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Contenido
RESUMEN ...................................................................................................................................1
NORMATIVA ............................................................................................................................. 2
Responsabilidad Civil en Materia de Tránsito ......................................................... 2
DOCTRINA .................................................................................................................................5
El Resarcimiento de los Daños y Perjuicios Causados por la Colisión, Según
la Jurisprudencia ................................................................................................................5
JURISPRUDENCIA ................................................................................................................. 23
Alquiler de Vehículo como Daño Derivado del Accidente de Tránsito......... 23
RESUMEN
1
NORMATIVA
[Ley de Tránsito]i
Los peatones, el conductor y los pasajeros de un vehículo a quienes les sea imputable
un accidente de tránsito podrán ser civilmente responsables por los daños y perjuicios
que se deriven de este.
Artículo 198. Responsabilidad del propietario del vehículo por infracciones. Quien
figure como propietario del vehículo en el Registro Nacional será responsable por las
infracciones firmes establecidas en esta ley. El vehículo responderá por el pago de las
multas que correspondan a estas infracciones.
De previo a cualquier gestión de cobro, se le otorgará diez días hábiles para que ejerza
los derechos que estime conveniente, bajo advertencia de que expirado dicho plazo la
multa quedará firme. Será notificado por el medio indicado en los artículos 81 y 149 de
esta ley.
2
Artículo 199. Responsabilidad solidaria. Responderán solidariamente con el
conductor:
b) Las personas físicas o jurídicas que, por cualquier título, exploten vehículos con fines
comerciales o industriales, incluyendo el transporte público.
c) El Estado y sus instituciones, en los términos de la Ley N.° 6227, Ley General de la
Administración Pública, de 2 de mayo de 1978, y sus reforma.
d) El propietario que permita que las placas de su vehículo sean utilizadas por otro al
que no le han sido asignadas, o no las entregue al Departamento de Placas, para su
custodia, si el vehículo al que le fueron asignadas queda imposibilitado
permanentemente para circular.
Artículo 200. Gravamen sobre el vehículo por daños y cierre de fronteras. El vehículo
con el cual se cause un daño se mantendrá gravado hasta la finalización del proceso
respectivo y a la orden de la autoridad judicial que conozca de este.
Esta autoridad ordenará anotarlo al margen del asiento de la inscripción del vehículo;
si no está inscrito ordenará el cierre de fronteras al vehículo y su detención para ser
entregado en depósito judicial, con la finalidad de asegurar las resultas del juicio.
3
falta, de conformidad con los principios establecidos en la Ley N.° 6227, Ley General de
la Administración Pública de 2 de mayo de 1978, y sus reformas.
De igual manera, el Cosevi gravará el vehículo para responder por las multas impuestas
por infracción a esta ley.
Artículo 202. Plazo para la reclamación civil. Para establecer la responsabilidad civil
solidaria de los terceros en los términos de la presente ley, se procederá bajo las
siguientes condiciones: el conductor infractor se apersonará dentro de los diez días
posteriores a su declaración, y el propietario dentro de los diez días siguientes a la
notificación conforme al contenido del artículo 172 de esta ley.
De aportarse los datos fuera del plazo señalado o incompletos, la gestión se tendrá por
no interpuesta.
En caso de que el conductor imputado sea una persona menor de edad, el interesado
deberá realizar las gestiones de responsabilidad civil solidaria de daños y perjuicios en
la sede civil correspondiente, en contra del propietario del vehículo.
4
Artículo 203. Anotación de sentencia. De toda sentencia condenatoria se emitirá
mandamiento al Registro Nacional para que se anote de inmediato en el asiento de
inscripción del vehículo y a juicio del juzgador, en el asiento de inscripción de la
licencia de conductor.
