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Psicotercpia y Cambio
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C^rpfruto 1

PergonAMA GENERAL y eNÁr,rsrs cRÍrrco


DB LA INvESTrcacróN EN psrcoTERAprA

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-7-¿
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primercapítulo comienza con una síntesis de la investigación tradicional


f,ste
ljen psicoterapia (en las secciones 7,2 y 3). hsteriormente (en la sección
4.1.) analizarernos algunos de zus poshrlados e hipótesis y las interrogantes no
resuelüas, para establecer urn relación con las posibilidades que puede ofrecer
la invesügación cualitati\¡a. La sección 4.2. del capírulo comprende una breve
síntesis de lor resultados de estudios cualitatir¡os sobre a;nrda psicológica que
considero más relenantes.

r. Vrsróx nrstómca DE LA INvEsrrcAcróN EN psrcornRAprA

Durante la historia de la Psicología, la interrogante acerca del efecto de la ac-


tividad psicológica ha ocupado e, incluso, inquietadq tanto a psicologos que
ejercen en forma práctica como a investigadores.
El comimzo de las investigaciones con respecto a intenrenciones terat'u-
ticas se remonta a los estudios de Freud (1895) sobre la histeria y, en Io relativo
al control de la efectivida4 a la década de los treint4 cuando se publicaron las
primeras estadísticas sobre resultados de üatamientos en Chicago y Berlín y se
realizaron las primeras grabaciones de sesiones tera¡Éuticas.Asimismo, en esos
años, se aplicarory por ejemplO los primeros cuestionarios enEe los miembros
de la Asociación Británica de Psicoanalistas con el propósito de cornpilar sus
impresiones acerca de la técnica de tnatamiento Kiichele,l9fi)).
Sin ernbarg6, el gran impulso en la historia de la invesügación en psicote-
rapia acontece el año 7952, gacias a una investigación realizada Por Epenck
!

,4 ,iraorrnAptA Y cAllSIo 'utA rt¡ o^ ED¡ L rurtrrtrD.o / ürur¡nKr¡w¡

(l9SZ), que cuestionó m forma dramátic+ ta eftctividad de la actividd clínico-


psicológica (que en ese tiempo er¿, porlo general de nah¡raleza psicoanalítica).
Aun cuando, con el correr del üempo, la crítica hecha por E¡reenck perdió su
fuqz:'fue debido a ella que se produjo el auge en el desarrollo dela investi-
gación psicoterapártica durante la segunda mitad del siglo )0C Lbs numerosos
estudios realizados ar:íz de la crisis de c¡edibilidad de Ia psicoterapia permi-
tieron ldutar los resultados de Elsenck (véanse las revisiones sobre el tema de:
Lanbert & Betg& l:99+ Meltzoff & Ifumreiclv E7q hrbff,14büe, Fladley, &
l¡{a,skow, 797&;tándenbos & Pino; 1980), poniendose indr¡so en tela de juicio
Ios datos empleados por Epenck (Berg& 1971).
Este auge de la investigación en psicoterapia constfl en tran parte, de es-
tudim comparativos de eftctos terapeuücos, orya cantidad creció a tal punto
gue llevó al desarrollo de una forsra nue\ra y sucinta de interpretación: el'meta-
an:álisis'.

El meta-aniíüsis es un procedimiento mediante el crral se rurifican los resul-


tados de distintas irwestigaciones cen respecto a una'magnitud de efecto'
($*-sizn) con elpropooito de serresumidos o comp¿uados (Bozok & Bühler,
1988). En el año L9fl7 se ergusieron seis meta-análisis de este tipo en los
Estados Unidoo @rown, I98n y uno en la República FederalAlemana (Matt
6¡ Wtftnan,1985; tlñttman & Matt, 1986). tos meta-análisis tenían corno fi-
nalidad juzgar la efectiüdad global de la psicoterapia y, a partir de ello, identi-
ficar posibles diferencias en el efecto de métodos terapeutícos especí6cos. En ¡
' la práctica los mea-análisis sólo consideraron estudios realizedos con grupos
de control (po.{"-plq gupos de controUlista de espera o tnrpos de con- .¡
t
troUplacebo).

Los hallazgos de los meta-análisis dejaron pocas dudas sobre la efectividad


de la psicoterapia (Asay & I^amberE 1999; Smith & Glass, 1977; Smittu Glass,
& Mller 1980); sin mrbargo, pusieron de manifiesto un problema que ya había
sido señalado en revisiones anteriores (por ejemplo, por Luborsky, Singer, &
Luborsky, 1975): la carencia de diferenciación enüe los distintos sistemas te-
rapéuticos en relación con su efectividad. A pesar de que ya no era posible
mestionar la efectividad de las interr¡enciones psicológicas en su
-tomadas
globalidad-, debido a lagran canüdad de rezultados pooiüvos de las investiga-
ciones (véanse Bozok & Btihler, 1988; Czogalik, tcl90¡ Hófling 1988), el intento
por identifi@r "factores de cambio especlficos"estuvo muy leios de tener algrin
résultado e¡iitoso (a modo de ejemplo, véase el meta-análisis de Smith, Glass,
& Miller,1980).
C¡rf¡rro ¡: prrort¡r cafr¡L y A¡Áu.¡¡ erf?¡co or Lr rrrlinelflóx rx ,lrcrfn^l¡l 25
hr lo üanto,la preocupación inicial qt¡e habh generado
elcuestionaniento
de la efectiüdad de ta psicoterapia
--recordemos Ios resultador po,
Epenck-no se pudo suPerar del todq continuando presente la "Ut*ia*
duda respecto
de los mecanismos' Procesos y acciones responsables
del cambio terapéuüco.
El problema, ahora redefinidq se sintetizabaen
la pregunta: La psicoterapia es
efectiv4 Perc ¿Por qué? Este opr quéofue entonces
motor de nuevas inves-
"t
tigaciones en psicoterapia y se constihryó en la preocupación,
tanto de te6ricos
del cambio, como de psicroterapeutad.
En el ¡ímbito de Ia investigaciór; la brisqueda de factores
especf6coo de
cambio se naduio Por una
Parte, en la multiplicación de eshrdios compar"tivos
de métodos terapéuticos (y de sus respectivos meta-análisis)
¡¿ po, ot., en el
estudio del proceso terapéutico (véase sección número 3).
En relación con los resultados de los estudios comparativos
de los métodos
terapéuücos, los investigadores se üeron enfr,entados
con una realidad exaspe-
rante: a pesarde los muchos esfuerzos hechos para lograr una
diferenciación,los
distinüos procedimientos terapeuticos se disünguían entre
ellos sólo en forma Ii-
mitada. Ia ayuda profesional parecía tener un tipo de 'efecto homogéneoo.
Esta
realidad que fue denominada "la paradoja de la eErivatencia'guleyer,
lgg0),
hizo evidente que es muy dificit determinar qué iniervención especlfica
üene
cuál efecto y, además, que existe un abismo enbe los factores de
ca*bio postu-
lados por las esct¡elas terapéuticas y los resultados empíricos
, de la invesügación
'terapéutica.

'Ninguna teoría picoterapéuüca ha logrado


[...] fomuti¡r un concepto tera-
péutico, en el cual los factores especíñcos logren eftctos
convincentes que se
cortespondan con la relación causa-efrcto del modo en que
se furmuben la
teorfa'(Bozok & Biihler, 19ss, p. 126 traducción de la autora).

hra Czogalít (1gg0,P 20) esta situación es la consecuencia de t¡n problema


fundamental en la hisqueda empírica de loo factores
de cambio *p..ífi.*,
porque"se üenen que aislar y sopesar factores que
nunca achian m forma ais-
lad4 sino que lo hacen en complejos entramados
de efectos y se presentan en
relaciones multifuncionales,,
ffdA).

Fbr¿ lc
psicuerrapeütas
-€obre todo paa quieones no estún muy reledonadm con un dstema lera-
m partiorlar- -¿qué de lo gue hc
Péutico
$ae la intetrogantsecerca de
el cambio?', siendo ctn frecr¡encia t" pni^.ra dificultad
herho ha sido efcaz para
in"l r.o h detenninrión de ,¿quÉ he hecho
realmenüe?'-

"Il¡ducirin de la ¡utora"en lo sücesi\ro se abreyiará ,TdA,.


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26 rs¡corer AprA y cA ta Bto - ure r'¡or an,o¡ ¿¡ rurlrnr¡¡¡¡ / r¡¡¡¡rr¡ xr¡¡¡¡r

tfttima¡rrente se ha desarrollado una nurya


línea en este tipo cle esh¡dios,
que relaciona dT: üpo de,hatamientos
con cierto tipo de probtemas. A partir
de ellos' se han elaborado ¡itttt de
tratamientos con apqto empÍrico para temas
específicos, como depresiór¡ fobias,
bt¡limia etc. (Blatt & Felsen, lr¡¡y;t4¡nkleq,
7ee9).
sin embargo' otisten también opositores
a esta línea de investigacióa
quienes sosüenm que las listas de hatanrientos se
basan en Ia reducción de sin-
tor's, oniüendo los cambios *i:^ll.rtantes
que puede producir ra psicote_
rapia (chambles+ tluj;Henqy,
rggg),L, qu. pr"d"r, ser de ripo rruís general.
A Partir de las üficultades ya señaladrr,
p"ra la determinación empírica de
los factores de cambio especÍficos,
se comenzó a hablar de,,factores de
ineryecíficos',las9u9 en un comienzo, cambio
se consideraron sólo como el producto
de métodos de invesügación inafec'ados,
pero posteriornrente adquirieron
un estatus ProP: t9*o objeto de
investigaciin y teorización (Bozok & Bühler,
& Milleq, yi%.
1988; Me5rer, t99};Hubbte, Duncan,
Este libro se erunarcl en este
último desarrollo, debiclo a que no aborda
interrogante actrca del efrcto de la ta
ayuda prore*ona a üavéode la hÍsqueda
de factores de carrbio específicos
med¡ante análisis comparativos de
terapéutios, ri": métodos
trata de responder dicha interrogante,
medio del anátisis 1u:
precisamente, por
de los fatores áe cambio inespecífice,
actuarmente también
Ilamados'comunes'(Flubble, Duncan,
& Miller, lggg).
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Z. LOS FA.TO*ES DB CA¡IBIO
INESPBCf¡'COS O COMÜNES _a

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FIa habido esfirerzos, tanto .i
empíricos como teóricos, para definir
de casrbio. A continuación prónta'e estos factores
.b,il;-J; :;

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z.r. Aproximaciones emplricas a I
la determinación de factores T

de cambio inespecíficos l'l


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se intentó detergrinar los factores zl'
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de cambio inespecítficoo en norma empÍric4
en los que se compamron resulrados t
ffj:ilTffi rerapéuticos de profe- s
ltrl

y sóro habian,*::tffTff?ffi ::T,ffiffi"i:ffi,n,fm: .¡


E

se prrdo constatar ningun;diferencia


oul"r"r enfre profesionales y legos en ro
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concemiente a su efectiüdad t
terapéuüca (Durlalg tgig;Nietzel & {
Fisher, 19gl). d
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c¡r{ru¡¡ r: Pr¡or¡¡¡ cr¡rn¡t r ¡xlr.¡¡ crfr¡co ¡¡ r¡ l|r¡mc¡t¡ón
¡r rllcor¡rAttr 27
De lo anterior se conduyó que la efectiüdad dependúa de los factores inespe-
cíficos, tales como compromiso y comprensióo gue son independientes
de la
formación profesional y de la e¡periencia en el eiercicio de la psicoterapia.

