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COBRO DEL ALQUILER DE VEHÍCULO COMO

DAÑO EN EL ACCIDENTE DE TRÁNSITO


Rama del Derecho: Derecho de Tránsito. Descriptor: Normas de Tránsito.

Palabras Claves: Alquiler de Vehículo, Accidente de Tránsito, Daños y Perjuicios.

Fuentes de Información: Normativa, Doctrina y Jurisprudencia. Fecha: 10/07/2018.

Contenido

RESUMEN ...................................................................................................................................1

NORMATIVA ............................................................................................................................. 2
Responsabilidad Civil en Materia de Tránsito ......................................................... 2

DOCTRINA .................................................................................................................................5
El Resarcimiento de los Daños y Perjuicios Causados por la Colisión, Según
la Jurisprudencia ................................................................................................................5

JURISPRUDENCIA ................................................................................................................. 23
Alquiler de Vehículo como Daño Derivado del Accidente de Tránsito......... 23

RESUMEN

El presente informe de investigación recopila normativa, doctrina y jurisprudencia


sobre el Cobro del Alquiler de vehículo como Daño en el Accidente de Tránsito,
considerando los supuestos normativos de los artículos 197 a 204 de la Ley de Tránsito
y el criterio que sobre la responsabilidad civil en accidentes de tránsito han elaborado
la doctrina nacional y los Tribunales Civiles.

1
NORMATIVA

Responsabilidad Civil en Materia de Tránsito

[Ley de Tránsito]i

Artículo 197. Sujetos de la responsabilidad civil. En todo accidente de tránsito en el


que no esté identificado el conductor, el propietario registral será el responsable civil
objetivo de las consecuencias que se deriven del uso, manipulación, posesión o
tenencia del vehículo. En tal caso, el interesado podrá plantear un proceso civil en
contra del propietario registral. Dicho propietario podrá liberarse de responsabilidad
mediante documento que demuestre que el vehículo fue vendido, traspasado a un
tercero, sustraído, o no se encuentra dentro de su apoderamiento, con fecha anterior
al accidente de tránsito. De comprobarse lo anterior, se tendrá que encausar el
proceso en contra del nuevo adquirente o poseedor e igualmente se actuará por
cualquier otra salvedad legítimamente válida.

En los accidentes en que el conductor sea identificado, la responsabilidad civil solidaria


del propietario o poseedor podrá tramitarse dentro del proceso de tránsito respectivo,
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 199 y siguientes de la presente ley.

Los peatones, el conductor y los pasajeros de un vehículo a quienes les sea imputable
un accidente de tránsito podrán ser civilmente responsables por los daños y perjuicios
que se deriven de este.

Artículo 198. Responsabilidad del propietario del vehículo por infracciones. Quien
figure como propietario del vehículo en el Registro Nacional será responsable por las
infracciones firmes establecidas en esta ley. El vehículo responderá por el pago de las
multas que correspondan a estas infracciones.

De previo a cualquier gestión de cobro, se le otorgará diez días hábiles para que ejerza
los derechos que estime conveniente, bajo advertencia de que expirado dicho plazo la
multa quedará firme. Será notificado por el medio indicado en los artículos 81 y 149 de
esta ley.

2
Artículo 199. Responsabilidad solidaria. Responderán solidariamente con el
conductor:

a) El propietario de un vehículo que permita que lo conduzca una persona carente de


la respectiva licencia o bajo los efectos del licor u otras drogas.

b) Las personas físicas o jurídicas que, por cualquier título, exploten vehículos con fines
comerciales o industriales, incluyendo el transporte público.

c) El Estado y sus instituciones, en los términos de la Ley N.° 6227, Ley General de la
Administración Pública, de 2 de mayo de 1978, y sus reforma.

d) El propietario que permita que las placas de su vehículo sean utilizadas por otro al
que no le han sido asignadas, o no las entregue al Departamento de Placas, para su
custodia, si el vehículo al que le fueron asignadas queda imposibilitado
permanentemente para circular.

e) El propietario que obligue o permita la circulación de un vehículo de carga liviana o


pesada con exceso de carga, de acuerdo con los parámetros establecidos en la
respectiva reglamentación.

f) El propietario de un vehículo que permita conducirlo a un menor de edad, salvo lo


dispuesto para licencias tipo A1.

Artículo 200. Gravamen sobre el vehículo por daños y cierre de fronteras. El vehículo
con el cual se cause un daño se mantendrá gravado hasta la finalización del proceso
respectivo y a la orden de la autoridad judicial que conozca de este.

Esta autoridad ordenará anotarlo al margen del asiento de la inscripción del vehículo;
si no está inscrito ordenará el cierre de fronteras al vehículo y su detención para ser
entregado en depósito judicial, con la finalidad de asegurar las resultas del juicio.

La autoridad judicial expedirá el mandamiento para su anotación inmediatamente


después de recibido el parte o la denuncia. El Registro Nacional procederá a anotar el
gravamen de manera exacta y detallada.

Si la causa de tránsito se traslada de la sede Contravencional de Tránsito al Ministerio


Público por tratarse de un delito, deberá trasladarse de inmediato el gravamen o la
anotación a favor de esta autoridad, quien definirá si mantiene o no la anotación bajo
su responsabilidad.

El incumplimiento de estas disposiciones se considerará falta grave por parte de los


funcionarios respectivos, quienes serán responsables por los perjuicios que cause esta

3
falta, de conformidad con los principios establecidos en la Ley N.° 6227, Ley General de
la Administración Pública de 2 de mayo de 1978, y sus reformas.

De igual manera, el Cosevi gravará el vehículo para responder por las multas impuestas
por infracción a esta ley.

El gravamen procederá aunque el conductor no sea el propietario o no aparezca como


tal en el Registro Nacional.

Cuando se encuentren involucrados dentro de un proceso de tránsito los vehículos del


Estado y de sus instituciones, deberá ser anotado el gravamen en el asiento
correspondiente del Registro Nacional.

Artículo 201. Acción en vía civil. El perjudicado o su representante formularán ante el


tribunal civil competente la acción para el resarcimiento de los daños y perjuicios
producto del accidente, así como el cobro de las costas.

Artículo 202. Plazo para la reclamación civil. Para establecer la responsabilidad civil
solidaria de los terceros en los términos de la presente ley, se procederá bajo las
siguientes condiciones: el conductor infractor se apersonará dentro de los diez días
posteriores a su declaración, y el propietario dentro de los diez días siguientes a la
notificación conforme al contenido del artículo 172 de esta ley.

El interesado aportará al proceso el nombre, el número de cédula y las calidades de la


persona contra la cual se dirige la acción, así como el lugar donde se le puede notificar.
Si se trata de una persona jurídica, deberá aportar el nombre del representante legal,
el domicilio social y el lugar donde notificarla.

De aportarse los datos fuera del plazo señalado o incompletos, la gestión se tendrá por
no interpuesta.

Recibida la gestión, el despacho procederá a notificar al demandado y este contará con


diez días para ejercer su defensa, sin perjuicio de su participación posterior en la
audiencia.

En caso de que el conductor imputado sea una persona menor de edad, el interesado
deberá realizar las gestiones de responsabilidad civil solidaria de daños y perjuicios en
la sede civil correspondiente, en contra del propietario del vehículo.

4
Artículo 203. Anotación de sentencia. De toda sentencia condenatoria se emitirá
mandamiento al Registro Nacional para que se anote de inmediato en el asiento de
inscripción del vehículo y a juicio del juzgador, en el asiento de inscripción de la
licencia de conductor.

Artículo 204. Levantamiento de gravamen. Se levantará el gravamen sobre el vehículo


y se cancelará la garantía que se haya rendido cuando conste en el proceso que las
indemnizaciones civiles han sido pagadas o renunciadas en forma legal, o sustituida la
garantía a satisfacción del tribunal que conoce la causa.

