Está en la página 1de 53

24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

Suprema Corte de Justicia de la Nación

Décima Época Núm. de Registro: 28051


Instancia: Plenos de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
 

Publicación: viernes 07 de septiembre de 2018 10:16 h

SOCIEDAD CONYUGAL. EFECTOS SOBRE LOS BIENES QUE LA INTEGRAN CUANDO


UNO DE LOS CONSORTES ABANDONA EL DOMICILIO CONYUGAL
INJUSTIFICADAMENTE EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 196 DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL
DISTRITO FEDERAL, APLICABLE PARA LA CIUDAD DE MÉXICO.

CONTRADICCIÓN DE TESIS 6/2018. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS TRIBUNALES


COLEGIADOS DÉCIMO SEGUNDO, DÉCIMO PRIMER, TERCER Y OCTAVO, TODOS EN
MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO. 5 DE JUNIO DE 2018. MAYORÍA DE SIETE VOTOS
A FAVOR DE LOS MAGISTRADOS NEÓFITO LÓPEZ RAMOS (PRESIDENTE QUIEN TUVO EL
VOTO DE CALIDAD EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 41-BIS 2, SEGUNDO PÁRRAFO, DE LA
LEY ORGÁNICA DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN), JOSÉ RIGOBERTO DUEÑAS
CALDERÓN, LUZ DELFINA ABITIA GUTIÉRREZ, FRANCISCO JAVIER SANDOVAL LÓPEZ,
EDITH E. ALARCÓN MEIXUEIRO, CARLOS MANUEL PADILLA PÉREZ VERTTI Y J. REFUGIO
ORTEGA MARÍN. DISIDENTES: MAURO MIGUEL REYES ZAPATA, ELISA MACRINA ÁLVAREZ
CASTRO, JOSÉ JUAN BRACAMONTES CUEVAS, ANA MARÍA SERRANO OSEGUERA, J.
JESÚS PÉREZ GRIMALDI, CARLOS ARELLANO HOBELSBERGER, QUIENES FORMULARON
VOTO DE MINORÍA Y MARÍA CONCEPCIÓN ALONSO FLORES (QUIEN FORMULÓ VOTO
PARTICULAR). PONENTE: CARLOS MANUEL PADILLA PÉREZ VERTTI. SECRETARIO:
ALBERTO MENDOZA MACÍAS.

CONSIDERANDO:

PRIMERO.—Competencia. Este Pleno Civil es competente para conocer de la denuncia de


contradicción de tesis, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 107, fracción XIII, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y 226, fracción III, de la Ley de Amparo,
así como 41 Bis, 41 Ter, fracción I, y demás aplicables de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, así como en el Acuerdo General 8/2015 del Pleno del Consejo de la Judicatura
Federal, relativo a la integración y funcionamiento de los Plenos de Circuito, porque se refiere a
la posible contradicción de tesis entre cuatro Tribunales Colegiados en Materia Civil de este
Primer Circuito.

SEGUNDO.—Legitimación. La denuncia proviene de parte legítima, al haberse formulado por


unanimidad de votos de los Magistrados integrantes del Décimo Segundo Tribunal, de
conformidad con lo previsto en el artículo 227, fracción III, de la Ley de Amparo.

TERCERO.—Objeto concreto de la denuncia de contradicción de tesis. La cuestión consiste en


determinar, si a partir de lo dispuesto en el artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal,
aplicable para la Ciudad de México, los bienes adquiridos por el cónyuge abandonante del
domicilio conyugal con posterioridad a su salida, forman parte o no de la sociedad conyugal.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 1/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

CUARTO.—Posturas contendientes de los Tribunales Colegiados de Circuito.

I. El Décimo Segundo Tribunal resolvió el juicio de amparo directo 346/2017, interpuesto en


contra de la sentencia de veintidós de marzo de dos mil diecisiete, dictada por la Tercera Sala
Familiar del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, en el toca **********; amparo
que fue resuelto en sesión de quince de febrero de dos mil dieciocho, por unanimidad de votos,
en el sentido de conceder el amparo para efectos.

Con relación al tema que ahora se analiza, en dicha ejecutoria el Décimo Segundo Tribunal
determinó lo siguiente:

"SÉPTIMO.—Estudio del tema relativo a la interpretación del artículo 196 del Código Civil para la
Ciudad de México, en cuanto a las consecuencias jurídicas que produce el abandono del
domicilio conyugal. Son infundados los conceptos de violación que con fundamento en el artículo
76 de la Ley de Amparo se estudian en forma conjunta.

"Los quejosos, reiteradamente, insisten en todos sus conceptos de violación que es ilegal la
sentencia reclamada, porque a partir de la fecha del abandono, las adquisiciones de bienes
nuevos por parte de la cónyuge abandonante deben acrecentar el haber de la sociedad conyugal
en beneficio de **********, por lo que el 50% de los bienes que le corresponden a aquélla debió
acrecentar la parte que detentó el cónyuge abandonado. En específico –indican–, las acciones
de **********, referidas en el hecho cuatro de la demanda incidental pertenecen a la sociedad
conyugal, y la propiedad que en ese porcentaje correspondía a la demandada, correspondió al
cónyuge abandonado; de manera que las acciones que fueron adquiridas por aquélla después de
la fecha del abandono deben formar parte de la liquidación de la sociedad conyugal y el 50% de
los bienes que le corresponden al cónyuge abandonante deben aplicarse en favor del
abandonado como sanción, conforme al artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal.

"Esos planteamientos son infundados.

"1. Naturaleza y efectos de la sociedad conyugal.

"El nuevo estado jurídico que nace entre los consortes como consecuencia del matrimonio,
afecta sus relaciones patrimoniales en múltiples aspectos, obligándoseles a adoptar un régimen
patrimonial para su matrimonio, que conforme a la legislación civil, puede ser el de sociedad
conyugal, separación de bienes o el régimen mixto.

"La sociedad conyugal es un régimen complejo que ha llevado a la doctrina a discutir su


naturaleza jurídica, existiendo diversas teorías al respecto (copropiedad, persona moral, sociedad
de gananciales o afectación patrimonial), aunque existe consenso en cuanto a que se trata de
una comunidad de bienes, es decir, es una figura en la que la administración y dominio del bien
residen en una pluralidad de sujetos.

"En específico, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha adoptado la teoría de que la


sociedad conyugal es una sociedad de gananciales, que se caracteriza por estar formada con
todo o parte de los bienes que les pertenecen a los cónyuges al momento de su constitución, y
de los se adquieran por cualquier título mientras dure tal régimen o sólo de los primeros o bien de
los futuros, incluyendo o no las deudas que se contraigan.

"Este régimen patrimonial se inspira en el interés de la familia y en la igualdad jurídica entre los
consortes, y tiene como finalidad la atención de las cargas matrimoniales desde el punto de vista

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 2/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

económico, es decir, los gastos de manutención y auxilio entre los consortes e hijos si los
hubiere; de modo que se destinan al sostenimiento del hogar familiar una serie de bienes y hasta
deudas, que están encaminados preferentemente a la satisfacción de las necesidades de sus
miembros, incluida la obligación de dar alimentos que puede derivar del matrimonio, como parte
de los deberes de solidaridad y asistencia mutuos, dado que, en condiciones normales, la pareja
guarda una obligación recíproca de proporcionarse todos los medios y recursos necesarios para
cubrir las necesidades de la vida en común y establecer las bases para la consecución de los
fines del matrimonio.

"En ese contexto, el Alto Tribunal ha señalado que la sociedad conyugal debe ser considerada
como una comunidad de bienes entre los consortes que por principios de equidad y justicia,
consecuentes con la situación de mutua colaboración y esfuerzos que vinculan a los cónyuges,
les da derecho igual sobre los bienes, de manera que como partícipes, tanto en los beneficios
como en las cargas, sus partes serán por mitad y serán las disposiciones legales sobre
copropiedad, las aplicables para resolver las cuestiones que surjan sobre el particular. Lo anterior
–aclaró–, siempre que no se hayan celebrado capitulaciones matrimoniales, pues de haberlo
hecho a ellas debe estarse.(1)

"Estas capitulaciones matrimoniales, constituyen un acuerdo de voluntades entre los consortes,


que tiene por objeto establecer el régimen patrimonial que regirá en su matrimonio, y conforme a
la legislación civil local vigente, tiene la naturaleza jurídica de un convenio o contrato si por virtud
de ellas se constituye o disuelve el régimen de sociedad conyugal.

"Así, las capitulaciones matrimoniales mediante las cuales se constituye la sociedad conyugal
tienen naturaleza contractual, en la medida en que su finalidad es la creación de derechos y
obligaciones en términos del artículo 1793 del Código Civil para el Distrito Federal; de tal modo
que obliga a los consortes no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a
las consecuencias que, según su naturaleza, son conformes a la buena fe, al uso o a la ley.(2)

"Por virtud de este pacto, cada cónyuge adquiere, automáticamente, en la proporción que se
haya establecido al respecto, un derecho real de propiedad sobre los bienes que haya adquirido
o adquiera durante el matrimonio el otro cónyuge, de tal suerte que los bienes que forman parte
de la sociedad pueden ser adquiridos en común por ambos consortes, aunque sólo uno de ellos
manifieste su voluntad de adquirirlos; prevaleciendo la regla general, consistente en que el
dominio sobre los bienes comunes reside en ambos cónyuges mientras subsista la sociedad,
acorde al numeral 194 del Código Civil para el Distrito Federal.(3)

"Asimismo, la sociedad conyugal otorga un derecho personal a una prestación económica,


consistente en una ‘cuota de liquidación’ sobre los bienes que integran el fondo común, en el
porcentaje convenido o establecido en ley, una vez que disuelva la sociedad conyugal, en
términos del numeral 204 del ordenamiento sustantivo en comento.(4)

"Dada la naturaleza contractual de la sociedad conyugal y los intereses familiares de orden


público que la fundamentan, estas consecuencias jurídicas de la sociedad conyugal, se extinguen
por voluntad de los consortes, por disolución del matrimonio o a petición de alguno de los
cónyuges, por alguna de las causas expresamente previstas en los artículos 188 y 197 del código
civil local.(5)

"2. Cesación de los efectos favorables o benéficos de la sociedad conyugal, respecto del
cónyuge abandonante.

"Lo ordinario mientras está vigente la sociedad conyugal, es que todos los bienes que adquieran

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 3/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

los cónyuges durante su vigencia, salvo capitulación matrimonial en contrario, pasan a formar
parte de la sociedad conyugal; lo que, necesariamente, comprende los frutos civiles que
produzcan, en tanto que resultan accesorios de los bienes respectivos.

"Pero esa situación no puede prevalecer y esos efectos favorables de la sociedad conyugal,
cesan para el cónyuge que abandone sin justificación por más de seis meses el domicilio
conyugal, en términos del artículo 196 del ordenamiento en consulta, que dispone lo siguiente:

"‘Artículo 196. El abandono injustificado por más de seis meses del domicilio conyugal por uno de
los cónyuges, hace cesar para él desde el día del abandono, los efectos de la sociedad conyugal
en cuanto le favorezcan; éstos no podrán comenzar de nuevo sino por convenio expreso.’

"Demostrado tal hecho del abandono injustificado, la consecuencia para el cónyuge abandonante
es que los efectos de la sociedad conyugal cesen para él en cuanto le favorezcan; esto es,
conforme al sentido literal del precepto, el abandono genera la cesación de los efectos de la
sociedad conyugal, únicamente, en relación al cónyuge que abandona y en lo relativo a los
efectos que le favorezcan, por lo que los efectos continuarán vigentes en lo que le perjudiquen.

"De esta manera, se trata de una sanción de carácter patrimonial para el cónyuge que abandona
injustificadamente el domicilio conyugal, porque con el abandono del domicilio conyugal deja de
existir la comunidad de esfuerzos y la contribución a formar y acrecentar el caudal común.

"La pérdida del efecto favorable, se traduce en que no podrá beneficiarse del porcentaje legal
sobre el derecho real de propiedad sobre los bienes que haya adquirido el otro cónyuge después
del abandono; así como el derecho personal a una participación sobre las utilidades que
generaron los bienes en común o en el porcentaje convenido en las capitulaciones
matrimoniales.

"Los efectos favorables de la sociedad conyugal que cesan para el cónyuge abandonante deben
comprender los frutos que sigan generando los bienes que integran el fondo social después del
abandono injustificado, pues los frutos y productos emanados de los bienes que pertenecen a la
sociedad conyugal, se presume que se obtienen porque el cónyuge abandonado se hace cargo y
continúa con la administración y conservación de tales bienes; de modo que el cónyuge
abandonado hace suyos los frutos naturales, industriales o civiles que sigan generando dichos
bienes que pertenecen a la sociedad conyugal, de conformidad con los numerales 886, 887, 888,
890 y 893 del Código Civil para el Distrito Federal.(6)

"En suma, el cónyuge abandonante pierde a partir del abandono el provecho, interés o fruto que
se obtengan de los bienes que forman parte de la sociedad conyugal y carece de derecho de
copropiedad sobre los bienes que el otro cónyuge adquirió o adquiera durante el matrimonio,
después del abandono.

"3. Los bienes que individualmente obtenga el cónyuge abandonante con posterioridad a la
separación del domicilio conyugal no forman parte del caudal societario, en virtud de las
siguientes razones.

"En primer lugar, porque el citado artículo 196 no establece que la cesación de efectos de la
sociedad conyugal comprenda como consecuencia expresa o tácita los bienes adquiridos con
posterioridad al abandono, por el cónyuge abandonante, con sus propios recursos, para a formar
parte de la sociedad conyugal, en favor del cónyuge abandonado; de manera que, atendiendo a
su literalidad, no existe base legal para interpretarlo en ese sentido, y prever una sanción que no
dispone el precepto.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 4/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"En segundo lugar, la cesación de los efectos de la sociedad conyugal, en relación al cónyuge
que abandona sólo puede ocurrir respecto de los beneficios que tal comunidad pudiera generar,
en cuanto a los bienes adquiridos anteriormente a la separación, pues no podrían cesar los
efectos benéficos de bienes adquiridos después por el cónyuge abandonante, porque sería
abarcar la titularidad de un derecho que aún no existe.

"Es decir, si la cesación en comento implica la pérdida de los efectos benéficos de la sociedad
conyugal, respecto a los derechos reales que forman parte de la sociedad conyugal al día del
abandono, entonces no podría extenderse a la propiedad de cosas futuras, pues este derecho
nace hasta que el bien existe y está determinado, dado que, por definición, la propiedad es el
poder jurídico que se ejerce directa e inmediatamente sobre una cosa y, por ende, no puede ser
adquirida ni trasmitida la propiedad sino hasta el momento en que el bien existe, en términos del
numeral 2015 del código civil en consulta;(7) por lo que no puede haber cesación de efectos
benéficos producidos por derechos que aún no existen.

"En esa dirección jurídica, la cesación de los beneficios de la sociedad conyugal opera sólo
respecto de los bienes adquiridos con anterioridad a la separación, pues sólo hasta ese momento
el cónyuge abandonante, contribuyó a la formación del caudal común y tiene derecho a la
liquidación respectiva, así como a los frutos y beneficios (derechos) que le favorecen, generados
hasta ese momento y que dejan de surtir efectos.

"Afirmar lo contrario, en el sentido de que los bienes que cada cónyuge adquiera con
posterioridad al abandono también forman parte de la sociedad, contravendría el origen, finalidad
y las consecuencias de la sociedad conyugal que, según su naturaleza, son conformes a la
buena fe y a la ley, y que rigen también dicho régimen en términos del numeral 1796 del
ordenamiento en cita,(8) pues este patrimonio que se presume común para ambos cónyuges, se
sustenta en los deberes de solidaridad y mutua colaboración que vinculan a los cónyuges para
combinar recursos y esfuerzos a efecto de lograr el fin común, que es la atención de las cargas
matrimoniales; de modo que sería desmedido y abusivo que los bienes que adquiera por su
cuenta el cónyuge abandonado y el abandonante continuaran bajo una sociedad conyugal que se
tornó carente de esos principios que la inspiran, pues en virtud del abandono, ya no existe esa
mutua cooperación que producen los gananciales de la sociedad y que da derecho a participar
de ellos.

"Apoya las consideraciones anteriores, la siguiente tesis de la extinta Tercera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación:(9)

"‘SOCIEDAD CONYUGAL, BIENES DE LA.—Si la quejosa confesó haber estado separada de su


esposo desde veinte años antes de la fecha del fallecimiento de éste, y no justificó que durante el
tiempo que estuvieron unidos, se hubiesen adquirido bienes muebles o inmuebles, no existe base
para reconocerle derechos de propiedad y posesión, sobre la mitad de los bienes existentes en el
momento del fallecimiento, ni para reclamar liquidación alguna y entrega de bienes.’

"En ese contexto, la literalidad ni finalidad del texto del artículo 196 del Código Civil para el
Distrito Federal, permiten establecer que el cónyuge abandonante pierda el derecho de
propiedad sobre los bienes que adquiera con posterioridad al abandono, para acrecentar la
sociedad conyugal, en favor del abandonado, ni hay base para otorgar una compensación legal
en favor del cónyuge abandonado con los bienes que adquirió el abandonante con posterioridad
a su salida del domicilio conyugal, pues aunado a las razones antes justificadas, el abandono no
implica, por sí mismo, que los cónyuges sean deudores y acreedores recíprocos de obligaciones
líquidas y exigibles entre sí, y que por ello, se actualice la compensación como forma extintiva de

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 5/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

las obligaciones.

"Además, de otorgarse la pérdida de los derechos del cónyuge abandonante, se rompería con la
igualdad jurídica que debe imperar entre los consortes, afectaría desproporcionalmente el
derecho de propiedad del cónyuge abandonante y obstaculizaría, injustificadamente, la
persecución de un plan de vida que libremente ha elegido, en el sentido de no continuar con una
vida en común con su consorte (ámbito de decisión protegido por el derecho fundamental al libre
desarrollo de la personalidad), al constreñirlo a permanecer en un régimen patrimonial que ha
perdido sustento y privársele de los beneficios que le pudieran reportar los bienes que adquiera
con posterioridad al abandono, fruto de su esfuerzo y trabajo, para materializar ese plan de vida
individual.

"En cambio, ante esa situación de no contribución al caudal común, en su administración y


acrecentamiento, queda justificada la consecuencia legal de que cesen para él los efectos
patrimoniales benéficos que generen los bienes que formaron parte de la sociedad conyugal,
hasta el momento del abandono; porque aun cuando los bienes continúan formando parte de la
sociedad conyugal y que, por ende, se mantienen en un régimen de propiedad compartida,
mientras no se disuelva jurídicamente, los efectos benéficos como son los frutos de los bienes
adquiridos durante la vigencia de la sociedad conyugal, han cesado para él.

"Por tanto, en su sentido literal y teleológico, el citado artículo 196 debe entenderse en el sentido
de que la cesación de efectos favorables de la sociedad conyugal opera en relación con los frutos
que produzcan los derechos reales que se ejercían sobre los bienes que integran el fondo común
al momento de la separación injustificada; pero los bienes que el cónyuge abandonante adquiera
individualmente con posterioridad a ese hecho no forman parte de la sociedad conyugal, ni
pueden acrecentar el patrimonio del abandonado.

"Lo anterior no implica que el cónyuge abandonado, se vea en una situación desigual frente a su
pareja, en cuanto a que por su propia cuenta deba hacer frente a los gastos económicos para el
sostenimiento del hogar y a los gastos de administración de los bienes del caudal común; toda
vez que cuenta con la acción para demandar, judicialmente, el cumplimiento de la obligación de
proporcionar alimentos derivados del matrimonio, de existir la necesidad de recibirlos, ante
cuestiones de vulnerabilidad y desequilibrio económico y, por otro lado, quedará beneficiado con
los frutos que produzcan los bienes de la sociedad legal a partir del abandono en que incurrió su
cónyuge.

"De ahí que resulten infundados los motivos de disenso en estudio, y resulten legales la
interpretación y aplicación que hizo la Sala del cardinal 196 en cita, porque los bienes y acciones
adquiridos por la demandada incidental de ********** después de la fecha de abandono no pueden
formar parte de la liquidación de la sociedad conyugal y no puede establecerse que el 50% que le
correspondió al cónyuge abandonante deba aplicarse en favor del abandonado como sanción y
compensación.

"En el aspecto precisado con antelación, no se comparte el criterio que sustenta tales conceptos
de violación, contenido en la tesis I.3o.C.555 C,(10) que señala:

"‘SOCIEDAD CONYUGAL. HIPÓTESIS EN QUE FORMAN PARTE DE ELLA LOS BIENES


ADQUIRIDOS POR EL CÓNYUGE QUE ABANDONA EL DOMICILIO CON POSTERIORIDAD A
SU SALIDA.—La cesación de efectos de la sociedad conyugal, conforme al artículo 196 del
Código Civil para el Distrito Federal, es una figura jurídica que establece una sanción a cargo del
cónyuge que abandona el domicilio conyugal, por más de seis meses sin causa justificada,
consistente en la pérdida de todos los efectos benéficos o de ganancia obtenidos durante la

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 6/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

existencia de la mencionada sociedad, a partir del momento del abandono, y a favor del cónyuge
que permanece en el referido domicilio. Al respecto, debe precisarse que el régimen de sociedad
conyugal es aquel en el que, por regla general, los bienes adquiridos por uno o ambos cónyuges
durante el matrimonio corresponden al fondo social, y se hacen comunes en cuanto al goce o a la
propiedad, recayendo la administración sobre ambos cónyuges, pues al gozar de la misma
autoridad en el hogar, deben resolver de común acuerdo todo lo conducente al manejo del hogar,
a la formación y educación de los hijos y a la administración de los bienes. Sin embargo, cuando
uno de los esposos abandona el domicilio conyugal, deja de contribuir a la formación del fondo
social y de colaborar en la dirección conjunta del hogar, de los hijos, si los hay, y de los bienes,
mientras que el cónyuge que permanece en el domicilio conyugal, que en el medio social
mexicano suele ser con mayor frecuencia, la mujer, continúa con las cargas o gastos para lograr
el mantenimiento y educación de los hijos, en caso de que los haya, lo que le pone en una
situación desventajosa frente al cónyuge abandonante, pues asume la totalidad de las cargas
inherentes al matrimonio, a diferencia del cónyuge que abandona el hogar conyugal, que con
dicha conducta de abandono, pretende liberarse de todas las cargas que implica el matrimonio.
Por ello, al generar diversos gastos económicos el matrimonio, precisamente con la parte de la
sociedad conyugal que corresponde al cónyuge abandonante por concepto de ganancias, se
debe compensar al otro que fue abandonado de las cargas económicas generadas por el
matrimonio desde que abandonó el domicilio conyugal, lo que incluye aplicar al haber societario
los bienes que adquirió el abandonante con posterioridad a su salida voluntaria del domicilio
conyugal y hasta que se disuelva la sociedad. Lo anterior es así, en primer lugar, porque el activo
de una sociedad conyugal se integra con aportaciones y gananciales, y debe responder, entre
otras cargas o pasivo social, de las relativas a los gastos ordinarios de la familia, la educación de
los hijos comunes, las deudas contraídas durante el matrimonio por ambos cónyuges, o sólo por
uno de ellos, con la autorización respectiva, y los gastos indispensables para la conservación de
los bienes del fondo social; y, en segundo lugar, porque el mencionado pasivo social que debe
cubrirse con el activo es asumido por el cónyuge que permanece en el domicilio, sin recibir la
colaboración del esposo abandonante, quien, por su parte, libre de las cargas conyugales, puede
adquirir activos que, en reciprocidad por la mayor carga soportada por el cónyuge abandonado,
tienen que formar parte del patrimonio social. No ocurre lo mismo en caso de que el cónyuge que
permanece en el domicilio, a pesar de las adversas condiciones que implica la asunción de todas
las cargas derivadas del matrimonio, incremente el activo de la sociedad conyugal, dado que el
abandonante no podrá reclamar derecho alguno sobre esos nuevos bienes, al haber cesado para
él, por virtud del abandono, los efectos de la sociedad conyugal que, en cambio, permanecen en
toda su extensión para el cónyuge abandonado.’."

