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El ciclo de la experiencia

El ciclo de la experiencia es una herramienta muy valiosa de la psicología


Gestalt, describe paso a paso las etapas que recorremos todas las personas para
abrir y cerrar sanamente procesos. Desde el orden más vital y básico como comer
dormir etc. hasta los vínculos con el entorno y la forma en que reaccionamos y
vivimos estos.
He usado el ciclo de la experiencia para explicar de una forma más teórica y
analítica la teoría buscando también explicar las consecuencias que tiene el
salirnos del ciclar sano de las emociones y los vínculos y como estas desarmonías
son la raíz de la enfermedad y vivirlo en forma sana y consciente la puerta a la
sanación.
La etapa de retirada, da espacio al inicio de un ciclo. Cuando la persona se
puede retirar y soltar la acción, da espacio para que la energía vuelva a generar
una sensación y que del fondo emerja una figura.
En terapia se busca entrar en el espacio del vacío, sólo en el vacío pueden
manifestarse cosas nuevas. Ese es uno de los principales problemas y razones
por las
cuales las mujeres generamos patologías, no tenemos espacio de retirada, no
existe el reposo y por lo tanto no existe el vacío. Donde no hay vacío no se puede
gestar nada nuevo. Si el cuerpo no tiene tiempo y está constantemente en acción,
no hay retirada, el cuerpo no puede soltar la energía y dejar ir, es decir entrar en el
reposo que sería lo que corresponde a nuestra fase menstrual.
En consulta se observa todo el tiempo, no hay vacío, no hay espacio están
tan llenas de sensaciones, tareas, actividades y demás que no hay espacio para
que la energía pueda llegar y emprender un ciclo nuevo. Este es uno de los
principales motivos de la infertilidad o de la amenorrea.
La sensación es la etapa donde surgen impresiones o sensaciones
imprecisas que nos generan la pregunta: ¿qué necesito? Esta es una pregunta
que muchas mujeres reprimen en el momento que aflora, así que nunca consiguen
ni siquiera comenzar el ciclo de la experiencia lo cual solo genera frustración y
malestar. En este momento la persona siente algo, le cruje el estómago, se siente
caliente, se le seca la boca, se le cierra la tráquea, le sudan las manos, le duele el
pecho. Por aprendizaje introyectado o por experiencias pasadas, aprendemos a
no sentir, esta es la fase cuando encontramos al paciente con la voz temblorosa
mientras habla de una experiencia y cuando le preguntamos ¿qué estas sintiendo
mientras hablas de esto? te responde: no siento nada. Es obvio que sí siente,
desde el lenguaje corporal podemos ver que sí, pero evita el contacto,
intelectualiza y así se priva de entrar en el ciclo y poder darle cierre a un tema.
Esto es una actitud muy propia de la mujer sumisa o la mujer criada en el
patriarcado la cual termina con su útero lleno de miomas , porque se le enseñó a
no decir a no expresar, y no hacer nada que no fuese correcto de una dama, así
que para ello se tuvo que entrenar en matar las sensaciones para que estas jamás
se materializaran en acciones, cuantas veces no hemos sentidos deseos de salir
corriendo literalmente, y no hemos confiado y creído en nosotras, este es uno de
los puntos que afecta más a la mujer que al hombre pues una de las facultades
femeninas por excelencia es la intuición, las mujeres estamos diseñadas para
saber no sólo qué nos pasa a nosotras sino para percibir qué le pasa al otro, así
que imagínate el daño que nos hacemos cuando nos entrenamos en no sentir,
matamos nuestras esencia primordial y la de las generaciones por venir, porque
una mujer que no puede sentir no puede enseñarle nada muy distinto a sus hijos.
Esto fue algo que pude aprender con claridad, con una pareja que tuve que
era incapaz de sostener el contacto y describir sus sensaciones, cuando teníamos
encuentros muy amorosos y sin duda estaba sintiendo cosas lindas, salía con
comentarios como, “yo tenía una novia más linda que tú”. Indagando en su historia
personal comprendí que el chico no podía hacer nada distinto, su mamá estaba
tan entrenada en no sentir que lo regalo cuando él tenía cinco años, así que era
imposible que el pudiera descifrar sus sensaciones y que claramente no quería
sentir sobre todo sensaciones de amor y placer, porque la vida le enseñó desde
temprana edad que no merecía. Casos como este son muchos, pero lo bueno es
que así como nos entrenábamos en no sentir nos podemos volver a entrar y muy
exitosamente en sentir ya que es más natural que no hacerlo.
La conciencia, el darse cuenta, es el momento en que logramos traducir la
sensación, nombrarla para así poder seguir al siguiente paso que es mover la
energía hacia saciar la sensación, esta etapa suena súper sencilla, pero no lo es
para muchos, pues la traducción que las personas hacemos, es en base a los
condicionamientos previos que tenemos y acompañada de impulso y de un no
darnos tiempos para sentir y traducir. Por eso el primer obstáculo que aparece
para el darse cuenta es el espacio de lo que conozco, conozco que si siento un
hueco en la barriga es que tengo hambre así que la energetización de esta
sensación sería ir a la nevera y comer, pero después de comer el hueco sigue, lo
cual significa que no era eso, pero como los perros de Pavlov, el condicionamiento
