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KEITH L. MOORE
El Dr. Moore ha obtenido numerosos premios y reconocimientos de
prestigio. Ha recibido las máximas condecoraciones por su
destacado historial de publicaciones de libros de anatomía y
embriología con orientación clínica. Fue galardonado con el primer
Henry Gray/Elsevier Distinguished Educator Award en 2007, la
máxima condecoración otorgada por la American Association of
Anatomists en reconocimiento a la excelencia en la enseñanza de la
anatomía humana en estudios de grado y doctorado de ciencias
médicas y odontológicas; galardonado también con el Honored
Member Award de la American Association of Clinical Anatomists
(1994) por sus notables contribuciones en el campo de la anatomía
clínica, y con el J.C.B. Grant Award de la Canadian Association of
Anatomists (1984) «en reconocimiento a su meritorio servicio y a su
extraordinaria erudición en el campo de las ciencias anatómicas». En
2008, el profesor Moore pasó a ser Fellow de la American
Association of Anatomists (AAA). El rango de Fellow honra a los
miembros distinguidos de la AAA que han alcanzado cotas de
excelencia en su desarrollo científico y en sus contribuciones a las
ciencias médicas. En 2012, el Dr. Moore recibió el grado de Honorary
Doctor of Science por la Ohio State University y por la University of
Western Ontario en 2015; la Queen Elizabeth II Diamond Jubilee
Medal canadiense en honor de sus notables contribuciones y logros,
y el Benton Adkins Jr. Distinguished Service Award por su
extraordinaria hoja de servicios a la American Association of Clinical
Anatomists.
MARK G. TORCHIA
El Dr. Mark G. Torchia recibió el primer Governor General Award
for Innovation, que «reconoce y celebra a las personas, equipos y
organizaciones canadienses destacados, pioneros y creadores que
contribuyen al éxito de nuestro país, que ayudan a configurar
nuestro futuro y que inspiran a la siguiente generación». El Dr.
Torchia también ha recibido el Manning Principle Prize (2015), que
reconoce a los «líderes y visionarios que tienen un impacto positivo
en la economía canadiense a la vez que mejoran la experiencia
humana en todas sus dimensiones alrededor del mundo».
Asimismo, ha recibido el Norman and Marion Bright Memorial
Medal and Award para «los individuos que han realizado una
contribución destacada a la tecnología química» y el TIMEC
Medical Device Champion Award. El Dr. Torchia sigue implicado
con estudiantes de todos los niveles mediante actividades de
divulgación e impartición de cursos. Ha sido nominado para los
premios a la docencia de la Manitoba Medical Students’ Association
(MMSA) desde su inicio y ha sido galardonado con el Award for
Teaching Excellence (2016) de la Rady Faculty of Health Sciences,
University of Manitoba.
Desarrollo embrionario
DÉCIMA EDICIÓN
Cubierta
Portada
Página de créditos
Dedicatoria
Colaboradores
Prefacio
Agradecimientos
2: Reproducción humana
Órganos reproductores
Gametogénesis
Fecundación
Periodo neonatal
Membrana amniocoriónica
Parto
Vesícula umbilical
Alantoides
Embarazos múltiples
Arcos faríngeos
Bolsas faríngeas
Hendiduras faríngeas
Membranas faríngeas
Desarrollo de la lengua
Desarrollo de la cara
Desarrollo de las cavidades nasales
Desarrollo de la laringe
Desarrollo de la tráquea
Sistema esquelético
Sistema muscular
Comunicación intercelular
Morfógenos
Vía Notch-Delta
Factores de transcripción
Epigenética
Edición de genes
Índice alfabético
Página de créditos
A d v e rt en ci a
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bajo su única responsabilidad. Facultativos e investigadores deben
siempre contrastar con su propia experiencia y conocimientos el
uso de cualquier información, método, compuesto o experimento
descrito aquí. Los rápidos avances en medicina requieren que los
diagnósticos y las dosis de fármacos recomendadas sean siempre
verificados personalmente por el facultativo. Con todo el alcance
de la ley, ni Elsevier, ni los autores, los editores o los colaboradores
asumen responsabilidad alguna por la traducción ni por los daños
que pudieran ocasionarse a personas o propiedades por el uso de
productos defectuosos o negligencia, o como consecuencia de la
aplicación de métodos, productos, instrucciones o ideas contenidos
en esta obra.
Revisión científica:
Concepción Martínez Álvarez
Catedrática de Universidad
Departamento de Anatomía y Embriología
Facultad de Medicina
Universidad Complutense de Madrid
En recuerdo de Marion
-KLM
Para Gisela
-TVNP
-MGT
REVISORES CLÍNICOS
Albert E. Chudley MD, FRCPC, FCCMG, Professor Emeritus of
Pediatrics and Child Health, and Biochemistry and Medical
Genetics, Max Rady College of Medicine, Faculty of Health Sciences,
University of Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canada
Michael Narvey MD, FRCPC, FAAP, Section Head, Neonatal
Medicine, Health Sciences Centre and St. Boniface Hospital;
Assistant Professor of Pediatrics and Child Health, Max Rady
College of Medicine, Faculty of Health Sciences, University of
Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canada
Términos descriptivos
En anatomía y embriología se usan términos específicos de posición,
dirección y diferentes planos del cuerpo. Las descripciones en el
adulto se basan en la posición anatómica; el cuerpo está erguido, los
miembros superiores se encuentran a ambos lados y las palmas de
las manos miran hacia delante (fig. 1.2A). Los términos descriptivos
de posición, dirección y planos usados para el embrión se muestran
en la figura 1.2B a E. Cuando se describe el desarrollo es necesario
usar palabras que denoten la posición de una parte en relación con
otra o con el cuerpo en su conjunto. Por ejemplo, la columna
vertebral se desarrolla en la parte dorsal del embrión, mientras que
el esternón lo hace en su parte ventral.
FIG. 1.2 Esquemas de los términos descriptivos
de posición, dirección y planos del cuerpo. A,
Visión lateral de un adulto en posición anatómica.
B, Visión lateral de un embrión de 5 semanas. C
y D, Visión ventral de un embrión de 6 semanas.
El plano medio es un plano vertical imaginario de
sección que pasa longitudinalmente a través del
cuerpo, dividiéndolo en dos mitades, derecha e
izquierda. Un plano sagital es cualquier plano
paralelo al plano medio. Un plano horizontal es
cualquier plano que forma un ángulo recto con
los planos medio y frontal. E, Visión lateral de un
embrión de 7 semanas. Un plano frontal (coronal)
es cualquier plano vertical que corta el plano
medio en ángulo recto y divide el cuerpo en
anterior (o ventral) y posterior (o dorsal).
Órganos reproductores
Los órganos reproductores producen y transportan células
germinales (gametos) desde las gónadas (testículos u ovarios) al
lugar de la fecundación en la trompa uterina (fig. 2.1).
Secciones sagitales esquemáticas de las
FIG. 2.1
regiones pélvicas de una mujer (A) y un hombre
(B).
Útero
El útero es un órgano de pared gruesa con forma de pera (fig. 2.2A y
B) que consta de dos partes principales:
Trompas uterinas
Las trompas uterinas miden 10 cm de largo y 1 cm de diámetro y se
extienden lateralmente desde los cuernos del útero (v. fig. 2.2A).
Cada trompa se abre en el cuerno correspondiente por su extremo
proximal y a la cavidad peritoneal por su extremo distal. La trompa
uterina se divide en las siguientes porciones: infundíbulo, ampolla, istmo y
porción uterina. Las trompas transportan los ovocitos desde los
ovarios y los espermatozoides hasta el punto de fecundación situado
en la ampolla (v. fig. 2.2B). La trompa uterina está revestida de cilios
y, junto con sus contracciones musculares, conduce el cigoto en
división a la cavidad uterina.
Ovarios
Los ovarios son las glándulas reproductoras, tienen forma de
almendra y están situadas en la pared lateral de la pelvis a cada lado
del útero. Los ovarios generan los ovocitos (v. fig. 2.5). Cuando estos
son liberados del ovario durante la ovulación, el ovocito secundario
se introduce en una de las trompas uterinas. Estas trompas se abren
en el útero, que protege y nutre al embrión y al feto hasta el
nacimiento. Los ovarios producen también estrógenos y
progesterona, que son las hormonas responsables del desarrollo de
los caracteres sexuales secundarios y de la regulación de la gestación.
Gametogénesis
Los espermatozoides y los ovocitos son gametos altamente especializados –
células germinales (fig. 2.4)–. Cada uno de ellos posee la mitad del
número de cromosomas que tiene una célula somática (p. ej., 23 en
lugar de 46). El número de cromosomas se reduce durante un tipo
especial de división celular, la meiosis. Este tipo de división celular
tiene lugar solo durante la gametogénesis (formación de las células
germinales). En los varones, este proceso es denominado
espermatogénesis, mientras que en las mujeres se denomina
ovogénesis (fig. 2.5).
FIG. 2.4Gametos femenino y masculino (células
germinales). A, Partes de un espermatozoide
humano (×1.250). La cabeza, compuesta en su
mayor parte por el núcleo, está parcialmente
cubierta por el acrosoma, una estructura que
contiene enzimas. B, Un espermatozoide
dibujado aproximadamente a la misma escala
que el ovocito. C, El ovocito secundario humano
(×200) está rodeado por la zona pelúcida y la
corona radiata.
FIG. 2.5 Diagrama simple de la gametogénesis
normal: conversión de las células germinales en
gametos. Las ilustraciones comparan la
espermatogénesis y la ovogénesis. Las
ovogonias no aparecen en esta figura debido a
que se diferencian en ovocitos primarios antes
del nacimiento. Se muestra el cariotipo de las
células germinales en cada etapa. El número
designa el número total de cromosomas,
incluyendo los cromosomas sexuales (mostrados
tras la coma). Nota: 1) Después de dos
divisiones meióticas, el número diploide de
cromosomas, 46, es reducido al número
haploide, 23; 2) cuatro espermatozoides
proceden de un espermatocito primario, mientras
que solamente se produce un ovocito secundario
de la maduración de ovocito primario; 3) el
citoplasma se conserva durante la ovogénesis
para formar una célula grande, el ovocito.
Meiosis
La meiosis consta de dos divisiones celulares meióticas (fig. 2.6), durante
las cuales el número de cromosomas de las células germinales se
reduce a la mitad (23, el número haploide) del número que tienen las
células somáticas (46, el número diploide).
FIG. 2.6Representación esquemática de la
meiosis. Se muestran dos pares de cromosomas
A a D, Etapas de la profase de la primera división
meiótica. Los cromosomas homólogos se
aproximan entre sí y se emparejan; cada
miembro del par está formado por dos
cromátidas. Obsérvese el entrecruzamiento
sencillo en un par de cromosomas, que tiene
como consecuencia el intercambio de segmentos
de cromátida. E, Metafase. Los dos miembros de
cada par se orientan en el huso meiótico. F,
Anafase. G, Telofase. Los cromosomas emigran
a los polos opuestos. H, Distribución de las
parejas de cromosomas parentales al final de la
primera división meiótica. I a K, Segunda división
meiótica, que es similar a la mitosis excepto por
el hecho de que las células son haploides.
Espermatogénesis
Antes de la pubertad, los precursores de los espermatozoides
(espermatogonias) permanecen latentes en los túbulos seminíferos
de los testículos desde el periodo fetal tardío. Durante la pubertad, el
número de espermatogonias comienza a aumentar. Tras varias
divisiones celulares mitóticas, los espermatozoides crecen y sufren
cambios graduales que los transforman en espermatocitos primarios
–las células germinales más grandes que hay en los túbulos
seminíferos (v. fig. 2.5)–. Cada espermatocito primario experimenta a
continuación una división reductora, la primera división meiótica, con
el fin de formar dos espermatocitos secundarios haploides, con la
mitad de tamaño aproximadamente que los espermatocitos
primarios (v. fig. 2.5). A continuación los espermatocitos secundarios
experimentan la segunda división meiótica, formando cuatro
espermátidas haploides de aproximadamente la mitad de tamaño de
los espermatocitos secundarios. Las espermátidas se transforman de
forma gradual en cuatro espermatozoides maduros durante el
proceso conocido como espermiogénesis (v. fig. 2.5).
Durante esta metamorfosis (cambio de la forma) el núcleo se
condensa y se forma el acrosoma (v. fig. 2.4A). El acrosoma contiene
enzimas que facilitan la penetración del espermatozoide en la zona
pelúcida (v. cap. 3, fig. 3.1). Cuando la espermiogénesis se ha
completado, los espermatozoides entran en la luz de los túbulos
seminíferos (v. fig. 2.1B). Los espermatozoides se dirigen entonces al
epidídimo, donde se almacenan y maduran funcionalmente. La
espermatogénesis completa requiere unos 2 meses. Es regulada por
la señalización de testosterona a través de receptores de andrógenos
en las células de Sertoli. La maduración de los espermatozoides –
espermatogénesis– continúa normalmente durante toda la vida
reproductiva de un hombre.
Cuando son eyaculados, los espermatozoides maduros son
células muy móviles, consistentes en una cabeza y una cola (v. fig. 2.4A).
El cuello de los espermatozoides es la unión de la cabeza y la cola. La
cabeza del espermatozoide forma la mayor parte de su volumen y
contiene el núcleo. Los dos tercios anteriores de la cabeza están
cubiertos por el acrosoma, una estructura con forma de gorra que
contiene enzimas facilitadoras de la penetración del espermatozoide
durante la fecundación. La cola proporciona motilidad al
espermatozoide, ayudándolo en su camino hasta el lugar de la
fecundación en la ampolla de la trompa uterina. La cola del
espermatozoide está constituida por tres porciones: pieza media, pieza
principal y pieza final. La pieza media contiene mitocondrias
productoras de energía, que impulsan los movimientos flagelares de
la cola. Los genes Hox influencian a nivel molecular la dinámica de los
microtubos en el modelado de la cabeza del espermatozoide y la formación de
su cola.
Ovogénesis
El término ovogénesis se refiere a la secuencia de eventos por los que
las ovogonias (ovocitos primitivos) se transforman en ovocitos
primarios. El proceso de maduración comienza durante el periodo
fetal; sin embargo, no se completa hasta después de la pubertad.
Durante la etapa fetal temprana las ovogonias proliferan mediante
mitosis y crecen para formar los ovocitos primarios (v. fig. 2.5). Al
nacer, todos los ovocitos primarios han completado la profase
(primera etapa de la mitosis) de la primera división meiótica (v. fig.
2.6). Los ovocitos permanecen en profase hasta la pubertad. Poco
antes de la ovulación, el ovocito primario completa la primera
división meiótica. A diferencia de la etapa correspondiente de la
espermatogénesis, la división del citoplasma es desigual (v. fig. 2.5).
El ovocito secundario recibe casi todo el citoplasma, mientras que el
primer cuerpo polar recibe muy poco, lo que le hace degenerar tras
poco tiempo. En el momento de la ovulación (liberación del ovocito),
el núcleo del ovocito secundario comienza la segunda división
meiótica, progresando únicamente hasta la metafase.
Si el ovocito secundario es fecundado por un espermatozoide, se
completa la segunda división meiótica y se forma el segundo cuerpo
polar (v. fig. 2.5). El ovocito secundario liberado en la ovulación está
rodeado por una cubierta de material amorfo –la zona pelúcida– y
una capa de células foliculares –la corona radiada– (v. fig. 2.4C). El
ovocito secundario es grande, siendo incluso visible a simple vista.
En los ovarios de una recién nacida se encuentran habitualmente hasta 2
millones de ovocitos. La mayoría de estos ovocitos involucionan
durante la niñez, de forma que no más de 40.000 permanecen en el
momento de la pubertad. De estos, aproximadamente solo 400
ovocitos maduran a ovocitos secundarios a lo largo de la vida sexual
y son expulsados en la ovulación (v. fig. 2.5).
Ciclo ovárico
Las hormonas FSH y LH provocan cambios cíclicos en los ovarios
(desarrollo de los folículos ováricos, ovulación y formación del
cuerpo lúteo), denominados en conjunto ciclo ovárico. Durante cada
ciclo, la FSH promueve el crecimiento de varios folículos primarios
(fig. 2.9; v. también fig. 2.8); sin embargo, solo uno de ellos se
desarrolla a folículo maduro y se rompe, expulsando su ovocito (fig.
2.10).
Desarrollo folicular
El desarrollo de un folículo ovárico (v. figs. 2.8 y 2.9) se caracteriza
por:
Ovulación
Las células foliculares se dividen activamente, generando una capa
estratificada alrededor del ovocito (v. fig. 2.9A y B). Seguidamente
aparecen espacios llenos de líquido alrededor de las células
foliculares, que coalescen para formar una cavidad única, el antro,
que contiene líquido folicular (v. fig. 2.9B). Cuando se forma el
antro, el folículo ovárico recibe el nombre de folículo secundario. El
ovocito primario está rodeado por las células foliculares –el cúmulo
oóforo– que protruye en el antro agrandado. El folículo continúa
creciendo y forma en seguida un abultamiento en la superficie del
ovario. Aparece pronto en este abultamiento un punto avascular,
redondo y oval, el estigma (v. fig. 2.10A). Antes de la ovulación, el
ovocito secundario y algunas células del cúmulo oóforo se separan
del interior del folículo distendido (v. fig. 2.10B).
La ovulación tiene lugar dentro de las 24 h siguientes a un incremento de
la producción de LH, la cual parece ser consecuencia de la acción de
moléculas señalizadoras procedentes de las células de la granulosa.
Este incremento provocado por un alto nivel de estrógeno en sangre
(fig. 2.11) parece provocar la rotura del estigma, expulsando el
ovocito secundario junto con el líquido folicular (v. fig. 2.10D).
Parece que plasminas y metaloproteinasas de matriz extracelular
tienen cierto control en la rotura del estigma.
FIG. 2.11Niveles sanguíneos de varias hormonas
durante el ciclo menstrual. La hormona
foliculoestimulante (FSH) estimula el desarrollo
de los folículos ováricos y su producción de
estrógenos. El nivel de estrógenos alcanza un
pico justo antes de que el aumento de
producción de la hormona luteinizante (LH)
induzca la ovulación. La ovulación suele tener
lugar en las 24 h posteriores al incremento de la
LH. Si no hay fecundación, caen los niveles
sanguíneos de estrógenos y progesterona
circulantes. La retirada de esta hormona causa la
involución del endometrio y la menstruación
comienza de nuevo.
Anovulación y hormonas
Algunas mujeres no ovulan debido a una inadecuada liberación de
gonadotropinas. En algunas de ellas la ovulación puede ser
inducida administrando gonadotropinas o un agente inductor de
la misma, lo que provoca la maduración de varios folículos
ováricos y múltiples ovulaciones. La incidencia de embarazos
múltiples puede aumentar cuando se induce la ovulación.
Cuerpo lúteo
Poco después de la ovulación, el folículo ovárico se colapsa (v. fig.
2.10D). Bajo la influencia de la LH, las paredes del folículo
desarrollan una estructura glandular, el cuerpo lúteo, que secreta
fundamentalmente progesterona, pero también estrógeno. Si el
ovocito queda fecundado, el cuerpo lúteo se agranda para formar el
cuerpo lúteo gravídico, que incrementa su producción hormonal. La
degeneración del cuerpo lúteo es evitada por la gonadotropina
coriónica humana (hCG) (v. cap. 4).
Si el ovocito no es fecundado, el cuerpo lúteo degenera entre 10 y
12 días después de la ovulación (v. fig. 2.8). Recibe entonces el
nombre de cuerpo lúteo de la menstruación. El cuerpo lúteo
degenerado se transforma finalmente en una cicatriz blanquecina en
el ovario que recibe el nombre de cuerpo albicans.
Ciclo menstrual
El ciclo es el periodo durante el cual madura el ovocito, es ovulado y
entra en la trompa uterina (v. figs. 2.10D y 2.11). Se producen
cambios cíclicos en el endometrio uterino causados por el estrógeno
y la progesterona producidos por los folículos ováricos y el cuerpo
lúteo. Estos cambios, que ocurren cada mes en el revestimiento
uterino, constituyen el ciclo menstrual. La duración media del ciclo
es de 28 días, con un rango entre 23 y 35 días. El día 1 del ciclo
corresponde al día en que comienza la menstruación.
Fase menstrual
El primer día de la menstruación es el comienzo de la fase
menstrual. La capa funcional de la pared uterina se descama y se
expulsa con el flujo menstrual, lo cual dura generalmente entre 4 y 5
días. El flujo menstrual (menstruación) se expulsa a través de la
vagina y consiste en cantidades variables de sangre combinadas con
pequeñas porciones de tejido endometrial. Tras la menstruación, el
endometrio restante es delgado (v. figs. 2.8 y 2.11).
Fase proliferativa
Esta fase dura aproximadamente 9 días y coincide con el crecimiento
de los folículos ováricos, siendo controlada por los estrógenos
secretados por los folículos. El endometrio se engruesa entre dos y
tres veces durante este periodo (v. fig. 2.8). La superficie del epitelio
endometrial se regenera muy precozmente en esta fase. Las
glándulas incrementan su número y longitud, mientras que las
arterias espirales se elongan (v. fig. 2.2B y C).
Fase lútea
La fase lútea (secretora) dura unos 13 días y coincide con la
formación, función y crecimiento del cuerpo lúteo (v. fig. 2.8). La
progesterona producida por el cuerpo lúteo estimula el epitelio
glandular para secretar un material mucoide rico en glucógeno. Las
glándulas uterinas se hacen más amplias, tortuosas y saculares (v.
fig. 2.2C). El endometrio se engruesa debido a la influencia de la
progesterona y el estrógeno producidos por el cuerpo lúteo, a la par
que se incrementa el líquido en el tejido conjuntivo (v. fig. 2.8).
Si no se produce la fecundación:
Recuento de espermatozoides
El análisis del semen es una parte importante de la evaluación de
pacientes con infertilidad. Los espermatozoides suponen menos
del 5% del volumen del semen. El resto del líquido eyaculado está
formado por secreciones de las glándulas seminales (60%), la
próstata (30%) y las glándulas bulbouretrales (5%). El semen de
hombres normales generalmente contiene más de 100 millones de
espermatozoides por mililitro. Aunque hay mucha variación
individual, aquellos hombres cuyo semen contiene un mínimo de
20 millones de espermatozoides por mililitro, o 50 millones en la
muestra total, son probablemente fértiles. Un hombre con menos
de 10 millones de espermatozoides por mililitro muy
probablemente es estéril, sobre todo cuando la muestra contiene
espermatozoides inmóviles y anómalos. Para considerar una
fertilidad potencial, al menos el 40% de los espermatozoides
deberían ser móviles después de 2 h y algunos ser todavía móviles
tras 24 h. La infertilidad masculina puede ser debida a alteraciones
endocrinas, espermatogénesis anómala, niveles reducidos de
proteínas del plasma seminal u obstrucción de un conducto
genital (p. ej., el conducto deferente). La infertilidad masculina se
encuentra entre el 30% y el 50% de las parejas que no tienen
descendencia de forma involuntaria. Un estudio rápido y más
objetivo del líquido eyaculado puede obtenerse mediante pruebas
de análisis de la morfometría espermática asistida por ordenador
y microscopía de fluorescencia.
Vasectomía
Un método eficaz de contracepción en los hombres es la
vasectomía, que consiste en la escisión de un segmento del
conducto deferente (v. fig. 2.1B). No hay espermatozoides en el
líquido eyaculado 2 o 3 semanas después de la vasectomía,
aunque la cantidad de líquido seminal es la misma que antes de la
intervención.
Fecundación
El lugar donde se suele producir la fecundación es la ampolla de la
trompa uterina, una dilatación sacular de esta (v. cap. 2, fig. 2.2B). Si
el ovocito no es fecundado, pasa lentamente a lo largo de la trompa
hacia la cavidad uterina, donde degenera y es reabsorbido. La
fecundación consiste en una secuencia compleja de eventos físicos y
moleculares coordinados (fig. 3.1), que se inicia al producirse el
contacto entre un espermatozoide y un ovocito (fig. 3.2). La
fecundación termina con la mezcla de los cromosomas maternos y
paternos en la metafase (una etapa de la mitosis) de la primera
división mitótica del cigoto (v. cap. 2, fig. 2.6). Tanto en la
quimiotaxis (movimiento de células atraídas químicamente) de los
espermatozoides como en el reconocimiento de los gametos y en los
procesos propios de la fecundación, participan moléculas de unión a
carbohidratos y proteínas de la superficie de los gametos (ovocitos o
espermatozoides) (v. fig. 3.1)
FIG. 3.1 Acontecimientos que tienen lugar durante
la fecundación. A, Preparación-capacitación del
espermatozoide: moléculas (péptidos resact,
speract) secretadas por el ovocito orientan y
estimulan al espermatozoide (guanilato ciclasa).
B, Reacción acrosómica: liberación de enzimas
hidrolíticas. El espermatozoide se conecta con
ZP3 mediante la proteína SED1. C, Fusión del
espermatozoide con la membrana plasmática del
ovocito: la proacrosina del espermatozoide se
une a ZP2. Las proteínas IZUMO, ADAMs 1,
ADAMs 2, ADAMs 3 y CRISP1 se unen a
receptores del ovocito (Juno, integrinas, CD9,
CD81). Otras moléculas que desempeñan un
papel en la fusión de los gametos son: la
acrosina tipo-tripsina, espermosina, SPAM1,
HYAL5 y ACE3. D, Reacción cortical: onda de
liberación del Ca2+ y formación del cono de
fecundación. Las enzimas liberadas por gránulos
corticales digieren los receptores del
espermatozoide ZP2 y ZP3 (bloqueantes de la
polispermia). E, Descondensación de la
cromatina del espermatozoide para formar el
pronúcleo masculino: el núcleo del ovocito
completa la segunda meiosis y elimina el
segundo corpúsculo polar. (Con autorización de
Georgadaki K, Khoury N, Spandidos D, Zoumpourlis V. The
molecular basis of fertilization [review]. Int J Mol Med 38:979-986,
2016.)
Etapas de la fecundación
Las etapas de la fecundación son las siguientes (fig. 3.3; v. también
fig. 3.2):
Resultados de la fecundación
La fecundación:
Inhibición de la implantación
La administración de progestágenos o antiprogestágenos («píldora
del día después») durante varios días, comenzando poco después
de un coito sin protección, impide la ovulación y puede afectar a
la implantación del blastocisto.
Un dispositivo intrauterino (DIU) insertado en el útero a través
de la vagina y el cuello uterino interfiere generalmente la
implantación debido a una reacción inflamatoria local. Aunque los
DIU suelen utilizarse como anticonceptivos primarios, pueden ser
también empleados como anticonceptivos de emergencia,
impidiendo la fecundación. Algunos DIU contienen progesterona
de liberación lenta, que interfiere con el desarrollo del endometrio,
de forma que no se produce la implantación. Parece que los DIU
de cobre inhiben la emigración del espermatozoide en la trompa,
mientras que los de levonorgestrel alteran las características del
moco cervical y el desarrollo del endometrio.
Línea primitiva
Al comienzo de la tercera semana puede observarse la línea
primitiva en la parte dorsal del disco embrionario (v. fig. 5.2B). Esta
banda lineal engrosada se origina por la proliferación y emigración
de células del epiblasto hacia el plano medio del disco embrionario
(v. fig. 5.2D). Tan pronto como aparece la línea primitiva ya se puede
identificar en el embrión su eje craneocaudal (extremos craneal y
caudal), las superficies dorsal y ventral y los lados derecho e
izquierdo. Conforme la línea primitiva se alarga por la adición de
células a su extremo caudal, su extremo craneal prolifera para
formar el nodo primitivo (v. fig. 5.2E y F). Simultáneamente, se
desarrolla en la línea primitiva un surco primitivo estrecho que
termina en una pequeña depresión del nodo primitivo, la fosita
primitiva (v. fig. 5.2F).
Bajo la influencia de varios factores de crecimiento embrionarios,
que incluyen la señalización por la proteína morfogenética ósea, las
células del epiblasto emigran a través del surco primitivo para
constituir el endodermo y el mesodermo, formando este último una
red laxa de tejido conjuntivo embrionario conocida como
mesénquima (v. figs. 5.2H y 5.3B y C), que forma los tejidos de
soporte del embrión. Las células mesenquimatosas (o
mesenquimales) poseen la capacidad de proliferar y diferenciarse en
diversos tipos de células, tales como fibroblastos, condroblastos y
osteoblastos. Estudios recientes muestran que moléculas de señalización
(factores nodales) pertenecientes a la superfamilia del factor de crecimiento
transformador β inducen la formación del mesodermo. Las células
mesodérmicas progenitoras se activan por la señalización de genes Hox,
regulados a su vez por genes Tbx16.
FIG. 5.3A, Visión dorsal de un embrión de 16
días. Se ha eliminado el amnios para descubrir el
disco embrionario. B, Esquema de la mitad
craneal del disco embrionario durante la tercera
semana. El disco aparece cortado
transversalmente con el fin de apreciar la
emigración de las células mesenquimatosas
desde la línea primitiva para formar el
mesoblasto, el cual se organiza a continuación y
constituye el mesodermo intraembrionario. C,
Sección sagital de un embrión trilaminar que
muestra el ectodermo (Ec), mesodermo (M) y
endodermo (En). Se pueden observar también el
saco amniótico (A), la vesícula umbilical (U) y las
vellosidades coriónicas (CV). (C, Por cortesía del Dr. E.
Uthman, Houston/Richmond, Texas.)
Alantoides
La alantoides aparece hacia el día 16 como un divertículo
(evaginación) pequeño, con forma de salchicha, originado en la
pared caudal de la vesícula umbilical y en el tallo de conexión (v. figs.
5.5B, C, y D, y 5.6B). La alantoides participa en la formación
temprana de la sangre, asociándose también al desarrollo de la vejiga
urinaria. Los vasos sanguíneos de la alantoides se convierten en las
arterias y venas umbilicales.
Vasculogénesis y angiogénesis
La formación durante la tercera semana de los vasos sanguíneos en
el embrión y en las membranas extraembrionarias puede resumirse
como sigue (v. fig. 5.9C a F):
Vasculogénesis:
Angiogénesis:
Teratoma sacrococcígeo
Restos de la línea primitiva pueden no desaparecer y dar lugar a
un tumor grande conocido como teratoma sacrococcígeo (fig.
5.12). Debido a que este tumor es derivado de células
pluripotenciales de la línea primitiva, contiene tejidos derivados
de las tres capas germinativas en estados de diferenciación
incompletos. Los teratomas sacrococcígeos son los tumores más
frecuentes en recién nacidos, presentando una incidencia de
aproximadamente 1 en 27.000 neonatos. Estos tumores suelen ser
extirpados quirúrgicamente muy pronto y su pronóstico es bueno.
FIG. 5.12 Lactante de sexo femenino con un gran
teratoma sacrococcígeo que se ha desarrollado a
partir de restos de la línea primitiva. (Por cortesía del
Dr. A. E. Chudley, MD, Section of Genetics and Metabolism,
Department of Pediatrics and Child Health, Children’s Hospital
and University of Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Neurulación anómala
Un trastorno de la neurulación puede causar anomalías severas
del cerebro y la médula espinal (v. cap. 16). Los defectos del tubo
neural se encuentran entre las anomalías congénitas más
frecuentes. La meroencefalia (anencefalia), o ausencia parcial del
cerebro, es la anomalía más severa. Hay evidencia científica que
sugiere que el trastorno primario afecta al neuroectodermo. El
fracaso de la fusión de los pliegues neurales para formar el tubo
neural en la región cerebral conduce a la aparición de
meroencefalia y, si tiene lugar en la región lumbar, produce espina
bífida quística (v. cap. 16, fig. 16.9).
Pliegues laterales
El plegamiento lateral del embrión en desarrollo es producto del
crecimiento de los somitas, causantes de los pliegues laterales derecho e
izquierdo (v. fig. 6.1A3 a D3). Las paredes abdominales laterales se
pliegan hacia la línea media, enrollándose los bordes del disco
embrionario ventralmente para formar un embrión toscamente cilíndrico.
Durante este plegamiento lateral (longitudinal), parte del endodermo de
la vesícula umbilical queda incorporado en el embrión, creándose así el
intestino anterior, primordio de la faringe (v. fig. 6.2C). El intestino
anterior se encuentra entre el cerebro y el corazón, mientras que la
membrana orofaríngea separa esta parte del intestino del estomodeo,
primordio de la boca. A medida que se forma la pared abdominal por la
fusión de los pliegues laterales, parte de la capa germinativa
endodérmica es incorporada al embrión, constituyendo el intestino
medio.
Inicialmente, existe una amplia conexión entre el intestino medio y la
vesícula umbilical (v. fig. 6.1C2). Una vez se ha producido el plegamiento
lateral, la conexión queda reducida al conducto onfaloentérico
(denominado anteriormente tallo vitelino) (v. fig. 6.1C2). Conforme se
forma el cordón umbilical a partir del tallo de conexión, la fusión ventral
de los pliegues laterales reduce la comunicación entre las cavidades
celómicas intra- y extraembrionarias (v. fig. 6.1C2). La cavidad amniótica
se expande, obliterando la mayor parte del celoma extraembrionario, a la
par que el amnios forma el epitelio que cubre el cordón umbilical (v. fig.
6.1D2).
Cuarta semana
Durante la cuarta semana tienen lugar cambios importantes de la forma
corporal. Inicialmente, el embrión es casi recto. En la cuarta semana, los
somitas producen elevaciones llamativas en la superficie del embrión y
los neuroporos rostral y caudal del tubo neural están abiertos (figs. 6.7A
y 6.8C y D). A los 24 días ya se observan los arcos faríngeos (v. fig. 6.7A a
C). El embrión aparece ahora algo incurvado debido al desarrollo de los
pliegues de la cabeza y de la cola. El primordio del corazón causa una
gran prominencia ventral y bombea sangre (figs. 6.9 y 6.10). El
neuroporo rostral se cierra a los 24 días (v. fig. 6.9B).
Quinta semana
Los cambios que ocurren en la forma corporal son menos importantes durante la
quinta semana en comparación con los que tienen lugar en la cuarta.
Ahora, el crecimiento de la cabeza supera el de otras regiones (v. fig.
6.12A y B), lo que está causado principalmente por el rápido desarrollo
de las prominencias cerebrales y faciales. Pronto, la cara contacta con la
prominencia cardíaca. Las crestas mesonéfricas señalan el lugar donde se
desarrollan los riñones mesonéfricos (v. fig. 6.12B), primordio de los riñones
definitivos (v. fig. 6.12A y B).
Sexta semana
Los embriones de 6 semanas poseen ya movimientos espontáneos, tales
como sacudidas del tronco y los miembros, presentando respuestas
reflejas al contacto. Los primordios de los dedos –los rayos digitales–
comienzan a desarrollarse en las placas de las manos (fig. 6.13A y B). El
desarrollo de las extremidades inferiores tiene lugar entre 4 y 5 días más
tarde que el de las superiores.
Octava semana
Al comienzo de esta semana, la última del periodo embrionario, los
dedos de la mano se han separado, aunque la mano tiene todavía aspecto
palmeado (v. fig. 6.13B). Entre los rayos digitales de los pies se observan
hendiduras con claridad. El plexo vascular del cuero cabelludo es ya
visible y forma una banda característica alrededor de la cabeza. Al final
del periodo embrionario, los dedos se han alargado y se han separado
(fig. 6.14A y B). Durante esta semana se observan los primeros movimientos
coordinados de los miembros. Comienza la osificación primaria en el fémur.
Al final de la octava semana ha desaparecido toda evidencia de la
eminencia caudal similar a la cola. Las manos y los pies se aproximan
entre sí ventralmente. En ese momento, todavía la cabeza es grande y
desproporcionada con respecto al cuerpo, constituyendo casi la mitad del
embrión (v. fig. 6.14). Se ha establecido la región del cuello y los párpados
están cerrados y unidos, porque experimentan una fusión epitelial. Las
distintas partes del intestino se hallan aún en la porción proximal del
cordón umbilical (v. cap. 12, fig. 12.11C). Las orejas adoptan su forma
final, pero presentan todavía una implantación baja. Aunque hay
diferencias sexuales en los genitales externos, no son suficientemente
claras para permitir una identificación precisa del sexo del embrión.
FIG. 6.14A, Visión lateral de un embrión de
aproximadamente 56 días (final del periodo
embrionario) y estadio 23 de Carnegie. B, Esquema
de las estructuras mostradas en A. (A, Tomada de
Nishimura H, Semba H, Tanimura T, Tanaka O. Prenatal development of
the human with special reference to craniofacial structures: an atlas.
Washington, DC, 1977, National Institutes of Health.)
Feto viable‡
22 210 45 630 La piel está arrugada y
roja
24 230 50 820 Se observan ya las uñas.
El cuerpo es delgado
Edad Longitud Longitud Peso Principales
(semanas) occipucio- del pie fetal características externas
cóccix (mm)* (g)†
(mm)*
26 250 55 1.000 Los párpados están
abiertos
parcialmente. Las
pestañas están
presentes
28 270 59 1.300 Los párpados están
abiertos. La mayoría
de los fetos tienen
pelo en el cuero
cabelludo. La piel
está ligeramente
arrugada
30 280 63 1.700 Las uñas de los pies
están presentes. El
cuerpo aparece más
relleno. Los testículos
están descendiendo
32 300 68 2.100 Las uñas cubren la punta
de los dedos. La piel
es suave
Edad Longitud Longitud Peso Principales
(semanas) occipucio- del pie fetal características externas
cóccix (mm)* (g)†
(mm)*
36 340 79 2.900 El cuerpo es rollizo
habitualmente. El
lanugo ha
desaparecido
prácticamente. Las
uñas de los pies se
extienden hasta las
puntas de los dedos.
Los miembros se
encuentran
flexionados. El feto
puede agarrar
firmemente
38 360 83 3.400 Pecho prominente; las
mamas protruyen.
Los testículos están
en el escroto o son
palpables en el tracto
inguinal. Las uñas se
extienden más allá de
la punta de los dedos
*
Estas medidas son medias aritméticas; las variaciones en las dimensiones se
incrementan con la edad.
†
Estos pesos corresponden a fetos fijados en formol al 10% durante unas 2 semanas. Los
especímenes sin fijar pesan generalmente un 5% menos.
‡
No existe un momento claro del desarrollo, edad o peso que se corresponda con la
viabilidad del feto o más allá del cual la supervivencia está asegurada, pero la experiencia
constata que es infrecuente que un niño sobreviva si su peso es menor de 500 g o si la
edad de fecundación es menor de 22 semanas.
FIG. 7.1Ecografía intravaginal de un feto de 9
semanas con una longitud occipucio-cóccix de
41,7 mm (calibradores). La cavidad coriónica
(CC) normalmente es poco ecogénica, mientras
que la cavidad amniótica (AC) no es ecogénica.
(Por cortesía del Dr. E. A. Lyons, MD, Professor of Radiology, and
Obstetrics and Gynecology, and Anatomy, Health Sciences Centre
y University of Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Tabla 7.2
Semanas 9 a 12
Al principio de la novena semana, la cabeza constituye la mitad de la
LOC del feto (v. fig. 7.1). A continuación, el crecimiento del cuerpo en
longitud se acelera rápidamente, de forma que la LOC casi se ha
doblado al final de la semana 12 (v. tabla 7.1).
A las 9 semanas, la cara es ancha, los ojos se encuentran muy
separados entre sí, las orejas presentan una implantación baja y los
párpados están fusionados. Al principio de la novena semana, las
extremidades inferiores son cortas y los muslos son relativamente
pequeños. Hacia el final de la semana 12, las extremidades
superiores prácticamente han alcanzado su longitud final relativa,
pero las inferiores son aún ligeramente más cortas que su longitud
final relativa.
Los genitales externos masculinos y femeninos no se desarrollan
por completo hasta el final de la semana 12. Hasta la mitad de la
semana 10, las asas intestinales son visibles claramente en el extremo
proximal del cordón umbilical, pero en la semana 11, estas asas han
retornado al interior del abdomen (fig. 7.2). La formación de la orina
comienza entre las semanas 9 y 12 y se elimina al líquido amniótico a
través de la uretra. El feto reabsorbe parte de este líquido
deglutiéndolo. Los productos de desecho de la sangre fetal son
transferidos a la circulación materna pasando a través de la
membrana placentaria (v. cap. 8).
FIG. 7.2 Ecografía intravaginal 3D (con
renderización superficial) de un feto de 11
semanas. Apréciese la cabeza relativamente
larga. Las extremidades se han desarrollado por
completo. Se pueden observar una oreja y la
parte lateral izquierda de la cabeza.
Semanas 13 a 16
Durante este periodo, el crecimiento es muy rápido (figs. 7.3 y 7.4; v.
tabla 7.1). En la semana 16, la cabeza es relativamente pequeña
comparada con la que posee un feto de 12 semanas y las
extremidades inferiores se han alargado. Los movimientos de las
extremidades, que ya aparecieron al final del periodo embrionario, se
vuelven coordinados en la semana 14, pero aún son muy débiles
para ser percibidos por la madre. Sin embargo, sí se evidencian
durante la exploración ecográfica.
A las 14 semanas pueden observarse ya movimientos lentos de los
ojos. La distribución de pelo en el cuero cabelludo se determina
también en este periodo. Al comienzo de la semana 16, los huesos en
desarrollo son evidentes ecográficamente. En este momento, los
ovarios se han diferenciado y están presentes los folículos ováricos
primitivos, que ya poseen ovogonias (células germinativas
primitivas). Los ojos se encuentran ya en posición más anterior que
en anterolateral en la que se encontraban previamente.
Semanas 17 a 20
El crecimiento se enlentece durante este periodo, pero el feto todavía
aumenta su LOC en aproximadamente 50 mm (v. figs. 7.3 y 7.5; v.
tabla 7.1). La madre siente ya los movimientos fetales –sacudidas–. La
piel se encuentra ahora cubierta por un material graso, el vérnix
caseoso, constituido por células epidérmicas muertas y secreción
sebácea procedente de las glándulas sebáceas fetales. El vérnix caseoso
protege la delicada piel fetal de abrasiones, agrietamiento y
endurecimiento que podrían resultar de la exposición al líquido
amniótico. Asimismo, los fetos están habitualmente cubiertos de un
pelo fino y suave –el lanugo– que sirve para sujetar el vérnix caseoso
a la piel.
Diagrama a escala que ilustra los
FIG. 7.3
cambios en el tamaño del feto humano.
Feto de 13 semanas. A, Fotografía
FIG. 7.4
aumentada de la cabeza y los hombros (×2). B,
Tamaño real. (Por cortesía de Jean Hay, fallecida, Associate
Professor, University of Manitoba, Winnipeg, Manitoba,
Canadá.)
A, Feto de 17 semanas (tamaño real). A
FIG. 7.5
esta edad, los fetos no sobreviven si nacen de
forma prematura, esencialmente porque el
aparato respiratorio es inmaduro. B, Resonancia
magnética de un feto normal de 18 semanas (20
semanas de edad gestacional). (A, Tomada de Moore
KL, Persaud TVN, Shiota K. Color atlas of clinical embryology,
2nd ed. Philadelphia, 2000, Saunders. B, Por cortesía de la Dra.
Deborah Levine, MD, Director of Obstetric and Gynecologic
Ultrasound, Department of Radiology, Beth Israel Deaconess
Medical Center, Boston, MA.)
Semanas 26 a 29
Los fetos que nacen prematuramente en este periodo sobreviven si
reciben cuidados intensivos porque los pulmones se han
desarrollado lo suficiente para proporcionar el adecuado intercambio
gaseoso. Por su parte, el sistema nervioso central ha madurado y es
capaz ya de propiciar movimientos rítmicos de la respiración y
controlar la temperatura corporal. La mortalidad neonatal más alta
ocurre en bebés con un peso al nacimiento de 2.500 g o menos. Los
párpados están abiertos a las 26 semanas y el lanugo y el pelo de la
cabeza están bien desarrollados. Las uñas de los dedos de los pies
son visibles y las arrugas de la piel se suavizan debido a la presencia
de una considerable cantidad de grasa corporal bajo ella.
Semanas 30 a 38
A las 30 semanas puede provocarse ya en los ojos el reflejo pupilar a la
luz. Habitualmente, la piel es rosada y suave al final de este periodo
y los miembros superiores e inferiores son rollizos. Los fetos que
nacen con 32 semanas suelen sobrevivir. Los fetos de 35 semanas
presentan un agarre firme y se dirigen a la luz espontáneamente. A
medida que se aproximan al término (37-38 semanas), el sistema
nervioso es suficientemente maduro para llevar a cabo ciertas
funciones de integración. Durante este «periodo terminal», casi
todos los fetos son rollizos (fig. 7.6). En la semana 36, el perímetro de
la cabeza y del abdomen son aproximadamente iguales. El
crecimiento se enlentece conforme se aproxima el nacimiento (fig.
7.7). La mayoría de los fetos a término pesan alrededor de 3.400 g
(fig. 7.8). Un feto incrementa diariamente la grasa corporal en cerca
de 14 g durante las últimas semanas de gestación. El tórax es
prominente y las mamas protruyen ligeramente en ambos sexos.
Recién nacido sano de 36 semanas de
FIG. 7.6
edad gestacional. (Por cortesía de Michael y Michele Rice.)
FIG. 7.7Gráfica en la que se muestra la tasa de
crecimiento fetal durante el último trimestre.
Después de 36 semanas, el ritmo medio de
crecimiento se desvía de la línea recta. La
reducción que se observa, sobre todo después
de alcanzar la fecha del término del embarazo
(38 semanas), refleja probablemente una
malnutrición fetal causada por cambios en la
placenta. También se muestran otros factores
que afectan al ritmo de crecimiento fetal
(tabaquismo, malnutrición materna,
gemelaridad). (Modificada de Gruenwald P. Growth of the
human fetus. I. Normal growth and its variation. Am J Obstet
Gynecol 94:1112, 1966.)
FIG. 7.8Recién nacida que pesa 3,3 kg. Nótese el
vérnix caseoso, graso, que cubre parte de su
cuerpo.
Amniocentesis diagnóstica
La amniocentesis diagnóstica es un procedimiento diagnóstico
prenatal de naturaleza invasiva utilizado con frecuencia (fig. 7.10A)
que se lleva a cabo comúnmente en el segundo o tercer trimestre.
Para este estudio prenatal, se obtiene una muestra de líquido
amniótico mediante la inserción de una aguja a través de la parte
anterior de las paredes abdominal y uterina de la madre, alcanzando
el saco amniótico. Se une una jeringuilla a la aguja y se extrae el
líquido amniótico. El procedimiento tiene poco riesgo relativo, sobre
todo si es llevado a cabo por un médico especializado guiado
ecográficamente, de forma que se delimiten bien la posición del feto
y la placenta.
Cultivos celulares
Pueden determinarse el sexo fetal y posibles anomalías
cromosómicas estudiando los cromosomas sexuales mediante el
cultivo de células fetales obtenidas por amniocentesis. Estos cultivos
se llevan a cabo habitualmente cuando se sospecha una anomalía de
los cromosomas autosómicos, como ocurre en el síndrome de Down.
También se pueden detectar errores innatos del metabolismo y
deficiencias enzimáticas mediante el estudio de cultivos celulares.
Algunas tecnologías de reciente disposición, como el cariotipo
molecular y la secuenciación del genoma completo, han
proporcionado nuevas oportunidades para avanzar en el diagnóstico
prenatal y en el examen de anomalías genéticas.
Resonancia magnética
Pueden usarse la tomografía computarizada y la resonancia
magnética (RM) si se plantea un tratamiento quirúrgico. La RM
presenta la ventaja de que no utiliza radiaciones ionizantes para la
consecución de imágenes. Estas técnicas de diagnóstico por imagen
pueden proporcionar información adicional sobre anomalías fetales
detectadas por ecografía.
Monitorización fetal
La monitorización continua de la frecuencia cardíaca en embarazos
de alto riesgo se hace de rutina, pues proporciona información sobre
la oxigenación del feto. El distrés fetal (o sufrimiento fetal), sugerido
por la presencia de una frecuencia o ritmo cardíacos anómalos,
sugiere que la vida del feto está comprometida.
Prueba de alfafetoproteína
La alfafetoproteína (AFP), glicoproteína sintetizada en el hígado fetal
y en la vesícula umbilical, pasa de la circulación fetal al líquido
amniótico en fetos con defectos del tubo neural, tales como espina
bífida con mielosquisis (v. cap. 19). La AFP también puede aparecer
en el líquido amniótico debido a defectos de la pared ventral, como
ocurre en la gastrosquisis y el onfalocele (v. cap. 13). La AFP es
sintetizada desde el final del primer trimestre y su nivel comienza a
decrecer en el tercer trimestre de embarazo. Asimismo, puede
medirse en el plasma materno.
Periodo neonatal
El periodo neonatal comprende las primeras 4 semanas tras el
nacimiento. El periodo neonatal temprano incluye desde el
nacimiento hasta el día 7. El neonato (recién nacido) no es un adulto
en miniatura, lo mismo que un bebé muy prematuro no es lo mismo
que un bebé a término. El periodo neonatal tardío incluye desde el
día 7 al día 28. En general, el cordón umbilical se cae entre 7 y 8 días
después del nacimiento, al final del periodo neonatal temprano.
Al nacimiento, la cabeza de un neonato es grande en proporción al
resto de su cuerpo. Más adelante, la cabeza crece más lentamente
que el tronco del cuerpo. Habitualmente, un neonato pierde
alrededor del 10% de su peso al nacer entre 3 y 4 días después del
parto, lo que es causado por la pérdida del exceso de líquido
extracelular y la emisión de meconio, primer material grisáceo
evacuado desde el recto.
Cuando se toca la mano del recién nacido, lo normal es que se
agarre al dedo. Si la madre toma al bebé cerca de su pecho, este
buscará la mama para encontrar el pezón y alimentarse. Un toque
suave en la mejilla del bebé provoca su giro hacia el origen del
estímulo con la boca abierta. Los neonatos nacen con una capacidad
visual completa para ver objetos y colores alejados unos 20 a 38 cm.
