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TEMARIO
Tema 1. Valoración primaria de un accidentado
La valoración inicial tiene como finalidad identificar y tratar de la manera más rápida y
segura las lesiones que pueden poner en peligro la vida del paciente.
Ésta se ha de realizar de una manera rápida y se tiene que prestar especial atención a los
diferentes pasos que implican dicha valoración. Estos pasos están basados en el
esquema ABCD+E de la RCP, y son:
Tras haber hecho una valoración de todos estos aspectos del estado inicial del paciente y
en función de la gravedad de las heridas y lesiones presentadas se destaparán áreas
mayores o menores, y se procurará dejar al descubierto las áreas en las que existan
daños y, en la medida de lo posible, tapar aquellas zonas sanas.
Los principales signos que hay que controlar a la hora de valorar el estado de un paciente
son la respiración y el pulso, una vez valorados y si fuese necesario estabilizados, se
controlará el relleno capilar, la temperatura y la tensión arterial.
Si se quiere hacer una buena valoración inicial, es importante tener ciertos conocimientos
de anatomía, principalmente del esqueleto humano. Hay que aprender a diferenciar los
tipos de huesos según su forma (largos, alargados, planos y cortos) o composición
(esponjosos y compactos). Asimismo es muy interesante y además facilita la
exploración y valoración del paciente, agrupar los huesos en cuatro zonas principales,
como son cabeza, tórax, extremidades y abdomen. Precisamente éstas son las zonas que
hay que explorar para detectar algún tipo de herida, lesión, hematoma o fractura.
Ante un accidente, lo primero que hay que hacer es comprobar si el paciente está
consciente y constatar que respire y que tenga la vía aérea despejada. Si no respira, se
aplica el boca a boca y una vez restablecida se comprueba el pulso, y si el paciente está
en parada cardiaca se aplicará la RCP. Para finalizar se valorará si hay daño
neurológico.
Una vez realizada la valoración inicial, se llevará a cabo una valoración secundaria para
determinar posibles lesiones y daños que no se hayan detectado anteriormente. Esta
valoración secundaria consiste en hacer una pequeña entrevista personal al paciente para
conseguir cierta información como, por ejemplo, si el paciente tiene patologías previas,
si toma alguna medicación o es alérgico a algo, si ha ingerido algún alimento
recientemente, etc.
También se han expuesto los valores normales de concentración en aire de oxígeno y las
cantidades necesarias que hay que administrar en función de la sintomatología que
presente la víctima, utilizando dispositivos de alto o bajo flujo según de la cantidad de
oxígeno que necesite el paciente en ese momento.
En todas ellas hay que realizar una valoración inicial, para lo que es preciso seguir el
esquema ABCD de la RCP con el objetivo de asegurar la supervivencia del individuo. A
continuación, tras esta valoración inicial, se aplicará la técnica más apropiada en
función de las características que presente la víctima.
En la presente unidad didáctica se han trabajado los diferentes tipos de patología, sus
características, así como la técnica más apropiada para cada caso.
Asimismo se han explicado los diferentes tipos de heridas (por arma de fuego, punzantes,
etc.) y quemaduras (producidas por frío o por calor, superficiales o profundas) y la
mejor forma de tratarlas en función de sus características.
Comprobar RESPIRACIÓN
evaluar
EVALUACIÓN INICIAL:
1. Buscar hemorragias.
2. Buscar segundas lesiones, en cabeza, cuello, tórax, abdomen y extremidades.
En el caso de que no exista ningún tipo de contraindicación y debamos colocar a un
accidentado en Posición Lateral de Seguridad (P.L.S.), tendríamos que proceder
siguiendo los pasos que nos muestra la siguiente ilustración:
Sólo en el caso del niño mayor de 8 años la técnica no diferirá de la del adulto.
Personas adultas.
Comprobar consciencia:
Si no respira
procede a colocar el talón de una mano, y sin moverla del punto se ha de colocar la otra encima. Se realizarán 30 com
2 ventilaciones.
Las maniobras de RCP deben continuar hasta que el accidentado se recupere o llegue
ayuda con equipo especializado.
Es por ello que hoy presentamos muy brevemente algunas de las técnicas o
procedimientos más importantes a llevar a cabo en situaciones necesarias de soporte
vital básico.
Revisar la boca por si vemos el cuerpo extraño en ella. De ser posible lo extraeremos
con mucho cuidado evitando que se desplace hacia abajo: maniobra de gancho con el
dedo índice de una mano, con movimiento de arrastre de atrás a delante
Maniobra de Heimlich
El reanimador se sitúa por detrás de la víctima, rodeando con sus brazos el abdomen de
3. CÁNULA OROFARÍNGEA
o Modelos de Guedel. Existen, dependiendo del fabricante, diversos modelos de
Guedel, pero todos suelen estar construidos en pvc semirrígido y poseen un refuerzo para evitar
que se obstruya al morderlo el enfermo.
o Tamaños de Guedel. El tamaño del Guedel oscila entre 5 y 12 centímetros y se
identifica por una numeración y, en algunos modelos, también por un color diferente.
o Medición del Guedel. El Guedel debe tener una logitud igual a la distancia que
existe entre la comisura de los labios y el lóbulo del pabellón auricular.
o Colocación del Guedel. El Guedel se coloca introduciéndolo con la concavidad
hacia el paladar y rotándolo 180° conforme avanza hacia la faringe.
o Posición definitiva del Guedel. Una vez colocado, la parte más dura del
Guedel debe quedar entre los dientes del paciente, de esta manera evitaremos posibles
obstrucciones si lo mordiese.
4. MANIOBRA FRENTE-MENTÓN
En toda persona consciente deberemos despejar la vía aérea mediante “la maniobra
frente mentón”. De esta manera evitaremos que la lengua caiga hacia atrás, obstruyendo
la faringe, con el riesgo de provocar la asfixia del individuo.
Esta maniobra no se realizará en individuos que han sufrido un traumatismo, para evitar
posibles lesiones de la columna cervical.
Los resucitadores manuales pediátricos tienen un menos volumen para evitar producir
barotraumas durante la ventilación.
La utilización del resucitador manual implica una buena fijación de la mascarilla a la
cara del enfermo. Nuestro dedo índice fija la mascarilla a la barbilla y el pulgar la fija al
tabique nasal.
Para el masaje cardiaco, si hay dos reanimadores, uno puede realizar las 30
compresiones torácicas y el otro las 2 insuflaciones mediante el resucitador manual.
6. VALORACIÓN DE LA CONCIENCIA
Para valorar el estado de conciencia del individuo, lo estimularemos auditiva y
sensitivamente, sacudiéndolo por lo hombros y gritándole: “Oiga, ¿qué le pasa?”
7. VALORACIÓN DE LA VENTILACIÓN
Con la víctima en decúbito supino y con la vía aérea despejada, acercamos nuestra
mejilla a su boca-nariz, para de esta forma, oír y sentir su respiración al tiempo que
vemos los movimientos de la caja torácica. Ver, oír y sentir durante 10 segundos, es la
manera de comprobar si el paciente está respirando con normalidad.
Traer el brazo más alejado, cruzando el pecho y colocar la mano con la palma hacia
abajo sobre el hombro contrario.
Coger la pierna más lejana por encima de la rodilla y elevarla, manteniendo el pie en el
suelo.
Con la otra mano en el hombro más lejano, tirar con fuerza para girar a la víctima sobre
su costado hacia nosotros.
Colocar la pierna que ha quedado encima de forma que la cadera y la rodilla estén
dobladas en ángulo recto.