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Un estudio realizado por van Wely (1970) demostró una clara asociación entre la
postura de trabajo y las consultas por problemas músculo esquelético recibido en
un centro médico industrial. En base a sus resultados, el propuso un sistema para
relacionar postura de trabajo y el posible lugar de aparición de síntomas, que se
reproduce a continuación:
Si observamos nuestro entorno veremos que las posiciones enumeradas son muy
comunes. En realidad, llama la atención la falta de consideración de las medidas
antropométricas de los usuarios en el diseño de máquinas y puestos de trabajo.
Lamentablemente, esto también es extensivo a todos los otros elementos de uso
humano. En el comercio, hay tiendas que expenden artículos rotulados como
ergonómicos, pero esto generalmente no pasa de ser un término comercial, ya
Los ejemplos anteriores no son aislados y hay situaciones peores como, por
ejemplo, la que se ilustra en la figura 3. Obsérvese como al final de una escalera
cruza un tubo a ¡70 cm. de altura! y el trabajador tiene que pasar por debajo para
continuar su trayecto.
Figura 8. Antropómetro
Dimensiones PERCENTILES
Antropometricas 50 5 95
Sur Norte Sur Norte Sur Norte
Peso (kg) 69.3 75.0 51.1 63.4 87.4 91,6
Estatura descalzo 168.8 169.3 157.8 162.5 179.8 177.5
Altura ojo asiento 79,4 77,7 72,5 73,2 86,3 82,3
Altura hombro 60,2 59,2 54,0 64,5 66,4 63,8
asiento
Altura codo asiento 25,4 23,1 18,9 19,2 31,9 27,4
Altura codo-suelo 65,5 63.9 54.4 58.6 76.7 71.9
Altura poplitea 40,1 41,8 35,5 39,4 44,8 44,5
Dist. gluteo-poplitea 46,0 47,2 41,0 44,3 51,0 49,8
Ancho Caderas 34,4 36,9 29,7 33,8 39,2 40,5
La altura del asiento debe ser equivalente a la altura poplítea. Esta se define como
la distancia vertical desde el suelo a la cara inferior del muslo, inmediatamente
detrás de la rodilla. El sujeto debe estar derecho con el muslo y la pierna en
ángulo recto. El ancho del asiento está determinado por el ancho de caderas,
mientras que su profundidad (distancia antero-posterior) por la distancia gluteo-
poplítea, que es la distancia horizontal desde el área más prominente de las
nalgas a la cara interna de la pierna, a nivel de la rodilla. Con respecto a esta
última dimensión, debe tomarse 3/4 de ella. De esta manera, se asegura buen
apoyo para los muslos evitando presión en la pierna. Cuando esto ocurre la
persona se desplaza hacia adelante y no hace uso del respaldo.
Figura 12. Detalle del respaldo de un asiento regulable en altura que, bien
ajustado, da buen apoyo a la región lumbar
En relación a materiales, las sillas no deben ser muy blandas. Si lo son, la persona
tiende a "hundirse" en el asiento, perdiéndose la proporcionalidad. El tapiz debe
ser en lo posible de materiales que conduzcan bien el calor y la humedad. Por ello,
la lanilla es más adecuada que el plástico. Se recomienda que el borde delantero
sea redondeado para evitar compresión en la pierna, lo que sólo ocurre si la
profundidad del asiento es igual o mayor que la distancia gluteo poplítea, lo que
debería evitarse. Los asientos no deben tener barras cruzadas entre las patas
delanteras, porque impiden el movimiento de las piernas hacia atrás. El asiento
debe ser estable, de manera tal, que sólo debe tener ruedas en casos
estrictamente necesarios. Una silla con ruedas sobre una superficie lustrosa
impedirá que la persona se apoye bien en el respaldo.
Por lo general, los brazos en los sillones entorpecen el movimiento. Para dar un
buen apoyo deben ir ubicados a la misma altura que la superficie de trabajo, por
lo que impiden el acercamiento del asiento al topar ambas superficies. Es típico
ver personas en este tipo de sillones, como se ilustra en la figura 14, sentadas en
la parte anterior del asiento, sin apoyarse en el respaldo, porque los brazos le
impiden un mayor desplazamiento bajo la mesa.