DOCTRINA
[P. 62]
Antes de iniciar esta temática, resulta de vital importancia para los sujetos procesales
(parte, abogado y Juez, principalmente) involucrados en el proceso de ejecución de
sentencia, tener en cuenta que el éxito o fracaso de este proceso depende, en gran
medida, de si los extremos que solicitan en la demanda fueron o no eficazmente
5
demostrados. Esto significa que, a pesar de que el actor tenga ejecutoria en la que se
indica que el demandado fue condenado a pagarle determinados aspectos, en el
proceso de ejecución de sentencia deberá, necesariamente, demostrar en qué
consisten y el monto que pide ya que, de lo contrario, la demanda de ejecución de
sentencia deberá declararse sin lugar. En otras palabras, resultan aplicables aquí los
aforismos latinos "Actore non probante, qui convenitur, etsi nihil ipse praestiterit,
obtinebit"1 y "Actori incumbit onus probandi"2. Del mismo modo, la Sala Primera de la
Corte ha expuesto esta necesidad en los siguientes términos:
[P. 63]
1
"No probando el actor lo que interesa a su derecho, ganará el demandado, aún cuando él mismo nada
hubiera alegado". En: Cabanellas, Guillermo. Repertorio jurídico de principios generales del derecho,
locuciones, máximas y aforismos latinos y castellanos. Buenos Aires, Editorial Heliana S. R. L., 4 ed.,
1992, página 141.
2
"Al actor incumbe la carga de la prueba Ibídem., página 141.
6
causa original" (Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia. Sentencia N°
66 de las 14:15 hrs. dd 12 de febrero de 1999)".3
[P. 64]
[P. 65]
3
Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia. Sentencia N° 66 de las 14:15 hrs. del 12 de febrero de
1999. En: López Casal/ Yuri. supra nota 15., página 487.
7
sustanciales-, en cuanto han tenido que plantearse en ejecución de sen-
tencia para que allí se decidan, peto no sustanciales, porque lo sustancial
es el pronunciamiento que dispone rendir cuentas, devolver frutos o
indemnizar daños y perjuicios, es posible concluir que esos puntos nuevos
no alteran la esencia de lo ejecutoriado, sino que se dirigen simplemente a
cumplir el fallo dentro de los límites de la condena...". En el sub-lite, la
sentencia que se pretende ejecutar, en la parte resolutiva, estableció, en lo
que interesa, lo siguiente: "d) C. B. y P. S. A. y M. F. V. deben pagar al actor
todos los daños y perjuicios que le han ocasionado, los cuales se liquidarán
en ejecución de sentencia". A su vez, en el considerando sexto, el señor
Juez de primera instancia dijo: " Tanto dicha sociedad como M. F., deben
pagar los daños y perjuicios que le hubieren ocasionado al actor, los que se
establecerán en ejecución de sentencia, ello por no contarse con
suficientes datos para ello y acorde a lo preceptuado por el artículo 156 del
Código Procesal Civil". La condenatoria en daños y perjuicios debe
entenderse en armonía con los términos dados por los juzgadores en sus
[P. 66]
8
[P. 67]
[P. 68]
4
Tribunal Segundo Civil. Sección Segunda. Voto N° 376 de las 9:00 hrs. del 5 de octubre de 1999. En:
López Casal, Yuri. supra nota 5., página 770.