II. Por su parte, el Décimo Primer Tribunal conoció del juicio de amparo directo civil 405/2007,
promovido en contra de la sentencia dictada el nueve de mayo del dos mil siete, por la Tercera
Sala Familiar del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en el toca número **********;
amparo que fue resuelto en sesión de nueve de agosto de dos mil siete, por mayoría de votos, en
el sentido de conceder el amparo para efectos.

Lo anterior, con base en las consideraciones siguientes:

"Los argumentos antes expuestos, se estiman, esencialmente, fundados y suficientes para


conceder el amparo solicitado, por los motivos que se exponen a continuación.

"Es pertinente señalar que en el juicio natural tuvo especial relevancia el criterio adoptado desde
primera instancia y confirmado por la responsable, respecto a la forma en que cesan los efectos
de la sociedad conyugal, conforme al artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal,
cuando ocurre la separación de los cónyuges.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 7/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"Por ello, conviene precisar en lo conducente, las consideraciones del fallo de primer grado,
confirmadas por la Sala responsable, en las que se argumentó básicamente, que en el caso
quedó demostrado que el matrimonio que el hoy quejoso celebró con su ex-cónyuge fue bajo el
régimen de sociedad conyugal, pero en el juicio natural no rindió prueba alguna que demostrara,
contundentemente, que hubiere terminado la sociedad conyugal entre ********** y la señora
**********, hoy finada, por lo que ese régimen patrimonial del matrimonio, continuó subsistente
hasta el fallecimiento de esta última.

"El a quo señaló que en el caso, si bien el artículo 196 del Código Civil dispone que el abandono
injustificado de uno de los cónyuges del domicilio conyugal por más de seis meses, hace cesar
para él desde el día del abandono los efectos de la sociedad conyugal; sin embargo, esa
hipótesis no se actualizó ya que en autos no se demostró que la finada hubiera abandonado al
hoy quejoso en el domicilio conyugal para que cesaran para ella dichos efectos, lo anterior no
obstante de que el propio actor haya manifestado en su escrito inicial de demanda que formó otra
familia, porque en el mes de diciembre de mil novecientos sesenta y siete tuvo que dejar el
domicilio conyugal.

"Que por tal motivo los bienes que se incluyeron en el inventario de la sucesión de la finada
**********, que pretendió excluir el actor, sí formaron parte de la sociedad conyugal, por lo que no
había lugar a reformar el inventario para excluirlos.

"Por su parte, la Sala responsable al confirmar dichas consideraciones señaló, básicamente, que
uno de los efectos fundamentales de la terminación del matrimonio, lo es entre otros, la
terminación de la sociedad conyugal; sin embargo señaló que en autos no quedó demostrado
que haya acontecido la terminación del vínculo matrimonial, ni mucho menos la suspensión de la
sociedad conyugal que justificara la reforma al inventario y avalúo de la sucesión de la extinta
cónyuge.

"El tribunal ad quem consideró además, que aun cuando el hoy quejoso acreditó la propiedad de
los bienes que pretendía excluir y que la adquisición fue posterior a la supuesta salida del
domicilio conyugal, ello no eran más que indicios, pues no demostró con documento la disolución
del vínculo matrimonial y con ella la extinción de la sociedad conyugal para justificar la exclusión
de los bienes pretendida, pues a juicio del ad quem el hoy quejoso no probó que hubieren
terminado los efectos patrimoniales del matrimonio por alguna de las razones que precisa el
Código Civil para el Distrito Federal.

"Que asimismo, no era aplicable al caso el articulo 196 citado, por haber estado surtiendo efectos
el matrimonio al momento del fallecimiento de la esposa, por lo que los citados bienes quedaban
en beneficio del haber societario con posterioridad a la salida voluntaria del domicilio conyugal
del actor.

"Que por tanto, los hechos relativos a la separación (salida del domicilio conyugal del actor) no
podían utilizarse contra la finada, sino que de tales manifestaciones se obtenía; que el quejoso
estuvo casado con la finada ********** en sociedad conyugal, que establecieron su domicilio
conyugal en el lugar ahí indicado y que ahí vivió ella hasta su fallecimiento, y que fue el quejoso
********** el cónyuge que abandonó el domicilio conyugal y no la autora de la sucesión.

"Que además, con independencia de que la finada no haya contribuido económicamente para la
adquisición de los bienes que pretendió excluir el accionante, los mismos eran parte de la
sociedad conyugal, pues los efectos de dicha sociedad en ningún momento se suspendieron en
perjuicio de la finada.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 8/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"Que aun cuando es verdad que no es necesaria la terminación del matrimonio para la cesación
de efectos de la sociedad conyugal, el Juez a quo no había negado la procedencia de la acción
por esa razón, sino a virtud de que en el caso no se demostró que en términos del artículo 196
del Código Civil citado se haya acreditado que ********** haya abandonado el domicilio conyugal.

"Ahora bien, tomando en cuenta las anteriores consideraciones, resulta pertinente señalar en
principio, la interpretación al artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal que a la letra
dispone lo siguiente:

"‘Artículo 196. El abandono injustificado por más de seis meses del domicilio conyugal por uno de
los cónyuges, hace cesar para él, desde el día del abandono, los efectos de la sociedad conyugal
en cuanto le favorezcan; éstos no podrán comenzar de nuevo sino por convenio expreso.’

"De la interpretación de dicho dispositivo, se desprende que este admite la posibilidad legal de
que durante el matrimonio, es decir, mientras está vigente o persiste, de ocurrir el supuesto
indicado, pueden cesar los efectos de la sociedad conyugal, con independencia de la
subsistencia del vínculo matrimonial; además de que dichos efectos pueden iniciar nuevamente,
antes de la disolución, si en ello se conviene.

"Para la cesación, se exige como causa que exista un abandono del domicilio conyugal, por el
periodo de tiempo que el mismo precepto indica, el cual desde luego podría ser mayor al
señalado, y en caso de ser injustificado, hace que esa cesación surta efectos en cuanto a lo que
le favorezca al abandonante; es decir, la cesación es en perjuicio del cónyuge que deja el
domicilio, pero no del abandonado.

"Con base en lo anterior, también cabe interpretar que, teleológicamente, es un propósito


primordial de dicho precepto, dar protección al aspecto patrimonial que dimana de la sociedad
conyugal, en cuanto ésta representa para los consortes ciertos beneficios que por virtud de dicha
sociedad tienen derecho a aprovechar y hacerse de ellos, y la sanción consiste en que, quien
abandona, los pierde, y debe dejar de beneficiarse de los mismos; sin perjuicio de que por
convenio con su socio conyugal los pueda volver a obtener iniciando nuevamente los efectos de
la misma.

"Conforme a esta interpretación, debe considerase también que la cesación de los efectos de la
sociedad conyugal ocurre sólo respecto de los bienes adquiridos anteriormente a la separación,
pues es lógico que hasta ese momento es de los bienes que se benefician ambos consortes; es
decir, sólo hasta ese momento se sabe bien por los propios socios cuales son los efectos que les
favorecen y que dejan se surtir beneficios para el sancionado y, por ello, en caso de abandono
injustificado, el responsable de dicha situación deja de favorecerse con la sociedad, o sea, el
responsable pierde su cuota de beneficio de los bienes que existían hasta la fecha del abandono
y en su caso su derecho a exigir la rendición de cuentas.

"De ahí también puede deducirse, válidamente, que el legislador creó esa norma para sancionar
al socio conyugal que por incurrir en abandono de su asociado, es decir, por no mantener
vigentes y actuales los fines de la sociedad, le hace perder lo que le favorece, que es lo mismo,
de lo que se beneficia, como pueden ser los productos o utilidades que integran una comunidad
patrimonial, bien el caudal que se obtiene de una cosa que se vende, o el que ella reditúa o ya
sea la pérdida del provecho, interés, fruto o conveniencia que se saca de las cosas repartibles;
es claro pues que la sanción es respecto de aquellos bienes que se originaron durante el
matrimonio hasta la separación, pues no puede haber cesamiento de efectos respecto de cosas
que no existen al momento de la separación.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 9/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"Así se entiende que esa ‘ratio legis’, no significa otra cosa que la intensión legislativa, de dar
reconocimiento y protección legal a las bases y principios que tiene la sociedad conyugal, como
lo son la unión personal, la convivencia, la cohabitación, la mutua cooperación y el fin común,
que al verse desmembrada, transgredida u olvidada por los socios, por virtud de la separación,
dicha conducta es sancionada.

"Ahora bien, si tomamos en consideración que está reconocida la posibilidad legal de que por
separación de los socios, pueden cesar los efectos de la sociedad conyugal, dado que los socios
ya no mantienen ni practican los fines de la sociedad, que está fundada, básicamente, en la
mutua cooperación y el fin común derivados de la convivencia, también ocurre que cesen los
efectos de la sociedad cuando los consortes están separados de hecho, y esa separación sea
libremente consentida por los consortes, aún sin disolver el matrimonio, como adelante se
explica.

"La anterior interpretación se corrobora de lo dispuesto por los artículos 188 y 197 del propio
Código Civil que contienen implícitos los principios en que descansa la sociedad conyugal, pues
disponen que dicha sociedad puede terminar entre otros casos, por disolución del matrimonio,
por convenio entre las partes o por la sentencia que declara la presunción de muerte del ausente
o por cualquier otra razón que considere justificada el órgano jurisdiccional; esto implica que, si
bien conceptualmente la terminación no es lo mismo que la cesación de efectos, no obstante ello
se destaca la circunstancia de que la ley admite esas formas basándose en supuestos jurídicos
que contienen los mismos ingredientes, es decir, esos casos implican el que para los consortes
ya no se pueden realizar, cumplir ni actualizar los fines de la sociedad conyugal, como la unión
personal, la convivencia, la vida en común, la cohabitación, ni la mutua cooperación resultado de
combinar recursos y esfuerzos para un objetivo afín a ambos, igual que ocurre con la separación
de hecho.

"Esto toma sentido, si se consideran los fines de la sociedad conyugal, y al respecto el Código
Civil para el Distrito Federal, dispone en los artículos 183, 184, 194 y 197 lo siguiente:

"‘Artículo 183. La sociedad conyugal se regirá por las capitulaciones matrimoniales que la
constituyan, y en lo que no estuviere expresamente estipulado, por las disposiciones generales
de la sociedad conyugal.—Los bienes adquiridos durante el matrimonio formarán parte de la
sociedad conyugal, salvo pacto en contrario.’

"‘Artículo 184. La sociedad conyugal nace al celebrarse el matrimonio o durante éste y podrán
comprender, entre otros, los bienes de que sean dueños los otorgantes al formarla.’

"‘Artículo 194. El dominio de los bienes comunes reside en ambos cónyuges mientras subsista la
sociedad conyugal. La administración quedará a cargo de quien los cónyuges hubiesen
designado en las capitulaciones matrimoniales, estipulación que podrá ser libremente modificada,
sin necesidad de expresión de causa, y en caso de desacuerdo, el Juez de lo Familiar resolverá
lo conducente.’

"‘Artículo 197. La sociedad conyugal termina por la disolución del matrimonio, por voluntad de los
consortes, por la sentencia que declare la presunción de muerte del cónyuge ausente y en los
casos previstos en el artículo 188.’

"Lo dispuesto por los citados preceptos legales permite concluir que, en efecto, el régimen de
sociedad conyugal es aquel en cuya virtud los bienes adquiridos por uno o ambos cónyuges
durante el matrimonio celebrado bajo ese régimen se hacen comunes, en cuanto al goce y
arrojan en su favor los gananciales; sin embargo, de esos mismos preceptos, se desprende que

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 10/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

dicha institución derivada del contrato de matrimonio está sustentada, básicamente, en los
principios y cláusulas del contrato de sociedad de gananciales, con el que se identifica la
sociedad conyugal y las que fueran consecuencia de su naturaleza ordinaria.

"En este sentido, por dicha sociedad debe entenderse la agrupación pactada de los cónyuges
que constituyen unidad patrimonial, con el fin de cumplir mediante la ‘mutua cooperación’ todos o
algunos de los fines de la vida, y aunque la sociedad conyugal no constituye una persona distinta
de los cónyuges, implica básicamente la comunidad de bienes entre los consortes, pues los
efectos patrimoniales residen en ambos cónyuges desde el momento en que cualquiera de ellos
adquiere un bien, y la sociedad nace del convenio realizado como consecuencia del contrato de
matrimonio.

"Esto induce a concluir con base en el artículo 183 del Código Civil, que las disposiciones
relativas al contrato de sociedad de gananciales, tienen lugar en aquello que no contradiga la
naturaleza de la sociedad conyugal.

"Por consiguiente, para complementar la concepción de sociedad conyugal, debe estarse a las
reglas de interpretación que para los contratos y demás actos jurídicos en general establece el
Código Civil.

"Lo anterior en atención de que al celebrarse el contrato de matrimonio y señalar como régimen
deseado el de sociedad conyugal, es evidente que la intención o voluntad de los cónyuges, es
acogerse a dicho régimen patrimonial y sus consecuencias.

"Así las cosas, cobra aplicación la regla prevista en el artículo 1839 del Código Civil, inmerso
dentro del capítulo relativo a las ‘Cláusulas que pueden contener los contratos’.

"El numeral precitado establece que los contratantes pueden poner las cláusulas que crean
convenientes; pero las que se refieran a los requisitos esenciales del contrato o sean
consecuencia de su naturaleza ordinaria, se tendrán por puestas aunque no se expresen.

"Conforme con dicho numeral, deben tenerse por puestas las cláusulas que se refieren a los
requisitos esenciales del contrato por el cual se constituye la sociedad conyugal, o las que sean
consecuencia de su naturaleza ordinaria.

"Para determinar esos requisitos esenciales y las consecuencias de la naturaleza ordinaria de la


institución, hay que reconocer que la sociedad conyugal está fundada básicamente dentro de los
regímenes denominados por la doctrina como de comunidad.

"Considerando esos rasgos, Manuel Mateos Alarcón, en su obra intitulada: Estudios sobre el
Código Civil del Distrito Federal (promulgado en 1870, con anotaciones relativas a las reformas
introducidas por el código de 1884), la define de la siguiente manera:

"‘El régimen de sociedad conyugal es aquel en cuya virtud los bienes adquiridos por uno o ambos
cónyuges durante el matrimonio, por el ejercicio de una profesión, arte o industria, por legado o
herencia dejado a los dos sin designación de partes, por frutos, rentas, accesorios y utilidades
producidas por los bienes propios de cada uno, forma un fondo común, que lleva el nombre de
gananciales que se divide entre los cónyuges o sus herederos después de la disolución del
matrimonio.’

"Los elementos de dicha definición, corresponden a los de una sociedad de gananciales que se
caracteriza por estar formada con los bienes adquiridos individualmente a título oneroso por

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 11/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

cualquiera de los cónyuges durante el matrimonio mediante sus esfuerzos, por los frutos y
productos recibidos por los bienes que sean de propiedad común; y los adquiridos por fondos del
caudal común o adquiridos a título gratuito por ambos cónyuges.

"Este tipo de comunidad tiene como fundamento y finalidad, sobrellevar las cargas
matrimoniales, es decir, los gastos de manutención y auxilio de los consortes y los hijos si los
hubiere.

"La Suprema Corte, atendiendo a la tradición jurídica y social existente, ha considerado que en
los matrimonios celebrados donde los consortes deseaban celebrar el matrimonio bajo el régimen
de sociedad conyugal, bastaba para constituir una sociedad de gananciales, integrada,
básicamente, por los bienes adquiridos durante el matrimonio a título oneroso, inclusive el
producto del trabajo, así como rentas y frutos, cuando no se detallaba otra cosa.

"En esas condiciones, es válido concluir que, con fundamento en el artículo 1839 del Código Civil
relacionado con el 183 del propio código, deben tenerse por puestas las cláusulas inherentes al
régimen de sociedad de gananciales con el que se identifica a la sociedad conyugal, y las que
fueran consecuencia de su naturaleza ordinaria, en los términos precedentes; de ahí que en el
caso, conforme al artículo 2688 del Código Civil, que dispone que en el contrato de sociedad los
socios se obligan mutuamente a combinar sus recursos o sus esfuerzos para la realización de un
fin común, de carácter preponderantemente económico, se puede concluir válidamente que la
institución de la sociedad conyugal está sustentada en la convivencia, la mutua cooperación y el
bien común de los socios, en la que éstos, se ven favorecidos, que es lo mismo beneficiados, de
los bienes comunes, los productos o utilidades, por el caudal que se obtiene de una cosa que se
vende, o el que ella reditúa, ya sea provecho, interés, fruto o conveniencia que se saca de las
cosas repartibles, pero sólo de aquellos que se originaron durante el matrimonio, hasta que
ocurra la cesación de efectos o terminación, en su caso, de la sociedad.

"Esta comunidad de bienes, por principios de equidad y justicia, consecuentes con la situación de
mutua colaboración y esfuerzos que vinculan a los cónyuges, les da derecho igual sobre los
bienes, de manera que como partícipes, tanto en los beneficios como en las cargas.

"En este sentido, si los socios se obligan mutuamente a combinar sus recursos o sus esfuerzos
para la realización de un fin común, de carácter preponderantemente económico, y la sociedad
tiene como pilares fundamentales, la convivencia, la mutua cooperación y el bien común de los
asociados, como elementos del matrimonio, que de acuerdo con lo dispuesto por los artículos
162 y 163 del Código Civil para el Distrito Federal, se sustentan básicamente en la cohabitación,
es decir, en la obligación de los consortes de vivir juntos; en el caso, de ocurrir la separación, se
dejan de consumar, practicar y cumplir esos fines, es claro que deja de surtir efectos la ‘ratio
legis’, en que se basa la sociedad, el objetivo primordial de ese régimen de comunidad de bienes,
pues la vida de los cónyuges de manera separada, es contraria a los fines del matrimonio y, por
ende, de la institución de la sociedad conyugal que dimana del mismo y sus efectos
patrimoniales.

"Luego entonces, como ocurrió en la especie, la separación de hecho de los cónyuges libremente
consentida, rompió los fines de la sociedad conyugal e impidió que se cumpliera la voluntad de
los consortes originalmente pactada, por lo que acaecida la separación, supone de facto que
cesen sus efectos, pues el apartamento constituye obstáculo para que se produzcan los efectos
de la comunidad de bienes, por ser una conducta totalmente contraria a la mutua cooperación y
al fin común.

"Por tanto, con base en el artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal, puede ocurrir, aun

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 12/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

sin disolución del vínculo matrimonial, la cesación de efectos de la sociedad conyugal, de manera
independiente, basada esa circunstancia en la mera separación de hecho de los consortes que
como se verá en el caso fue libremente consentida, lo cual implica de facto la falta de realización
de los fines de la sociedad basada en la mutua cooperación y el fin común.

"Luego, si ya existe la separación de facto, también de facto cesan los efectos de los gananciales
y ello ocurre respecto de los bienes de los que los consortes se hicieron individualmente mientras
no estuvieron unidos en convivencia con posterioridad a la separación de hecho, pues la base de
obtener gananciales es la convivencia conyugal, el combinar recursos y esfuerzos para lograr un
fin común mediante la mutua cooperación, es decir, el que juntos logran hacerse de bienes o la
clase de cosas que producen gananciales; pero cuando la convivencia ya no existe por la
separación de hecho libremente consentida, se destruye el fundamento de la sociedad conyugal,
ya que desde el momento de la separación no existe ninguna cooperación mutua, ni un fin
común, sino que éstos se ven desvanecidos, por lo que, en tal sentido, ya no hay lugar a
adquisiciones gananciales.

"El citado artículo 196 citado no precisa si la cesación de efectos de la sociedad conyugal
comprende tanto los bienes adquiridos anteriormente a la separación, como los adquiridos con
posterioridad; pero atendiendo a los fines fundamentales del matrimonio y de la sociedad
conyugal antes expuestos, una correcta interpretación del dispositivo legal en comento permite
concluir que una vez acaecida la separación, ésta supone de facto la cesación de los efectos de
la sociedad conyugal y, por ende, la de la sociedad de gananciales, y que ello ocurre sólo
respecto de los bienes adquiridos anteriormente a la separación, pues resulta evidente que es
hasta ese momento que ambos consortes se benefician de los bienes que integran la sociedad
conyugal y, por ello, en caso de abandono o separación de hecho libremente consentida, los
cónyuges dejan de beneficiarse, es decir, si hay responsable de la separación pierde su cuota de
gananciales desde la fecha del abandono, así como su derecho a exigir la rendición de cuentas,
lo mismo cuando existe la separación de hecho.

"Por lo mismo, cesan de facto los efectos de la sociedad conyugal respecto de los bienes de los
que los consortes se hicieron individualmente mientras no estuvieron unidos en convivencia, ni
en mutua cooperación, ni con objetivos en la vida y fines comunes con posterioridad a la
separación de hecho, pues estos principios son la base para obtener gananciales, pero cuando
existe la separación de hecho, dichos objetivos se destruyen y abandonan, se desmantelan, ya
que desde el momento de la separación dejan de actualizarse.

"Sirve de apoyo a lo anterior el criterio sustentado por la otrora Tercera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, consultable en el Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época,
LXXXII, página 4666, del tenor siguiente:

"‘SOCIEDAD CONYUGAL, BIENES DE LA.—Si la quejosa confesó haber estado separada de su


esposo desde veinte años antes de la fecha del fallecimiento de éste, y no justificó que durante el
tiempo que estuvieron unidos, se hubiesen adquirido bienes muebles o inmuebles, no existe base
para reconocerle derechos de propiedad y posesión, sobre la mitad de los bienes existentes en el
momento del fallecimiento, ni para reclamar liquidación alguna y entrega de bienes.’