Sin embaqgo, una expücación de senüdo comú& como ésta


ocr¡lta el hecho
que el contenido de dichoo factores de ca¡nbio inespeclficos
permanece sin una
oplicación empÍrica (Bozok & Biihleq, 19gS; Kiküele, 1990). Debido
a que los
eftctc obsenadc en una situación tenpéutica p,ueden ser logrados tanto por
terapeutas altamente calificados como por legw sin caliñcación
especffica, estas
ínrrestigaciones pretenden afiÍnar que la efectiviclad terapéuüca
no se puede
aürbuir a los factores especlficos poetuladoo en los distintos métodos
tera¡réu-
ücs. fur Bozok yBiihrer (19g9,p.126,TdA) cundu)¡en,que todo, en
"iemplo,
la persona o la conducta del Erapetrta,lo que se puede
atibuir causalmente a
la influencia de una teoría psicoteraffutica al parece1 carece
de importancia
cuando se estudia zu efuctiüdad'. Sin embargo más allá
del hecho que Ia ca-
lidad rnetodológica de la invetigación en la que se basan estosiuicios
ha sido
cuestionada por algunc autores (por ejemplqTschuschke
& czogalil$ 1990),
esta condusión puede ser errónea Como lo formulan los
propiosautores en
sus an¡iüsis Posteriores, esta interpretación de los resultados,
en el mejor de los
casG, sólo puede referirse a los contenidos concreüos de las teorías
psientera-
peuticasyno a sn¡ existencia'en sí', ni a la repetnrsión que qistencia
su puede
tener sobre los terapeutas, Ia situación terapéuüca y loo cliente

En mi opiníón, la productividad de los resr¡ltados en los estudiog


61ompa-
enhre terapeutas profesionales y legos radica en
lltivoe flue éstos zugieren una
a las siguientes investigaciones sobre factores inespecíñcos.
fireaión Si se acepta
la premisa que dice que la efrctiüdad compartida de proftsionales
y legos de-
pende de factores inespeclñcos, entoncesla estn¡ctr¡ra
de la situaciónierapeutica
(que existe en ambc casm) y las fomras
de interacrión qre de pna resultan se
Perfilan como un rimbito posible para prróxirnas investigacioness. Una explicación
plausible podría ser que la efuctividad del terapeuta
dependa fuertemente de su
rol o función "de terapeutao.Hhecho que una persona
af¡uma y eierzaeste rol,
independimteryente de los crontenidc que dé a su eierciciq
se pordría considerar
como un element'o de cambio
Propio de la estn¡ch¡ra de la situación de terapia.
E-llo podría elglicar al-menos una parte
de la efectiüdad de los legos, pues, para el
cliente, quien está aI frente de é1, t o.r un tego
sino un psicotera¡reura, de quien

t Estc emas r t¡atar&t, omoparte de la üna*igacón del proctso, en d pr¡nb 3.


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28 f SlcOtrtAPtA Y cAxDto - U¡¡ rrr¡or D.rD! ¡¡ rlrtrrrrr¡r¡ / I¡r¡¡rt lrr¡¡¡¡ {'6
it
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s€ esPera un eftcüo de cambio poeitiro. (rblveré sobre este punto posteriomrente, E
t:
en relación con los modeloo teóricos sobre factores inespecíficos). _ri


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Ia hipóüesb ptaneada por Bozoky Biihter p
126,TdA) en b referente
(19gg,
's
f
.l!
a Ia relación enhe los factores específicos e inespecíficus $
se orienh, en parte, F
en esüa mi6ma "Se podría fomrular q,..los hctores no específicpe
r:
sean el 'material'y loo específicos, la,forma'-ya que
forma y material son t)'
+
inseparable (pues todo material tierre alguna úorma),
toda e&ctividad ¡nes-
.t
pecffica deberá maniftstarse a harÉs de una configumción
determinada'. Esta it
noción concuerda c0n una de las hi6tesis oElicatirns
deTschuschke y Czo-
:\
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Salik (1990), cuando se preguntan si acaso en toda psicoterapia Ia efectividad 'i


T
en úItimo ténnino, depende de factores inespecificos, :l
con lo aral los facto¡es
eryecíficos propagadc las escr¡elas terapéuücas sólo tendrian una función
Por
de 'disfraz'' sin embarigo,lo antetior no significa
q¡¡€ hala que rennnciar a los
hctores especflficoo; por el conhario, así como el
material necesita de la forma,
el terapzuta requiere de herrarnimtas especlficas
para poder actuar. La teoría
terapéuüca específta que d terapeuüa apliWeylas
técnicascociadas a ella le
darán la seguridad que necesita para realizar
las intervmciones terapéuticas
y, en el diente, podnín
Senerar la confianza necesaria (Bozok & Biihler, lggg).
Lp señalado también conctrerda con la llnea
argumentatira de Czogalik (1990,
P'2¿TdA):'Fs ftürplausibh que las conceptualizaciones teóricasy las indi-
caciones terapéuücas que de ellas se desprenden
posean en síel rango de con-
üciones básicas irrenunciables para posibilitar
liapsicoterapia como actiüdad
profeaional e institucionalizada,.

. A partir de lo analizado hasta ahcira se puede sostener


que, al hablar de
factores de cambio inespecíficoa, estamos
haciendo referencia a condiciones
generales de la terapla tales como la
esün¡ctura de la situación terapéutica,
funcii5n del terape'ta Ia forma de interacción la
y ra forrra m que se organizan y f

se hansmiten los conüenidos terapéuticos :!

.f
t
Luborsky, M1t^ellao wbody, ó?ri"n yAuerbach
(19s5) inrentaron oha .t
cra-
sificación de los factores de cambio inespecíficua, 'i
definiendo la helping alliane ,{
(alian?ade a¡rudao, "alianzaterapéuticaoo "reración
de a¡rda,) fi)mo determi-
I
nante eeencial del éxito terapéuüco e íntentando i
relacionarla con caracterústicas I
del terapeuta' sin su postu¡a ha sido rebaüda por diversas inrresti-
Thgo,
gaciones (por ejemplo: Barret & wright,
a
¡

t9f/r; rvlarziari,Marma¡, & Krupnick,


1N37), gue mueshan gue nuís bien son las caracterGticas del cliente
las que ín-
fluyen en forma positiva en el resultado terapéutico. Sin enrbargo,
de é$as, las
que resultan ser las más relevantes no son las gue exísten
independientemente de la terapia (tales como
de nlanera pr.uia .
eda{ ..rn
"i**o, .ri.tf soc¡al,
a

.t
c¡lrulo l: PinoütrA ntr LIAx^tr¡¡t crfrreo o¡r¡ tryF fc c¡óx ¡r rt wwm^ 28

estado civil etc')' sino aquéllas que se puden definfu como aportes
del clientea
Ia terapia a saber,las actitudes del diente en la situación
tutrpeuti.a yr el modo
y la inüensidad de zu participación en el Eab.ajo terapéutico.
Los re$¡ltados anteriormente señalados ofrecen una posibüdad
adicional
para la deliuútación de los factores de casrbio rnespecfficm;
no obstante, dan
tambÉn la irnpresión qtre las ca¡acterúsücre del ter:apeuta
no tuüeran impor-
tancia dgtttta lo q¡re no Parec€ plausible, debido a
que las interacriones no Ee
constnr¡ren de manera unilaterat y a que justamente
las características relevarrtes
del diente son aquellas gue ümen que ver con
la interaoción hr lo tantq ls fu-
hrras im¡€sügaciones deberian incluir el apore
del cliente a la "alianza tera¡Éu-
tica", pero sin perder devista el carácterinteractivo
de la situación de terapia.
hr su Parte, Asq' y Lambert (lggg),sobre la base de resultados de procesos
terapéuticos, dividen los factores comunes de cambio
en cr¡atro áreas generales,
a las gue asignan un Porcentaie en función de zu conüibuciór,
t* meioras
de las Pen¡onas en psicoterapia: factores del cüente y "
eventos extraterapéuticos
(40%)' Éactores de Ia relación terapéutica (30%),
epectativas y efecto placebo
(15%) y factores relacionados con las técnicas
y rnodelos teóricos Osil. De esta
manera, los autores
Parecen plantear un punto de eqqübrio relativo en relación
a la participación tanto del terapeuta como
del clienie en el proceso de cambio.

z'¿' Modelos teóricos acenca de los factores de


cambio inespecfficos

Eústen algunos modelos teóricos explicativos


sobre los hctores de cambio ines-
pecíficos (o 'comunes") y zu relación con
"rp* *.
,I los (posibles) sL.v¡es
hctores Eülrs\.t[

(l)
El más conocido y, posiblemente, más productivo
de estos modelos es el
de Frank Qgzj,,198z). Frank postura
un modero der proceso psicoterapeuüco
desde urn perspectiva sociolqica que
no sólo abarca r", *,rá*,.rqp.oticas,
sinq adernás' considera el eftcto de otras formas "
de asistencia,no científica'
(sanadores, cu¡anderos, *),
üstinguiendo cuatro componentes generales
con_
tenidos en toda influencia terapeuüca (Frank,
19g2).

G) El primero de los aomPonentes es una relación


emocionalmente intensa,
comprometida y confiada der criente con Ia
pe$ona que lo ayuda Frank
considera este componente condición
n"oroi" en algunos casog in_
duso s'ficiente-- para que se produzca un -y,
cambio posiüvo6.

ó Com¡irese con lo seíul¡do por Rogen m lgSZ

-
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L!

JO fSf COf t tAtIA Y CAll f lO . Ux¡ gr¡¡¡ rlor r¡ *¡fi¡n¡¡o / X^rr¡B Ir¡Ú i

;i
Et segundo comPonente se refiere al hecho qge esta rellión
tiene lugar
O)
dentro de un m¿lrco social.definido (encuadre tera¡Éutico), con exigencias
deterrrinadas en materia de roles y reglas,l"s que legítiman la competencia
del terapeut4le proporcionan podery, con ello, ar¡nentan sus pocibitidades
de influencia. Fsta perspegü\n puede completar la interpretación del
efecto
positivo de lcrs terapeutas legos, señalada en la sección anterior.

G) El tercer comPonente propuesto pu Frank se enmarca en el ámbito de los


corutn¡ctos o esquemas cognitivos. El autor habla de esquemas conc€P-
plau-
tuales o "mitologias"z, gue'lá ofrecen al cliente conceptos aclaratorios
sibles de srs p*trt *r
e indican alternatir¡as para la acción del terapeuta'

es decir'
(d) Como cr¡arto componente Frank menciOna el "ritual terapéutico',
propone toda
la conduch terapéutica o las inten¡enciones concretas que
es-
forma terapéutica especÍñca y que son consideradas (por la respectiva
se puede esta-
cuela tera$uüca) como factorei de cambio. En este Pn¡ntq
ya señalada'
blecer una relación entrre lo pmpuesto por Fnank y la hipotesis,
específicoo e
de Bozok y Bühler (1988), acercÍ¡ de la relación de los factores
inespecífico8 como una relación entre "material'y'forma".

En lo concemiente al diente, Frafik resalta un aspecto que


denomina'des-
subietiva'
moralización"y q,.u defineocomo una sensación de incompetencia
li¿pda con afl¡ccién" Fnnk, 1982, p.!6,TdA).Aq¡éllos que buran
aprda Pro-
por
fesional estarían .desmoralizados, estando zu desmoralización conforrnada
diñarltad para
. sentimientoe de desampuO pedida del con¡ol baia autoetima'
exitosa
encontrar sentido a su vida coüdian+ etc. Según f'rank' en una terapia 'ii
esta desmoralización disminuiría. .q

;.

bmsuticoe gmerales
( -t

A partir del segrrr& y te¡c€rc de los componerrtes ::.

antes descritos, es decir, las


-mitologías'y J'rittral terapéuticoo' Frank des-

,'I
agFega seis funciones, las que tambie!¡ müende CDmo caracterústicas comunes )i

ylos
a todas hs formas de terapias. Estas funciones que tienenlas "mitologías"
I
;t
i!
'I
desnroralizador Porque:
"rih¡ales terapeuücosqpermitirían st¡Perar el estado :f
al
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{
igual qre to6 -¡
Fnrü utilir¡ el aonoePto 'mitologh'pan sfinih qrr esb eeqrsnat
csrcePtuales -ol .-!

