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TIERRA Y POLÍTICA

EN PERÚ (1888-1980)
TIERRA Y POLÍTICA
EN PERÚ (1888-1980)
EN HONOR DE HUGO BLANCO

RODRIGO MONTOYA ROJAS


DIRECCIÓN DESCONCENTRADA DE CULTURA DE CUSCO
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)
EN HONOR DE HUGO BLANCO

© Rodrigo Montoya Rojas


© Ministerio de Cultura / Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco

Dirección Desconcentrada de Industrias Culturales y Artes


Fondo Editorial
Av. La Cultura No 238 Condominio Huáscar
Central telefónica (051)-084-582030

Edición y corrección de estilo: Luis Rodríguez Pastor


Diagramación y diseño de carátula: Amaurí Valls M.

ISBN: N° 978-612-46548-9-3
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú:
Perú N°
N° 2014-02696
Primera edición
Lima, marzo de 2014

Impreso en Perú
Tiraje: 1000 ejemplares
Impresión: Impresiones y Ediciones Arteta EIRL
Cajamarca 239-C Barranco, Lima
T 247 4305 / 999 198 591
CONTENIDO

Introducción 11

PRIMERA PARTE
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO 17
UNO. Huanoquite. Familia, escuela y colegio 21
DOS. En Argentina. De estudiante de Agronomía a revolucionario para
toda la vida 33
TRES. Regreso a Cusco: Tierra o muerte 39
CUATRO. Represión, juicio, condena, cárcel, El Frontón 53
CINCO. Exilios: Argentina, Suecia, Chile 79
SEIS. Izquierda: Sueño de unidad y realidad dividida 95
SIETE. Zapatistas 111
OCHO. Indígenas 117
NUEVE. 0LOR¿FLRV 
DIEZ. De campesinos-tierra o muerte a indígenas-agua o muerte.
Defensa del planeta y de la especie humana 135
ONCE. Retrato personal y cosas del querer 141
DOCE. 6DOXG¿QGHOFDPLQR\IXWXURGHODHVSHFLHKXPDQD 

SEGUNDA PARTE
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO 155
UNO. Cartas de Hugo Blanco con José María Arguedas 161
DOS. Un relato: El maestro 167
TRES. Construyamos poder 171
CUATRO. Medio ambiente 175
CINCO. Salvando a la humanidad de su extinción 179
SEIS. Bolivia: sus tres revoluciones 187
SIETE. Alianza Revolucionaria de Izquierda (ARI) 191
OCHO. Dos cartas personales 197
NUEVE. Un poema: Mujer, siglo XX 201
DIEZ. Dos textos sobre Javier Diez Canseco 205

TERCERA PARTE
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN:
COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ 207
UNO. Matriz colonial de la hacienda 211
DOS. El largo camino de 1888 a 1980.
De Manuel Gonzáles Prada a Hugo Blanco 217
TRES. Estructura agraria en la periferia capitalista de La Convención en
tiempos de la consigna «Tierra o muerte» (1957-1963) 223
CUATRO. Capitalismo en la periferia amazónica de Cusco 231
CINCO. Sindicalismo, reivindicaciones y reformas agrarias 235
SEIS. Tierra o muerte. De Chaupimayo a los Andes del Cusco,
del Sur y Centro andino 249
SIETE. Ideas políticas en debate 265
OCHO. Sobre la posibilidad y la lamentable frustración de la Alianza
Revolucionaria de Izquierda (ARI) 271
NUEVE. Huelgas y reformas agraria campesina en Cusco (1957-1962).
Antes y después en la historia peruana. Tiempos de sufrimiento,
de descanso y de libertad. Oportunidad perdida por la izquierda 277
DIEZ. Vigencia política de Hugo Blanco: De la igualdad a la defensa de
la especie humana y del planeta. Lealtad con la ética política 289

CUARTA PARTE
TRES TEXTOS SOBRE LA IMPORTANCIA DE HUGO BLANCO 291
UNO. Comentario de Eduardo Galeano (2010) 293
DOS. Comentario de Raúl Zibechi (2010) 295
TRES. Comentario de Rodrigo Montoya:
Hugo Blanco en la historia del Perú (2008) 297

Bibliografía 299
Foto: Martín Chambi
INTRODUCCIÓN

En 1962 se oyó por primera vez en el país la consigna «Cusco: tierra o muerte»,
propuesta por Hugo Blanco Galdós desde su puesto de secretario de Reforma
Agraria de la Federación de Campesinos del Cusco (FDCC), que abrió el gran ciclo
de tomas de tierras y tres reformas agrarias propuestas por los gobiernos de la Junta
Militar de 1962, de Fernando Belaúnde (1964) y del General Juan Velasco (1969)
y una última —entre 1982 y 1992— como consecuencia del paso de las columnas
de Sendero Luminoso, sobre todo en los Andes, que trataron de acabar con lo poco
quedaba del gamonalismo, entre 1980 y 2000.
En su discurso leído en el teatro Politeama de Lima, en 1888, don Manuel González
Prada preguntó quiénes son los verdaderos peruanos, denunció la concentración de
la tierra en pocas manos y la servidumbre indígena como dos grandes problemas del
país. Comenzó de ese modo el debate político e intelectual más importante del siglo
XX, asumido desde orillas opuestas por José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya
de la Torre de un lado, y Víctor Andrés Belaúnde de otro. La reivindicación de la
propiedad de la tierra por parte de numerosos movimientos campesinos e indígenas
y la Confederación Campesina del Perú (1946), en los Andes y la costa peruana en
el siglo XX, culminó con la legitimación de la reforma agraria y su generalización
en los Andes y la costa. Hasta 1962, el clamor de una reforma agraria había sido
subterráneo y clandestino.
Desde los predios radicales dentro de la izquierda peruana y del APRA, entre
1962 y 1965, núcleos de jóvenes militantes del PC y del APRA Rebelde tuvieron la
OXFLGH] \ VHQVLELOLGDG SROtWLFD VX¿FLHQWHV SDUD GDUVH FXHQWD TXH FRQ ODV WRPDV GH
tierras en los Andes se presentaba una gran oportunidad para pensar en la toma del
poder. Las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), de Javier Heraud y
Héctor Béjar, en 1963-1965, y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR),
de Luis de la Puente Uceda y Guillermo Lobatón, surgido del fragmento disidente
APRA Rebelde, en 1964-1965, surgieron con la explícita intención de unirse a las
luchas campesinas por la tierra y ofrecerles el apoyo militar que les hacía falta.
Desafortunadamente, esos esfuerzos llegaron tarde, cuando las olas de tomas de
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de 1963. El general Velasco Alvarado y sus coroneles entendieron el mensaje de
los nuevos e inesperados acontecimientos políticos: para evitar que surgieran otros
Hugo Blanco y otras guerrillas, promulgaron la reforma agraria de 1969, la más
radical de América Latina.
(QODVHJXQGDPLWDGGHOVLJOR;;OOHJyDVX¿QHOYLHMRVLVWHPDFRORQLDOGHOD
hacienda, surgido en la segunda mitad del siglo XVI. La lucha por la tierra estuvo
asociada a la libertad en el preciso sentido de la liberación de los siervos indígenas
del régimen servil y casi esclavista al que estuvieron sometidos durante cuatro
siglos, en la medida en que la hacienda no era solo una unidad de producción y de
explotación, era también —al mismo tiempo— una prisión. Las capillas y cárceles,
una al lado de la otra, en las haciendas de los señores de horca y cuchillo, ilustran

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

inequívocamente las obligaciones que los siervos —llamados indios— tenían de


trabajar para sus dueños y de obedecer y rezar para sus santos y santas. Se produjo un
desembalse político de las tensiones acumuladas en siglos y la lucha por el derecho a
la tierra abrió las puertas para organizarse y conquistar otros derechos como el de ser
ciudadanos en igualdad de condiciones. Continúa hoy (2013) el esfuerzo por lograr
que la ciudadanía deje de ser un privilegio de unos cuantos.
&XDQGR HQ  HO VHJXQGR JRELHUQR GH )HUQDQGR %HOD~QGH GHFUHWy HO ¿Q
de la reforma agraria y abrió la primera rendija para el regreso de algunos de los
terratenientes afectados por las reformas agrarias, en Chuschi —Ayacucho— Sendero
Luminoso empezó su guerra para «demoler el Estado feudal» y «acabar con la clase
de terratenientes». Sus dirigentes, particularmente Abimael Guzmán, cometieron el
gravísimo error de creer que el Perú andino seguía siendo el mismo de antes y que
los hacendados conservaban su viejo poder. Optaron por matar a las autoridades
campesinas e indígenas (alcaldes, gobernadores, varayoqs de ayllus y comunidades)
creyendo que eran parte del Estado y sustituirlas con jóvenes ‘comisarios’ salidos
de sus células de cuadros, desconociendo el principio andino de reciprocidad
política, periodicidad y rotación de dirigentes. Compitieron con las fuerzas armadas
y policiales para matar con los mismos métodos, con una bíblica convicción del ojo
por ojo y diente por diente, sin que la superioridad ética apareciese en ninguno de
ORVEDQGRV6HJ~QHOLQIRUPH¿QDOGHOD&RPLVLyQGHOD9HUGDG\5HFRQFLOLDFLyQ
el resultado de esa guerra fue la muerte de 69.280 personas, de las que el 75%
era indígena andino, principalmente, y amazónico (CVR, 2003, Volumen VIII,
Conclusiones: 323).1 En esos veinte años, entraron en el escenario político el valor
de la democracia, los derechos humanos, particularmente el de la vida y, luego, el
derecho al territorio, cultura, lengua e identidad, como reivindicaciones claves de
los pueblos indígenas amazónicos.
Corresponde a Hugo Blanco el mérito de haber sido el gestor de la consigna
«Cusco: tierra o muerte», que fue decisiva para iniciar el proceso de transformación
SURIXQGDGHOSDtV/RV¿VFDOHVGHO3HU~R¿FLDOSLGLHURQSDUDpOODSHQDGHPXHUWH
por la osadía de decretar una primera reforma agraria en Chaupimayo, entregando
la tierra a quien la trabajaba, sin pago alguno; por su convicción de abrir escuelas
para que los campesinos e indígenas no continuasen «con los ojos cerrados»; por
sus esfuerzos para que se instalen por primera vez postas médica; y por defender
el quechua como lengua para hacer justicia frente a los terratenientes. Una presión
nacional e internacional en defensa de su vida lo salvó de la pena de muerte, pero
no pudo evitar que los jueces lo condenaran a 25 años de prisión. Después de ocho
años de encierro en cárceles de Cusco, Arequipa, Tacna y El Frontón (Callao), fue
amnistiado por el general Velasco, y partió al exilio porque se negó a colaborar
con su gobierno. Como el congresista constituyente de izquierda con más alta
votación, se convirtió, en 1978, en su líder más importante. Desafortunadamente,

1 Para un examen de celebración y de crítica de ese Informe Final de la cvr, ver mi artículo
«Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación: un doloroso espejo del Perú»
(Montoya 2005).

12
INTRODUCCIÓN

las fuerzas de división en los partidos pesaron más que las de unidad, y, de ese modo,
la izquierda perdió su primera gran oportunidad histórica de crecer y convertirse en
una alternativa de gobierno. Su paso por el Congreso como diputado y senador por
Lima no tuvo la importancia que él y sus partidarios suponían. Luego de un largo
exilio voluntario en México, volvió al país y se convirtió en un activista de la causa
ecologista en defensa del agua, de la vida y de la especie humana, en grave peligro
de extinción.
Con sus 78 años, hoy Hugo Blanco sigue siendo un actor-testigo de una etapa
esencial de la política peruana. Su vida y trayectoria política es una fuente de primer
orden para conocer el Perú. David Ugarte Vega-Centeno, director de Cultura en
Cusco, y yo, tuvimos varios encuentros para ver la posibilidad de lograr una larga
conversación con el célebre e histórico dirigente campesino cusqueño y escribir
un libro para situar las tomas de tierras en el contexto de la crisis del sistema de
hacienda colonial en los Andes, para tratar de comprender su importancia política
para el resto del país y examinar de cerca la primera gran oportunidad perdida de
la izquierda peruana. David Ugarte cree, con razón, que el Cusco le debe a Hugo
Blanco un homenaje por su larga trayectoria y por su consecuencia como un
dirigente comprometido vitalmente con la defensa de los intereses populares. Este
libro responde a ese doble propósito.
No fue fácil convencer a Hugo Blanco para que cuente durante quince horas
—con todo el tiempo, la tranquilidad y libertad debidas— lo que le parecía más
importante de su vida y de la política peruana. Ya se había negado antes a otras
personas que le propusieron que escriba sus memorias o que le cuenten su vida.
Él tiene un espíritu eminentemente político y está muy lejos de una aproximación
académica de la realidad; es más, me parece que se siente y percibe como una
persona antiacadémica y anti intelectual. Vive la política veinticuatro horas al día,
con una dedicación plena, que por momentos parece obsesiva. A los dieciocho años
renunció a seguir estudiando Agronomía, a convertirse en un profesional y a asumir
responsabilidades familiares que lo aparten de su camino político. Lo que le importa,
por encima de todo, es la política y tiene poca o nula disposición para hablar de
afectos y amores; los tuvo —y tiene—, pero parece que se tratara de una esfera
eminentemente privada de la que le parece mejor no hablar. Creo haber logrado abrir
algunas rendijas dentro de ese tejido eminentemente político, con la complicidad de
Ana Sandoval, su compañera mexicana de los últimos veinticinco años. En la fase
de corrección de los segmentos editados de las largas entrevista, además de incluir
las precisiones y aclaraciones que le pedía, agregó —por su propio gusto— párrafos
y páginas escritas a mano para hablar de sus afectos, sus amores y sus hijos, y para
entregarme valiosas fotos, un par de cartas y uno de sus poemas, sin decir nada,
pero con gestos de complicidad y de afecto. Por su lado, también Ana tuvo la gran
amabilidad de enviarme, desde México, otras fotos.
La voz y palabras de Hugo Blanco contando su vida, sus textos, cartas, fotos
y hasta algunos mensajes de correo electrónico forman una pequeña montaña
HWQRJUi¿FDTXHSXHGHVHUYLVWDOHtGDHLQWHUSUHWDGDGHP~OWLSOHVPRGRVHQIXQFLyQ
a lo que las lectoras y los lectores quieran. Quedan abiertas varias puertas para ir

13
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

más allá de lo estrictamente político y ver las relaciones complejas y contradictorias


entre la política y la vida misma.
0HKXELHUDJXVWDGRTXHDGHPiVGHOFRPSRQHQWHELRJUi¿FRHOWH[WRUHVXOWDGR
de la larga conversación tuviese también un diálogo, un intercambio de ideas, de
opiniones diferentes y divergentes, un debate en el pleno sentido de la palabra. No
fue posible, porque Hugo es un hombre de acción, de decisiones rápidas y urgentes
sobre el momento político que vive en cada de una de las luchas que asume como
VX\DV7HQJRODLPSUHVLyQTXHpOSUH¿HUHQRSHUGHUWLHPSRHQSHQVDUODVFRVDVHQ
abstracto, y que hacerlo podría ser una virtud y/o un defecto de quienes tenemos una
perspectiva intelectual y académica, sin que eso implique situarnos al margen de la
política del día a día.
/D HVWUXFWXUD ¿QDO GHO OLEUR LQFOX\H FXDWUR SDUWHV (Q OD SULPHUD DSDUHFH HO
UHODWR GH +XJR %ODQFR TXH DUWLFXOD VXV HSLVRGLRV ELRJUi¿FRV FRQ VXV RSLQLRQHV
políticas. La segunda, contiene algunos textos escritos por Hugo, aparte de sus libros
y ensayos más conocidos, así como un relato escrito en El Frontón y las cartas que se
escribió con José María Arguedas, pocas semanas antes del suicidio del escritor, en
1969. En la tercera, presento un ensayo en el que sitúo las tomas de tierras de Cusco
en el contexto nacional, trato de explicar lo ocurrido en La Convención, examino
la oportunidad perdida de la izquierda, ofrezco una primera aproximación general
sobre el proceso de relatifundización de la tierra y las concesiones de tierras andinas,
FRVWHxDV\DPD]yQLFDVHQEHQH¿FLRGHODVHPSUHVDVPXOWLQDFLRQDOHVPLQHUDV\GH
hidrocarburos, la lucha en defensa del agua, un examen de las principales ideas
políticas de Hugo Blanco y su vigencia en 2014. Finalmente, la cuarta parte incluye
tres breves textos sobre la importancia de Hugo Blanco, escritos por Eduardo
Galeano, Raúl Zibechi y yo mismo, hace algunos años atrás.
Con la ayuda del antropólogo Miguel Ángel Fernández Sotelo y el cantante y
editor musical Juan Carlos Montoya Salas fue posible convertir la voz grabada en
texto escrito. Luego, asumí la tarea de editar cada uno de los quince segmentos de
la grabación, evitando las repeticiones, introduciendo algunos puentes, agregando
palabras, frases, nombres y fechas que aparecen entre corchetes para asegurar la
unidad y mejor comprensión de las frases. La versión editada de los segmentos fue
entregada a Hugo Blanco para que él revise, corrija, corte, amplíe y enriquezca sus
respuestas. Importan más las respuestas que las preguntas, por eso estas no aparecen
HQHOWH[WRSHURHOUHODWRQRH[LVWLUtDVLQHOODV3DUDGH¿QLUODHVWUXFWXUD¿QDOGHO
UHODWRIXHQHFHVDULRUHXELFDUXQL¿FDUPXFKRVIUDJPHQWRVGHORVVHJPHQWRV
Mi interés personal sobre el tema de las luchas en el campo peruano comenzó
en 1963. El 15 de mayo de aquel año, en el río Madre de Dios (antes Amaru Mayu-
Río Serpiente), Javier Heraud, el poeta guerrillero, fue liquidado por una patrulla
policial. Él y sus compañeros trataban de llegar a La Convención para ligarse a
los campesinos rebeldes. En ese mismo año, en la residencia de estudiantes de
la ciudad universitaria de San Marcos, por casualidad, supe de la preparación de
un asalto a un banco por parte de un grupo de estudiantes que querían llevar ese
dinero a La Convención. Esos dos hechos atrajeron mi especial atención y como
estudiante de tercer año de Antropología volví los ojos sobre la realidad política del

14
INTRODUCCIÓN

país. La ilusión del sueño cubano de Fidel y el Che había creado las condiciones
para ese interés político. En París, en 1966, cuando seguía los primeros cursos
para mi doctorado en ciencias sociales, decidí incorporarme al partido Vanguardia
Revolucionaria, creado en 1965 con un punto de vista y un espíritu mariateguista,
contrario a todas las corriente marxistas internacionales de ese momento (PC
soviético, PC chino y diversas tendencias trotskistas) y con una propuesta de un
socialismo imaginativo, contenida en su bellísima frase «Ni calco ni copia, sino
creación heroica». Desde ese momento, pensé que mi aporte a la izquierda sería a
través de mi trabajo de investigación en el campo, particularmente el andino, gracias
a mi dominio del quechua y mi conocimiento vital y académico de su cultura. El
apoyo a los campesinos y a la refundación de la Confederación Campesina del Perú
(CCP) fueron mis tareas más importantes en los años 1968-1978. En ese contexto es
que participé en las tomas de tierras de Andahuaylas, en las que tuve intervención
directa.
Sin el apoyo decidido de David Ugarte Vega-Centeno, director de Cultura de la
región Cusco, y sin la generosa contribución y complicidad de Hugo Blanco, este
libro no habría sido posible. La presencia de Ana Sandoval en la última fase del
trabajo fue muy importante para lograr que Hugo aceptase hablar de sus afectos;
también me envió cartas y fotos desde México. Guardaré con cariño su sencillez
y amorosa presencia al lado de Hugo Blanco y su disposición de ayudar para que
este libro sea más rico. Carlos Fernández Chacón, «el Cochero», me respondió con
afecto cuando lo llamaba o le escribía un e-mail para pedirle datos y precisiones.
Hugo y él tienen toda una vida de amistad y de solidaridad en el trabajo político.
Debo a Miguel Ángel Fernández Sotelo, joven antropólogo, una gratitud muy grande
por su colaboración y espíritu solidario en cada una de las fases de preparación de
este libro. Mi amigo y fotógrafo Ricardo Guevara me ayudó mucho para encontrar
parte de las fotos publicadas en el libro. Dejo constancia de mi especial gratitud con
el fotógrafo y cineasta sueco Mikael Winstrom. Sin habernos conocido, anduvimos
antes y después de las tomas de tierras de Andahuaylas en 1974. Después, ya en
2013, me ofreció con admirable generosidad sus fotos que enriquecen este libro.
Agradezco también al Centro Bartolomé de Las Casas de Cusco, por ofrecer
algunas de las fotos preciosas que embellecen este libro. Expreso mi gratitud a Luis
Rodríguez Pastor por su contribución en la tarea de edición de este libro antes de
llegar a imprenta.
Cucho Arias, mi querido amigo de toda la vida y compañero en el Círculo
Artemio Zavala, me ayudó en gran parte de este trabajo. Ya no verá el libro, pero me
queda para siempre su recuerdo.

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Hombres en estudio, 1935 - Foto: Cesar Meza

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PRIMERA PARTE

VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO


VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

6pTXHYDDOOHJDUHVH¿QDO\QRPHSUHRFXSD&XDQGRPHGLFHQTXHOXFKRSRUOR
mismo de antes yo les digo que no: antes luchaba para una sociedad igualitaria,
ahora lucho por algo más importante que es la supervivencia de mi especie;
verdaderamente me preocupa mucho la supervivencia de mi especie, no me preocupa
tanto la naturaleza, porque yo sé que desaparecida esta especie depredadora se va a
rehacer en una forma o en otra.

[…]

Hubo un paro en Cusco cuando yo estaba en Lima. No recuerdo el motivo ni la


fecha. Esa fue también una de las razones por las que fui al Cusco. ¿Por qué caramba
yo estaba buscando la revolución en Lima si la revolución estaba en el Cusco?

[…]

La educación política que yo había recibido era que debía hacer lo que la gente quería,
respetando la democracia, que nosotros debíamos tratar de impulsar el movimiento
de masas esperando que la realidad enseñara a la gente que el camino legal tenía sus
límites. […] mi intención al trabajar con ellos [los campesinos], era participar con
ellos y que avanzaran un paso más, después de este paso, otro paso más y otro paso
más. No creo yo en las vanguardias que muestran con su acción aislada lo que la
gente debe hacer (Jan Lust, Lucha revolucionaria, Perú, 1958-1967, p. 123).

[…]

[Para defendernos de los patrones] respondí diciendo: el compañero tiene razón, para
que no pase eso es mejor organizamos en comités de autodefensa. La idea fue aceptada.
Ya no tuvieron que preguntar quién se iba a encargar de hacer esa tarea, sabían que en
Chaupimayo ya estábamos preparándonos porque estábamos muy amenazados. Tenía
que ser Hugo Blanco, y por unanimidad me nombraron para que organizara los comités
de autodefensa. Si hice ese trabajo no fue porque mi partido me mandó, ni porque me
dio la gana, sino por orden de la asamblea de la Federación, por unanimidad.

[…]

[En política] igual que en el ajedrez: la mejor defensa es el ataque.

[…]

19
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Nunca en mi vida he querido tener una casa y, menos, propia para mí. Puedo vivir
en cualquier parte: he vivido en el monte, he vivido con el techo de las estrellas, he
vivido bajo la lluvia. En cualquier parte puedo acomodarme; he estado en celdas junto
con las ratas, en cualquier parte me acomodo para vivir. No hay problema para mí.

[…]

No me gusta usar traje o terno, me gusta caminar así, simplemente. A veces uso un
poncho cuando en el Cusco hace mucho frío y por eso me creen gringo [ríe]; también
me pongo un chullo debajo del sombrero cuando estoy resfriado. Me gusta vestirme
así, simplemente. Nunca me ha gustado tener saco, tener traje y usar corbata. No
tenía nada contra la corbata en Cusco o cuando el uniforme escolar obligaba a tener
corbata. Toda esa costumbre se me quitó en la ciudad de La Plata, en Argentina,
porque a la facultad había que ir con corbata. Me daba rabia tremendamente. Mi
hermano Óscar tenía que arreglarme la corbata. Eso me daba rabia, por eso cuando
salía de la facultad me sacaba la corbata y me la ponía en el bolsillo. Bueno, ahora
pasemos a otra cosa.

[…]

20
UNO. HUANOQUITE. FAMILIA, ESCUELA Y COLEGIO

Fui hijo de una pareja de clase media. Mi papá era abogado y mi mamá una pequeña
hacendada; me crie los primeros años en el campo, en Huanoquite, en la provincia
de Paruro, departamento del Cusco, que queda más o menos a la misma altura que el
Cusco. La haciendita de mi mamá se llamaba Llulluch’ayoq.2 Cuando me preguntan
de dónde soy, digo que de Huanoquite; en verdad, nací en Cusco, porque mi papá,
«para que sea civilizado», me llevó a que naciera al Cusco, pero después me regresé
a Huanoquite.
Fuimos tres hermanos: mi hermana Luchi, la mayor de los tres, que vive ahora
en Santa Eulalia; mi hermano Óscar, dos años menor; y yo.
De chico a mi hermana le decía mamá Luchi, me llevaba bien con ella; hubo
un cierto alejamiento cuando trabajó con el gobierno del general Velasco. Tiene tres
hijas, con las que me llevo bien; de vez en cuando, voy a visitarlas a Santa Eulalia.
Cuando murió mi papá, me enteré que tenía otros dos hermanos, hijos de él con
otras mamás, a los que conocí. Uno de ellos, Mariano, caminó junto conmigo en
La Convención organizando sindicatos, sin saber que éramos hermanos. Se llama
Mariano Blanco. Él fue donde el abogado a quejarse porque era peón de un arrendire
y éste no le pagó su salario. El abogado le dijo: Apellidas Blanco, ¿hijo de quién
eres? De Miguel Ángel Blanco. Entonces eres hermano del compañero Hugo; en la
próxima vez los presento. Pero no hubo próxima vez, porque pasé a la clandestinidad.
Después, un abogado amigo le dijo que lo iba a llevar para hablar conmigo, pero no
OROOHYySUREDEOHPHQWHGHVFRQ¿DGRSRUTXHHVWDEDHQODFODQGHVWLQLGDG'HVSXpV
cuando estuve preso en El Frontón, me enteré de que Mariano Blanco, «hermano
de Hugo Blanco», había sido capturado trayendo armas de Bolivia. Me reí porque
al único hermano que conocía era a Óscar. Cuando salí en libertad, la recepción de
mi bienvenida se hizo en el Coliseo del Puente del Ejército. Allí, mi compañera
me dijo: Ha venido tu hermano. Creí que era algún primo mío. Que vaya a la casa
después, dale la dirección, le dije. Y verdaderamente apareció y me dijo: soy tu
hermano. Yo le creí porque se parecía más que yo a mi papá. Bueno, me contó su
vida. Él estaba resentido con su mamá porque no había querido que mi papá lo
recoja. Le dije: Tu mamá tenía razón porque hubieras pasado a ser sirviente de tus
hermanos. Su mamá murió temprano, por eso él y sus hermanitos menores —que
no son hermanos míos— andaban vagando. Para asustarlos la gente les decía que no
caminen así porque se les iba a aparecer su mamá. Oyendo eso, se pusieron a vagar
más porque querían ver a su mamá. Después estuvo conmigo en La Convención, sin
conocernos, pero organizando sindicatos. Era una de esas personas heroicas que no

2 Llulluch’ayoq: palabra quechua que quiere decir lugar con lulluch’a, que es un hongo
acuático que se come con tarwi o chochos.

21
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

tenía nada que ganar con la reforma agraria porque eran peones, pero activaban en la
lucha. Ha habido muchos como él llamados habilitados.3 Después, estuvo sirviendo
a un cura, a unas monjas, se fue a La Convención, lo reclutaron para el cuartel y
cuando él estaba en el cuartel, me metieron preso. Le dijo al teniente: Mi teniente,
deme permiso, voy a ir a visitar a mi hermano que está preso. ¿Quién es tu hermano?
Hugo Blanco. Y ahí el teniente le dijo: Ni digas que eres hermano y simpatizante
de él; si saben eso, te matan. En el cuartel aprendió plomería. Cuando terminó su
servicio militar, fue a visitarme a El Frontón, diciendo: Estoy viniendo a visitar
a Hugo Blanco. Lo tomaron preso y le quitaron sus documentos. Fue ahí que lo
acusaron de estar trayendo armas de Bolivia. Mariano está vivo y tengo muy buena
relaciones con él. Dirigió una toma de tierras para hacer viviendas en el distrito de
Independencia, aquí en Lima, y ha seguido siendo activista.
Mi segundo hermano de padre se llamó Américo, era ayacuchano, hijo de
una señora de clase media de Ayacucho. Cuando estaba preso, me dijeron que
un hermano mío había ido a visitarme. Pregunté: ¿dónde está mi hermano? Me
señalaron a un joven de corbata. Pensé que era un tira [policía] que quería hacerse
pasar por mi hermano. Le clavé la mirada y le dije: ¿Tú eres mi hermano? No,
me dijo, soy hijo de tu tío Leoncio. Y yo sabía que mi tío Leoncio tenía un hijo
al cual no conocía, pero lo había visto una vez, cuando estuve preso en el cuartel
del Cusco. Había ido con mi tía a visitarme. Pensé: no sabe éste que ya conozco
DOKLMRGHPLWtR/HSODQWpODYLVWD²pOPHODUHKXtD²KDVWDTXHSRU¿QPHGLMR
Soy hijo de tu papá. Recién se me prendió la lamparita, porque el hijo que no es de
matrimonio se siente culpable frente al hijo de matrimonio. Por eso me rehuía la
mirada. Afortunadamente, reaccioné bien, le abracé, hermanito, te quiero igual que a
Óscar. Por supuesto que no era así, pero quería sentirlo mi hermano. Cuando estuve
en libertad nos encontramos una o dos veces, pero no había nada más que nos uniera.
Mi mamá nunca supo que mi papá tuvo otros hijos. Por supuesto, no le dijimos
una palabra de la existencia de los dos hermanos. Y murió sin saber nada.
Con mis padres hablaba en castellano; y con los campesinos, en quechua cuando
me ponía a trabajar junto con ellos. Hasta los seis años viví en el campo. Yo tenía
mucha hemorragia nasal. Con el pretexto de necesitar estar en el campo, mi mamá
me llevó para que estudie el segundo año de primaria en Huanoquite. La hermana de
mi mamá era la profesora, y estaba allí con los campesinos en la escuela. Después,
solo iba al campo en vacaciones de medio año. No recuerdo cuántas hectáreas tenía
el fundo, pero sí me acuerdo que había tres colonos o arrendires con sus familias
de la hacienda (eran lo que en la que la selva se llamaba arrendires, o sea colonos).
3DUDODpSRFDGHFRVHFKDYHQtDPiVJHQWHSHURORVWUHVHUDQ¿MRV9LYtDPRVMXQWRV
probablemente me veían como el hijo de la dueña, el hijo de la hacendada. Yo
ayudaba en el trabajo, me dejaban que ayude.
Los tres hermanos y mi mamá acostumbrábamos leer en grupo novelas de
Julio Verne y otras. Mi mamá nos enseñó a jugar ajedrez. Cuando a mi hermano

3 Los habilitados eran peones asalariados; excluidos de la primera reforma agraria en La


Convención.

22
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

lo metieron preso a los diecisiete años por aprista, al salir nos ganaba a todos, ya
no querían jugar con él. A mí sí me interesaba, hasta que le igualé. Participé en un
campeonato interescolar de ajedrez, quedé en segundo lugar; en primer lugar quedó
el hijo del Presidente del Club de Ajedrez: Valentín Paniagua Corazao.4 Tengo
un grato recuerdo de él, cuando estuve preso en la cárcel del Cusco, él, que era
presidente de la Federación Universitaria, fue a visitarme.
En Las vacaciones de medio año íbamos a Llulluch’ayoc; para mí era la gloria.
(QFDPELRHQODVYDFDFLRQHVGH¿QGHDxRtEDPRVDXQSXHEORFHUFDQRDO&XVFR
que ahora ya fue tragado por él: San Jerónimo. Ahí paseábamos por el campo, entre
los maizales había hileras de capulí y subíamos a los árboles a disfrutarlos; también
había praderas y arroyos con pececitos.
1XQFDWXYHFRQÀLFWRVFRQORVFDPSHVLQRVGHOD¿QFD\QRDFXVDURQDPLVSDGUHV
GH VHU H[SORWDGRUHV GH QR KDEHUOHV SDJDGR HQ ¿Q GH KDEHU KHFKR DEXVRV FRQ
ellos. Sí recuerdo que fui malo con los sirvientes de la casa [sonríe]. Recuerdo una
anécdota: una vez, cuando ya el movimiento de La Convención estaba extendiéndose,
entonces, en una zona que no estaba sindicalizada, los colonos indígenas decidieron
no trabajar para los hacendados. Entre ellos, había uno que había sido sirviente
nuestro. Él escuchaba el nombre de Hugo Blanco y pensaba que el desgraciado y
abusivo hijo de hacendada tenía el mismo nombre del Hugo Blanco líder campesino.
No sabía que los dos Hugo Blanco eran la misma persona. Después, por supuesto,
fuimos grandes amigos.
Una cosa que me impactó a los seis años es la noticia de que el hacendado
Bartolomé Paz había marcado la nalga de un indígena con sus iniciales de hierro
candente con que marcaba a sus vacas y caballos. Eso me impactó terriblemente.
Precisamente Eduardo Galeano me escribió diciéndome: Cuéntame de ese tu
segundo nacimiento, porque —precisamente— fue el hijo de ese hacendado el que
PHKL]RGHWHQHUSRUFRQÀLFWRVFRQXQDFRPXQLGDGLQGtJHQDGH+XDQRTXLWH
8QD FRVD QRWRULD HQ PL IRUPDFLyQ IXH OD LQÀXHQFLD GH PL KHUPDQR ÏVFDU
que era aprista. Él fue agrónomo y genetista. Yo era admirador de mi hermano;
me hablaba del imperialismo, de los militares, de la oligarquía, de la opresión del
indígena, de todas esas cosas. Era el aprismo que en esa época era un partido de
L]TXLHUGD0LSDSiQRLQÀX\yHQPtOD~QLFDYH]TXHVHPHWLyHQSROtWLFD\HVWXYR
perseguido fue cuando en la Universidad los estudiantes luchaban por la asistencia
libre. Como él tenía que trabajar y estudiar, le convenía la asistencia libre, por eso
tuvo que huir del Cusco, pero fue la única vez. Óscar estuvo preso a los diecisiete
años. Era cuatro años mayor que yo. Yo le llevaba la comida a la comisaría y le dije a
sus compañeros: Mi hermano me ha encargado que todo lo que él hacía, yo lo tengo
que hacer. Sí, sí, me dijeron, pero, por supuesto, no me hicieron caso.
2WUD FRVD TXH LQÀX\y PXFKR HQ Pt IXH TXH FRQRFt D XQ GLULJHQWH LQGtJHQD
campesino en San Jerónimo, se llamaba Lorenzo Chamorro. Eso lo relato en el
cuento «El maestro», que le escribí a José María Arguedas; es un relato cierto, pues

4 Valentín Paniagua Corazao (1936-2006) fue presidente de transición de la república, entre


el 21 de noviembre de 2000 y el 28 de julio de 2001.

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

hasta los nombres son verdaderos, pero no lo voy a repetir aquí.5 Por supuesto, mi
aproximación era a lo que ahora se llama «problema indígena» y la primera gran
batalla que dimos fue cuando estuve en el colegio.

Casa, hacienda, infancia, cocina


Como mi papá vivía en el Cusco permanentemente y mi mamá generalmente vivía
en el campo conduciendo el fundo ese, la economía de la casa dependía del dinero
que mi papá aportaba como abogado y de los productos —como trigo, papas, habas,
maíz— que aportaba mi mamá.
Cuando era niño, en el Cusco, nos alumbrábamos con vela y en casa se cocinaba
en el fogón. No me gustaba la cocina, lo único que recuerdo es el huayt’ampo. El
huayt’ampo es la crisálida de una mariposa. Cada especie de mariposa elige o tiene
cierto árbol o planta de la que se alimenta; por ejemplo, el gusano de seda se alimenta
GHODPRUHUDODPDULSRVDGHODFROGHODFRO\GHODFROLÀRUWDPELpQGHOPDVWXHU]R
que le gusta. El huayt’ampo se alimenta de las hojas del chachacomo.6 La mariposa
pone huevos, el huevo se convierte en oruga y la oruga en crisálida que se encuentra
en la capuchita que fabrican con hojas de chachacomo. De niños recogíamos las
crisálidas del chachacomo, las hacíamos hervir, después las secábamos al sol
durante tres días, las freíamos en manteca de chancho y las comíamos con queso
fresco en cuadraditos, con ajos, hojas verdes de la cebolla, todo eso picadito y con
maíz chullpi7 tostado y con uchukuta, ají molido. Ese es el plato más delicioso que
he conocido en mi vida y sigo preparándolo cuando hay ocasión. Las crisálidas
aparecen cada dos años, solamente. No entiendo por qué, probablemente la vida del
huevo o de la oruga será muy larga. En los años pares se encuentran, en los impares
no. Ahora no es necesario volver a Huanoquite para comer ese plato delicioso porque
lo venden en el mercado del Cusco. Solo es necesario preguntar por el Huayt’ampo.
No tengo habilidad para cocinar. Mi hija Carmen me critica, me dice: Tú
cocinas cualquier cosa porque eres egoísta, no quieres que los otros coman [ríe].
Dice eso porque cuando yo cocino meto todo a la olla, lo cocino y me lo como.
Como cualquier cosa y cocino cualquier cosa también. Mi amigo Enrique Fernández
Chacón cuenta que una vez cuando yo estaba en Chile, una vecina mía dijo: Uy, no
he tenido tiempo para cocinar, voy a tener que ir afuera, al restaurante. Yo le dije:
No, no vaya, yo he cocinado. Miró la olla y dijo: Mejor me voy al restaurante [ríe].

Cuarto año de primaria y un buen profesor, primeras huelgas y rebeliones


varias en los colegios secundarios
En el cuarto año de primaria tuve un buen profesor en el Colegio de Ciencias,
Leónidas Caparó, que nos hablaba de los indígenas y todo eso. Soy pradista, decía,

 +XJR%ODQFRVHUH¿HUHDOFXHQWR©(OPDHVWURªHQYLDGRGHVGH(O6H[WRD-RVp0DUtD$UJXH-
das, en 1969, publicado en su libro Nosotros los indios. Tanto el relato «El maestro» como las
cartas entre Hugo Blanco y José María Arguedas aparecen en la segunda parte de este libro.
6 El chachacomo es un árbol que da excelente leña, uno de los preferidos de las mariposas.
7 Chullpi es una variedad de maíz, la mejor para tostarla y convertirla en cancha.