Sin embargo, son extremadamente miopes. Los ojos de algunos
neonatos prematuros son estrábicos porque los músculos extrínsecos
del ojo no están totalmente desarrollados.
Placenta
La placenta es el principal lugar de intercambio de gases y nutrientes
entre la madre y el feto. Es un órgano fetomaterno con dos
componentes:
Decidua
La decidua es el endometrio del útero de una mujer gestante. Es la
capa funcional del endometrio que se separa del resto del útero tras
el parto. Las tres regiones de que consta la decidua se denominan
de acuerdo con su relación con el lugar de implantación del embrión
(fig. 8.1):
Desarrollo de la placenta
El desarrollo temprano de la placenta se caracteriza por la
proliferación rápida del trofoblasto y el desarrollo del saco coriónico
y las vellosidades coriónicas. Al final de la tercera semana se ha
establecido la disposición anatómica de las distintas estructuras
necesaria para los cambios fisiológicos que han de producirse entre
la madre y el feto. Al final de la cuarta semana se desarrolla una
compleja red vascular en la placenta que permite el intercambio de
gases, nutrientes y productos metabólicos de desecho entre la madre
y el feto.
Las vellosidades coriónicas cubren por completo el saco coriónico
hasta el comienzo de la octava semana (v. figs. 8.1D y 8.2). A medida
que el saco crece, se comprimen las vellosidades asociadas a la
decidua capsular, reduciéndose así el aporte sanguíneo que les llega.
Estas vellosidades degeneran pronto, originando un área desnuda,
relativamente avascular, el corion liso (v. fig. 8.1D). Conforme estas
vellosidades desparecen, se incrementa el número de vellosidades
asociadas a la decidua basal, que se ramifican profusamente y se
alargan (fig. 8.3). Esta parte tupida del saco coriónico es el corion
velloso o corion frondoso (v. figs. 8.1E y 8.4).
FIG. 8.1Desarrollo de la placenta y las
membranas fetales. A, Sección coronal del útero
que muestra la elevación de la decidua capsular
y el saco coriónico en expansión a las 4
semanas. B, Esquema aumentado del lugar de
implantación. Las vellosidades coriónicas se han
expuesto practicando una abertura en la decidua
capsular. C a F, Secciones sagitales de un útero
grávido (gestante) desde la semana 5 a la 22,
que muestra la relación cambiante entre las
membranas fetales y la decidua. En F, el amnios
y el corion están fusionados entre sí y con la
decidua parietal, obliterándose así la cavidad
uterina.
FIG. 8.2 Visión lateral de un aborto espontáneo
correspondiente a un embrión del estadio 14 de
Carnegie y de aproximadamente 32 días. Se han
abierto los sacos coriónico y amniótico para
visualizar el embrión.
FIG. 8.3 Saco coriónico humano que contiene un
feto de 13 semanas abortado espontáneamente.
Las vellosidades coriónicas persisten en el corion
velloso, formando la parte fetal de la placenta.
Cuando se encontraba en su lugar en el útero,
los cotiledones estaban unidos a la decidua basal
y el espacio intervelloso contenía sangre
materna.
FIG. 8.4 Imagen según un plano axial de una
ecografía intravaginal correspondiente a un útero
grávido con un saco coriónico de 3 semanas
(flecha) en el endometrio de la parte posterior del
útero (decidua). Se observa un anillo brillante
(ecogénico) de vellosidades coriónicas (flechas
abiertas) alrededor del saco. M, miometrio. (Por
cortesía del Dr. E. A. Lyons, MD, Professor of Radiology,
Obstetrics and Gynecology, and Anatomy, University of Manitoba,
Health Sciences Centre, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Unión feto-materna
La parte fetal de la placenta (corion velloso) se une a la parte materna de
la placenta (decidua basal) por la cubierta citotrofoblástica, capa
externa de células trofoblásticas situadas en la superficie materna de
la placenta (fig. 8.5). Las vellosidades coriónicas se unen firmemente
a la decidua basal a través de la cubierta citotrofoblástica, anclando
el saco coriónico a la decidua basal. Las arterias y las venas
endometriales atraviesan libremente las hendiduras existentes en la
cubierta citotrofoblástica y se abren en el espacio intervelloso (v. fig.
8.5).
FIG. 8.5 Esquema de una sección horizontal de
una placenta a término que muestra: 1) la
relación del corion velloso (parte fetal de la
placenta) con la decidua basal (parte materna de
la placenta); 2) la circulación placentaria fetal, y
3) la circulación placentaria materna. La sangre
materna fluye a borbotones desde las arterias
espirales hacia el espacio intervelloso y el
intercambio con la sangre fetal tiene lugar a
medida que la sangre materna circula alrededor
de las vellosidades ramificadas. La entrada de la
sangre materna empuja a la sangre venosa fuera
del espacio intervelloso y hacia las venas
endometriales. Nótese que las arterias
umbilicales transportan sangre fetal poco
oxigenada (en azul) a la placenta y que la vena
umbilical traslada sangre oxigenada (en rojo) al
feto. Solo se muestra una vellosidad troncal en
cada cotiledón, pero están indicados los
muñones de aquellos que han sido eliminados.
Las flechas señalan la dirección del flujo de
sangre materno (en rojo y azul) y fetal (en negro).
Espacio intervelloso
Este espacio de la placenta contiene sangre materna procedente de
las lagunas que se formaron en el sincitiotrofoblasto durante la
segunda semana del desarrollo (v. cap. 4, fig. 4.1B). Este gran espacio
está lleno de sangre y se genera por la coalescencia y agrandamiento
de las redes lacunares. Está dividido en compartimentos por los
tabiques placentarios; sin embargo, existe libre comunicación entre
los compartimentos porque los tabiques no alcanzan la placa
coriónica (v. fig. 8.5), la parte del corion asociada a la placenta. La
sangre materna penetra en el espacio intervelloso desde las arterias
espirales de la decidua basal (v. fig. 8.5); estas arterias pasan
atravesando hendiduras de la cubierta citotrofoblástica y expulsan
sangre al espacio intervelloso. Las células trofoblásticas invaden las
arterias espirales y crean tapones dentro de las arterias. Estos
tapones permiten la entrada únicamente del plasma materno al
espacio intervelloso. Como consecuencia, se crea un gradiente
negativo de oxígeno; se ha demostrado que niveles altos de oxígeno
durante los periodos tempranos del desarrollo pueden producir
complicaciones tales como aborto espontáneo y preeclampsia. Sin
embargo, entre las 11 y las 14 semanas, conforme los tapones
comienzan a romperse, la sangre materna comienza a fluir,
elevándose las concentraciones de oxígeno. Este espacio intervelloso
drena en las venas endometriales, que penetran también en la
cubierta citotrofoblástica. Las numerosas vellosidades ramificadas,
procedentes de las vellosidades troncales, están continuamente
regadas por sangre materna, a medida que esta circula por el espacio
intervelloso. En este espacio, la sangre lleva oxígeno y nutrientes
necesarios para el crecimiento y desarrollo fetal. La sangre materna
contiene también productos de desecho, como dióxido de carbono,
sales y productos del metabolismo proteico.
Membrana amniocoriónica
El saco amniótico crece más que el saco coriónico. Como resultado, el
amnios y el corion liso se fusionan pronto para formar la membrana
amniocoriónica (v. fig. 8.1F). Esta membrana compuesta se fusiona
con la decidua capsular y, tras la desaparición de esta parte de la
decidua, se adhiere a la decidua parietal. Es la membrana
amniocoriónica la que se rompe durante el mecanismo del parto. La rotura
precoz de esta membrana es la situación que causa más
frecuentemente un parto prematuro. Cuando se rompe la membrana
amniocoriónica, el líquido amniótico se escapa a través del cuello del
útero y la vagina.
Circulación placentaria
Las numerosas vellosidades coriónicas ramificadas de la placenta
proporcionan una gran superficie para que los materiales (p. ej.,
oxígeno y nutrientes) se intercambien cruzando la delgada
membrana placentaria interpuesta entre las circulaciones fetal y
materna (fig. 8.6B y C). El intercambio principal de material entre la
madre y el feto tiene lugar a través de las vellosidades ramificadas.
La membrana placentaria está formada por tejidos extrafetales.
FIG. 8.6 A, Esquema de las vellosidades
coriónicas troncales ilustrando el sistema
arteriocapilar-venoso. Las arterias transportan
sangre pobre en oxígeno y productos de desecho
del feto, mientras que la vena traslada sangre
oxigenada y nutrientes al feto. B y C, Secciones
a través de una vellosidad ramificada a las 10
semanas de gestación y a término,
respectivamente. La membrana placentaria,
compuesta por tejidos extrafetales, separa la
sangre materna en el espacio intervelloso de la
sangre fetal contenida en los capilares de las
vellosidades. Obsérvese que la membrana
placentaria se adelgaza al llegar al término de la
gestación. Se cree que las células de Hofbauer
(B) son células fagocíticas.
Circulación fetoplacentaria
La sangre poco oxigenada sale del feto y pasa a través de las arterias
umbilicales (v. figs. 8.5 y 8.7). En la zona de inserción del cordón
umbilical en la placenta, estas arterias se dividen en varias arterias
coriónicas, dispuestas radialmente, que se dividen a su vez
libremente en la placa coriónica antes de penetrar en las
vellosidades coriónicas (v. fig. 8.5). Los vasos sanguíneos forman un
extenso sistema arteriocapilar-venoso dentro de las vellosidades
coriónicas (v. fig. 8.6A), situando la sangre fetal en contacto muy
cercano con la sangre materna (v. fig. 8.7). Este sistema proporciona
una gran superficie para el intercambio de productos metabólicos y
gaseosos entre la sangre materna y la fetal. Normalmente, las sangres
materna y fetal no se mezclan. La sangre fetal rica en oxígeno de los
capilares fetales alcanza las delgadas venas que se continúan con las
arterias coriónicas hasta la zona de inserción del cordón umbilical,
donde convergen para formar la vena umbilical. Este gran vaso
transporta sangre rica en oxígeno hasta el feto (v. fig. 8.5).
FIG. 8.7 Transporte a través de la membrana
placentaria. Los tejidos extrafetales, a través de
los cuales tiene lugar el transporte de sustancias
entre la madre y el feto, constituyen en conjunto
la membrana placentaria. IgG, inmunoglobulina
G; IgM, inmunoglobulina M; IgS, inmunoglobulina
S.
Circulación maternoplacentaria
La sangre materna penetra en el espacio intervelloso a través de
entre 80 y 100 arterias endometriales espirales de la decidua basal
(v. fig. 8.5). Esta sangre que llega se encuentra a una presión
considerablemente más alta que la existente en el espacio
intervelloso, motivando su entrada a borbotones a la placa coriónica.
Conforme la presión disminuye, el flujo sanguíneo se ralentiza
alrededor de las vellosidades ramificadas, favoreciendo el
intercambio de productos metabólicos y gaseosos con la sangre fetal.
La sangre retorna finalmente a la circulación materna a través de las
venas endometriales (v. fig. 8.7). Si la circulación uteroplacentaria
disminuye se produce hipoxia fetal (nivel reducido de oxígeno) y
restricción del crecimiento intrauterino. El espacio intervelloso de
una placenta madura contiene alrededor de 150 ml de sangre que es
recambiada tres o cuatro veces cada minuto.
Membrana placentaria
La membrana placentaria está constituida por los tejidos extrafetales
que separan la sangre materna y la fetal. Hasta aproximadamente la
semana 20, la membrana placentaria está formada por cuatro capas (v. fig.
8.6B y C): sincitiotrofoblasto, citotrofoblasto, tejido conjuntivo de las
vellosidades y el endotelio de los capilares fetales. Después de la
semana 20, tienen lugar cambios microscópicos en las vellosidades
ramificadas que conducen al debilitamiento del citotrofoblasto en
muchas de las vellosidades. Aparecen macrófagos fetales (células de
Hofbauer) en ellas, que juegan un papel fundamental en la
formación y función de la placenta (v. fig. 8.6B).
Finalmente, las células citotrofoblásticas desaparecen en extensas
áreas de las vellosidades, dejando solo delgados parches de
sincitiotrofoblasto. Como resultado, la membrana placentaria a
término está formada únicamente en su mayor parte por tres capas
(v. fig. 8.6C). En ciertas áreas, la membrana placentaria es
extremadamente delgada. En esas zonas, el sincitiotrofoblasto
establece contacto directo con el endotelio de los capilares fetales,
constituyendo la membrana placentaria vasculosincitial.
Pocas sustancias, endógenas o exógenas, tienen imposibilidad de
atravesar la membrana placentaria. En ese sentido, la membrana
placentaria actúa como una verdadera barrera para aquellas
moléculas u organismos que poseen cierto tamaño, configuración o
carga. La mayoría de los fármacos y otras sustancias del plasma materno
atraviesan la membrana placentaria y son detectados en el plasma fetal (v.
fig. 8.7). Numerosos núcleos del sincitiotrofoblasto de las
vellosidades se agrupan durante el tercer trimestre para formar
nudos sincitiales –agregados nucleares (v. fig. 8.6C)–. Estos nudos se
desprenden regularmente y son transportados desde el espacio
intervelloso a la circulación materna. Algunos nudos pueden alojarse
en capilares pulmonares maternos, donde son rápidamente
destruidos por la acción de enzimas locales. Se forma material
fibrinoide en la superficie de las vellosidades hacia el final de la
gestación (v. fig. 8.6C).
Funciones de la placenta
La placenta posee múltiples funciones:
Metabolismo placentario
La placenta sintetiza glucógeno, colesterol y ácidos grasos, fuente de
nutrientes y energía para el embrión o feto. Muchas de las
actividades metabólicas que lleva a cabo la placenta son cruciales
para otras dos de sus actividades más importantes: el transporte y la
secreción endocrina. Al final de la gestación, estas necesidades
metabólicas suponen la utilización por parte de la placenta de entre
el 40% y el 60% del oxígeno y la glucosa que llegan al útero.
Transporte placentario
La extensa superficie de la membrana placentaria facilita el
transporte de sustancias en ambas direcciones entre la placenta y la
sangre materna. Casi todos los materiales son transportados a través
de la membrana placentaria por uno de los cuatro mecanismos de
transporte principales siguientes: difusión simple, difusión
facilitada, transporte activo y pinocitosis.
El transporte pasivo por difusión simple suele ser el empleado por
sustancias que se mueven desde áreas de mayor concentración a
otras con menor concentración, hasta que se restablece el equilibrio.
La difusión facilitada precisa la presencia de un sistema de
transporte, pero no requiere energía. El transporte activo contra un
gradiente de concentración sí precisa energía. Este mecanismo de
transporte puede necesitar moléculas transportadoras que se unen
temporalmente a las sustancias que tienen que ser transportadas. La
pinocitosis es una forma de endocitosis en la que el material que se
fagocita es una pequeña cantidad de líquido extracelular, aunque
también algunas proteínas son transportadas muy lentamente por
pinocitosis a través de la placenta.
Transferencia de gases
El oxígeno y el dióxido de carbono cruzan la placenta por difusión
simple. La interrupción del transporte de oxígeno por varios minutos pone
en peligro la supervivencia del embrión o feto. La eficacia de la
membrana placentaria en este transporte se aproxima bastante a la
de los pulmones. La cantidad de oxígeno que llega al feto es limitada
por el flujo de sangre, más que por la difusión. La hipoxia fetal es
fundamentalmente debida a factores que reducen bien el flujo
sanguíneo uterino o el fetal a través de la placenta. La placenta posee
algunos mecanismos que le permiten reaccionar a varias situaciones,
incluyendo la hipoxia, de forma que se minimizan los efectos sobre
el feto. El óxido nitroso, un analgésico y anestésico por vía
inhalatoria, y el monóxido de carbono, un tóxico ambiental,
atraviesan rápidamente la placenta.
Sustancias nutritivas
Los nutrientes constituyen la mayor parte de sustancias transferidas desde
la madre al embrión o feto. El agua se intercambia velozmente por
difusión simple, aumentando las cantidades transferidas conforme
avanza la gestación. La glucosa producida por la madre y la placenta
se transporta con rapidez al embrión o al feto por difusión facilitada,
mediada fundamentalmente por GLUT-1 –un transportador de
glucosa independiente de la insulina. También se transfieren el
colesterol, triglicéridos y fosfolípidos maternos. Aunque los ácidos
grasos libres son también transportados, las cantidades transferidas
parece ser relativamente pequeñas, teniendo preferencia los ácidos
grasos poliinsaturados de cadena larga. Los aminoácidos en altas
concentraciones precisan el transporte activo para pasar de la
placenta al feto. Las vitaminas cruzan la membrana placentaria y
son cruciales para el desarrollo normal. Una proteína materna, la
transferrina, atraviesa la membrana placentaria y transporta hierro al
embrión o al feto. La superficie placentaria posee receptores
especiales para esta proteína.
Hormonas
Las hormonas proteicas, tales como la insulina y las hormonas
hipofisarias, no llegan al embrión o al feto en cantidades
importantes, a excepción de la tiroxina y la triyodotironina, que son
transferidas lentamente. Los esteroides no conjugados atraviesan la
membrana placentaria con relativa facilidad. La testosterona y
algunos progestágenos sintéticos cruzan también la placenta (v. cap.
19).
Electrolitos
Estos elementos son intercambiados libremente en cantidades
importantes, cada uno a su propio ritmo. Cuando a la madre se le
administran líquidos intravenosos con electrolitos, estos pasan
también al feto, modificando su situación hidroelectrolítica.
Agentes infecciosos
Virus como el citomegalovirus, el virus de la rubéola, el virus
Coxsackie y otros virus asociados a la viruela, varicela, sarampión y
poliomielitis pueden atravesar la membrana placentaria y causar
infección fetal. En algunos casos, como es el de la infección por el
virus de la rubéola, pueden aparecer anomalías congénitas severas
(v. cap. 19). Treponema pallidum puede causar sífilis congénita,
mientras que la infección por Toxoplasma gondii puede producir
cambios destructivos en el encéfalo y en los ojos del feto.
Parto
El parto es el proceso por el cual el feto, la placenta y las membranas
fetales son expulsadas desde el útero materno al exterior (fig. 8.8). El
trabajo del parto es la secuencia de contracciones uterinas que
causan la dilatación del cuello uterino y el nacimiento del feto y la
placenta. Los factores que disparan el trabajo del parto no son
completamente conocidos, pero el inicio de las contracciones está
relacionado con la presencia de varias hormonas. El hipotálamo fetal
secreta la hormona liberadora de corticotropina, que estimula la
producción hormona adrenocorticotropa (ACTH) por la hipófisis.
La ACTH induce la secreción de cortisol por la corteza suprarrenal,
involucrado en la síntesis de estrógenos.
FIG. 8.8 Esquema que ilustra los acontecimientos
que tienen lugar durante el parto. A y B, El cuello
uterino se dilata durante la primera etapa del
trabajo del parto. C a E, El feto pasa a través del
cuello uterino y la vagina durante la segunda
etapa del trabajo del parto. F y G, A medida que
el útero se contrae durante la tercera etapa del
parto, la placenta se pliega y se separa de la
pared uterina. Esta separación ocasiona
sangrado y la formación de un gran hematoma
(masa de sangre). La presión ejercida sobre el
abdomen facilita la separación de la placenta. H,
La placenta es expulsada y el útero se contrae.
Anomalías placentarias
Se denomina placenta accreta a la adherencia anómala de las
vellosidades coriónicas al miometrio de la pared uterina (fig. 8.11).
Cuando las vellosidades coriónicas penetran en todo el perimetrio
del miometrio (recubrimiento peritoneal), la anomalía recibe el
nombre de placenta percreta. El signo más frecuente de la
presencia de alguna de estas anomalías es el sangrado en el tercer
trimestre de la gestación. Tras el nacimiento, la placenta no se
separa de la pared uterina, y los intentos por extraerla pueden
causar hemorragia severa difícil de controlar. Cuando el
blastocisto se implanta cerca o alrededor del orificio interno del
útero, la anomalía placentaria que resulta es la placenta previa,
que cursa con hemorragia al final de la gestación. En tales casos, el
feto debe ser extraído por cesárea, pues la placenta bloquea el
conducto cervical. Para evidenciar estas situaciones anómalas de
colocación de la placenta se emplean la resonancia magnética y la
ecografía.
Cordón umbilical
La inserción del cordón umbilical a la placenta se encuentra
generalmente cerca de la parte central de la superficie fetal de la
misma (v. fig. 8.9B), aunque puede insertarse en otras localizaciones
(v. fig. 8.9B). El cordón tiene aproximadamente 1 o 2 cm de diámetro
y entre 30 y 90 cm de longitud (v. fig. 8.10). Pueden usarse la ecografía
Doppler y la resonancia magnética para el diagnóstico prenatal de la
posición y anomalías estructurales del cordón. Los cordones largos
tienen tendencia a prolapsarse a través del cuello uterino o a
enrollarse alrededor del feto. El diagnóstico precoz del prolapso del
cordón umbilical es importante, pues puede comprimirse durante el
parto entre alguna parte del cuerpo del feto y la pelvis materna,
provocando anoxia fetal. Si la disminución de oxígeno persiste más
de 5 min, puede dañarse el encéfalo fetal.
El cordón umbilical presenta habitualmente dos arterias y una vena
rodeadas por tejido conjuntivo mucoide (gelatina de Wharton). Son
comunes el retorcimiento y la incurvación del cordón motivados
porque los vasos umbilicales son más largos que el propio cordón. El
cordón forma bucles con frecuencia, produciendo falsos nudos que no
son importantes. Sin embargo, en el 1% aproximadamente de todas
las gestaciones se forman nudos verdaderos en el cordón umbilical.
Estos pueden apretarse y causar la muerte fetal secundaria a anoxia
fetal (fig. 8.13C). En la mayoría de los casos, los nudos se forman
durante el parto como consecuencia de que el feto pasa a través de
un bucle del cordón. Debido a que habitualmente estos nudos son
flojos, no tienen importancia clínica. Aparecen en ocasiones bucles
simples del cordón alrededor del feto. De hecho, en alrededor de un
quinto de todos los nacimientos el cordón se encuentra rodeando el
cuello sin apretar, no suponiendo riesgo para el feto.
FIG. 8.13Esquemas de cómo el amnios se
agranda, llena el saco coriónico y envuelve el
cordón umbilical. Obsérvese que parte de la
vesícula umbilical se incorpora al embrión
formando el intestino primitivo. También se
muestran la formación de la parte fetal de la
placenta y la degeneración de las vellosidades
coriónicas. A, A las 10 semanas. B, A las 20
semanas. C, Feto de 12 semanas dentro de su
saco amniótico (tamaño real). El feto y sus
membranas forman parte de un aborto
espontáneo. Se extrajo de su saco coriónico
manteniendo el saco amniótico intacto.
Vesícula umbilical
La vesícula umbilical puede observarse ecográficamente al principio
de la quinta semana de gestación. En el día 32, la vesícula umbilical
es grande (v. fig. 8.1C). A las 10 semanas ha disminuido y se aprecia
como un resto piriforme de alrededor de 5 mm de diámetro (v. fig.
8.13A). A las 20 semanas, la vesícula umbilical es muy pequeña (v.
fig. 8.13B).
Alantoides
La alantoides no es funcional en los embriones humanos. Sin
embargo, es importante por tres razones:
Embarazos múltiples
Los embarazos múltiples se asocian a mayor riesgo de presentar
anomalías cromosómicas, morbilidad fetal y mortalidad fetal que los
embarazos únicos. El riesgo se incrementa progresivamente con el
número de fetos. En Norteamérica, los embarazos gemelares
aparecen de forma natural en aproximadamente 1 de cada 85
embarazos, los embarazos triples (trillizos) en alrededor de 1 de
cada 902 gestaciones, los cuádruples (cuatrillizos) en 1 de cada 903, y
los quíntuples (quintillizos) en 1 de cada 904 gestaciones.
Gemelos dicigóticos
Como estos gemelos proceden de la fecundación de dos ovocitos por
dos espermatozoides, los gemelos DC pueden tener diferente sexo.
Por idéntica razón, no son más parecidos genéticamente que
hermanos nacidos de gestaciones distintas. Los gemelos DC poseen
siempre dos amnios y dos coriones (v. fig. 8.15A), pero los coriones y las
placentas pueden estar fusionados (v. fig. 8.15B). La gemelaridad DC
muestra una tendencia hereditaria. El riesgo de recurrencia en
familias con un par de gemelos DC es aproximadamente el triple que
el de la población general. La incidencia de gemelaridad DC
presenta una considerable variación en función de la raza, yendo
desde 1 en 500 para las poblaciones asiáticas a 1 en 125 en la raza
blanca y a 1 de cada 20 en algunas poblaciones africanas.
Gemelos monocigóticos
Debido a que los gemelos MC son producto de la fecundación de un
único ovocito y se desarrollan de un solo cigoto (v. fig. 8.16), los
gemelos MC son del mismo sexo, genéticamente idénticos y similares en
apariencia física. Las diferencias físicas entre gemelos MC son
inducidas por el entorno, como por ejemplo si ocurre anastomosis de
vasos placentarios que origina diferencias en el aporte sanguíneo
placentario (fig. 8.17). La gemelaridad MC comienza generalmente
en la fase de blastocisto, alrededor del final de la cuarta semana, y
resulta de la división del embrioblasto en dos primordios
embrionarios (v. fig. 8.16). Seguidamente se desarrollan dos
embriones, cada uno con su propio saco amniótico, pero dentro de
un solo saco coriónico y compartiendo una placenta común, la
placenta monocoriónica-diamniótica. Rara vez la separación
temprana de los blastómeros embrionarios (p. ej., en el estadio de
dos a ocho células) genera gemelos MC con dos amnios, dos coriones
y dos placentas, que pueden estar fusionadas o no (fig. 8.18). En tales
casos es imposible determinar si los gemelos son monocigóticos o
dicigóticos exclusivamente por la presencia de las membranas.
FIG. 8.17Gemelos monocigóticos,
monocoriónicos y diamnióticos. Apréciese la gran
diferencia de tamaño causada por una
anastomosis arteriovenosa descompensada de
los vasos placentarios. La sangre fue derivada
desde el gemelo pequeño al grande, causando el
síndrome de transfusión feto-fetal.
FIG. 8.18Esquemas que muestran que
aproximadamente el 35% de los gemelos
monocigóticos se desarrolla de un solo cigoto. La
separación entre blastómeros puede tener lugar
en cualquier momento desde el estadio de dos
células al de mórula, generándose dos
blastocistos idénticos. Seguidamente, cada
embrión desarrolla sus propios sacos amniótico y
coriónico. Las placentas pueden estar separadas
o fusionadas. En la mayoría de los casos se
forma una placenta única resultado de una fusión
secundaria, mientras que en pocos casos se ven
dos placentas. En estas últimas situaciones, el
examen de la placenta podría sugerir que se
trata de gemelos dicigóticos. Esto explica el
hecho de que algunos gemelos monocigóticos
puedan ser clasificados incorrectamente al nacer
como dicigóticos.
Síndrome de transfusión feto-fetal
El síndrome de transfusión feto-fetal aparece entre un 10% y un
15% de los gemelos MC monocoriónicos-diamnióticos. La sangre
arterial puede desviarse de modo preferente desde uno de los
gemelos hacia la circulación venosa del otro gemelo a través de
anastomosis arteriovenosas umbilico- placentarias
unidireccionales en la placenta. El gemelo donante es pequeño,
pálido y anémico (v. fig. 8.17), mientras que el gemelo receptor es
grande y policitémico (es decir, posee un recuento de hematíes
mayor de lo normal). La placenta muestra anomalías similares; la
parte de la placenta suministradora al gemelo anémico es pálida,
mientras que la parte que lo hace al gemelo policitémico es roja
oscura. En los casos letales, el gemelo donante fallece por anemia
y el gemelo receptor fallece por insuficiencia cardíaca congestiva.
Mesenterios
El mesenterio es una capa doble de peritoneo que comienza como
una extensión del peritoneo visceral que cubre un órgano. El
mesenterio conecta el órgano a la pared corporal y vehiculiza sus
vasos y nervios. De forma transitoria, los mesenterios ventral y
dorsal dividen la cavidad peritoneal en dos mitades derecha e
izquierda (v. fig. 9.3C). El mesenterio ventral desaparece pronto (v.
fig. 9.3E), salvo allí donde está unido a la parte caudal del intestino
primitivo anterior (primordio del estómago y porción proximal del
duodeno). La cavidad peritoneal se convierte entonces en un espacio
continuo (v. figs. 9.3A y 9.4D). Las arterias que irrigan el intestino
primitivo –tronco celíaco (para el intestino primitivo anterior), arteria
mesentérica superior (para el intestino primitivo medio) y arteria
mesentérica inferior (para el intestino primitivo posterior)– discurren
entre las capas del mesenterio dorsal (v. fig. 9.3C).
Membranas pleuropericárdicas
A medida que crecen los pliegues pleuropericárdicos forman
particiones que separan cavidad pericárdica de las pleurales. Estas
particiones, denominadas membranas pleuropericárdicas, contienen
las venas cardinales comunes (v. fig. 9.5A y B), que drenan en el
sistema venoso en el interior del seno venoso del corazón primitivo
(v. cap. 14). Inicialmente, las yemas bronquiales son relativamente
pequeñas con respecto al corazón y la cavidad pericárdica (v. fig.
9.5). Crecen lateralmente desde el extremo caudal de la tráquea hacia
los canales pericardioperitoneales (futuros canales pleurales).
Conforme las cavidades pleurales primitivas se expanden
ventralmente alrededor del corazón, también se extienden hacia la
pared corporal, motivando la división del mesénquima en dos capas:
1) una capa externa, que se convierte en la pared torácica y 2) una
capa interna (membrana pleuropericárdica) que formará el
pericardio fibroso, la capa más externa del saco pericárdico que
rodea al corazón (v. fig. 9.5C y D).
Las membranas pleuropericárdicas sobresalen en los extremos
craneales de los canales pericardioperitoneales (v. fig. 9.5B). Con el
posterior crecimiento de las venas cardinales comunes, el cambio de
posición del corazón y la expansión de las cavidades pleurales, las
membranas pleuropericárdicas se transforman en pliegues parecidos
al mesenterio, extendiéndose desde la pared lateral del tórax. En la
séptima semana, las membranas pleuropericárdicas se fusionan con
el mesénquima ventral al esófago, separando así la cavidad
pericárdica de las cavidades pleurales (v. fig. 9.5C). El mediastino
primitivo está constituido por una masa de mesénquima que se
prolonga desde el esternón a la columna vertebral, separando los
pulmones en desarrollo (v. fig. 9.5D). La apertura pleuropericárdica
derecha se cierra ligeramente antes que la izquierda, haciendo que la
membrana pleuropericárdica sea más grande.
Membranas pleuroperitoneales
Conforme los pliegues pleuroperitoneales se hacen más grandes,
sobresalen en los canales pleuropericárdicos. Los pliegues se vuelven
membranosos gradualmente, constituyendo las membranas
pleuroperitoneales (fig. 9.6B y C). Finalmente, estas membranas
separan las cavidades pleurales de la cavidad peritoneal. Las
membranas pleuroperitoneales se desarrollan a medida que se forman
los pulmones y las cavidades pleurales se expanden e invaden la
pared corporal. Están unidas a la parte dorsolateral de la pared
abdominal y sus bordes libres, con forma de media luna, sobresalen
inicialmente en los extremos caudales de los canales
pericardioperitoneales.
FIG. 9.6 Desarrollo del diafragma. A, Visión lateral
de un embrión al final de la quinta semana
(tamaño real) que muestra los niveles de las
secciones realizadas en B a D. Las imágenes en
B a E representan el diafragma en desarrollo en
una visión caudal. B, Sección horizontal que
permite apreciar las membranas
pleuroperitoneales no fusionadas. C, Sección
similar realizada al final de la sexta semana, tras
la fusión de las membranas pleuroperitoneales
con los otros dos componentes diafragmáticos.
D, Sección horizontal de un embrión de 12
semanas después del crecimiento del cuarto
componente diafragmático a partir de la pared
corporal. E, Visión del diafragma de un neonato,
indicando el origen embrionario de sus
componentes.
Durante la sexta semana, las membranas pleuroperitoneales se
extienden ventromedialmente hasta que sus bordes libres se
fusionan con el mesenterio dorsal del esófago y el septo transverso
(v. fig. 9.6C). Esta membrana separa las cavidades pleurales de la
cavidad peritoneal. El cierre de las comunicaciones pleuroperitoneales se
completa con la llegada de mioblastos (células musculares
primitivas) a las membranas pleuroperitoneales (v. fig. 9.6D y E). La
comunicación pleuroperitoneal del lado derecho se cierra algo antes
que la izquierda.
• El septo transverso.
• Las membranas pleuroperitoneales.
• El meso dorsal del esófago.
• El crecimiento de células musculares procedentes de las
paredes corporales laterales.
Septo transverso
El septo transverso, de origen mesodérmico, constituye el primordio
del tendón central del diafragma (v. fig. 9.6D y E). El septo
transverso crece dorsalmente a partir de la pared ventrolateral del
cuerpo y forma una especie de plataforma semicircular que separa el
corazón del hígado. Una vez la cabeza se ha plegado durante la
cuarta semana, el septo transverso aparece como una partición
gruesa e incompleta de tejido conjuntivo entre las cavidades
pericárdica y abdominal (v. fig. 9.4). El septo transverso crece y se
fusiona con el mesénquima ventral al esófago y las membranas
pleuroperitoneales (v. fig. 9.6C).
Membranas pleuroperitoneales
Estas membranas experimentan fusión con el meso dorsal del
esófago y el septo transverso (v. fig. 9.6C). Esta fusión completa la
separación entre las cavidades torácica y abdominal y forma el
diafragma primitivo. La aportación de las membranas
pleuroperitoneales al diafragma del recién nacido es escasa (v. fig.
9.6E).
Arcos faríngeos
Estos arcos comienzan a formarse al principio de la cuarta semana con la migración de células de la
cresta neural a las regiones prospectivas de cabeza y cuello (v. cap. 6, fig. 6.4). Inicialmente, cada arco
faríngeo está constituido por un centro de mesénquima (especie de tejido conjuntivo embrionario),
cubierto externamente por ectodermo e internamente por endodermo (v. fig. 10.1D y E). El primer par
de arcos, primordio del maxilar y la mandíbula, surge en la forma de dos elevaciones laterales en la
faringe en desarrollo. Aparecen pronto otros arcos, dispuestos oblicuamente, a modo de crestas
redondeadas a cada lado de las futuras regiones de la cabeza y el cuello. Al final de la cuarta semana,
cuatro pares de arcos son visibles externamente (v. fig. 10.1A). Los arcos quinto y sexto son
rudimentarios y no son apreciables en la superficie del embrión. Los arcos están separados uno de otro
en sentido longitudinal por las hendiduras faríngeas. Al igual que los arcos, las hendiduras se nombran
siguiendo una secuencia craneocaudal.
Los arcos sostienen las paredes laterales de la faringe primitiva, que es derivada de la parte craneal
del intestino primitivo anterior. El estomodeo (boca primitiva) se observa inicialmente como una
pequeña depresión en la superficie del ectodermo (v. fig. 10.1A). Está separada de la faringe primitiva
por una membrana bilaminar –la membrana orofaríngea– resultado de la fusión de ectodermo y
endodermo a ese nivel. La membrana orofaríngea se rompe a los 26 días aproximadamente (v. fig. 10.1B
y C), proporcionando así una comunicación entre la faringe primitiva y el intestino primitivo anterior
con la cavidad amniótica. Los arcos contribuyen de manera importante a la formación de la cara,
cavidades nasales, boca, laringe, faringe y cuello (v. figs. 10.2 y 10.23).
El primer arco se desarrolla a partir de dos prominencias (v. figs. 10.1B y 10.2): la prominencia o proceso
maxilar, más pequeño, y la prominencia o proceso mandibular, más grande. El segundo arco (hioideo)
forma la mayor parte del hueso hioides (v. fig. 10.4B).
• Un arco arterial (arco aórtico), que parte del tronco arterioso del corazón primitivo y discurre
alrededor de la faringe primitiva para alcanzar la aorta dorsal.
• Una barra cartilaginosa, que constituye el esqueleto del arco.
• Un componente muscular, primordio de los músculos de la cabeza y el cuello.
• Un nervio, que inerva la mucosa y los músculos derivados de cada arco.
Bolsas faríngeas
La faringe primitiva se ensancha cranealmente en el lugar en que contacta con el estomodeo, y se estrecha
caudalmente donde se junta con el esófago (v. fig. 10.3A). El endodermo de la faringe reviste la parte
profunda de los arcos faríngeos y se introduce en las bolsas faríngeas (v. figs. 10.1D y E y 10.7A). Los
pares de bolsas faríngeas se desarrollan entre los arcos siguiendo una secuencia craneocaudal. El primer
par de bolsas faríngeas, por ejemplo, se encuentra entre los arcos faríngeos primero y segundo. Están
bien definidos cuatro pares de bolsas faríngeas; el quinto par está ausente o es rudimentario. El
endodermo de las bolsas contacta con el ectodermo de las hendiduras faríngeas, formando en conjunto
las membranas faríngeas, que, por tanto, poseen dos capas (v. fig. 10.3B). En la formación de los arcos
faríngeos es esencial que se exprese el gen Tbx2 en el endodermo de las bolsas faríngeas. La señalización por Sonic
hedgehog en este endodermo, así como el ectodermo facial y el neuroectodermo de la parte ventral del prosencéfalo,
juegan un papel crucial en el desarrollo de la cara y el cráneo.
Hendiduras faríngeas
Durante las semanas cuarta y quinta, en la cabeza y cuello del embrión pueden observarse cuatro
hendiduras a cada lado (v. fig. 10.1A). Estas hendiduras separan los arcos faríngeos por fuera. Solamente
un par de hendiduras contribuye a estructuras definitivas; el primer par persiste como conducto
auditivo externo (v. fig. 10.7C). Las otras hendiduras se sitúan en una depresión con apariencia de
ranura –el seno cervical– y se obliteran conforme se desarrolla el cuello (v. fig. 10.7A y B). Las anomalías
congénitas de la segunda bolsa faríngea constituyen los defectos más frecuentes de estas estructuras.
• El síndrome de Treacher Collins (disostosis mandibulofacial) está causado más a menudo por el
trastorno de un gen autosómico dominante (TCOF1) y se manifiesta por el desarrollo insuficiente
de los huesos cigomáticos de la cara –hipoplasia malar–. Los signos característicos de este
síndrome incluyen fisuras palpebrales inclinadas hacia abajo, anomalías congénitas de los
párpados inferiores, pabellones auriculares malformados y a veces defectos de los oídos medio e
interno.
• La secuencia Pierre Robin consiste en hipoplasia de la mandíbula, fisura palatina y alteraciones
del ojo y el oído. Muchos casos de este síndrome son esporádicos, aunque algunos parecen tener
una base hereditaria. En el complejo morfogenético de Robin, el defecto propuesto de partida es
la mandíbula pequeña (micrognatia), que conduce al desplazamiento posterior de la lengua y
consecuente impedimento de la fusión de los procesos palatinos, ocasionando fisura palatina
bilateral (v. fig. 10.33).
Membranas faríngeas
Estas membranas se forman cuando los epitelios de las hendiduras y las bolsas faríngeas se aproximan
unos a otros. Las membranas aparecen en el suelo de las hendiduras durante la cuarta semana (v. figs.
10.1D y 10.3B). Únicamente un par de membranas tiene alguna contribución en estructuras adultas; es la
primera membrana que se convierte en la membrana timpánica (v. fig. 10.7C).
Síndrome de DiGeorge
Los niños con síndrome de DiGeorge nacen desprovistos de timo y glándulas paratiroides. Esta
patología se caracteriza por hipoparatiroidismo congénito, que cursa con hipocalcemia;
hipersusceptibilidad a las infecciones (por deficiencia inmune, concretamente función alterada de las
células T); anomalías del paladar; micrognatia (que conlleva obstrucción aérea motivada por la
retroposición de la lengua); orejas melladas y de implantación baja; hendiduras nasales, y anomalías
cardíacas (defectos congénitos del arco aórtico y del corazón). El síndrome de DiGeorge surge cuando
las bolsas faríngeas tercera y cuarta no se diferencian en timo y glándulas paratiroides. Las anomalías
congénitas faciales son resultado principalmente del desarrollo patológico de los componentes del
primer arco faríngeo durante la formación de la cara y las orejas. El síndrome de DiGeorge incluye
generalmente una microdeleción (región 22q11.2), la mutación de los genes HIRA, UFDIL, y Tbx1 y
alteraciones de células de la cresta neural. La incidencia del síndrome de DiGeorge es de 1 en 2.000 a 4.000
nacimientos.
Durante la semana 11 aparece el coloide en los folículos tiroideos, pudiendo detectarse presencia de
iodo y síntesis de hormonas tiroideas poco después. A las 20 semanas, los niveles de hormona
estimulante de la tiroides y de tiroxina comienzan a aumentar, alcanzando los niveles del adulto a las 35
semanas. La hormona tiroidea (TH) es necesaria para el desarrollo del cerebro del feto y la proporciona
la madre antes de que el tejido tiroideo fetal sea funcional.
Desarrollo de la lengua
Cerca del final de la cuarta semana, en la línea media del suelo de la faringe primitiva, aparece una
elevación triangular inmediatamente rostral al agujero ciego (fig. 10.21A). Este abultamiento –
protrusión lingual medial (yema lingual)– es el primer signo del desarrollo de la lengua. Pronto surgen
las dos protrusiones linguales laterales (yemas linguales distales) a cada lado de la protrusión lingual
medial. Las tres eminencias tienen su origen en la proliferación del mesénquima de las porciones
ventromediales del primer par de arcos faríngeos. Las protrusiones linguales laterales incrementan
rápidamente su tamaño, se fusionan entre sí y sobrepasan a la protrusión lingual medial.
Las protrusiones linguales laterales fusionadas forman los dos tercios anteriores (parte oral) de la
lengua (v. fig. 10.21C). El plano de fusión de las protrusiones linguales laterales se evidencia
superficialmente por el surco medio de la lengua y profundamente por el fibroso tabique lingual. La
porción de la lengua derivada de la protrusión lingual medial no es reconocible en la lengua del adulto.
La formación del tercio posterior (parte faríngea) de la lengua viene indicada por dos elevaciones que se
desarrollan caudales al agujero ciego de la lengua (v. fig. 10.21A):
• La cópula, producto de la fusión de las porciones ventromediales del segundo par de arcos
faríngeos.
• La eminencia hipofaríngea, que se desarrolla caudal a la cópula a partir de una población de
células mesenquimatosas existentes en las porciones ventromediales de los pares de arcos
faríngeos tercero y cuarto.
Anquiloglosia
El frenillo de la lengua conecta la cara inferior de la lengua con el suelo de la boca (fig. 10.22). En
Norteamérica, la anquiloglosia (lengua anclada) aparece en 1 de cada 300 niños aproximadamente,
aunque no suele ser importante desde el punto de vista funcional. El frenillo corto asociado
habitualmente se estira con el tiempo, por lo que su corrección quirúrgica no suele ser necesaria. En
algunos recién nacidos, la anquiloglosia interfiere el amamantamiento, requiriendo entonces la
realización de frenotomía (sección del frenillo).
Inervación de la lengua
La inervación sensitiva de la mucosa de prácticamente toda la porción anterior de la lengua (parte oral)
corre a cargo de la rama lingual de la división mandibular del nervio trigémino (V NC), nervio del
primer arco faríngeo (v. fig. 10.21C). Aunque el nervio facial es el nervio del segundo arco faríngeo, su
rama, el nervio cuerda del tímpano, inerva los botones gustativos de los dos tercios anteriores de la
lengua, exceptuando las papilas circunvaladas. Debido a que la cópula (parte estrecha que conecta dos
estructuras), componente del segundo arco, es sobrepasada por componentes del tercer arco de toda la
mucosa de la lengua, el nervio facial únicamente inerva los botones gustativos de su parte anterior. Las
papilas circunvaladas de la porción anterior de la lengua son inervadas por el nervio glosofaríngeo (IX
NC) del tercer arco faríngeo (v. fig. 10.21C). El tercio posterior de la lengua está principalmente inervado
por el nervio glosofaríngeo (IX NC), nervio del tercer arco faríngeo. El nervio laríngeo superior, rama
del nervio vago (X NC), nervio del cuarto arco faríngeo, inerva un área pequeña de la lengua situada
ventral a la epiglotis (v. fig. 10.21C). La inervación de todos los músculos de la lengua corre a cargo del
nervio hipogloso (XII NC), excepción hecha del músculo palatogloso, cuya inervación es proporcionada
por fibras del nervio vago situadas en el plexo faríngeo.
Desarrollo de la cara
Las estructuras que formarán la cara surgen alrededor del estomodeo al inicio de la cuarta semana (fig.
10.23A). El desarrollo facial depende de la influencia inductiva de tres áreas organizadoras:
Los cinco primordios faciales que aparecen como prominencias (v. fig. 10.23A) alrededor del
estomodeo son:
FIG. 10.26 Esquemas del desarrollo temprano del maxilar, el paladar y el labio
superior. A, Visión rostral de un embrión de 5 semanas. B y C, Esquemas de
secciones horizontales a la altura de los niveles indicados en A. Las flechas en C
señalan el crecimiento ulterior de las prominencias maxilar y nasal medial hacia la
línea media, así como la fusión de las prominencias entre sí. D a F, Secciones
similares de embriones de más edad que evidencian la fusión de las prominencias
nasales mediales entre sí y con las prominencias (procesos) maxilares para formar
el labio superior. Estudios recientes sugieren que el labio superior se forma por
completo a partir de las prominencias maxilares.
El conducto nasolagrimal surge a partir de un engrosamiento del ectodermo con forma de tallo en el
suelo del surco nasolagrimal. Este engrosamiento da origen a un cordón epitelial sólido que se separa del
ectodermo y se hunde en el mesénquima. Más adelante, las células centrales de este cordón sufren
apoptosis y este se tuneliza y forma el conducto nasolagrimal. El extremo craneal de este conducto se
agranda y constituye el saco lagrimal. Al final del periodo fetal, el conducto nasolagrimal drena en el
meato inferior de la pared lateral de la cavidad nasal. Después del nacimiento, este conducto suele ser
totalmente permeable.
Entre las semanas 7 y 10, las prominencias nasales mediales se fusionan entre sí y con las
prominencias maxilar y nasal lateral (v. fig. 10.23C), desintegrándose los epitelios superficiales que las
cubrían y mezclándose los mesénquimas subyacentes que las forman. La fusión de las prominencias
nasal medial y maxilar crea continuidad entre el maxilar y el labio superior, así como la separación de
las fositas nasales del estomodeo. Conforme las prominencias nasales mediales se fusionan, forman el
segmento intermaxilar (v. fig. 10.26C a F). Esta estructura es el origen de:
• La parte medial del labio superior (philtrum o filtro).
• La parte premaxilar del maxilar y su encía asociada.
• El paladar primario.
Las porciones laterales del labio superior, la mayor parte del maxilar, así como el paladar secundario
proceden de las prominencias maxilares (v. fig. 10.23D). Estas prominencias se fusionan lateralmente
con las prominencias mandibulares. Estudios recientes parecen sugerir que la parte más caudal de las
prominencias nasales mediales se posicionaría profundamente y sería cubierta por prolongaciones
mediales de la prominencia maxilar, formando entonces así el philtrum.
Mioblastos del segundo par de arcos faríngeos invaden los labios y las mejillas primitivos y se
diferencian en los músculos faciales (v. fig. 10.5 y tabla 10.1). Los mioblastos del primer par de arcos
faríngeos originan los músculos de la masticación. El pequeño tamaño de la cara prenatal es debido a
que:
Las zonas en las que se establece continuidad entre las cavidades nasal y oral son las coanas
primitivas (orificios de desembocadura derecho e izquierdo de la cavidad nasal en la faringe), situadas
dorsales al paladar primario. Después de que se desarrolla el paladar secundario, las coanas se localizan
en la unión entre la cavidad nasal y la faringe (v. fig. 10.27D). Mientras estos cambios tienen lugar, los
cornetes nasales superior, medio e inferior se desarrollan en la forma de elevaciones de las paredes
laterales de las cavidades nasales (v. fig. 10.29E y G). En paralelo, el epitelio ectodérmico que se
encuentra en el techo de cada cavidad nasal se diferencia, especializándose para formar el epitelio
olfatorio. Algunas células epiteliales se diferencian hacia células olfativas (receptoras). Los axones de
estas células constituyen los nervios olfatorios derecho e izquierdo, que crecen hacia los bulbos
olfatorios del encéfalo (v. fig. 10.27C y D).
Senos paranasales
Algunos senos paranasales, como el seno maxilar, comienzan a formarse en la parte final de la etapa
fetal; el resto se desarrolla tras el nacimiento. Se originan a partir de evaginaciones (divertículos) de las
paredes de las cavidades nasales, constituyendo extensiones neumatizadas (llenas de aire) de las
cavidades nasales en los huesos adyacentes. Los orificios de desembocadura de estos divertículos
persisten como desembocadura de los senos en el adulto.
Paladar primario
Al principio de la sexta semana, el paladar primario (proceso palatino medial) comienza a desarrollarse
a partir de la parte profunda del segmento intermaxilar (v. figs. 10.26F y 10.27). Inicialmente, este
segmento consiste en una masa cuneiforme de mesénquima situada entre las superficies internas de las
prominencias maxilares en desarrollo. El paladar primario forma la parte premaxilar del maxilar (fig.
10.28B). En el adulto, el paladar primario solo representa una pequeña parte del paladar duro, la parte
anterior a la fosa incisiva.
