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Zohar Diario # 2550 a -Sucot – El Lulav y su poder

[Este comentario fue publicado anteriormente como ZD 1369]


Traducción: Sebastián Palén – Daniel Schulman
822. El lulav SE TOMA en la MANO derecha, y está compuesto de seis, es decir, tres
ramas de mirto, CORRESPONDIENTES A la Grandeza, Guevurá y Tiferet, y son como
los tres colores que se encuentran en el ojo, QUE SON BLANCO, ROJO Y VERDE. Y
las dos ramas de sauce son Netzaj y Hod que son similares a los dos labios. El Lulav es
Iesod y es como la columna vertebral que sostiene todos los huesos y de la que dijo
David: "Todos mis huesos dirán: ‘¡Hashem! ¿Quién es como Tú" (Tehilim/Salmos
35:10). Y el Etrog es Maljut y es como el corazón, en el cual se encuentran los
pensamientos.

823. Y las sacudidas del Halel son comunes a las sacudidas al tomar el Lulav, y hay
dieciocho SACUDIDAS en: "¡Sálvanos, por favor, Hashem!" (Tehilim/Salmos 118:25),
dieciocho en cada cada en el primero y el último "¡Dad gracias" (Id. 1 y 29), y
dieciocho al tomar el Lulav, sumando un total de 72 SACUDIDAS. Y es por esto que el
valor numérico de lulav, que es 68, junto con las cuatro clases de lulav, SUMAN 72, y
este es el mismo que el valor numérico de Jesed, que es el brazo derecho. Y es por ello
que fue decretado que el lulav sea sostenido en la mano derecha, que es el lado de Jesed
y el Etrog del lado de Guevurá, a la izquierda, CORRESPONDIENDO AL corazón. Y
es por ello que se decretó que el Etrog, que es como el corazón, sea sostenido en la
mano izquierda, como ha sido enseñado: el Lulav en la mano derecha y el Etrog en la
izquierda, que corresponden a ‘Recuerda’ y ‘Guarda'. Y quien sostiene tanto EL
LULAV COMO EL ETROG es la Columna Central, es decir ZEIR ANPÍN. El Lulav es
su derecha, el Etrog es su izquierda.

Comentario de Zion Nefesh:


Continuación del ZD anterior
El Lulav incluye 6 items, tres ramas de mirto, dos ramas de sauce y la rama de palmera
sin abrir. Su nombre es Lulav y por ser el elemento principal y el aspecto de Iesod y le
da su nombre a la totalidad de los 6 cuando se atan entre sí. Es la ‘columna vertebral’
del Lulav y sostiene la esencia de los seis. Del mismo modo, la columna vertebral del
cuerpo sostiene a los otros huesos y les provee fuerza.
Tehilim/Salmos 35:10
“Todos mis huesos dirán:”Hashem, ¿Quién hay como Tú, que libras al afligido de quien
es más fuerte que él, y al afligido y menesteroso del que le despoja?“
Huesos, ‘Atzmut’ también significa esencia, poder. En el cuerpo son el aspecto de
Jojmá. El Lulav y el proceso de agitarlo durante los siete días de Sucot es una gran
herramienta para que nos conectemos con Zeir Anpin y atraigamos su Luz a nuestras
vidas.
Las sacudidas del Lulav se hacen en cuatro series de 18, con un total de 72. Lulav, es
numéricamente 68 y con las 4 especies suman 72. Este es también el valor de Jesed.
Cada una de las 72 sacudidas tiene sus propias 3 sacudidas, lo que hace un total de 216,
lo mismo que Guevurá.
Cuando conectamos el Lulav a la derecha que es Jesed, con el Etrog a la izquierda que
es Guevurá, los atamos y la columna central ayuda que descienda el flujo de Luz hacia
el mundo de Maljut.
El Zohar menciona que el Etrog tiene la forma de un corazón donde se encuentran en
esencia los pensamientos y la conciencia. Cuando conectamos el Etrog con el Lulav
debemos tener la conciencia adecuada a fin de maximizar en la conexión.

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Zohar Diario # 2547 – Haazinu

Traducción: Daniel Schulman

57. Todos los implementos de Atika Kadisha están establecidos en la mente oculta y
silenciosa, ES DECIR EN LA JOJMÁ OCULTA. Y todos los implementos dentro de
Zeir Anpin están establecidos en la Jojmá inferior, como está escrito, "Con sabiduría las
has hecho a todas" (Tehilim/Salmos 104:24). Y la Hei, QUE ES MALJUT, seguramente
lo incluye todo. ¿Cuál es la diferencia entre la Hei, QUE ES MALJUT INFERIOR y
esta Hei EN EL ORIFICIO NASAL IZQUIERDO EN LA NARIZ DE ZEIR ANPIN? A
partir de esta Hei, EN MALJUT ABAJO, los Juicios se agitan, mientras que la Hei EN
LA NARIZ es Misericordia dentro de la Misericordia.

58. La preciosidad en su conjunto deriva de la barba de Atika Kadisha, QUE ES ARIJ


ANPIN. Es llamado Mazal general (Esp. 'Suerte'). De esta barba, QUE ES LLAMADA
Mazal, que es la más preciosa, los seres superiores e inferiores se hicieron exitosos.
Todos ellos buscan RECIBIR BONDAD de ese Mazal. Toda vida deriva de ese Mazal,
el alimento de todos. El Cielo y la tierra, que son ZEIR ANPIN y MALJUT, provienen
de ese Mazal y las lluvias abundantes. Todo el mundo mira a ese Mazal. Las huestes
superiores e inferiores salen de ese Mazal.

59. Hay trece torrentes de buen aceite valioso, ES DECIR LOS TRECE ATRIBUTOS
DE LA MISERICORDIA, que se derivan de esa barba, que es ese precioso Mazal.
Todos ellos salen hacia Zeir Anpin. No diga que todos lo hacen, ya que nueve de ellos
están presentes en Zeir Anpin con el fin de someter a los Juicios.

El comentario sobre el presente estudio será publicado después de Iom Kipur


GMAR JATIMÁ TOVA
Sean todos ustedes inscriptos en el Libro de la Vida
Con amor para todos

Zion

Zohar Diario # 2546 – Haazinu – De dónde viene la vida

Traducción: Daniel Schulman

55. La nariz de ARIJ ANPIN: en esta nariz, dentro de de su orificio nasal el espíritu (o:
'viento') de la vida sopla en Zeir Anpin. Dentro de esta nariz, en el orificio nasal, la Hei
sale para apoyar a otra, la Hei inferior. Este viento sale del cerebro oculto y es llamado
el espíritu de la vida. Por medio de ese espíritu el pueblo ganará sabiduría durante el
tiempo del Rey Mashíaj, como está escrito, "y reposará sobre él el espíritu de Hashem,
espíritu de sabiduría y de inteligencia..." (Ieshaiahu/Isaías 11:2). Esta nariz es vida en
todos los aspectos, la alegría completa, la satisfacción y la sanación. De la nariz de Zeir
Anpin está escrito: "Subió humo de Sus narices..." (Shmuel Bet/Samuel II 22:9). Aquí
está escrito, "y por Mi alabanza la reprimí (o: 'nariz') para no destruirte"
(Ieshaiahu/Isaías 48:9).

56. En el libro de la Agadá de la academia DE ESTUDIO de Rav Yeba Saba, él


interpretó la Hei COMO MALJUT QUE RECIBE de la boca de ARIJ ANPIN. Pero
aquí, EN ESTA CUESTIÓN, no funciona de ese modo y MALJUT no se conecta CON
LA BOCA DE ARIJ ANPIN, SINO CON LA FOSA NASAL IZQUIERDA DE LA
NARIZ. Y aunque tiene el mismo significado, muchos Juicios derivan de la Hei,
mientras que el Juicio deriva de la nariz, como está escrito: "Subió humo de sus
narices". Uno puede decir que está escrito, "y fuego procedente de Su boca" (Shmuel
Bet/Samuel II 22:9), DE MODO QUE HAY JUICIOS EN LA BOCA, A LO CUAL ÉL
RESPONDE, la ira proviene principalmente de la nariz.

Comentario de Zion Nefesh:

# 55
En la Jojmá oculta se encuentra el orificio nasal de la nariz de Arij Anpin. Un espíritu
de vida sopla desde la Jojmá oculta a través de la nariz de Arij Anpin, un espíritu de
vida hacia Zeir Anpin y sostiene a la Hei inferior.

Ieshaiahu/Isaías 11:2
"Y reposará sobre el espíritu de Hashem, espíritu de sabiduría (Jojmá) y de inteligencia
(Biná), espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento (Da'at) y del temor
de Hashem"

El Mashíaj tendrá la sabiduría del nivel más elevado y el mundo será capaz de
conectarse con esta sabiduría. El Zohar agrega que la Luz de la nariz tiene todos los
aspectos de la vida, incluyendo la salud.

Bereshit/Génesis 2:7
"Y Hashem Elokim formó al hombre del polvo del suelo y sopló en sus narices el
aliento de la vida; y el hombre vino a ser alma viviente".

El significado de que Hashem 'sopló' el espíritu de vida en Adam es que Hashem trajo el
espíritu de la vida desde la Jojmá oculta hasta Zeir Anpin. La mayoría de la gente puede
imaginar este proceso como una técnica de reanimación desde el exterior, pero la vida
en este mundo es una fuerza que proviene de la semilla de la Creación hacia todos los
seres vivos.

# 56
En el libro de estudios de la escuela de Rav Yeva Sava, está escrito que la Hei inferior
de Maljut recibe Luz de la boca de Arij Anpin. Este no es el caso en este estudio. Maljut
se conecta a la fosa nasal izquierda de la nariz. A pesar de que la Luz viene de un canal,
viene con juicios.
Shmuel Bet/Samuel II 22:9
"Subió humo de Sus narices y fuego procedente de Su boca devoraba: brasas se
encendieron de Él".
La ira y el juicio influenciados por la nariz, porque la Luz de Jojmá sin Jasadim acarrea
juicios.

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La plegria de Izkor

Momento de Recordación

La escena resulta familiar; casi cualquiera que ha cruzado alguna vez el umbral de una
Sinagoga guarda cierta memoria de ella.
Es Iom Kipur. O el último día de una de las Festividades más importantes.
La Sinagoga está colmada de hombres y mujeres en sus mejores galas. El servicio
religioso se ha iniciado hace rato pero muy pronto una sensación de ansiedad se apodera
de la feligresía, a veces acentuada por el ingreso de visitantes, quienes vienen
especialmente para este momento y silenciosamente avanzan hacia lugares
desacostumbrados.
La Lectura de la Torá, y luego la de la Haftará, tocan a su fin. Más veces sí que no, el
Rabino asciende al púlpito y da un sermón, impulsado a altos niveles de elocuencia por
el abultado gentío. Casi siempre, a continuación sigue una colecta para alguna causa
caritativa, provocando una generosa reacción por parte de los congregados que están
ansiosos por que el servicio continúe.
Inmediatamente después, se produce una conmoción, cuando los miembros más
jóvenes, aquellos que tienen padres, abandonan la sala.
Y entonces, comienza la plegaria.
Izkor Elokím Quiera Di s recordar…

Súbitamente, no importa cuán numeroso el gentío, cada individuo se siente solo. En


silenciosa comunión con su Majzor (Libro de Oraciones para Iom Kipur), cada persona
se aísla en la memoria de un ser querido desaparecido.
Para algunos, se trata de un padre que ha abandonado este mundo hace mucho, en una
época o lugar muy diferentes a los presentes.
Para otros, es un padre o una madre, un esposo o una esposa arrancados en la flor de la
vida, dejando a una dolorida familia sumida en el duelo. La herida aún puede estar
fresca; o ser una memoria distante de tiempos mejores.
Para muchos, es el Holocausto lo que viene a la mente, los horrores de la guerra que
dejaron a los supervivientes con una larga lista de parientes cuyo recuerdo cobra vida en
este día.
Para todos, es un momento de reflexión. No importa cuánto tiempo haya pasado desde
que el progenitor o pariente haya dejado este mundo, no importa cuántas veces se ha
repetido este ritual, indudablemente se despertarán profundas emociones. Los ojos se
humedecen, suspiros casi inaudibles escapan de susurrantes labios, y llantos sentidos
son contenidos.
Izkor — en todo el mundo es igual.
Por un breve, silencioso y dignificado momento, los muertos se unen a los vivos. Su
presencia es real y es casi demasiado para resistir.
En unos fugaces momentos más todo ha pasado. La cortina entre esta vida y la
siguiente, tan brevemente abierta, vuelve a cerrarse una vez más. La generación más
joven regresa y comienza el servicio de Musaf.
La vida sigue.
Es nuevamente Iom Kipur o una Festividad alegre.
Pero la memoria sigue flotando en el aire. Izkor — Quiera Di s recordar. También
nosotros recordamos.
El Mundo de las Almas
Una apreciación de la plegaria de Izkor debe tomar en cuenta no sólo el significado de
las palabras y el origen histórico de la costumbre, sino también el marco religioso
filosófico en el cual todo el concepto de evocar a los difuntos fue concebido.
Como ninguna otra plegaria, Izkor nos transporta cara a cara con el mundo de las almas
y la espiritualidad; a mirar ojo a ojo los límites de la experiencia humana.
Como tal, el servicio de Izkor está arraigado en las convicciones más esenciales del
credo judío. Nos provee de una visión de la concepción de la Torá acerca de temas tan
importantes como las realidades de vida y muerte, la Vida Después de la Vida, y
Recompensa y Castigo.
Los muertos dependen de los vivos para asistirlos en su existencia en el Mundo
Venidero. Por más místico que esto pudiera parecer, es un aspecto muy familiar de la
tradición judía. El Kadish es una manifestación de esta enseñanza.
La fuente es el relato Talmúdico que cuenta cómo Rabí Akivá se enfrentó a una
espantosa aparición, que era, de hecho, un hombre muerto soportando inenarrable
sufrimiento por el mal que había cometido durante su vida.
“¿No hay manera de redimirte?”, le preguntó Rabí Akibá. “Sí”, respondió el hombre
muerto. “Si mi mujer encinta tuviera un hijo varón y éste recitara el Kadish o condujera
el servicio religioso público, hallaría redención”.
Rabí Akivá localizó a la mujer, ella tuvo un hijo varón; y él logró enseñarle a recitar el
kadish. El hombre muerto regresó a Rabí Akibá y le agradeció por haberlo salvado de
las torturas del infierno.
En consecuencia la tradición judía universal del Kadish de Duelo y de liderar a la
congregación en los oficios religiosos durante el año de duelo y en el Iortzait
(aniversario del fallecimiento).
La Plegaria

La práctica de esta plegaria y la promesa de caridad en aras del difunto es ciertamente


antigua. Pero exactamente cuándo fue adoptada como rasgo permanente de nuestro
servicio de la Festividad y cuándo fue formalmente aceptada la fórmula del Izkor como
parte de nuestra liturgia, resulta difícil de determinar.
A partir de la literatura rabínica del período, no es descabellado suponer que fue en el
tiempo de las Cruzadas (1096 1046), cuando la judería europea fue diezmada por
sangrientas masacres, lo que dio lugar a la costumbre en su forma presente.
Así es que en festividades especiales, los judíos se toman un momento para evocar a sus
seres queridos y prometer caridad en su memoria, recitando al mismo tiempo una
sencilla plegaria que comienza con Izkor Elokím y menciona al pariente por su nombre.
La frase Izkor Elokím, “Quiera Di s recordar…”, es un tanto sorprendente. ¿Di s olvida?
¿Por qué precisa de nuestro recordatorio?
Una posible fuente de explicación puede derivarse del hecho que Rosh HaShaná es
conocido también como Iom HaZikarón, el Día de Recordación. La connotación es una
de renovación de la vida más que la del recordatorio de algo espiritualmente olvidado.
Al comienzo de cada nuevo año, Di s renueva la existencia del mundo y, como
resultado, somete a escrutinio la situación espiritual de Su Creación. Así, Rosh HaShaná
es tanto el Día del Juicio como el Día de Recordación, pues ambos conceptos son
sinónimos.
Izkor se recita en Iom Kipur y en las Festividades, días que traen elevación y renovación
a las almas en el Mundo Venidero. Elevar el nivel de espiritualidad que experimenta el
alma es un proceso conocido como zikarón (recuerdo) y, al igual que Rosh HaShaná,
implica una cierta medida de juicio. Es en este momento que prometemos caridad por
las almas de nuestros seres queridos, permitiéndoles ascender más alto aún por los
peldaños de la interminable escalera espiritual.
Izkor Elokím.
La plegaria es directa.
A diferencia del kadish, se ocupa en forma directa del bienestar del difunto. Pero es
apenas un componente de la fórmula. Caridad es el otro. Muy poco nos percatamos
nosotros, los mortales, de la potencia de este acto. Un par de palabras murmuradas, unos
billetes prometidos y, sobre las alas de este mérito, el alma de un ser querido fallecido
es enviada a remontarse a los altos planos de existencia espiritual.

HABLEMOS DE SUCOT
Cuando recién nos hemos recuperado del ayuno, nos vemos enfrentados de inmediato a
un torbellino de actividades: debemos construir la Sucá, comprar las Cuatro Especies,
cocinar, limpiar, decorar, etc. Pasamos unos días sumidos en las preparaciones y luego,
repentinamente, comienza Sucot.

Tal como atestigua la Torá, Sucot conmemora las "cabañas" —o Nubes de Gloria— con
las cuales Dios nos protegió en el desierto durante 40 años (Levítico 23:43). Pero si es
así, ¿por qué las recordamos justo ahora? Vivimos día y noche bajo las nubes de gloria
por 40 años. ¿Por qué debemos conmemorarlas específicamente en esta época del año,
tan poco tiempo después de Iom Kipur?

En Génesis 30 vemos que nuestra matriarca Rajel fue bendecida con un hijo sólo
después de pasar muchos años de matrimonio, los cuales estuvieron llenos de tristeza,
vacío y rezo. Cuando finalmente nació su hijo, ella lo llamó Iosef. ¿Por qué Iosef?
Porque Rajel quería "que Dios me agregue ("iosef") otro hijo" (versículo 24). Dios la
bendijo con un hijo y ella inmediatamente rezó con fervor que le concediese otro.
La petición de Rajel siempre me llamó la atención. El mismo día en que Dios la bendijo
con un hijo, inmediatamente comenzó a pedir por el siguiente. ¿No debería haber
mostrado un poco de gratitud por lo que Dios le había dado? ¡Al menos podría haber
dicho "gracias"! Su hermana y co-esposa, Lea, es alabada en el Talmud por haber
nombrado a su cuarto hijo Yehuda porque, como explica ella, "esta vez agradeceré a
Dios" (29:35; Brajot 7b). Si recibes de Dios un regalo tan preciado como un niño,
¡deberías estar colmada de felicidad! Si Rajel realmente seguía preocupada por sus
problemas de fertilidad, ¡entonces podía haber esperado un año o quizás dos para
empezar a rezar nuevamente! Pero por ahora, ¿no debería simplemente haber expresado
su gratitud y disfrutado el regalo que Dios ya le había concedido?

Creo que la respuesta es la siguiente. Rajel se acercó enormemente a Dios gracias a sus
dificultades. Ella gritó, lloró y rezó. Incluso provocó la ira de su esposo Yaakov por su
persistencia (30:1-2). Y, cuando sus deseos finalmente se hicieron realidad, ella tenía un
sólo mensaje para Dios: "No voy a dejarte ir". Tú me acercaste a Ti, Tú me hiciste
rogar, Tú me hiciste llorar, Tú me hiciste desgarrarme internamente, comprender mis
necesidades y aferrarme a Ti como nunca antes había hecho. Y no voy a dejarte ir. Voy
a seguir rezándote como si nada hubiera ocurrido, voy a seguir pidiéndote por ese hijo
que tanto quería. Nunca había estado tan cercana a Ti como cuando estaba en necesidad.
Y sin importar lo que haya cambiado en mi vida, no quiero perder esa conexión.

