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Curso gratis de Soporte vital y RCP

TEMARIO
Tema 1. Valoración primaria de un accidentado

A lo largo de la presente unidad didáctica se ha definido la cadena de supervivencia y los


pasos necesarios para su consecución, como son activación del sistema de emergencias,
RCP básica,  desfibrilación  eléctrica  y RCP avanzada.

Asimismo se han desarrollado los pasos que siguen los equipos de emergencias en


situaciones prehospitalarias para facilitar una respuesta rápida y segura, es lo que se
conoce como decálogo prehospitalario. Este decálogo está constituido por las siguientes
fases: alerta, alarma, aproximación, aislamiento y control, clasificación, SVB, SVA,
estabilización, transporte, transferencia y reactivación del sistema, con lo que se vuelve
al punto de partida o estado de alerta.

La valoración inicial tiene como finalidad identificar y tratar de la manera más rápida y
segura las lesiones que pueden poner en peligro la vida del paciente.

Ésta se ha de realizar de una manera rápida y se tiene que prestar especial atención a los
diferentes pasos que implican dicha valoración. Estos pasos están basados en el
esquema ABCD+E de la RCP, y son:

 Mantenimiento de la vía aérea con control de la columna cervical (A)


 Respiración y ventilación (B)
 Circulación con control de hemorragias (C)
 Déficit neurológico (D)
 Exposición y prevención (E).
Es muy importante llevar a cabo un tratamiento precoz que no sólo mantenga con vida
al paciente, sino que lo haga en las mejores condiciones para disminuir el riesgo de
complicaciones posteriores; esto es lo que se conoce como hora dorada.

TEMA 2. Toma de constantes vitales


Si se aplica una serie de pautas de actuación, será más probable lograr la supervivencia
del individuo. Entre estas pautas destacan las siguientes: conseguir que pase el aire por
la vía aérea; valorar la ventilación; evaluar el sistema circulatorio, teniendo en cuenta
sus tres aspectos principales (RCP, control de hemorragias y diagnóstico y prevención
del shock); valorar el estado de consciencia del paciente en función de la escala de
Glasgow, que se centra en una serie de indicadores como la reacción pupilar, la
respuesta motora y la respuesta sensitiva.

Tras haber hecho una valoración de todos estos aspectos del estado inicial del paciente y
en función de la gravedad de las heridas y lesiones presentadas se destaparán áreas
mayores o menores, y se procurará dejar al descubierto las áreas en las que existan
daños y, en la medida de lo posible, tapar aquellas zonas sanas.

Como se ha explicado a lo largo de la unidad didáctica el control de los signos vitales es

fundamental para  conocer el estado en que se


encuentra el paciente y prevenir posibles patologías como shocks, intoxicaciones,
problemas respiratorios etc. Es muy importante realizarlo de forma rápida y eficaz, ya
que de progresar pueden llevar al organismo a la muerte o a la recuperación del
paciente.

Los principales signos que hay que controlar a la hora de valorar el estado de un paciente
son la respiración y el pulso, una vez valorados y si fuese necesario estabilizados, se
controlará el relleno capilar, la temperatura y la tensión arterial.

Asimismo se ha determinado la forma de actuar y las alteraciones de los signos vitales.


En la respiración se puede diferenciar entre disnea, apnea, bradipnea, taquipnea; con
respecto al pulso puede aparecer taquicardia, bradicardia, pulso trigeminado etc.; en la
temperatura se puede diferenciar hipertermia hipotermia, febrícula, así como los valores
normales y la diferencia de grados según la zona en la que se mida; la importancia del
relleno capilar, la forma adecuada de tomar la tensión arterial y los elementos para ello.

Si se quiere hacer una buena valoración inicial, es importante tener ciertos conocimientos
de anatomía, principalmente del esqueleto humano. Hay que aprender a diferenciar los
tipos de huesos según su forma (largos, alargados, planos y cortos) o composición
(esponjosos y compactos). Asimismo es muy interesante y además facilita la
exploración y valoración del paciente, agrupar los huesos en cuatro zonas principales,
como son cabeza, tórax, extremidades y abdomen. Precisamente éstas son las zonas que
hay que explorar para detectar algún tipo de herida, lesión, hematoma o fractura.

Ante un accidente, lo primero que hay que hacer es comprobar si el paciente está
consciente y constatar que respire y que tenga la vía aérea despejada. Si no respira, se
aplica el boca a boca y una vez restablecida se comprueba el pulso, y si el paciente está
en parada cardiaca se aplicará la RCP. Para finalizar se valorará si hay daño
neurológico.