"Por lo tanto, en el caso, la separación de hecho de los cónyuges, que quedó acreditada en
autos, tanto con la confesión de las propias partes, como por el testimonio de los testigos de la
parte demandada, como se precisará, conlleva considerar que la sociedad de gananciales cesó
sus efectos a partir de la separación, únicamente respecto de los bienes adquiridos desde el
matrimonio hasta la fecha de dicha separación, pero ningún derecho específico y actual tienen
los cónyuges sobre cada uno de los bienes que cualquiera de ellos pudiera haber adquirido

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 13/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

posteriormente a la separación, pues la convivencia base de los gananciales ya no existe de


hecho.

"Estimar lo contrario implicaría un acto contrario a la buena fe, con manifiesto abuso de derecho,
cuando ha quedado manifiesta la efectiva e inequívoca voluntad de los cónyuges de romper la
convivencia conyugal.

"Es decir sería contrario a todos los fines de la sociedad conyugal que, después de que los
consortes se separan, ya no viven juntos y, por ende, ya no persiguen objetivos comunes en la
vida, pues ya no combinan mutuamente sus esfuerzos ni recursos, y esa separación está
libremente consentida, puesto que ninguno de ellos ha ejercido acciones en contra de su socio,
por estimar injustificado el abandono, sino que mantienen ese ‘estatus quo’ de apartamiento y
alejamiento, aun sin disolver el matrimonio, sería desmedido y abusivo que los bienes que
adquiera por su cuenta cada uno continuaran bajo una sociedad que de facto fue disuelta, que se
tornó en infructuosa, estéril y carente de los pilares fundamentales como la convivencia y mutua
cooperación.

"Consecuentemente, contrario a lo considerado por la Sala responsable, aun cuando el quejoso


contrajo matrimonio bajo el régimen de sociedad conyugal con la autora de la sucesión, los
bienes que los hijos del quejoso incluyeron en el inventario que fueron adquiridos por el
impetrante de manera individual y posteriormente a la separación de hecho de los cónyuges; es
decir, cuando los fines de la sociedad ya no se cumplían, ello es suficiente para considerar que
desde que ocurrió la separación se destruyó la finalidad primordial de la sociedad conyugal y
cesó en sus efectos.

"En ese tenor, si la cesación de efectos de la sociedad conyugal, conforme al precepto invocado,
implica la pérdida de todos los efectos benéficos o de ganancia obtenidos durante la existencia
de la mencionada sociedad, éstos dejan de existir a partir del momento del abandono, por lo que
debe estimarse que los efectos de la sociedad conyugal cesaron única y exclusivamente
respecto de los bienes adquiridos desde el matrimonio hasta antes de la separación.

"De la misma manera, se considera que si bien puede estimarse que por lo general cuando uno
de los esposos, cualquiera, abandona el domicilio conyugal, deja de contribuir a la formación del
fondo social y de colaborar en la dirección conjunta del hogar, de los hijos, si los hay, y de los
bienes, mientras que el cónyuge que permanece en el domicilio conyugal, continúa con las
cargas y gastos para lograr el mantenimiento y educación de los hijos, y que ello produce una
situación desventajosa; tal situación no siempre ocurre y en el caso contrario a lo considerado
por la Sala responsable no fue así.

"En ese orden de ideas, como se dijo con antelación, a criterio de este tribunal se estima que los
argumentos expuestos por el inconforme resultan ser, esencialmente, fundados y suficientes para
conceder el amparo solicitado, pues del análisis de la sentencia reclamada, se advierte que la
responsable no valoró correctamente las pruebas ofrecidas, con las cuales el impetrante dijo
acreditar la cesación de los efectos de la sociedad conyugal y, por tanto, su pretensión de excluir
los bienes que adquirió con posterioridad a la mencionada cesación.

"A fin de demostrar lo anterior, reviste singular trascendencia analizar el material probatorio en
dos rubros. En el primero, se estudiarán las pruebas que demuestran que la sociedad conyugal
cesó en sus efectos; en el segundo, las pruebas que demuestran que los bienes que pretende
excluir del inventario del juicio sucesorio, los adquirió con posterioridad a la citada cesación.

"1. Pruebas que demuestren que la sociedad conyugal cesó en sus efectos.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 14/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"1.1. La documental Pública.

"Consistente en copia certificada de las actas levantadas ante el Ministerio Público, que
contienen las declaraciones de las testigos ********** y **********, propuestas por **********, en la
averiguación previa **********, de las que se destaca lo siguiente:

"Que **********, en esencia dijo que conoció a la señora ********** desde mil novecientos sesenta
y nueve, año en el que la declarante llegó a vivir a cuatro casas de distancia de la que
correspondía a dicha señora.

"Que desde el año citado, la señora ya vivía en el domicilio ubicado en **********, colonia
**********, en esta ciudad, en compañía de sus menores hijos de nombres ********** y **********.

"Por su parte, la testigo **********, dijo que conoció a la autora de la sucesión desde hace más de
cuarenta años, ya que eran vecinas de toda la vida; que sabe que su amiga vivía sola en
compañía de sus menores hijos ********** y **********, no obstante de que sí conoció a su cónyuge
el señor **********, a quien durante todo ese tiempo sólo lo vio como en tres ocasiones. Que la
señora vivió en la casa ubicada en ********** número **********.

"Las anteriores manifestaciones de los testigos, si bien no son prueba plena, sí constituyen un
indicio que demuestra que desde el año de mil novecientos sesenta y nueve, el cónyuge quejoso
dejó de cohabitar el domicilio conyugal y, por consiguiente, refleja la falta de convivencia con la
autora de la sucesión desde entonces.

"Ello, con apoyo en la tesis que se comparte aprobada por el Tribunal Colegiado del Vigésimo
Circuito, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo II, noviembre de
1995, Novena Época, página 516, cuyos rubro y texto son:

"‘COPIAS CERTIFICADAS DE UNA AVERIGUACIÓN PREVIA. VALOR PROBATORIO DE


ÉSTAS EN EL JUICIO CIVIL.—Para que las actuaciones penales tengan valor probatorio pleno
en los juicios civiles, deben adminicularse con otros elementos de prueba desahogados en el
procedimiento civil, ya que por sí solas, esas documentales únicamente prueban que lo que en
dichas copias se certifica, consta efectivamente en la averiguación previa, y, por ello adquiere el
valor de indicio, pero son insuficientes para demostrar plenamente la procedencia de la acción
intentada por la quejosa.’

"1.2. La documental pública.

"Consistente en la escritura pública número **********, otorgada el día diez de marzo de mil
novecientos setenta y uno, ante la fe del notario público número ********** del Distrito Federal,
que contiene el contrato de compraventa respecto de la casa marcada con el número **********
de la calle **********, fraccionamiento **********, en esta ciudad, de la que a fojas cuatro vuelta se
advierte que el accionante manifestó, ante el notario, tener su domicilio en el inmueble que
adquirió.

"Dicha documental, si bien carece de valor pleno para tener por demostrado el domicilio del
accionante, lo cierto es que sirve como indicio de que en la fecha y lugar comentados, aquél
tenía su domicilio en ese lugar.

"1.3. La documental pública.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 15/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"Consistente en copias certificadas de las credenciales de elector de **********, **********,


********** y **********, de las que se advierte que el domicilio de dichas personas se ubica en la
calle ********** número **********, colonia **********, delegación **********, en esta ciudad.

"Dichos documentos no son idóneos para demostrar de manera plena cuál es el domicilio de las
personas; sin embargo, sí tienen el alcance de un indicio, que al no ser desvirtuado con algún
otro medio de convicción, sí son susceptibles de producir convicción de tal hecho.

"1.4. La documental pública.

"Consistente en las actas de nacimiento de **********, ********** y **********, de apellidos **********,


de los que se presume que con posterioridad al abandono del domicilio conyugal, el quejoso,
procreó otros hijos con diversa persona, indicio de que formó otra familia, lo cual no está
desvirtuado con ninguno otra prueba.

"Así, que conforme a las reglas de la lógica y la experiencia se presume que el cónyuge que de
manera pública forma otra familia distinta a la de su matrimonio, es porque con el primero se han
roto las relaciones de convivencia y ayuda mutua.

"1.5. La instrumental de actuaciones.

"En el hecho cinco de la demanda del juicio de origen el actor manifestó que tenían múltiples y
frecuentes conflictos con su esposa, al grado de que ésta, lo corría de su domicilio conyugal e
impedía el acceso al mismo.

"En el hecho siete, precisó que, aproximadamente, en el mes de diciembre de mil novecientos
sesenta y siete, derivado de los múltiples conflictos con su esposa, abandonó de manera total y
definitiva el domicilio conyugal ubicado en avenida ********** número **********, colonia **********,
delegación **********, en esta ciudad.

"Por su parte, la sucesión demandada, al dar contestación a los hechos cinco y siete de la
demanda, no los negó, sino que se limitó a manifestar que en todo caso eran hechos que debía
probar el accionante.

"Como se ve, de lo manifestado por la demandada no se advierte un principio de controversia del


hecho invocado, situación que desde el punto de vista jurídico procesal, se traduce en una
aceptación tácita del mismo, lo que a su vez, refleja el indicio adminiculado con los anteriores de
que efectivamente el actor abandonó el domicilio conyugal ubicado en avenida ********** número
**********, colonia **********, delegación **********, en esta ciudad, desde el mes de diciembre de
mil novecientos sesenta y siete.

"Del análisis conjunto de los anteriores medios de convicción, se colige que son susceptibles de
producir convicción en el ánimo del juzgador en el sentido de que el domicilio conyugal se ubicó
en la avenida ********** número **********, colonia **********, en esta ciudad, del cual,
aproximadamente en el año de mil novecientos sesenta y siete, los cónyuges se separaron de
manera definitiva, y el quejoso estableció desde entonces su domicilio en la calle **********
número **********, colonia **********, delegación **********, en esta ciudad.

"Se arriba a la anterior determinación, en virtud de que si bien, por sí mismos los medios de
convicción relacionados son insuficientes para demostrar tales extremos, al no estar desvirtuados
con ningún otro medio de convicción, los indicios que en lo particular producen, generan la
presunción de certeza de los hechos controvertidos; por tanto, valorados de manera conjunta

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 16/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

conforme a las reglas de la lógica y la experiencia producen la convicción de que el ahora


quejoso, efectivamente, abandonó el domicilio conyugal en el año de mil novecientos sesenta y
siete, con lo cual demostró que, a partir de esa fecha cesaron los efectos de la sociedad
conyugal en los términos de lo dispuesto en el artículo 196 del Código Civil para el Distrito
Federal.

"2. Pruebas que acreditan que los bienes inmuebles que pretenden excluir de la sucesión
demandada, fueron adquiridos con posterioridad a la cesación de los efectos de la sociedad
conyugal.

"2.1. Documental pública.

"Consistente en la copia certificada de la escritura pública número **********, de diez de marzo de


mil novecientos setenta y uno, otorgada ante el notario público número ********** del Distrito
Federal, que contiene el contrato de compraventa y reconocimiento de adeudo, respecto de la
casa marcada con el número ********** de la calle **********, del fraccionamiento **********,
delegación ********** en esta ciudad.

"2.2. Documental pública.

"Consistente en la copia certificada de la escritura pública número **********, de fecha once de


agosto de mil novecientos ochenta y seis, otorgada ante el notario público número ********** del
Distrito Federal, en la que se hizo constar la adjudicación por remate judicial a favor del ahora
quejoso, respecto de la casa marcada con el número ********** de la avenida **********, en
**********, delegación **********, Distrito Federal.

"Las anteriores copias certificadas de las escrituras públicas, con pleno valor probatorio de
conformidad con lo dispuesto en los artículos 129 y 202 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de Amparo, demuestran con certeza que los inmuebles a
que cada una de ellas se refiere, fueron adquiridos el diez de marzo de mil novecientos setenta y
uno, y once de agosto de mil novecientos ochenta y seis, es decir, con posterioridad a la fecha en
que el quejoso abandonó el domicilio conyugal; por consiguiente, conducen a sostener que tal
adquisición, se realizó cuando ya había cesado en sus efectos la sociedad conyugal.

"Lo anterior también genera la presunción de que dichos bienes fueron adquiridos con recursos
propios del inconforme y no como consecuencia de los productos generados por la sociedad
conyugal, por tanto, deberán considerarse bienes propiedad exclusiva del impetrante.

"De modo tal, que en los términos apuntados con antelación, dichos bienes no pueden formar
parte del acervo patrimonial de la sociedad conyugal, y como consecuencia, se justifica que sean
excluidos de la liquidación de la misma.

"2.3. La documental pública.

"Consistente en las copias certificadas de las escrituras públicas números ********** de cinco de
agosto de mil novecientos ochenta y seis, que contiene la cancelación de hipoteca en segundo
lugar otorgada al **********; y la escritura **********, de dos de diciembre de mil novecientos
ochenta y seis, que contiene la cancelación de hipoteca por **********, ambas otorgadas ante el
notario público número ********** del Distrito Federal.

"Dichas documentales no son prueba idónea para demostrar la fecha en la que, el quejoso,
adquirió el inmueble identificado como departamento número ********** del edificio ********** y

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 17/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

estacionamiento ********** del edificio **********, del conjunto habitacional ********** construido
sobre los predios ********** y ********** de las calles de **********, en la colonia ********** en esta
ciudad.

"Lo anterior es así, porque de dichas escrituras públicas, lo único que se desprende es que con
fecha cinco de agosto y dos de diciembre de mil novecientos ochenta y seis, se cancelaron las
hipotecas que reportaba el mencionado inmueble, pero no demuestra la fecha en que éste fue
adquirido por el inconforme.

"Tal dato tampoco se desprende de la copia del folio real número **********, expedida por el
Registro Público de la Propiedad del Distrito Federal, que corre agregada en la sección segunda
del juicio sucesorio.

"Ello, porque del análisis de ese documento, se advierten las inconsistencias siguientes: a) En el
apartado de inscripciones de propiedad, consta que la escritura pública por la que se adquirió el
dominio es la número **********, de veinticuatro de febrero de mil novecientos setenta y uno; en
tanto que en el apartado de gravámenes, aparece que con el mismo número de escritura, se
garantizó una hipoteca por el monto de ********** pesos, sólo que la fecha de ésta fue veintitrés
de febrero de mil novecientos sesenta y dos; b) Falta número de entrada y fecha. En efecto, en el
asiento de inscripción de propiedad, se advierte que tal inscripción carece de número de entrada
y la fecha de presentación ante el Registro Público de la Propiedad; y, c) Falta firma del
registrador. En el asiento de la inscripción de la propiedad no aparece el nombre del registrador
ni su firma.

"Tales inconsistencias restan valor a la constancia del folio real para inferir que dicho inmueble se
adquirió con posterioridad a la fecha en que cesó en sus efectos la sociedad conyugal.

"Además, cabe precisar que el folio real no es el documento idóneo para demostrar la propiedad
de un inmueble, porque el documento conducente es la escritura pública, tal como se desprende
de la tesis que se comparten sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Tercer Circuito, publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Tomo XII, junio de 1994,
Octava Época, página 651, de rubro: ‘REGISTRO PÚBLICO DE LA PROPIEDAD. LA
CONSTANCIA DE INSCRIPCIÓN DE UN INMUEBLE EN ÉL, NO ES APTA PARA DEMOSTRAR
LA PROPIEDAD DEL MISMO. (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO).’

"En tal virtud, se concluye que respecto del mencionado inmueble no está demostrada la fecha
en que fue adquirido por el quejoso; razón por la cual, no procede que el mismo quede excluido
del inventario de los bienes de la sucesión demandada.

"No es óbice a lo anterior, el argumento del inconforme en el sentido de que con el registro
federal de contribuyentes correspondiente, demostró que ese inmueble está habilitado como su
despacho profesional y como tal, debía ser excluido del inventario, porque el vocablo
‘instrumentos’ que utiliza el artículo 182 quintus, fracción VI, del Código Civil para el Distrito
Federal, no se refiere limitativamente a ‘instrumentos’, sino también a ‘un establecimiento’ y, en el
caso, el bufete tiene esa característica.

"En efecto el artículo citado dispone:

"‘Artículo 182 Quintus. En la sociedad conyugal son propios de cada cónyuge, salvo pacto en
contrario que conste en las capitulaciones matrimoniales: I. Los bienes y derechos que le
pertenezcan al tiempo de celebrarse el matrimonio, y los que posea antes de éste, aunque no
fuera dueño de ellos, si los adquiere por prescripción durante el matrimonio; II. Los bienes que

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 18/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

adquiera después de contraído el matrimonio, por herencia, legado, donación o don de la fortuna;
III. Los bienes adquiridos por cualquier título propio que sea anterior al matrimonio, aunque la
adjudicación se haya hecho después de la celebración de éste; siempre que todas las
erogaciones que se generen para hacerlo efectivo, corran a cargo del dueño de éste; IV. Los
bienes que se adquieran con el producto de la venta o permuta de bienes propios; V. Objetos de
uso personal; VI. Los instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión, arte u oficio, salvo
cuando éstos integren o pertenezcan a un establecimiento o explotación de carácter común. No
perderán el carácter de privativos por el hecho de haber sido adquiridos con fondos comunes,
pero en este caso el otro cónyuge que los conserve, deberá pagar al otro en la proporción que
corresponda; y, VII. Los bienes comprados a plazos por uno de los cónyuges antes de contraer
matrimonio, tendrán el carácter de privativo cuando la totalidad o parte del precio aplazado se
satisfaga con dinero propio del mismo cónyuge. Se exceptúan la vivienda, enseres y menaje
familiares."

"Cabe hacer notar que el texto del precepto legal antes transcrito, denota la intención del
legislador de establecer con toda claridad qué puede considerarse como propio de cada cónyuge
en la sociedad conyugal, relación que incluye: a) Bienes; b) Derechos; c) Objetos de uso
personal; y, d) Instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión, arte u oficio.

"Ello, aunado a que de acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, elaborado y publicado
por la Real Academia Española, en sus diversas acepciones la palabra ‘instrumento’ se refiere a
un conjunto de diversas piezas combinadas adecuadamente para que sirvan con determinado
objeto en el ejercicio de la artes y oficios; a un ingenio o máquina; a aquellos de que nos
servimos para hacer una cosa; y a la escritura, papel o documento con que se justifica o prueba
alguna cosa, permite concluir que contrariamente a lo alegado por el quejoso, la palabra
‘instrumento’ utilizada por dicho artículo en su fracción ‘VI’ se refiere al conjunto de piezas
combinadas, ingenio o máquinas utilizadas para el ejercicio de las artes y oficios; no el inmueble
en el que se encuentre ubicado el taller, fabrica, o estudio en el que ejercer o desarrolla el arte u
oficio en el que se utilizan dichos instrumentos, como incorrectamente lo plantea el quejoso.

"Corrobora lo anterior el hecho de que en la fracción VI del citado artículo 182 Quintus, el
legislador haya realizado en las diversas fracciones que integran el precepto legal en comento
una clara diferenciación entre bienes, derechos, objetos personales e instrumentos, y aun cuando
en la citada fracción VI utiliza el término ‘establecimiento’, lo hace para precisar que el único caso
de excepción en el que los instrumentos necesarios para el ejercicio de una profesión, arte u
oficio pertenecen a la sociedad conyugal, es cuando estos instrumentos, se encuentran
integrados a un establecimiento o explotación de carácter común, es decir, el legislador establece
una clara diferencia entre ‘instrumentos’ como aquellos bienes muebles utilizados para el
ejercicio de un arte u oficio, y el ‘establecimiento’, como el inmueble o lugar al que pueden
encontrarse integrados dichos instrumentos.

"Por tanto, es claro que no es factible excluir el citado bien bajo el argumento de constituir un
instrumento para el ejercicio de la profesión del inconforme.

"En resumen, lo considerado por la responsable se contrapone con las pruebas antes señaladas
y presunciones que el quejoso tiene a su favor, puesto que además de las constancias antes
valoradas, proporcionó habitación a su ex-cónyuge, con el inmueble que adquirió antes de la
separación y con la presunción de que nunca le fueron demandados los alimentos.

"En adición a lo anterior debe señalarse que quien en su caso debió inconformarse o reclamar el
derecho que dimana del artículo 196 del Código Civil por la presunta responsabilidad derivada
del abandono, lo era la extinta **********, y nunca lo hizo, sino que ante dicha situación

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 19/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

permaneció indiferente; de ahí que en la especie se está en un caso de separación de hecho


libremente consentida, por lo que contrariamente a lo considerado por la autoridad responsable,
no se puede considerar que en aplicación de dicho dispositivo 196, se deben considerar como
bienes de la sucesión los que adquirió el cónyuge separado cuando ya no se daban los fines de
la sociedad conyugal.

"Máxime que la esposa actualmente es finada y en vida nunca demandó nada, por lo que no se
puede aplicar al haber societario los bienes que adquirió el supuesto abandonante a partir de su
salida del domicilio conyugal, pues la titular de ese derecho en vida nunca lo reclamó y
permaneció pasiva ante esa situación.

"Lo anterior, aunado al hecho de que la parte tercero perjudicada no demostró que la finada
aportó recursos económicos para la adquisición de los inmuebles en cuestión, dado que hay
indicios de declaraciones en el sentido de que nunca trabajó y únicamente se dedicó al hogar, lo
cual conduce a concluir que si el quejoso contrajo matrimonio bajo el régimen de sociedad
conyugal con la autora de la sucesión demandada, y los bienes que los hijos del quejoso
incluyeron en el inventario fueron adquiridos por el impetrante de manera individual y
posteriormente a la separación de hecho de los cónyuges, es suficiente para considerar que los
bienes gananciales sólo deben comprender los adquiridos posteriormente a la celebración del
vínculo matrimonial y cesan desde la fecha de la separación y no aquellos adquiridos
individualmente con posterioridad a la separación de los consortes, no obstante la persistencia
del matrimonio.

"En apoyo a lo anterior se invoca por aplicación análoga al caso, el criterio sustentado por el
Tribunal Colegiado del Séptimo Circuito, que en lo esencial concuerda con el de este tribunal en
esta ejecutoria, mismo que es consultable en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima
Época, Tomo 151-156, Sexta parte, página 178 que dice:

"‘SOCIEDAD CONYUGAL, LIQUIDACIÓN DE LA. SÓLO DEBE COMPRENDER LOS BIENES


ADQUIRIDOS DESDE LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO HASTA LA FECHA EN QUE SE
PRODUJO EL ABANDONO INJUSTIFICADO DEL HOGAR CONYUGAL.—El abandono
injustificado por más de seis meses del domicilio conyugal por uno de los cónyuges, hace cesar
para él, desde el día del abandono, los efectos de la sociedad conyugal, en cuanto le favorezcan,
salvo convenio en contrario, según expresamente se señala en el artículo 184 del Código Civil
para el Estado de Veracruz, de tal manera que si se declaró disuelto el vínculo matrimonial por
haber operado la causal de divorcio consistente en la separación injustificada del domicilio
conyugal por más de seis meses, previsto por la fracción VII del artículo 141 del propio cuerpo de
leyes, la copropiedad de los cónyuges debe comprender únicamente los bienes adquiridos desde
la celebración del vínculo matrimonial hasta la fecha de la separación injustificada, en
acatamiento a la disposición legal aludida, y no a aquellos adquiridos con posterioridad, pese a la
subsistencia del matrimonio.’

