Está en la página 1de 2

De todas las secciones de la Torá, una de las más difíciles de entender es la parashá de esta semana, que habla acerca de

Tzarat, una enfermedad de la piel comúnmente mal traducida como "lepra".


En realidad, Tzarat es una manifestación física de una *deficiencia espiritual.*

Tzara es igual que el hablar negativamente sobre otra persona.


¿Cuál es la relación entre hablar mal – acerca de otra persona – y contraer esta enfermedad de la piel?
La palabra es la herramienta de la creación. A través de ella podemos construir a una persona y al mundo. Podemos
*alabar, alentar y dar confianza.* Al hacer que otra persona se sienta importante, estamos *construyéndola*, es como
si dijéramos, "tu existencia es necesaria". Esto da vida y reafirma la autoestima.
Por otra parte, la palabra también puede usarse para destruir. Palabras como "eres un inútil", abaten la autoestima de
una persona. Como dice el rey Salomón: "La vida y la muerte están en manos de la lengua" (Proverbios 18:21).
Más allá del daño personal, todos hemos visto como el poder de un chisme – o de un rumor malintencionado – destruye
relaciones, familias, e incluso comunidades enteras.
Chismes. Todos los hemos oído, y por desgracia, probablemente todos hemos formado parte de ellos en algún momento
u otro. “¿Has oído que Patricia y Juan están juntos? ¿Has visto el horrible peinado que Marisa llevó a la fiesta? ¿Adivina
quién está teniendo problemas en su matrimonio?” Todos hemos dicho y hemos oído frases similares a éstas en alguna
ocasión.
Independientemente de quién puede ser molestado e incluso dañado por los rumores y chismes, a muchas mujeres y
hombres por igual les gusta compartir los trapos sucios con sus amigos. Chismeamos tanto que un estudio encontró que
cerca del 80% de nuestras conversaciones están relacionadas con hablar de otras personas y sus costumbres.
Parece que el chisme está en todas partes y puede ser difícil de evitar. Sin embargo, los psicólogos han puesto de
manifiesto una frase que puede detener al mayor de los chismosos. Cuando alguien está tratando de involucrarle en una
conversación negativa sobre otra persona, sólo tiene que preguntar: “¿Por qué me cuentas esto?” Los psicólogos creen
que esta frase es eficaz por varias razones. En primer lugar, la cuestión disipa cualquier motivo egoísta del chismoso. En
segundo lugar, obliga al chismoso a que se enfrente al hecho de que no estás interesado en participar.
“Los chismes pueden ayudar a establecer confianza con alguien”, dijo. “Pero vale la pena tener cuidado. Si siempre hay
alguien que le está contando los trapos sucios de otras personas, entonces usted mismo puede ser parte de esos trapos
cuando hable con otra persona.
Muchas personas que chismean constantemente en realidad se deleitan con las desgracias de los demás. Cuando
alguien falla, tiene un momento embarazoso, o está involucrado en un “escándalo”, un chismoso siente placer en el
hecho de que otra persona está sufriendo, y no pueden esperar a compartirlo.
Con Internet y los teléfonos móviles, el chisme se ha vuelto mucho más social y emocionalmente perjudicial,
especialmente para los adolescentes y los niños en edad escolar. Está aumentando la conciencia acerca de la
intimidación indirecta mediante la difusión de rumores o mentiras acerca de otra persona, ya sea a través de medios de
comunicación social o en persona. Chismear puede convertirse fácilmente en bulling, lo que puede tener un profundo
efecto negativo sobre la salud mental de un adolescente, la salud emocional y el desarrollo social. Los chismes en
medios sociales pueden convertirse rápidamente en acoso cibernético en el caso de adolescentes, al enviar comentarios
insultantes, historias humillantes, e incluso fotos de desnudos de otros adolescentes.
El chisme está lejos de ser inofensivo. Es importante recordar que cuando chismeas, estás haciendo daño a otra persona,
ya sea directa o indirectamente.