Pero había una diferencia. Ahora Rajel podía sentirse cercana y conectada con Dios,
pero no tenía que ser necesariamente a través del sufrimiento y la miseria. Todos
sabemos que, por muy irónico que parezca, en realidad nos sentimos más cercanos a
Dios durante los momentos difíciles de la vida, cuando sabemos en nuestro corazón que
Dios está hablándonos y estimulándonos a mejorar. Rajel reconoció esto, pero quiso
tomar esos mismos sentimientos, esa misma intensidad, y aferrarse a ella. No quería que
su gratitud fuera su regalo de despedida para Dios. "Gracias por las bendiciones. Ahora
me voy a olvidar de Ti y me voy a encerrar en mi propio ocupado y pequeño mundo".
Rajel quería que Él estuviera con ella durante los buenos momentos tal como lo había
hecho durante los tiempos difíciles.

Y con esto podemos explicar la progresión desde las Altas Fiestas a Sucot. En Rosh
HaShaná y Iom Kipur sentimos una intensa cercanía a Dios, pero en un sentido muy
solemne y casi intimidante. Sabemos que Le hemos fallado, que no fuimos tan buenos
como deberíamos haber sido durante el año pasado. Ayunamos, pasamos el día en la
sinagoga rezando, y rogamos por perdón y por tener un mejor año entrante. Y en todas
las lágrimas y la negación, nos sentimos enormemente cercanos al Dios al cual debemos
retornar tan desesperadamente.

El mensaje principal de Sucot es: "Dios, queremos quedarnos Contigo". No dejamos


Iom Kipur con una sensación de alivio. Sufrimos, ayunamos y sólo ahora podemos estar
tranquilos. Hemos limpiado nuestra cuenta, y recién ahora podemos regresar a nuestro
usual estupor y olvidarnos de todo. Pero en lugar de eso, tomamos toda esa cercanía —
todo ese temor—, y lo transformamos en amor. Confiamos en que nos Has perdonado y
en que nos Has concedido otra oportunidad. Y queremos aferrarnos a esa sensación de
cercanía. Pero no en el atemorizante sentido del Día del Juicio, sino que en el cálido
sentido de vivir en la morada de Dios.

Tal como las Nubes de Gloria de Dios nos abrazaron y protegieron por 40 años en el
desierto, nosotros también queremos tomar esa intima sensación de cercanía que fue
despertada por nuestro temor a la justicia Divina, y queremos utilizarla para acercarnos
realmente a Él. El temor se ha acabado, el juicio ha pasado. Ahora solamente queremos
estar con Dios. Y no vamos a dejarlo ir.
Estudiantes de la Toráh
26 de septiembre a las 5:25

Omnipresencia - Redención de las Chispas Caídas

Dos letras, una reish y una zain, se combinan para formar la letra cuf. La zain hacia la
izquierda, desciende por debajo de la línea, la reish hacia la derecha, sobrevuela encima
ella. La paradógica unión simbolizada por los dos componentes de la cuf es el secreto de
"No hay nadie sagrado como Di-s". En general, la cuf está "parada" por kedushá,
santidad. El nivel de santidad sin igual inherente a Hashem, es expresado en las palabras
del Zohar de esta manera: "El está aferrado en todos los mundos, por eso nadie lo puede
aferrar a El". La zain descendente de la cuf simboliza Su estar aferrado o incluido en
todos los mundos, permeando todos las esferas de la realidad "por debajo de la línea", es
decir, mundos incompatibles con aquellos en los que se revela la Presencia de Di-s. La
reish, la trascendencia eterna de ‫יהוה‬, permanece "separada" y santa (en hebreo "santo"
significa separado) en relación a Su inmanencia descendente.

El nombre de la letra tzadik, en su forma originaria de leerse, tzadi, se refiere a "cazar"


las chispas caídas. La chispa santa, capturada por "debajo de la línea" en la materia
física ("antimateria", en relación a aquella de los reinos espirituales) es el secreto de la
siguiente letra, la cuf, con la que la tzadi se conecta para formar el nombre completo y
rectificado - tzadik.

La tzadik es la decimooctava letra del alef-bet, la guematria de jai, "vivo" por lo que
simboliza el poder de revivir las chispas caídas, representadas por la cuf. La cuf es la
letra decimonovena, es el secreto de "Eva" (Java = 19; según la numeración ordinal de
las letras, Adam equivale a 1 más 4 más 13 = 18 = jai), cuyo nombre también deriva de
la raíz que significa "vida", como está dicho: "..y Adam llamó el nombre de su esposa
Eva (Java) porque ella fue la madre de toda vida". Sin embargo está dicho de ella: "su
pie desciende hasta la muerte", por el pecado primordial de comer (el "sentido" del
tzadik, como ya se explicó) del Arbol del Conocimiento, ella fue en definitiva
responsable de traer la muerte al mundo. Pero dentro del cuerpo "roto" (muerto),
permanece oculta una chispa de vida, aguardando que el poder del tzadik, (jai, vida) dé
nuevas fuerzas a su potencial de vida dormido y reviva el cuerpo al que pertenece.

Así como hay una oculta chispa interior de vida, un envolvente "vapor" relativamente
trascendente está presente por encima de cada cadáver o cuerpo físico caído (muerto).
(La palabra hebrea para "vapor" hevel, es también el nombre de Abel, el segundo hijo
de Adán y Eva, que fue matado por su hermano mayor Cain. Hevel = 37 = 18 más 19.)
Estos dos componentes de vida presentes dentro de un estado aparente de muerte,
corresponde a las dos letras, la reish (el vapor que rodea) y la zain (la chispa oculta),
que componen la letra cuf. Por esta razón, smboliza en particular la realidad de las
chispas caídas, como también la paradoja de la omnipresencia simultánea de la
trascendencia e inmanencia de ‫יהוה‬. La santidad innata de cada chispa, asegura su
redención y elevación final por parte del tzadik (es decir las almas de Israel).

El significado más importante del número diecinueve en la Torá, es el ciclo de


diecinueve años de la luna en relación con el sol, lo que constituye la base del
calendario judío. La luna representa la figura femenina, el secreto de la sefirá de maljut
("reino"), personificado por Eva (Java = 19 como se dijo antes). El sol representa la
figura masculina (el que brinda la luz, mientras que la luna recibe), y en particular la
sefirá de iesod ("fundamento"; iesod = 80 = 8 · 10, jet veces iud = jai), personificado
por Adán. Así como fue explicado en el secreto de la letra zain, "la mujer virtuosa" que
es la "corona de su marido", cuando la letra cuf precede a la letra tzadik, se forma la
palabra ketz, el "final" de los tiempos". Esto se insinúa en el versículo: "...El ha fijado
un final [ketz] para la oscuridad". El "final", la llegada del Mashiaj y la subsecuente era
de la resurreción, es la revelación definitiva de la gran luz y energía latente, presente
dentro del secreto de la letra cuf.

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Muchos tienen la costumbre de usar ropa blanca en Iom Kipur para emular a los ángeles
servidores. Algunas personas usan un kitel, una túnica blanca sobre la ropa.

Debido a que es similar a una mortaja, sirve para recordarnos la mortalidad del hombre
y la necesidad de teshuva. El kitel no debe ser adornado con oro, ya que el oro hace
recordar el pecado del becerro de oro, y lo que fue el origen de una acusación para los
judíos no se puede transformar en una defensa.

La costumbre de usar ropa blanca en Iom Kipur, ya que en este día somos comparados
con los ángeles, los cuales ESTÁN CONECTADOS CON LA LUZ
INDIFERENCIADA LLAMADA BINA.

¿Qué representan las cuatro especies?


El Etrog tiene aroma y sabor agradables; el Lulav tiene gusto

(dátiles) pero no tiene aroma; el Hadas (mirto) tiene aroma agradable pero no tiene
sabor; la Aravá (sauce) no tiene ni sabor ni aroma. El aroma representa las buenas
acciones, que, como el aroma, afectan el ambiente, mientras que el sabor representa el
estudio de Torá que nutre al alma tal como la comida física nutre al cuerpo. Cada una de
las cuatro especies representa una categoría de judío diferente: Hay quienes se destacan
por su sabiduría, por sus buenas acciones, por ambos o por ninguno. La idea es que
todos somos interdependientes y cada uno completa a los demás. Es sólo al tener los
cuatro que se puede decir la bendición y cumplir con el precepto.

En general se entiende que la enseñanza de este precepto es que el que está en la


condición espiritual superior de «Etrog», destacado tanto por su sabiduría como por sus
buenas acciones, debe ocuparse – altruísticamente - del que está en la categoría de
«Aravá», careciente de un desarrollo espiritual destacable. Según el sexto Rebe de
Lubavitch, Rabí Iosef Itzjak Schneerson, de bendita memoria, hay aquí también otra
dinámica: el que está en la situación de «Etrog», puede y debe aprender algo valioso del
que está en la categoría de «Aravá ». El que está en la situación de Aravá, sin un
desarrollo espiritual especial y aun así se siente «muy judío», expresa una condición
judía esencial e inquebrantable, que estalla a pesar de su falta de formación. Si bien el
que ha estudiado mucho logra entender y sentir mucho como resultado de su desarrollo
personal, difícilmente llegue a acceder a la esencia misma de su alma. Esta faceta de su
ser la puede aprender del judío tipo «Aravá».

El Rebe señala que las cuatro especies representan la unión del pueblo judío, no sólo por
representar la unión entre cuatro categorías diferentes, sino porque cada especie en sí
representa la unión en su propia categoría. El Etrog se nutre de las cuatro estaciones del
año, las hojas del mirto crecen de una manera que a lo largo del tallo salen grupos de
tres hojas de la misma circunferencia, el Lulav debe tener las hojas juntas y no
separadas además del hecho que cada hoja se compone de dos, y los sauces crecen de
una manera unida… Esto representa otro aspecto de unión, ya que a veces es más fácil
unirse con el que es diferente que con uno que es similar y representa una
competencia…

Así que en Sucot manifestamos tres niveles de unión: un nivel que trasciende
diferencias, un nivel que se logra por medio de las diferencias y otro nivel que se logra
entre los semejantes… De hecho, una cosa nace de la otra. Si la ambición de uno es
egocéntrica, es muy difícil unirse al prójimo; si la ambición de uno es cumplir con el
propósito cósmico Divino, admitirá y valorará el éxito de cada uno que se une al
emprendimiento.

La belleza de las Mitzvot.

Sucot, la Fiesta de las Cabañas, que celebramos «viviendo » en una Sucá durante ocho
días (en Israel son siete días).

Hay quienes cumplen con el deber de «vivir» en la Sucá con comer únicamente en una
Sucá durante la duración de la festividad y hay quienes, además de comer, también
duermen en la Sucá.
El origen y el objetivo de dicha conducta está en la Torá misma: «En cabañas morareis
durante siete días… para que vuestras generaciones sepan que hice morar a los hijos de
Israel en Sucot cuando los saqué de Egipto… » (Levítico 23:42,43)

El Talmud aclara que las «Sucot » (cabañas) a las que se refiere son las siete Nubes de
Gloria que acompañaban a los Israelitas durante los 40 años de su viaje por el desierto.
Es por eso que el techo de la Sucá debe ser similar a la nube: protege contra el sol pero
no contra la lluvia.

El servicio de Iom Kipur-

La avodá (servicio) comenzaba después de la medianoche cuando se echaba la suerte


entre los kohanim para determinar quién iba a realizar el servicio de terumat hadeshen
(la elevación de un puñado de cenizas del altar), y quién iba a limpiar el mizbeaj de
cenizas. Antes del amanecer el atrio se llenaba de gente.

– Tamid/ El Sacrificio Diario de la Mañana: Luego de que amanecía, el kohén gadol


comenzaba el Servicio al sumergirse en la mikvá, vestía sus prendas de oro y vertía
agua sobre sus pies y manos.
Ofrecía el sacrificio diario de tamid, quemaba el puñado regular de ketoret, y por
último, encendía las velas de la menorá, y realizaba el resto de los servicios matutinos.

– Minjat Javitim: Le ofrendaba al gran sacerdote la ofrenda diaria de minjá.

– Musaf de Iom Kipur: Ofrendaba el sacrificio especial musaf de Iom Kipur que
consistía en un buey y siete corderos (mencionados en la parashat Pinjas). A
continuación, vertía agua sobre sus pies y manos, se quitaba las prendas de oro, se
sumergía en la mikvá, se ponía las cuatro prendas blancas, y de nuevo lavaba sus pies y
manos. Luego, estaba listo para la próxima avodá.

– Vidui al par kohén gadol/ La primera confesión: Colocaba sus manos sobre su
sacrificio personal, el buey, y confesaba sus pecados y los de su familia. Su vidui
(confesión) era la siguiente:
“Por favor, Hashem, pequé sin intención, cometí transgresiones intencionalmente e
insolentemente ante Usted, tanto yo como mi familia. Por favor, Hashem, expíe los
pecados involuntarios, las transgresiones voluntarias y la desobediencia que mi familia
y yo cometimos ante Usted, según dice en la Torá de Su servidor Moshé (Vaikrá 16:3),
“En este día, El expiará tus pecados y te dejará puro y limpio de todo pecado ante
Hashem.”

El kohén gadol en todas sus confesiones durante Iom Kipur, pronunciaba el shem
hameforash, las Cuatro Letras del Nombre de D- s, de la forma en que está escrito.
Cuando los kohanim y la gente se juntaban en el Atrio escuchaban el Tetragrámaton, el
Nombre sagrado y grandioso, emanaba de la boca del kohén gadol, y el pueblo
respondía, “Baruj shem kevod maljutó leolam vaed/ Bendito sea por siempre el Nombre
de Su reinado glorioso.” Durante Iom Kipur, el kohén gadol pronunciaba el shem
hameforash diez veces, sin tener que hacer ningún esfuerzo para lograrlo debido a que
éste milagrosamente dejaba la boca por sí mismo porque la shejiná hablaba desde su
garganta. Después del vidui, el kohén gadol no procedía a sacrificar al buey sino que
primero echaba la suerte entre los dos machos cabríos requeridos para el Servicio
central de Iom Kipur.

– Sorteo: Se preparaban dos machos cabríos, de igual peso, altura y aspecto. Se los
adquiría antes de Iom Kipur con fondos de la comunidad. Se preparaban dos
inscripciones, una decía, “Para Hashem,” y la otra “para Azazel”. Se las colocaba en
una urna, y el kohén gadol sin mirar tomaba cada una con una mano. Colocaba la
inscripción que tomaba con su mano derecha en el macho cabrío de la derecha y la otra
en el izquierdo.
Le leían las inscripciones, y proclamaban con respecto al cabrío con la inscripción “Para
Hashem”: “¡Este es un sacrificio jatat para Hashem!”
En la cabeza del cabrío “Para Azazel”, colocaban un hilo de color escarlata y ataban
otro hilo rojo en la entrada del sector kodesh del Beit Hamikdash.

Nuestros Sabios relatan que mientras que Shimón HaTzadik oficiaba como gran
sacerdote, se podían percibir señales del Cielo de favores anuales.
La inscripción del cabrío “Para Hashem” quedaba invariablemente en su mano derecha,
mientras que después del fallecimiento del tzadik, ésta estaba a veces en la mano
derecha y a veces en la izquierda. Además, el hilo color escarlata que se ataba en la
entrada del sector kodesh milagrosamente se tornaba blanco cuando el cabrío para
Azazel llegaba al desierto – era una señal del Cielo de que sus pecados habían sido
perdonados. Sin embargo, después de que Shimón HaTzadik falleció sólo se tornaba
blanco ocasionalmente.

– Vidui Ushejitá/ Una segunda confesión, y el sacrificio del buey del gran sacerdote:
Volvemos al sacrificio personal, el buey, el kohén gadol de nuevo enunciaba su vidui
por todos sus pecados y también por los de los kohanim. Sacrificaba a su buey y recogía
su sangre en una sartén que entregaba a un kohén diferente.

– Avodá bakodesh hakodashim/ El Servicio en el Sanctasanctórum: La parte que


continuaba ahora era crucial y la más delicada de la avodá que el pueblo entero esperaba
con ansiedad. El kohén gadol debía ingresar en el kodesh hakodashim para ofrecer
ketoret (incienso). Llenaba una sartén de oro con carbón ardiente que tomaba del Altar
Exterior. Se le entregaba un recipiente que contenía incienso, del cual él tenía que
sacarlo con las dos manos. Luego, transfería esos puñados de incienso a una cuchara,
tomaba la sartén que contenía carbón en su derecha y la cuchara en su izquierda, y
entraba en el Sanctasanctórum.
Colocaba la sartén con carbón entre los postes del arón (en el segundo Beit Hamikdash
que no tenía arca, sobre la piedra sobre la cual se encontraba el arón, arca), tomaba el
borde de la cuchara que contenía el incienso con la punta de los dedos o con los dientes
(para dejar ambas manos libres), y vertía el ketoret de nuevo en sus manos. Esta era una
de las tareas más difíciles realizadas en el Beit Hamikdash debido a que ni una sola gota
de incienso podía caer en el piso durante el proceso.
Terminaba el Servicio juntando el ketoret en una sartén que contenía carbón, y esperaba
que el humo del incienso llenara el kodesh hakodashim. Esta avodá provocaba la gloria
de la shejiná, sin embargo, se ocultaba en el humo para que el kohén gadol no pudiera
verla.
Salía y caminaba hacia atrás, sin desviar su cabeza de la dirección del arón.
El ingreso del kohén gadol al Sanctasanctórum era acompañada con las tefilot de todo el
klal Israel y su aparición era aguardada con estremecimiento. La Torá advierte que si
alguna de las partes de la ceremonia no era realizada de acuerdo con los preceptos de la
Torá, el kohén gadol incurría en la pena de muerte del Cielo. (Vaikrá 16:13).

De hecho, la shejiná acompañaba a cada kohén gadol que venía a servir en el kodesh
hakodashim, pero sólo un gran sacerdote que fuere sumamente especial estaba
capacitado para percibirlo. Lo que era cierto con respecto a Shimón HaTzadik era con el
caso con Aharón en persona. Solía tener la visión de Hashem cuando entraba al
Sanctasanctórum en Iom Kipur.

En los tiempos del segundo Beit Hamikdash, la mayoría de los grandes sacerdotes
fallecían dentro del año que seguía a Iom Kipur.

Para estar en condiciones de entrar en el Sanctasanctórum, el gran sacerdote debía


purificarse a sí mismo previamente, y lograr separarse de todas las aspiraciones físicas.
La mayoría de los kohanim guedolim que sirvieron en el Beit Hamikdash compraban
sus puestos con sobornos. Nunca alcanzaron el nivel espiritual requerido para ingresar
en el kodesh hakodashim, y luego no podían sobrevivir el encuentro con la shejiná que
ocurría allí.

El kohén gadol dejaba el Kodesh Hakodashim e ingresaba en el sector kodesh para rezar
por un buen año para el klal Israel.
Cuando regresaba al kodesh, todos los kohanim debían irse; ningún extraño podía
entrometerse en el encuentro de la shejiná y el kohén gadol. Nuestros Sabios nos
enseñan que ni siquiera los ángeles estaban presentes, debido a que la atmósfera de
santidad que entonces se infiltraba en el Mishkán era del nivel más alto. Se le ordenaba
que su tefilá fuera corta, por aquellos que aguardaban en suspenso en el atrio para ver si
aparecía con vida del Kodesh Hakodashim.

El kohen gadol ofrecía la siguiente plegaria en Iom Kipur:


“Que sea Tu voluntad, Oh Hashem, que este año sea bendecido con suficiente lluvia,
sol, sombra, y rocío. Que sea un año de buena voluntad del Cielo, un año de bendición,
de precios bajos, saciedad, buenos negocios; un año en el cual Tu pueblo Israel no
necesite uno del otro ni tenga la necesidad de dominio uno sobre el otro. Y no preste
atención a la tefilá de los caminantes (que le imploren que no deje llover).”

Una vez, después de dejar el Kodesh Hakodashim, Shimón HaTzadik rezó por un
período bastante extenso. Mientras tanto, los kohanim y la gente esperaban con ansiedad
su regreso. Al ver que él no salía, los kohanim resolvieron entrar y averiguar qué había
ocurrido. Sin embargo, justo cuando estaban a punto de entrar al kodesh, Shimón
HaTzadik apareció.
“¿Por qué rezó por tanto tiempo?” le preguntaron.
“¿Ustedes creen que no debí haberle suplicado al Todopoderoso vuestro bien en nombre
de todos ustedes y que el Beit Hamikdash no sea destruído?”
“No obstante,” los kohanim le imploraron, “nunca más se quede adentro por tanto
tiempo, porque asusta a la gente.”

El Cohen Gadol en Yom Kipur.