9
En relación con los reclamos de sumas de dinero por concepto de repuestos, la
jurisprudencia ha dicho que deben comprobarse fehacientemente, lo cual generalmen-
te se hace con facturas. Personalmente nos parece que esas facturas deben indicar un
desglose completo de los distintos repuestos que se compraron, así como el nombre
de la persona que los compró y el sello de "cancelado" del vendedor. No puede el Juez
conceder, en forma prudencial, determinado rubro por concepto de repuestos, sino
que, como se dijo antes, es necesario que el actor demuestre fehacientemente, haber
comprado o pagado el repuesto. En este sentido se ha pronunciado la jurisprudencia al
decir que:
[P. 69]
dió ciento veinticinco mil colones por reparación de mano de obra, por
repuestos prudencialmente cincuenta mil colones, por honorarios de
abogado causa penal diez mil colones e impone el pago de ambas costas al
accionado. Deniega la partida por el no uso del vehículo, durante la
reparación, y la depreciación redamada.- Ambas partes han apelado, la
parte demandada porque la partida de mano de obra se comprobó con
factura de avalúo, lo que considera incorrecto y por la partida de
repuestos.- El actor por su lado se adhirió a la apelación de la contraparte,
en cuanto se le rechazó la partida de transporte como agente vendedor.-
Considera el Tribunal que en lo referente a lo concedido por el A-quo por
reparación o mano de obra, es correcto y debe confirmarse. El avalúo que
se hizo en d documento aportado, luego fue cancelado por el actor y así lo
hizo constar el firmante de esa factura en el testimonio rendido en autos.-
No existe prueba en contrario de que ese monto no corresponda a esa
partida.- En razón a la suma dada por repuestos que el A- quo concedió en
forma prudencial, debe revocarse, ya que en tratándose de repuestos
deben comprobarse en forma fehaciente el monto de cada uno de ellos sin
que se puedan dar como lo hizo el A-quo en forma prudencial.- Por esas
razones debe revocarse ese aspecto para en su lugar denegar esa partida.-
Por otra parte, en razón a los alegatos del actor, no lleva razón en ellos y no
10
es posible conceder el monto pretendido por el no uso de su vehículo
durante el plazo que indicó.- No probó que él fuera agente vendedor que
utilizaba el vehículo para esos fines, y por eso tuvo que tomar en arriendo
otro auto-
[P. 70]
Hablando de las facturas como documento privado que se suele utilizar mucho en la
práctica para demostrar los gastos por concepto de repuestos y otras reparaciones
hechas al vehículo damnificado por la colisión, nuestros Tribunales han dicho que las
facturas "pro forma" no tienen ninguna eficacia probatoria para tener por probado
determinado gasto en que hubiera tenido que incurrir el actor, lo cual es acertado
porque la factura "pro forma" en realidad es sólo una especie de prognosis o de
estimación de lo que le costaría a una persona la compra o la prestación de un servicio,
pero de ninguna manera implica la compra efectiva o la prestación real de
determinado servicio por lo que, definitivamente, son totalmente estériles para
demostrar determinado gasto. Tampoco tienen eficacia probatoria aquellas facturas
que no tienen la firma ni el nombre de quien las expide y si fueron pagadas por otra
persona distinta del actor de la ejecución de sentencia, tampoco serán idóneas para
otorgarle al demandante determinada suma de dinero por el concepto que reclama.
Ilustrativo de todas las hipótesis anteriores es el Voto N° 913-L de las 9:10 hrs. del 7 de
julio de 1999 del Tribunal Primero Civil de San José, el cual dijo:
[P. 71]
5
Tribunal Superior Primero Civil. Voto N° 1070-R de las 8:00 hrs. del 31 de octubre de 1997. En: López
Casal, Yuri. supra nota 15., página 262.
11
accidente por lo que tampoco es posible tomarla en cuenta aquí.- Además
otros de esos documentos no tienen ni firma ni nombre de quien la expide,
y casi todas están expedidas a nombre de la conductora G. G., y ella no es
quien se presenta aquí como actora, sino que lo es el propietario que fue
de ese automotor dañado. En consecuencia, lo resuelto por el a-quo lo
avala el Tribunal, imponiéndose confirmar el rechazo de la demanda, y por
consiguiente el fallo venido en apelación, pero en lo apelado, pues se
resolvió sin especial condena en costas lo que favorece al actor único
apelante.- Será en otra vía en donde debe ventilar su derecho".6
[P. 72]
Las facturas y otros documentos privados pueden ser perfectamente impugnados por
el demandado. En estos casos, debe solicitarse el reconocimiento de los documentos
(Artículos 379, 388 y 693 párrafo cuarto del Código Procesal Civil), porque si no se
solicita y el demandado los impugnó, entonces no tendrán ninguna eficacia probatoria
para probar los gastos que indican. En este sentido la jurisprudencia ha dicho que:
6
Tribunal Primero Civil. Voto N° 913-L de las 9:10 hrs. del 7 de julio de 1999. En: López Casal, Yuri.
supranota 5., página 541.