Paladar secundario
El paladar secundario es el primordio del resto del paladar duro y del paladar blando (v. figs. 10.27D y
10.28A y B). Comienza a desarrollarse al principio de la sexta semana a partir de dos salientes
mesenquimatosos procedentes de las regiones mediales de las prominencias maxilares. Inicialmente,
estas estructuras –los procesos palatinos laterales– se proyectan inferomedialmente a cada lado de la
lengua (fig. 10.29A a C). El desarrollo del maxilar y la mandíbula modifican la posición de la lengua, que
se aleja de su raíz, permitiendo el desplazamiento caudal del paladar en la boca.
FIG. 10.29A, Sección sagital de la cabeza embrionaria al final de la sexta semana
que muestra el proceso palatino medio (futuro paladar primario). B, D, F y H, Techo
de la boca entre las semanas 6 a 12 donde se pone de manifiesto el desarrollo del
paladar. Las líneas discontinuas en D y F indican los lugares de fusión de los
procesos palatinos. Las flechas señalan el crecimiento hacia medial y posterior de
los procesos palatinos. C, E y G, Secciones frontales de la cabeza que muestran la
fusión de los procesos palatinos laterales entre sí y con el tabique nasal, así como la
separación entre las cavidades nasal y oral.
Durante las semanas séptima y octava, los procesos palatinos se agrandan, adquieren una posición
horizontal y se sitúan sobre el dorso de la lengua. La síntesis de ácido hialurónico en el mesénquima de
los procesos palatinos favorece este proceso. Los bordes mediales de los procesos palatinos se
aproximan progresivamente entre sí y hacia la línea media, donde sus epitelios se fusionan (v. fig.
10.29D a H). También se fusionan con el tabique nasal y con la parte posterior del paladar primario. Se
cree que la elevación de los procesos palatinos para adoptar una posición horizontal está causada, entre
otros factores, por una fuerza intrínseca generada por la hidratación del ácido hialurónico en las células
mesenquimatosas del proceso palatino. La costura epitelial medial que se forma como resultado de la
adhesión de los procesos palatinos se desintegra, permitiendo la fusión de ambos procesos palatinos.
El tabique nasal se desarrolla siguiendo un patrón de crecimiento descendente a partir de las
porciones internas de las prominencias nasales mediales fusionadas (v. fig. 10.29C, E y G). La fusión
entre el tabique nasal y los procesos palatinos comienza en la parte anterior durante la semana 9 y se
completa en la parte posterior en la 12, siempre en la región superior del paladar secundario (v. fig.
10.29D y F). Progresivamente, se diferencia hueso por osificación intramembranosa (v. cap. 15) en el
paladar primario, formando así la porción premaxilar del maxilar, aquella que aloja los cuatro dientes
incisivos (v. fig. 10.28B). Simultáneamente, el hueso se extiende desde el maxilar y los huesos palatinos a
los procesos palatinos, de forma que se constituye el paladar duro (v. fig. 10.29E y G). Las partes
posteriores de los procesos palatinos no se osifican; se extienden en sentido posterior más allá del
tabique nasal y se fusionan en la línea media para formar el paladar blando, incluyendo su proyección
cónica, la úvula (v. fig. 10.29D, F y H). El rafe palatino señala la zona de fusión de los procesos palatinos
en la línea media. En el plano medio del paladar persiste un pequeño conducto nasopalatino, entre la
porción premaxilar y la apófisis palatina del maxilar. Este conducto está representado por la fosa
incisiva en el paladar duro del adulto (v. fig. 10.28B). Se aprecia una sutura irregular entre la fosa
incisiva y la apófisis alveolar del maxilar, situada bilateralmente entre el incisivo lateral y el canino. Esta
sutura indica la zona en la que se produjo la fusión entre los paladares primario y secundario.
FIG. 10.30Niño con fisura labiopalatina unilateral. Las fisuras del labio, con o sin
fisura palatina, aparecen en aproximadamente 1 de cada 1.000 nacimientos; se
afectan más los niños que las niñas. (Por cortesía del Dr. A. E. Chudley, MD,
Professor of Paediatrics and Child Health, Children’s Hospital and University of
Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
FIG. 10.31Anomalías congénitas del labio y del paladar. A, Niño con fisura
labiopalatina unilateral. B, Niño con fisura labiopalatina bilateral. (Por cortesía del Dr. Barry
H. Grayson y el Dr. Bruno L. Vendittelli, Institute of Reconstructive Plastic Surgery, New York University Medical
Center, New York, NY.)
FIG. 10.32 Esquemas que ilustran las bases embriológicas de la fisura labial unilateral
completa. A, Embrión de 5 semanas. B, Sección horizontal a través de la cabeza
que muestra los surcos entre las prominencias maxilares y las prominencias nasales
mediales en proceso de fusión. C, Embrión de 6 semanas que muestra un surco
labial persistente en el lado izquierdo. D, Sección horizontal a través de la cabeza
que muestra que el surco va rellenándose paulatinamente en el lado derecho por
proliferación del mesénquima (flechas). E, Embrión de 7 semanas. F, Sección
horizontal a través de la cabeza que pone de manifiesto que el epitelio del lado
derecho prácticamente ha nivelado el surco entre las prominencias maxilar y
nasales mediales. G, Feto de 10 semanas con una fisura labial unilateral completa.
H, Sección horizontal de la cabeza después de que el epitelio se haya estirado y se
hayan roto los tejidos del suelo del surco labial persistente en el lado izquierdo,
generando una fisura labial unilateral completa.
FIG. 10.33 Distintos tipos de fisuras del labio y del paladar. A, Labio y paladar
normales. B, Fisura de la úvula. C, Fisura palatina posterior unilateral (del paladar
secundario). D, Fisura palatina posterior bilateral. E, Fisura del labio y apófisis
alveolar del maxilar unilateral completa, con fisura unilateral del paladar anterior
(paladar primario). F, Fisura del labio y de la apófisis alveolar del maxilar bilateral
completa con fisura palatina anterior bilateral. G, Fisura del labio y de la apófisis
alveolar del maxilar bilateral completa con fisura palatina anterior bilateral y
unilateral del paladar posterior. H, Fisura del labio y apófisis alveolar del maxilar
bilateral completa con fisura del paladar anterior y posterior bilateral completa.
Las fisuras que afectan al labio superior, acompañadas o no de fisura palatina, aparecen en 1 de
cada 1.000 recién nacidos, aproximadamente. Su frecuencia, sin embargo, es muy variable, siendo
varones entre el 60% y el 80% de los afectados. Las fisuras pueden ser más o menos severas, desde
pequeñas muescas en el bermellón del labio (v. fig. 10.32G) a fisuras más grandes que se extienden
hasta el suelo de la narina y a través de la apófisis alveolar del maxilar (v. figs. 10.31A y 10.33E). La
fisura labial puede ser uni- o bilateral.
Las fisuras unilaterales de labio (v. fig. 10.31A) aparecen debido al fracaso en el lado afectado de la
fusión entre la prominencia maxilar y las prominencias nasales mediales fusionadas (v. fig. 10.32A a
H), persistiendo un surco labial como consecuencia. Los tejidos del suelo del surco persistente se
rompen, haciendo que el labio se divida en una parte lateral y otra medial. Se observa a veces un
puente de tejido, la banda de Simonart, que une las dos partes de una fisura labial incompleta.
La fisura labial bilateral (v. figs. 10.31B y 10.33F) está causada por el fracaso del mesénquima de las
prominencias maxilares para juntarse y unirse con las prominencias nasales mediales fusionadas.
Cuando existe una fisura completa del labio y de la apófisis alveolar del maxilar, el segmento
intermaxilar cuelga libremente en la cara y se proyecta anteriormente. Estas anomalías alteran
especialmente la cara por la pérdida de continuidad del músculo orbicular de la boca, que cierra la
boca y frunce los labios.
La fisura labial mediana es una anomalía extremadamente rara en la especie humana. Se produce
por el fracaso parcial o completo de la fusión de las prominencias nasales mediales para formar el
segmento intermaxilar. La fisura mediana del labio inferior aparece también muy escasas veces y su
causa es el fallo de la fusión completa de las prominencias mandibulares en la línea media (v. fig.
10.23). El punto de referencia para distinguir una fisura anterior de una posterior es la fosa incisiva
(v. fig. 10.28B). Las fisuras anteriores y posteriores son patologías distintas embriológicamente.
La fisura palatina, con o sin fisura de labio, aparece en alrededor de 1 de 2.500 nacimientos y es
más común en el sexo femenino. La fisura puede afectar solo a la úvula –fisura de úvula–,
proporcionando una apariencia de cola de pez (v. fig. 10.33B), o puede prolongarse a lo largo del
paladar blando y el duro (v. fig. 10.33C y D). En los casos severos en que se asocia a fisura labial, la
fisura palatina se extiende bilateralmente a la apófisis alveolar del maxilar y al labio superior
bilateralmente (v. fig. 10.33G y H).
Las fisuras unilaterales y bilaterales del paladar pueden clasificarse en tres grupos:
• Fisuras del paladar anterior, resultado del fallo de los procesos palatinos laterales para encontrarse y
fusionarse con el paladar primario (v. fig. 10.33F).
• Fisuras palatinas posteriores, causadas por el fracaso de los procesos palatinos para juntarse en la
línea media y fusionarse entre sí y con el tabique nasal (v. fig. 10.29E).
• Fisuras palatinas anteroposteriores, que son secundarias al fracaso tanto en el acercamiento y fusión
de los procesos palatinos con el paladar primario, como entre sí y con el tabique nasal.
La mayoría de las fisuras labiales y palatinas son causadas por múltiples factores (herencia
multifactorial; v. cap. 19). Algunas fisuras de labio, paladar o de ambos parecen ser parte de síndromes
producidos por la mutación de un único gen. Otras fisuras son signos de síndromes cromosómicos,
especialmente la trisomía 13 (v. cap. 19, fig. 19.6). Algunos (pocos) casos de fisura de labio o de
paladar parecen originarse debido a la acción de agentes teratogénicos (p. ej., fármacos
anticonvulsivantes). El hermano de un niño que presentó fisura palatina posee un elevado riesgo de
desarrollar fisura palatina, pero no tiene mayor riesgo de padecer fisura labial. Una fisura de labio y
de la apófisis alveolar del maxilar que se continúa a lo largo del resto del paladar se suele transmitir a
través de un gen ligado al sexo masculino.
Fisuras faciales
Pueden aparecer varios tipos de fisuras faciales, pero son extremadamente raros. Las formas severas
suelen estar asociadas a anomalías importantes de la cabeza. Las fisuras faciales oblicuas (fisuras
orbitofaciales) son a menudo bilaterales y se extienden desde el labio superior al borde medial de la
órbita. Cuando esta situación tiene lugar, los conductos nasolagrimales se muestran como surcos
abiertos (surcos nasolagrimales persistentes). Las fisuras faciales oblicuas que se asocian a fisura labial
tienen su origen en el fallo de la fusión entre las prominencias maxilares y las prominencias nasales
laterales y mediales. Las fisuras faciales laterales o transversas discurren entre la boca y la oreja. Si son
bilaterales, se muestran en la forma de una boca muy grande –macrostomía–. En los casos muy
severos, las fisuras en ambas mejillas se extienden prácticamente hasta las orejas.
1. ¿Presentan los embriones fisuras labiales? ¿Estas frecuentes alteraciones faciales representan la
persistencia de la condición embrionaria?
2. Ni Clara ni Jacobo, su esposo, presentaron fisura de labio o de paladar al nacer, ni tampoco
parece que algún otro miembro de sus familias padezca o haya padecido alguna de estas
anomalías. ¿Qué probabilidades hay de que tengan un hijo con fisura labial, con o sin fisura
palatina?
3. El hijo de María nació con fisura de labio y de paladar. El hermano de María presenta una
anomalía similar que afecta a su labio y su paladar. Un amigo comenta que la genética familiar
de María es la responsable de las anomalías congénitas de su hijo. ¿Es probable que la anomalía
haya sido heredada exclusivamente de la familia de María?
4. El hijo de un paciente presenta alteraciones menores del oído externo, pero no padece sordera u
otras malformaciones faciales. ¿Las anomalías de su oído deberían ser consideradas defectos de
los arcos faríngeos (branquiales)?
Desarrollo de la laringe
El epitelio que reviste la laringe se desarrolla a partir del endodermo
del extremo craneal del tubo laringotraqueal. Los cartílagos
laríngeos proceden de los pares de arcos faríngeos cuarto y sexto (v.
cap. 10). El mesénquima del extremo craneal del tubo
laringotraqueal prolifera rápidamente, originando las tumefacciones
aritenoideas (v. fig. 11.3B). Estas tumefacciones crecen dirigiéndose
hacia la lengua, convirtiendo la glotis primitiva en la entrada a la
laringe, que adquiere forma de T (v. fig. 11.3C y D). La abertura del
tubo laringotraqueal en la faringe se convierte en la desembocadura
de la laringe primitiva (v. figs. 11.2F y 11.3C). El epitelio que reviste
la laringe prolifera rápidamente, lo que conduce a la oclusión temporal
de la luz laríngea. Su recanalización tiene lugar en la semana 10,
formándose durante este proceso los ventrículos laríngeos. Estos
recesos están unidos por unos repliegues de mucosa que constituirán
las cuerdas vocales y los pliegues vestibulares.
FIG. 11.3 Etapas sucesivas en el desarrollo de la
laringe. A, A las 4 semanas. B, A las 5 semanas.
C, A las 6 semanas. D, A las 10 semanas. El
epitelio que reviste a laringe es de origen
endodérmico. Los cartílagos y los músculos de la
laringe proceden del mesénquima de los pares
de arcos faríngeos cuarto y sexto. Nótese que, a
medida que prolifera el mesénquima que rodea a
la laringe, la entrada a la laringe pasa de tener
forma de ranura a tener forma de T.
Atresia laríngea
La atresia laríngea (obstrucción) es una anomalía congénita rara
causada por la obstrucción de la parte alta de la vía aérea –
síndrome obstructivo congénito de las vías aéreas altas–. Distal a
la atresia o estenosis (estrechamiento), las vías aéreas se dilatan,
los pulmones son hiperplásicos (causando compresión del corazón
y de los grandes vasos), el diafragma se encuentra aplanado o
invertido y se observa hidropesía fetal (acumulación de líquido
en dos o más compartimentos) y/o ascitis (líquido en la cavidad
abdominal). La ecografía prenatal permite el diagnóstico de esta
patología. La atresia laríngea generalmente es mortal, si bien la
realización de una traqueotomía al nacimiento puede salvar la
vida a algunos neonatos.
Desarrollo de la tráquea
El revestimiento endodérmico del tubo laringotraqueal distal a la
laringe se diferencia en el epitelio y glándulas de la tráquea y
epitelio pulmonar. El cartílago, el tejido conjuntivo y los músculos de
la tráquea proceden del mesodermo esplácnico que rodea el tubo
laringotraqueal (fig. 11.4). El receptor de cargo Evi/Wls está involucrado
en el establecimiento del patrón dorsoventral del revestimiento endodérmico
del tubo laringotraqueal. Tanto la proliferación del mesénquima circundante
como la formación de cartílago y músculos están regulados por las vías de
señalización Wnt/β-catenina.
FIG. 11.4Secciones horizontales a través del tubo
laringotraqueal que ilustran las etapas
progresivas que experimenta la tráquea en su
desarrollo. A, A las 4 semanas. B, A las 10
semanas. C, A las 11 semanas (esquema de la
micrografía mostrada en D). Se puede apreciar
que el endodermo del tubo origina el epitelio y las
glándulas de la tráquea y que el mesénquima
que rodea el tubo forma el tejido conjuntivo, el
músculo y el cartílago. D, Micrografía de una
sección horizontal de la tráquea a las 12
semanas de desarrollo. (Tomada de Moore KL, Persaud
TVN, Shiota K. Color atlas of clinical embryology, 2nd ed,
Philadelphia, 2000, Saunders.)
FIG. 11.5 Se muestran en orden de frecuencia las
cuatro variedades posibles de fístula
traqueoesofágica (FTE). Las flechas indican la
dirección de flujo del contenido presente en los
segmentos. A, La atresia esofágica se asocia
con FTE en más del 85% de los casos. B, Fístula
entre la tráquea y el esófago; este tipo de
anomalía congénita ocurre en el 4% de los
casos. C, Atresia de la parte proximal del
esófago que termina en una fístula
traqueoesofágica; la parte distal del esófago
termina en fondo de saco. No entra aire ni en la
parte distal del esófago ni en el estómago. D,
Atresia del segmento proximal del esófago con
fístulas entre la tráquea y ambos segmentos,
proximal y distal, del esófago. Puede entrar aire
en la parte distal del esófago y el estómago.
Todos los bebés nacidos con FTE presentan
trastornos de la motilidad esofágica y la mayoría
padece reflujo (regurgitación de contenidos del
estómago).
FIG. 11.6A, Fístula traqueoesofágica en un feto
de 17 semanas. El segmento esofágico superior
termina en fondo de saco (flecha). B, Radiografía
de un niño con atresia esofágica. La presencia
de aire en el tracto gastrointestinal distal refleja la
existencia de una fístula traqueoesofágica (la
flecha señala el saco esofágico proximal con
extremo ciego). (A, Tomada de Kalousek DK, Fitch N,
Paradice BA. Pathology of the human embryo and previable fetus,
New York, 1990, Springer Verlag. B, Por cortesía de los Dres. J.
Been, M. Shuurman y S. Robben, Maastricht University Medical
Centre, Maastricht, Países Bajos.)
Fístula traqueoesofágica
Una fístula traqueoesofágica (FTE) es la comunicación anómala
entre la tráquea y el esófago (figs. 11.5 y 11.6A). Esta alteración
congénita presenta una frecuencia de aparición de entre 1 en 3.000
y 1 en 4.500 recién nacidos vivos, afectando más a los varones. En
la mayoría de los casos, la fístula se asocia a atresia esofágica. La
FTE surge cuando, durante la cuarta semana, la porción craneal
del intestino primitivo anterior se divide de forma incompleta en
sus partes respiratoria y esofágica. La fusión incompleta de los
pliegues traqueoesofágicos origina la alteración del tabique
traqueoesofágico y la comunicación entre la tráquea y el esófago.
La FTE es la anomalía congénita más frecuente de las vías
respiratorias bajas. Pueden aparecer cuatro variedades de FTE (v.
fig. 11.5). El más habitual consiste en la presencia de un fondo de
saco en la parte superior del esófago (atresia esofágica), mientras
que su parte inferior se une a la tráquea en la proximidad de su
bifurcación (v. figs. 11.5A y 11.6B). Los lactantes con este tipo de
FTE y atresia esofágica tosen y se sofocan al deglutir debido a la
acumulación de cantidades excesivas de líquido en la boca y vías
respiratorias altas. La bolsa esofágica se llena rápidamente cuando
intentan tragar leche, regurgitándose a continuación. También los
contenidos gástricos pueden refluir desde el estómago a través de
la fístula a la tráquea y los pulmones, conduciendo a la aparición
de neumonía o de neumonitis (inflamación de los pulmones).
Otras variedades de FTE se muestran en la figura 11.5B a D. La
atresia esofágica suele conllevar a menudo la presencia de
polihidramnios (v. cap. 8). El líquido amniótico se acumula
porque no puede pasar al estómago y al intestino, de forma que
no se llevan a cabo la normal absorción y posterior transferencia a
la madre a través de la placenta y, por consiguiente, su
eliminación.
Hipoplasia pulmonar
En los niños que padecen hernia diafragmática congénita (v. cap.
9) puede que los pulmones no se desarrollen normalmente. Esta
hipoplasia puede ser debida a cambios en factores de crecimiento
presentes en las vísceras abdominales antes de localizarse en el
lugar anómalo. La hipoplasia pulmonar se caracteriza por una
marcada reducción en el volumen pulmonar. Muchos niños con
hernia diafragmática congénita, a pesar de que se les proporcione
cuidados posnatales óptimos, fallecen por la insuficiencia
pulmonar que les causa el hecho de que sus pulmones son
demasiado hipoplásicos para soportar la vida extrauterina.
Atresia esofágica
El bloqueo (atresia) de la luz esofágica se observa en alrededor de
1 neonato de cada 3.000 a 4.500. Alrededor de un tercio de los
niños afectados son prematuros. La atresia esofágica se asocia a
menudo con fístula traqueoesofágica (v. cap. 11, figs. 11.5 y 11.6).
La atresia surge como resultado de la desviación en sentido
posterior del tabique traqueoesofágico (v. cap. 11, figs. 11.2 y 11.6), de
forma que la separación entre el esófago y el tubo laringotraqueal
no se completa. En ocasiones, la atresia es consecuencia de un
fracaso en la recanalización de la luz del esófago en la octava semana
del desarrollo. Un feto con atresia esofágica no es capaz de
deglutir líquido amniótico, lo que conduce a la aparición de
polihidramnios, o acumulación de cantidades excesivas de
líquido amniótico.
Estenosis esofágica
Un estrechamiento de la luz del esófago (estenosis) puede
aparecer en cualquier lugar a lo largo de su longitud, pero
generalmente lo hace en su tercio distal, bien adoptando la forma
de un entramado o como un segmento con una luz mínima más o
menos largo. La estenosis suele ser el resultado de la
recanalización incompleta del esófago durante la octava semana.
Bolsa omental
En el mesénquima que constituye el mesogastrio dorsal se
desarrollan fisuras (v. fig. 12.3A y B). Estas fisuras coalescen y
forman una cavidad única –la bolsa omental–, receso amplio de la
cavidad peritoneal (v. figs. 12.2F y G y 12.3C y D). La rotación del
estómago empuja al mesogastrio dorsal a la izquierda, alargando así
la bolsa. La bolsa, con forma de saco, facilita los movimientos del
estómago.
La bolsa omental se encuentra entre el estómago y la pared
abdominal posterior. Conforme el estómago se agranda, la bolsa se
expande y cuelga del intestino en desarrollo (v. fig. 12.3J). Esta parte
de la bolsa es el epiplón mayor (omento mayor) (v. figs. 12.3G a J y
12.13A). Las dos capas del epiplón mayor se fusionan finalmente (v.
fig. 12.13F). La bolsa omental comunica con la parte principal de la
cavidad peritoneal a través de una abertura pequeña –el orificio
omental (v. figs. 12.2D y F y 12.3C y F)–.
Atresia duodenal
La oclusión completa del duodeno –atresia duodenal– es
infrecuente. Al principio del desarrollo del duodeno su luz está
completamente ocluida por la existencia de células epiteliales. Si
no se produce la recanalización completa, una parte pequeña del
duodeno permanece obstruida (fig. 12.5B). La mayoría de las
atresias afectan a las porciones descendente y horizontal del
duodeno y se localizan distales a la desembocadura del conducto
colédoco. En los recién nacidos con atresia duodenal, los vómitos
comienzan pocas horas después del nacimiento y casi siempre
contienen bilis. Debido a que la atresia duodenal impide la
absorción normal de líquido amniótico en el intestino, se produce
polihidramnios (exceso de líquido amniótico). El diagnóstico de
atresia duodenal se sugiere por la presencia del «signo de la doble
burbuja» en una radiografía simple o en una ecografía (v. fig.
12.5B). Este signo es debido a que el estómago y la parte proximal
del duodeno están llenos de aire y están distendidos. Entre el 20%
y el 30% de los niños que presentan esta patología tienen
síndrome de Down y un 20% adicional son niños prematuros.
Desarrollo del hígado y del sistema biliar
El hígado, la vesícula biliar y el conducto colédoco se desarrollan al
comienzo de la cuarta semana a partir de una evaginación del
endodermo ventral de la parte caudal del intestino primitivo
anterior, el divertículo hepático (v. figs. 12.4A y 12.6A). La inducción
de la formación del divertículo hepático está promovida por la señalización
del sistema Wnt/β-catenina.
El divertículo se extiende hacia el septo transverso (v. fig. 12.6B),
que es una masa de mesodermo esplácnico situada entre el corazón
en desarrollo y el intestino primitivo medio. El divertículo crece y se
divide en dos partes conforme se desarrolla entre las capas del
mesogastrio ventral (v. fig. 12.4A). La porción más grande del
divertículo es el primordio del hígado, mientras que la porción
pequeña será la vesícula biliar. Las células endodérmicas proliferan
y originan los entrecruzados cordones hepáticos, constituidos por
hepatocitos (células del parénquima hepático), y los colangiocitos,
que forman el revestimiento epitelial de las vías biliares
intrahepáticas. Los cordones hepáticos se anastomosan alrededor de
unos espacios revestidos de endotelio, los primordios de los
sinusoides hepáticos. El tejido fibroso y hematopoyético del hígado
derivan del mesénquima del septo transverso, mientras que las
células de Kupffer proceden de precursores de la vesícula umbilical.
El hígado crece rápidamente entre las semanas 5 y 10, ocupando una
porción importante de la parte superior de la cavidad abdominal (v.
figs. 12.4 y 12.6C y D).
FIG. 12.6A, Sección medial de un embrión de 4
semanas. B, Sección horizontal del embrión
mostrando la expansión de la cavidad peritoneal
(flechas). C, Sección sagital de un embrión en la
quinta semana. D, Sección horizontal del
embrión tras la formación de los mesogastrios
dorsal y ventral.
Páncreas anular
El páncreas anular es una anomalía congénita infrecuente, pero
debe ser tenida en cuenta porque causa obstrucción duodenal (fig.
12.9C). Esta alteración es consecuencia probablemente del
crecimiento de una yema pancreática ventral bífida alrededor del
duodeno (v. fig. 12.9A a C), de forma que parte de esta yema bífida
se fusionan con la yema dorsal y se forma un anillo pancreático.
La parte anular del páncreas consiste en una banda de tejido
pancreático, delgado y plano, que rodea la segunda porción del
duodeno (descendente). Un páncreas anular puede producir
obstrucción del duodeno poco después del nacimiento, pero la
mayor parte de los casos no se diagnostican hasta la edad adulta.
Esta patología afecta más a las mujeres que a los hombres.
Bazos accesorios
Puede aparecer tejido esplénico totalmente activo en uno de los
pliegues peritoneales, en la forma de una o más masas esplénicas
de alrededor de 1 cm de diámetro. Estas masas se encuentran
cerca del hilio del bazo o de la cola del páncreas. Estos bazos
accesorios (poliesplenia) se observan en un 10% de la población.
Formación de vellosidades
Las células aplanadas de la luz intestinal se diferencian para formar
vellosidades epiteliales de aspecto digitiforme. La formación de
vellosidades incrementa de manera importante la superficie interna
del intestino, facilitándose así la absorción. Se inicia la formación de
vellosidades en el intestino alrededor de los 51 a 54 días. La
formación de otras células especializadas en el intestino, incluyendo
las células de Paneth, se continúa debido a la proliferación y
diferenciación de las células intestinales.
Ciego y apéndice
Los primordios del ciego y del apéndice –divertículo cecal– aparecen en
la sexta semana en la forma de una tumefacción visible en el borde
antimesentérico de la parte caudal del asa de intestino primitivo
medio (v. figs. 12.11C a E y 12.14A). Inicialmente, el apéndice es un
pequeño divertículo (bolsa) del ciego. A continuación crece
rápidamente en longitud de modo que al nacimiento forma un tubo
relativamente largo que emerge del extremo distal del ciego (v. fig.
12.14D). Después del nacimiento, el crecimiento desigual de las
paredes del ciego motiva el desplazamiento de la desembocadura
del apéndice hacia su lado medial (v. fig. 12.14E). El apéndice es muy
variable en su localización. A medida que el colon ascendente se alarga,
el apéndice puede pasar a situarse dorsal al ciego (apéndice retrocecal)
o al colon (apéndice retrocólico).
Onfalocele congénito
Esta anomalía congénita se caracteriza por la hernia de contenido
abdominal en la parte proximal del cordón umbilical (figs. 12.15 y
12.16). Está causada por el fracaso de la fusión de las paredes
corporales en el anillo umbilical por deficiente crecimiento del
mesénquima. La hernia del intestino aparece en 1 de cada 5.000
nacimientos aproximadamente. Es menos frecuente la hernia del
hígado y el intestino (1 de cada 10.000 nacimientos). El tamaño de
la hernia depende de su contenido. Cuando aparece un onfalocele
(hernia de vísceras abdominales), la cavidad abdominal es
pequeña proporcionalmente, lo que es debido a la ausencia de
suficiente empuje para que esta se desarrolle.
Hernia umbilical
Cuando el intestino se hernia a través de un orificio umbilical mal
cerrado, se produce una hernia umbilical. Este tipo frecuente de
hernia es diferente al onfalocele. En las hernias umbilicales, la
masa que se hernia (habitualmente constituida por parte del
epiplón mayor e intestino delgado) está cubierta por tejido
subcutáneo y piel. La hernia aumenta durante el llanto, el
estiramiento o la tos.
FIG. 12.17 A, Fotografía de un neonato que
padece una anomalía congénita de la pared
abdominal anterior: gastrosquisis (fisura
congénita con protrusión de víscera). El defecto
era relativamente pequeño (entre 2 y 4 cm de
largo) y afectaba a todas las capas de la pared
abdominal y se localizaba a la derecha del
ombligo. B, Fotografía del mismo recién nacido
una vez se realizó la corrección quirúrgica y las
vísceras retornaron al abdomen. C y D, Ecografía
de un feto de 18 semanas que presenta una
gastrosquisis. Pueden verse asas intestinales en
el líquido amniótico ventral al feto en la imagen
sagital (C) y axial (D) del abdomen fetal. (A y B, Por
cortesía del Dr. A. E. Chudley, MD, Section of Genetics and
Metabolism, Department of Pediatrics and Child Health, Children’s
Hospital, Winnipeg, Manitoba, Canadá. C y D, Por cortesía del Dr.
E. A. Lyons, Professor of Radiology, Obstetrics and Gynecology,
and Anatomy, Health Sciences Centre, University of Manitoba,
Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Gastrosquisis
La gastrosquisis es una anomalía congénita relativamente
frecuente que aparece en 1 de cada 2.000 recién nacidos vivos. Es
el resultado de una alteración de la pared abdominal cerca del
plano medio (fig. 12.17). Las vísceras protruyen en la cavidad
amniótica y son bañadas por líquido amniótico. El término
gastrosquisis, que literalmente significa «estómago partido», es un
término inapropiado, porque es la pared abdominal la que está
partida y no el estómago. El defecto habitualmente tiene lugar en
el lado derecho, lateral a la línea media, y es más frecuente en
varones. Esta anomalía congénita se produce por el cierre
incompleto de los pliegues corporales laterales durante la cuarta
semana de desarrollo (v. cap. 6, fig. 6.1).
FIG. 12.18 Anomalías congénitas de la rotación
del intestino primitivo medio. A, Ausencia de
rotación. B, Rotación mixta y vólvulo
(retorcimiento del intestino). La flecha señala la
torsión del intestino. C, Rotación invertida. D,
Ciego y apéndice subhepáticos (debajo del
hígado). E, Hernia interna. F, Vólvulo del intestino
primitivo medio con obstrucción duodenal.
Rotación inversa
En casos muy raros, el asa de intestino primitivo medio rota en el
sentido horario en lugar de antihorario (v. fig. 12.18C). Como
resultado, el duodeno se sitúa anterior a la arteria mesentérica
superior en lugar de posterior a ella, mientras que el colon
transverso se coloca posterior a la arteria mesentérica superior en
lugar de anterior a ella. En estos niños, el colon transverso puede
obstruirse debido a la presión ejercida por la arteria mesentérica
superior.
Hernia interna
En esta anomalía congénita, el intestino delgado se introduce en el
mesenterio del asa de intestino primitivo medio durante el regreso
del intestino al abdomen (v. fig. 12.18E). De esta manera, se forma
un saco herniario. Esta situación es muy infrecuente y no produce
síntomas, siendo a menudo detectada post mortem.
Cloaca
La cloaca es la parte terminal ensanchada del intestino primitivo
posterior, existente antes de la división en recto, vejiga urinaria y
genitales primitivos. La cloaca es un espacio revestido por
endodermo, que contacta con el ectodermo superficial en la
membrana cloacal (fig. 12.21A y B). Esta membrana está compuesta
por endodermo de la cloaca y ectodermo de la fosa anal (v. fig.
12.21C y D). En la zona ventral de la cloaca desemboca la alantoides,
que es un divertículo con aspecto digitiforme (v. fig. 12.21A).
FIG. 12.21Etapas sucesivas de la partición de la
cloaca en el recto y el seno urogenital por el
tabique urorrectal. A, C y E, Visiones laterales
izquierdas a las 4, 6 y 7 semanas,
respectivamente. B, D y F, Imágenes
aumentadas de la región cloacal. B1, D1 y F1,
Secciones horizontales de la cloaca a los niveles
indicados en B, D y F, respectivamente. Nótese
que la porción postanal (mostrado en B)
degenera y desaparece conforme se forma el
recto. Las flechas en A a E señalan el
crecimiento del tabique urorrectal.
División de la cloaca
La cloaca está dividida por mesénquima en una parte dorsal y otra
ventral. Este mesénquima constituye el tabique urorrectal que se
forma en el ángulo entre la alantoides y el intestino primitivo
posterior (v. fig. 12.21C y D). Para que este tabique se desarrolle, es
precisa la señalización de β-catenina en el endodermo. A medida que el
tabique crece hacia la membrana cloacal, desarrolla extensiones con
forma de tenedor que producen pliegues en las paredes laterales de
la cloaca (v. fig. 12.21B1). Estos pliegues crecen unos hacia otros y se
fusionan, dividiendo la cloaca en tres partes (v. fig. 12.21D y E): el
recto, la parte craneal del conducto anal y el seno urogenital.
La cloaca juega un papel crucial en el desarrollo anorrectal.
Conocimientos aportados recientemente indican que el tabique
urorrectal no se fusiona con la membrana cloacal, descartando la
existencia de una membrana anal. Después de que se rompa la
membrana cloacal por muerte celular programada (con apoptosis),
la luz anorrectal se oblitera a causa de la presencia de un tapón
epitelial, que ha podido ser interpretado en el pasado como
membrana anal (v. fig. 12.21E).
Se producen unas elevaciones en el ectodermo superficial
alrededor del tapón epitelial anal debido a la proliferación del
mesénquima subyacente. En la octava semana del desarrollo tiene
lugar la recanalización del canal anorrectal por apoptosis de las
células epiteliales del tapón anal, formándose la fosa anal (v. fig.
12.21).
Conducto anal
Los dos tercios superiores del conducto anal adulto derivan del
intestino primitivo posterior, mientras que el tercio inferior procede
de la fosa anal (fig. 12.22). La unión del epitelio derivado del
ectodermo de la fosa anal y el endodermo del intestino primitivo
posterior está toscamente indicada por la línea pectínea, irregular,
localizada en el límite inferior de las válvulas anales. Alrededor de 2
cm craneal al ano se encuentra la línea anocutánea («línea blanca»).
Es aproximadamente ahí donde las células del epitelio del ano
cambian de ser columnares a ser estratificadas escamosas. En el ano,
el epitelio es queratinizado y se continúa con la piel que lo rodea.
FIG. 12.22El recto y el conducto anal donde se
especifica el origen de cada parte. Obsérvese
que los dos tercios superiores del conducto anal
derivan del intestino primitivo posterior, mientras
que su tercio inferior procede de la fosa anal.
Debido a sus orígenes embriológicos distintos,
las porciones superior e inferior del conducto
anal tienen aportes sanguíneo y nervioso
diferentes y lo mismo ocurre con los drenajes
venosos y linfáticos.
Megacolon congénito
En los niños con megacolon congénito, o enfermedad de
Hirschsprung (EH) (fig. 12.23), una parte del colon está dilatada
debido a la ausencia de células ganglionares del sistema nervioso
autónomo en el plexo mientérico distal al segmento dilatado del
colon. La zona agrandada del colon posee un número normal de
células ganglionares. Aunque la parte distal del colon es la zona
más afectada, pueden alterarse también áreas de intestino más
proximales y más largas. La dilatación aparece por la ausencia de
peristaltismo en el segmento aganglionar, que impide el movimiento
del contenido intestinal y produce una dilatación de la porción
previa de intestino.
Esta patología es cuatro veces más frecuente en los niños que en
las niñas. La EH es la consecuencia del fracaso en la migración de
células de la cresta neural a la pared del colon durante las semanas
quinta a séptima del desarrollo. Se conocen varios genes cuya
alteración está asociada a la aparición de la EH y, de ellos, el
protooncogén RET es responsable de la mayoría de los casos. La EH es la
causa más frecuente de obstrucción del colon en el recién nacido,
afecta a 1 de cada 5.000 recién nacidos, constituyendo el 33% de
todas las obstrucciones que estos pueden presentar.
FIG. 12.24 Recién nacida con atresia anal
membranosa (ano imperforado –ausencia de
abertura normal–). En la mayor parte de los
casos de este tipo de atresia se observa una fina
capa de tejido que separa el conducto anal del
exterior. Algunas formas de ano imperforado
aparecen en 1 de cada 5.000 neonatos
aproximadamente, y es más frecuente en
varones. (Por cortesía del Dr. A. E. Chudley, MD, Section of
Genetics and Metabolism, Department of Pediatrics and Child
Health, Children’s Hospital, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
FIG. 12.25 Distintos tipos de defectos congénitos
anorrectales. A, Cloaca persistente. Apréciese la
desembocadura común de los tractos digestivo,
urinario y reproductivo. B, Estenosis anal. C,
Atresia anal (ano imperforado). D y E, Agenesia
anal con fístula perineal. F, Agenesia anorrectal
con fístula rectovaginal. G, Agenesia anorrectal
con fístula rectouretral. H e I, Atresia rectal.
Pronefros
Al comienzo de la cuarta semana aparecen bilateralmente los
pronefros, estructuras de carácter transitorio. Están constituidos por
unos escasos grupos de células situadas en la región del cuello del
embrión (fig. 13.2A). Los conductos pronéfricos se dirigen
caudalmente y se abren en la cloaca (v. fig. 13.2B). Los pronefros
degeneran pronto, si bien la mayor parte de los conductos
pronéfricos permanecen y son utilizados por el segundo conjunto de
riñones.
FIG. 13.2 Esquemas de los tres conjuntos de
sistemas néfricos en un embrión durante la
quinta semana. A, Visión lateral. B, Visión
ventral. Los túbulos mesonéfricos son
traccionados lateralmente; su posición normal se
observa en A.
Mesonefros
Al final de la cuarta semana aparecen estos órganos excretores,
grandes y alargados, situados caudalmente al pronefros (v. fig. 13.2).
Los riñones mesonéfricos están formados por unos 40 glomérulos y
túbulos mesonéfricos (fig. 13.3C a F). Los túbulos desembocan en
los conductos mesonéfricos, que son los conductos pronéfricos
originales. Los conductos mesonéfricos desembocan en la cloaca (v.
cap. 12, fig. 12.21A). Los mesonefros producen orina entre las
semanas 6 y 10, hasta que los riñones permanentes comienzan a
funcionar (v. fig. 13.3). Los mesonefros degeneran hacia el final del
primer trimestre, aunque sus túbulos se convierten en los
conductillos eferentes de los testículos. De los conductos
mesonéfricos derivan varias estructuras de los varones adultos (tabla
13.1).
FIG. 13.3 A, Visión lateral de un embrión de 5
semanas evidenciando la extensión del
mesonefros temprano y la yema ureteral,
primordio del metanefros (futuro riñón
permanente). B, Sección horizontal de un
embrión que muestra los cordones nefrogénicos
a partir de los que se desarrollan los túbulos
mesonéfricos. C a F, Etapas sucesivas en el
desarrollo de los túbulos mesonéfricos entre las
semanas 5 y 11. El extremo medial del túbulo
mesonéfrico, agrandado, se invagina por la
presencia de vasos sanguíneos para formar la
cápsula glomerular.
Tabla 13.1
Metanefros
Los metanefros –primordio de los riñones definitivos– empiezan a
desarrollarse al principio de la quinta semana (fig. 13.4) y comienzan
a ser funcionales unas 4 semanas más tarde. La formación de la
orina continúa a lo largo del resto de la vida fetal. La orina se excreta
a la cavidad amniótica y constituye una parte del líquido amniótico.
FIG. 13.4 Desarrollo del riñón permanente. A,
Visión lateral de un embrión de 5 semanas que
permite observar la yema ureteral, primordio del
metanefros. B a E, Etapas sucesivas en el
desarrollo de la yema ureteral (semanas quinta a
octava). Nótese el desarrollo del riñón: uréter,
pelvis renal, cálices renales y túbulos colectores.
Alteraciones de la fusión
Ectopia renal cruzada y fusionada
A veces los riñones se cruzan al lado contrario, lo que origina una
ectopia renal cruzada, con o sin fusión. Una alteración renal
infrecuente es el riñón fusionado unilateral (v. fig. 13.9D). En
estos casos, los riñones en desarrollo se fusionan estando en la
pelvis, y uno de los riñones se desplaza a su posición normal y
arrastra al otro con él.
Riñón en herradura
El riñón en herradura es la anomalía renal de fusión más
frecuente. Los polos de los riñones (generalmente los polos
inferiores) están fusionados en el 0,2% de la población (fig. 13.10).
El gran riñón con forma de U (herradura) se localiza
habitualmente en la región pélvica, ventral a las vértebras
lumbares inferiores. En el 60% de los casos, el ascenso normal de
los riñones fusionados no tiene lugar, encontrándose caudal a la
arteria mesentérica inferior. La función de estos riñones está
preservada, poseyendo cada uno su uréter y vascularización
normales. Un riñón en herradura puede no causar síntomas, pero
favorece la aparición de litiasis renal e infecciones. Alrededor del
15% de las personas que presentan síndrome de Turner poseen un
riñón en herradura (v. cap. 19, fig. 19.3).
FIG. 13.10Riñón en herradura en la parte baja del
abdomen en un feto femenino de 13 semanas.
Esta anomalía está causada por la fusión de los
polos inferiores de los riñones mientras se
encuentran en la pelvis. (Por cortesía del Dr. D. K.
Kalousek, Department of Pathology, University of British
Columbia, Children’s Hospital, Vancouver, British Columbia,
Canadá.)
Uréter ectópico
Un uréter ectópico no desemboca en la vejiga urinaria. En los
varones, un uréter ectópico puede abrirse en el cuello de la vejiga
urinaria o la parte prostática de la uretra. Puede asimismo
desembocar en el conducto deferente, utrículo prostático o
glándula seminal (v. fig. 13.22). En las mujeres, un uréter ectópico
puede desembocar en el cuello de la vejiga, en la uretra, la vagina
o el vestíbulo de la vagina. Aparece un uréter ectópico cuando el
uréter es transportado caudalmente con el conducto mesonéfrico y
se incorpora a la porción caudal de la porción vesical del seno
urogenital. Suele producirse incontinencia, y la orina gotea desde
la uretra en los niños y desde la uretra y/o la vagina en las niñas.
FIG. 13.12 Anomalías del uraco. A, Quistes
uracales; el sitio en el que aparecen con más
frecuencia es el extremo superior del uraco,
inmediatamente por debajo del ombligo. B, Se
presentan dos tipos de seno uracal: uno se abre
en la vejiga urinaria y el otro lo hace en el
ombligo. C, Fístula uracal que conecta la vejiga
urinaria con el ombligo.
Extrofia vesical
La extrofia de la vejiga urinaria es una anomalía congénita severa
que aparece en aproximadamente 1 de cada 30.000 a 50.000 recién
nacidos, afectando de forma predominante a las niñas (fig. 13.13).
Esta anomalía congénita se caracteriza por la exposición y protrusión de
la superficie mucosa de la pared posterior de la vejiga urinaria. Son
visibles el trígono vesical y los orificios de desembocadura de los
uréteres, y la orina gotea de modo intermitente desde la vejiga
evertida.
El epispadias es una anomalía congénita en la que la uretra
desemboca en el dorso del pene. Asociados a la extrofia completa
de la vejiga se observan tanto el epispadias como una amplia
separación de los huesos púbicos. En algunos casos, el pene está
dividido en dos partes y el escroto también está dividido (bífido).
Se piensa que el origen de la extrofia de la vejiga está en el fallo
de la emigración de células mesenquimatosas entre el ectodermo y
el endodermo de la pared abdominal (membrana cloacal) durante
la cuarta semana de desarrollo (fig. 13.14B y C). Como resultado,
no se desarrollan ni tejido conjuntivo ni músculo en la pared
abdominal sobre la vejiga urinaria. La rotura de la membrana
cloacal se sigue de una amplia comunicación entre el exterior y la
membrana mucosa de la vejiga. La rotura de la membrana cloacal
antes de que la cloaca se divida por el tabique urorrectal conduce
a extrofia de la cloaca, ocasionando la exposición tanto de la vejiga
como del intestino primitivo posterior.
FIG. 13.14A, C y E, Estadios normales en el
desarrollo de la pared abdominal de la región
infraumbilical y del pene durante las semanas
cuarta a octava. B, D y F, Etapas probables en la
aparición de epispadias y extrofia de la vejiga
urinaria con epispadias. B y D, Nótese el fracaso
del mesodermo para extenderse en la pared
abdominal anterior a la vejiga urinaria. Apréciese
asimismo que el tubérculo genital está situado en
una posición más caudal que normalmente y que
el surco uretral se ha formado en la superficie
dorsal del pene. F, El ectodermo superficial y la
pared anterior de la vejiga se han roto, causando
la exposición de la pared posterior de la vejiga.
Obsérvese que la musculatura de la pared
abdominal anterior está presente a cada lado del
defecto. (Modificada de Patten BM, Barry A. The genesis of
exstrophy of the bladder and epispadias. Am J Anat 90:35, 1952.)
Desarrollo de la uretra
El epitelio de la mayor parte de la uretra masculina y de la totalidad
de la uretra femenina deriva del endodermo del seno urogenital (v.
figs. 13.11A y B y 13.15). La parte distal de la uretra en el glande del
pene procede de un cordón sólido de células ectodérmicas que crece
desde el extremo del glande y se une al resto de la uretra esponjosa
(v. cap. 2, fig. 2.1B y fig. 13.15A a C). Por tanto, el epitelio de la parte
terminal de la uretra es un derivado del ectodermo superficial. En
ambos sexos, el tejido conjuntivo y el músculo liso de la uretra tienen
su origen en el mesénquima procedente del mesodermo esplácnico.
FIG. 13.15Secciones longitudinales esquemáticas
del pene en desarrollo que ilustran la formación
del prepucio y la parte distal de la uretra
esponjosa. A, A las 11 semanas. B, A las 12
semanas. C, A las 14 semanas. El epitelio de la
uretra esponjosa posee un origen doble; la
mayoría deriva del endodermo de la parte fálica
del seno urogenital; la porción distal de la uretra
que reviste la fosa navicular es un derivado del
ectodermo superficial.
Determinación sexual
El sexo cromosómico y genético se establece durante la fecundación,
cuando un ovocito con su normal cromosoma X es fecundado por un
espermatozoide, y depende de que el espermatozoide porte un
cromosoma X o un cromosoma Y. El tipo de gónada que se desarrolle
está determinada por la dotación de cromosomas sexuales del
embrión (XX o XY). Antes de la séptima semana, las gónadas de
ambos sexos son idénticas en apariencia y reciben el nombre de
gónadas indiferenciadas (fig. 13.19). El desarrollo del fenotipo
(características) masculino requiere la presencia de un cromosoma Y
funcional. Se requieren dos cromosomas X para que se desarrolle el
fenotipo femenino.
Disgenesia gonadal
TDS ovotesticular
Aquellas personas que padecen un TDS ovotesticular presentan
una situación intersexual infrecuente, y suelen tener núcleos con
cromatina positiva. Alrededor del 70% de estas personas tienen
una dotación cromosómica 46,XX; el 20% presentan mosaicismo
(presencia de dos líneas celulares o más), con una dotación
cromosómica 46,XX/46,XY, y un 10% tienen un cariotipo 46,XY.
Hay aún poca información acerca de las causas que originan el
TDS ovotesticular.
Las personas con esta situación poseen tejido ovárico y testicular
(ovotestículo), bien en la misma gónada o en las dos. Estos tejidos
generalmente no son funcionales. El TDS ovotesticular es el
resultado de un error en la determinación sexual. El fenotipo
puede ser masculino o femenino, pero los genitales externos son
siempre ambiguos.
TDS testicular XX
Las personas que presentan TDS testicular XX poseen núcleos con
cromatina positiva y una dotación cromosómica 46,XX. Esta
anomalía aparece cuando el gen SRY se transloca a un cromosoma
X, lo que provoca una apariencia masculina de genitales externos,
aunque algunos individuos pueden tener genitales de apariencia
ambigua.
Disgenesia gonadal XY
Las personas con esta situación intersexual poseen núcleos con
cromatina sexual negativa (ausencia de cromatina sexual) y un
cariotipo 46,XY. Los genitales externos presentan un desarrollo
variable, al igual que ocurre con los internos, debido a los distintos
grados de desarrollo de los conductos paramesonéfricos. Estas
anomalías están causadas por una producción inadecuada de testosterona
y AMH por los testículos fetales.
FIG. 13.25Genitales externos de una niña de 6
años que muestran un clítoris agrandado y una
estructura similar a un escroto, resultado de la
fusión de los labios mayores. La flecha señala la
abertura en el seno urogenital (v. fig. 13.11C).
Esta masculinización extrema es consecuencia
de una hiperplasia adrenal congénita. (Por
cortesía de la Dra. Heather Dean, Department of
Pediatrics and Child Health, University of
Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
HAC virilizante
La HAC es una enfermedad autosómica causada por una síntesis
anómala de esteroides adrenales. En más del 90% de los casos el
trastorno es debido a una deficiencia de la 21-hidroxilasa.