24
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

pero no de Manuel Prado (el presidente de la república), sino de Manuel González


Prada. Entonces hacíamos teatro, cada salón hacia teatro. Un día lunes hicimos una
representación de una obra que me gustaba mucho y que después, hace pocos años,
me enteré que es de González Prada. Recuerdo un pasaje: Tráeme el báculo de chonta
y las sandalias de jaguar, le pide el padre al hijo. ¿Cuándo volverás, padre? Cuando
el cóndor de la puna viva en los arenales del desierto. Se trata de cosas imposibles.
¿Cuándo sucederán? Cuando el corazón de los blancos se ablande. Claro, nunca
[ríe]. También en la primaria del colegio cantábamos. Nos enseñaban «cuando el
indio llora, recuerda la grandeza de su soberbia raza que se extingue ya». Imagina
a un profesor de primaria cantando con nosotros. Era un lujo que nos educaran así.
(QHO&XVFRWXYRPXFKDLQÀXHQFLDODUHYROXFLyQPH[LFDQDGH3RUHMHPSOR
a mi papá, que no era revolucionario ni nada, le gustaba tocar música incaica. El
SLQWRU-RVp6DERJDOWDPELpQHVSURGXFWRGHHVDLQÀXHQFLD(QVHFXQGDULDWHQtDPRV
varios profesores muy buenos, como Manuel Chávez Ballón, el arqueólogo, nuestro
profesor de Historia de la Cultura. Yo me prendía a él e íbamos a desenterrar restos
de la cultura Chanapata. Él me enseñó a diferenciar la cerámica inca imperial de la
inca provincial. Me gustaba mucho la arqueología, también el folclore.
Yo cantaba en quechua. En ese tiempo no había radio; bueno, por lo menos
nosotros en casa no teníamos radio, pero yo sí tenía un cuaderno donde tenía unos
200 waynos. Yo los copiaba; los aprendíamos en las chicherías, por acá o por allá.
Yo sabía muchos waynos, en quechua y en castellano o a veces mezclando quechua
y castellano. En cambio, el yaraví, o es en quechua o es en castellano, pero el wayno
puede ser en los dos idiomas. Me gustaba mucho el wayno. Una vez me fui caminando,
no recuerdo cuántos kilómetros para ir a un carnaval en un distrito de la provincia de
Paruro. Llegué y me dijeron que los carnavales ya no eran buenos ahí. En cambio,
me dijeron que eran muy buenos en Omacha. Me fui caminando a Omacha, por el
folclore, solo porque me gustaba el carnaval. Yo tendría once o doce años.
Me gustaba la arqueología. También por la arqueología he caminado mucho.
Encontré unas ruinas, las de Ch’uncal. Fuimos a caballo a cambiar papas de la puna
por tunas de la quebrada. En el camino, me dijo el campesino con quien fui: Allá
hay unas ruinas y hay un perro que se alimenta de la sangre que cae en una cueva.
Los cóndores y el perro cuidan esas ruinas. Yo caminé un poquito y vi de lejos que
verdaderamente había ruinas. Luego de regresar a la casa-hacienda, decidí ir a ver
esas ruinas. Por supuesto, ninguno de los campesinos quería ir conmigo por las
historias del perro y los cóndores. Pero sí me acompañó uno que andaba fugitivo,
era un abigeo que había robado para un juez y luego decidió independizarse; por
supuesto, le cayó la justicia encima. Decidió acompañarme, aunque creía lo mismo
que los otros. Era un qorilazo, que, como todos los qorilazos,8 era valiente. Vamos,
me dijo. Yo no tenía miedo, pero él sí creía en esas cosas de los perros y cóndores
como guardianes de las ruinas. Fuimos, pues, ahí y acampamos, llevé una huincha
\XQDFiPDUDIRWRJUi¿FD(IHFWLYDPHQWHKDEtDFyQGRUHV6DTXpXQDIRWRPX\OLQGD

8 Qoriliazos (lazo de oro) es el nombre de los mozos de la provincia de Chumbivilcas,


famosos porque son valientes, jinetes, toreros, cantores y, en secreto, también abigeos.

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

de un cóndor. Parece que las ruinas eran de un puesto de vigilancia, pues desde
ellas se veía todo el valle y los cerros de enfrente, Paqariqtambo (residencia de la
emergencia), donde la leyenda dice que de ahí salieron los cuatro hermanos Ayar,
TXHIXQGDURQHO&XVFR(UDQUXLQDVGHDUTXLWHFWXUD¿QDFRPRODGH0DFKX3LFFKX
más o menos, no como las de Saqsaywaman. Limpiamos algunas de las qayaras
(bromiláceas) que malograban las ruinas creciendo entre las piedras. Llevé las
fotografías y el plano a Chávez Ballón, diciéndole que había que comunicar a las
autoridades la existencia de las ruinas para que las cuidaran. Me contestó: Tú no
tienes que descubrir ruinas, tienes que descubrir gringos como Hiram Bhingam para
que ellos «descubran» las ruinas. No cuidan ni Machu Picchu, menos van a cuidar
otras ruinas. (Esa vez era cierto, luego se comenzó a atender Machu Picchu porque
da mucho dinero a la compañía de ferrocarril y a los hoteles). Ahora esas ruinas ya
están atendidas luego de haber sido malogradas por buscadores de oro.
Había también un lugar que se llamaba Inca Raqay [ruina de los incas], en la
puna. Hice un croquis y se lo llevé a Chávez Ballón. Me dijo: Sí, esta es construcción
incaica. Después fui a otro lugar que se llamaba ñust’a warkuna [lugar donde se
FXHOJDDODxXVW¶D@(UDXQDHVWDODFWLWDTXHHVXQD¿OWUDFLyQGHDJXDFRQPLQHUDOHV
que paulatinamente se convierte en un pilar colgante sólido. Los habitantes de la
zona contaban que en el cerro de enfrente, en Paqariqtambo, había otra igual. Que
fueron dos guerreros que se disparaban mutuamente con warak’as [hondas], que los
proyectiles pétreos hirieron a las mujeres de ambos y las convirtieron en piedras, de
ahí el nombre de ñust’a warkuna.
En Huanoquite estudié solo un año de primaria, el resto lo hice en el Colegio
de Ciencias. Repetí el tercer año de primaria: en primer lugar, porque la enseñanza
en el campo no es la misma que en la ciudad, ¿no?; en segundo lugar, porque el
último examen consistió en la presentación de cuadernos; como yo nunca he sido
bueno para escribir y presentar los cuadernos, perdí el año. También en secundaria
perdí otro año porque ese año se inauguraron las «carpetas de trabajo», que consistía
HQ HODERUDU HOHJDQWHPHQWH ORV HVFULWRV FRQ JUi¿FRV TXH ORV DGRUQHQ \ FRPR \R
no sabía hacer esas cosas, también repetí el cuarto año. Yo tenía el cuaderno en el
bolsillo y eso no estaba bien. Mi padre probablemente comprendió por qué repetí
en primaria. En cuanto a mi desaprobación de secundaria, me dijo: Bueno, hay que
estudiar más, y como no podía estar en colegio de Ciencias me pasé a un colegio
nocturno para seguir el cuarto año.
Esto que estoy contando ocurrió en 1952. Mi repetición en secundaria se debe
a eso de las carpetas de trabajo, pero también a represalias de los abarquistas.
Abarca era un director dictador. Cuando entró Manuel Odría como dictador del Perú
(1948-1956), mandó de directores de los colegios nacionales a dictadorcitos como
él. Parece que en el Guadalupe, el colegio nacional que había en Lima, puso de
inspectores a militares y mandó dictadores a San Carlos de Puno, a San Juan de
Trujillo, a San Agustín de Arequipa, y al Colegio de Ciencias del Cusco.
Cuando había que castigar a un alumno, antes, se debía quedar una hora más en
el colegio en un día. Abarca impuso el castigo de dos horas durante quince días por
faltas leves; por ejemplo, cuando le parecía que alguien no cantaba el himno nacional

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

con muchas ganas. Hizo otros cambios que perjudicaron a los alumnos y también
a los profesores; por ejemplo, al profesor de Historia del Perú lo mandó a enseñar
Historia Universal. Los alumnos hicimos huelga para sacar al director. Fue Gorki
Tapia, mi compañero de estudios [y dirigente con él del movimiento campesino y de
la organización trotskista Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR)], quien redactó
XQPDQL¿HVWRSDUDODKXHOJD'H/LPDPDQGDURQXQFRPLVLRQDGR5RVHPEHUJGHVGH
el aeropuerto le esperaba una calle de estudiantes bien formados aplaudiéndolo. Le
acompañaba el director del colegio. ¿No ve? —le dijo el director—, son unos cuantos
apristas y comunistas los que están en la huelga, el estudiantado está con nosotros.
Después se fue al hotel Cusco, y luego, ya solo, al colegio. Ahí le esperábamos todos
en formación con los brigadieres y con todo eso. ¡Que viva el señor Rosemberg!
¡Que muera Abarca!, gritamos. El comisionado se dio cuenta de que la disciplina,
ese orden, era el orden de la huelga. Éramos los huelguistas los que habíamos ido
uniformados con nuestros brigadieres, bien ordenaditos en la puerta del colegio.
Pasemos adelante para hablar, nos dijo, y le respondimos: Nadie entra mientras no
salga Abarca. Se dio cuenta de la unanimidad de la huelga y de la disciplina de los
huelguistas. Tuvo que hablar con Lima y cambiaron a Abarca. Fue una lucha exitosa
la nuestra, ¿no? Como había algunos profesores pro abarquistas, se vengaron de
algunos de los huelguistas. Yo era parte la huelga, pero parte activa, porque ayudé
DXQFRPSDxHURDVDFDUHQXQPLPHyJUDIRHOPDQL¿HVWRHVFULWRSRU*RUNL7DSLD
Él era también un activo de la huelga, nadie le encomendó ese trabajo pero él lo
SUHVHQWy\ORPLPHRJUD¿DPRV7DPELpQUHFXHUGRTXHDODxRVLJXLHQWHPHSDUHFH
fue la huelga de San Marcos contra el rector Dulanto. Cusco se solidarizó con esa
huelga. No solo fue un movimiento de la Universidad San Antonio Abad del Cusco:
también hicimos una reunión por ahí, por el campo. La Federación de Trabajadores
del Cusco decretó el paro general en solidaridad con San Marcos.
También los colegios secundarios preparaban el paro de solidaridad, por lo tanto
las autoridades suspendieron las clases con el pretexto de que era «tiempo de baños».
Anualmente suspendían las clases en las tardes, pero ese año las suspendieron todo
el día, también en el colegio nocturno con algún pretexto.
Para contribuir al paro, en la noche, yo debía desempedrar el piso de la calle.
Había que pasar por el dormitorio de mis padres para llegar al cuarto de herramientas
y sacar un pico. Pasé sigilosamente, pero mi papá despertó. Preguntó: ¿Quién anda
ahí? Yo, le dije. ¿Qué estás haciendo? Tuve que decirle la verdad: Estoy sacando
el pico porque se ha decretado paro general y como algunos van a querer romper
HOSDURWHQHPRVTXHGHVHPSHGUDUODFDOOH6HORGLMHFRQPXFKD¿UPH]D0LSDSi
entendió que si me decía que no ahí se iba a quebrar el principio de autoridad,
pues yo iría de todas maneras, por lo tanto me dijo: Bueno, anda con cuidado [ríe].
Llevé el pico y antes de desempedrar apagué con honda los focos de luz de la calle.
Era un empedrado, no se trataba de adoquines. Desempedré y puse montículos de
tierra. El local de la Universidad estaba en la plaza de armas; estuvo prohibido entrar
en la plaza, yo estaba yendo por un callejoncito y un guardia a caballo me dijo:
¿A dónde vas? Yo, todo macho, le digo: A mi casa, a la Universidad. Me agarró a
sablazos, de plano desde su caballo. Le dije: Suelta el sable o bájate, cobarde. Un

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

universitario me agarró del pescuezo y me metió a una casa: No seas huevón —me
dijo—, te va a sacar la mierda. A ese universitario que me salvó ahí, con una bomba
lacrimógena le malograron los ojos. También yo estuve en la plaza de armas, en la
puerta de la Universidad, y ahí reventó una bomba lacrimógena a corta distancia.
Cerré afortunadamente los ojos pero se me ampolló toda la cara y luego se me
desolló. Luego permitieron entrar en la plaza, pasé por ahí y vi un cartel que decía
«La Huelga Triunfó». Dulanto se suicidó. Probablemente el gobierno de Odría le
KDEUtDGLFKRTXHUHQXQFLH\pOSUH¿ULyVXLFLGDUVH
Me enteré años después, cuando pasé por Bolivia, que allí había habido la
revolución de 1952. Lo que pasaba en Lima en tiempo de la dictadura de Odría
era uno eco de lo de Bolivia. También en el Colegio Independencia de Arequipa se
produjeron luchas bajo la dictadura de Odría; creo que hasta hubo balazos.

Hugo con su madre en Llulluch’ayoq, Hugo (a la derecha) con su hermano Óscar


Huanoquite - Archivo personal de Hugo Blanco y su primo Enrique - Archivo Hugo Blanco

Primeros pasos en política, crisis y abandono de la Iglesia católica. Ya no se


siente marxista, tampoco trotskista
Tuve que abandonar el Colegio de Ciencias porque allí no estaba permitido repetir.
El jalado de año tenía que irse. Después del año aprobado en otro colegio se podía
volver, por eso pude volver para hacer el quinto. En el curso de Literatura nos
dijeron: escriban sobre cualquier cosa. Pensando sobre qué escribir, vi un trozo de
piedra que había llevado a mi casa luego del terremoto de 1950, era de una piedra
de la torre del templo colonial de Santo Domingo. Miré la piedra y escribí sobre esa
piedra y dije que esa piedra formaba parte del Qorikancha, del templo del sol, pero
después los españoles la picaron y la pusieron en la torre Santo Domingo. Vino el
terremoto y se cayó la torre, pero las piedras incaicas estaban como si nada. Yo tenía
ese sentimiento, de reivindicar lo incaico frente a lo español.

28
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

Teníamos lo que ahora se llama «círculo de estudios»: con algunos alumnos del
Colegio Salesiano, otros del Colegio de Ciencias, otros del colegio nocturno. Nos
reuníamos para leer a Mariátegui, a Haya de la Torre, a Manuel González Prada, pero
no había nadie que nos guíe, no había ningún universitario que confíe en nosotros.
Como el APRA y el Partido Comunista estaban perseguidos, los universitarios apristas
y comunistas temían que nosotros hablásemos. Nosotros éramos simpatizantes
del APRA y del Partido Comunista, al mismo tiempo. Cuando estuve en el Cusco,
leí en la prensa que había sido reprimido el POR [Partido Obrero Revolucionario,
organización trotskista] y vi su programa político publicado en los periódicos. Me
gustó ese programa.
Más o menos por esa época yo era muy católico, iba a misa. Por esa época
también comenzó en mí una crisis tremenda porque también era darwinista. Darwin
planteó la evolución de las especies. Quise leer la Biblia, a los católicos estaba
prohibida leerla sin un guía. Conseguí la Biblia católica, la leí y me decepcioné más
de la religión, ¿no?, porque la Biblia dice que a tu esclavo podrás pegarle pero no
deberás matarlo, y también «trata mal a la mujer». Esas cosas me decepcionaban.
Llega Esaú hambriento y le dice a Jacob dame ese plato de lentejas, Jacob le contesta
si quieres, te lo cambio con tu primogenitura, y como estaba hambriento Esaú
acepta. Eso me parece una inmoralidad en Jacob. Cristo es descendiente de Jacob
y aparece como bueno, como positivo. Luego, el padre de ambos, Isaac, tuvo que
bendecir al primogénito. Isaac, que ya estaba ciego, le palpa el brazo a Jacob, quien,
para engañarlo, se había puesto un pellejo de borrego para que el padre creyera
que era Esaú, que era velludo. Esta farsa es mostrada como buena por la Biblia.
Después me puse a pensar en qué momento de la evolución se le pegó el alma
inmortal al ser humano. Era un drama terrible, porque yo era católico y no quería
dejar mi religión. Tenía un amigo que era evangelista, que me planteaba cosas que a
mí me parecían razonables. Fui donde mi confesor y le dije: Padre, sabe, que tengo
un amigo evangelista que me dice estas cosas, ¿cómo debo contestar? Tienes que
terminar con él, me dijo. Pero si es bueno, buen amigo, mi deber es traerlo al redil
nuevamente. No, rompe con él. Entonces rompí no con el amigo sino con el confesor
porque me parecía incorrecto lo que me dijo. Después tuve una angustia tremenda.
Por ejemplo, una vez que estuve yendo a caballo de la haciendita Llullucha’yoq
al Cusco, el caballo se plantó. Era un camino conocido, era de noche, llovía y el
caballo se plantó. Yo le chicoteaba y el animal se rebeló. Yo no tenía linterna, tenía
fósforos, encendí un palito y vi que se había caído el camino. El caballo no quería
suicidarse. Tuve que subir con el caballo por la ladera para sortear el problema. La
lluvia era muy fuerte, entonces le pedí a Dios: Dios mío, si existes, preséntate en
cualquier forma porque yo quiero llegar sano y bueno al Cusco [ríe]. Llegué sano y
EXHQRDO&XVFR7HGLJRHVRSDUDTXHYHDVHOFRQÀLFWRLGHROyJLFRTXHWHQtD(QRWUD
ocasión, en una noche de tormenta, fui a la capilla de la hacienda de mi mamá, donde
estaban enterrados mi abuelo y mi tío. Me acosté entre las dos tumbas y le dije a
Dios: Dios mío, aparécete en alguna forma. No pasó ni un ratón. Entonces vivía un
FRQÀLFWRLGHROyJLFR\RQRTXHUtDGHMDUPLUHOLJLyQSHURPLUD]yQPHGHFtDTXHVt
1RWXYHFRQÀLFWRVFRQORVFXUDVFRQFUHWRVSRUDEXVRVGHORVFXUDVRSRUODVPXMHUHV

29
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

de los curas. En ese tiempo yo no conocía las historias de los curas. Leí Aves sin
nido. A partir de ahí comencé a creer en Cristo, pero no en Dios, y comencé a ver las
barbaridades que había en el mundo. Si existe Dios, que es todopoderoso, por qué
permite que haya tanta barbaridad. Si es todopoderoso, le bastaría con desear que no
haya nada de eso y listo, lo conseguiría todo y no perdería nada. Entonces escribí:
HVXQDFDOXPQLDGHFLUTXH&ULVWRHV'LRV+DVWDTXHSRU¿QGHMpODUHOLJLyQ7HQtD
dieciséis o diecisiete años.
Terminé secundaria a los dieciocho. Después de dejar la religión, sentí una paz
espiritual tremenda. Esa ha sido la única crisis ideológica que he tenido y que tendré
porque si Marx dijo eso, que no es cierto; que si Trotsky dijo eso, que no es cierto,
que si Lenin dijo, etc., ellos son seres humanos, no son dioses, tienen derecho a
equivocarse. Solo diré: en esto se equivocó Marx, en esto se equivocó Lenin, y en
esto se equivocó Trotsky, y no tengo ningún problema. Por eso no me gusta ahora
llamarme marxista, ni leninista, ni trotskista, ni nada, porque no son religiones, pues.
Marx dijo que el marxismo no existía, que por lo tanto él no era marxista; Trotsky
también dijo que el trotskismo no existe, lo que pasa es que nosotros defendemos
la teoría revolucionaria clásica, que es deformada por el stalinismo, que acomoda
todas sus conveniencias de burocracia con el nombre de marxismo-leninismo.
Pero el trotskismo no existe; por eso es que ahora yo ya no me digo trotskista.
Trotsky tuvo razón al decir que si la burocracia no cae derrotada por la clase obrera
que recupere el poder, caerá en manos del capitalismo. Los grandes dirigentes del
Partido Comunista soviético son ahora los grandes neoliberales de Rusia. Si ya se
hizo trizas el stalinismo por putrefacción interna, para qué ya ser trotskista. Hay que
comprender que el mundo ha cambiado.
Cuando estuve en quinto de secundaria, los estudiantes sacamos el periódico El
Cienciano. El director nos hizo llamar y nos dijo: Me parece muy bien que saquen un
SHULyGLFRSHURWRGRORYDD¿QDQFLDUODGLUHFFLyQ1RVRWURVQROHDFHSWDPRVHVR\
seguimos pidiendo dinero clase por clase para sacar el periódico, para que mantenga
su independencia. Tampoco aceptamos al asesor que nos quiso imponer la Unidad
Inca Garcilaso de la Vega, un nuevo colegio a donde nos trasladamos a los alumnos
del Colegio de Ciencias por el terremoto que hubo, que dejó en escombros al viejo
Colegio de Ciencias. En ese nuevo local terminamos el quinto año de secundaria.
Había una malla que separaba parte del colegio de la calle y allí, en la calle, mujeres
campesinas nos vendían frutas. El director prohibió que las mujeres estén ahí e
hizo poner un quiosco de dulces de un comerciante que pagó para eso. Nosotros
estábamos en contra de esa prohibición, publicamos un artículo diciendo «¡Abajo el
quiosco de dulces!» El director nos hizo llamar a los tres que dirigíamos el periódico
DVXR¿FLQDeUDPRV%ROXDUWH9HODVFR\\R1RVUHTXLQWySRUQRKDEHUFRQVXOWDGR
con el asesor. En eso, escuchamos bulla afuera, nosotros y el director salimos para
ver qué pasaba. Los alumnos estaban apedreando el quiosco de dulces y no podían
decir que nosotros habíamos agitado porque nosotros estábamos con él [ríe]. Esa fue
una de las rebeliones contra la dictadura en el colegio.
Tuvimos otra rebelión más. El Colegio de Ciencias tenía su propia banda y
GHV¿OiEDPRVFRQQXHVWUDEDQGDHUDXQRUJXOORSDUDHOFROHJLR/DGLFWDGXUDRUGHQy

30
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

TXH WRGRV GHV¿ODUDQ VROR FRQ OD EDQGD GHO HMpUFLWR 'HV¿ODPRV FRQ OD EDQGD GHO
ejército, cuando regresamos frente al colegio el brigadier general nos dijo: Es injusto
TXHQRSRGDPRVGHV¿ODUFRQQXHVWUDEDQGDWHQHPRVTXHGHV¿ODUFRQQXHVWUDEDQGD
6tGLMLPRVWRGRV(QWRQFHVGLPRVODVHJXQGDYXHOWD'HVSXpVGHQRVRWURVGHV¿ODED
la Universidad, luego la banda tocaba la retirada del prefecto. Nosotros pasamos
nuevamente cuando la banda del ejército estaba tocando la retirada del prefecto.
1XHVWUDEDQGDVHFRORFyDOFRVWDGRGHODEDQGDGHOHMpUFLWR\GHV¿ODPRVFRQQXHVWUD
banda. Por el atrevimiento, el Colegio de Ciencias no tendría el gallardete premilitar
durante cinco años. A nosotros qué nos importaba el gallardete premilitar, lo que
nos importaba era que los viejitos tiraban sus sombreros al aire, por la rebelión
de Ciencias que pasó con su propia banda tocando. Llamamos a esa rebelión «La
rebelión de la segunda vuelta». Esas rebeliones del periódico y de la segunda vuelta
también, por supuesto, nos marcaron a todos. Eran rebeliones contra la dictadura.

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DOS. EN ARGENTINA. DE ESTUDIANTE DE AGRONOMÍA
A REVOLUCIONARIO PARA TODA LA VIDA

Como a mi hermano Óscar, a mí también me gustaba mucho el campo, la agricultura.


Mi hermano pensó estudiar Agronomía, pero en la Universidad del Cusco no había
HVDFDUUHUD7HQtDTXHLUDOD0ROLQDHQ/LPDRDOH[WHULRU3UH¿ULyLUDOH[WHULRU
en primer lugar porque la vida en Lima costaba más y también para escapar de la
represión; se fue a Bolivia, de Bolivia se fue a la Argentina para estudiar Agronomía
en La Plata. Como yo pensaba estudiar Agronomía, mi papá me mandó a La Plata
para que estuviera junto con mi hermano, y viajé a la Argentina, apenas después de
terminar secundaria.
En el viaje pasé por Bolivia, donde me asombró la cantidad de literatura
izquierdista que había, a diferencia del Perú. Compré muchos libros.
Era natural: en el Perú había una dictadura militar; en Bolivia había habido la
revolución de 1952, en la que el pueblo destrozó a la policía y al ejército, luchando
por fuera y por dentro de esas instituciones. Llegué en 1956, me parece, un año
después del golpe en Argentina contra el general Perón.
La vida en Lima era más cara que en La Plata. Lo único más caro era el pasaje,
pero se iba en ferrocarril del Cusco a Puno, de Puno a Guaqui-La Paz en el Barco
Ollanta y, luego, de La Paz a Buenos Aires y de ahí a La Plata. Supongo que mi
papá me habría sugerido ir a Argentina porque mi hermano Óscar estaba ya allí,
y a mí me pareció lo más natural del mundo. Tenía dieciocho o diecinueve años
cuando me fui. El viaje de noche en barco por el lago Titicaca fue muy lindo. Fue
la primera vez que hice ese viaje. Me quedé en La Paz unos dos días, por lo menos.
Allí me impresionó la cantidad de literatura política que había, y compré mucho.
Recuerdo el libro de David Riazarov, su trabajo más famoso, «Marx y Engels», en
el que expone en forma riquísima sus ideas, y, por supuesto el 0DQL¿HVWRFRPXQLVWD.
La cantidad de libros disponibles era producto de la Revolución de 1952, que
fue una Revolución como creo que no ha habido en ninguna parte del mundo. El
pueblo había elegido a Paz Estenssoro y el imperialismo ordenó que le hicieran
un golpe de Estado. Le hicieron un golpe, entonces el pueblo reventó y destrozó
el ejército, destrozó la policía por fuera y por dentro, porque también se rebelaban
los policías y los soldados. Las únicas fuerzas armadas que hubo después fueron
las del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y las milicias de la Central
Obrera Boliviana (COB). Nunca en ninguna parte del mundo el pueblo ha destrozado
en pocos días al ejército y a la policía. Si a Paz Estenssoro no le hubieran dado
un golpe militar, hubiera hecho muchas cosas que las que se vio obligado a hacer.
Por ejemplo, la reforma agraria en la sierra y, después, el reconocimiento de las
milicias, la nacionalización de las minas. Ningún gobierno ha nacionalizado las
minas como sí lo hizo Paz Estenssoro. Hostchild, Patiño y Aramayo eran los dueños
de las grandes minas que fueron nacionalizadas. Yo no sabía nada de esas cosas, ni

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

que había ocurrido una revolución en 1952, que me pareció una maravilla. Llevé a
casa de mi hermano en La Plata muchos libros sobre esa revolución. Sus amigos le
dijeron a mi hermano: Has enriquecido tu biblioteca. Ya era hora, dijo él. Los libros
en La Paz eran muy baratos.
Mi hermano me esperó cuando llegué a Buenos Aires, y en Buenos Aires me
llevó en una carroza tirada por caballos (no recuerdo cómo le llaman a las carrozas,
ni la estación desde donde se va a La Plata). Con Óscar y César Torre, un entenado de
una tía nuestra, teníamos un cuarto. Mi hermano era el secretario general de la célula
del Partido Aprista de La Plata y abandonaba sus estudios por dedicarse a la política.
A nuestro cuarto iban los exiliados apristas: Villanueva del Campo, Melgar. Cuando
estuvimos en el senado con Villanueva del Campo, me dijo: Tú fuiste simpatizante
aprista. Sí, don Armando —le dije—, y gracias a ustedes no llegué a ser militante
porque verdaderamente el APRA que me mostraban ellos ya no era el APRA que yo
había conocido al leer El antiimperialismo y el APRA. Me decepcioné del APRA en La
Plata. Cuando Haya de la Torre escribió La defensa continental (1942), ya se había
sometido al imperialismo.
El APRA en Argentina estaba contra Perón, diciendo estamos en contra de una
dictadura. Perón era progresivo, pues. Esas cosas las entendí después. Cuando nos
liberamos de España, pasamos a ser colonia inglesa, pero el imperialismo inglés
se debilitó en las dos guerras mundiales y el último baluarte que le quedaba era
Argentina, y de Argentina se retiró voluntariamente. Por eso pudo Perón nacionalizar
los ferrocarriles. No podemos decir que él expulsó al imperialismo Inglés, el
imperialismo inglés se retiró y de eso aprovechó Perón para hacer algo nacionalista.
Después, vino el imperialismo yanqui.
Estando en La Plata, siendo mi hermano Óscar dirigente del APRA, tuve un
FRQÀLFWRSROtWLFRFRQpOeOPHKDEODEDGHO3DUWLGR&RPXQLVWD\PHGHFtDTXHHO
Partido Comunista ha dicho que Prado es el Stalin peruano y aquí en Argentina
también capitula, a veces está con Perón y a veces está contra Perón. En el Cusco
QRSRGtDPRVKDEODUFRQQDGLHSRUTXHORVXQLYHUVLWDULRVQRFRQ¿DEDQHQQRVRWURV\
había mucha represión. En cambio, en La Plata no había represión, había también
peruanos del Partido Comunista y yo hablaba con ellos; no podían desmentir
las acusaciones que hacía mi hermano. Yo no entré al APRA y tampoco al Partido
Comunista porque mi hermano se encargó de que no entrara al Partido Comunista.
La militancia comenzó en el Centro de Estudiantes Peruanos de La Plata. Yo andaba
en búsqueda de apristas de izquierda, sabía que había apristas de izquierda, Chang
y Yaranga; sabía que también había trotskismo, y el Partido Obrero Revolucionario
(POR). Supe que había un exiliado peruano del POR: era Carlos Howes. También Ismael
Frías estaba exilado, pero Howes —que fue a La Plata— planteó que el Centro de
Estudios Peruanos aprobara el apoyo al gobierno de Jacobo Arbenz luego del golpe
de Estado en Guatemala. Después, estábamos en el cuarto con mi hermano y uno
de los apristas le dijo: Ha llegado un trotskista al centro de estudiantes peruanos.
Yo paré las orejas, ¿no? Yo no era trotskista, no era trotskista todavía, pero estaba
buscando. Lo ataqué, y le dije: No seas calumniador, ¿por qué dices que tal fulano ha
llevado a un trotskista?; a ver, ¿quién es ese trotskista?, le dije. Es Carlos Howes, me

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

dijo, el que planteó el apoyo a Guatemala. Mi hermano se rió y dijo: Precisamente,


Hugo andaba en busca de trotskistas, ahora le has dado muy bien el dato [ríe]. En
un mitin de apoyo a Guatemala vi a Howes, le hablé y le dije: Sí, estoy buscando
contacto con apristas de izquierda o trotskistas o del POR. Él se rió y me dijo: El
Partido Obrero Revolucionario es trotskista y yo soy trotskista peruano, nuestro
partido hermano es el POR argentino, te puedo llevar donde ellos. Me presentó ahí, y
ahí me dijeron: Mire, compañero, nosotros le vamos a presentar algunas charlas, lo
que es el partido: si está de acuerdo, entra; si no está de acuerdo, no entra. Así fue
que comenzaron a darme charlas, primero a mí solo, luego a otros amigos cusqueños
como Vladimiro Valer y otros. Vladimiro Valer es el abogado que está ahora en el
&XVFR1RVGLHURQFXUVRVVREUH¿ORVRItDPDU[LVWDHFRQRPtDPDU[LVWDKLVWRULDGHO
movimiento obrero y no recuerdo qué cursos más. Después de terminar los cursos,
les dije que estaba de acuerdo y entré como aspirante porque allí se entraba como
aspirante, no como militante, con todas las obligaciones del militante, pero no con
todos los derechos. Concordaba yo con ellos en la posición frente a Guatemala,
porque decían que Arbenz iba muy lento, mientras que los apristas y los comunistas
decían que iba muy rápido. Los trotskistas decían que Arbenz iba muy lento y por
eso triunfó el golpe contra Arbenz. Luego, entré de militante.
Estuve en la Argentina tres o cuatro años, no recuerdo bien. Comencé a
estudiar Agronomía, había que aprobar todos los cursos de primer año para entrar a
tercero, mientras uno iba cursando el segundo iba dando los exámenes del primero.
Después del primer año yo quería venir al Perú, como muchos otros estudiantes que
también querían volver. La cosa era sencilla, uno se iba de trabajador temporario
DORVIULJRUt¿FRVGH%HULVVR$KtVHJDQDEDSODWD\FRQHVDSODWDXQRSRGtDYHQLU
al Perú. Trabajé allí un par de meses, no cortando carne sino en la preparación
de carne enlatada. Vine de vacaciones al Perú, y me puse a pensar cómo era la
vida en Argentina. Yo me sentía mal en el comedor universitario porque estaba en
preparación el golpe contra Perón. La clase media estaba con el golpe: parte de la
clase media, el estudiantado también estaba con el golpe; en cambio, la clase obrera
estaba contra el golpe. Yo me había sentido mucho más feliz, mucho más cómodo
cuando estaba trabajando como obrero que cuando iba al comedor universitario. Vi
también que muchos compañeros nuestros habían dejado sus estudios o su profesión
y se habían proletarizado. Me pregunté: ¿qué hago en la universidad? Si llego a ser
agrónomo, ¿a qué hacendado voy a tener que servir? O yo mismo tendría que ser
hacendado. No me gustó nada ese futuro y decidí dejar la universidad después de un
año. Terminadas las vacaciones, volví a Argentina. Le dije a mi papá al despedirme:
Papá, ya no me mandes dinero, ya no voy a estudiar, voy a ser obrero. Mi papá me
vio con tal decisión que sabía que no podía contradecirme. Necesitarás de todas
maneras dinero para tus libros, me dijo. Para mis libros también voy a ganar, y
verdaderamente a un obrero en Argentina esa vez le alcanzaba para comprarse
libros. Bueno, mi decisión le cayó mal, pero no me dijo más. A mi mamá ya no
le dije nada. Al regresar a La Plata, le dije a mi hermano que ya no iba a estudiar.
Cuando llegó el cheque para mí y otro para él, me dijo: Este es tu cheque. Yo le he
dicho a papá que no me mande, pero es tuyo, tú sabrás lo que haces. Se lo voy a

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

devolver a papá, papá me va a devolver a mí y ahí no más se va a gastar el cheque,


lo que yo te aconsejo es que guardes el cheque para el próximo mes. Renegando lo
guardó para el próximo mes. Óscar siguió estudiando, pero no por mucho tiempo
porque decidió irse a Brasil. Me di cuenta que fue a Brasil para romper con la
militancia política y se metió de cabeza en la agronomía. Ya se había decepcionado
de la política. Se decepcionó del APRA en Argentina. Sus amigos le decían «culo
µH¿HUURªSRUTXHHUDPX\GHGLFDGRDORVHVWXGLRV(QEXHQDKRUDSRUTXHDVtKD
servido más al movimiento indígena que en el APRA.
Se dedicó a cultivos andinos y a la metodología andina de cultivos y
verdaderamente se dedicó al tarwi, o chochos, a quitarle el amargor al tarwi. A
una variedad de papa le puso el nombre de Tomasa. Quería ponerle el nombre de
Túpac Amaru, pero como era la época del general Velasco, para que no lo tomen por
velasquista le puso Tomasa. Tomasa Tito Condemayta fue una mujer lideresa en la
revolución de Túpac Amaru. Él ha dejado una corriente, muchas personas siguen sus
pasos. Cuando él iba al campo con su hija —quien también enseña cultivos andinos
y metodología andina de cultivos en la Facultad de Agronomía en la Universidad
del Cusco—, le decía: ve mucho al campo, pero no a enseñar sino a aprender. Él
aprendió mucho de la técnica indígena.
En Argentina también hacíamos campeonatos internacionales de ajedrez, pues
habíamos estudiantes de diversos países. Cuando estaba preso en la cárcel de Villa
Devoto, antes de mandarme con los del ERP, a veces me dejaban con la puerta de la
celda abierta, se veía en un piso inferior a los narcos. Jugaba ajedrez con ellos, de
un piso a otro dictándonos las jugadas. En la cárcel El Frontón, en Lima, también
jugaba ajedrez, pero lo malo es que solo había un preso de mi nivel, y como ya nos
conocíamos, no avanzábamos. Hace algunos años quise participar en un campeonato,
pero había que anotar las movidas que hacíamos y como estoy acostumbrado a la
nomenclatura antigua y la moderna la entiendo, pero no la domino, abandoné el
campeonato.
Óscar se fue a Brasil y yo me proletaricé. Después de mí, también se proletari-
zaron Vladimiro Valer y otros dos hermanos Calderón, cusqueños.
Proletarizarse quiere decir dejar los estudios e irse a trabajar a la fábrica como
obrero. Tuve que cambiar de casa porque me fui a vivir a Berisso, donde estaban los
IULJRUt¿FRV1RVpFXiQWRVDxRVHVWXYHDKtGRVRWUHVWDOYH]KDVWDTXHHQHO3HU~
cayó la dictadura de Odría y gobernaba Prado en «convivencia» con el APRA (1956-
1962). Mi hermano me dijo que él había dejado el APRA porque la convivencia era la
capitulación ante Prado. No me dijo nada de por qué se iba de Argentina, no me dijo
tampoco me voy a estudiar, simplemente se despidió y se fue. Afortunadamente fue
así, ¿no?, porque así ha podido manifestar su rebeldía ante el sistema dedicándose a
los cultivos andinos y la metodología andina de cultivos. Lo primero que nosotros
tenemos que hacer es dar de comer a todos los peruanos antes de estar pensando en
exportaciones: nuestra tarea es esa.
Milité en el POR [sección argentina del Partido Obrero Revolucionario], hice
una resistencia al golpe junto con toda la clase obrera, que era peronista en su
mayoría. Nosotros éramos un grupo minúsculo no peronista, pero estábamos contra

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

el golpe que se dio el 16 junio de 1955. Los militares bombardearon la Plaza de


Mayo. Yo estaba yendo a trabajar y veía que la gente estaba saliendo de la fábrica,
subía a los camiones. ¿Qué pasa?, pregunté. ¡Golpe en Buenos Aires!, me dijeron.
Entonces, subimos con otras personas a Buenos Aires en varios camiones. En una
escuelita por ahí, pedimos: Señora profesora, préstenos su bandera. Sí, pero me la
devuelven. Nadie se la devolvió. Con la bandera llegamos tarde a Buenos Aires;
antes que nosotros habían llegado todos los del gran Buenos Aires. Asaltaron las
armerías, quemaron las iglesias, quemaron el arzobispado; obreros con su crucecita
quemando el arzobispado, ¿por qué?, porque los partidos de derecha estaban tan
desprestigiados que quien encabezaba el movimiento por el golpe era la Iglesia
—«Salva al pueblo argentino sagrado corazón»—. Los obreros argentinos sabían y
por eso quemaron las iglesias y asaltaron las armerías. Perón dijo: Los comunistas
han hecho eso. El Partido Comunista dijo: Nosotros no lo hicimos, los peronistas
son los que han hecho eso. Eso lo hizo la clase obrera, ni siquiera los burócratas,
porque los burócratas se metieron debajo del catre. Los burócratas de la CGTA
(Central General de Trabajadores de Argentina) se metieron debajo del catre. La
clase obrera había estallado en esa forma, por eso ese fue el golpe de prueba, el de
junio. Luego, decidieron que el golpe no debía comenzar en Buenos Aires porque
la clase obrera iba a salir. El golpe de setiembre fue más estudiado, en Córdoba se
levantó una guarnición. Perón dijo: La tarea de los obreros es ir de la casa al trabajo
y del trabajo a la casa, ustedes van a pelear en las urnas, ahora déjenme pelear a
mí. Mandó una guarnición para que aplastara al golpe, la guarnición se plegó al
golpe, los golpistas se rebelaban [en todas partes], hasta que lo único que quedaba
era Buenos Aires. La Marina amenazó bombardear Buenos Aires si es que Perón no
renunciaba, Perón renunció a favor de militares peronistas y los militares peronistas
renunciaron a favor de los golpistas, y así triunfó el golpe, pero continuaba la
resistencia: quemábamos tranvías, descarrilábamos tranvías. Todo eso en Berisso,
%HULVVRHUDHOSREODGRGRQGHTXHGDEDQORVIULJRUt¿FRVORVGRVIULJRUt¿FRVXQRFRQ
cinco mil y otro con diez mil obreros.
Nuestro gran maestro trotskista era Nahuel Moreno. Por su puesto, lo conocí,
él era nuestro dirigente. Después estaba Daniel Pereira, que vino al Perú; estaba
también Eduardo Creus, a quien lo conocí como obrero de la carne de Buenos Aires,
él también estuvo acá conmigo en la cárcel. Estaba también el vasco Bengochea
y muchos a quienes he apreciado mucho, he respetado mucho. Todos ellos eran
revolucionarios, equivocados o no, pero revolucionarios. Después yo me separé de
Moreno, pero por supuesto seguía respetándolo. Cuando murió, por supuesto mande
mi carta, diciendo que era mi maestro de marxismo, verdaderamente fue mi maestro.
Él no estuvo en los cursos que dieron a los peruanos. Nahuel Moreno era la cabeza.
Quienes deban los cursos eran compañeros de más abajo; Bengochea, por ejemplo.
Los que teníamos que venir al Perú éramos privilegiados, asistíamos a las reuniones
de la dirección. Ahí lo conocí yo. No recuerdo de quien fue la idea de volver al Perú,
pero ya no había dictadura en el Perú, entonces había que reconstruir el POR peruano.
Yo y Valer trabajamos en fábrica como obreros temporarios. Nos dijeron: al primero
que lo boten de la fábrica, va al Perú. Al primero que botaron fue a mí, por eso yo le

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

digo ahora [bromeando] a Elsa, hija de Vladimiro Valer: no soy yo tu papá porque si
no me botaban a mí, botaban a tu papá y yo hubiera sido tu papá.
Como fui el primer peruano que debía volver, tuve que prepararme. Estudia
Perú, me dijeron. Para que mi papá no sienta que yo estaba resentido con él, le pedí
por favor que me manda El Comercio, porque en Perú no había ningún periódico de
izquierda, La Prensa era de los exportadores y El Comercio era de los importadores.
Le pedía también que dentro de las páginas de El Comercio me mandara hojitas de
FRFD(VDYH]QRKDEtDHOFXHQWRGHOQDUFRWUi¿FR$GHPiVGHOPDWHGHFRFDWDPELpQ
me gustaba el mate amargo; aunque yo soy dulcero, me gustaba el mate amargo,
porque me recordaba de la coca. También me gustaban las chacareras, las zambas,
el tango, pero me gustaban mucho más las chacareras, las zambas, todo eso. Así tuve
que estar en Buenos Aires yendo a la biblioteca para estudiar Perú. Estudié Perú
durante dos o tres meses antes de viajar.