El tribunal que conozca la causa ordenará levantar, a solicitud de la parte interesada, el


gravamen y cancelar las garantías que se hubieran dado, si pasado un año contado a
partir de la firmeza de la sentencia, el tribunal que conozca la ejecución de sentencia
no le hubiera comunicado la solicitud para que ponga el gravamen a su orden.

Ni el gravamen ni las garantías se cancelarán si la multa no ha sido pagada, excepto


que haya transcurrido el plazo de prescripción de la multa.

Recibida la solicitud expresada en el párrafo segundo de este artículo, la autoridad


dejará, a la orden del tribunal respectivo, los gravámenes y otras garantías que se
hayan rendido, que comunicará al Registro Nacional.

DOCTRINA

El Resarcimiento de los Daños y Perjuicios Causados por la Colisión, Según la


Jurisprudencia
[López Casal, Y.]ii

[P. 62]

En este acápite expondremos y analizaremos qué tipo de extremos petitorios suelen


ser lo que se reclaman, a título de daños y perjuicios, en la demanda de ejecución de la
sentencia de tránsito por colisión y, tal vez lo más importante, la forma idónea en que
deben ser demostrados con el fin de obtener sentencia estimatoria en esos aspectos.

Antes de iniciar esta temática, resulta de vital importancia para los sujetos procesales
(parte, abogado y Juez, principalmente) involucrados en el proceso de ejecución de
sentencia, tener en cuenta que el éxito o fracaso de este proceso depende, en gran
medida, de si los extremos que solicitan en la demanda fueron o no eficazmente

5
demostrados. Esto significa que, a pesar de que el actor tenga ejecutoria en la que se
indica que el demandado fue condenado a pagarle determinados aspectos, en el
proceso de ejecución de sentencia deberá, necesariamente, demostrar en qué
consisten y el monto que pide ya que, de lo contrario, la demanda de ejecución de
sentencia deberá declararse sin lugar. En otras palabras, resultan aplicables aquí los
aforismos latinos "Actore non probante, qui convenitur, etsi nihil ipse praestiterit,
obtinebit"1 y "Actori incumbit onus probandi"2. Del mismo modo, la Sala Primera de la
Corte ha expuesto esta necesidad en los siguientes términos:

[P. 63]

"I. Cuando en las sentencias recae condenatoria en daños y perjuicios en


abstracto el ejecutante tiene la obligación de liquidar, como en cualquier
otra ejecución, los daños y perjuicios causados, pero además debe
"probar" la existencia de esos daños. Esto significa establecer una relación
de causalidad entre el hecho reconocido judicialmente con su respectiva
magnitud y d valor. Salvo el caso del daño moral subjetivo en todos los
demás casos debe mediar prueba. Opera el aforismo romano "judez
secundum allegata et probata partiumdeddere debet". No basta solo
afirmar, básicamente se debe probar. Esto significa una diferencia notable
respecto de la ejecución de sentencia en las condenas por daños y
perjuicios en los procesos de conocimiento. II. En este caso el ejecutante
no cumplió con este principio. En efecto en la ejecución de sentencia del
fallo por infracción a la ley de tránsito el ejecutante no probó ni los daños
ni tampoco los perjuicios. Por tal razón la sentencia recurrida del Tribunal
Superior, al prohijar los hechos probados y no probados del fallo de
instancia, tuvo un cuadro fáctico ayuno de estos extremos. Sólo se
condenó al pago de las costas personales derivadas de la mencionada
causa de infracción a la Ley de tránsito. Y esta exención en el pago de
daños y perjuicios se dictó pese a tenerse por probada la colisión entre el
vehículo del actor y el bus de la empresa transportista, y también pese a la
condena para el pago en daños y perjuicios y costas a J. L. L. M., chofer, y
en forma solidaria a la E. A. S. U. H. Limitada, propietaria del bus, en la

1
"No probando el actor lo que interesa a su derecho, ganará el demandado, aún cuando él mismo nada
hubiera alegado". En: Cabanellas, Guillermo. Repertorio jurídico de principios generales del derecho,
locuciones, máximas y aforismos latinos y castellanos. Buenos Aires, Editorial Heliana S. R. L., 4 ed.,
1992, página 141.

2
"Al actor incumbe la carga de la prueba Ibídem., página 141.

6
causa original" (Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia. Sentencia N°
66 de las 14:15 hrs. dd 12 de febrero de 1999)".3

[P. 64]

Sobre la base de lo anterior, es importante mencionar que las demandas de ejecución


de sentencia de tránsito por colisión generalmente contemplan el reclamo de pago de
daños y perjuicios consistentes en pago de repuestos, mano de obra, alquiler de
vehículo, pago de lucro cesante por ingresos dejados de percibir y por no uso de
vehículo. En relación con estos extremos, la jurisprudencia costarricense ha emitido
pronunciamientos valiosos que pueden servir de guía para conocer de qué forma es
que se debe demostrar tal o cual rubro para que sea otorgado en la sentencia. Primero
que todo, es indispensable demostrar que los daños y perjuicios que se reclaman
tienen relación directa con el hecho dañino que los causó, pues la jurisprudencia ha
dicho, en forma justa y acertada, que no es permitido cobrar daños y perjuicios que no
se derivan del evento dañoso que los causó, ya que ello podría prestarse - nos parece a
nosotros- a situaciones de enriquecimiento sin justa o bien de ejercicio
desproporcionado e irrazonable de un derecho (el derecho al resarcimiento). En
efecto, el Tribunal Segundo Civil, Sección Segunda ha resuelto, con acierto, que:

"VI. En torno al daño moral el Tribunal comparte plenamente las


consideraciones doctrinales y jurisprudenciales citadas por el señor Juez a-
quo, pero no está de acuerdo con la conclusión a la que arribó. Al
momento de ejecutar la sentencia es necesario tener presente que no
puede resolverse en contra de lo ejecutoriado, o resolver puntos
sustanciales no controvertidos, lo anterior de acuerdo con el artículo 704
del Código Procesal Civil, para ello cabe preguntarse, entonces, qué se
entiende por puntos sustanciales y qué por resolver en contra de lo
ejecutoriado. Ya a ese respecto la antigua Sala de Casación, en la

[P. 65]

sentencia N° 7 de las 15:30 horas del 15 de enero de 1970, explicó, con


relación a esos conceptos, "...si el fallo principal deja para una etapa poste-
rior la liquidación de partidas de daños y perjuicios, frutos, cuentas y otros
extremos de carácter análogo, es lógico que en esa etapa tengan que
discutirse cuestiones que no fueron resueltas en la sentencia, pues de lo
contrario nada habría que liquidar y la ejecución se concretaría al embargo
de bienes. Así las cosas, al tratarse de puntos nuevos -no así de puntos

3
Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia. Sentencia N° 66 de las 14:15 hrs. del 12 de febrero de
1999. En: López Casal/ Yuri. supra nota 15., página 487.

7
sustanciales-, en cuanto han tenido que plantearse en ejecución de sen-
tencia para que allí se decidan, peto no sustanciales, porque lo sustancial
es el pronunciamiento que dispone rendir cuentas, devolver frutos o
indemnizar daños y perjuicios, es posible concluir que esos puntos nuevos
no alteran la esencia de lo ejecutoriado, sino que se dirigen simplemente a
cumplir el fallo dentro de los límites de la condena...". En el sub-lite, la
sentencia que se pretende ejecutar, en la parte resolutiva, estableció, en lo
que interesa, lo siguiente: "d) C. B. y P. S. A. y M. F. V. deben pagar al actor
todos los daños y perjuicios que le han ocasionado, los cuales se liquidarán
en ejecución de sentencia". A su vez, en el considerando sexto, el señor
Juez de primera instancia dijo: " Tanto dicha sociedad como M. F., deben
pagar los daños y perjuicios que le hubieren ocasionado al actor, los que se
establecerán en ejecución de sentencia, ello por no contarse con
suficientes datos para ello y acorde a lo preceptuado por el artículo 156 del
Código Procesal Civil". La condenatoria en daños y perjuicios debe
entenderse en armonía con los términos dados por los juzgadores en sus

