones
En el informe anteriormente expuesto hemos podido recorrer prácticamente toda la historia de la
ciudad de Santiago desde su fundación. Esto nos quiere decir que la relevancia del monitoreo
arqueológico en este Monumento Nacional ha sido de carácter fundamental para la conservación
del Patrimonio material testimonio silencioso del Patrimonio inmaterial hoy inexistente, tal como
la Ley 17.288 manda a cumplir en el Estado de Chile.
Los hallazgos registrados nos presentan la historia ocupacional del periodo histórico de ocupación
del sitio. Entre los elementos relevantes registramos un piso de piedras utilizado desde tiempos
muy tempranos de la Colonia, al cual fue asociado material cultural adscribirle a los siglos XVIII‐
XIX, como cerámica rojo bruñida de factura local, loza importada, objetos metálicos y mayólicas
importadas. Además registramos un muro de adobe con pintura mural para el que no ha sido
posible encontrar antecedentes.
Sin duda, el hallazgo que más ha causado nuestra atención es una estructura de albañilería, la que
fue el primer elemento detectado en esta asesoría, y que correspondía al lugar seleccionado para
poner un ascensor. Esta estructura correspondería a una parte del sistema de distribución de
aguas de entre 1750 y 1850, el que incluía el paso de una acequia por el medio del predio que
servía tanto para riego como para actividades recreativas. En consecuencia, la estructura en
cuestión es testimonio de una forma de habitar el espacio, que promovió el desarrollo de
relaciones socio‐culturales muy diferentes a las practicadas hoy en día, en donde el patio de la
vivienda de clase alta era un lugar de distención y desarrolló la vida social y familiar.
Es por ello que el equipo del proyecto que informa ha decidido replantear la ubicación del
ascensor al sector del patio, en un lugar donde no se requieren excavaciones arqueológicas.
Respecto a la estructura, debido a las características de la habitación donde se encuentra,
bastante alterada arquitectónicamente (una puerta falsa en el segundo piso y la escalera de
cemento que dirige al subterráneo ambas construidas en el siglo XX) y fuera de la declaratoria de
Monumento Nacional, se baraja la posibilidad de transformar este espacio en una Sala‐Museo.
Esto constituiría una medida compensatoria que, con fines educativos avalados por el Instituto de
Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, sería un aporte al conocimiento de la historia de la
ciudad de Santiago, al menos entre los miles de estudiantes, profesores y funcionarios que
circulan por este inmueble.
Agradecimientos
A los trabajadores de ROESSAN que colaboraron en esta actividad, en especial a don Julio Romo y
don Luis Barría. También al ingeniero Rodolfo Espina por sus aportes y comentarios. Al arqueólogo
César Borie por los importantes datos cronológicos y al arquitecto Lorenzo Berg por las revisiones
de este informe.
Referencias Bibliográficas
Baudet, Daniela 2007 Informe Análisis de material cerámico y loza sitio Plaza Mekis.
Benavides, Alfredo 1961 La Arquitectura en el virreinato del Perú y en la Capitanía General de
Chile. Editorial Andrés Bello.
Berg, Lorenzo y Juan Pablo Araya 2012 Proyecto Palacio Matte. Atelier consultores Ltda.
Botto, Carolina 1989 Palacio de la real aduana: Un metro de cinco siglos. Tesis para. Santiago:
Facultad de Ciencias Humanas, Universidad de Chile.
Guarda, Gabriel 1993 Las obras hidráulicas en el Reino de Chile. In Obras hidráulicas en América
Colonial, 181–195. España: Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, Servicio de Publicaciones.
Guarda, Gabriel 1997 El arquitecto de la Moneda. Joaquín Toesca 1752‐1799. Ediciones
Universidad Católica.
Hermosilla, Nuriluz, y Marcela Becerra 2010 Basura de (tras de) La Moneda. In Actas XVII Congreso
Nacional de Arqueología, 989–997.