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TRES. REGRESO A CUSCO: TIERRA O MUERTE

¿Una novia argentina? Me vine solo. Sobre eso tenía un criterio que después las
mujeres me dijeron que era equivocado, no quería jalar a las mujeres de un lado a
otro, en función mía. Cuando tenía novias, las dejaba. Después, [los amigos] me
dijeron que eso era incorrecto. Pero… eso era lo que yo hacía. Llegué al Cusco, pero
como había aprendido que el proletariado era la vanguardia y el centro proletario
era Lima, me fui a Lima, a trabajar de obrero. Ahí me vinculé con Carlos Howes,
que ya estaba en Lima; él me conectó con Félix Zevallos, que era un fundador del
POR, obrero textil, junto con Leoncio Bueno. Leoncio Bueno ya no militaba, estaba
dedicado a la poesía, simpatizaba más o menos con el partido. Tres o cuatro personas
reconstruimos el partido, sacábamos el periódico POR. Yo iba por las barriadas de
Lima vendiendo el periódico. [Poco tiempo después] jalé a un compañero, el chango
Aragón, cusqueño que había estado en Argentina junto conmigo en esos grupos de
estudios que teníamos.
En Lima, entré como obrero textil a una estampería de seda, en realidad
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sindicalizada. Traté de formar un sindicato, entonces me dieron a entender los jefes
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XQ FHUWL¿FDGR GH WUDEDMR PHMRU UHQXQFLDUD \R PLVPR 7XYH TXH UHQXQFLDU \ PH
GLHURQFHUWL¿FDGRGHWUDEDMR'HVSXpVWUDEDMpHQFRQVWUXFFLyQFLYLOOXHJRHQXQD
fábrica metalúrgica, pero la fábrica metalúrgica era pequeñita. No me habituaba a
trabajar en fábricas pequeñas, estaba acostumbrado a trabajar en fábricas grandes.
Uno de los obreros era sobrino del capataz, otro era ahijado del patrón; en esas
condiciones no pude organizar. Quería entrar como metalúrgico, pero las fábricas
metalúrgicas necesitaban torneros o soldadores, yo no era nada de eso, era solo
SHyQQRFDOL¿FDGR7HQtDXQDPLJRTXHHUDJHUHQWHGHXQWDOOHUDXWRPRWUL]HQ/D
Merced, Chanchamayo; me fui ahí, no con intenciones de formar sindicatos sino con
intenciones de aprender soldadura. Me pusieron como ayudante del soldador, estaba
aprendiendo soldadura. En eso, el dueño vendió el taller y el nuevo dueño ya no me
tenía como ayudante del soldador sino para tapar huecos por acá y por allá, donde
se necesitaba. Como eso no me interesaba, regresé a Lima y logramos contacto con
los compañeros oleaginosos, y me consiguieron un trabajo en una fábrica de aceite.
Creo que era Friol, no recuerdo cual, pero en eso se dio la venida de Nixon a Lima.
Varios grupos minúsculos de izquierda, donde no estaba el Partido Comunista, por
supuesto, preparamos una contramanifestación; fue tan exitosa y mucho más grande
de lo que nosotros nos habíamos imaginado. La represión cayó sobre nosotros, yo
salí de la fábrica para que no me repriman y me fui al Cusco.
En el Cusco, mi hermana trabajaba entonces en un periódico y por ella me
contacté con los canillitas que eran niños de ocho, nueve, diez años. Les dije que

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

había que organizarse. La primera necesidad de ellos era tener un carnet de trabajo
para que no los metan presos por vagos, porque un niño descalzo es vago, y el niño
bien vestido no es vago. Estábamos reuniendo plata para comprar carnets, en eso yo
fui como delegado del sindicato de canillitas a la Federación de Trabajadores del
Cusco, y allí me di cuenta que la vanguardia era el campesino de La Convención.
El director del periódico me hizo detener, me llevaron a la comisaría, porque yo
KDEtDFRPHWLGRODEDUEDULGDGGHVLQGLFDOL]DUDORVFDQLOOLWDVTXHQR¿JXUDEDQFRPR
trabajadores de la empresa. Ellos recibían los periódicos, los vendían y devolvían
lo no vendidos. Un sábado me hizo detener, ya había salido el periódico. Como
era sábado, ya habían sacado los periódicos, el día lunes declararon una huelga en
protesta por mi detención. El director, de apellido Velarde, le habló a mi hermana
que trabajaba ahí. Había dos periódicos en el Cusco: El Sol y El Comercio de la
tarde. El señor Velarde le dijo: Estamos sólidamente unidos con los propietarios de
El Sol y ellos no van a darles el periódico a los canillitas, y los canillitas me dijeron:
Mentira, los de El Sol nos han dicho: Si quieren, sacamos una edición en la tarde
[ríe]. Mi hermana le dio a entender que no sabía cuándo levantarían la huelga. El
señor Velarde se asustó, les dijo a los canillitas quiero conversar con ustedes, ellos
le dijeron conversen con Hugo Blanco. No, porque Hugo Blanco no trabaja acá.
Tuvo que llamarme a conversar. No pensábamos presentar un pliego de reclamos,
lo primero era lograr los carnets, pero ya que se dio la coyuntura, presentamos un
pliego de reclamos para que los trataran bien, les atendieran; no pedían que les
den más porcentaje por la venta de los periódicos sino, fundamentalmente, que
los trataran bien porque la gente ‘decente’ que trabajaba en el periódico, como a
‘cholitos’ los trataban.
0LVXHJURHUDDERJDGRGHDOJXQRVVLQGLFDWRVGH/D&RQYHQFLyQ(QVXR¿FLQD
conocí a un dirigente a quien también vi en la asamblea de la Federación de
Trabajadores del Cusco. A él también lo encontré en la comisaría, y me dijo: A ti te
van a soltar mañana; en cambio a mí, me pasan a la cárcel, soy el tercer dirigente
que cae preso, los otros ya están en la cárcel. Temo que el sindicato se asuste, que
la gente se asuste y retrocedan. Alfredo Romainville era el dueño de la hacienda.
Al oírle decir eso, le dije: Yo me voy allá a La Convención. Como te van a soltar
a ti mañana —me respondió—, anda a visitarnos a la cárcel. Fui a visitarlos a la
cárcel y los dirigentes presos estuvieron de acuerdo en que yo vaya. Había ido otro
campesino a visitarles, le encargaron: pónganle el caballo para que el compañero
Hugo Blanco vaya. Así, fui hasta Chaullay pasando por una oroya. Fue la única vez
que llegué a Chaupimayo en caballo, las otras veces ya fui a pie.
Cuando estuve de vacaciones en el Perú, viniendo de Argentina, tuve amores
con Vilma Valer, hermana de Vladimiro, mi compañero en La Plata. Después, al
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enamorado de ella y ella también de mí; nos escribíamos cartas. Cuando regresé,
volví a estar con ella, ya pensaba yo que fuera mi mujer. Estaba embarazada.
Tuvimos una reunión en Arequipa con los camaradas y dije que como yo estaba en
Lima, voy a llevar a mi mujer a Lima. ¿Cómo a tu mujer? ¿No te vas a casar? Tienes
que casarte —me dijeron—, porque cuando te metan preso, en tu familia no la van a

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

atender como amante, pero como señora esposa sí. Me convencieron, así que regresé
y le dije: Vilma, dicen que tenemos que casarnos. Ella aceptó, pero no tenía partida
de nacimiento. Había que consultar a un abogado, yo no pensaba decir a nadie,
pero hubiera sido demasiado escandaloso que siendo mi papá abogado y su papá
abogado, militante del Partido Comunista, yo esté buscando un tercer abogado [ríe].
(QWUpDR¿FLQDGHO'U9ODGLPLUR\OHGLMH9HQJRSRUXQDFRQVXOWDSURIHVLRQDOVDEHV
TXHPHYR\DFDVDU\PLPXMHUQRWLHQHFHUWL¿FDGRGHQDFLPLHQWR(VRHVVHQFLOOR
—me dijo—, se pide licencia y listo, ¿con quién te vas a casar? Con Vilma, le dije
[ríe]. Está bien, sí, sí, que ella misma pida la partida. Así fue, ella era la amanuense
GHODR¿FLQDGHVXSDSi/XHJRHOSDSiPHGLMR%XHQRSRUWL\SRUPtQRLPSRUWD
nosotros somos revolucionarios, pero tú sabes que la mamá de Vilma no lo es, hay
que cumplir ciertas formalidades y tienes que decirles a tus papás, que tus papás le
escriban una carta a ella. Tuve que decirles a mis papás, y ellos le escribieron una
carta pidiéndola en matrimonio. Como testigos fueron un periodista compañero de
mi hermana y mi suegro. No quisimos que nadie más esté en el matrimonio.

Hugo Blanco en Cusco y Chaupimayo


Yo entré como allegado para reemplazar a un compañero, Óscar Quiñónez, que
acaba de morir en la hacienda Chaupimayo, de Alfredo Romainville. El último
congreso de la Federación Departamental de Campesinos del Cusco de ese momento
llevó el nombre de Óscar Quiñónez. Timoteo Huacac, otro compañero del sindicato,
me dio una tablita o plantita de coca ya plantada; al allegado no se le daban cosas
así, pues. Óscar Quiñónez me dejó un cafetal que ya producía.
De arrendire no me hubieran aceptado porque los hacendados habrían averiguado
que yo sabía leer y escribir y por lo tanto no podían aceptarme. El sistema era este:
la hacienda era muchísimo más grande que las haciendas de la sierra, entonces,
el dueño le daba un pedazo de tierra al arrendire para que él trabaje la chacra y
tenga la obligación de trabajar determinado número de días para la hacienda, por
ejemplo doce días al mes; pero el pedazo que le daba al arrendire era tan grande
que el arrendire no tenía tiempo para trabajar, y como necesitaba mano de obra, le
daba parte de la tierra que había recibido del hacendado al allegado. Él ponía los
allegados y los allegados tenían la obligación de trabajar tres días, pero si tenía tres
allegados, no llegaba a sumar los doce días.
Instigados por la Federación de Campesinos del Cusco, los dirigentes de la
Federación Provincial de La Convención y Lares mandaron una comisión para que
averiguara si realmente era yo un allegado o no. La respuesta fue que sí, es allegado.
Los compañeros de Chaupimayo querían que todo el día yo esté sentado con la
máquina de escribir, pero no puede ser, me iba a trabajar a la chacra del compañero
a quien le tocaba trabajar la chacra porque practicábamos el Ayni, o sea, hoy trabajo
para ti y tú después trabajas para mí. Cuando tocaba el turno de trabajar mi chacra,
que yo estuviera ahí o no estuviera ahí, igual se trabajaba mi chacra.
En los partidos políticos había dirigentes profesionalizados a quienes el partido
les daba un salario para que trabajaran todo el tiempo para el partido. En Chaupimayo,
la profesionalización consistía en trabajar en las chacras de los compañeros mientras

41
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

estos estaban ocupados en trabajos para el sindicato o estaban presos por la lucha.
Los compañeros querían que yo estuviera todo el tiempo en la máquina de escribir.
Yo no hacia eso porque no era necesario. Me gustaba trabajar la tierra y, además,
políticamente era correcto, pues en los descansos del trabajo la gente conversaba
libremente de los problemas comunes y yo me enteraba de las opiniones mucho más
que en las asambleas, donde uno tiene que pedir la palabra para hablar. Me parece
que es por esta razón que en las organizaciones campesinas, por ejemplo en la zona
zapatista de Chiapas, es posible aprobar los acuerdos por consenso, pues se habla
de los problemas junto al fogón y en la chacra. En cambio, en el movimiento obrero
es correcto que se apruebe por votación, pues el obrero no tiene mucho tiempo para
conversar de los problemas comunes con sus compañeros.
La palla es el trabajo en la cosecha de café, del cacao. Había días de trabajo, días
de palla; luego, según la imaginación de los hacendados, había los maquipura, que
se llamaba a la obligación que cada arrendire tenía para pagar una cantidad de dinero
al patrón. Había la faena, una obligación de trabajar algunos días gratuitamente en
las necesidades de la hacienda. Cuando alguien no iba a trabajar, el hacendado
mandaba a su gente para que entren a las casas de los arrendires para agarrar, ya
sea herramientas o ropa, y llevárselas. Además, había abusos extraordinarios. Por
ejemplo, una vez Romainville mandó a un campesino traer un caballo. Al volver,
el campesino le dijo: Papá, no he encontrado el caballo. Ah, ¡no has encontrado
el caballo! Entonces ponte tú de cuatro patas y cárguenle entonces a él las seis
arrobas de café. Lo hacía poner en cuatro patas, y fuete en mano lo obligaba a
rodear la matucancha, que era el espacio empedrado donde se extiende el café y
la coca, para que se sequen, y la matuhuasi, que era la casa donde se guardaba
la cosecha. Lo recién cosechado se llama matu. Además, una vez los capataces
estaban esperando en el matucancha a que viniera la gente para trabajar. Había un
compañero que estaba jugando con fósforos, prendiéndolos; uno de los fósforos
cayó en el techo del matuhuasi, que era de paja, y entonces comenzó a arder, pero
como todos estaban allí, lo apagaron. El soplón de la hacienda inmediatamente
le comunicó lo sucedido al hacendado; entonces vino al hacendado y, delante de
la gente que se había reunido ahí, lo hizo colgar de un árbol de mango, desnudo
de brazos y piernas, y le dijo al capataz: Azótalo, y el capataz lo azotaba, pero sin
muchas ganas. El hacendado le dijo al capataz: Indio, no sirves ni para eso, así se
hace, agarró el fuete y empezó a fuetear. Como se cansaba, se sacaba el pañuelo, se
limpiaba el sudor y seguía fueteando hasta que una de sus hijas se arrodilló y le dijo:
Papá, por favor, suelta a ese hombre. Y lo soltó. El hermano de Romainville violaba
a las mujeres. Una vez se fue con el sobrino de una mujer a violar a la tía delante
del sobrino, y después le obligó al sobrino a que también la violara. Barbaridades
de esas se cometían. El hacendado Pancorvo, de la hacienda Paltaybamba, situada
al frente de la hacienda Chaupimayo, desde la escalera de su hacienda controlaba el
camino que pasaba por la hacienda. Todo el que pasaba con vacas u ovejas tenía que
pagar un peaje o derecho de tránsito por la vaca o por la oveja que pasara por ahí.
Una vez, pasó un guardia por ahí abajo sin saludar. Oye, crees que estás pasando
por delante de un perro, ven p’acá. Tuvo que ir el guardia, lo sopapeó, se le cayó

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

el quepí al suelo, y tuvo que recogerlo para seguir su viaje, temblando, sin decir
nada. No había autoridad, ellos, los hacendados, eran los jueces, hacían lo que les
daba la gana. No se trataba solo de la explotación en el trabajo, había opresión. Los
campesinos que estaban en mejor condición eran los que tenían patrones que habían
aceptado los sindicatos.
Fui a Chaupimayo, y después de ser delegado de los canillitas me nombraron
como delegado del Sindicato de Campesinos de Chaupimayo ante la Federación
de Trabajadores del Cusco. Ya el Partido Comunista se había enterado de que yo
era trotskista y no me aceptó, los camaradas del PC dijeron: Primero se presenta
como delegado de los canillitas, después como delegado de Chaupimayo; no, no
puede ser. Todavía no había una Federación de Campesinos en La Convención. Se
hizo un congreso con los ocho sindicatos de arrendires y allegados, más o menos,
que ya había en La Convención, en el local de la Federación de Trabajadores del
Cusco, y yo había sido nombrado como delegado de mi sindicato para el congreso.
Un zapatero, Mariano Poblete, de Maranura, formó el primer sindicato; Calvo
Bohórquez, que era dirigente de la Federación de Trabajadores del Cusco también
impulsaba la formación de sindicatos, así como Emiliano Huamantica. Cuando fui a
la Federación como delegado de los canillitas, me di cuenta que la vanguardia eran
los sindicatos de La Convención. Yo creía que aún no se trataba de hacer huelga,
pero ya había ambiente de huelga. Los comunistas dijeron que era muy raro ver a
un trotskista metido en el movimiento campesino. No tiene nada de raro porque lo
que yo había aprendido en el partido es que uno tiene la responsabilidad de ubicar a
la vanguardia: eso es más importante que ser obrero o ser campesino. Me di cuenta
que la vanguardia estaba en La Convención, y por eso me pareció lo más natural
del mundo irme de campesino a La Convención, así cómo me había parecido lo más
natural del mundo proletarizarme. Luego de una primera experiencia en el campo
regresé a Lima y pretendía entrar en el trabajo obrero. Nahuel Moreno opinó desde
Argentina que no era correcto que yo estuviera en Lima y que lo mejor sería que
vuelva al Cusco. Cuando estaba en Lima, tratando de entrar en la clase obrera, me
presenté como delegado de Chaupimayo ante la Confederación de Campesinos del
Perú (CCP), que no tenía ni local, estaba en un local prestado, por ahí en la calle
Amazonas. Aunque el secretario general era Juan H. Pérez, el dirigente máximo era
el abogado Saturnino Paredes, que era del Partido Comunista. Como los comunistas
de la Federación de Trabajadores del Cusco no querían que yo participe en la CCP,
en lugar de decirle a Saturnino Paredes —francamente, de un camarada del PC a otro
camarada del PC— que Hugo Blanco es trotskista, le dijeron que la CCP ya tiene un
delegado de La Convención. Saturnino Paredes, que era un sectario stalinista, me
mostró la carta enviada del Cusco, en la que le dicen que es incorrecto que usted esté
de delegado de Chaupimayo, pero como el delegado de la Convención no viene, y
usted sí viene, sí asiste, sí colabora, siga usted. Me aceptó como delegado. Ernesto
Quispe Ledesma [abogado, que hasta ahora vive en La Convención] era también del
PC, y estaba estudiando derecho en San Marcos. Era el secretario de organización de
la CCP. Como él tuvo que ir a Ayacucho (no recuerdo a qué), mientras él no estaba
en Lima a mí me pusieron de secretario de organización suplente, y como tal, me

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

tocó ir a atender un problema de los yanaconas,9 en la costa y también una huelga


de la hacienda La Calera, en el valle de Huaura-Sayan. ¡Qué linda huelga fue de la
GHORVREUHURVDJUtFRODV0HWRFyLUDKtFODURFRQOD¿UPDGH6DWXUQLQR3DUHGHV$
hondazos arreaban los trabajadores a los aviones fumigadores de la hacienda. Los
huelguistas eran hombres y mujeres. Muy linda la huelga obrera. Aprendí. Aprendí
en mi paso por la costa como miembro de la CCP.
Después regresé a La Convención y fui al congreso de fundación de la
Federación Provincial de Campesinos de La Convención. Mi sindicato me había
nombrado delegado; los sindicatos de La Convención eran de arrendires y allegados.
En ese momento, el compañero Miota —no recuerdo su nombre ni el cargo que
tenía—, que era uno de los dirigentes de la Federación de Trabajadores del Cusco,
dijo: Mientras Hugo Blanco este aquí, no comienza la reunión. El otro delegado
de Chaupimayo le dijo: Compañero, las bases lo han nombrado. Es mi última
palabra, mientras Hugo Blanco este acá, no comienza esta reunión. Tuve que salir
de allí para que comenzara el congreso de fundación de la Federación Provincial
de Campesinos de La Convención y Lares (FEPCACYL). La llamada ceja de selva del
departamento del Cusco abarcaba la mayor parte de la provincia de La Convención
y una parte del distrito de Lares, perteneciente a la provincia de Calca. Hoy se sigue
hablando de la FEPCACYL, pero ya no es correcto, pues se ha constituido el distrito
de Yanatile, separado del distrito de Lares. Naturalmente, Yanatile es distrito de la
provincia de Calca. El nombre correcto actual debería ser Federación Provincial de
los Campesinos de La Convención y Yanatile.
Hubo un paro en Cusco cuando yo estaba en Lima. No recuerdo el motivo ni la
fecha. Esa fue también una de las razones por las que fui al Cusco. ¿Por qué caramba
yo estaba buscando la revolución en Lima si la revolución estaba en el Cusco, por
qué? En el paro lo tomaron preso al prefecto en el Cusco. Se trataba en realidad de
un levantamiento. Los dirigentes de la Federación de Trabajadores del Cusco (FTDC)
lo ayudaron a escapar. Ahora, creo que ha sido correcto que lo ayudaran a escapar,
pero en ese momento yo consideraba que era una traición. Hablé de la traición de
abril. En ese momento los comunistas se dieron cuenta que yo era trotskista y por
eso me prohibieron que participe en la FTDC y en el Congreso de la Federación
Provincial de Campesinos de La Convención. Poco después, me tomaron preso. En
un paro que hubo en el Cusco, decretado por la FTDC, me uní al piquete de huelga y
resulté dirigiendo el piquete, paralizamos la salida del tren y hubo un choque con
la policía mientras estábamos tratando de que paren también los vendedores que
estaban en las afueras del mercado. Vinieron los del piquete policial, me agarraron
y pretendieron meterme al patrullero, yo me defendía y no podían meterme al
patrullero. Sacaron un arma para amenazarme, yo no hice caso al arma, seguía
pataleando. La gente comenzó a silbar, los policías amenazaron a la gente con
sus revólveres, la gente tiró piedras, rompió el parabrisas del patrullero. Tuvieron

9 En la costa, yananconas eran los campesinos que sembraban una parcela de la hacienda,
no pagaban con trabajo como en la sierra, pagaban con productos, a ellos se les llamaba
yanaconas y a ese sistema, yanaconaje.

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

que soltarme, me escapé, pero habían averiguado mi nombre. Fue ahí que estuve
refugiado en Churoc, frente a Huanoquite, en el departamento de Apurímac, al otro
lado del río Apurímac, donde el abuelo de Vilma Valer, mi esposa, Adrián Delgado
9LOODVDQWHWHQtDXQD¿QFD(VWHDEXHORGHMySHULyGLFRV\UHYLVWDVDQDUTXLVWDVGHOD
pSRFDGHODUHYROXFLyQHVSDxROD/OHYpDO&XVFROLQGDVJUi¿FDV7XYHTXHUHJUHVDU
al Cusco para el nacimiento de mi hija. Nació en la casa, pero me vio la policía y
poco después, me capturó. Fue más o menos en 1958, cuando yo ya estaba en La
Convención. Me capturaron y me llevaron a la cárcel; entonces mi suegro, Carlos
Valer, era mi abogado. Pidió mi liberación y que estuviera en condición de citado
solamente, pero no la consiguió. Me declaré en huelga de hambre, y la Federación
de Trabajadores del Cusco sacó un comunicado diciendo no tenemos nada que ver
con agitadores, como diciendo que está bien que esté preso. Fue mi primera huelga
de hambre, pidiendo mi libertad.
Pucha, ¡qué solidarios los choros! Estuve en la cárcel de La Almudena, allí se
recibía el rancho y se comía adentro, en los dormitorios. Nadie quiso entrar para
que yo no me antojara de la comida, se resistieron, estaban preparando ya para
declararse en huelga ellos también, en solidaridad conmigo, pero en ese momento
me trasladaron al segundo piso, y de ahí al hospital. En mi sindicato de Chaupimayo
habían acordado declararse en huelga de hambre ellos también. Se trataba de una
huelga de hambre contra la Federación de Trabajadores del Cusco por no defender
a Hugo Blanco. Los de la Federación del Cusco se asustaron y amenazaron con
un paro si es que no me liberaban. Me liberaron luego de dos meses de cárcel. Me
fui inmediatamente a la reunión de la Federación Provincial de Campesinos de La
Convención a agradecer por su solidaridad. Estaba ahí el capazote y jefe del Partido
Comunista del Cusco, que era José Sotomayor, por encima de mi suegro Carlos
Valer y por encima de Emiliano Huamanatica, que luego fue jefe del partido Bandera
Roja. Sotomayor no podía oponerse a mi presencia, puesto que la FTDC acababa
de defenderme luego de haberme acusado de ser un agente de los hacendados y
del imperialismo. Luego de eso, no pudieron sacarme de la Federación. Como
en Chaupimayo nosotros teníamos un mimeógrafo de segunda mano en el cual
sacábamos volantes, me nombraron subsecretario de prensa y propaganda y me
llamaban de los sindicatos para que vaya a organizarlos y apoyarlos. Queremos
volantes, compañero. Yo tomaba los datos, cuesta 50 soles —les decía—, porque
tenemos que comprar papel, tinta, sténciles. Me daban los 50 soles y el sábado
siguiente —porque los sábados eran días de las asambleas— yo aparecía con los
volantes. Contentos se ponían los compañeros, pegaban los volantes en sus casas, a
veces de cabeza para abajo porque eran analfabetos, no sabían leer, pero el volante
era un papel que hablaba en defensa de ellos, y ellos se sentían orgullosos. Iban al
local sindical y decían: Pedimos que el compañero Blanco vaya a organizar. No, no,
compañero, esa no es la forma correcta de pedir; ustedes tienen que pedir que vaya
una comisión, y después cuando se apruebe que va a ir la comisión, entonces ya
plantean quién va a ir. Bueno, pedimos que vaya una comisión. Una vez aprobado el
pedido, pedían proposiciones. Que vaya el compañero Blanco, el compañero Blanco
[ríe]. Así iba yo por todas partes, organizando.

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Izquierda: Hugo Blanco en una reunión convocada por un funcionario del Ministerio de
Agricultura del gobierno de Manuel Prado. Eran los inicios de su actividad en La Convención.
Derecha: Cuando lo tomaron preso y lo afeitaron.
Archivo personal de Hugo Blanco

Primer sindicato
Cuando en La Convención los arrendires quisieron organizar el primer sindicato
de arrendires y allegados, me parece que desde el Ministerio dijeron que no puede
haber sindicato campesino. La autoridad citaba al hacendado, y a los arrendires
y allegados, ambos con sus respectivos abogados. Discutían todo, el pliego de
reclamos, protestaban por uno u otro punto, en otros no, se llegaba a un acuerdo y ahí
se terminaba la cosa, se continuaba trabajando, pero había algunos hacendados como
Alfredo Romainville que no querían reconocer el sindicato dueño de Huadquiña,
dueño de Chaupimayo. Él decía: ¿a quién se le ocurre la locura de que yo voy a estar
discutiendo con mis indios la forma en que ellos tienen que servirme? No. Hay que
meter presos los cabecillas y asunto arreglado, Como el poder judicial y la policía
estaban a su servicio, te metían preso por cabecilla. Me cuentan que él entraba a
OD R¿FLQD GH OD SROLFtD GH LQYHVWLJDFLRQHV GHO &XVFR \ WRGRV ORV WLUDV VH SDUDEDQ
respetuosamente. Sin mirar a nadie, iba a agarrar el teléfono, y hacia una llamada,
los tiras temblando ahí, después salía como si no hubiera nadie. Estaba como en su
chacra, metía presos a los dirigentes como aquéllos tres dirigentes de Chaupimayo
que estaban presos cuando yo caí preso.
En otro momento fui también a Paucartambo a organizar sindicatos, o sea,
organizar sindicatos no solo en La Convención sino también en otras provincias,
fuera de La Convención. En Paucartambo organicé sindicatos con Saturnino
Huillca. Con él hemos ido a organizar sindicatos en Paucartambo. Precisamente él
es de Paucartambo. Huillca fue después famoso porque como trabajó con Velasco,
lo hicieron famoso y lo elevaron.

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

Huelga de arrendires. Primera reforma agraria


Yo era consciente de que había un movimiento importante en La Convención. Si
comparamos esa lucha con la defensa del agua y la marcha por el agua, creo que el
movimiento por el agua es superior porque no es local solamente. Lo ocurrido en La
Convención fue una huelga de los arrendires, que consistió en no ir a trabajar en las
tierras del patrón como forma de pago por la tierra que los arrendires habían recibido,
ocupaban y trabajaban. Fue posteriormente, en época de Belaunde, en Cusco y en
otras partes del Perú, que se tomó la tierra que se cultivó para los hacendados. Esa sí
fue toma de tierras. Después de que en La Convención se hiciera la primera reforma
agraria comenzaron a estallar las tomas de tierras en todas partes del Perú.
Tres de esos sindicatos de La Convención y Chancamayo, de Lares, cuyos
patrones no quisieron reconocerlos se declararon en huelga que consistía en no ir a
trabajar donde el hacendado pero por supuesto la gente tenía que seguir trabajando
su tierra, o sea la tierra que el hacendado le había dado y tenía más tiempo para
trabajar la tierra que el hacendado le había dado, ni yo me di cuenta que era el
comienzo de la Reforma Agraria. Me di cuenta aunque la gente seguía llamándola
huelga.
&XDQGR VH GHFODUy OD KXHOJD GH ORV WUHV VLQGLFDWRV ORV TXH KDEtDQ ¿UPDGR
pliegos de reclamos resultaron en condiciones más desventajosas porque ellos
todavía tenían que trabajar algunos días, en cambio los que estaban en huelga no
tenían que trabajar ni un día. Claro que era ilegal, pero no trabajaban ni un día.
Me di cuenta de la necesidad de ir a la huelga general, y propuse que se presentara
un pliego único de reclamos de todos los sindicatos. Se resistía la Federación
GH 7UDEDMDGRUHV GHO &XVFR SHUR DO ¿QDO VH DFRUGy HO SOLHJR ~QLFR 'HVSXpV ORV
dirigentes de la FTDC manipularon: dijeron que los abogados prepararían gratis los
reclamos de cada sindicato, que esto que el otro, que vaya una comisión a Lima. Fue
la Comisión a Lima y después de discutir, el ministro les dijo:¿Ahora qué necesitan
ustedes? Personalmente, tú, ¿qué necesitas? Lo de siempre, todo eso era para evitar
el pliego único. Fracasó mi intento de llegar a la huelga general mediante el pliego
único. Después, aprovechamos que la Federación de Trabajadores del Cusco llamó a
un paro en solidaridad con los campesinos de Pasco. Cuando la masacre de Rancas,
nosotros declaramos una huelga por Rancas; pucha se asustaron los del Cusco ¿no?
cómo va a ser esto, va a venir la represión. Se levantó la huelga. En algunas partes
aceptaron los hacendados que habíamos estado en huelga y no cobraron los trabajos
que quedaron pendientes; pero en otras haciendas dijeron: ustedes debieron haber
trabajado el mes de abril y no trabajaron el mes de abril, ya estamos en junio, tienen
que trabajar lo que deben de abril y mayo. Acordamos que en las haciendas que no
reconocían la huelga, esta continuara. Los hacendados dijeron no, no reconocieron la
huelga, esas haciendas siguieron en huelga, se iban aumentando la huelga. Después
el gobierno dio una ley de reforma agraria para La Convención y Lares nada más,
pero sin pensar cumplirla. La Federación aprovechó eso y declaró la huelga mientras
no se cumpla la reforma agraria. Entonces hubo más de cien sindicatos en huelga;
e inclusive allí donde no había ni sindicatos, los campesinos comenzaron a hacer
huelgas. Era prácticamente la reforma agraria.

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Cuando ocurrió la huelga y nadie trabajó para nadie, esa situación le convenía a
los arrendires. Se decía que el verdadero explotador era el arrendire pero no era así
porque la suma del trabajo de los allegados no alcanzaba a cubrir lo que el arrendire
debía trabajar para la hacienda. Al declararse la huelga ni el arrendire trabajaba para
el hacendado ni el allegado trabajaba para el arrendire, en realidad el allegado no
trabajaba para el arrendire, trabajaba en nombre del arrendire para el hacendado.
Nosotros en Chaupimayo, no éramos conscientes del debilitamiento que el
capitalismo produjo en los terratenientes, pero aprovechamos ese debilitamiento
para ser nosotros los que tomásemos la tierra porque si no, hubiera pasado lo de
Brasil, donde ese antiguo sistema de hacienda fue reemplazado por la gran extracción
capitalista con obreros agrícolas. En la misma época de los movimientos de La
Convención hubo en Brasil el movimiento de las ligas campesinas cuyo dirigente
fue Francisco Juliao, que fue aplastado. En todas partes de América Latina ese
sistema semifeudal ha sido reemplazado por el capitalismo agrario y acá también
está creciendo el latifundismo.

En Chaupimayo. Al medio, Hugo Blanco. El de la derecha es Andrés Gonzáles.


Archivo personal de Hugo Blanco

Autodefensa, no guerrillas
En las haciendas en huelga, los hacendados comenzaron a andar armados, renegando,
dando tiros al aire: indios, ladrones, están robando la tierra, voy a matarlos. Los
campesinos fueron a quejarse a la Federación y la Federación les dijo: vayan a la
policía. Fueron a la policía y en la policía les dijeron: indios sinvergüenzas, todavía
tienen cara de estar quejándose, verdaderamente le están robando la tierra al patrón y
él tiene derecho a matarlos como a perros. Volvieron a la Federación y denunciaron lo

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

que les dijeron en la comisaría. La gente se indignó allí, yo aproveché del momento
y dije: Bueno, compañeros, ¿qué vamos a hacer? Los hacendados quieren matarnos,
cuando vamos a quejarnos a la policía, la policía dice que tienen derecho a matarlos
como a perros, no nos queda más que defendernos nosotros mismos. Eso se aceptó,
pero parecía que los dirigentes no querían objetar la cosa y dijeron: Sí, compañero,
pero ya sabemos que si nosotros estamos armados cuando nos emborrachamos
podemos dispararnos unos a otros. Respondí diciendo: El compañero tiene razón,
para que no pase eso es mejor organizamos en comités de autodefensa. La idea fue
aceptada. Ya no tuvieron que preguntar quién se va a encargar de hacer esa tarea,
sabían que en Chaupimayo ya estábamos preparándonos porque estábamos muy
amenazados. Tenía que ser Hugo Blanco, y por unanimidad me nombraron para que
organizara los comités de autodefensa. Si hice ese trabajo no fue porque mi partido
me mandó, ni porque me dio la gana, sino por orden de la asamblea de la Federación,
por unanimidad.
La tarea del comité de autodefensa consistía en hacer prácticas con escopetas o
carabinas que eran herramientas agrícolas imprescindibles en la ceja de selva en La
Convención. En ese tiempo eran imprescindibles. Con la escopeta o carabina había
que luchar contra el sihuayro, que es un cuy, así de grande, que come los cultivos;
contra el montekuchi (chancho de monte), es el sajino o chancho del monte; también
contra el Ukuku, que es el oso y el cosillo que es una variedad de mono. Estos
y muchos otros animales son depredadores de los cultivos. Como ya se hablaba
de la existencia de guerrillas en La Convención, el gobierno prohibió la venta de
armas en el sur del Perú, pero no había ninguna guerrilla. Los comerciantes de armas
son comerciantes de armas, pensaron: si está prohibida la venta de armas en el sur
del Perú, deben estar a buen precio. Aumentaron los precios y trajeron armas de
contrabando para vender. Como dijo Carlitos Marx: El penúltimo capitalista será
ahorcado en la soga que venda el último capitalista. Nosotros no teníamos plata
para comprar armas. No. Uno de nuestros compañeros fue a ver al vaquero de la
hacienda Huadquiña de Romainville, cuyas propiedades iban desde Santa Teresa
hasta Chaullay, desde el Río Vilcanota hasta el río Apurímac. El compañero le dijo
al vaquero: Compañero, nosotros vamos a venir esta noche para llevarnos el ganado,
será mejor que usted se quede sentado acá y que no salga porque todos los caminos
están vigilados. Le aconsejamos que se quede acá y cuando el hacendado le pregunte,
usted le dice la verdad y que por eso usted tuvo que quedarse aquí. Verdaderamente,
todos los caminos estaban vigilados. Está bien, dijo, y se quedó ahí. En la noche
todo ese ganado se arreó, se carneó y se vendió la carne más barata que nunca. Con
esa venta ya había plata para comprar armas, ¿no? [ríe]. Frente a nosotros se estaba
haciendo la carretera que va a Vilcabamba. Entre los trabajadores de esa carretera
teníamos un capataz que era amigo, le dimos plata a un compañero para que vaya a
comprarle dinamita. Compañero, me están mandando para que usted me dé dinamita.
Espere un momento. El capataz le dijo al ingeniero de la carretera: Quieren dinamita.
Nuestro compañero se puso a temblar porque había ido a hablar con el capataz,
que era nuestro amigo, pero no con el ingeniero. El ingeniero dijo: Bueno, pues,
entrégales un cajón, ¿tienen fulminante y mechas? No. Como nosotros lo único que

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sabíamos era que la dinamita reventaba, pero no que se necesitara fulminantes, y


el compañero se quedó tonto. Bueno, pucha, dales fulminante y mecha, pero como
estos no saben nada, se van a volar las manos, será mejor que vayas tú a enseñarles
[ríe]. ¿Cuánto cuesta la dinamita?, le preguntó nuestro compañero al ingeniero.
¿Cómo cuánto cuesta? ¿Para qué quieren esta dinamita, para pescar? No, es que
quieren atacarnos y por eso nosotros tenemos que defendernos. Mi obligación es
darles pues, ¿cómo les voy a cobrar? Así fue que el capataz nos enseñó a manejar la
dinamita. Después ya nos pusimos tromes en el manejo de la dinamita. Yo tampoco
sabía que se necesitaba mechas y fulminantes para que la dinamia reviente. Luego,
aprendimos a fabricar granadas de mano caseras. También los amigos pirotécnicos
GHORVFDPSHVLQRVORVTXHKDFHQORVIXHJRVDUWL¿FLDOHVHQODV¿HVWDVQRVUHJDODEDQ
pólvora ara usar los perdigones en los cartuchos de las escopetas.