Típicamente se observa insuficiencia adrenal. La hipófisis
reacciona a esta insuficiencia incrementando su producción de
ACTH, lo que origina hiperproducción de andrógenos por la
glándula adrenal. En las mujeres, esta situación hormonal causa
masculinización de los genitales externos (fig. 13.25). Se aprecia
hipertrofia del clítoris generalmente, fusión parcial de los labios
mayores de la vulva y persistencia del seno urogenital. Si el
afectado es un niño, los genitales externos son normales y el
síndrome puede pasar desapercibido en las primeras etapas de la
infancia. Más tarde, al final de la niñez, el exceso de andrógenos
comporta un crecimiento rápido y maduración esquelética
acelerada en ambos sexos.
Epispadias
En 1 de cada 30.000 recién nacidos varones, la uretra desemboca
en la superficie dorsal del pene. Aunque el epispadias puede
aparecer como una entidad separada, se suele asociar a extrofia de la
vejiga urinaria (v. fig. 13.13). El epispadias puede producirse por
una alteración en las interacciones epitelio-mesenquimatosas que
tienen lugar durante el desarrollo del tubérculo genital. Como
consecuencia, el tubérculo genital se desarrolla más dorsalmente
que en embriones normales. Como consecuencia, cuando la
membrana urogenital se rompe, el seno urogenital desemboca en
la superficie dorsal del pene. La orina se expulsa a partir de la raíz
del pene malformado.
FIG. 13.27Diferentes tipos de anomalías
congénitas del útero. A, Útero y vagina normales.
B, Útero doble (útero didelfo) y vagina doble.
Apréciese el tabique dividiendo la vagina. C,
Útero doble con vagina única. D, Útero bicorne
(dos cuernos uterinos). E, Útero bicorne con un
cuerno izquierdo rudimentario. F, Útero tabicado.
Nótese el tabique dividiendo el útero. G, Útero
unicorne. Obsérvese que solo existe la mitad del
útero.
Criptorquidia
La criptorquidia (testículos no descendidos o escondidos)
constituye la anomalía congénita más frecuente del recién nacido,
apareciendo en un 30% de los niños prematuros y en el 3% a 4%
de los recién nacidos a término. La criptorquidia puede ser
unilateral o bilateral. En la mayoría de los casos, los testículos han
descendido al escroto al final del primer año de vida. Si los
testículos permanecen dentro o solo mínimamente fuera de la
cavidad abdominal, no maduran y estos varones son a menudo
estériles. Si esta patología no se corrige, se incrementa
significativamente el riesgo de padecer tumores de células
germinales, especialmente en los casos de criptorquidia abdominal.
Los testículos no descendidos pueden encontrarse en la cavidad
abdominal o en cualquier sitio a lo largo del trayecto de descenso
habitual de los testículos, pero se encuentran con más frecuencia
en el conducto inguinal (fig. 13.29A). En la mayor parte de los
casos, las causas de la criptorquidia son desconocidas, pero se
aduce la deficiencia en la producción de andrógenos por los
testículos fetales como factor desencadenante importante.
FIG. 13.29Lugares posibles de criptorquidia y
testículos ectópicos. A, Posiciones de testículos
criptorquídicos numerados del 1 al 4 en orden de
menor a mayor frecuencia. B, Lugares habituales
de testículos ectópicos.
Testículos ectópicos
Tras atravesar el conducto inguinal, los testículos pueden
desviarse de su trayecto de descenso habitual y situarse en
diferentes localizaciones anómalas (v. fig. 13.29B):
Hidrocele
En ocasiones, el extremo abdominal del proceso vaginal
permanece abierto, pero es demasiado pequeño para permitir la
hernia del intestino (v. fig. 13.30D). Pasa líquido peritoneal al
proceso vaginal persistente y forma un hidrocele escrotal. Si solo
permanece abierta la parte media del proceso vaginal, el líquido
puede acumularse, dando lugar a un hidrocele del cordón
espermático (v. fig. 13.30C).
Arterias intersegmentarias
Las arterias intersegmentarias, en número aproximado de 30,
proceden de la aorta dorsal y transcurren entre los somitas (masas
celulares del mesodermo paraxial), llevando sangre a estas
estructuras y a sus derivados (v. fig. 14.2). Las arterias
intersegmentarias se unen para formar las arterias vertebrales en la
región del cuello. La mayor parte de las conexiones entre las arterias
intersegmentarias y la aorta dorsal desaparecen.
En el tórax, las arterias intersegmentarias permanecen como
arterias intercostales. En el abdomen, la mayoría de las arterias
intersegmentarias se convierten en las arterias lumbares, si bien el
quinto par de arterias intersegmentarias lumbares permanece y se
transforma en las arterias ilíacas comunes. En la región sacra, las
arterias intersegmentarias constituyen las arterias sacras laterales.
Dextrocardia
Si el tubo cardíaco embrionario se incurva hacia la izquierda en
lugar de hacia la derecha, el corazón se desplaza a la derecha (fig.
14.18). Esta condición incluye la trasposición del corazón y de los
grandes vasos, de izquierda a derecha, como si se tratara de una
imagen especular. La dextrocardia es la patología posicional más
frecuente del corazón. En la dextrocardia con situs inversus
(trasposición de las vísceras abdominales), lo que ocurre en la
discinesia ciliar primaria (v. caps. 11 y 20), es baja la incidencia de
anomalías cardíacas concomitantes. En la dextrocardia aislada, la
posición anómala del corazón no se acompaña de desplazamiento
de otras vísceras y suele asociarse a defectos cardíacos severos (p.
ej., ventrículo único y trasposición de los grandes vasos).
FIG. 14.19Imagen de resonancia magnética de un
feto que muestra la exteriorización del corazón
(*) desde su posición normal dentro del tórax (t).
Puede observarse también la presencia de un
onfalocele (flecha; v. cap. 12). (Tomada de Leyder M,
van Berkel K, Done E, Cannie M, Van Hecke W, Voeselmans A.
Ultrasound meets magnetic resonance imaging in the diagnosis of
pentalogy of Cantrell with complete ectopy of the heart. Gynecol
Obstet [Sunnyvale] 4:200, 2014.)
Ectopia cordis
La ectopia cordis (fig. 14.19) es una anomalía rara en la que el
corazón se encuentra en una localización anormal. En la forma
torácica de ectopia cordis el corazón está expuesto parcial o
completamente en la superficie del tórax. Estos niños fallecen
durante el periodo neonatal temprano en la mayoría de los casos,
generalmente debido a infecciones, insuficiencia cardíaca o
hipoxia. La forma torácica más frecuente de ectopia cordis es el
resultado de un fallo en el desarrollo del esternón y del pericardio,
secundario a una fusión incompleta de los pliegues laterales
durante la formación de la pared torácica durante la cuarta
semana. Si no se acompaña de anomalías cardíacas severas, el
problema se corrige quirúrgicamente cubriendo el corazón con
piel.
FIG. 14.20A, Apariencia posnatal normal del lado
derecho del tabique interauricular tras la
adhesión del septum primum al septum
secundum. A1, Esquema de una sección del
tabique interauricular que ilustra la formación de
la fosa oval en la aurícula derecha. Nótese que el
suelo de la fosa está formado por el septum
primum. B y B1, Visiones similares de un agujero
oval permeable, resultado de la adhesión
incompleta del septum primum al septum
secundum. Cierta cantidad de sangre bien
oxigenada puede penetrar en la aurícula derecha
a través de un agujero oval permeable; sin
embargo, si el agujero es pequeño,
generalmente no presenta importancia
hemodinámica.
FIG. 14.21 Esquemas que muestran el lado
derecho del tabique interauricular. Los esquemas
adyacentes de secciones del tabique ilustran
varios tipos de comunicaciones interauriculares
(CIA). A, Agujero oval persistente resultado de la
reabsorción del septum primum en localizaciones
anómalas. B, Agujero oval persistente causado
por excesiva reabsorción del septum primum
(«defecto de colgajo corto»). C, Agujero oval
persistente resultado de la existencia de un
agujero oval anormalmente grande. D, Agujero
oval persistente causado por la presencia de un
agujero oval anormalmente grande y excesiva
reabsorción del septum primum. E, Defecto del
cojinete endocárdico con CIA de tipo foramen
primum. La sección adyacente muestra la
hendidura en la valva anterior de la válvula mitral.
F, CIA de tipo seno venoso. El defecto alto en el
tabique fue debido a la absorción anómala del
seno venoso en la aurícula derecha. En E y F,
nótese que la fosa oval se ha formado
normalmente. Las flechas indican la dirección del
flujo de la sangre. AD, aurícula derecha; AI,
aurícula izquierda.
Tetralogía de Fallot
La tetralogía de Fallot clásicamente agrupa los cuatro defectos
cardíacos siguientes (v. fig. 14.24A y B):
Coartación aórtica
La coartación aórtica (constricción) aparece en alrededor del 10% de
los niños con cardiopatía congénita. Esta patología se caracteriza
por una constricción aórtica de longitud variable (fig. 14.28). La
mayoría de las coartaciones se encuentran distales al origen de la
arteria subclavia izquierda, a la entrada del CA (coartación
yuxtaductal).
Para clasificar las coartaciones, se usa comúnmente un sistema
que las divide en preductales y posductales; sin embargo, en el
90% de los casos la coartación está claramente enfrente del CA. La
coartación se observa el doble de veces en los niños que en las
niñas y en el 70% de los casos se asocia a una válvula aórtica
bicúspide (v. fig. 14.15B).
Sistema esquelético
A medida que se forman la notocorda y el tubo neural en la tercera
semana, el mesodermo intraembrionario lateral a estas estructuras se
engruesa y forma dos columnas longitudinales de mesodermo
paraaxial (fig. 15.1A y B). Hacia el final de la tercera semana, estas
columnas, localizadas en el tronco, se condensan y segmentan en
bloques de mesodermo –los somitas (v. fig. 15.1C)–.
Superficialmente, los somitas tienen el aspecto de elevaciones con
forma redondeada, observables a todo lo largo de la superficie
dorsolateral del embrión. Cada somita se diferencia en dos partes (v.
fig. 15.1D y E):
Osificación intramembranosa
El mesénquima se condensa y se vasculariza intensamente; ciertas
células se diferencian en osteoblastos (células formadoras de hueso)
y comienzan a sintetizar y depositar matriz no mineralizada,
osteoide (fig. 15.2), que incluye una alta concentración de colágeno
tipo I. En la diferenciación de los osteoblastos, la señalización por Wnt
constituye un factor esencial. A medida que el hueso se organiza, se
deposita fosfato cálcico en el tejido osteoide. Los osteoblastos
quedan atrapados en la matriz y se convierten en osteocitos. Las
espículas de hueso se reestructuran pronto y coalescen para formar
laminillas (lamelas, capas).
FIG. 15.2Micrografía de un hueso
experimentando osificación intramembranosa
(×132). Las trabéculas del hueso son formadas
por los osteoblastos que revisten su superficie
(flechas). Obsérvese que los osteocitos están
atrapados en las lagunas (puntas de flecha) y
que están empezando a formarse las osteonas
primitivas. Las osteonas (canales) contienen
capilares sanguíneos. (Tomada de Gartner LP, Hiatt JL.
Color textbook of histology, 2nd ed, Philadelphia, 2001,
Saunders.)
Las laminillas concéntricas se desarrollan alrededor de vasos
sanguíneos, formando osteonas (sistemas de Havers). Algunos
osteoblastos permanecen en la periferia del hueso y continúan
depositando laminillas, formando placas de hueso compacto en sus
superficies. Entre las placas de superficie, el hueso existente se
mantiene espiculado o esponjoso. Esta estructura esponjosa se
acentúa en cierta medida por la acción de los osteoclastos, que
reabsorben hueso. En los intersticios del hueso esponjoso, el
mesénquima se diferencia y constituye la médula ósea. Durante la
vida fetal y la vida posnatal, la remodelación ósea continúa por la
acción coordinada de los osteoclastos y los osteoblastos.
Osificación endocondral
La osificación endocondral (formación de hueso sobre cartílago) es
un tipo de formación de hueso que tiene lugar sobre modelos
cartilaginosos preexistentes (fig. 15.3A a E). En un hueso largo, el
centro primario de osificación aparece en la diáfisis, que forma el
eje de un hueso (p. ej., en el húmero). En esta zona, las células
cartilaginosas aumentan de tamaño (hipertrofia), sintetizan una
matriz extracelular rica en colágeno X, esta matriz se calcifica y las
células mueren (v. fig. 15.3B). Simultáneamente, una fina capa de
hueso es depositada bajo el pericondrio que rodea la diáfisis. De esta
manera, el pericondrio se convierte en periostio (v. fig. 15.3A y B). El
cartílago se destruye por la invasión del tejido vascular que rodea el
periostio. Algunas de las células progenitoras que invaden el tejido
se diferencian en células hematopoyéticas (células sanguíneas de la
médula ósea). Este proceso continúa hacia las epífisis (extremos de
los huesos). Las espículas óseas se remodelan por la acción de los
osteoclastos y los osteoblastos.
FIG. 15.3A a E, Secciones longitudinales
esquemáticas de un hueso largo en desarrollo
correspondiente a un embrión de 5 semanas
para ilustrar la osificación endocondral.
Raquitismo
El raquitismo es una enfermedad infantil atribuida a una
deficiencia de vitamina D. Esta vitamina es necesaria para la
absorción de calcio por el intestino. La deficiencia de calcio
resultante provoca trastornos en la osificación de las placas
cartilaginosas epifisarias (p. ej., no se mineralizan
adecuadamente), produciéndose desorientación de las células en
la metáfisis –parte ensanchada de la diáfisis más próxima a la
epífisis (v. fig. 15.3D)–. Los miembros aparecen acortados y
deformados, con abombamiento de los huesos que los forman. El
raquitismo puede asimismo retrasar el cierre de las fontanelas,
espacios entre tres o más huesos del cráneo de los niños pequeños
unidos por membranas fibrosas (v. fig. 15.8).
Articulaciones fibrosas
Durante el desarrollo de las articulaciones fibrosas, el mesénquima
interzonal presente entre los huesos en desarrollo se diferencia hacia
tejido fibroso (v. fig. 15.4D). Las suturas del cráneo son un ejemplo
de articulaciones fibrosas (v. fig. 15.8).
Articulaciones cartilaginosas
Durante el desarrollo de las articulaciones cartilaginosas, el
mesénquima interzonal existente entre los huesos en desarrollo
experimenta una diferenciación hacia cartílago hialino (p. ej.,
articulaciones costocondrales) o fibrocartílago (p. ej., la sínfisis del
pubis) (v. fig. 15.4C).
Articulaciones sinoviales
Al desarrollarse las articulaciones sinoviales (p. ej., la articulación de
la rodilla), el mesénquima interzonal existente entre los huesos en
desarrollo se diferencia como sigue (v. fig. 15.4B):
Cordoma
Pueden persistir restos de la notocorda y causar un cordoma,
neoplasia (tumor) infrecuente. Un tercio aproximadamente de
estos tumores malignos de crecimiento lento se desarrollan en la
base del cráneo y se extienden a la nasofaringe (parte de la faringe
situada craneal al paladar blando).
Los cordomas infiltran el hueso y son difíciles de extirpar.
Pueden desarrollarse también en la región lumbosacra. La
extirpación quirúrgica de estos tumores proporciona
supervivencia a largo plazo en muchos de los pacientes afectados.
Síndrome de Klippel-Feil
Las principales características de este síndrome son cuello corto,
baja implantación del cuero cabelludo, movimientos del cuello
restringidos, fusión de los cuerpos de las vértebras cervicales y
anomalías del tallo encefálico y del cerebelo. El número de
cuerpos vertebrales cervicales es menor de lo normal en la
mayoría de los casos, debido a la fusión de las vértebras
producida antes del nacimiento. En algunos pacientes se aprecia
ausencia de segmentación de varios elementos de la región
cervical de la columna vertebral. El número de raíces de los
nervios cervicales puede ser normal, pero son más pequeñas, igual
que ocurre con los agujeros intervertebrales. Las personas que
presentan este síndrome pueden llevar aparejadas otras anomalías
congénitas, incluyendo escoliosis (curva anómala de la columna
vertebral en el plano frontal) y trastornos del tracto urinario.
Neurocráneo cartilaginoso
Los huesos de la base del cráneo se forman mediante la osificación
endocondral del neurocráneo. El patrón de osificación de estos
huesos sigue una secuencia definida, comenzando por el hueso
occipital, el cuerpo del esfenoides y el hueso etmoides. El cartílago
paracordal, o placa basal, se forma alrededor del extremo craneal de
la notocorda (fig. 15.7A) y se fusiona con los cartílagos derivados de
los esclerotomos de los somitas occipitales. Esta masa cartilaginosa
contribuye a la formación de la porción basilar del hueso occipital;
aparecen más adelante extensiones que crecen alrededor del extremo
craneal de la médula espinal y forman los límites del agujero magno
–un gran orificio existente en la parte basal del agujero occipital (v.
fig. 15.7C)–.
FIG. 15.7Etapas en el desarrollo del cráneo.
Visiones craneal (A a C) y lateral (D) de la base
del cráneo en desarrollo. A, A las 6 semanas;
muestra los diferentes cartílagos que se
fusionarán para constituir el condrocráneo. B, A
las 7 semanas, tras la fusión de algunos pares de
cartílagos. C, A las 12 semanas; pone de
manifiesto la base cartilaginosa del cráneo
formada por la fusión de diferentes cartílagos. D,
A las 20 semanas; muestra los derivados óseos
en el cráneo fetal.
Neurocráneo membranoso
El mesénquima de la cabeza que se encuentra craneal y lateralmente
al encéfalo se osifica por osificación membranosa, formando la
bóveda craneal (calvaria o calota). Durante la vida fetal, los huesos
planos de la calvaria están separados por membranas de tejido
conjuntivo denso que forman articulaciones de tipo fibroso –las
suturas de la bóveda craneal (fig. 15.8)–. Donde se encuentran varias
suturas, se forman grandes áreas fibrosas –fontanelas–, en número
de seis. La blandura de los huesos de la calvaria y sus uniones poco
rígidas permiten a esta estructura experimentar cambios durante el
parto (moldeamiento del cráneo fetal). Los huesos frontales se
aplanan, el hueso occipital se alarga y un hueso parietal se acabalga
sobre el otro. Pocos días después del nacimiento, la forma de la
calvaria regresa a la normalidad.
FIG. 15.8Cráneo fetal donde se muestran los
huesos, fontanelas y suturas. A, Visión lateral. B,
Visión craneal. Las fontanelas posterior y
anterolateral desaparecen entre los primeros 2 y
3 meses después del nacimiento, debido al
crecimiento de los huesos que las limitan,
aunque permanecen como suturas durante
varios años. Las fontanelas posterolaterales
desaparecen de forma similar al término del
primer año, mientras que la fontanela anterior lo
hace al final del segundo. Las dos mitades que
conforman el hueso frontal comienzan
normalmente a fusionarse durante el segundo
año. La sutura frontal suele obliterarse a los 8
años.
Viscerocráneo cartilaginoso
El viscerocráneo cartilaginoso deriva del esqueleto cartilaginoso de
los dos primeros pares de arcos faríngeos (v. cap. 10). La mayoría del
esqueleto craneofacial deriva de la cresta neural. Las células de la cresta
neural migran a los arcos faríngeos siguiendo información posicional y de
formación de patrones.
Viscerocráneo membranoso
La prominencia maxilar del primer arco branquial (v. cap. 10)
experimenta osificación membranosa y constituye seguidamente la
escama del hueso temporal y los huesos maxilar y cigomático. La
porción escamosa del hueso temporal forma pare del neurocráneo.
La prominencia mandibular origina la mandíbula. Se produce
osificación endocondral en la parte medial del mentón y en el
cóndilo mandibular.
Costillas accesorias
En general, los procesos costales se forman únicamente en la
región torácica. El desarrollo de procesos costales ectópicos a
partir de vértebras cervicales o lumbares tiene por consecuencia la
aparición de costillas accesorias (v. fig. 15.6A). La costilla
accesoria más frecuente es la costilla lumbar (1%), aunque no
suele tener importancia clínica. Aparece una costilla cervical en el
0,5-1% de la población (fig. 15.9A), a menudo fusionada con la
primera costilla; está generalmente unida al manubrio del
esternón o a la séptima vértebra cervical. Las costillas accesorias
pueden ser uni- o bilaterales. Se producen a menudo síntomas
neurovasculares (p. ej., parálisis y anestesia del miembro superior)
cuando una costilla cervical presiona los nervios del plexo braquial,
situado entre el cuello y la axila, o la arteria subclavia.
Hemivértebra
Los cuerpos vertebrales en desarrollo poseen generalmente dos
centros de condrificación que se unen pronto. Si fracasa la
aparición de uno de los centros de condrificación, la mitad de una
vértebra no se desarrolla, dando lugar a una hemivértebra. La
existencia de una hemivértebra es la causa más frecuente de
escoliosis congénita (incurvamiento lateral y rotacional) de la
columna vertebral (v. fig. 15.9B).
FIG. 15.10 Visiones anterior (A) y posterior (B) de
un feto de 20 semanas que presenta defectos
severos que incluyen acrania (ausencia de
calvaria), raquisquisis cervical (amplias
hendiduras en los arcos vertebrales), involución
cerebral (meroencefalia) e iniencefalia
(malformación de la unión cervicooccipital en la
parte posterior del cráneo). (Por cortesía del Dr. Marc
Del Bigio, Department of Pathology [Neuropathology], University
of Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Raquisquisis
El término raquisquisis (columna vertebral hendida) se aplica a las
alteraciones vertebrales que aparecen en un grupo complejo de
anomalías (disrafia o disrafismo espinal), que afecta en primer
lugar a estructuras axiales (fig. 15.10). En los recién nacidos
afectados de esta patología, los pliegues neurales no se fusionan,
debido a un fallo en la inducción por la notocorda subyacente o a
la acción de un agente teratogénico.
Acrania
En la acrania, el neurocráneo está ausente y se acompaña de
anomalías congénitas de la columna vertebral sustanciales que son
incompatibles con la vida (v. fig. 15.10). La acrania se asocia a
meroencefalia (ausencia parcial de encéfalo) y raquisquisis (falta
de cierre de los arcos vertebrales de la columna vertebral). La
meroencefalia aparece aproximadamente en 1 de cada 1.000
nacimientos y se debe a que el extremo craneal del tubo neural no
se cierra durante la cuarta semana de desarrollo, lo que motiva el
fallo en la formación de la bóveda craneal.
FIG. 15.11 Craniosinostosis. A, Niño con
escafocefalia (cabeza estrecha y alargada)
producida por el cierre prematuro de la sutura
sagital. B, Niño que ha sufrido un cierre
prematuro de la sutura coronal –braquicefalia–,
que da lugar a una frente alta, con apariencia de
torre (turricefalia). C, Cráneo de un niño de 9
meses con escafocefalia, producto del cierre
precoz de la sutura sagital (sinostosis sagital;
doble flecha). Imagen de reconstrucción de una
tomografía computarizada. (A y B, Por cortesía del Dr.
John A. Jane, Sr., Department of Neurological Surgery, University
of Virginia Health System, Charlottesville, VA. C, Por cortesía del
Dr. Gerald S. Smyser, Altru Health System, Grand Forks, Dakota
del Norte.)
Craniosinostosis
La fusión prenatal de las suturas craneales conduce a la aparición
de varias anomalías del desarrollo (fig. 15.11). La causa de la
craniosinostosis no está clara, pero parecen estar implicados
factores genéticos. Se ha demostrado la implicación de mutaciones de
genes con homeobox (MSX2 y ALX4) en la aparición de craniosinostosis
y otros defectos craneales. Estos defectos son mucho más frecuentes
en los hombres que en las mujeres y suelen asociarse a otros
defectos esqueléticos.
El tipo de deformidad craneal producida depende de qué sutura
es la que se cierra prematuramente. La sutura cerrada en esta
circunstancia impide el crecimiento perpendicular del hueso, por
lo que el crecimiento del hueso en la sutura tiene lugar en
paralelo. Si la sutura sagital se cierra prematuramente, el cráneo se
alarga y toma forma de cuña –escafocefalia (v. fig. 15.11A y C)–.
Este tipo de deformidad craneal constituye alrededor de la mitad
de los casos de craniosinostosis. En otro 30% de los casos es la
sutura coronal la que se cierra precozmente, lo que origina un
cráneo alto, parecido a una torre –braquicefalia o turricefalia (v.
fig. 15.11B)–. Si la sutura coronal se cierra de forma prematura en
un solo lado, el cráneo se torsiona y crece asimétricamente, lo que
conduce a una plagiocefalia. El cierre precoz de la sutura
metópica (frontal) (v. fig. 15.8) tiene como resultado un defecto
del hueso frontal y otros defectos –trigonocefalia–.
Edad ósea
La edad ósea es un buen indicador de la maduración general. Un
radiólogo puede determinar la edad ósea examinando los centros
de osificación y atendiendo a dos criterios:
Hiperpituitarismo
El hiperpituitarismo congénito infantil, que causa crecimiento
rápido anormal durante la infancia, es infrecuente. Esta patología
puede producir gigantismo (talla y proporciones corporales
excesivas). En los adultos, el hiperpituitarismo puede causar
acromegalia (tamaño aumentado de los tejidos blandos, vísceras y
huesos de la cara, manos y pies). En la acromegalia se fusionan los
centros epifisarios y diafisarios de los huesos largos, impidiendo
su alargamiento, como consecuencia. Tanto el gigantismo como la
acromegalia son producto de la excesiva secreción de hormona de
crecimiento.
Sistema muscular
El sistema muscular se origina a partir del mesodermo, a excepción
de los músculos del iris, cuyo origen es el neuroectodermo. Los
mioblastos –células musculares embrionarias– se forman en tejido
mesenquimatoso.
Miotomos
Cada miotomo de un somita se divide en una parte dorsal, la
división epaxial, y otra ventral, la división hipaxial (fig. 15.16).
Cada nervio espinal se divide también y envía una rama a cada
división. De estas ramas, la rama dorsal primaria inerva la división
epaxial, mientras que la rama ventral primaria lo hace a la división
hipaxial. Algunos músculos, tales como los músculos intercostales,
se mantienen organizados de manera segmentaria, al igual que
ocurre con los somitas, pero la mayoría migran fuera del miotomo y
dan lugar a músculos no segmentados.
Músculos oculares
Se piensa que el mesodermo del área que circunda la placa precordal
da lugar a los tres miotomos preóticos, a partir de los cuales se
diferencian los mioblastos (v. fig. 15.17B). Los músculos extrínsecos
del ojo están formados por grupos de mioblastos de este origen, cada
uno de los cuales está inervado por su propio nervio craneal (NC III,
IV o VI).
Músculos de la lengua
Mioblastos procedentes de los miotomos occipitales (postóticos) forman
los músculos de la lengua, inervados por el nervio hipogloso (NC
XII).
Músculos accesorios
A veces aparecen músculos accesorios. Por ejemplo, un 3% de la
población presenta un músculo sóleo accesorio. Se ha sugerido que el
primordio del músculo sóleo podría experimentar división, lo que
ocasionaría un músculo sóleo accesorio.
Sindactilia
Esta anomalía congénita se observa aproximadamente en 1 de
cada 2.200 recién nacidos. El defecto más frecuente de los
miembros es la sindactilia cutánea (membranas interdigitales
simples) (v. fig. 15.25C). Aparece más en el pie que en la mano (v.
fig. 15.25C y D). La sindactilia se observa más a menudo entre los
dedos tercero y cuarto de la mano y los dedos segundo y tercero
de los pies (v. fig. 15.25D). Se hereda de forma autosómica
dominante en unos casos o recesiva en otros. La sindactilia
cutánea es producto del fracaso de la desintegración de las
membranas interdigitales entre dos o más dedos. En algunos casos
se produce sinostosis (fusión de huesos). La sindactilia ósea se
observa cuando las escotaduras entre los rayos digitales no se
desarrollan durante la séptima semana; como consecuencia, no se
produce la separación de los dedos.
Artrogriposis
El término artrogriposis múltiple congénita se aplica a un grupo
de trastornos musculoesqueléticos, apreciables desde el
nacimiento, caracterizados por múltiples contracturas e
inmovilidad de dos o más articulaciones. Se presenta en 1 de cada
3.000 recién nacidos vivos, afectando más a los varones en los
casos ligados al sexo. Esta patología puede tener simultáneamente
causas neurológicas (alteraciones del sistema nervioso central y
periférico) y no neurológicas (trastornos cartilaginosos y
movimientos restringidos en el útero).
Curvaturas encefálicas
El encéfalo embrionario crece rápidamente durante la cuarta semana
y se incurva ventralmente con el plegamiento de la cabeza. Este
proceso causa la curvatura mesencefálica en el mesencéfalo y la
curvatura cervical en la unión entre el rombencéfalo y la médula
espinal (fig. 16.14A). Existe un organizador en la constricción ístmica,
entre el mesencéfalo y el rombencéfalo, que funciona como un centro de
señalización. En el establecimiento del patrón de continuidad entre el
mesencéfalo y el rombencéfalo está implicada la señalización por Wnt y Fgl,
que tiene lugar en esta región. Más tarde, el crecimiento desigual de
estas curvaturas origina la curvatura pontina, de sentido opuesto.
Esta curvatura da lugar a un adelgazamiento del techo del
rombencéfalo (v. fig. 16.14C). El surco limitante se extiende
cranealmente hasta la unión entre el mesencéfalo y el prosencéfalo, y
las placas alar y basal solo son reconocibles en el mesencéfalo y en el
rombencéfalo (v. figs. 16.14C).
FIG. 16.14 A, Esquema del encéfalo en desarrollo
al final de la quinta semana que muestra las tres
divisiones primarias del encéfalo y las curvaturas
encefálicas. B, Sección horizontal de la parte
caudal del mielencéfalo (parte cerrada de la
médula oblongada en desarrollo). C y D,
Secciones similares de la parte rostral del
mielencéfalo (parte abierta de la médula
oblongada en desarrollo) donde puede
observarse la posición y etapas de diferenciación
sucesivas de las placas alar y basal. Las flechas
que aparecen en C muestran las vías tomadas
por los neuroblastos de la placa alar para formar
los núcleos olivares.
Rombencéfalo
La curvatura cervical separa el rombencéfalo de la médula espinal
(v. fig. 16.14A). La curvatura pontina divide el rombencéfalo en una
parte caudal (mielencéfalo) y otra rostral (metencéfalo). El
mielencéfalo se convertirá en la médula oblongada (bulbo
raquídeo), mientras que el metencéfalo se transforma en el puente
(protuberancia) y el cerebelo. La cavidad del rombencéfalo formará
el cuarto ventrículo y el conducto central en la médula oblongada
(v. fig. 16.14B y C).
Mielencéfalo
Los neuroblastos de las placas alares en el mielencéfalo migran a la
zona marginal y forman áreas aisladas de sustancia gris: los núcleos
grácil, medialmente, y cuneiforme, lateralmente (v. fig. 16.14B).
Estos núcleos están asociados a los haces nerviosos del mismo
nombre que penetran en la médula oblongada procedentes de la
médula espinal. En el área ventral de la médula oblongada se
encuentra un par de haces de fibras –las pirámides– que contienen
fibras corticoespinales descendentes procedentes de la corteza
cerebral en desarrollo (v. fig. 16.14B).
La parte rostral del mielencéfalo es ancha y más bien plana,
especialmente frente a la curvatura pontina (v. fig. 16.14C y D). A
medida que se forma esta curvatura, las paredes de la médula
oblongada se desplazan lateralmente y las placas alares vienen a
situarse lateralmente a las placas basales (v. fig. 16.14C). Al cambiar
la posición de las placas, los núcleos motores se desarrollan en
posición medial a los núcleos sensitivos.
Los neuroblastos de las placas basales de la médula oblongada,
al igual que sus homólogos de la médula espinal, se diferencian en
neuronas motoras. Los neuroblastos forman núcleos (grupos de
somas neuronales) y se organizan en tres columnas a cada lado (v.
fig. 16.14D), que, de medial a lateral, son:
Metencéfalo
Las paredes del metencéfalo constituyen el puente y el cerebelo,
mientras que la cavidad del metencéfalo forma la parte superior del
cuarto ventrículo (fig. 16.15A). Al igual que en la parte rostral del
mielencéfalo, la curvatura pontina causa divergencia de las paredes
laterales del puente, lo que hace que la sustancia gris se distribuya
en el suelo del cuarto ventrículo (v. fig. 16.15B).
FIG. 16.15 A, Esquema del encéfalo en desarrollo
al final de la quinta semana. B, Sección
horizontal del metencéfalo (puente y cerebelo en
desarrollo) que muestra los derivados de las
placas alar y basal. C y D, Secciones sagitales
del rombencéfalo de un feto a las 6 y 17
semanas, respectivamente, para evidenciar las
etapas sucesivas del desarrollo del puente y el
cerebelo.
Mesencéfalo
El mesencéfalo experimenta menos cambios que cualquier otra parte
del encéfalo en desarrollo. El conducto neural se estrecha en esta
zona y se convierte en el acueducto cerebral (v. fig. 16.15D),
conducto que conecta los ventrículos tercero y cuarto. Hay
neuroblastos que migran desde las placas alares del mesencéfalo al
tectum (techo del mesencéfalo), donde se agrupan para formar dos
pares de grupos neuronales –los colículos superiores e inferiores
(fig. 16.16B)–, relacionados con los reflejos visual y auditivo,
respectivamente. Neuroblastos de las placas basales parecen dar
lugar a grupos de neuronas situadas en el tegmento mesencefálico
(núcleo rojo, núcleos de los nervios craneales tercero y cuarto y
núcleos reticulares). Es probable que la sustancia negra, capa ancha
de sustancia gris adyacente a los pedúnculos cerebrales (v. fig.
16.16D y E), se diferencie también a partir de la placa basal, si bien
algunos científicos de prestigio consideran que deriva de células de
la placa alar que migran ventralmente.
FIG. 16.16 A, Esquema del encéfalo en desarrollo
al final de la quinta semana. B, Sección
horizontal del mesencéfalo en desarrollo que
muestra la migración temprana de células de las
placas basal y alar. C, Esquema del encéfalo en
desarrollo a las 11 semanas. D y E, Secciones
horizontales del mesencéfalo en desarrollo a
nivel de los colículos inferior y superior,
respectivamente. NC, nervio craneal.
Prosencéfalo
Cuando se cierra el neuroporo anterior aparecen dos evaginaciones
laterales –las vesículas ópticas (v. fig. 16.3A)–, una a cada lado del
prosencéfalo. Las vesículas ópticas son los primordios de las retinas
y los nervios ópticos (v. cap. 17). Más dorsal y rostralmente se
desarrolla un segundo par de divertículos, las vesículas
telencefálicas (v. fig. 16.16C), primordio de los hemisferios
cerebrales, cuyas cavidades se convierten en los ventrículos laterales
(v. fig. 16.19B).
La porción rostral (anterior) del prosencéfalo, que incluye los
primordios de los hemisferios cerebrales, se denomina telencéfalo;
la porción caudal (posterior) del prosencéfalo es el diencéfalo. Las
cavidades de telencéfalo y diencéfalo cooperan en la formación del
tercer ventrículo (fig. 16.17D y E).
FIG. 16.17 A, Visión lateral del encéfalo al final de
la quinta semana. B, Visión similar a las 7
semanas. C, Sección medial de este encéfalo
para mostrar la superficie medial del
prosencéfalo y del mesencéfalo. D, Sección
similar a las 8 semanas. E, Sección horizontal del
diencéfalo que evidencia el epitálamo
dorsalmente, el tálamo lateralmente y el
hipotálamo ventralmente.
Diencéfalo
En las paredes laterales del tercer ventrículo se desarrollan tres
tumefacciones que más adelante se convertirán en el tálamo, el
hipotálamo y el epitálamo (v. fig. 16.17C a E). El tálamo crece
rápidamente a cada lado y protruye en la cavidad del tercer
ventrículo, reduciéndolo finalmente a una hendidura estrecha. El
hipotálamo surge a partir de la proliferación de neuroblastos en la
zona intermedia de las paredes diencefálicas. Un par de núcleos, los
cuerpos mamilares, con apariencia de guisante, se desarrollan en la
superficie ventral del hipotálamo (v. fig. 16.17C).
El epitálamo tiene su origen en el techo de la parte dorsal de la
pared lateral del diencéfalo. Si bien al principio las tumefacciones
epitalámicas son grandes, más tarde se vuelven relativamente
pequeñas (v. fig. 16.17C a E).
La glándula pineal se desarrolla como un divertículo medial
procedente de la parte caudal del techo del diencéfalo (v. fig.
16.17D). Pronto, la proliferación celular de sus paredes la convierte
en una glándula sólida, de forma cónica.
La glándula pituitaria (hipófisis) tiene origen ectodérmico (fig.
16.18 y tabla 16.1) y dos procedencias:
Tabla 16.1
Telencéfalo
El telencéfalo está constituido por una parte media y dos
divertículos laterales, las vesículas cerebrales (v. figs. 16.16 C y
16.18A). Estas vesículas son el primordio de los hemisferios
cerebrales, los cuales se pueden ya identificar a las 7 semanas (fig.
16.19A). La cavidad de la parte medial del telencéfalo se convierte en
el la parte más anterior del tercer ventrículo. Inicialmente, los
hemisferios cerebrales se comunican ampliamente con el tercer
ventrículo a través de los agujeros interventriculares (v. fig. 16.19B).
A medida que los hemisferios cerebrales se expanden, van cubriendo
sucesivamente el diencéfalo, el mesencéfalo y el rombencéfalo. Los
hemisferios finalmente se aproximan entre sí en la línea media, con
lo que sus superficies mediales se aplanan.
FIG. 16.19A, Esquema de la superficie dorsal del
prosencéfalo que muestra cómo el techo
ependimario del diencéfalo es desplazado a la
superficie dorsomedial de los hemisferios
cerebrales. B, Sección esquemática del
prosencéfalo que evidencia el crecimiento de los
hemisferios cerebrales en desarrollo desde las
paredes laterales del prosencéfalo y su
expansión en todas direcciones hasta que cubre
al diencéfalo. La pared rostral del prosencéfalo,
la lámina terminal, es muy delgada. C, Esquema
del prosencéfalo que muestra cómo el techo
ependimario es arrastrado finalmente a los
lóbulos temporales como consecuencia del
patrón de crecimiento en forma de C que siguen
los hemisferios cerebrales. Las flechas indican
algunas de las direcciones que toman los
hemisferios cerebrales en su expansión.
Comisuras cerebrales
Al tiempo que se desarrolla la corteza cerebral, se originan grupos de
fibras nerviosas que conectan áreas homólogas de los hemisferios
cerebrales entre sí. Son las comisuras cerebrales (v. fig. 16.20A). La
comisura más importante atraviesa la lámina terminal, extremo
rostral (anterior) del prosencéfalo Esta lámina se extiende desde la
placa del suelo del diencéfalo hasta el quiasma óptico (decusación o
entrecruzamiento de fibras del nervio óptico).
La comisura anterior conecta el bulbo olfatorio y las áreas
cerebrales relacionadas de un hemisferio con las correspondientes
del lado opuesto. La comisura del hipocampo conecta ambos
hipocampos. El cuerpo calloso es la mayor comisura cerebral y
conecta áreas neocorticales (v. fig. 16.20A). El resto de la lámina
terminal se estira para formar el septo pelúcido, placa fina de tejido
cerebral.
Al nacimiento, el cuerpo calloso se extiende sobre el techo del
diencéfalo. El quiasma óptico, que se desarrolla en la parte ventral
de la lámina terminal (v. fig. 16.20A), está formado por fibras
procedentes de las mitades mediales de la retina, que se cruzan en la
línea media para unirse al tracto óptico del lado opuesto.
Al principio, la superficie de los hemisferios es lisa (fig. 16.22); sin
embargo, a medida que se produce el crecimiento cerebral, aparecen
surcos y circunvoluciones (v. fig. 16.22). Los surcos y las
circunvoluciones aumentan de manera considerable la superficie de
la corteza cerebral sin requerir un crecimiento importante del
tamaño del cráneo. En su momento de mayor crecimiento, la
neurogénesis añade aproximadamente un millón de células por
minuto, a la par que se establecen nuevas conexiones sinápticas en
cantidad aproximada de 40.000 por minuto. La corteza que cubre la
superficie externa del cuerpo estriado crece más lentamente que el
resto del hemisferio cerebral, por lo que es pronto sobrepasada. Esta
corteza ocultada, que se esconde a la vista en la profundidad del
surco lateral del hemisferio cerebral, es la ínsula (lóbulo insular).
Superficies lateral y medial del encéfalo
FIG. 16.22
fetal humano a las 16, 22, 27 y 40 semanas de
gestación. (Por cortesía del Dr. Marc R. Del Bigio, Department
of Pathology [Neuropathology], University of Manitoba and Health
Sciences Centre, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Cráneo bífido
El cráneo bífido suele asociarse a anomalías congénitas del
encéfalo, las meninges o ambos. Generalmente, los defectos del
cráneo afectan al plano medio de la calvaria. Se observan a
menudo en la parte escamosa del hueso occipital y puede afectar a
la parte posterior del agujero magno. Si el defecto es pequeño,
habitualmente solo se hernian las meninges y el defecto toma el
nombre de meningocele craneal. El cráneo bífido asociado a hernia
del encéfalo, las meninges o ambos se observa en
aproximadamente 1 de cada 2.000 nacimientos. Cuando el defecto
craneal es grande, se hernian las meninges y parte del encéfalo,
constituyendo el meningoencefalocele (v. fig. 16.23A y B). Si la
parte del encéfalo que protruye contiene parte del sistema
ventricular, el defecto recibe el nombre de
meningohidroencefalocele (v. fig. 16.23C).
Meroencefalia
La meroencefalia es una anomalía congénita severa de la bóveda
craneal (calvaria) resultado del fracaso del cierre del neuroporo
rostral durante la cuarta semana (v. fig. 16.12). Como
consecuencia, se encuentran ausentes el prosencéfalo, el
mesencéfalo y la mayor parte del rombencéfalo y la calvaria. La
meroencefalia es un trastorno letal frecuente que tiene lugar en al
menos 1 de 1.000 nacimientos. Es de dos a cuatro veces más
frecuente en las niñas que en los niños. La meroencefalia suele
asociarse a un patrón de herencia multifactorial.
Microcefalia
En la microcefalia (un trastorno del desarrollo nervioso), la bóveda
craneal y el encéfalo son pequeños, pero la cara tiene un tamaño
normal. Los niños afectados por esta patología presentan un
retraso cognitivo severo, debido a que el cráneo y el encéfalo están
subdesarrollados. La microcefalia es consecuencia de una
neurogénesis alterada, con reducción del crecimiento del encéfalo.
Algunos casos de microcefalia parecen estar causados por
trastornos genéticos (herencia autosómica recesiva); otros son
producto de factores ambientales, tales como la infección por
citomegalovirus en el útero (v. cap. 19). En algunos casos, la
exposición fetal a grandes cantidades de radiación ionizante,
agentes infecciosos y ciertos medicamentos parece contribuir a la
aparición de este defecto.
Hidrocefalia
Un niño afectado de hidrocefalia presenta un agrandamiento
importante de la cabeza, pero la cara posee un tamaño normal.
Este defecto suele asociarse a retraso cognitivo. La hidrocefalia es
consecuencia de una dificultad en la circulación y absorción de
LCR o, en casos raros, de producción aumentada de LCR. Hay un
exceso de LCR en el sistema ventricular del encéfalo (fig. 16.25). El
trastorno en la circulación del LCR suele provenir de estenosis
(estrechamiento) congénita del acueducto cerebral. El bloqueo en
la circulación del LCR conduce a la dilatación de los ventrículos en
la zona proximal a la obstrucción y al consiguiente incremento de
presión en los hemisferios cerebrales. Este incremento de presión
comprime el encéfalo entre el líquido ventricular y la bóveda
craneal. En los niños, la presión interna tiene como consecuencia
una tasa acelerada de expansión del encéfalo y la calvaria, dado
que las suturas fibrosas de esta aún no se han fusionado.
FIG. 16.25 A, Niño que presenta hidrocefalia y
fisura palatina bilateral. La hidrocefalia se
acompaña a menudo de adelgazamiento de los
huesos de la bóveda craneal, prominencia de la
frente y atrofia de la corteza cerebral y la
sustancia blanca. B, Imagen de resonancia
magnética en el plano axial (sección horizontal a
través del encéfalo) de un feto de
aproximadamente 29 semanas de gestación que
presenta una hidrocefalia ligada al cromosoma X,
mostrando el extenso agrandamiento de los
ventrículos (*) y la corteza adelgazada (óvalo).
(Por cortesía del Dr. E. H. Whitby, Magnetic Resonance Imaging
Unit, University of Sheffield, Reino Unido.)
Malformación de Chiari
La malformación de Chiari (MC) es un defecto estructural del
cerebelo. Se caracteriza por una proyección de la médula
oblongada en forma de lengüeta con desplazamiento inferior de la
amígdala del cerebelo a través del agujero magno y hacia el
conducto vertebral. En general, la fosa craneal posterior es
anormalmente pequeña, lo que causa presión en el cerebelo y el
tronco del encéfalo. Esta patología puede conducir a un tipo de
hidrocefalia no comunicante que impide la absorción y el flujo del
LCR; como resultado, se distiende el sistema ventricular por
completo. La MC puede diagnosticarse mediante RM, lo que hace
que en el presente se detecten más casos que en el pasado.
Se han descrito varios tipos de MC. En el tipo I, la parte inferior
del cerebelo se hernia a través del agujero magno. Es la forma más
frecuente y es generalmente asintomática, detectándose a menudo
en la adolescencia. En el tipo II, también denominado
malformación de Arnold-Chiari, se produce una hernia de tejido
cerebeloso y del tronco del encéfalo en el agujero magno,
acompañada a menudo de encefalocele occipital y
mielomeningocele lumbar (fig. 16.26). En el tipo III, que es la
forma más severa, se hernian tanto el cerebelo como el tronco del
encéfalo en la columna vertebral a través del agujero magno,
produciendo severos trastornos neurológicos. En el tipo IV, el
cerebelo o bien está ausente o subdesarrollado; estos niños no
sobreviven.
FIG. 16.26 A, Malformación de Arnold-Chiari tipo II
en un feto de 23 semanas. La exposición del
rombencéfalo muestra tejido cerebeloso
claramente debajo del nivel del agujero magno
(flecha). B, Imagen de RM sagital y media
ponderada en T2 de un adolescente que
presenta mielomeningocele. Por definición, estos
pacientes desarrollan también una malformación
Chiari tipo II, como se muestra aquí. Nótese el
descenso caudal del vermis cerebeloso y el
tronco del encéfalo a través del agujero magno.
(A, Por cortesía del Dr. Marc R. Del Bigio, Department of
Pathology [Neuropathology], University of Manitoba and Health
Sciences Centre, Winnipeg, Manitoba, Canadá. B, Por cortesía
del Dr. R. Shane Tubbs, Professor, Chief Scientific Officer and
Vice President, Seattle Science Foundation, WA.)
Nervios espinales
Las fibras nerviosas motoras procedentes de la médula espinal
empiezan a aparecer al final de la cuarta semana (v. fig. 16.4). Estas
fibras corresponden a células que se encuentran en las placas
basales de la médula espinal en desarrollo y emergen como una
serie continua de raicillas a lo largo de su superficie ventrolateral.
Las fibras destinadas a un grupo muscular concreto se organizan en
un haz y forman la raíz anterior del nervio (v. figs. 16.6 y 16.7). Las
fibras nerviosas de la raíz posterior del nervio se originan a partir de
células de la cresta neural que migran a la zona dorsolateral de la
médula espinal, donde se diferencian en células de los ganglios
vertebrales (v. fig. 16.7).
Los procesos centrales de las neuronas de los ganglios vertebrales
constituyen un haz único que crece hacia la médula espinal, frente al
extremo dorsal del asta posterior de la sustancia gris (v. fig. 16.4B y
C). El proceso distal de las células del ganglio vertebral crece hacia la
raíz anterior del nervio y finalmente se une a ella para constituir el
nervio espinal (v. fig. 16.7).
A medida que se desarrollan los esbozos de los miembros, los
nervios procedentes de los segmentos de la médula espinal que se
encuentran a su altura se alargan y crecen hacia los miembros. Las
fibras nerviosas se distribuyen en sus músculos, los cuales se
diferencian a partir de células miogénicas originadas en los somitas
(v. cap. 15). La piel de los miembros en desarrollo es inervada
igualmente de manera segmentaria.
Nervios craneales
Durante las semanas quinta y sexta se forman doce pares de nervios
craneales. Se clasifican en tres grupos en base a sus orígenes
embriológicos.
Desarrollo de la retina
La retina se desarrolla a partir de las paredes de la copa óptica, una
evaginación del prosencéfalo (v. figs. 17.1 y 17.2). Las paredes de la
copa dan lugar a las dos capas de la retina: la capa externa se
transforma en la capa pigmentaria de la retina, mientras que la capa
más gruesa se diferencia en la capa nerviosa de la retina. Las dos
capas de la retina están separadas por el espacio intrarretiniano (v.
figs. 17.1 H y 17.4), derivado de la cavidad de la copa óptica. Este
espacio va desapareciendo progresivamente al tiempo que se
fusionan las dos capas de la retina (v. fig. 17.5D). Como la copa
óptica es una evaginación del prosencéfalo, las capas de la copa
óptica se continúan con la pared del encéfalo (v. fig. 17.1H).
Bajo la influencia del cristalino en desarrollo, la capa interna de la
copa óptica prolifera, formándose en ella un grueso neuroepitelio (v.
fig. 17.4). A continuación las células de esta capa se diferencian en la
capa nerviosa (o neural) de la retina, región de la retina sensible a la
luz (v. fig. 17.7). En la neurogénesis de la retina están implicados los
factores de transcripción específicos de la región del ojo: Lhx2, Six2, Pax6 y
Rax. Esta región contiene fotorreceptores (conos y bastones) y
cuerpos celulares de neuronas (p. ej., células bipolares y
ganglionares). Debido a que la vesícula óptica se invagina al formar
la copa óptica, la retina nerviosa está «invertida», es decir, que las
partes de los fotorreceptores sensibles a la luz se encuentran
adyacentes al epitelio pigmentario de la retina. Como consecuencia,
la luz debe atravesar la parte más gruesa de la retina antes de
alcanzar los fotorreceptores; sin embargo, dado que la retina es
delgada y transparente en su conjunto, esta situación no constituye
una barrera para la llegada del estímulo lumínico.