está tan integrado que no creo que sea necesario ni siquiera cuestionarme antes
de ir a la nevera, ¿es verdad que esto es lo que necesito? Esta pregunta tan
sencilla sería una puerta de entrada a la solución de muchos de nuestros
problemas. En consulta trabajo mucho con esta fase a nivel sexual, porque esta
tan erróneo el concepto que tenemos de la sexualidad, que cualquier sensación en
los genitales los traducimos desde lo que conocemos y la sociedad nos enseña,
que estas súper ávido de sexualidad, y así por ejemplo se da puerta a patologías
como la ninfomanía, no es que tengan la cabeza dañada, tiene el radar y el GPS
dañados, por eso no saben que sienten, ni qué hacer con lo que sienten, y hacen
lo que se supone que se debe hacer, al terminar el coito y emprender la retirada la
sensación sigue allí ardiendo sin mesura, así que necesitas ir por otro round o
peor aún por otra persona.
Este trabajo sobre todo con los hombres ha sido de inmensa satisfacción
para mí, hombres súper bellos y enérgicos que se estaban dañando a sí mismo y
a las mujeres porque no sabían que necesitaban, haciendo terapia, pudieron ir
mas adentro, derretir las corazas, entrar en el espacio de lo que sabían, y en el
vasto espacio de lo que no sabían, entrar allí y elegir que otras formas
desconocidas de traducir podrían encontrar, casi todos encontraron el amor en el
espacio de lo desconocido, casi todos añoraban utilizar ese fuego sexual en la
construcción de algo más sólido que un encuentro sexual, muchos de ellos hoy
están en parejas estables y muchos están formando hogares maravillosos, con
una gran capacidad de crear, porque es una forma más de usar su energía sexual
que no conocían.
La energetización y la acción, es poner nuestra energía en movimiento con
el fin de conseguir saciar mi necesidad, una persona sana puede hacer esto sin
ningún problema ni conflicto, traduce con claridad que necesita y se lo proporciona
ya sea en el sentido más material como ir al baño o más emocional como poner un
límite y decir ¡basta! .
En esta fase del ciclo suelen aparecer los mandatos que nos frustran y
desenergetizan, alejándonos de actuar, cuando tengo toda la energía allí
disponible para pegar un grito y expresar con toda la intensidad lo que siento,
aparece el Pepe Grillo de la voz de la conciencia que te regalaron tus padres,
diciendo una niña buena “no debe”, o “tú no eres tan fuerte para salir adelante
sola”, “no puedes”, esto hace que la ráfaga de energía creativa que se estaba
moviendo en ti de repente baja como espuma y te quedas allí pasmada, intoxicada
de toda esa energía ávida de movimiento a la que tu nutres con inmovilidad. Esta
es la fase donde más frustración se genera. En las anteriores hay frustración pero
es a un nivel más inconsciente, porque eras ciega, ni siquiera sabías lo que
necesitas o sentías, pero aquí ya lo has traducido ya lo has nombrado pero no has
podido realizarlo, es aún peor porque te genera culpa y autocritica que solo logra
dañar tu autoimagen de ti y afirmarte más en esos mandatos destructivos que
sigues.
El contacto es el punto donde finalmente llego a cumplir con lo que pensé
que necesitaba y hacia donde moví mi energía para accionar y contactar o
concretar.
Si logro llegar hasta aquí he cumplido un gran recorrido pero no garantiza
que esté todo bien. Es aquí donde muchos de nosotros podemos perder todos los
logros anteriores, llegamos hasta aquí decididos, claros de que quiero, como lo
quiero y de lo que necesito de mí y el entorno para cumplirlo, pero falta un paso
más lograr hacer contacto.
Hacer contacto nos puede costar mucho, sentimos que necesitamos tener
una conversación pendiente, logramos ponernos en acción y caminar hacia el
lugar donde se encuentra la persona con quien queremos hablar, pero al llegar y
estar en su presencia no logro hacer contacto y suelto la energía, evito el contacto
y frustro la acción, retornando a casa sola y llena de cosas por decir.
Esto nos pasa mucho a las personas en las manifestaciones del amor.
Tengo muchos amigos hombres con un gran conflicto para decir palabras dulces y
entrar en espacios de vulnerabilidad emocional porque se sienten frágiles, sienten
que están enamorados, y que quieren que ella lo sepa, la citan para decírselo, van
llenos de energía y vitalidad para hablar y cuando llega el momento se acaba la
noche y no fueron capaces de hablar y entra en contacto con sus sentimientos y
dejarlos salir, se retiran frustrados y tristes.
Esto es algo que nos pasa a muchos tanto para expresar amor, como para
poner límites, decir no, y pedir lo que necesitamos. Tenemos la cabeza llena de
juicios y el amor propio tan dañado que no nos sentimos merecedores, y eso nos
hace vivir en el miedo y el miedo nos aleja del contacto y la autenticidad de
nuestros sentimientos y acciones.
Describo el ciclo de la experiencia porque me parece una pauta importante
donde las lectoras puedan darse cuenta donde están y cuál es el patrón que
tienen y así poder trabajarse y reflexionar sobre esto. Como decía anteriormente
aunque parezca que algo anda mal en nosotras no hay de qué preocuparse, todo
esto son aprendizajes y bobadas que nos hemos repetido como propias pero lo
que importa es que la luz que opacamos sigue brillando con la misma intensidad
dentro nuestro esperando a salir.

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