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mitoe-- m se F¡€den @trtP¡rob8¡ o, nxis dictro' que nr defm¡ores Püeacrr ser 'irrmunes"frente ;l
'f
rcúrt¡c*nes :t

Oon respecto a 6tas funcbn"" es addente gue Pnrü integ'


hnto hc modebs de Bandura ¡tSZ7l I .t
(encrrnrparación con :i
Kar6u 0986) cwrota¡rbién nueuosGil¡ltad6delainstigad&rcnÉcÑraPi8
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n¡ tnbeiode 19ñ). ,l
J
C^tffrrp r: Partolar^ c¡l¡lal r ctft¡co o¡ tr t¡vg5r¡c¡c¡ór¡ ¡¡r ,e,a*ra t,^ JI
^rÁL¡31¡

(a) Fortaleca¡ larelación entre el terapartay el diente.

(b) Faroreccn satisfacen las elgectaürras del cliente en lo referente a la


y
ayuda. [a esperanza de ser ayudado representa en síya un elemento reler¡ante
de cambio (FnnX" 19S¿ Eltiott & ja6es, 1989; Snyder, Michael & Cheavens,
1999).

(c) fusibilitannuevasexperiencias.

(d) Favorecen la aparición y/o eryresión de sentimientc en el errctradre tera-


p€r¡üco, lo que contrihrye a la motirración y a la desorganización (o 'desconge-
famiento', Mártens, 7991, de antiguos es{Flelnas cognitivoo, es decir, esto hace
las v.eces de preparación para los cambiog terapéuücos en el plano cognitivo
(cornpírese cpn lo postuhdo por Karazu, 19S6).Hnalmente,la expreión de
sentimientos también puede resr¡ltar terapéuücamente eficaz como catarsis.

(e) I.as'mitologías" y l* "ritualeeo fortalecen también el sentimiento del


cliente de poder maneiarss problemas (compárese con e[ concepto de "auto-
eficacia'prop'uesto por Bandr¡ra 79Tn. L¡ anterir¡r se realiza de dos forsras¡
porunladqa través de lapropuesta de un esquema conceptual, qgedenomina
y elgüca los síntomas del cliente y sugiere medidas terapéuticas dderminadas;
en este sentido, no importa si las interpretaciones Para tal6n son correctas o
no, mienüas parezcan pbusiHes para los participante (véase también bl-
kingtrome, 1938). hr otro lado, se le poaibilitan experiencias eldto66 indivi-
duales al cliente sea insigfib, e4presion de sentimientoo, nuevas formas
-jE
de comportamiento u otro6-, l"s q,re significan t¡n avianct en el marco de la
teorfa terapéutica resPectiva.

0 hr últimq las'mitob fus" y los'rihrales" también ohecen posibilidades


de desempeio práctico. Mediante la hansbrmación en práctica se ptreden
interrulizar bs-mensaies'terapéuücos y rcÍoruar los cambios,lo qre ocurre
tanúdenuo oomo ñ¡era de la sesión teraPfuüca"

No obsante lo anterior, Frank zubraya que la relación tera¡Éutica es Po-


siblemente la condición más importante, es decir, el fundamento del cambio
terapéuüco sobre el cual loo otros pueden llegar a ser eficaces- Con respecüo a
esto úItimo, el autor pone en relier¡e la necesidad del"encaie'enbe tenpeuta y
cliente, para cada relación de a¡nrda específica (ello es similar a lo propuesto Por
Tschusctüe y C-zogalik, 1990).
I

*ir
a
Á
q
J2 rstCorrn A FtA I c^x l¡o - UI. rn ¡. DEor u e¡r¡rrrruo / I¡narr Xrrn t
'?.
q
(2) El concepto de "desmoralización" como expfesión del estado basal del g
í$
::
diente aI momento de br¡scar la ayuda profesional hinda un punto de contacto I
cun un segurdo modelo teórico, qrre fue desarrollado por Bandura $gm,{ulen 'a
hace hincapié en la influencia de la psicoterapia sobre todo a nivel cognitivo. t
El componente central de zu teoría, la "autoeñcaciao (xlf-{tmcy'¡, puede ser $

mnsiderado como contraparte del concepto de desmoralización planteado por 1


lF
Frank (1981). I

-a
El modelo de Bandura QgTn se basa en el supuesto que la r¡aloración de la :t
!;
propia eficacia determina las formas de conduct4 metas y la forma de resolver ii
problemas. Ia
terapia puede influir en la r¡aloradón de la autoeficacia a havés
i:
de oratro forma.s de intervención que proporcionan inforrración al diente, .i
f
flue son: rl

(a) Ia prescripción (por ejemplq de la ejercitación de deterrtinadas formas :


.'

conductr¡ale gue posibiliten elgeriencias)

O) l" o<hortación (invitación a realizar deterrrinadas experiencias);

(c) la posibilidad de empatiry

(d) la inducción de sentimierrtm.

La capacidad del diente para resolver problemas aurnentará si la terapia


es edtosa. Las egeriencias q¡re resulten de esta capacidad aumentada para re-
solverproblemas fortalecer¿árU a su vez, el sentimiento de autoeficacia.

(3) Un tercer modelo general del cambio tera¡Éuüco es el planteado por


Karasu (1986).A partir del anrílisis de los aspectos comrmes de las distintas tec-
nicas o intervenciones terapárticas, Karasnr urcluye que odsten tres factores de
cambio, que se pueden enconbar en todos los métodos terapéuticos, sólo que
con distinta ponderación, a saber: vivencia afrctira, dominio cognitivo y regula-
ción conduch¡al.

(a) Mediante la inducción de una 'vivencia aftctiva"se puede llerrar al cliente a


un estado considerado como preparación para el cambiq específicamente,
para un nuevo ínptt cognitivo.

(b) En la categoria de"dominio cognitivo'se trar¡smiten nuevos patrones de


percepcifn y de pensamiento que repercuten en la autopercepción y en la
autocomprensión.
. :r
¡
C¡r:ho¿o r: Ptror¡¡t cut¡rt r lx¡¡,¡¡rr crf?¡o or ¡,r rrvrsnc¡c¡ót tr xrcotc^tt^ JJ
it

(c) La,"regulación conductt¡d" it


lr¡re técnicas de modificación de la conducta
y también aguellas que no derivan de la orientación terapártica de modifi-
cación conducü¡al y que, en efucto, no persiguen elglícilamente modificar
la conducüa, pero que, sin embaqgo, influyen en ella Karasu so6tiene que
las experiencias positivas logradas por medio de la modificación
conductual
fortalecen el canbio, enconEándose aqgí mbnc€E, un punto de contacto
de su modelo con los de Bandrr¡a esrT¡yFrank (19s1).

Aunque el modelo de Karasu representa otro paso adelante en la concreti-


?Írolón del contenido de los factores de cambio inespecíficos, ha
sido criticadq
por ejemplo, Por Czogalik (1990), porique asigna las técnicas teny'etrtir;as
especí-
ficas a tal o cual componente, sin considerar la posibilidad de su efecto
global.
[¡s hes modelos presentados concr¡erdan en diversos puntos y, en pd€,
se complementan enEe si Frank togp. erunarcar el proceso terapeutico
en lo
social yesclarece la estmctura de la relación de ayuda. Bandura conecta
el efrcto
teraprúutico con una concepción determinada del funcionamiento
psíquico indi-
üdual y define formas generales para el tratamiento tenpéutico. iemsu exhae
factores comunes, analizando la terapia desde el punto de vista
del procedi-
miento terapéuticq pudiendq entonces, categorizar intervenciones terapéuücas
concretas, complementando con ello la perspectiva de Bandua
Sin embargo estos modelos necesitan de contrastación empÍrica adicional
y también en lo teorico presentan algunoo vacím. br ejemplq no
se define del
toclo el apute del diente, qg. parece tener eqpecial importancia para los re-
"l lo dmrueshan
sultados de la terapia, tal como Ias inrresügaciones ya suñaladas.
hr lo tanto, ProPonSo que los siguientes aspectos debe¡ían ser conside-
rados como complemento de este üpo de modelos:

(a) El aporte del cliente a la eshucfi¡ración de la situación terapéutica (véanse


los resultados de las inrrestigaciones señaladas en la
I sección *,".¡or),
(b) el hecho
flue la terapia es sólo un aspecto puntual en h vida del diente, es
decit se deben considerar, también, otas circr¡nstancias ütales, q¡re a¡rdan
a la comprensión de los cambios (Bastine Fiedler,
& Kommer,lggí n i_
neckeg 19U);

(c) lo constructivo de la situación de terapia y er ca¡ácter proceal de la in-


fluencia terapéutica (Czogalik, 11990;

(d) el cambio de perspectiva en el análisis de la interacción


entre aspectos bio-
gráficos y eryerimcia terapéutica.
I
t
t¡.

f
f SlCOf Sn¡ plA Y CAII E ¡O - Ur¡ r¡r¡o¡ ol¡tr L4 ¡oT¡¡r¡¡^D / X¡¡¡rr Xr¡¡rr .F
J{ 'r¡
x;"
En conclusión, lo que en un comienzo fue considerado sólo un Prducto
de métodos de investigación inadecuados,luego se definió algo vagamente con it
a'

el térrrino'fuctores inespecíficu" @ozok & Biihleq 1938; Meyer, t990; Str,tPP, '¿f
'i
1995), adquiriendo en la actt¡alidad nna importante presencia en la investiga- '.*
.t
ción psicotenpeutica baio el nombre de "factores cornunes" (Flubble Duncan, !r'
't
t
& Miüer, LgggtMaione & Chenail, 1999'). ,¡
.-i
it
En térnrinos generales, los factores de carnbio comunes induyen condi- ..:
t
ciones generales de la terapi4 tales como: la alianza terapéutic4 incoqporando el
i:'
,:a ,i-

aporte ád di*t" a éstE la estruchra de la sitr¡ación terapéutica; la función del


:1
tÍ.

terapeuta; laforma de interacción; ylaforrra en que se organizanyse transmiten .:I


,
los contmidos terapéuticos (Orlinsky y Howard, 98n.A éstos se ha agregadq '.)
:i
últimamente, el potencial de autoalmda del dimte (fallman & Bohart, 1999)-
.1;
!r

De loo anteriores, los factores referidos a la relación terapéutica y que han a


L

;!
dado l tpr al concepto"alianza terapéutica"están enüe los mayormente inves- ;
tigadoo.Ya m 1.985, Luborsky, Lfcl€llan, Vribody CfBrian yAuerbach señalaron
rf.

la"alianza terapr&rticao(emo detemrinante esencial del éxito terapéutico, anti-


,:
cipando con ello casi 20 años de investigacíón posterior, qtre ha hecho de este ir
consüucto r¡n factor de cambio común esencial (Asay & lámbert, 199; Ba-
lr
.t
:t
chelor & Salamé, 2000; Doucette, Bickman, B.y4 & Rumbergeg2Dl; Honrath, .;.

2000,2001; Maione & Chenail !9B;Wright & Davis,l99l)' I

En este libro se da oho paso adelante, vinculiíndose estos factores con la


.t
I

noción de proceso terapéuticoyenfatiándose su canicter'genérico",uale decir, iIt


I
independiente de cada enfoque tenpéutico partiorlar. .a
tI
\.8
.:l
.:¡

3. LA rNvcsrlcacró¡¡ DBL PRocEso PsrcorlRAPÉurlco

La dificultad que han tenido los estudios comparatirros en psicoterapia para


identificar los factores de cambio específicoo y la penistente incertidumbre con
respecto a los factores inespecíficos son, para muchos investigadores (Bastine,
Fiedler, & Kon¡mer 1989; Goldftie{ Greenberg, & Mar¡rar, 1990; HilL 1990;
Tschusctrke & Czogalik, 190), un argunmto que los lleva a enfatizar e incen-
ür¡ar la investigación del proaeso terapfutico, en r¡ez de se$¡ir invifiendo en
nueeos meta-análisis, nrya importanciA desde zu punto de vista, estaría en
franca decadencia
L^a innestigación del proceso se centra, tanto en la interacción terapéuüca,

como en el proceso de carnbio eryerimentado durante la relación de ayuda.