Figura 15. Persona sentada en un sillón de oficina haciendo uso del respaldo
Hoy en día, algunos asientos con brazos, tienen diseños que permiten apoyo, pero
que al mismo tiempo no impiden el acercamiento de la silla a la superficie de
trabajo. Por ejemplo, el asiento de la izquierda, ilustrado en la figura 16, tiene los
brazos inclinados hacia delante, de manera que facilita el acomodo del asiento
bajo la superficie de trabajo, mientras que el de las izquierda, tiene brazos
abatibles, pudiendo el usuario optar por usarlos o no.
Si el sujeto está bien sentado, con la superficie de trabajo a una altura correcta, se
pueden ir evaluando los otros elementos que el utiliza. Por ejemplo, lo ideal es que
si trabaja frente a un panel instrumental, los indicadores visuales estén a la altura
de los ojos y ojalá los pueda visualizar en un ángulo no mayor que 35 grados por
debajo de la línea de visión. Mirar permanentemente hacia arriba es también muy
fatigante. Los controles que se operan con las manos deben estar ubicados dentro
del alcance funcional de la persona, de manera que no tenga que inclinarse hacia
adelante para alcanzarlos. Deben quedar ubicados en un área comprendida entre
los hombros y los codos para que pueda manipularlos en forma cómoda. Las
referencias antropométricas para áreas de visión, ubicación de controles manuales
y alcances, se pueden ver en la figura 17.
Ho
y en día, una de las denominadas “pesadillas ergonómicas” es el uso de
computadores, ya que las personas permanecen sentadas, por largos períodos,
generándose problemas de extremidad superior, por uso de mouse y teclados,
pero también de postura de trabajo. Por esta razón, lo analizado para superficies
de trabajo y asientos es también válido cuando se trabaja con computadores. La
figura 18, ilustra las consideraciones que se deben tener para que las personas
puedan trabajar en forma cómoda. Como se observa, lo ideal sería que todos los
implementos empleados fueran regulables. En la figura 19, se ilustra una mesa
para computador que reúne todos los requisitos de acomodación para que el
usuario pueda sumir una buena postura de trabajo. De hecho la superficie de
apoyo no sólo se puede regular para darle una altura correcta al teclado, sino que
también deja espacio para apoyar el antebrazo completo cuando se acciona el
mouse. Al mismo tiempo, debido a que tiene regulación permite darle una altura
correcta a la pantalla, vale decir se puede colocar el borde superior de esta, frente
al operador y a la altura de la línea de visión.
Uno de los problemas serios que hemos estado observando en los últimos
tiempos, es el diseño de cabinas de vehículos móviles. Lamentablemente
introducir innovaciones en estas máquinas una vez que se adquieren es muy
difícil, ya que son muchos los factores que hay que equilibrar en un buen diseño.
Para ilustrarlo, observe la figura 20, que resume las consideraciones ergonómicas
en el diseño de la cabina de un vehículo. Por ello, cuando existe dependencia
tecnológica, la evaluación ergonómica debe hacerse antes de importar las
maquinarias. Las modificaciones posteriores suelen ser extremadamente difíciles.
El problema es tan complejo que, aún cuando ha sido revisado en otros textos de
este módulo, conviene reforzar algunos detalles de la postura y los ángulos de
comodidad, ya que más adelante haremos un análisis crítico de algunos de los
problemas que se presentan en este tipo de máquinas. Al igual que lo que se
señaló para asientos y superficies de trabajo, no existe una posición única que sea
confortable para un trabajo que se prolonga durante una jornada. Por ello, en este
caso también hay que favorecer los cambios de posición, lo que muchas veces se
ve obstaculizado por lo pequeño de las cabinas. En la figura 21, se puede ver las
áreas más confortables para accionar controles manuales y pedales. En términos
generales, es recomendable que la articulación del codo permita que el brazo y el
antebrazo estén en un ángulo entre 105 y 120°, mientras que el muslo y la pierna
se deberían mantener entre 90 y 100°, al igual que el pie en relación a la pierna.
La postura adecuada para la espalda baja y la pelvis se logra cuando el ángulo
tronco muslo es cercano a 120º.
6. Trabajo de pie.
En el caso del trabajo de pie, se debe también respetar los alcances para una
buena manipulación y espacio suficiente para las piernas y pies. En muchos
casos, con un diseño adecuado, se puede combinar el trabajo de pie y sentado, lo
que releva a las piernas de sostener toda la jornada el peso del cuerpo,
favoreciendo al mismo tiempo los cambios de posición.