[P. 66]

considerandos. Por eso ha de analizarse cuáles daños y perjuicios podrían


serle cancelados al actor, en armonía con lo dispuesto en la sentencia que
se ejecuta. A este tenor, resulta indispensable analizar la relación jurídica
que, a la sazón, vinculó al actor y a la sociedad demandada, la cual quedó
claramente plasmada, en la sentencia de segunda instancia: "V. De acuerdo
con lo afirmado por el actor en su demanda, la vivienda que él compró, le
fue entregada en el mes de setiembre de mil novecientos noventa, pero
ésta no se encontraba en condiciones de ser habitada, razón por la cual
tuvo que invertir grandes sumas de dinero para hacerla habitable...el actor
aportó documentos, que no fueron impugnados por la demandada, para
demostrar que tuvo que invertir una gran cantidad de dinero para hacer
habitable la casa... es decir se les entregó sólo el "cajón"... Además del
incumplimiento mencionado, la demandada no cumplió con otorgar la res-
pectiva escritura de venta y traspaso de la propiedad a nombre del
actor...Como el actor cumplió con el pago de la suma de den mil colones en
concepto de "prima" de la propiedad y cumplió con llevar a cabo la
tramitación correspondiente para obtener el financiamiento de su vi-
vienda, lo que no se formalizó por razones ajenas a su voluntad, le asiste
derecho para pedir de su contraparte incumplidora del contrato, el
cumplimiento o su resolución con daños y perjuicios". Del fallo se
desprende que los daños y perjuicios que debe pagar la sociedad
codemandada se refieren a los producidos con su incumplimiento con la
entrega de la casa en las condiciones acordadas y los documentos de

8
[P. 67]

propiedad, pero al formular la liquidación concreta para esta ejecución el


actor introdujo otros elementos totalmente distintos de los discutidos, al
hacer la liquidación que se examina el actor cambió el hecho generador
del supuesto daño moral. En efecto, nótese que al solicitar este rubro el
señor L. E. L. A. fundamentó su reclamo en la siguiente forma: "por daño
moral la suma de un millón de colones, ya que mi vi perjudicado en mi
honor y decoro tanto en (así está en el original) suscrito como mi familia,
con las acciones efectuadas por los demandados, por cuanto plantearon
una acción de desahucio en mi contra y mucha gente se dio cuenta aún a
sabiendas la parte demandada que estaban actuando fuera de la ley../'. Al
resolver el punto, el Despacho A-quo razonó, en síntesis, su otorgamiento
de la siguiente manera: "En razón a lo dicho, el despacho considera, que la
suma que se liquida en cuanto a un millón de colones se ajusta al daño que
se le causó al aquí actor, el cual tuvo que llegar a firmar documentos en
contra de ley, para poder lograr que el desahucio se hiciera efectivo, por
que ha de aprobarse en dicha suma por ser justa y equitativa' 7.
Evidentemente la transcripción del fallo tiene un error material, pues la
firma de los documentos mencionados fue para que el desahucio NO se
hiciera efectivo. Pero cuando formuló la demanda el actor había
concretado su reclamo en relación al daño moral en los siguientes
términos: "El daño moral que se le ha causado al suscrito se puede exponer
así: por no poder habitar la casa de habitación, por no encontrarla con
todos los requisitos mínimos de vivienda, por no tener luz eléctrica, por no
tener medidor por no tener agua potable propia y por no está habitable se
le ha causado un daño al suscrito que valora en la suma de doscientos
sesenta y dos mil quinientos colones que representan d cincuenta por
ciento del daño material". Ante el cambio realizado, los suscritos
juzgadores con-

[P. 68]

sideran que el extremo de daño moral liquidado en la etapa de ejecución


de sentencia debe ser rechazado porque implicaría resolver sobre un punto
que no fue objeto de discusión".4

4
Tribunal Segundo Civil. Sección Segunda. Voto N° 376 de las 9:00 hrs. del 5 de octubre de 1999. En:
López Casal, Yuri. supra nota 5., página 770.

9
En relación con los reclamos de sumas de dinero por concepto de repuestos, la
jurisprudencia ha dicho que deben comprobarse fehacientemente, lo cual generalmen-
te se hace con facturas. Personalmente nos parece que esas facturas deben indicar un
desglose completo de los distintos repuestos que se compraron, así como el nombre
de la persona que los compró y el sello de "cancelado" del vendedor. No puede el Juez
conceder, en forma prudencial, determinado rubro por concepto de repuestos, sino
que, como se dijo antes, es necesario que el actor demuestre fehacientemente, haber
comprado o pagado el repuesto. En este sentido se ha pronunciado la jurisprudencia al
decir que:

"II.- El actor, pretende el cobro de la suma de setenta y siete mil


setecientos cincuenta y cuatro colones ochenta céntimos por concepto de
repuestos, y para ello aportó una factura proforma. Además la suma de
ciento veinticinco mil colones por mano de obra y aportó una factura de
avalúo hecha en febrero de mil novecientos noventa y cinco.- Cobra por
tiempo de reparación por ocho días la suma de dieciséis mil colones. Por
depreciación la suma de ciento veinte mil colones, y por gastos, costas y
honorarios treinta mil colones, más intereses. El demandado se opuso a
esa pretensión, y el A-quo conce-

[P. 69]

dió ciento veinticinco mil colones por reparación de mano de obra, por
repuestos prudencialmente cincuenta mil colones, por honorarios de
abogado causa penal diez mil colones e impone el pago de ambas costas al
accionado. Deniega la partida por el no uso del vehículo, durante la
reparación, y la depreciación redamada.- Ambas partes han apelado, la
parte demandada porque la partida de mano de obra se comprobó con
factura de avalúo, lo que considera incorrecto y por la partida de
repuestos.- El actor por su lado se adhirió a la apelación de la contraparte,
en cuanto se le rechazó la partida de transporte como agente vendedor.-
Considera el Tribunal que en lo referente a lo concedido por el A-quo por
reparación o mano de obra, es correcto y debe confirmarse. El avalúo que
se hizo en d documento aportado, luego fue cancelado por el actor y así lo
hizo constar el firmante de esa factura en el testimonio rendido en autos.-
No existe prueba en contrario de que ese monto no corresponda a esa
partida.- En razón a la suma dada por repuestos que el A- quo concedió en
forma prudencial, debe revocarse, ya que en tratándose de repuestos
deben comprobarse en forma fehaciente el monto de cada uno de ellos sin
que se puedan dar como lo hizo el A-quo en forma prudencial.- Por esas
razones debe revocarse ese aspecto para en su lugar denegar esa partida.-
Por otra parte, en razón a los alegatos del actor, no lleva razón en ellos y no

10
es posible conceder el monto pretendido por el no uso de su vehículo
durante el plazo que indicó.- No probó que él fuera agente vendedor que
utilizaba el vehículo para esos fines, y por eso tuvo que tomar en arriendo
otro auto-

[P. 70]

motor para cumplir con su trabajo.- Al no haber prueba de todo ello, no es


posible conceder esa partida.- En cuanto a los demás extremos las partes
no han hecho objeción alguna al fallo recurrido"5

Hablando de las facturas como documento privado que se suele utilizar mucho en la
práctica para demostrar los gastos por concepto de repuestos y otras reparaciones
hechas al vehículo damnificado por la colisión, nuestros Tribunales han dicho que las
facturas "pro forma" no tienen ninguna eficacia probatoria para tener por probado
determinado gasto en que hubiera tenido que incurrir el actor, lo cual es acertado
porque la factura "pro forma" en realidad es sólo una especie de prognosis o de
estimación de lo que le costaría a una persona la compra o la prestación de un servicio,
pero de ninguna manera implica la compra efectiva o la prestación real de
determinado servicio por lo que, definitivamente, son totalmente estériles para
demostrar determinado gasto. Tampoco tienen eficacia probatoria aquellas facturas
que no tienen la firma ni el nombre de quien las expide y si fueron pagadas por otra
persona distinta del actor de la ejecución de sentencia, tampoco serán idóneas para
otorgarle al demandante determinada suma de dinero por el concepto que reclama.
Ilustrativo de todas las hipótesis anteriores es el Voto N° 913-L de las 9:10 hrs. del 7 de
julio de 1999 del Tribunal Primero Civil de San José, el cual dijo:

[P. 71]

"II) La presente ejecución de sentencia, proviene de un accidente de


tránsito por colisión de tres vehículos, en donde se condenó al demandado
a pagar los daños y perjuicios ocasionados. Si bien el demandado no hizo
oposición a la pretensión del actor, eso no significa que éste aceptara los
montos reclamados. Se impone en todo caso la comprobación de los gastos
y extremos reclamados por el actor. - Si bien éste aporto una serie de
facturas, las partidas reclamadas realmente quedaron ayunas de prueba,
pues de los documentos aportados unas son facturas proforma, y con ellas
no se demuestra realmente que el actor desembolsara esos monto para
reparar su automotor.- Además, una de las facturas tiene fecha antes del

5
Tribunal Superior Primero Civil. Voto N° 1070-R de las 8:00 hrs. del 31 de octubre de 1997. En: López
Casal, Yuri. supra nota 15., página 262.

11
accidente por lo que tampoco es posible tomarla en cuenta aquí.- Además
otros de esos documentos no tienen ni firma ni nombre de quien la expide,
y casi todas están expedidas a nombre de la conductora G. G., y ella no es
quien se presenta aquí como actora, sino que lo es el propietario que fue
de ese automotor dañado. En consecuencia, lo resuelto por el a-quo lo
avala el Tribunal, imponiéndose confirmar el rechazo de la demanda, y por
consiguiente el fallo venido en apelación, pero en lo apelado, pues se
resolvió sin especial condena en costas lo que favorece al actor único
apelante.- Será en otra vía en donde debe ventilar su derecho".6

[P. 72]

Las facturas y otros documentos privados pueden ser perfectamente impugnados por
el demandado. En estos casos, debe solicitarse el reconocimiento de los documentos
(Artículos 379, 388 y 693 párrafo cuarto del Código Procesal Civil), porque si no se
solicita y el demandado los impugnó, entonces no tendrán ninguna eficacia probatoria
para probar los gastos que indican. En este sentido la jurisprudencia ha dicho que:

"II.- El fallo recurrido se conoce en lo apelado, concretamente en cuanto se


acoge la excepción de falta de derecho y se declara sin lugar la ejecución de
sentencia. Los demás extremos benefician al actor como único apelante, de
ahí que carece el Tribunal de competencia funcional para analizarlos. III.-
En lo que es motivo de inconformidad, comparte el Tribunal lo resuelto por
el señor Juez a-quo. El accionante aporta dos facturas a fin de acreditar los
daños y perjuicios ocasionados al vehículo placas ciento ochenta y siete mil
setecientos noventa y tres. A folio 40 el demandado impugna en forma
expresa esas facturas, y en esas circunstancias, por tratarse de documentos
privados, debieron ser reconocidas por los firmantes a tenor del artículo
693 párrafo 4o. del Código Procesal Civil. Ese reconocimiento se echa de
menos en autos, y el a-quo pretendió sustituirlo por el dictamen pericial
ordenado para mejor resolver, desde luego sin resultados positivos. El
propio actor se opuso a la evacuación de esa probanza, sin tomar en
cuenta que los documentos privados no reconocidos carecen de valor
probatorio. En esta instancia ofreció prueba a fin de subsanar el defecto, lo
que se denegó por resultar inconducente en resolución

6
Tribunal Primero Civil. Voto N° 913-L de las 9:10 hrs. del 7 de julio de 1999. En: López Casal, Yuri.
supranota 5., página 541.

12
[P. 73]

de las quince horas del diecisiete de setiembre de 1997. Los agravios del
recurrente no resultan de recibo, principalmente en cuanto a la inter-
pretación de los numerales 379 y 388 del Código citado. La primera de esas
normas, en forma clara y precisa, dispone la necesidad del reconocimiento
a fin de concederle valor probatorio a los documentos privados, sin que
deba confundirse esa situación con la fecha cierta. El hecho de que
documentos privados tengan fecha cierta no equivale a otorgarles, de
pleno derecho, valor probatorio. Al ser impugnados por la parte contraria,
deben reconocerse para ese efecto, lo que no sucedió en autos. En
definitiva, la ejecución quedó totalmente ayuna de medios probatorios y
por ello resuelve bien el señor Juez al denegar los rubros redamados. Sin
más consideraciones por innecesario, en lo apelado se confirma el fallo
recurrido"7

Por el contrario, si los documentos privados aportados no son impugnados por el


demandado, entonces se configura un reconocimiento tácito del documento (Artículo
388 párrafo segundo del Código Procesal Civil) y, por consiguiente, constituyen prueba
idónea para demostrar las erogaciones que indican, salvo que el Juez, por otra razón
legal distinta, no lo considerara así (por ejemplo, que fueran facturas pro forma).

En lo que respecta a la mano de obra, se aplica la misma regla: Debe ser demostrada
por cualesquiera de los medios probatorios que establece el artículo 318 del Có-

[P. 74]

digo Procesal Civil. Resulta útil agregar que la jurisprudencia ha dicho que la prueba
pericial que indique determinado monto por concepto de mano de obra prevalece
sobre cualquier otro medio de prueba que también verse sobre el gasto de mano de
obra, pues el perito, como auxiliar del Juez con conocimientos especializados, es quien
con mayor propiedad y conocimiento puede establecer, de manera precisa, el monto
que implicó la mano de obra de determinado vehículo. En este sentido, el Tribunal Pri-
mero Civil de San José, mediante Voto N° 516-R de las 7:30 hrs. del 21 de abril de 1999,
resolvió:

"II. La sentencia recurrida se conoce en lo apelado, concretamente en lo


desfavorable al único apelante. Doctrina del artículo 565 del Código
Procesal Civil. En el escrito de demanda se liquidan cinco partidas y de ellas
se rechaza los honorarios del proceso de tránsito, extremo que beneficia a

7
Tribunal Primero Civil. Voto N° 968-M de las 8:35 hrs. del 8 de octubre de 1997. En: López Casal, Yuri.
supra nota 5., página 421.

13
la recurrente y por ende se carece de competencia funcional al respecto.
Se conoce en lo apelado. Como bien lo señala la señora Juez a- quo la
ejecución de sentencia es procedente, de ahí que las excepciones
perentorias se encuentran bien denegadas. La parte actora goza a su favor
de una ejecutoria donde se condena a pagarle los daños y perjuicios
ocasionados en virtud de la colisión. El trámite, en consecuencia, se ajusta
a lo dispuesto en los artículos 158,629,630 inciso 1) y 693 del Código
Procesal Civil. La parte demandada recurre las partidas aprobadas por el a-
quo y salvo los agravios en cuanto al rubro por reparación o mano de obra,
los restantes no resultan de recibo. En efecto, lleva razón el apelante al
considerar que debe modificarse la suma por concepto de mano de obra, la
que debe fijar-

[P. 75]

se de acuerdo con la recomendación del experto nombrado en autos. Es


cierto que la factura para probar esa partida fue reconocida por el firmante
al haberse impugnado, pero la prueba idónea para determinar el monto de
mano de obra es el informe pericial. Se trata de una cuestión técnica
extraña al derecho, y por ese motivo no hay razón para separarse de ese
criterio, máxime que no hay otros elementos que desvirtúen lo
recomendado. El experto dictamina los diversos rubros para indemnizar los
daños y perjuicios, prueba que debe tomarse en conjunto y no únicamente
para ciertas partidas. En ese sentido, lo correcto es modificar la partida de
comentario para aprobarla en ciento ochenta y cinco mil colones. La suma
por repuestos se ajusta a la prueba pericial, así como la de lucro cesante.
Como tiempo efecto se indica veintiséis días y es razonable por la actividad
del vehículo del ador establecer un monto diario de cinco mil colones, todo
para un total de dentó treinta mil colones. Los intereses, sobre las sumas
fijadas, también es correcto al concederse a partir de la firmeza de la
sentencia. Lo propio sucede con ambas costas de la ejecución a tenor del
artículo 221 del atado cuerpo de ley. Por todo lo expuesto, en lo apelado se
modifica el fallo recurrido para fijar la partida de reparación en dentó
ochenta y cinco mil colones, y se confirma en todo lo demás apelado"
(Tribunal Primero Civil. Voto N° 516- R de las 7:30 hrs. del 21 de abril de
1999)"8

En otro orden de cosas, en lo que respecta a la partida de lucro cesante es necesario


indicar que con frecuencia

8
Tribunal Primero Civil. Voto N° 516-R de las 7:30 hrs. del 21 de abril de 1999. En: López Casal, Yuri.
Ibídem., página 525.