Durante todo el año, todos los cohanim eran aptos para ofrendar sacrificios, quemar
incienso y preparar las velas de la menorá para su encendido; empero en Yom Kipur, en
virtud de la santidad del día, sólo el Cohen Gadol era apto para realizar estas labores
(Talmud Babilonio Tratado de Yomá 32(B), Rambám Avodat Yom Hakipurim 1:2).

Los sacrificios que ofrendaba el Cohen Gadol en Yom Kipur se dividían en tres
círculos. El primero era el “korbán Tamid” o sacrificio permanente que se ofrendaba
todos los días del año y se trata de dos ovejas, una se ofrendaba por la mañana y la otra
al atardecer tras concluir con todos los sacrificios. Este círculo incluye a su vez los
inciensos que se quemaban sobre el altar de oro dos veces al día, de mañana y al
atardecer, así como la preparación de las velas de la menorá y su encendido. En el
segundo círculo se encuentran las ofrendas de Musaf, similares a las que sacrificaban en
Rosh Jodesh (novilunio) y fiestas de la Torá, y que en Yom Kipur consistían en un
buey, un carnero, siete ovejas para ofrenda de “olá” y un chivo para ofrenda de “jatat”.
El tercer círculo de ofrendas consistía en aquellas que eran específicas de Yom Kipur:
un buey para ofrenda de “jatát” destinado a la expiación del Cohen Gadol y sus
hermanos los demás cohanim junto a un carnero para ofrenda de “olá” (los cuales
adquiría el Cohen Gadol de su propio dinero). Además, se tomaban dos chivos para
expiar por el pueblo de Israel, uno era ofrendado como “jatát” y el otro era arrojado al
desierto.

El Sumo Sacerdote debía estar casado cuando llevaba a cabo la labor de Yom Kipur, tal
como está escrito (Vaikrá 16:6): “y hará expiación por sí y por su hogar – su hogar es su
mujer” (Talmud Babilonio Tratado de Yomá 13(A)). Si bien antes de Yom Kipur el
Cohen Gadol debía apartarse de su esposa por siete días a los efectos de santificarse y
purificarse de cara a la labor del gran día, de todas maneras podía hacerlo únicamente a
condición de que tuviese mujer, ya que todo aquel que no está casado no se le considera
“Adam” o persona íntegra (ídem Yevamot 63(A)), carece de alegría, bendición, bien,
Torá, sabiduría y paz (ídem 62(B)). Existe otra halajá que indica que debía estar casado
con una sola mujer, y si tuviese dos no era apto para el servicio de Yom Kipur (ídem
Yomá 13(A)) pues solamente cuando se tiene una esposa, el amor y la unidad entre
ambos pueden ser íntegros. En la medida en que el Cohen Gadol fuera íntegro podía
unir a todo el pueblo de Israel con su Padre Celestial.

Al Cohen Gadol se le adjuntaba otro cohen para que pueda reemplazarlo en caso de que
el primero se impurifique o muera (ídem 2(A), Rambám Hijlot Avodat Yom Hakipurim
1:2-3, Klei Hamikdash Vehaovdim Bó 5:10).

29 de septiembre a las 12:05 ·

Yom Kipur es nuestra oportunidad de expandir nuestra consciencia y tomar la suficiente


Luz para el año siguiente. El tamaño de nuestra "vasija" en Yom Kipur determina
cuánta Luz será capaz de entrar. ¿Y cómo expandemos nuestra vasija para tomar la
mayor cantidad de Luz posible?

No solamente comer y beber, sino también todos los placeres corporales están
prohibidos en Iom Kipur. Los Sabios han enumerado cinco aflicciones: Debemos
abstenernos de comer, beber, lavar o ungir el cuerpo, usar zapatos de cuero y tener
relaciones maritales.

Estas cinco aflicciones corresponden a los Cinco Libros de la Torá, los que aceptamos
sin dejar que nuestras necesidades físicas intervengan. También corresponden a los
cinco sentidos con los que el hombre cumple mitzvot y comete transgresiones; a las
cinco veces que el término nefesh [alma] es mencionado en la lectura de la Torá en Iom
Kipur; a las cinco inmersiones delKohen Gadol en Iom Kipur cuando estaba el
Santuario; y a los cinco servicios de plegaria establecidos para el día: Ma’ariv, Shajarit,
Musaf, Minjá, y Ne’ila.

Kaparat Avonot.

El ser humano ejerce la bejirá (libre albedrío), esencia fundamental de su alma divina,
pero es el Todopoderoso quien al final tiene la última palabra. Pues sucede que Dios es
el Rey, conduce al mundo y juzga a sus criaturas. Y esta es una de las reflexiones
primordiales de yamim noraim, los días solemnes que se extienden desde Rosh Hashaná
hasta Yom Kipur, y que nos sirven de preparación espiritual.

Es un principio innegable del Judaísmo que nuestras acciones, según su naturaleza,


reciben recompensa o acarrean castigo. Pero la justicia de Dios es diferente a la de los
seres humanos. Es compleja, va mucho más allá del simple proceso de delito, juicio y
sentencia. Y además, ¿quién ha visto alguna vez un bet din (tribunal) que se encargue de
recompensar a la gente que lleva a cabo buenas acciones? Por eso, la justicia de Dios es
distinta. Se basa en dos principios que van más allá de la capacidad e incluso del
entendimiento humano:

Uno, en el tribunal de Dios es imposible el engaño o la mentira (a la que


lamentablemente estamos tan acostumbrados), pues Él es capaz de ver directamente en
nuestros corazones.

Dos, en el tribunal de Dios el sincero y auténtico arrepentimiento (teshuvá), de manera


sorprendente e inaudita, anula el delito, tal y como si jamás lo hubiésemos cometido.

Precisamente de eso se trata Yom Kipur, de brindarnos la oportunidad de anular


nuestras trasgresiones.

¿Cómo es esto posible? Para intentar comprenderlo, debemos partir de la base que Yom
Kipur se compone de dos elementos: kapará (expiación) y tahará (pureza). ¿De dónde lo
aprendemos? Como está escrito (Vayikrá 16:30): “Ki bayom hazé yejaper alejem
letaher etjem mikol jatotetejem lifné Hashem titaharú (Porque en ese día [Kipur] hará
expiación por ustedes [el kohén gadol] para purificarlos de todos sus pecados ante
Hashem)”. Es decir, en Kipur la persona no solo hace expiación, sino que también
queda purificado de sus faltas. Un aspecto extraordinario de la kapará es que anula el
castigo al cual la persona, debido a su trasgresión, se hizo acreedora. Por eso, Rashí
señala que el término kapará proviene de la palabra kofer, que significa “rescate”. Es
como si se hubiese pagado un rescate para librarnos de la sentencia. Por su parte, la
tahará borra toda huella de dicha trasgresión, y trasforma a la persona en un nuevo ser.
Tal como si se hubiese sumergido en la mikvé (baño ritual).

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Todas las almas se desprendieron del alma de Adam HaRishón, (El Primer Hombre).
Luego de haber pecado con el pecado del árbol del conocimiento, el alma del Adam
HaRishón fue fragmentada en seiscientas mil almas. Esto quiere decir que la única Luz
que el Adam HaRishón tuvo en el Gan Éden (Jardín del Deleite), al cual el Zohar llama
"Zehirá Ilaá” (Luz Superior), se fragmentó ahora en múltiples partes.

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Viajeros en el tiempo de la cabalah

Shamayim" -Cielos- Esta palabra está compuesta de las partículas Esh que significa
fuego y de Mayim aguas. Esto nos enseña que los cielos están conformados por agua y
fuego. como lo vemos cuando llueve que al tiempo de caer la lluvia también se
desprenden rayos y centellas que incendian bosques y todo lo que encuentre a su paso.
Es lo mismo que encontramos cuando Paró, faraón, en Egipto sufrió una de las diez
plagas conformada por granizos que eran piedras de hielo con fuego. También
encontramos al fuego -Esh- haciendo parte de la manifestación divina cuando Hashem
escribe las tablas de la Ley en el Monte Santo, estableciendo el Brit o Pacto con Israel a
través de las 613 mitzvot. Este era el mismo fuego que antecedió a los cielos a y a la
tierra.

LOKIM LA NATURALEZA QUE SE MANIFIESTA


En Bereshit (18) leemos:
‫ואברהם היו יהיה לגוי גדול‬
“Y Abraham ciertamente será una gran nación”.
El Baal haTurim nos descubre que la guematria de Haiu ihie legoi ( ‫“ )היו יהיה לגוי‬ciertamente
será una gran nación” es 100 y coincide con la de Lej Leja ( ‫לך‬-‫)לך‬. ¿Por qué es este número es
tan importante?
Quizá la respuesta nos la proporcione el tratado talmúdico de Jaguigá, cuando nos enseña que
no basta con estudiar 100 veces un texto, hay que hacerlo 101, o más. El 100 señala un límite y
Abraham superó este límite: el de lo natural.
Nos enseñan los cabalistas que 86 es la guematria de haTeva (‫)הטבע‬, “la naturaleza”, así como
del nombre de Dios Elokim. Lej Leja ( ‫לך‬-‫)לך‬, la orden que Dios le da a Abraham puede
interpretarse como que salga del orden de lo natural y entre en el de lo sobrenatural. Y eso es
precisamente lo que hizo Abraham.

C12H16N2
Vencer el miedo a la muerte como primer punto de partida en un proceso de integración.
Vida-Muerte. Al salir el Sol, abrimos los ojos, vigilia, al llegar la noche, deviene el
bostezo, nos acostamos, cerramos los ojos, dormimos. Mas, en un punto "Soñamos" es
decir, volvemos a ver. La pregunta es: ¿Con qué ojos estamos viendo el sueño? Porque
los ojos físicos en este instante no cumplen función alguna.

Resulta que los seres humanos tenemos un diminuto órgano que se llama la Glándula
Pineal, en la misma se da una liberación de un componente de átomos que se conoce
como DMT (DIMETILTRIPTAMINA) (C12H16N2). Estudios científicos aseguran que
hay dos momentos de la vida donde este compuesto es inyectado-derramado con
potencia. Una es en el momento de nacer y otro cuando la persona está por fallecer. Lo
cual es revelador, un asunto digno de meditación.

¿Cómo expresar en una palabra que es el DMT-Glándula Pineal? Yo la defino con la


palabra "VER" y un gran amigo la define con la palabra "LLAVE".
Permítaseme usar estas dos palabras "UNA LLAVE PARA VER" La cual abre una
puerta a un Universo Extrasensorial. Lo que nos recuerda a las Ideas de Platón, los
Arquetipos de Carl Gustav Jung.

Yoseff Jimenez.

Viajeros En El Tiempo De La Kabbalah"

12 de agosto ·

YHVH construye con tres elementos fuego-agua-aire

‫ א‬Alef= Aire
‫ מ‬Mem=Agua
‫ ש‬Shin =Fuego.

Las letras madres, la 'Construcción' que realiza nace en su 'voluntad' expresada como su
'palabra'.

La Sefirat JESED del Arbol de la vida

Jesed = 72 = 2 veces 6², y 6²


El Seis (6) representa el estado perfecto de las seis emociones del corazón, que se
corresponden con los seis días de la Creación.
Dos (2) veces 6² representa la ARMONIA Y AMOR perfecto dentro de la Creación,
"como el rostro se refleja en el agua (el símbolo físico básico de jesed), así también el
corazón del hombre hacia el hombre" (Proverbios 27:19).

MEDITAR ES SIMBOLO DE BONDAD o MISERICORDIA


El Zohar nos habla de 72 "puentes " de amor que no son mas que los 72 Nombre ocultos
de Di-s y que conectan nuestra realidad existente en forma conjunta y en perfecta
armonía.

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Pensamientos de Torá y Cabalá V

BERESHIT

El Bahir (Siglo XII), es uno de los clásicos cabalísticos más importantes, posiblemente
el que más, antes de la irrupción del Zohar. Es atribuido a Rabí Nejuniáh ben HaKaná,
un sabio talmúdico y doctor en las artes místicas en el siglo I. Es el maestro que enseña
los Hejalot, el ascenso a los palacios celestiales, y de él nos ha quedado la oración
místico-mágica del Ana BeJóaj.
Del Bahir dice por ejemplo el Ramak, Rabí Moshé Cordovero: “Las palabras de este
texto son resplandecientes (bahir) y brillantes, pero su resplandor puede cegar el ojo” .
En sus primeros párrafos el Bahir diserta sobre la primera palabra del Génesis: Bereshit,
y su primera letra, la Bet.

Así, se pregunta:
3. ¿Por qué la Torah comienza con la letra Bet? Para que empiece con una bendición
(Berajá).
Cómo sabemos que la Torah es llamada bendición? Porque está escrito (Deuteronomio
33,23): “Lleno de la bendición de Dios, posee el Mar y el Sur”.
El Mar no es otra cosa que la Torah, como está escrito (Job 11,9): “Es más ancha que el
mar”.
¿Cuál es el significado del versículo: “Está lleno de la Bendición?” Significa que
siempre que encontremos la letra Bet ésta indica una bendición.

La palabra “principio” (Reshit) no es otra cosa que la Sabiduría. Por tanto está escrito
(Salmos 111,10): “El principio es la sabiduría, el temor de Dios”.
La sabiduría es una bendición. Por tanto está escrito: “Y Dios bendijo a Salomón”. Y
además está escrito (I Reyes 5,26): “Y Dios le dio a Salomón sabiduría”.

Ya hemos discutido sobre varios de estos aspectos en los escritos anteriores. Ahora nos
interesa centrarnos en el concepto de bendición.
Nos fijamos en la forma de la letra Bet (ver figura). Vemos que consta de dos trazos
horizontales y uno vertical que los une. Podemos interpretar estos tres trazos como 3
Vavim, tres letras Vav . La letra Vav, número 6, significa gancho, conjunción; y además
es un factor integrador de las seis dimensiones que sellan un espacio místico (el cubo
del espacio).
Tenemos así dos planos: un plano superior horizontal (es decir, autónomo), arquetípico,
atemporal, celeste, y un plano horizontal inferior (idem), fenoménico, espacio-temporal,
terrestre; y la unión entre ambos. Ese es el trazo vertical, el canal que une lo superior
con lo inferior, el canal del descenso de la Berajá. La bendición en esencia es la unión
del cielo con la tierra.

No sólo dentro de los mundos creados. La Bet de Bereshit, primera letra de la Torá,
apunta a un significado más profundo, a la fuente última de la berajá. Esta Bet es la
interfaz (interface) entre la manifestación (que empieza – Reshit – en Jojmá), y lo
inmanifestado (Kéter, Ensof, Ayin). Antes de la Bet está la Alef, de la que depende.
Interfaz es lo que conocemos en inglés como interface (“superficie de contacto”). En
informática, se utiliza para nombrar a la conexión funcional entre dos sistemas,
programas, dispositivos o componentes de cualquier tipo, que proporciona una
comunicación de distintos niveles permitiendo el intercambio de información .
No sólo comunicación. También tiene el aspecto de actuación. E incluso de lugar en
donde suceden los procesos implicados.
La Bet-Sabiduría es entonces el vínculo y superficie funcional de contacto entre el
Creador y la creación. Es llamada Pensamiento Divino porque es el vehículo que
contiene el potencial para todas las cosas. Es también la Casa de Dios en el aspecto que
de que Él se implica directamente en la creación desde dentro.

Seguimos con el Bahir:

17. Rabí Amorai se sentó y expuso:


¿Por qué está la letra Alef al principio? Porque estaba antes que nada, incluso que la
Torah.
18. ¿Por qué la sigue la Bet? Porque iba primero.
¿Por qué tiene una cola? Para señalar el lugar de donde procedió.
Algunos dicen desde donde se sustenta el mundo.

La Creación es el mundo de la Bet. La Creación empieza con el impulso de Jojmá que


es gestado por Biná como Reshit, como un punto en expansión, como la singularidad de
un Big Bang en términos modernos (El punto de Gran Explosión es el puntito – o
estrella en la segunda figura – gramaticalmente conocido como Daguesh).
Antes de la Creación tenemos el mundo de la Alef, del Ayin (la Nada), del En Sof
(Infinito; Ayin Sof), del Or En Sof (la Luz Infinita; Avr Ayin Sof), de Eheieh Asher
Eheieh (Ahyh Asher Ahyh; Yo Soy quien Yo soy), de Ejad (Ajd; el Uno), de Ahavá
(Ahbh; Amor). La Alef es el aspecto de vacío Divino “previo” a la Creación (aunque
permeándola íntimamente en todas sus dimensiones).

La letra Bet (ver imagen) es una letra cerrada por tres lados y abierta por la izquierda, el
sentido de la escritura, el sentido del despliegue de la Creación. Sin embargo, el
segmento inferior tiene un pequeño trazo o cola hacia la derecha, que se adentra en el
terreno incartografiable de Dios-Infinito-Absoluto.
Como dice el Bahir, ese trazo señala el lugar de donde procedió, pero no sólo. Es la
conexión viva y actuante con el mundo de la Alef, que es desde donde se sujeta el
mundo.

De Dios se dice que es inmanente y trascendente a un tiempo: Sovev kol almin u


memalé kol almin, rodea todos los mundos y llena todos los mundos.
Está escrito: Kadosh, Kadosh, Kadosh YHVH Tsebaot, meló jol haÁrets Kevodó.
Santo, Santo, Santo YHVH Tsebaot, toda la Tierra está llena de su Gloria. (Isa 6:3).
Santo significa “separado”, es decir, trascendente a los tres mundos creados (la triple
kedushá). Pero “Toda la Tierra está llena de su Gloria”, su Shejiná, su Presencia
inmanente que todo colma. Como también se dice: Leit atar panui minei, no hay lugar
vacío de Él (Tikkunei Zohar, Tikkun 57, fol. 91a. 42.)
Por un lado nada existe sino Dios: Aní YHVH veEn Od , Yo soy YHVH y no hay otro
(Isa 45:5). Por otro lado: Meló jol haÁrets kevodó, Toda la Tierra está llena de su
Gloria (Isa 6:3). Esta es la dualidad esencial aparente (desde el punto de vista de los
mundos creados, que viven en la Bet. No hay dualidad para Alef).

Y como dice Kaplan en su comentario al Bahir:


El concepto a partir del cual Dios “llena todos los mundos” se indica por la palabra
“Bendición”. Siempre que Dios revela Su Esencia en algo, se dice que lo “bendice” y
por tanto el versículo dice que “el relleno es la bendición de Dios”.
Dicho de otro modo: la bendición es la Presencia de Dios en los mundos creados. Bet es
Casa (Bayit). Al crear, Dios se construye una casa para poder morar en ella. El
Pensamiento de la Creación es la Bendición.
Y el Pensamiento de la Creación se plasma en el Nombre de Dios. Recordamos que el
Yehí Or (232), Hágase la Luz, la Palabra de la Creación, es la expansión del Nombre de
Dios en los cuatro mundos (ver Pensamientos I y después). Y está escrito: Dios es Uno
y su Nombre es Uno. Dios y su Nombre son Uno. No hay discontinuidad. No hay
separación. Donde está el Nombre, ahí está Dios, completamente.

De las bendiciones que aparecen en la Torá hay dos textos significativos:


El primero es la bendición de Isaac a Jacob (Gen 27: 28-29) que dice:

“Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo:
Mira, el olor de mi hijo,
Como el olor del campo que YHVH ha bendecido;

28 HaElohim te dé del rocío del cielo,


Y de las grosuras de la tierra,
Y abundancia de trigo y de mosto.
29 Sírvante pueblos,
Y naciones se inclinen a ti;
Sé señor de tus hermanos,
Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre.
Malditos los que te maldijeren,
Y benditos los que te bendijeren.”

Aparentemente, se trata de una bendición puramente mundana. Pero nada es literal en la


cabalá, la interpretación profunda de la Torá. Así, por ejemplo, el rocío del cielo es un
símbolo de la Luz Infinita. Dice el Zohar: Por el rocío que destila del cerebro del
Anciano de los Días los muertos resucitarán en el Mundo Futuro.
Dejando a un lado el significado literal, nos interesa ahora fijarnos en que este texto
(desde “HaElohim” hasta “bendijeren”) tiene exactamente 26 palabras – el valor
numérico del Nombre de Dios, YHVH – y 111 letras, que es, además de la exaltación de
la unidad en las unidades, las decenas y las centenas, el valor numérico de la letra Alef
extendida: ALP = 1 + 30 + 80 = 111
Se bendice (Bet) con el Nombre de Dios y enraizando directamente en la Unidad (Alef).
Recordamos (Pensamientos I) que la palabra HaBeRaKhaH, Haberajá, la Bendición,
suma 232, lo mismo que el conjunto de las cuatro expansiones del Nombre de Dios (y
como hemos mencionado antes, el valor numérico de Yehí Or)

YVD HY VYV HY = 72
YVD HY VAV HY = 63
YVD HA VAV HA = 45
YVD HH VV HH = 52

Total = 232

Siempre la Bendición nos remite al Nombre de Dios. Es la Presencia Divina la que


bendice.