12
[P. 73]
de las quince horas del diecisiete de setiembre de 1997. Los agravios del
recurrente no resultan de recibo, principalmente en cuanto a la inter-
pretación de los numerales 379 y 388 del Código citado. La primera de esas
normas, en forma clara y precisa, dispone la necesidad del reconocimiento
a fin de concederle valor probatorio a los documentos privados, sin que
deba confundirse esa situación con la fecha cierta. El hecho de que
documentos privados tengan fecha cierta no equivale a otorgarles, de
pleno derecho, valor probatorio. Al ser impugnados por la parte contraria,
deben reconocerse para ese efecto, lo que no sucedió en autos. En
definitiva, la ejecución quedó totalmente ayuna de medios probatorios y
por ello resuelve bien el señor Juez al denegar los rubros redamados. Sin
más consideraciones por innecesario, en lo apelado se confirma el fallo
recurrido"7
En lo que respecta a la mano de obra, se aplica la misma regla: Debe ser demostrada
por cualesquiera de los medios probatorios que establece el artículo 318 del Có-
[P. 74]
digo Procesal Civil. Resulta útil agregar que la jurisprudencia ha dicho que la prueba
pericial que indique determinado monto por concepto de mano de obra prevalece
sobre cualquier otro medio de prueba que también verse sobre el gasto de mano de
obra, pues el perito, como auxiliar del Juez con conocimientos especializados, es quien
con mayor propiedad y conocimiento puede establecer, de manera precisa, el monto
que implicó la mano de obra de determinado vehículo. En este sentido, el Tribunal Pri-
mero Civil de San José, mediante Voto N° 516-R de las 7:30 hrs. del 21 de abril de 1999,
resolvió:
7
Tribunal Primero Civil. Voto N° 968-M de las 8:35 hrs. del 8 de octubre de 1997. En: López Casal, Yuri.
supra nota 5., página 421.
13
la recurrente y por ende se carece de competencia funcional al respecto.
Se conoce en lo apelado. Como bien lo señala la señora Juez a- quo la
ejecución de sentencia es procedente, de ahí que las excepciones
perentorias se encuentran bien denegadas. La parte actora goza a su favor
de una ejecutoria donde se condena a pagarle los daños y perjuicios
ocasionados en virtud de la colisión. El trámite, en consecuencia, se ajusta
a lo dispuesto en los artículos 158,629,630 inciso 1) y 693 del Código
Procesal Civil. La parte demandada recurre las partidas aprobadas por el a-
quo y salvo los agravios en cuanto al rubro por reparación o mano de obra,
los restantes no resultan de recibo. En efecto, lleva razón el apelante al
considerar que debe modificarse la suma por concepto de mano de obra, la
que debe fijar-
[P. 75]
8
Tribunal Primero Civil. Voto N° 516-R de las 7:30 hrs. del 21 de abril de 1999. En: López Casal, Yuri.
Ibídem., página 525.
14
[P. 76]
se suele pedir, bajo este concepto, sumas de dinero derivadas de alquiler de vehículo,
ganancias dejadas de percibir por no uso del vehículo, así como otros dineros o
ingresos dejados de percibir. La jurisprudencia ya ha tenido ocasión de pronunciarse
sobre estos tópicos tan importantes. Así, por ejemplo, en lo que se refiere al lucro
cesante por no uso del vehículo, nuestros tribunales han dicho que para reclamar con
éxito esa partida, debe demostrarse el tiempo real de reparación del vehículo según
los daños, causados. En este sentido del Tribunal Primero Civil de San José ha dicho
que:
[P. 77]
desconoce las probanzas que tuvo el juez penal a la vista para llegar a esa
conclusión, pero lo cierto es que la duda se inicia con el informe pericial se
aporta a folio 3 dirigido a la autoridad penal. El experto afirma: "Que el
vehículo estuvo sin poder ser utilizado desde el día 27 de mayo hasta el 7
de agosto que salió del Taller M., sea un total de 2 meses y 10 días, sea un
total de 70 días, por lo que no se pudo disponer libremente de dicho
vehículo lo que ha originado un lucro cesante al ofendido". Concuerda el
Tribunal con el perito en cuanto al origen del lucro cesante; esto es, la
indemnización por el no uso del vehículo. Sin embargo, discrepa con la
forma de computar el plazo para obtener la suma correspondiente. Es
criterio reiterado de este órgano jurisdiccional que el lucro cesante se
determina por el período efectivo que no se utilizó el vehículo, y éste
periodo se obtiene por el tiempo real de reparación conforme a los daños
15
ocasionados. En ese sentido se ha resuelto: "Para la determinación del
rubro por lucro cesante, lo que realmente interesa es el tiempo necesario
en que el vehículo haya estado en el taller para su reparación, es decir, el
período realmente indispensable para llevar a cabo las reparaciones a fin
de que pueda ser utilizado de nuevo. No se acoge siempre todo el tiempo
que estuvo en el taller, pues ello puede provenir de circunstancias no
imputables al obligado, al que no se le puede perjudicar, como es el caso
de falta de piezas o repuestos en el país, falta de dinero para su arreglo
inmediato, ni el plazo que haya tardado el instituto asegurador para
tramitar el redamo". Voto número 1693-L de las 8:30 horas del 19 de
noviembre de 1991.