Martín Rincón, J. G. 2001 Pisos Coloniales en Panamá La Vieja: una manera de afianzar el estatus.
Arqueología de Panamá la Vieja I: 225–237.
Montecino, Sonia, y Alejandra Araya 2011 Materia y Memoria: tesoros patrimoniales de la
Universidad de Chile. Tinta Azul, Ediciones de la Universidad de Chile.
http://www.libros.uchile.cl/index.php/sisib/catalog/book/3.
Myhrer, Keith, William White, y Stanton Rolf 1990 Archaeology of the old spanish trail/Mormon
road. From ‐las Vegas, Nevada to the California Border. Nevada: Bureau of Land Management
Nevada.
Piwonka, Gonzalo 1999 Las Aguas de Santiago 1541‐1990. 1st ed. Santiago de Chile: Editorial
Universitaria, EMOS e Instituto de Investigaciones Diego Barros Arana.
Prado, Claudia 2010 Precisiones en torno a un tipo cerámico característico de contextos urbanos
coloniales de la zona Central de Chile. In Actas XVII Congreso Nacional de Arqueología, 1023.
Valdivia.
Prado, Claudia 2012 Informe monitoreo calicatas de mecánica de suelos y estructurales Palacio
Pereira, Huérfanos 1515, Santiago. Santiago de Chile.
Prado, Claudia, Julio Sanhueza, Verónica Reyes, y Mario Henríquez 2009 Análisis morfo‐funcional
de estructuras para el aprovisionamiento y manejo del agua, en uso en la ciudad de Santiago
durante la época Colonial y Republicana. In Actas XVII Congreso Nacional de Arqueología, 999–
1009. Valdivia.
Prieto, Cristina, Juanita Baeza, Francisco Rivera, y Pilar Rivas 2009 Estudios cerámicos en la
catedral metropolitana, aportes a la arqueología histórica de Santiago de Chile. In Actas XVII
Congreso Nacional de Arqueología, 1025–1036.
De Ramón, Armando 1974‐75. Santiago de Chile 1650‐1700. Historia PUC 12: 93–373.
Rojas, Mario, y Fernando Imas 2011 Palacio Pereira. La importancia urbana, social e histórica de
una particular residencia del siglo XIX. Santiago: Investigación preparada para el arquitecto
Gonzalo Martínez de Urquidi.
Rovira, Beatriz 2002 Presencia de mayólicas panameñas en el mundo colonial. Algunas
consideraciones acerca de su distribución y cronología. Arqueología de Panamá la Vieja Agosto:
112–133.
Sandoval Jeria, Juan 2003 Historia del riego en Chile. Gobierno de Chile. Ministerio de Obras
Públicas. Dirección de Obras hidráulicas.
Schávelzon, Daniel 1991 Arqueología histórica de Buenos Aires. La cultura material porteña de los
siglos XVIII y XIX. Volumen I. Buenos Aires: Editorial Corregidor.
Schávelzon, Daniel 2001 La Cerámica Histórica de Buenos Aires y el Río de la Plata (siglos XVI al
XX). Buenos Aires: Fundación para la Investigación del Arte Argentina y Telefónica – FADU.
Soto, Catalina, y Rodrigo Lorca 2013 Informe final (N°4) “Sondeo arqueológico Palacio Pereira”
(Licitación 4650‐63‐LE12). Ed. DIBAM.
Stehberg, Rubén, y Gonzalo Sotomayor 2012 Mapocho Incaico. Boletín del Museo de Historia
Natural, Chile 61: 85–149.
Thayer Ojeda, Tomás 1905 Santiago durante el siglo XVI. Constitución de la propiedad urbana i
noticias biográficas de sus primeros pobladores. Anales de la Universidad de Chile Tomo CXVI,: 1–
82.
Westfall, Catherin, y Mónica Barrera 2012 Arqueología Histórica en la plaza Alcalde Patricio Mekis.
In Actas XVIII Congreso Nacional de Arqueología, Tomo 1, 507–519. Valparaíso.