Actividades • Nº de
personas
Con requerimientos precisión visual 20
Trabajos poco minuciosos y sin aplicación de 21
fuerzas
Tareas que requieren fuerza 26
• Algunos trabajadores desempeñaban más de una de las actividades
consultadas
Tabla 10. Síntomas manifestados por los trabajadores que trabajan de pie
Actividad • Número de
trabajadores
Trabajos de gran minuciosidad 40
Trabajos minuciosos 23
Trabajos Normales 38
Trabajos de poca demanda visual 23
Lectura de Instrumentos 41
• Algunos trabajadores desempeñaban más de una de las actividades
consultadas
Síntomas Porcentaje
Cuello 29,3 %
Hombros 21,3 %
Antebrazos 14,7 %
Codos 9,3 %
Espalda 5,3 %
Manos 5,3 %
Pantorrillas 5,3 %
Nalgas 4,0 %
Pies 2,7 %
Muslos 1,3 %
Muñecas 1,3 %
Síntomas Porcentaje
Espalda 50.4
Hombros 14,6
Brazos 12,6
Cuello 8,7
Antebrazos 7,8
Rodillas 7,8
Muñecas 6,8
Manos 6,8
Muslos 6,8
Pantorrillas 6,8
Codos 2,9
Nalgas 2,9
Pies 2,9
Nº DE PORCENTAJE
PERSONAS DE PERSONAS
Percibe la carga superior a su capacidad 18 26
PORCENTAJE DE
PERSONAS
Pesado 30
Moderado 49
Liviano o sedentario 21
Si se observa la figura 25, se puede ver que el trabajador está con su cuerpo
totalmente cubierto. El problema que se generó, es que el aluminio impide el paso
del calor del horno al trabajador, pero también impide la liberación del calor que el
trabajador produce, generándosele un “microclima” al interior del traje, que hace
que “el remedio sea peor que la enfermedad”. Entonces se dan nuevos pasos y la
empresa decide mecanizar la faena. Para estos efectos, se diseña la máquina
ilustrada en la figura 26.
En la figura 26, se puede ver que el trabajador realiza su actividad sentado, en una
máquina abierta, que tiene en su parte delantera una pantalla que evita que le
llegue directamente la radiación calórica. No obstante, sigue expuesto a ruido y a
Sin duda que la evolución muestra un enorme progreso. La cabina no sólo aísla al
trabajador del calor, sino que también lo puede proteger del ruido y la
contaminación ambiental. Sin embargo, en la figura 26, se puede ver que al
interior de la cabina, por mantención inadecuada, persisten estos riesgos, pero
además se le agrega un serio problema de postura de trabajo. En otras palabras,
este es un caso típico en que hay desarrollo e inversión, pero que refleja algo que
es habitual, vale decir algo falla al momento de considerar los problemas de
adaptación humana. ¿Qué pasó en este caso?. La cabina era de
aproximadamente un metro cuadrado y el lugar de trabajo se concibió para
realizar la actividad de pie. Ocho horas es mucho tiempo para permanecer en esa
posición y el trabajador, que no es experto en Ergonomía, para variar su postura,
busca lo que encuentra en su entorno e incorpora el piso en que se ve sentado en
la figura 28.
Como se observa en la figura 29a, el respaldo del asiento, que debería apoyar la
zona lumbar, está ubicado en una posición, por decir lo menos, absurda y el
movimiento frecuente de rotación que se observa, 29b y c, podría perfectamente
haberse corregido con una mejor distribución de los implementos de trabajo, que
debían estar cerca de las áreas de alcance. Por otra parte, como se observa en la
En un mundo cada vez más mecanizado, las centrales de operación son lugares
en que los trabajadores pasan un tiempo importante. El ejemplo que continúa
corresponde a un estudio realizado el año 2003 (Apud y Meyer, no publicado).
Esta es una central antigua, que a través del tiempo, ha enfrentado cambios y
alternativas principalmente de asientos. Sin embargo, si se observan las imágenes
Figura 31. Arreglos del puesto de trabajo en una antigua central de operaciones,
año 2003
Hoy en día, los equipos modernos agrupan los controles, de tal forma, que quedan
dentro de las áreas de alcance del percentil 5, distribuyéndose en la forma que se
ilustra en la figura 34.
Figura 35. Asientos incorporados a una de las consolas días antes de iniciado el
estudio
Otro aspecto que dificulta el trabajo, son los asientos empleados en esta central.