FIG. 17.6 Coloboma del iris izquierdo. Obsérvese
el defecto en la parte inferior del iris (en posición
a las 6 en punto). El defecto revela el fracaso en
la fusión de la fisura retiniana. (Tomada de Guercio J,
Martyn L. Congenital malformations of the eye and orbit.
Otolaryngol Clin North Am 40(1):113, 2007.)
FIG. 17.7 Micrografía de una sección sagital del
ojo de un embrión (×50) de aproximadamente 56
días. Nótese la retina nerviosa en desarrollo y la
capa pigmentaria de la retina. El gran espacio
intrarretiniano desaparece cuando se fusionan
estas dos capas de la retina. (Tomada de Moore KL,
Persaud TVN, Shiota K. Color atlas of clinical embryology, 2nd ed,
Philadelphia, 2000, Saunders.)
Desprendimiento de retina
Ese defecto aparece cuando las capas interna y externa de la copa
óptica no se fusionan durante el periodo fetal para formar la
retina, obliterando así el espacio intrarretiniano (v. figs. 17.3 y
17.5). La separación entre las capas nerviosa y pigmentada puede
ser parcial o completa. El desprendimiento de retina puede estar
causado por una tasa de crecimiento desigual entre las dos capas
de la retina, de forma que las dos capas de la copa óptica no se
sitúan en perfecta aposición. Aunque se encuentre separada del
epitelio pigmentario, la retina nerviosa mantiene su irrigación
sanguínea (arteria central de la retina). El epitelio pigmentario de
la retina suele anclarse firmemente a la coroides, pero este anclaje
tan firme no se establece con la retina nerviosa. El
desprendimiento de la retina no es frecuente.
Coloboma de la retina
El coloboma de la retina es una anomalía congénita caracterizada
por la presencia de una hendidura en la retina, generalmente en la
parte inferior del disco óptico. El defecto suele ser bilateral.
Típicamente, el coloboma es consecuencia de un cierre defectuoso
de la fisura retiniana.
Cataratas congénitas
En esta anomalía congénita, el cristalino es opaco y a menudo se
observa de un color blanco grisáceo. Si no se trata, se sigue de
ceguera. Muchas opacidades del cristalino son heredadas,
siguiendo un patrón de transmisión más bien dominante que
recesivo, aunque también puede estar ligado al sexo. Algunas
cataratas congénitas están causadas por agentes teratogénicos –
especialmente el virus de la rubéola (v. cap. 19, fig. 19.16A)– que
altera el desarrollo temprano de los cristalinos. Los cristalinos son
vulnerables al virus de la rubéola entre las semanas cuarta y
séptima, cuando se están formando las fibras primarias del
cristalino. Agentes físicos, tales como la radiación, pueden dañar
el cristalino y motivar la aparición de cataratas (v. cap. 19).
Desarrollo de la córnea
La córnea es inducida por la vesícula cristaliniana y tiene tres
orígenes distintos:
Sordera congénita
Aproximadamente 1,3 de cada 1.000 recién nacidos presentan
sordera congénita evidente. Esta sordera puede ser consecuencia
de un desarrollo alterado del sistema de conducción del oído
medio y el oído externo, o estar producido por anomalías en
estructuras neurosensoriales en el oído interno. El alargamiento del
acueducto vestibular y el conducto endolinfático constituye el defecto
auditivo congénito más frecuente en los niños que presentan
sordera congénita (fig. 17.13). Este trastorno es típicamente
bilateral, constituyendo un rasgo autosómico recesivo.
La infección por el virus de la rubéola durante el periodo crítico
de desarrollo del oído interno (cuarta semana) puede conducir al
desarrollo patológico del órgano espiral y a la aparición de
sordera. Otra causa importante de sordera neurosensorial
congénita la constituye la infección fetal por citomegalovirus. La
anquilosis congénita del estribo (fijación congénita del estribo)
conlleva sordera conductiva en un oído por otra parte normal. La
fijación del estribo al laberinto óseo, con impedimento de la
conducción del sonido, se produce debido al fracaso de la
diferenciación del ligamento anular del estribo, que une la base
del estribo a la ventana oval.
Anomalías de la oreja
Los defectos severos del oído externo son raros, pero trastornos
menores son frecuentes y pueden servir de indicadores de
patrones específicos de anomalías congénitas. Por ejemplo, en
niños con síndromes cromosómicos, como ocurre en la trisomía
18 (v. cap. 19), las orejas suelen tener una implantación baja y ser
morfológicamente anómalas, al igual que sucede en los niños
afectados por la ingestión materna de determinados
medicamentos (p. ej., trimetadiona).
Apéndices auriculares
Estos apéndices son frecuentes y pueden ser consecuencia del
desarrollo de mamelones auriculares accesorios (fig. 17.14). Los
apéndices suelen aparecer en la parte anterior de la oreja, más
frecuentemente de forma unilateral que bilateral. Estos apéndices
a menudo están unidos por pedículos estrechos y formados por
piel, aunque pueden contener cierta cantidad de cartílago.
FIG. 17.14 Niña con una oreja rudimentaria
(microtia) y apéndice preauricular. Esta niña
presenta además otras anomalías congénitas. El
conducto auditivo externo está ausente. (Por
cortesía del Dr. A. E. Chudley, MD, Section of Genetics and
Metabolism, Department of Pediatrics and Child Health, Children’s
Hospital, University of Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Microtia
La microtia (oreja pequeña o rudimentaria) aparece cuando no se
produce proliferación en el mesénquima de la región (v. fig. 17.14).
Este defecto sirve como indicador de la presencia de otras
anomalías congénitas asociadas, tales como la atresia (ausencia de
abertura) del conducto auditivo externo (80% de los casos) y
anomalías del oído medio. Las causas de estos defectos son tanto
genéticas como ambientales.
Senos preauriculares
En ocasiones aparecen senos cutáneos, a modo de hoyos poco
profundos, situados delante de la oreja (v. fig. 10.9D). Estos senos
generalmente presentan desembocaduras externas localizadas.
Algunos senos contienen masas cartilaginosas vestigiales. Estos
defectos están probablemente relacionados con el desarrollo
patológico de los mamelones auriculares y con el cierre defectuoso
de la parte dorsal de la primera hendidura faríngea. A menudo,
los senos preauriculares son bilaterales y hereditarios. Pueden estar
asociados a otros trastornos, tales como sordera y malformaciones
renales.
Epidermis
El primordio de la epidermis es el ectodermo de superficie (v. fig.
18.1A). Las células de esta capa proliferan y dan lugar a una capa de
epitelio escamoso, el peridermo, y a una capa basal (v. fig. 18.1B). En
el desarrollo de la epidermis juegan un papel crucial proteínas de adhesión
celular y proteínas entrecruzadas. Las células del peridermo
experimentan queratinización (formación de la capa córnea) y
descamación (desprendimiento de escamas de cutícula) de forma
continuada, siendo reemplazadas por células procedentes de la capa
basal. La queratinización comienza entre las semanas 19 y 20. Las
células peridérmicas descamadas forman parte del vérnix caseoso,
sustancia blanca y grasa que cubre la piel fetal (fig. 18.2). El vérnix
protege la piel en desarrollo de la constante exposición al líquido
amniótico, que contiene orina, sales biliares y células descamadas.
FIG. 18.2 Esquema de las sucesivas fases que
experimenta el desarrollo del pelo, las glándulas
sebáceas y los músculos erectores del pelo.
Nótese que las glándulas sebáceas se forman
como una evaginación procedente de la parte
lateral del folículo piloso.
Dermis
La dermis se desarrolla a partir del mesénquima subyacente al
ectodermo superficial (v. fig. 18.1A y B). La mayor parte del
mesénquima del que se origina el tejido conjuntivo de la dermis
procede de la capa somática del mesodermo lateral. Más tarde en el
periodo embrionario, células de la cresta neural migran a este
mesénquima en desarrollo y se diferencian en melanoblastos (v. fig.
18.1B y C). Posteriormente, estas células migran a la unión
dermoepidérmica y se transforman en melanocitos (v. fig. 18.1D).
Los melanocitos inician su producción de melanina antes del
nacimiento, que se distribuye en las células epidérmicas. Tras el
nacimiento se produce un aumento de la síntesis de melanina en
respuesta a los rayos ultravioleta. Los diferentes colores de la piel se
deben al contenido relativo de melanina en los melanocitos.
Investigaciones moleculares indican que el receptor celular de la hormona
estimulante de los melanocitos y la proteína P del melanosoma determinan
el grado de pigmentación de la piel mediante la regulación de los niveles de
tirosinasa y su actividad. A las 11 semanas, las células
mesenquimatosas han comenzado a producir fibras conjuntivas
colágenas y elásticas (v. fig. 18.1C). A medida que se desarrollan las
crestas epidérmicas, la dermis se proyecta en la epidermis,
formando las papilas dérmicas. Se establecen asas capilares en
algunas de las papilas dérmicas, proporcionando nutrición a la
epidermis. En otras crestas aparecen terminaciones nerviosas
sensitivas. Fibras nerviosas aferentes en desarrollo parecen tener un
papel importante en la secuencia espacial y temporal que tiene lugar
en la formación de las papilas dérmicas.
Los vasos sanguíneos de la dermis se diferencian en el
mesénquima (vasculogénesis). Conforme se desarrolla la piel, se
forman nuevos capilares desde los vasos primitivos (angiogénesis).
Algunos capilares adquieren cubiertas musculares debido a la
diferenciación de mioblastos situados en el mesénquima
circundante, convirtiéndose en arteriolas, arterias, vénulas y venas.
Al final del primer trimestre, el aporte sanguíneo de la dermis fetal
está perfectamente establecido.
FIG. 18.3Niño que presenta queratinización
severa de la piel (ictiosis) al nacimiento. Este
trastorno concreto se hereda siguiendo un patrón
autosómico dominante. (Por cortesía del Dr. Joao Carlos
Fernandes Rodrigues, Serviço de Dermatologia, Hospital de
Desterro, Lisboa, Portugal.)
Trastornos de la queratinización
El grupo de alteraciones de la piel que son consecuencia de una
excesiva queratinización (formación de queratina) recibe el
nombre genérico de ictiosis. La piel en estos casos presenta
sequedad y descamación, pudiéndose afectar la piel de toda la
superficie corporal (fig. 18.3). La ictiosis arlequín es producto de
un raro trastorno de la queratinización que se hereda de forma
autosómica recesiva y está causado por la mutación del gen
ABCA12. La piel se encuentra enormemente engrosada, rígida y
quebradiza. La mayor parte de los recién nacidos afectados
precisan cuidados intensivos, e incluso así, el 70% de ellos fallecen
prematuramente. Un bebé colodión está cubierto por una
membrana tirante y gruesa que recuerda a un pergamino o a un
colodión. Esta membrana se quiebra con facilidad con los
primeros esfuerzos respiratorios y se desprende en forma de
grandes láminas. La eliminación completa de las membranas
puede requerir varias semanas, permitiendo en ocasiones que la
piel adopte una apariencia normal.
Angiomas cutáneos
Estas anomalías vasculares son defectos en los cuales persisten
vasos linfáticos o sanguíneos de naturaleza transitoria o
suplementaria. Aquellos angiomas compuestos por vasos
sanguíneos son principalmente arteriales, venosos o cavernosos.
Lesiones similares formadas por vasos linfáticos son denominadas
linfangiomas quísticos o higromas quísticos. Los angiomas
verdaderos son tumores benignos de células endoteliales
compuestos habitualmente por cordones celulares sólidos o
huecos que contienen sangre.
El término nevo flamígero sirve para nombrar una mancha,
plana, rosa o roja, con aspecto de llama que aparece generalmente
en la superficie posterior del cuello. El hemangioma en «mancha
de vino de Oporto» es un angioma más oscuro y más grande que
el nevo flamígero, y casi siempre se sitúa anterior o lateral en la
cara, el cuello o en ambos.
Glándulas sebáceas
La mayoría de las glándulas sebáceas se desarrollan como esbozos
procedentes de los lados de las vainas radiculares epidérmicas de
los folículos pilosos (v. fig. 18.2). Los esbozos crecen en el tejido
conjuntivo circundante y se ramifican para constituir los primordios
de los alveolos (sacos huecos) y sus conductos asociados. Las células
centrales del alveolo se desintegran, formándose una secreción
oleosa –sebo (grasa)–; esta sustancia es liberada en el folículo piloso
y pasa a la superficie cutánea. Ahí, la grasa se mezcla con células
peridérmicas descamadas y constituyen en conjunto el vérnix
caseoso. Las glándulas sebáceas independientes de los folículos
pilosos (p. ej., en el glande del pene y en los labios menores de la
vulva) se desarrollan de manera similar a las yemas de la epidermis
que invaden la dermis.
Glándulas sudoríparas
Las glándulas sudoríparas ecrinas inician su desarrollo como
evaginaciones epidérmicas –esbozos celulares– que penetran en el
mesénquima subyacente (v. fig. 18.2). A medida que los esbozos se
alargan, su extremo se enrolla y forma el primordio de la porción
secretora de la glándula. La unión epitelial de la glándula en
desarrollo a la epidermis constituye el primordio del conducto
sudoríparo. Las células situadas en posición central en el conducto
degeneran, originando la luz del mismo. Las células periféricas de la
parte secretora de la glándula se diferencian en células mioepiteliales y
secretoras (v. fig. 18.2). Se piensa que las células mioepiteliales son
células musculares lisas especializadas que ayudan en la expulsión
de sudor desde las glándulas. Las glándulas sudoríparas ecrinas
comienzan a funcionar poco después del nacimiento.
Las glándulas sudoríparas apocrinas surgen a partir de
evaginaciones del estrato germinativo de la epidermis que crecen
hacia la dermis y dan lugar a los folículos pilosos (v. fig. 18.2). Como
consecuencia, los conductos de estas glándulas desembocan en la
parte superior de los folículos pilosos, en posición superficial a las
desembocaduras de las glándulas sebáceas. Estas glándulas se
encuentran fundamentalmente confinadas en las regiones axilar,
púbica y perineal, así como en la areola mamaria. La secreción de
estas glándulas no comienza hasta la pubertad.
Albinismo
En el albinismo generalizado, rasgo autosómico recesivo, la piel,
el pelo y la retina carecen de pigmento; sin embargo, el iris
generalmente muestra cierta pigmentación. El albinismo aparece
cuando los melanocitos no producen melanina debido a la
ausencia de la enzima tirosinasa. En el albinismo localizado –
piebaldismo–, rasgo autosómico dominante, la falta de melanina
se produce en parches de la piel, del pelo o de ambos.
Ginecomastia
En generalmente, las glándulas mamarias rudimentarias de los
hombres no experimentan desarrollo posnatal. El desarrollo
excesivo del tejido mamario en un hombre recibe el nombre de
ginecomastia. Se produce en la mayoría de los varones recién
nacidos debido a la estimulación de las glándulas mamarias por
las hormonas sexuales maternas, pero este efecto desaparece a las
pocas semanas. Hacia la mitad de la pubertad, aproximadamente
dos tercios de los hombres presentan varios grados de hiperplasia
(agrandamiento) temporal de las mamas, que dura entre 6 y 24
meses. Presentan ginecomastia alrededor del 80% de los hombres
con síndrome de Klinefelter (v. cap. 19, fig. 19.7).
Permanentes
Incisivo central 7-8 años
Incisivo lateral 8-9 años
Canino 10-12 años
Primer 10-11 años
premolar
Segundo 11-12 años
premolar
Primer molar 6-7 años
Segundo molar 12 años
Tercer molar 13-25 años
Erupción dentaria
Conforme los dientes temporales se van desarrollando, comienzan
un lento pero continuo movimiento hacia la cavidad oral (v. fig.
18.7F y G). Los dientes mandibulares erupcionan generalmente
antes que los maxilares, ocurriendo también antes en las niñas que
en los niños. La dentición infantil consta de 20 dientes temporales.
Al ir creciendo la raíz del diente, su corona erupciona
progresivamente, cruzando el epitelio oral. La parte de la mucosa
oral alrededor de la corona erupcionada se convierte en la encía. La
erupción de los dientes temporales suele tener lugar entre los 6 y los
24 meses después del nacimiento (v. tabla 18.1). Los incisivos
mandibulares más mediales –incisivos centrales– erupcionan
normalmente entre los 6 y los 8 meses de vida extrauterina, pero en
algunos niños este proceso puede no iniciarse hasta los 12 o 13
meses. Aun así, en los niños sanos, todos los dientes temporales
suelen estar presentes al final del segundo año.
Los dientes permanentes se desarrollan de modo similar al
descrito para los dientes temporales. A medida que el diente
permanente crece, la raíz del diente temporal correspondiente es
progresivamente reabsorbida por osteoclastos. En consecuencia, al
desprenderse, el diente temporal está únicamente formado por la
corona y la parte cervical (superior) de la raíz. El primer diente
permanente en erupcionar lo hace a los 6 años, seguido por los
demás, que continúan haciéndolo hasta el comienzo de la etapa
adulta (fig. 18.9; v. también tabla 18.1).
FIG. 18.9 Cráneo de un niño de 4 años de edad.
Se han abierto sendas ventanas en el hueso del
maxilar y la mandíbula para mostrar la relación
entre el diente permanente y el diente temporal
erupcionado.
FIG. 18.10 Anomalías frecuentes de los dientes. A,
Amelogénesis imperfecta. B, Dentinogénesis
imperfecta. C, Dientes teñidos por tetraciclina. D,
Diente supernumerario de la línea media (M,
mesiodens), localizado cerca del ápex de la raíz
del incisivo central. E, Molar con una perla de
esmalte (flecha). (A, Por cortesía del Dr. Blaine Cleghorn,
Faculty of Dentistry, Dalhousie University, Halifax, Nueva Escocia,
Canadá. B a D, Por cortesía del Dr. Steve Ahing, Faculty of
Dentistry, University of Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Amelogénesis imperfecta
En la amelogénesis imperfecta, el esmalte dentario es blando y
friable debido a hipocalcificación y los dientes presentan un color
entre amarillo y marrón (v. fig. 18.10A). Parecen estar
involucrados en la aparición de esta anomalía mutaciones de los
genes AMELX, ENAM, MMP20 y otros genes que codifican para
moléculas del esmalte, la dentina y compuestos relacionados con
la mineralización. Los dientes están cubiertos únicamente por una
fina capa de esmalte desarrollado de forma anómala a través del
cual se hace visible la dentina, lo que proporciona al diente una
apariencia oscura. Esta patología rara, autosómica dominante,
afecta aproximadamente a 1 de cada 700 niños en Suecia y a 1 de
cada 12.000 niños en Estados Unidos.
Dentinogénesis imperfecta
La dentinogénesis imperfecta es relativamente frecuente en los
niños caucásicos (v. fig. 18.10B). Los niños afectados presentan
dientes de color entre marrón y gris azulado, con un brillo
opalescente. Esto es debido al fracaso de los odontoblastos para
diferenciarse normalmente, produciendo dentina mal calcificada.
Se encuentran afectados tanto los dientes temporales como los
permanentes. El esmalte tiende a desgastarse rápidamente,
dejando expuesta la dentina. Este trastorno se hereda de forma
autosómica dominante.
Inactivación de genes
Durante la embriogénesis, uno de los dos cromosomas X de las
células somáticas femeninas es inactivado aleatoriamente y
aparece como la masa de cromatina sexual. La inactivación de los
genes de un cromosoma X en las células somáticas de los
embriones femeninos tiene lugar durante la implantación.
La inactivación del cromosoma X tiene importancia clínica porque
implica que cada célula del portador de una patología ligada al
cromosoma X posee el gen mutante causante de la enfermedad
bien en el cromosoma X activo o en el inactivo, representado por
la cromatina sexual. La inactivación desigual del cromosoma X en
gemelos monocigóticos es una de las razones esgrimidas para
explicar la discordancia que se puede observar en varias
anomalías congénitas. La base genética de esta discordancia es que
uno de los gemelos expresa con preferencia el cromosoma X
paterno y el otro expresa el cromosoma X materno.
Síndrome de Turner en una adolescente
FIG. 19.3
de 14 años. Apréciense los rasgos clásicos del
síndrome: estatura baja; cuello con pliegues
cutáneos laterales redundantes; ausencia de
maduración sexual; pecho ancho con pezones
muy separados; tumefacción linfedematosa de
las manos y los pies. (Por cortesía de los Dres. F.
Antoniazzi y V. Fanos, Department of Pediatrics, University of
Verona, Verona, Italia.)
Aneuploidía y poliploidía
Los cambios en el número de cromosomas del cariotipo tienen como
consecuencia la aparición de aneuplodía o poliploidía. La aneuploidía
consiste en cualquier desviación del número diploide de 46
cromosomas en el cariotipo, es decir la ausencia del múltiplo
exacto del número haploide de 23 (p. ej., 45 o 47). La causa principal
de aneuploidía es la no disyunción cromosómica durante la división
celular (v. fig. 19.2), lo que conduce a una distribución desigual de
un par de cromosomas homólogos en las células hijas. Del par de
cromosomas, una célula recibe dos cromosomas y la otra,
ninguno. Como consecuencia, las células embrionarias pueden ser
hipodiploides (p. ej., 45,X, o síndrome de Turner) (v. fig. 19.3) o
hiperdiploides, poseyendo habitualmente 47 cromosomas, como
ocurre en la trisomía 21 o síndrome de Down (fig. 19.4). Los
embriones con monosomía –carencia de un cromosoma– suelen
fallecer. La monosomía de un autosoma es extremadamente
infrecuente. Alrededor del 99% de los embriones a los que les falta
un cromosoma sexual (45,X) abortan espontáneamente.
FIG. 19.4Niña con síndrome de Down (trisomía
21). Obsérvese la cara redonda, las fisuras
palpebrales inclinadas hacia arriba y los dedos
cortos con curvatura del quinto dedo
(clinodactilia). (Por cortesía del Dr. A. E. Chudley, MD,
Section of Genetics and Metabolism, Department of Pediatrics
and Child Health, Children’s Hospital and University of Manitoba,
Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Trisomía
Cuando en el cariotipo se encuentran presentes tres cromosomas del
mismo tipo en lugar del par normal, la anomalía se denomina
trisomía. Las trisomías son las anomalías del número de
cromosomas más frecuentes. La causa más habitual de este error
numérico es la no disyunción de cromosomas durante la meiosis (v.
fig. 19.2), lo que conduce a un gameto con 24 cromosomas en lugar
de 23 y, como consecuencia, a un cigoto con 47 cromosomas.
La trisomía de los autosomas se asocia fundamentalmente a tres
síndromes (tabla 19.1):
Mosaicismo
Se habla de mosaicismo cuando un individuo posee al menos dos
líneas celulares con dos o más genotipos diferentes (dotaciones
genéticas). Pueden estar involucrados tanto los autosomas como
los cromosomas sexuales. Habitualmente, las anomalías
congénitas resultantes son menos severas que las que presentan
las personas con monosomía o trisomía (p. ej., los rasgos de las
personas con síndrome de Turner no son tan evidentes en el
mosaicismo 45,X/46,XX como en el genotipo más frecuente 45,X).
El mosaicismo suele ser consecuencia de la no disyunción
cromosómica durante la segmentación del cigoto (v. cap. 3).
También puede producirse mosaicismo si se pierde un cromosoma
por retraso en la anafase; los cromosomas se separan normalmente,
pero uno de ellos se retrasa en su migración y al final se pierde.
La trisomía de los cromosomas sexuales es frecuente (tabla 19.3);
sin embargo, debido a que no se aprecian características físicas en los
bebés o en los niños, este trastorno no suele detectarse antes de la
pubertad (fig. 19.7). El diagnóstico se establece mediante análisis
cromosómico y molecular.
Tabla 19.3
Triploidía
El tipo más frecuente de poliploidía es la triploidía (69
cromosomas). Los fetos triploides sufren retraso del crecimiento
intrauterino (RCIU) y muestran un tronco
desproporcionadamente pequeño y otros defectos. Más a menudo,
la triploidía es el resultado de la fecundación casi simultánea de
un ovocito por dos espermatozoides (dispermia). Puede ser
también consecuencia de la falta de separación del segundo
corpúsculo polar del ovocito durante la segunda división meiótica
(v. cap. 2). La triploidía aparece en un 2% de los embriones,
aunque la mayoría de ellos abortan espontáneamente. Los fetos
con triploidía representan alrededor del 20% de los abortos
espontáneos producidos por anomalías cromosómicas.
Tetraploidía
La duplicación del número diploide de cromosomas a 92
(tetraploidía) probablemente tiene lugar durante la primera
división del cigoto. A continuación la división de este cigoto
anómalo produciría un embrión cuyas células contendrían 92
cromosomas. Los embriones tetraploides son abortados
espontáneamente muy pronto; a menudo, todo lo que se recupera
es un saco coriónico vacío.
Inversión
La inversión es una anomalía cromosómica en la que un segmento de un
cromosoma cambia de sentido. En la inversión paracéntrica el
problema se encuentra en un solo brazo del cromosoma (v. fig.
19.8E), mientras que la inversión pericéntrica afecta a los dos brazos e
incluye el centrómero. Los portadores de inversiones pericéntricas
tienen riesgo de que su descendencia desarrolle anomalías
congénitas, debido a un desigual entrecruzamiento y alteración de la
segregación cromosómica en la meiosis.
Translocación
La translocación consiste en la transferencia de una pieza de un
cromosoma a otro no homólogo. Cuando dos cromosomas no
homólogos intercambian piezas, se denomina translocación
recíproca (v. fig. 19.8A). La translocación no origina necesariamente
un desarrollo patológico. Esto ocurre a las personas que poseen
translocación robertsoniana (la anomalía cromosómica estructural
más frecuente en la población general) entre el cromosoma 21 y el
cromosoma 14, por ejemplo (v. fig. 19.8G), que son fenotípicamente
normales. Estas personas son denominadas portadores de
translocación equilibrada. Independientemente de su edad, tienen
tendencia a generar células germinales con un cromosoma con
translocación anómala. Entre el 3% y el 4% de los individuos
afectados por síndrome de Down presentan trisomías por
translocación; es decir, que el cromosoma 21 adicional está unido a
otro cromosoma.
Deleción
Cuando un cromosoma se fragmenta, una de sus porciones puede
perderse (v. fig. 19.8B). El síndrome del maullido de gato está
causado por la deleción terminal parcial del brazo corto del
cromosoma 5. Los recién nacidos afectados por este síndrome
muestran al nacer un llanto débil, similar al maullido de un gato;
retraso del crecimiento con microcefalia (cabeza anormalmente
pequeña); hipertelorismo (ojos más separados de lo normal),
implantación baja de las orejas, y micrognatia (mandíbula pequeña).
Presentan retraso cognitivo severo y cardiopatía congénita.
El cromosoma en anillo constituye un tipo de deleción en el que,
tras perderse los dos extremos del cromosoma, los extremos
restantes se unen y forman un cromosoma con forma de anillo (v. fig.
19.8C). Los cromosomas en anillo son muy raros, pero se han
podido observar en cualquier cromosoma. Las personas con
síndrome de Turner, trisomía 18 y otras anomalías pueden presentar
este tipo de cromosomas.
Duplicaciones
Las duplicaciones pueden manifestarse, bien del modo en que la
parte duplicada de un cromosoma aparece localizada dentro de un
cromosoma (v. fig. 19.8D), como la parte duplicada unida a un
cromosoma o como un fragmento separado. Las duplicaciones son más
frecuentes que las deleciones y son menos lesivas, pues no existe pérdida de
material genético. La duplicación puede interesar a parte de un gen,
un gen completo o una serie de genes.
Isocromosomas
Cuando el centrómero se divide transversalmente en lugar de
hacerlo longitudinalmente, la anomalía resultante se denomina
isocromosoma (v. fig. 19.8F). Un isocromosoma es un cromosoma en el
que un brazo está ausente y el otro está duplicado. Parece ser la
anomalía estructural más frecuente del cromosoma X. Las personas que
presentan esta anomalía cromosómica suelen tener estatura corta y
poseer otras características del síndrome de Turner. Estas
características están relacionadas con la pérdida de un brazo del
cromosoma X.
Sustancias químicas
Metilmercurio Atrofia cerebral; espasticidad; convulsiones;
retraso cognitivo
Bifenilos RCIU; alteraciones de la coloración cutánea
policlorados
Infecciones
Citomegalovirus Microcefalia; coriorretinitis; pérdida
neurosensorial; retraso del desarrollo
psicomotor y cognitivo;
hepatoesplenomegalia; hidrocefalia;
parálisis cerebral; calcificaciones encefálicas
(periventriculares)
Virus de la Prematuridad; macrosomía fetal
hepatitis B
Virus del herpes Piel con vesículas y cicatrices; coriorretinitis;
simple hepatomegalia; trombocitopenia; petequias;
anemia hemolítica; hidranencefalia
Parvovirus Anemia fetal; hidropesía fetal no inmune;
humano B19 muerte fetal
Virus de la RCIU; retraso del crecimiento posnatal;
rubéola anomalías cardíacas y de los grandes vasos;
microcefalia; sordera neurosensorial;
cataratas; microftalmia; glaucoma;
retinopatía pigmentada; retraso cognitivo;
sangrado neonatal; hepatoesplenomegalia;
osteopatías; alteraciones de los dientes
Agentes Anomalías congénitas más frecuentes
Virus Zika Microcefalia y trastornos neurológicos
Toxoplasma gondii Microcefalia; retraso cognitivo; microftalmia;
hidrocefalia; coriorretinitis; calcificaciones
cerebrales; sordera; trastornos neurológicos
Treponema Hidrocefalia; sordera congénita; retraso
pallidum cognitivo; dientes y huesos anómalos
Virus de la Cicatrices cutáneas (distribución
varicela dermatomérica); defectos neurológicos (p.
ej., parálisis de los miembros, hidrocefalia,
convulsiones); cataratas; microftalmia;
síndrome de Horner; atrofia óptica;
nistagmo; coriorretinitis; microcefalia;
retraso cognitivo; defectos esqueléticos (p.
ej., hipoplasia de los miembros, de los
dedos de las manos y los pies); trastornos
urogenitales
Principios de la teratogénesis
A la hora de considerar la posible teratogenicidad de un agente, tal
como un fármaco o una sustancia química, deben considerarse tres
factores importantes:
Teratógenos humanos
El conocimiento de que ciertos agentes pueden perturbar el
desarrollo prenatal ofrece la oportunidad de prevenir algunas
anomalías congénitas. Por ejemplo, si las mujeres son conscientes de
los efectos perjudiciales de los medicamentos, el alcohol, las
sustancias químicas ambientales y las infecciones virales, la mayoría
de ellas evitará la exposición a estos agentes teratogénicos.
La teratogenicidad de los medicamentos varía considerablemente.
Algunos teratógenos, como la talidomida, provocan alteración
severa del desarrollo si se administran durante el periodo
organogénico de ciertas partes del embrión (p. ej., los miembros) (v.
fig. 19.15). Otros teratógenos causan retraso cognitivo y del
crecimiento en el embrión (v. tabla 19.4). A pesar de esto, menos del
2% de las anomalías congénitas están provocadas por medicamentos y
sustancias químicas. Solo pocos fármacos presentan teratogenicidad
demostrada, pero nuevos agentes continúan siendo identificados. Es
mejor que las mujeres eviten ingerir cualquier medicación durante el
primer trimestre de gestación, salvo que exista fuerte indicación
médica que justifique su uso.
Tabaquismo
El tabaquismo materno durante el embarazo constituye una causa
ampliamente reconocida de RCIU. A pesar de las advertencias
existentes de que el consumo de cigarrillos es dañino para el
embrión y el feto, más del 25% de las mujeres continúan fumando
durante la gestación. Con relación a las madres no fumadoras, las
grandes fumadoras (>20 cigarrillos diarios) dan a luz niños
prematuros con el doble de frecuencia. Además, los hijos de
fumadoras poseen menor peso de lo normal.
Un estudio poblacional de casos y controles reveló que los
defectos conotruncales y del tabique auriculoventricular aparecen
más frecuentemente en niños cuyas madres fumaron durante el
primer trimestre de la gestación. También se ha reportado mayor
incidencia de fisura labial y fisura palatina en la descendencia de
mujeres que fumaron durante el embarazo, comparada con la que
presentan los hijos de mujeres no fumadoras. La nicotina constriñe
los vasos sanguíneos uterinos, lo que motiva un descenso del flujo
sanguíneo en el útero y la reducción del aporte de oxígeno y
nutrientes disponibles para el embrión o el feto desde las sangre
materna en el espacio intervelloso de la placenta. Los altos niveles de
carboxihemoglobina, que aparecen en la sangre materna al consumir
cigarrillos, pasan a la sangre fetal, lo que puede alterar la capacidad
de la sangre para transportar oxígeno. Como consecuencia, puede
producirse una hipoxia fetal crónica (descenso de los niveles de
oxígeno por debajo de lo normal), afectando al crecimiento y
desarrollo fetales.
Alcohol
Entre el 1% y el 2% de mujeres en edad fértil son alcohólicas. La ingesta
de niveles moderados y altos de alcohol durante la parte inicial del
embarazo puede conducir a la aparición de alteraciones en el
crecimiento y morfogénesis fetal; cuanto mayor es la ingesta, más
severas son las alteraciones producidas. Los niños nacidos de
madres con alcoholismo crónico presentan un patrón específico de
trastornos, que incluyen retraso del crecimiento pre- y posnatal,
retraso cognitivo y otros defectos (fig. 19.12). Se denomina síndrome
alcohólico fetal a este patrón de defectos que presentan niños
afectados, que incluye rasgos faciales característicos, crecimiento
alterado y discapacidad mental. Este síndrome se observa en 1 o 2 de
cada 1.000 recién nacidos vivos. En la actualidad se considera que el
alcoholismo materno es la causa más frecuente de retraso cognitivo.
FIG. 19.12 Bebé con síndrome alcohólico fetal.
Apréciense el labio superior fino, las fisuras
palpebrales cortas, el puente nasal plano, la nariz
corta, el philtrum (surco vertical en la parte
medial del labio superior) alargado y
escasamente formado. Se cree que el
alcoholismo materno severo es la causa
ambiental más frecuente de retraso cognitivo. (Por
cortesía del Dr. A. E. Chudley, MD, Section of Genetics and
Metabolism, Department of Pediatrics and Child Health, Children’s
Hospital and University of Manitoba, Winnipeg, Manitoba,
Canadá.)
Andrógenos y progestágenos
Los andrógenos y los progestágenos pueden afectar a un feto
femenino y provocar en él masculinización de los genitales externos
(fig. 19.13). Las medicaciones que deberían ser evitadas son las que
típicamente contienen progestinas, etisterona o noretisterona. Desde un
punto de vista práctico, el riesgo teratogénico de estas hormonas es
bajo. Sin embargo, la exposición a progestina durante el periodo
crítico del desarrollo se asocia a incrementos de la prevalencia de
anomalías cardiovasculares, mientras que la exposición en fetos
masculinos durante este periodo puede doblar la incidencia de
hipospadias en la descendencia (v. cap. 13, fig. 13.26).
FIG. 19.13 Genitales externos masculinizados en
un bebé del sexo femenino con cariotipo 46,XX.
Obsérvense el clítoris agrandado y los labios
mayores de la vulva fusionados. La flecha indica
la desembocadura única del seno urogenital. La
virilización (desarrollo de características
masculinas maduras en una mujer) fue causada
por la presencia de una excesiva cantidad de
andrógenos producida por las glándulas
suprarrenales durante el periodo fetal
(hiperplasia adrenal congénita). (Por cortesía de la
Dra. Heather Dean, Department of Pediatrics and Child Health,
University of Manitoba, Winnipeg, Manitoba, Canadá.)
Antibióticos
Las tetraciclinas atraviesan la membrana placentaria y se depositan
en los huesos y en los dientes del embrión en los lugares de
calcificación activa. Una cantidad tan pequeña como 1 g diario de
tetraciclina, administrado durante el tercer trimestre de la gestación,
puede producir tinción amarillenta de los dientes temporales. El
tratamiento con tetraciclina durante los meses 4 a 9 del embarazo
puede causar también anomalías dentarias (p. ej., hipoplasia del
esmalte –cambio de la coloración de los dientes entre amarillo y
marrón–) y menor crecimiento de los huesos largos (v. cap. 18, fig.
18.10). Se han reportado más de 30 casos de déficit auditivo y lesión
del NC VIII en niños con exposición intrauterina a derivados de la
estreptomicina. Por el contrario, la penicilina ha sido extensamente
usada durante la gestación sin provocar daño aparente en el embrión
o el feto.
Anticoagulantes
Exceptuando la heparina, el resto de anticoagulantes cruzan la
membrana placentaria y pueden causar hemorragia en el embrión o
feto. La warfarina, un anticoagulante, es un claro teratógeno. El
periodo de mayor sensibilidad a este fármaco se encuentra entre las
6 y las 12 semanas tras la fecundación. La exposición a este
medicamento en los trimestres segundo y tercero del embarazo
puede ocasionar retraso cognitivo, atrofia del nervio óptico y
microcefalia. La heparina no cruza la membrana placentaria, por lo
que constituye el medicamento de elección en las mujeres gestantes
que requieren terapia anticoagulante.
Anticonvulsivantes
Una de cada 200 mujeres embarazadas es epiléptica, precisando
tratamiento con un medicamento anticonvulsivante. De los fármacos
anticonvulsivantes disponibles, la fenitoína está claramente
identificada como teratógeno. El síndrome de la hidantoína fetal
aparece entre el 5% y el 10% de los niños nacidos de madres tratadas
con los anticonvulsivantes fenitoína o hidantoína (fig. 19.14).
FIG. 19.14 Síndrome de la hidantoína fetal. A,
Esta chica joven presenta discapacidad para el
aprendizaje. Nótense las orejas exageradamente
grandes, el amplio espacio entre los ojos, los
pliegues epicantos, la nariz corta y el philtrum
largo. Su madre es epiléptica y le fue
administrada fenitoína (Dilantina) durante todo el
embarazo. B, Mano derecha de un bebé que
presenta hipoplasia digital severa (dedos cortos),
nacido de una mujer a la que le fue administrada
fenitoína (Dilantina) a lo largo de la gestación. (A,
Por cortesía del Dr. A. E. Chudley, MD, Section of Genetics and
Metabolism, Department of Pediatrics and Child Health, Children’s
Hospital and University of Manitoba, Winnipeg, Manitoba,
Canadá. B, Tomada de Chodirker BN, Chudley AE, Persaud TVN.
Possible prenatal hydantoin effect in child born to a nonepileptic
mother. Am J Med Genet 27:373, 1987.)
Agentes antineoplásicos
Las sustancias antitumorales son altamente teratogénicas. Esto no
debe sorprender, pues estos agentes inhiben la mitosis en células que
se están dividiendo de forma activa. Se recomienda evitar su
administración, especialmente durante el primer trimestre del
embarazo. El metotrexato, un antagonista del ácido fólico y derivado de
la aminopterina, es un potente teratógeno reconocido que produce
anomalías congénitas de consideración.
Medicamentos antihipertensivos
El National Birth Defects Prevention Study (Estados Unidos) puso
de manifiesto que el uso de ciertos fármacos antihipertensivos (β-
bloqueantes, renina-angiotensina) pueden incrementar el riesgo de
aparición de determinadas cardiopatías congénitas. Igualmente, la
exposición del feto a inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina causa oligohidramnios, muerte fetal, hipoplasia a largo
plazo de los huesos de la bóveda craneal, RCIU y disfunción renal.
Salicilatos
El ácido acetilsalicílico, o aspirina, es el fármaco más comúnmente
usado durante el embarazo. Grandes dosis de este medicamento son
potencialmente dañinas para el embrión o el feto. Sin embargo,
estudios realizados indican que, a bajas dosis, no parece ser
teratogénico.
Paracetamol
El paracetamol, medicación de uso frecuente y de venta libre, es muy
usado para tratar la cefalea, la fiebre, el dolor y los síntomas del
resfriado común. Un estudio epidemiológico amplio de mujeres que
consumieron este medicamento al principio de la gestación reveló
que en su descendencia se observaba una incidencia aumentada de
alteraciones de la conducta, incluyendo trastorno por déficit de
atención e hiperactividad.
Fármacos tiroideos
Los ioduros atraviesan rápidamente la membrana placentaria e
interfieren con la producción de tiroxina. Pueden asimismo causar
agrandamiento de la glándula tiroides y cretinismo (detención del
desarrollo físico y mental y distrofia de los huesos y tejidos blandos).
El déficit materno de iodo y hormona tiroidea puede producir cretinismo
congénito. La administración de fármacos antitiroideos para el
tratamiento de los trastornos tiroideos maternos, en caso de que la
dosis administrada exceda la requerida para el control de la
enfermedad, puede conducir a la aparición de bocio congénito.
Tranquilizantes
La talidomida es un potente teratógeno. Casi 12.000 recién nacidos
presentaron anomalías congénitas producidas por este fármaco. El
rasgo característico del síndrome de la talidomida es la meromelia (fig.
19.15). Está perfectamente establecido clínicamente el periodo en que
la talidomida causa anomalías congénitas, que es entre los 20 y los 36
días después de la fecundación. La talidomida está absolutamente
contraindicada en mujeres en edad fértil.
FIG. 19.15Recién nacido del sexo masculino con
miembros malformados (meromelia –ausencia
congénita de partes de los miembros–) causado
por la ingestión materna de talidomida durante el
periodo crítico del desarrollo de los miembros.
(Tomada de Moore KL. The vulnerable embryo: causes of
malformation in man. Manitoba Med Rev 43:306, 1963.)
Fármacos psicotrópicos
El litio es la droga de elección en la terapia de mantenimiento a largo
plazo de pacientes con trastorno bipolar; sin embargo, es sabido que
provoca anomalías congénitas, principalmente del corazón y los
grandes vasos, en recién nacidos hijos de mujeres a las que se
administró este fármaco al principio del embarazo.
Las benzodiazepinas son fármacos psicoactivos prescritos con
frecuencia a mujeres gestantes. En este grupo de fármacos se
encuentran el diazepam y el oxazepam, los cuales atraviesan
rápidamente la membrana placentaria (v. cap. 8, fig. 8.7). El uso de
estos fármacos durante el primer trimestre de la gestación se asocia a
la aparición de síntomas de abstinencia transitoria y defectos
craneofaciales en el recién nacido. Los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina se emplean para tratar la depresión
durante el embarazo. Se ha demostrado que la ingestión materna de
estos fármacos incrementa ligeramente el riesgo de aparición de
alteraciones neuroconductuales menores en los niños, así como
trastorno del espectro del autismo e hipertensión pulmonar
persistente.
Drogas
La cocaína es una de las drogas de abuso más frecuentemente
usadas en Norteamérica, y el creciente aumento de su consumo por
las mujeres en edad fértil constituye una importante preocupación.
Los efectos prenatales de la cocaína, incluyendo el aborto
espontáneo, la prematuridad y diversas anomalías congénitas, son
analizados en muchos estudios.
La metadona, empleada como tratamiento de la adicción a la
heroína, es considerada un «teratógeno conductual», al igual que lo
es la heroína. Los hijos de mujeres drogodependientes, comparados
con los niños no expuestos, presentan bajo peso al nacer y se ha
observado que aquellos nacidos de mujeres que reciben tratamiento
de mantenimiento con metadona muestran disfunción del sistema
nervioso central y menor perímetro cefálico. Existe también
preocupación sobre los efectos posnatales a largo plazo de la
metadona en el desarrollo.
Mercurio orgánico
Los niños hijos de madres cuya dieta principal durante la gestación
consiste en pescado contaminado por niveles anormalmente altos de
mercurio orgánico desarrollan la enfermedad de Minamata fetal,
que incluye alteraciones de la conducta que recuerdan a las
asociadas a la paresia cerebral. El metilmercurio es un teratógeno que
origina atrofia cerebral, espasticidad, convulsiones y retraso
cognitivo.
Plomo
El plomo está muy presente en los centros laborales y en el ambiente.
El plomo atraviesa la membrana placentaria y se acumula en los
tejidos fetales. La exposición prenatal al plomo se asocia a un
incremento en la incidencia de abortos, anomalías fetales, RCIU y
déficits funcionales.
Bifenilos policlorados
Los bifenilos policlorados (BPC) son sustancias químicas
teratogénicas que causan RCIU y alteraciones en la coloración
cutánea en fetos expuestos a ellos. La fuente principal de BPC en la
dieta de Norteamérica es la pesca deportiva en aguas contaminadas.
Citomegalovirus
Este virus representa el agente infeccioso fetal más frecuente. La
mayoría de los embarazos en los que esta infección tiene lugar en el
primer trimestre terminan como abortos espontáneos, lo que es
debido a que la enfermedad es letal para el embrión. Más adelante
en la gestación, la infección por citomegalovirus puede conducir a la
aparición de retraso del desarrollo, RCIU y anomalías congénitas severas.
Resultan especialmente preocupantes los casos asintomáticos de
infección neonatal por citomegalovirus, los cuales se suelen asociar a
alteraciones auditivas, neurológicas y neuroconductuales durante la
infancia.
Varicela
La varicela y el herpes zóster están causados por el mismo virus,
virus varicela-zóster, virus muy contagioso. Hay fuerte evidencia
científica de que la infección materna por varicela durante los
primeros 4 meses de gestación produce anomalías congénitas
severas (atrofia muscular y retraso cognitivo). Cuando la infección
tiene lugar durante el periodo crítico del desarrollo, se observa un
20% de incidencia de estas u otras alteraciones (v. fig. 19.11).
Virus Zika
Las mujeres gestantes que se infectan por el virus Zika dan a luz
bebés con microcefalia y anomalías neurológicas severas. El primer
caso de embriopatía Zika fue reportado en Brasil en 2015, habiendo
aparecido brotes en otros países, que incluyen zonas del Pacífico
Occidental (Isla de Yap), Pacífico Sur (Polinesia francesa),
Sudamérica, Centroamérica y el Caribe.
El virus Zika es transmitido localmente a los humanos por el
mosquito Aedes. En la mayoría de los casos se estableció la relación
causal entre la infección prenatal por Zika y el nacimiento de bebés
con microcefalia y otras anomalías. Los Centros para Control y
Prevención de Enfermedades (CDC), a partir de su análisis de la
situación, concluyeron que las mujeres embarazadas infectadas por
el virus Zika presentaban un riesgo aumentado de dar a luz un niño
con microcefalia u otras anomalías encefálicas o ambas. Pero,
igualmente, los CDC reportaron el nacimiento de muchos niños
sanos en mujeres infectadas por el virus Zika durante la gestación.
Toxoplasmosis
La infección materna por el parásito intracelular Toxoplasma gondii
tiene lugar generalmente a través de una de las siguientes vías:
Sífilis congénita
En muchos países está aumentando la prevalencia de sífilis y, en
consecuencia, a menudo mujeres gestantes resultan infectadas. En
Estados Unidos, la infección por sífilis afecta aproximadamente a 1
de cada 10.000 recién nacidos. Treponema pallidum, bacteria
pequeña y de forma espiral, es el agente causante de la sífilis, capaz
de cruzar la membrana placentaria ya en las semanas 6 a 8 del
desarrollo. El feto puede infectarse en cualquier fase de la
enfermedad o en cualquier etapa de la gestación. Las infecciones
maternas primarias (adquiridas durante el embarazo y no tratadas)
casi siempre provocan infección fetal importante y anomalías
congénitas. Sin embargo, el tratamiento adecuado de la madre
destruye a la bacteria. Si la madre no es tratada, únicamente en el
20% de los casos el recién nacido no resulta afectado. Rara vez
aparecen enfermedades fetales y anomalías congénitas en los casos
de infecciones maternas secundarias (adquiridas antes de la
gestación).
David D. Eisenstat
Tabla 20.1
Comunicación intercelular
Las células pueden comunicarse entre sí de diferentes maneras.
Uniones comunicantes
Las uniones comunicantes son canales que permiten el paso directo
de iones y moléculas pequeñas (<1 kD) de una célula a otra. Estas
uniones son conocidas como comunicaciones intercelulares a través
de uniones comunicantes. Sin embargo, las proteínas grandes y los
ácidos nucleicos no pueden ser transferidos a través de este tipo de
uniones. Las uniones comunicantes están formadas por hemicanales
presentes en la superficie de cada célula, denominados conexones.
Cada conexón está constituido por seis moléculas conexina que
forman un hexámero. En el desarrollo temprano, las uniones
comunicantes están generalmente abiertas, permitiendo el
intercambio de pequeñas moléculas en zonas relativamente grandes.
Sin embargo, conforme avanza el desarrollo, se va restringiendo la
comunicación a través de este tipo de uniones, estableciéndose
límites, como en el caso de los rombómeros, estructuras transitorias
del rombencéfalo en desarrollo. Las uniones comunicantes son de
particular importancia en el acoplamiento eléctrico entre el corazón
y el encéfalo. La aparición de mutaciones de moléculas conexina
específicas se asocia a enfermedades humanas (p. ej., la mutación de
CX43 se asocia a arterioesclerosis por placas de ateroma).