[P. 78]
9
Tribunal Primero Civil. Voto N° 979-M de las 8:05 hrs. del 5 de agosto de 1998. En: López Casal, Yuri.
Ibídem., página 494.
16
[P. 79]
Por otra parte, para obtener en sentencia sumas de dinero por concepto de alquiler de
vehículo, así como ingresos dejadas de percibir, ya sea por salario o algún otro tipo de
actividad económica que se considere no se obtuvieron precisamente por la colisión y
la consecuente reparación del vehículo damnificado, la jurisprudencia ha dicho que, en
lo que respecta a la partida por concepto de alquiler de vehículo, es necesario
demostrar que, durante el lapso en que se alquiló otro vehículo, el vehículo dañado se
encontraba en reparación y, por su parte, si para probar el ingreso o ganancia dejada
de percibir se aportara (como suele suceder) una certificación o constancia realizada
por un contador (público o privado), es necesario que ese documento indique la causa
de la cual se deriva esa pérdida económica y si esa pérdida fue porque el vehículo
quedó inservible o inutilizable. Al respecto, puede consultarse el Voto N° 545-L de las
14:15 hrs. del 22 de abril de 1999 del Tribunal Primero Civil de San José, el cual
resolvió:
[P. 80]
17
Dicha norma aunque se encuentra dentro de aquellas que regulan el proceso de
conocimiento es general, ya que se aplica a todos los asuntos de índole civil, lo
cual resulta lógico, en vista de que en todo proceso es fundamental que se
demuestren los hechos en los que el mismo se fundamenta. El caso que nos
ocupa, a pesar de que se trata de unas diligencias en las que se ejecuta una
sentencia que condenara a la parte accionada al pago de los daños y perjuicios
ocasio-
[P. 81]
En caso de que el actor reclamara alguna suma por concepto de incapacidad parcial
permanente, además de probarla, la jurisprudencia ya ha resuelto no sólo desde cuándo y
hasta cuándo hay que calcularla, sino también los criterios objetivos para hacerlo, al decir que:
[P. 82]
10
Tribunal Primero Civil. Voto N° 545-L de las 14:15 hrs. del 22 de abril de 1999. En: López Casal, Yuri.
Ibídem., página 527.