Originalmente la irrrrestigación del proceso terapetrtico se diferenciaba, en forma
C¡rhu¡.o ¡: P¡¡or¡r¡ cD¡¡^L ¡ axÁulr¡ crfncr or r¡ ¡xrülrc¡<tó¡ ¡r rlcomr^tr^ JJ

relativamente clara, de la invesügación del efecto terapéuüco; sin embargo, úl-


timamente, también se ha abocado al esfudio del"resultado final"(es decir, del
efecto terapeutico), de modo que ambos campos de investigación est¡in cada
at.a
vee más prróximos (Bastine Fiedler, & Kommer,tgS* Gaston & Marmar,l99*,
1!
Marmaq, 1990; I¡frlborru !996), dando lugar a estudios de "proceo-resultado" t:
r;
rl
(Elliott, Slatick, & Urmar¡ 2001; Kratue,Arístegui, & De la hrr+ Z00Z). !i
En los úItimos años, la investigación del proceso terapéutico se ha orien- I

tado cada vez más a abarcar asuntos de ma¡rcr compleiidacl. De este modo, se I

ha abandonado la premisa de la homogeneidad de la psicoterapia, entendién-


dose ésta como una sucesión variable de segmentos, períodos o fases (Bastine et
al., 1989). En consectrenci4 se han desa¡rollado es{rategias metodológicas que
permiten el análisis de las relaciones secuenciales en los datos (Mamrar, L990;
Russell &Ihü 1986).
En la investigación de proceso fadicional se estudiaban las interacciones
terapéuücas y, en ellas, los aportes específicos del cliente y el terapeuta.fipica-
mente se derir¡aban r¡ariables a partir de modelos teóricos del proceso de cambiq
las que luego eran contrastadase. Uttimamunte el interés investigatiro se ha ido
orientando, cada vez más, hacia la posibilidad de identifica¡ elementos o epi-
sodios reler¡antes para el cambio (signifcstrt dtange wnts or epimdre: Bastine et
al., 1989; Elliott, 1984, Fiedler & Rogge, 1989; \Áarrrar, 1990; Rice & Greenberg, i
:
19&1)'o "módulos individuales de variables terapéuücamente relevantes'(C-zo- ¡

!
galik & Hettinger; 1988). ,i
s

Araízde este nuevo enfoque han salido a la luz algunos mecanismos del
proc€so de cambio (véanse los resultados de investigación en la sección 3.2).
En el plano metgdológico, por su parte, se hizo evidente la necesidad de una
flexibüdad mayor, lo que se hadujo en un interés creciente por los métodos de
investigación cualitativos (Gaston & Mamrar, 7989; Hill, 1990; Elliotb Slatick, &
Urmaru 2001) y en un intento por combinar métodoa orantitativos y oralitativos
(De Ia hrra &von Bergeru 2OOl¡ Gaston & I{arnrar 19Í19; Marma[, 190).

No obstante la aplicación de procedimientos cr¡alitativos se refiere poncip"l- ;r

J'
mente a la recolección de datos considera que la percepción humana es
-se ii:
xi
el rneior 'instn¡mento & recolección'de lc pahones y episodios del proceso ili
{l
terapetrtico (Marmar, 1990F apliaíndose en rnenor gFado en la fase del an¡i-
i;
lisis de los datos, en la que pennanece aún la tendencia ma)rormente cr¡antita- ri¿:t¡
tl
ii
tl
e Esta es la dihrmcia er¡E€ la frrrra tr¿dicimal de inrcstigaciltn def pmceso teraÉutico y la'investiga-
ción de praeso uientada at deorbdmientro-, la cr¡d discr¡tiré máe adelante. il;
ü;
I

rr taorr¡AP¡A Y c^x BI o - ur¡ rn¡¡¡ ¡r¡or l¡ ntr'nno¡D / L¡¡,.n Ír¡ot¡


3L
tirn Con todo, también a este respecto se hari hecho evidmtes los lÍmites de
más
la metodología fur eiemplO las estrategias secr¡encialee de análisis son
apropiadas para h enminádón de secr¡encias hipotetizadas a prioru que Para
el descubrimiento de nue\rco episodios relevantes (lrfarotar, 79901, hecho gue
prede limitar.la adquisición de nue,vos conocimientos.Además,las eshategias
de an¡álisis seo¡encial y ü regresión rnrlltiple si bien rePresentan un avanoe
con resPecto a las correlaciones aplicadas fiadicionalmente' no permiten la
cpnhastación coutpleta de cambioe complejos, esbatiñcadoo, y qrc se Pro-
ducen en inten¡alos irregulares, tal como aparcc€n en un Proceso tera¡Éuüco
(Marmar,1990).

I^a "irwestigación de proceso orientada al desct¡brimiento" @liott, 79U;


[ü||" 1990; Mahreq 1988) es una variante cr¡alitaür¡a, de base empÍrica, de la in-
vestigación del proceso terapéuüco. ta finalidad de la "investigación de proceso
orientada al descubrimiento'es la descripción de lo que ocwre en las sesiones
terapéuties para, sobre la base de la acumulación de nun¡os conocimientos,
aportar al desarrollo teórico (I{ilt 1990). En esta aproximación metodológica
se desarrollan, a partir de la obsenación de las situaciones terapéuticas o del
regístro de la ergeriencia de los participantes,las categorías según las que se cla-
sifican los sucesos terapéuticos. De este rnodo,la obse¡¡ación de los funómenos
dínicos se Eaduce en la formulación y conEastacíón de hipotesis (que no se
desprenden de teorías establecidas), en el afinamiento de estas hipótesis, la re-
plicación de los rezultados y, por último, el desarrollo de modelos teóricos (Hill,
1990). Es un proceso similar a los procedimientos de investigación o¡alitativa,
descritos por metodólogos como Flicl$ von Kardorff y Steinke (2000); Glaser
' y Strauss (L967)¡ Miles y Huberman (19&4); Sra¡ss (7987); Strauss y Corbin
(190). Sin embargo, en cuanto al an¿ílisis de loo datoo,la"investigación de pro-
ceso üientada al desq¡brimientoono espurarnentect¡alitaüv+ sinoque también
utiliza la cuantificación.

3.1. Conceptos, constmctos y modeloe de la investigación


del proceso terapéutico

El constnrcto de la"afianza de trabajo terapÉutico" (tlwuputicwo*ing alliana,


Bordin, 19n) ha recibido EFan atención, tambiérv m la inr¡estigación del proceso
(Friesruyk, Allen, Colsory Coyne, Gabba¡d et al., 7986).
La"'alianza de babaio teraptáutico'es considerada por los investigadores del
proceso terapéutico el elemento cenhal del cambio y se le atribuye la posibilidad
tl
¡t
.l
-t ,-
i
Crrftwo r: Prrorr¡¡ eanulr, v A¡ÁL$¡r c¡ftrco o! L^ il?rr"rcactó¡ Dr llrconr r^ 37 .tI

de predecir los resultados de la terapia. I'Iasta ahora se han postulado e invesü- 'i¡r¡l
ll
gado diversos mecanism$ de acción y dimensiones de este conshucto. Horvath il
..1
y Greenberg (1986) de Bordin (1979'r-llegaron a tres dimensiones
-partiendo li
il
de la"alianza de trabaio terapéutico."que pueden tener un efecüo positivo en el .tl
:ll
.il
resultado de la terapia: el lazo personal enhe el terapeuta y el cliente, el actrerdo

de ambos mn respecto a las metas y el acuerdo ac€rca de las tareas terap'orticas. i¡
Sobre la base de un análisis factorial h,larmaf Gasto& Gallagher yltrompson
(1990,citado en Goldfried, Greetrberg & Marmar,t999) postulan cinco dimen-
siones, de las cuales dos se refieren al diente, dos al terapeuta y una a la díada
terapeuta-diente. [^as dos primeras dimensiones son la confianzayla capacidad
de habaio del diente.I¿ tercem está compuesta por la aonprensión y el com-
promiso del terapeuta, la cttarta se refiere al aporte negativo del terapeuta y la
quint4 a la desavenencia entre diente y terapeuta en 1o que r€specta a defini-
ción de metas y procedimientm.
Goldfried et al. (1990) le aEibuyen una rele\¡ancia especial a los procesos
cognitivos en la e4plicación de los procesos de cambio terapéuüco, viéndolos, a
la vez, como un posible punto de contacto para la integracíón de distintos sis-
temas terapÉuticos (un interés que cornparten con Bastine et al., 1939).Iártiendo
de los habaios antiguos de Kelty (1955),los autores n¡brqnn las posibitidades
contenidas en conceptos como 'estmcturas cognitivas profundas,,, oesquemas,,
o " represenüaciones cogniürraso.

thmbién se ha estudiado con mucho detenimiento el concepto de "episodio,,


(Bastine et al., 1989; Elliott, l:gu; Fiedler & Rog6e, lgÍ39,19g4; Uauelyn,
Elliott,
Shapiro, Hardy & Firth-conzens, 1988; Martin & Stelmaczonek,lggg; MarmaL
1990; Rice & Greenberg Rhode, Hill,Thompsory & Elliott, lgg4).La meta de
la aproximación metodológica del episodio es la identificación y descripción
exhaustiva de"momentos que, en función de ciertoo ctiterios, resaltan tlenho
del proces<l terapéutico como'significatirroa','llamativos'o'releyantes para el
cambio" (Fiedler & Rogge, 1989, p. 4ó). Interesa especialmente,,el momento
exactq el período de tiernpo el segmento o la secuencia denho de una o rnu-
chas sesiones terat'uücas en las qlue se espera octumn cambios signi6caüvos,
con el proposito de someterloe luego a un análisis amplio, tanto en relación a
los cambios, como a sus condiciones prodas yefectos"@astine et al. 19g9, p. 11,
TdA).En palabras de Elliott & Shapiro Oggz,p. 164,TdA), estos momentos son
"ventanas hacia el interior del proceso de cambio en psicoterapia,,.
E episodio de cambio tiene límites temporales variables, pudiendo durat
desde un Par de interacciones terapéuticas, hasta 20 ó 40 nrinutos (Rice &
Greenberg 1984) o, incluso, más de una sesión @astine et al., 1989). La deli¡ni-
tación del episodio de cambio es compleja, pudiendo sg¡ realizada desde la pers-
-
x
T
s
.lC

J8 f SfCOf f¡APIA I CALltO - U¡¡ r¡¡¡n Dürot L. ro{E¡r¡o¡¡ .t X¡¡¡rr Xr¡¡¡r
.{
sx.
pectiva del consultante, del terapeuta desde'observadores eryertos, a través de €.
4.
¡t
instrumentos de medición psiqlógrca o bien, uülizando combinaciones de estas
alternativas. En sr¡ definición y delimiación se uüIizan ampliamente métodos *
*¡t
de investigecitin cualitativos, m partiodar cuando se bata de"descubrif,estos it
episodios o sr¡s cornponentes (FIill,Thomp6on, &nnuiams, 7997;Stiles, ggn. *
::l

F
.ii
:f
t!
3.2. Resultados de la inyestigación del proceso
¡l
psicoteraffutico 2
¡{
5;
.t
.t
L¡s resultadm generales de la inrrestigación del proceso terapeutico muestran ,41
i
t
que las características del Proceso corutitu¡ren mejores predictores del efecto de
ú
la terapia que las características (prwias a la relación de a1'uda) del cliente o del
terapeuta (I(olb Davis, & Beutler, 1985).Asimismo, confirman la importancia de I'i
.T

la"alianza de rabajo terapéutico",lo que conruerda con algunos rezultados de I¡


..4

:J
irwestigaciones sobre el efecto teriapéutico. hr otra parte,la üvencia del cliente d
(
(Orlinsky & Howanü 1y78,1986) y su compromiso en el proc€so tenapéutico ,t
I
.a

Kolb Davis, & Beutler, 1985) corutihryen oros dos elementos de importancia. s
Igualmente importantes resultan algunos aspectoo del"encaje"particular entre 't:i
¡l
''|
los estilos de interactión del terapeuta y del cliente (Calvert, Bzutler, & Grago,
( I
1e88).
,:
[¡s resultados epecíñcos pueden zuMiüdirse temáticamente segrin si pro- {
ta
üenen de la investigación acerca de: ,t
..t

I I
¡
(a) las técnicas o procedimientos terapeuticos; :t
-t
I
o) la conducta y vivencia del cliente;
J
.l
¡
(c) looprocesos encubiertos;

(d) la interacción enhe terapeuta y diente;

(e) los elementos o episodios rele\¡afites de cambio.