Como se aprecia en la figura 37, hay diferentes sillas y todas son de mala calidad.
Por ejemplo, la silla trineo que se observa en la figura 37a, no permite que el
operador se desplace con facilidad, mientras que las sillas con ruedas, que
facilitarían la labor, están en bastante mal estado (37b). Por su parte, el piso de
esta sala tampoco es adecuado, ya que es de cerámica y está en malas
condiciones.
Figura 38. Los operadores deben asumir posturas incómodas para pulsar los
comandos de las pantallas.
En los arreglos de este tipo de centrales muchas veces se piensa que cambiar
asiento puede solucionar los problemas. En el caso que se ilustra en la figura 39a,
se puede ver que en esta empresa intentaron mejorar la postura, adquiriendo
sillones de mayor tamaño. Al hacer este cambio, sacaron algunos soportes para
teclado de manera que los usuarios, pudieran acomodar sus piernas. Sin
embargo, como se puede ver, la profundidad del mesón no permite espacio para
el teclado, que el operador coloca sobre la CPU. En el fondo, plata perdida porque
el problema persiste. Entonces, los usuarios buscan alternativas, como en el caso
que se ilustra en la figura 39b, en que el trabajador vuelve a su silla original y
acomoda su equipo como mejor puede, ya que la innovación en el asiento le
resultó más incómoda.
En algunas empresas hemos podido observar que trabajadores, que han sufrido
lesiones son cambiados de puesto de trabajo. En el caso que ilustraremos a
continuación, el trabajador había sido operado de ambos hombros, quedando con
movilidad limitada. El puesto de trabajo, se ilustra en la figura 40.
Las imágenes hablan por si solas, pero se destaca el estado del asiento, el
escritorio con cajonera central, lo que es totalmente contraindicado, la ubicación
de la pantalla a un costado del escritorio y el que el trabajador no haga uso del
respaldo.
Podríamos seguir analizando el tema, porque ejemplos hay muchos, pero para
cerrarlo, en la figura 41, vamos a mostrar un conjunto de fotografías del año 2003
y 2004, porque en este caso vale aquello de que “el ejemplo enseña más que el
precepto”.
Hay muchos ejemplos sobre problemas derivados del trabajo con maquinarias, de
manera que en este texto solamente ilustraremos algunos en la figura 42, por lo
impactante que resultan y por que constituyen una evidencia las malas posiciones
que se pueden adoptar en el trabajo con maquinarias.
Figura 44. Apoya cabeza de cuatro camiones. Nótese que el borde superior queda
ubicado en la región cervical.
Por otra parte, muchos indicadores visuales, que los operadores verifican cada
cierto tiempo, no se ubican en posiciones que permitan una fácil lectura. Como se
discutirá más adelante, esto no sólo puede conducir a error sino que también los
obliga a asumir posturas muy inadecuadas. Lo recomendable en este caso es que
los indicadores se ubiquen a la altura del ojo del percentil 5 de la población, lo que
equivale a 147 cm.
Figura 49. Postura que debe asumir el operador para leer el indicador que se
señala con la flecha blanca.
Figura 50. Dificultades para lectura de indicadores visuales ubicados fuera del
alcance visual.
Tanto o más crítico como lo anterior, es el alcance manual. En los últimos años,
hemos recopilado información, tanto en plantas antiguas como nuevas y, la
Para cerrar el tema de alcances y como una formar de demostrar lo frecuente que
es este problema en distintas industrias, en la figura 53 se puede ver una
secuencia de imágenes recientes que ilustran claramente el tipo de dificultades de
alcance visual y manual más frecuentemente encontrados. Como se puede
observar, muchos de ellos son parte de la infraestructura de los sistemas, lo que
dificulta la intervención.
Cuando los controles se ubican sin considerar las facilidades de acceso para el
trabajador, el resultado es que ellos deben asumir riesgos, improvisando formas
de alcanzarlos, que son peligrosas. Un claro ejemplo, se ilustra en la figura 54
a,b,c y d. Como se puede ver, el operador pasa por encima de una baranda (a),
luego camina por un tubo (b), desde donde finalmente accede al control que opera
en una posición en absoluto recomendable (c), para luego seguir en su circuito de
trabajo, después de saltar nuevamente la baranda (d).
