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Guía: ¡Ven, Espíritu Santo! Llena los corazones de Tus fieles y enciende
en ellos el fuego de tu amor, envía señor tu Espíritu
Todos: y se renovará la faz de la Tierra.
3. El Credo de los Apóstoles. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y
a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la Comunión de los Santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti
celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco, en este día, alma, vida y corazón. Mírame con
compasión, no me dejes, Madre mía. ¡Oh, Jesús! Que para aumentar y difundir la fe en la Inmaculada
Concepción de tu Madre, quisiste que la Medalla Milagrosa se manifestara a Santa Catalina Labouré,
concédenos, que llenos de esa humildad, podamos glorificar este misterio con alabanzas y obras.
Amén.
Atendiendo el deseo de la Virgen Santísima Milagrosa recemos con confianza y fervor este Rosario
4. PRIMER MISTERIO (GOZOSO, DOLOROSO, GLORIOSO O LUMINOSO)
“Madre mía amantísima, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, en todos los instantes de mi vida
acordaos de mí, miserable pecador”
Jaculatoria al terminar el misterio: ¡OH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS
QUE RECURRIMOS A TI!
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“Reina de cielos y tierra, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, sed mi amparo y defensa en las
tentaciones de mis enemigos”
7. CUARTO MISTERIO (GOZOSO, DOLOROSO, GLORIOSO O LUMINOSO)
“Inmaculada, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, alcanzadme de vuestro Santísimo Hijo las
gracias que necesito para mi salvación.
Todos: ábrenos Virgen el cielo, con una muerte dichosa, tú que eres tan poderosa
Guía: Dios te salve María santísima, Hija de Dios Padre, virgen purísima y castísima antes del parto,
en tus manos encomendamos nuestra fe para que la ilumines, llena eres de gracia, el señor es
contigo….
Todos: santa María, madre de Dios…
Guía: Dios te salve María, Madre de Dios Hijo, virgen purísima y castísima en el parto, en tus manos
encomendamos nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de gracia...
Todos: santa María, madre de Dios…
Guía: Dios te salve María, Esposa de Dios Espíritu Santo, virgen purísima y castísima después del
parto, en tus manos encomendamos nuestra caridad para que la inflames, llena eres de gracia…
Todos: santa María, madre de Dios…
Guía: Dios te salve María, templo, trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la
culpa original, como madre te pedimos que nos mires con piedad,
Todos: Dios te salve Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de
lágrimas. ¡Ea pues!, Señora y abogada nuestra: vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después
de este destierro, muéstranos a Jesús: fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce
Virgen María! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las
divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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Letanías
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenos,
Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios Hijo redentor del mundo, ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
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Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, óyenos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad y misericordia de nosotros.
Guía: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos
en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Oh Virgen gloriosa y
bendita. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Todos: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén."
Guía: "Oh Dios, cuyo unigénito Hijo, con su vida, muerte y resurrección, nos alcanzó el premio de la
vida eterna: concédenos, a los que recordamos estos misterios del Santo Rosario, imitar lo que
contienen y alcanzar lo que prometen. Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Guía: Por estos misterios santos de que hemos hecho recuerdo, te pedimos, ¡oh María!, de la fe santa
el aumento, la exaltación de la Iglesia; del Papa el mejor acierto, de la nación mexicana, la unión y el
feliz gobierno Que el no cristiano conozca a Dios y el que se ha alejado reconozca sus errores. Que
todos los pecadores tengamos arrepentimiento. Que los cristianos perseguidos puedan practicar su
fe, goce puerto el navegante y de salud a los enfermos, que en el purgatorio logren las animas
refrigerio. Y que este santo ejercicio tenga efecto tan completo en toda la cristiandad, que alcancemos
por su medio, el ir a alabar a Dios en tu compañía en el cielo. Amén."
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
2.- Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber
pecado, porque he merecido el infierno y he perdido el cielo, sobre todo porque te ofendí
a ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente,
con tu gracia, enmendarme y evitar las ocasiones de pecado, confesarme y cumplir la
penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén.
DÍA PRIMERO
La Santísima Virgen desea que llevemos la Medalla Milagrosa
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Oh, tierna Madre nuestra, Tú dijiste a Sor Catalina: “Es preciso grabar una Medalla conforme al modelo
que te presento, para que cuantos la lleven indulgenciada, reciban innumerables gracias por mi
intercesión”, aceptamos esta devoción tuya, aprobada por la Iglesia y conocida en todo el mundo. Tú
estás haciendo continuos prodigios por medio de tu Medalla. Aún los más reacios contra toda
intervención sobrenatural se han visto con frecuencia obligados a exclamar: “Aquí está el dedo de Dios
que quiere acrecentar su gloria mediante esta señal de protección de su Madre”. Por consiguiente,
llevaremos siempre, y con gran veneración, oh, Virgen Purísima, esta prenda de tu cariño, por la que
quieres conceder tantos favores y gracias.
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sus acechanzas y le aplastaría la cabeza. Por eso, en cuanto sintamos cerca de nosotros la presencia
del tentador, te invocamos fervorosos y no temeremos caer en sus redes.
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personas, hay que probar en todas partes su eficacia, hay que darla a conocer a sabios e ignorantes,
a pobres y a ricos, a santos y a victoriosos, para que todos participen de los infinitos tesoros que en
abundancia brotarán de tus manos, oh, Madre bendita. Nosotros, ¡oh, Virgen Purísima!, que con tanta
satisfacción y provecho gozamos la dulzura de tu afecto, no queriendo ser egoístas, deseamos para
nuestro prójimo el bien que poseemos. Por eso, con nuestras exhortaciones y con nuestros ejemplos,
invitaremos a cuantos se pongan al alcance de nuestro celo, a que se defiendan de sus enemigos con
este impenetrable escudo de tu protección, para que por sí mismos gusten y vean cuán generosamente
atiendes a tus fieles devotos.
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7.- Oración final. (Para todos los días)
Oh Inmaculada Virgen y Madre de Dios, que al regalarnos a la Santa
Medalla te has mostrado nuestra verdadera Madre, dispuesta a colmarnos siempre de
celestiales favores, acepta benigna la manifestación de nuestro agradecimiento. Ya que
el mejor modo de agradecer tus beneficios y merecer otros nuevos es imitar tus virtudes,
toma nuestro corazón, arranca de él todas las inclinaciones pecaminosas, llénalo de
amor a Dios, de rectitud de intención y de buenas obras, y hazlo en todo semejante al
tuyo y al fin de tu divino Hijo, para que después de haber seguido tus huellas en este
mundo, merezcamos vivir en tu compañía por toda la eternidad. Amén
En el nombre del padre, del hijo, del espíritu santo, amén.