Hugo Blanco, la Federación, la comisión de reforma agraria y el primer decreto


de la reforma agraria
Como ya conté, los del Partido Comunista no me dejaron entrar en la formación de
la Federación Provincial de Campesinos de La Convención. Después, la relación de
fuerzas ya había cambiado y luego creada la Federación Provincial de Campesinos de
La Convención, se formó la Federación Departamental de Campesinos del Cusco, en
cuya directiva fui nombrado secretario de relaciones exteriores. Eduardo Sumire fue
elegido secretario general. Luego, cuando yo estaba perseguido, tenía que renovarse
la directiva, fue Eduardo Sumire a Chaupimayo y me dijo: Pensamos que tú debes
entrar como secretario de Reforma Agraria de la Federación Departamental. Acepté
y fue ejerciendo ese cargo que en la secretaria de reforma agraria dimos el decreto de
reforma agraria. El mayor retirado Víctor Villanueva escribió acerca de eso diciendo
que los campesinos se creían con fuerza y por eso sacaron el decreto. No es que nos
creíamos con fuerza, sino que lo hacíamos precisamente para incitar a la gente. Por
eso se repartió los volantes por el Cusco, fundamentalmente en la sierra del Cusco.
&XDQGR ORV FDPSHVLQRV SDUD MXVWL¿FDU HO UHSDUWR GH WLHUUD PRVWUDEDQ D OD SROLFtD
que la Federación había dado una ley de reforma agraria la policía decía que era
ilegal, decían: ¿quién es Hugo Blanco para dar esa ley? Los campesinos respondían
al actual presidente —no sé si era Pérez Godoy o Lindley—, diciendo: No lo ha
nombrado ni su mamá; en cambio, a Hugo Blanco lo hemos nombrado nosotros.
6DELHQGRODLQÀXHQFLDTXHHOSDSHOHVFULWRWLHQHVREUHODJHQWHVHVDFyHVHGHFUHWR
En La Convención los hacendados repartían tierras a los arrendires y estos a los
allegados para que las trabajen a cambo de trabajo. Los arrendires querían liberarse
de los hacendados y los allegados de los arrendires. En nueve meses de huelga
los arrendires dejaban de trabajar para los hacendados y los allegados dejaban de
trabajar para los arrendires. Ya teníamos nueve meses en huelga. Los militantes del
Partido Comunista en el Cusco hacían propaganda entre los estudiantes, empleados
y obreros diciéndoles: imagínense, Hugo Blanco, este aventurero tiene nueve meses
a su sindicato en huelga. Yo me amargué y fui allá a la asamblea de Chaupimayo, y
les dije: Bueno, compañeros, nos están criticando en la Federación Departamental
porque estamos nueve meses en huelga. Dicen que no hay una huelga tan larga

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Foto: Eulogio Nishiyama

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y tienen razón, no hay una huelga tan larga. Por lo tanto, propongo que hoy día
levantemos la huelga y que declaremos la reforma agraria. Ese día levantamos la
huelga y dijimos: Ya no hay huelga, esta huelga la hicimos para conversar con el
hacendado, el hacendado no ha querido conversar con nosotros; por lo tanto, a partir
de ahora nosotros ya no queremos conversar con él y se decreta la reforma agraria.
La tierra del allegado será de propiedad del allegado y la tierra del arrendire será
propiedad del arrendire y asunto arreglado. Además, dimos otro gran paso adelante
en Chaupimayo: Las tierras trabajadas para hacienda las hemos plantado nosotros,
los arrendires y los allegados. ¿Cómo vamos a permitir que se esté derramando
o perdiendo el café y que la coca esté derramándose o perdiéndose igualmente?,
tenemos que volver a trabajar en esas tierras, pero ya no para el hacendado, sino
para el sindicato.
Cuando estábamos en huelga, Romainville contrató maquipuras, es decir, obre-
ros agrícolas asalariados, para que trabajaran en las chacras de café y de coca; los
mandó con policías. Los campesinos arrendires y allegados rechazaron esa impo-
sición del patrón y arrearon a los trabajadores. Los policías tuvieron que quedarse
con los brazos cruzados porque meter bala ahí no tenía sentido. Tenían que andar un
camino largo y cualquier cosa podía haberles pasado en el camino. Las cosas que-
daron así, los obreros contratados tuvieron que regresar a sus sitios, los arrendires
y allegados comenzaron a trabajar los cultivos que antes eran para el del hacendado
SDUDEHQH¿FLRGHOVLQGLFDWR
Luego de la represión y de mi encarcelamiento, el gobierno quedó preocupado:
¿Cómo hacemos regresar a esta gente que está más de diez meses, a trabajar a la
hacienda? Eso no será posible, más bien aplicaremos la ley de reforma agraria que
hemos sacado, entonces dicen: bueno, vamos a aplicar la ley de reforma agraria
de la Junta militar dada en 1962. Los hacendados que tenían sus tierras cerca de
Quillabamba dijeron: Sí, que se aplique la ley de reforma agraria, que establece que
una parte del terreno debe quedar para el hacendado. Los funcionarios del gobierno
fueron a otras haciendas, a Chaupimayo, a Limonpata, a Huadquiña y a otras ha-
ciendas. Dijeron: Nos están mandando del Ministerio para que les entreguemos las
tierras. Nuestros compañeros campesinos les dijeron: No, no necesitamos que ven-
gan ustedes para entregarnos las tierras, acá no se aplica la ley de reforma agraria del
gobierno sino la ley de reforma agraria de nosotros, que dice que ni un palmo se le
deja al hacendado. Me parece que solo en dos o tres haciendas se les ha dejado una
parte de la tierra para los hacendados.

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CUATRO. REPRESIÓN, JUICIO, CONDENA, CÁRCEL, EL FRONTÓN

Cuando los hacendados supieron de la preparación de grupos de autodefensa dejaron


de andar armados, disparando al aire y amenazando a los campesinos. En lugar de
eso, presionaron al gobierno para que «impusiera orden» y acabara con la huelga.
El jefe nacional de la policía —creo que era Humberto Quea— dijo: Si vamos a
imprimir orden, comenzaremos con la sierra del Cusco, sin tocar La Convención,
luego seguiremos con La Convención sin tocar Chaupimayo y concluiremos
con Chaupimayo. Comenzaron con Cusco, metieron bala en un mitin campesino
departamental en la plaza de Armas del Cusco, y mataron a Remigio Huamán (por
eso nuestro grupo armado se llamaba «Brigada de Defensa Campesina Remigio
Huamán»).
Por otra parte, también el movimiento campesino de La Convención se fue
UDGLFDOL]DQGR&RPRGLMHHQXQLQLFLRFXDQGRDOJXQRVKDFHQGDGRV¿UPDURQSDFWRV
con los sindicatos, los miembros de esos sindicatos estaban mejor (trabajaban menos
días de «condición») que aquellos como Chaupimayo, cuyos hacendados se negaban
a reconocer el sindicato. Luego, cuando algunos sindicatos se declararon en huelga,
pVWRVSDVDURQDHVWDUPHMRUTXHTXLHQHVKDEtDQ¿UPDGRSDFWRVSXHVWUDEDMDEDQFHUR
días para los hacendados. A causa de eso, como demagógicamente el gobierno había
sacado una ley de reforma agraria que no pensaba cumplir, la Federación decretó la
huelga general hasta que se aplicara la ley.
En la práctica ese fue el inicio de la reforma agraria. Por eso, después de aplastar
al movimiento en la sierra, el gobierno declaro ilegal a la Federación y prohibió sus
reuniones. Por lo tanto, en lugares alejados de la carretera se reunían asambleas
de varios sindicatos. Precisamente en Chaupimayo (en el sector Mesada) se estaba
reuniendo la asamblea de cuatro sindicatos: Chaupimayo, Limanpata, Qochapampa
y Paltaybamba, cuando vino Tiburcio Bolaños y le dije que se quejara a la asamblea.

La Convención, guerrillas y HB guerrillero. Enfrentamiento y muerte de un


policía
Por guerrilla se entiende un grupo armado móvil. Lo de La Convención fue guerrilla,
o un intento de guerrilla (si guerrilla es un grupo armado móvil, sí fuimos guerrilla,
una brigada de autodefensa sindical campesina que actúa como gripo móvil como
guerrilla. Nunca estuve de acuerdo con la teoría del foco guerrillero, que plantea
que una guerrilla impulsa a la población a tomar las armas. Creo que para la lucha
armada también debe practicarse la democracia. Si la mayoría de un grupo social
decide agarrar las armas, se hace. Como los zapatistas o como los grupos que están
surgiendo en diversas partes de México (vean Lucha Indígena de mayo 2013), desde
el punto de vista de grupo armado móvil. En cuanto a sus objetivos, debo decir que
\RLQÀXLGRSRUVXSXHVWRSRUODUHYROXFLyQFXEDQDSHQVDEDTXHSRUHVHFDPLQRVH

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Foto: Eulogio Nishiyama

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

haría la revolución, que se extendería hasta la toma del poder, pero como siempre he
actuado democráticamente yo respetaba el acuerdo de defender la reforma agraria.
Por eso nuestro grito no era revolución o muerte o patria o muerte, sino simplemente
tierra o muerte. Ese era el ánimo con que se había acordado la organización de ese
grupo de autodefensa. En mi cabeza sí estaba lo de la revolución pero no en la
cabeza de la gente. Se cumplió el objetivo de defender la reforma agraria porque se
logró que la tierra sea para quien la trabaja y nada más. Comenzamos la guerrilla
móvil unos cuantos compañeros, veinticinco, pero después disminuimos porque no
todos teníamos armas.
El jefe de policía ya había dicho que primero iba a reprimir la parte serrana
del Cusco y que después iba a reprimir La Convención y luego Chaupimayo.
Esa amenaza yo la tenía clara. Ya había reprimido en la parte serrana, mató a un
campesino y estaba en proceso de reprimir en La Convención. Allí, el hacendado
Angel Paullo, dueño de la hacienda Cayara, fue con un policía a capturar al
secretario general del sindicato de su hacienda. No lo encontró: encontró a un niño
de once años. Le pregunto: ¿Dónde está tu papá? (No era su papá, era su padrino).
¿Dónde está tu papá? No sé, le dijo. El hacendado le pidió su arma al policía, él
se la dio y lo amenazó, apuntándole al pecho. Si no hablas, te mato. ¿Dónde está
tu papá? Como el chiquito no sabía, se puso a llorar. El hacendado giró el arma
hacia un costado y le rompió el brazo de un balazo, en presencia del policía, con el
arma del policía. Después siguió buscando al secretario general del sindicato. Ese
compañero secretario general, que se llamaba Tiburcio Bolaños, fue a quejárseme
y me dijo: Compañero, ¿a qué autoridad puedo quejarme? Como la represión era
generalizada, le dije: Compañero, todas las autoridades están contra nosotros, solo
puedes quejarte con tus propios compañeros. En ese momento, el gobierno había
declarado ilegal a la Federación y ya no podía reunirse. La policía entraba a las
asambleas de los sindicatos de campesinos y a culatazos dispersaba a la gente de los
sindicatos que se reunían cerca de la carretera, pero que a Chaupimayo no iban. Ante
la ausencia de la Federación, los sindicatos se reunían en grupos de tres o de cuatro
para hacer sus asambleas. En Chaupimayo estaban reunidos cuatro sindicatos: el
de Chaupimayo, el de Paltaybamba (que quedaba al frente), el de Cochapampa
y el Limonpata. El compañero Bolaños se quejó ante esa asamblea. La asamblea
acordó nombrar una comisión para que vaya a pedirle cuentas al hacendado y como
y como ese hacendado está armado y solamente entiende el lenguaje de las armas,
entonces la comisión también tenía que ir armada. Alguna gente propuso que yo
encabezara la comisión. Le respondieron: ya hemos dicho que al compañero Blanco
no puede salir de acá porque está perseguido. Yo pedí la palabra y dije: Compañeros,
me parece que el caso es demasiado importante, y si ustedes desean, yo voy. Yo
tenía en cuenta lo que había dicho el jefe de policía, que después de reprimir a La
Convención, iban a ir con todo sobre Chaupimayo. Yo prefería que estuviéramos en
movimiento nosotros para que no vinieran a masacrar en Chaupimayo. Aceptaron,
me nombraron y me autorizaron para llevar armas. Me dijeron, además: Tú,
compañero que conoces, escoge a quiénes te van a acompañar. Al comienzo yo
iba a organizar los grupos de autodefensa, pero después, cuando me persiguieron,

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

ya no podía moverme de Chaupimayo, la gente venía del valle de Lares y de todas


partes a Chaupimayo a entrenarse para la autodefensa armada. Hubo allí muchos
compañeros de sindicatos de Qochapampa, de Paltaybamba, de Pacchac grande,
etc. Con ellos salimos, algunos armados, otros desarmados, teníamos que eludir
dos puestos de la Guardia Civil. El primero quedaba en la hacienda Paltaybamba,
que quedaba al frente que había caído en manos de los trabajadores; después, la
Guardia Civil mandó guardias para que pusieran un puesto allí. Logramos eludirlo.
Luego teníamos que eludir el puesto de Pujiura, pero ahí nos dimos cuenta que la
gente estaba corriendo a avisarles a los del puesto que íbamos nosotros. Les dije a
los compañeros: Mejor pasamos los de adelante solo con armas cortas de bolsillo,
y después vienen los de atrás con sus armas largas. Si nosotros entramos al puesto,
ustedes entran; si nosotros pasamos de largo, ustedes pasan de largo. Estaba yo
pasando adelante, con arma corta solamente, y vi que un policía en la puerta del
puesto estaba leyendo con su cara bien metida en el periódico. Ya nos había visto
y nos iba a agarrar por atrás. Yo había ido afeitado para que no me reconozcan.
Me acerqué y le dije al policía: Deseo hablar con usted. Bueno, pase, me dijo. Se
sentó, me dijo que me siente, me senté y le dije: Mire, sabe que en la hacienda
Cayara un policía ha ido con el hacendado, el hacendado le pidió el arma al policía
y en presencia del policía le metió la bala a un niño de once años y le rompió el
brazo, los campesinos nos están mandando en comisión para que vayamos a pedir
cuentas a ese hacendado, y como ese hacendado solamente entiende el lenguaje de
las armas, y nosotros tenemos pocas armas, venimos a llevarnos las armas de este
puesto policial. Mientras iba diciendo eso iba sacando el revólver y amenazándole:
Por lo tanto, levante las manos y nosotros vamos a sacar las armas. Ah, si quieren
las armas, yo se las voy a entregar, me dijo y se paró. Le dije: Levante las manos o
disparo. Entonces él metió la mano al bolsillo para sacar el arma. Alcanzó a sacar su
arma y disparar. Si demoraba un segundo más, era yo el muerto: el disparo salió al
aire. Dijo «dispara» o «disparen», no entendí qué había dicho, pero del otro cuarto
comenzaron a salir tiros. Dije a mis compañeros que ya habían entrado: ¡Afuera! Me
abalancé sobre el policía, le quité el arma y también salí, rodeamos el puesto. No
sabíamos cuántos guardias habían adentro, pero les dijimos: Tienen techo de paja,
nosotros tenemos fósforos. Seguían disparando, desde dentro. ¡Tenemos dinamita!
Seguían disparando. Entonces hice que volaran una esquina del techo del puesto con
dinamita. Seguían disparando. Metimos por el hueco abierto en el techo una granada
de mano casera hecha en lata de leche Gloria. Vi que se amontonaba la gente delante
del puesto. ¿Qué pasa?, pregunté. Un policía se ha rendido. No lo toquen —les
dije—, el prisionero es sagrado. Lo trajeron, y me dijo: Le pido que me deje atender
a mi compañero. Le pregunté cuántos policías había adentro. Éramos solamente yo
y él, me dijo. Era verdad, solo se trataba de dos policías. Mis compañeros ya estaban
saliendo con las armas; levantamos al policía herido que estaba en el suelo y lo
pusimos en una cama. Pregunté si había un sanitario en esta población. Me dijeron
que sí, entonces mandé que lo buscarán al sanitario y me dijeron: Se ha metido
debajo de la cama y no quiere salir. Les dije: Tal vez tendrá más temor al uniforme
del policía que a las armas. Mandé a dos compañeros armados y al medio el guardia

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Foto: Eulogio Nishiyama

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desarmado para que lo traigan al sanitario; lo trajeron y le dije: Necesita medicina


de primeros auxilios. Tenemos —dijo—, pero lo que necesito es una vela. Trajeron
la vela. El policía me dijo: Ustedes creen que van a ganar. Le pregunté: ¿Qué es
tu papá? Mecánico, me respondió. Haremos lo que podamos, si tú no estás con
nosotros, tu papá que es mecánico sí está con nosotros, le dije.
El disparo mío le dio en el pecho al policía. Por favor, quédense a ayudarnos,
nos dijo el sanitario. Le dije: Mire, señor, estamos en un poblado, acá hay mucha
gente que puede ayudarle, desde este momento a nosotros nos van a perseguir para
matarnos. Como había ido afeitado para que no me reconozcan, y había caído un
policía me despedí del guardia diciéndole: me llamo Hugo Blanco, he sido yo el que
he disparado, para que no acusen a los campesinos y hagan una cacería de brujas.
Nos retiramos del puesto de la Guardia Civil pero ya no podíamos ir a la hacienda.
A las tres de la mañana el policía herido, llamado Hernán Briceño Minaivo, murió.
El otro, de apellido Arellano, fue a Quillabamba y allí denunció el asalto al puesto.
Les dijo a los periodistas: le debo mi vida a Hugo Blanco. Esa fue su metida de pata,
porque por eso le hicieron un juicio acusándolo de cobardía, le hicieron declarar
barbaridades por escrito. Estuvo preso. Con el tiempo, cuando yo estuve preso me
llamaron a declarar en el juicio contra ese policía. Mi abogado me había mostrado
WRGDVODVEDUEDULGDGHVTXHpOGLMR\TXHKDEtD¿UPDGRSHUR\RVDEtDTXHORKDEtDQ
REOLJDGRDGHFLU\D¿UPDUORTXHVXVVXSHULRUHVTXHUtDQ/HGLMHPX\SRFRFXDQGR
se rindió, pero en mi declaración como testigo en el juicio que le abrieron puse
por las nubes al policía, porque dije: Hay gente valiente y gente temeraria. Yo me
considero valiente, pero no cometería la estupidez de verme rodeado por mucha
gente armada que me está pidiendo la rendición y defenderme a balazos. Tú no eres
valiente, tú eres temerario, yo me hubiera rendido hacía rato. También declaré que
yo le hablaba humildemente y él me hablaba con arrogancia estando él desarmado
y yo armado. Dije a los jueces que me pidió ayuda para su compañero y que por eso
tratamos de ayudar a su compañero. Que el enemigo diga eso del policía lo favorece.
Por eso le dieron libertad. Después de un tiempo me encontré en un restaurante con
un joven que me preguntó: ¿Usted recuerda al guardia Arellano? Sí —le dije—, lo
recuerdo. Usted le dijo que si él no estaba con usted, su papá sí estaba con usted.
Sí, eso es cierto. Es mi hermano, y mi papá sí estaba con ustedes, me dijo [ríe], y le
agradezco porque gracias a su declaración es que ha salido en libertad.
Yo estaba ya en la clandestinidad cuando se produjo el enfrentamiento con la
policía. Después de la muerte del policía tuve que refugiarme en el monte. Estábamos
vagando por ahí, por las alturas, nos buscaron en cada una de las haciendas y los
compañeros campesinos seguían pidiendo que vaya a organizar. En una asamblea de
una de las haciendas en San Miguel, los compañeros decidieron no trabajar desde
el día siguiente para el hacendado. Me pidieron que vaya a comunicar esa decisión
al hacendado. Les dije: Sí, compañeros, voy a comunicar eso, pero como estamos
en guerra ya contra los hacendados, vamos a buscar dinero, relojes, radios, armas.
Los campesinos me dijeron: No, compañero, por favor, no haga eso, nos van a decir
ladrones. Bueno, compañeros, nosotros sí estamos en guerra con los hacendados,
creemos que es correcto hacer todo eso; sin embargo, este es vuestro territorio, acá

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

mandan ustedes, entonces nosotros les vamos a obedecer a ustedes. Fui pues donde
el hacendado y le dije: Los campesinos han decidido no trabajar desde el día de
mañana. Además, nosotros les dijimos a los campesinos que tenemos que sacar las
armas, el dinero, los relojes, las radios de la hacienda y ellos nos pidieron que no lo
hagamos, y como aquí mandan ellos, por eso no lo hacemos. El hacendado quedó
muy agradecido para sus campesinos y nos retiramos de ahí. Después del valle de
San Miguel, fuimos al primer puesto aquel para conseguir más armas. Sabíamos que
los guardias iban a venir, no sabíamos si por arriba o por abajo, nos sabíamos si del
puesto o hacia el puesto, pero nos colocamos allí. Me coloqué al medio con gente a
la derecha y gente a la izquierda, un vigía a la izquierda y un vigía a la derecha, y les
dije: No disparen mientras yo no dispare, que el vigía nos avise con señas cuántos
guardias vienen. Yo pensaba salir cuando aparecieran los guardias e intimidarlos a la
rendición —para desarmarlos, no para matarlos—, pero mis compañeros inexpertos
dispararon. Dispararon y mataron, a los dos guardias: un sargento y un guardia. En
el juicio que me hicieron dije que yo había matado al primer policía y a estos otros
dos, a los tres. Mi abogado dijo: Que las pruebas balísticas demuestran que Hugo
Blanco no ha sido, pero si él dice que ha sido, entonces él es responsable. Después,
cuando fui amnistiado pude decir que yo no maté a los dos últimos. Como represalia
por los dos policías muertos, los guardias atacaron Chaupimayo, golpearon a
culatazos a las mujeres, las mujeres les echaron ceniza a los ojos. El compañero
Simón Oviedo —que estaba a un poco cojo por un problema en sus pies y que por
eso no fue con nosotros—, iracundo, les dijo: Imapunitaq hankunari kasqankichis,
que en quechua quiere decir «Quiénes o qué son ustedes», o sea ¡que mierda son
ustedes! Agredió a los guardias con su curvo, que es una herramienta parecida a la
hoz y sirve para podar. Por supuesto, lo cosieron a balazos y lo mataron. Enterados
de su muerte, otros campesinos esperaron a los policías en el puente Chaullay, allí
hubo otro choque, y los policías mataron a unos ocho campesinos. Se dijo que
habían matado a decenas pero no, se hubiera sabido los nombres de todos si hubiera
sido así. Nosotros estábamos en el monte y escuchábamos por radio las noticias. Por
radio también escuchábamos el gran apoyo de radio Habana Cuba.
Cuando vagábamos por el monte, a veces nos acogía algún campesino, y nos
daba alimento. Un gran problema era la comida. Una vez, cuando estuvimos en la
puna, nos alojamos donde un campesino. Le dijimos que mate un toro. ¿Cuánto
es, compañero?, le dijimos. No, cómo les voy a cobrar. Le pagamos una cantidad
módica, pero le pagamos por el toro. En otra parte nos enseñaron a hacer fariña,
harina en portugués (Brasil), que es el nombre de la harina de la yuca tostada.
Como dije antes, fuimos unos veinticinco al comienzo y después, doce, trece
o catorce. Sobre los que estaban armados, no sé. A los que estaban desarmados
les decíamos que se fueran. También venía otra gente a incorporarse, como es el
caso del secretario de Economía de la Federación, Beingolea, vino y se incorporó.
Recuerdo que mascábamos el bulbo de orquídea porque agua era lo que nos faltaba.
Había también algunas cañas que tenían agua. De comer, comíamos cualquier cosa,
nos enseñaron a hacer fariña, porque la yuca cocida que llevábamos se podría,
descomponía. También comíamos algunas hierbas del monte. Así vivimos mucho

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

tiempo. Cuando caminábamos teníamos un vigía adelante y otro vigía atrás, y


cuando nos establecíamos en alguna parte, también poníamos vigías. Estuvimos así
en proceso de establecernos y nos sorprendió la Guardia Civil. Dispararon, entonces
dije: al monte. Todos fuimos al monte. Estábamos por ahí caminando por las alturas
de Paltaybamba, probablemente. Nos dispersaron. Pensé: aquí han caído varios
compañeros, pero no había caído ninguno. Quedé solo y estuve caminando. Vi a un
campesino que estaba cortando leña; al anochecer, me acerqué a su cabaña a ver si
es que había algún guardia. Vi que el campesino estaba conversando tranquilo con
su mujer. Me presenté: Compañeros, soy el compañero Hugo Blanco. Sí, usted es
el compañero Hugo Blanco, me dijeron [ríe]. Quisiera irme lo más lejos posible,
les dije. Me dieron dos frazadas y me condujeron a una parte alejada, al borde de
una casa habitada. Yo sabía que me perseguían y que iban a torturar a la gente para
hacerles hablar. Me voy a Lares, les dije, pero no fui a Lares sino al borde de un
río para estar cerca del agua. No tenía plástico, ya no tenía nada, solo las frazadas
que acababan de darme. Cuando llovía, me levantaba de rato en rato, exprimía las
frazadas, exprimía mi ropa y volvía a dormirme. Cerca había una chacra de repollos,
comía tres hojas de repollo por la mañana, tres al mediodía y tres en la noche.
Después iba a la casa de otro campesino que me daba maíz tostado: un puñado de
maíz por la mañana, otro al mediodía y otro en la noche. Así estaba, y cuando fui en
una de esas mis incursiones a la chacra de repollos, un compañero joven —que era
un habilitado, o sea peón agrícola de un arrendire— me dijo: Compañero Blanco,
mi arrendire siempre llora pensando en usted y pregunta dónde estará el compañero
Blanco, para invitarle chocolate. Le respondí: Compañero, no diga nada de mí, ni
a su arrendire ni a nadie. No diga nada. De vez en cuando, ese habilitado me traía
pan. Le di la dirección de mi tía —no de mi casa, sino de una tía mía— para que
se contactara con ella. Parece que se contactó, mi hermano le dio plata. Con eso
él compró una hamaca y tuve lona y plástico. Así dormía, en el monte: tendíamos
la lona como hamaca y poníamos el plástico encima. También el amigo me llevó
fósforos y ya podía cocinar harinas que me envió mi hermano Óscar. Él también me
mandó libros y le dio el encargo para mí: Tienes que salir de La Convención, pero
no al exterior, sino a otra parte. Como no podía salir por tren, tenía que salir por el
Sallqantay,10 que es un nevado por donde hay un camino. Se requería de alguien que
conociese ese camino. Los compañeros del FIR metieron la pata, los encanaron a
todos, después los soltaron, se reorganizaron e incorporaron nuevos miembros, entre
HVWRVVHLQ¿OWUyXQSROLFtD(QXQDDVDPEOHDGHOFIR, trataron un problema que debía
VHUWUDWDGRHQWUHGRVRWUHVSHUVRQDV8QWLUDSROLFtDLQ¿OWUDGRHQODDVDPEOHDXELFy
al compañero mensajero y también al que iba a enseñarme por donde salir a través
del Sallqantay. A la mañana siguiente, los esperaron los policías en la estación del
tren, ya sabían de la cita que el compañero tenía conmigo. Claro, le pegaron para
que hablara porque sabían que él sabía: lo mataban si es que no hablaba. Estaba yo
en casa de un compañero y me dijo el compañero: Anoche me he soñado con coca
\HVRVLJQL¿FDWUDLFLyQKD\XQFRPSDxHURTXHHVWiYLQLHQGRHVWiQYLQLHQGRYDULRV

10 Sallqantay es uno de los nevados más importantes en la mitología inca y cusqueña.

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

compañeros. Estaban disfrazados, me di cuenta que eran policías. Escapé de ahí,


me tiré debajo de una roca llena de barro. Sabían que yo estaba ahí. Eran como
cincuenta policías.
La Guardia Civil (GC) tenía orden de agarrarme muerto, y la PIP (Policía de
Investigaciones del Perú), que le llevaba bronca a la GC, tenía orden de agarrarme
vivo por joder a la GC y porque sabían que iba a declarar contra la GC. Tuve suerte
de caer en manos de la PIP. Como los tiras de la PIP son cobardes, llamaron a la GC
para que les ayude, el jefe de la GC tenía orden de agarrarme muerto y ordenó que
disparen. Afortunadamente, un PIP fue el que me vio, me apuntó el jefe de la GC, le
ordenó ¡Dispara!, y como era PIP, disparó a otro lado. Con ese disparo se tranquilizó
el jefe de la GC, creyendo que me había matado. Yo he tenido miedo varias veces,
pero en momentos como ese me pongo sereno, me pongo tranquilo. El PIP me dijo:
Quieto, saca las manos. Le pregunté: ¿Cómo voy a estar quieto y al mismo tiempo
voy a sacar las manos? Saca las manos despacio, me dijo el policía. Saqué las manos
despacio. Acércate. Me acerqué. Me puso las esposas, me izaron [levantaron]. En
ese momento les dije: Tengo un revólver en el bolsillo y un puñal en la cintura.
Después apareció un tipo que me miró con odio, jodido. No pude contenerme y le
dije: Parece que me tiene un poquito de bronca, ¿no? Con la culata de su fusil el
policía me golpeó y me dijo: ¡Carajo, desgraciado de mierda, te has tirado a tres de
nosotros y no te vamos a tener bronca! Era el jefe de la GC, al que, según me contaron
los tiras después, le habían metido lío diciéndole: Carajo, ¿por qué no lo mataste?
Él les había dicho: Pero ahí estaban los tiras. Te los zampabas [liquidabas] a ellos
también y decías después que habían muerto en acción de armas.
Yo estaba descalzo cuando me apresaron. Prefería no usar los zapatos que se
llamaban Chaupimayo, los que, precisamente, dejaban una huella muy grande y
notoria. Mis zapatos, los libros y documentos que me habían mandado los compañeros
y mi hermano estaban en una cuevita que había cera de donde caí. ¿Dónde están tus
zapatos? No tengo zapatos. ¡Cómo no vas a tener zapatos! No tengo, pues. No podía
decir dónde estaban porque al lado estaban los libros y los documentos. Yo mismo
no podía delatar. ¿Alguien puede darle sus zapatos?, dijo el policía. ¿Quién va a
querer darme sus zapatos? Caminé descalzo. Así me llevaron, descalzo.
El lugar donde caí se llamaba Chaupimayo B, que quedaba cerca de
Quillabamaba, pero no era mi Chaupimayo, el verdadero que queda más lejos. Me
llevaron a Quillabamba caminando, esposado. Antes pedí que me trajeran al bebito,
para besarlo. Había un bebito de la pareja donde tenía la cita. ¡Tu hijo!, me dijeron.
No pueden concebir que uno quiera a un bebé que no es su hijo.
Le pregunté a uno de los policías: ¿Dónde comienza la colgada: en Quillabamba,
en el Cusco o en Lima? Me respondió: Colgábamos a la gente para preguntarle
dónde estabas, pero a ti no te vamos a preguntar eso [ríe]. Había que subir hacia
Quillabamba, pucha, entonces, ahí me vi como el Cristo subiendo el calvario,
tropezando, tropezando. Uno de los tiras me puso su saco para que no se vean
las esposas en mis manos. Yo tiré el saco. Vi a un aprista que era completamente
HQHPLJR QXHVWUR 0H PLUDED FRQVWHUQDGR 0H OOHYDURQ D OD R¿FLQD GH OD PIP y
los PIP preguntaron a mi jefe: ¿Qué vamos a decirle a la GC? Digan que ha sido

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

capturado, nada más. Apareció el capitán de policía. ¿Quién ha matado a los tres
policías?, preguntó. Yo, le dije. Desgraciado, todavía tienes la cara de decir eso.
Para qué me preguntas, pues. El policía estaba rabiando porque lo habían fregado
sus superiores porque yo estaba vivo. Me afeitaron, me consiguieron zapatos y me
sacaron de ahí para llevarme a un helicóptero. Hubo bastante gente que comenzó a
aplaudir. Yo grité: ¡Tierra o muerte! para decirles me han capturado, pero la lucha
continúa. Me metieron al auto, atropellaron a una niña, felizmente no la mataron.
En el helicóptero me llevaron al cuartel del Cusco con un soldado con su arma
en mi nuca. Yo estaba esposado. Disfruté el paisaje, porque nunca había visto el
valle del Vilcanota así de bajito. Desde el avión es otra cosa, pero en helicóptero el
Vilcanota es muy lindo. Me llevaron al cuartel del Cusco, me bajaron y me llevaron
a un cuarto que era como de dentista o de médico. En el cuartel del Cusco, la GC me
vigilaba. Salía minutos a tomar el sol. Eran guardias de la comisaría de Huanchaq,
que es un barrio del Cusco. A un guardia de esa comisaría se le cayó mi fotografía
DXWRJUD¿DGD 3RU VXSXHVWR OR KDEUtDQ FDVWLJDGR TXp OH KDEUtDQ KHFKR OR FLHUWR
es que prohibieron que los guardias de Huanchaq me cuidaran. Me mandaron a
la 22 Comandancia, que era el único cuerpo represivo que había en el Perú en ese
momento. Yo estaba con centinela de vista, o sea, dormía con luz y viéndome los
policías. Ya estaba acostado cuando entraron los de la 22 Comandancia. Tú eres
Hugo Blanco, me dijeron. Sí, les respondí. ¿Sabes que nosotros te perseguíamos y
TXHVLWHYHtDPRVWHPDWiEDPRV"$\TXHPDORV\RVROROHVKXELHUDWLUDGRÀRUHFLWDV
les dije [ríe]. Ellos se rieron, y ahí comenzó una relación amistosa tremenda con la
guardia de asalto que me había perseguido para matarme. Todos los quince policías
PHKDEODEDQPHGHFtDQORVFRUUXSWRVTXHHUDQORVR¿FLDOHVTXHFDGDPHVUHFLEtDQ
cartas con dinero de los choros, los abusos que cometían con los propios policías.
De todo me contaban. Cuando venían las visitas, a mi hija la traían en los brazos.
Mi amigo el guardia decía: Mi hija Carmen. Yo compartía con ellos la fruta que me
traía la familia. El día de que les pagaban, mi mesa se llenaba de regalos, de fruta.
Estaba prohibido tomarnos fotos, pero ellos mismos me tomaban fotos. Cuando
salía a tomar el sol diez minutos por día yo estaba rodeado por los guardias y los
guardias y yo estábamos rodeados por soldados, y de vez en cuando me llegaba un
papelito envuelto en forma de pelotita. Eran mensajes. Por ejemplo: Hugo, nosotros
somos campesinos, estamos contigo. Los soldados me llevaban las pelotitas. En otra
ocasión, los policías dejaron pasar para mí un documento enviado por el partido. Los
R¿FLDOHVGHOHMpUFLWRVHTXHMDEDQDORVR¿FLDOHVGHSROLFtDSRUODUHODFLyQDPLVWRVD
de los policías conmigo. Una de mis tías dio un rollo para revelar las fotos que nos
tomamos en el cuartel. El fotógrafo entregó las fotos a los jefes, cayó la represión,
sacaron a la guardia de asalto y mandaron a los de la caballería. No sé qué cosa le
pregunté a un guardia: no me contestó; le dije: Señor, creo que estamos entre gente
civilizada, yo soy su prisionero, usted es mi guardián, le estoy preguntando y usted
no me contesta. Y me dijo: Nos han prohibido cruzar palabra alguna con usted. Me
miró, parecía que le saltaban las lágrimas a los ojos.
Pensé en el documento del partido que poco después, vino un sargento y me
dijo: Aliste sus cosas. Me llevaban a Arequipa por tierra junto con Alain Elías,

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

que estaba herido, él estuvo en la lancha con Javier Heraud cuando lo mataron en
el río Madre de Dios, cerca de Puerto Maldonado. Cuando llegué a Arequipa me
llevaron a la cárcel; ahí los vigilantes eran de la Guardia Republicana. Tenemos
que revisarlo, me dijeron. Si estoy viniendo de una prisión a otra, no hay nada que
revisar, le dije. A revisar, insistió el sargento. Pucha, yo temblaba de pensar que
encuentren el documento que iba a comprometer más a los guardias y también a los
camaradas. Tenía también libros que me había llevado para leer. Le dije al sargento:
No me vaya a quitar esos libros, han entrado con permiso de la guardia. Cuanto más
protestaba yo, más el sargento revisaba hoja por hoja los libros haciendo escándalo
por ellos. No me preocupaban los libros, me preocupaba el documento. Un guardia
ayudaba al sargento en la revisión. El guardia abrió el documento, vio que tenía
un título subversivo, lo dobló y lo metió dentro de la ropa. Yo seguía haciendo
HVFiQGDORSRUORVOLEURV\FRQ¿DEDHQHOJXDUGLD(OVDUJHQWRSUHJXQWyDOJXDUGLD
¿No hay nada? No, no hay nada, le respondió. De ahí me mandaron a una habitación
contigua. Allí comencé a quemar el documento. Se debe prender el fuego por arriba
para que no produzca humo. Cuando estaba quemando el documento con el mayor
cuidado, escuché golpecitos en la ventana. Apagué el fuego y me asomé: Soy el
guardia de servicio, nosotros estamos contigo, Hugo [ríe]. Seguí quemando el papel.
/XHJRFXDQGRPHOOHYDURQDOFRPSDUWLPLHQWRGH¿QLWLYRHQHOTXHKDEtDGRVFHOGDV
pusieron un guardia desarmado en el compartimiento, en cualquier eventualidad
éste llamaba a otro que estaba en el techo, para que él, a su vez, avisara abajo, donde
tenían la llave del compartimiento. Me contaron que los soplones son tal fulano,
tal fulano y tal fulano, me mandaron a un espacio que tenía su patiecito. Había un
guardia arriba y un guardia desarmado abajo para que yo no lo ataque y le quite
el arma. Cuando yo necesitaba cualquier cosa le decía a él, él le decía al guardia
de arriba, luego venía un guardia con la llave. Me contaban que les daban charlas
anticomunistas cada día. Conversábamos cuando ni el de abajo, ni el de arriba eran
soplones. Yo les daba a ellos la anticharla casi todos los días, pero una vez metí la
pata porque no sé qué cosa le dije al capitán, algo que no debía saber yo. Cuando
el capitán llegaba y preguntaba: a ver infórmenme y si se olvidaban de informarle
de algo les decía: carajo yo no pido que me informen más que a Blanco, pero por
lo menos infórmenme igual que a él. Con todo lo que me contaban, con todos los
abusos que cometían los jefes y todos los atropellos, yo redactaba ahí a mano un
boletincito que se llamaba El Guardia. Ellos lo sacaban a máquina y en grupos de
dos o de tres leían el boletín, hasta que una de esas vece el sargento le dijo a uno Abra
su maleta y encontró ahí el boletín. A él y a otro más los mandaron presos al cuartel
de la GC. Los guardias civiles les dijeron: Ustedes están cuidando a ese asesino que
es Hugo Blanco. Los republicanos les respondieron: No, él está con nosotros, está
FRQWUD ORV R¿FLDOHV (OORV \ \R HVWXYLPRV LQFRPXQLFDGRV SHUR PH PDQGDURQ SRU
escrito un papel con indicaciones de cómo debía declarar. Los republicanos presos
les daban la nota a los guardias civiles que les cuidaban a ellos, los guardias civiles
llevaban a la cárcel y les entregaban a los republicanos, los guardias republicanos
me entregaron a mí. Declaré como ellos me habían pedido que declare. Un tira me
preguntó: ¿Usted conoce el boletín El Guardia? No. ¿Usted conoce el artículo tal?