Una vez realizada la valoración inicial, se llevará a cabo una valoración secundaria para
determinar posibles lesiones y daños que no se hayan detectado anteriormente. Esta
valoración secundaria consiste en hacer una pequeña entrevista personal al paciente para
conseguir cierta información como, por ejemplo, si el paciente tiene patologías previas,
si toma alguna medicación o es alérgico a algo, si ha ingerido algún alimento

recientemente, etc.

A lo largo de esta unidad didáctica se han trabajado y reflejado algunos datos muy


importantes que hay que tener en cuenta para la determinación de la oxigenación y de
las concentraciones de oxígeno de los dos sistemas más utilizados en atención
prehospitalaria. Estos dos sistemas son las gafas nasales y las mascarillas, que
pertenecen a los denominados dispositivos locales.

Se ha trabajado la mejor manera de utilizar el balón de reanimación, así como los


distintos tipos de dispositivos para la administración de oxígeno y los sistemas de
desobstrucción de la vía aérea, divididas en manual e instrumental.

También se han expuesto los valores normales de concentración en aire de oxígeno y las
cantidades necesarias que hay que administrar en función de la sintomatología que
presente la víctima, utilizando dispositivos de alto o bajo flujo según de la cantidad de
oxígeno que necesite el paciente en ese momento.

A lo largo de esta unidad didáctica se ha desarrollado la forma


más conveniente de actuar ante diferentes tipos de emergencias, como son: las
quemaduras, los pacientes politraumatizados, un parto inminente, intoxicaciones y
envenenamientos, etc.

En todas ellas hay que realizar una valoración inicial, para lo que es preciso seguir el
esquema ABCD de la RCP con el objetivo de asegurar la supervivencia del individuo. A
continuación, tras esta valoración inicial, se aplicará la técnica más apropiada en
función de las características que presente la víctima.
En la presente unidad didáctica se han trabajado los diferentes tipos de patología, sus
características, así como la técnica más apropiada para cada caso.

Tras un repaso de la funcionalidad de la piel, en esta


unidad didáctica se ha explicado cómo intervenir en el caso de lesiones cutáneas. Hay
que diferenciar entre heridas y quemaduras y tener en cuenta la presencia o ausencia de
hemorragias, ya que las técnicas de intervención considerarán estos aspectos, así como
la zona donde se produce la lesión.

La asepsia y la higiene son fundamentales a la hora de tratar las lesiones cutáneas. Es


necesario seguir unas pautas para prevenir la infección y facilitar una óptima
cicatrización. Estas pautas varían en función de si la lesión es una herida o una
quemadura.

Asimismo se han explicado los diferentes tipos de heridas  (por arma de fuego, punzantes,
etc.) y quemaduras (producidas por frío o por calor, superficiales o profundas) y la
mejor forma de tratarlas en función de sus características.

TEMA 3. Aplicando lo aprendido

Soporte Vital Básico:

1º) IDENTIFICACIÓN de las situaciones:

Comprobar         CONSCIENCIA

(Si responde o no responde)

Comprobar        RESPIRACIÓN

(Si respira o no respira)

2º) Planes de ACTUACIÓN según la situación observada:

Consciente con Atragantamiento, hemorragia


externa Consciente
Inconsciente, respira, tiene pulso Inconsciencia aislada
Inconsciente, no respira, tiene pulso Inconsciencia con Parada Respiratoria
Inconsciente, no respira, no tiene pulso Inconsciencia con Parada CardioRespiratoria
 Situaciones especiales:
 Reanimación CardioPulmonar (RCP) en casos de accidente.
 Reanimación CardioPulmonar (RCP) en casos de Atragantamiento.
 RCP pediátrica.
Identificar Actuar
Conciente Observar Pedir ayuda
Pedir ayuda y

evaluar

Inconsciente y respira Posición lateral de seguridad periódicamente


Inconsciente y no respira Pedir ayuda Iniciar  RCP
 LA EVALUACIÓN DEL ACCIDENTADO.

 EVALUACIÓN INICIAL:

1. Se empieza por comprobar si está inconsciente o permanece en estado de sueño.


2. Si alguien está inconsciente: PEDIR AYUDA.
3. Comprobar respiración.
Si no respira:

1. Abrir las vías aéreas.


2. Comprobar que no haya nada en la boca.
EVALUACIÓN SECUNDARIA:

1. Buscar hemorragias.
2. Buscar segundas lesiones, en cabeza, cuello, tórax, abdomen y extremidades.
En el caso de que no exista ningún tipo de contraindicación y debamos colocar a un
accidentado en Posición Lateral de Seguridad (P.L.S.), tendríamos que proceder
siguiendo los pasos que nos muestra la siguiente ilustración:

 TEMA 4. LA RESUCITACIÓN CARDIOPULMONAR (R.C.P.).