"Por lo tanto, atento a las consideraciones expuestas con antelación, resulta procedente
conceder el amparo y protección de la Justicia Federal solicitados para el efecto de que la
autoridad responsable deje insubsistente la resolución impugnada y, en su lugar dicte otra en la
que atenta a lo expuesto en este considerando, declare procedente la reforma del inventario
aprobado en el juicio intestamentario a bienes de **********, expediente número **********,
secretaria ‘a’, a efecto de que se excluyan del mismo los bienes inmuebles adquiridos por el
señor **********, con posterioridad a la fecha de su separación de la señora **********."

De la anterior ejecutoria derivó la tesis aislada I.11o.C.188 C, visible en la página 3293, del Tomo
XXVI, octubre de 2007, materia civil, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 20/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

Gaceta, con registro digital: 171024, que es del tenor siguiente:

"SOCIEDAD CONYUGAL, EN CASO DE ABANDONO INJUSTIFICADO DEL DOMICILIO


CONYUGAL, LA CESACIÓN DE SUS EFECTOS TIENE LUGAR DESDE LA FECHA EN QUE
SE PRODUJO EL ABANDONO; POR ENDE, NO FORMAN PARTE DE AQUÉLLA LOS BIENES
ADQUIRIDOS, INDIVIDUALMENTE POR LOS CÓNYUGES, CON POSTERIORIDAD A LA
SEPARACIÓN.—De la interpretación del artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal, se
desprende que durante la vigencia del matrimonio, el abandono injustificado del domicilio
conyugal por uno de los cónyuges, trae como consecuencia para él, la cesación de los efectos de
la sociedad conyugal, en la inteligencia de que dichos efectos pueden iniciar nuevamente, antes
de la disolución del matrimonio, si así lo convienen los cónyuges. Ahora bien, debe admitirse que
en caso de actualizarse el abandono injustificado, la ley persigue la protección de los efectos
patrimoniales que dimanan de la sociedad conyugal, en cuanto ésta representa para los
consortes ciertos beneficios derivados del caudal común; por ende, se justifica que quien incurre
en abandono, debe ser sancionado con la pérdida de dichos beneficios desde que se actualiza
ese supuesto, en razón de que con la separación de los cónyuges se rompe con los fines de la
sociedad conyugal como son la convivencia, la cohabitación, la mutua cooperación y el fin
común; pero conforme a esta interpretación debe considerarse también que esa cesación de los
efectos, no permite incluir los bienes que cada uno de los cónyuges haya adquirido con
posterioridad al abandono injustificado, pues es claro que tal adquisición no se hace con base en
los enunciados principios de la sociedad conyugal y por ello, no pueden formar parte de la
misma. Estimar lo contrario implicaría un acto contrario a la buena fe, con manifiesto abuso de
derecho, cuando ha quedado evidenciada la efectiva e inequívoca voluntad de los cónyuges de
romper la convivencia conyugal."

III. Por su parte, el Tercer Tribunal, conoció del recurso de revisión 113/2006, interpuesto en
contra de la resolución dictada el uno de diciembre de dos mil cinco, firmada el veintiocho de
febrero de dos mil seis, por el Juez Quinto de Distrito en Materia Civil en la Ciudad de México, en
el juicio de amparo indirecto **********; medio de impugnación que fue resuelto en sesión de
cuatro de mayo de dos mil seis, por unanimidad de votos, en el sentido de revocar la sentencia
recurrida y conceder el amparo para efectos.

Lo anterior, con base en las consideraciones siguientes:

"El segundo concepto de violación se estima fundado y suficiente para conceder el amparo
solicitado, porque la Sala responsable en forma indebida consideró que la apelante no acreditó
con prueba idónea que la sociedad conyugal estuviera integrada por otro inmueble, es decir, el
ubicado en la calle de ********** número **********, lote **********, manzana **********, Colonia
**********, en **********, Estado de México. Se expone el anterior aserto, con base en las
consideraciones siguientes:

"Los artículos 183, 184, 194 y 197 del Código Civil para el Distrito Federal, establecen: (se
transcriben)

"De los anteriores preceptos, se desprende que el régimen de sociedad conyugal es aquel en
cuya virtud los bienes adquiridos por uno o ambos cónyuges durante el matrimonio se hacen
comunes, en cuanto al goce o en cuanto a la propiedad y en este último caso, son divisibles entre
los cónyuges después de la disolución del matrimonio; con la aclaración de que si uno de los
cónyuges dispuso de alguno de los bienes de la sociedad sin autorización del otro, deberá pagar
al otro la parte que le correspondía de dichos bienes, así como los daños y perjuicios que se le
ocasionen.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 21/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"Por su parte, debe observarse que conforme al principio de mutabilidad de los regímenes
patrimoniales, el de sociedad conyugal puede ser variado en cuanto a su contenido y alcance, lo
cual puede ocurrir, verbigracias, por disposición de la ley, como ocurre en la cesación de efectos
de la sociedad conyugal, regulada en el artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal, que
establece: (se transcribe).

"La cesación de efectos de la sociedad conyugal, conforme al precepto invocado es una figura
jurídica que establece la sanción a cargo del cónyuge que abandona el domicilio conyugal, por
más de seis meses sin causa justificada, consistente en la pérdida de todos los efectos benéficos
o de ganancia obtenidos durante la existencia de la mencionada sociedad, a partir del momento
del abandono, y a favor del cónyuge que permanece en el referido domicilio.

"Al respecto, debe precisarse que el régimen de sociedad conyugal es aquel en el que, por regla
general, los bienes adquiridos por uno o ambos cónyuges durante el matrimonio corresponden al
fondo social, y se hacen comunes en cuanto al goce o a la propiedad, recayendo la
administración sobre ambos cónyuges, pues al gozar de la misma autoridad en el hogar, deben
resolver de común acuerdo todo lo conducente al manejo del hogar, a la formación y educación
de los hijos y a la administración de los bienes.

"Sin embargo, cuando uno de los esposos abandona el domicilio conyugal, deja de contribuir a la
formación del fondo social y de colaborar en la dirección conjunta del hogar, de los hijos, si los
hay, y de los bienes, mientras que el cónyuge que permanece en el domicilio conyugal, que en el
medio social mexicano suele ser con mayor frecuencia, la mujer, continúa con las cargas o
gastos para lograr el mantenimiento y educación de los hijos, en caso de que los haya, lo que le
pone en una situación desventajosa frente al cónyuge abandonante, pues asume la totalidad de
las cargas inherentes al matrimonio, a diferencia del cónyuge que abandona el hogar conyugal,
que con dicha conducta de abandono, pretende liberarse de todas las cargas que implica el
matrimonio.

"Por ello, al generar diversos gastos económicos el matrimonio, precisamente con la parte de la
sociedad conyugal que corresponde al cónyuge abandonante por concepto de ganancias, se
debe compensar al otro que fue abandonado de las cargas económicas generadas por el
matrimonio desde que abandonó el domicilio conyugal, lo que incluye aplicar al haber societario
los bienes que adquirió el abandonante, a partir de su salida voluntaria del domicilio conyugal y
hasta que se disuelva la sociedad.

"Lo anterior es así, en primer lugar, porque el activo de una sociedad conyugal se integra con:

"1. Aportaciones. El régimen de sociedad de gananciales parte de la idea de un patrimonio


común compuesto por los ingresos del producto de los trabajos de los consortes, más los frutos
que produzcan los bienes propiedad de ellos a partir de la fecha de la celebración del matrimonio;
y,

"2. Gananciales. Son la masa que se incrementa durante el matrimonio y persigue como fin el
sostenimiento de las cargas y en última instancia su división entre los consortes, llegado el
momento de la disolución y liquidación de la sociedad.

"Al existir un patrimonio que forma parte de la sociedad conyugal, es que dicho patrimonio debe
responder, entre otras cargas (pasivo social), de las relativas:

"1o. A los gastos ordinarios de la familia.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 22/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"2o. El mantenimiento de la familia, y la educación de los hijos comunes.

"3o. Las deudas contraídas durante el matrimonio por ambos cónyuges o sólo por el marido, o
por la mujer, en ambos casos con la autorización respectiva.

"4o. Los gastos indispensables para la conservación de los bienes del fondo social.

"El criterio anterior tiene apoyo en la tesis de la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, publicada en la página 653, Tomo XCIV, Quinta Época, del Semanario Judicial de la
Federación, que establece:

"‘SOCIEDAD LEGAL, CESACIÓN DE LOS EFECTOS DE LA, EN CASO DE ABANDONO DEL


DOMICILIO CONYUGAL (LEGISLACIÓN DE NUEVO LEÓN).’ (se transcribe texto).

"Así como en la tesis de este Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, visible en la
página 302, Tomo XII, julio de 1993, Octava Época del Semanario Judicial de la Federación, que
señala:

"‘SOCIEDAD CONYUGAL. CESACIÓN DE LOS EFECTOS DE LA, POR CAMBIOS DE


DOMICILIO.’

"En segundo lugar, porque el mencionado pasivo social que debe cubrirse con el activo es
asumido por el cónyuge que permanece en el domicilio, sin recibir la colaboración del esposo
abandonante, quien, por su parte, libre de las cargas conyugales, puede adquirir activos que, en
reciprocidad por la mayor carga soportada por el cónyuge abandonado, tienen que formar parte
del patrimonio social.

"No ocurre lo mismo en caso de que el cónyuge que permanece en el domicilio, a pesar de las
adversas condiciones que implica la asunción de todas las cargas derivadas del matrimonio,
incremente el activo de la sociedad conyugal, dado que el abandonante no podrá reclamar
derecho alguno sobre esos nuevos bienes, al haber cesado para él, por virtud del abandono, los
efectos de la sociedad conyugal que, en cambio, permanecen en toda su extensión para el
cónyuge abandonado.

"Por otra parte, de una cuidadosa lectura de los autos que integran el expediente constitucional,
los cuales tienen pleno valor probatorio en términos de los artículos 129 y 202 del Código Federal
de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de Amparo, se observa, en lo que
interesa, lo siguiente:

"En el acta de matrimonio inscrita en la entidad **********, Juzgado **********, libro **********, foja
**********, del año de mil novecientos sesenta y cinco, aparece que ********** y **********
contrajeron matrimonio bajo el régimen de sociedad conyugal (foja 137 del expediente
constitucional).

"Por sentencia definitiva dictada el trece de junio de dos mil tres, por el Juez Trigésimo Tercero
de lo Familiar del Distrito Federal, en el expediente **********, declaró disuelto el referido vínculo
matrimonial, y dio por terminada la sociedad conyugal, la cual ordenó se liquidara en ejecución
de sentencia (fojas 254 a 255 del expediente constitucional).

"En esa sentencia se precisó que los cónyuges procrearon hijos durante el matrimonio.

"Mediante escrito presentado el diez de julio de dos mil tres, **********, promovió incidente de

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 23/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

liquidación de sociedad conyugal, únicamente sobre el inmueble ubicado en el **********, casa


**********, **********, C.P. **********, Delegación **********, Distrito Federal (fojas 264 y 265 deI
expediente constitucional).

"**********, al dar contestación al incidente de liquidación de sociedad conyugal, mediante escrito


presentado el dieciséis de agosto de dos mil cuatro, manifestó, entre otras cuestiones, que
también debía incluirse el inmueble ubicado en ********** número **********, lote **********,
manzana **********, colonia **********, Municipio de **********, Estado de México, que consta en la
escritura pública número **********, pasada ante la fe del notario público número ********** de
**********, Estado de México, el cual fue adquirido por ********** el diez de agosto de mil
novecientos noventa y nueve, que lo vendió sin autorización de la hoy recurrente, el diecisiete de
diciembre de mil novecientos noventa y nueve (fojas 337 a 339 del expediente constitucional).

"En el mismo escrito de contestación al incidente de liquidación de sociedad conyugal, **********,


ofreció entre otras pruebas:

"‘1. La confesional, a cargo del actor incidentista **********, quien deberá ser citado de manera
personal a absolver posiciones, con el apercibimiento de ser declarado confeso de todas y cada
una de las que sean calificadas de legales, en caso de inasistir sin justa causa.—Dicha prueba
tiene relación con todos y cada uno de los hechos narrados en presente (sic) incidente y servirá
para demostrar las afirmaciones de la suscrita en virtud de que dicha persona tiene pleno
conocimiento de que abandonó el domicilio conyugal injustificadamente y de la realidad de los
bienes que integran la sociedad conyugal y así deberá confesarlo en la presencia judicial.—2. La
documental privada consistente en la copia certificada del asiento registral de fecha dos de
diciembre de mil novecientos noventa y nueve, expedida por el Registro Público de la Propiedad
de **********, Estado de México, documento que acompaño al presente escrito como anexo 1.—3.
La documental privada consistente en la copia certificada del asiento registral de fecha veintisiete
de abril de dos mil, expedida por el Registro Público de la Propiedad de **********, Estado de
México, documento que acompaño al presente escrito como anexo 2.—Probanza relacionada
con todos los hechos expresados en el presente incidente y servirá para probar las afirmaciones
de la suscrita, toda vez que en dicha documental consta fehacientemente la adquisición por parte
de mi contrario de un bien inmueble adicional al que fue por él señalado, así como su posterior
venta, sin que la suscrita hubiere dado su consentimiento ...’. (sic) (foja 340 deI expediente
constitucional)

"Por auto de veintiséis de agosto de dos mil cuatro, el Juez natural admitió dichas probanzas
(foja 348 del expediente constitucional)

"En la audiencia de cuatro de octubre de dos mil cuatro, **********, desahogó la prueba
confesional a su cargo, en los siguientes términos:

"1. A la posición cuatro calificada de legal, que indicó: ‘Que usted adquirió el inmueble ubicado en
********** número **********, lote **********, manzana **********, colonia **********, Municipio de
**********, Estado de México, el diez de agosto de mil novecientos noventa y nueve.’, el
absolvente contestó: ‘... a la cuarta. Que si es cierto, aclarando que lo adquirió en mil novecientos
ochenta y siete y en noventa y nueve fue que se vendió, aclarando que esa casa la hizo con otra
persona porque de la señora, se separó desde que se divorciaron en mil novecientos ochenta y
tres, en los edificios de ********** y de ahí se extraviaron los papeles, y el de la voz se volvió a
casar sabiendo que estaba divorciado.’"

"Respecto a la posición quinta calificada de legal, que señala: ‘5. Que en fecha diecisiete de
diciembre de mil novecientos noventa y nueve usted vendió el inmueble descrito en la posición

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 24/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

que antecede.’, el absolvente manifestó: ‘QUINTA.—Que sí es cierto, reproduciendo lo anterior.’

"Por su parte, la Sala responsable, al emitir la interlocutoria de seis de octubre de dos mil cinco,
en el toca **********, que constituye el acto reclamado, consideró que la sociedad conyugal no
estaba integrada por el inmueble ubicado en ********** número **********, lote **********, manzana
**********, colonia **********, Municipio de **********, Estado de México, porque la apelante no
acreditó con documento idóneo consistente en la escritura pública que el bien haya pertenecido a
**********, durante la vigencia de la sociedad conyugal, ya que la copias certificadas del asiento
registral de dos de diciembre de mil novecientos noventa y nueve, expedida por el Registro
Público de la Propiedad de **********, sólo consistían un indicio de que ********** adquirió el
inmueble cuestionado (fojas 31 a 39 del expediente en consulta).

"De lo expuesto, se concluye que es verdad lo afirmado por la quejoso, en el sentido de que la
Sala responsable en forma ilegal consideró que no formaba parte de la sociedad conyugal el
inmueble de referencia, dado que, la recurrente sí acreditó con las documentales que exhibió y
con la confesional a cargo del hoy tercero perjudicado, que dicho inmueble fue adquirido por
**********, durante la vigencia del matrimonio con **********, y que, por ello, si formaba parte de la
sociedad conyugal.

"Ahora bien, esto es así, porque aun cuando es cierto que normalmente el acto traslativo de
propiedad de un inmueble se acredita con la escritura pública correspondiente, también lo es
que, en la especie la adquisición y la posterior enajenación del cuestionado inmueble, por parte
de ********** y, por ende, que formó parte de la sociedad conyugal, sí se acreditó con las copias
certificadas que exhibió la hoy recurrente en el incidente de liquidación de sociedad conyugal, de
los asientos registrales de dos de diciembre de mil novecientos noventa y nueve, y de fecha
veintisiete de abril de dos mil, expedidas por el Registro Público de la Propiedad de **********.

"Así es, ya que aun cuando esas probanzas, constituyen indicios de que el bien inmueble
perteneció a **********, los mismos se encuentran adminiculados con la confesional a cargo de
dicha persona, en la que al contestar las posiciones cuarta y quinta, reconoció expresamente que
adquirió en propiedad el multicitado inmueble el diez de agosto de mil novecientos noventa y
nueve, y que luego lo vendió el diecisiete de diciembre de ese mismo año; de modo que en estas
condiciones, el cuestionado inmueble sí formó parte integrante de la sociedad conyugal y, por
ello, es que debe ser materia del incidente de liquidación de sociedad conyugal, y la Sala
responsable al no haberlo estimado así, es evidente que violó en perjuicio de la quejosa los
numerales que refiere.

"Consecuentemente, está demostrada la violación a la garantía de legalidad establecida en los


artículos 14 y 16 constitucionales, por lo que debe concederse el amparo para el efecto de que la
Sala responsable deje insubsistente el acto reclamado, consistente en la sentencia de seis de
octubre de dos mil cinco, dictada en el toca de apelación **********, y, en su lugar, dicte una nueva
en la que, determine que el inmueble ubicado en la calle de ********** número **********, lote
**********, manzana **********, colonia **********, **********, Estado de México, forma parte de la
sociedad conyugal y hecho lo cual, resuelva con plenitud lo que en derecho proceda, de manera
fundada y motivada.

"En tal virtud, procede revocar el fallo sujeto a revisión que negó el amparo a la quejosa, y por las
razones antes expuestas, se debe conceder el amparo solicitado, haciéndose extensiva esa
concesión a la autoridad ejecutora."

La anterior ejecutoria dio origen a la tesis aislada I.3o.C.555 C, visible en la página 1377, del
Tomo XXIV, julio de 2006, materia civil, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 25/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

su Gaceta, con registro digital: 174594, que dice:

"SOCIEDAD CONYUGAL. HIPÓTESIS EN QUE FORMAN PARTE DE ELLA LOS BIENES


ADQUIRIDOS POR EL CÓNYUGE QUE ABANDONA EL DOMICILIO CON POSTERIORIDAD A
SU SALIDA.—La cesación de efectos de la sociedad conyugal, conforme al artículo 196 del
Código Civil para el Distrito Federal, es una figura jurídica que establece una sanción a cargo del
cónyuge que abandona el domicilio conyugal, por más de seis meses sin causa justificada,
consistente en la pérdida de todos los efectos benéficos o de ganancia obtenidos durante la
existencia de la mencionada sociedad, a partir del momento del abandono, y a favor del cónyuge
que permanece en el referido domicilio. Al respecto, debe precisarse que el régimen de sociedad
conyugal es aquel en el que, por regla general, los bienes adquiridos por uno o ambos cónyuges
durante el matrimonio corresponden al fondo social, y se hacen comunes en cuanto al goce o a la
propiedad, recayendo la administración sobre ambos cónyuges, pues al gozar de la misma
autoridad en el hogar, deben resolver de común acuerdo todo lo conducente al manejo del hogar,
a la formación y educación de los hijos y a la administración de los bienes. Sin embargo, cuando
uno de los esposos abandona el domicilio conyugal, deja de contribuir a la formación del fondo
social y de colaborar en la dirección conjunta del hogar, de los hijos, si los hay, y de los bienes,
mientras que el cónyuge que permanece en el domicilio conyugal, que en el medio social
mexicano suele ser con mayor frecuencia, la mujer, continúa con las cargas o gastos para lograr
el mantenimiento y educación de los hijos, en caso de que los haya, lo que le pone en una
situación desventajosa frente al cónyuge abandonante, pues asume la totalidad de las cargas
inherentes al matrimonio, a diferencia del cónyuge que abandona el hogar conyugal, que con
dicha conducta de abandono, pretende liberarse de todas las cargas que implica el matrimonio.
Por ello, al generar diversos gastos económicos el matrimonio, precisamente con la parte de la
sociedad conyugal que corresponde al cónyuge abandonante por concepto de ganancias, se
debe compensar al otro que fue abandonado de las cargas económicas generadas por el
matrimonio desde que abandonó el domicilio conyugal, lo que incluye aplicar al haber societario
los bienes que adquirió el abandonante con posterioridad a su salida voluntaria del domicilio
conyugal y hasta que se disuelva la sociedad. Lo anterior es así, en primer lugar, porque el activo
de una sociedad conyugal se integra con aportaciones y gananciales, y debe responder, entre
otras cargas o pasivo social, de las relativas a los gastos ordinarios de la familia, la educación de
los hijos comunes, las deudas contraídas durante el matrimonio por ambos cónyuges, o sólo por
uno de ellos, con la autorización respectiva, y los gastos indispensables para la conservación de
los bienes del fondo social; y, en segundo lugar, porque el mencionado pasivo social que debe
cubrirse con el activo es asumido por el cónyuge que permanece en el domicilio, sin recibir la
colaboración del esposo abandonante, quien, por su parte, libre de las cargas conyugales, puede
adquirir activos que, en reciprocidad por la mayor carga soportada por el cónyuge abandonado,
tienen que formar parte del patrimonio social. No ocurre lo mismo en caso de que el cónyuge que
permanece en el domicilio, a pesar de las adversas condiciones que implica la asunción de todas
las cargas derivadas del matrimonio, incremente el activo de la sociedad conyugal, dado que el
abandonante no podrá reclamar derecho alguno sobre esos nuevos bienes, al haber cesado para
él, por virtud del abandono, los efectos de la sociedad conyugal que, en cambio, permanecen en
toda su extensión para el cónyuge abandonado."

IV. El Octavo Tribunal, conoció del amparo directo 120/2015, interpuesto en contra de la
sentencia dictada el cuatro de diciembre de dos mil catorce, por la Cuarta Sala Familiar del
Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, en el toca **********, que resolvió el recurso
de apelación interpuesto en contra de la sentencia interlocutoria de cuatro de septiembre de dos
mil catorce, por el Juez Vigésimo de lo Familiar e la Ciudad de México, en el incidente de
liquidación de sociedad conyugal **********. En dicho medio de impugnación, se ordenó dejar sin
materia el recurso de apelación y reponer el procedimiento para que el Juez de origen
estableciera los bienes que conforman la sociedad conyugal.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 26/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

Las consideraciones expuestas en el juicio de amparo fueron las siguientes:

"Son parcialmente fundados los anteriores conceptos de violación, sólo en el aspecto que más
adelante se precisará.

"De los autos se desprende que el quejoso demandó de **********, hoy tercera interesada, el
divorcio sin causa, pronunciándose sentencia el doce de agosto de dos mil nueve, en la que se
decretó la disolución del vínculo matrimonial.