Ácido retinoico
El establecimiento del eje AP del embrión es crucial para determinar
la localización correcta de determinadas estructuras, como es el caso
de los miembros, así como el patrón de organización del sistema
nervioso. Hace décadas que existe evidencia clínica de que
alteraciones del nivel de la vitamina A (retinol) en la dieta
(cantidades excesivas o insuficientes) puede conducir a la aparición
de anomalías congénitas (v. cap. 19). La forma bioactiva de la
vitamina A es el ácido retinoico, producido por la oxidación
enzimática que lleva a cabo la retinol aldehído deshidrogenasa y
seguidamente la retinal aldehído deshidrogenasa. Proteínas celulares
de unión al ácido retinoico pueden modular los niveles libres de
ácido retinoico secuestrándolo. El ácido retinoico también puede ser
degradado activamente por enzimas como CYP26, obteniéndose
metabolitos inactivos (fig. 20.2).
FIG. 20.2 Regulación del metabolismo y
señalización del ácido retinoico. El retinol de la
dieta (vitamina A) es convertido a retinal por la
acción de las retinol deshidrogenasas. La
concentración de retinal libre es controlada por la
acción de proteínas celulares de unión al retinal.
De forma similar, el retinal se convierte en ácido
retinoico por la acción de retinal
deshidrogenasas, y su concentración de forma
libre se modula mediante el secuestro de
proteínas celulares de unión a ácido retinoico y
su degradación inducida por CYP26. La forma
bioactiva de ácido retinoico es ácido all-trans
retinoico.
Sonic hedgehog
Sonic hedgehog (SHH) fue el primer ortólogo identificado en
mamíferos del gen hedgehog de Drosophila. SHH y otras proteínas
relacionadas, tales como Desert hedgehog e Indian hedgehog, son
morfógenos secretados que resultan críticos para el establecimiento
temprano de patrones, la migración celular y la diferenciación de
muchos tipos celulares, órganos y sistemas. Las células poseen
niveles de respuesta variables a las señales de SHH secretado. El
receptor primario de SHH es Patched (PTCH en humanos, familia
PTC en ratón), una proteína con dominio transmembrana. En
ausencia de SHH, Patched inhibe el dominio transmembrana, una
proteína ligada a proteínas G denominada Smoothened (Smo). Como
consecuencia, se inhiben las señales con actividad descendente en el
núcleo. Sin embargo, en presencia de SHH, se bloquea la inhibición
causada por PTC y se produce la cascada de eventos descendentes,
que incluyen la activación transcripcional de genes diana, tales como
Ptc-1, Engrailed y otros (fig. 20.4).
FIG. 20.4 Vía de señalización de Sonic
hedgehog/Patched. A, El receptor Patched (Ptc)
inhibe la señalización del receptor Smoothened
(Smo). Formando un complejo con Costal-2
(Cos2) y Fused (Fu), GLI es modificado para
convertirse en un inhibidor de la transcripción,
GLI-R. B, Sonic hedgehog (SHH) es
fragmentado, añadiéndose colesterol a su
extremo N-terminal (N-SHH-Chol). Este ligando
SHH modificado inhibe al receptor Ptc,
permitiendo la señalización de Smo, mientras
que el GLI activado (GLI-A) experimenta
translocación al núcleo para activar genes a
través de la proteína de unión al AMP cíclico
(CBP). En los vertebrados, la señalización de
SHH tiene lugar en los cilios primarios (inserto).
CKI, caseína cinasa I; GSK-3, glucógeno sintasa
cinasa 3; P, grupo fosfato; PKA, proteína cinasa
A; SuFu, supresor de Fused.
Vía Wnt/β-catenina
Las glicoproteínas Wnt son ortólogos en los vertebrados del gen
Wingless de Drosophila. Al igual que para otros morfógenos, los 19
miembros de la familia Wnt controlan varios procesos durante el
desarrollo, incluyendo el establecimiento de la polaridad celular,
proliferación, muerte celular (por apoptosis), especificación del
destino celular y migración. La señalización de Wnt es un proceso
complejo, habiéndose esclarecido tres vías para esta señalización
hasta la actualidad. Solo se trata aquí la vía clásica o «canónica»
dependiente de β-catenina (fig. 20.5). Proteínas Wnt específicas se
unen a uno de entre 10 receptores de superficie celular Frizzled
(Fzd), que poseen siete dominios transmembrana, y también a
correceptores proteicos relacionados con el receptor de las
lipoproteínas de baja densidad tipo 5 y 6 (LRP5 y LRP6), activando
de este modo eventos descendentes de señalización intracelular. Si
no se produce la unión de Wnt, la β-catenina citoplasmática es
fosforilada por la enzima glucógeno sintasa cinasa 3 (GSK-3) y es
candidata a sufrir degradación. En la presencia de Wnt, GSK-3 se
inactiva y β-catenina no es fosforilada y se acumula en el citoplasma.
La β-catenina se transloca al núcleo, donde activa la transcripción de
genes diana formando un complejo con factores de transcripción del
factor de células T (TCF). Los genes diana del conjunto β-
catenina/TCF incluyen el del factor de crecimiento endotelial
vascular (VEGF) y de metaloproteinasas de matriz.
FIG. 20.5 Vía de señalización canónica Wnt/β-
catenina. A, En ausencia de la unión del ligando
Wnt al receptor Frizzled (Fzd), β-catenina es
fosforilada (-P) por un complejo multiproteico y
elegida para ser degradada. La expresión del
gen diana es inhibida por el factor de los
linfocitos T (TCF). B, Cuando Wnt se une al
receptor Fzd, se reclutan correceptores LRP,
Disheveled (DVL) es fosforilado y β-catenina se
acumula en el citoplasma. Cierta cantidad de β-
catenina penetra en el núcleo para activar la
transcripción genética. APC, proteína de la
poliposis adenomatosa del colon; GSK-3,
glucógeno sintasa cinasa 3; LRP, proteína
relacionada con el receptor de lipoproteínas.
Vía Notch-Delta
La vía de señalización de Notch es fundamental para la
determinación del destino celular, incluyendo el mantenimiento de
nichos de células madre, proliferación, muerte celular por apoptosis
y diferenciación. Estos procesos son cruciales en todas las facetas del
desarrollo de los órganos, a través de la regulación de la señalización
célula-célula lateral e inductiva. Las proteínas Notch son receptores
transmembrana simples que interactúan con ligandos Notch unidos
a la membrana (p. ej., ligandos Delta y ligandos en dientes de sierra
[Jagged]) en células adyacentes (fig. 20.7). La unión ligando-receptor
dispara procesos proteolíticos que conducen a la liberación del
dominio intracelular de Notch (NICD). Cuando el NICD se transloca
al núcleo, una cascada de procesos intranucleares culminan en la
inducción de la expresión de factores de transcripción que mantiene
en la célula su estado de célula progenitora.
FIG. 20.7 Vía de señalización Notch-Delta. En
células progenitoras (derecha), la activación de la
señalización de Notch conduce a la división del
dominio intracelular de Notch (NICD). NICD
experimenta translocación al núcleo, se une a un
complejo transcripcional y activa genes diana,
tales como el gen Hes1 de la familia bHLH, que
inhibe la diferenciación. En células en
diferenciación (izquierda), la señalización de
Notch no está activa.
Factores de transcripción
Los factores de transcripción pertenecen a una gran clase de
proteínas que regulan la expresión de muchos genes diana, bien
activando o inhibiendo mecanismos. Típicamente, un factor de
transcripción se une a secuencias de nucleótidos específicas en las
regiones promotoras o amplificadoras de genes diana, regulando la
tasa de transcripción de estos genes mediante la interacción con
proteínas accesorias. Los factores de transcripción pueden activar o
inhibir la transcripción del gen diana dependiendo de la célula en la
que se expresan, el promotor concreto, la situación de la cromatina y
la fase del desarrollo. Algunos factores de transcripción no requieren
unirse al ADN para regular la transcripción; pueden unirse a otros
factores de transcripción unidos ya al promotor en el ADN,
regulando de este modo la transcripción, o bien unirse a otros
factores de transcripción y secuestrarlos de sus genes diana,
reprimiendo de ese modo la transcripción del gen. La superfamilia
de factores de transcripción está compuesta por muchas clases
diferentes de proteínas. Se describen tres ejemplos de esta familia
diversa de proteínas: los factores de transcripción Hox/Homeobox,
Pax, y hélice-asa-hélice básico (bHLH).
Proteínas hox/homeobox
Los genes Hox se describieron por primera vez en la mosca de la
fruta, Drosophila melanogaster. Se cree que el orden de presencia de los
genes Hox a lo largo del eje AP reproduce fielmente su organización
a nivel cromosómico. Mutaciones de estos genes en el complejo
HOM-C conducen a fenotipos dramáticos (transformación
homeótica), como ocurre con el gen Antennapedia, por el cual
surgen de la cabeza de la mosca de la fruta patas en lugar de
antenas. En los humanos, están conservados el orden a lo largo del
eje AP y la localización cromosómica de los genes Hox. Se ha
demostrado que trastornos en el gen HOXA1 se siguen de alteración
del desarrollo nervioso humano, mientras que mutaciones de
HOXA13 y HOXD13 causan malformaciones de las extremidades.
Todos los genes Hox contienen una secuencia de 180 pares de
bases, el homeobox, que codifica para un homeodominio de 60
aminoácidos compuesto de tres α-hélices. La tercera hélice (de
reconocimiento) se une a sitios de ADN que contienen una secuencia
de unión o más en los promotores de sus genes diana. El
homeodominio está altamente conservado durante la evolución,
mientras que otras regiones de la proteína no lo están tanto.
Mutaciones en la región de unión del ADN del gen homeobox
NKX2.5 se asocian a comunicaciones interauriculares cardíacas,
mientras que mutaciones de ARX se asocian al síndrome
malformativo del sistema nervioso central denominado lisencefalia.
Genes PAX
Todos los genes Pax contienen motivos bipartitos de unión al ADN
denominados dominio Pax (o par), mientras que la mayoría de los
miembros de la familia Pax contienen también un homeodominio. Se
ha demostrado que las proteínas PAX pueden activar e inhibir la
transcripción de genes diana. Se ha demostrado que el gen eyeless,
ortólogo de Pax6 en Drosophila melanogaster, es esencial para el
desarrollo del ojo, pues las moscas mutantes homocigotas negativas
no poseen ojos. Eyeless comparte un alto grado de conservación de
secuencias con su ortólogo humano PAX6, gen asociado a
malformaciones oculares tales como la aniridia (ausencia de iris) y la
anomalía de Peters. En las enfermedades oculares congénitas
humanas, el nivel de expresión de PAX6 parece ser crucial, pues
pacientes que solo poseen una copia funcional del gen
(haploinsuficiencia) presentan defectos oculares y aquellos sin
función de PAX6 son anoftálmicos. Este concepto de
haploinsuficiencia es recurrente para muchos factores de
transcripción y las malformaciones humanas correspondientes.
PAX3 y PAX7 codifican tanto para el homeodominio como para los
dominios de unión de Pax al ADN. El rabdomiosarcoma de tipo
alveolar, cáncer que se desarrolla en la niñez, es consecuencia de una
translocación por la que se forma una proteína quimérica en la que
PAX3 o PAX7 (incluyendo ambos dominios de ADN) se fusiona a los
potentes dominios de activación del factor de transcripción FOXO1,
de la familia de factores de transcripción en «cabeza de tenedor». El
síndrome de Waardenburg tipo I, enfermedad humana autosómica
dominante, es debido a mutaciones del gen PAX3. Los pacientes que
presentan este síndrome muestran déficits de audición, defectos
oculares (distopia cantorum) y anomalías de la pigmentación
representadas por un mechón blanco de pelo.
Epigenética
Con el término epigenética nos referimos a las modificaciones
hereditarias que afectan a la expresión genética y son consecuencia
de mecanismos distintos a los cambios en la secuencia del ADN. Son
ejemplos de epigenética la metilación del ADN, los micro-ARN y las
modificaciones de la cromatina, tales como la acetilación, metilación
y fosforilación de histonas. Estas marcas epigenéticas («código
epigenético») están reguladas por grupos de enzimas que: a)
reconocen las marcas epigenéticas («lectores»), b) añaden marcadores
epigenéticos al ADN o histonas («escritores»), o c) eliminan estas
marcas epigenéticas («borradores»). Los síndromes de Rett,
Rubinstein-Taybi y la α-talasemia ligada al cromosoma X con retraso
mental son trastornos de la remodelación de la cromatina.
Edición de genes
El estudio del desarrollo embrionario en ratones se ha visto
reforzado por el desarrollo de tecnologías que pueden inactivar de
forma específica (knockout) genes de interés o expresarlos
ectópicamente. Sin embargo, esta tecnología no ha sido susceptible
de ser utilizada en células humanas o alterar la expresión genética en
pacientes. Esto ha conducido al desarrollo de nuevos abordajes in
vitro e in vivo para alterar específicamente la secuencia genómica del
ADN (edición genética), lo que ocurre con el sistema de repeticiones
palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas
(sistema CRISPR/Cas9 endonucleasa [Clustered Regularly
Interspaced Short Palindromic Repeats]), fácil de usar, de diseño
modular, altamente específico y que está siendo extensamente
implementado. El sistema CRISPR/Cas9 se descubrió como una
respuesta inmune de las bacterias a infecciones virales. La tecnología
se ha simplificado para involucrar una guía única de ARN que
contiene una secuencia de 20 pb, que es complementaria a la
secuencia diana del gen, y una sección de doble cadena que está
unida por Cas9 y sitúa la nucleasa en la localización genómica
correcta (fig. 20.10). La guía ARN debe contener una secuencia
proespaciadora adyacente (PAM), localizada en el extremo terminal
3′ de la secuencia diana, usada por Cas9 para unirse al ADN y
fragmentarlo. La rotura específica de la doble cadena en el ADN
genómico puede ser reparada bien por unión de extremos no
homólogos o por reparación directa por homología. La unión de
extremos no homólogos tiene por consecuencia deleciones que
pueden introducir mutaciones de cambio de sentido (cambio en el
marco de lectura/parada). Por el contrario, la reparación directa por
homología con la plantilla adecuada puede ser usada para corregir
defectos genéticos, introducir mutaciones en lugares susceptibles de
causar enfermedades o incorporar un gen marcador en un locus
concreto. La respuesta a esta tecnología de edición genética ha sido
rápida; ya ha sido usada para corregir alteraciones genéticas in vivo
en ratones y ex vivo en humanos, y ha potenciado la posibilidad de
modelar enfermedades congénitas humanas in vitro. El potencial
terapéutico de esta tecnología es enormemente prometedor, pues
permite, por vez primera, modificar específicamente el genoma
humano, bien ex vivo o in vivo, para corregir defectos genéticos.
FIG. 20.10Visión de conjunto del sistema de
edición genética CRISPR/Cas9. A, Este sistema
de edición es modular y está compuesto por una
guía ARN de cadena sencilla (csARN), que
posee una región complementaria a la secuencia
diana en el ADN genómico, y una estructura
madre que es requerida para localizar la
endonucleasa Cas9, la cual fragmenta las dos
cadenas de la secuencia diana en el ADN. Para
que tenga lugar la fragmentación del ADN por
Cas9, es requerida una secuencia
proespaciadora adyacente (PAM) a la región que
va a ser escindida (flechas azules). B, La rotura
de la doble cadena resultante puede ser
reparada por unión de extremos no homólogos
(NHEJ) o por reparación directa por homología
(HDR). La NHEJ tiene por consecuencia la
aparición de deleciones que pueden seguirse de
mutaciones con pérdida de función. Por el
contrario, HDR capacita para la edición
específica de la secuencia diana, tal como la
conversión de un alelo mutante (M) en un alelo
normal (N).
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Apéndice: respuestas a las
preguntas orientadas
clínicamente
Capítulo 1
1. Se espera que los profesionales sanitarios respondan de forma
coherente a las preguntas que formula la población, tales
como «¿Cuándo empieza a latir el corazón del bebé?»,
«¿Cuándo mueve sus extremidades?», «¿Cuándo tiene el
embrión mayor riesgo de sufrir los efectos del alcohol?» Para
realizar un diagnóstico prenatal e instaurar cualquier
tratamiento médico previo al nacimiento, los médicos –
especialmente los médicos de familia, obstetras y pediatras–
necesitan conocer cómo se desarrolla el embrión y el feto, así
como los factores que pueden causar anomalías del
desarrollo. Por otra parte, la investigación en embriología
apoya la aplicación de células madre para el tratamiento de
ciertas enfermedades crónicas.
2. Los médicos calculan la fecha de las gestaciones a partir del
primer día del último ciclo menstrual normal debido a que
esta fecha suele ser recordada por la mujer. No es posible
detectar el momento preciso de la ovulación (expulsión del
óvulo) o de la fecundación (cuando comienza el desarrollo).
Pueden realizarse pruebas de laboratorio y obtenerse
imágenes ecográficas para detectar el momento en que
probablemente tendrá lugar la ovulación y cuándo se ha
iniciado la gestación.
Capítulo 2
1. Las mujeres embarazadas no menstrúan, incluso cuando
puede producirse algún sangrado cuando le hubiera
correspondido en el ciclo habitual. Este sangrado puede ser
un pequeño goteo procedente del espacio intervelloso de la
placenta motivado por una separación parcial de la misma
con respecto al endometrio de la pared uterina. Dado que no
hay descamación endometrial, esta sangre no es líquido
menstrual, sino sangre materna que sale del espacio
intervelloso de la placenta.
2. Depende del momento en que olvidó tomar el anticonceptivo
oral. Si sucedió a la mitad del ciclo, pudo ovular y producirse
el embarazo. Ingerir dos dosis al día siguiente no impediría
la ovulación.
3. El término coitus interruptus se refiere a la retirada del pene de
la vagina antes de se produzca la eyaculación. Este método
no es fiable como anticonceptivo. A menudo, algunos
espermatozoides son expulsados desde el pene con la
secreción de las glándulas sexuales auxiliares (p. ej., las
glándulas seminales) antes de que tenga lugar la eyaculación.
Uno de esos espermatozoides puede fecundar el ovocito.
4. El término espermatogénesis se utiliza para definir el proceso
completo de la formación de los espermatozoides. La
espermiogénesis consiste en la transformación de una
espermátida en un espermatozoide. Por tanto, la
espermiogénesis es la etapa final de la espermatogénesis.
5. Un dispositivo intrauterino (DIU) liberador de cobre puede
inhibir la capacitación de los espermatozoides y su
transporte a través del útero hasta el lugar de fecundación en
la trompa uterina; en tal caso, se comportaría como un
dispositivo anticonceptivo. Un DIU liberador de hormona (p.
ej., levonorgestrel) puede producir cambios que alteren las
características morfológicas del endometrio; como resultado,
el blastocisto no se implanta. En este caso, el DIU podría ser
denominado dispositivo antiimplantación.
Capítulo 3
1. Los ciclos ovárico y menstrual cesan típicamente entre los 48
y los 55 años, siendo la media de edad de 51 años. La
menopausia es el resultado del cese gradual de la producción
de gonadotropina por la hipófisis; sin embargo esto no
significa que los ovarios hayan agotado su aporte de
ovocitos. El riesgo de aparición del síndrome de Down y
otras trisomías aumenta en los niños cuyas madres tienen 39
años o más (v. cap. 19, tabla 19.2). La espermatogénesis
también disminuye después de los 45 años, a la vez que se
incrementa el número de espermatozoides inviables y
anómalos. A pesar de ello, la producción de espermatozoides
continúa hasta edades muy tardías. El riesgo de producir
gametos anómalos es menor en los hombres que en las
mujeres, si bien hombres mayores pueden acumular
mutaciones que el niño puede heredar. Las mutaciones son
susceptibles de producir anomalías congénitas (v. cap. 19).
2. Se están llevado a cabo muchos estudios para generar nuevos
métodos anticonceptivos, incluyendo el desarrollo de
anticonceptivos orales para los hombres. Esta investigación
incluye trabajo experimental sobre la inhibición hormonal y
no hormonal de la espermatogénesis, así como estimulación
de respuestas inmunes a los espermatozoides. Se ha
comprobado que impedir el desarrollo de millones de
espermatozoides de forma continua es mucho más difícil que
interrumpir el desarrollo mensual de un único ovocito. Los
resultados obtenidos mediante estrategias moleculares, tales
como el antagonismo farmacológico del receptor purinérgico
P2X1 y del adrenorreceptor α1A, podrán quizás proporcionar
un método anticonceptivo seguro y reversible en el hombre.
3. No se sabe si los corpúsculos polares son fecundados alguna
vez; sin embargo, se ha sugerido que las quimeras
dispérmicas son el resultado de la fusión de un ovocito
fecundado con un corpúsculo polar fecundado. Los
individuos quimera son raros y están compuestos por una
mezcla de células procedentes de dos cigotos. Más
posiblemente, las quimeras dispérmicas aparecen como
resultado de la fusión temprana en el desarrollo de cigotos
gemelos dicigóticos. Los gemelos dicigóticos derivan de dos
cigotos. Si un corpúsculo polar quedara fecundado y
permaneciera separado del cigoto normal, podría originar un
embrión.
4. La causa más frecuente de aborto espontáneo durante la
primera semana es la anomalía cromosómica, como ocurre
con las anomalías resultantes de la no disyunción
cromosómica (v. cap. 2). Un aborto espontáneo temprano
podría ser también consecuencia del fracaso del
sincitiotrofoblasto para producir una cantidad adecuada de
gonadotropina coriónica humana capaz de mantener el
cuerpo lúteo en el ovario.
5. La mitosis es el proceso habitual de reproducción celular
causante de la formación de las células hijas en el cigoto. La
segmentación es la serie de divisiones celulares mitóticas que
experimenta el cigoto. Este proceso origina la formación de
las células hijas, denominadas blastómeros. Las expresiones
división de segmentación y división mitótica poseen el mismo
significado cuando se refieren al cigoto en división.
6. Los requerimientos nutricionales del cigoto en división no
son grandes. Los nutrientes proceden principalmente de las
secreciones de las trompas uterinas.
7. Sí. Uno de los blastómeros podría ser extraído y un
cromosoma Y podría ser identificado mediante tinción
fluorescente con mostaza de quinacrina o por técnicas
moleculares (v. cap. 7). Esta técnica podría estar disponible
para ser utilizada en parejas con historia familiar de
enfermedades genéticas ligadas al sexo (p. ej., hemofilia,
distrofia muscular), y para mujeres que han dado a luz un
bebé con tal enfermedad y son reacias a tener más hijos. En
estos casos solo podrían transferirse al útero embriones del
sexo femenino desarrollados in vitro.
Capítulo 4
1. La expresión «sangrado de implantación» se refiere a la
pérdida de pequeñas cantidades de sangre procedente del
lugar en que se implanta el blastocisto, que tiene lugar pocos
días después de la fecha esperada de la menstruación. Una
mujer que no tenga conocimiento de esta posible situación
puede malinterpretar el sangrado como una regla con poco
sangrado. En estos casos, puede proporcionar al médico una
fecha errónea del último periodo menstrual normal. Esta
sangre no es menstrual; es sangre que procede del espacio
intervelloso de la placenta en desarrollo. La pérdida de
sangre podría ser también producto de la rotura de arterias o
venas coriónicas o de ambas (v. cap. 8).
2. Medicamentos y otros agentes pueden causar un aborto
temprano del feto, pero no producen anomalías congénitas si
son ingeridos durante las primeras 2 semanas. Un
medicamento u otro agente puede bien dañar todas las
células embrionarias, matar al embrión o dañar únicamente a
unas pocas células, en cuyo caso el embrión se recupera y se
desarrolla normalmente.
3. Típicamente, los dispositivos intrauterinos son muy eficaces
para prevenir la gestación alterando la capacitación o la
movilidad del espermatozoide, o bien modificando las
características morfológicas del endometrio. Sin embargo, un
dispositivo intrauterino no bloquea la entrada física de un
espermatozoide a la trompa uterina y la fecundación de un
ovocito, en caso de que se encuentren. Aunque el endometrio
no fuera propicio a la implantación, un blastocisto podría
desarrollarse e implantarse en la trompa uterina (p. ej.,
embarazo ectópico tubárico). Si tiene lugar la fecundación en
una mujer que utiliza un dispositivo intrauterino, el riesgo de
embarazo ectópico es de aproximadamente el 5%.
4. Las gestaciones abdominales son muy raras. En la mayor
parte de los casos se cree que son consecuencia de una
gestación tubárica ectópica. El embrión aborta
espontáneamente desde la trompa uterina rota y sale a la
cavidad peritoneal. En la gestación abdominal hay alto riesgo
de que se produzca sangrado materno severo y mortalidad
fetal. Sin embargo, si el diagnóstico se hace más adelante en
la gestación y la paciente (madre) no presenta síntomas,
puede permitirse la continuación del embarazo hasta que se
asegure la viabilidad extrauterina del feto, momento en que
el parto se realizaría por cesárea.
Capítulo 5
1. Sí. Algunos medicamentos pueden causar anomalías
congénitas si son administrados durante la tercera semana (v.
cap. 19). Por ejemplo, los agentes antineoplásicos
(quimioterapia o fármacos antitumorales) son capaces de
producir defectos esqueléticos y del tubo neural severos en el
embrión, tales como acrania y meroencefalia (ausencia
parcial de encéfalo) si se ingieren durante la tercera semana.
2. Sí. En los embarazos de mujeres de 40 años o mayores se
incrementan los peligros para el embrión. Hay mayor riesgo
de aparición de anomalías congénitas asociadas a anomalías
cromosómicas, como es el caso del síndrome de Down y la
trisomía 13 (v. cap. 19); sin embargo, mujeres mayores de 40
años pueden tener hijos normales. La edad materna
avanzada es un factor predisponente para ciertas situaciones
médicas. Un ejemplo es la preeclampsia, trastorno
hipertensivo caracterizado por aumento de la presión
sanguínea y edema, que ocurre más frecuentemente en
mujeres gestantes mayores que en las jóvenes. La edad
materna avanzada también se asocia a aumento significativo
de riesgo para el embrión o el feto.
Capítulo 6
1. Los embriones y fetos tempranos parecen similares al final de
la octava semana. El cambio de nombre se establece de forma
arbitraria para indicar el comienzo de una nueva fase del
desarrollo (crecimiento y diferenciación rápidos) y que se ha
completado el periodo más crítico del desarrollo.
2. Existen diferentes opiniones en relación con el momento en
que un embrión se convierte en ser humano porque las
posturas suelen estar relacionadas con puntos de vista
religiosos y personales. La respuesta científica es que el
embrión es ser humano desde el momento de la fecundación,
pues su dotación cromosómica es humana. El cigoto es solo
el comienzo del desarrollo humano. Algunas personas
consideran que el embrión se convierte en humano
únicamente tras el nacimiento.
3. No, no se puede. Durante el periodo embrionario hay más
similitudes que diferencias en los genitales externos (v. cap.
13). Una ecografía no permite desvelar si el órgano sexual
primitivo (tubérculo genital a las 5 semanas y falo a las 7
semanas) se convertirá en pene o en clítoris. Las diferencias
sexuales no son claras hasta el periodo fetal temprano (10.ª-12.ª
semana). Los patrones de cromatina sexual y el análisis
cromosómico (hibridación fluorescente in situ) de células
embrionarias obtenidas por amniocentesis pueden mostrar el
sexo cromosómico del embrión (v. cap. 7).
Capítulo 7
1. Exámenes ecográficos han demostrado que los embriones
maduros (8 semanas) y fetos jóvenes (9 semanas) realizan
movimientos espontáneos, tales como sacudidas
(movimientos bruscos súbitos) del tronco y de los miembros.
Aunque el feto comienza a mover su espalda y sus miembros
durante la semana 12, la madre empieza a percibir que el feto
se mueve entre las semanas 16 y 20. La mujeres que han
tenido varios hijos generalmente detectan este movimiento,
«sacudidas», antes que las primerizas, porque conocen el
modo en que se sienten estos movimientos. Las sacudidas
suelen percibirse como una débil vibración o como un
temblor.
2. El suplemento de la dieta con ácido fólico antes de la
concepción y durante las etapas tempranas de la gestación se
ha mostrado eficaz para reducir la incidencia de defectos del
tubo neural (p. ej., espina bífida). Se ha demostrado que el
riesgo de tener un niño con un defecto del tubo neural es
significativamente menor cuando se ingiere diariamente un
suplemento vitamínico que contiene 400 mg de ácido fólico.
Sin embargo, no existe consenso en relación con el papel
beneficioso de las vitaminas en general para prevenir la
aparición de estos defectos en la mayoría de las gestaciones
de riesgo.
3. Es muy raro el daño directo del feto por la aguja durante la
realización de una amniocentesis cuando es guiada por una
ecografía que permite localizar la posición del feto y
monitorizar la inserción de la aguja. El riesgo de inducir un
aborto es muy bajo (de aproximadamente el 0,5%) cuando se
lleva a cabo la prueba en el segundo trimestre de la gestación.
La infección materna o fetal constituye también una
complicación infrecuente.
Capítulo 8
1. Un mortinato es un feto que falleció antes del parto, pesa al
menos 500 g y ha cumplido, al menos, 20 semanas. La
incidencia de tener un mortinato es aproximadamente tres
veces más alta entre madres mayores de 40 años que en
mujeres de entre 20 y 30 años. Se producen más fetos
mortinatos masculinos que femeninos, desconociéndose la
razón por la que esto es así.
2. A veces el cordón umbilical es anormalmente largo y rodea
alguna parte del feto, como por ejemplo el cuello o una
extremidad. Este hecho puede impedir el flujo hacia el feto
de sangre rica en oxígeno en la vena umbilical y desde las
arterias umbilicales a la placenta. Si esta obstrucción ocasiona
que el feto reciba una cantidad insuficiente de oxígeno y
nutrientes, puede ocurrir que fallezca. Un nudo verdadero
del cordón umbilical, formado cuando el feto atraviesa un
asa del cordón, obstruye igualmente el flujo sanguíneo. El
prolapso del cordón umbilical en el cuello uterino materno a
la altura de la presentación (normalmente la cabeza) puede
ser también considerado un accidente del cordón. De esta
manera, se crea presión en el cordón y se impide que el feto
reciba el oxígeno que precisa. Si el cordón se enreda
alrededor del feto también pueden producirse anomalías
congénitas (p. ej., ausencia de un antebrazo).
3. La mayoría de las pruebas de embarazo de venta libre se
basan en la detección de cantidades relativamente grandes de
gonadotropina coriónica en la orina de la mujer. Los
resultados de estas pruebas son positivos durante un corto
espacio de tiempo (aproximadamente 1 semana) después de
la primera falta (tras la implantación del embrión). La
gonadotropina coriónica humana está producida por el
sincitiotrofoblasto del corion. Estas pruebas suelen
proporcionar un diagnóstico de embarazo fiable; sin
embargo, debe consultarse pronto al médico para confirmar
la gestación, pues algunos tumores (coriocarcinomas)
también pueden sintetizar esta hormona.
4. La «bolsa de las aguas» es el término coloquial del saco
amniótico, que contiene líquido amniótico, en cuya
composición hay gran cantidad de agua. A veces, el saco
amniocoriónico se rompe antes de que comience el paro,
permitiendo la salida del líquido. La rotura prematura de las
membranas es la situación que conduce con más frecuencia a
un parto y nacimiento prematuros. Esta rotura puede
complicar el proceso del parto o permitir que una infección
vaginal se extienda al feto. En ocasiones se infunde suero
salino en el útero mediante un catéter –amnioinfusión– a fin de
mitigar el sufrimiento fetal. El término parto seco se emplea
para describir un parto con bajo volumen de líquido
amniótico.
5. El sufrimiento fetal es sinónimo de hipoxia fetal, lo que
significa oxigenación reducida del feto como consecuencia,
bien de un descenso general del contenido de oxígeno
materno en la sangre, capacidad disminuida de transportar
oxígeno o escaso flujo sanguíneo. Existe sufrimiento fetal
cuando la frecuencia cardíaca del feto es menor de 100 latidos
por minuto. La presión en el cordón umbilical puede causar
también sufrimiento fetal, que es secundario a la dificultad
en el aporte sanguíneo al feto, lo que ocurre
aproximadamente en 1 de cada 200 partos. En estos casos, el
cuerpo fetal comprime el cordón umbilical al tiempo que
atraviesa el cuello uterino y la vagina.
6. La incidencia de gemelos dicigóticos aumenta con la edad
materna. Esta gemelaridad constituye un rasgo autosómico
recesivo que portan las hijas de madres de gemelos; por
tanto, la gemelaridad dicigótica es hereditaria. Al contrario,
la gemelaridad monocigótica es de aparición aleatoria y no
está controlada genéticamente.
Capítulo 9
1. Sí, es posible. Si un neonato ha nacido con una hernia
diafragmática congénita, parte de su estómago e hígado
pueden entrar en el tórax; sin embargo, esta situación es
infrecuente. En general, las vísceras situadas anormalmente
son intestinales. Las vísceras penetran en el tórax a través de
un defecto posterolateral del diafragma, situado
habitualmente en el lado izquierdo.
2. La hernia diafragmática congénita (HDC) aparece en 1 de
cada 3.000 recién nacidos. Un neonato con HDC puede
sobrevivir; sin embargo, la tasa de mortalidad es bastante alta
(aproximadamente del 76%). Debe proporcionarse
tratamiento de inmediato. Se inserta una sonda alimentaria
en el estómago, aspirando mediante succión constante el aire
y el contenido gástrico. Es crítico intubar la vía aérea,
proporcionar ventilación mecánica y estabilizar al recién
nacido hasta que pueda realizarse la intervención quirúrgica,
en la que las vísceras desplazadas se devuelven a la cavidad
abdominal y se corrige el defecto diafragmático. Los niños
con grandes hernias diafragmáticas que se operan dentro de
las primeras 24 h después de nacer presentan tasas de
supervivencia de entre el 40% y el 70%. Se han hecho intentos
de corregir quirúrgicamente la HDC antes del nacimiento; sin
embargo, esta intervención entraña considerable riesgo para
el feto y para la madre. Este riesgo puede disminuir con el
desarrollo actual de técnicas quirúrgicas mínimamente
invasivas.
3. Depende de la magnitud de la hernia de las vísceras
abdominales. Los pulmones pueden haber madurado y ser
pequeños si la hernia es moderada. El desarrollo de los
pulmones está mermado cuando la hernia es importante. La
mayor parte de los bebés que presentan hernia diafragmática
congénita fallecen, no por el defecto del diafragma o por la
existencia de vísceras abdominales en el tórax, sino porque el
pulmón del lado afectado es hipoplásico (subdesarrollado).
4. Sí, es posible tener una pequeña hernia diafragmática
congénita y desconocerlo. Algunas hernias pequeñas
permanecen asintomáticas hasta la edad adulta y pueden ser
descubiertas al realizarse un examen radiográfico o
ecográfico del tórax rutinario. El pulmón del lado afectado
probablemente se haya desarrollado normalmente porque
durante el desarrollo prenatal o bien no hubo presión en él o
hubo muy poca.
Capítulo 10
1. Todos los embriones poseen surcos en sus labios superiores
en el lugar en que las prominencias maxilares se encuentran
con las prominencias nasales mediales fusionadas; sin
embargo, los embriones normales no presentan fisuras de
labio. Cuando el desarrollo del labio está alterado, el tejido
del suelo del surco labial no está perfectamente constituido,
apareciendo la fisura en el labio.
2. El riesgo en este caso es el mismo que el que tiene la
población general, de aproximadamente 1 caso por cada
1.000.
3. Aunque pueden existir factores ambientales involucrados en
la aparición de esta patología, es razonable asumir que las
fisuras labial y palatina del hijo de María sean heredadas y
que su expresión constituya un rasgo recesivo. Esto
significaría que el padre era también portador de un gen
causante de fisura labial que no se ha manifestado y que su
genética familiar era igualmente responsable de las
anomalías presentadas por el hijo.
4. Las anomalías menores del oído externo son frecuentes y no
tienen consecuencias médicas o estéticas de mayor
importancia. Anomalías congénitas menores se observan en
un 14% de los neonatos y menos del 1% de ellos presenta
otros defectos congénitos. Las orejas anómalas de un niño
pueden ser claramente consideradas alteraciones de los arcos
faríngeos (branquiales), pues los seis pequeños mamelones
auriculares que se desarrollan en los dos primeros arcos
faríngeos contribuyen a la formación de las orejas; sin
embargo, estas anomalías menores de la forma de la oreja no
suelen aparecer clasificadas como tales.
Capítulo 11
1. Son múltiples los estímulos que inician la respiración al nacer.
La palmada en las nalgas se usaba a menudo como estímulo
físico; sin embargo, este estímulo no suele ser necesario. En
circunstancias normales, la respiración del recién nacido
comienza pronto, lo que sugiere que se trata de una respuesta
refleja a los estímulos sensoriales de exposición al aire y al
tacto. También son importantes para estimular la respiración
los cambios sanguíneos de los gases producidos al
interrumpirse la circulación placentaria, tales como el
descenso en la presión de oxígeno y en el pH y el aumento de
la presión parcial de dióxido de carbono.
2. La enfermedad de la membrana hialina, nombre con que
también se denomina al síndrome de dificultad respiratoria
neonatal (SDR neonatal), aparece tras el comienzo de la
respiración en bebés que poseen pulmones inmaduros y
deficiencia de surfactante pulmonar. Esta patología se
observa en alrededor del 1% de los recién nacidos vivos,
constituyendo la principal causa de muerte en bebés recién
nacidos. Aparece más a menudo en niños nacidos
prematuramente y está causada sobre todo por deficiencia de
surfactante pulmonar.
3. Un feto de 22 semanas es viable y puede sobrevivir tras nacer
prematuramente si se le proporciona atención en una unidad
de cuidado neonatal intensivo. Sin embargo, las
posibilidades de supervivencia en bebés cuyo peso es menor
de 600 g son escasas, debido a que los pulmones son
inmaduros e incapaces de realizar adecuadamente el
intercambio gaseoso alveolocapilar. Además, el encéfalo del
feto no está suficientemente desarrollado para permitir una
respiración regular. La administración de surfactante
exógena (terapia de reemplazo con surfactante) reduce la
severidad del SDR neonatal y la mortalidad del recién
nacido.
Capítulo 12
1. Indudablemente, el bebé presenta una estenosis congénita
hipertrófica del píloro, acompañada de una hipertrofia
(agrandamiento) difusa de la parte pilórica del estómago con
hiperplasia de su músculo liso. Esta alteración da lugar a la
aparición de una masa dura palpable, que se trata de un
agrandamiento benigno, y no es en absoluto un tumor
maligno. El engrosamiento muscular origina estrechamiento
de la salida del estómago (canal pilórico). El vómito en
proyectil descrito en este bebé es consecuencia de la
obstrucción de la salida del alimento desde el estómago y el
peristaltismo enérgico. El tratamiento habitual consiste en la
reducción quirúrgica de la obstrucción pilórica. La causa de
la estenosis pilórica congénita es desconocida; sin embargo,
se cree que sigue un patrón de herencia multifactorial (p. ej.,
probablemente con participación de factores genéticos y
ambientales).
2. Es cierto que los bebés con síndrome de Down presentan
mayor incidencia de atresia duodenal, aunque es más
frecuente que muestren ano imperforado y otras anomalías
congénitas (p. ej., comunicaciones interauriculares).
Probablemente, estas anomalías congénitas están causadas
por su dotación cromosómica anómala (p. ej., tres copias del
cromosoma 21 en lugar de dos). La atresia duodenal puede
corregirse quirúrgicamente saltando la obstrucción pilórica
(duodenoduodenostomía).
3. De forma muy infrecuente, cuando el intestino retorna al
abdomen tras haberse herniado en el cordón umbilical de
manera fisiológica, puede rotar en sentido horario en lugar
de hacerlo en el sentido antihorario normal. Como
consecuencia, el ciego y el apéndice quedan situados en el
lado izquierdo, condición denominada situs inversus
abdominal. También pueden localizarse el ciego y el apéndice
a la izquierda como resultado de un ciego móvil. Si el ciego
no se fija a la pared abdominal posterior durante el periodo
fetal, el ciego y el apéndice se mueven libremente, pudiendo
desplazarse hacia el lado izquierdo.
4. Sin duda, la paciente se refería a un divertículo ileal (de
Meckel), evaginación digitiforme del íleon. A veces esta
anomalía frecuente recibe el nombre de segundo apéndice, lo
que es realmente un término equivocado. Un divertículo ileal
inflamado produce síntomas similares a los de la apendicitis.
Sin embargo, aunque raro, es también posible que la persona
presente una duplicación del ciego, lo que le llevaría a tener
dos apéndices.
5. La enfermedad de Hirschsprung, o megacolon congénito, es
la causa más frecuente de obstrucción del colon descendente
en recién nacidos. La causa de esta condición es el fracaso de
la migración de células de la cresta neural a la pared del
intestino. En condiciones normales, las células de la cresta
neural originan neuronas, por lo que en esta patología existe
una deficiencia de células nerviosas que inervan la pared
muscular del intestino –aganglionosis congénita. Al alterarse
la pared intestinal, se produce obstrucción y estreñimiento.
Pueden aparecer, igualmente, distensión abdominal y
perforación del intestino.
6. Si un bebé presenta una fístula umbilicoileal, el conducto
anómalo que conecta el íleon con el ombligo puede permitir
el paso de contenido desde el íleon al ombligo. Esta situación
constituye una clave diagnóstica importante de la presencia
del conducto. La fístula es resultado de la persistencia de la
porción intraabdominal del conducto onfaloentérico.
Capítulo 13
1. La mayoría de las personas que poseen un riñón en herradura
no presentan problemas urinarios. La posición anómala de
los riñones fusionados suele descubrirse, bien post mortem o
durante exploraciones diagnósticas por imagen. No es
preciso hacer nada cuando se detecta este riñón anómalo
siempre que la persona no presente una infección
descontrolada del tracto urinario. En algunos casos, el
urólogo puede dividir el riñón en dos partes y fijarlas en
posiciones que no ocasionen estancamiento de la orina.
2. Es probable que sus riñones se fusionaran entre la sexta y la
octava semanas del desarrollo a medida que «migraban»
desde la pelvis. En estos casos, los riñones fusionados
ascienden hacia la posición normal en un lado o el otro del
abdomen. Normalmente no aparecen problemas asociados a
los riñones fusionados; sin embargo, los cirujanos deben ser
conscientes de la existencia de esta posibilidad y ser capaces
de reconocerla. Esta anomalía recibe el nombre de ectopia
renal cruzada.
3. Los individuos afectados poseen tejido tanto ovárico como
testicular. Aunque la espermatogénesis no es frecuente en
ellos, la ovulación sí lo es. En algunas pacientes se han
producido gestaciones y nacimientos, si bien esto es muy
inusual.
4. En la mayoría de los casos, la asignación definitiva del sexo
puede hacerse a las 48 h de nacer. Debe decirse a los padres
que el desarrollo genital de su hijo es incompleto y que es
preciso realizarle pruebas. Se les aconseja habitualmente que
no anuncien el nacimiento de su bebé a sus amigos hasta que
no se le haya asignado el sexo real. Se analiza el cariotipo
(tinción, visualización y recuento de los cromosomas) en los
linfocitos de la sangre, así como la identificación del gen SRY
(región determinante del sexo en el cromosoma Y), bien por
hibridación fluorescente in situ o por amplificación mediante
la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Es también
necesario realizar estudios hormonales.
5. La causa más común de aparición de genitales externos
ambiguos es la virilización (masculinización) de un feto
femenino como resultado de hiperplasia adrenal congénita.
En otros casos, la causa es la presencia de andrógenos
circulantes en la sangre fetal tras la ingestión materna de
hormonas androgénicas. En casos raros, estas hormonas son
producidas por un tumor existente en una de las glándulas
suprarrenales de la madre. La consecuencia de la exposición
a andrógenos antes de la semana 12 de desarrollo es la fusión
parcial o completa de los pliegues urogenitales o las
tumefacciones labioescrotales. Después de este momento, lo
que se produce es agrandamiento del clítoris, pero no
ambigüedad sexual, pues para entonces los demás genitales
externos están totalmente desarrollados.
Capítulo 14
1. Los soplos cardíacos son sonidos producidos por la
turbulencia de sangre en el corazón o en las grandes arterias
que se transmiten a la pared torácica. Los soplos tenues
suelen estar relacionados con la estenosis de una de las
válvulas semilunares (aórtica o pulmonar). Una
comunicación interventricular o un agujero oval permeable
también pueden causar la aparición de un soplo.
2. Las cardiopatías congénitas son frecuentes. Aparecen entre 6
y 8 recién nacidos de cada 1.000 y representan
aproximadamente el 10% de todas las anomalías congénitas.
Las cardiopatías congénitas más frecuentes son las
comunicaciones interventriculares. Suceden más a menudo
en niños que en niñas, desconociéndose el porqué de esta
distinta frecuencia.
3. La causa de la mayoría de las anomalías congénitas del
aparato cardiovascular es desconocida. Existe una base
genética clara en aproximadamente el 8% de los niños con
cardiopatía congénita. La mayor parte de estas anomalías se
asocian a alteraciones cromosómicas evidentes (p. ej.,
trisomía 21) y deleción parcial de cromosomas. El síndrome
de Down se acompaña de cardiopatía congénita en el 50% de
los casos. Se ha demostrado que la administración materna
de medicamentos tales como los antimetabolitos y la
warfarina (un anticoagulante) se asocia a alta incidencia de
defectos cardíacos congénitos. El alto consumo de alcohol
durante la gestación puede causar anomalías congénitas del
corazón.
4. Varias infecciones virales están asociadas a defectos cardíacos
congénitos, aunque esta asociación solo se ha demostrado
para el virus de la rubéola (p. ej., conducto arterioso
permeable). El sarampión no causa defectos cardiovasculares.
Está disponible la vacuna del virus de la rubéola, eficaz para
prevenir la infección por rubéola en una mujer que no ha
padecido la enfermedad y está planificando tener un hijo.
Asimismo, la vacuna impedirá la aparición del síndrome de
la rubéola en su bebé. La vacuna solo debe administrarse si
se tiene la seguridad de que no hay posibilidades de
gestación en los 2 meses siguientes, por el potencial daño que
pudiera causar al feto.
5. Esta anomalía se denomina transposición de las grandes
arterias, pues las posiciones de los grandes vasos (aorta y
tronco pulmonar) están invertidas. La supervivencia después
del nacimiento depende de la mezcla de sangre entre las
circulaciones pulmonar y sistémica (p. ej., a través de una
comunicación interauricular por un agujero oval permeable).
La transposición de las grandes arterias aparece en algo más
de 1 entre cada 5.000 recién nacidos vivos, siendo más
frecuente en los niños (casi el doble) que en las niñas. Son
relativamente pocos los niños que fallecen durante los
primeros meses de vida a causa de esta severa anomalía
congénita cardíaca. En la actualidad puede llevarse a cabo
cirugía correctora en los niños que sobreviven. Inicialmente,
debe crearse una comunicación interauricular para aumentar
la mezcla entre las circulaciones sistémica y pulmonar
(septostomía). Algo más adelante puede realizarse una
intervención denominada intercambio o switch arterial
(desplazamiento de la aorta y el tronco pulmonar a su
ventrículo normal). Sin embargo, más frecuentemente, se
inserta un separador (dispositivo usado para controlar el
flujo de sangre) en la aurícula, de forma que se desvía la
sangre venosa a la válvula mitral, que pasa por el ventrículo
izquierdo y la arteria pulmonar llegando a los pulmones,
mientras que la sangre venosa pulmonar pasa a través de la
válvula tricúspide y el ventrículo derecho a la aorta. De esta
manera se corrige la circulación de un modo fisiológico.
6. Muy posiblemente, uno de los gemelos presenta dextrocardia,
situación que no reviste importancia clínica. El corazón
simplemente se desplaza a la derecha. En el individuo
descrito, el corazón presenta una imagen especular y una
estructura cardíaca normal. Esto se produce durante la cuarta
semana del desarrollo, cuando el tubo cardíaco rota hacia la
izquierda en vez de hacia la derecha. La dextrocardia es una
anomalía relativamente frecuente en gemelos monocigóticos.
Capítulo 15
1. La presencia de una costilla accesoria asociada a la séptima
vértebra cervical reviste importancia clínica porque puede
comprimir la arteria subclavia, el plexo braquial o ambos,
originando síntomas de compresión sanguínea y nerviosa. El
tipo más común de costilla accesoria es la costilla lumbar,
pero generalmente no causa problemas.
2. La aparición de una curvatura lateral de la columna vertebral
(escoliosis) puede estar causada por la presencia de una
hemivértebra. Una hemivértebra está compuesta por la mitad
de un cuerpo vertebral y solo un pedículo y una lámina. Esta
anomalía surge cuando células mesenquimatosas de los
esclerotomos de un lado no forman el primordio de la mitad
de una vértebra. Como consecuencia, aparecen más centros
de osificación en un lado de la columna vertebral; el
desequilibrio resultante causa la inclinación lateral de la
columna vertebral.
3. Las suturas craneales permiten el desarrollo del encéfalo y el
aumento de su tamaño. El término craniosinostosis se aplica
al cierre prematuro de una o más suturas craneales. Esta
anomalía del desarrollo tiene por consecuencia cambios en la
forma del cráneo que pueden llevar a un incremento de la
presión intracraneal. La escafocefalia o dolicocefalia –cráneo
largo y estrecho– es producto del cierre prematuro de la
sutura sagital. Este tipo de craniosinostosis es responsable de
aproximadamente el 50% de los casos de cierre precoz de las
suturas craneales, siendo más frecuente en varones.
4. Las características del síndrome de Klippel-Feil son cuello
corto, línea de implantación del pelo baja y movimientos del
cuello restringidos. Existen menos vértebras cervicales de lo
normal en la mayoría de los casos.
5. El síndrome de la ciruela pasa es consecuencia de la ausencia
parcial o completa de la musculatura de la pared abdominal.
Habitualmente, la pared abdominal es delgada. Este
síndrome suele asociarse a malformaciones del tracto
urinario, sobre todo de la vejiga urinaria (p. ej., extrofia de la
vejiga). La mayoría de los pacientes varones presentan
criptorquidia (fracaso en el descenso de uno o los dos
testículos al escroto).