Figura 54. Acceso a un control: a) el operador pasa por encima de una baranda, b)
camina por un tubo, c) realiza desde una muy mala posición la actividad d) luego
regresa pasando nuevamente sobre la baranda.
• Obstáculos en el camino.
Una de las recomendaciones que más se reitera, es que las áreas de circulación
deben tener espacio suficiente y no presentar obstáculos que impidan el libre
desplazamiento. Lamentablemente, esto no es lo que se ve corrientemente.
Observe, por ejemplo, la escalera de la figura 58, donde se puede ver la forma en
que han colocado un ducto, en una esquina, lo que disminuye el espacio y
dificulta el paso, particularmente si la persona baja con carga.
En la figura 59 se puede ver otra escalera, que tiene un espacio muy reducido
para acceder a ella. En la fotografía de la derecha se observa un trozo de metal
que se asoma, que encierra un riesgo innecesario.
Figura 59. Acceso a una escalera con poco espacio y con un fierro sobresaliente
que implica riesgos de accidentes.
Este tipo de arreglos de “chasquilla chileno” es muy corriente. Fueron muchos los
trabajadores que relataron haberse tropezado con el fierro. Sin embargo, es típico
que, estas cosas no se arreglan, hasta que no ocurre un accidente serio. De
manera tal que, si ya el espacio es restringido, a lo menos debería cortarse el
fierro, para lo cual más que medidas antropométricas u “ojo ergonómico” se
necesita sentido común.
Los dos casos que se ilustran en las figuras 60 a y b, son aún más críticos que los
anteriores. En la figura 60 a, se puede ver la instalación de una pasarela, a la cual
se le ha hecho un recorte para dejar un volante que acciona una válvula. En la
figura 60 b, se puede ver lo fácil que es golpearse al cruzar esta pasarela, por la
falta de espacio. Más aún, accionar manualmente la válvula, debe hacerse desde
una posición que no resiste ningún análisis biomecánico.
En primer lugar, con escasas excepciones, hay una carencia de normas legales
sobre aspectos ergonómicos, incluidos los problemas de adaptación postural.
Chile es un país tecnológicamente dependiente, de manera tal que muchos
equipos que provienen del extranjero, traen consigo deficiencias ergonómicas que
no se evidencian hasta que no empiezan a generar problemas. Como se señaló
antes, la experiencia adquirida en la Unidad de Ergonomía, revela que se
producen situaciones en que, aunque las empresas se motiven a realizar los
cambios, son los propios proveedores los que entorpecen las modificaciones, no
permitiendo efectuar innovaciones no autorizadas por ellos, a riesgo que las
empresas pierdan los seguros comprometidos, si las modificaciones no se hacen
con su aprobación. Desde este punto de vista, el único mecanismo es poner las
exigencias al momento de adquirir las maquinarias. Esto es perfectamente posible
en la medida que se utilice el conocimiento de nuestra población para evaluar la
tecnología que se incorpora. Por ejemplo, los países fabricantes de automóviles
que conducen por la izquierda, han adaptado sus diseños para países que
conducen por la derecha. De lo contrario, no podrían comercializar sus productos.
La reflexión es: ¿no sería lógico que nuestras empresas exigieran al momento de
adquirir tecnología, medidas que salvaguardaran la integridad física y mental de
los trabajadores chilenos?. Hacia este objetivo hay que avanzar. Lo importante
es que las empresas empiezan a preocuparse por estos aspectos. Al menos, en el
área de la minería, en la actualidad, estamos preparando normas internas para la
adquisición de maquinarias y mobiliario. Esperamos que esto tenga un efecto
multiplicador
Por otra parte, como ergónomos, no podemos olvidar que tenemos dos roles
importantes que cumplir en la generación de tecnologías “sanas”. En primer lugar
Este ejemplo, se trata de una cabina que tuvo que ser modificada a los tres años
de adquirida la máquina, por lo incómodo de su diseño para el operador, aun
cuando funcionalmente no presentaba problemas. La cabina se ilustra en la figura
62.
• Edholm, O.G. (1967) "La Biología del trabajo". Eds.: Ediciones Guadarrama,
Madrid.
• Grandjean, E. (1982). "Fitting the task to the Man". Eds.: Taylor & Francis
Ltd.,Londres.
• Mandal, A. (1981). "The seated man (Homo Sedens). The seated work position:
theory and practice". Applied Ergonomics 12: 19.