"Posteriormente, la ahora tercero interesada promovió incidente de liquidación de la sociedad


conyugal argumentando, en síntesis, que en las capitulaciones matrimoniales se había acordado
que cada uno de los cónyuges tendría una participación del cincuenta por ciento de todos y cada
uno de los bienes y productos que conformaran la sociedad conyugal.

"El aquí peticionario, en la contestación a la reclamación incidental sostuvo, en esencia, que el


régimen de sociedad conyugal, había cesado en sus efectos desde el mes de octubre de mil
novecientos noventa y siete, pues en ese entonces ambos consortes de manera consentida, se
separaron y dejaron de hacer vida en común.

"El cuatro de septiembre de dos mil catorce, se pronunció sentencia de primer grado en el
referido incidente, en la que el Juez de origen decidió, esencialmente, que los efectos de la
sociedad conyugal terminaron a partir de la fecha de separación voluntaria de las partes (octubre
de 1997), ya que cesó la colaboración de los consortes, siendo ésta la base en la que
descansaba la sociedad conyugal.

"En la resolución reclamada, la autoridad responsable estimó que la sociedad conyugal concluyó
hasta que se pronunció la sentencia de divorcio, el doce de agosto de dos mil nueve, por lo que
los bienes adquiridos durante la vigencia del matrimonio (del 5 de julio de 1973 al 12 de agosto
2009), debían liquidarse al cincuenta por ciento para cada una de las partes, siendo irrelevante lo
alegado por el aquí quejoso en cuanto a que la sociedad conyugal cesó en sus consecuencias en
octubre de mil novecientos noventa y siete, fecha en la que los contendientes se separaron y
dejaron de hacer vida en común, porque del cúmulo de pruebas que ofreció, no se desprendía
que los entonces cónyuges hubiesen convenido su separación ni se probó que la sociedad
conyugal terminase durante el matrimonio por convenio de las partes. Además, consideró el
tribunal responsable que el hecho de que el hoy agraviado, señalase que abandonó el hogar
conyugal no significaba que su contraparte hubiese consentido la separación ni que dejara de
surtir efectos la sociedad conyugal, lo que tampoco acontecía por la circunstancia de que el
peticionario dejase en posesión de su contraparte determinados bienes, aunado a que el criterio
invocado por el a quo no era de observancia obligatoria; concluyendo la Sala responsable que
debía revocar el fallo impugnado y ordenar la reposición del procedimiento ante la omisión de
establecer cuáles eran los bienes de la sociedad conyugal.

"Por su parte, aduce el quejoso que la resolución reclamada carece de fundamentación y


motivación, ya que el tribunal responsable no citó el precepto de acuerdo a la Constitución, las
leyes locales en su interpretación jurídica o en los principios generales del derecho que fundasen
el acto reclamado, ni expresó las razones para el pronunciamiento de tal acto, de acuerdo al total
de las actuaciones del expediente.

"Al respecto, cabe precisar que la simple lectura de la sentencia que constituye el acto
reclamado, revela que la Sala responsable expuso los razonamientos en que se fundó para
pronunciar dicha determinación, por lo que ésta se encuentra motivada en su aspecto formal; en

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 27/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

la inteligencia de que si en concepto del agraviado dicha autoridad no emitió el acto reclamado
conforme a las constancias del juicio de origen, ello no significa que carezca de motivación, en
todo caso podría constituir una falta de examen de tales constancias, pero lo cierto es que el fallo
reclamado sí está motivado; por tanto, es infundado el concepto de violación de que se trata.

"En otro orden de ideas, de la resolución reclamada aparece que el tribunal responsable no citó
el fundamento en que se apoyó para pronunciarla; sin embargo, debe decirse que en los juicios
del orden civil, como lo es el del que deriva el acto reclamado, el quejoso no queda sin defensa
por la sola circunstancia de que la autoridad responsable omita señalar los preceptos en que se
funde el acto, ya que la garantía de legalidad contenida en el artículo 16 constitucional, referente
a la fundamentación de los actos de autoridad, estriba en que la resolución que se dicte, se
encuentre fundada en la ley, lo cual quiere decir que los razonamientos que se den estén
ajustados a un mandato legal, y no necesariamente que se citen los artículos que rijan el caso;
luego, son infundados los argumentos a estudio e inaplicable la tesis invocada.

"Lo anterior encuentra apoyo en el criterio del Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito, que este Tribunal comparte, contenido en la tesis de jurisprudencia visible en el
Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Tomo
VIII, diciembre de 1991, civil, página 136, que dice:

"‘SENTENCIAS EN MATERIA CIVIL. GARANTÍA DE FUNDAMENTACIÓN, SE SATISFACE AUN


CUANDO SE OMITA LA CITA DE PRECEPTOS LEGALES.’ (se transcribe texto)

"En otro aspecto, alega el quejoso que la Sala responsable dejó de observar la aclaración de la
sentencia de primera instancia, en la que se indicó que la sociedad conyugal dejó de surtir
efectos en octubre de mil novecientos noventa y siete, pues dicha responsable atendió a la fecha
del divorcio (12 de agosto 2009), pronunciando una resolución contraria a las actuaciones.

"Sobre el particular, es de señalar que el ad quem no incurrió en la falta que le atribuye el


peticionario, toda vez que aparte de que la aclaración de la interlocutoria de primera instancia
(precisada en el considerando tercero de esta ejecutoria) fue para especificar la fecha en que el
quejoso, al dar contestación a la demanda incidental manifestó que ocurrió la separación de los
cónyuges, ello no significa que la responsable estuviese impedida para analizar y determinar lo
conducente sobre la fecha en que debía estimarse aconteció dicha separación, con mayor razón
si ésa fue la materia del recurso de apelación, que a su vez originó que dicha autoridad
pronunciase el fallo reclamado; luego, es infundado el motivo de queja de que se viene haciendo
mérito.

"Por otro lado, expresa el promovente que al emitirse el fallo reclamado, se consideraron de
manera superficial sus manifestaciones y el contenido de las pruebas que obran en el proceso,
en mérito a que: 1) Se dejó de observar la cesación de los efectos de la sociedad conyugal; y, 2)
No se atendió a la confesional de su contraparte, la instrumental de actuaciones y la presuncional
legal y humana.

"Lo anterior, afirma el peticionario, porque contrariamente a lo señalado por la Sala responsable,
existen pruebas, como lo es la confesión de la ahora tercera interesada, quien en el escrito de
contestación de demanda y en la propuesta de convenio confesó, expresamente, que dicho
quejoso abandonó el hogar conyugal en el mes de octubre de mil novecientos noventa y siete,
desprendiéndose elementos de que dicha tercero interesada, consintió desde esa fecha de
manera tácita el abandono del domicilio conyugal, dada la inactividad o inejercicio de la acción de
abandono, porque como lo establecían los artículos 267, fracción VIII, en relación con el 278 del
Código Civil para el Distrito Federal (vigente al día del abandono), existía como causal de

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 28/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

divorcio el abandono del domicilio conyugal por más de seis meses sin causa justificada (como
así lo manifestó su contraparte), por lo que esta última, contaba con seis meses para ejercitar la
acción derivada del abandono, la que nació a partir de abril de mil novecientos noventa y ocho, y
pudiendo demandarle el divorcio necesario, nunca lo hizo, en consecuencia consintió el
abandono del hogar conyugal por inejercicio de la acción, con lo que convalidó el acto y consintió
que desde octubre de mil novecientos noventa y siete se dio el abandono.

"Por consiguiente, expone el quejoso, la Sala responsable desconoció que la sociedad conyugal,
es susceptible de cesar en sus efectos y no sólo se puede liquidar o dar por terminada por un
convenio entre las partes o por una resolución judicial; además, el abandono es una situación de
hecho que no es susceptible de pacto, de ahí que no pueda ser judicialmente objeto de un
convenio, pues si existiera un convenio no sería abandono sino separación.

"Indica asimismo el solicitante del amparo que el ad quem, tampoco consideró que la sociedad
conyugal no sólo está constituida por el matrimonio y el tiempo que dure el mismo, sino que
requiere para su existencia del cumplimiento de requisitos que le den vida jurídica, consistentes
en la obligación mutua de combinar recursos o esfuerzos para la realización de un fin común de
carácter preponderantemente económico, y tiene como pilares fundamentales la convivencia, la
cooperación mutua y el bien común de los cónyuges, en la que éstos se ven beneficiados de los
bienes comunes, los productos, frutos, intereses o utilidades que se obtengan de dicho régimen,
y si esos fines no se cumplen, la sociedad carece de efectos, o sea, cesan sus consecuencias
aunque el matrimonio perdure.

"En la especie, afirma el peticionario, la ahora tercera interesada confesó que desde el mes de
octubre de mil novecientos noventa y siete no cohabitan, viven separados, por lo que la sociedad
conyugal cesó en sus efectos desde esa fecha, pues ambos de manera consentida tácitamente
dejaron de hacer vida en común, dado que dicha tercero interesada nunca inició procedimiento
alguno, aceptando por su inejercicio o su silencio la separación, y dejando de hacer vida
matrimonial, por lo que todo bien adquirido con posterioridad a la fecha que expresamente señaló
(octubre de 1997) no puede ser objeto de liquidación, ya que la hoy tercero interesada no
cooperó en forma alguna para su obtención, dejando de existir los pilares fundamentales del
régimen de la sociedad conyugal a consecuencia del abandono aceptado por su contraparte, y al
estar en presencia de una separación consensuada (sic), cesaron los efectos de la sociedad
como si la misma hubiese terminado, ya que la separación constituye un obstáculo para que
produzca efectos la comunidad de bienes, por tratarse de una conducta contraria a la mutua
cooperación y al fin común; cesaron, por ende, los efectos de los gananciales a partir de la
separación, únicamente, respecto de los bienes adquiridos desde el matrimonio y hasta la fecha
de separación, pero ningún derecho específico tienen los cónyuges sobre los bienes de
cualquiera de ellos adquiridos con posterioridad a la separación; estimar lo contrario implica un
acto contrario a derecho y a la buena fe.

"Para resolver sobre lo anterior, debe tenerse en cuenta que la sociedad conyugal es
considerada como una comunidad de bienes entre los consortes, que, por principios de equidad y
justicia, consecuentes con la situación de mutua colaboración y esfuerzos que vinculan a los
cónyuges, les da derecho igual sobre los bienes tanto en los beneficios como en las cargas.

"Asimismo, es de puntualizar que la sociedad conyugal está sustentada en la convivencia, la


mutua cooperación, el esfuerzo y el bien común de los cónyuges, basados en los elementos que
caracterizan al matrimonio, de conformidad con los artículos 146, 162 y 163 del Código Civil para
el Distrito Federal.

"Ahora bien, el artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal, dispone:

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 29/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"‘Artículo 196.’ (se transcribe texto)

"Como se ve, el precepto transcrito, establece que con motivo del abandono injustificado del
hogar conyugal por más de seis meses, la sociedad conyugal cesa para el cónyuge
abandonante; disposición que claramente encuentra explicación en la necesidad de no dejar al
arbitrio del consorte abandonante la cesación de los efectos de la sociedad conyugal.

"Sin embargo, es menester precisar que como esa disposición se contiene en el Código Civil
para el Distrito Federal desde que entró en vigor dicho ordenamiento (1 de octubre de 1932), sin
que desde entonces haya sido reformado o adicionado, se colige que tal precepto, en la parte en
que dispone que cesaron los efectos de la sociedad conyugal para el consorte abandonante y no
para el abandonado, a pesar de la separación entre los cónyuges, y aun cuando por efecto de la
separación es obvio que ya no existe la mutua cooperación inherente de la sociedad conyugal,
encuentra razón de ser en un sistema donde no existían causas de divorcio basadas en la
separación de hecho, sino que necesariamente debía existir una causa para el divorcio, como se
observa del tenor de las fracciones VIII y IX del artículo 267, que al entrar en vigor el citado
código disponían:

"‘Artículo 267.’ (se transcribe texto)

"En consecuencia, como necesariamente tenía que existir una causa de divorcio, sin que surtiera
efectos jurídicos la separación por voluntad unilateral de uno de los consortes, es lógico que no
cesaran los efectos de la sociedad conyugal para el consorte abandonado, porque lo contrario
sería darle efectos jurídicos a la separación por parte del abandonante, quedando a su arbitrio tal
cesación, siendo así que lo previsto en el artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal se
explica en ese sistema y en esa lógica.

"Ahora bien, por decreto publicado el veintisiete de diciembre de mil novecientos ochenta y tres
en el Diario Oficial de la Federación, se reformó, entre otros, el artículo 267 del Código Civil para
el Distrito Federal, para quedar como sigue:

"‘Artículo 267.’ (se transcribe texto)

"Como se ve, al precepto transcrito, se le adicionó como causa de divorcio la separación de los
cónyuges por más de dos años, independientemente del motivo que haya originado la
separación, la cual podría ser invocada por cualquiera de los consortes.

"Dicha causal de divorcio, según la lectura del dictamen correspondiente, revela que las
Comisiones Unidas de Justicia y del Distrito Federal, de la Cámara de Diputados, en la iniciativa
presentada al Congreso de la Unión para la adición de la fracción del precepto en cita (artículo
267, fracción XVIII), la propusieron porque era frecuente la separación de los cónyuges por largo
tiempo sin que existiera formalmente causa suficiente para demandar el divorcio necesario y sin
que convinieran la disolución del vínculo matrimonial en un juicio de divorcio voluntario, motivo
por el que señalaron: ‘... En tal caso, cualquiera que sea la causa que hubiera originado la
separación –si persiste por más de dos años– permite concluir que el matrimonio ya no es tal y
no representa la base armónica para la convivencia familiar. ...’, o sea, lo que inspiró al legislador
para crear esa causa de divorcio fue que derivado de la separación de los consortes por el plazo
en cuestión, ya no existía el matrimonio como tal.

"Ahora bien, si la reforma al Código Civil para el Distrito Federal estableció como causal de
divorcio la separación de los cónyuges, independientemente de la causa que la hubiese

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 30/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

originado, o sea, aunque el motivo fuese imputable a uno de los cónyuges, ello quiere decir que
la separación de cuerpos, a partir de esa reforma sí vino a producir efectos jurídicos, si es que se
prolongaba por el lapso establecido en la ley; entonces, el artículo 196 del ordenamiento en
mención, en la parte que dispone la cesación de efectos de la sociedad conyugal para uno, y no
para ambos cónyuges, debe ahora ser interpretado y fijarse su alcance con base en ese nuevo
sistema.

"En ese sentido, resulta que el estado de cesación de la sociedad conyugal para uno solo de los
cónyuges, sin abarcar al otro, lógica y jurídicamente no puede subsistir de manera indefinida,
sino que tiene límites impuestos por la naturaleza misma de la sociedad conyugal y sobre todo
por la connotación y consecuencias que a la separación de cuerpos vino a darle la reforma legal,
si se prolongaba por el lapso respectivo.

"En efecto, aparte de que la separación de los consortes, rompe con los propósitos
fundamentales que sustentan la sociedad conyugal, en mérito a que ya no existen la convivencia,
la cooperación y el esfuerzo mutuo, debe tenerse en consideración que prolongar
indefinidamente en el tiempo la cesación de la sociedad para uno solo de los cónyuges, además
de que podría dar lugar a perjudicar a terceros (ya que los consortes podrían simular la
separación para defraudar a sus acreedores), trae como consecuencia que el cónyuge
abandonado quede en aptitud de extender de mala fe ese estado de cosas, para disfrutar de los
bienes adquiridos después de la separación por el cónyuge abandonante, pese a no haber
participado para adquirirlos con su cooperación y esfuerzo; luego, tiene que atenderse a que hay
un momento en que la sociedad cesa para ambos y no sólo para el abandonante.

"Así las cosas, como la reforma al Código Civil para el Distrito Federal concedió acción para pedir
el divorcio a cualquiera de los cónyuges, aunque el motivo fuera imputable a alguno de ellos, a
partir de los dos años (artículo 267, fracción XVIII), ello significa que la separación de los
consortes, una vez cumplidos esos dos años e independientemente de quien la provocó, produce
la consecuencia de hacer cesar los efectos de la sociedad conyugal para ambos cónyuges, en
virtud de que si el motivo en que se basó el legislador para establecer esa causa de divorcio es
que la separación de cuerpos por ese lapso implica que el matrimonio ya no exista como tal, por
esa misma razón se deduce que transcurrido ese plazo ya no se justifica en favor del cónyuge
abandonado mantener los efectos de la sociedad conyugal, a pesar de no existir la cooperación o
ayuda mutua entre los consortes, además de que prolongar ese estado de manera indefinida,
como se indicó, sería ir en contra de la naturaleza de la propia sociedad conyugal, se podría
causar perjuicio a terceros y podría dar lugar a que el cónyuge abandonado actuase de mala fe.

"En ese orden de ideas, cabe precisar que en la especie no hay duda de que existió una
separación entre los cónyuges, ahora contendientes, pues es un hecho aceptado por éstos, dado
que existe la confesión de la hoy tercero interesada de que ello ocurrió a finales del mes de
octubre de mil novecientos noventa y siete, como lo afirmó en el apartado de hechos marcado
como cuatro de la contestación a la demanda en el juicio de divorcio sin causa (foja 33), lo que a
su vez fue reconocido por el propio quejoso al dar contestación a la demanda incidental de la que
deriva el acto reclamado, ya que aceptó que en esa fecha abandonó el hogar conyugal, por lo
que debe tenerse por justificada la separación entre los cónyuges en esa fecha; sin embargo,
contrariamente a lo alegado por el peticionario, no es a partir de ese momento que cesaron los
efectos de la sociedad conyugal, dado que ello implicaría que quedó a su arbitrio, por el hecho
del abandono en que él mismo incurrió, sino que debe estimarse que tuvo lugar una vez que
transcurrieron más de dos años de ocurrida la separación, de conformidad con la fracción XVIII
del artículo 267 del Código Civil para el Distrito Federal (vigente cuando ocurrieron los hechos de
que se viene haciendo mérito), pues como se precisó, fue a partir de ese instante que la ley vino
a atribuir a la separación de cuerpos efectos jurídicos; al no estimarlo de ese modo, la Sala

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 31/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

responsable incurrió en violación de los derechos fundamentales del quejoso.

"En esas condiciones, se impone conceder la protección constitucional solicitada para el efecto
de que la Sala responsable deje insubsistente la resolución reclamada y proceda a dictar otra en
la que, atendiendo a los lineamientos de esta ejecutoria, establezca que el régimen de sociedad
conyugal con base en el cual contrajeron matrimonio el quejoso y la hoy tercero interesada cesó
en sus efectos al transcurrir más de dos años de la separación de los consortes, y proceda a
resolver lo que en derecho sea procedente."

QUINTO.—Existencia de la contradicción de tesis.

El objeto de la resolución de una contradicción de tesis, radica en unificar los criterios


contendientes, a fin de generar seguridad jurídica. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
establecido los elementos que deben analizarse para determinar la existencia de una
contradicción de tesis, como se destaca a continuación:

1. No es necesario que los criterios deriven de elementos de hecho idénticos, pero es esencial
que estudien la misma cuestión jurídica, arribando a decisiones encontradas.

Sirve de sustento, la jurisprudencia 1697 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
que se puede consultar en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-Septiembre
2011, Novena Época, Tomo II. Procesal Constitucional 1. Común. Primera Parte - SCJN. Décima
Cuarta Sección - Jurisprudencia, materia común, página 1925, con registro digital: 1003576, de
rubro y texto siguientes:

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS SALAS DE LA SUPREMA CORTE DE


JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO ADOPTAN EN
SUS SENTENCIAS CRITERIOS JURÍDICOS DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE
DERECHO, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO
RODEAN NO SEAN EXACTAMENTE IGUALES.—De los artículos 107, fracción XIII, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197 y 197-A de la Ley de Amparo, se
advierte que la existencia de la contradicción de criterios está condicionada a que las Salas de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación o los Tribunales Colegiados de Circuito en las sentencias
que pronuncien sostengan ‘tesis contradictorias’, entendiéndose por ‘tesis’ el criterio adoptado
por el juzgador a través de argumentaciones lógico-jurídicas para justificar su decisión en una
controversia, lo que determina que la contradicción de tesis se actualiza cuando dos o más
órganos jurisdiccionales terminales adoptan criterios jurídicos discrepantes sobre un mismo punto
de derecho, independientemente de que las cuestiones fácticas que lo rodean no sean
exactamente iguales, pues la práctica judicial demuestra la dificultad de que existan dos o más
asuntos idénticos, tanto en los problemas de derecho como en los de hecho, de ahí que
considerar que la contradicción se actualiza únicamente cuando los asuntos son exactamente
iguales constituye un criterio rigorista que impide resolver la discrepancia de criterios jurídicos, lo
que conlleva a que el esfuerzo judicial se centre en detectar las diferencias entre los asuntos y no
en solucionar la discrepancia. Además, las cuestiones fácticas que en ocasiones rodean el
problema jurídico respecto del cual se sostienen criterios opuestos y, consecuentemente, se
denuncian como contradictorios, generalmente son cuestiones secundarias o accidentales y, por
tanto, no inciden en la naturaleza de los problemas jurídicos resueltos. Es por ello que este Alto
Tribunal interrumpió la jurisprudencia P./J. 26/2001 de rubro: ‘CONTRADICCIÓN DE TESIS DE
TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.’, al resolver
la contradicción de tesis 36/2007-PL, pues al establecer que la contradicción se actualiza siempre
que ‘al resolver los negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y
se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes’ se impedía el estudio del tema jurídico

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 32/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

materia de la contradicción con base en ‘diferencias’ fácticas que desde el punto de vista
estrictamente jurídico no deberían obstaculizar el análisis de fondo de la contradicción planteada,
lo que es contrario a la lógica del sistema de jurisprudencia establecido en la Ley de Amparo,
pues al sujetarse su existencia al cumplimiento del indicado requisito disminuye el número de
contradicciones que se resuelven en detrimento de la seguridad jurídica que debe
salvaguardarse ante criterios jurídicos claramente opuestos. De lo anterior se sigue que la
existencia de una contradicción de tesis deriva de la discrepancia de criterios jurídicos, es decir,
de la oposición en la solución de temas jurídicos que se extraen de asuntos que pueden
válidamente ser diferentes en sus cuestiones fácticas, lo cual es congruente con la finalidad
establecida tanto en la Constitución General de la República como en la Ley de Amparo para las
contradicciones de tesis, pues permite que cumplan el propósito para el que fueron creadas y
que no se desvirtúe buscando las diferencias de detalle que impiden su resolución."