El segundo texto es la llamada bendición sacerdotal, la bendición de los Kohanim (Deut


6:24-26):

22 YHVH habló a Moisés, diciendo:


23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:
24 YHVH te bendiga, y te guarde;
25 YHVH haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
26 YHVH alce sobre ti su rostro, y te conceda la paz.
27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

En hebreo transcrito (24-26):

Yevarejejá YHVH veyishmereja


Yaer YHVH panav eleja vijuneka
Yisá YHVH panav eléja veyasem lejá shalom

En este caso tenemos 15 palabras y 60 letras. Se da una relación uno a cuatro, 1:4,
15×4=60. Es decir, tenemos el Uno frente al Cuaternario, siendo éste – cómo llevar el
cuaternario de la multiplicidad de vuelta a la unidad – uno de los temas recurrentes de la
estructura del discurso bíblico. (Retornaremos a él al hablar del Gan Eden, el Jardín del
Edén)
Lo interesante, además, es que nuevamente bendecimos con el Nombre de Dios (“Él y
su Nombre son UNO”), lo cual está explícitamente establecido en el versículo 27:
27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

¿De qué Nombre se trata? En este caso de la formulación del Tetragrama en el Nombre
de 12 letras, que consiste en tres veces el Nombre: YHVH YHVH YHVH (YHVH
malaj YHVH mélej YHVH yimloj leolam vaed: El Eterno reinó, el Eterno reina, el
Eterno reinará por siempre jamás).

Según el Zohar, este Nombre fue transmitido al profeta Elías y mediante él alcanzó la
inmortalidad.
Así, leemos:

Ahora comprendemos lo que ocurrió a Elías: “Había un viento fuerte que rompía las
montañas, pero el Señor no estaba en el viento”, porque este nombre no se hallaba en él,
pues Shadai preside sobre él a través de la naturaleza mística de Tohu.
“Después del viento hubo un temblor, pero el Señor no estaba en el temblor”, pues
sobre él preside el nombre Tsebaot, a través de la naturaleza mística de Bohu, que es
llamado “temblor” (raash), porque tiembla continuamente.
“Después del temblor hubo un fuego, pero el Señor no estaba en el fuego”, porque sobre
él preside el nombre Elohim desde el lado de la oscuridad.
“Y después del fuego hubo una pequeña voz silenciosa”; y aquí, por último, se encontró
el nombre YHVH.
Hay en este versículo cuatro cláusulas correspondientes a las cuatro llamadas “secciones
del cuerpo” y “miembros” que, siendo cuatro, son resolubles en doce. Aquí, también,
está el grabado nombre de doce letras que fue transmitido a Elías en la cueva.

“Y pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré”.


¿Qué significa poner el Nombre? Más allá de un significado metafórico, interpretamos
que quiere decir utilizar el Nombre de Dios sobre la estructura corpórea, lo cual es de
eficacia directa: “Y yo los bendeciré”.

Lo grandioso de la Cabalá es como ata en un nudo único todos los planos del Ser.
Nosotros, los humanos, tenemos presencia en todos los mundos y podemos unificarlos
con conciencia. Estamos hablando de bendición en un nivel muy abstracto, pero la
bendición llena – puede llenar – todos los aspectos concretos de nuestra vida.

Seguimos con el Zohar (Comentario Sulam de R. Yehudá Ashlag):

EL NOMBRE YOD-HE-VAV-HE tiene cuatro segmentos, ES DECIR CUATRO


LETRAS, que significan las partes del cuerpo humano y ciertos miembros – es decir,
los miembros que son cuatro que pueden tornarse doce. Aquí está EL SECRETO DE el
Nombre que consiste En doce letras, que fue dado a Elías cuando estaba en el interior de
la cueva. ESTO ALUDE A LOS TRES NOMBRE YOD-HE-VAV-HE. CADA UNO
CONSTA DE CUATRO LETRAS, LO QUE JUNTAS DA UN TOTAL DE DOCE. Y
ESTE NOMBRE, CON SUS DOCE LETRAS, APARECE EN EL CUERPO
HUMANO. EL PRIMERO APARECE EN LA CABEZA: JOJMÁ, BINÁ Y DAÁT;
EL SEGUNDO EN EL CUERPO, DESDE ARRIBA HASTA EL OMBLIGO: JÉSED,
GUEVURÁ Y TIFÉRET; EL TERCERO DESDE EL OMBLIGO HASTA ABAJO:
NÉTSAJ, HOD Y YESOD. CADA PARTE DEL CUERPO ES DIVIDIDA EN OTRAS
CUATRO PARTES, LO QUE SUMA DOCE.

Y esto lo formulamos en una meditación que podemos hacer continuamente. De hecho,


trabajamos esta práctica de dos maneras cuya descripción podemos ver en las imágenes
que acompañan este texto.

Sólo una observación: cuando asumimos el Nombre estamos asumiendo en nosotros el


Árbol de la Vida. Nosotros somos el Árbol de la Vida (es decir, no estamos frente a él).
Por lo cual, si nos damos la vuelta, vemos que el pilar de la derecha está ahora a la
izquierda, y viceversa.
Que esto no sea una fuente de confusión. Si estamos acostumbrados a otra distribución
(es decir, hemos condicionado nuestra conciencia a operar de ese otro modo),
simplemente invertimos la lateralidad en la práctica para conformarla con nuestra
costumbre.
Y lo que empieza con una bendición – la bendición de la Torá – termine del mismo
modo:

Baruj umeboraj shemó shel jai haolamim.


Bendito y bendecido sea el Nombre de la vida de los mundos.
Baruj haShem!

Pensamientos de Torá y Cabalá IV

BERESHIT

La palabra Bereshit (Con Sabiduría), es la primera palabra de la Torá, mientras que la


última es Israel. Y se ha dicho (Lejá Dodí): Sof maasé bamajashabá tejilá, lo último en
hechos mas lo primero en el pensamiento. Desde el principio Israel está en el
Pensamiento Divino.
Viene a colación lo escrito en el Séfer Yetsirá (1-7): Diez Sefirot de la nada. Su fin está
contenido en su principio, y su principio está en su fin, como la llama unida a la brasa.
Pues el Maestro es único y no tiene segundo, y antes del Uno ¿qué podrías contar?
Es interesante observar que BRAShYT e YSRAL tiene cinco letras en común (la S de
Israel es una Sin). El resto es BTL, que nos lleva a BYT AL, Betel, la Casa de Dios ,
donde tiene lugar el sueño de Jacob (Israel) de la escalera que une el cielo con la tierra.
Ángeles de Elohim subían y bajaban por ella. Y YHVH estaba en lo alto.
BTL es una permutación de la palabra TéBeL, una forma de decir Tierra. Su valor
numérico es 432. De ese mismo valor es la expresión Jazón Adonai HaÁrets: la visión,
revelación, aparición o profecía de Adonai HaÁrets, el Señor de la Tierra.
Y también hay que ver que ese valor numérico, 432, se obtiene con la suma de las tres
letras madres del Séfer Yetsirá A, M, Sh (341) y la conjunción de los Nombres de Dios
YHVH y Adonai (YAHDWNHY = 91) uniendo Tiféret con Maljút, el Cielo con la
Tierra. Y tenemos, de alguna manera, la visión de la escalera de Jacob, siendo el
movimiento de las letras Divinas la concreción del Pensamiento en ángeles, seres,
mundos. Lo cual nos pone frente al secreto de la Creación.
La palabra Bereshit, BRAShYT, puede leerse como BYT RASh, Bet Rosh, la casa de la
cabeza, aludiendo a que el lugar de la Creación es el Pensamiento Divino. Pero en esas
tres letras, RASh, están implicadas las tres madres, porque la letra Resh nos lleva a la
letra Mem. Por un lado, la R extendida, RYSh, es la que introduce el YeSh, la
existencia. Y por otro, su valor numérico 200 es el despliegue del Nombre Elohim, de la
siguiente manera:

A
AL
ALH
ALHY
ALHYM

Podemos pensar la Mem final como MYM, es decir Agua.


Y entonces Elohim extendido: ALP LMD HY YVD MYM suma 310, es decir el YeSh,
la existencia.
Entonces BRAShYT, como BYT RASh, es la casa de las tres letras madres.
Por otro lado, Bereshit Israel tiene muchos significados y derivaciones. Sobre Israel se
hablará otro día. Ahora nos interesa el movimiento creativo. Y en ese sentido YSRAL
es un anagrama de Yesh Rela Shearim, YeSH R+A+L: Hay 200+1+30; o sea Hay 231
Puertas. La Rueda de la Torá, su fin contenido en su principio y su principio en su fin,
nos dice:
En el Principio hay 231 Puertas; en la Sabiduría hay 231 Puertas; trabaja con las 231
puertas de la Sabiduría.

Lo que nos conduce de nuevo al Séfer Yetsirá.

2-4 Veintidós Letras Fundamento: Las circunscribió en un círculo como si fuese un


muro, en el que habían trazadas 231 puertas. El círculo oscila hacia delante y hacia
atrás. Un signo lo muestra: No hay nada en el bien superior al Deleite (ONeG); No hay
nada en el mal peor que la Plaga (NeGA. La O y la A son la vocalización de la letra
Ayin).
2-5 ¿De qué modo? Él las permutó, las pesó y las transformó. Alef con todas y todas
con Alef. Bet con todas y todas con Bet. Se repiten en un ciclo y existen en 231 puertas.
Resulta que todo lo que ha sido formado y todo lo que ha sido dicho emana de un
Nombre Único.
2-6 ÉL formó la sustancia a partir del caos e hizo existir a la no-existencia. Talló
colosales pilares de aire intangible. Aquí está la señal: Alef con todas y todas con Alef.
Él contempló, transformó y fabricó todo lo que ha sido formado y todo lo que ha sido
dicho: un solo Nombre. Sobre esto hay una señal: veintidós objetos en un único cuerpo.

¿Y qué es lo que hace girar a la rueda, adelante y atrás? El movimiento del Espíritu,
como en las Ruedas de Ezequiel (Cap. 1).
El Espíritu es Alef, el Uno. Y si sumamos uno a las 231 obtenemos 232, que es el valor
de las cuatro expansiones del Tetragrama, como ya vimos en Pensamientos I.

YVD HY VYV HY = 72
YVD HY VAV HY = 63
YVD HA VAV HA = 45
YVD HH VV HH = 52

Total = 232

Toda la creación y toda la revelación emana del Nombre Único, YHVH.

Hay una enseñanza que afirma que las 231 puertas están conectadas con el residuo
(reshimu) que la Luz Infinita deja tras su retirada en la contracción (tsimtsum) original.
Cuando en la Voluntad de Dios surge el crear los mundos, Él determina o mide en la
Luz Infinita la potencialidad de lo que será actual en la Creación. Cuando en el
tsimtsum retira la Luz, este aspecto de medida permanece en el vacío como residuo, y es
lo que constituye las 231 puertas que establecen la pauta subyacente de todo lo que es
determinado como vasija de la Luz, incluyendo las sefirot.
La meditación en las 231 puertas canaliza y hace descender todo el flujo creativo de la
Luz Divina, razón por la cual constituye la parte esencial en la técnica de creación del
Golem, el homúnculo fabricado de arcilla que el cabalista anima y da vida, a imagen y
semejanza de la formación de Adam en el segundo capítulo del Génesis.
Para nosotros el Golem es una metáfora del cuerpo de luz, el cuerpo Briático o cuerpo
de inmortalidad construido de sustancia espiritual. GoLeM = 73 = JoKhMaH, la
Sabiduría.
La siguiente cita procede del llamado círculo del Iyyún, un grupo místico que mantuvo
el anonimato y posiblemente se desarrolló en Toledo hacia la mitad del siglo XIII.
Procede del libro Maayán Hajojmá y en ella habla de las 231 puertas como una vía
mística de ascenso:

“Encontrarás todo en este Nombre (el Tetragrámaton). Cuando quieras, lo alcanzarás y


profundizarás en sus cuatro letras de las que salen las 231 puertas. A partir de ellas te
elevarás hasta la acción, desde la acción a la experiencia, desde la experiencia a la
visión, de la visión a la investigación, de la investigación a la gnosis, de la gnosis a la
altura y de la altura al espíritu sereno yisub da´at... Y a partir de ahí profundizarás en los
grados del nivel superior... hasta que alcances la voluntad completa y tu espíritu esté
sereno para habitar en el pensamiento supremo que reside en el éter por encima del cual
no hay grados más.

¿Cómo operar?
Volvemos al Séfer Yetsirá:

2-5. ¿De qué modo? Él las permutó, las pesó y las transformó. Aleph con todas y todas
con Aleph. Beth con todas y todas con Beth. Se repiten en un ciclo y existen en 231
puertas. Resulta que todo lo que ha sido formado y todo lo que ha sido dicho emana de
un Nombre Único (Shem Ejad; un Nombre UNO).

Es necesario combinar cada una de las letras de las 231 puertas (es decir, 462 letras) con
las cuatro letras del Tetragrámaton . De hecho, éste es el procedimiento explícito para el
ritual de creación del Golem. También es probable que sea el procedimiento aludido en
la cita anterior del círculo del Iyyún.

Las combinaciones de letras pueden considerarse como ecuaciones energéticas de un


nivel abstracto que se aplican a cualquier proceso en cualquier dominio (por algo llevan
el sello de lo divino).
Podemos trabajar con una sola puerta en concreto: Por ejemplo BR es la puerta de la
creación. Hay que trabajar en sentido directo y retrógrado: BR y RB, combinando cada
una de las letras con las cuatro del Tetragrama y con las vocalizaciones
correspondientes.
Igualmente PR y RP es la puerta de la curación. Y JY y YJ de la vitalidad.
Pero es la recitación meditativa completa de las 231 lo que nos conecta y nos permite
ascender en cuerpo de luz al Maljut de Atsilut, que es el Tiféret de Briá, el lugar de
ISRAEL.

Pensamientos de Torá y cabalá III

BERESHIT

Si bien la primera palabra de la Torá, Bereshit, es la semilla que contiene en potencia


todo el despliegue creativo, la primera letra, la Bet, constituye el núcleo de la semilla.
La Torá es un todo arquetípico y completo. Podemos mirar cuál es su última letra y es la
Lamed de Israel. Bet y Lamed, principio y fin, cierran el círculo, conteniendo la esencia.
Es sabido que LB, LeB, significa corazón en hebreo, lo que ya nos da una clave sobre
de qué trata la Torá: la sabiduría del corazón.
Además el valor numérico de LeB es 32, el número de senderos de sabiduría
representados por las sefirot y canales del Árbol de la Vida, lo cual nos dice que el
Árbol es la llave maestra para abrir el significado profundo de la Torá (y para hacer de
nosotros mismos Torá, según el mandamiento de que cada persona debe escribir para sí
misma un rollo de la Torá: Deut. 31:19).
Por otro lado, la combinación BL tiene el significado general de quitar, vaciar. Así, por
ejemplo, la palabra Bli significa “sin”, y el Sefer Yetsirá habla de las sefirot como
Belimah, palabra que no tiene traducción directa y que descompuesta en Beli Mah,
literalmente sería “sin qué” y se suele interpretar como sin sustancia, del vacío, de la
nada.
Uniendo ambos conceptos, corazón y vacío, vemos que la esencia de la Torá es el
vaciado del corazón.
¿De qué? De apegos, dependencias, programaciones negativas, compulsividades,
conducta desviada. En realidad del Yetser haRá, el deseo o la inclinación al Mal, de lo
cual todo lo anterior son aspectos, ya sea por falta de Conciencia o por un acto
voluntario para obtener un beneficio para mí.
Es lo que se llama en hebreo Avon, traducido convencionalmente como “pecado”, pero
que en realidad significa acto equivocado, ya sea con intención y conciencia o por una
emocionalidad o instinto incontrolado fruto de una programación o hábito.
Dice el Bahir, el clásico cabalístico del siglo XII, (Párrafo196):
Rabbah dijo: “Si los justos quisieran, podrían crear un mundo. ¿Qué interfiere?
Vuestros pecados, como está escrito (Isaías 59,2): “Sólo vuestros pecados [avonot]
crean la separación entre vosotros y vuestro Dios”. Por lo tanto, si no fuera por vuestros
pecados, no habría ninguna diferenciación entre vosotros y Él.”
Puesto que el texto bíblico original carecía de vocales y la forma consonántica del
perfecto 3ª persona singular y del imperativo (2ª persona) coinciden, el primer versículo
del Génesis se podría leer como: “Por Reshit (o en, o con, Sabiduría) crea tú...”, como
un mandato o una instrucción, en vez de cómo un acontecimiento en el pasado.
Jojmá, Reshit o Sabiduría, es la primera extensión de la “voluntad de dar” del Creador .
Nuestros “pecados”, lo que nos separa de la esencia dadora del Creador, es la “voluntad
de recibir”, si bien necesaria en el esquema de las cosas (no puede haber donación sin
algo que reciba). Para ser más precisos, la raíz del pecado es el deseo de recibir sólo
para uno mismo, la inteligencia del Yetser HaRá.
Éste es vencido en Maljut, la fase más densa de la voluntad de recibir, cuando ésta se
transmuta en voluntad de recibir para dar (asimilándonos así a la naturaleza del Creador,
que es puro dar).
Por eso, el párrafo citado (196) del Bahir continúa:
“Esa es la diferencia entre vosotros y Él. Está, pues, escrito (Salmos 8,6): “Y Le has
hecho [al hombre] un poco menos que Dios”. ¿Qué significa “un poco”? Es porque [el
hombre] peca, mientras que el Santo, Bendito sea, no. Bendito sea Él y bendito sea Su
Nombre por siempre jamás. Él no peca. Pero el Deseo [del Mal] procede de Él.
¿Podemos imaginar que procede de Él? Pero se originó en Él hasta que David vino y lo
mató. Así, está escrito (Salmos 109,22): “Mi corazón está vacío dentro de mí”.”
David dijo: Porque pude vencerlo [se me aplica el versículo de Salmos 5,5]: “El mal no
reside contigo”.
David es un símbolo de Maljut. Allí se invierte el sentido egoico de la voluntad de
recibir.
Se pregunta el Bahir cómo la venció David:
“Gracias al estudio, ya que nunca paró [de estudiar] tanto de día como de noche. Por
tano estaba adherido a la Torah en lo alto. Pues cuando una persona estudia la Torah por
sí misma, la Torah misma se adhiere al Santo, Bendito sea. Por lo tanto dijeron: “Una
persona debe estudiar siempre la Torah, aunque no sea por sí misma, ya que si no [la
estudia] por sí misma, acabará por estudiarla por sí misma”. ¿Qué es esta Torah de la
que habláis? Es la Esposa que es adornada y coronada y que está incluida en los
mandamientos. Es el tesoro de la Torah. Es la prometida del Santo, Bendito sea, como
está escrito (Deuteronomio 33,4): “Moisés nos encomendó la Torah, la herencia
(Morasha) de la congregación de Jacob”. No leáis “herencia” (Morasha) sino
“prometida” (Me’urasa). ¿Cómo es esto? Cuando Israel se compromete con la Torah
por sí misma, entonces es la prometida del Santo, Bendito sea y entonces es la herencia
de Israel.”
La Torá es una: La Creación toda, en sus dimensiones visibles y ocultas, es la expresión
de esta Ley de Sabiduría que el Santo consulta durante 2000 años (ver escrito anterior)
para la creación del mundo.
Como está escrito: Proverbios 8: 22-30: “YHVH me poseía en el principio (RESHIT),
ya de antiguo (QueDeM ), antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el
principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; Antes que fuesen las
fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los
collados, ya había sido yo engendrada; no había aún hecho la tierra, ni los campos, ni el
principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; cuando
trazaba el círculo sobre la faz del abismo; cuando afirmaba los cielos arriba, cuando
afirmaba las fuentes del abismo; cuando ponía al mar su estatuto, para que las aguas no
traspasasen su mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él
estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él
en todo tiempo.”
Y la Sabiduría es el don de Dios dado al ser humano. Así, el Bahir (párrafo 3) dice a
propósito de la Sabiduría:
Esto se parece a un rey que casa a su hija con su hijo. Se la entrega en la boda y le dice:
“Haz con ella lo que quieras”.

