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Historia
La ley del Talión, promulgada varios siglos antes de nuestra era, se basa en la
idea de que el castigo es el medio idóneo para hacer justicia. Dicho castigo
debe causar un daño similar al que provocó quien hizo una ofensa o cometió
un delito.
La ley del Talión se conoce más popularmente por cómo fue expresada en La
Biblia: “Ojo por ojo y diente por diente”. Hace referencia a un antiquísimo
principio de justicia en el que un daño hecho debía recibir como respuesta un
daño idéntico. El que quita la vida debe ser condenado a muerte y así
sucesivamente.
Sin embargo, esta podía ser despiadada. Por lo mismo, se requería fijar un
límite y el Talión sirvió para ese propósito. [ CITATION Edi20 \l 7178 ]
Fundamentos
Desde otro punto más objetivo, la Ley del talión es expresión de los siguientes
mandatos retributivos de carácter ético: no pidas sin dar y no recibas con
ingratitud. Implícitamente, constituye una manifestación del principio de
reciprocidad al que alude la etimología de la palabra Talis.
Legislaciones basadas en la Ley del Talión
Por ejemplo, La Ley 229 establecía que si un arquitecto diseñaba una casa y
dicha casa se había derrumbado matando al hijo del propietario de la casa, se
mataría al hijo del arquitecto. Un siguiente nivel de penas consistía en la
mutilación de una parte del cuerpo en proporción al daño causado. Por
ejemplo, la Ley 195 establecía que, si un hijo había golpeado a el padre, se le
cortarían las manos; la 196 sostenía que, si un hombre libre vaciaba el ojo de
un hijo de otro hombre libre, se vaciaría su ojo en retorno; la Ley 197
ratificaba que, si quebraba un hueso de un hombre, se quebraría el hueso del
agresor. Las penas menores consistían en la reparación del daño devolviendo
materias primas tales como plata, trigo, vino, entre otros.
principio de la ley del Talión parece dar lugar a ese sentido de justicia que
toda sociedad requiere. Sin embargo, había delitos imposibles de
compensar, como la traición, por ejemplo. Así mismo, se estableció que la
ley no se aplicaba de igual manera para todos los hombres.
Por ejemplo, si un hombre le reventaba un ojo a otro hombre, se le
reventaría un ojo también a él como castigo. Pero si lo hacía con un
esclavo, la pena era pagarle la mitad del precio del esclavo al dueño de
este. Así mismo, si un hombre ayudaba a escapar a un esclavo, recibía a
cambio la pena de muerte.
La supuesta equidad que pretendía generar esta ley no era realmente tan
clara. Por regla general, las penas eran más duras para las mujeres y para
los esclavos. Aunque la ley pregonara la igualdad, la propia sociedad en la
que se aplicaba era inequitativa, por lo cual todo quedaba enmarcado en
una contradicción irremediable.
La Justicia retributiva
En la actualidad, la Ley del Talión o el “Ojo por ojo y diente por diente” es
una teoría que se pudiera entenderse como de la época de la caverna, pero
en la antigüedad significó un avance para el derecho de ese entonces. Fue
capaz de cambiar el ser castigado de manera injusta al cumplimiento de
penas ajustadas a la falta cometida. Fue posible desde ese momento, medir
los daños causados para así imponer las penas a la mayor parte de las faltas
que se cometían, logrando que se estableciera un estado de paz social.
Otro de los aportes con los que contribuyó la ley, fue a designar un límite
máximo a la justiciar distributiva y a conseguir que el delincuente recibiera
el castigo asignado, no menor al establecido en dicha ley.
La idea de justicia distributiva nace de Aristóteles y por ella entendemos que
no es más que la justa distribución de los bienes en la Sociedad.
Con la Ley del Talión se consiguió medir los daños infringidos y que las
partes involucradas se pusieran de acuerdo a pesar de las dificultades, aún en
nuestros tiempos, de encontrar la justa medida. Permitió también que las
partes negociaran de manera privada, debido a que era más conveniente
conseguir una compensación económica, que dañar la integridad física de la
otra parte. Por lo que “el ojo por ojo…” de manera literal empezó a entrar en
desuso por el absurdo de la venganza física en vez de la alternativa
económica. Aunque seguía siendo posible la opción a la represalia sobre la
integridad del oponente.
Lógicamente preferían la compensación monetaria, porque en caso contrario,
entonces existía el temor de que les pagaran de igual forma “la mayoría de las
personas están dispuestas a pagar más por salvar su propio ojo que lo que
están dispuestas a pagar para sacarle el ojo a otro”.