(a) Irs tfurius o @imientÉ tenfutins: A este respecto Elliott, Hü stiles,


Friedlander,lvlahrery Margison (L98n identifican seis técnicas primarias de
intervención: preguntas, informacióo coruejos, reflexión, interpretación y
autoe¡presión. Sin embargo los resultados ac€r@ de la efectiüdad de estas
fomras de intervención son contradictorios, siendo la interpretación la única
categoria asociada en forma conSistente con er¡aluaciones positivas, crlmo
muestra una revisión de seis investigaciones realizada por Hill (1990). En
celf¡uro ¡; Pr¡rorerre¡nr¡¡r r Crfrrco D¡ r.¡ o,ur!ñc¡cróü ¡r É¡cú[ rtA
39
^¡¡¡u¡t¡

. relación a las interpretaciones hay widencias


adicionales que muesgan qt¡e,
de éstag las rn¿ís infltryrentes son aquellas que
se distancian medianamente
(ni mucho ni poco) de la "erglicación"o
üsión del cliente (ÉIeppner & crai-
born,1989).
Sin embargo, globalmente hablandq las técnicas de inten¡ención
ex-
Pli@n sólo una pequeña fracción (el 1%) de lavarianea de los efectos
Glitt
Helms,Tichenor, spiegef o'Gndy, & p.rry', 19gg), mientras
que las diferen-
cias individuales entrre los casos e¡pücan el40% de
la \arianza. Asimismq
tanto la vivencia del cliente, prwia a la intenrención terapéutica como las
intenciones del terapeut4 contribuyen más a la varianza que
las formas de
intervención. Hill (19s9) descubri4 además, que las características perso-
nales del diente, la orientación teórica y las ca¡acterísücui per!¡onales
del
teraport4 así como la adecuada relación terapéutica y los hechos acaecidos
fuera de la sihración terapéutica influían todas en el cambio producido por
la intervención. hr lo tanto, las técnicas de intervención parecen ser sólo
uno enüe rnuchos elementos relacionados con el cambiq mientras que al
contotto (a las características pemonales y a la situación terapráutica, entre
otros) le compete una mayor importancia en la determinación del efecto de
la terapia (Hitt 1990). Se aprecia aquí una cone¡<ión con algunos resultados
de inrrestigación y modelos teóricoo ya descritos en relación con lc factore
de cambio no especlficos (seccion 2 de este capítulo).

(b) La @nducta y Ia oioencia itel climte Con respecto a este punto existe una
revisión de esh¡dios acerca de las e¡periencias del clientá de psicoterapia
hecha por Elliott Y Ia¡nes (1989)- Elliott y
lames argumentan que el proceso lr
terapéutico sólo se entenderá de mejor forma cuando erista información ..1
?i

suficiente acerta de los distintos tipos de experiencias (o de vivencias) del t¡'


;

cliente- Sobre la base de loo rezultados de investigaciones eristentes hasta ll


¡t

ahora, los autores diüden las elgeriencias de los clientes en nueve catefto- i¡
t'
fi
rías. L¿s primeras cinco se refiercn a los procesos psíguicos propios durante l!
la terapia: intenciones, sentimientos, tipo de referencia a sf mismo, tipo de
relación con el teraPeuta y preocupaciones centrales. Dos categorías se re-
fieren a cómo se experimentan las intenciones del üerapeuta y str proceder
y ofras dos dicen relación con la vivencia del cambio te*É"tico (resultados
inmediatos y efectos a largo plazo). Cada una de las nuery€ categorías se
subdiüde, a su vez, en forrnas específicas de experiencias del cliente.

No obstante gue el nabaio realizado por Elliott yJames ofrece una buena cnrn-
pilación de investigrciones sobre este tema, sus afirmaciones conllwan pro-
.40lstco¡BtA?l^YcAMsto.Ur¡lrrro¡ol¡o¡|¡'r'r'Ff'ro^D/r.üAIr(l¡o¡.

rezunidas por ellos


blemas de interpretación.AtgUnas de las inrrestigaciones
estaban'orientadas al descrrbrimientoo; m tanto
otras categorías
del dimte. Sin em-
prwias, segrún las cuales eran dasificada¡ las ogerierEias
ambos üpos
lrrgp, gltiott I larne no trata¡on por separado hs f€sultadoe de
como debilidad en
de estudios; y, aunque ellos mismos señalan este hecho
surgidos de
su trabaio, con ello no reuelven loe problemas de interpreüación
dicha mezcla. B lector se puede preguntar si las"funnas de
la experiencia del
el irwestigador
cliente"mr¡¡rreradas son acaso ¡eler¡antes Pafa et diente, Para
o quizás Para ambos
C¿be añadit gue la información oftecida por loo autore es más
bieu

fornal qge de contmido, constituyendo una excepción las dos categorías que
ogeriencbs de cambio dd dienb (categorías oclro y nueve),
se refieren a las
nte-
en las que aparece un ma¡pr mntenido (poeiblemente debido al enfoque
todológico de los esh¡dios considendos).

A continuación resumiré etas categorías, ar¡n ctrando la crítica exPuesta


tanrbién se aPlicÍl a ellas.
Existen evaluaciones de clientes tanto en lo referente a efectos terapéuticos
a corto plffio (impa6s) como a resultados a largo plaza (outonw).
Loe efuctos a corto plazo fuerom clasiñcadoo por Elliott y lapes (1%9) en
impactos sobre la resolución de problemas y tareas (tns@rúlern ünflcfs), que se
refieren a problemas y preocupaciones del cüente y, en impactos afectivos e in-
terpersonale s (intnperwnallaffutioe iffiW#), en loe que la ayuda experimentada
depende directammte de la relación terapéutica.
El resultado más freorente de ta categoria"impacto sobre resolución de
problemas y tareasoesoel entendimiento de sí mismoo(o insrgrü). Otros resul-
tados, ta¡nbién o<perimentados con ftecuencia como ayuda, son: "ser guiado",
Ia autorreflexión y "asumir responsabilidad".
Entre los efectos emocionale y de relación las formas más comunes ha-
lladas (o estudiadas) son: la "expresión emocional" y el"apoyo emocional".
Ademrís, se mencionan el'alivio"y la "sensación de ser comprendido"- Con
respecto a los eftctos emocionales, oho Eabaio de revisión (Hill, 1990) muestra
que la intensidad de la vivencia en la situación terapeuüca se asocia con la ten-
dencia a la inhospección. Adicionalmente, la intensidad de la üvencia Parece
estar relacionada en sentido posiüvo con la evaluación del valor de ayuda de
las intervenciones, así como con los resultados terapéuticos (principalmente en
fases tardías de la terapia).Asimismo,la e\raluación general de una terapia está
relacioñada con el compromiso emocional (Heppner & Claiborn, 1989).
, i,i

Cpf¡o¡o r: Pr¡ore¡¡ cn¡¡¡r r ¡¡rlu¡¡c efnco Dr L^ uavrrr¡Gráó¡ ar ru,:qrr¡¡ n^ {1


i'!!
,il
En lo concemiente a los resr.¡ltados terapéuticos de largo plazo (wtmna), t{
Elliott Ylames (1989) resurnen qnco estudios en los que se procedió metodoló- iiÉ
gicarnente con'orientación al desct¡brimiento" (es decir, sin categorías prwia), liii
iti
llegando al res¡¡lado que el'mejoramiento de la autoimagen,,es el efecto más
;lii
nombrado. En segundo, tercero y or'a*o lugar, respectivamente, mmcionan la
ti
"reducción de los síntotnaso, el "meioramiento de las relaciones interpersonaleso
y una "capacidad mejorada de resolución de problemas,,. ,lt
,f

(c) Los prws mnúiqtos: En Io referente al esfuüo de procesoo encubiertos, l1'l


li
el interés se ha centrado en las reacciones ante ta situación terapÉuticayla L:

elaboración de ésta tanto en el terapeuta conro en el cliente. A molo de i;


ejemplq se han estudiado las intenciones,los motivos implícitooy las metas ,1,

del terapeuta, enconbando Hill y CrGrady (lg8s), rcn respecto a lo anterior, l


que las intenciones cambian tanto d interior de sesiones aisladas como en
(
el tranrurso de toda la terapia. Sin embargo la conciencia por parte del I

diente respecto de intenciones específicas del terapeuta se relaciona posi-


tir¡amente sólo en ctranto a metas generales de la terapia y no en té¡minos
nuís puntuales. l¿ conciencia por parte del diente parece ser una meior
condición o¡ando se refiere a las metas generales que un terapeuta tiene
respecto de una terapia (FIiU, 1990).
También se han investigado las reacciones encubiertas de los clientes
frente a las intervenciones terapéu6cas. En el estudio de Hill et al. (1988), se
descubrieron reacciones de nah¡raleza positiva (por ejemplq sentirse apo-
yado y comprendido) en clientes con trastornos lerres, mientras que, en los
que sufrían de trastorno$ gtaves, se mconha¡on rnás reacciones negativas
q¡re positivas en la terapia.

(d) I-a'interaaiún mtre el te¡nrytay eI diaüe En lo concemiente a la interacción


entre el terapeuta y el cliente, se ha investigado el control sobre la relaciór¡
la influencia muhra y el üpo de hansacción. EstG estudic resultan intere-
santes, ya que no analizan sólo los aportes indiüduales al proceso terapéu-
ticq sino gue estudian el "sistema"generado a partir de la interacción de dos
o más individuos. hrlo mismq logran captar la influencia mutua, pudiendq
por eiemplo, esh¡diar cuál de los interachrantes aporta qué tema (Friedlander
& Phillips, 1984) o qué pahón se asocia con un tipo de interacrión comple-
mentaria o simétrica (fleatherington 1988). [¿ inte¡acción terapeutica tam-
bién se ha conceptualizado e invesügado como proceso de influencia social
ftIeppner & Ctaiborn, 19S9). L,os resultados de estas investigaciones mues-
han que el'rol social" del terapeuta, cpmo'profesional de a)ü&., es más
42 P3ICOTBIA ?¡A Y CAUIIO 'Ur¡ x¡r¡o¡ sol t'^ ÍtT¡ttvtl^D / X^x¡rI¡ xrrr't'
,f
:*
4¿
deternrinante para la interacción que sus características Personales (en este
Q

*
de los esh¡dios
F¡nto habría que recordar la interpretación de los ¡en¡ltados '*
T
con terapantas legm, en la sección dos de este capítulo).
,*
i*
's
:rR

(e) Etementos y epi*dios rcImnta Wra el umbio:El estudio de elementos y epi-


3
sodios relemntes para el cambio ha contribuido con nuevos conocimientos t$
?
a la inrrestigación en psicoterapia En primer lugar, mostró que los episodios
.*
"odsten" desde d punto de vista srbietivo del cliente y del terapeut4 es ii

dedr, no se los debe considerar como,un mero consEucto de la investiga- 't$

ción ftIill, 1990). Enbe loo elementoa y episodioo considerados de a1ruda,


?
r{
se mencionan: los momentos de resolución de problemas; de conciencia B
*:i
(auarmas'); de apq¡o; deitaightmomentos en los que se tfatan ternas per- .:,:

sonales; en que se explonn y describen sentimientosi / momentos en los


*
.i
',f

que se eiercitan nue\¡as formas de comportamimto (para una visión general ii


ri
al respectq véase Hill' 1990) ',
'l

Estas categorías se suPerPonen, en parte, con las propuestas por Mahrer y


:i¡
.,

Nadler (1986).Apartir de una aproximación metodológica enla que se estudian .!