6. La causa más frecuente de la localización anormalmente baja
de un pezón y de la areola se encuentra en la ausencia de la
porción esternocostal del músculo pectoral mayor izquierdo.
A pesar de sus numerosas e importantes acciones, la ausencia
de la totalidad o parte del músculo pectoral mayor no suele
producir discapacidad. Las acciones de otros músculos
relacionados con la articulación del hombro compensan la
ausencia parcial de este músculo.
7. La niña posee un músculo esternocleidomastoideo
prominente. Este músculo une la clavícula y el esternón con
la apófisis mastoides; de ahí que el crecimiento continuado
de un lado del cuello cause la inclinación y rotación de la
cabeza. Esta patología es relativamente frecuente –tortícolis
congénita (cuello torcido)– y puede producirse por lesión del
músculo durante el mecanismo del parto. El estiramiento y
rasgado de algunas fibras musculares ocurrido durante el
parto origina sangrado. En las siguientes semanas tiene lugar
necrosis de algunas fibras y la sangre es reemplazada por
tejido fibroso. De esta manera, se acorta el músculo, que tira
de la cabeza del niño hacia un lado. Si la situación no se
corrige, el acortamiento del músculo puede distorsionar
también la forma de la cara del lado afectado.
8. El joven atleta probablemente poseía un músculo sóleo
accesorio, presente en un 3% de la población. Esta anomalía
resulta muy probablemente por la división en dos partes del
primordio del músculo sóleo.
9. La administración de drogas no causó el acortamiento de los
miembros del niño. El bebé presentaba un trastorno
esquelético conocido como acondroplasia. Este tipo de
enanismo de extremidades cortas muestra una incidencia de
1 en 10.000 y sigue un patrón de herencia autosómica
dominante. Aproximadamente el 80% de los niños afectados
son hijos de padres normales y posiblemente sea resultado de
nuevas mutaciones (cambios en el material genético) en las
células germinales de los progenitores. La mayoría de las
personas con acondroplasia poseen una inteligencia normal y
desarrollan vidas normales dentro de sus capacidades físicas.
Si los padres de un niño acondroplásico tienen más hijos, el
riesgo de tener otro con esta condición es ligeramente más
alto que el de la población general; sin embargo, el riesgo
para el hijo de una persona acondroplásica es del 50%.
10. La braquidactilia (dedos muy cortos) es un rasgo autosómico
dominante. Si una mujer (posiblemente bb) se casa con un
hombre con braquidactilia (posiblemente Bb), el riesgo de
tener un hijo con braquidactilia es del 50% y la posibilidad
de tener un hijo normal es de otro 50%. Lo mejor en esta
situación sería que ellos requirieran el consejo de un
genetista.
11. La bendectina (denominada ahora Diclegis), sustancia
antinauseosa consistente en la mezcla de doxilamina,
diciclomina y piridoxina, no causa defectos de los miembros
en los embriones humanos. Varios estudios epidemiológicos
han demostrado que no existe riesgo aumentado de
anomalías congénitas tras la exposición durante la gestación
temprana a bendectina o sus componentes. En el caso
descrito, la madre tomó el medicamento más de 3 semanas
después del final del periodo crítico de desarrollo de los
miembros (24-36 días tras la fecundación). La mayoría de los
defectos por reducción de los miembros tienen una base
genética.
12. El tipo más frecuente de anomalía de las extremidades es la
sindactilia cutánea. Puede manifestarse desde la existencia
de membranas cutáneas entre los dedos hasta la aparición de
sinostosis (unión entre sí de las falanges, los huesos de los
dedos). Esta anomalía surge cuando no se produce la
separación entre los rayos digitales en la quinta semana o
bien cuando el tejido entre los dedos en desarrollo no
experimenta apoptosis. La sindactilia cutánea simple es fácil
de corregir quirúrgicamente.
13. El tipo más frecuente de pie equino es el pie equinovaro,
patología que aparece aproximadamente en 1 de cada 1.000
recién nacidos. En esta anomalía, las plantas de los pies están
giradas medialmente y los pies presentan una flexión plantar.
Los pies quedan fijados en una posición «de puntillas»,
similar al pie de un caballo (del latín equinus, caballo).
Capítulo 16
1. Los defectos del tubo neural (DTN) se heredan siguiendo un
patrón de herencia multifactorial. Aunque se ha demostrado
que son pocos los factores ambientales directamente
relacionados con su aparición (p. ej., el ácido fólico), se han
publicado estudios que indican que en su génesis se
encuentran también componentes genéticos. Tras el
nacimiento de un niño con un DTN, el riesgo de tener otro
hijo con un DTN es mucho mayor. El riesgo de recurrencia en
Reino Unido, donde los DTN son frecuentes (7,6 por 1.000 en
Gales del Sur y 8,6 por 1.000 en Irlanda del Norte), es de
alrededor de 1 por 25. Los DTN pueden detectarse
prenatalmente mediante una combinación de análisis
ecográfico y medición de los niveles de alfafetoproteína en el
líquido amniótico y el suero materno.
2. Los problemas más serios que se presentan en el síndrome
alcohólico fetal son el retraso cognitivo y la restricción del
crecimiento. La puntuación media del coeficiente intelectual
de los niños afectados se encuentra entre 60 y 70. Se estima
que la incidencia de retraso cognitivo como consecuencia de
alcoholismo importante durante la gestación puede ser tan
alta como 1 de cada 400 recién nacidos vivos. Se consideran
grandes bebedoras aquellas mujeres que consumen cinco
bebidas o más en un momento dado, con una ingesta media
diaria de 45 ml de alcohol absoluto. En la actualidad se
desconoce la cantidad de consumo de alcohol durante la
gestación que no presenta riesgo para el feto. Los médicos
recomiendan la abstinencia completa de alcohol durante el
embarazo.
3. No existe evidencia concluyente que demuestre que el
consumo materno de cigarrillos afecta al desarrollo mental
del feto; sin embargo, este consumo compromete el aporte de
oxígeno al feto porque el flujo sanguíneo a la placenta
disminuye mientras se fuma. Es sensato que las madres no
fumen durante la gestación, pues está claramente
demostrado que el consumo de una alta cantidad de
cigarrillos afecta al crecimiento físico del feto de forma
importante y es la causa principal de restricción del
crecimiento intrauterino. El aporte reducido de oxígeno al
cerebro podría alterar el desarrollo intelectual del feto,
incluso aunque el efecto pueda ser indetectable. La
abstinencia en el consumo de tabaco proporciona al feto la
mejor oportunidad para un desarrollo normal.
4. La mayor parte de las personas profanas emplean el término
espina bífida de manera genérica. No son conscientes de que el
tipo más frecuente, la espina bífida oculta, no suele presentar
importancia clínica. Se encuentra como hallazgo aislado en
hasta un 20% de las columnas vertebrales examinadas
radiográficamente. La mayoría de estas personas desconoce
que posee esta alteración vertebral, pues no causa
sintomatología salvo que esté asociado a defectos del tubo
neural o a anomalías de las raíces de los nervios espinales.
Los diferentes tipos de espina bífida quística sí tienen
importancia clínica. El mielomeningocele es un defecto más
severo que el meningocele, pues la lesión se extiende al tejido
nervioso. Debido a ello, la función de los músculos
abdominales y de los miembros puede estar alterada. Los
meningoceles suelen estar cubiertos por piel y la función
motora de los miembros suele estar conservada, salvo que
haya asociados defectos del desarrollo de la médula espinal o
el encéfalo. El manejo de los bebés con espina bífida quística
es complejo e involucra a varias especialidades médicas y
quirúrgicas. El meningocele de la región vertebral es más
sencillo de corregir quirúrgicamente que el
mielomeningocele en esta misma zona; también el pronóstico
es mejor.
Capítulo 17
1. La probabilidad de que el virus de la rubéola haya causado
un daño importante a un embrión o a un feto depende, en
primer lugar, del momento de la gestación en el que se
produce la infección. En los casos en que la infección materna
tiene lugar durante el primer trimestre, el riesgo en conjunto
de infección embrionaria o fetal es del 20%. Se estima que un
50% de estas gestaciones terminan en aborto espontáneo,
mortinato o anomalías congénitas (sordera, catarata,
glaucoma y retraso cognitivo). Cuando la infección se
produce al final del tercer trimestre, la probabilidad de
aparición de anomalías congénitas es solo ligeramente más
alta que la que tiene una gestación no complicada. Algunas
infecciones que ocurren en esta fase de la gestación, sin
embargo, pueden causar infecciones serias del ojo (p. ej.,
coriorretinitis), las cuales pueden afectar al desarrollo de la
visión. La sordera es la manifestación más frecuente de la
infección tardía por rubéola (p. ej., durante los trimestres
segundo y tercero). Si una mujer embarazada entra en
contacto con el virus de la rubéola, es preciso realizar una
prueba de anticuerpos. Si se determina que es inmune, puede
afirmarse que el embrión o feto no se verá afectado por el
virus. Es esencial establecer medidas preventivas para la
protección del embrión. Las chicas deben inmunizarse contra
el virus de la rubéola (p. ej., mediante una vacuna) antes de
alcanzar la edad fértil.
2. La exposición a propósito de chicas jóvenes al virus de la
rubéola no es recomendable. Si bien las complicaciones
causadas por estas infecciones son infrecuentes, en ocasiones
se producen neuritis y artritis (inflamación de los nervios y
de las articulaciones, respectivamente) La encefalitis
(inflamación del encéfalo) aparece aproximadamente en 1 de
cada 6.000 casos. La infección por rubéola suele ser subclínica
(difícil de detectar), por lo que los niños infectados
representan un riesgo de exposición para mujeres
embarazadas. Existe una posibilidad de lesión para los
embriones, siendo el periodo de máximo riesgo cuando los
ojos y los oídos se están desarrollando. Esto ocurre tan
temprano en la gestación que algunas mujeres ni siquiera
saben que están embarazadas. Una vía mucho mejor de
proporcionar inmunización contra la rubéola es administrar
una vacuna de virus vivos atenuados a niños mayores de 15
meses y a chicas pospúberes no gestantes en quienes se
pueda confiar de manera razonable que no se quedarán
embarazadas en los 3 meses siguientes a la administración de
la vacuna.
3. La sífilis congénita (sífilis fetal) es consecuencia de la
transmisión transplacentaria del microorganismo Treponema
pallidum. La transferencia de este microorganismo al feto
debido a la infección materna no tratada puede tener lugar a
lo largo de toda la gestación, aunque suele ocurrir durante el
último trimestre. Normalmente, estos niños presentan
sordera y alteraciones de los dientes. Estas anomalías
congénitas pueden prevenirse mediante el tratamiento de la
madre al principio del embarazo. El microorganismo que
ocasiona la sífilis es muy sensible a la penicilina, antibiótico
que no es perjudicial para el feto.
4. Varios virus de la familia de los herpesvirus pueden
ocasionar ceguera y sordera fetal durante la infancia. El
citomegalovirus puede cruzar la placenta, ser transmitido al
bebé durante el parto y llegar a él a través de la leche
materna. Los virus del herpes simple (generalmente el tipo 2,
o herpes genital) se suelen transmitir inmediatamente antes o
durante el parto. Las posibilidades de un desarrollo normal
de estos bebés son escasas. Los bebés expuestos al virus en
periodos más tempranos de la gestación pueden presentar
microcefalia, convulsiones, sordera y ceguera; existe un
riesgo de muerte del 50% si la enfermedad se disemina en el
neonato.
5. El metilmercurio es teratogénico (ocasiona anomalías
congénitas) en embriones humanos, especialmente para el
encéfalo en desarrollo. Debido a que los ojos y los oídos
internos se desarrollan como evaginaciones procedentes del
encéfalo, puede entenderse que su desarrollo también se
afecte. Además de que el metilmercurio pasa de la madre al
feto a través de la placenta, el recién nacido puede recibir
metilmercurio adicional a través de la leche materna. Son
fuentes de metilmercurio el pescado procedente de aguas
contaminadas, harina obtenida a partir de semillas tratadas
con metilmercurio y carne de animales que se crían con
alimentos contaminados.
Capítulo 18
1. La ausencia congénita de piel es muy rara. Pueden estar
ausentes parches de piel, más a menudo en el cuero
cabelludo, o a veces en el tronco y los miembros.
Generalmente, los bebés afectados sobreviven, porque en 1 o
2 meses se produce la cicatrización sin incidentes. Sí persisten
cicatrices desprovistas de pelo. Habitualmente, la causa de
esta ausencia congénita de pelo, denominada aplasia cutis
congénita, es desconocida. En la mayoría de los casos se
origina de forma esporádica; sin embargo, algunos estudios
genealógicos bien documentados muestran transmisión de
este defecto de forma autosómica dominante.
2. Los parches blancos de piel en una persona de piel oscura son
consecuencia de albinismo parcial (piebaldismo). Este
defecto, que también afecta a personas de piel blanca, se
hereda de forma autosómica recesiva. Estudios de
microscopía electrónica revelan la ausencia de melanocitos en
las áreas despigmentadas de la piel. Presumiblemente, la
causa de este trastorno se encuentra en un defecto de la
diferenciación de los melanoblastos causado por mutación
genética. Estos defectos de la piel y el pelo no son
susceptibles de ser tratados; sin embargo, pueden ser
disimulados con cosméticos y tintes del pelo.
3. Las mamas, incluyendo las glándulas mamarias que
contienen, de los hombres y las mujeres son similares al
nacimiento. En el recién nacido es frecuente un ligero
agrandamiento de las mismas, consecuencia de la
estimulación producida por las hormonas de la madre que
penetran en la circulación fetal a través de la placenta. Por
tanto, un agrandamiento de las mamas es normal en los
bebés varones tras el nacimiento, lo que no es indicativo de
un trastorno del desarrollo sexual.
4. Es frecuente la aparición de una mama (polimastia) o un
pezón (politelia) adicionales. La mama axilar puede crecer
durante la pubertad o puede no ser detectada hasta que se
produce la gestación. Las bases embriológicas de las mamas
y pezones adicionales se encuentran en la presencia de las
crestas mamarias, que se extienden bilateralmente desde la
región axilar a la inguinal. Generalmente, solo se desarrolla
un par de mamas; sin embargo, pueden formarse mamas en
cualquier lugar a lo largo de las crestas mamarias. La mama o
pezón adicional se suelen encontrar inmediatamente craneal
o caudal a la mama normal. Las mamas o pezones axilares
son muy infrecuentes.
5. Los dientes que están presentes al nacimiento reciben el
nombre de dientes natales y se observan aproximadamente en
1 de cada 2.000 recién nacidos. En general son los incisivos
centrales mandibulares los que están presentes. La existencia
de dientes natales sugiere que el resto de los dientes
erupcionará antes de lo normal. A menudo estos dientes se
desprenden por sí mismos, constituyendo un riesgo de
aspiración bronquial, por lo que son extraídos en ocasiones.
Capítulo 19
1. No existe evidencia científica que indique que el uso
ocasional de aspirina a dosis terapéuticas es perjudicial
durante la gestación; sin embargo, no se ha demostrado que
grandes dosis en cantidades subtóxicas (p. ej., para el
tratamiento de la artritis reumatoide) sean inocuas para el
embrión y el feto. Las mujeres gestantes deberían consultar
con sus médicos las posibilidades de uso de medicamentos
de venta libre.
2. Es prácticamente seguro que una mujer adicta a las drogas
adictivas (p. ej., opiáceos) y las consuma durante la gestación
dé a luz un bebé con signos de drogadicción. Sin embargo,
realmente, las posibilidades que tiene el feto de sobrevivir
antes de nacer son escasas; las tasas tanto de mortalidad
como de nacimiento prematuro son altas en fetos hijos de
madres drogadictas.
3. La teratogenicidad de todos los fármacos prescritos en
Norteamérica está testada antes de su salida al mercado. La
tragedia ocurrida como consecuencia de la administración de
la talidomida evidenció la necesidad de mejorar los métodos
de detección de potenciales teratógenos humanos. La
talidomida no mostró teratogenicidad ni en ratas ni en
ratones preñados, siendo como es un potente teratógeno en
humanos si se administra entre las semanas 4 y 6 de
gestación. Debido a las consideraciones éticas que conlleva el
examen de los efectos de los medicamentos en embriones
humanos, no hay modo de garantizar que ciertos fármacos
que puedan ser teratógenos en humanos se comercialicen. La
evaluación teratogénica en humanos depende de estudios
epidemiológicos retrospectivos y de los informes de médicos
sagaces. Fue así como se detectó la teratogenicidad de la
talidomida. La mayor parte de las drogas nuevas incluyen
una cláusula de exención de responsabilidad en el prospecto,
tal como: «No se ha demostrado que este fármaco sea seguro
en mujeres embarazadas». Ciertos medicamentos pueden
usarse si, en opinión del médico, los potenciales beneficios
sobrepasan los posibles riesgos. Todos los fármacos
reconocidos como teratogénicos que pueden ser ingeridos
por mujeres gestantes están disponibles únicamente bajo
prescripción médica.
4. El consumo de cigarrillos durante la gestación es perjudicial
para embriones y fetos. El efecto más adverso que causa es la
restricción del crecimiento intrauterino. Las mujeres que
dejan de fumar durante la primera mitad de la gestación
tienen bebés con pesos al nacer cercanos a los que presentan
los bebés hijos de madres no fumadoras. Se cree que el
descenso del flujo sanguíneo placentario, que se piensa que
es un efecto mediado por la nicotina, causa la reducción del
flujo sanguíneo intrauterino. En comparación con los hijos de
madres que no fuman durante la gestación, los bebés nacidos
de madres que lo hacen pueden presentar más fácilmente
anomalías congénitas, tales como fisura de labio y fisura de
paladar. El crecimiento del feto de una mujer que fuma pero
no inhala el humo todavía está comprometido, porque la
nicotina, el dióxido de carbono y otras sustancias nocivas
pasan a la circulación materna a través de las mucosas de la
boca y la garganta. Estas sustancias llegan al embrión o feto
atravesando la placenta. No es aconsejable fumar durante el
embarazo.
5. La mayoría de los fármacos no producen anomalías
congénitas en embriones humanos y fetos; sin embargo, una
mujer gestante solo debería ingerir fármacos esenciales para
su patología y prescritos por su médico. Sería insensato que
una mujer embarazada con una infección respiratoria de vías
bajas, por ejemplo, rehusara tomar medicamentos
recomendados por su médico para curar su enfermedad; su
salud y la de su embrión o feto podrían estar en peligro por
la infección. La mayor parte de los fármacos, incluyendo
sulfonamidas, meclizina, penicilina y antihistamínicos son
considerados seguros. Igualmente, los anestésicos locales, las
vacunas de virus muertos y los salicilatos (p. ej., la aspirina),
a bajas dosis, no son considerados causantes de anomalías
congénitas.
Índice alfabético
Los números de página seguidos de la letra f indican figuras, los
seguidos de la letra t tablas y los seguidos de la letra c cuadros.
A
Abortos, espontáneos, 25c
Acetilación, 302
Ácido
acetilsalicílico, efectos fetales de, 291
retinoico, 296-297, 296f
como teratógeno, 291
úrico, transporte placentario, 71f
valproico, como teratógeno, 287t, 290
Acondroplasia, 220c-221c, 221f, 285, 285f
Acrania, 218c, 218f
Acromegalia, 221c
Acrosina, fecundación y, 19
Acrosoma, 8f, 11
Acueducto
cerebral, 245
vestibular, 267f
Adenohipófisis, 245-246, 248f
Agenesia
anal, 144c
renal, 76c
bilateral, 154, 155f
unilateral, 154c, 155f
Agentes
antineoplásicos, como teratógenos, 290
infecciosos
como teratógenos, 287t, 292-294
transporte placentario, 72
Agua
en el líquido amniótico, 76
transporte placentario, 71-72, 71f
Agujero(s)
ciego de la lengua, 104f
interventriculares, 184f, 189f, 246-247, 250f
magno, 215, 216f
oval, 203, 206
antes del nacimiento, 183
permeable a una sonda, 191c, 194f
persistente, 191c, 194f-195f
tras el nacimiento, 183, 185f-186f
Alantoides, 34, 78, 156, 157f
Albinismo
generalizado, 272c
localizado, 272c
Alcohol
como teratógeno, 287t
transporte placentario, 71f
y anomalías congénitas, 289, 290f
y crecimiento fetal, 61
y retraso cognitivo, 289
Alteración(es)
de la coloración de los dientes, 277c, 290
genéticas, diagnóstico preimplantacional, 25c
Alveolo, 123
desarrollo, 123, 123f
Amelia, 231c, 231f, 287t, 288f
Ameloblastos, 274-275, 275f
grupos anómalos, 276c
Amelogénesis imperfecta, 277c, 277f
Amígdala(s)
desarrollo, 208
palatina, 95
Aminoácidos
en el crecimiento fetal, 61
transporte placentario, 71-72, 71f
Aminopterina, como teratógeno, 290
Amnioblastos, 27
Amniocentesis, 62, 62f
Amnios, 27, 66f, 69f-70f, 73f-74f, 76-77, 77f, 84f
Ampolla, de la trompa uterina, 16, 19
Amputaciones intrauterinas, 294
Análisis
de alfafetoproteína, 63
de vellosidades coriónicas, 62, 62f
Andrógenos, como teratógenos, 287t, 289-290, 290f
Anencefalia, 42c
Aneuploidía, 280f, 281c
Angioblastos, 42
Angiogénesis, 40-42, 41f, 229, 269
receptores tirosina cinasa, regulación por, 299-300
Angiomas
cavernosos, 270c
de la piel, 270c
Anillo fibroso, 213
Ano, 73f
atresia membranosa, 144c
Anodoncia
parcial, 276c
total, 276c
Anomalía(s)
congénita(s), 279-294
anorrectal, 144c, 145f
alta, 145c
cromosómicas y
estructurales, 283-285, 284f
numéricas, 279-282, 280f
de herencia dominante, 285
de los miembros, 231c
de los riñones y el útero, 154c, 155f
del corazón y los grandes vasos, 189
del encéfalo, 251
factores
ambientales, 280f, 286-294
genéticos, 279-286, 280f
herencia multifactorial y, 279, 280f, 294
muertes infantiles y, 279
rectal, baja, 144c
teratología, 279
craneofaciales, 287t, 291-292
cromosómicas
abortos espontáneos y, 25c
edad materna y, 281, 282t
en embriones abortados de forma espontánea, 279
estructurales, 283-285, 284f
numéricas, 279-282, 280f
de fusión, 154c
de la oreja, 267c
Anovulación y hormonas, 14c
Anoxia fetal, cordón umbilical y, 76
Anquiloglosia, 104c, 104f
Antagonista del ácido fólico, como teratógeno, 290
Anterior, como término descriptivo, 4f
Antibióticos, como teratógenos, 290
Anticoagulantes, como teratógenos, 290
Anticonceptivos orales
efectos fetales, 290
y ovulación, 14c
Anticonvulsivantes, como teratógenos, 290
Anticuerpos
protección placentaria, 72
transporte placentario, 71f
Antígenos de hematíes, transporte placentario, 71f
Antro mastoideo, 95, 265
Aorta, 88f, 188
cayado aórtico derecho, 202c, 202f
coartación, 200c, 201f
posductal, 200c, 201f
preductal, 200c, 201f
yuxtaductal, 200c
dorsal, 84f
ramas, 176-178
válvulas semilunares, 193f
Aparato
biliar, desarrollo, 127-130
cardiovascular, 175-208
desarrollo, 40-42, 41f
digestivo, 125-146, 126f
genital, desarrollo, 160-167
respiratorio, 117-124
urinario, desarrollo, 147-158
urogenital, 147-174
Apariencia adoquinada, 75
Apéndice(s)
auriculares, 267c
del epidídimo, 150t
desarrollo, 136, 138f
retrocecal, 136
retrocólico, 136
subhepático, 140c
vesicular, 150t
Aplasia tímica, 287t
Apoptosis, 106-107
endometrial, implantación y, 27
y desarrollo
de los miembros, 226
del oído, 265
Aracnoides, 237-238
Arco(s)
aórticos, 198, 199f
faríngeos, 50, 51f, 91-92, 92f-93f
anomalías congénitas de las arterias, 202
cartílagos, derivados, 91, 94f, 94t
componentes, 91-92, 94t
cuarto, cartílago, derivados, 91, 95f
músculos, 91, 223
nervios, 91-92, 254f, 255
primero, 95f
cartílago, 91
síndrome, 99c-100c, 100f
quinto, derivados, 198
segundo, 95f
sexto, cartílago, derivados, 91, 95f
tercero, cartílago, 91
neural, 213, 214f
Área cardiogénica, 33
Areola, 273f
Arteria(s)
aorta, V. Aorta, V. Arco(s), aórticos
axial, primaria, 228f, 229
braquial, 228f, 229
profunda, 228f
carótidas
común, 198, 199f, 201f
externa, 199f-200f
interna, 198, 199f
central de la retina, 257, 257c-259c
coriónicas, 69
cubitales, 228f, 229
de los arcos faríngeos, 176-178, 176f, 198f
del intestino primitivo
anterior, 85f
medio, 85f
derivados del par, 91, 198-200, 198f
del cuarto arco faríngeo, 198, 199f
del primer arco faríngeo, 198, 198f
del quinto arco faríngeo, 198
del segundo arco faríngeo, 198
del sexto arco faríngeo, 199f, 200
del tercer arco faríngeo, 198, 199f
doble del arco faríngeo, 200c, 201f
endometriales, 65-67, 69-70, 69f, 71f
espirales, 27-28, 67-70, 69f, 71f
femoral profunda, 228f, 229
fetal, 70f
grandes, transposición, 196c-197c, 196f
hialoidea, 257, 258f, 261f
persistencia, 262c
ilíacas
comunes, 150, 153f, 178
internas, 179, 204f-205f
intercostales, 178, 213
intrasegmentarias, 176-178, 176f, 213, 228f
lumbares, 178
maxilares, 198, 198f
mesentérica
inferior, 83, 141
superior, 83, 133
oftálmica, rama, 257
pudenda, 142
radiales, 228f, 229
ramas estapedias, 198
renales, 150, 153f-154f
accesorias, 150c
sacras, laterales, 178
subclavia, anómala, 202c, 203f
derecha, anómala, 202c
tibiales, 228f, 229
tronco celíaco, 83, 125
umbilicales, 69, 69f, 71f, 206
al nacimiento, 206
ausencia, 75c, 76f
destino, 176f, 178-179
vertebrales, 176
vitelinas, 142f, 176f, 178-179
y venas
centrales de la retina, 257, 257c-259c, 260f
renales accesorias, 150c
Articulaciones
cartilaginosas, 211, 213f
costovertebrales, 214f, 215
desarrollo, 211, 213f
fibrosas, 211, 213f
neurocentrales, 213, 214f
sinoviales, 211, 213f
costovertebrales, 214f, 215
Artrogriposis, 229c
Asa
bulboventricular, 180f, 181-182
de Henle, 147
de intestino primitivo medio, rotación, 133-136
de la nefrona, 147
Asfixia, intrauterina, deficiencia de surfactante pulmonar, 124c
Aspirina, efectos fetales, 291
Asta(s)
grises
anteriores, 237
laterales, 237
posteriores, 237
temporal, 247
Astroblastos, 233
Atresia
aórtica, 197c
biliar extrahepática, 130c
duodenal, 126c-127c, 130f
esofágica, 120c, 125c
laríngea, 117c
rectal, 145c
traqueal, 120c
Aurícula
común, 191c
izquierda, formación, 183, 188f
primitiva, 182, 182f, 187f
partición, 183, 184f-186f
Autosomas, 279
Axones
célula ganglionar, 260f
motores, 226
sensitivos, 226
B
Bacteria, transporte placentario, 71f
Barras esternales, 215
Bazo(s)
accesorio, 133c
desarrollo, 133, 208
Bebé colodión, 270c
Benzodiazepinas, como teratógenos, 291-292
Bifenilos policlorados, como teratógenos, 287t, 292
Bilirrubina conjugada, transporte placentario, 72
Blastema metanefrogénico, 147, 151f
Blastocele, 21, 22f
Blastocisto
formación, 21-25, 22f
implantación, 27, 28f
extrauterina, 31c
inhibición, 31c
lugares, 29, 30f-31f
unión al epitelio endometrial, 21-25, 23f
Blastómeros, 21, 22f
Bocio, congénito, fármacos tiroideos y, 291
Bolsa(s)
de Rathke, 245
faríngeas, 92-96, 93f, 96f, 98f
derivados, 95-96, 97f
omental, 126
Braquicefalia, 217f, 218c, 219f, 282t
Bronquios
desarrollo, 120-124, 122f
segmentarios, 120
Bulbo(s)
cardíaco
en las paredes ventriculares, 188, 190f
partición, 188, 192f
olfatorio, 255
piloso, 270-271
sinovaginales, 165
C
Cadera, displasia congénita de, 294
Cadherinas, 295-296, 296f
Calcitonina, producción celular, 95
Cálices
desarrollo, 147, 152f
renales
mayores, 147
menores, 147
Calvaria (bóveda craneal), 215, 217f, 290-291
Cámaras acuosas, desarrollo, 262
Campo(s)
cardíaco primario (CCP), 175
ungueales, 272, 272f
Canal(es)
auriculoventricular, partición, 182f
neural, 233, 235f, 237f
notocordal, 33, 37f
pericardioperitoneales, 83, 86, 87f-88f, 120
semicirculares, 264
Capa(s)
basal
del endometrio, 5, 7f
en el desarrollo de la piel, 269, 270f
compacta, del endometrio, 5, 7f
esponjosa, del endometrio, 5, 7f
funcional, del endometrio, 5, 7f, 65
germinativas
derivados, 45, 48f
formación, 33-34
intermedia, en el desarrollo de la piel, 269, 270f
Capilares fetales, 70f
endotelio, 70f
Cápsula
glomerular, 149f, 152f
ótica cartilaginosa, 264
Cara, desarrollo, 105-108, 106f
Características sexuales, secundarias, 5
Carbohidratos, transporte placentario, 71f
Carbonato de litio, como teratógeno, 287t, 291
Carboxihemoglobina, consumo de cigarrillos, 289
Cardiopatía(s)
cianótica, 196f
congénitas, 189
Cartílago(s)
de las placas epifisarias, 210-211, 212f, 219
desarrollo, 209-211
hialino, 211, 213f
modelos óseos, 219, 220f
hipofisario, 215, 216f
histogénesis, 209
laríngeos, 117
paracordal, 215, 216f
Cataratas, congénitas, 263c, 293f
Caudal, como término descriptivo, 4f
Cavidad(es)
amniótica, 84f
formación, 27-29, 28f
articular, 211
coriónica, 29, 30f, 66f, 77f
corporal, 83-90 V. también las cavidades corporales específicas
embrionaria, 83-86, 85f
división, 83-86
exocelómica, 27
medular de un hueso largo, 210-211, 212f
nasales, desarrollo, 107f, 108-109
pericárdica, 83, 84f, 86f
desarrollo, 180f, 182
futura, 83, 84f
peritoneales, 83, 84f, 86f
futuras, 83
pleurales
futuras, 83
primitivas, 83
timpánica, 95, 264-265
uterina, 66f, 75f
CelomaV. también cavidades corporales específicas
embrionario, 84f
extraembrionario, 29, 29f, 83, 84f, 86f
intraembrionario, 83, 84f, 86f
desarrollo, 36, 39f
pliegues embrionarios y, 84f
Células
C, 95
ciliadas, 264
citotrofoblásticas persistentes, 70f
cromafines, 254
de Hofbauer, 70f
de Kupffer, hepáticas, 129
de la cresta neural, 34
e inervación de los miembros, 226
y desarrollo
de la laringe, 117
de los dientes, 274
de los ganglios vertebrales, 237, 240f
del ojo, 263
del sistema nervioso, 253
y mielinización de las fibras nerviosas, 239
de Schwann, vaina, 239
deciduales, 27, 65
secretoras, 28
germinales primordiales, 78, 161, 161f
hematopoyéticas, de la médula ósea, 209-210
madre, 295
adultas, 303
cancerosas (CMC), 303
diferenciación versus pluripotencialidad, 303
embrionarias (CME), 303
humanas, 1
pluripotenciales inducidas, 303, 303f
mesenquimatosas, 33, 36f, 233
mioepiteliales, 270
miogénicas precursoras, 222
neuroectodérmicas, 34
parafoliculares, 95
pluripotenciales, 46-47
satélite, 253
secretoras, 270
de glucagón y somatostatina, pancreáticas, 130-132
Cemento, dental, 274
Centrómero, 8
Centros de condrificación, 213, 214f, 226
Centrum, 213, 214f
Cerebelo, 242, 244-245, 244f
Ciclo(s)
menstrual, 15-16, 15f
anovulatorio, 14c
fase(s), 15-16, 15f
lútea, 16
menstrual, 16
proliferativa, 16
isquemia de las arterias espirales, 16
ovárico, 13-15, 13f-15f
reproductivos femeninos, 13-16, 13f
Ciego
desarrollo, 136, 138f
y apéndice subhepático, 140c
Cigarrillos
consumo, en el crecimiento fetal, 61
efectos fetales, 289
Cigosidad de los gemelos, 81c
Cigoto, 1, 2f-3f, 19
segmentación, 21, 22f
Circulación sanguínea
fetal, 69f, 203, 20
fetoplacentaria, 69, 71f
maternoplacentaria, 69-70
neonatal, 202-206, 205f
placentaria, 70f
uteroplacentaria, 27-28
primitiva, 40, 41f
Circunvoluciones, cerebrales, 250-251
Cisterna del quilo (cisterna chyli), 206
Citomegalovirus
como teratógeno, 287t, 292
transporte placentario, 71f
Citotrofoblasto, 25, 70f
Clítoris, 5, 8f
desarrollo, 167, 168f
Cloaca, 141-142
partición, 141-142, 143f
Clonación, 1
Cocaína, como teratógeno, 287t, 292
Cóclea, 264
Cojinetes endocárdicos, 182f, 183, 184f
defectos con comunicaciones interauriculares de tipo foramen
primum, 191c, 195f
Cola de caballo, 238-239
Colículo
inferior, 245, 246f
seminal, 150t
superior, 245, 246f
Coloboma(s)
de la retina, 259c
del iris, 259c, 262f
del párpado, 263c
palpebrales, 263c
Colon localizado a la izquierda (ausencia de rotación del intestino
primitivo medio), 139c
Columna(s)
celular intermediolateral, 256
grises dorsales, 237
vertebral
desarrollo, 212-213, 214f
fase
cartilaginosa, 213, 214f
ósea, 213-215
formación, 34
Comisura(s)
anterior, 250
cerebrales, 250-251
del hipocampo, 250
Compactación, de blastómeros, 21
Complejo de disrupción amniótico, 78c
Componentes eferentes (branquiales) viscerales especiales, 91-92
Comunicación(es)
interauriculares (CIA), 191c, 195f, 288f
intercelular, 295-296
interventriculares (CIV), 196c, 202f, 288f
Conductillos eferentes, 147, 150t, 163-165, 164f
Conducto(s)
anal, 142, 144f
arterioso, 206, 206f
persistente, 206c, 206f
auditivo externo, 96, 265, 266f-267f
atresia, 267c
ausencia, 268c
cervical, 5, 73f
cístico, 129-130
coclear, 264
eyaculador, 5-6, 6f, 150t, 156, 164f, 166f
colédoco, 129-130
de Gartner, 150t
deferente, 5-6, 6f, 150t, 163-165, 164f
del epoóforo, 150t
endolinfático, 264, 265f, 267f
epididimario, 162f, 163, 164f
excretores de las glándulas lagrimales, 263
galactóforos, 272, 273f
genitales, desarrollo, 163-166, 164f-165f
femeninos, 165-166, 167f
masculinos, 163-165
hepáticos, 129-130, 130c
accesorios, 130c
hialoideo, 262
inguinales, desarrollo, 170
linfático, 206, 207f
mesonéfricos, 150t, 163, 165f
nasolagrimal, 106-107
nasopalatino, 110
onfaloentérico, 45, 46f, 53, 83
restos, 141c, 142f
pancreático, 130-132
accesorio, 130-132
paramesonéfrico, 150t, 163, 165, 165f
radicular, 274-275
reuniens, 264
semicirculares, 264, 265f
sudoríparo, primordio, 270
tirogloso, 100
quistes y senos, 101c, 101f-102f
venoso, 203, 204f, 205-206
Conexones, 295
Conjuntiva palpebral, 263
Cono
arterioso, 179-181, 190f
medular, 238-239
Consumo excesivo de alcohol, durante la gestación, 289
Copas ópticas, 257, 260f
Cópula, 103
Corazón, 84f, 86f, 176f
anomalías congénitas, 189
desarrollo
tardío, 179-189, 181f
temprano, 175-179, 176f
primitivo, 33, 41f, 45, 47f
circulación a través, 182, 182f
partición, 182-183
sistema de conducción, 189
venas asociadas con, desarrollo, 175
Cordoma, 213c
Cordón(es)
hepáticos, 129
nefrogénico, 147, 148f-149f
umbilical, 67f, 73f-74f, 76, 77f, 84f
formación, 45, 46f
nudos
falsos, 76
verdaderos, 76
prolapso, 76
Coriocarcinomas, 42c
Corion, 29, 73f
frondoso, 65
liso, 65, 66f-69f
velloso, 65, 66f-68f, 77f
Córnea, desarrollo, 261f, 263
Coroides, desarrollo, 259
Corona radiada, 8f, 11
Corpúsculo
polar
primero, 9f, 11
segundo, 19, 20f, 282c
renal, 147
Corteza
cerebelosa, 244-245
atrofia, 252f
suprarrenal, 158, 160f
Cortisol, parto y, 72-74
Costillas
accesorias, 214f, 218c, 218f
cervicales, 218c, 218f
desarrollo, 214f, 215
falsas, 215
flotantes, 215
verdaderas, 215
Cotiledones, 67, 68f, 74f, 75
Craneal, como término descriptivo, 4f
Cráneo
bífido, 251f, 252c
crecimiento posnatal, 217
desarrollo, 215-217, 216f
recién nacido, 216-217
Craneofaringioma, 251c, 251f
Craniosinostosis, 217f, 218c, 219f
Crecimiento
fetal, factores que influyen, 61
uterino, durante la gestación, 72
Cresta(s)
ampulares, 264
bulbares, 188, 190f, 192f
dérmicas, 269
ectodérmica apical (CEA), 220f, 225
epidérmicas, 269, 270f
gonadal, 160, 161f
mamarias, 272, 273f
mesonéfricas, 51-53, 55f
neural
desarrollo, 233, 234f, 240f
formación, 34, 40f
paredes, 209
terminal, 183, 187f
troncales, 188
urogenital, 147, 148f
Cretinismo, congénito, 291
Criptas tonsilares, 95
Criptorquidia, 173c, 173f
Cristalino, desarrollo, 260-262, 261f
Cromátida, 8-11
Cromatina sexual, 279c-281c
Cromosoma(s)
de doble cromátida, 8
deleción, 284f, 285
duplicación, 284f
en anillo, 284f, 285
homólogos, 8, 279
inversión, 284f
no disyunción, 11c, 279, 280f
rotura, 283
sexuales
no disyunción, 12f
trisomía, 282, 283f, 284t
translocación, 283-285, 284f
X
inactivación, 279c-281c
Cronogramas embrionarios, 288f, 289
Cuarta semana, desarrollo humano, 50-51, 52f
Cubierta citotrofoblástica, 42, 43f, 65-67, 69f
Cuello
del útero, 5, 75f
torcido, 224f
Cuerdas
tendinosas, 188, 191f
vocales, 117
Cuerpo(s)
albicans, 14-15
calloso, 250
cavernoso, pene, 150t
ciliar, desarrollo, 259
estriado, 247, 250, 250f
lúteo, 14-15, 14c, 72
mamilares, 245
ultimofaríngeo, 95, 98f
vertebral, 215
vítreo, 262, 262f
Cultivos de células, fetales, 62-63
Cúmulo oóforo, 14
Curvatura(s)
cervicales, 240-242
encefálicas, 240-242, 243f
mayor del estómago, 125
mesencefálica, 240-242
pontina, 236f, 240-242, 244
Cutícula, 272
D
Decidua, 65, 66f
basal, 65, 66f, 69f
capsular, 65, 66f, 67
en degeneración, 66f
parietal, 65, 66f, 67, 69f
Dedos supernumerarios, 229c, 230f
Defectos del tubo neural (DTN), 42c, 239, 242f, 251
causas, 239c
Déficit materno de iodo, 291
Deformación, 279
Deleción, cromosómica, 284f, 285
Dentina, 274, 275f, 277c
Dentinogénesis imperfecta, 277c, 277f
Derivados de la estreptomicina, como teratógenos, 290
Dermatoglifos, 269
Dermatoma, 226-227, 227f
Dermis, 269
Dermomiotomo, 209
Desarrollo humano
etapas tempranas, 2f-3f
introducción, 1-4
primera semana, 19-25
segunda semana, 27-31
semanas cuarta a octava, 45-56
aspectos destacados, 50-55, 50t
tercera semana, 33-44
Descamación, 269, 270f
Determinación sexual, 161, 162f
fetal, 166c-167c
Dextrocardia, 189c, 194f
aislada, 189c
con situs inversus, 189c
Diabetes mellitus, efectos fetales, 294
Diáfisis, 209-210
Diafragma, 83-90
defecto posterolateral, 89c, 89f
desarrollo, 86-89, 88f
eventración, 89c
inervación, 88-89
pilares, 87, 88f
primitivo, 87
primordio, 87
tendón central, 83, 86-87, 86f, 88f
Diagnóstico prenatal no invasivo, 63
Diazepam, uso durante la gestación, 291-292
Diencéfalo, 240, 243f, 245-246, 247f, 249f
Dientes
alteraciones de la coloración, 277c, 290
anomalías numéricas, 276c, 277f
anómalos morfológicamente, 276c
desarrollo, 273-276
fase
de campana, 274-275, 275f-276f
de casquete, 274, 275f
de yema, 273-274, 274f-275f
sífilis y, 276c
tetraciclina y, 277c, 277f, 287t, 290
erupción, 275-276
orden y edad normal, 274t
forma, variaciones, 276c, 277f
fusionados, 277c
incisivos, 274, 274t, 275f
permanentes, 273-274, 275f-276f, 276
raíces, 274-275, 275f
supernumerarios, 276c, 277f
temporales, 273-274, 275f
desprendimiento, orden y edad normal, 274t
Dietilestilbestrol, como teratógeno, 287t
Difusión, en el transporte placentario
facilitada, 71
simple, 71
Dilatación, en el trabajo del parto, 74
Dióxido de carbono
en el sistema de transporte, 65
transporte placentario, 71, 71f
Dirección, términos descriptivos, 4f
Discinesia ciliar primaria, 124c
Disco(s)
embrionario
bilaminar, 27, 28f
formación, 27-29
trilaminar, 33, 35f
plegamiento, 45
intercalados, 224
intervertebrales (IV), 213, 214f
Disgenesia gonadal, 169c
XY, 169c
Dispermia, 282c
Displasia, 279
ectodérmica, congénita, 276c
Dispositivo intrauterino, e implantación, 31c
Disrupción, 279
Divertículo, 34
cecal, 136
de Meckel, 141c
hepático, 127-129
hipofisario, 245-246, 248f
ileal, 141c, 141f-142f
laringotraqueal, 117, 118f
metanéfrico, 147-150, 153f
neurohipofisario, 245, 248f
División
del cigoto, 21, 22f
meiótica
primera, 8, 10f
en la espermatogénesis, 9f, 11
en la ovogénesis, 10f, 11
segunda, 8-11
en la espermatogénesis, 9f, 11
en la ovogénesis, 9f, 11
Dolly (oveja clonada), 1
Dolor intermenstrual (mittelschmerz) y ovulación, 14c
Dorsal, como término descriptivo, 4f
Dotación de cromosomas sexuales, 160
anómala, 163c
Drogas, efectos fetales, 292
Duodeno, desarrollo, 126
Duramadre, 237-238
E
Ecografía
de atresia duodenal, 126c-127c, 130f
de embriones, 49c, 51f
del saco coriónico, 65c
intravaginal, de un embrión de 4 semanas, 41f
para el examen del estado fetal, 62, 62f
transabdominal, 166c
transvaginal, 29
Ectodermo, 48f
superficial, 263
Ectopia
cordis, 191c, 194f
cruzada y fusionada, 154c
Ectrodactilia, 229f
Edad
de concepción, 59f
de fecundación, estimación, 57, 58t
gestacional, 60f
determinación, 65c
imagen de resonancia magnética, 60f
materna, anomalías cromosómicas y, 281, 282t
ósea, 220c
Efectos del alcohol en el feto, 289
Electrolitos, transporte placentario, 71f, 72
Embarazo tubárico, 31c
Embrioblasto, 21
Embriología
avances, 1
importancia, 1
términos descriptivos, 1, 4f
Embrión(es)
anómalo, y abortos espontáneos, 25c
desarrollo, control, 45-49
edad, estimación, 49, 49f, 50t
etapas del desarrollo, estimación, 50t
examen ecográfico, 49c, 51f
ilustración, 86f
plegamiento, 45, 46f-47f, 84f
de la cabeza y la cola, 45
lateral, 45, 47f, 83
tetraploide, 282c
Embriotrofo, 27-28
Eminencia
caudal, 50, 54f
hipofaríngea, 103-104
Enanismo, 220c-221c
Encéfalo
anomalías congénitas, 251
desarrollo, 239-251, 243f-244f, 246f-247f
envoltura protectora (neurocráneo), 215
fetal, superficies lateral y medial, 250f
hernia, 251f
primordio, 45
vesículas, 243f
Encía, desarrollo, 274, 275f
Endocardio, 179, 179f, 193f
Endodermo, 48f
embrionario, 33, 36f
Endometrio, 5, 65, 75f
capa funcional, 65
Endotelio, de los capilares fetales, 70f
Enfermedad
de Hirschsprung, 144c, 144f
de la membrana hialina, 124c
de Minamata, 292
hemolítica del recién nacido, 72c, 277c
renal poliquística, 154c
autosómica dominante (ERPAD), 154c
Entrada a la laringe, primitiva, 117
Enzimas de la mucosa tubárica, 19
Epéndimo, 233
Epiblasto, 27
Epicardio, 179, 180f
Epidermis, desarrollo, 269, 270f
Epidídimo, 5-6, 6f
apéndice, 150t