63
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

No. ¿No sabe quién lo ha escrito? Pero cómo, ¿usted ha perdido su sensibilidad
social?, me dijo el tira. Sí, pues, desde que estoy preso ya he perdido mi sensibilidad
social, le dije. Él y yo sabíamos que estaba mintiendo. No tenía por qué declarar
yo. Les dieron de baja a esos dos guardias. Después, me encontré uno por uno con
ellos, uno estaba trabajando en el Madison Square Garden de Nueva York, me regaló
un polo. Le dije: Disculpa, hermanito, que por mi culpa te hayan botado. No, al
FRQWUDULRWHQJRTXHDJUDGHFHUWHSRUTXHVDOtGHHVHLQ¿HUQRDKRUDHVWR\WUDEDMDQGR
en el Madison Square Garden. El otro era taxista y también me encontré en su taxi
con él y estaba agradecido conmigo porque le habían dado de baja [ríe].
Una vez, llegó un ómnibus a Arequipa con guardias republicanos para llevar a
Lima a todos los guardias que estaban allí. Los subieron al ómnibus y los llevaron
presos rumbo al Cuartel del Potao,11 sin despedirse de sus familiares ni nada. Cuando
les llamaban a que pasen el rancho, les decían: a ver los guerrilleros fórmense acá
para pasar su rancho. Yo seguía preso en Arequipa. Tres veces cambiaron la guardia
en Arequipa, también en el Cusco hicieron lo mismo. Por eso digo: el pueblo
uniformado también está explotado. Es una estupidez lo que hacía Sendero al matar
a los guardias por ser guardias al soldado porque es soldado por ser soldado. Me
dijeron que aquí en Lima, cuando lo de Bagua, hubo guardias que lloraban en la
manifestación de solidaridad de protesta contra la masacre.
En Arequipa mi vida en la cárcel era jodida, porque no podía recibir visitas,
lo cual es incorrecto porque el inculpado es un presunto inocente pero no podía
recibir visitas. Solo podían verme mis familiares cercanos o sea mi madre, mis
hermanos. Cuando iba cualquiera de mis familiares, un sargento escuchaba todo

Grito de «¡Tierra o muerte!» en el Consejo de Guerra de Tacna, en 1966 - Captura de Internet

11 Potao es una prisión para policías.

64
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

En el aeropuerto Jorge Chávez, luego de su detención, en mayo de 1963. Luego de la


audiencia, lo condujeron a El Frontón - Captura de Internet

y estaba prohibido hablar en quechua con mi madre, el quechua es más rico que
el castellano en afectividad, por eso con mi madre cuando no nos alcanzaba el
castellano, pasábamos al quechua.
El gobierno quería evitar el juicio. A mis compañeros presos les habían dicho
durante los tres años que los tenían separados de mí: para ustedes es fácil salir,
ustedes dicen somos campesinos semi analfabetos, el comunista Hugo Blanco nos
ha engañado, y salen inmediatamente. Cuando yo llegué a la sala de audiencia y
los vi después de tres años a mis compañeros, les grité: ¡Tierra o muerte! y todos
respondieron ¡Venceremos! Se fue al diablo todo eso, lo que les enseñaron los
policías, todos ellos declararon sobre los abusos de los hacendados sobre el rol
nocivo de la GC. Fue maravilloso, ¿no? En cada audiencia del juicio yo entraba
diciendo ¡Tierra o muerte! y mis compañeros respondían ¡Venceremos!

Juicio en Tacna
Cuando antes de la primera audiencia fueron a ofrecerme que me iban a deportar
si yo me declaraba enfermo, yo consideraba que eso hubiera sido una traición al

65
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

pueblo peruano porque era la oportunidad de denunciar lo que era el gamonalismo,


lo que era el rol de la GC. Hubiera sido también una traición a mis compañeros,
porque mientras yo hubiera estado tranquilo en el exilio mis compañeros, siendo
mis subordinados seguirían presos. Creo que ese tipo de arreglos está bien para Alan
García, para Pinochet, para Fujimori, pero no para los revolucionarios. Ellos dicen:
yo no di ninguna orden, ese delito lo cometieron mis subordinados.
/D &RUWH 6XSUHPD GH ORV 0LOLWDUHV VH OODPD &RQVHMR 6XSUHPR GH 2¿FLDOHV
*HQHUDOHVHO3HU~WLHQHODFXDOLGDGGHWHQHUGRV&RUWHV6XSUHPDVHO¿VFDOGHO&RQVHMR
6XSUHPRGH2¿FLDOHV*HQHUDOHVSLGLyODSHQDGHPXHUWH\PLDERJDGRIXHSUHRFXSDGR
DGHFLUPH0LUD\RORFRQR]FRDHVH¿VFDOHVPX\EXHQDJHQWHSRUORWDQWRSDUDSHGLU
eso tiene que haber sufrido una presión tremenda. Yo sí estoy preocupado, me dijo. No
me dejaron ir a la audiencia. Frente a ese pedido de pena de muerte, mis compañeros
de prisión, hicieron una carta [que parece en la segunda parte de este libro].
Mi abogado, el Dr. Battilana, denunció: el juicio contra Blanco debió hacerse
en el Cusco porque allí fueron los hechos, pero se hizo en Tacna. No ha habido
ni siquiera la reconstrucción de los hechos. Cuando hay un choque de autos, hay
reconstrucción de los hechos. No hubo testigos, ¿dónde están el guardia y el
sanitario? Podía haberse hecho el proceso en Arequipa que era la cabeza de la zona
policial. Se hizo en Tacna, porque allí la mayor parte de la población, comerciantes,
no sabían nada de política. En la radio dijeron Van a juzgar a los criminales, y la
gente, por novelera, fue a la audiencia para ver a los criminales.
(OWULEXQDOHVWDEDFRPSXHVWRGHR¿FLDOHVGHOD*XDUGLD&LYLOPLFKRTXHKDEtD
sido con la GC\ORVR¿FLDOHVGHHVD*XDUGLDIXHURQORVTXHPHMX]JDURQ)XHURQ
juez y parte.
Comenzó la primera audiencia del juicio. Tocó la campanita un capitán. Como
habían dicho en la propaganda que en el juicio iban a juzgar a los criminales, dije:
En esta sala los únicos criminales que hay son los que están sentados en el jurado.
No solo son criminales sino también cobardes, porque no se atreven a ir ellos a
combatirnos, mandan a los cholitos como nosotros para que nos matemos entre
cholitos. Oiga siéntese, siéntese. No lograban que me siente. Cuando se retiraba
el capitán [muestra una de las fotografías de su libro Cusco, tierra y muerte] los
guardias me decían: Grítales más, hermanito, a estos desgraciados, diles otra vez
¡Tierra o muerte! [Muestra otra foto del libro]. Los mismos guardias me pedían:
7X¿UPLWDSXHVKHUPDQLWR&XDQGRPHDFRPSDxDEDQDOEDxR7X¿UPLWDWX¿UPLWD
[ríe]. Cuando pasó este incidente, el presidente de la sala dijo: No hemos venido a
discutir de política, hemos venido a discutir hechos concretos.
Mi primer abogado fue el Dr. Víctor Angles, pero se asustó y se retiró. El Dr.
Alfredo Battilana me ofreció asumir mi defensa. Le dije: Ya tengo comprometido al
doctor Angles, no puedo traicionarle. Angles se ha retirado, me dijo. Bueno, entonces
HVWiELHQ(O'U%DWWLODQDIXHXQPDJQt¿FRDERJDGR12 Él me había dicho: Fernández

 &XDQGRHQRFWXEUHGHHVWDED\DPX\FHUFDGHFRUUHJLUODYHUVLyQ¿QDOGHHVWHOLEUR
Hugo Blanco me envió una copia del e-mail que él había escrito a Danilo Quijano, en el
que cuenta un pasaje muy importante de su juicio en el tribunal de Tacna: «Danilo: No sa-

66
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

Hernani —que era uno de los generales— ha pedido para ti la pena de muerte, pero
no se ha atrevido a pedirlo con palabras, lo ha pedido con números, que se aplique
la ley número tanto, en su inciso tanto, no olvides esto que te estoy diciendo. Yo
le dije que en la audiencia me preguntara qué había dicho yo al campesino que
fue a quejarse de que el hacendado Paullo rompió el brazo de un niño y al guardia
que se había rendido. En realidad, a ellos les dije solo algunas palabras, pero en
la audiencia, cuando me preguntó qué le dije al guardia, me tiré un rollo contra
HVRVR¿FLDOHVFREDUGHVTXHVRQYDOLHQWHVGHHVFULWRULREXHQRVSDUDGHFLUJUDQGHV
discursos en los entierros de los guardias comunes y corrientes, o en sus banquetes:
Ellos, que reciben grandes sueldos y además reciben el soborno de los hacendados,
nunca se atreven a ir y combatir. Cuando uno de ustedes, policías, queda vivo, tienen
la sinvergüencería de iniciarle un juicio por cobardía. ¿Tiene usted algo más que
agregar?, me preguntaron, porque eso es de ley. Sí. Como respuesta, me tiré un
rollo hablando de la podredumbre del Poder Judicial. Por favor, le pedimos que
ya no hable de los abusos de los hacendados ni de lo que han hecho los policías,
SRUTXHGHHVR\DKHPRVHVFXFKDGRVX¿FLHQWHPHQWHGHVXVFRHQFDXVDGRV1RYR\
hablar más de eso, pero sí de otro tema: si los cambios sociales que han habido en
La Convención merecen la pena de muerte, estoy de acuerdo con la pena de muerte,
pero que sea este —lo señalé al que había pedido esa condena—con su propia mano
el que dispare, y que no manche con mi sangre las manos de los guardias civiles ni
de los guardias republicanos, porque ellos son hijos del pueblo y por lo tanto mis
hermanos.
Como era un cuartel de la GC había guardias civiles y los republicanos que nos
cuidaban también estaban ahí. Cuando me llevaban a la audiencia y pasábamos
junto a los guardias civiles, me decían: Hugo estamos contigo. La última vez que
grité ¡Tierra o muerte! no me contestaron solamente mis compañeros sino todo el
público: ¡Venceremos! Se ordenó desocupar la sala. Al día siguiente, bueno la visita
formaba una cola de dos cuadras, yo tenía que abrazar a la gente y nada más. Cuando
mi abogado estaba en la calle, un joven se sacó el saco y le dijo: Entrégueselo a
Hugo Blanco. Otro se le acercó y le dijo: Por favor, dígale qué se muera, pero que
no traicione. Recibí una gran cantidad de fruta que llevaban para mí y para mis
compañeros. Era tanta, que tenían que repartirla entre los presos comunes.
El día anterior a la audiencia en la que iban a sentenciarme a muerte y antes de
que me aíslen, Eduardo Creus que estaba en la celda de al lado me dijo escribe a
fulano, escribe a tal fulano porque podía ser la última noche. Estuve escribiendo toda
la noche. No recuerdo a quienes escribí, probablemente a Nahuel Moreno y a otros.

bes cuánto te agradezco por haberme mostrado el texto de le ley que emití, yo no lo tenía.
A propósito, una anécdota: en la audiencia de Tacna, donde el tribunal estaba conformado
por generales de la Guardia Civil, que era el cuerpo con el que nosotros nos habíamos
enfrentado (juez y parte), mi abogado, el doctor Alfredo Battilana, manifestó: “Pido que a
Hugo Blanco se le procese por el delito de subversión, pues, sin ser la autoridad compe-
WHQWHSDUDKDFHUORHPLWLyXQDOH\3LGRTXHpOPDQL¿HVWHVLHVFLHUWR´<RPDQLIHVWpTXH
era cierto y expliqué en qué consistía la ley. El tribunal no quiso procesarme […]. Hugo».

67
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

La premura se debía a que si me sentenciaban a muerte me aislaban y ya no podrían


escribir, ni comunicarme con nadie, por eso había que aprovechar al máximo lo que
podía ser la última noche, pero no me aislaron, pues no me sentenciaron a muerte.
)LQDOPHQWHPHFRQGHQDURQDYHLQWLFLQFRDxRVGHFiUFHO(O¿VFDOVHSRUWyPX\
bien. Dijo: Por lo que hemos escuchado, yo creo que debemos ser más benignos.
Por eso sentenciaron creo que a cuatro o cinco personas. A mí me dieron veinticinco
años; a Pedro Candela, veintitrés años; a los otros, mucho menos, solo tres o cuatro
años. Me llevaron a Lima y luego a El Frontón. Fue la primera vez que volé en avión.

Dos cartas de los presos desde El Frontón

CARTA ABIERTA AL CONSEJO SUPREMO DE JUSTICIA MILITAR13


Colonia Penal El Frontón, 5 de noviembre de 1966
Señor Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar: Los abajo
¿UPDQWHVFRHQFDXVDGRVFRQ+XJR%ODQFR*DOGyVHQWHUDGRVGHTXHHOVHxRU
¿VFDOGRQ5XL]GH6RPRFXUFLRKDRSLQDGRTXHD+XJR%ODQFRVHOHDSOLFDOD
pena de muerte, nos dirigimos a usted a los efectos de solicitarle que en caso
de ser decretada por el Consejo dicha pena contra nuestro dirigente, que lo es
de todo el campesinado nacional, a nosotros también se nos ejecute porque
creemos que la responsabilidad de los hechos motivo del proceso no puede
individualizarse.
Junto al camarada Hugo Blanco hemos combatido por la liberación
nacional y social no solo del campesinado, sino de las clases explotadas
en general, y junto a él queremos sufrir las consecuencias de este histórico
combate.
,QWHUSUHWDPRVODRSLQDFLyQGHO¿VFDO\ODSUHWHQVLyQVLQLHVWUDTXHUHÀHMD
como una repudiable venganza de los gamonales, a quienes comenzamos a
desintegrar socialmente en el Perú, abriendo un camino hacia la redención
del campesinado peruano, que es la base del desarrollo económico, social y
cultural del país.
Si este puñado de ociosos privilegiados quiere derramar nuestra sangre
en un vano intento de frenar la insurrección inevitable de los trabajadores
de la ciudad y del campo, y de todos los peruanos consientes, que lo intente.
Próxima está la hora en que deberán rendir cuentas ante los Tribunales
Populares Revolucionarios.
«TIERRA O MUERTE, VENCEREMOS».
GERARDO CARPIO MOLINA, HUMBERTO CARAZAS MOSCOSO, JOSÉ
ZÚÑIGA LETONA, ANICETO MUÑOZ LINARES, LUCIO BEINGOLEA
TORRES, EMILIANO CERNADES OJEDA.

13 Cartas tomadas del libro de Hugo Blanco Tierra o muerte. Las Luchas campesinas en el Perú.

68
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

A MI PUEBLO
El revolucionario ama la vida. Porque, aunque sufre intensamente sus
dolores y los dolores de todos sus hermanos, vive para aplastar ese dolor.
Por eso, a pesar de tanto dolor, es feliz.
El revolucionario ama al mundo. Porque, aunque vive en un mundo
de miseria, injusticia, odio; aunque sufre más que nadie la miseria de
todo el mundo, vive para cambiar ese mundo. Por eso ama al mundo el
UHYROXFLRQDULRSRUTXHYLYHHQXQPXQGRLQ¿HUQRYLYHSDUDWUDQVIRUPDUOR
en un mundo-cielo.
Vive en un mundo de odio y lucha para volverlo mundo de amor.
Ser revolucionario es amar al mundo, amar la vida, ser feliz. Por eso no
huye de la vida, sabe que es su obligación vivir para luchar y le gusta vivir.
¡Pero tampoco huye de la muerte!
Porque también muriendo se combate; porque también muriendo se
transforma al mundo. ¡Porque también muriendo se ama la vida! ¡Porque
también muriendo se vive! Por eso también le gusta morir.
Y para el revolucionario peruano no es desgracia morir. No puede ser
desgracia que mi sangre vaya a ese rio combatiente y rojo por donde está
corriendo y luchando la sangre de Lucho Zapata, de De la Puente, de
Lobatón, de Heraud, de Vallejos, de Velando.
No es desgracia dar un abrazo ¡Tierra o muerte! A Remigio Huamán en la
sangre Padre, la de Túpac Amaru el eterno.
Morir para la vida como un vietnamita, es felicidad. Morir para la muerte
de imperialismo, del capitalismo, del gamonalismo. Morir para la muerte de
hambre, la miseria, la ignorancia.
Morir no es desgracia cuando se ve cerca la aurora. Cuando se nota, se
siente el despertar masivo del campesinado. Cuando se ve a los obreros
reconstruyendo, paso a paso, la auténtica Central Obrera de Mariátegui para
barrer con el capitalismo y sus aliados. Cuando se ve al estudiantado marchar
de la mano con obreros y campesinos, consiente de su misión histórica. Para
el revolucionario eso es morir de muerte natural.
¿Cómo no morir feliz sabiendo que antes que mi sangre coagule muchos
gorilas estarán preparando viajecitos «por motivos de salud» hacia Miami
o cualquier otra guarida de traidores? ¿Cómo no morir feliz sabiendo que
ése será el comienzo del éxodo de la gusanería? Sí, porque mi pueblo está
demostrando que toda la oligarquía peruana y sus lacayos tendrán que
apresurarse en seguirles.}
Porque se acerca el día. ¡Y ellos también los saben!
¡TIERRA O MUERTE! VENCEREMOS.

HUGO BLANCO G.

69
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

El juicio y la amenaza de una inminente condena a muerte, produjo un vasto


movimiento nacional e internacional de solidaridad con Hugo Blanco, que —
felizmente— logró salvarle la vida. Fue condenado a veinticinco años de cárcel.

SOLIDARIDAD CON HUGO BLANCO EN PARÍS


Texto de Rodrigo Montoya Rojas

En noviembre de 1967 se organizó en París una jornada de solidaridad con


el Perú y la defensa de la vida de Hugo Blanco. Pesaba sobre él la gravísima
amenaza de ser condenado a muerte. En ese momento, yo hacía mis
estudios de doctorado en La Sorbona y acababa de asumir el compromiso
de incorporarme en Vanguardia Revolucionaria (VR), una organización de
la nueva izquierda peruana fundada en mayo de 1965, a la que renuncié en
1979. Ya existía en París un Comité francés de solidaridad con las víctimas
de la Represión en el Perú, impulsado por compañeros del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR), conformado por artistas franceses como
6LPRQH 6LJQRUHW H ,YHV 0RQWDQG TXH HUDQ SULPHUDV ¿JXUDV GHO FLQH \ OD
canción, comprometidas con la izquierda francesa y los movimientos
de liberación en el tercer mundo. Los miembros de las células de VR en
Paris apoyamos decididamente las tareas de ese Comité. Una exiliada rusa,
Desirée Lieven, ligada al Perú desde tiempos de César Vallejo, ofreció
su departamento en el Barrio Latino como sede del Comité y consagró
una buena parte de su tiempo a las tareas de preparar las campañas para
liberar a los compañeros presos y ayudar a los perseguidos, organizar la
correspondencia, y a programar las actividades de apoyo a otros Comités
parecidos para otros países del tercer mundo. Ella y su compañero Gerard,
tuvieron la generosidad de las organizaciones anarquistas y de izquierda
en Europa para ofrecer siempre una sopa, una botella de vino, unos trozos
de queso y pan, y siempre un abrazo fraterno, lleno de cariño y dulzura.
Desafortunadamente, ni ella ni Gerard pudieron visitar Perú.
Ante la inminente condena a muerte de Hugo Blanco, el Comité de
Solidaridad con el Perú organizó y coordinó una jornada de solidaridad
FRQHO3HU~HQHO/RFDOGHOD0XWXDOLWpFX\RD¿FKH\UHVSHFWLYDWUDGXFFLyQ
aparecen reproducidos líneas abajo.
El acto central de la jornada fue presidido por Jean Paul Sartre y
correspondió a Mario Vargas Llosa la responsabilidad de ofrecer el discurso
principal frente a un auditorio de alrededor de quinientas personas, con
decenas de personas llegadas de España, de Bélgica y otras ciudades de
Europa para participar en esa jornada de solidaridad. En ese momento,
Vargas Llosa estaba profundamente comprometido con la izquierda, las
guerrillas en América del Sur y, particularmente, con la Revolución Cubana.
Hizo una excelente defensa del derecho de Hugo Blanco para dirigir una

70
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

rebelión campesina indispensable para cambiar el país. No solo se trataba de


evitar que lo condenaran a muerte sino también que recuperara su libertad.
La solidaridad internacional en Europa, Estados Unidos y muchos países
de América latina con la causa de la vida y libertad de Hugo Blanco, fue tan
grande que no es exagerado decir que fue decisiva para que su vida haya
sido respetada. En 1970 fue liberado de su cautiverio en El Frontón, por un
decreto del general Juan Velasco Alvarado, cuya reforma agraria no habría
sido posible sin la lucha de los campesinos de La Convención y lares y su
primera reforma agraria en 1962.

71
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

>7UDGX]FRDFRQWLQXDFLyQHOFRQWHQLGRGHOD¿FKH@
No solo en Vietnam
Se derrama sangre, cae la represión sobre campesinos sobre explotados que
H[LJHQODWLHUUDODUHFXSHUDQ\ODGH¿HQGHQHOLPSHULDOLVPRQRUWHDPHULFDQR
empuja a los lacayos «nacionales» para liquidar desde su germen toda ame-
naza de liberación política y social.

Este es en particular el caso del Perú, donde las cárceles están


llenas de campesinos, de guerrilleros, de militantes revolucionarios entre
ellos: Héctor Béjar, Ricardo Gadea, José Martorell, Daniel Pereyra, Pedro
Candela Y

HUGO BLANCO
Líder revolucionario campesino ya condenado a 25 años de prisión, amena-
zado, en apelación, de una pena de muerte.

HUGO BLANCO NO DEBE MORIR


Por la liberación de todos los prisioneros, todos al
MITING DEL 10 DE ABRIL DE 1967
Bajo la presidencia de Daniel Mayer, Presidente de la Liga de los Derechos
del Hombre, con Simone de Beauvoir, Ives Jouffa, Albert Paul Lentin, Jean
Paul Sartre, Laurent Schwart, Mario Vargas Llosa, y los responsables de
sindicatos obreros, de profesores y estudiantes.

20.30. pm Sala de la Mutualité


14 Rue Saint Victor. Paris V
Comité francés de solidaridad con las víctimas de la Represión en el Perú
Señora Andrée Dinouart, 30 Av. Carmet. 75. Paris 12. C.C.P. 18419 87. París

(Luis Rodríguez Pastor tuvo la gentileza de ofrecerme una copia de este


D¿FKH 

La libertad en El Frontón
Cuando me trasladaron a El Frontón, después de haber estado en Tacna, para mí
era como volver a la libertad. En Tacna estuve todo el tiempo encerrado, aislado,
separado de los presos comunes. En la primera semana en El Frontón me tuvieron
aislado, decían que los sentenciados a veinticinco años deben estar aislados. Un
capataz me sacaba al sol durante diez minutos y, después, me devolvían a la celda.
Hice mi huelga de hambre y todo ese asilamiento se acabó. Me sentía libre en El
Frontón, pero pensé que un hacendado podía pagar diez soles a cualquier preso
para que me mate, por eso caminaba con botas y dentro de una de ellas tenía un
desarmador como arma defensiva, para cuando me ataquen. Además, siempre
caminaba con un compañero, caminaba también con casaca de cuero, por sí me

72
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

daban una puñalada, para que la casaca de cuero amortigüe. Después, me cansé de
eso y caminaba en traje de baño. Me hice amigo de los dirigentes de las dos bandas
más peligrosas de El Frontón. Se hizo una película, precisamente a cerca de un preso
al que llamaban «la Gringa», a quien le llamaban «la Metralleta». Otro era Elvis,
que era un piro grabador, me enseñó a pirograbar. Los presos me decían: debieras
aprovechar que estas tapado. Tapado se decía del que estaba sentenciado a más de
quince años. El preso que estaba sentenciado a más de quince años, el tapado, iba a
la celda de cualquier otro preso, le robaba el primus delante de su dueño, y el dueño
no podía decir nada, porque si decía algo lo mataba. Al preso con más de quince
años, ya no le importaba morirse. Tú eres un tapado, me decían [ríe]. Querían que
haga atropellos. Yo por supuesto, no hacia ningún atropello. Por eso caminaba ahí
en traje de baño, aprendí a nadar y caminaba libremente. No aprendí a pescar, por
perezoso, probablemente. Nadábamos, hacía una roquita cerca, a veces chapaba un
pescadito y me lo llevaba. Aprendí a nadar con los brazos agarrados a la espalda por
si alguna vez me tocase escapar esposado y en una lancha.
Cuando estuve preso huyeron algunos presos, mataron a un sargento en la
lancha. Los capturaron y los enviaron a La Siberia, que eran unas celdas bañadas
por el agua del mar. Allí estuvo Guillermo Portugal, «la Gringa» —le decían «el
Metralleta», que ha sido protagonista de una película—, le dijeron: Pronto se va
a terminar este sufrimiento para ti, porque tú y Hugo Blanco van a encabezar una
rebelión, y vamos a tener que matarlos. Luego de la fuga prohibieron entrar a la
zona donde estaba la dirección. Un llamador mandado por la dirección me dijo:
Le están llamando de la dirección. Como me llamaban de la dirección fui, entré
a la zona prohibida y me agarraron a palazos. Me rebelé porque me habían hecho
llamar, pero seguían apaleándome; entonces la gente —o sea, los presos comunes—
comenzó a silbar al ver que me apaleaban. Los policías apuntaron sus armas a los
que silbaban. Yo calculé: esto es una provocación. Mansamente, me retiré y me
declaré en huelga de hambre. Verdaderamente ahí mataron a dos, al ojón y al negro
Hugo, y cometieron muchos atropellos. Fueron periodistas ahí, yo hablé de todos
los atropellos que se habían cometido; por eso también me querían mucho los presos
comunes, me miraban como solidario, dije que si eso lo denunciaba algún preso
común los guardias lo mataban. Yo hablaba por ellos, saltaba por ellos.
Había un restaurante, que era de mis compañeros y de Héctor Chacón, «el
Nictálope».14 'H pO HUD HO UHVWDXUDQWH SHUR ¿JXUDED D PL QRPEUH SRUTXH D Pt HO
director de El Frontón no podía cobrarme cupos. Una vez un choro, todo matón,
pidió café con leche y sánguches. Como el Nictálope era un cholito, el choro se
levantó y quiso irse sin pagar. El Nictálope agarró un cuchillo y se fue detrás de él,
diciéndole: Oye, te has olvidado de pagar. Ah, sí, disculpa hermanito. Y le pagó.
Bien que hizo eso, porque si no era así después cualquier choro iba, le pedía lo que
quería y se iba sin pagar. Afortunadamente, liberaron al Nictálope. Con él éramos
grandes amigos. Manuel Scorza iba a visitar al Nictálope y me regalaba libros.

14 Héctor Chacón es El Nictálope, uno de los personajes centrales de la novela del mismo
nombre, de Manuel Scorza.

73
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Eduardo Creus estuvo en El Frontón junto conmigo. Cuando por razones de


salud lo llevaron al Callao, yo era el único preso político que quedaba en El Frontón.
Cuando me liberaron, a Creus lo mantuvieron preso. El abogado Battilana decía:
¿Pero por qué no lo liberan también a él? Creus tendría que haber matado a un
policía, como Blanco, para que lo liberen. Creus mató a un colombiano. Él escapó
en el Cusco, estuvo escondido, regresó a Lima y se fue a Chanchamayo a trabajar
al lado de un simpatizante trotskista, que era un patrón muy rígido y lo tenía a él de
capataz, oprimiendo a los otros. No le gustó eso y regresó a Lima. Ya en Lima los
FRPSDxHURVOHKDEODURQTXHHVWDEDQSODQL¿FDQGRRWURDVDOWRDXQEDQFReOGLMR6t
participo. Después, le dijeron: La mitad será para la revolución y la otra mitad para
nosotros. Él respondió: No, yo no entro a eso. Ya sabes, tienes que entrar porque
si quedas fuera podrías delatarnos. Efectivamente, fueron a buscarlo para matarlo,
tocaron la puerta, él ya sabía que eran ellos. Entró un colombiano. Vamos, le dijo,
para matarlo. Como Creus era cegato, dijo: Bueno, voy a sacar mis anteojos. En vez
de sus anteojos sacó el revólver, disparó y mató al colombiano. Los otros escaparon.
Después de eso, él se entregó a la policía porque sabía que ya nada podía hacer.

En la isla prisión El Frontón, con Miguel Tauro de Lama y su


compañero de armas Aniceto Muñoz, del sindicato de Mándor,
exsecretario de Reforma Agraria de la coalición de tres sindicatos.
Archivo personal de Hugo Blanco

74
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

Encuentro con Sybila, cartas y el libro Todas las sangres


Antonio Meza me presentó a Sybila. No recuerdo ya lo que conversamos, y por
supuesto, le mandé saludos para José María Arguedas. Sybila le informó que yo estaba
en El Frontón. Arguedas me tomaba como un dirigente importante de la izquierda.
Sybila le dijo que yo era sencillo. Entonces, él me mandó su libro Todas las sangres
con una dedicatoria corta en castellano. Te manda este libro —me dijo Sybila—, él
quería escribir en quechua, pero después se chupó [se sintió corto] y te escribió así, en
castellano. Por eso es que yo le escribí la carta en quechua y le digo: ¿Cómo nos vamos
a avergonzar de nuestra lengua? Luego me escribió en quechua y me preguntó si podía
visitarme. Le dije que no, me pareció que El Frontón no era el ambiente propicio para
encontrarnos. Después, por supuesto, me arrepentí mortalmente de haberle dicho eso.
Le escribí para que vea mis raíces, le escribí el cuento «El maestro», que es un relato
acerca de ese campesino que había conocido cuando era adolescente, precisamente de
HVHFDPSHVLQRTXHPHKDEODEDGHOFHUUR$SX3tFRO&XDQGRFXPSOtDxRVSRU¿Q
subí al Pícol. Yo quería mucho al Cusco porque lo veía de Saqsayhuaman o de Picchu,
otro cerro grande. La última vez que vi a Cusco desde el Pícol comencé a tenerle
cólera al Cusco, por haber comido tanta naturaleza.
Volviendo a la segunda carta que escribí a Arguedas, Sybila contó que Arguedas
le dijo: Voy a leerla el lunes. Se mató el viernes. Le había pedido a Sybila que me
preguntara si yo estaba de acuerdo en publicar las cartas. Le dije: Por supuesto, yo
he escrito lo que sentía del corazón para él, pero si quiere publicarla, no tengo nada
en contra que la publique, pero se mató. Sybila me trajo la segunda carta, me dijo
que yo la tradujera para publicarla. Él tradujo la primera carta que le escribí. Lo que
ahora busco son los originales en quechua que no los encuentro en ninguna parte.

Gobierno de Velasco y propuesta para su libertad negociada


Cuando estuve preso en El Frontón fue a visitarme una dirigente del Partido
Comunista, de cuyo nombre no me acuerdo. Me dijo: Si tú te comprometes a trabajar
en la reforma agraria de Velasco, mañana mismo sales en libertad. Yo le dije: No,
gracias, ya me he acostumbrado a estar acá, acá no más seguiré. Yo estaba dispuesto
a cumplir los veinticinco años de mi condena antes que trabajar para un gobierno
que yo sabía que iba a hacer cosas buenas, pero una cosa es ser parlamentario,
regidor, presidente regional o regidor de consejo menor o cualquier puesto de esos,
elegidos, donde uno pueda decir lo que piensa pero otra cosa es trabajar para un
gobierno, como Yehude Simon, que tiene que decir que todo lo que hace el gobierno
está bien. Yo no iba a hacer eso, sabía que Velasco iba a hacer muchas cosas buenas,
pero podía haber hecho cosas malas, como verdaderamente las hizo. Por ejemplo:
yo y la Confederación de Campesinos del Perú (CPP) apoyamos por supuesto la
reforma agraria que devolvió muchas tierras a las comunidades indígenas. Pero
reunió haciendas y las convirtió en Sociedades Agrícolas de Interés Social (SAIS),
Cooperativas Agrarias de Producción (CAPS) y Empresa Rural de Propiedad Social
(ERPS), que, teóricamente pertenecían a todos los trabajadores, pero en la práctica eran
administradas por tres o cuatro burócratas. Era en favor de ellos que se trabajaba.
Estuvimos contra eso.

75
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Miguel Tauro y Héctor Béjar aceptaron trabajar para Velasco y Velasco nos
liberó a todos. Cada vez que alguien pedía mi libertad, los presos decían: Te van
a dar amnistía, te van a dar amnistía. Ya estaba acostumbrado a que me dijeran
eso. Cuando se abrieron las cuadras y las celdas de El Frontón, venían los presos a
decirme: Te van a dar libertad, te van a dar libertad. Sí, gracias, pero tanto venían
que yo me fui a escuchar radio. Me preguntaba dónde está la trampa. Luego vino
a visitarme Blanca La Barrera, la madre de mi hijo, con mi hijo. Me dijo: Te van a
dar libertad. No digas eso delante del niño, se va a sentir mal cuando sepa que no es
cierto, le dije. Luego entró el ayudante del director y me dijo: Lo felicito, va a salir
en libertad. Recién me convencí cuando se fue Blanca La Barrera con mi hijo. Fui a
mi cuarto, no estaba alegre o feliz, acomodé todos mis libros, todas mis cosas. En El
Frontón podía tener libros, una máquina de escribir, un aparato de radio, cosas que
no tenía en las cárceles de Arequipa. En El Frontón escribí el libro Tierra o muerte.
Al salir de El Frontón nos cambiaron de prisión y nos llevaron a la cárcel de
Lurigancho para liberarnos ahí. Al abandonar la isla todos los presos aplaudían,
yo tenía remordimiento de conciencia de dejarles allí, como si por mi culpa ellos
estuvieran presos. Me emocionó. Nos llevaron a Lurigancho, y ahí estuve con Béjar,
ya lo había conocido antes. Acordamos que teníamos que mantenernos en contacto.
Béjar no comentaba nada. Béjar, Tauro y otra gente más vinieron a mi casa varias
veces, a insistir para que yo trabajara con el gobierno. Si no lo haces —me dijeron—
vas a quedar al margen de la historia. No me importa quedar al margen de la historia
—les dije—, no me interesa la historia. Finalmente, les dije: Bueno ya, está bien,
tanto iban a joderme, está bien, acepto, voy a trabajar para Velasco, pero con una
condición: que no se haga la reforma agraria que yo quiero, pero tampoco la que

Hugo Blanco con su madre en México, 1970. Con su madre y su hija Carmen en México,
Archivo personal de Hugo Blanco 1970. Archivo personal de Hugo Blanco

76
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

quiere Velasco, que se vaya a cada base campesina y se pregunte cómo quieren
la reforma agraria: si quieren parcelación, se parcela; si quieren comunidad, se
hace comunidad; si quieren cooperativa, se hace cooperativa. Lo que le dije fue un
santo remedio. No le vas a decir a un gobierno militar que sea democrático. Ya no
insistieron más. Luego, el gobierno velasquista me mandó decir que me prohibían
salir de Lima. Cuando estuve saliendo de Lima, me regresaron, y después me
deportaron.
En diciembre de 1970 quedé libre. Me arrepiento de no haber estado en Navidad
con mi hija. Por la desesperación que tenía, fui a Huando,15 donde hacía un acto por
la reforma agraria. Oí el grito ¡Tierra o muerte! y me puse a llorar ahí, al volver a
escuchar nuestro lema. Gustavo Espinoza [un dirigente del Partido comunista] se
burló de mí, diciéndome: llorando no ganamos nada. Fue por haber ido a Huando
que me prohibieron salir de Lima.
Cuando me preguntan cuál ha sido el mejor gobierno del Perú, respondo que
el menos malo es el gobierno que me deportó: el de Velasco, porque no solamente
liquidó las haciendas semifeudales, sino también las industriales, nacionalizó el
petróleo, nacionalizó la banca, nacionalizó la minería, nacionalizó todo. Ahora
los gobiernos llamados del socialismo del siglo XXI no nacionalizan, llaman
nacionalizar a renegociar los tratados. Fui deportado y considero correcto eso,
porque como digo, no estuve de acuerdo con las SAIS.

 6HUH¿HUHDODKDFLHQGD+XDQGRTXHSURGXFtDQDUDQMDV/DJHQWHGHDKtH[LJtDTXHVHOHV
entregara.