:i

los"ntomentos positivos" de la terapi4 Mahrer y Nadler compilaron una lista i


..t.
:j
de momentos en los que los dientes muestran avances terapéuticos. Entre los -t
''I
:i
positivos señalan: la exploración de sentimienüos, la develrción de material re-
rlt
primido, lositrsight,la expresión de sentimientos profundos hacia el terapzuta y a

tti
la implementación de nuer¡as formas de comportarniento.
:l
En condusión, si bien la investigación del proceso tenapéutico aporta inte- I
,!
I
resantes altematir¡as de aproximación empírica al cambio tera¡Éutico, algunos ;
i
(por ejemplq Basüne et al, 1989,p. 16,TdA) consideran zus resultados bastante I
t
.1
modestos: todavh se están buscando las aproximaciones metodológicas aPro- :!
t

piadas y aún no se perfila '¡¡Íla teoría del proceso con importante base empíric4
que pueda apuntar nuls AU de los respectivoo cas{08 indiüduales analizados".
fbr ejemplo, en la aproximación metodológcu del episodio aún quedan
problemas por resolver, como la divergencia entre el cliente, el terapeuta y,
er¡enhralmenté, el experto, en la definición de los episodios rele'vantes. Memiás,
esta aproximación metodológica debe, tambiérU enfrentar la posibilidad de
que el efecto de la terapia no dependa tanto de episodios aislados, sino de
la cone¡ción y concatenación de éstos (Fiedler & Rogge, 1989r, o biery de su'
interacción con determinadas características contextuales. De esto último, en
mi opinión, sólo se puede dar cuenta si se considera el Proceso terapéutico en
forma compteta, incluyendo su relación con el contexto de la üda cotidiana y
la biografía del diente.
¿

C¡rtru¡o ¡: lrxor¡t¡ c¡¡rlráL r cfnco ¡r r.r ¡xyl¡r¡G¡c¡ór¡ u rrrccrr.rre {]


^rtlr¡o¡
I I

En cuanto a la falta de un mgdelo teórico de base,los resultados empíricos


los aquí presentados- tienen sólo un carácter puntual. Algunos de
-también
esto6 resultados puntuales resultan complemmtarios; ohos, sin embargo son
conhdictorios entre sí (Marma{, 1990). I.o anterior se pude atribuir a que arñn
no se ha comp,rendido sr¡ficientemente la complejidad de las interelaciones,
pero también se ha interpretado como efecto de los procedimientos metodoló-
gicos utilizados (Marmar, L99};Tschusctrke & Czogalili 1990).
A p€sar del hecho que quedan mudras preguntas sin responder, la inves-
tigación del proceso ha contribuido de manera reler¡ante a la investigación en
psicoterapi4 a través del apoyo empÍrico a la importancia de la"alianza de tra-
baio terapéuüco'y con algunos resultados sobre los"momentos específicos de
cambio".
Además, esta línea de investigación ha llamado la atención sobre Ia com-
pleiidad del proceso terapéutico, sobre la relevancia del contexto de las inter- ii':!
venciones terapéuticas y sobre la importancia del"estudio de casos'. A raíz de '
t.T,.!
:l!

este desanollo se ha originado un interés en la invesügación con métodos cua- | -aj,

litativos. l;l
hrúlümq la aproximación metodológica de la investigacióndel proceso ha Ii]
. _.1

¡il
producido dos "efectos colaterales": .ijr

(a) El primero de estos efectos se refiere al distanciamiento de las categorías i,rl

hadicionales de diagnóotico en la irwestigación. En vez de recr¡rir a estas 'l'il


categorías, en la investígación del proceso se especifican los "determinantes
psicológicos"del problema (o del síntoma) en un nivel medio de abstrac-
: I.l
ción. Esto signi6ca hablar por eiemplq de "falta de confianza en sí mismoo,
ii{
"problemaS en la relacioneS interpersonales",'conflicto matrimonial' o i' ll
"dificr¡ltad para expresar los sentimientos" (Goldfried et al.,19fr0; Marmar, "Y
;,.,1
19e0). lt:l
t: j
i ,'.1
:,{
O) E segundo efecto colateral resulta de la meta que han tenido algunos inrm- I i.fl
t. r.l
ügadores del proceso terapéuüco de producir cpnocimientos que resulten ii ;, :l

reler¡ante para la práctica (Goldfried et al, 1.990; tvfarmar, lgil),lo que


conllwa la siguiente coru¡ecuencia: hay un mayor énfasis m esrudiar tera-
pias"realesoo en investigar problemas que tengarr relevancia para la prác-
tica; asimismo, se ha intentado encontrar un lenguaje c-omún entre investi-
liiÍ
!i ri'f,
:,.i|
gadores y terapzutas. 1..

lr l;fl

En cr¡anto al aporte del presente libro, esperaría gue la conjunción de ele- ii fi:H

mentos propios de los modelosy resultados sobre factores de cambio comunet


iiüfi
Un¡ r¡rror o¡¡r l ¡ttrt¡trvrDrD / X^rr n XrNtt¡
f SfCotU¡AIIA Y CAUstO'
{-{.
de proceso, Provea del modelo teórico ctrya
con elementos de la investigacion n
ü
inexistencia ha sido lamentada'
E
.¡ i¡
¡l
fl
'*
s.g k
..x
á s
s
4.LaINYESTIGACIóNCUALITATIv¡'gxPSICoTBRAPIA s
4
'¡$
d
'*¡: tt
4.r.PreguntasabiertasdelainvestigaciónFsi.coterapfuticatradicional
cualitativa
como p.rr,to, de entrad" p"til" invástigación S
s
c
la investigación qralitativa en '.'¡
En este zubcapítulo me dedicaré a presentar ach¡al de la in-
..i;
? e
críticasrente el eshdo
psicoterapa. En primer lugar, *¿i".t¿ r:
posibles puntoo de contacto con
las
vetigación en psicoterapii Uuscando los it.:], c
de desarrollo miás reciente en este
aproximacior,es ietodoiógca, cualitativas, ¡. i:
'i
ámbito. '-'!

i
l r
terapéuticos es uno
(1) [a cornparabilidad del efecto de los distintos métodos en psicote- ri I
inexplicados dSla inves{igación "i
i
de los descubrinrientos hasta ahora
res¡ltados:
'rapia. Existen pcibillxtades de ir,terpretación de estos ! t
^lrÁ* .l
terapeuticos puede deberse a
:.)

(a) La (aparente) equirnlencia !e los métodos 1


deficiente ;i '
una d'rscriminaabn metodológicamente 'I
.:t
t,t.
.if
de los distintog métodoo (
(b) ta falta de comprobación deefqctos diftrenciados Í
s€ tiene ai-
al reningido conocimiento que :i., t
terapéuticoo t"'p"*i" auibuir ,t
tualmente acerca de los componmtet
átti*t de'los procesos-de cambio .i I
,t-+,f
psicoterapéuticas Eice & Greerrberylg&4);
(
en las distintas apro<imaciones .t (
esdecirnogepuede"o*,.'u,alSo,sirrose.sabequésedebebuscagsin
embargo, esto se apli€ sobre
,i" * caso de los métodos cuantitativos' I
en ma)tor
métodoo cualitativos' determinan
(
ri
porque ¿utot, diferencia de los .rl
" a la investigación empirica-
medida *,
áu¡.,os de estudio en forma previa ¡l I

I
(c)I¡sfactoresespecíñcosPodríansertafidependientesunosdeoBoo,que
& Czogalik'
imposible sepuarlos (Ischuschke
resulta metodoló gicamente
I

1ee0).
(

(dlhdríamosestat'realmente"'aÍrteeleftctodefactoresdecanrbioinespe- I

clficos.' I
C¡rfn¡¡o rl P¡rotr¡r 6¡¡r¡et I rrf r,u¡¡ crfaco D¡ r¡ nr¡¡r¡c¡cró¡ nr tar"nrr"^t,. {5

Si la no diferenciación de los efectos terapÉuücos eshnriera metodológrca-


mente.condicionada o si se basara en el conümimto deficiente (que tambierr
influye sobre el método), la adopción de aproúmaciones metodológ¡cas más
fleúbles ayudaría a obterler nuwos conocimientos. Las aproximaciones metdo-
logicas cuanütaürns son limi¡a¡g;, ya que del rigor- deben adapar
-n.aras
su"obieto'de investigación al método o, mejor dichq no puedm aprehender
su objeto mediante determinados procedimientos. Las aproximaciones meto'
dológicas cualitati'ms, orientadas al descubrimiento --<omo lo et por ejemplq
"la teoría empíricamente fundada'(growdd thwy de Glaser y Strauss, 1%7;
Strauss & Corbin, 1990)- no suponen una definición a priori de las va¡iables
o fenómenos a estudiar y, por tanto, no limitan de esta manera. En el caso de
estos métodos, se prioriza a favor del obieto y no a favor del método; es decir, los
nrétodos son utilizados de manera flexible, adecuándolos al obieto. Bajo estas
condiciones, un cpnocimiento prodo insuficicnte no constituye una desventaja
insalvable, sino todo lo contrario. .

For otra Parte, si el problerna de los efuctos equirralentes de los distintos


métodos terapéuücoo no se reduce a deficiencias metodológicas o al desconoci-
miento del obieto y, en cambio, se presume la existencia de factores de cambio
inespecíficos, permanece, sin embargo, el problema de cómo estudiar estos fac-
tores inespeclficos.lhmbién en este caso, el conocimiento prwio acerca del ob-
jeto es tan irnpreciso que la aplicación de procedirnientos cualitativos resulta
ventaiosa,

(2) La "equivalencia funcional" de dir¡ersos terapzutas (Czogalik, 1990) y de


teraqgutas profesionales y legos (Durlak, 1979; Nietzel & Fisher, 1981) es oEo
probfema no rezuelto-{ue no es independiente del anteriomtente señalado--
en la investigación cr¡antitatir¡a en psicoterapia En el análisis de las investiga-
ciones con terapeutas legos se puede interpretar la equhalmcia funcional crlmo
un signo de la importancia del encuadre terapéutico en la producción de los
cambic. A partir de esta interpretación po&ía deducirse que a la"función"del
terapeuta le corresponde r¡n mñyor potmcial de cambio que al terapeuta rnismo.
Esta es una interpretación que se puede relacionar con el modelo teórico de
Frank Q97 1, 7982r, descrito anteriormente.

(3) [a propuesta de algunos inrresügadores, de considerar la relación de'a¡rda


como un sistema, se puede relacionar con el punto recién señalado. Sólo desde
esta perspectirn, en la que se pueden estudiar la estructura y las "reglas propias
de la situación", cobra sentido la interpretación de la equirralencia funcional del
terapeut4 señalada en e[ punto anterior.
{6 rsf C orulA Pta Y CA l{BtO' U¡¡ r¡r¡or or¡¡t rrr ¡ol¡r¡n¡¡¡ / lf¡r¡r¡¡ X¡¡u¡

(4) Si se entiende la relación de ayuda como un sistema' segrñn mi modo de ver,


el próximo paso sería no crcnsiderarla en"forma estáüca", sino tomar en cuenta
su constn¡ctividady, por ende, estudiar su proceso de constmcción. Este plan-
teamiento es seguido por dfircrsos estudios cr¡alitativos (por ejemplo: Bitbrer,
1981) que serán mencionados en la próxima sección y analizados a lo largo de
todo este lib¡o.