Por otro lado, está escrito (Job 28:12): La Sabiduría viene del Ayin.
(Literalmente:
VehaJojmá meÁyin timatsé veé ze makóm Biná
Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar del entendimiento?)

Y también está escrito (Sal 111:10): “Reshit Jojmá Yrat YHVH”, “El Temor de YHVH
es el principio de la Sabiduría”.

¿Qué es el temor de Dios?


Este Temor es un estado de alerta y atención consciente y constante que nos lleva a
anularnos (“mi corazón está vacío dentro de mí”) ante el Poder y la Grandeza de la
Presencia Divina. Como dice el cabalista judeo español Yosef Guikatila (S. XIII) :
“Dondequiera que encuentres la palabra Temor, has de contemplar que se está
refiriendo a la sefirá Jojmá. Es ésta un lugar de temor, pues no tiene límite ni medida y
la mente no tiene poder para aprehenderla. Lo cual está aludido en el versículo (Job
28:28): “Y dijo al hombre: He aquí que el temor de Adonay es la Sabiduría y apartarse
del mal el Entendimiento”.
Penetrar en este estado con el intelecto, o cualquier estado de mente dualista y
discriminatoria, es imposible. Dice Guikatila (op. cit.): “Cuando los pensamientos de
una persona llegan a este lugar alto y profundo, ésta tiene razones para temer, porque
sus pensamientos pueden verse confundidos, corriendo y meditando más allá de la
propia medida. Respecto a esto, el Séfer Yetsirá dice: “Diez sefirot de la Nada (BLi
Mah), cierra tu boca para que no hable y tu corazón para que no piense. Y si tu corazón
corre, vuelve a tu lugar”. Uno debe volver a su lugar, puesto que está entrando en un
sitio de miedo y temor al pensar en su profundidad y esencia.”
Es Dios quien concede el poder de entrar y permanecer en este lugar una vez trabajado
el Bitul o anonadamiento – hacerse nada – aniquilación de toda traza de conciencia
personal. Entonces el Temor – Yrá – se transforma en el espejo – Reí – de la Mente
Divina, el Rostro contemplando al Rostro, la pura Luz de la omniconciencia . Todo
procede de ella. El pensamiento es su estado de movimiento.
La existencia individual – corpórea y egoica – pertenece a los mundos creados. En la
experiencia de los místicos, cuando el hombre se ha aniquilado a sí mismo (Bitul) y se
ha convertido en “nada”, esta vaciedad se llena con un nuevo tipo de “ser” superior. O,
dicho de otro modo, así es como se procesa por parte del ser esa experiencia –
instantánea y atemporal, ni consciente ni inconsciente, en la que la persona es
completamente pasiva – que es el encuentro cara a cara con la existencia divina,
descrito como supremo gozo y deleite, y como un relámpago de iluminación
incomparable .
Buscamos práctica. ¿Cómo trabajar para alcanzar esta experiencia? En esencia es
cuestión de concentración (en meditación u oración) y de Devekut (unión con Dios que
empieza con una adhesión completa en el pensamiento y en el corazón),
abandonándonos a la Gracia.
En el Baal Shem Tov y sus primeros sucesores están las instrucciones en el contexto de
la oración:
“Piensa en ti como nada y olvídate por completo de ti al orar. Ten sólo en mente que
estás rezando por la Presencia Divina. Entonces podrás entrar en el Universo del
Pensamiento, un estado que está más allá del tiempo. En ese dominio todo es lo mismo,
la vida y la muerte, la tierra y el mar... Pero para poder entrar en el mundo del
Pensamiento, en el que todo es lo mismo, debes renunciar a tu ego y olvidarte de todos
tus problemas. No podrás llegar a ese nivel si te adhieres a cosas físicas mundanas.
Porque así te adhieres a la división entre el bien y el mal, que está incluida en los siete
días de la Creación. ¿Cómo podrás entonces aproximarte a un nivel por encima del
tiempo, en el que reina la unidad absoluta? Además, si te consideras a ti mismo como
“algo” y pides por tus propias necesidades, entonces Dios no puede vestirse a Sí mismo
en ti. Dios es infinito y no hay vasija que pueda contenerle, excepto cuando un
individuo se hace a sí mismo como Nada.”
“Al rezar, hay que poner toda la intensidad en las palabras, yendo de letra en letra hasta
olvidarse por completo del cuerpo... Tal es el Universo de Yetsirá, [el mundo de las
palabras]... Entonces las letras entran en los pensamientos y uno ni siquiera oye las
palabras que está pronunciando. Este es el Universo de Briá, [el mundo del Pensamiento
] Se llega entonces al nivel de la Nada, en el que [todos los sentidos y] facultades físicas
están anuladas. Este es el Universo de Atsilút, [que es el paralelo de] el atributo de
Jojmá.
“Cuando una persona llega al nivel de la Nada, se da cuenta que él no es nada y que
Dios le está dando existencia. Puede entonces decir que Dios ‘crea’ – en presente –.
Esto significa que Dios está creando, incluso en ese mismo momento. Cuando la
persona se mira a sí misma y no a la Nada, se encuentra en el nivel de ‘algo’ [una
existencia independiente]. Entonces dice que Dios ‘creó’ – en pasado –. Esto significa
que Dios le creó antes [pero que él ahora tiene una existencia independiente].
“En el nivel de la Nada todo está por encima de las leyes de la naturaleza. Por otra parte,
en el nivel de ‘algo’ , todas las cosas están atadas por la naturaleza.”
Pensamientos de Torá y Cabalá II

BERESHIT

Bereshit empieza por Bet (número 2) porque toda la Creación es un despliegue de


dualidades: Los cielos y la tierra; la luz y la oscuridad; las aguas superiores y las aguas
inferiores, etc. hasta llegar a la división en hombre y mujer del ser humano.
El estado Divino es el mundo de la Alef, la Unidad. La Creación es el mundo de la Bet,
que lleva, después de la Caída, en última instancia al estado de mayor fragmentación y
desconexión conocido como la esclavitud de Egipto.
Este representaría el nadir de la involución del ser humano, que es, a la vez, el punto de
inflexión de su retorno al Uno.
Porque la Torá es un manual de liberación, que es el retorno al Uno. Y el punto
culminante es, después de la purificación de los 49 días del Omer, la entrega de la Torá
en el monte Sinaí, el día quincuagésimo. Y el quincuagésimo año será el Yobel, el
Jubileo (Biná), señalando la libertad para toda la Tierra.
Que el proceso es arquetípico viene señalado por el hecho de que hay 26 generaciones
desde Adam a Moisés, siendo 26 el número del Tetragrama, YHVH.
A las diez palabras creativas de Bereshit (primer capítulo del Génesis) se contraponen
las diez palabras del Sinaí (130 = Sulam, la escalera) conocidas como los Diez
Mandamientos. Y los 600000 varones censados, testigos del acontecimiento,
corresponden las 600000 raíces de almas que componen el enjambre de chispas divinas
de la humanidad (metafóricamente el cuerpo cósmico de Adam), porque la Revelación
es universal, para todos.
Todo ello será tema de otro escrito. Ahora nos interesa resaltar que la primera letra de
estas diez palabras es una Alef, marcando el camino de retorno a la unidad.
Anojí YHVH Eloheja, Yo Soy YHVH tu Dios que te ha sacado de la tierra de Egipto de
la casa de la esclavitud.
Para resaltar el camino a la unidad, vemos que el texto de las diez palabras consta
exactamente de 620 letras, el número de Kéter, la primera sefirá.
Y es interesante ver que la estructura de esta expresión Anojí YHVH, Yo Soy YHVH,
responde al mismo patrón que el estudiado en Bereshit (Ayin, Kéter las cuatro
expansiones de Nombre YHVH).
Anojí es otra forma de decir Aní, Yo. Este ANY es una permutación de AYN. En anojí
aparece con la inclusión de la Kaf (Kh = J) de Kéter, indicando que este Yo Divino es el
recubrimiento del Ayin en el Kéter de la Unidad (primera palabra y 620 del texto).
Después de la afirmación de la Identidad Divina en la Corona, se muestra su despliegue
en el Nombre YHVH, como en la palabra Bereshit.
Y en este trabajo de unificación hay una práctica de meditación que podemos hacer, y
que es el Shemá Israel, la exaltación de la unidad.
Shemá Israel YHVH (leído Adonai) Elohenu YHVH (leído Adonai) Ejad.
Ejad, UNO, nos conecta con la luz, Yehí Or, del primer día de la Creación, el YOM
EJAD.
El Shemá puede ser meditado de muchas formas. Una de ellas es verlo como una
integración ascendente de las manifestaciones deíficas en Partsufim (y mundos): Así,
Israel es Shejiná (Knesset Israel), el primer YHVH es Zer Anpin, Elohenu es Imma, el
segundo YHVH es Abba, y Ejad es Kéter, cuya luz e irradiación llena todo el Árbol de
la Vida. Pues analizando Ejad, Alef Jet y Dalet, vemos que la Alef (Uno) es Kéter, la Jet
(ocho) son las ocho sefirot de Jojmá a Yesod y la Dalet (cuatro) es la esencia de la
manifestación de Maljut emn el cuaternario de la materialidad.
Al movimiento ascendente le sigue el movimiento descendente y Kéter está en Maljut y
Maljut en Kéter y todo es Uno.
La lectura del Shemá se realiza con tres párrafos de la Torá: Deut. 6: 4-9, donde se
encuentra la propia declaración del Shemá, seguida de Veahabtá YHVH Eloheja,
amarás al Señor, tu Dios…; Deut. 11: 13-21, Vehayá…; y Num. 15:37-41, Vayómer…
Y podemos comprobar que los tres párrafos, desde Shemá hasta Aní YHVH Elohejem,
tienen exactamente 1000 letras, el Alef de mayor tamaño, la exaltación completa de la
Unidad. Cerramos así el círculo que empezó con la Bet de 2000 de Bereshit.

El Shemá es una práctica que todo el mundo puede hacer. Con Conciencia: Shemá,
¡Escucha!
Se puede recitar el texto completo de los tres párrafos (de una forma que explicaremos
otro día) o repetir el versículo Shemá Israel Adonai Elohenu Adonai Ejad un número de
veces como mantra.
Aconsejamos recitarlo 112 veces, porque el número 112, además de ser el valor
numérico del torrente YaBoQ, donde tuvo lugar la lucha de Jacob que le llevó al estado
de Israel, representa las siguientes conjunciones de Nombres Divino:

Eheieh (Kéter) = 21
YHVH (Tiféret y Zer Anpin) = 26
Adonai (Maljut) = 65

Total = 112

Y también:
YHVH (como Jojmá) = 26
Elohim (como Biná) = 86

Total = 112

Unificación vertical y horizontal: EJAD

(B´´H, continuará…)

Pensamientos de Torá y Cabalá I

BERESHIT

La primera palabra de la Torá es Bereshit. Se traduce normalmente como: En Principio,


pero la preposición B- tiene también el significado de “con” y Reshit es una anagrama
de la Jojmá, la Sabiduría. Así, Bereshit se leería: Con Sabiduría.
De hecho, interpretado cabalísticamente, el primer versículo: Bereshit Bará Elohim Et
HaShamaim VeEt HaÁrets, se traduciría como Con Sabiduría creó a Elohim (que pasa a
ser objeto directo), el Alfabeto de los Cielos y el Alfabeto de la Tierra. Tenemos así a
Jojmá, Biná, Tiféret y Maljut. ¿Quién creó? El Misterioso Incognoscible: Kéter.
Detallar esto será tema de otro día. Ahora nos centramos en la semilla, la primera
palabra Bereshit, en la cual se halla contenido como núcleo todo el desarrollo futuro.
De hecho se halla contenido en la primera letra: la Bet, que aparece de mayor tamaño
que el resto de la escritura. Podría entonces considerarse que su valor numérico es 2000,
y tenemos la tradición de que el Creador estuvo contemplando la Torá durante 2000
años antes de crear el mundo. Y el Bahir se pregunta por qué la Torá empieza con Bet y
responde que es Berajá (es decir, toda la Creación es Berajá) y también Sabiduría
(número 2, Jojmá), tal como está escrito: Y Dios Bendijo a Salomón con Sabiduría.
Después volveremos al valor numérico de 2000; ahora tomamos el valor estándar de la
Bet como 2.
Así, el valor numérico de Bereshit es 913: Bet Resh Alef Shin Yod Tav (2 + 200 + 1 +
300 + 10 + 400 = 913).
Interesante ver la descomposición espectral de esta palabra porque veremos que
contiene en semilla todo el primer versículo, a su vez el marco general de toda la
creación.

BERESHIT = 913

AYIN = 61
KÉTER = 620
LAS CUATRO EXPANSIONES DEL TETRAGRAMA = 232

Total: 913

Las cuatro expansiones transcritas son:


YVD HY VYV HY = 72
YVD HY VAV HY = 63
YVD HA VAV HA = 45
YVD HH VV HH = 52

Total = 232

Ayin, el Absoluto, la Nada Divina.


Kéter, La Unidad primordial omniabarcante.
Las cuatro expansiones: Bereshit, Elohim, Shamaim, Árets; Atsilut, Briá, Yetsirá, Assiá.
Y están los cinco partsufim prefigurados: Arij Anpin (Kéter), Abba, Imma, Zer Anpin,
Shejiná.
Y las cuatro expansiones son la esencia de la Luz, la Palabra de la Creación: YeHÍ AVR
(Or), Sea la Luz, expresión que también suma 232.
Este Yehí Or es la expresión del AVYR YH, Avir Yah, el aire o éter de Yah, que es el
Nombre de Dios en Jojmá.
Y al mismo tiempo, 232 es el valor de HaBeRaKhaH, Haberajá, la Bendición.

Vemos cómo todos estos pensamientos de creación están contenidos en la palabra


Bereshit: En el Principio.

La Cábala de la Luz

21 de junio ·
Explicación de la imagen

Hay una enseñanza que afirma que las 231 puertas están conectadas con el residuo
(reshimu) que la Luz Infinita deja tras su retirada en la contracción (tsimtsum) original.
Cuando en la Voluntad de Dios surge el crear los mundos, Él determina o mide en la
Luz Infinita la potencialidad de lo que será actual en la Creación. Cuando en el
tsimtsum retira la Luz, este aspecto de medida permanece en el vacío como residuo, y es
lo que constituye las 231 puertas que establecen la pauta subyacente de todo lo que es
determinado como vasija de la Luz, incluyendo las sefirot.
Las 231 puertas son denominadas en hebreo ReLA Shearim. Una interpretación clásica
del nombre Israel (YShRAL) se basa en la descomposición YeSh RLA, es decir, hay
231. Esta es la explicación del Midrash que dice que “al principio de la Creación Israel
surgió en el Pensamiento”.
Incluso podemos afirmar que esta expresión contiene todo el poder de la Torá, ya que su
primera palabra es Bereshit, en o con principio, y la última palabra es Israel, hay 231
(puertas). Quiere decir que todo el potencial creativo de Bereshit – palabra que en su
contexto no tiene referente alguno más que la pura creatividad de la sabiduría – se
manifiesta en las 231 puertas.

Las 231 junto con la Alef/Uno del Infinito (y de Adam Qadmón) dan lugar al 232 de las
cuatro expansiones del Nombre, arquetipos de los cuatro mundos manifestados, Atsilut,
Briah, Yetsirah, Assiah:

YOD HY VYV HY
YOD HY VAV HY
YOD HA VAV HA
YOD HH VV HH

La palabra de la Creación: YHY AVR, Yehi Or, Hágase la Luz, es también 232, la
expansión, por tanto, del Nombre de Dios, el Pensamiento de la Creación.

Y la Voluntad que manifiesta el Pensamiento es HaBerajah, HBRKhH, 232, la


Bendición.

Baruj HaShem!

Una presentación de mi ponencia en el congreso de Barcelona:

El cuerpo de luz, vehículo de inmortalidad:

Leemos en la Torá que Enok (Janoj) desapareció (no murió) porque Dios se lo llevó. En
Reyes, Elías ascendió en un carro de fuego. No sabemos nada de la muerte de Moisés,
salvo que se separó del pueblo y ascendió al monte Nebo. Ambos, sobre todo Elías,
realizan diversas apariciones e intervenciones. En los Evangelios se lee que Jesús, tras
tres días de enterramiento, resucita en un cuerpo especial reconstruido y asciende a los
cielos. Todo esto dentro exclusivamente de la tradición occidental, ya que las
tradiciones orientales están llenas de relatos y testimonios en términos equiparables.
Ahora bien, la pregunta es: ¿Está este hecho reservado a unos personajes ciertamente
excepcionales, o es algo al alcance de un ser humano corriente, aunque sea en un grado
mucho menor? La cuestión es que tanto la tradición judía como la cristiana reconocen lo
que denominan “resurrección de los muertos”, ya sea después de la era mesiánica en la
primera o al final de los tiempos en la segunda.
¿Qué sentido tiene esto, puesto que sabemos que con la muerte física nuestros restos se
decomponen y reciclan, pasando incluso a formar parte de otros cuerpos? Y, por otra
parte, ¿no dice explícitamente el Génesis que si el ser humano comiera del Árbol de la
Vida viviría para siempre? Y una última observación al respecto: ¿Por qué la práctica
cabalística se centra en el trabajo con el llamado Árbol de la Vida? ¿Se trata del mismo
árbol, o eso es algo puramente metafórico?
Adam y Javá, como resultado de la pérdida de la condición edénica, pierden sus
vestiduras de luz y adquieren sus vestiduras de piel. Ambas palabras en hebreo, luz y
piel, se pronuncian como Or, variando sólo la primera letra, que pasa de ser Alef – el
llamado espíritu suave – a Ayin – el espíritu áspero –. La raíz Or, con Ayin, tiene
también el sentido de cegar, es decir, apantallar la luz. Pero, y esto es un gran secreto, la
pantalla no es discontinua con la luz, sino que es luz en un estado de densificación;
cristalización, si se quiere. El trabajo será, por consiguiente, retornar al estado de luz
reconvirtiendo la envoltura a su condición original, tal como está escrito en Job: “Desde
mi carne veré a Dios”.

La tradición cabalística usa tres fuentes al respecto:


- Shiur Komá, un antiguo tratado que literalmente trata sobre las medidas del cuerpo de
Dios. Para ello emplea unas combinaciones de letras altamente crípticas y difíciles de
interpretar.
- Séfer Yetsirá, el libro de la creación (o formación) con las correspondencias entre las
letras hebreas y las diversas partes del cuerpo. En el texto están delineadas las técnicas
básicas de meditación. Es conocido su uso práctico en la creación del Golem, el
homúnculo hecho de arcilla al que se da vida mediante las permutaciones de letras
propuestas en el libro. El número del Golem es 73, el valor numérico de la palabra
Jojmá, Sabiduría. En nuestro contexto, el Golem es una metáfora del cuerpo de luz.
- El uso de Yejudím o unificaciones mediante Nombres Divinos. Como ejemplo, según
el Zohar, Elías alcanzó la inmortalidad con el Nombre de doce letras, en esencia el uso
triple del Tetragrámaton.
Este tercer método es el más accesible a la generalidad, con múltiples aplicaciones en
otros campos, tales como la curación en general.