77
CINCO. EXILIOS: ARGENTINA, SUECIA, CHILE

He caído preso muchas veces. Ya estaba acostumbrado, a veces caía y me liberaban


al día siguiente. Cuando participaba en Lima en las jornadas antiimperialistas, me
metieron preso. Pensaba que me liberarían. Había un tira permanente frente a mi
casa. Vivía en la casa de Lisset Barsallo, mi tercer compromiso (me había enamorado
de ella cuando estaba preso). Cuando salí de El Frontón fui a su casa. Estaba yendo a
comprar una medicina para mi suegra, cuando el tira se me acercó y me dijo: Me han
dicho que me acompañes, quieren preguntarte unas cosas en la PIP. Está bien —dije—,
pero estoy yendo a comprar a la farmacia. Está bien, te acompaño. Me acompañó a la
farmacia y luego a la casa. Espérame acá. Fui al segundo piso de la casa, saqué todas
las cosas comprometedoras de mis bolsillos: direcciones, agenda, y agarre una frazada
y bajé. ¿Para qué llevas esa frazada si solo te van a hacer algunas preguntas? Por si
acaso, no la vas a llevar tú, la voy a llevar yo. Como suponía, después de interrogarme
me hicieron quedar toda la noche. Creí que al día siguiente iban a liberarme, pero no
fue así, me embarcaron en un carro. Pensé: la cosa es grave, como el carro va hacia el
Oeste puede ser fondeo,16 puede ser El Frontón, puede ser el Sepa. (El Sepa fue una
prisión en la selva, a donde llevaban a muchos presos políticos, especialmente cuando
yo estaba fugitivo, por ejemplo a Eduardo Creus, a mi suegro Carlos Valer, quien de
ahí salió enfermo). Puede ser una deportación. No pregunté, porque preguntar era
inútil. El carro dobló a la derecha. Pensé: no es fondeo, ni Frontón, debe ser Sepa o
deportación. Me llevaron al aeropuerto, a un avión grande; por lo tanto, no era Sepa
sino una deportación. Como cuando uno sube a un ómnibus equivocado, pregunté
a un pasajero: Disculpa, ¿a dónde va este avión? A Panamá, a la zona del canal.
Pucha, me daban de regalo a los gringos, el Canal todavía estaba en manos yanquis,
pensé. Me llevaron a Panamá, de ahí al cuartel de los pumas, en Panamá. Pregunté:
¿Voy a quedarme acá? No, usted va a seguir a México. Me tranquilicé porque no
iba a la zona del Canal. Me embarcaron nuevamente en un avión, me fui y no sé a
qué país llegamos. Los pasajeros que deseen bajar, pueden bajar un momento. Yo
quise bajar; me dijeron: No, usted no. Después, cuando estábamos en el vuelo se me
acercó una aeromoza y me dijo: ¡Qué abusivos son! Lo están mandando fuera de su
país. Me regaló un billete de dinero mexicano. Cuando llegamos a México, tuvimos
que bajar. ¿Cuánto de dinero tiene? Aquí no puede estar con tan poco dinero. Qué
pena, entonces regrésenme a mi país. ¿Cómo ha venido? No sé. Alguien entregó mi
pasaporte y el pasaje. Me interrogaron: ¿De qué país es? Soy peruano. ¿Cómo si es
peruano lo mandan acá? Devuélvanme pues al Perú, les dije, y no sabían qué hacer.
Luego me mandaron a una prisión de extranjeros en calidad dudosa. Había ahí un
gringo [estadounidense] que quería hacerse pasar por francés, creo, porque no quería

16 Fondeo deriva de fondear en el mar.

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

ir a Vietnam; había también guatemaltecos y salvadoreños que querían ir a Estados


Unidos, uno de Jamaica, otro de Honduras Británica (hoy Belice). El beliceño se
acercó al lavadero, en las llaves del agua había las iniciales H y C [de hot y cold:
caliente y fría, respectivamente]. Él, que quería agua fría, abría la llave C y le salió
agua caliente. Renegó y protesto porque habían puesto las llaves equivocadas. Yo
le dije: Han puesto las llaves equivocadas pues acá se habla castellano, no inglés: C
es caliente y H es helada. Le dije eso para bajarle las ínfulas de angloparlante. En la
pileta del agua este hondureño británico estaba confundido. Aquí se habla castellano
—le dije—, cold es frío y hot es caliente. A unos salvadoreños que salían en libertad
les di una nota para que enviaran a mi suegra y le hagan saber que yo estaba en
México. Llegó la notita a mi suegra. Aquí en México, la policía no sabía qué hacer,
me llamaban, me preguntaban y me regresaban a la prisión, hasta que una vez me
dijeron: Señor Hugo Blanco —me admiró que me dijeran señor, pues no nos trataban
así—, ¿qué había pasado? Ocurre que de Perú informaron que a Hugo Blanco lo
deportaron, pero no dijeron a dónde. Esa noticia fue comunicada a los compañeros
de Estados Unidos. Ellos preguntaban ¿a dónde lo han mandado? A Panamá. Allí
les dijeron que me habían mandado a Bolivia. Como en Bolivia había una dictadura
militar, pucha, los compañeros gringos se asustaron. Pero desde Bolivia les dijeron
que allí yo no estaba. Volvieron a preguntar a Panamá, y les dijeron: Sí, nos hemos
equivocado, no está en Bolivia, sino en México. Preguntaron por mí en México y
les dijeron: No sabemos qué hacer con él. Nosotros somos sus amigos, nosotros
vamos a pagar lo que sea necesario. Yo me preguntaba ¿por qué me dicen señor?
Y entonces entendí de lo que se trataba. Me llevaron otra vez donde el funcionario.
¿Conoce usted, señor Hugo Blanco, a Peter Camejo y a Joseph Hansen? Sí, son mis
amigos. Los conocía por sus escritos, como leía la literatura norteamericana que me
llegaba en la prisión en Lima, aprendí a leer un poco de inglés. No entiendo el inglés
hablado, pero sí leo mejor el inglés que el sueco. Sus amigos —me informaron—
van a venir acá y lo esperan en tal hotel. Me dieron un dinero, me entregaron recién
PL SDVDSRUWH<R UHFRUGDED TXH FXDQGR KDEtD LGR D$UJHQWLQD WHQtD TXH ¿UPDU HQ
el pasaporte. Me llevaron al hotel, ahí me esperaba Yudy White, que era de USLA
(Comité de Solidaridad de Estados Unidos con Latinoamérica), o sea del Comité
norteamericano de solidaridad con los países de América Latina, y Joseph Hansen,
TXHHUDGLULJHQWHGHOD&XDUWD>,QWHUQDFLRQDOWURWVNLVWD@0H¿MpHQPLSDVDSRUWH\YL
TXHPL¿UPDQRDSDUHFtD7XYHTXHLUDUHFODPDUDODSROLFtDPH[LFDQDGLFLpQGROHV
(VWHSDVDSRUWHHVIDOVL¿FDGRQRSXHGRHVWDUHQ0p[LFRFRQXQSDVDSRUWHIDOVL¿FDGR
Con un policía fuimos a la embajada peruana. Benavides Correa era el embajador.
0HKDQGHSRUWDGRSHURHVWDQRHVPL¿UPDGHQPHXQSDVDSRUWHOHJDO8VWHGSXHGH
volver el rato que quiera al Perú, me dijo. Lo que quiso decirme es que podía volver
vendiéndome al gobierno. Existe el Poder Judicial en el Perú, usted puede quejarse, y
si el Poder Judicial dice que es ilegal ese pasaporte, nosotros le damos otro.
Los compañeros trotskistas norteamericanos me conectaron con los compañeros
mexicanos. Hubo mucha gente que me apoyó bien, recuerdo a un médico de apellido
Peralta. Me acogieron bien, inclusive una compañera —creo que era lituana—, que
era la compañera de un compañero, dijo: Vamos a reunir dinero para que venga tu

80
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

mamá y tu hija a visitarte. Reunieron dinero y mi mamá y mi hija Carmen fueron a


visitarme a México. Cuando se despidió mi mamá, yo pensé que era la última vez
que la veía. Verdaderamente fue la última vez que la vi. Fue una satisfacción para mí
estar con ellas.
Yo estaba formando un comité de apoyo a los presos políticos latinoamericanos
no mexicanos. De eso se enteró la policía: Oiga usted, está haciendo política, está
prohibido hacer política acá. Yo soy político, pues —les dije—, si estoy en México,
entre otras razones, es por voluntad vuestra, no es por voluntad mía; yo quisiera
LUPHDRWURSDtVSHURQRSXHGRLUPHFRQHOSDVDSRUWHIDOVL¿FDGRTXHPHGLHURQ\
DOXVDUORPHKDUtDFyPSOLFHGHODIDOVL¿FDFLyQ¢$GyQGHVHLUtD"PHSUHJXQWDURQ
A Argentina, a Europa o a cualquier parte. Diga que se va a Europa, no diga que se
va a Argentina. Me llevó nuevamente a la embajada peruana y habían dicho en el
consulado: Este es problema vuestro, no de los mexicanos. Entonces me dieron un
pasaporte nuevo con mi nombre.
En México me operaron de tres cosas: de arriba, de abajo y del medio. Del
tabique nasal (porque lo tenía desviado por tantos golpes que recibí), el tabique
nasal desviado me causaba sordera, pues el aire que respiramos no solo va a los
pulmones sino a airear los maxilares, la no aireación del maxilar hacía que mi oído no
funcionara bien. Me operaron también del apéndice y de hemorroides [ríe].
Con el escándalo que hicimos logramos la libertad de Creus. Lo mandaron
a Argentina. Me escribió a México y me decía: Vente para acá. Fui al consulado
argentino, a pedir visa. ¿Usted de qué país es? Peruano. No necesita visa. Sí, quiero
tener visa. Va a pagar por gusto. Sí, quiero pagar por gusto. Pagué por gusto una visa
por tres meses y me fui a la Argentina, pero antes de estar un mes allá me detuvieron
los policías argentinos. Me mandaron a la cárcel, a Villa Devoto, acusándome de
haber cometido el delito de permanencia ilegal. Estaba más legal que nadie, pues no
necesitando visa como peruano tenía visa por tres meses y solo había estado un mes.
Era pretexto buscado para apresarme por haber sido guerrillero. Los presos comunes
se dieron cuenta de que era peruano por mi manera de hablar: Che, vos sos peruano,
me dijeron por mi manera de hablar. Sí, soy peruano. Los presos me dijeron: Mis
respetos, viejo, ustedes trabajan muy bien. Creían que yo era un carterista como ellos.
Decían que los peruanos éramos buenos carteristas en Argentina, lo mejor que hay.
Me trataron con mucho respeto [ríe]. Lo de permanencia ilegal era un pretexto, en
realidad yo era un preso político. En la prisión, considerando que permanecía ilegal
es un delito leve, me mandaron con los de delitos leves como los carteristas. Luego
la policía les explicó que yo era un preso político y me sacaron de ahí. No, carajo,
es político, dijeron los policías. La consecuencia fue que me aislaron, me tenían
junto con un loco, para que me haga algo; después me tenían con un peronista, y,
¿QDOPHQWHPHPDQGDURQDODFXDGUDGHORVJXHUULOOHURVGHO(MpUFLWR5HYROXFLRQDULR
del Pueblo (ERP). Eran los guerrilleros trotskistas de Roberto Santucho. Fueron muy
buenos compañeros de prisión, muy fraternales. No hablábamos de política, sabíamos
que discrepábamos políticamente, pero fueron muy buenos compañeros de prisión.
Teníamos televisión, libros, radio, jugábamos ajedrez. Cuando estábamos ahí ocurrió
la rebelión y la fuga de Trelew. Los agarraron y mataron a todos los presos que trataron

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

de huir. Entre ellos estaba Clarisa Leaplace, hermana de un compañero Luis Leaplace
que estaba con nosotros. Luego de esa fuga, a los presos políticos nos tenían jodidos:
venía una tropa de guardias allí a la puerta: ¡quietos!, teníamos que quedarnos quietos
en lo que estuviéramos haciendo, después abrían la puerta: a ver, todos ustedes pasen
adelante, desvístanse. A desvestirnos completamente, y ellos a mirarnos así el ano
por si allí hubiéramos escondido una arma o una metralleta, todo por humillarnos. A
ver, ¡agarren vuestras ropas, a la cuadra de al lado, corriendo! Y nosotros corriendo
a la cuadra del al lado, a vestirnos ahí. ¡Frente a la pared todos!, y nosotros frente
a la pared, sin conversar unos con otros. Mientras estábamos frente a la pared de la
otra cuadra, inmóviles, escuchábamos ruidos en nuestra cuadra. Cuando regresamos,
encontramos las cartas de la mamá, de la novia, rotas, las fotografías rotas, la ropa
lavada estaba junto con la basura, al juego de ajedrez le faltaban cuatro piezas. O
sea, todo por joder. No estaba los libros, tampoco el televisor. No sabíamos cuándo
podía ser la próxima requisa, si a los cuatro días, a los diez, o al mes: requisa, requisa,
requisa. Teóricamente, la requisa se hacía buscando drogas o armas, ¿no?, pero con
el pretexto de la requisa podía pasar cualquier cosa. Por altoparlantes llamaban: tal
fulano, tal fulano, tal fulano. No sabíamos si a la gente la iban a cambiar de prisión,
si había venido el abogado, si había venido su familia, le habían mandado un paquete
o lo iban a desaparecer. Nos tenían un cuarto de hora ahí pensando, pensando: ¿a
qué me estarán llevando? Después salíamos formados ahí, en los corredores. Cuando
venía otra partida de presos nos obligaban a voltearnos a la pared para no ver cuáles
eran los presos que estaban pasando. Cuando llegábamos a la sección paquetes, se
trataba de paquetes ya sabíamos que no había venido ni nuestra visita, ni era cambio
de prisión, ni nada, sino simplemente un paquete. Debíamos estar de pie a tres metros
de la mesa. Por ejemplo el guardián decía: Le han traído esta radio, es una radio
muy buena, capta el exterior, capta de todas partes, lo felicito. Abría las manos y la
radio al suelo: Huy, ¡qué lástima! Se ha malogrado, ya no le va a servir para nada,
regrésese. En El Frontón te podían robar la radio, pero en Villa Devoto lo hacían
por joder solamente, para mostrarte que tú eras una hoja en el otoño y que ellos
eran el viento, al parecer son métodos de tortura psicológicos aprendidos por los
yanquis en Vietnam que todavía no eran aplicados en el Perú; ahora, creo que ya se
aplican. Los norteamericanos, como están a la vanguardia de la «civilización», son
los más expertos en técnicas de prisión, usan celdas aisladas, practicaron en Irak y
en Guatemala. El dirigente indígena Leonard Peltier está sentenciado a dos cadenas
perpetuas, o sea que cuando se muera debe resucitar para cumplir su segunda condena
a cadena perpetua. Bradley Maning, propuestos por muchos para el premio Nobel de
la Paz, estuvo mucho tiempo en un campamento donde no podía pararse, ni sentarse,
ni estar echado, ni para dormir. Eso no es salvajismo, es adelanto de la civilización.
Con trámites de la familia y los abogados se lograba que nuevos libros, televisión
y radios vuelvan a entrar a la cárcel, pero no sabíamos por cuánto tiempo era eso, en
qué momento iba a haber otra requisa y otra destrucción de nuestras cosas. Esa cárcel
argentina ha sido la peor prisión en la que he estado, no recuerdo cuántos meses
estuve ahí. Mis compañeros habían conseguido que la autoridades podían liberarme
si es que encontraba un país que me reciba. Quiero un país latinoamericano, les

82
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

Hugo Blanco en una conferencia en Argentina. Fotografía de Andy Freeberg

dije. Buscaron a todos y ni Cuba quería recibirme. Como Cuba se llevaba bien con
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en la cárcel de Argentina que ir a Suecia, porque me sentía latinoamericano y quería
HVWDUHQ/DWLQRDPpULFD+DVWDTXHSRU¿Q$OWDPLUDQRHOVHFUHWDULRJHQHUDOGHPC de
Chile, consiguió que yo vaya por quince días a Chile, para después dirigirme a otro
país, a un tercer país. Acepté. Me embarcaron, pues, a Chile. Usted se comprometió
DLUDXQWHUFHUSDtVPHGLMHURQ(VFLHUWRFRQWHVWp¢$TXpSDtVYDDLU"<RSUH¿HUR
quedarme en Chile, pero como tengo que cumplir mi compromiso, ustedes verán
compañeros a qué país me deportan, compañeros. Era la época de Allende. Como
era la gente de Allende, me dieron un año de residencia en Chile. Fui donde la mamá
de Sybila, en su casa estuve viviendo un tiempo. Como era un barrio aristocrático,
Las Condes, me convenía vivir allí para que me den la residencia. Cuando me dieron
la residencia, me fui a otra parte. Antes de que se cumpla mi año vino el golpe de
Pinochet, en 1973. El golpe me agarró en Santiago. Yo por supuesto no dejaba de
militar a donde iba y donde estaba. En ese momento militaba en un partido, en la
sección de la IV Internacional que había en Santiago, pero era una cosita muy chica,
Partido Socialista Revolucionario se llamaba, había compañeros brasileños, que eran
más de la línea armada, a ellos los pusimos para la autodefensa, a mí para prensa y
propaganda. Pensando en El Cordobazo, el periódico que yo sacaba en Argentina,
saqué en Santiago el periódico El Cordonazo, por lo del cordón industrial: ahí,
precisamente, escribí: «Junio y setiembre en Argentina», que el golpe prueba [hace
un ensayo] en junio y el golpe verdadero viene en setiembre.
En el Partido Socialista Revolucionario había dos corrientes: una, la de la
dirección que planteaba que había que trabajar fraternalmente con el Partido

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Socialista de Allende. En esa corriente estaba Gina Vargas [feminista peruana].


La otra, proponía impulsar a los cordones industriales. En esa corriente estábamos
yo, Eduardo Creus (quien también fue a Chile), exiliados brasileños y otros: todos
convivíamos en el partido haciendo los dos trabajos.
Yo trabajaba políticamente en el cordón Vicuña Mackenna; los cordones
industriales eran la unión de las fábricas de una avenida industrial de la que tomaban
el nombre. Por lo tanto, había fábricas textiles, metalúrgicas, de calzado, del vidrio,
HWFXQLGDVSRUODGHIHQVDJHRJUi¿FD/D&HQWUDOÒQLFDGH7UDEDMDGRUHV CUT) era la
reunión por rama industrial tipo CGTP de Perú, no se contraponían ambos tipos de
organización, los sindicatos de fábricas estaban en las dos.
Los cordones surgieron con el avance de la lucha, existían muchas fábricas que
habían sido tomadas por los trabajadores y donde el gobierno mandaba un interventor
para que administrara. La CUT, que era reformista, dirigida por el Partido Comunista.
Los cordones estaban dirigidos fundamentalmente por sectores de izquierda del
Partido Socialista (PS). El MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario) impulsó
los Comandos Comunales, que agrupaban barriadas y fábricas, los de la corriente
procordones del Partido Socialista Revolucionario trabajábamos con el cordón
Vicuña Mackenna.
Cuando el intento de golpe de junio, inmediatamente fui al cordón, a la fábrica
Cristalerías Chile. Ahí pregunté si habían conformado el equipo de comunicaciones
para intercomunicarse con las otras fábricas del cordón, me dijeron: No estamos
en Chaupimayo, acá existe el teléfono, llame a Elecmetal (otra fábrica del cordón).
Un compañero alzo el teléfono e intentó llamar. Indignado, dijo: Han cortado. Por
supuesto, compañero, dije, y expliqué que por eso era necesario formar el equipo de
comunicaciones.
Desactivado ese pregolpe, organizamos los distintos equipos del cordón. Los
compañeros brasileños del PSR escogieron incorporarse a la comisión de autodefensa
armada y a la comisión de prensa, yo. Los de la PS convocaron a reuniones de la
comisión de autodefensa, luego decían que no. Les dijimos: Sean claros, se organiza
la autodefensa o no. El ala derecha del PS frenaba a Allende, Allende frenaba a
Altamirano, Altamirano frenaba a la sección Cordillera, que era a la que nosotros
pertenecíamos. La sección nos frenaba y nosotros creíamos que todavía debíamos
seguir dentro del partido. Ocurría en Chile lo mismo que en Argentina: también
Perón frenaba. Decía a los trabajadores: Vuestra tarea es del trabajo a la casa y
de la casa al trabajo. Por eso triunfó el golpe; porque, claro, la derecha hacía sus
manifestaciones y nadie la reprimía, pero a la clase obrera sí. Se dio el golpe de
prueba de junio para saber cuáles eran los focos de resistencia. Fue feroz el golpe
de Pinochet. Naturalmente que respeto la valentía personal de Allende que murió
combatiendo. Mi crítica es a su no respuesta valiente a los ataques de la derecha
insaciable.
Como me designaron para la tarea de prensa y propaganda, edité el boletín
El Cordonazo, ahí saqué la mención de que el 16 de junio en 1955, en Argentina,
la derecha proyanqui hizo un golpe de prueba con aviones que bombardearon la
Plaza de Mayo. La clase obrera reaccionó violentamente y se movilizó del gran

84
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

Buenos Aires, de otras poblaciones cercanas, y nosotros desde Berisso. Asaltó


armerías, incendió el obispado y las iglesias (como los partidos de derecha estaban
desprestigiados, era la Iglesia la que dirigía las manifestaciones pregolpe). El
gobierno de Perón condenó la actitud de la clase obrera culpando a los comunistas
y éstos dijeron que ellos no eran responsables sino los peronistas, Perón dijo: La
obligación de los obreros es ir del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Déjenme a
mí combatir a los golpistas, ustedes combatan en las urnas. Los golpistas entendieron
que era peligroso comenzar en Buenos Aires por la concentración obrera que había
en la capital y zonas aledañas. En septiembre se levantó una guarnición en Córdoba,
Perón repetía que la obligación de los obreros era ir del trabajo a la casa y de la
casa al trabajo, que él aplastaría a los insurrectos. Envió una guarnición cercana
que llegando a Córdoba se plegó a los golpistas. Una por una, las guarniciones
del interior se manifestaban a favor de los golpistas hasta que solo quedó Buenos
Aires. La marina amenazó con bombardear la ciudad si Perón no se rendía. Éste
dimitió a favor de los militares peronistas y estos se rindieron ante los golpistas. Los
burócratas peronistas de la Central General de Trabajadores (CGT) se manifestaron
debajo del catre, la clase obrera hizo manifestaciones de protesta, pero como no era
un movimiento coordinado, no tuvieron efecto práctico.
En El Cordonazo mencioné el golpe de prueba de junio en Argentina y el golpe
verdadero de septiembre advirtiendo que el golpe de junio de Chile era un golpe de
prueba y que el pueblo chileno debía evitar el golpe verdadero. Desgraciadamente,
también en septiembre vino el golpe verdadero. En Chile, el «golpe de prueba»
sirvió para mostrar cuáles eran los focos de resistencia que fueron aplastados en
pSRFDGH$OOHQGHDQWHODSDVLYLGDGGHOHMHFXWLYR(QHOFLQHVHYLRXQD¿OPDFLyQTXH
mostraba a militares insurrectos, uno de ellos vio la cámara y disparó asesinando al
FDPDUyJUDIR (Q OXJDU GH FDVWLJDU DO DVHVLQR ¿OPDGR ODV DXWRULGDGHV SURKLELHURQ
volver a proyectar la película. El cordón Cerrillos se organizó y movilizó contra
el golpe de junio, fue reprimido en época de Allende. Los Mapuches también se
habían levantado contra el golpe, fueron arrastrados por el suelo desde helicópteros,
los marinos rechazaron abiertamente el golpe, fueron castigados entre junio y
septiembre, también fue reprimida la población marginal «Nueva Habana»; todo
esto se dio cuando Allende todavía gobernaba, el ejército reprimía a la vanguardia
antigolpista ante la pasividad gubernamental. Muchos artículos de consumo popular
habían bajado notablemente de precio (los peruanos que visitaban Chile se admiraban
de lo barato del costo de vida), los comerciantes hicieron desaparecer muchos
artículos para venderlos a precios altos en el mercado negro. La gente descubría los
acaparamientos y los denunciaba, las autoridades no castigaban a los acaparadores.
Dicho acaparamiento tenía el objetivo económico de vender a precio elevado en el
mercado negro y el objetivo político de desprestigiar al gobierno culpándolo del
desabastecimiento.
Las fábricas tomadas por los obreros no eran dirigidas por estos sino por
IXQFLRQDULRV LQWHUYHQWRUHV QR VH GH¿QtD TXH OD SURSLHGDG SDVH D ORV REUHURV (Q
ellos los obreros tenían mayor o menos voz. Una fábrica de muebles de lujo pasó
a producir muebles de consumo popular. Una fábrica metalúrgica pasó a fabricar

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

armas caseras para la autodefensa. Por estas razones, no creo en las revoluciones
poco a poco: si no se avanza, se retrocede. Como dije, una de las razones por las
que entré al POR argentino fue por su posición ante el proceso guatemalteco: el APRA
y el PC opinaban que el error de Arbenz era ir muy rápido, la crítica del POR era que
iba muy lento. Por eso triunfó el golpe de Castillo Armas. Cuando estuve en Chile,
mi mamá estaba agonizando en el Cusco y, desesperadamente, me llamaba, quería
verme. Pedí al gobierno peruano que me permitiera ir al Perú, vigilado por la policía,
verla y después la misma policía me devolvería a Chile. No hubo respuesta. Para lo
único que sirvió mi pedido fue para que el gobierno mandaran a los tiras a ver si mi
mamá estaba agonizando. A Fernando Belaúnde sí le permitieron ir al entierro de su
madre porque era un señor de respeto, ¿no?
Como había vivido en la prisión lejos de mis hijos, tenía ganas de estar con
ellos. Supliqué a las mamás que me los mandaran a Chile. Afortunadamente, ambas
aceptaron. Viví con Carmen y Hugo en Chile. Fueron a visitarnos Blanca (mamá
de Hugo) y luego Vilma (mamá de Carmen). Cuando ella estaba en Chile se dio el
golpe, el bombardeo de la casa de la Moneda y del compañero Allende. Carmen era
de la Juventud Socialista. Hubo toque de queda por tres días. Yo estuve en el centro
de Santiago, a pie tuve que ir a la casa donde vivía porque había paralización del
transporte. Después, una de las vecinitas, amiga de mi hija, me dijo: Señor Blanco,
han dicho por radio que todos los extranjeros tienen que ir al puesto de policía más
cercano. Le dije: Gracias, voy a ir. Por supuesto que no lo hice. Hice una reunión
con mis hijos Carmen y Hugo y les dije lo que harían si es que me mataban, lo que
harían si es que me tomaban preso, qué tenían que hacer ellos.

Arriba: Hugo Blanco con su hija Carmen Blanco


Valer. Derecha: Otra foto de Carmen Blanco Valer.
Fotografía de Andy Freeberg

Afeitado, vestido con un traje que no era el habitual, variando mi manera de


caminar (porque por la manera de hacerlo también pueden reconocerte) me fui con
mi hija caminando, a casa de unas compañeras suyas de la Juventud Socialista,
cuyo papá era amigo mío también. Cuando estábamos en la casa del amigo llegó
su hermana y le dijo: Hace años que nosotros no nos hablamos, pero ahora, dadas

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

las circunstancias, debe acabar eso. He venido a preguntarte qué puedo hacer por
ti. El amigo me señaló y le dijo: Llévatelo a él, y me llevó. Era una señora que
no tenía nada que ver con la política. Estuve en su casa, en la noche se escuchaba
gente caminando por los techos, se oía disparos. Debo contar que antes de que se
dieran los sucesos que estoy relatando, los amigos de Amnistía Internacional me
advirtieron que cualquier cosa que pase en este país, tu embajada es la embajada
sueca; ya hemos hablado con el embajador, conviene que tú vayas inmediatamente
D KDEODU FRQ HO HPEDMDGRU (UD WDO OD ¿HEUH GH OD PLOLWDQFLD TXH QR WXYH WLHPSR
para ir a hablar con el embajador. Después, por supuesto, me arrepentí. Había un
compañero nuestro de partido que era sueco; mediante mi hija —que era la única
que sabía dónde estaba— le pedí que hable con su embajador para asilarme en su
embajada. Habló en sueco con el embajador: Hay un peruano que quiere asilarse.
No damos asilo a peruanos, le respondió el embajador. Se trata de Vit (palabra que
en sueco quiere decir Blanco). Al oír, dijo: Ah, a él sí. El embajador mismo fue en su
carro a mi vivienda, pero yo ya no estaba ahí; después, fue a recogerme a la casa de
la amiga que me había dado refugio. El propio embajador manejaba el coche, subí y
fuimos a la embajada sueca. Luego, ahí también fueron Eduardo Creus (el camarada
argentino desde tiempos del Cusco, que militaba conmigo en Santiago) y un camarada
brasileño, Yurandir. No podíamos salir de la embajada sueca al aeropuerto porque no
había tratado de asilo entre Suecia y Chile. Yo debía ir a la residencia del embajador
mexicano. Tuve que afeitarme, me peiné, el embajador sueco me dio el terno negro
de su hermano, una camisa blanca, corbata negra y anteojos. Me tomaron una foto,
pasé como Hans Blom, consejero de la embajada sueca. Entonces ya estaban muy
cuidadas las embajadas y no era fácil entrar. Salimos para ir a la residencia del
embajador mexicano, el embajador manejaba el coche. Lo dejaron pasar porque ya
lo conocían, mostré mi credencial, «Hans Blom, consejero de la embajada sueca», y
pasé. Con esa misma credencial, Hans Blom, pasaron Creus y Yurandir, el brasileño.
La policía buscaba a los extranjeros, fundamentalmente a los que habían trabajado
con Allende. Como yo no había trabajado con Allende porque estaba a la izquierda
de él, no apareció mi nombre. Había tantas personas refugiadas en la residencia
del embajador mexicano que tomaron una decisión: los chilenos se quedan y los
extranjeros se van. El embajador nos dijo: los que tengan pasaporte, dénmelo para
llevarlos en su valija diplomática. Los tres compañeros mostramos solamente el
documento de identidad chileno que teníamos. Al tercer día de mi llegada a México,
me enteré de que en la televisión chilena y en los periódicos chilenos se decía: Se
busca a Hugo Blanco, se dará no sé cuánto de recompensa al que diga dónde está;
se dice que está en los Andes, haciendo guerrillas. Yo estaba ya en México. Esa fue
una de mis tantas salvadas. Tuvimos que ir en ómnibus al aeropuerto, acompañados
de cinco carros de delegaciones extranjeras, como Suecia, Suiza y no sé qué otros
países, que escoltaban el bus. En el aeropuerto nos acompañaron hasta el avión pues
habían secuestrado a otros en el camino al avión.
Vilma, Carmen y Hugo debían refugiarse en la embajada peruana ya que ellos
no estaban deportados. Sin embargo, les negaron la entrada. Un amigo mío, a quién
conocí como ladrón preso en El Frontón y pasó a tener ideas revolucionarias, se fue a

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Chile a militar conmigo. Su chapa era Óscar. Cuando supo del rechazo en la embajada
a mis familiares, fue con ellos, golpeó la puerta, salió el portero a decirles: ¡Ya les
he dicho que no se reciben asilados! Óscar le puso un puñal en la garganta y le dijo:
Con buenas maneras, cualquiera entiende, déjanos pasar. El portero tuvo que dejarlos
pasar. La compañera Gina Vargas, cuyo papá era Ministro en Lima, consiguió que
el gobierno enviara un avión para repatriar a los refugiados. Así salieron de Chile
Vilma, Carmen y Hugo.

En Suecia
No podía quedarme en México porque me había comprometido ir a Suecia. El
embajador mexicano aceptó mi salida a México solo para que no me quede en
Chile. Estuve alrededor de cinco años en Suecia. Me recibieron los de Amnistía
Internacional. Hice una gira por Suecia, otra por Europa y también fui a Canadá,
hablando sobre el golpe en Chile. Verdaderamente sentí a Chile y lo sucedido en el
golpe me afectó tremendamente, hasta me ponía a llorar cuando en las presentaciones
tocaban música protesta chilena. Yo estaba jodido.
Harald Edelstam, el embajador sueco, inmediatamente después del golpe, compró
el local de la embajada cubana y la residencia del embajador de ese país. Si no hubiera
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fueran cinco los coches diplomáticos que nos escoltaron hasta la escalerilla del avión.
Una refugiada uruguaya necesitó una operación. Habló con las autoridades chilenas
para que la operación quirúrgica se realizara en el hospital y luego ella regresara a
la embajada. La enferma estaba escoltada por tres embajadores. Sin embargo, las
autoridades no cumplieron su compromiso y se la llevaron, Edelstam se abrazó al
catre pero no pudo evitar el secuestro.
Ante la queja del gobierno sueco las autoridades propusieron un arreglo: devolvían
a la enferma a la embajada y Suecia cambiaba al embajador. Suecia tuvo que aceptar.
La última vez que lo vi fue en un restaurante barato de autoservicio con su bandeja
en la mano. Me dijo: Es el último día que estoy acá, mañana voy a Argelia, me han
nombrado embajador. ¿Qué mal te ha hecho Argelia?, le pregunté. Mi pregunta se
debía a lo siguiente: cuando él era embajador en Guatemala se dio el golpe en ese
país (Castillo Armas contra Arbenz). Cuando era embajador en Indonesia se dio el
golpe de Suharto contra Sukarno. En esas ocasiones Edelstam actuó como en Chile,
protegiendo a víctimas de las dictaduras militares proyanquis.
Cuando llegué a Suecia me acogió la sección sueca de Amnistía Internacional,
cuyo director era Bo Lindblom. Es una organización a la que respeto mucho,
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defendían a quienes impulsaban la lucha armada. Eso no fue obstáculo para que
la sección sueca me declare el «preso del año» cuando me amenazaba la pena de
muerte, pues consideraban que habíamos agarrado las armas en defensa propia frente
a la represión armada.
Amnistía Internacional fue el eje de las organizaciones que impulsaron mi gira
en apoyo al pueblo chileno contra la dictadura, naturalmente que las secciones de
la IV Internacional —a la cual yo pertenecía— formaron parte importante. Además,

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

había otra organización fuerte en Suecia, los Chile-Comités, que surgieron en varias
partes y que editaron una revista. Hubo una fuerte solidaridad con el pueblo chileno
en Europa, principalmente en Suecia.
Desde Suecia hice una gira por todo el país y otra por Europa —promovida
fundamentalmente por Amnistía Internacional— para hablar sobre el golpe de Estado
en Chile. A uno de los lugares de donde nos llamaron fue un cuartel. Como peruano,
me llamaba la atención que de un cuartel me llamaran para dar una charla sobre
Chile. Por supuesto, di la charla sobre Chile y hubo, además, música. Había setenta
comités de Chile en Suecia y había una revista publicada por el Comité Chile. En la
escuela del norte de Suecia, donde yo trabajaba dando clases de castellano, teníamos
uno de esos setenta comités. En ese cuartel hablé incidiendo en el papel jugado por
las Fuerzas Armadas. Pensé que en un cuartel estaría como preso, como estuve en
&XVFRSHURQXQFDLPDJLQpTXHDOWHUPLQDUGHKDEODUVHPHDFHUFDUtDXQR¿FLDOSDUD
felicitarme. Me agradeció y me dio un cheque, por supuesto que el cheque fue para el
Comité Chile, como todos los cheques que me daban en todas las charlas. Más tarde,
cuando estuve hospitalizado en Harnosand, que era una población cercana a donde
yo vivía, por el asunto de la columna, un compañero —paciente, como yo— había
estado como soldado en el cuartel donde di la charla. Me habló de la dictadura que
había en ese cuartel porque no permitieron que los soldados organizasen un comité
de solidaridad con Chile. El ejército sueco era así en esa época.

En una conferencia durante su exilio en Suecia, en los años setenta.


Fotografía de Mikael Winstrom

Al llegar a Suecia, me llamaron del norte y me ofrecieron un trabajo de ayudante


en la enseñanza del castellano, mi tarea era conversar con los alumnos en castellano.
Entonces, yo redacté un texto: «Breve historia de América Latina», para conversar
con los alumnos que eran verdaderamente adultos, algunos no querían hacer servicio
militar por razones éticas y tenían que ir a la escuela a prepararse para futuros

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

viajes a Latinoamérica o a cualquier otra parte del mundo. Los alumnos eran gente
progresista, hasta ahora hay dos exalumnos con los que seguimos teniendo amistad:
uno es ingeniero que ha ido al África, el otro es ingeniero en una ciudad de Suecia.
Gente muy linda. A veces, cuando voy a Suecia, me reúno con ellos.
Estando en el norte de Suecia (fuimos más al norte con los alumnos para esquiar)
me dolía la espalda porque tengo uno de los discos (el sacro 1) intervertebrales
aplastado, que hasta ahora me duele todavía. Estaba estirado con el dolor. Gunilla
Bergland, una amiga de uno de mis alumnos que había ido con nosotros, se preocupaba
mucho por mi salud, y me dijo que me haría masajes. Me gustó de ella su solidaridad
y me enamoré de ella. Ella no se enamoró de mí, pero después tuvo que enamorarse,
¿no? [ríe a carcajadas]. Estuve prendido de ella. Estudiaba en Upsala, que era una
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conmigo. De esa relación nacieron mis hijos María y Óscar. Cuando vine de Suecia al
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y que asumiera el cuidado de sus hijos. Ella tuvo que irse allá a terminar de estudiar.
(VSVLFyORJDWUDEDMDEDHQSVLFRORJtD\VHSXVRPDOSRUTXHVHLGHQWL¿FDEDPXFKRFRQ
los problemas de sus pacientes. Eso le hizo daño, ahora trabaja, pero ya no atiende
pacientes. Cuando voy a Suecia la busco para verla, por supuesto. Es madre de María
y de Óscar. Le chocó que yo la haya abandonado porque tuve que hacer la gira por
Estados Unidos el año que nació la hija María. Debía ir a Estados Unidos pero no
me dejaban entrar, pedía la visa, me decían que no, me peloteaban. Vine por nueve
meses al Perú porque la demagogia Morales Bermúdez permitió que regresemos los
deportados pero me tenía seguido y seguido y, nuevamente me deportó a Suecia.
Esa situación le chocó a Gunilla. Con el tiempo, ella enviaba a los dos niños pasar

Izquierda: Su segunda esposa, Gunilla, frente a una chocita de la puna. Derecha: Gunilla con
ovejas en el camino que hizo con Hugo Blanco a pie del Cusco a Huanoquite, alrededor de 50
kilómetros. Archivo personal de Hugo Blanco

90
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

vacaciones conmigo. Para que María vuelva a Suecia había que pescarla. Me decía:
Papá, ¿no te parece una tortura que yo viva dos años en Suecia y solo dos mesecitos
en el Perú? Cuando regresó en otro momento estudió una temporada en Cusco, al
regresar a Suecia ella estaba un año adelantada con respecto a sus compañeros.
Gunilla habló con los profesores, y estos entendieron y permitieron que la chica
entrara a primer año, porque si no se iba a acomplejar.
Cuando nació mi hija, me preguntó qué apellido iba a llevar, porque allá tienen
un solo apellido: tendría que llevar el suyo o el mío. Yo le dije: Bueno, como va a
ser más hija tuya que mía, que lleve tu apellido. Por eso se llamaba María Berglund,
y mi hijo es también Óscar Berglund. Cuando fue mayor de edad, mi hija María
se cambió el apellido para ser María Blanco, no por machista sino porque quería
tener un apellido latino y, además, porque estudió en Suecia pensando trabajar en
Perú. Estudió educación bicultural, vino acá y cuando estuvo un tiempo, su mamá
le dijo: no tienes que trabajar en cualquier cosa y entró a trabajar en el Instituto
Peruano Norteamericano, enseñando inglés. Cuando hubo una vacante en un colegio
bicultural dejó el Instituto Peruano Norteamericano, pasó a ganar la mitad de lo que
ganaba, y trabaja ahora en el Cusco, en lo que le gusta, en Pukllasunchis [juguemos,
en quechua] que es un colegio bicultural. A ella siempre le gustó más el Perú, por
eso se apellida María Blanco. Su hermano Óscar sigue con el apellido Berglund. A
Óscar le gusta el Perú, le impresionan los Andes, trabajó aquí en turismo, pero no le
apasiona el Perú.
A Estados Unidos no me dejaban entrar; sin embargo, en 1977 se presentó la
oportunidad. Era un período de descongelamiento de las relaciones entre Estados
8QLGRV\OD8QLyQ6RYLpWLFD(Q+HOVLQNL¿UPDURQXQFRQYHQLR(QpOORV\DQTXLV
metieron una cláusula que señalaba que si el autor de un libro era invitado por
la editorial que sacó su libro para discutir la edición de otro trabajo, tenía que
permitírsele el viaje y el ingreso al país de la editorial. Esa cláusula fue puesta para
que la Unión Soviética permitiera el viaje de Alejandro Solzhenitsyn, que escribió el
libro Archipiélago Gulag contra el sistema stalinista de gobierno de la URSS, publicado
en Estados Unidos. Quienes en primer lugar aprovecharon esa cláusula fueron mis
FDPDUDGDVQRUWHDPHULFDQRVGHO6RFLDOLVW:RUNHUV3DUW\6XHGLWRULDO3DWK¿QGHUKDEtD
publicado la versión inglesa de mi libro Tierra o muerte, escrito en El Frontón, sobre
la lucha en La Convención. Me invitaron a que vaya a Estados Unidos a tratar sobre la
edición de otro trabajo. El gobierno de Estados Unidos no podía impedir mi ingreso.
Fui a Estados Unidos. Esa vez era Carter el presidente de Estados Unidos y
andaba llenándose la boca con «los derechos humanos, los derechos humanos, los
derechos humanos». El tema de mi charla, que di en cuarenta y ocho ciudades de
Estados Unidos, fue «Carter y los derechos humanos en América Latina». Tuvieron
que aguantarme. De paso, aproveché para ir a Puerto Rico con la visa norteamericana.
Les puse dos condiciones a los compañeros que me invitaron: una, como no iba a
haber charlas en los días de Navidad y año nuevo, pagaran el pasaje de mi hija y de mi
mujer desde Suecia. Así lo hicieron. Luego de ese encuentro continuaba la visita por
las ciudades de Estados Unidos. La segunda condición fue que después de las charlas
VHKLFLHUDQ¿HVWDVFRPRHQHO7HUFHU0XQGR

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

En Estados Unidos me encontré con el hijo del arqueólogo Manuel Chávez


Ballón, mi profesor, a quien apreciaba mucho.
En Europa, como digo, daba charlas, trabajaba con Amnistía Internacional
fundamentalmente. Así conocí casi toda Europa, dando charlas. Fui a la Gran Bretaña,
pucha, ahí me ponía nervioso porque a las seis estaba citada la conferencia, eran las
seis y media y no comenzaba. Se me ocurrió decirles: cómo dicen que la hora inglesa
es exacta. Ah no, el imperialismo británico hace tiempo que está en crisis. Ya no es el
de antes, me dijeron [ríe]. En Suecia sí se comienza a la hora exacta.