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en catorce años, esto no ocurrió y su muerte se dio antes de ese plazo sin que
fuera consecuencia del accidente sufrido por el actor. Ante ese hecho el pago
debe calcularse hasta la muerte del actor que ocurrió como se dijo el quince de
marzo de mil novecientos noventa y siete. Que de haber sido esa muerte
consecuencia del accidente el cálculo de la indemnización si hubiese sido con el
cálculo de vida probable y no con la real.- En consecuencia, si el accidente ocurrió
el veinticuatro de enero de mil novecientos noventa y tres, y la muerte ocurrió el
quince de marzo de mil novecientos noventa y siete, el cálculo debe hacerse por
ese período que es de cuatro años un mes y diecinueve días, calculado sobre un
salario como peón agrícola que era de ochocientos cuarenta y un colones diarios,
más la tasa de inflación a esta fecha, corresponde la suma de tres-
[P. 83]
cientos setenta y seis mil quinientos un colones por ese extremo redamado.- Los
cálculos se toman a la fecha actual, toda vez que a esta fecha se está
cuantificando la indemnización, conforme con el dictamen del perito -ampliación
pedida por este Tribunal- y que se acepta en todo su tenor; otra cosa hubiese sido
si el demandado hubiese pagado antes- En consecuencia, como el A-quo otorgó
una suma superior, tomando en cuenta la expectativa de vida, y no la vida real del
actor, procede modificar la partida de incapacidad parcial permanente para fijarla
en trescientos setenta y seis mil quinientos un colones.-La nulidad concomitante
alegada por el apelante debe rechazarse toda vez que no se ha violado el curso
del procedimiento ni se ha causado indefensión a esa parte".11
"II. La parte actora redama, en su demanda, cuatrocientos mil colones por mano
de obra y trescientos cuarenta y dos mil ochocientos tres colones con cincuenta
céntimos por concepto de repuestos. Además, cuatro mil colones por servido de
grúa, cuatrocientos cincuenta mil colo-
[P. 84]
11
Tribunal Primero Civil. Voto N° 1552-E de las 7:50 hrs. del 15 de octubre de 1998. En: López Casal,
Yuri. supra nota 15., página 277.
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limita al monto concedido por mano de obra y repuestos y la imposición de ambas
costas. III. Comparte el Tribunal la decisión del Juzgado a-quo, de acuerdo con lo
recomendado por el experto nombrado en autos, unificar en un único rubro las
partidas desglosadas por mano de obra y repuestos. Ello resulta necesario en
virtud de que, como lo afirma el propio perito, el vehículo del actor resultó con
pérdida total como producto de los daños ocasionados en la colisión. La pérdida
total es consecuencia de la suma que se requiere para su reparación al mismo
estado que tenía antes del accidente, la que en este caso concreto supera su valor
de mercado. A folio 55 el perito afirma que el costo de mano de obra y repuestos
asciende a setecientos diez mil colones, y el valor de mercado del automotor es
de seiscientos veinticinco mil colones. Sin entrar en cuestionar la opinión del
experto acerca del salvamento, estima el Tribunal que lo justo es conceder a la
parte actora el valor de mercado del vehículo (como lo hace el a-quo), pero
rebajando de ese monto el valor de rescate o salvamento. Ese valor, que queda a
disposición del propietario, salvo que se demuestre lo contrario y en au-
[P. 85]
tos no hay prueba en ese sentido, lo determina el experto en noventa y siete mil
colones. En consecuencia, la partida de daños debe modificarse para fijarla en
quinientos veintiocho mil colones, resultantes de rebajar de seiscientos
veinticinco mil colones (valor de mercado) los noventa y siete mil colones (valor
de rescate a favor del actor).
Nuestro Tribunales también han expresado que cuando el vehículo damnificado sufre pérdida
total, no puede el actor pretender el pago de mano de obra, repuestos ni tampoco lucro
cesante entendido como indemnización por el no uso del vehículo dañado:
12
Tribunal Primero Civil. Voto N° 753-L de las 8:20 hrs. del 9 de junio de 1999. En: López Casal, Yuri
Ibídem., página 533.
20
[P. 86]
[P. 87]
valor real del vehículo. En ese sentido, no existe tiempo de reparación y el actor lo
que obtiene es un indemnización más el valor de rescate a fin de sustituir el
vehículo dañado. En esas condiciones, la partida carece de interés ya que el
accionante tiene la posibilidad de adquirir un nuevo vehículo. Al no existir tiempo
concreto de reparación, no es posible indemnizar ni siquiera prudencialmente.