14
[P. 76]

se suele pedir, bajo este concepto, sumas de dinero derivadas de alquiler de vehículo,
ganancias dejadas de percibir por no uso del vehículo, así como otros dineros o
ingresos dejados de percibir. La jurisprudencia ya ha tenido ocasión de pronunciarse
sobre estos tópicos tan importantes. Así, por ejemplo, en lo que se refiere al lucro
cesante por no uso del vehículo, nuestros tribunales han dicho que para reclamar con
éxito esa partida, debe demostrarse el tiempo real de reparación del vehículo según
los daños, causados. En este sentido del Tribunal Primero Civil de San José ha dicho
que:

"II. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 565 del Código Procesal


Civil, la competencia funcional del Tribunal se reduce a lo desfavorable de
la única apelante. En este caso concreto, quien recurre es la co-demandada
L. M. H. C., y las partidas apeladas serían el lucro cesante, los intereses
sobre ese rubro y la condena en ambas costas de la ejecución. Los demás
extremos le benefician, de ahí que se conoce en lo apelado. III. Lleva razón
la recurrente en sus agravios, y por ende, ante la falta evidente de prueba
para definir el lucro cesante reclamado, no queda más alternativa que
revocar lo resuelto en lo que es motivo de inconformidad. En autos lo que
se ejecuta es una sentencia dictada en sede penal dentro de una acción
civil resarcitoria. En la parte dispositiva del fallo la autoridad penal, en lo
que nos interesa dice: Existiendo duda sobre los elementos de prueba y
contradicciones periciales respecto a los rubros de LUCRO CESANTE E
INTERESES SOBRE ESTE, Y DEMAS INTERESES, acudan las partes a la vía civil
correspondiente (líneas 10 a 13 del folio 43). En autos se

[P. 77]

desconoce las probanzas que tuvo el juez penal a la vista para llegar a esa
conclusión, pero lo cierto es que la duda se inicia con el informe pericial se
aporta a folio 3 dirigido a la autoridad penal. El experto afirma: "Que el
vehículo estuvo sin poder ser utilizado desde el día 27 de mayo hasta el 7
de agosto que salió del Taller M., sea un total de 2 meses y 10 días, sea un
total de 70 días, por lo que no se pudo disponer libremente de dicho
vehículo lo que ha originado un lucro cesante al ofendido". Concuerda el
Tribunal con el perito en cuanto al origen del lucro cesante; esto es, la
indemnización por el no uso del vehículo. Sin embargo, discrepa con la
forma de computar el plazo para obtener la suma correspondiente. Es
criterio reiterado de este órgano jurisdiccional que el lucro cesante se
determina por el período efectivo que no se utilizó el vehículo, y éste
periodo se obtiene por el tiempo real de reparación conforme a los daños

15
ocasionados. En ese sentido se ha resuelto: "Para la determinación del
rubro por lucro cesante, lo que realmente interesa es el tiempo necesario
en que el vehículo haya estado en el taller para su reparación, es decir, el
período realmente indispensable para llevar a cabo las reparaciones a fin
de que pueda ser utilizado de nuevo. No se acoge siempre todo el tiempo
que estuvo en el taller, pues ello puede provenir de circunstancias no
imputables al obligado, al que no se le puede perjudicar, como es el caso
de falta de piezas o repuestos en el país, falta de dinero para su arreglo
inmediato, ni el plazo que haya tardado el instituto asegurador para
tramitar el redamo". Voto número 1693-L de las 8:30 horas del 19 de
noviembre de 1991.

[P. 78]

Carece de importancia, para estos efectos, el tiempo que estuvo en el


Taller M., pues lo que realmente interesa es el tiempo efectivo de repara-
ción, dato que aún se echa de menos. En el escrito de demanda no se
ofreció la prueba pericial con esa finalidad, y por el contrario se insiste en
el informe del perito rendido en sede penal, el cual no resulta idóneo. El
Juzgado a-quo trató de subsanar ese defecto probatorio de la parte actora,
y para ello ordenó prueba para mejor resolver, la que se aprecia a folio
115. Sin embargo, el nuevo experto nombrado tampoco llega a definir el
tiempo real efectivo de reparación. La suma recomendada proviene de una
serie de viajes, sin que esas circunstancias sean elementos apropiados. El
lucro cesante pretende indemnizar la utilización de otro medio de
transporte, similar al dañado, a fin de que la parte ofendida pueda realizar
sus actividades de manera normal. Pero es evidente que la sustitución de
un vehículo por otro tiene un límite temporal, y ese período de tiempo,
como se dijo, es el tiempo efectivo de reparación. La ausencia total de ese
plazo impide acoger la partida, y consecuentemente tampoco es posible
conceder intereses sobre un rubro denegado en su totalidad. La
revocatoria de esos dos extremos, para en su lugar denegarlos, produce la
desestimación de la demanda con la consecuente revocatoria de la
imposición en ambas costas a la parte accionada. Por las condiciones
especiales que rodean el asunto, es aplicable lo dispuesto en el artículo 222
del Código Procesal Civil, a fin de eximir ahora en ambas costas a la parte
actora".9

9
Tribunal Primero Civil. Voto N° 979-M de las 8:05 hrs. del 5 de agosto de 1998. En: López Casal, Yuri.
Ibídem., página 494.

16
[P. 79]

Por otra parte, para obtener en sentencia sumas de dinero por concepto de alquiler de
vehículo, así como ingresos dejadas de percibir, ya sea por salario o algún otro tipo de
actividad económica que se considere no se obtuvieron precisamente por la colisión y
la consecuente reparación del vehículo damnificado, la jurisprudencia ha dicho que, en
lo que respecta a la partida por concepto de alquiler de vehículo, es necesario
demostrar que, durante el lapso en que se alquiló otro vehículo, el vehículo dañado se
encontraba en reparación y, por su parte, si para probar el ingreso o ganancia dejada
de percibir se aportara (como suele suceder) una certificación o constancia realizada
por un contador (público o privado), es necesario que ese documento indique la causa
de la cual se deriva esa pérdida económica y si esa pérdida fue porque el vehículo
quedó inservible o inutilizable. Al respecto, puede consultarse el Voto N° 545-L de las
14:15 hrs. del 22 de abril de 1999 del Tribunal Primero Civil de San José, el cual
resolvió:

"II. El apoderado del actor recurre la sentencia de primera instancia en


cuanto se declaró sin lugar la demanda en contra de D. Q. S. A., así como lo
relativo en cuanto a las partidas por daños, pérdida del vehículo y los
referidos a daños y perjuicios, considerando que dicha resolución es
contradictoria con los hechos que tiene como comprobados, ya que en los
hechos sexto y sétimo tiene por probadas las erogaciones efectuadas a raíz
de la pérdida del automóvil y de no contar con el mismo. Los documentos
presentados, recibos y certificación de contador no han sido cuestionados
por lo que es contradictorio que tenga por probado un hecho y en el
análisis de fondo rechace dichas partidas. III. Se indica

[P. 80]

que el hecho 5 es intranscendente y se eliminó el hecho sétimo, por lo siguiente:


en el quinto el actor demuestra que alquiló un vehículo lo cual le erogó la suma de
ciento treinta mil colones, por el período comprendido del veintiocho de febrero
al catorce de setiembre de mil novecientos noventa y cuatro, pero no demuestra
que durante ese tiempo su vehículo se encontraba en reparación, con lo cual
dicha partida no era posible acogerse por falta de prueba. En cuanto al 7) bis, un
contador contratado por el actor certifica que éste dejó de devengar la suma de
dos millones novecientos noventa y ocho mil doscientos dieciséis mil colones ello
comprendido del mes de marzo de mil novecientos noventa y cuatro al mes de
abril de mil novecientos noventa y seis, pero no se demuestra de que devino esa
pérdida económica, si ello fue derivado de que el vehículo quedó inservible,
inutilizable y al no aportarse como se indicó prueba también en ese respecto no
es posible a acceder a esa partida. Ya que tal y como lo señala el artículo 317 del
Código Procesal Civil, la carga de la prueba incumbe, a quien formule una
pretensión, respecto a las afirmaciones de los hechos constitutivos de su derecho.

