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5 Obstáculos que nos impiden hacer la voluntad de Dios.

¿Cuándo sabes cuál es la voluntad de Dios, te dispones a


seguirla? ¿Te dispones a obedecerla? ¿O simplemente te
rehúsas a tomar por el camino que Dios te está indicando?

¿Por qué nos cuesta tanto hacer la voluntad de Dios? ¿Por


qué se nos dificulta ir en pos a lo que Dios quiere que
hagamos?

En el mensaje de hoy, conoceremos 5 obstáculos que


muchas veces nos impiden hacer la voluntad de Dios.

Dios tiene una buena y perfecta voluntad para nosotros y Él


se ha comprometido a indicárnosla.
Salmo cap. 32 versículo 8 dice: Te haré entender, y te enseñaré el
camino en que debes andar.

Acerca de esto ya hemos hablado con anterioridad en un


mensaje titulado: 3 Medios por los cuales Dios nos muestra
cuál es su voluntad; pero resulta que a pesar de que
sabemos cuál es la voluntad de Dios, no siempre se nos
hace fácil obedecerla, no siempre se nos hace fácil seguirla,
ya que encontramos obstáculos que se nos interponen en el
camino.

El primer obstáculo, es nuestra falta de oración.


Mateo cap. 26 versículo 41 dice: Velad y orad, para que no
entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la
carne es débil.

Cuando oramos poco, nos sentimos débiles y comenzamos


a experimentar que nos faltan las fuerzas para movernos en
la dirección que Dios nos está indicando.

Cuando oramos poco, terminamos tomando decisiones sin


consultar antes con Dios.

Es a través de la oración que podemos preguntarle a Dios:


Señor ¿cuál es tu voluntad en este asunto?
Señor, ¿qué decisión quieres que tome?
Y Señor ¿cómo manejo esta situación? Y es en medio de la
oración donde serás fortalecido para seguir en pos a la
perfecta voluntad de Dios.

El segundo obstáculo que nos impide hacer la voluntad de


Dios, es nuestra terquedad.
El Salmo 32 versículo 8 y 9 dice: Te haré entender, y te enseñaré
el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el
caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados
con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti.

Somos tercos cuando nos mantenemos en nuestras propias


ideas, opiniones y deseos, aun cuando Dios nos está
indicando cuál es el camino, cuál es la mejor decisión y qué
es lo mejor para nosotros.
Proverbios cap. 3 versículo 7 dice: No seas sabio en tu propia
opinión; teme a Jehová, y apártate del mal.

El tercer obstáculo que nos impide hacer la voluntad de


Dios, son los malos consejos.
En otras palabras, todo ese cúmulo de voces ajenas a la voz
de Dios.
Muchas veces pasa, que prestamos más atención a lo que la
gente dice, que a lo que Dios nos está diciendo.
Obedecemos más a lo que piensa la gente, que a la Palabra
de Dios y a la voluntad de Dios revelada en ella.

El Salmo cap. 1 versículo 1 y 2 dice: Bienaventurado el varón


que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores,
ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová
está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.

El cuarto obstáculo que nos impide hacer la voluntad de


Dios, es la ignorancia de su Palabra.
La Palabra de Dios es el medio principal por el cual Dios nos
muestra cuál es su voluntad, y el ignorarla también se
convierte en un gran obstáculo que nos impide hacer
aquello que Dios quiere que hagamos.
Ignorar los principios y verdades de la Palabra de Dios, es
como tener una lámpara para conducirnos en medio de la
oscuridad y no hacer uso de ella, es como tratar de
encontrar un tesoro sin un mapa.
El Salmo cap.119 versículo 105 dice: Lámpara es a mis pies tu
palabra, y lumbrera a mi camino.
Y el Salmo cap.19 versículo 7 dice: La ley de Jehová es perfecta,
que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al
sencillo.

Además, en la segunda carta del apóstol Pablo a Timoteo en


el cap. 3 versículos 16 y 17 dice: Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra.

El quinto obstáculo que nos impide hacer la voluntad de


Dios, son las dudas y los miedos.
Muchas veces dudamos de la fidelidad y del amor de Dios,
tememos ser rechazados y nos da miedo arriesgarnos; nos
cuesta mucho atrevernos y afrontar, tenemos dificultad al
decidirnos y comprometernos.

Leamos en el Evangelio de Mateo cap. 14 versículo 24 al 31


dice: Y ya la barca estaba en medio del mar, azotado por las olas;
porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche,
Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole
andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron
voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened
ánimo; yo soy, no temáis!
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo
vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la
barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte
viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo:
¡Señor, sálvame! 31Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de
él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Este pasaje nos enseña 2 cosas muy importantes:

Primero. Debemos hacer la voluntad de Dios aunque


estemos muertos del miedo

Segundo. En aquellos momentos en donde sentimos


hundirnos y al parecer hacer la voluntad de Dios no fue la
mejor decisión, Dios extenderá su mano para ayudarnos y
socorrernos.

Al decidir hacer la voluntad de Dios, debemos tener la plena


seguridad de que Dios es fiel y Él estará a nuestro lado
siempre.

El Señor Jesús le dijo a Pedro: Ven, y él fue, y cuando se


estaba hundiendo, el Señor Jesucristo no le dejó y le
extendió su mano y le salvó.
Eso mismo hará Dios con nosotros al decidirnos hacer su
voluntad.

Ya es tiempo de tomar la firme determinación de hacer la


voluntad de Dios, confía en su inmensa fidelidad y no
permitas que ningún obstáculo te impida ir en pos de lo que
Dios tiene para tu vida.
La intención de este ejemplar en formato PDF es que sirva
para tu propio uso, o para que lo compartas con amigos que
tengan interés.
No debe ser vendido o usado con fines lucrativos.

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