(5) La inrrcstigacion del proceso tera¡Éutio


abocadq enhe ohos aspectos,
se ha
a la relación terapéutica y ha dado pruebas de su importancia. Sin embargo, re-
sulta necesa¡io definir el constructo "relación terapréutica,,en forma más precisa
y profundizar su estudio. Elliott y James (1989), además de Éüll (1990), han zuge-
ri& dar malor importancia al estudio de las elgerierrcias yvirrencias del cliente;
Para este fin son particularmente indicados los métodos cualitativos. Ello es asi
Porque se parte de la üvencia zubjetiva de Ia relación tera¡Éutica para develar
los procesos de cambio (también ogerimentados en forma zubietiva). Debido
a que los destinatarios de los esfuerzos terapéuticos son justanente aquellos
"en quienes suceden' los eventuales cambioo, debería considerarse su üvencia
como fundamento para la crrnstn¡cción de las categorías, a trar¡es de las cuales
it zgu la relación terapéutica y el efecto terapéutico.

(6) [¿ discusión sobre la equirralencia de lm terapeuüas y sobre la equivalencia


en efuctividad de las diversas formas terapéuticas ha hecho surgir la pregunta
acerca de la relerrancia de la 'teoría del terapeutao, condicionada por las escuelas
tera$uücas. Aquellos que apoyan la idea de que la teoría terapéutica es nece-
saria Presumen gue ésta brinda al terapeuta Ia seguridad necesaria para rea-
lizar zu intervención (el terapeuta debe"creer"en uha teoría para ser eficiente,
siendo menos relwante cuál teoría escoge). No obstante, también parece de
importancia pregunüarse trerca de las reperursiones que las teorÍas tera¡Éuticas
timen sobre el diente. Con ell¡ no ct¡estiono sólo la influencia de los contenidos
de estas teorías, sino $¡e. en forma más general, me refiero a la importancia y
a la función que cumple su mera existencia para la ayuda y para los eventuales
cambios experimentados por el cliente; además, cabe preguntarse acerca de su
trarumisibilidad (y de su forma de transmisión) hacia el cliente. Este aspecto ha
sido esh¡diado por invesügaciones cualitaüvas, por eiemplo, ta de Mutz y Kühn-
lein (L991) y lus propias (Krause, 7g9l; lwl+b; 1993a b; 199gc; Krause & cor-
neig 1997; Krause, Uribe,l{linkler &Avendaño, 7994; IGat¡se & lMnkler, 1995).

(7) Tschuschke y Czogalik (1990) establecen una relación entre la teoría del
terapeuta con la idea de 'encaieoenhe el terapeuta y el paciente. $in embargo,
\
Clf¡r¡ro r: prxot¡¡¡ Ggt¡r^L r A¡¡lrn crf¡¡o o¡ rr ¡¡rr¡r¡eroo o *r,-raa^, _
4T
al mismo tiempo, estos autores Plantean que se hata
más bien de la adopción de
la teoría terapéuüca del terapeuta por parte del cliente. 65,
por ende, un;encaie,,
que se pude obsenar sobre todo al final de una terapia
G*¡tosa). E , que me_
dida puede esta avenencia ser una'cóndición de enhada'y córno'se
.tor,rt ,riri"
a lo largo de la terapi4 es un tema que requiere de investigación
adicional y que
será retomado cuando se rwisen en detalle alguroa estudios
cualitativos.

(s) En geneml, la necesidad de ma¡or inforrración r.rro del proceso


Frapeu-
tico y de sus efectos continúa grande y es destacadA por ejemplq por
Tschusdrke y Czogalik (1990i p. all) en la conclusión de su tiU-,'*ádo
se-
ñalan que"hace falta comprender los mecanismos reales de cambio en el pro-
ceso dé la terapia"(rdA). sin embargo,Iamentan a la vez (unto con Bastine
et
a1.,1989),que aún no se disPongt de las herra¡rrientas metodológicas necesarias
Para la investigación del Proceso terapéutico q meior dichq quu Crt"r recién se
estén desanollando.

En consectrenciay ya q¡re el efecto de la terapia y del proceso terapéuüco


--enEe otras cosas, por las razones aquíexpuestas- arin no ha sido zuficiente-
mente comprendido algunos investigadores han propuesto volver al estudio de
casos (Bastine et al., l9B9; Grawe, 198g; Tschuschke & C-zogalik, 1990) y ohos
abogan.por desarrollar m&odm de análisis de datos que witen la pádida del
caso individual (lvfarmar, 1990). En mi opinión, las metodologias de la investiga-
ción cualitativa pueden contribuir de manera importante a este respectq ya que
conüenen procedimientos que permiten lo siguiente:

(a) Gnsiderar el caso aislado y, alavez,realttarun análisis cornprüativo de los


casos;

(b)
ryonstruir el proceso terapéutico en detalle y sin la coerción que conllonn
los procedimientos cr¡antitativos;

(c) irwesügar la vivencia del paciente desde


zu perspectira subjetiva" inclupndo
zu propiavaloraciórg y
(d) abo¡dar la compleiidad del proceso terapéuüco
y de sus condiciones contex-
tuales con flexibilidad metodológica y, con ello, quizás, cuenta cle poder dar
él de meior formag

No obcte¡rte, sin dud¿ ectr vtntaias 9€ pede¡r bgrar a ogensas de


no poder omrplir con otros crite-
rbs de rigoa propic d€ l¿ invüigación cr¡antitatiw.
G
rl
C
't'{
A?l A I llo - Ur¡ rn¡o¡ ¡¡¡D¡ l¡ ¡¡ttslrtD^o / M'¡rn .¡ssr {
4S rr,aotat
CAta

en
Con todo, deseaía deiar en claro que' con rcsPecto a la investigpción E
cuantita-
psicoterapia, no me inclino Po{ un reemPlazo de los procedimientos ü
,ft
puede haer
tiuo, potios o¡alitativos, sino sólo deseo subrayar las ventaias que fi
el ma¡r<ir uso de los segundc' :il
,t
q¡alitativos y
Sin embargo, cada vez que se hate de integrar procedimienüos
"rl
cuantatitativoo, se debe considerar que tas dirrersas aProximaciones
metodo- il
.*
lódcas no sólo oftecrn persp€ctira, dbtinbs, sino que preden"construir"di- i¡
'i¡
-,1
ftrmtes obietos de estudio (vease mi crítica de la inr¡estigrción realizada ¡nr .{
¡F
út.
Elliottylarne s,7989,m la sectión 3.2.b). En mi opiniórU debido a esA dificultad
los resultados
inevitable, se deben tomar medidas de precatrció'n al relacior¡ar
ú
los resultados' I
de distinüoo tratamhntos metodotógico+ por eiemplo: no zumar :"f

de conocimimhr'
sino hatarlos, en todo momento, como fuenteS Separadas
'.1
.,r'

ü.t
.$
.1'
.i:
4.2. Eiemplos y clasificación
de las investigaciones cualitativas -1i
1.1
en PsicoteraPia ll
.:f

¡.

está en el it
El límite entre las investigaciones cualitativas y orantitativas no sólo .i
método,sinoque se encuenEa, también, en una penpectira distinta del análisis
.l?

:r.
requiere f
del objeto de eitudio. De hecho, el método cuantitativo habitualmente :t

de una perspectina mrás focalizada en tanto el ctlantitativo invita
a considerar .!i
"t
.'l
elemmtos contextuales, con ftecuencia de carácter psicosocial' ,i
A continuación clasificaré temáticamente las invesügaciones cualitatir¡as en ;i,s
que facilite rt
psicoterapiA a fin de gue el lecüor disponga de un Panofarta ggneral ,.¡

ia postetiur identificación de estos estudios cuando'apa¡ezcan integrados a los t


.9
contenidos de los pooteriores capítulos. .:t'
-,1
lI
,

4.2.r. Estudios sobte el scc6o a Ia ayuda profaiotul


I,{
.rl

il

l*w(1989) esh¡dió el proctso de busqueda de ayuda profesional en regiones


a la importancia
rurales deAlemania. En su investigación se abocó, Porufi lado,
de la ayalda infomral y del aPqfo social ante problemas educacionales
y fami-
clientes hacia loo cenhos
Iiares; p9r oho, investigó la trayectoria seguida porfos
de orientación p,oa asuntos relacionados con la educación
y la familia, el pro-
así como la irnportancia
ceso de rúsqueda y el acrceso a la ayrda p'rofusion{"
una investigación
de las redes sociales en este Proceso. Guski (1938) realizó
psicológica en situa-
parcialmente cualitatir¡a sobre la utilización de la conseiería
Cufig@ r: Pr¡oorr¡¡ c¡r¡rrr r ¡rl¡,¡n¡ crfTrco or LA rw¡rncrcór o, n"orn^ne {.p

ciones de conflicto y crisis psicosocial con el fin de estudia¡, enhe otro6 aspectos,
el proceso de decisión de buscar ryuda y el acceso a la ayuda profesional.
En mis propios trabajos he analizado los procesos de búsqueda de ayuda
de clientes de r¡n c€nbo de inveügación en crisis de Berlín (Krause, 1993a) y la
busqueda de a¡rda en general compárando antecedentes empÍricos obüenidos
en Alemania y en Chile (Krause Uribe; lMnkler, & Ar¡endañq 1994r.

4.2.2.Estudios sobre Ia relación de ayudn y las estrategías


ile intmtención

Bittner (1981) estudió la esnucü¡ra de la primera enüevista en un consultorio


para problemas educacionales mediante observación participante. A partir de la
interrogante: "¿qué hacen los psicólogos y córno lo hacen?'(p. 103), la autora
se planteq como objetivo de zu trab4q el an¿álisis de la interacrión terapéutica
durante la consejerí4 así como de las normas sociales de producción del pro-
ceso terapéutico. hommer y Hempfling (1995) se han abocado a la investiga-
ción de las primeras enher¡istas m terapias de tipo psicoanalítico, interes¿indose
en lus conceptos de enfermedad allí batados. Mártens (191) también estudió
la ímportancia y la transformación de los conceptos de enfemreda4 en la psi-
coterapi4 desde una perspectiva sistémica. Los conceptos de enfennedad y de
problema psicológico y psicosocial también han sido objeto de esh¡dioe propios.
En un c¿u¡¡o, estudié los conceptoe de profrsionales de la salud mental sobre
trastomos psicóticos crónicos (Krause, 1993b) y, en el otrq los conceptos de
profesionales de ctnhos psícológico-comunitarios sobre los problemas de sus
clientes (Krause, 1998a).
Gildemeister (1989) realizÁ un eshrdio de campo en trres instituciones de
a¡rda poicosocial, específicamente sobre las formas de institucionalización de
laa¡rda psicosocial. En zu inrrcstigación siguió la siguimte interrogante: "¿Qué
sucede en nuesha sociedad en aquel iímbito límitg en el cual se separa lo
anormal Qo tsas-tomado) y, sin embargo, se constn¡)re socialmente como
'normalo o, más precisamente, se institucionaliza?o (p. 12). En su reconstmc-
ción de la coüdianeidad institucional y de la interacción de lo individual y so-
cial,la autora estudió también, la interacción enfre el cliente y el profesioual de
a¡rda.
Paetsch y Birkhan $98n, a través de la reconstn¡cción de la estructura de
"teorías zubjetirras", inrrestigaron el constn¡cto subietivo "responsabilidad'en
la relación terapzutica. Flick (1989), por su parte, estudió la esürrctura y las fun-
ciones de las teorías subjetívas sobre la confianza en interacciones terapéut.icas.
.lt