Epífisis, 209-210, 219
Epigenética, 295, 301-303
Epiglotis, desarrollo, 117
Epispadias, 156c, 170c
Epitálamo, 245, 247f
Epitelio
del cristalino, 261f
anterior, 261f
subcapsular, 260-262
del esmalte
externo, 274, 275f
interno, 274, 275f
endometrial, unión del blastocisto, 21-25, 23f
pigmentario de la retina, 257, 257c-259c, 259f, 262f
Eponiquio, 272, 272f
Epoóforo, 150t
Eritroblastosis, fetal, 72c
Esbozos
de los miembros, 224, 226f
inferiores, 50-51, 51f, 55f, 224
superiores, 50-51, 54f, 224
dentarios, 273-274, 274f-275f
mamarios, 272
Escafocefalia, 217f, 218c, 219f
Escala
timpánica, 264
vestibular, 264
Esclera, desarrollo, 259
Esclerotomos, 211-212, 214f
Escoliosis, congénita, 218c
Escroto, 5-6, 6f
Esmalte, diente, desarrollo, 274, 275f
Esófago, 88f
desarrollo, 125
fracaso en la recanalización, 125c
meso dorsal, en el diafragma, desarrollo, 87
Espacio(s)
celómicos extraembrionarios, 28f, 29
intervelloso, 42, 43f, 65-68, 68f-69f
sangre materna, 289
intrarretiniano, 257, 258f, 262f
perilinfático, 264, 266f
subaracnoideo, 237-238, 245
Espermatocitos, 9f, 11
Espermatogénesis, 9f, 11
Espermatozoides
cola, 11
contaje, 16c-17c
definición, 8
maduración, 17
maduros, 11
ovocitos, comparación, 11
partes, 8f
reacción del acrosoma, 20f
transporte, 16
viabilidad, 17
Espermiogénesis, 9f, 11
Espina bífida, 239, 241f
con meningocele, 239c, 241f
con mielomeningocele, 239c, 241f
con mielosquisis, 241f
oculta, 239c, 241f-242f
quística, 239c, 241f
Esplacnopleura, 36
Esqueleto
apendicular, desarrollo, 219
axial
anomalías congénitas, 218f
desarrollo, 211-217, 214f, 216f
malformaciones, 220c-221c
Estenosis
anal, 144c
aórtica, 197c
de la válvula pulmonar, 197c
del acueducto cerebral, congénita, 252c
duodenal, 126c
esofágica, 125c
hipertrófica del píloro, 126c
infundibular, 197c
traqueal, 120c
Esterasas, fecundación y, 19
Esternón, desarrollo, 215
Estigma, 14, 15f
Estómago
desarrollo, 125-126, 134f
mesos, 126
rotación, 125-126
Estomodeo, 45, 91, 125
Estrato
córneo, 269, 270f-271f
espinoso, 270f-271f
germinativo, 269, 270f-271f
granuloso, 270f-271f
lúcido, 270f-271f
Estrógenos
desarrollo mamario y, 272
trabajo del parto y, 72-74
Etisterona, evitación en la gestación, 289-290
Expulsión, en el trabajo del parto, 74
Extrofia de la vejiga urinaria, 156c, 158f-159f
F
Factor(es)
ambientales, y anomalías congénitas, 280f, 286-294
angiogénico, células de la teca y, 13
de crecimiento transformador β, 182, 297, 297f
determinante de testículos (TDF), 163
temprano de embarazo, 21
de crecimiento fibroblástico en el desarrollo
de los miembros, 225
del páncreas, 130
de transcripción, 295, 300-301
hélice-asa-hélice básicos, 301
maternos, como teratógenos, 294
mecánicos, como teratógenos, 294
Falo primitivo, 150t, 166
FármacosV. también fármacos específicos
antihipertensivos, como teratógenos, 290-291
como teratógenos, 287t, 289-292
psicotrópicos, efectos fetales, 291-292
tiroideos, como teratógenos, 291
transporte placentario, 71f, 72
Fase
del ciclo menstrual
lútea, 16
menstrual, 16
proliferativa, 16
del desarrollo dentario
de campana, 274-275, 275f-276f
de casquete, 274, 275f
de yema, 273-274, 274f-275f
Fecha
de la última regla (FUR), 57
probable de parto, 61
Fecundación, 1, 2f-3f, 19
acrosina y, 19
fases, 19, 20f
ilustraciones, 21f
in vitro, 24f, 25c
resultados, 19
Fenilcetonuria, efectos fetales, 294
Fenitoína (Dilantina), como teratógeno, 287t, 290
Fenobarbital, uso durante la gestación, 290
Feto
amniocentesis diagnóstica, 62, 62f
circulación, 204f
cultivos celulares, 62-63
ecografía, 62, 62f
cardíaca, 188c
estado, procedimientos de examen, 62-63
femenino, masculinización, 287t, 289-290
imágenes de resonancia magnética, 63
muestras
de sangre del cordón umbilical por vía percutánea, 63
de vellosidades coriónicas, 62
pre-viable, 58t
vasos, derivados, 204-206
agujero oval y fosa oval, 205f
arterias umbilicales y ligamentos abdominales, 205f
conducto
arterioso y ligamento arterioso, 205f
venoso y ligamento venoso, 205f
vena umbilical y ligamento redondo del hígado, 205f
viable, 58t
Fibras del cristalino
primarias, 260-262
secundarias, 260-262
Fibroblastos, 222
Fibrocartílago, 211, 213f
Fijación congénita, del estribo, 266c-267c
Filum terminal, 239
Fimbrias, de la trompa uterina, 16
Fístula(s)
anoperineal, 144c, 145f
cervical (branquial), 96c
rectocloacal, 145f
rectouretral, 145c, 145f
rectovaginal, 145c, 145f
rectovesical, 145c
traqueoesofágica, 120c, 121f
y quistes linguales congénitos, 103c
Fisura(s)
coroidea, 247, 250f
facial(es), 112c, 114f
oblicuas, 112c
media anterior, 237
palatina, 112c, 113f, 115f
bilateral, 252f
ópticas, 257
retinianas, 257, 258f, 260f
Focomelia, 231c
Folículos
pilosos, 270-271, 271f
ováricos, 150t
desarrollo, 13, 13f-14f
primitivos, 57
tiroideos, 102
Fondo del útero, 5, 72
Foramen
primum, 183, 184f-186f
secundum, 183, 185f-186f
Formación
de bilis, 129
de orina, fetal, 57, 147
Fosa
oval, 206
primitiva, 33, 35f
Fosfato cálcico, 209
Fosita(s)
anal, 125
cristalinianas, 257, 258f
mamaria, 272, 273f
óticas, 50-51, 54f, 264
Futura cavidad
pericárdica, 83, 84f
peritoneal, 83
pleural, 83
G
Gametogénesis, 8-11, 8f
anómala, 11c, 12f
normal, 9f
Gametos, transporte, 16
Ganglio(s)
autónomos, 253
espiral, 255, 264
paravertebrales, 256
preaórticos, 255-256
simpáticos, 255-256
trigeminal, 255
vertebrales, 254
desarrollo, 237, 240f
vestibular, 255
Gases, transporte placentario de, 71
Gastrosquisis, 139c, 139f
Gastrulación, 33-34
Gelatina de Wharton, 76
Gemelo(s)
determinación de la cigosidad, 81c
dicigóticos, 78, 79f
membranas fetales y, 78-79, 79f-80f
monocigóticos (MC), 79, 80f-81f, 279c-281c
monocoriónicos-diamnióticos, MC, 81c
unidos (siameses), 82c
Gen(es)
constitutivos (housekeeping), 286
del receptor 3 del factor de crecimiento fibroblástico, mutación, y
acondroplasia, 220c-221c, 285
edición, 304, 304f
especiales, 286
Homeobox (Hox), 65
y craniosinostosis, 217f, 218c
inactivación, 279c-281c
mutante, anomalías congénitas y, 285-286
nomenclatura internacional estándar, 296t
PAX, 301
Genitales externos
ambiguos, 287t
desarrollo, 166-167, 168f
femeninos, 167
masculinos, 160f, 166-167, 168f
Genoma humano, 285-286
Germen dentario, 274, 277c
Gestación(es)
crecimiento uterino durante, 72
ectópicas, 31c, 31f
múltiples, 78-82
Gigantismo, 221c
Ginecomastia, 272c
Glande del pene, 156-158
Glándula(s)
bulbouretrales, 164f, 165
genitales
auxiliares, femeninas, 166
desarrollo
femeninas, 165-166, 167f
masculinas, 163-165
lagrimales, desarrollo, 263
mamaria(s)
desarrollo, 272, 273f
primitiva, 272
paratiroides
alteración del número, 101c
ectópicas, 101c
inferiores, 95
superiores, 95
parauretrales, 150t, 164f, 166
parótidas, 105
pineal, 245
pituitaria
desarrollo, 245, 248f
neurohipófisis, 248f
origen y terminología, 248t
y ciclos reproductivos femeninos, 13, 13f
y trabajo del parto, 74
prostática, 165, 166f
desarrollo, 150t
salivares, desarrollo, 105
sebáceas, 270, 271f
fetales, 57
seminales (vesículas), 150t, 164f, 165
sublinguales, 105
submandibulares, 105
sudoríparas, 270, 271f
apocrinas, 270
ecrinas, 270
suprarrenales, desarrollo, 158
tiroides
anterior, 101f
desarrollo, 100-102, 100f
ectópica, 102c, 103f
uterinas, durante el ciclo menstrual, 16
vestibulares, 164f, 166
mayores, 150t, 164f, 166
Glaucoma, congénito, 263c, 293f
Glioblastos, 233
Glomérulo, 147, 152f
Glucagón, desarrollo pancreático, 130-132
Glucosa
en el crecimiento fetal, 61
transporte placentario, 71-72
Gónada(s)
desarrollo, 160-163, 161f
indiferenciadas, 160, 161f-162f
derivados en el adulto y restos vestigiales, 150t
Gonadotropina(s)
coriónica humana (hCG), 27, 72, 163
ovulación y, 14c
Grandes arterias, trasposición, 196c-197c, 196f
Grasa
fetal, 57
parda, 57
Gubernáculo, 150t, 170, 172f
H
Hemangioblastos, 42
Hemangioma en «mancha de vino de Oporto», 270c
Hematogénesis, 42
Hematoma, separación placentaria y, 73f, 74
Hemimelia, 231c
Hemisferios cerebrales, 245-247, 249f-250f
derecho, 250f
Hemivértebra, 218c, 218f
Hemorragia, 75f
uterina posparto, 74
Hendiduras faríngeas, 91, 96
Heparina
membrana placentaria y, 290
transporte placentario, 71f
Herencia
autosómica recesiva, 285
biparental, 19
multifactorial, 279, 280f, 294
Hernia
del intestino primitivo medio, 135f
fisiológica, 136f
reducción, 133-136
diafragmática congénita (HDC), 89c, 89f, 124c
inguinal, congénita, 173c, 174f
interna, 140c
paraesternal, 89c
retroesternal, 89c
umbilical, 53, 136c
fisiológica, 133
Heroína, efectos fetales, 292
Hialuronidasa, 19
Hiato esternocostal, hernia, 89c
Hidátide (de Morgagni), 150t
Hidrocefalia, 252c, 252f, 287t
Hidrocele
cordón espermático, 173c, 174f
del testículo, 174f
Hidronefrosis, 150c
Hierro, transporte placentario, 71f
Hígado
desarrollo, 127-130
ligamento redondo, 205
peritoneo visceral, 130
Higroma, quístico, 208c, 270c
Himen, 5, 8f
desarrollo, 165, 168f
Hiperdiploide, 281c
Hiperfenialaninemia, 294
Hiperpituitarismo, 221c
Hiperplasia adrenal, congénita, 158c, 161f, 169c, 169f, 290f
Hipertrofia del clítoris, 169c
Hipoblasto, 23f, 25, 27, 28f
Hipodiploide, 281c
Hipófisis faríngea, 251c
Hiponiquio, 272, 272f
Hipoplasia
del esmalte, 276c, 277f
malar, 99c-100c
pulmonar, 154, 155f
Hipospadias, 169c, 170f, 289-290
del pene, 169c
glanular, 169c, 170f
penoescrotal, 169c
perineal, 169c
Hipotálamo, 245, 247f
y ciclos reproductivos femeninos, 13, 13f
Hipoxia, fetal, 69-71
cierre del conducto arterioso, 206c
tabaquismo, 289
Histona
metiltransferasas, 302
modificaciones, 302, 302f
Holoprosencefalia, 294
Hormona(s)
adrenocorticotropa (ACTH), 72-74
antimülleriana (AMH), 163
esteroideas
no conjugadas, transporte placentario, 72
síntesis y secreción placentaria, 72
foliculoestimulante (FSH), 13, 13f
liberadora
de corticotropina, 72-74
de gonadotropina, y ciclos reproductivos femeninos, 13
luteinizante (LH), 13, 13f
proteicas, transporte placentario, 72
transporte placentario, 71f, 72
Huellas dactilares, 269
Huesecillos del oído, 264-265
Hueso(s)
alargamiento, 210-211
cigomáticos, 99-100, 216
desarrollo, 209-211
osificación
endocondral y, 209-211, 212f
intramembranosa y, 209, 211f
edad, 220c
histogénesis, 209-211
occipital, 215, 216f, 222f
parietal, 215, 216f, 221f
Humor
acuoso, 262
vítreo, 262
Huso meiótico, 8
I
Ictericia, 130c
Ictiosis, 270c
arlequín, 270c
Íleon, 133
Imagen de resonancia magnética (RM), para evaluar el estado fetal,
63
Implantación del blastocisto, 27, 28f
extrauterina, 31c
inhibición, 31c
sitios de, 29, 30f-31f
Impronta genética, 286
Incisivos centrales, 274
Inducciones, 48-49
Infección
fetal, 72
por el virus de la inmunodeficiencia adquirida humana (VIH),
efectos fetales, 293
Inferior
arteria mesentérica, 83
como término descriptivo, 4f
Infundíbulo, 245-246, 248f
de la trompa uterina, 16
Inhibición lateral, en la vía de señalización Notch-Delta, 300
Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, uso durante la
gestación, 291-292
Inmunoglobulina
G (IgG), transporte placentario, 71f
M (IgM), transporte placentario, 71f
S (IgS), transporte placentario, 71f
Ínsula, 250-251
Insulina
desarrollo pancreático, 130-132
en el crecimiento fetal, 61
Interacción tisular, durante el desarrollo, 48-49
Intestino, 77f
atresia, 126c-127c, 130f, 141c, 144f
estenosis, 141c
fijación, 136, 137f
hernia, 89c, 136c
mesos, 137f
primitivo, 77, 125
anterior, 45, 47f, 84f
arterias, 85f
derivados, 125-132
partición, 118f
medio, 45, 46f, 84f
ausencia de rotación, 139c, 140f
derivados, 133-136
rotación, 133-136, 140f
intestinal mixta y vólvulo, 140c
inversa, 140c
vólvulo, 141c
posterior, 45, 47f, 84f
derivados, 141-142
vólvulo, 140c
Inversión
cromosómica, 284f
paracéntrica, 284f
Inyección intracitoplásmica de espermatozoides, 25c
Ioduros, como teratógenos, 291
Iris
coloboma, 259c, 262f
desarrollo, 259, 261f
en el albinismo, 272c
Islotes sanguíneos, 41f, 42
Isocromosomas, 284f
Isotretinoína, como teratógeno, 287t, 291
Isquemia, de las arterias espirales, ciclo menstrual, 16
L
Laberinto
membranoso primitivo, 264
óseo, del oído interno, 264, 265f
Labios
mayores de la vulva, 5, 8f, 150t, 167
menores de la vulva, 5, 8f, 150t, 167
Lagunas, 27-28, 28f
Lámina
dental, 273, 274f-275f
terminal, 249f, 250
Laminillas concéntricas, 209
Lanugo, 57, 271
Laringe
desarrollo, 117, 119f
recanalización, 117
Lengua
desarrollo, 102-105
inervación, 104-105
músculos, 223
surco medio, 103
tercio posterior (parte faríngea), 103, 117
Lewis, Edward B, 1
Ligamento(s)
abdominales, 206
ancho, 165
arterioso, 200, 200f, 206
falciforme, 130
hepatoduodenal, 130
hepatogástrico, 130
ovárico, 150t
periodontal, 274, 275f
redondos
del hígado, 205
del útero, 150t
umbilical(es)
mediales, 179
medio, 156
venoso, 205-206
Línea primitiva, 33, 35f
Linfangiomas, quísticos, 270c
Linfedema, congénito, 208c
Linfocitos, 207
Lípidos, transporte placentario, 71f
Líquido
amniótico, 76-77
contenido de agua, 76
importancia, 77
volumen, trastornos, 76c, V. también Oligohidramnios,
Polihidramnios
cefalorraquídeo, 237-238, 245
folicular, 14, 14f
Lóbulo
de la oreja, 265-266
piramidal, 101
temporal, 247
Longitud
del pie, 58t
occipucio-cóccix (LOC), 57, 58f, 58t
Lugares de implantación extrauterina, 31c
Luz laríngea, oclusión temporal, 117
M
Macrodoncia, 277c
Malformación, 279
de Arnold-Chiari tipo II, 253f
de Chiari, 253c, 253f
Mamas
desarrollo, 273f
excesivo en hombres, 272c, 283f
supernumerarias, 273c
y pezones supernumerarios, 273c
Mamelones auriculares, 53, 265-266
accesorios, 267c
Manos
hendidas, 229c, 229f
polidactilia, 230f
Material fibrinoide, 70, 70f
Matriz
germinal, 270-271
ósea, 209
Maxilar, parte premaxilar, 110
Mechones de pelo, 270-271, 271f
Meconio, 63
Mediastino primitivo, 83-86, 87f
Médula
de la gónada, 150t
de las glándulas suprarrenales, 158, 160f
espinal, 238-239, 254f
anomalías congénitas, 239
cambios posicionales, 238-239
conducto central, 237f
desarrollo, 233-239, 237f
en el recién nacido, 238-239
extremo caudal, 241f
primordio, 45
sustancia blanca, 233
oblongada, 242
ósea, desarrollo, 209
Megacolon, congénito, 144c, 144f
Meiosis, 8-11, 10f
Melanina, 272
Melanoblastos, 270f, 272
Melanocitos, 270f, 272
rotura, 78c
Membrana(s)V. membranas específicas
amniocoriónica, 66f, 68-72, 69f, 76
anal, 141
cloacal, 33, 37f, 45, 47f, 125, 141, 156c, 159f
exocelómica, 27
faríngeas, 100
fetales, 65-82
rotura prematura, 78c
tras el nacimiento, 74-75, 74f
orofaríngea, 33, 37f-38f, 45, 47f, 91, 125, 179-181, 181f
placentaria, 68-70, 70f-71f
en el crecimiento fetal, 61
transporte a través de, 70, 71f
vasculosincitial, 70
pleuropericárdicas, 83-86, 87f
pleuroperitoneales, 86, 88f
en el diafragma, desarrollo, 87
pupilar, 262
sinovial, 211
timpánica, 265
Menarquia, 5, 13
Meninges
espinales, desarrollo, 237-238
hernia, 251f
Meningocele craneal, 252c
Meningoencefalocele, 251, 251f, 252c
Meningohidroencefalocele, 251f, 252c
Menstruación, cese, 33
Mercurio, orgánico, como teratógeno, 292
Meroencefalia, 42c, 76c, 218c, 239c, 242f, 251, 252c, 294
Meromelia, 231c, 231f, 287t, 291, 292f
Mesencéfalo, 236f, 239-240, 245, 246f-247f
tegmento, 245
Mesénquima, 221, 263
de la cabeza, 215
en el mesodermo intermedio, 147, 148f
interzonal, 211
Meso(s), 83-90
definición, 83
del estómago, 126
del intestino, 137f
dorsal, 83, 84f-85f
del esófago, en el diafragma, desarrollo, 87
ventral, 83, 85f, 130, 131f
Mesocardio dorsal, 85f, 180f, 182
Mesodermo, 33, 35f, 48f
esplácnico, 83, 84f, 175, 176f
capa, 84f
extraembrionario
esplácnico, 29, 29f
somático, 29, 29f
intermedio, 34-35
intraembrionario, 209, 210f
lateral, 34-35, 175
paraaxial, 34-35, 38f-39f, 148f, 175
somático, 84f
capa, 84f
Mesogastrio
dorsal, 128f
primordio, 126
ventral, 129
Mesonefros, 147, 148f-149f, 150t
Metabolismo, placentario, 71
Metadona, efectos fetales, 292
Metáfisis, 211c
Metamorfosis, en la espermatogénesis, 11
Metanefros, 147-150, 151f
Metencéfalo, 242, 244-245, 244f
Metilación, 302
del ADN, 302
Metilmercurio, como teratógeno, 287t, 292
Metotrexato, como teratógeno, 287t, 290
Micro-ARN, 302-303
Microcefalia, 252c
Microglía, 233
Micrognatia, 282t
Microtia, 267c, 267f
Mielencéfalo, 242-244, 243f
Mielinización, de las fibras del nervio óptico, 257
Mielomeningocele, 253f
lumbar, 242f
Miembro(s)
anomalías, 231c
aporte sanguíneo, 227-229, 228f
desarrollo de etapas
finales, 220f, 226, 226f-227f
tempranas, 224-226, 225f-226f
inervación cutánea, 226-227
músculos, 223, 223f
patrón dermatomérico, 227f
plexos, 226-227, 227f
Mioblastos, 86, 209
cardíacos, 224
Miocardio, 179
desarrollo, 179f, 193f
primitivo, 179
Miofibrillas, 222
Miofilamentos, 222, 224
Miogénesis, 222
Miometrio, 5, 66f, 69f, 75f
Miotomos, 222-223, 223f
división
epaxial, derivados, 223, 223f
hipaxial, derivados, 223, 223f
occipitales (postóticos), 223
preóticos, 223
Miotubos, 222
Misoprostol, como teratógeno, 287t
Molas hidatidiformes, 42c, 44f
Moléculas
de adhesión celular, 295-296
de señalización, 1
Monitorización fetal, 63
Monosomía, 11c
X, 281c
Monóxido de carbono, transporte placentario, 71, 71f
Morfogénesis, 33
cardíaca, 175
Morfógenos, 295-298
ácido retinoico, 296-297, 296f
BMP, 297
Sonic hedgehog, 297-298, 298f
TGF-β, 297, 297f
vía de señalización Wnt/β-catenina, 298, 299f
Mórula, 21, 22f
Mosaicismo, 282c
Movimientos
de los miembros, 57
fetales, 57
lentos de los ojos, 57
respiratorios, fetales, 60
Muestra percutánea de sangre del cordón umbilical, 63
Multíparas, 74
Músculo(s)V. también los músculos específicos
accesorio, 224c
anomalías, 224c
cardíaco, desarrollo, 224
células, primitivas, 222
crecimiento, 222
de la lengua, 223
del arco faríngeo, 223
dilatador de la pupila, 259
elevador del párpado superior, 263c
erectores del pelo, 271f, 272
esfínter de la pupila, 259
esquelético, desarrollo, 222-223
estapedio, 265
esternocleidomastoideo, en la tortícolis congénita, 224c, 224f
fibras, 222
laríngeos, 117
liso, desarrollo, 210f, 224
miembro superior, 223, 223f
oculares, 223, 223f
orbicular del ojo, 263
papilares, 188, 191f
paredes corporales laterales, crecimiento, 87, 88f
N
Nacimiento(s)
múltiple, 82
placenta y membranas fetales tras, 74-75, 74f
Narcóticos, efectos fetales, 292
Nefronas, desarrollo, 147, 152f
Neonatos
circulación, 202-206, 205f
de transición, 203-204
pulmones, 124c
Nervio(s)
abducens (NC VI), 254-255, 254f
coclear, 254f, 255
craneales, 239f, 246f, 254-255, 254f
somáticos eferentes, 254-255
cuerda del tímpano, 264-265
de los arcos faríngeos, 91-92, 254f, 255
espinales (NC XI), 254, 254f, 255
desarrollo, 254, 254f
mielinización, 239
raíces
anteriores, 237, 239f
posteriores, 237, 239f
faciales, 254f, 255
frénicos, 87f, 88
glosofaríngeo, 254f, 255
hipogloso, 103-104, 254f, 255
laríngeos recurrentes, 200, 200f
oculomotor (NC III), 254f, 255, 263c
olfatorio, 254f, 255
óptico, 254f, 255, 257, 260f
rectal inferior, 142
sensitivos especiales, 255
trigémino, 254f, 255
troclear (NC IV), 254, 254f
vago, 254f, 255
ramas laríngeas, 117
vestibular, 254f, 255
vestibulococlear (NC VIII), 254f, 255, 264
Neumotórax, con hernia diafragmática congénita, 89c
Neuraminidasa, fecundación y, 19
Neurilema, 239
Neuroblastos, 233, 238f-239f, 243, 245
en las placas
alares de la médula oblongada, 244
basales de la médula oblongada, 244
Neurocráneo
cartilaginoso, 215
desarrollo, 215
membranoso, 215
Neuroepitelio, 233, 257
Neurohipófisis, 245-246, 248f
Neuronas postsinápticas, 256
Neuroporo(s)
caudal, 50-51
cierre, 233, 236f
rostral, 50, 53f
Neurulación, 34, 233
anómala, 42c
Nevo flamígero, 270c
Nicotina, efectos fetales, 289
No disyunción
de cromosomas, 11c, 12f, 279, 280f
meiótica, de los cromosomas, 281, V. también No disyunción, de
cromosomas
Nodo primitivo, 33, 35f
Nódulo(s)
linfáticos, desarrollo, 207
sinoauricular, 189
y haz auriculoventricular, 189
Noretisterona, evitación en la gestación, 289-290
Notocorda, 33-34
Núcleo(s)
caudado, 250
centrales, 244-245
cuneiforme, 243
de tejido conjuntivo, de la vellosidad, 70f
del puente, 244-245
dentado, 244-245
grácil, 243
olivares, 243f, 244
pulposo, 34, 213, 214f
Nudos sincitiales, 70, 70f
Nüsslein-Volhard, Christiane, 1
Nutrientes
en el sistema de transporte, 65
transporte placentario, 71-72
O
Obstrucción duodenal, 132c-133c, 140c
Octava semana, desarrollo humano, 53-55
Odontoblastos, 274, 275f, 277c
Odontogénesis, 273
Oídos
desarrollo, 263-266
externo, desarrollo, 265-266
interno
desarrollo, 264, 264f-265f
primordio, 266f
medio
desarrollo, 264-265
Ojo(s)
cámara
anterior, 262
posterior, 262
desarrollo, 257-263, 258f
movimientos, lentos, 57
Oligodendrocitos, 233, 239
Oligohidramnios, 76c, 124c
agenesia renal bilateral y, 154
deformación y, 294
Omento
mayor, 127f
menor, 130
Onfalocele, 89c, 283f
congénito, 136c, 138f
Oreja, 265-266
desarrollo, 266f
Órgano(s)
del esmalte, 274, 275f
espiral (de Corti), 255, 264
fetomaterno, placenta como, 65
reproductores, 5-8, 6f
femeninos, 5, 7f
masculinos, 5-8, 6f
sexualesV. también los órganos específicos
femeninos, 5, 7f
externos, 5, 8f
masculinos, 5-8, 6f
Orificio(s)
externo, 5, 75f
interno, 5, 75f
omental, 126
pleuroperitoneal, 89c
cierre, 86
sinoauricular, 183
vaginal, 5, 8f
Osificación
centros
primarios, 212f, 219, 221f
secundarios, 212f, 214f, 215
de los huesos de los miembros, 211
endocondral, 209-211, 212f
intramembranosa, 209, 211f
Osteoblastos, 209
Osteocitos, 209
Osteoclastos, 276
Osteogénesis, de los huesos largos, 226
Osteoide, 209, 211f
Osteonas, 209
Ostium secundum, comunicaciones interauriculares, 191c, 195f
Ovarios, 5, 6f, 75f
desarrollo, 161f-162f, 163
descenso, 173
recolocación, 170-173
y ciclos reproductivos, 13, 13f
Ovocito(s), 1, 2f-3f, 8, 9f, 11
espermatozoide, comparado, 11
fusión, con espermatozoide, 19
primario, 11
secundario, 11
segunda división meiótica, 9f, 11, 19
transporte, 16
viabilidad, 17
Ovogénesis, 9f, 11
Ovogonia, 57
Ovulación, 11, 14, 14f-15f
anticonceptivos orales y, 14c
cuerpo lúteo y, 14-15, 14c
dolor intermenstrual (mittelschmerz) y, 14c
Oxazepam, uso durante la gestación, 291-292
Oxígeno, transporte placentario, 71
Oxitocina, trabajo del parto y, 74
P
Paladar, 110f
blando, 110
desarrollo, 109-110
duro, 110
fisura, 112c, 113f, 115f
primario, 108f-109f, 110
secundario, 110, 111f
Palatogénesis, 110
Páncreas
anular, 132c-133c, 133f
desarrollo, 130-132, 132f
fetal, 61
Papila(s)
circunvaladas, 104
dental, 274, 275f
dérmica, 269
duodenal, menor, 130-132
filiforme, 104
foliada, 104
fungiforme, 104
linguales, 104
pilosa, 270-271, 271f
Paracetamol, efectos fetales, 291
Paradídimo, 150t
Paraganglios, 254
Pared(es)
abdominal anterior, 73f
corporal(es)
laterales, crecimiento del cuarto componente diafragmático, 87,
88f
ventral, 84f
del útero, 73f
torácica, 87f
lateral, 87f
Paroóforo, 150t
Párpados
coloboma, 263c
desarrollo, 263
ptosis congénita, 263c
Parte premaxilar del maxilar, 110
Parto, 65, 72-76, 73f
Parvovirus humano B19, como teratógeno, 287t
Patrón de distribución del pelo, cuero cabelludo, 57
Pedúnculos cerebrales, 245
Pelo
desarrollo, 270-272, 271f
lanugo, 57, 271
Pelvis renal, 151f
Pene, 5-6, 6f
desarrollo, 150t
Penicilina, uso durante la gestación, 290
Pericardio fibroso, 83, 87f, 88-89
Pericondrio, 209-210
Peridermo, 269, 270f
Perilinfa, 264
Perimetrio, 5, 75f
Periodo(s)
alveolar (periodo fetal tardío a los 8 años), de maduración
pulmonar, 123-124, 123f
canalicular (semanas 16 a 25), de maduración pulmonar, 120
críticos del desarrollo humano, 288f, 289
embrionario, 1
fetal, 1, 57-63
aspectos destacados, 57-61
en las semanas
9 a 12, 57, 58f
13 a 16, 57, 59f
17 a 20, 57, 60f
21 a 25, 57-60
26 a 29, 60
30 a 38, 60-61, 60f-61f
fecha probable de parto, 61
neonatal, 63
tardío, 63
temprano, 63
organogénico, 289
pseudoglandular (semanas 5 a 17), de maduración pulmonar, 120
sacular (semana 24 al periodo fetal tardío), de maduración
pulmonar, 122
Periostio, 209-210, 212f
Peristaltismo, de la trompa uterina, 16
Peritoneo visceral, 83
Perlas de esmalte, 276c, 277f
Peso
al nacer
alcohol, consumo, 61
bajo, 60
fetal, 58t
Pezones
desarrollo, 272
supernumerarios, 273c
Philtrum, 107
Piamadre, 237-238, 245
Pie
equino, 294
congénito, 229c, 230f
equinovaro, 229c
hendido, 229c, 229f
Piebaldismo, 272c
Piel
desarrollo, 269-270, 270f
glándulas, desarrollo, 270
Pigmentación, 272c
Pilares, del diafragma, 87, 88f
Píldoras para el control de la natalidad basadas en progesterona y
estrógenos, 290
Pinocitosis, transporte placentario, 71
Pirámides, 243
Placa(s)
alar, 237, 243f-244f, 246f
basales, 237, 243f-244f, 246f, 254
coriónica, 67, 69-70, 69f-70f
de las manos, 53, 225f, 226
fibrosas, de los párpados, 263
neural, 34, 37f-38f, 233, 234f
formación, 34, 37f
precordal, 33, 35f
tarsales, 263
ungueal, 272, 272f
vaginal, 164f, 165
Placenta, 65-82, 66f, 73f, 74f, 77f
accesoria, 74
accreta, 75c, 75f
anomalías, 75c, 75f
circulación, 68-72
de gemelos MC monocoriónicos- diamnióticos, 79
desarrollo, 65, 67f-69f
excreción, de productos de desecho, 72
forma, 67
discoide, 67
variaciones, 74, 75f
funciones, 70-72
metabolismo, 71
monocoriónica-monoamniótica, 81c
percreta, 75c, 75f
previa, 75c, 75f
protección, por anticuerpos maternos, 72
síntesis y secreción endocrina, 72
superficie
fetal, 75
materna, 75
transporte a través de, 71-72
activo, 71
de agentes infecciosos, 72
de agua, 71-72
de aminoácidos, 71-72
de dióxido de carbono, 71
de electrolitos, 72
de fármacos y sus metabolitos, 71f, 72
de gases, 71
de glucosa, 71-72
de hormonas, 71f, 72
de inmunoglobulinas, 71f
de monóxido de carbono, 71
de nutrientes, 71-72
de oxígeno, 71
de productos de desecho, 71f
de transferrina, 71-72
de vitaminas, 71-72
pasivo, 71
por difusión
facilitada, 71
simple, 71
por pinocitosis, 71
tras el nacimiento, 65, 74-75, 74f
Placoda(s)
cristalinianas, 50-51, 54f, 257, 258f
nasales, 105
ótica, 264, 264f
Plagiocefalia, 217f, 218c
Plano(s)
anatómicos, términos descriptivos, 4f
coronal, 4f
frontal, 4f
horizontal, 4f
medio, 4f
Plexo(s)
coroideo, 245
simpáticos de los órganos, 255-256
vasculares del cuero cabelludo, 53-55, 56f
Pliegue(s)
de la cabeza, 45, 84f
de la cola, 45, 84f
laterales, del embrión, 45, 46f-47f, 83
neurales, 34, 38f-39f
fusión, 233, 235f
pleuropericárdicos, 83, 87f
pleuroperitoneales, 83, 86, 88f
traqueoesofágicos, 117
ungueales, 272, 272f
vestibulares, 117
Plomo, como teratógeno, 292
Polidactilia, 229c, 230f
Polihidramnios, 76c
Polimastia, 273c
Poliploidía, 281c
Politelia, 273c
Polo embrionario, 23f, 25
Porción
anterior (distal), de la hipófisis, 246
escamosa del hueso temporal, 216
intermedia, 246
tuberal, 246
Portadores de translocación equilibrada, 283-285
Posición, anatómica, términos descriptivos, 4f
Posterior, como término descriptivo, 4f
Predentina, 274
Presión intraocular, 263c
Primíparas, 74
Primordio uterovaginal, 165, 165f
Proceso(s)
costales, 213
notocordal, 33-34, 35f, 37f
desarrollo, 37f
odontoblásticos, 274, 275f
palatinos laterales, 110
unciforme, 130
vaginal, 170, 172f
Proctodeo, 125
Producto(s)
de desecho
excreción placentaria, 72
fetales, 57
de la concepción, ecografía intravaginal, 34f
Progestágenos
como teratógenos, 287t, 289-290
evitación durante la gestación, 289-290
Progesterona, 72
en la fase lútea, 16
producción, ovárica, 5
Prolapso, del cordón umbilical, 76
Prominencia(s)
cardíaca, 53, 84f
frontonasal, 105
mandibulares, 105
maxilares, 105
Pronefros, 147, 148f
Pronúcleo, 20f
femenino, 20f
masculino, 19, 20f
Prosencéfalo, 50-51, 54f, 85f, 235f-236f, 239-240, 245-251, 247f, 249f-
250f
Prostaglandinas
en el semen, 16
trabajo del parto y, 74
Proteína(s)
hox/homeobox, 301
morfogenética ósea (BMP), 297
nomenclatura internacional estándar, 296t
SHH, V. Sonic hedgehog (SHH)
Smad, 297
Proyecto del genoma humano, 285-286
Ptosis, congénita, 263c
Pubertad, 5
Pubis, 73f
Puente, 242, 244, 244f
Pulmones
de recién nacidos, 124c
desarrollo, 120-124, 122f
hipoplasia, 124c
maduración, 120-124
periodo
alveolar (periodo fetal tardío a los 8 años), 123-124, 123f
canalicular (semanas 16 a 25), 120
pseudoglandular (semanas 5 a 17), 120
sacular (semana 24 al periodo fetal tardío), 122
Q
Queratinización, 76, 269, 270f
trastornos, 270c, 271f
Quiasma óptico, 250
Quinta semana, desarrollo humano, 51-53
Quistes, 96c
cervicales (branquiales), 98c, 99f
R
Radiación
como teratógeno, 287t, 294
ionizante, como teratógeno, 287t, 294
Radio, ausencia congénita, 229c
Rafe palatino, línea media, 110
Raíz
anterior del nervio espinal, 254
posterior del nervio espinal, 254
Ramas
del haz, 189, 191f
estapedias (arterias), 198
Ramo comunicante
blanco, 256
gris, 256
Raquisquisis, 218c, 218f
Raquitismo, 211c, 276c
Rayos digitales, 53, 55f, 225f, 226
Reacción decidual, 28, 65
Receptores tirosina cinasa, 295
aspectos comunes, 298-299, 299f
regulación de la angiogénesis, 299-300
Receso(s)
costodiafragmáticos, 87
tubotimpánico, 95, 264-265, 266f
Red(es)
arteriocapilares, 42
lacunares, 28-29, 28f, 67-68
ovárica, 150t, 161f-162f, 163
testicular, 150t, 163
Reflejo pupilar a la luz, 60-61
Reproducción humana, 5-17
Respuestas de parpadeo, 57-60
Restos de elementos, transporte placentario, 71f
Retículo del esmalte (retículo estrellado), 274, 275f
Retina
arteria y vena centrales, 257, 260f
coloboma, 259c
desarrollo, 257, 261f
desprendimiento, 257c-259c
nerviosa, 257, 263f
Retraso
del crecimiento intrauterino (RCIU), 69-70
alcohol, consumo, 61
consumo de cigarrillos y, 61, 289
teratógenos causantes, 287t
triploidía y, 282c
en la anafase, 282c
Riñón(es)
anomalías congénitas, 154c, 155f
aporte sanguíneo, cambios, 150, 150c
cambios posicionales, 150, 153f
desarrollo, 147-150
aspectos moleculares, 153f
discoide, 155f
doble, 155f
ectópico, 154c, 155f
en herradura, 154c, 156f
fusionado, 154c, 155f
lobulación, 150
malrotación, 154c
pélvico, 155f
permanente, primordio, 85f
supernumerarios, 154c, 155f
Ritmo cardíaco, monitorización fetal, 63
Rombencéfalo, 236f, 239-240, 242, 244f
Rubéola, V. Virus, de la rubéola
S
Saco(s)
amniótico, 66f, 76, 77f
conjuntival, 261f
coriónico, 66f, 77f
desarrollo, 29, 29f-30f
diámetro, ecografía, 65c
dentario, 274, 275f
endolinfático, 264, 265f
lagrimal, 106-107
linfáticos
ilíacos, 206, 207f
retroperitoneales, 206, 207f
yugulares, 206, 207f
Sacudidas, 57
Salicilatos, efectos fetales, 291
Sangrado posparto, 74
Sangre fetal rica en oxígeno, 70f
Sebo, 270
Secuencia Pierre Robin, 99c-100c
Segundo campo cardíaco (SCC), 175
Seis mamelones auriculares, 105
Semanas
9 a 12, 57, 58f
13 a 16, 57, 59f
17 a 20, 57, 60f
21 a 25, 57-60
26 a 29, 60
30 a 38, 60-61, 60f-61f
Semen, 6-8, 16
análisis, 16c-17c
Seno(s)
auricular, 96c
cervicales, 96c, 98f-99f
externos, 96c
laterales, 96c
de las venas cavas, 183, 187f
linfáticos, 207
paranasales, 109, 109c
pericárdico, 180f
transverso, 182
preauriculares, 96c, 267c
urogenital, 141, 143f, 156c, 157f
derivados en el adulto y restos vestigiales, 150t
venoso, 83, 178f, 181-182
cambios, 183, 187f
comunicaciones interauriculares, 191c
cuerno
derecho, 183, 187f
izquierdo, 182
de la esclera, 262, 263c
Separación placentaria, en las etapas del trabajo del parto, 74
Séptima semana, desarrollo humano, 53
Septo
pelúcido, 250
transverso, 83, 84f, 129, 175, 176f
en el diafragma, desarrollo, 86-87, 87f-88f
Septum
primum, 183, 184f-186f
secundum, 183, 185f-186f
Sexta semana, desarrollo humano, 53
Sífilis, congénita, 293-294
desarrollo de los dientes y, 276c
«Signo de la doble burbuja» y atresia duodenal, 126c-127c
Sincitiotrofoblasto, 25, 27, 70f, 72
Sindactilia, 226, 229c, 230f
cutánea, 229c, 230f
ósea, 229c
Síndrome(s)
alcohólico fetal, 287t, 289, 290f
cromosómicos, 267c
de abstinencia neonatal, 292c
de bridas amnióticas, 78c, 78f
de dificultad respiratoria neonatal, 124c
de DiGeorge, 101c
de Down, 11c, 269, 281c, 282f, 282t
edad materna y, 282t
incidencia, 282t
y atresia duodenal, 126c-127c
de Edwards (trisomía 18), 282t, 283f
de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), efectos fetales, 293
de insensibilidad a los andrógenos, 169c
de Klinefelter, 272c, 283f, 284t
de Klippel-Feil, 215c
de la hidantoína fetal, 287t, 290, 291f
de la rubéola congénita, 292
de la talidomida, 291
de Patau (trisomía 13), 282t, 283f
de Poland, 224c
de transfusión feto-fetal, 81c
de Treacher Collins, 99c-100c
de Turner, 281c, 281f
del cromosoma X frágil, 285, 286f
del maullido de gato, 285
del primer arco faríngeo, 99c-100c, 100f
VACTERL, 290
Síntesis endocrina, placentaria, 72
Sinusoides hepáticos, 129
Sistema(s)
arteriocapilar-venoso, 69, 70f
de órganos rudimentarios, 57
esquelético, 209
linfático
anomalías congénitas, 208c
desarrollo, 206-208, 207f
muscular, 221-224
musculoesquelético, 209-232
nervioso, 233-256
autónomo, 233
desarrollo, 255-256
central (SNC), 34, 233, 236f
histogénesis de las células, 238f
desarrollo, 233
entérico, 142-143
parasimpático, 256
periférico, 233
desarrollo, 253-255
simpático, 255-256
tegumentario, 269-278
venoso, arteriocapilar, 69
Somatopleura, 36
Somitas, 84f, 209, 210f
cervicales, 88
dermomiotomo, 222, 222f, 226
desarrollo, 34-36, 39f
en el diafragma, inervación, 88
Sonic hedgehog (SHH), 297-298, 298f
y desarrollo del intestino, 130
Sordera, congénita, 266c-267c, 287t, 292
Sufrimiento fetal, 63
Surco(s), 250-251
bulboventricular, 182f
laringotraqueal, 117, 118f
lateral, 250-251
limitante, 237, 240-242
nasolagrimal, 106-107
neural, 34, 38f-40f, 233, 258f
ópticos, 257, 258f
paralingual, 105
primitivo, 33, 35f
terminal, 183, 187f
Surfactante, 57-60
Sustancia(s)
negra, 245
químicas
ambientales, como teratógenos, 287t, 292
como teratógenos, 287t
T
Tabaquismo, efectos fetales, 289
Tabique(s)
aorticopulmonar, 188, 192f
auriculoventricular, primordio, 182, 185f-186f
interventricular
membranoso, 188, 191f
muscular, 183, 190f
primitivo, 184f, 190f
medio posterior, 237
nasal, 110
placentarios, 67, 69f, 75
traqueoesofágico, 117, 118f
urorrectal, 141, 143f
ventral medial, 237
Tálamo, 245, 247f
Talidomida, como teratógeno, 287t, 291
Tallo(s)
de conexión, 29, 84f
alantoides y, 34, 37f-38f
ópticos, 257, 258f, 260f
Tapón
de cierre, 28, 28f
meatal, 265
mucoso, 66f
TDS
ovotesticular, 169c
por anomalías del cromosoma sexual, 169c
testicular XX, 169c
Teca folicular, 13
Tejido
adiposo, fetal, 57
eréctil, del pene, 5-6, 6f
hematopoyético, hepático, 129
tiroideo ectópico, 103f
Tela coroidea, 245
Telencéfalo, 240, 243f, 245-250
Tendón central, del diafragma, 83, 86-87, 86f, 88f
Tensor del tímpano, 265
Teratogénesis, principios, 286-289
Teratógeno(s), 287t
agentes infecciosos como, 287t, 292-294
conductual, 292
definición, 286
factores mecánicos como, 294
fármacos como, 289-292
humanos, 289-292
periodos críticos del desarrollo humano y, 288f, 289
sustancias químicas ambientales como, 287t, 292
Teratología, 279, 280f
Teratoma sacrococcígeo, 42c, 44f
Tercer trimestre, 70
Testículos, 5-6
desarrollo, 163
descenso, 170-173
ectópicos, 173c, 173f
no descendidos, 173c
relocalización, 170-173
Testosterona, 163-165
transporte placentario, 72
Tetraciclina
alteración de la coloración de los dientes y, 277c, 277f
como teratógeno, 287t, 290
Tetralogía de Fallot, 197c, 197f
Tetraploidía, 282c
Tortícolis, congénita, 224c, 224f
Toxoplasma gondii (toxoplasmosis)
como teratógeno, 287t, 293
transporte placentario, 71f, 72
Trabajo del parto
definición, 72-74
etapas, 74
factores desencadenantes, 72-74
Trabéculas carnosas, 188, 191f
Tracto
genital femenino, anomalías congénitas, 170c, 171f
urinario, duplicaciones, 154c
Tranquilizantes, como teratógenos, 291
Transferencia de embriones, 24f, 25c
Transferrina, transporte placentario, 71-72
Transición epitelio-mesenquimatosa, 296
Translocación
cromosómica, 283-285, 284f
recíproca, 283-285, 284f
robertsoniana, 284f
Transporte
a través de la placenta, 71-72
activo, placentario, 71
pasivo, placentario, 71
Tráquea, desarrollo, 117, 119f
Treponema pallidum
como teratógeno, 287t, 293-294
transporte placentario, 72
Trígono, 156, 157f
Trigonocefalia, 217f, 218c
Trimetadiona, como teratógeno, 287t
Triploidía, 282c
Trisomía, 281-282
13, 282t, 283f
18, 282t, 283f
21, V. Síndrome(s), de Down
de los autosomas, 281, 282t
de los cromosomas sexuales, 282, 283f, 284t
Trofoblasto, 21
crecimiento anómalo, 42c
Trompa(s)
auditiva, 95, 264-265
uterinas, 5, 7f, 66f, 75f
Tronco(s)
arterioso, 181-182
división desigual, 197c, 197f
partición, 188, 190f, 192f
persistente, 196c, 196f
celíaco, 83, 125
infundibular, 246
pulmonar, 188
simpáticos, 255-256
Tubérculo
genital, 166, 168f
sinusal, derivados en el adulto y restos vestigiales, 150t
Tubo(s)
cardíacos, 42, 175, 179f
crecimiento, 179-181, 179f
endocárdicos del corazón, 180f
endotelial, 179
laringotraqueal, 117
neural, 50, 52f, 84f
formación, 34, 40f
y desarrollo
del encéfalo, 239-240
del sistema nervioso, 233, 234f-237f
Túbulo(s)
colector(es), 147, 151f-152f
arqueado, 147, 151f-152f
rectos, 147, 151f
mesonéfricos, 147, 148f-149f, 150t
seminíferos, 5-6, 6f, 150t, 162f, 163, 284t
uriníferos, 147, 152f
Tumefacciones
aritenoideas, 117
cerebelosas, 244-245
labioescrotales, 150t, 166
Túnica albugínea, 163
U
Unidades de tiempo gestacional, 60t
Unión(es)
adherentes, 296
comunicantes, 295
fetomaterna, 65-67
Uña(s)
de los dedos
de las manos, desarrollo, 57-60, 272, 272f
de los pies, 60
desarrollo, 272, 272f
desarrollo, 272, 272f
Uraco, 78, 156, 157f
anomalías, 156c, 158f
Urea, transporte placentario, 71f, 72
Uréter(es)
anomalías congénitas, 154c, 155f
bífido, 154c, 155f
desarrollo, 147-150, 153f
ectópico, 156c
Uretra, 5-6, 6f
desarrollo, 156-158, 160f
esponjosa, 156-158, 160f
Uropatía obstructiva, líquido amniótico y, 76c
Útero, 5, 7f
anomalías congénitas, 170c, 171f
bicorne, 170c
contracciones, 74
cuernos, 5
cuerpo, 5, 7f
doble, 170c
ligamentos redondos, 150t
orificio
externo, 75f
interno, 75f
unicorne, 170c
Utrículo prostático, 150t
V
Vagina, 5, 6f, 66f, 73f, 75f
agenesia, 170c
desarrollo, 165
Vaina(s)
de mielina, 239
radicular(es)
dérmica, 270-271, 271f
epidérmicas, 270, 271f
epitelial, 274-275, 275f
Válvula(s)
auriculoventriculares, 189
cardíacas, desarrollo, 189, 193f
sinoauricular, 182f, 183, 187f
Varicela, efectos fetales, 293
Vasculogénesis, 40-42, 41f, 299-300
Vasectomía, 17c
Vaso(s)
coriónicos, 67f, 75
deferente, V. Conducto(s), deferente
sanguíneos
desarrollo, 175-179
formación, 40, 41f
umbilicales, 74f, 75
Vejiga urinaria
desarrollo, 156, 157f
extrofia, 156c, 158f-159f
Vellosidad(es)
coriónicas, 65, 66f-68f, 75f, 77f
desarrollo, 42, 43f
ramificadas, 42, 67-69, 70f
secundarias, 42
terciarias, 42
troncales, 42, 67, 69f
formación, 136
troncales, 42, 67, 69f
Vena(s)
ácigos, 175, 177f
braquiocefálica, izquierda, 175, 177f
cardinal(es), 175, 176f-177f
anterior, 175, 177f, 187f
común, 175, 176f-177f, 182f, 187f, 189f
posterior, 149f, 175, 176f-177f
cava
anomalías, 176c
inferior, 87f-88f
desarrollo, 175, 177f
segmento
hepático, 177f
posrenal, 177f
prerrenal, 177f
renal, 177f
válvulas, 183, 187f
superior, 175
izquierda persistente, 176c
centrales de la retina, 257
endometriales, 65-67, 69f, 71f
hemiácigos, 175, 177f
hepáticas, 175
hialoidea, 258f
porta, 175, 178f
pulmonar, primitiva, 183, 188f
subcardinal, 175, 177f
supracardinal, 175, 177f
umbilical, 69f, 71f, 205
desarrollo, 69
transformación, 175
vitelinas, 175, 176f-177f
yugular, 177f, 207f
Venenos, transporte placentario, 71f
Ventral, como término descriptivo, 4f
Ventrículos
cardíacos
pared, cavitación, 188
primitivos, partición, 183-188, 189f
cerebrales, laterales, 245, 250f
laríngeos, 117
Vérnix caseoso, 57, 270, 270f
Vértebras, variaciones en número, 215c
Vesícula(s)
biliar, desarrollo, 127-130
cerebrales, 246-247
cristalinianas, 257, 258f
encefálicas, 236f, 243f
metanéfricas, 147, 152f
ópticas, 105, 245, 257, 266f
óticas, 264, 265f
seminales, 150t
telencefálicas, 245
umbilical, 66f, 77-78, 77f, 84f
formación, 27-29, 28f
importancia, 77-78
pared, 84f
primaria, 29
secundaria, 29, 29f
Vesiculasa, 16
Vestigios cervicales (branquiales), 98c
Vía(s)
de señalización
Hippo, 21
Notch-Delta, 295, 300, 300f
Wnt/β-catenina, 298, 299f
moleculares múltiples, 109-110
Virus
de la hepatitis B, como teratógeno, 287t
de la rubéola
como teratógeno, 287t, 292, 293f
desarrollo ótico, 266c-267c
transporte placentario, 71f, 72
de la varicela, como teratógeno, 287t, 293
del herpes simple, como teratógeno, 287t, 293
transporte placentario, 71f
Zika, como teratógeno, 293
Viscerocráneo, 215
cartilaginoso, 215-216
membranoso, 216
Vitamina(s)
A, como teratógeno, 291
transporte placentario, 71-72, 71f
Vólvulo, 141c
Vómito
en proyectil, estenosis hipertrófica del píloro, 126c
y atresia duodenal, 126c-127c
Vulva, 5, 8f
W
Warfarina, como teratógeno, 287t, 290
Wieschaus, Eric F, 1
Wilmut, Ian, 1
X
Yema(s)
bronquiales, 83
gustativas, 104
pancreáticas
dorsal, 129f
ventral, 129f
pilosa, 270-271
ureteral, 147, 151f
Z
Zona
ecuatorial, del cristalino, 260-262, 263f
intermedia, 233
marginal, 233
pelúcida, 11, 14
penetración, 19
ventricular, 233