17
Dicha norma aunque se encuentra dentro de aquellas que regulan el proceso de
conocimiento es general, ya que se aplica a todos los asuntos de índole civil, lo
cual resulta lógico, en vista de que en todo proceso es fundamental que se
demuestren los hechos en los que el mismo se fundamenta. El caso que nos
ocupa, a pesar de que se trata de unas diligencias en las que se ejecuta una
sentencia que condenara a la parte accionada al pago de los daños y perjuicios
ocasio-

[P. 81]

nados al actor, resulta necesario que el promovente compruebe de manera


efectiva todos y cada uno de los rubros que liquida, situación que ciertamente no
se ha dado en lo que respecta a los aspectos que aquí se recurren, sin que fuera
posible a criterio de este Tribunal, que se pudiera presumir su existencia como
para condenar al pago de las sumas que por dichos rubros se liquidaran. Véase
que hasta para mejor resolver este Tribunal designó un perito para que se
dictaminara si el vehículo del actor tuvo pérdida total, el valor del vehículo antes
del accidente y el valor del posible rescate, peto el actor ni siquiera depositó los
honorarios que se le previnieron; de allí que al no existir prueba alguna que
demostrara esos perjuicios, los mismos no podrían ser aprobados, llevando razón
el a-quo al rechazar en la sentencia apelada el cobro efectuado por esos extremos
y por ello ha de confirmarse en lo apelado la sentencia".10

En caso de que el actor reclamara alguna suma por concepto de incapacidad parcial
permanente, además de probarla, la jurisprudencia ya ha resuelto no sólo desde cuándo y
hasta cuándo hay que calcularla, sino también los criterios objetivos para hacerlo, al decir que:

"II. El apoderado especial judicial del demandado ha apelado la sentencia del A-


quo en cuanto al extremo concedido por la incapacidad parcial permanente y su
monto concedido por el señor Juez A-quo.- En la sentencia penal y aco-

[P. 82]

giendo la acción civil resarcitoria entre otros extremos se condenó al demandado


a pagarle al actor los salarios dejados de percibir por la incapacidad temporal y
parcial permanente sufridas por el actor.- Se demostró que el actor fue agricultor,
y que el accidente ocurrió el veinticuatro de enero de mil novecientos noventa y
tres. Se comprobó igualmente que con posterioridad al accidente, el actor falleció
el quince de marzo de mil novecientos noventa y siete, pero su muerte fue natural
no se demostró que fuese a consecuencia del accidente sufrido.- El aspecto
apelado, que es en cuanto a la incapacidad parcial permanente su indemnización
debe calcularse a partir del día del accidente hasta el día de su muerte, pues
aunque las expectativas de vida probable eran mayores porque se había calculado

10
Tribunal Primero Civil. Voto N° 545-L de las 14:15 hrs. del 22 de abril de 1999. En: López Casal, Yuri.
Ibídem., página 527.

18
en catorce años, esto no ocurrió y su muerte se dio antes de ese plazo sin que
fuera consecuencia del accidente sufrido por el actor. Ante ese hecho el pago
debe calcularse hasta la muerte del actor que ocurrió como se dijo el quince de
marzo de mil novecientos noventa y siete. Que de haber sido esa muerte
consecuencia del accidente el cálculo de la indemnización si hubiese sido con el
cálculo de vida probable y no con la real.- En consecuencia, si el accidente ocurrió
el veinticuatro de enero de mil novecientos noventa y tres, y la muerte ocurrió el
quince de marzo de mil novecientos noventa y siete, el cálculo debe hacerse por
ese período que es de cuatro años un mes y diecinueve días, calculado sobre un
salario como peón agrícola que era de ochocientos cuarenta y un colones diarios,
más la tasa de inflación a esta fecha, corresponde la suma de tres-

[P. 83]

cientos setenta y seis mil quinientos un colones por ese extremo redamado.- Los
cálculos se toman a la fecha actual, toda vez que a esta fecha se está
cuantificando la indemnización, conforme con el dictamen del perito -ampliación
pedida por este Tribunal- y que se acepta en todo su tenor; otra cosa hubiese sido
si el demandado hubiese pagado antes- En consecuencia, como el A-quo otorgó
una suma superior, tomando en cuenta la expectativa de vida, y no la vida real del
actor, procede modificar la partida de incapacidad parcial permanente para fijarla
en trescientos setenta y seis mil quinientos un colones.-La nulidad concomitante
alegada por el apelante debe rechazarse toda vez que no se ha violado el curso
del procedimiento ni se ha causado indefensión a esa parte".11

Cuando el vehículo dañado injustamente a causa de la colisión sufre pérdida lo tal, la


jurisprudencia ha dicho que la partida de daños que se puede cobrar en la ejecución de
sentencia equivale a la diferencia entre el valor de mercado del vehículo damnificado menos el
valor de rescate. En efecto, nuestro Tribunales han resuelto que:

"II. La parte actora redama, en su demanda, cuatrocientos mil colones por mano
de obra y trescientos cuarenta y dos mil ochocientos tres colones con cincuenta
céntimos por concepto de repuestos. Además, cuatro mil colones por servido de
grúa, cuatrocientos cincuenta mil colo-

[P. 84]

nes de lucro cesante y ambas costas de la ejecución. En el fallo recurrido, la juez a-


quo concede seiscientos veinticinco mil colones por las dos primeras partidas
(repuestos y mano de obra), rechaza los rubros por grúa y lucro cesante e impone
las costas a la parte demandada. Ese pronunciamiento es recurrido únicamente
por el codemandado V. F. M. P., de ahí que se conoce en lo apelado. Conforme al
numeral 565 del Código Procesal Civil, la competencia funcional del Tribunal se

11
Tribunal Primero Civil. Voto N° 1552-E de las 7:50 hrs. del 15 de octubre de 1998. En: López Casal,
Yuri. supra nota 15., página 277.

19
limita al monto concedido por mano de obra y repuestos y la imposición de ambas
costas. III. Comparte el Tribunal la decisión del Juzgado a-quo, de acuerdo con lo
recomendado por el experto nombrado en autos, unificar en un único rubro las
partidas desglosadas por mano de obra y repuestos. Ello resulta necesario en
virtud de que, como lo afirma el propio perito, el vehículo del actor resultó con
pérdida total como producto de los daños ocasionados en la colisión. La pérdida
total es consecuencia de la suma que se requiere para su reparación al mismo
estado que tenía antes del accidente, la que en este caso concreto supera su valor
de mercado. A folio 55 el perito afirma que el costo de mano de obra y repuestos
asciende a setecientos diez mil colones, y el valor de mercado del automotor es
de seiscientos veinticinco mil colones. Sin entrar en cuestionar la opinión del
experto acerca del salvamento, estima el Tribunal que lo justo es conceder a la
parte actora el valor de mercado del vehículo (como lo hace el a-quo), pero
rebajando de ese monto el valor de rescate o salvamento. Ese valor, que queda a
disposición del propietario, salvo que se demuestre lo contrario y en au-

[P. 85]

tos no hay prueba en ese sentido, lo determina el experto en noventa y siete mil
colones. En consecuencia, la partida de daños debe modificarse para fijarla en
quinientos veintiocho mil colones, resultantes de rebajar de seiscientos
veinticinco mil colones (valor de mercado) los noventa y siete mil colones (valor
de rescate a favor del actor).

