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El cambio climático es una realidad, muchos se pronuncian fomentando acciones en cuanto a la

transición energética en corto y mediano plazo. La industria enfrenta cada dia mas oposiciones en
cuanto a la preocupación por el impacto ambiental de los combustibles fósiles.
El mundo se encuentra en una transición entre una era dominada por los combustibles fósiles y otra
centrada en una economía baja en carbono, Si bien la velocidad, el tiempo y los detalles de la
transición son altamente inciertos, la dirección debe ser clara: hacia un futuro con bajas emisiones
de Co2.
Se dice de que para que las empresas de petróleo y gas tengan éxito para sobrevivir a la transición
energética baja en carbono deben implementar ciertas estrategias como:

- Enforcarse en reducir emisiones sobretodo de metano


- Integrar energías renovables ya que tienen una mejor relación de costo-eficiencia.

Actualmente existen diversos impulsores apuntan al mundo energético hacia esta dirección, incluida
la disminución de los costos de la tecnología de energía limpia, las preferencias de los
consumidores, la política gubernamental, los acuerdos internacionales y la presión de varios grupos
de partes interesadas. Incluso los accionistas de las compañías petroleras están en busca de
alternativas hacia una era de transición a una energía más limpia.
Para poder diseñar un cambio estructural en nuestra matriz energética que nos permita avanzar
hacia un consumo más racional y menos contaminante de energía, es preciso conocer las fuentes de
energía utilizadas actualmente, así como los sectores de mayor consumo y las fuentes asociadas a
estos.
El reto en la transformación e incremento de la matriz eléctrica nacional a energías más limpias es
grande y costoso y no se ven señales claras de que el país esté en capacidad de asumir dicho reto.
Consideramos que es mayor la necesidad de un compromiso político que la necesidad de cambios
legislativos y regulatorios para poder realizar la transición.

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