Una realización completa en estos temas es tarea de toda una vida (o de varias).
Estamos convencidos, sin embargo, de que éste es el sentido de la evolución humana en
general y de cada uno de nosotros en particular: el manifestar la luz divina en formas
crecientes de pureza y perfección. Todo lo que hagamos en ese sentido, puesto que por
un lado nos pone en contacto con la esencia, y por otro moviliza en el microcosmos que
somos el conjunto de fuerzas de la Creación, redundará en nuestra integración y
realización personal en todas las áreas de nuestra vida. Luego asumir la práctica merece
la pena. Cuando la luz inunda nuestra vasija y es armonizada con nuestra energía
personal, el resultado es felicidad duradera
Vamos así a iniciarnos en un conjunto completo de técnicas basadas en el Árbol de la
Vida, las combinaciones de letras hebreas y los Nombres de Dios específicos.
Queda entendido, sin embargo, que la iluminación no se alcanza sólo por la aplicación
de unas técnicas de meditación, por muy elevadas que sean. Es necesario además asumir
una actitud y un modo de vida apropiados. Se hace inevitable un trabajo personal de
transformación o tikún.
Por tikún entendemos la rectificación de nuestros cuerpos o vasijas sutiles, tanto a nivel
emocional, como mental, como espiritual. Distinguimos así un tikún hanéfesh referido a
nuestras cualidades y energías negativas, un tikún harúaj, para liberarnos de nuestros
apegos y de nuestras concepciones y programaciones mentales erróneas, y un tikún
haneshamá, cuyo objetivo es incrementar nuestra conciencia constante de Presencia
Divina en estado de conexión y devekut.
La cabalá se divide en dos grandes ramas: la cabalá teórica, filosófica y teosófica,
llamada Maasé Bereshit, por el primer capítulo del Génesis, e incluye toda la
especulación sobre el Infinito, la Creación, los mundos, las almas, etc.; y la cabalá
práctica, que trata de las técnicas de amplificación y elevación de la conciencia, así
como de la construcción del cuerpo de luz. Recibe el nombre de Maasé Mercavá, por la
visión del Carro Divino expuesta en el primer capítulo del libro de Ezequiel. El objetivo
del cabalista es desarrollar su propia merkavá, el vehículo de sustancia espiritual – la
carroza de fuego y luz – que le permitirá no sólo cruzar el abismo que separa la
conciencia humana de la conciencia divina, sino manifestar esa divinidad en la Tierra,
tal como está escrito: Los Patriarcas son la Mercavá.

Algunas enseñanzas sobre tehilim sacadas de aquí y de allá:

"Está escrito (Yalkut Yosef) que todo aquél que lee Tehilim cotidianamente se
considera como si cumple toda la Torá. Y es merecedor de estar bajo el Trono de Gloria
(Kisé HaKabod) de la Divinidad.

Se enseña que la sola lectura de Tehilim, incluso sin comprender las palabras ni los
maravillosos misterios que éstas encierran, tiene el don de generar prodigios
inimaginables, pues cada palabra individualmente evoca energías supremas que
trascienden el nivel de comprensión humano.

Dicen los Jajamím (los Sabios de Israel): La intensidad de la devoción con que con que
uno lee Tehilim marca la intensidad de los prodigios que se generan como corolario de
su lectura; y marca también la intensidad de la respuesta del Supremo.

Enseña el Baal Shem Tov: Un capítulo de Tehilim (un salmo) leído de corazón, así
como la molestia que implica involucrarse en hacer un favor material o espiritual al
semejante, y el amor al prójimo, son las llaves capaces de abrir todos los Pórticos
celestiales de la misericordia y de la curación, de la salvación y del sustento.

También enseña el Baal Shem Tov (en nombre de su maestro): La fe pura y simple en
HaShem sumada a la virtud de leer un capítulo de Tehilim con alegría y buena
predisposición, tienen el poder de transformar una hrx, Tsará = sufrimiento, en rhx,
Tsoar = brillo, energía positiva.

Enseña el Tsémaj Tsédeq: ¡Si ustedes comprendiesen el poder de los versículos del
Tehilim y los efectos maravillosos que estos producen en las esferas superiores, todos
los momentos que tuvieran a su disposición los pasarían recitando salmos!

Está escrito: ¡Cuán grandiosa es la virtud de leer Tehilim, que tiene el poder de revocar
la severidad del destino incluso después de haber sido decretado y confirmado desde el
Cielo!"
Es una práctica fácil el recitado de salmos. Este es el nº 20 con comentario:
Comentarios al Salmo 20:
Un salmo es primariamente una matriz de energías espirituales. Se activan y se
canalizan cuando lo recitamos con conciencia.
Además y por ello los salmos se han usado tradicionalmente para conseguir intenciones
particulares. Así, según se indica en los libros de salmos (tehilim) editados, el salmo 20
se propone para protección y ayuda en situaciones de angustia y para salir adelante en
un juicio. Es claramente un salmo de victoria, de afirmación personal y de obtención de
todo tipo de favores divinos. También es uno de los salmos tradicionalmente empleados
para la curación.
Ahora nos interesa sobre todo destacar su potencial espiritual de conexión e
iluminación. Según una enseñanza, los salmos de Mizmor leDavid (Salmo para David)
son de descenso, de recepción del Rúaj haKódesh (Espíritu Santo), mientras que los de
LeDavid Mizmor son de ascenso para poder recibirlo. Este es un salmo del primer tipo.
Hay que tener en cuenta que el proceso no es necesariamente racional, más bien no lo es
en absoluto, aunque no contradice la razón. Es puro Espíritu (supraracional, más allá de
la mente abstracta). Para abrirse a ello es necesario concentrarse plenamente en las
letras hebreas, con total kavaná, viéndolas como letras de luz y fuego divino,
trascendiendo lo que es meramente el significado literal de las palabras que componen.
No es que estas sean superfluas. Son necesarias como soportes de la energía espiritual.
Nos ayudan en nuestra kavaná y la dirigen.
Es necesario sin embrago leer los salmos al modo de los Nombres de Dios, los
explícitos y los implícitos. No hay que olvidar que han sido escritos con Rúaj HaKódesh
y están llenos de secretos, no para confundir, precisamente para iluminar y mostrar el
camino; para abrir nuestra mente a la meditación profunda y la contemplación.

Vemos que este salmo tiene 70 palabras, que el Zohar relaciona con los 70 gritos de
dolor de la mujer en el parto. También se relaciona con los 70 años de exilio entre el
primer y segundo Templo.
Respecto de lo primero podemos hablar de un alumbramiento espiritual (70 = Ayin =
Ojo; conciencia espiritual). Respecto de lo segundo, recordamos también que fueron 70
los descendientes de Jacob que descendieron a Egipto, el plano de la esclavitud, de la
finitud y la materialidad. También fueron 70 las naciones que fueron dispersadas tras la
torre de Babel.
En general, el número 70 es el símbolo del campo total estructurado de la conciencia
humana. Al hablar de los 70 pueblos, o lenguas, o modos de diversificación de la
conciencia, abarcamos a todos los pueblos, a toda la humanidad. Y la humanidad se
encuentra en estado de exilio, perdida en los pliegues de la materialidad.
El salmo nos muestra los instrumentos para salir de este estado: las diez sefirot del
Árbol de la Vida, prefiguradas en sus diez versículos y, sobre todo, la apelación al
Nombre de Dios: “Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros el
nombre de YHVH nuestro Dios invocamos” (la expresión YHVH Elohénu consta
también de diez letras, abarcando todo el Árbol de la Vida).
Cinco veces aparece el Nombre YHVH en el salmo, y cada una rectifica, redime y/o
ilumina un aspecto del alma humana:
“YHVH te responda en el día de angustia”: Néfesh
“Conceda YHVH todas tus peticiones”: Rúaj
“Ahora conozco que YHVH salva a su ungido”: Neshamá
“Nosotros el nombre de YHVH nuestro Dios invocamos: Jaiá
“Salva, YHVH; que el Rey nos responda en el día que lo invoquemos”: Yejidá
El salmo apela a la conciencia mesiánica: “Ahora conozco que YHVH salva a su
ungido” (Conozco yo, no otro. Hay que leer los salmos en primera persona, no como
episodios históricos de las luchas de David, símbolo por otra parte de la esfera de
Maljut).
Según la versión del Árbol extendido, la conciencia mesiánica (la unción con el aceite
del Espíritu) se alcanza en el estado de Kéter de Yetsirá/Tiféret de Briá/Maljut de
Atsilut. Puesto que los Patriarcas y Matriarcas son símbolos de las esferas en el mundo
de Briá, este es el lugar arquetípico de Yaaqob (Jacob, Israel), al que hemos aludido
antes en relación con los 70: “Cuando el Altísimo dio a cada pueblo su heredad, dividió
a los hijos de Adam y fijó los límites de los pueblos según el número de los hijos de
Israel” (Deut 32:8).
En el libro Meditación y Cábala, R. Aryeh Kaplan incluye la siguiente cita del libro de
Jayim Vital (enseñanza del Ari) Shaaré Rúaj HaKódesh: “Cuando alguien se quiere
arrepentir (hacer teshuvá) es bueno que lea el salmo 20 y medite en el nombre místico
YBQ (Yod, Bet, Qof) que aparece en él dos veces. La primera referencia se encuentra
en el versículo inicial (2º): Yaanjá Adonáy (YHVH) beyóm tsará, Dios te responderá en
el día del conflicto, en el que las letras iniciales son YYBTs, Su suma es 112, el valor
numérico de YBQ. La segunda referencia es más explícita y aparece en el versículo
final del salmo, yaanénu beyom qorénu, nos responderá en el día que lo invoquemos.
Ahora las iniciales mismas conforman directamente YBQ”
Antes de analizar este nombre místico, diremos que son las letras de Yaboq, el torrente
en donde Jacob tuvo su lucha obteniendo el nombre Israel.
Hacer teshuvá (cita de Vital) es retornar, significado literal de la palabra. Teshuvá es
además un nombre de Biná, el retorno a la conciencia espiritual de la neshamá.
Ciertamente las tres letras son las iniciales de Yejidá (unidad), Berajá (bendición) y
Quedushá (santidad, la manifestación de la energía espiritual).
El número 112 representa la conjunción de los siguientes Nombres Divinos:
- Eheié + YHVH + Adonáy = 21 + 26 + 65 = 112. Kéter Tiféret (Zer Anpin) y Maljut;
toda la columna central del Árbol de la Vida.
- YHVH + Elohim = 26 + 86 = 112. La unión de Misericordia y Severidad por un lado,
o de las polaridades masculina y femenina como Nombre de Dios en Biná.
Podemos ver la enorme potencia espiritual de este código. Además, las iniciales de
HaKadosh Baruj Hu, HQBH, también suman 112. Se trata de un verdadero Nombre de
Dios, algo con conexión directa e inmediata.
Vemos también su potencia salvadora. Por eso, en el ritual judío de oraciones, se usa el
versículo final del salmo para neutralizar la negatividad desde la misericordia: vehú
rajúm yejaper avón veló yashjit vehirbá lehashib apó, veló yair kol jamató. Adonáy
hoshía hamélej yaanénu beyom qorénu. (Y Él es misericordioso, expiará la iniquidad y
no destruirá, abundantemente contendrá su ira y no encenderá todo su furor. ¡Eterno
salva! El Rey nos responderá en el día que le invoquemos)
Hay que tener en cuenta que las iniciales de las tres primeras palabras de este versículo:
Adonay (YHVH) Hoshía Hamélej, son también otro Nombre de Dios (de los 72): YHH.
Y además las letras finales de las cuatro últimas hamélej yaanénu beyom qorénu, Kaf
Vav Mem Vav, suman 72, una referencia explícita a los 72 Nombres de Dios, cuyo
poder genéricamente cierra el salmo.
Vemos entonces el tipo de combate espiritual que realiza Jacob en el torrente Yaboq
(YBQ): atar en un nudo central (Tiféret) en el Árbol de la Vida la inmanencia y la
trascendencia, el Kéter con el Maljut, las polaridades derecha e izquierda y ligarse
fuertemente a HaKadosh Baruj Hu. Por eso tu nombre será Israel, porque has luchado
con dios (la trascendencia) y con hombres (la inmanencia) incluyéndolo en el arquetipo
Ser Humano (Adam) y has vencido.
Con ello abre un espacio de conciencia espiritual para toda la humanidad. Recordemos
su posición arquetípica como Tiferet de Briá, el lugar del ungimiento del Espíritu
(Mashíaj = Ungido). Hay que tener en cuenta que esa es la esencia del Nombre Jacob,
que son las mismas letras de Yaboq más la Ayin del 70 que como hemos visto al
principio representa a toda la humanidad: Yaaqob, Yod Ayin Qof Bet, YBQ + Ayin.
Que Jacob es un ser humano arquetípico queda comprobado cuando vemos que la
esencia ADM, es el Uno de la Alef frente al cuatro Dalet de los elementos, siendo la
Mem final, de valor numérico 600, indicativa de las 600,000 raíces de almas contenidas
en el ser cósmico Adam. Jacob es también un uno frente al cuatro, cuaternario
representado por sus cuatro esposas. El valor numérico de Yaaqob es 182, que es 26 ×
7, siendo 26 el número de YHVH, es decir, el Tetragrama manifestado en el septenario
de la forma.
Como conclusión final, podemos decir que este salmo está destinado a abrir en nosotros
esa conexión con el Tiféret arquetípico que hemos descrito, nuestra inclusión en la
conciencia mesiánica, el lugar del ungimiento, el núcleo espiritual y divino de nuestra
alma.
Queda mucho por decir. Todo salmo es infinito. Es un cable que nos permite alcanzar el
estado de conciencia al que apunta su texto. Quiera HaKadosh Baruj Hu abrir las
puertas de nuestra percepción interior y hacernos merecedores de recibir al Santo
Espíritu para Gloria de su Nombre. Amen

LA CABALÁ DE LA LUZ

PRÁCTICA DE JANUKÁ

Januká es la fiesta de la Luz. Se celebra en los ocho días siguientes al 25 de Kislev y


aproximadamente coincide con el solsticio de invierno, la puerta del invierno, el
momento del año de mayor oscuridad solar (el día más corto). En el nace
simbólicamente la Luz espiritual que es gestada a lo largo de la estación.
La luz de Januká es la luz del octavo día, o sea la luz de Biná, trascendiendo por tanto el
septenario de la forma. De abajo arriba y empezando por Maljut, Biná es la octava
sefirá.
El número ocho siempre tiene una connotación de espiritualidad: la circuncisión se hace
el octavo día, igual que la consagración del Tabernáculo en el desierto, o tenemos la
festividad de Shminí Atseret después de los siete días de Sukot, etc.
El pretexto histórico de la festividad de Januká es la liberación y reinauguración
subsiguiente del templo de Jerusalem en la guerra de los jashmoneos (macabeos). Se
encontró que no había aceite sagrado para encender las luminarias más que para un día,
paro tomaba justamente ocho días la preparación de un nuevo aceite sagrado. Se
encendió el candelabro que estuvo, sin embargo, ardiendo durante los ocho días
siguientes. Ese fue el milagro.
¿Qué aprendemos de todo ello?
1) La festividad tiene que ver con la liberación del Templo, o sea, con la
espiritualización del cuerpo.
2) Se refiere al encendido de la Menorá, el candelabro de siete brazos, es decir, la
iluminación de los siete centros psicofísicos más la luz de la Shejiná (el ocho) rodeando
el aura.
3) Tenemos ayuda de lo alto (milagro). Basta con ponernos a ello (un día) mediante el
trabajo interno. La luz espiritual se dilata y extiende a toda nuestra vasija.
A ello se alude en la guematria de la palabra Januká : 89 = ‫חנוכה‬. Este es el valor
numérico de los siguientes términos: ‫גוף‬, cuerpo; ‫פדה‬, raíz de liberación; ‫דממה‬, silencio.
Esta última refiere a la Qol Demamá. la voz del silencio, de la visión de Elías en el
Joreb. Invita a la meditación interna y a la trascendencia de la forma mental para
conectar con la luz espiritual.

La celebración consiste en el encendido de una vela más cada día durante ocho, en un
candelabro de ocho brazos llamado Janukiá. El primer día encendemos una vela: la
primera de la derecha; el segundo día dos: la primera y segunda de la derecha del
candelabro (el orden es de izquierda a derecha, es decir, encendemos la segunda y
después la primera); y así sucesivamente hasta completar el encendido de las ocho
velas. Recordamos que las lámparas del Templo continuaron encendidas durante los
ocho días, por lo cual no encendemos simplemente una vela al día sino también todas
las anteriores.
Hay una lámpara adicional (la novena) que es el Shamash y que se enciende en primer
lugar todos los días antes que las demás. El sentido es que como la luz de las lámparas
es puramente espiritual, no la podemos usar para la visión física, para lo cual
empleamos la vela auxiliar. Un significado más profundo es que si las ocho velas
representan las sefirot de Maljut a Biná, el Shamash corresponde a Jojmá como el
resplandor de la conciencia pura subyacente.

La práctica consiste en la rectificación e iluminación de las siete sefirot inferiores hasta


alcanzar Biná el octavo día. Es decir, vamos a hacer una ascensión en conciencia en
cierto modo similar a la que se realiza durante la cuenta del Omer.
En el Omer ascendemos durante los 7×7= 49 días correspondientes a las siete subsefirot
inferiores de las siete sefirot de Maljut a Kéter hasta alcanzar Biná el día quincuagésimo
(Shavuot) con la entrega de la Torá y la entrada en Biná.
En este caso (Januká) hacemos la rectificación y ascensión mediante los Nombres de
Dios sefiróticos según la siguiente tabla:

(VER LA TABLA EN IMAGEN APARTE)

Cada vez que soltamos una envoltura ascendemos un escalón en los cielos de Yetsirá.
En Biná entramos en el cielo de los cielos del mundo de Briá.
Notamos que si calculamos la suma de los valores numéricos de todos los Nombres
Divinos usados obtenemos el número 2822, que es el de todo el último versículo del
impresionante tercer capítulo (teofanía) de Habakuk (Hab. 3:19):

“YHVH Adonai es mi fuerza. Él me da pies como de ciervas y sobre alturas me hace


caminar. Para el director del cántico. Con mis instrumentos de cuerdas”

El procedimiento concreto está abundantemente especificado en internet. Transcribo lo


siguiente directamente de Wikipedia:
(https://es.wikipedia.org/wiki/Januc%C3%A1)
“Encendido de las luminarias
Las luminarias de Janucá se encienden al atardecer, momento en el que —según la
tradición judía— comienza el día. La tradición prevaleciente es la de encender
progresivamente las luminarias, una la primera noche, dos la segunda, y así hasta
completar las ocho. Una luminaria extra, llamada shamash (lit. ‘servidor’ o ‘cuidador’)
se enciende primero, y se utiliza como llama piloto para encender a las demás. El
shamash tiene una ubicación distinta al resto de las luminarias, usualmente más alta,
más baja o al costado de las ocho luminarias de la festividad. El propósito de esta
luminaria piloto es adherir a la prohibición indicada en el Talmud, según la cual las
luminarias de Janucá no pueden ser utilizadas para nada más que recordar la historia de
Janucá y meditar sobre ella. En este sentido, las luminarias de Janucá difieren de las
velas de Shabat, que son utilizadas para iluminar. De esta forma, si se necesitase
iluminación en Janucá, el shamash cumpliría esta función y evitaría el uso de las
luminarias de Janucá para iluminación, evitando infringir la prohibición.
El shamash no cuenta entonces entre las luminarias de Janucá, por lo que de hecho, la
primera noche se encienden dos luminarias (el shamash y la primera luminaria), el
segundo día se encienden tres, y así sucesivamente. En total, al finalizar los ocho días,
se encendieron 44 luminarias (36 sin contar el shamash).
Las luminarias pueden ser velas o lámparas de aceite. En casos en los que una llama
abierta no está permitida, se puede —y a veces se hace— utilizar luminarias eléctricas.
La mayoría de los hogares judíos tienen un candelabro especial para Janucá. Las
intención de las luminarias de Janucá no es la de «iluminar adentro de la casa» sino
«iluminar afuera de la casa», de forma que los transeúntes puedan ver las luminarias y
recordar el milagro de la festividad. Por esto, las luminarias se ubican en una ventana
prominente o cerca de la puerta que da a la calle.
Entre los ashkenazi se acostumbra a que cada miembro de la familia tenga su propia
janukiá, mientras que los sefardíes tienen una para todo el hogar. En épocas y lugares
donde los judíos son víctimas de persecuciones y antisemitismo, las luminarias se
esconden de la vista del público. La mayoría de los grupos jasídicos encienden las
lámparas en un pasillo o zaguán, no necesariamente a la vista del público. La tradición
indica que las luminarias se ubican en el lado opuesto a la mezuzá, para que cuando la
persona atraviese la puerta esté rodeado por la santidad de ambos preceptos.
Tiempo de encendido
Las luminarias de Janucá deben arder por lo menos media hora luego de que oscurezca.
La costumbre del Gaón de Vilna, observada por muchos residentes de Jerusalén como la
costumbre de la ciudad, es la de encender las luminarias con la caída del sol, mientras
que la mayoría de los jasidim las encienden más tarde, incluyendo en Jerusalén. Muchos
maestros jasídicos las encienden mucho más tarde, para cumplir con la obligación de
difundir el milagro, al contar con la presencia de sus seguidores en el momento de su
encendido.
Es común adquirir paquetes de 44 velas de Janucá, que arden aproximadamente media
hora, por lo que en la mayoría de los casos el precepto se cumple encendiendo las
luminarias cuando ya está oscuro.
La noche del viernes, sin embargo, representa un problema. Dado que las luminarias de
Janucá no pueden encenderse en Shabat, las mismas deben ser encendidas antes de la
caída del sol. Sin embargo, deben permanecer encendidas al menos media hora después
de que oscurezca, por lo que las velas de Janucá comunes no alcanzan. Una solución
simple es la de utilizar velas más largas o las tradicionales lámparas de aceite. A fin de
no infringir con la prohibición de encender fuego en Shabat, las luminarias de Janucá se
encienden antes que las de Shabat.
Bendiciones sobre las luminarias
Al encender las luminarias, se recitan las siguientes bendiciones:
1) Baruj Ata Adonai Eloheinu Melej haOlam Asher Kidshanu beMitzvotav veTzivanu
Lehadlik Ner Janucá (otras versiones: Ner Shel Janucá o Shel Janucá).
Bendito eres tu Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que nos santificó con sus
preceptos y nos ordenó el encendido de la vela de Janucá (otras versiones: el encendido
de Janucá).
2)Baruj Ata Adonai Eloheinu Melej haOlam she'Asá Nisim laAvoteinu, baYamim
haHem baZman haZé (otra versión: uBaZman haZé).
Bendito eres tu Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que hizo milagros a nuestros
patriarcas, en aquellos días en este tiempo (otra versión: y en este tiempo).
Además, la primera noche que una persona enciende las velas debe recitar:
3)Baruj Ata Adonai Eloheinu Melej haOlam, sheHejeianu veKimanu veHiguianu
laZman haZé
Bendito eres tu Adonai, Dios nuestro, Rey del universo,que nos mantuvo con vida, y
nos sostuvo, y nos hizo llegar a este momento.
Esta bendición se recita para marcar ocasiones especiales, que tienen lugar por única
vez en la vida, una vez al año, o con poca frecuencia, y no es específica de la festividad
de Janucá.
Hanerot Halalu
Además de las bendiciones, se recita el himno Hanerot Halalu, del cual existen varias
versiones. La siguiente es una de las más comunes entre las comunidades ashkenazies:
Versión asquenazí:

Transliteración Español
Hanerot halalu anajnu madlikin 'al hanisim ve'al haNiflaot 'al hatshu'ot ve'al hamiljamot
she'asita laAvoteinu baIamim haHem (u)baZmán haZeh 'al iedei kohaneja haKdoshim.
Vejol-shemonat iemei Janukah haNerot halalu kodesh hem, ve-ein lanu reshut
lehishtamesh bahem ela lir'otam bilvad kedei lehodot ul'halel leshimja hagadol 'al niseja
ve'al nifleoteja ve'al ieshu'oteja Encendemos estas luminarias por los milagros y las
maravillas, por la redención y las batallas que hiciste por nuestros patriarcas, en
aquellos días en ésta época, a través de tus kohanim (sacerdotes). Durante los ochos días
de Janucá estas luces son sagradas, y no nos está permitido utilizarlas sino para mirarlas
únicamente para agradecer y loar a tu gran nombre por tus milagros y tus maravillas y
tus salvaciones.”

También la siguiente imagen está obtenida de internet: (www.


jabadurquisa.blogspot.com.es)

(VER IMAGEN APARTE)

Hay que tener en cuenta que la primera vela se enciende el 24 por la noche, ya que se
considera que el día (25 en este caso) empieza al anochecer de la víspera. Y lo mismo
con los restantes días.

Quedan por explicar algunos aspectos:

El primero se refiere a las kavanot del encendido (primera bendición): Hay varias de
entre las cuales especificamos la principal, referida a la propia palabra Ner, vela o
lámpara:
(VER EN IMAGEN APARTE)

que expresa las conjunciones de : Biná y Jojmá (Imma y Abba)


Jésed y Guevurá (columnas de la misericordia y del rigor)
Tiféret (Zer Anpin) y Maljut (Shejiná),
y que actualizamos con la pronunciación de la palabra Ner trayendo su Luz con el
encendido.
Conviene también tener en cuenta la frase de Proverbios: Ner Elohim nishmat adam;
lámpara de Dios es la neshamá (alma) del ser humano. Al encender, inflamamos nuestra
alma de Luz Divina.

El segundo aspecto se refiere al recitado del salmo 130, de ocho versículos, cada uno
correspondiente a una sefirá de Maljut a Biná:

(VER EN HEBREO EN IMAGEN APARTE)

1 Cántico de las ascensiones. Desde las profundidades, oh YHVH, te he llamado.


2 Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
3 YAH, si mirares a las iniquidades, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse?
4 Pero contigo hay perdón, para que seas reverenciado.
5 Esperé yo a YHVH, esperó mi alma; en su palabra he esperado.
6 Mi alma espera a YHVH Más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a
la mañana.
7 Espere Israel a YHVH, porque en YHVH hay misericordia, y abundante redención
con él;
8 Y él redimirá a Israel de todas sus iniquidades.

En resumen, nuestra propuesta de práctica es la siguiente:

Día 1 (24 noche):


1) Recitar meditativamente el salmo 130
2) Meditar en la kavaná de Ner: Visualizar los seis Nombres en el firmamento en fuego
blanco irradiando luz blanca. Atraer su Luz que penetra por nuestra fontanela y nos
llena completamente.
3) Recitar las bendiciones 1, 2 y 3.
4) Encender el Shamash y la primera vela de la derecha.
5) Recitar Hanerot Halalu (ver arriba)
6) Meditar en el Nombre de Dios en Maljut: Adonai Haárets. Vibrarlo internamente a
modo de mantra.
Meditación de rectificación:
En el mundo: Visualizar el planeta Tierra con el Nombre de Dios en gran tamaño
encima de él, en fuego blanco irradiando luz blanca. Visualizar su luz iluminando la
Tierra, penetrando en los seres humanos, limpiándolos de avaricia, de esa codicia
insaciable que está destruyendo el planeta. Visulizar cómo los seres humanos establecen
una relación correcta con la materia, con sus propios cuerpos, con la naturaleza, hasta
ver la Tierra llena de la luz de la Shejiná manifestándose a través de la materia.
Luego hacer lo propio con uno mismo, permitiendo que la luz entre por la fontanela y
llene todo el ser, limpiando, purificando, energizando. Meditar en el propio cuerpo y los
desequilibrios que nuestra ignorancia e insensatez haya podido causar, y rectificando
hasta un correcto funcionamiento de todos sus elementos. Hay que dejarse llevar y
permitir que la luz realice su propia alquimia. Se puede ser tan detallado como se
quiera.
Sentirse un habitante del primer cielo – Vilon, el velo – y permanecer en observación y
recepción.
7) Recitar el salmo 30 (Janukat Habáit. Salmo para la dedicación de la casa).
Tradicional

Día 2 (25 por la noche):


Mismo procedimiento con la diferencia de que a partir de este día sólo se pronuncian las
bendiciones 1 y 2, y que se encienden tres velas: el Shamash y las dos de la derecha (de
izquierda a derecha).
La meditación del punto 6 es sobre Yesod (ver tabla anterior), similar a la anterior, con
el Nombre Shadai el Jai y lo relativo a los instintos, el cuerpo de deseos, y todo lo
relativo a esa sefirá.

Así sucesivamente durante los días siguientes.

El octavo día la meditación es sobre Biná. El trabajo sobre el Nombre de Dios es


similar.
Específicamente visualizar los siete chakras irradiando luz y un octavo a una altura
sobre la cabeza, en el firmamento, que representa Biná, irradiando mucha luz. De
alguna manera sabemos que ese es el centro de nuestra neshamá que podemos visualizar
o percibir como una presencia firmemente sentida. Un fino canal, como un tubo de luz,
une esa esfera con nuestro Kéter sobre nuestra cabeza y con el resto de nuestro canal
central a través de la fontanela inundándonos de luz. Puedo imaginar que asciendo en
conciencia por ese tubo de luz a identificarme con mi neshamá (el self de mi self) y
entrar en la esfera de Biná (como el cielo de los cielos). Me dejo llevar. Observo,
experimento. Me siento en unidad con la Luz Divina, mi verdadera esencia.
Después retorno y dejo que toda la experiencia se integre en mi sistema energético. Eso
hay que hacerlo cada día.

Evidentemente, de todo ello caben adaptaciones individuales, según la propia


disponibilidad, creatividad e inspiración.
Espero que estas consideraciones resulten suficientes para una práctica fructífera.

Barúj Shem Kevód Maljutó Leolám Vaéd.

24 de octubre de 2016 ·

Algunos principios para una visión cabalística del desarrollo personal:

1. El Árbol de la Vida es el instrumento fundamental de la Cábala. Es, de hecho, un


mapa de conciencia de la totalidad: Dios, el universo, el ser humano. Su lenguaje es el
del simbolismo, nexo de unión entre las mentes consciente y subconsciente. Una vez
bien establecido en la psique actúa como un lenguaje de programación: dispara y pone
en marcha procesos.

2. Consta de diez esferas (llamadas sefirot) o estados objetivos del ser y 22 canales de
interconexión entre ellas. En su aspecto más exaltado, estos canales (llamados senderos)
son la realidad metafísica subyacente a las 22 letras del alfabeto hebreo, las cuales
construyen el discurso de la Manifestación (la extensión de lo Real). Esto tiene plena
relevancia en la práctica cabalística.
3. Llamamos Manifestación al despliegue de los mundos y/o niveles del Ser. Su realidad
básica es la Conciencia. Conciencia que se manifiesta, que es un aparecer desde los
niveles más allá de toda concepción y que, a falta de un nombre mejor, son llamados, lo
Inmanifestado, el Vacío o la Nada (Ayin en hebreo). Otro nombre para esta realidad
primordial es la Luz Infinita. Decimos que todo lo que existe, desde los niveles más
exaltados que llamamos divinos hasta los más densos desde el punto de vista vibratorio,
es una configuración de la Luz Infinita. O sea, una organización de la Conciencia.

4. En el proceso de auto-revelación la Conciencia se manifiesta como una potencialidad


dinámica: Es Voluntad, es Energía, es capacidad de autoconfigurarse en Formas
organizadas. Se tiene así un despliegue desde el máximo simple de potencia hasta el
máximo posible de diversificación. Esto último conlleva, en última instancia, un estado
de fragmentación de la conciencia en niveles, seres y cosas separadas. Lo cual nos lleva
directamente al estado actual del ser humano, que se encuentra inmerso en este estado
de fraccionamiento.

5. Desde el punto de vista humano, involucionar es restringir, evolucionar es ampliar el


marco de la conciencia. La evolución es en conciencia. Condición necesaria: Estar
presente (aquí y ahora), observación (atención) y espíritu de búsqueda.

6. Analizando la conciencia humana, podemos ver que esta se manifiesta en diferentes


estados: ordinarios (dormir, soñar, vigilia,...) y no ordinarios (ensueño, trance,
inspiración creativa, éxtasis,...). El estado de vigilia es uno entre varios de la franja
“consciente”. Los demás permanecen en el ser humano como potenciales
subconscientes.

7. También en la región subconsciente (cuya frontera es difusa) se dan distintos estratos:


prepersonales (instintivos), personales (dependientes de la propia biografía) y
transpersonales (superconscientes, en lenguaje clásico).

8. El sentido de la evolución es de lo prepersonal a lo transpersonal, pasando por lo


personal, pero con conciencia. Hay una continuidad entre los distintos estados, si bien la
toma de conciencia del paso de uno a otro puede ser discontinua. El tránsito se potencia
mediante métodos adecuados de transformación.

9. La conciencia es energía. La mejor forma de describirla es como vibración. Los


distintos niveles de conciencia corresponden a distintos modos o frecuencias de
vibración.

10. El pensamiento es una forma de conciencia formulada y por tanto también energía
vibratoria. Su frecuencia es más elevada que la de la llamada energía psíquica. Por eso
decimos que la energía sigue al pensamiento (concentrado), y éste a la voluntad. Puesto
que cada cual es dueño de su pensamiento, cada uno es responsable de su propia
evolución en última instancia. Desde el punto de vista del self, el mundo es un reflejo
del sí mismo. Y viceversa.

11. La evolución es en el sentido de la individualidad creciente. Es, por tanto, un


proceso natural, que puede ser acelerado o catalizado por distintas experiencias y/o
técnicas. El punto de llegada, que es al mismo tiempo un punto de partida para otra fase,
es el Self o Sí Mismo (el arquetipo central individual de la conciencia), una estructura
que trasciende al ego o sentido ordinario del yo.

12. La individuación se realiza por integración dinámica en un todo orgánico de los


factores contrapuestos que constituyen el ser humano: consciente/inconsciente, yo/no
yo, persona (máscara)/sombra, pensamiento/sentimiento, masculino/femenino,
yo/mundo, tiempo/eternidad.

13. El estado ideal del ser humano es de una totalidad centrada. Al hablar de totalidad
nos referimos a los aspectos tradicionalmente conocidos como físicos, emocionales
(incluyendo la emocionalidad profunda, la unidad de sentimiento que llamamos alma)
mentales (incluyendo la facultad de la mente abstracta, a veces confundida con el
espíritu) y espirituales (incluyendo los aspectos trascendentes en espacio y tiempo del
fundamento último de la realidad o fundamento divino).

14. Cada nivel está incluido o integrado en el siguiente. El estado último contiene, así, a
todos los anteriores. Ese estado es plenitud, gozo, felicidad, verdad y certidumbre,
sabiduría y entendimiento, compasión, amor, empatía, unidad de todo y con todo, etc.

15. En el desarrollo personal, la máxima individualidad coincide con la universalidad.


Lo individual es un modo particular de ser de lo arquetípico. No existe tal cosa como
desarrollo de uno sólo, en lo social, en lo planetario, en lo cósmico. Hay una tarea
personal (propio tikún) y una tarea colectiva positiva (tikún olam).

16. Utilizando el Árbol de la Vida como mapa, se pueden distinguir cuatro grados o
niveles de desarrollo personal:
a) Desarrollo de las tríadas inferiores (de Maljut a Tiféret). Capacidades básicas.
Individuación. Hasta Tiféret.
b) Desarrollo de la tríada “hombre solo” (Jésed, Guevurá y Tiféret): Trabajo ético.
Esculpido anímico (el hacer talla al ser). Autorrealización. Basada en el Poder y el
Amor.
c) Desarrollo de la tríada “Dios en hombre” (Jojmá, Biná, Tiféret). La Merkabá. El Rúaj
HaKódesh (Espíritu Santo. Daát de Yetsirá). El cuerpo de luz.
d) Devekut: Unión con Dios. El Fundamento Divino (Daát de Briá). Integración en el
estado último de conciencia. El cuerpo de “vacío”.

17. Es necesario trabajar en los cuatro desde el principio. Ello es posible porque Yesod
es el receptáculo de todas las emanaciones. Pero no se puede uno saltar ningún nivel:
a) Ni el trabajo sobre la personalidad psicológica (terapia, etc.)
b) Ni el trabajo sobre la individualidad (realización personal/expresión del self)
c) Ni el trabajo sobre la personalidad briática (alma/neshamá)
d) Ni el trabajo de absorción en la Chispa Divina (Yejidá, la raíz del alma en la Mente
Divina, el self transpersonal)

18. En lenguaje cabalístico, Kéter (la 1ª sefirá, el ser en estado de máxima unidad y
simplicidad) está en Maljut (la 10ª sefirá, el ser en el estado de máxima multiplicidad y
diversificación) y Maljut está en Kéter. La meta del cabalista es “unir el cielo con la
tierra”. Lo espiritual y lo material no están reñidos y nunca han estado separados.
19. El valor de la realización espiritual se mide por su grado de realización en lo físico.
En esencia, la Cabalá es un modo de vida. La vida es la gran iniciadora.

20. La ley principal del Árbol de la Vida es la ley del equilibrio. Esto se aplica, en
particular, al equilibrio entre misericordia y severidad. Sólo nosotros mismos podemos
hacer el trabajo que es para nosotros mismos. No hay desarrollo personal sin una
medida de esfuerzo. Como dice el Talmud: “No te esforzaste y encontraste, ¡no te lo
creas! Te esforzaste y encontraste, ¡créetelo!

21. Sea cual sea nuestro estado presente, a pesar de todo, Guevurá (el rigor) es la 5ª
sefirá. Antes viene Jésed (la misericordia, el perdón y la gracia), que es la 4ª sefirá. Biná
(la creación, la ley cósmica) es la 3ª sefirá. Antes viene Jojmá (la sabiduría y la
creatividad), que es la 2ª. Siempre hay un camino. Siempre hay esperanza. La 1ª sefirá
es Kéter (voluntad y unidad) que trasciende todos los opuestos.

22. El pilar del medio del Árbol de la Vida está siempre abierto para todos. Quiere decir
que la conexión directa con el Kéter, que es pura misericordia, amor, gracia,
iluminación y libertad, está siempre dada. Aquí y ahora. Basta con invocar a la luz
Infinita y, puesto que es todo lo que hay, ésta siempre se va a manifestar de uno u otro
modo. Es una elección personal el vivir o no en armonía con la Luz, que es el estado de
Gracia.

23. ¿Cómo sintonizar con la Luz? La regla de oro es desarrollando la cualidad de dar,
que es su característica primera. Se ha definido a la Deidad como el perfecto Dador.
Toda la Creación – la Manifestación – es un acto de ese dar. Mediante el deseo de dar
desarrollamos la afinidad con el Creador y florece en nosotros nuestra propia chispa
divina.

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10 de abril de 2016 ·

Curso/Taller El Yo Cuántico.
Notas sobre el programa.

Mojin de Gadlut (conciencia expandida): Vivimos bajo la ilusión de la existencia


egoica, como seres separados, encapsulados frente a un medio o entorno que
reconocemos como independiente de nosotros. Nuestra conciencia se despliega en lo
que se llama mojin de kadnut, conciencia pequeña o restringida. Somos mucho más que
eso, tanto en el aspecto encarnado como trascendente (conciencia grande o expandida).

Yesod de Briá/Dáat de Yetsirá: la matrix interdimensional: Considerando el Árbol de la


Vida desplegado en los mundos como mapa, en particular este punto representa la
interfase entre los mundos espiritual y psicológico. Contiene la función de onda
Yo/Mundo antes del colapso que separa el yo de sus circunstancias. Como espejo de la
conciencia espiritual contiene la información relevante a nuestra encarnación actual.

El Yo cuántico: Kéter de Yetsirá/Tiféret de Briá/Maljút de Atsilút: Es nuestra naturaleza


esencial en el mundo del Ser (Tiféret de Briá). Es el proyector de nuestra forma actual,
incluyendo las circunstancias de nuestra vida (Kéter de Yetsirá). Es una manifestación
directa de la Shejiná (Maljút de Atsilút). Como tal es, metafóricamente hablando, un
átomo del Cuerpo de Dios (cuerpo místico). Pero no hay partes en lo Divino. Podríamos
decir que es una manifestación holográfica de la Deidad. En cabalá es clásicamente
llamado neshamá suprema.

Superación de inercias, bloqueos, traumas. Reprogramación: Las energías negativas nos


mantienen atados a nuestra conciencia egoica (mojin de kadnut). Es necesario un trabajo
constante sobre uno mismo. Con las herramientas cabalísticas podemos reprogramarnos
y no sólo establecer la conexión con nuestro Yo cuántico, sino aprender a manifestarlo
en nuestra vida cotidiana.

Procedimientos para alcanzar plenitud de vida. Servicio a los demás: Alcanzamos


plenitud de vida cuando actualizamos en nosotros el Árbol de la Vida. Desarrollando
una armonía con cada una de las diez emanaciones divinas causamos que el flujo divino
de poder espiritual de las esferas vitalice nuestras almas y transforme nuestras vidas
trayendo berajá (bendición) shéfa (plenitud) y shalom (paz interior). ¿Es necesario decir
que ese estado sólo se puede alcanzar en un dar que sostiene nuestra conexión constante
con la Luz Infinita, de la cual el Yo cuántico es nuestra manifestación personal?

La Cábala de la Luz

16 de abril de 2015 ·

El templo en la Torá es el Tabernáculo en el desierto.