En cuanto a las costas, al acogerse la ejecución, aún por suma menor a la


reclamada, la condena es imperativa. En definitiva, en lo apelado, se modifica el
fallo en los términos dichos, y se confirma en todo lo demás apelado (la
imposición en costas)".12

Nuestro Tribunales también han expresado que cuando el vehículo damnificado sufre pérdida
total, no puede el actor pretender el pago de mano de obra, repuestos ni tampoco lucro
cesante entendido como indemnización por el no uso del vehículo dañado:

"II.- La parte demandada recurre las partidas aprobadas por el Juzgado,


concretamente d rubro de mano de obra y repuestos y la imposición en ambas
costas. De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 565 del Código Procesal Civil, la
competencia funcional del Tribunal se reduce a esos extremos, de ahí que se
conoce en lo apelado. IIL- Respecto a la partida de mano de obra y repuestos,
lleva razón el recurrente en sus agravios. Efectivamente el Instituto Nacional de
Seguros declaró pérdida total dado los daños ocasionados al vehículo de la parte
actora; esto es, al

12
Tribunal Primero Civil. Voto N° 753-L de las 8:20 hrs. del 9 de junio de 1999. En: López Casal, Yuri
Ibídem., página 533.

20
[P. 86]

automotor placas CL 90881. Esa circunstancia es admitida en forma expresa por la


propia accionante, como se desprende con toda claridad del hecho tercero de la
demanda y por ende constituye confesión espontánea y extrajudicial. Doctrina del
artículo 341 del Código Procesal Civil. De todos modos, el accionado confirma la
magnitud de los daños y la decisión del ente asegurador, y para ello aporta una
certificación del expediente administrativo acerca de los montos pagados por el
Instituto mencionado. Ese documento no es desvirtuado por la actora, y más bien
las sumas indicadas coinciden en su totalidad con las consignadas por el
accionante en su escrito inicial. En esas condiciones, como lo ha reiterado este
Tribunal, no es posible conceder el rubro por mano de obra y repuestos. En un
caso reciente, aunque referido a la improcedencia del lucro cesante por pérdida
total, se dijo: 'TIL- El rubro de lucro cesante o indemnización por el no uso del
vehículo dañado, se liquida en la demanda en ciento ochenta mil colones. El a-quo
rechaza la partida por falta de prueba, concretamente porque el accionante no
acreditó que ocupaba el automotor para sus tareas diarias. La denegatoria debe
confirmarse, pero en realidad por otros motivos. El Tribunal ha reiterado que el
lucro cesante se sustenta en el tiempo efectivo de reparación del vehículo; esto
es, el tiempo necesario que estuvo el automotor en el taller, lo que normalmente
se acredita con el informe pericial. Sin embargo, en este caso concreto el perito a
folio 32 en forma expresa afirma que se trata de una pérdida total, ello porque las
sumas a cubrir por repuestos y mano de obra superan el

[P. 87]

valor real del vehículo. En ese sentido, no existe tiempo de reparación y el actor lo
que obtiene es un indemnización más el valor de rescate a fin de sustituir el
vehículo dañado. En esas condiciones, la partida carece de interés ya que el
accionante tiene la posibilidad de adquirir un nuevo vehículo. Al no existir tiempo
concreto de reparación, no es posible indemnizar ni siquiera prudencialmente.
Como valioso antecedente de este Tribunal, se puede consultar el voto número
1693-L de las 8:30 hrs. del 19 de enero de 1991. Lo resuelto en cuanto a intereses
también debe mantenerse. La tesis del apelante es razonable, pero la
jurisprudencia de este Tribunal se ha inclinado por establecer que es en sentencia
donde se consolida el derecho del actor de reclamar los réditos por las sumas
cobradas. Con anterioridad lo que tiene es una simple expectativa de derecho, sin
que se pueda conceder efectos retroactivos al fallo. Se trata de una
responsabilidad civil extracontractual, lo que impide considerar un punto de
partida anterior a la firmeza de la sentencia, como podría suceder en la
responsabilidad contractual. El punto lo abordó el Tribunal con profundidad al
fungir como tribunal arbitral, y por ende se remite al voto número 1001-E de las
9:40 horas del 7 de agosto de 1991..." Voto número 995-L de las 8:40 horas del 15
de octubre de 1997. Al existir pérdida total el asegurado recibe el valor del
vehículo, y en este caso acepta el salvamento; en otras palabras, se le indemniza

21
por el valor fijado del automotor al momento del accidente. En ese sentido, la
única suma que debe cubrir el responsable del accidente es el deducible, como lo
admite el apelante y

[P. 88]

se acoge en el fallo apelado. No podría ser otra manera, pues la decisión de


arreglar el vehículo, a pesar de la declaratoria de pérdida total, es una cuestión
discrecional de la parte actora y cualquier exceso en las sumas cobradas por el
taller son responsabilidad exclusiva de la propietaria y no pueden trasladarse al
accionado. En ese orden de ideas, la partida de repuestos y mano de obra,
aprobada por el a-quo, debe revocarse para su lugar rechazarla por
improcedente. Respecto a los intereses están bien condenados a partir de la
firmeza del fallo, como se dispuso en la cita jurisprudencial arriba indicada. En
cuanto a la costas, es correcta la imposición conforme al artículo 221 del Código
Procesal Civil. La ejecución, aunque sea parcial, se acogió y eso implica que la
actora requirió de ayuda profesional para el reclamo, costos que debe cubrir el
accionado por las sumas definitivas aprobadas, sin que en estos casos se pueda
considerar la buena fe. Por todo lo expuesto, en lo apelado se revoca la sentencia
recurrida en cuanto acoge la partida de mano de obra y repuestos, para en su
lugar denegarla. En todo lo demás apelado se confirma".13

Finalmente, en cuanto al reclamo de la partida de salvamento, la jurisprudencia ha dicho que:

"II) La parte actora pretende el cobro de las siguientes partidas: deducible: ciento
sesenta mil

[P. 89]

colones; salvamento: cuatrocientos veinticinco mil colones; grúa: cincuenta y seis


mil treinta y cinco colones; salario de un mes de M. M.: doscientos mil colones, y
honorarios de causa de tránsito: veinticinco mil colones.- El juez les concedió: el
deducible por la suma reclamada, el servido de grúa por veintidós mil treinta y
cinco colones, y honorarios de la causa de tránsito por cinco mil colones.- Por
consiguiente rechazó los salarios reclamados, pero concede intereses y ambas
costas del proceso. La parte adora apelante, se manifiesta inconforme en cuanto
no se le concedió la partida por salvamento del vehículo, considerando que no
debe importar quién se deja la chatarra.- Además redama los montos no
concedidos y el rechazo de la demanda en re-ladón con J. A. S.. Revisados los
motivos de inconformidad del apelante, no lleva razón en sus agravios.- La
demanda que fuera ratificada por el anterior propietario del carro dañado señor J.
A. S., fue bien rechazada por el A-quo, pues incluso quien manejaba el carro el día
del accidente no era él sino el otro co-actor M. M., y se demostró el traspaso al

13
Tribunal Superior Primero Civil. Voto N° 1071-L de las 8:05 hrs. del 31 de octubre de 1997. En: López
Casal, Yuri. supra nota 15., página 262.