Niños menores de 1 año. Se intervendrá de la siguiente manera:


1. Compruebe la consciencia del niño y PIDA AYUDA.
2. Comprobar respiración.
- Acerque su cara a la boca del bebé.
- Observe si se mueve el tórax y sienta la respiración.
 Si no respira:
- Comprobar que no haya nada en la boca.
- Haga un sello con sus labios alrededor de la boca y la nariz del bebé.
- Sople cinco veces hasta ver que la cavidad torácica se eleve (basta con ligeras bocanadas).
1. Comprobar la circulación (pulso).
 Compruebe si el niño permanece arreactivo o si aparecen signos de que hay circulación.
De esta forma se valorará la necesidad de iniciar las compresiones cardiacas.
 Si el niño continua arreactivo comience con las compresiones, procediendo de la
siguiente manera:
- Ubique los dedos en el centro del pecho como se indica en la figura. Más concretamente, con
dos dedos en el esternón del niño, situando uno de ellos por debajo de la línea que une ambas
mamilas.
- Comprima 30 veces.
- Luego realice dos ventilaciones.
- Hágalo a un ritmo de 100-110 compresiones/minuto.
Manténgase haciendo los ciclos de 30 compresiones y 2 ventilaciones hasta que el niño se
recupere o llegue la ayuda especializada. Niños mayores de un año y menores de 8 años.

En esta ocasión, sustituya los dos dedos por el talón de una


mano. Se deberá tener en cuenta que, en función de la edad del niño, va a variar tanto la
forma de efectuar el masaje como el lugar anatómico donde se aplica.

Sólo en el caso del niño mayor de 8 años la técnica no diferirá de la del adulto.

Personas adultas.

Independientemente del número de reanimadores que se encuentren asistiendo al


accidentado, se actuará de la siguiente manera:

Comprobar consciencia:

Si está consciente: dejar como está, pedir ayuda y evaluar periódicamente. Si está


inconsciente: pedir ayuda, abrir las vías aéreas y comprobar la respiración.
1. Comprobar respiración (“ver, oír y sentir”):
Si respira: poner en posición lateral de seguridad y pedir ayuda.

Si no respira
procede a colocar el talón de una mano, y sin moverla del punto se ha de colocar la otra encima. Se realizarán 30 com
2 ventilaciones.
Las maniobras de RCP deben continuar hasta que el accidentado se   recupere o llegue
ayuda con equipo especializado.

 Hemos señalado anteriormente que si el accidentado se encuentra inconsciente se


deberá proceder con la apertura de las vías aéreas. Básicamente, podemos proceder
siguiendo las maniobras que se detallan a continuación:

“Maniobra frente-mentón”: con la víctima en decúbito supino, colocar una mano en la


frente del accidentado y la punta de los dedos de la otra en el vértice de la barbilla,
empujando hacia arriba.
“Maniobra de tracción mandibular”: consiste en traccionar de la mandíbula
introduciendo en ella el dedo pulgar en forma de gancho, mientras que con la otra mano
sujetamos con fuerza la frente del accidentado. Esta maniobra se utiliza en los pacientes
traumatizados para  evitar  lesiones  en  la  columna  cervical.

1. TÉCNICAS Y PROCEDIMIENTOS DE RCP


Cuando sucede un accidente, muchos bienintencionados acuden tratando de realizar su
aporte personal. En estos gestos, más solidarios que eficaces, cada cual recomienda qué
hacer, según lo que recuerda, lo que leyó o lo que le contaron.

Es por ello que hoy presentamos muy brevemente algunas de las técnicas o
procedimientos más importantes a llevar a cabo en situaciones necesarias de soporte
vital básico.

2. OBSTRUCCIÓN DE LA VÍA AÉREA


o Palmadas interescapulares.
Ante una obstrucción completa de la vía aérea, si la persona está consciente debemos
dar 5 golpes interescapulares en la espalda, (en la zona situada entre los omóplatos)
fuertes con el talón de la otra mano, con el sujeto ligeramente inclinado hacia delante.