Así como la tesis aislada P. XLVII/2009, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXX, julio de 2009,
materia común, página 67, Novena Época, con registro digital: 166996, cuyos rubro y texto son
los siguientes:

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. DEBE ESTIMARSE EXISTENTE, AUNQUE SE ADVIERTAN


ELEMENTOS SECUNDARIOS DIFERENTES EN EL ORIGEN DE LAS EJECUTORIAS.—El
Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia P./J.
26/2001, de rubro: ‘CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.’, sostuvo su firme rechazo a resolver las
contradicciones de tesis en las que las sentencias respectivas hubieran partido de distintos
elementos, criterio que se considera indispensable flexibilizar, a fin de dar mayor eficacia a su
función unificadora de la interpretación del orden jurídico nacional, de modo que no solamente se
resuelvan las contradicciones claramente inobjetables desde un punto de vista lógico, sino
también aquellas cuya existencia sobre un problema central se encuentre rodeado de situaciones
previas diversas, ya sea por la complejidad de supuestos legales aplicables o por la profusión de
circunstancias de hecho a las que se hubiera tenido que atender para juzgarlo. En efecto, la
confusión provocada por la coexistencia de posturas disímbolas sobre un mismo problema
jurídico no encuentra justificación en la circunstancia de que, una y otra posiciones, hubieran
tenido un diferenciado origen en los aspectos accesorios o secundarios que les precedan, ya que
las particularidades de cada caso no siempre resultan relevantes, y pueden ser sólo adyacentes
a un problema jurídico central, perfectamente identificable y que amerite resolverse. Ante este
tipo de situaciones, en las que pudiera haber duda acerca del alcance de las modalidades que
adoptó cada ejecutoria, debe preferirse la decisión que conduzca a la certidumbre en las
decisiones judiciales, a través de la unidad interpretativa del orden jurídico. Por tanto, dejando de
lado las características menores que revistan las sentencias en cuestión, y previa declaración de
la existencia de la contradicción sobre el punto jurídico central detectado, el Alto Tribunal debe
pronunciarse sobre el fondo del problema y aprovechar la oportunidad para hacer toda clase de
aclaraciones, en orden a precisar las singularidades de cada una de las sentencias en conflicto, y
en todo caso, los efectos que esas peculiaridades producen y la variedad de alternativas de
solución que correspondan."

2. Los tribunales contendientes deben haber resuelto alguna cuestión litigiosa en la que se vieron
en la necesidad de ejercer su arbitrio judicial, a través de un ejercicio interpretativo mediante la
adopción de algún canon o método, cualquiera que fuese.

3. Entre los ejercicios interpretativos respectivos debe encontrarse, al menos, un tramo de


razonamiento en el que la diferente interpretación ejercida, gire en torno a un mismo tipo de
problema jurídico: ya sea el sentido gramatical de una norma, el alcance de un principio, la

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 33/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

finalidad de una determinada institución o cualquier otra cuestión jurídica en general.

4. Lo anterior puede dar lugar a la formulación de una pregunta genuina acerca de si la forma de
acometer la cuestión jurídica es preferente con relación a cualquier otra que, como la primera,
también sea legalmente posible.

5. Aun cuando los criterios sustentados por los tribunales contendientes no constituyan
jurisprudencia debidamente integrada, ello no es requisito indispensable para proceder a su
análisis y establecer si existe la contradicción de tesis planteada y, en su caso, cuál es el criterio
que debe prevalecer con carácter jurisprudencial.

6. Es aceptable apreciar en la contradicción de tesis argumentos que, sin constituir el argumento


central de la decisión de un tribunal, revelen de manera suficiente el criterio jurídico de un órgano
jurisdiccional respecto de un problema jurídico concreto.

En la especie, el análisis de las mencionadas ejecutorias de amparo pone de relieve la existencia


de la contradicción de tesis denunciada, sólo entre los Tribunales Décimo Primer y Décimo
Segundo, frente a lo sostenido por el Tercer Tribunal, y no así por lo que respecta al Octavo
Tribunal como se desprende de lo siguiente.

1. El Décimo Segundo Tribunal sostuvo, esencialmente, que los bienes que individualmente
obtenga el cónyuge abandonante con posterioridad a la separación del domicilio conyugal no
forman parte del caudal societario.

En primer lugar, porque el artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal, aplicable para la
Ciudad de México no establece que la cesación de efectos de la sociedad conyugal, comprenda
como consecuencia expresa o tácita los bienes adquiridos con posterioridad al abandono, por el
cónyuge abandonante, con sus propios recursos, para formar parte de la sociedad conyugal en
favor del cónyuge abandonado; de manera que, en atención a su literalidad, no existe base legal
para interpretarlo en ese sentido, y prever una sanción que no dispone el precepto.

En segundo lugar, la cesación de los efectos de la sociedad conyugal, con relación al cónyuge
que abandona sólo puede ocurrir respecto de los beneficios que tal comunidad pudiera generar,
en cuanto a los bienes adquiridos anteriormente a la separación, pues no podrían cesar los
efectos benéficos de bienes adquiridos después por el cónyuge abandonante, porque sería
abarcar la titularidad de un derecho que aún no existe.

Es decir, si la cesación en comento, implica la pérdida de los efectos benéficos de la sociedad


conyugal, respecto a los derechos reales que forman parte de la sociedad conyugal al día del
abandono, entonces no podría extenderse a la propiedad de cosas futuras, pues este derecho
nace hasta que el bien existe y está determinado en términos del numeral 2015 del Código Civil,
por lo que no puede haber cesación de efectos benéficos producidos por derechos que aún no
existen.

En esa dirección jurídica, la cesación de los beneficios de la sociedad conyugal opera sólo,
respecto de los bienes adquiridos con anterioridad a la separación, pues sólo hasta ese momento
el cónyuge abandonante contribuyó a la formación del caudal común y tiene derecho a la
liquidación respectiva, así como a los frutos y beneficios (derechos) que le favorecen, generados
hasta ese momento y que dejan de surtir efectos.

Afirmar lo contrario, en el sentido de que los bienes que cada cónyuge adquiera con posterioridad
al abandono también forman parte de la sociedad, contravendría el origen, finalidad y las

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 34/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

consecuencias de la sociedad conyugal que, según su naturaleza, son conformes a la buena fe y


a la ley, y que rigen también dicho régimen en términos del numeral 196 Código Civil para el
Distrito Federal, aplicable para la Ciudad de México, pues este patrimonio que se presume
común para ambos cónyuges, se sustenta en los deberes de solidaridad y mutua colaboración
que vinculan a los cónyuges para combinar recursos y esfuerzos a efecto de lograr el fin común,
que es la atención de las cargas matrimoniales; de modo que sería desmedido y abusivo que los
bienes que adquiera por su cuenta el cónyuge abandonado y el abandonante continuaran bajo
una sociedad conyugal que se tornó carente de esos principios que la inspiran, pues en virtud del
abandono, ya no existe esa mutua cooperación que producen los gananciales de la sociedad y
que da derecho a participar de ellos.

En ese contexto, ni la literalidad ni finalidad del texto del artículo 196 del Código Civil para la
Ciudad de México permiten establecer que el cónyuge abandonante pierda el derecho de
propiedad sobre los bienes que adquiera con posterioridad al abandono, para acrecentar la
sociedad conyugal en favor del abandonado, ni hay base para otorgar una compensación legal
en favor del cónyuge abandonado con los bienes que adquirió el abandonante con posterioridad
a su salida del domicilio conyugal, pues aunado a las razones antes justificadas, el abandono no
implica, por sí mismo, que los cónyuges sean deudores y acreedores recíprocos de obligaciones
líquidas y exigibles entre sí, y que, por ello, se actualice la compensación como forma extintiva de
las obligaciones.

Además, de otorgarse la pérdida de los derechos del cónyuge abandonante, se rompería con la
igualdad jurídica que debe imperar entre los consortes, afectaría desproporcionalmente el
derecho de propiedad del cónyuge abandonante y obstaculizaría, injustificadamente, la
persecución de un plan de vida que libremente ha elegido, en el sentido de no continuar con una
vida en común con su consorte (ámbito de decisión protegido por el derecho fundamental al libre
desarrollo de la personalidad), al constreñirlo a permanecer en un régimen patrimonial que ha
perdido sustento y privársele de los beneficios que le pudieran reportar los bienes que adquiera
con posterioridad al abandono, fruto de su esfuerzo y trabajo, para materializar ese plan de vida
individual.

En cambio, ante esa situación de no contribución al caudal común, en su administración y


acrecentamiento, queda justificada la consecuencia legal de que cesen para él los efectos
patrimoniales benéficos que generen los bienes que formaron parte de la sociedad conyugal,
hasta el momento del abandono; porque aun cuando los bienes continúan formando parte de la
sociedad conyugal y que, por ende, se mantienen en un régimen de propiedad compartida,
mientras no se disuelva jurídicamente, los efectos benéficos como son los frutos de los bienes
adquiridos durante la vigencia de la sociedad conyugal, han cesado para él.

Por tanto, en su sentido literal y teleológico, el citado artículo 196 debe entenderse en el sentido
de que la cesación de efectos favorables de la sociedad conyugal opera en relación con los frutos
que produzcan los derechos reales que se ejercían sobre los bienes que integran el fondo común
al momento de la separación injustificada; pero los bienes que el cónyuge abandonante adquiera
individualmente con posterioridad a ese hecho no forman parte de la sociedad conyugal, ni
pueden acrecentar el patrimonio del abandonado.

Lo anterior no implica que el cónyuge abandonado, se vea en una situación desigual frente a su
pareja, en cuanto a que por su propia cuenta deba hacer frente a los gastos económicos para el
sostenimiento del hogar y a los gastos de administración de los bienes del caudal común; toda
vez que cuenta con la acción para demandar judicialmente el cumplimiento de la obligación de
proporcionar alimentos derivados del matrimonio, de existir la necesidad de recibirlos, ante
cuestiones de vulnerabilidad y desequilibrio económico y, por otro lado, quedará beneficiado con

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 35/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

los frutos que produzcan los bienes de la sociedad legal a partir del abandono en que incurrió su
cónyuge.

2. El Décimo Primer Tribunal sostuvo, en esencia, que de la interpretación del artículo 196 del
Código Civil en mención, se desprende que la cesación es en perjuicio del cónyuge que deja el
domicilio, pero no del abandonado.

Que teleológicamente tiene un propósito primordial, de dar protección al aspecto patrimonial que
dimana de la sociedad conyugal, en cuanto ésta representa para los consortes ciertos beneficios
que por virtud de dicha sociedad tienen derecho a aprovechar y hacerse de ellos, y la sanción
consiste en que, quien abandona, los pierde, y debe dejar de beneficiarse de éstos; sin perjuicio
de que por convenio con su socio conyugal los pueda volver a obtener iniciando nuevamente sus
efectos.

Conforme a esta interpretación, debe considerase también que la cesación de los efectos de la
sociedad conyugal, ocurre sólo respecto de los bienes adquiridos anteriormente a la separación,
pues es lógico que hasta ese momento es de los bienes que se benefician ambos consortes; es
decir, sólo hasta ese momento se sabe bien por los propios socios cuales son los efectos que les
favorecen y que dejan de surtir beneficios para el sancionado y, por ello, en caso de abandono
injustificado, el responsable de dicha situación deja de favorecerse con la sociedad, o sea, el
responsable pierde su cuota de beneficio de los bienes que existían hasta la fecha del abandono
y en su caso su derecho a exigir la rendición de cuentas.

De ahí también puede deducirse, válidamente, que el legislador creó esa norma para sancionar
al socio conyugal que por incurrir en abandono de su asociado, es decir, por no mantener
vigentes y actuales los fines de la sociedad, le hace perder lo que le favorece, que es lo mismo,
de lo que se beneficia, como pueden ser los productos o utilidades que integran una comunidad
patrimonial, bien el caudal que se obtiene de una cosa que se vende, o el que ella reditúa o ya
sea la pérdida del provecho, interés, fruto o conveniencia que se saca de las cosas repartibles;
es claro pues que la sanción es respecto de aquellos bienes que se originaron durante el
matrimonio hasta la separación, pues no puede haber cesamiento de efectos respecto de cosas
que no existen al momento de la separación.

Así se entiende que esa "ratio legis", no significa otra cosa que la intención legislativa, de dar
reconocimiento y protección legal a las bases y principios que tiene la sociedad conyugal, como
lo son la unión personal, la convivencia, la cohabitación, la mutua cooperación y el fin común,
que al verse desmembrada, transgredida u olvidada por los socios, por virtud de la separación,
dicha conducta es sancionada.

Ahora bien, si está reconocida la posibilidad legal de que por separación de los socios, pueden
cesar los efectos de la sociedad conyugal, dado que los socios ya no mantienen ni practican los
fines de la sociedad, que está fundada básicamente en la mutua cooperación y el fin común
derivados de la convivencia, también ocurre que cesen los efectos de la sociedad cuando los
consortes están separados de hecho, y esa separación sea libremente consentida por los
consortes, aun sin disolver el matrimonio.

La anterior interpretación se corrobora de lo dispuesto por los artículos 188 y 197 del propio
Código Civil que contienen implícitos los principios en que descansa la sociedad conyugal, pues
disponen que dicha sociedad puede terminar entre otros casos, por disolución del matrimonio,
por convenio entre las partes o por la sentencia que declara la presunción de muerte del ausente
o por cualquier otra razón que considere justificada el órgano jurisdiccional; esto implica que, si
bien conceptualmente la terminación no es lo mismo que la cesación de efectos, no obstante ello

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 36/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

se destaca la circunstancia de que la ley admite esas formas basándose en supuestos jurídicos
que contienen los mismos ingredientes, es decir, esos casos implican el que para los consortes
ya no se pueden realizar, cumplir ni actualizar los fines de la sociedad conyugal, como la unión
personal, la convivencia, la vida en común, la cohabitación, ni la mutua cooperación resultado de
combinar recursos y esfuerzos para un objetivo afín a ambos, igual que ocurre con la separación
de hecho.

De los artículos 183, 184, 194 y 197 del Código Civil se advierte que la sociedad conyugal está
sustentada básicamente en los principios y cláusulas del contrato de sociedad de gananciales,
con el que se identifica la sociedad conyugal y las que fueran consecuencia de su naturaleza
ordinaria.

Por consiguiente, a la sociedad conyugal le son aplicables las reglas de interpretación que para
los contratos y demás actos jurídicos en general establece el Código Civil. Así las cosas, cobra
aplicación la regla prevista en el artículo 1839 del Código Civil que establece que los contratantes
pueden poner las cláusulas que crean convenientes; pero las que se refieran a los requisitos
esenciales del contrato o sean consecuencia de su naturaleza ordinaria, se tendrán por puestas
aunque no se expresen. Conforme con dicho numeral, deben tenerse por puestas las cláusulas
que se refieren a los requisitos esenciales del contrato por el cual se constituye la sociedad
conyugal, o las que sean consecuencia de su naturaleza ordinaria. Para determinar esos
requisitos esenciales y las consecuencias de la naturaleza ordinaria de la institución, hay que
reconocer que la sociedad conyugal está fundada básicamente dentro de los regímenes
denominados por la doctrina como de comunidad.

Además, la sociedad de gananciales, se caracteriza por estar formada con los bienes adquiridos,
individualmente, a título oneroso por cualquiera de los cónyuges durante el matrimonio mediante
sus esfuerzos, por los frutos y productos recibidos por los bienes que sean de propiedad común;
y los adquiridos por fondos del caudal común o adquiridos a título gratuito por ambos cónyuges.
Este tipo de comunidad tiene como fundamento y finalidad, sobrellevar las cargas matrimoniales,
es decir, los gastos de manutención y auxilio de los consortes y los hijos si los hubiere.

En esas condiciones, es válido concluir que, con fundamento en el artículo 1839 del Código Civil,
relacionado con el 183 del propio código, deben tenerse por puestas las cláusulas inherentes al
régimen de sociedad de gananciales con el que se identifica a la sociedad conyugal, y las que
fueran consecuencia de su naturaleza ordinaria, en los términos precedentes; de ahí que en el
caso, conforme al artículo 2688 del Código Civil, que dispone que en el contrato de sociedad los
socios, se obligan mutuamente a combinar sus recursos o sus esfuerzos para la realización de
un fin común, de carácter preponderantemente económico, se puede concluir, válidamente, que
la institución de la sociedad conyugal está sustentada en la convivencia, la mutua cooperación y
el bien común de los socios, en la que éstos, se ven favorecidos, que es lo mismo que
beneficiados, de los bienes comunes, los productos o utilidades, por el caudal que se obtiene de
una cosa que se vende, o el que ella reditúa, ya sea provecho, interés, fruto o conveniencia que
se saca de las cosas repartibles, pero sólo de aquellos que se originaron durante el matrimonio,
hasta que ocurra la cesación de efectos o terminación, en su caso, de la sociedad.

Esta comunidad de bienes, por principios de equidad y justicia, consecuentes con la situación de
mutua colaboración y esfuerzos que vinculan a los cónyuges, les da derecho igual sobre los
bienes, de manera que como partícipes, tanto en los beneficios como en las cargas.

En este sentido, si los socios se obligan mutuamente a combinar sus recursos o sus esfuerzos
para la realización de un fin común, de carácter preponderantemente económico, y la sociedad
tiene como pilares fundamentales, la convivencia, la mutua cooperación y el bien común de los

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 37/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

asociados, como elementos del matrimonio, que de acuerdo con lo dispuesto por los artículos
162 y 163 del Código Civil para el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, se sustentan
básicamente en la cohabitación, es decir, en la obligación de los consortes de vivir juntos; en el
caso, de ocurrir la separación, se dejan de consumar, practicar y cumplir esos fines, es claro que
deja de surtir efectos la "ratio legis", en que se basa la sociedad, el objetivo primordial de ese
régimen de comunidad de bienes, pues la vida de los cónyuges de manera separada, es
contraria a los fines del matrimonio y, por ende, de la institución de la sociedad conyugal que
dimana del mismo y sus efectos patrimoniales.

El artículo 196 citado no precisa si la cesación de efectos de la sociedad conyugal comprende


tanto los bienes adquiridos anteriormente a la separación, como los adquiridos con posterioridad;
pero atendiendo a los fines fundamentales del matrimonio y de la sociedad conyugal antes
expuestos, una correcta interpretación del dispositivo legal en comento permite concluir que una
vez acaecida la separación, ésta supone de facto la cesación de los efectos de la sociedad
conyugal y, por ende, la de la sociedad de gananciales y, que ello ocurre sólo respecto de los
bienes adquiridos anteriormente a la separación, pues resulta evidente que es hasta ese
momento que ambos consortes se benefician de los bienes que integran la sociedad conyugal y,
por ello, en caso de abandono o separación de hecho libremente consentida, los cónyuges dejan
de beneficiarse, es decir, si hay responsable de la separación pierde su cuota de gananciales
desde la fecha del abandono, así como su derecho a exigir la rendición de cuentas, lo mismo
cuando existe la separación de hecho.

Por lo mismo, cesan de facto los efectos de la sociedad conyugal, respecto de los bienes de los
que los consortes, se hicieron individualmente mientras no estuvieron unidos en convivencia, ni
en mutua cooperación, ni con objetivos en la vida y fines comunes con posterioridad a la
separación de hecho, pues estos principios son la base para obtener gananciales, pero cuando
existe la separación de hecho, dichos objetivos se destruyen y abandonan, se desmantelan, ya
que desde el momento de la separación dejan de actualizarse.

Por tanto, en el caso, la separación de hecho de los cónyuges, la sociedad de gananciales cesó
sus efectos, a partir de la separación, únicamente respecto de los bienes adquiridos desde el
matrimonio hasta la fecha de dicha separación, pero ningún derecho específico y actual tienen
los cónyuges sobre cada uno de los bienes que cualquiera de ellos pudiera haber adquirido
posteriormente a la separación, pues la convivencia base de los gananciales ya no existe de
hecho.

Estimar lo contrario implicaría un acto contrario a la buena fe, con manifiesto abuso de derecho,
cuando ha quedado manifiesta la efectiva e inequívoca voluntad de los cónyuges de romper la
convivencia conyugal. Es decir sería contrario a todos los fines de la sociedad conyugal que,
después de que los consortes se separan, ya no viven juntos y, por ende, ya no persiguen
objetivos comunes en la vida, pues ya no combinan mutuamente sus esfuerzos ni recursos, y esa
separación esta libremente consentida, puesto que ninguno de ellos ha ejercido acciones en
contra de su socio, por estimar injustificado el abandono, sino que mantienen ese "estatus quo"
de apartamiento y alejamiento, aun sin disolver el matrimonio, sería desmedido y abusivo que los
bienes que adquiera por su cuenta cada uno continuaran bajo una sociedad que de facto fue
disuelta, que se tornó en infructuosa, estéril y carente de los pilares fundamentales como la
convivencia y mutua cooperación.

De la misma manera, se considera que si bien puede estimarse que por lo general cuando uno
de los esposos, cualquiera, abandona el domicilio conyugal, deja de contribuir a la formación del
fondo social y de colaborar en la dirección conjunta del hogar, de los hijos, si los hay, y de los
bienes, mientras que el cónyuge que permanece en el domicilio conyugal, continúa con las

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 38/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

cargas y gastos para lograr el mantenimiento y educación de los hijos, y que ello produce una
situación desventajosa; tal situación no siempre ocurre.

3. El Tercer Tribunal Colegiado determinó, sustancialmente, que cuando uno de los esposos
abandona el domicilio conyugal, deja de contribuir a la formación del fondo social y de colaborar
en la dirección conjunta del hogar, de los hijos, si los hay, y de los bienes, mientras que el
cónyuge que permanece en el domicilio conyugal, que en el medio social mexicano suele ser con
mayor frecuencia, la mujer, continúa con las cargas o gastos para lograr el mantenimiento y
educación de los hijos, en caso de que los haya, lo que le pone en una situación desventajosa
frente al cónyuge abandonante, pues asume la totalidad de las cargas inherentes al matrimonio,
a diferencia del cónyuge que abandona el hogar conyugal, que con dicha conducta de abandono,
pretende liberarse de todas las cargas que implica el matrimonio.

Por ello, al generar diversos gastos económicos del matrimonio, precisamente con la parte de la
sociedad conyugal que corresponde al cónyuge abandonante por concepto de ganancias, se
debe compensar al otro que fue abandonado de las cargas económicas generadas por el
matrimonio desde que abandonó el domicilio conyugal, lo que incluye aplicar al haber societario
los bienes que adquirió el abandonante, a partir de su salida voluntaria del domicilio conyugal y
hasta que se disuelva la sociedad conyugal.

Lo anterior es así, en primer lugar, porque el activo de una sociedad conyugal, se integra con
aportaciones y gananciales. Al existir un patrimonio que forma parte de la sociedad conyugal, es
que dicho patrimonio debe responder, entre otras cargas (pasivo social), de las relativas:

1o. A los gastos ordinarios de la familia.

2o. El mantenimiento de la familia, y la educación de los hijos comunes.

3o. Las deudas contraídas durante el matrimonio por ambos cónyuges o sólo por el marido, o por
la mujer, en ambos casos con la autorización respectiva.

4o. Los gastos indispensables para la conservación de los bienes del fondo social.

En segundo lugar, porque el mencionado pasivo social que debe cubrirse con el activo, es
asumido por el cónyuge que permanece en el domicilio, sin recibir la colaboración del esposo
abandonante, quien, por su parte, libre de las cargas conyugales, puede adquirir activos que, en
reciprocidad por la mayor carga soportada por el cónyuge abandonado, tienen que formar parte
del patrimonio social.