Como valioso antecedente de este Tribunal, se puede consultar el voto número
1693-L de las 8:30 hrs. del 19 de enero de 1991. Lo resuelto en cuanto a intereses
también debe mantenerse. La tesis del apelante es razonable, pero la
jurisprudencia de este Tribunal se ha inclinado por establecer que es en sentencia
donde se consolida el derecho del actor de reclamar los réditos por las sumas
cobradas. Con anterioridad lo que tiene es una simple expectativa de derecho, sin
que se pueda conceder efectos retroactivos al fallo. Se trata de una
responsabilidad civil extracontractual, lo que impide considerar un punto de
partida anterior a la firmeza de la sentencia, como podría suceder en la
responsabilidad contractual. El punto lo abordó el Tribunal con profundidad al
fungir como tribunal arbitral, y por ende se remite al voto número 1001-E de las
9:40 horas del 7 de agosto de 1991..." Voto número 995-L de las 8:40 horas del 15
de octubre de 1997. Al existir pérdida total el asegurado recibe el valor del
vehículo, y en este caso acepta el salvamento; en otras palabras, se le indemniza
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por el valor fijado del automotor al momento del accidente. En ese sentido, la
única suma que debe cubrir el responsable del accidente es el deducible, como lo
admite el apelante y
[P. 88]
"II) La parte actora pretende el cobro de las siguientes partidas: deducible: ciento
sesenta mil
[P. 89]
13
Tribunal Superior Primero Civil. Voto N° 1071-L de las 8:05 hrs. del 31 de octubre de 1997. En: López
Casal, Yuri. supra nota 15., página 262.
22
señor S. R. Considera el Tribunal que las partidas por grúa y honorarios de la causa
de tránsito fueron bien fijadas por el A-quo y deben confirmarse.- Aunque se
cobra una suma superior en ambas, el transporte en grúa lo es para el traslado del
vehículo del lugar del accidente a donde se llevó primeramente, sin que fueran
necesarios los demás movimientos que se hicieron de él. Y los honorarios se
ajusta a la prudencia, y en casos de tránsito el asunto no resultó complejo.- Se
considera también bien rechazada la partida por salario dejado de percibir,
[P. 90]
JURISPRUDENCIA
XII. A causa de los daños sufridos por el vehículo placas 154490, afirma la parte actora,
debió arrendar otro vehículo al señor Didier Morera Segura, lo cual hizo mediante
contrato privado de 23 de agosto de 2001, protocolizado el 20 de mayo de 2002. El
costo del alquiler del vehículo sería de tres mil quinientos colones diarios y por un
plazo indefinido, hasta la reparación definitiva de éste. Al momento de presentar la
demanda se reclama el costo de 8 meses y 22 días, para un total de ¢917.000. Las
accionadas objetaron el documento presentado en sustento de este reclamo y
14
Tribunal Primero Civil. Voto N° 258-M de las 8:00 hrs. del 19 de febrero de 1999. En: López Casal, Yuri.
supra nota 5., página 522.
23
señalaron que no bastaría un simple contrato privado, el cual podría ser hasta
complaciente, para otorgar lo pedido. Señalaron que el vehículo no habría sido
reparado por la inercia del accionante de presentarse ante el INS a obtener el pago
respectivo, motivo por el cual el reclamo no sería procedente. Sin embargo, en el
mismo escrito de contestación de la demanda, las accionadas indicaron lo siguiente:
“Reitero que la inercia del actor en apersonarse al INS, es lo que ha provocado que a la
fecha no haya recibido la indemnización. Para el reconocimiento de este rubro se
requiere prueba idónea que defina el plazo de reparación, circunstancia que se echa de
menos, es decir no aporta el actor prueba fehaciente conforme corresponde. Lo
conveniente en tal caso sería el criterio pericial o el avalúo del Asegurador, que en el
presente caso determina un monto de mano de obra de ¢1.179.918.40 y es criterio a la
fecha del accidente, que se conceda un día de reparación por cada veinte mil colones,
por lo que los días de reparación serían 59 días que es razonable y acepto, pero nunca
la pretensión excesiva e indefinida que pretende el actor y que en definitiva solicito se
rechace.” (folios 79 y 80). Las demandadas rechazaron el contrato de arrendamiento
protocolizado y los recibos de alquiler del vehículo aportados con la demanda,
alegando simplemente que no les merecían fe. Este extremo también fue rechazado
en primera instancia. Se consideró inidónea la prueba presentada pues el contrato y
los recibos aportados habían sido impugnados por las demandadas, quienes estimaban