22
señor S. R. Considera el Tribunal que las partidas por grúa y honorarios de la causa
de tránsito fueron bien fijadas por el A-quo y deben confirmarse.- Aunque se
cobra una suma superior en ambas, el transporte en grúa lo es para el traslado del
vehículo del lugar del accidente a donde se llevó primeramente, sin que fueran
necesarios los demás movimientos que se hicieron de él. Y los honorarios se
ajusta a la prudencia, y en casos de tránsito el asunto no resultó complejo.- Se
considera también bien rechazada la partida por salario dejado de percibir,

[P. 90]

pues si el vehículo se declaró pérdida total es evidente que no se pudo trabajar


más con él de ahí que no es procedente conceder un mes por no laborar con el
taxi.- Igualmente se considera bien rechazada la partida de salvamento, pues sin
importar realmente quién se deja la chatarra, que como se indica tiene un valor
en cuanto a los repuestos que quedan buenos y se pueden vender, si esa chatarra
se la dejó el actor propietario del vehículo, no es posible pagarle ese valor, pues
sería un doble pago. Otra cosa hubiese sido que el INS se dejara la misma en cuyo
caso si esta institución no la pagaba podía cobrarla a la demandada. En
consecuencia, al estar correctamente dictada la sentencia, en lo que es motivo de
la apelación debe confirmarse la misma. Sin que sea necesario analizar los
extremos concedidos porque al apelar la parte actora únicamente, no podría
perjudicársele en ellos".14

JURISPRUDENCIA

Alquiler de Vehículo como Daño Derivado del Accidente de Tránsito

[Tribunal Segundo Civil, Sección II]iii


Voto de mayoría:

XII. A causa de los daños sufridos por el vehículo placas 154490, afirma la parte actora,
debió arrendar otro vehículo al señor Didier Morera Segura, lo cual hizo mediante
contrato privado de 23 de agosto de 2001, protocolizado el 20 de mayo de 2002. El
costo del alquiler del vehículo sería de tres mil quinientos colones diarios y por un
plazo indefinido, hasta la reparación definitiva de éste. Al momento de presentar la
demanda se reclama el costo de 8 meses y 22 días, para un total de ¢917.000. Las
accionadas objetaron el documento presentado en sustento de este reclamo y

14
Tribunal Primero Civil. Voto N° 258-M de las 8:00 hrs. del 19 de febrero de 1999. En: López Casal, Yuri.
supra nota 5., página 522.

23
señalaron que no bastaría un simple contrato privado, el cual podría ser hasta
complaciente, para otorgar lo pedido. Señalaron que el vehículo no habría sido
reparado por la inercia del accionante de presentarse ante el INS a obtener el pago
respectivo, motivo por el cual el reclamo no sería procedente. Sin embargo, en el
mismo escrito de contestación de la demanda, las accionadas indicaron lo siguiente:
“Reitero que la inercia del actor en apersonarse al INS, es lo que ha provocado que a la
fecha no haya recibido la indemnización. Para el reconocimiento de este rubro se
requiere prueba idónea que defina el plazo de reparación, circunstancia que se echa de
menos, es decir no aporta el actor prueba fehaciente conforme corresponde. Lo
conveniente en tal caso sería el criterio pericial o el avalúo del Asegurador, que en el
presente caso determina un monto de mano de obra de ¢1.179.918.40 y es criterio a la
fecha del accidente, que se conceda un día de reparación por cada veinte mil colones,
por lo que los días de reparación serían 59 días que es razonable y acepto, pero nunca
la pretensión excesiva e indefinida que pretende el actor y que en definitiva solicito se
rechace.” (folios 79 y 80). Las demandadas rechazaron el contrato de arrendamiento
protocolizado y los recibos de alquiler del vehículo aportados con la demanda,
alegando simplemente que no les merecían fe. Este extremo también fue rechazado
en primera instancia. Se consideró inidónea la prueba presentada pues el contrato y
los recibos aportados habían sido impugnados por las demandadas, quienes estimaban
que podrían ser complacientes, y no fueron reconocidos judicialmente por el supuesto
arrendante. El hecho de haber presentado el contrato ante un Notario Público para
darle fecha cierta no lo convierte en documento público, conservando entonces su
naturaleza de privado. Otro motivo por el cual se rechazó ese reclamo fue el no haber
probado el accionante que el vehículo era indispensable para el desarrollo de las
actividades laborales del señor Araya. Tampoco estaría acreditado, en criterio del a-
quo, el tiempo necesario para reparar el vehículo colisionado, para saber en realidad
los días en que hubiera sido indispensable alquilar otro automóvil. El apelante
manifiesta, por el contrario, que por los daños sufridos al vehículo sí estaba justificado
el alquiler de otro y que el contrato respectivo fue “elevado” a escritura pública
precisamente para que, en su concepto, fuera imponible a terceros, no requiriendo
reconocimiento alguno. Afirma que las demandadas debían demostrar que tal alquiler
era innecesario o pedir ellas un peritaje para determinar lo debido. Al respecto, ha de
indicarse que un documento privado conserva tal naturaleza aunque sea llevado luego
ante un Notario Público para que se consigne la razón de fecha cierta. El Notario de lo
único que puede dar fe es de la existencia del documento privado en la fecha en la cual
le fue presentado, pero ello no transforma la naturaleza intrínseca del documento
privado a público. Por otra parte, quien ejerce una acción debe demostrar los hechos
en los cuales funda sus pretensiones, según lo dispone el artículo 317, inciso 1), del
Código Procesal Civil. Por ello, ante la impugnación del documento privado, con la
simple razón de fecha cierta –que no fue cuestionada en cuanto a lo único que da fe el
Notario-, era necesario que la parte actora solicitara el respectivo reconocimiento para

24
que el contrato de arrendamiento tuviera validez probatoria. Los motivos por los
cuales se requiere el reconocimiento en estos casos ya fueron analizados
precedentemente por este Tribunal en el considerando IX de esta resolución. Por otra
parte, el accionante tampoco aportó prueba alguna de que efectivamente fuera
abogado que ejercite su profesión, ni cuáles son las actividades laborales que realiza.
Tampoco demostró que precisamente con el vehículo siniestrado llevara a cabo dichas
actividades remunerativas. En cuanto a estos aspectos, solo se cuenta con su dicho. Es
lógico que el actor usara el vehículo, tan es así que colisionó el 22 de agosto de 2001,
pero no está acreditado en absoluto para qué lo hacía, si su uso era constante u
ocasional, si era para fines laborales, de esparcimiento u otro. Sin embargo, resulta
incuestionable que independientemente para los fines que considerara oportuno el
actor, él utilizaba ese vehículo. El apelante objeta en su recurso debería
indemnizársele el alquiler por todo el tiempo hasta que efectivamente se repare el
automotor dañado, pero no demostró por cuánto tiempo era absolutamente
necesario. La parte demandada, como se indicó, accedió a indemnizarla por 59 días.
No habiendo más datos al respecto, este Tribunal estima que procede conceder el
pago respectivo por ese período, fijando prudencialmente en dos mil colones diarios el
monto a pagar, aplicando por analogía los criterios establecidos por los artículos 124 y
126 del Código Penal de 1941, mantenidos como vigentes por el actual Código Penal
de 1971. Por ende, por concepto de indemnización en cuanto a este punto deben
concederse a favor del accionante la suma de ¢118.000, revocándose entonces lo
resuelto en primera instancia en este punto.

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de utilizar el material indicado.

25
i
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 9078 del cuatro de octubre de dos mil doce. Ley de Tránsito por
Vías Públicas Terrestres y Seguridad Vial. Fecha de Vigencia desde: 26/10/2012. Versión de la
Norma: 5 de 5 del 23/04/2018. Publicada en la Gaceta No 207 del 26/10/2012, Alcance 165.

ii
LÓPEZ CASAL, Yuri. (2002). El Proceso de Ejecución de la Sentencia de Tránsito por Colisión
en la Jurisprudencia. Editorial Investigaciones Jurídicas S.A. San José, Costa Rica. Pp. 62-90.

iii
TRIBUNAL SEGUNDO CIVIL SECCIÓN SEGUNDA. Sentencia 43 de las ocho horas con cincuenta
minutos del veintidós de marzo de dos mil seis. Expediente: 02-000538-0164-CI.

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