JO fSTCOf URAPTA Y CAllllO - U¡¡ ¡¡r¡u¡ oa¡orr¡ ¡ort¡ÍÍ¡'/ ll¡¡rr¡f,r¡¡¡¡


5

En ambos caslos se trata de elementos de la relación terapÉutic4 construidos por I


.a l¡
los distintos paticipantes. -;J
# b
Las teorías zubjetirns fueron iambién objeto de análisis de algunos trabaios E
propios. En uno de ellos analicé Ia relación terapzutica bcalizando sobre Ia -5
cl
transformación de la's teorias zubietivas de los consultantes, a través de la in- ci
.]$
teracrión con sus terapeutas Kát¡se, lggl).En otrro (Krause, lgg?&199gc), es- cl
tudié, en términos generales, la evolución de las teorías subietivas de los clientes vi
dr¡rant'e el proceo terapárüco. hr rlltimo, conduie una investigación en la que
aplicamos el concepto de representaciones sociales para captar la visión de ha- la
tíL
bitantes de sectores pobres de la ciudad de Santiago de Chile sobre las inter-
rt
::l
8
venciones psicológicas (Krause, t4ñnkleq, & Avenda¡lq !993; Krause & Wirüler, iirt K
19es). .{

,l:T
fthtirmann (1991) estudió, a base de regishos de sesiones de intervención .t
tr¡
en crisis, los conceptos y modelos de acción que constituyen el marco conceptual ';!
¡ ri¡
de la aplicación práctica de la intewención en crisis y que son el trasfondo para t (1
-ta

la inter*ción . En un trabaio propio (Krause, 1996'), estudié la inter* .ü


:i qr
ranción en crisis, a havÉs de un análisis comparativo de aplicaciones prácticas in'
t
.:a
enAlemaniafugentina y Chile. En otra invesügaciór¡ estudié esüategias de in- ..i ol
'.r
tervención en la investigación ya mencionada, con proftsionales de centros psi- ,Í
,..2 ci(
,q
mlogico-comunitarios (Krause, 1998a y b). Actualmene estamc etudiando las
t
interacriones terapéuücas en episodioo de carnbio (t(r¿use¡ De la hrra, Arístegui,
Pe
Dagninq lbmicic, Ben-Dw, Echávarri, Rqres,táldtfo,Vilches, & Altimir, 2005). 19
19

. +.24. Estudios sbre los efectos psicoterapéuticos


lc.
Pr(
Strauss, Hoeftr y Gmur (198S) abordaron la interrogante acerca de cuáles son He
las características de una terapia familiargue efuctinamenüe q¡ud" a las familias.
.il
A haves de entrer¡istas semiestructr¡¡adas indagaron aoerca de cómo habían ex- la
perimentado los clientes la terapia qué les parecía el terapeuta y qué cambios I cef
se hatÍan producido en su vida mtidiana a partir de la a¡ruda psicológica. En la cio
irwestigación de Guski (f988),ya señalad4 se estudiaron características del pro- der
ceso de consejerfa psicológica y las relaciones entre el ren¡ltado de la consejería Prc
y elementos que caractedzan el proceso. MuE y Kühnlein (1988, 1991;Kühnlein
& Muta ¡s¡liz¡ron r¡ra inr¡esügacióo cuya finalidad era estudiar cómo
1988), dec
or-pacientes de una estación poicoterapéutica de un hoepital psiquiátrico re- YP¡
construían su biografia mediante la aplicación de patrones psicológicos de in-
terpretaciónTenuiticamente muy cercana a ésta es una investígación que realicé des
en Alema¡ria con persion¿rs que habian tenido experiencia psicoterapéutica y en div
Crrf¡ur¡ ¡: P¡¡ro¡¡¡r cu¡r ( r ¡rÁu¡¡t crfnco Dr tl Drrr3nc¡ctóx ¡x r'¡rcürrnrru 51
la cual qudan en evidencia lo'sefrctos zubjetirme (sobre Ia autoconcepción y Ia
biogtafía, enhe obos aspectos) de la a'ruda psicológica (Krause, 19g2 ayb).
Bortfel4 Scherviery Stein (1985) también estudia¡on a ex-pacientes de una
clínica psiquiátrica con el proposito de investigar su situación ütal y zu rela-
ciones con instancias de a¡rda psicológica En su estudio examinan las condi-
ciones del apqru psiquiátrico pooterior, asignríndole una gran imporüancia a las
vivencias personales,los motivos y las valoraciones de los pacientes.
Giese y Kleiber (198% 1990,1991) estudia¡on experimcias terapéuticas desde
la perspectina de los dientes, recogiendo tanto los informes positivos como ne-
gativos de parte de éstos. En otra investigació& de carácter semi-cualitativq
Kroppiunigg y Ringel (1983) aborda¡on la interrogante sobre la efectividad de
una psicoterapia estaciona¡ia de ocho semanas de duración.Además, analiza¡on
tratamientos que, desde la perspectiva de los consultantes, habían sido mal di-
rigidos y estudiaron historias de a¡rda psicológica muy e¡rtensas. Giernalczyk
(1990) realiqÁ una investigación con'policonsultantes', €e decir, con personar¡
que tienen un largo e intensivo historial con ofertas de ayuda psicológica. En su
investigación se pregr¡ntó si acaso la psicoterapia en estas personas no resulta,
o bien, no tiene efectos duraderos, y analizo diversas condiciones de esta situa-
ción.
En mis propios estr¡dios investigué sobre loo cambios psicológrcos desde la
perspectiva de los dientes (Krause, L992a; I¡ünklerAvendario, Krause, & Soto,
19931, en partiorla[, sobre efectos subietivos de la ayuda psicológica (Krause,
1992b) y sobre la percepción de cambios y zu expresión m metáforas (Krause &
Comejo 19gn.
AParte de estos estudios cualitativos, también fueron de importancia para eI
presente libro algunos relatos de ex pacientes, como los incluidos en las obras de
Hemminger y Becker (1985); Giese y Kleiber (1990); y '/alom y Elkin (tgTS').
Los capítulm que siguen fiatan del proceso de cambio generado mediante
la experiencia de recibir a1'uda psicológica profusional. Sin embargo, no me
cenhaÉ en carnbios eqpecífrcos ---{omo, por eiemplq aquellos que están rela-
cionadoe con problemas y síntomas especlficos de los coruultantes-- sino que
desarrollaré el tema de los cambios comunes,"inespecíficos", ünculados a los
procesos psicoterapéuticos.
ConsideraÉ estos cambios generales dede una perspectiva biográfica; es
decir, donde la biognfia de las personar¡ sirve como base para jvzgarlos cambios
y Para relacionarlos, eventualmente, con la ayuda profesional experinrentada.
Ibr oha parte, analizaré las ergeriencias de la ayuda psicológica profesional
descle la subjetividad de los consultantes, reconstmyendo a partir de ésta las
diversas formas en que puede influir la paicoterapia. En este análisis relacionaré
.il
#
52 ,rraOraRAPlA y CAMBIo - Urr ¡¡¡¡o¡ D¡.orr-..u¡n¡retD D /l{¡¡¡ r¡Xr.[r¡ *
#
las diftrencias individuales en los cambios ogerimentados con la biograffa del .s
diente, con su modo de acceder a la a¡ruda profesiona| con la configuración de s
larelación de a¡nrdaydelaintehacción terapÉuticaycon lascondiciones actuales
de zu üda coüdiana.
Asimismq será muy importante comprender la brisqueü de ayuda profe- f,
.t*
sional cEmo un Proceso, pero'sin descuidarpor ello el an¡íIisÍs de los elementos
e
estructr¡rales de Ia relación de qn¡da yde zu crrntextq dando eenüa, a la vea del ..

carácter cpnshr¡ctivo de la relación de ayuda. 't


fI
Intenta¡é dar cuenta, conjuntamente con el procaso tera¡Éutico, de los ':r
'l.t
'.ü
eftctos de la terapia y, en estoo riltimos, tanto de los efectos inmediatos como de il
,."{
los de largo plazn.
i{
,,:f
La base Para construir la trayectoria de los ca¡nbios inespeclficos a lo largo :ij
del proceso terapéuücoson estudios cualitativos en los que se mhtiza la subje- 'i[
:l
üüdad de los involucrados (partiorlarmente los clientes). Su eperiencia con la {
n?
.¡¡
almda psicológica es la fuente de información relwante. A partir áe eila iré .if
.t¿
anali- .':|
zando el proceso de cambio, ejemplificando sus distintos momentos, a través -;F
de qi
relatos textr¡ales de personas enhwistadas pata los estudios cualitativos. ..1

't
Las siguientes son las preguntas orientadoras que pretendo ;l
irrespondiendo
,i;
a lo largo de este libro: ri
'{ii
(a) ¿cómo ybajo cu.íles circr¡nstancias se qpta porla a¡rda proftsional? i¡'

,¡i
'.r
O) ¿Cómo se accede a la a¡rda profesional? 't
..f
.?l
(c) ¿Qué significa y qué se logra a través del primer contacto con el terapeuta? ,{
i$
(d) ¿Cómo se constnrye la retación de a¡rda? {
'tl

" (e) éQué cambios (del cliente) se producm dentrro de la relación de ;l


almda?

¡l
(0 ¿Qué formas pu{" adoptar el efrcto teqpzuüco en el l"rgo plazo,cómo se
,:l
consbulan estas formas, con o¡áles condicione se relacio*n y I
,rf
qué conse- 't.
ctrencias üenen paralapenona que ha br¡scado ayuda?'
; )t
'fI
rtt
J.I
Si bien estas preguntas se irán respondiendo zucesir¡amente,
deseo, por úl-
timo, anticipar algunos aspectos medulares de lo que luego desarrollaré .:a
con -r¡
más detalle. rfuedo afinnar que el plano en el qu. r"l*"nifiástan
en forma más
dara los cambioo generales provocadoo por la aylrda tenpéutica
es el de los
constructcts. y teorías zubjetivas del diente, especiahnente en
relación con sus
problemas psicológicos y síntomas, pero t"*úiét en cuanto a su
auhoimagen
r
E.
F

fil
É
C¡rhu.o ¡: paro¡¡xa crx¡r n ar¡L$r¡ crfnco D¡ rivlrnc¡ctér q rcrcdrrAr
^ 53
LA

ll
H
]t;
u
general y su biografia. En la interacción con el terapeuta proftsional se pro,
B
H
ducen proaesos de resignificación, en los que el diente cambia sr¡s cons¡-¡¡cto6
H subjetivos acerca de zu problemríticay formula teorías subjetiras sobre n¡ propio
r
H modo de ser.
H
{. lbr consiguiente, el eie conc€ptual del proceso de cambio desarrolladq a
a
ri havés de los capÍtulos de este libro, lo constituyen los cambios que la a¡nrda
¡i
psicológica profesional facifita en los Pahones zubieüvos de e¡plicación y r¡alo-
É
¡a
tl ración y en las teorías subjeüvas de loo consultantes. A este fenórneno central
i¿
ri
t+;
:; se asocian categorías de análisis especfficas, que se refieren a las condiciones,
It
rnriaciones o manifestacione, mecanismos de elaboración y consecuencias de
1!..
r,
i-Ii
rl este fenórnmo, todas las cuales detallaré más adelante.
t.:
Con el prop&ito de comprendei estos aspectos, he dividido el proceso de
:l
cambio psicoterapéutico en distintas etapas, las cuales han derir¡ado de los resul-
ii J.
:t tados de las invesügaciones revisadas y realizadas. En cada una de estas etapas
$
:F analizaré tanto las carac{erísticas centrales de la a}'r¡da y del cambiq como tam-
.'l bién las condiciones, formas de producción y consecuencias de éste.
ii
.T

¡'!
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