No ocurre lo mismo en caso de que el cónyuge que permanece en el domicilio, a pesar de las
adversas condiciones que implica la asunción de todas las cargas derivadas del matrimonio,
incremente el activo de la sociedad conyugal, dado que el abandonante no podrá reclamar
derecho alguno sobre esos nuevos bienes, al haber cesado para él, por virtud del abandono, los
efectos de la sociedad conyugal que, en cambio, permanecen en toda su extensión para el
cónyuge abandonado.

4. El Octavo Tribunal Colegiado, sostuvo, esencialmente, que el contenido del artículo 196 del
Código Civil, encontraba explicación en la necesidad de no dejar al arbitrio del consorte
abandonante la cesación de los efectos de la sociedad conyugal. Sin embargo, si bien dicha
disposición prevalecía desde que había entrado en vigor el citado ordenamiento (uno de octubre
de mil novecientos treinta y dos), sin que hubiera sido reformado o adicionado, tal precepto
encontraba razón de ser en un sistema donde no existían causas de divorcio basadas en la

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 39/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

separación de hecho, sino que, necesariamente, debía existir una causa para el divorcio, como
las previstas en las fracciones VIII y IX del artículo 267 del Código Civil.

En consecuencia, como necesariamente tenía que existir una causa de divorcio, sin que surtiera
efectos jurídicos la separación por voluntad unilateral de uno de los consortes, era lógico que no
cesaran los efectos de la sociedad conyugal para el consorte abandonado, porque lo contrario
sería darle efectos jurídicos a la separación por parte del abandonante, quedando a su arbitrio tal
cesación.

El veintisiete de diciembre de mil novecientos ochenta y tres, se había reformado el artículo 267
del Código Civil para el Distrito Federal, al que se le adicionó como causa de divorcio la
separación de los cónyuges por más de dos años, independientemente del motivo que haya
originado la separación, la cual podría ser invocada por cualquiera de los consortes. Causal de
divorcio, según la lectura del dictamen correspondiente, que revelaba que las Comisiones Unidas
de Justicia y del Distrito Federal, de la Cámara de Diputados, en la iniciativa presentada al
Congreso de la Unión para la adición de la fracción del precepto en cita (artículo 267, fracción
XVIII), la propusieron porque era frecuente la separación de los cónyuges por largo tiempo, sin
que existiera formalmente causa suficiente para demandar el divorcio necesario y sin que
convinieran la disolución del vínculo matrimonial en un juicio de divorcio voluntario, o sea, que lo
que había inspirado al legislador para crear esa causa de divorcio fue que derivado de la
separación de los consortes por el plazo en cuestión, ya no existía el matrimonio como tal.

Ahora, si la reforma al Código Civil había establecido como causal de divorcio la separación de
los cónyuges, independientemente de la causa que la hubiese originado, o sea, aunque el motivo
fuese imputable a uno de los cónyuges, ello quería decir que la separación de cuerpos, a partir
de esa reforma sí producía efectos jurídicos, si es que se prolongara por el lapso establecido en
la ley; entonces, el artículo 196 debía ser interpretado y fijarse su alcance con base en ese nuevo
sistema.

El estado de cesación de la sociedad conyugal para uno solo de los cónyuges, sin abarcar al
otro, lógica y jurídicamente no podía subsistir de manera indefinida, sino que tenía límites
impuestos por la naturaleza misma de la sociedad conyugal y sobre todo por la connotación y
consecuencias que a la separación de cuerpos había dado la reforma legal, si se prolongaba por
el lapso respectivo.

Aparte de que la separación de los consortes rompía con los propósitos de la sociedad conyugal,
en mérito a que ya no existían la convivencia, la cooperación y el esfuerzo mutuo, debía tenerse
en consideración que prolongar indefinidamente en el tiempo la cesación de la sociedad para uno
solo de los cónyuges, además de que podría dar lugar a perjudicar a terceros (ya que los
consortes podrían simular la separación para defraudar a sus acreedores), traía como
consecuencia que el cónyuge abandonado quedara en aptitud de extender de mala fe ese estado
de cosas, para disfrutar de los bienes adquiridos después de la separación por el cónyuge
abandonante, pese a no haber participado para adquirirlos con su cooperación y esfuerzo; luego,
tenía que atenderse a que había un momento en que la sociedad cesaba para ambos y no sólo
para el abandonante.

Como la reforma al Código Civil había concedido acción para pedir el divorcio a cualquiera de los
cónyuges, aunque el motivo fuera imputable a alguno de ellos, a partir de los dos años (artículo
267, fracción XVIII), ello significaba que la separación de los consortes, una vez cumplidos esos
dos años e independientemente de quien la había provocado, producía la consecuencia de hacer
cesar los efectos de la sociedad conyugal para ambos cónyuges, en virtud de que si el motivo en
que se había basado el legislador para establecer esa causa de divorcio era que la separación de

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 40/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

cuerpos por ese lapso, implicaba que el matrimonio ya no existe como tal, por esa misma razón
se deducía que transcurrido ese plazo ya no se justificaba en favor del cónyuge abandonado
mantener los efectos de la sociedad conyugal, a pesar de no existir la cooperación o ayuda
mutua entre los consortes, además de que prolongar ese estado de manera indefinida, sería ir en
contra de la naturaleza de la propia sociedad conyugal, se podría causar perjuicio a terceros y
podría dar lugar a que el cónyuge abandonado actuase de mala fe.

Como se indicó, este Pleno Civil considera que existe contradicción de tesis, en atención a los
ejercicios interpretativos realizados por los Décimo Primer y Décimo Segundo, respecto al criterio
sostenido por el Tercer Tribunal.

En efecto, si bien la determinación que tomaron los Tribunales Décimo Primer y Décimo
Segundo, fue al resolver un juicio de amparo directo, mientras que el Tercer Tribunal lo hizo al
conocer de un amparo en revisión, y ninguno de ellos ha constituido jurisprudencia, lo cierto es
que todos abordaron el estudio del mismo tema, relacionado con el destino de los bienes del
cónyuge abandonante, respecto de la sociedad conyugal, para lo cual ejercieron su arbitrio
judicial, a través de un ejercicio interpretativo sobre el artículo 196 del Código Civil para la Ciudad
de México.

Así, los Tribunales Décimo Primer y Décimo Segundo consideran que por virtud de lo dispuesto
en el artículo 196 del Código Civil para la Ciudad de México, los bienes adquiridos después de
que uno de los cónyuges abandonó injustificadamente el domicilio conyugal por más de seis
meses, no forman parte de la sociedad conyugal.

En cambio, el Tercer Tribunal, estimó que, conforme a tal precepto, dichos bienes sí deben ser
integrados a la sociedad conyugal.

En consecuencia, es evidente que sí existe discrepancia de criterios sobre la misma materia.

Sin embargo debe precisarse que los Tribunales Décimo Primer y Décimo Segundo, para
sustentar sus respectivas resoluciones, de igual modo se avocaron a analizar si el cónyuge
abandonante podía favorecerse de los bienes adquiridos antes del abandono, determinando que
ello no era posible, puesto que el artículo 196 del Código Civil no lo preveía y porque la cesación
de los efectos del régimen patrimonial sólo abarcaba bienes futuros, y en ese sentido la cesación
de los beneficios de la sociedad conyugal opera sólo respecto de los bienes adquiridos con
anterioridad a la separación.

Tema el anterior que no fue abordado por el Tercer Tribunal.

No obstante, este Pleno de Circuito estima que dichos tópicos deben ser analizados, dado que
no pueden desvincularse de la premisa en contradicción, ya que para dar solución a ello, resulta
necesario determinar los efectos que genera la sociedad conyugal, antes y después del
abandono injustificado por más de seis meses, en términos de lo dispuesto en el artículo 196 del
Código Civil para el Distrito Federal, aplicable para la Ciudad de México.

Ahora bien, se estima que no existe contradicción de tesis de lo antes señalado, respecto de lo
sostenido por el Octavo Tribunal, quien consideró que el artículo 196 debía ser interpretado,
acorde a lo dispuesto por el diverso 267 del Código Civil, anterior al texto actual, en el que se
preveía como causal de divorcio la separación de los cónyuges por más de dos años, con
independencia del motivo. A partir de lo cual, sostuvo que la cesación de la sociedad conyugal
para uno solo de los cónyuges no podía subsistir de manera indefinida y tenía como límite dicho
lapso, el que al cumplirse, hacía cesar la sociedad para ambos y no sólo para el abandonante,

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 41/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

pues lo contrario iría en contra de la naturaleza de la sociedad conyugal, podría causar perjuicio
a terceros y podría dar lugar a que el cónyuge abandonado actuase de mala fe.

Se sostiene que no existe contradicción con el anterior criterio, dado que no estudia la misma
cuestión jurídica que los Tribunales Décimo Primer y Décimo Segundo, frente a lo discernido por
el Tercer Tribunal; por lo que de igual modo, no existen decisiones encontradas, dejándose de
satisfacer el requisito señalado con el numeral 1, indicado al inicio del presente considerando.

Ello es así, porque en dicho criterio no existió pronunciamiento, respecto a si forman parte o no
de la sociedad conyugal los bienes adquiridos después de que uno de los cónyuges abandonó
injustificadamente el domicilio conyugal por más de seis meses, acorde a lo dispuesto en el
artículo 196 del Código Civil para la Ciudad de México; pues a lo que se limita el criterio,
contenido en el amparo directo 120/2015, es a pronunciarse sobre el lapso que debe durar la
cesación de la sociedad conyugal, con posterioridad al abandono, pero sin especificar ni explicar
a quién corresponden los bienes a partir del abandono.

Estudio que además se efectuó, a partir de la interpretación del artículo 267 del Código Civil,
anterior al texto actual, que preveía causales de divorcio, el cual no es aplicable al encontrarse
reformado y derogadas dichas causales, y además, porque de la interpretación realizada por el
Octavo Tribunal no se obtiene el destino que debe darse a los bienes de la sociedad conyugal,
una vez que acontece el abandono, lo cual es materia de la presente contradicción de tesis y no
el tiempo en que debe de durar la cesación de los efectos de la sociedad conyugal derivado de
ese hecho.

SEXTO.—Estudio del asunto.

Este Pleno de Circuito considera que debe prevalecer, con el carácter de jurisprudencia, la tesis
que con posterioridad se precisa, de acuerdo con los siguientes razonamientos.

Matrimonio y sociedad conyugal.

A efecto de resolver la presente contradicción de tesis, es necesario tener en cuenta el contenido


de los artículos 146, 163, 172, 178, 179, 182 Sextus, 183, 184, 194, 197, 203, 204 y 266 del
Código Civil para la Ciudad de México que regulan al matrimonio, a la sociedad conyugal y su
terminación, en los términos siguientes:

"Artículo 146. Matrimonio es la unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida,
en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua. Debe celebrarse ante el Juez del
Registro Civil y con las formalidades que estipule el presente código."

"Artículo 163. Los cónyuges vivirán juntos en el domicilio conyugal. Se considera domicilio
conyugal, el lugar establecido de común acuerdo por los cónyuges, en el cual ambos disfrutan de
autoridad propia y consideraciones iguales.

"Los tribunales, con conocimiento de causa, podrán eximir de aquella obligación a alguno de los
cónyuges, cuando el otro traslade su domicilio a país extranjero, a no ser que lo haga en servicio
público o social; o se establezca en lugar que ponga en riesgo su salud e integridad."

"Artículo 172. Los cónyuges tiene (sic) capacidad para administrar, contratar o disponer de sus
bienes propios y ejercitar las acciones u oponer las excepciones que a ellos corresponden, sin
que para tal objeto necesite uno de los cónyuges el consentimiento del otro, salvo en lo relativo a
los actos de administración y de dominio de los bienes comunes."

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 42/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"Artículo 178. El matrimonio debe celebrarse bajo los regímenes patrimoniales de sociedad
conyugal o separación de bienes."

"Artículo 179. Las capitulaciones matrimoniales son pactos que los otorgantes celebran para
constituir el régimen patrimonial de su matrimonio y reglamentar la administración de los bienes,
la cual deberá recaer en ambos cónyuges, salvo pacto en contrario."

"Artículo 182 Sextus. Los bienes de la sociedad conyugal serán administrados por ambos
cónyuges, salvo pacto en contrario en las capitulaciones matrimoniales."

"Artículo 183. La sociedad conyugal se regirá por las capitulaciones matrimoniales que la
constituyan, y en lo que no estuviere expresamente estipulado, por las disposiciones generales
de la sociedad conyugal.

"Los bienes adquiridos durante el matrimonio formarán parte de la sociedad conyugal, salvo
pacto en contrario."

"Artículo 184. La sociedad conyugal nace al celebrarse el matrimonio o durante éste y podrán
comprender, entre otros, los bienes de que sean dueños los otorgantes al formarla."

"Artículo 194. El dominio de los bienes comunes reside en ambos cónyuges mientras subsista la
sociedad conyugal. La administración quedará a cargo de quien los cónyuges hubiesen
designado en las capitulaciones matrimoniales, estipulación que podrá ser libremente modificada,
sin necesidad de expresión de causa, y en caso de desacuerdo, el Juez de lo Familiar resolverá
lo conducente."

"Artículo 197. La sociedad conyugal termina por la disolución del matrimonio, por voluntad de los
consortes, por la sentencia que declare la presunción de muerte del cónyuge ausente y en los
casos previstos en el artículo 188."

"Artículo 203. Disuelta la sociedad, se procederá a formar inventario, en el cual no se incluirán el


lecho, los vestidos ordinarios y los objetos de uso personal o de trabajo de los cónyuges, que
serán de éstos o de sus herederos."

"Artículo 204. Terminado el inventario, se pagarán los créditos que hubiere contra el fondo social,
y el sobrante, si lo hubiere, se dividirá entre los cónyuges en los términos pactados en las
capitulaciones matrimoniales, y a falta u omisión de éstas, a lo dispuesto por las disposiciones
generales de la sociedad conyugal. En caso de que hubiere pérdidas, el importe de éstas se
deducirá del haber de cada cónyuge en proporción a las utilidades que debían corresponderles, y
si uno sólo llevó el capital, de éste se deducirá la pérdida total."

"Artículo 266. El divorcio disuelve el vínculo del matrimonio y deja a los cónyuges en aptitud de
contraer otro. Podrá solicitarse por uno o ambos, cónyuges cuando cualquiera de ellos lo reclame
ante la autoridad judicial manifestando su voluntad de no querer continuar con el matrimonio, sin
que se requiera señalar la causa por la cual se solicita, siempre que haya transcurrido cuando
menos un año desde la celebración del mismo.

"Sólo se decretará cuando se cumplan los requisitos exigidos por el siguiente artículo."

De los preceptos referidos debe destacarse que el matrimonio es la unión libre de dos personas
para realizar la comunidad de vida, en donde ambos, se procuran respeto, igualdad y ayuda

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 43/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

mutua. Además de que los cónyuges vivirán juntos en el domicilio conyugal, el cual debe
entenderse como el lugar establecido de común acuerdo, en el cual ambos disfrutan de autoridad
propia y consideraciones iguales.

Asimismo, que las capitulaciones matrimoniales son los pactos a través de los cuales los
cónyuges constituyen el régimen patrimonial de su matrimonio y que pueden consistir en
sociedad conyugal, separación de bienes, o con base en ellos, constituirse uno mixto.

Es decir, la sociedad conyugal sólo constituye el régimen bajo el cual se habrán de administrar
los bienes y se conforma por los adquiridos durante el matrimonio, y si los cónyuges lo
convienen, con los que les pertenezcan al momento de constituirse. Además, en este régimen,
los actos de administración y de dominio de los bienes comunes, corresponden a ambos
cónyuges, salvo pacto en contrario.

Respecto a la sociedad conyugal, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación


ha sostenido que debe ser considerada como una comunidad de bienes entre los consortes que
por principios de equidad y justicia, consecuentes con la situación de mutua colaboración y
esfuerzos que vinculan a los cónyuges, les da derecho igual sobre los bienes, de manera que
como partícipes, tanto en los beneficios como en las cargas, sus partes serán por mitad.

Además, que son las disposiciones legales sobre copropiedad, las aplicables para resolver las
cuestiones que surjan sobre el particular. Lo anterior siempre y cuando no se hayan celebrado
capitulaciones matrimoniales, pues de haberlo hecho a ellas debe estarse.

Indicó que el matrimonio, como contrato celebrado bajo el régimen de sociedad conyugal, se
perfecciona por el mero consentimiento de las partes y su existencia no está condicionada al
establecimiento de capitulaciones matrimoniales, por lo que es inconcuso que obliga a los
consortes no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a las
consecuencias que, según su naturaleza, son conformes a la buena fe, al uso o a la ley. Por
tanto, la omisión de formular capitulaciones no impide que se cumpla la voluntad de los cónyuges
o que constituya un obstáculo para que se produzcan los efectos de la comunidad de bienes
querida.

Lo anterior, se contiene en la tesis de jurisprudencia 1a./J. 47/2001, visible en la página 432, del
Tomo XIV, septiembre de 2001, materia civil, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, con registro digital: 188733, cuyos rubro y texto son los siguientes:

"SOCIEDAD CONYUGAL. CONSECUENCIAS DE LA OMISIÓN DE FORMULAR


CAPITULACIONES MATRIMONIALES EN ESE RÉGIMEN PATRIMONIAL (CÓDIGO CIVIL
PARA EL DISTRITO FEDERAL EN MATERIA COMÚN Y PARA TODA LA REPÚBLICA EN
MATERIA FEDERAL VIGENTE PARA EL DISTRITO FEDERAL HASTA EL 31 DE MAYO DE
2000).—La sociedad conyugal debe ser considerada como una comunidad de bienes entre los
consortes que por principios de equidad y justicia, consecuentes con la situación de mutua
colaboración y esfuerzos que vinculan a los cónyuges, les da derecho igual sobre los bienes, de
manera que como partícipes, tanto en los beneficios como en las cargas, sus partes serán por
mitad y serán las disposiciones legales sobre copropiedad, las aplicables para resolver las
cuestiones que surjan sobre el particular. Lo anterior siempre y cuando no se hayan celebrado
capitulaciones matrimoniales, pues de haberlo hecho a ellas debe estarse y, en sus omisiones, a
lo que ante tal circunstancia, dispone el artículo 183 del Código Civil citado, en el entendido de
que el contrato de matrimonio celebrado bajo el régimen de sociedad conyugal, se perfecciona
por el mero consentimiento de las partes y su existencia no está condicionada al establecimiento
de capitulaciones matrimoniales, por lo que es inconcuso que obliga a los consortes no sólo al

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 44/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a las consecuencias que, según su


naturaleza, son conformes a la buena fe, al uso o a la ley. Por tanto, la omisión de formular tales
capitulaciones no impide que se cumpla la voluntad de los cónyuges o que constituya un
obstáculo para que se produzcan los efectos de la comunidad de bienes querida, ni tampoco
puede llegar al extremo de considerar al matrimonio como regido por la separación de bienes, lo
que sería contrario al consentimiento de los cónyuges."

En tal virtud, si conforme al artículo 179 del Código Civil las capitulaciones son los pactos que
celebran los esposos para constituir la sociedad conyugal y reglamentar la administración de los
bienes, entonces constituyen acuerdos para producir efectos de naturaleza económica.

Sin embargo, dicho ordenamiento no condiciona la existencia del régimen societario a la


existencia de capitulaciones dado que puede surtir efecto entre las partes, aun sin que éstas se
constituyan.

Por ello, es claro que para determinar los derechos, obligaciones y cargas correspondientes a
cada uno de los cónyuges, en cuanto a su relación con los bienes que se incluyen a la sociedad
conyugal, es necesario atender al contenido de los referidos pactos, pues son las que revelan la
voluntad de los cónyuges para regir la comunidad de bienes.

No obstante, si al contraer el matrimonio los cónyuges no constituyen dichos pactos y sujetan el


régimen matrimonial a la sociedad conyugal, es necesario atender a las disposiciones previstas
en el Código Civil para determinar jurídicamente los referidos derechos, obligaciones y cargas.

En este caso, dicho régimen patrimonial, genera como efecto en favor de cada cónyuge, la
adquisición de un derecho real de propiedad sobre los bienes que haya adquirido o adquiera
durante el matrimonio el otro cónyuge, por lo cual, los bienes que forman parte de la sociedad
pueden ser adquiridos en común, aunque sólo uno manifieste su voluntad de adquirirlos;
prevaleciendo la regla general, consistente en que el dominio sobre los bienes comunes reside
en ambos cónyuges mientras subsista la sociedad, acorde al numeral 194 del Código Civil antes
trascrito.

Además, según lo dispuesto en los preceptos transcritos, de igual modo es posible sostener que
los efectos generados por la sociedad conyugal respecto de los bienes que la integran, consisten
en lo siguiente:

1. Ambos cónyuges adquieren el dominio de los bienes que integran la sociedad conyugal; es
decir, se produce una copropiedad, respecto de los bienes adquiridos por uno de ellos, en favor
del otro.

2. Ambos cónyuges participan en la administración de los bienes que forman parte de la sociedad
conyugal.

3. Se requiere el consentimiento de ambos cónyuges para llevar a cabo actos de administración y


dominio sobre esos bienes.

4. Disuelta la sociedad, los cónyuges se dividirán el fondo social, previo pago de los créditos.

El mencionado régimen puede concluir por voluntad de los consortes, por disolución del
matrimonio, a petición de alguno de los cónyuges o por las causas que la propia ley prevé, lo que
al acontecer, permite a cada cónyuge la obtención de una cuota de liquidación sobre los bienes
que integran el fondo común, en el porcentaje convenido o establecido en ley.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 45/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

Contenido del artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal, aplicable para la Ciudad de
México.

El referido precepto dispone:

"Artículo 196. El abandono injustificado por más de seis meses del domicilio conyugal por uno de
los cónyuges, hace cesar para él, desde el día del abandono, los efectos de la sociedad conyugal
en cuanto le favorezcan; éstos no podrán comenzar de nuevo sino por convenio expreso."

El referido dispositivo prevé una sanción, consistente en una pérdida de derechos en perjuicio de
uno de los cónyuges, en la medida de que lo que contempla es una cesación de los efectos de
un régimen patrimonial, en lo que le favorezca, lo que, necesariamente, implica un perjuicio en su
esfera jurídica al no poder obtener ningún beneficio que la propia ley reconoce a quienes se
vinculen por un matrimonio capitulado bajo el régimen de sociedad conyugal.

Lo anterior, tiene su origen, precisamente, en el abandono, el cual la propia ley civil reconoce
como una conducta que no es acorde a los fines del matrimonio, consistentes en la realización de
una comunidad de vida entre dos personas unidas libremente, en donde ambos se procuran
respeto, igualdad y ayuda mutua; por lo que resulta lógico que si uno de los cónyuges deja el
domicilio conyugal tales fines no pueden cumplirse.

Pero además, la falta de cumplimiento de dichos fines del matrimonio, invariablemente afecta a
uno de los elementos que lo rigen, como lo es el régimen patrimonial de bienes que los cónyuges
acordaron para administrar sus bienes.