Por supuesto, así como la Torá nos prohíbe hablar Lashon Hará/lengua malvada, así también nos prohíbe escucharlo. (Lo
cual tiene mucho sentido – ya que si yo no puedo escuchar Lashon Hará, ¡entonces tú no puedes hablarlo!). Al escuchar
palabras negativas sólo alimentamos nuestro lado negativo y nos hacemos insensibles al efecto que tienen sobre los
demás.
A partir de esto, podemos entender una sección de la parashá de esta semana, Levítico 13:45-46. La Torá dice que
cuando a alguien se le diagnosticaba Tzarat, tenía que salir de los límites de la ciudad y gritar "¡estoy contaminado!", a
cualquier persona que se le acercara. El castigo es medida por medida: si promueves la división entre los demás,
entonces también sufrirás la división al separarte de la comunidad. (una cuarentena espiritual, hasta que haya sanidad).
Mucha gente comete el error de pensar que la prohibición de la Torá acerca de hablar negativamente se limita sólo a
decir falsedades y mentiras. Pero esto no es así. El mentir se define como una prohibición distinta, expresada en el libro
de Shemot (Éxodo 20:13, 23:7).
Lashon Hará mientras tanto, es la prohibición de decir cualquier cosa negativa o peyorativa acerca de otra persona –
¡aún cuando sea verdad!

Para que tomemos conciencia, aquí hay algunas formas de Lashon Hará que comúnmente utilizamos:

1. "¡Pero si es verdad!"
2. "¡Pero yo ni siquiera mencioné su nombre!"
3. "A mi no me importaría si alguien dice lo mismo acerca de mí"
4. "De todas maneras, ¡todo el mundo ya lo sabe!"
5. "A él no le importaría"
6. "Yo se lo diría incluso en su cara"
7. "¡Sólo estaba bromeando!"
8. "Otra vez lo mismo..."
9. (No decir nada... pero demostrar algo con un gesto)
10. "La gente de esa ciudad es tan..."
11. "¡Lo digo por una buena razón!"
12. "Esto que voy a decir puede ser Lashon Hará, pero..."
13. "Vamos, puedes decírmelo..."

Todos estos ejemplos entran en la categoría de Lashon Hará.

¿Qué motiva a una persona a hablar mal de otra?

¡Es un problema de baja autoestima! Cuando una persona tiene baja autoestima, tiene dos opciones, 1) hacer el
esfuerzo de auto-construirse, de levantarse a si misma (¡y esto requiere de mucho trabajo!), o, 2) Bajar a los demás. El
razonamiento es muy simple, si puedo bajar a los demás, entonces ¡yo no me veo tan mal en comparación a ellos! Pero
ese es el camino fácil, la "subida rápida". ¿Acaso es ese el tipo de persona que quieres ser?
El primer paso para evitar Lashon Hará es reconocer nuestras propias faltas y comprometernos a mejorarlas. Cuando
acepto que 'yo' soy el responsable de mis insuficiencias, entonces, asimismo seré menos crítico y más tolerante con los
demás.

Si sientes que tu autoestima o la de alguien más está pasando por un mal momento, intenta concentrarte en las virtudes
y no en los defectos. Eso te ayudara a salir de la negatividad.

La Torá dice: Si te sientes mal, no elijas la salida fácil. ¡Trabaja duro y mejórate a ti mismo!
No hay mejor momento que hoy para llevar a cabo este desafío. Nos encontramos en los tiempos de la redención. En
Pesaj celebramos nuestro surgimiento de la esclavitud hacia la libertad. También en esta época del año contamos el
omer, el camino hacia la recepción de la Torá en el Monte Sinai. Ahora es el momento de romper el disentimiento y la
división que atacan a nuestro pueblo.

¡No lashon hará¡


No a la lengua malvada.

También podría gustarte