que podrían ser complacientes, y no fueron reconocidos judicialmente por el supuesto
arrendante. El hecho de haber presentado el contrato ante un Notario Público para
darle fecha cierta no lo convierte en documento público, conservando entonces su
naturaleza de privado. Otro motivo por el cual se rechazó ese reclamo fue el no haber
probado el accionante que el vehículo era indispensable para el desarrollo de las
actividades laborales del señor Araya. Tampoco estaría acreditado, en criterio del a-
quo, el tiempo necesario para reparar el vehículo colisionado, para saber en realidad
los días en que hubiera sido indispensable alquilar otro automóvil. El apelante
manifiesta, por el contrario, que por los daños sufridos al vehículo sí estaba justificado
el alquiler de otro y que el contrato respectivo fue “elevado” a escritura pública
precisamente para que, en su concepto, fuera imponible a terceros, no requiriendo
reconocimiento alguno. Afirma que las demandadas debían demostrar que tal alquiler
era innecesario o pedir ellas un peritaje para determinar lo debido. Al respecto, ha de
indicarse que un documento privado conserva tal naturaleza aunque sea llevado luego
ante un Notario Público para que se consigne la razón de fecha cierta. El Notario de lo
único que puede dar fe es de la existencia del documento privado en la fecha en la cual
le fue presentado, pero ello no transforma la naturaleza intrínseca del documento
privado a público. Por otra parte, quien ejerce una acción debe demostrar los hechos
en los cuales funda sus pretensiones, según lo dispone el artículo 317, inciso 1), del
Código Procesal Civil. Por ello, ante la impugnación del documento privado, con la
simple razón de fecha cierta –que no fue cuestionada en cuanto a lo único que da fe el
Notario-, era necesario que la parte actora solicitara el respectivo reconocimiento para
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que el contrato de arrendamiento tuviera validez probatoria. Los motivos por los
cuales se requiere el reconocimiento en estos casos ya fueron analizados
precedentemente por este Tribunal en el considerando IX de esta resolución. Por otra
parte, el accionante tampoco aportó prueba alguna de que efectivamente fuera
abogado que ejercite su profesión, ni cuáles son las actividades laborales que realiza.
Tampoco demostró que precisamente con el vehículo siniestrado llevara a cabo dichas
actividades remunerativas. En cuanto a estos aspectos, solo se cuenta con su dicho. Es
lógico que el actor usara el vehículo, tan es así que colisionó el 22 de agosto de 2001,
pero no está acreditado en absoluto para qué lo hacía, si su uso era constante u
ocasional, si era para fines laborales, de esparcimiento u otro. Sin embargo, resulta
incuestionable que independientemente para los fines que considerara oportuno el
actor, él utilizaba ese vehículo. El apelante objeta en su recurso debería
indemnizársele el alquiler por todo el tiempo hasta que efectivamente se repare el
automotor dañado, pero no demostró por cuánto tiempo era absolutamente
necesario. La parte demandada, como se indicó, accedió a indemnizarla por 59 días.
No habiendo más datos al respecto, este Tribunal estima que procede conceder el
pago respectivo por ese período, fijando prudencialmente en dos mil colones diarios el
monto a pagar, aplicando por analogía los criterios establecidos por los artículos 124 y
126 del Código Penal de 1941, mantenidos como vigentes por el actual Código Penal
de 1971. Por ende, por concepto de indemnización en cuanto a este punto deben
concederse a favor del accionante la suma de ¢118.000, revocándose entonces lo
resuelto en primera instancia en este punto.
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i
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 9078 del cuatro de octubre de dos mil doce. Ley de Tránsito por
Vías Públicas Terrestres y Seguridad Vial. Fecha de Vigencia desde: 26/10/2012. Versión de la
Norma: 5 de 5 del 23/04/2018. Publicada en la Gaceta No 207 del 26/10/2012, Alcance 165.
ii
LÓPEZ CASAL, Yuri. (2002). El Proceso de Ejecución de la Sentencia de Tránsito por Colisión
en la Jurisprudencia. Editorial Investigaciones Jurídicas S.A. San José, Costa Rica. Pp. 62-90.
iii
TRIBUNAL SEGUNDO CIVIL SECCIÓN SEGUNDA. Sentencia 43 de las ocho horas con cincuenta
minutos del veintidós de marzo de dos mil seis. Expediente: 02-000538-0164-CI.
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