Revisar la boca por si vemos el cuerpo extraño en ella. De ser posible lo extraeremos
con mucho cuidado evitando que se desplace hacia abajo: maniobra de gancho con el
dedo índice de una mano, con movimiento de arrastre de atrás a delante

Si las palmadas no son efectivas, se realizarán 5 compresiones abdominales (Maniobra


de Heimlich)

 Maniobra de Heimlich
El reanimador se sitúa por detrás de la víctima, rodeando con sus brazos el abdomen de

ésta. Con una mano sujeta su puño cerrado y realiza


compresiones enérgicas en el epigastrio, en una distancia de 4 dedos por encima de su
ombligo, hacia arriba y hacia adentro. El objetivo es aumentar la presión intratorácica, y
producir la tos artificial para tratar de expulsar el objeto que produce la obstrucción.
Hay que tener en cuenta que la Maniobra de Heimlich no es apropiada para personas
obesas, embarazadas ni en niños menores de un año.

3. CÁNULA OROFARÍNGEA
o Modelos de Guedel. Existen, dependiendo del fabricante, diversos modelos de
Guedel, pero todos suelen estar construidos en pvc semirrígido y poseen un refuerzo para evitar
que se obstruya al morderlo el enfermo.
o Tamaños de Guedel. El tamaño del Guedel oscila entre 5 y 12 centímetros y se
identifica por una numeración y, en algunos modelos, también por un color diferente.
o Medición del Guedel. El Guedel debe tener una logitud igual a la distancia que
existe entre la comisura de los labios y el lóbulo del pabellón auricular.
o Colocación del Guedel. El Guedel se coloca introduciéndolo con la concavidad
hacia el paladar y rotándolo 180° conforme avanza hacia la faringe.
o Posición definitiva del Guedel. Una vez colocado, la parte más dura del
Guedel debe quedar entre los dientes del paciente, de esta manera evitaremos posibles

obstrucciones si lo mordiese.
4. MANIOBRA FRENTE-MENTÓN
En toda persona consciente deberemos despejar la vía aérea mediante “la maniobra
frente mentón”. De esta manera evitaremos que la lengua caiga hacia atrás, obstruyendo
la faringe, con el riesgo de provocar la asfixia del individuo.

Esta maniobra no se realizará en individuos que han sufrido un traumatismo, para evitar
posibles lesiones de la columna cervical.

5. USO DEL RESUCITADOR MANUAL


El resucitador manual de adultos, suele tener un volumen aproximado de 1.600 ml.
Pueden emplearse con mascarilla o directamente sobre el tubo endotraqueal.

Los resucitadores manuales pediátricos tienen un menos volumen para evitar producir
barotraumas durante la ventilación.
La utilización del resucitador manual implica una buena fijación de la mascarilla a la
cara del enfermo. Nuestro dedo índice fija la mascarilla a la barbilla y el pulgar la fija al
tabique nasal.

Para el masaje cardiaco, si hay dos reanimadores, uno puede realizar las  30
compresiones torácicas y el otro las 2 insuflaciones mediante el resucitador manual.

6. VALORACIÓN DE LA CONCIENCIA
Para valorar el estado de conciencia del individuo, lo estimularemos auditiva y
sensitivamente, sacudiéndolo por lo hombros y gritándole: “Oiga, ¿qué le pasa?”

7. VALORACIÓN DE LA VENTILACIÓN
Con la víctima en decúbito supino y con la vía aérea despejada, acercamos nuestra
mejilla a su boca-nariz, para de esta forma, oír y sentir su respiración al tiempo que
vemos los movimientos de la caja torácica. Ver, oír y sentir durante 10 segundos, es la
manera de comprobar si el paciente está respirando con normalidad.

8. MASAJE CARDIACO EXTERNO


El talón de la mano se sitúa en el centro del pecho.

El talón de una mano,


se apoya sobre la otra, entrelazando y levantando los dedos para evitar que se apoyen
fuera del esternón y puedan provocar lesiones torácicas o abdominales.

En esta posición, con los brazos extendidos y perpendiculares al esternón, y con el


menos esfuerzo físico, la mayor eficacia posible.

9. POSICIÓN LATERAL DE SEGURIDAD


Emplearemos esta posición en todo paciente inconsciente, pero que respira y tiene

pulso. Arrodillados al lado de la víctima


colocaremos el brazo más cercano del paciente en ángulo recto con el cuerpo, con el
codo doblado y la palma de la mano hacia arriba.

Traer el brazo más alejado, cruzando el pecho y colocar la mano con la palma hacia
abajo sobre el hombro contrario.

Coger la pierna más lejana por encima de la rodilla y elevarla, manteniendo el pie en el
suelo.

Con la otra mano en el hombro más lejano, tirar con fuerza para girar a la víctima sobre
su costado hacia nosotros.

Inclinar la cabeza asegurándose que la vía aérea permanezca abierta.

Ajustar la mano bajo la mejilla para mantener la cabeza inclinada.

Colocar la pierna que ha quedado encima de forma que la cadera y la rodilla estén
dobladas en ángulo recto.

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