Hugo Blanco con su camarada Edward Shaw, quien le ayudó mucho al principio de su exilio
en Europa. Archivo personal de Hugo Blanco

Regreso del exilio. Nueve meses en tiempos de Morales Bermúdez (1977-1978) y


otra vez fuera, en México
Al volver de Suecia me conecté por supuesto con el Partido Socialista de los
Trabajadores (PST), me llamaron del local de la CCP, que funcionaba en el jirón
Huancavelica. Me preguntaron cuál era mi posición. Les dije que yo estaba en contra
del gobierno y que, por supuesto, contra Morales Bermúdez, que yo sabía que era un
golpe de derecha. Me nombraron como secretario de derechos humanos.
Yo vivía con mi compañera Gunilla en una barriada en Independencia, que
todavía era muy barriada esa vez. Estábamos completamente vigilados, había un
carro de la PIP frente a nuestra casa, a donde iba me seguían, tenía que eludirlos,
KDVWDTXHSRU¿QXQWLUDVHPHDFHUFy\PHGLMR<RVpTXHSDUDWLHVXQSUREOHPDTXH
te sigamos, pero para nosotros también eres un problema porque andas burlándote
de nosotros. ¿Qué tal si hacemos un acuerdo? —me dijo—: No te seguimos, tú nos
dices cuándo debemos seguirte y si no quieres no te seguimos, pero luego nos dices
en qué barrio has estado. Está bien, le dije, tuvimos ese acuerdo. Una vez que estuve

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VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

saliendo al mercadito de mi barrio se me acercó uno de los tiras y me dijo: Ahora


han mandado a otro soplón que te va a seguir, te advierto. Yo no tenía que salir,
pero ya que me mandaron un soplón, saldré pues, dije, y salí y en realidad el soplón
me siguió. Zarumilla era un mercado que tenía varias entradas. Entré al mercado,
él me seguía, yo le dije: Oiga, no me siga, conmigo no, aquí hay tantos jóvenes a
quienes puede pedirles lo que me pide. Callado me seguía. No me pedía nada. Le di
a entender que era un maricón, que me estaba pidiendo sexo, que era homosexual
pasivo y que por eso me ofrecía dinero. Yo le decía no, aunque me pague el doble,
aquí tiene varios jóvenes a quienes pedirles el favor. La gente se amontonaba a ver
lo que pasaba entre el tira y yo. Me seguía, tomamos un ómnibus, yo avanzaba para
adelante, y él me seguía. ¡Qué maricón prendido! Ya te he dicho que yo no acepto,
aunque me pagues plata. Avanzamos hasta la Plaza 2 de Mayo. De aquí vamos a ir
a La Parada —le dije—, porque en La Parada les interesa el tema, pero antes vamos
a hacer un paso ligero, nos damos la vuelta a la plaza por un lado y regresamos por
el lado contrario para tomar el micro. A ver, vamos, le dije y me puse a correr. Él se
hizo el que no podía correr y me dejó. Inmediatamente volví a Independencia y les
dije a los tiras: Acá estoy, lo he dejado a él. El tira burlado había llamado a sus jefes
diciendo que me perdió el rastro. Los tiras que estaban frente a mi casa dijeron a
sus jefes: Hugo Blanco está aquí. Dijeron eso para joder al otro tira [ríe]. Después,
mandaron otro tira para seguirme, yo sabía que el nuevo tira estaba ya preparado
SDUDHOWHPD0HVLJXLyIXLPRVKDVWDODVR¿FLQDVGHOGLDULRExpreso, me hablaron
los compañeros obreros de Expreso\OHVGLMH¢1RWLHQHQXQDFiPDUDIRWRJUi¿FD"
Porque un tira me está siguiendo. Sacaron una cámara. Lo peor que puede pasarle a
un tira es que le saquen fotos. El tira se fue.
Escuché por radio en Chaupimayo que hubo no sé qué problema en Comas. La
policía dijo que yo era el agitador. Era un pretexto para volver a deportarme. Me
detuvieron, pucha, y los tiras asustados me dijeron: Oye, compadre, no vayas a decirles
nada del acuerdo que tuvimos. No se preocupen. Al interrogarme, preguntaron: ¿Qué
opina de la reforma agraria del gobierno? Esa no es una pregunta policial, es una
pregunta política, por mis conferencias yo cobro, así que si ustedes me pagan, les
digo. No quisieron pagarme [ríe]. Volvieron a deportarme a Suecia. El embajador de
Suecia dijo: Yo voy a pagar el pasaje. No, sería demasiado, le dijeron: el gobierno
peruano pagó el pasaje. En total, creo que han sido cinco años los que pasé en Suecia.
Mi último exilio fue para salvarme de las amenazas de muerte por el Servicio
Nacional de Inteligencia y por Sendero Luminoso. Me enteré que ambos me tenían
sentenciado a muerte. Tuve que irme a México.
Cuando llegué a México como exiliado por segunda vez vino una amiga,
precisamente la lituana que consiguió que vayan mi mamá y mi hija a Chile. Me
sacó del hotel, estuvimos caminando por la calle, ella se reía de algunas cosas y eso
me chocó, y volví al hotel, tenía que estar entre la gente alienada que había salido
de Chile, ese era mi ambiente, no era ya el normal, en el que la gente se ríe. Como
HVWiEDPRVFHUFDGHQRYLHPEUHYHQGtDQPXxHTXLWRVGHD]~FDUSRUOD¿HVWDGHORV
muertos. Compré dos esqueletos de azúcar, uno que estaba vendiendo periódicos
y otro uno que estaba tocando una guitarra, los puse en un estante, diciendo: Así

93
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

nos llegan las noticias y así debemos recibirlas. Nos llegaban las noticias dolorosas
de Chile, precisamente en los días de los festejos de los muertos. Me contaron, por
ejemplo, que un compañero brasileño, también de mi partido, fue invitado por una
vecina a tomar té, luego llamó a la policía y le dijo: Aquí está tomando té. Lo vendió
y los policías lo mataron. Cuando fui a Francia, me encontré con su mujer y su hija
(nacida en Chile), las dos son formidables militantes. A la chica le dije: A ti te quiero
mucho por ti, por tu mamá y por tu papá.

94
SEIS. IZQUIERDA: SUEÑO DE UNIDAD Y REALIDAD DIVIDIDA

Yo estaba en Estados Unidos cuando después del paro general de 1977 mis
compañeros me pusieron como candidato a la Asamblea Constituyente y pude
regresar al Perú. Como se trataba de una Asamblea Constituyente, volví con un
proyecto de Constitución en el bolsillo, una Constitución ultra para un país gobernado
por los trabajadores. En ese momento, mi partido era el Partido Socialista de los
Trabajadores. No recuerdo bien los nombres de los compañeros europeos que me
dijeron que respetaron lo que yo había hecho, pero que era un proyecto ultra. Tenían
razón. Vine a Lima, había espacios gratuitos de televisión para los candidatos y me
tocó ir después de que se había dado un paquetazo fuerte y yo estaba deprimido.
¡Qué mala suerte! Pero mi depresión coincidía con la depresión de la gente y, como
siempre, yo estaba pensando que la gente no iba a triunfar por la vía electoral sino
por la vía de la rebelión. Le daba más importancia a las acciones de masas que a
las elecciones. Me tocó ir a la televisión y dije: Compañeros, acabamos de sufrir el
fuerte golpe del paquetazo [decretos de un gobierno contra los intereses populares].
¿Qué hacer contra eso? ¿Votar por mí? Da lo mismo que voten por cualquiera, esto
va a seguir así. Lo que todos tenemos que hacer es ir como un solo puño al paro del
27 y 28 (no recuerdo de qué mes pero en 1978), convocado por la CGTP. Ir al paro es
la forma de combatir las acciones del gobierno, no es votando por mí. Cinco horas
después de haber dicho eso, estuve preso porque el espacio gratuito no era para
hacer propaganda al paro sino propaganda electoral. Detuvieron también a Javier
Diez Canseco, Genaro Ledesma y otros compañeros.
Nos subieron a un avión militar, iríamos seguramente al exilio, pataleamos,
habían dos exministros de Velasco que también estaban presos, pero ellos estaban
contentos: Vamos a ir a la Argentina, donde se juega el campeonato mundial de
fútbol, dijeron. Pucha, ¡a la Argentina!, nosotros nos espantamos, pues había allí una
dictadura militar. Volvimos a patalear, querían aislar a Ricardo Letts, me abracé de la
cintura de Letts para que no lo aislaran. Nos subieron a un avión Búfalo, esposados
todos a los asientos. El avión paró en Arequipa, subieron a Apaza, el que ahora está de
parlamentario y a otro más; después, siguió a Jujuy, en Argentina. Afortunadamente,
en Jujuy un periodista tomó la foto del avión y pueda ser que por esa foto estemos
vivos. Nuestra prisión y el envío a Argentina era parte del «Plan Cóndor», porque
Morales Bermúdez mandó a unos italo-argentinos que estaban refugiados en el Perú
para que los mataran en Argentina y los mataron. Como retribución a eso, cuando
bajamos del avión en Jujuy, un general nos dijo: Ustedes son prisioneros de guerra.
Después nos dieron libertad. Yo le dije al general: No quiero pisar suelo argentino,
tengo todavía una visa de residencia en Suecia y quiero irme a Suecia. De afuera
tramitas eso, me dijo. No quise, porque podían desaparecerme. Quisieron que yo
¿UPHPLVDOLGD'LMHQR(QWRQFHVPHPDQGDURQMXQWRFRQ$OIRQVR%DHOOD7XHVWD

95
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

[periodista peruano de derecha] y con los dos generales de Velasco en una avioneta
a Buenos Aires. Me vi nuevamente en los calabozos de la Policía de Investigación
con la puerta de mi celda abierta a un corredorcito. Yo había estado ya en esos
calabozos en los que no me dejaban tener nada. Una vez me llevé un tablerito de
ajedrez pintado en un papelito y lo tenía en mi bolsillo, me revisaron y dijeron:
Ah, tenías esto como si hubiera sido una metralleta, y me lo decomisaron porque
querían que uno esté escuchando los gritos de los torturados, y pensando ¿a qué
hora me sacan para torturarme? No querían que uno se distraiga con nada sino que
solo esté pensando. Esta vez mi celda estaba abierta. A los pocos días llegaron los
otros presos que habían sido liberados en Jujuy porque en Jujuy no podían hacer
nada. Javier Diez Canseco les explicaba a los policías que nosotros no habíamos
cometido ningún delito, que éramos inocentes. Sí, che, vos parecés inocente, che,
SHURpVWH²UH¿ULpQGRVHDPt²HVWHHVKLQFKDGH%RFD ODKLQFKDGDGH%RFD-XQLRUV
es agresiva), ¿no? Ya me conocían de mi visita anterior.

Elecciones a la Constituyente
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partí a Suecia. No recuerdo si fue cuando yo estaba en Suecia o en otro país que se
hicieron las elecciones para la Constituyente en el Perú, en las que no voté, pero sí
fui elegido. Salí elegido y ni siquiera voté por mí [ríe].
Quise volver al Perú, pero no me dejaban. En ese momento [1978] inicié una gira
por España; es decir, tenía que hacer otra gira en la Europa llamada occidental porque
a la otra [de la Unión Soviética] no me dejaban entrar. Comencé una conferencia
diciendo: Soy constituyente electo en el Perú y no puedo regresar a mi país. El gobierno
peruano comprendió que más daño le hacía yo afuera que adentro y me permitió
regresar. Desde que volví, la policía ya no me siguió, pero es cuando más palos
recibí. Me golpeaban en la cabeza fundamentalmente, ¿por qué?, porque yo estaba en
todas las movilizaciones del pueblo, a la cabeza para garantizar que las protestas se
hicieran. Recuerdo que una vez, en una marcha en el cono sur por el agua, estábamos
yo y Javier Diez Canseco. Me rodearon y diciéndome mata-guardias de mierda me
golpearon en la cabeza. Recuerdo también que en otro momento en la Asamblea
&RQVWLWX\HQWHXQR¿FLDOGHODGC que era constituyente, me llamó «asesino». Le pedí
que retirara sus palabras. Sí, retiro mis palabras, pero sigo pensando lo mismo, dijo.
En una marcha de los ambulantes yo decía que el gobierno tiene que garantizarles
trabajo y mientras no les garantice trabajo ustedes tienen derecho a vender en el
Palacio de Gobierno y en la Cámara de Diputados. Agarraron al secretario general
de los ambulantes, lo tumbaron en la avenida La Colmena, lo estaban apaleando,
viéndolo a él como símbolo del movimiento de los ambulantes, me tiré encima del él
para que los golpes me llagaran a mí y no a él. Recuerdo que uno de los periódicos
de Lima publicó una foto en la que la policía me golpea, pero no tengo esa foto. Otra
foto que me hubiera gustado guardar es de cuando en la Plaza Bolívar golpearon y
tumbaron a una maestra y yo la estoy levantando en brazos.
El 30% de los elegidos en la Constituyente era de izquierda. Yo, el «Chango»
Antonio Aragón Gallegos, Carlos Fernández Chacón, Avelino Mar y otro compañero

96
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

del Partido Socialista Revolucionario íbamos al Congreso como caminábamos cada


día en la calle, sin disfrazarnos. Después de eso, Acción Popular ha innovado la
costumbre: ya no era obligatorio ir con frac. Era escandalosa nuestra presencia.

Juramentación en la Asamblea Constituyente


El día de la juramentación en la Constituyente recibimos una noticia: en una
manifestación de maestros, la policía había matado a un profesor. Después
supimos que la noticia no era cierta, pero nosotros estábamos iracundos. Entre
los constituyentes de izquierda, el primero que tenía que jurar era yo por la «B»
de mi apellido. Me llamaron a juramentar, había que arrodillarse, poner la mano
sobre la Biblia y jurar. Yo, parado y con el puño en alto dije: Prometo por la sangre
derramada esta mañana que continuaremos luchando por los derechos del pueblo.
No recuerdo qué más dije. Se ve en una foto que Víctor Raúl Haya de la Torre
[Presidente de la Asamblea Constituyente] me está mirando, sorprendido por lo que
dije. Los compañeros que juramentaron después lo hicieron también por la sangre
derramada esa mañana.
Por supuesto que en la Constituyente ni se discutió el proyecto que yo había
presentado. Mi actuación en esa Asamblea fue defender las movilizaciones de
masas, estar a la cabeza de esas movilizaciones, de las luchas de las barriadas, de
los gremios. Eso fue lo fundamental. Ya no recuerdo en cuál de las comisiones de
la Asamblea estuve, pero sí que dimos batalla, pero infructuosamente. La mayoría
HUDDSULVWD/RVFRPSDxHURVGHODL]TXLHUGDQR¿UPDPRVOD&RQVWLWXFLyQDFRUGDGD
en 1979.
Los constituyentes como Luis Alberto Sánchez y Ramírez del Villar me hablaban
más o menos. Una vez me invitaron a Lampa para participar en un mitin. Viajé a
Arequipa, y de Arequipa tenía que ir a Lampa. En Arequipa quisieron detenerme
los tiras siendo yo un constituyente. Estaba sentado en una banca y me agarré, así,
de la banca, con banca y todos los tiras me llevaron; después, me desprendieron de
la banca y me llevaron en un carro a las afueras de Arequipa, para que no llegue
a Lampa. Me tuvieron ahí y después me dejaron cuando [ya no tenía sentido] ir
a Lampa. Esa vez protestó Luis Alberto Sánchez por el atropello, porque siendo
constituyente tenía inmunidad parlamentaria.
Antes de las elecciones a la Constituyente las encuestas mostraban que yo podía
VHUHOHJLGR/XHJRFXDQGRVHFRQ¿UPyTXHVHUtDXQRGHORVFRQVWLWX\HQWHVFUHtD
que era un reconocimiento a mí, no una capitulación, y tal vez, tuvo algún efecto la
intervención que tuve por televisión. Lo que dije en la televisión no fue para lograr
más votos sino porque yo creía en el movimiento y no en las elecciones. Jamás creí
que por la vía electoral la izquierda llegaría al poder ni nada de eso. Decidimos
participar en las elecciones para aprovechar la campaña y propagar nuestras ideas.
En el Congreso sentí que estaba cumpliendo mi deber al hacerme apalear en
las manifestaciones populares, no tenía esperanzas de que logremos nada en la
constituyente, como no logramos absolutamente nada. Toda la izquierda no logró
nada, se impuso el APRA con una Constitución ultra revolucionaria comparada con la
actual [la de 1993, impuesta por Fujimori].

97
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Hugo Blanco cargado en hombros por Nicolás Lucar circa 1980. Captura de Internet

Unidad Democrática Popular (UDP), Alianza Revolucionaria de Izquierda (ARI)


Después de la Constituyente, se nos acercó la gente de Diez Canseco de la Unidad
Democrático Popular (UDP), y nos plantearon la unión con el Frente Obrero
Campesino y Estudiantil del Perú (FOCEP). Por supuesto, estábamos de acuerdo en
ODXQL¿FDFLyQGHODL]TXLHUGD'HVSXpVGHHVRVHIRUPyOD$OLDQ]D5HYROXFLRQDULD
de Izquierda (ARI). Me preguntaron por el nombre a mí y yo dije: ARI, que es sí
en quechua. Acepté, pero los que estaban descontentos eran los de UDP, que creían
que el candidato presidencial debía ser Alfonso Barrantes y no yo, pero no lo
decían. Se sobreentendía que los candidatos naturales serían yo como candidato a
la presidencia, Alfonso Barrantes candidato a la primera vicepresidencia y Horacio
Zevallos, de Patria Roja, candidato a la segunda vicepresidencia. Barrantes no decía
si aceptaba o no. Después de inscribir la lista presidencial de ARI, los del Partido
Socialista Revolucionario (PSR) y no recuerdo qué otro grupo arengaron contra el
trotskismo. Firmaron el ARI, lo inscribieron, pero arengaron y estaban descontentos.
Por eso salieron Patria Roja y el Partido Comunista Revolucionario (PCR), pero no
dijeron claramente: Nosotros estamos para que Barrantes sea el candidato, aunque
estaban completamente en contra de que yo sea el candidato. Yo iba a las reuniones
y me daba asco cómo se peleaban por las candidaturas, como perros por un hueso.
Después, he comprendido que fue el peor error político de mi vida porque, además,
el anhelo de las masas estaba a favor de la unidad. Lo que yo debí haber hecho fue
no ir a esas reuniones y que otro compañero fuera.
El Partido Obrero Revolucionario (POR) era la sección peruana de la IV
Internacional. Cuando estuve en La Convención, el movimiento de La Convención

98
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

atrajo la atención y simpatía de otros sectores políticos de la izquierda como el


Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), con gente como los Acurio; el
grupo de los llamados leninistas, una corriente del Partido Comunista que después
VHLGHQWL¿FyFRQ+pFWRU%pMDUHQHOODVHHQFRQWUDED/XLV=DSDWD%RGHURTXHHUDXQ
dirigente obrero leninista de la hidroeléctrica de Machu Picchu; también un ala de
la juventud del PC en el Cusco, donde estaba Federico García, que después se volvió
completamente stalinista y ahora no me menciona para nada cuando habla de La
Convención. Con ellos conformamos el Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR),
el POR era una parte del FIR. Después me enteré que en Lima se organizó también un
grupo del FIR y que ahí estaba Chang, el que después murió junto con el Che. Creo
que él era el director del periódico Revolución Peruana. Luego salieron todos los
demás y nos quedamos solo los del POR. Se fueron porque una vez que terminó el
movimiento campesino de La Convención, cada organización, y cada grupo tomó
su propia vía: por ejemplo, el MIR, se fue a hacer una guerra de guerrillas del 65, los
leninistas con Héctor Béjar también hicieron la guerrilla del Ejército de Liberación
Nacional (ELN); Fico García regresó al PC. Nosotros nos quedamos solos nuevamente,
pero seguíamos usando el nombre del FIR.
El Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) nació después, como una
XQL¿FDFLyQGHORVWURWVNLVWDVDFiGHVSXpVGHOD$VDPEOHD&RQVWLWX\HQWHGH(/
POR ya no existía, entramos grupos que accedimos o formamos parte del secretariado
XQL¿FDGRGHODIV Internacional, donde estaban Ernest Mandel y Nahuel Moreno.

Pintas de Ejército de Liberación Nacional en Chapi,


25 de setiembre de 1965. Captura de Internet

Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR): De la Puente en La Convención


Estaba en la cárcel de Arequipa en 1965 cuando surgió la guerrilla del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR) y supe que Luis de la Puente estaba en La Convención.
Pensé que era una invención, no creí que estuviera allí porque cualquier parte del Perú
era buena para hacer guerrillas, pero no La Convención. En La Convención la gente
ya tenía la tierra. Yo hice una huelga de hambre porque me prohibieron las visitas.
Psicoanalizándome, creo que esa fue mi huelga de hambre más larga. Fue cuando

99
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Alva Orlandini [Ministro del Interior de Acción Popular] me mandó de obsequio un


ataúd. Yo tenía la desesperación porque sabía que el gobierno había decidido matar a
De la Puente. En realidad, mi huelga, era por esa desesperación. Luego de varios días
de huelga de hambre, me dijeron: Usted necesita suero. Está bien, estoy dispuesto
a que me pongan suero, pero no aquí en esta prisión, es en el hospital donde tienen
que ponerme suero. No, preferimos traer el hospital acá, pero usted no va al hospital.
Bueno pues, está bien, mi muerte va a ser culpa mía, pero también ustedes van a ser
cómplices porque no quieren llevarme al hospital. Tuvieron que llevarme al hospital,
y ahí nadie podía visitarme. Había un cura jesuita que me visitaba en la cárcel, y
que fue a verme al hospital. Un sargento se plantó para escuchar lo que hablaba con
el cura. Padre —le dije—, el médico ha dicho que en cualquier momento puedo
morir, y bueno, como es así, no quisiera morirme sin confesión, por eso he decidido
confesarme ante usted. El cura entendió y le dijo al sargento: Está usted escuchando
que se va a confesar y la confesión es secreta. El sargento también entendió bien el
asunto, rabiando tuvo que salir, y nos pusimos a conversar tranquilamente a solas con
el cura [ríe]. Una de las dos monjitas que estaban en el pabellón puso un Cristo ahí, me
miraba para saber si yo estaba enojado. ¿No le molesta?, me preguntó. No, si está en la
pared, qué me va a molestar; esta es vuestra casa y ustedes tienen derecho a decorarla
como sea. Debajo de mi almohada había puesto un detente con un folletito en que se
leía que había una persona que odiaba a las monjas, y luego que le pusieron el detente
debajo de su almohada se volvió buenito con ellas. Leí eso y me dio risa. Lo tenía
debajo de mi almohada. La monjita curiosa me preguntó: ¿Ha visto usted lo que está
debajo de su almohada? Sí, madrecita. ¿No le molesta? No, si estuviera encima de la
almohada sí me molestaría, pero como está debajo, no. Ella me decía que coma, que
FRPDTXHFRPDTXHFRPDKDVWDTXHXQDPDxDQDOHGLMH0DGUHHOFUXFL¿MRHVHTXH
está ahí en la pared me ha hablado. ¿Ah, sí? ¿Qué le ha dicho? Me ha dicho: Eres un
cobarde, estás solamente catorce días en huelga de hambre y ya quieres comer, yo he
estado cuarenta días y cuarenta noches sin comer, eres un cobarde. ¿Cómo se va usted
DFRPSDUDUFRQ'LRV"PHGLMR(VRPLVPROHGLMH\RDOFUXFL¿MR4XpEXHQDJUDFLD
tú eres Dios pues, y él me dijo: Pero no seas bruto, yo como Dios estoy toda una
vida sin comer; sufrí como hombre, cuando se me acercó el demonio, para ofrecerme
cosas, yo le dije: Satanás, Satanás, no me tentarás. Yo soy el señor, tu Dios, y a él solo
servirás, y no capitulé, yo, estuve cuarenta días y cuarenta noches. A ti también se te
va a presentar el demonio, en forma de monja, en forma de cura, en cualquier forma, y
tú tienes que decir lo mismo: Satanás, Satanás, no me tentarás, le dije [ríe]. La monjita
no sabía qué hacer. Cada vez que me pedía que coma, yo le decía: Satanás, Satanás no
me tentarás. Como dije antes, esa fue mi huelga de hambre más grande.
Me eligieron secretario general de la Federación Provincial de Campesinos
de La Convención, pero consideré que era incorrecto porque ese nombramiento
provocó la división. Justamente, cuando estaba yendo a Quillabamba en un camión
por Santa Teresa, para jurar el cargo el 1 de mayo (creo que fue en 1962), escuché
en el radio, que en Lima habían sido capturados los asaltantes de un banco y que,
al parecer, era para enviar dinero a Hugo Blanco en La Convención. Juramenté en
ODR¿FLQDGHODERJDGR(VWHQLR3DFKHFRSRUTXHQRVGLMHURQTXHORVSROLFtDVHVWDEDQ

100
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

ya emplazados en el local de la Federación para disparar a la plaza donde se iba a


realizar el mitin y la juramentación. Capturaron a los que habían asaltado al Banco
cuando habían llegado a Cusco e iban en un camión. Uno de ellos se puso nervioso.
Parece que murió un guardia. Solo quedaron libres dos: el argentino Eduardo Creus,
TXHIXHDODR¿FLQDGHPLVXHJURDKtORHVFRQGLHURQ\VHIXHD/LPD(ORWURIXH
Pedro Candela, que llegó a Chaupimayo.
Ya conté que la formación del FIR fue parte de la solidaridad que provocó el
movimiento de reforma agraria en Chaupimayo y La Convención. Parte de ese eco
fue la llegada de la compañera Blanca La Barrera a Chaupimayo. Blanca venía de
Trujillo, era simpatizante de la izquierda. Tuvo que ir a Lares. Fue mi compañera y
tuvo que separarse de mí e ir a Lares porque Lares era el otro centro del movimiento.
Como yo no podía ir, ella fue y cayó presa antes que yo, cuando estaba con mi hijo
en la barriga. Yo era consciente de que había solidaridad, pero reconozco que lo de
La Convención no dejó de ser un movimiento local que no pudo extenderse. Por
supuesto que me hubiera gustado que se extendiese pues siempre he sido partidario
de la revolución internacional. Precisamente, así se manifestó la solidaridad de
los compañeros argentinos Daniel Pereyra y Eduardo Creus, que equivocadamente
optaron por el asalto a los bancos para ayudarnos económicamente. Se les ha
calumniado, pero de todos los argentinos, estoy completamente seguro —inclusive
del español José Martorel, que ahora ya no es revolucionario—que ellos no actuaron
por un interés personal ni nada de eso: asaltaron bancos para mandarnos dinero, me
parece que dos veces, con ese dinero me era posible viajar más fácilmente dentro
del Cusco, particularmente de Cusco a Quillabamba porque en Cusco tenía que
atender los asuntos de la Federación Departamental de Campesinos del Cusco, y
en Quillabamba el movimiento de los campesinos de La Convención. Fui a varias
partes del Cusco, recuerdo que una vez fuimos a Calca, a organizar un sindicato
y cuando estábamos reunidos ahí, llegó la policía y nos tomó los nombres a todos
los presentes y nos citó para que al día siguiente vayamos a la comisaría. Creo que
éramos como veinte personas las que estábamos ahí. Al día siguiente aparecimos
cincuenta en la comisaría, y le preguntaban a la gente por su nombre y le decían:
Tu nombre no está acá. Sí, señor, es que cuando les vi llegar a ustedes me asusté
y me corrí, pero como sé que es delito el haber estado allí en esa reunión, por
eso estoy viniendo. A otro le dijeron: Tampoco tu nombre está. Sí, señor, después
de que ustedes se fueron yo fui a la reunión, pero como sé que es delito, por eso
estoy viniendo acá. Todos hablaron sobre los abusos que cometía el hacendado.
Se asustaron los policías y liberaron a todos. De ahí nos fuimos directamente a la
chichería.

Javier Heraud, cubanos y apoyo a Hugo Blanco


Supe de la muerte de Javier Heraud cuando estuve preso con Alain Elías, en la cárcel
de Arequipa, porque él estaba en el mismo bote que Heraud. Estuvimos presos
también con Abraham Lama, Rodríguez y Márquez Cabrera. Con todos ellos estuve
preso en Arequipa, pero ellos no me dijeron que se trataba de una guerrilla preparada
por el Che, para ayudarnos a nosotros. De eso me enteré después, en una de las

101
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

últimas biografías del Che. No sé por qué no me lo dijeron. Parece que Héctor Béjar
era el dirigente de esa vez. Después se formó el Ejército de Liberación Nacional. Yo
no hablé con Héctor Béjar; él no podía ir a visitarme y si hubiera querido yo estaba
incomunicado la mayor parte del tiempo.
Quien sí fue a visitarme fue Luis de la Puente, cuando estuve perseguido en
Chaupimayo. Estenio Pacheco, que era un abogado nuestro de La Convención, entró
al MIR, y él llevó a De la Puente a visitarme. De la Puente me preguntó cuándo
revientan ustedes. Le dije: No sé, eso no depende de mí, depende de la gente. Él
me dijo: Eso no debe ser así, es el partido el que debe decidir. Yo le dije: Respeto
tu opinión, pero precisamente esa es nuestra diferencia: tú consideras que el partido
es el que debe decidir y yo considero que no es el partido el que debe decidir; el
partido puede sugerir, pero no determinar. Quien determina, quien decide tiene que
ser la organización de masas. Lo mismo ocurre en una huelga, no es el partido el que
decide sino los trabajadores de los sindicatos. Pensando en una colaboración posible
entre el MIR y el FIR, me dijo: Te sometes a lo que mande Cuba. ¿Qué cosa manda
Cuba?, le pregunté. No se te puede decir. Ah, bueno, si es así, no puedo someterme a
algo que no conozco. Sí, usó la palabra someter. Me ofreció mandar armas que nunca
llegaron. Pero sí me regaló un revolver, precisamente el revolver que usé en Puquira
y que yo tenía cuando me capturaron. Después, cuando caí preso, me preguntaron
por De la Puente Uceda: ¿Conoce a De la Puente Uceda? Sí, lo conozco, he visto
muchas noticias de él en los periódicos. Pero ¿no lo conoce personalmente? No, no
lo he visto. Como era yo el delincuente y él estaba libre, no lo iba a comprometer,
¿no? Pero me mostraron una foto: ¿Y esto qué es?, me dijeron. Era una foto de De
la Puente y yo juntos. Sí, los dos juntos, con otra gente más. Tuve que quedarme
callado, me quedé rabiando. No sé quién diablos habrá dado esa foto. Después me
enteré que el periódico del MIR había publicado esa foto.
Sé que De la Puente tenía su cuartel en Mesa Pelada y, bueno, como digo, yo al
principio pensé que era falso porque cualquier lugar del Perú era bueno para hacer
guerrilla, menos La Convención, porque en La Convención la gente ya era dueña de
la tierra. Entonces, ocurrió un fenómeno: la vanguardia que había luchado conmigo
se unió a De la Puente, porque yo hablaba de la revolución social y en ese momento
la vanguardia entendía ya de la necesidad de la revolución social. José Zúñiga
Letona, Benito Cutipa, Albino Guzmán y otros de la vanguardia que habían luchado
conmigo, se unieron a De la Puente. A Cutipa lo mataron, José Zúñiga Letona murió
GHVSXpVGHKDEHUHVWDGRSUHVRMXQWRFRQPLJRWHQHPRVIRWRVHQ(O)URQWyQ\¿UPy
una de las cartas que me escribieron desde El Frontón. Albino Guzmán traicionó, iba
con la policía delatando a la gente que los apoyó. La vanguardia apoyó, pero la gran
masa no. Cayó un compañero dirigente de Paltaybamba, estuvo en la cárcel conmigo
\VHTXHMyGH'HOD3XHQWH'LMRFXDQGRSRU¿QODUHSUHVLyQQRVGHMyWUDQTXLORV
aparece De la Puente Uceda, y la represión volvió a jodernos. Eso era lo que en ese
momento creía la mayoría de la gente; ahora no, ahora dicen que De la Puente luchó
por nosotros. Me parece que De la Puente creía que en La Convención el trabajo
de base ya había sido hecho por Hugo Blanco, y que él cosecharía los frutos. Pero
no pensó que la gente luchaba por la tierra y ya tenía la tierra. La base no lo apoyó,

102
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

quedó aislado en Mesa Pelada, y tuvieron que salir de ahí. Cuando salieron, los
agarraron vivos y los mataron. No sé cuántos compañeros estuvieron con él, pero
sabemos que los mataron a todos. A Luis de la Puente lo fusilaron.
Hubo tres guerrillas del MIR: una era la de De la Puente, que era la principal, en
Mesa Pelada, pero fueron asesinados sin haber disparado ni un solo tiro. Otra era
la guerrilla de Guillermo Lobatón y Máximo Velando, con Antonio Meza y otros
dirigentes, los que sí hicieron acciones. Y la de Fernández Gasco en el norte, que
estaban mirándose con el Ejército y después se fueron al Ecuador. A Fernández
Gasco le da rabia que a mí me digan guerrillero [ríe], me tiene una rabia tremenda.
Yo no estaba de acuerdo con la metodología de la guerrilla del MIR, pero por supuesto
que me sentía solidario con ellos y me dolió mucho la represión al MIR, el asesinato
de De la Puente y también la represión a la gente de Béjar. Uno de ellos, el mirista
Luis Zapata Bodero, fue mi amigo, militante del FIR, era del FIR, era de la clase obrera
y fue un combatiente muy bueno.
No tuve contacto con Guillermo Lobatón ni con Máximo Velando, ellos tenían
una base campesina [en Andamarca, sierra central] en la que estaba Antonio Meza.
Con él estuvimos presos después en El Frontón. Sybila Arrendo de Arguedas iba a
visitarlo a El Frontón, pero como en El Frontón socializábamos las visitas, como había
compañeros que no tenían visitas, las visitas eran para todos. Ahí la conocí a Sybila.
Cuando estábamos en el monte de La Convención escuchábamos por Radio
Habana la gran solidaridad de los cubanos. Después, leí que cuando estaba en
Argelia le dijeron al Che: Hugo Blanco ha caído preso, ¿qué opina? Sí —les dijo—,
ha caído preso, pero otros seguirán sus huellas. El no creía que podían liberarme, y
como me habían tomado preso, ya se terminaba la cosa. Mataron al Che en 1967,
cuando yo estaba preso.

Perú, crisis de la izquierda y los partidos


En el Perú, los sindicatos y los partidos de izquierda son organismos creados por el
pueblo para los partidos de izquierda y para combatir el sistema, pero, desgracia-
damente, comparten muchos defectos del sistema, por ejemplo, el verticalismo. De
todas maneras, el jefe es el que manda, aunque se hable de centralismo democrático.
Al que contradice al jefe se le aísla, se le trata mal. En el Perú hemos vivido una
época muy trágica: antes, para discutir en el Congreso sindical de un gremio o de
tal otro gremio, había primero la reunión de los dirigentes políticos de las distintas
corrientes y entre ellos tomaban sus acuerdos, después iban al Congreso. También
en la CCP ocurría ese desastre, pues no había autonomía del movimiento campesino.
Los socialistas me invitaron para que fuera candidato en las elecciones de 2006.
Me invitaron para postular al Parlamento Andino. Yo les dije que sí, pero que iría con
mi propio programa. Me dijeron que sí. Yo dije que no quería volver al Parlamento
como congresista, pero el Parlamento Andino era diferente. Acepté, sabiendo que no
ganaría. No fue un error aceptar esa invitación, porque esa campaña me serviría para
reencontrarme con el pueblo. Aproveché la campaña electoral para comenzar a sacar
el periódico Lucha Indígena. El Parlamento Andino no es peor que el Congreso,
porque en el Parlamento Andino la gente está más libre y yo podía seguir haciendo

103
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

lo que estoy haciendo ahora como parte del Parlamento Andino. Se reúne muy pocas
veces. Aun si hubiera sido elegido, no me hubiera perjudicado ni un milímetro. Lo
que estoy haciendo ahora sería parte de mi trabajo como parlamentario andino. Elsa
Malpartida17 hizo algo de eso cuando trabajaba con los cocaleros.

Elecciones políticas y candidaturas


Por supuesto que deberíamos tener candidatos en las elecciones. Hemos tenido
propuestas para las elecciones últimas [2011] para que el movimiento indígena
tenga su propio candidato. Esta fue una propuesta impulsada por la Confederación
Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería (CONACAMI). Poco tiempo
después, pusimos en la carátula de Lucha Indígena «Pizango Presidente». Yo creo
que el problema del Perú no va a ser resuelto por la vía electoral. En general, los
trotskistas hemos estado por la participación en las elecciones, porque en época
electoral toda la gente está pensando en elecciones. Si nos vamos a cruzar de
brazos y vamos a pensar en no meternos, sería una estupidez. Hemos participado en
elecciones sin pensar en sacar un diputado. En Estados Unidos siempre lanzamos
la candidatura de un negro como presidente y de una mujer como vicepresidenta,
para educar a la gente. En Perú planteamos que Alberto Pizango fuera candidato a
ODSUHVLGHQFLDHVWXYLPRVDIDYRUGHODUHFROHFFLyQGH¿UPDV1RVRWURVHVWiEDPRVD
muerte por la candidatura de Pizango. ¿Alberto Pizango? ¿Un chuncho, presidente?
Pucha qué barbaridad, fue el comentario de los que creen que los indígenas no deben
participar en política.
Lo que pasa es que Pizango no supo comportarse como candidato. Cuando
regresó de Nicaragua pedí una reunión con él y le dije: En primer lugar, hiciste mal
en refugiarte en Nicaragua, lo que te correspondía hacer era llamar a una conferencia
de prensa y que en esa conferencia de prensa la policía te tome preso. No hubieras
estado ni dos meses preso. Me contestó diciendo: Tú eres más viejo, pues, tienes
experiencia, tienes razón, pero eso ya pasó. Está bien —le dije—, pero ahora tienes
que dejar de ser solamente el dirigente amazónico, tienes que ser el dirigente político
nacional y por lo tanto pronunciarte sobre todo lo que pasa en el país. Si pasa algo en
Cocachacra tienes que ir a Cocachacra y decirles a los compañeros de Cocachacra
que los apoyas. Le dije que se pronuncie no solamente sobre cuestiones nacionales,
sino también sobre cuestiones internacionales, por ejemplo el derrame de petróleo
en el Golfo de México. Me dijo que sí, pero sus consejeros le dijeron que no, si haces
eso te van a volver a procesar judicialmente.
La pregunta por qué Pizango fue exiliado a Nicaragua es importante. Ollanta
Humala ofreció candidaturas a la gente de la Asociación Interétnica para el Desarrollo
de la Selva Peruana (AIDESEP). Otra alternativa podría haber sido que Pizango fuese
candidato a una vicepresidencia de Humala. Se barajó el tema y nos dijo Pizango
que el regateo estaba en cuántos puestos le iban a dar a los indígenas. Le dije que yo
estaba en contra, que no se debió negociar puestos sino discutir posiciones antes de

17 Elegida para el Parlamento Andino, grupo de parlamentarios de los países andinos para el
período 2006-2011.

104
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

hacer una alianza. Creo que tal vez Pizango ya no es una reserva para el 2016 porque
tiene una oposición en AIDESEP y una tercera reelección para seguir siendo el líder de
AIDESEP sería muy difícil.