Dicha sanción entonces se dirige a regular patrimonialmente el estado de abandono originado


por el esposo que provoca la insatisfacción de dichos fines, cuando aún se encuentra vinculado a
un régimen de sociedad conyugal.

Partiendo de la idea de que dicha porción normativa lo que prescribe es una sanción de
naturaleza civil y económica que restringe los derechos de uno de los cónyuges y tiene como
sustento el abandono, debe tenerse en cuenta en primer lugar que para su actualización, es
necesario que uno de los cónyuges se aparte del domicilio conyugal por más de seis meses, es
decir, el lugar establecido de común acuerdo donde los esposos disfrutan de autoridad propia y
consideraciones iguales.

Aunado a ello, dicho abandono debe ser sin justificación, lo que implica la inexistencia de alguna
situación o causa válida para haberse retirado del domicilio conyugal por el lapso previsto, pues
de no ocurrir de esa manera, no se actualizará el supuesto previsto en el artículo 196 en cita.

Por ello, sólo en caso de que se cumplan las condiciones legales antes señaladas, será posible
que se materialice la consecuencia jurídica, consistente en la cesación de los efectos de la
sociedad conyugal en lo que le favorezca al cónyuge abandonante.

Efectos sobre los bienes de la sociedad conyugal cuando uno de los consortes abandona el
domicilio conyugal injustificadamente.

Para una mejor comprensión del contenido del artículo 196 del Código Civil para la Ciudad de
México, debe precisarse que el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia
Española, define el concepto "cesar" como "suspenderse o acabarse una cosa".

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 46/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

De lo anterior se colige que si el citado artículo impone que deben "cesar" los efectos del régimen
patrimonial de sociedad conyugal desde el día en que ocurrió el abandono injustificado del
domicilio conyugal por seis meses en todo lo que le favorezca al abandonante, ello implica que
ese régimen patrimonial produjo efectos desde el momento en que se constituyó –generalmente
al celebrarse el matrimonio– y que éstos se extinguen hasta que ocurrió el abandono.

Se considera lo anterior, porque la "cesación" implica la interrupción o terminación de una


situación, lo que de suyo denota su existencia previa, y con posterioridad, su conclusión. De ahí
que si los efectos de la sociedad cesan (por causa del abandono), ello quiere decir que
verdaderamente se generaron, y consecuentemente, se produjeron, y sólo a partir de la cesación
o terminación es cuando se extinguen en lo que le beneficien al abandonante, motivo por el cual,
en nada puede favorecerle ningún efecto generado por la constitución de la sociedad, a partir de
la causa que dio origen a la cesación, es decir, el abandono.

Es decir, que hasta antes del momento del abandono del domicilio, el régimen de sociedad
conyugal existe y los efectos se han producido en beneficio de los esposos, pues dicho régimen
no ha sido modificado ni el matrimonio ha terminado, y por tanto, subsiste tanto el régimen como
los efectos que genera hasta en tanto sea extinguido por la cesación.

De este modo, se puede considerar que mientras no ocurre el abandono, a ambos cónyuges les
favorecen los efectos de la sociedad conyugal, como lo es la obtención del dominio, en favor de
uno de los esposos, respecto de los bienes que adquiere el otro al formar parte del fondo común.

Sin que de manera alguna pueda desconocerse el derecho que tiene el abandonante, respecto
del dominio que adquirió de los bienes de la sociedad mientras habitaba en el domicilio conyugal,
pues la sanción que prevé el artículo 196 del Código Civil para la Ciudad de México sólo opera
con posterioridad al abandono, porque el citado precepto es claro al disponer que dicha cesación
acontece "desde el día del abandono", y no desde que se constituyó la sociedad conyugal, por lo
cual, no puede estimarse que la separación del domicilio conyugal destruya los efectos
generados previamente.

Estimar lo contrario, implicaría la aplicación retroactiva de dicho numeral en perjuicio del


abandonante, respecto de quien no se puede considerar que le hayan cesado los efectos de la
sociedad mientras cohabitaba en el domicilio conyugal; pues tal aplicación está proscrita por el
artículo 14 constitucional.

Además, se desconocería que la constitución del régimen sí produjo efectos para ambos
consortes, de los cuales, ambos se ven beneficiados en tanto existen, por virtud de cohabitar en
el mismo domicilio, y que sólo pueden cesar hacia el futuro al estar sujetos a la condición de que
se genere el abandono.

Consecuentemente, mientras no se realice el abandono, al estar vinculados a un régimen de


sociedad conyugal vigente, los efectos surtirán en favor de los esposos.

Lo anterior, incluso, se confirma con el contenido del artículo 206 bis del Código Civil para el
Distrito Federal, aplicable para la Ciudad de México, que dispone:

"Artículo 206 Bis. Ningún cónyuge podrá, sin el consentimiento del otro, vender, rentar y
enajenar, ni en todo, ni en parte los bienes comunes, salvo en los casos del cónyuge
abandonado, cuando necesite de éstos por falta de suministro de alimentos para sí o para los
hijos, previa autorización judicial."

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 47/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

El citado precepto reconoce que uno de los efectos de la existencia de la sociedad conyugal es
que ningún cónyuge puede, sin el consentimiento del otro, vender, rentar y enajenar, ni en todo,
ni en parte los bienes comunes, pues todos los bienes sujetos a ese régimen pertenecen a
ambos, pero como excepción, prevé el caso del abandono, en donde se exime al cónyuge
abandonado de contar con dicho consentimiento, pero limitándolo al caso de que necesite
alimentos para sí o para los hijos y previa autorización judicial.

Lo anterior deja ver que aún en el caso de que exista el abandono, los efectos generados hasta
antes de ésta subsisten y no han cesado, pues la ley no permite que el abandonado disponga
libremente de los bienes, antes bien, lo condiciona a que exista necesidad y con la autorización
judicial.

En tal virtud, si el artículo 196 del Código Civil para la Ciudad de México lo que prevé es la
cesación de los efectos en lo que le favorezca al abandonante, ello sólo puede ocurrir con
posterioridad al abandono y no antes, pues de lo contrario, el diverso 206 Bis no sujetaría al
abandonado a disponer de los bienes a ninguna condición, como lo es la obtención de alimentos
y la autorización judicial, lo que revela que aun en caso de abandono, el abandonante continúa
beneficiándose de los efectos que generó junto con su cónyuge desde el momento de la
constitución del régimen y hasta que dejó el domicilio conyugal por más de seis meses.

En cambio, en caso de que uno de los cónyuges abandone el domicilio conyugal por más seis
meses, acorde a lo dispuesto en el artículo 196 del Código Civil para la Ciudad de México, el
régimen de la sociedad conyugal cesará en sus efectos en lo que pueda favorecerle.

Reiterando lo antes expuesto, la cesación de los efectos en favor del abandonante opera desde
el día del abandono y hacia el futuro (no antes), por lo que éste ya no podrá beneficiarse de
dichos efectos, como lo es la adquisición del dominio de los bienes adquiridos por el otro
cónyuge y que integran la sociedad conyugal.

Esto quiere decir que desde que se aparta del domicilio conyugal sin causa justificada por más
de seis meses, solamente el abandonante no podrá obtener la propiedad de los bienes
adquiridos por el cónyuge abandonado, pues son precisamente dichas consecuencias las que le
favorecen de ese régimen patrimonial. Ello se traduce en una pérdida en los derechos que el
propio ordenamiento legal reconoce a los esposos que contrajeron matrimonio bajo la modalidad
de sociedad conyugal.

De este modo, todos los bienes adquiridos por el abandonado a título individual, después del
abandono, sólo le pertenecerán a él y no constituirán parte del fondo común, porque ello, es un
efecto de la sociedad conyugal que en todo caso beneficiaría al abandonante, pero quien al
haberle cesado los efectos del régimen, ya no puede participar de la titularidad de ningún bien
obtenido por su consorte.

Frente a ello, dicha cesación no operará sobre el abandonado –pues ello no se contiene en el
numeral 196 en estudio– a quien le siguen favoreciendo los efectos de ese régimen que para él,
continúa vigente y hasta que sea liquidado.

De este modo, si para el abandonado la sociedad conyugal le sigue generado efectos, esto
quiere decir que debe continuar beneficiándose de los derechos que la ley le reconoce a los
consortes sociales, lo cual también incide sobre los bienes adquiridos por su cónyuge, porque
como se ha señalado, dichos efectos, consisten, precisamente en la adquisición del dominio de
los bienes que integran la sociedad conyugal al producirse una copropiedad, respecto de los
bienes adquiridos por uno de ellos, en favor del otro, así como a participar en la división del fondo

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 48/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

social una vez que se disuelve el régimen patrimonial.

En efecto, al no existir disposición alguna que restrinja o limite el derecho del abandonado de
beneficiarse de los efectos de la sociedad conyugal, hasta en tanto no sea liquidada, resulta legal
sostener que le deben ser reconocidos todos los derechos inherentes a este régimen, como lo es
la coparticipación el dominio de los bienes que adquiere su consorte.

Afirmar lo contrario implicaría negarle al cónyuge abandonado un derecho legalmente reconocido


de forma injustificada y sin sustento jurídico, porque si el propio Código Civil para la Ciudad de
México, previó como consecuencia del abandono que solamente el abandonante se viera
perjudicado por la cesación de los efectos de la sociedad en su detrimento, no existe motivo
alguno que justifique que quien lo sufre se vea privado de alguna prerrogativa y se le niegue el
derecho que tiene de participar en el fondo social que se constituye con los bienes que ambos
consortes aportan durante la vigencia del régimen.

Ello, más allá de las interpretaciones que puedan generarse sobre los fines y objetivos del
matrimonio, pues lo cierto es que la legislación civil sustantiva es puntual al fijar las
consecuencias que se generan sobre el régimen patrimonial de la sociedad conyugal cuando un
esposo abandone injustificadamente el domicilio por más de seis meses.

Por lo anterior, es que se sostiene que el citado numeral no impide desconocer el derecho que le
asiste al cónyuge abandonado de obtener el dominio sobre los bienes adquiridos por su cónyuge
después de verificado el abandono, pues para aquél los efectos de la sociedad no han cesado y
debe continuar beneficiándose, sino que ello sólo acontece sobre quien dejó el domicilio
conyugal y que por virtud de esa cesación, no puede disfrutar del dominio de los bienes que su
esposo haya aportado al fondo común con posterioridad a ese momento.

En tal virtud, si después del abandono injustificado por más de seis meses, alguno de los
cónyuges pretende liquidar la sociedad, para ello debe considerarse que los bienes que
constituyen el fondo común hasta antes del abandono pertenecerán en copropiedad a los dos.

En cambio, ocurrido el abandono, para disolverse la sociedad conyugal, debe considerarse que
el dominio de los bienes adquiridos por el cónyuge abandonado sólo le corresponde a éste,
mientras que el de su cónyuge pertenecerá a ambos.

Por ello, al verificarse la liquidación de dicho régimen bajo estas condiciones es indispensable
que el juzgador aprecie, además del momento en que se adquirieron los bienes para determinar
si pertenecen a la sociedad, conocer cuándo se suscitó el abandono injustificado por más de seis
meses, y de ahí, establecer que todos los bienes adquiridos antes del abandono pertenecen a
ambos cónyuges, y después de éste, los del abandonado sólo a él y los de su consorte a ambos.
De esa manera, se estaría en la posición de apreciar la cesación de los efectos la sociedad que
le pudieran favorecer al cónyuge abandonante, y se reconoce, en favor del abandonado, todos
los efectos que en su benefició generó la sociedad conyugal hasta su conclusión.

Así, para la actualización del supuesto normativo que se analiza y tomando en cuenta los
preceptos de la legislación sustantiva civil local, deben distinguirse dos momentos: 1) Desde que
se constituye el régimen de sociedad conyugal y hasta antes de que se materialice el abandono;
en cuyo caso, ambos cónyuges adquieren el dominio de los bienes que pertenece a ese régimen,
así como el de los bienes que incorpora el otro consorte; y, 2) Desde que uno de los esposos
abandona injustificadamente el domicilio conyugal por más de seis meses y hasta que concluye
la sociedad conyugal (voluntad, divorcio, muerte, etcétera); en cuyo caso, por un lado, cesan los
efectos del régimen en lo que le pueda favorecer al abandonante, lo que se traduce en la

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 49/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

imposibilidad de obtener el dominio de los bienes que adquiera su consorte y, por otro, que los
efectos de la sociedad seguirán favoreciendo al abandonado, a quien, por virtud de la propia
constitución del régimen, le asiste el derecho de participar en el dominio de los bienes adquiridos
por su cónyuge al incorporarlos como parte del fondo social.

Tesis que debe prevalecer con carácter de jurisprudencia.

En virtud de todo lo anteriormente expuesto, se concluye que el criterio que sustenta este Pleno
Civil, en términos de lo dispuesto por el artículo 218 de la Ley de Amparo, queda redactado bajo
los siguientes título, subtítulo y texto:

SOCIEDAD CONYUGAL. EFECTOS SOBRE LOS BIENES QUE LA INTEGRAN CUANDO UNO
DE LOS CONSORTES ABANDONA EL DOMICILIO CONYUGAL INJUSTIFICADAMENTE EN
TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 196 DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL,
APLICABLE PARA LA CIUDAD DE MÉXICO. El precepto citado dispone que el abandono
injustificado por más de 6 meses del domicilio conyugal por uno de los cónyuges, hace cesar
para él, desde el día del abandono, los efectos de la sociedad conyugal en cuanto le favorezcan,
y que éstos no podrán comenzar de nuevo sino por convenio expreso; es decir prevé una
sanción civil, que necesariamente implica un perjuicio patrimonial sólo en detrimento del cónyuge
que abandonó el domicilio conyugal desde el momento del abandono, pero no los generados con
anterioridad, pues éstos ya fueron producidos. Así, mientras no ocurre el abandono, ambos
cónyuges se benefician de los efectos de la sociedad conyugal, ya que la sanción consiste en la
cesación de dichos efectos desde el día del abandono y no desde que se constituyó la sociedad
conyugal; en cambio, acontecido el abandono injustificado por más de seis meses, soló al
abandonante no podrán favorecerle los efectos de la sociedad conyugal, lo que implica que no
podrá participar del fondo social ni adquirir el dominio sobre los bienes adquiridos por su
consorte; frente a ello, al abandonado le corresponderá el pleno dominio sobre los bienes que
adquiera con posterioridad al abandono, pero además, la sociedad conyugal le seguirá generado
efectos, beneficiándose del dominio de los bienes que su consorte integre a la sociedad
conyugal, pues no existe disposición alguna que establezca lo contrario. Así, para una correcta
aplicación del artículo 196 del Código Civil para el Distrito Federal, aplicable para la Ciudad de
México, deben distinguirse dos momentos: 1) Desde que se constituye el régimen de sociedad
conyugal y hasta antes de que se materialice el abandono; en cuyo caso, ambos cónyuges
adquieren el dominio de los bienes que pertenece a ese régimen, así como el de los bienes que
incorpora el otro consorte; y, 2) Desde que uno de los esposos abandona injustificadamente el
domicilio conyugal por más de seis meses y hasta que concluye la sociedad conyugal (voluntad,
divorcio, muerte, etcétera); en cuyo caso, por un lado, cesan los efectos del régimen en lo que le
pueda favorecer al abandonante, lo cual se traduce en la imposibilidad de obtener el dominio de
los bienes que adquiera su consorte y, por otro, que los efectos de la sociedad seguirán
favoreciendo al abandonado, a quien, por virtud de la propia constitución del régimen, le asiste el
derecho de participar en el dominio de los bienes adquiridos por su cónyuge al incorporarlos
como parte del fondo social.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO.—Este Pleno en Materia Civil del Primer Circuito es competente para resolver la
presente contradicción de tesis.

SEGUNDO.—Sí existe la contradicción de tesis entre los criterios sustentados por los Tribunales
Décimo Segundo y Décimo Primero en contra del Tercer Tribunal, todos Colegiados en Materia
Civil del Primer Circuito, al resolver los asuntos precisados en la presente ejecutoria. No así,
respecto del criterio sustentado por el Octavo Tribual Colegiado en Materia Civil del Primer

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 50/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

Circuito.

TERCERO.—Debe prevalecer, con carácter jurisprudencial, el criterio sustentado por este Pleno
de Circuito, bajo el título, subtitulo y texto redactados en el último considerando de esta
resolución.

Remítase copia de la presente resolución, firmada mediante el uso de la FIREL, a los Tribunales
Colegiados de Circuito contendientes y a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la cuenta
de correo electrónico sentenciaspcscjnssga@mail.scjn.gob.mx. En su oportunidad, archívese
como asunto concluido.

Así lo resolvió el Pleno en Materia Civil del Primer Circuito por mayoría de siete votos de los
Magistrados Neófito López Ramos (presidente quien tuvo el voto de calidad en términos del
artículo 41-Bis 2, segundo párrafo, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación), José
Rigoberto Dueñas Calderón, Luz Delfina Abitia Gutiérrez, Francisco Javier Sandoval López, Edith
E. Alarcón Meixueiro, Carlos Manuel Padilla Pérez Vertti y J. Refugio Ortega Marín. Disidentes:
Mauro Miguel Reyes Zapata, Elisa Macrina Álvarez Castro, José Juan Bracamontes Cuevas, Ana
María Serrano Oseguera, J. Jesús Pérez Grimaldi, María Concepción Alonso Flores y Carlos
Arellano Hobelsberger. Ponente: Carlos Manuel Padilla Pérez Vertti. Secretario: Fernando Galicia
Rodríguez.

Firman electrónicamente mediante el uso de la FIREL el Magistrado presidente y los Magistrados


Integrantes del Pleno en Materia Civil del Primer Circuito, con la secretaria de Acuerdos que
autoriza y da fe.

En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II, 13, 14 y 18 de la Ley Federal de


Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, así como de los numerales 54,
55 y 56 del Acuerdo General del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal, que establece las
disposiciones en materia de transparencia, acceso a la información pública, protección de datos
personales y archivos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el seis de febrero de dos
mil catorce, se hace constar que en esta versión pública se suprime la información considerada
legalmente como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.

_______________

1. Así lo sostuvo al resolver la contradicción de tesis 89/96, que dio lugar a varias jurisprudencias,
entre otras, la número 1a./J. 48/2001, del rubro: "SOCIEDAD CONYUGAL. LOS BIENES
ADQUIRIDOS INDIVIDUALMENTE A TÍTULO ONEROSO POR CUALQUIERA DE LOS
CÓNYUGES O A TÍTULO GRATUITO POR AMBOS, DURANTE EL MATRIMONIO CONTRAÍDO
BAJO ESE RÉGIMEN, AUN CUANDO NO SE HAYAN FORMULADO CAPITULACIONES
MATRIMONIALES, FORMAN PARTE DEL CAUDAL COMÚN (CÓDIGO CIVIL PARA EL
DISTRITO FEDERAL EN MATERIA COMÚN Y PARA TODA LA REPÚBLICA EN MATERIA
FEDERAL VIGENTE PARA EL DISTRITO FEDERAL HASTA EL 31 DE MAYO DE 2000)."
(Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIV, página 433,
septiembre de 2001).

2. Es ilustrativa al respecto, la tesis de la otra Tercera Sala del Alto Tribunal, intitulada

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 51/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

"SOCIEDAD CONYUGAL. SU EXISTENCIA NO ESTA CONDICIONADA A LAS


CAPITULACIONES MATRIMONIALES." (Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época,
Volumen XI, página 194, cuarta parte, registro digital: 272667).

3. "Artículo 194. El dominio de los bienes comunes reside en ambos cónyuges mientras subsista
la sociedad conyugal. La administración quedará a cargo de quien los cónyuges hubiesen
designado en las capitulaciones matrimoniales, estipulación que podrá ser libremente modificada,
sin necesidad de expresión de causa, y en caso de desacuerdo, el Juez de lo Familiar resolverá
lo conducente."

4. "Artículo 204. Terminado el inventario, se pagarán los créditos que hubiere contra el fondo
social, y el sobrante, si lo hubiere, se dividirá entre los cónyuges en los términos pactados en las
capitulaciones matrimoniales, y a falta u omisión de éstas, a lo dispuesto por las disposiciones
generales de la sociedad conyugal. En caso de que hubiere pérdidas, el importe de éstas se
deducirá del haber de cada cónyuge en proporción a las utilidades que debían corresponderles, y
si uno sólo llevó el capital, de éste se deducirá la pérdida total."

5. "Artículo 188. Puede también terminar la sociedad conyugal durante el matrimonio, a petición
de alguno de los cónyuges, por los siguientes motivos:

"I. Si uno de los cónyuges por su notoria negligencia en la administración de los bienes, amenaza
arruinar al otro o disminuir considerablemente los bienes comunes;

"II. Cuando uno de los cónyuges, sin el consentimiento expreso del otro, hace cesión de bienes
pertenecientes a la sociedad conyugal a sus acreedores;

"III. Si uno de los cónyuges es declarado en quiebra, o en concurso; y

"IV. Por cualquiera otra razón que lo justifique a juicio del órgano jurisdiccional competente."

"Artículo 197. La sociedad conyugal termina por la disolución del matrimonio, por voluntad de los
consortes, por la sentencia que declare la presunción de muerte del cónyuge ausente y en los
casos previstos en el artículo 188."

6. "Artículo 886. La propiedad de los bienes da derecho a todo lo que ellos producen, o se les
une o incorpora natural o artificialmente. Este derecho se llama de accesión."

"Artículo 887. En virtud de él pertenecen al propietario:

"I. Los frutos naturales;

"II. Los frutos industriales;

"III. Los frutos civiles."

"Artículo 888. Son frutos naturales las producciones espontáneas de la tierra, las crías y demás
productos de los animales."

"Artículo 890. Son frutos industriales los que producen las heredades o fincas de cualquiera
especie, mediante el cultivo o trabajo."

"Artículo 893. Son frutos civiles los alquileres de los bienes muebles, las rentas de los inmuebles,
los réditos de los capitales y todos aquellos que no siendo producidos por la misma cosa
directamente, vienen de ella por contrato, por última voluntad o por la ley."

7. "Artículo 2015. En las enajenaciones de alguna especie indeterminada, la propiedad no se


transferirá sino hasta el momento en que la cosa se hace cierta y determinada con conocimiento
del acreedor."

8. "Artículo 1796. Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, excepto aquellos
que deben revestir una forma establecida por la ley. Desde que se perfeccionan obligan a los
contratantes no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a las
consecuencias que, según su naturaleza son conforme a la buena fe, al uso o a la ley, con
excepción de aquellos contratos que se encuentren en el supuesto señalado en el párrafo

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 52/53
24/1/22 15:22 Semanario Judicial de la Federación

siguiente."

9. Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo LXXXII, Número 19, página 4666,
registro digital: 807157.

10. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,Tomo XXIV, página 1377,
julio de 2006, registro digital: 174594.

Esta ejecutoria se publicó el viernes 07 de septiembre de 2018 a las 10:16 horas en el Semanario
Judicial de la Federación.

https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=28051&Clase=DetalleTesisEjecutorias 53/53

También podría gustarte