La construcción del templo, el Tabernáculo, un templo ambulante puesto que lo
llevamos con nosotros en nuestro camino espiritual por el desierto en busca de la
iluminación, es encargada a Betsalel, del cual dice el Talmud: Betsalel sabía cómo
permutar las letras del cielo y de la tierra.
Nos remitimos a Bereshit, a los misterios de la Creación, porque la construcción del
templo es un acto de creación, de nueva creación del ser. De hecho, los 39 tipos de
trabajo empleados en la construcción del Templo son considerados paradigma de
melajá, es decir, trabajo creativo, y son los 39 trabajos no permitidos en Shabat, el
séptimo día en el que Dios descansó de toda la obra que había hecho.
La construcción del templo es un trabajo de transformación interior, un trabajo
alquímico, de desarrollo de ese cuerpo de luz al que nos referimos como mercavá, la
carroza. También el esquema del Templo responde al simbolismo del Árbol de la Vida.
Podemos ver que en la interpretación esotérica cabalística de la Biblia hay un sistema,
en mi opinión completo, de desarrollo personal. Como un yoga occidental.
Empecemos considerando las tres divisiones del pueblo, que se corresponden con las
tres partes del alma: néfesh, rúaj y neshamá (con frecuencia se consideran las dos
divisiones superiores, jaiáh y yejidáh, como los arcos superiores de la neshamáh).
Así los israelitas en general representan el néfesh o cuerpo vital, los levitas el rúaj y los
sacerdotes la neshamáh. Hay que tener en cuenta que el papel de los levitas era cantar
salmos, transportar el Tabernáculo y enseñar, todos ellos tareas correspondientes al rúaj,
la parte del alma correspondiente a Yetsirá. Los Sacerdotes, Kohanim, ofician los
sacrificios, hacen tareas de curación y entran en el Santo para realizar tareas del
incienso y la menorá. Luego detallaremos estos aspectos. Ahora vemos que el Kohen
Gadol, el Sumo Sacerdote, que representa la Jayá, era el único que podía acceder al
Santo de los Santos, y en el día de Yom Kipur, para tener un contacto directo con la
Shejináh, la Presencia Divina.
En el atrio exterior, de los israelitas, tienen lugar los sacrificios animales. Son los
poderes del néfesh, la parte animal, los que se purifican por el fuego. En la anatomía
esotérica el altar de los sacrificios se corresponde con el centro o chakra del ombligo (es
el lugar, entre las vísceras, en donde tiene lugar la asimilación de los alimentos). En el
Árbol de la Vida se sitúa en el punto medio de las sefirot Nétsaj y Hod (alto Yesod). Es
también el lugar del horno alquímico en la transmutación interior. Y el fuego es el fuego
de la Shejináh, la Presencia Divina, el aspecto femenino de la Deidad, que desciende del
cielo para consumir a la ofrenda.
Así, está escrito: está escrito: YHVH Eloheja, el Eterno tu Dios, es un fuego abrasador;
lo cual se dice de la Shejiná, la Presencia Divina – femenina – que es un fuego que
devora o transmuta según cuál sea la intención del corazón. Y también está escrito:
Holocausto ígneo fragancia grata a YHVH. Algunos leen ishé-con fuego (ígneo) como
ishá-una mujer, que por sus letras Alef, Shin, He, significa el fuego de la He. Es decir,
la mujer de fuego debe ascender, ya que holocausto es Olá-lo que asciende por
completo (nótese la semejanza con Vajrayoguini en el budismo tántrico).
En el templo de Salomón, la puerta del Santo está circunscrita por dos columnas
llamadas Yajín y Bóaz. No deja de ser curioso que las dos columnas tengan nombre
propio, es decir, individualidad. Corresponden a los dos pilares del Árbol de la Vida,
fuerza y forma, que ahora pasamos por el pilar central para entrar en el Santo, el lugar
de Tiféret, la sefirá central del Árbol de la Vida.
En el Santo está el altar de oro, símbolo de Tiféret, que es altar del incienso. La ofrenda
del incienso es la ofrenda del corazón, es decir, de los poderes del rúaj, y con ellos el
sentido de individualidad separada (egoicidad). Y el fuego era traído desde el altar de
los sacrificios animales. Hablamos entonces de una elevación del fuego interior, que es
un símbolo universal de ascenso espiritual (ver en Números todo el episodio de la
serpiente de bronce, la cual fue guardada en el Templo de Jerusalén hasta los tiempos de
Ezequías).
No nos detendremos mucho en este punto. Baste decir que en el Santo se encontraba la
menorá o candelabro de siete brazos (símbolo del septenario y los siete centros
psicofísicos del cuerpo interno) y la mesa con los doce panes de la proposición, un
símbolo solar conteniendo los doce tipos básicos de humanidad (y el alimento de las
distintas partes y órganos del ser humano arquetípico).
El velo, Parojet, en donde están grabados los Kerubím, es un símbolo del centro de la
garganta, el asiento de Dáat, conocimiento, y el Kódesh haKodashím, el Santo de los
Santos, corresponde a la cabeza en general. Es el asiento de la Shejináh, la Presencia
Divina. Y no deja de ser curioso que su forma sea la de un cubo perfecto, la piedra
cúbica, tal como está escrito: La piedra (Maljut) que los constructores (las seis sefirot de
Jésed a Yesod) han rechazado ha llegado a ser la piedra angular. (Y tenemos por
ejemplo, en el fresco del techo del coro en la Basílica de El Escorial a la Trinidad
apoyada sobre una perfecta piedra cúbica.)
En el Santo de los Santos está el Arca del Pacto, que contiene el Maná, símbolo de la
Luz Infinita, la vara de Aarón, símbolo del pilar del medio con sus centros o chakras
florecidos y, por supuesto, la Torá, la plasmación del Pensamiento Divino. Porque el
Arca de la Alianza representa el centro de la frente, el llamado tercer ojo. Sobre la
cubierta del Arca están los dos Kerubím, frente a frente, representando los dos
hemisferios cerebrales y las dos formas de mentación. Y la Shejiná habla desde el
centro de ambos.
Podemos pensar que todo esto es una elaboración mental. Pero, ¿qué sentido tienen las
vestiduras del Sumo Sacerdote, sino representaciones del cuerpo sutil? Así por ejemplo
el pectoral, con las doce piedras, símbolo del centro tiferético del corazón, donde se
encuentran los Urim y los Tummim, las luces y las perfecciones, que manifiestan la
voluntad divina en el oráculo.
Y es que la diferencia entre el exoterismo y el esoterismo es que el primero considera
las realidades espirituales como exteriores y el segundo como interiores. Estamos
llamados a participar de ambos. El cumplir las 613 mitsvot (o las siete de Noé aplicables
a toda la humanidad) con conciencia es realizar la Torá en nosotros y es cabalá. Cumplir
con el precepto del Levítico de Amarás a tu prójimo como a ti mismo (que según el
sabio Hilel es el todo de la Torá) es también cabalá, porque tu prójimo es tú mismo, ya
que todos formamos parte del enjambre de chispas divinas que constituyen el cuerpo del
Adam celeste.
Y buscar la unión mística, la Devekut, es la esencia de la cabalá, y es también Torá. La
devekut es un mandamiento de la Torá, como está especificado en el Deuteronomio en
varios lugares: (Deut 10:20 – 11:22 – 13:5 – 30:20). A ello apuntan todas las prácticas:
la meditación, la tefilá u oración, sobre todo, la práctica de la Presencia constante, el
hacer de Dios el foco de nuestra conciencia.
Y por supuesto es cabalá la construcción del Templo interior, tal como le dice el Rey
David a Salomón, y con esta cita termino: “Conoce al Dios de tu padre y sírvelo con
corazón íntegro y ánimo complacido, pues YHVH sondea todos los corazones, y todas
las intenciones de los pensamientos comprende. Si le buscas, se dejará hallar de ti; pero
si le abandonas te rechazará para siempre. Considera, pues, ahora que YHVH te ha
elegido para construir una casa como Santuario. ¡Esfuérzate en hacerla!” (I Cron. 28:9-
10).

Almas gemelas según el Zohar:

Enseña el Zohar que cada alma contiene características


"masculinas" y "femeninas". Cuando llega el momento en que un alma
determinada debe descender al mundo físico, ésta se separa y sus
características se vuelven una "entidad dual", una parte masculina y
la otra femenina. Este es el gran significado del matrimonio y de la
unión marital: volver a juntar las "dos mitades" de un alma (ver
Zohar III, 283b).

El estudio del libro del Zohar es muy sublime para purificar y santificar el alma. Incluso si uno
no sabe lo que esta diciendo y comete muchos errores, esto cuenta ante el Creador, como esta
escrito: "Y su estandarte sobre mi es amor".
Nuestros sabios lo interpretan, " Y su salteo sobre mi es amor".
A que se asemeja? Es como un bebe que no sabe nada y pronuncia mitades de palabras con
una lengua balbuciente, y su padre y su madre ríen con el y se regocijan en su voz. Así ríe y se
alegra el que abita Arriba, cuando el hombre de Israel es aficionado a la Torah y desea
estudiar, pero su mente no alcanza o carece quien le enseñe y aprende cuando sabe. Sin duda
aporta satisfacción a su Creador y recibe su recompensa. Por lo tanto, no hay lugar para
excusas para quien no sabe como estudiar, este argumento no lo exime en el dia del juicio,
porque puede aprender como sabe.
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27 de septiembre a las 10:00 ·

El zohar el libro del esplendor (Tikkunei Zohar)

EL HABLA Y EL ALIENTO

Rabí Isaac empezó citando: “¡Cuán numerosas tus obras, Yud Hei Vav Hei! Todas las
has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra” (Salmos 104:24). En varios
lugares han explicado este versículo, pero, ¿quién puede enumerar las obras del Santo,
bendito sea? Pues Él creó muchos habitantes y campamentos en el mundo, diferentes
entre sí, demasiado numerosos para ser contados, y todo al mismo tiempo —como un
martillo que saca chispas en todas direcciones al mismo tiempo. Vengan y vean. Con el
habla y con el aliento juntos fue hecho el mundo, como está escrito: “Por la palabra de
Yud Hei Vav Hei fueron hechos los cielos, por el soplo de su boca toda su mesnada”
(salmos 33:6).

“Por la palabra de Yud Hei Vav Hei” se refiere al habla. Y “por el soplo de su boca” se
refiere al aliento. El uno no procedió sin el otro, y en el uno estaba incluido el otro, y de
ellos salieron habitantes y habitantes, campamentos y campamentos, todos al mismo
tiempo. Vengan y vean. Cuando el Santo, bendito sea, quería crear el mundo produjo
una sola luz escondida para que de esta luz surgieran y brillaran todas las luces
reveladas, para que las otras luces salieran de esta luz, se extendieran y se formaran;
esto fue el mundo de arriba. Esta luz se extendió de nuevo y formó al artesano, la luz
que no brilla, y se creó el mundo de abajo. Y como es una luz que no brilla buscó
vincularse con los reinos de abajo y, a través del vínculo inferior, recibir iluminación
por el vínculo superior. Y así la luz que no brilla produjo habitantes y campamentos de
muy diversos tipos, gracias al vínculo de arriba. Este es el significado de “¡Cuán
numerosas tus obras, Yud Hei Vav Hei!” Cualquier cosa que haya en la tierra tiene su
paralelo en el mundo de arriba. No hay una sola cosa en el mundo, por pequeña que sea,
que no dependa de otra cosa más alta que le fue asignada desde arriba, pues cuando la
cosa de abajo se despierta, la que le es asignada desde arriba también se despierta, ya
que todo está interrelacionado. [Zohar 1,156a-156b.]

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27 de septiembre a las 10:00 ·

El zohar el libro del esplendor (Tikkunei Zohar)

EL HABLA Y EL ALIENTO

Rabí Isaac empezó citando: “¡Cuán numerosas tus obras, Yud Hei Vav Hei! Todas las
has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra” (Salmos 104:24). En varios
lugares han explicado este versículo, pero, ¿quién puede enumerar las obras del Santo,
bendito sea? Pues Él creó muchos habitantes y campamentos en el mundo, diferentes
entre sí, demasiado numerosos para ser contados, y todo al mismo tiempo —como un
martillo que saca chispas en todas direcciones al mismo tiempo. Vengan y vean. Con el
habla y con el aliento juntos fue hecho el mundo, como está escrito: “Por la palabra de
Yud Hei Vav Hei fueron hechos los cielos, por el soplo de su boca toda su mesnada”
(salmos 33:6).

“Por la palabra de Yud Hei Vav Hei” se refiere al habla. Y “por el soplo de su boca” se
refiere al aliento. El uno no procedió sin el otro, y en el uno estaba incluido el otro, y de
ellos salieron habitantes y habitantes, campamentos y campamentos, todos al mismo
tiempo. Vengan y vean. Cuando el Santo, bendito sea, quería crear el mundo produjo
una sola luz escondida para que de esta luz surgieran y brillaran todas las luces
reveladas, para que las otras luces salieran de esta luz, se extendieran y se formaran;
esto fue el mundo de arriba. Esta luz se extendió de nuevo y formó al artesano, la luz
que no brilla, y se creó el mundo de abajo. Y como es una luz que no brilla buscó
vincularse con los reinos de abajo y, a través del vínculo inferior, recibir iluminación
por el vínculo superior. Y así la luz que no brilla produjo habitantes y campamentos de
muy diversos tipos, gracias al vínculo de arriba. Este es el significado de “¡Cuán
numerosas tus obras, Yud Hei Vav Hei!” Cualquier cosa que haya en la tierra tiene su
paralelo en el mundo de arriba. No hay una sola cosa en el mundo, por pequeña que sea,
que no dependa de otra cosa más alta que le fue asignada desde arriba, pues cuando la
cosa de abajo se despierta, la que le es asignada desde arriba también se despierta, ya
que todo está interrelacionado. [Zohar 1,156a-156b.]

Jag Sameaj estimados amigos. Antes que nada quiero desearles que sus anhelos más
preciados sean concretizados este nuevo año 5778. Tengo la certeza que es un año
especial, porque la independencia de Israel se logró en el año 1948 que era en el
calendario hebreo el año 5708. Hoy estamos celebrando el 5778, es decir, el estado de
Israel celebra 70 años de formación, lo que en realidad significa que está terminando un
ciclo de 70 años.

La Torá nos enseña que El sistema que rige nuestro mundo contiene siete partes. En
nuestro mundo tenemos muchas divisiones en 7 ó 70: las setenta naciones del mundo y
los siete días de la semana; El Talmud nos revela que el alma del hombre se compone
de setenta partes, El rey David, que es la carroza de Maljut vivió 70 años y es por eso
que se considera que el hombre vive 70 años de manera óptima. También los sabios
dicen que la Torá tiene 70 caras. En fin mis amigos, no soy profetisa, pero sin temor a
equivocarme al final de este año 5778 abra un mundo completamente diferente,
veremos cómo todo se acelera aún más para la formación de un nuevo tipo de humano.

La pregunta que deberían hacerse es: porque la formación del estado de Israel marca
esta cuenta que hago? Para encontrar la respuesta les sugiero que vean las 2 imágenes
que les coloco.

La primera imagen es el símbolo del tzimtzum, de la contracción que dio origen al


mundo. Es la formación de las 10 dimensiones, es el universo que fue creado por capas
como si fuera una cebolla.
En el centro está la yud para indicarnos que el Padre (Aba o Jojmah) pasa por el
conducto que atraviesa esas 10 dimensiones y lo conecta todo. No podemos olvidar que
el nombre de Dios comienza con la Yud.
Si el espacio negro representa al infinito, la yud viene siendo el ancla de esta energía
que está por encima del círculo y que representa al creador del universo. El punto es el
final de camino, que es nuestro mundo, como bien lo sabemos. La yud es entonces, la
extensión de Dios en la manifestación, es Adonai en la tierra.

Y la segunda imagen es una compresión de todos los continentes, que nos demuestra
que Jerusalem y más específicamente el lugar en donde estaba el Beit Hamikdash, es el
lugar de contacto que hace nuestro mundo con el resto del cosmos.

Lo importante no fue la formación del estado de Israel a pesar que es una profecía de la
Torá. Lo importante es que el estudio de la Torá es la columna vertebral de Israel y es
por eso que el establecimiento del estado de Israel significa Torá para el mundo, pues
Jerusalem es el punto que conecta a la tierra con el cielo. Esto es el punto de resonancia
del mundo, y todo lo que suceda allí se expande como un eco, en una ola expansiva
hacia el resto del mundo. Todo lo que hoy se sabe de Torá, Talmud y kabalah se debe a
ese momento, cuando las naciones unidas le designó este pedazo de tierra al pueblo que
custodia la Torá desde hace más de 3500 años.
Así que con esta reflexión, podemos iniciar la entrega que les he preparado de Yom
Kippur, el cual se celebra en varias etapas.Este año tenemos un conjunción
extraordinaria pues Yom Kippur cae en Shabbat, y por eso automaticamente la
sentencia será clemente. Fijense algo, Yom kippur es el nivel de Keter y Shabbat es el
nivel de Maljut, es decir que tenemos al rey en el reinado, tenemos a una vasija colmada
de luz. Por eso sabemos que este año se pinta positivo.

Entonces la primera etapa de Yom kippur este año comienza el jueves 28 con el ritual
de kaparot que quiere decir expiación. Es un ritual muy sencillo pero con un profundo
significado y es la clave que puede beneficiarnos en la distribución de la parnasa que se
hará al final de Yom Kippur. El Ari de bendita memoria lo hacia con una gallina blanca
y desde alli se instauro esta costumbre, pero a menos que un Shojet vaya a la casa y
haga el sacrificio de la gallina para que quede garantizado que es 100% kosher,
debemos de limitar la práctica con la gallina. Los mismos rabinos desaconsejan esta
práctica actual porque un animal es kosher cuando es cuidado desde su crianza hasta su
sacrificio. Y está prohibido que el animal sufra, inclusive está prohibido por la halajá
que una gallina sospeche siquiera que será sacrificada, y mucho menos que esta vea
como otra gallina es sacrificada, en cuyo caso la kapara tiene efecto nulo o
contraproducente, por eso se hace con dinero.

Se acostumbra hacerlo con 10 dolares porque es el equivalente a 20 shekel, pero como


ya les explique en Rosh Hashana, para el que no puede ese monto porque es muy alto,
también podemos hacerlo con el monto equivalente al nombre de Dios Yud Hei Vav y
Hei cuya guematria es 26 en la moneda de su pais.

En fin, para la kapara les he preparado un pdf con todas las indicaciones y las oraciones
que se dicen. Para el que esta en el grupo de Whatsapp prepare un video demostrativo.
Lo que tenemos que saber de aquí, es que las iniciales de las tres frases que se dicen
cuando estamos haciendo los giros en la cabeza en el ritual forman el nombre del Ángel
que distribuye la parnasa. No lo pronunció porque los nombres angélicos despiertan
también su opuesto, así que es mejor solo observarlo. En el texto lo tienen bien
explicado.

El segundo punto de esta preparacion es las 6 comidas que se hacen antes de Yom
kippur, en este caso desde la mañana del viernes hasta que encendemos las velas.
Debemos comer 6 veces, una por cada sefirot. El objetivo es corregir las chispas que
cayeron en la naturaleza después del pecado de Adam. No se trata de abarrotarnos de
comida, pequeños bocados son suficientes, pero tengamos en cuenta que la tercera
comida es por la sefirá de Tiferet, que debe ser dulce. Y la sexta es Yesod que debe ser
abundante por eso se hace una gran comida con Pan y Vino antes de la entrada del
ocaso. A pesar de todo esto, no debemos comer ni demasiado dulce, ni demasiado
salado, para evitar la sed en el ayuno de Kippur.

También es importante tomar mucha agua a lo largo del día. Les explique para el ayuno
del 9 de Av que pequeños sorbos durante todo el dia hidratan más la cuerpo que un litro
de agua de una sola vez. Así que desde que amanece el viernes tengan una botella de
agua en la mano para evitar molestias durante el ayuno.
Les he puesto el material más completo que puede encontrar, tanto para la noche como
para el dia de como yo lo haría. Así que espero les sea de utilidad para que tengan una
bella conexión. No me queda mas que desearles una bella pascua y que Hashem y la
divina Shejina mes los bendiga con inmensa abundancia y vida en todas las áreas de sus
vida

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