Sobre Tierra y Libertad


Concuerdo con los compañeros de Tierra y Libertad en la defensa del agua y de los
derechos humanos, pero no concuerdo con ellos en la conclusión política principal.
Se trata de buscar candidato y votar en 2016 o de fortalecer las organizaciones
populares que en Cajamarca se llaman Frente de Defensa y Rondas Campesinas.
Estas organizaciones populares pueden tener cualquier otro nombre en cualquier
otra parte del Perú, yo las veo como germen del futuro poder del pueblo, y creo que
solamente ellas van a realizar los anhelos del pueblo, al margen de este sistema,
de este aparato colonial que nos gobierna. Tenemos esas dos diferentes visiones
políticas a largo plazo. Esas diferencias provocan roces, probablemente.

Sobre Sendero Luminoso


Al principio, Sendero tuvo apoyo porque la opresión era jodida en los pueblos: los
guardias abusaban como querían. A los campesinos les parecía una maravilla que
los senderistas mataran a esos policías y a esas autoridades, pero después, cuando
comenzaron a atacar a los campesinos, estos les quitaron su apoyo. Una campesina
me decía: Qué bueno que se haya instalado el cuartel del ejército porque Sendero
nos estaba matando. Así aparecieron las rondas campesinas para enfrentar a Sendero.
Todo eso lo debilitó. Como golpe de gracia, a Abimael Guzmán lo capturaron en
una residencia de Lima con una corte [a su servicio], no como a mí, en el monte,
jodido, hambriento, sin nada. Estoy de acuerdo contigo, Rodrigo: Abimael convirtió
la derrota personal de su captura en una derrota de Sendero y en su cambio de
posición para sostener que se acabó la guerra y el paso que sigue sería la lucha por
la paz y por la amnistía.
Afortunadamente, está creciendo el movimiento popular y ese movimiento
popular no va a permitir que surja Sendero otra vez. Si así fuera, sería una provocación
que podría ser vista inclusive como propatronal. Puede ser que la derecha fabrique
un renacimiento de Sendero.
La captura de Artemio podría haberse producido mucho antes [se produjo en
febrero de 2012]. Ya lo tenían, es evidente que ya lo tenían, pero el gobierno esperó
que la Marcha del Agua llegue a Lima para capturarlo, para que la prensa se ocupe
de Artemio y no de la Marcha del Agua. En ese mismo momento se produjo la
expulsión de Jorge Rimarachin [congresista cajamarquino del Partido Nacionalista
opuesto a la política de Ollanta en favor del proyecto].
Tuve otra experiencia con Sendero. Leí en un periódico sobre una senderista
herida, internada en el hospital. Yo era parlamentario en ese momento, y fui
inmediatamente al hospital. Averigüé dónde estaba. Al verme, volteó la cara a otro
lado porque como yo era parlamentario no quería verme. Llamé a los familiares y
ellos sí querían verme. Se me acercaron los médicos y me dijeron: Aquí no tenemos
los dispositivos que se necesita para curarla, tienen que llevarla al Hospital del

105
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Empleado. Pucha, ¿cómo hacía yo entonces? Fui donde un amigo que tenía en
ese hospital, era un neurólogo que me curó una vez, era el Dr. Morote [Donald],
precisamente de apellido ayacuchano. Él la atendió. Ella está en silla de ruedas,
después ya me hablaba; no sé más. Supongo que seguirá presa. Yo no debatía con
los senderistas porque sabía que la posición de ellos y la mía eran muy diferentes y
no nos íbamos a entender. No quería perder el tiempo tratando de debatir con ellos.
Con los del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru sí había cierta simpatía,
digamos. A Néstor Cerpa Cartolini lo conocí cuando yo estaba en la Comisión de
Derechos Humanos de la Cámara de Diputados y se produjo la tremenda represión
a los obreros de Cromotex, una fábrica textil que no había pagado a sus trabajadores
y se declaró en quiebra. Los dueños comenzaron a llevarse las máquinas, entonces
los obreros, con todo derecho, ocuparon la fábrica. El gobierno mandó a la policía,
tuvieron que combatir. Murió un policía, un capitán y algunos obreros. Estuve en el
velorio de uno de ellos en el distrito de Independencia y también fui a visitar a los
que estaban presos. Vi el cuerpo de Cerpa Cartolini morado, lo habían golpeado.
Denunciamos el atropello, pero no se consiguió nada. Precisamente Cerpa Cartolini
era el secretario general del sindicato de Cromotex. Cuando salió de la fábrica, se
metió al MRTA y ya sabemos cómo murió. En esa toma de rehenes, los emerretistas
no mataron a ningún inocente, no querían matar a nadie, no era su moral, pero sí
murieron todos. Después, pasado el tiempo, yo vi en las calles de Lima una línea de
ómnibus Cromotex; pensé: debe ser de los dirigentes de Cromotex. Resulta que es
una empresa de los patrones de Cromotex.
He discrepado muchísimo más con los senderistas porque consideraba como
enemigos a quienes no pensaban como ellos. Las motivaciones que tuvieron eran
correctas porque se desesperaban por que los abusos y tantos atropellos que hay
en el Perú son para desesperar a cualquiera, y que hay que terminar con eso, pero
nosotros creemos que el método senderista refuerza al enemigo. Eso es lo que ha
pasado en los veinte años de guerra interna que han servido para matar a setenta
mil peruanos, la mayor parte de ellos indígenas campesinos y, muchos de ellos,
dirigentes campesinos. La CCP tenía bases en todos los departamentos del Perú,
menos en dos; luego, le quedaron solo las bases de Cusco y Puno y con todas
las debilidades del caso. Sendero ha servido para debilitar a las organizaciones y
después del debilitamiento de esos veinte años apenas estamos levantándonos. Por
eso estamos más atrás que Ecuador y más atrás que Bolivia, por los veinte años esos
que hemos sufrido y perdido. El enemigo aprovecha y llama «terrorista, terrorista,
terrorista» sabiendo que no son terroristas, que no tiene nada que ver con Sendero.
Por otra parte, Sendero comenzó a matar gente del pueblo, por ejemplo, a María
Elena Moyano, después a un compañero —no recuerdo cómo se llamaba— que era
dirigente de la carretera central, al dirigente obrero Roberto Chiara, camarada mío
del PRT, que era el dirigente del calzado Diamante. Cuando Sendero decretó un paro
armado, Roberto Chiara hizo que su sindicato se sumara al paro armado; después
Sendero volvió a llamar a otro paro armado, y él consideró que no era conveniente y
no llamó a su sindicato para que parara. Por eso lo mataron, considerándolo traidor
$VtKDQPDWDGRDPXFKDJHQWHFRPR3RU¿ULR6XQLHQ3XQR3RU¿ULR6XQLIXHXQ

106
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

gran dirigente de toma de tierras en el norte de Puno. Lo tomaron preso acusándole


de terrorista. Logramos su libertad con una movilización nacional e internacional.
Cuando lo liberaron, lo mato Sendero Luminoso. Sendero acostumbraba a acusar
de soplones a poblaciones íntegras y matar a poblaciones íntegras. Por eso, muchos
campesinos me decían: Compañero, qué bueno que se ha instalado un cuartel en
nuestra zona porque Sendero nos estaba matando. ¿Qué les iba a decir yo?
Cuando ya Sendero existía, en Huanoquite, el pueblo donde viví de chico,
Vladimiro Valer, otro compañero y yo, organizamos la Federación distrital de
campesinos e hicimos una marcha y un mitin en la plaza central. Vi a dos mistis
jóvenes que no eran de allí y que miraban la marcha y el mitin. Esa noche dinamitaron
y volaron el tractor de la cooperativa y fugaron hacia el Cusco. Era gente de
Sendero que hizo volar el tractor de la cooperativa el día que se había organizado
la Federación. La gente decía: La Federación Campesina está metida en esto. Ahí
se destrozó la Federación. Esa práctica de Sendero ha sido muy nociva. Mi último
exilio fue para salvarme de las amenazas de muerte por el Servicio Nacional de
Inteligencia y por Sendero Luminoso. Me enteré que ambos me tenían sentenciado
a muerte.
Cuando Sendero Luminoso no había llegado aún al departamento de San Martín,
estando yo recorriendo el departamento para organizar una reunión de maiceros,
llegamos a una población y ahí nos paró la gente del Movimiento Revolucionario
Túpac Amaru (MRTA). No se puede pasar porque estamos de paro, fue la orden. El
paro había sido decretado por la población pero no fue la población la que hacía
el paro sino el MRTA, encargado de bloquear las carreteras. Estamos organizando
la reunión de los maiceros —le dije—. Bueno, si se portan así voy a tener que
informar a vuestra dirección (del MRTA). Hagamos un pacto. A la una de la tarde
puedes pasar, hablas en el mitin y pasas. Una conversación y un acuerdo así no
habrían sido posibles con la gente de Sendero. Si a los senderistas les decía: Voy a
denunciar a vuestra dirección, me metían bala ahí y su dirección los felicitaba. Con
el MRTA era distinto porque decía: defendemos a la CCP.
No tuvimos ningún acercamiento con el MRTA. Saludé en la prisión al chinito
Polay, a quien quería y quiero mucho. También soy amigo de su mamá, pero no,
no hubo ningún acercamiento. En el folleto «Alan, el terrorista» escribí hace poco
que nosotros los peruanos hemos sufrido el terrorismo de Sendero y del MRTA. El
MRTA mató a un nativo asháninka. Los del MRTA se autocriticaron por eso, pero los
secuestros que hacían eran también actos terroristas. También hablé del terrorismo
de Sendero, pero lo peor es el otro terrorismo, el del gobierno. Los terroristas del
Estado se sienten impunes mientras que los terroristas de Sendero y el del MRTA
estaban arriesgando su libertad y sus vidas. Afortunadamente, Alberto Fujimori
no ha quedado impune y ha sido apresado, esperamos que eso suceda en el futuro
con Alan García por los actos de su primer gobierno [1985-1990]: los sucesos de
Pucallpa, los crímenes en El Frontón. En el folleto hablo también del terrorismo
en el segundo gobierno de Alan García. Vendí el folleto en un acto organizado por
CONACAMI llamado Cumbre de los Pueblos, o algo así. La prensa le reprochó a Miguel
Palacín [presidente de CONACAMI en ese momento] que por qué permitía que se vendan

107
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

cosas insultantes como las que yo escribía contra Alan García. Palacín me compró
el folleto, pero no dijo nada. Me entrevistó un canal de televisión: ¿Por qué dice que
Alan García es terrorista? Les expliqué. Del Castillo comentó: Hugo Blanco es un
WUDVQRFKDGR 1DGD PiV (Q HO IROOHWR KDJR OD GH¿QLFLyQ GH WHUURULVPR 7HUURULVWD
es aquel que sintiéndose incapaz de convencer con razones políticas usa el terror
como método de convencimiento. Hay terrorismo de izquierda y hay el terrorismo
de Estado, que es mucho más censurable, porque mientras que los terroristas de
izquierda se levantan para terminar con este mundo de injusticias, los otros reprimen
para que continúe este mundo de injusticias, además se consideran impunes.
Si hay un movimiento que pidió la legalización de los senderistas —MOVADEF—,
no se le admite, quiere decir que Sendero está vivo y su objetivo es lograr la libertad,
o sea amnistía general para los militares que mataron gente y para los senderistas
que mataron gente. No sé si ese movimiento tendrá vínculos o no con la otra gente
VHQGHULVWDGH$UWHPLRHQODVHOYDTXHHVWiPX\OLJDGDDOQDUFRWUi¿FR
Cuando estuve en la Cámara de Diputados, un juez del norte planteó que el
gobierno debiera entrar en conversaciones con Sendero Luminoso. Los diputados
hablaban del juez tratándole de senderista. Pedí la palabra y dije: No se necesita
ser senderista para plantear conversaciones, es precisamente con nuestros enemigos
con quienes tenemos que conversar. Yo no tendría nada en contra de conversar
con asesinos como Hitler, Pinochet o el general Noel [jefe militar y político de
Ayacucho]. Un diputado, Calmell del Solar (parece que después estuvo fugitivo por
corrupto), exigió que retirara mis palabras. Contesté diciendo: Retiro mi palabra, no
es asesino sino genocida. Suspendieron la sesión como manda el reglamento, que
señala que en la siguiente sesión se reiterará el pedido. En mi caso no llamaron a
próxima sesión para otro día, sino a las pocas horas. Me reiteraron el pedido. Dije:
En nombre de los ocho periodistas muertos en Uchuraccay y de los centenares de
FDPSHVLQRV IDOOHFLGRV PH UDWL¿FR 1RHO HV DVHVLQR \ JHQRFLGD 0H VXVSHQGLHURQ
con la pena máxima: ciento veinte días sin goce de haber.
La Comisión de la Verdad ha contestado que yo tenía razón: Noel fue genocida.
Vargas Llosa concluyó que los campesinos habían matado a los periodistas en
Uchuraccay, lo cual es falso, pues los campesinos no envuelven a los muertos en
bolsas de polietileno, como fueron encontrados. Luego de la sanción, los periodistas
me rodearon, ya declaré por qué dije asesino, ningún periódico público ni una letra
de mis declaraciones. Solo un periódico chicha publicó: Hugo Blanco no pateará
latas, venderá café molido. Me habían preguntado: Si la suspensión es sin goce
de haber, ¿de qué vivirá? Les contesté: Eso no me preocupa: he sido obrero, pero
ninguna fábrica me va a recibir; he sido campesino, pero no voy a sembrar en el
&DPSR GH 0DUWH KH YHQGLGR FDIp PROLGR UH¿ULpQGRPH DO FDIp GH COCLA [una
cooperativa cafetalera de La Convención]): puedo hacer cualquier cosa.

Encuentro, desencuentro y reencuentro con Sybila


Cuando me enteré que Sybila Arredondo [viuda de José María Arguedas] se había
convertido en senderista, pensé que había seguido mi consejo. Cuando ella fue a
verme a la cárcel, después de la muerte de José María, me preguntó: ¿Qué opinas

108
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

sobre lo que yo debo hacer? No seas simplemente la viuda de José María Arguedas
—le dije—: elige tu propio camino. Eligió el camino que conocemos ahora. Cuando
cayó Sybila, yo quería ir a visitarla, le dije a una amiga común que quería ir a visitarla.
Me mandó decir que iba a consultar a la dirección. Le dije que ya no consulte, que
ya no iría a visitarla porque si la condición era que la dirección autorice, Sybila ya
no era la Sybila que yo conocí. Después, cuando era su cumpleaños y ella ya iba a
salir de la cárcel porque terminaba su condena, la misma amiga me dijo que fuera a
visitarla. Yo le dije que como tiene que consultar a su dirección, mejor no. Insistió:
Sybila quiere que vayas ahora. Entonces fui y estuve ahí [en la cárcel de Chorrillos]
con ella y las presas de Sendero, que me guardaban mucho cariño. Me dieron la
palabra, lo cual me admiró. Yo dije: Bueno, todos hemos cometido errores, cada uno
se autocritica como sea. Yo creo que todos nosotros —yo y ustedes— buscábamos el
FDPELR\SRUHVRFDtPRVSUHVRV&UHRTXHXVWHGHVGHEHQUHÀH[LRQDUHO3HU~QHFHVLWD
gente que quiera cambiar y espero que ustedes logren vuestra libertad. Ahora que
va a salir Sybila, espero que se ocupe de continuar luchando por vuestra libertad.

Graves errores políticos


Creo que el peor error político de mi vida ha sido lo del ARI. Si hubiera sido el candidato
de ARI, hubiera sacado más votos de los que habría sacado si continuábamos con
Vanguardia Revolucionaria, con el Movimiento Revolucionario Socialista. No fue
eso lo que me llevó a salir del ARI: fue la pelea por los puestos, como la de los perros
por un hueso. Me dio asco y por eso me salí, pero no me di cuenta que ARI era otra
cosa en las bases, por eso digo que debí haber delegado a cualquier otro compañero
para que vaya a las discusiones de ARI\GH¿QDQODVFDQGLGDWXUDV+XELHUDVLGRPHMRU
que yo fuera a las bases, es decir, a trabajar con las bases, con las barriadas. Pero no
me golpeo el pecho, porque caminando se aprende: «caminante, no hay camino, se
hace camino al andar».
Otro error grave de mi parte fue haber sido candidato a diputado para que
entraran más parlamentarios por Lima (los senadores eran nacionales, no por
departamento), porque creía que esa candidatura jalaba más votos al Parlamento,
lo que era una estupidez. Yo debí ser candidato por Cusco para ir después como
diputado, pueblo por pueblo, pidiendo que allí se hagan los proyectos de ley que
debiera haber presentado en el Congreso. Ser diputado por Cusco hubiera sido
más educativo para la gente. Probablemente, hay muchos otros errores. No tenía la
experiencia que ahora tengo y es natural que me haya equivocado.
Hace dos o tres semanas [antes de abril de 2012] asistí al Congreso de la
Confederación Campesina del Perú (CCP). Estaba sentado junto con los delegados y
me llamaron a la mesa de honor. Subí, y cuando estaba ahí anunciaron que iba a venir
el ministro de Agricultura a inaugurar el Congreso. En cualquier otra circunstancia
yo no hubiera dicho nada porque es natural que la autoridad venga a reuniones así.
Pero el día anterior, acababa de mandar el presidente Humala tropas y policías para
atacar a los hermanos de Cajamarca. La venida del ministro me pareció un insulto a
la CCP y a los cajamarquinos. Cuando entró el ministro, dije: No puedo compartir la
misma mesa con el ministro de un gobierno que acaba de mandar tropas y policías

109
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

para atacar a nuestros hermanos de Cajamarca. ¡Viva la lucha por el agua y por
la vida! ¡Vivan nuestros hermanos de Cajamarca! Me paré y me retiré cuando el
ministro estaba entrando. Después de eso, me nombraron presidente del Congreso.
Cuando estuve de presidente del Congreso me informaron que el presidente Humala
estaba viniendo a visitar a la CCP. Era el peor insulto que puede haber al campesino
de Cajamarca y al campesinado en general. Les dije: Compañeros, en vista que está
viniendo Humala a visitarnos, yo no puedo estar en la misma mesa junto con el
presidente que acaba de mandar tropas y policías para masacrar a nuestros hermanos
de Cajamarca. Renuncié a la presidencia, dejé el puesto a la a la vicepresidenta y
bajé al llano. Los compañeros me aplaudían.

110
SIETE. ZAPATISTAS

El 1 de enero de 1994 yo estaba autoexiliado en México cuando me enteré —como


todos— por los periódicos del levantamiento zapatista. Hasta ese momento no sabía
nada de ellos. Yo había decidido volver a México porque ahí estaban Ana Sandoval
Espinosa, mi mujer y mis hijos. La conocí en Santa Rosa, Puno, en un evento de
la CCP. Ella había llegado allí como delegada de la Coordinadora Nacional Plan de
Ayala (CENPA), que era la organización mexicana campesina. Yo estaba allí como
delegado del Consejo Nacional de la CCP, la conocí así, ligeramente. Como no me
gustaba pegarme a los extranjeros, la saludé y nada más. Después, volví a verla en
un Congreso de la CCP que se realizó en el Coliseo del Puente del Ejército, en Lima.
También vino como delegada de la CENPA, la saludé y nada más. Después se realizó
un Congreso de la CENPA en México, cuando yo cumplí sesenta años, precisamente en
ese Congreso. Fui como delegado de la CCP a ese Congreso, ella era la encargada de
atender a los latinoamericanos, estábamos algunos compañeros de Ecuador, de Brasil,
de Nicaragua, etc. Ana me dijo: Tengo que ir a recoger a mi hijo. Te acompaño, le dije
y nos fuimos en su coche a recoger a su hijo. El chiquito, Ruy, se apegó mucho a mí.
(OODHVWDEDFDVDGD\HQFLQWDSHURVXPDULGRPXULyHQXQDFFLGHQWHGHWUi¿FR(OQLxR
nació ya sin padre, probablemente por eso se apegaba a los hombres. Ruy tendría
ocho o nueve años cuando nos conocimos. ¿Por qué no vas a mi casa a dormir?, me

Izquierda: Hugo Blanco con su hijo Marco David. Derecha: Hugo Blanco con Marco David
al pie del monumento a Emiliano zapata en Cuernavaca, México.
Archivo personal de Hugo Blanco

111
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

preguntó. No sé —le dije—, dile a tu mamá, pues. Que Hugo vaya a la casa a dormir,
le dijo. Está bien, pues, que venga, dijo. Como en tantas ocasiones en la vida que
he llevado, se produjo un acercamiento entre nosotros, tuvimos relaciones sexuales,
después me vine a Perú. Ella me escribió y me dijo: Sabes, como hacía tiempo que
no tenía relaciones sexuales, no me cuidaba, y he resultado encinta. Si tú quieres,
aborto. Yo quería tener el hijo porque hace tiempo quería tener otro hijo, pero no
sabía con quién. Yo quisiera tenerlo, pero si tú quieres, aborta. Pensé: ¿qué son los
hijos para mí? Gente que está lejos y con la cual tengo relación a la distancia. ¿Y
cómo sé que ella es buena madre? Está bien —le dije—, acepto, tengamos el hijo.
Teníamos que ir a Brasil a la fundación del Movimiento Sin Tierra porque estábamos
invitados yo y ella. Pocos días antes, recibí una llamada de ella, lloraba y me dijo: He
abortado. Pucha, eso me cayó muy mal, pero me contó que abortó de manera natural,
no porque ella quisiese. De todos modos ese fue un golpe muy fuerte para mí, pero
ya tenía el gusanito en la cabeza de que quería tener un hijo con ella, y era difícil
fabricarlo. Un viaje a México, un viaje al Perú, son muy caros, pero lo logramos. En
el segundo intento, también a los pocos días abortó. Para el tercer intento, fuimos
donde el médico y todo salió bien. Viajé para el nacimiento de Marco David.
Después, yo viajaba o ella viajaba, y bueno, estábamos así. Como no me gusta
tener cachos —como digo en el reportaje que me hicieron en La República18—,
probablemente tengo todavía mucho machismo, pero trato de no ser machista, ¿no?
Acordamos con ella que cada uno era dueño su cuerpo, que podía hacer con su cuerpo
lo que quería y que no tenía ninguna obligación de dar cuenta al otro; como éramos

Izquierda: Hugo Blanco con su esposa Ana Sandoval y su hijo Marco David.
Derecha: Hugo Blanco con su hijo Bruno. Archivo personal de Hugo Blanco

18 «La reinvención de Hugo Blanco», reportaje de Flor Huilca publica en el diario La


República el domingo 26 de febrero de 2012.

112
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

amigos, a veces nos contábamos nuestras aventuras. Después, un nuevo hijo nació
por casualidad, por descuido. Se llama Bruno. Ya grandecito me dijo: Mi mamá me
KDFRQWDGRTXH\RQDFtVLQSODQL¿FDU/HHVFULEtDOJXQDYH]6RPRVFRPRGRVVDXFHV
que están creciendo en los dos bordes de un río, que sus ramas se tocan, pero sus
raíces no. Nunca pensé vivir con ellos. Si alguna vez vivo con ellos, va a ser cuando
Ana decida venirse al Perú. No fue así. La primera vez que viví con ellos tres años
fue cuando me autoexilié. Bruno, mi hijo menor, quedó chocado, por mi retorno al
Perú; Marco, no. Ahora ya se acostumbró, me dijo: Entiendo tus razones, pero el que
sufre soy yo. Marco sacó una beca para Canadá, para estudiar posgrado en Canadá,
su enamorada también tiene una beca allí. Para tramitar fácilmente mejor su viaje se
casaron y están en la Universidad de Waterloo, en Toronto. Dicen que es muy bueno
en matemáticas.
Ana es antropóloga, pero luego decidió ser profesora Montessori, tenía una
escuelita en este sistema Montessori, donde no se dice profesora sino guía. Ahora
con la crisis, se hundió la escuela, allí estudiaron Bruno y Marco. Cuando tuvieron
que pasar a una escuela, a un colegio normal, Ana estaba preocupada porque le
iba a chocar mucho a Marco, pero a Marco no le choca nada; al que le chocó fue
a Bruno, porque no estaba acostumbrado hacer deberes en la casa, igual que yo.
No hacia deberes y habían unas peleas tremendas con su mamá, por eso no quería
discutir y decidió terminar secundaria de modo libre sin asistir al colegio. Tenía
muchos problemas con su hermano mayor, Marco, y luego, lo admiraba mucho.
Decidió que le gustaban las artes marciales. Pasó lo mismo conmigo, primero mi
hermano Óscar me parecía abusivo y después lo admiré mucho y me quería mucho.
Igualito ha pasado con mis hijos Marco y Bruno. Yo le decía a Bruno: Tenemos que
formar el sindicato de los hermanos menores. Después, lo quiso y admiró mucho
y por eso también le gustaron las matemáticas, participaba en las olimpiadas de
matemáticas. Se gana la vida enseñando matemáticas, y también artes marciales.
Está comenzando a ganar dinero. No quiso entrar a la universidad ni nada, estuvo
aquí en Perú hace unos meses, estuvo viviendo conmigo, en Cusco, con mi hija
María, en la misma casa. Yo tengo mi cuarto y ella tiene su departamento. Qué
bueno —dijo María—: he ganado un hermano, porque intimaron mucho. Después
vino Ana. Justamente yo tenía que hacer una gira por Apurímac, tuvo que ir por ahí
conmigo. Acostumbramos a viajar por tierra en el Perú. El día que llegó de México,
partimos hacia Andahuaylas, de Andahuaylas a Uripa, de Uripa a Andahuaylas
nuevamente, después a Abancay, de Abancay, pucha, huaycos, huaycos, huaycos,
como trece huaycos, tremendos. Fui invitado por el SUTEP, por el SUTEP de Uripa, de
Abancay y de Andahuaylas. Hablaba fundamentalmente sobre el agua ahí, sobre el
agua y la vida. Fue un viaje muy intenso. Ahora, Ana está dedicada a la medicina, a
ODPHGLFLQDDOWHUQDWLYD\KHUERODULDSODQL¿FDYHQLUDFi&RPRHVWDEDYLYDVXPDPi
QRSRGtDGHMDUODSHURSODQL¿FDYHQLUDFiHVWDUGRVPHVHVRWUHVPHVHVDFi\UHJUHVDU
allá, estamos en eso ahora.
No fui a Chiapas, porque como tengo familia en México, no me conviene que
me expulsen del país por meterme en política, pero cuando los zapatistas hicieron un
llamado para una reunión mundial por la humanidad contra el neoliberalismo, fui.

113
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

La gente y los periodistas me preguntaban: ¿Qué opina de México? No vine a hablar


de México, hay muchos mexicanos acá a quienes pueden preguntar, yo he venido a
hablar sobre el Perú, les dije, y ahí estuve con un compañero que vino de Francia y
veía el paisaje y le decía: esto se parece a La Convención. Había una persona que
estaba lavándose en una pileta, de espaldas a nosotros, y me dijo: Hola, Hugo, que
tal, ¿cómo estás? Yo me sorprendí, ¿cómo me había reconocido estando de espaldas?
Era Eduardo Galeano [ríe], el escritor uruguayo.
El subcomandante Marcos preparó una reunión con Eduardo Galeano y algunas
personas más, como un norteamericano que escribe mucho, no recuerdo como se
llama. [James Petras], sí, James Petras y con otros más. Fue una reunión pequeña, ahí
conversamos. Fue una reunión breve, admiro mucho a los zapatistas. Marcos dice:
Sí, pues, vinimos acá pensando hacer el foco, pero los indígenas nos mostraron que
estábamos desenfocados, y bueno, aquí [en Chiapas] decidieron levantarse cuando
lo decidieron los indígenas. Se produjo el levantamiento porque no les quedaba otra.
El gobierno mandó la represión, por supuesto, pero la represión patinó, porque los
que conocían bien el terreno eran los indígenas de ahí y no el ejército. Los yanquis
se asustaron porque tener una guerrilla en el país de al lado era peligroso habiendo
mucho mexicano y chicano en Estados Unidos. Los yanquis le ordenan a Salinas
>'H*RUWDULHQWRQFHVHQSUHVLGHQWHGH0p[LFR@²HVWRQRHVR¿FLDOSHURSRU
supuesto que es así, ¿no?— que pare de disparar. Salinas paró de disparar, previamente
era como estar al lado de Vietnam con muchos vietnamitas adentro.
En todo México hubo grandes manifestaciones pidiendo que paren, que paren.
Los zapatistas dijeron: Nosotros estamos preparados para una guerra de diez años,
pero el pueblo mexicano nos ha ordenado a nosotros y al ejército de que dejemos de
disparar. Nosotros obedecemos al pueblo mexicano, por eso dejamos de disparar.
El gobierno dijo: Como ya dejamos de disparar, hablemos de cuáles son las
reivindicaciones, indígenas, comencemos por ahí. Una de las cosas que admiro en los
zapatistas es que ellos no hablan en nombre de los indígenas mexicanos. Llamaron
por eso a todos los indígenas de México, para que fueran a Chiapas, y como no tienen
prejuicios contra los intelectuales, también a todos los intelectuales indigenistas. Se
reunieron todos ellos en Chiapas y ellos elaboraron las reivindicaciones indígenas
entre los intelectuales y los indígenas de todo México. Era un trabajo de peso, ¿no?
No fueron los zapatistas, sino los indígenas y los intelectuales los que nombraron la
delegación para hablar con el Ejecutivo. Hablaron, demandaron, discutieron, y como
tenían gran peso —por ser indígenas y ser intelectuales indigenistas— consiguieron
PXFKDV FRVDV HQ ORV ©$FXHUGRV GH 6DQ$QGUpVª TXH ¿UPDURQ HQWRQFHV FRQ ORV
representantes del gobierno. Como ese acuerdo debería tener forma de ley, fue al
parlamento, y el parlamento nombró una comisión para que convirtiera esos acuerdos
en proyecto de ley. Eso hizo la comisión, recortó algunas cositas, fueron luego donde
ORV]DSDWLVWDV\OHVGLMHURQTXH¿UPDUDQ9LHURQTXHKDEtDQUHFRUWDGRDOJXQDVFRVLWDV
SHUR¿UPDURQ(UDQORVDFXHUGRVGH6DQ$QGUpV)XHURQDO(MHFXWLYR\HO(MHFXWLYR
les dijo: No, tenemos otra proposición. Todos los partidos capitularon y discutieron
la proposición del gobierno, mientras los zapatistas defendían los Acuerdos de San
Andrés. Su argumento era: Si no se respetan los Acuerdos de San Andrés nosotros

114
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

no tenemos nada que ver. Hubo la propuesta de apoyar electoralmente al Partido


Revolucionario Democrático (PRD), y después también plantearon que haya un frente
que sea encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, pero nada de eso se cumplió. Como
gobernador de México fue elegido un candidato del PRD, que se portó igual que los
priístas [miembros del Partido Revolucionario Institucionalizado (PRI)]. Por eso, los
zapatistas decidieron no apoyar a los traidores. Declararon: Nos abstenemos en las
elecciones, no tenemos nada que ver con las elecciones, nuestro calendario es otro,
vamos a hacer «La Otra Campaña», que es ir por los pueblos de México y averiguar
cuáles son sus reivindicaciones. Los zapatistas no dan «la línea». Preguntan: cuáles
son vuestros problemas aquí, y cuál es vuestra forma de resolverlos. Esa es la otra
campaña. Hay inclusive barrios de Nueva York que pertenecen a la otra campaña.
&RPRQRVHKDQ¿UPDGRORV$FXHUGRVGH6DQ$QGUpVORV]DSDWLVWDVGLMHURQTXH
quedaban libres. Desde entonces el gobierno, no les pasa ni un centavo para salud,
ni para educación. Solos se han armado, tienen las «Juntas de Buen Gobierno», que
son cuerpos colectivos elegidos, donde no hay reelección, los delegados cambian
permanentemente, y la tierra pertenece colectivamente a todos. Los miembros de
la Junta de Buen Gobierno no ganan ni un centavo, pero tampoco necesitan ganar
ni un centavo porque mientras ellos están trabajando en la Junta, sus familias y sus
comunidades están trabajando la tierra y a todos les tocará la responsabilidad de
participar en las Juntas. Luego, los delegados que cumplen con su turno de dirección
pasarán a trabajar la tierra y otros nuevos los reemplazarán en las Juntas. Se trata de
un gobierno completamente civil, los del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
están prohibidos de pertenecer a las juntas de buen gobierno. El que quiere pertenecer
a esas Juntas tiene que renunciar al ejército zapatista para ser candidato en la Junta
de Buen Gobierno. En los municipios zapatistas hay un hospital muy bien montado
donde gratuitamente se atiende la gente y la gente que no es de la zona zapatista
tiene que pagar una suma módica para atenderse allí. Han recibido solidaridad
internacional.
Los zapatistas organizaron una gran marcha por el país. El presidente Fox
les dijo: Vengan al Distrito Federal, no les tengo miedo, vengan acá, si quieren.
Fueron, pero no directamente de Chiapas, sino dieron vueltas y vueltas, haciendo
manifestaciones en todas partes, hasta que llegaron a la ciudad de México. Pidieron
hablar en la Cámara de Senadores, los senadores no les aceptaron; en la Cámara de
Diputados sí les aceptaron. Estaban todos los parlamentarios con sus cámaras ahí
para sacarle fotos al subcomandante Marcos, pero el subcomandante Marcos no fue.
Habló la comandanta Esther y les dijo: Hay mucha gente que ahora esperaba ver aquí
al subcomandante Marcos, pero él no está por dos razones: en primer lugar, porque
él es subcomandante y nosotros somos los comandantes, y en segundo lugar, porque
es militar y éste no es un lugar para militares, éste es lugar para civiles. Ella dio un
buen discurso.
La línea que los zapatistas tienen es no dar línea, no se consideran vanguardia,
por eso van a los pueblos y preguntan: ¿cuáles son vuestros problemas y cuáles son
las soluciones que ustedes plantean para vuestros problemas?, pero no dan línea,
entonces, y como digo, no se consideran vanguardia porque cuando alguien les dijo:

115
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Ustedes son vanguardia del pueblo de México… ¿Cómo vamos a hacer vanguardia
en Tamaulipas? ¿Qué sabemos nosotros de los problemas de Tamaulipas ni cuál es la
respuesta que deben dar ellos? La vanguardia de Tamaulipas está en los movimientos
sociales de Tamaulipas, no somos nosotros. Esa su lógica, es la que se aplica, y yo
también aplico esa lógica, no creo que los zapatistas tengan que decirnos a nosotros
cómo hacer. Eso lo sabrán nuestros pueblos.
Yo no miro solo a los zapatistas: miro al Consejo Regional Indígena del Cauca
(CRIC), de Colombia, miro a los indígenas Kuna de Panamá. Afortunadamente, me
invitaron a que vaya al cuadragésimo aniversario del CRIC [en 2011], y los veo con
mucho más respeto que antes. Un compañero intelectual que trabaja con el CRIC me ha
invitado a Italia, para que vaya ahí, y una compañera de Argentina también. A ambos
países voy a debatir los problemas. Yo sé que hay un movimiento internacional de
apoyo al zapatismo, he estado tratando de hacer esfuerzos por construir algo parecido
al en apoyo al CRIC, pero no he podido.
Yo estoy completamente de acuerdo con todo lo que han hecho, tienen un
comportamiento completamente democrático. En Perú es correcto participar en las
elecciones para alcaldes municipales porque es posible poner alcaldes como Wilber
Rosas, que fue alcalde del distrito de Limatambo, provincia de Anta, Cusco. En
México es imposible, absolutamente imposible poner ni un concejal que represente al
pueblo, todo está cerrado para el pueblo, allí son solamente los de la derecha, incluso
pueden ser de la izquierda. Hay, creo, uno del Partido de los Trabajadores (PT), no
recuerdo cómo se llama, y hay también el Partido Revolucionario Democrático (PRD),
cuyos dirigentes se comportan igual que los otros. En alguna parte se han aliado el
PRD con el Partido de la Alianza Nacional, que es de la derecha. Hay una corrupción
total. Me parece muy bien que los zapatistas se mantengan al margen de esas peleas
y que estén con la «Otra Campaña». Hay en México algunos grupos que practican
inclusive la autodefensa. En Cheran, un pueblo que queda en Michoacán, donde
ORVPDGHUHURVDSR\DGRVSRUORVQDUFRWUD¿FDQWHVHVWDEDQDUUDVDQGRORViUEROHVORV
compañeros decidieron autodefenderse, formaron su autodefensa. Los narcos han
matado compañeros, han matado gente, es terrible. Allá en Oaxaca, por ejemplo,
hubo una masacre tremenda. En el estado de Guerrero también hay una autodefensa.
Hay contradicciones a veces entre el gobierno central y el gobierno de un estado,
porque el gobierno central está ligado a una de las bandas y el gobierno estatal está
ligado a la banda rival.
Reaparecieron los zapatistas para la prensa en diciembre del año pasado, cuando
FXDUHQWD PLO GH HOORV GHV¿ODURQ HQ VLOHQFLR \ FRQ HO SXxR HQ DOWR HQ ODV FLXGDGHV
de Chiapas. Es cierto que sufren los ataques de bandas paramilitares impulsadas y
SURWHJLGDVSRUORVJRELHUQRVQDFLRQDO\HVWDWDO6LQHPEDUJRPDQL¿HVWDQHVWDUPHMRU
en autosostenimiento en materia de educación y de salud. Están organizando una
«Escuelita Zapatista», a la que irá mucha gente del país y del exterior a escuchar lo
que aprendieron los indígenas en todos estos años de resistencia y autogestión.

116
OCHO. INDÍGENAS

No es verdad que yo me interesé por el problema de la lengua y la cultura indígena


\DHQORVDxRVQRYHQWDGHOVLJOR;;\SRUXQDLQÀXHQFLDGHORV]DSDWLVWDV1RHV
así. Lo que digo consta en la correspondencia con José María Arguedas, cuando la
señora Sybila me dijo que Arguedas me estaba poniendo una dedicatoria en quechua
y después se arrepintió. A mí me dolió mucho eso y le escribí dos cartas en quechua.
Para que note mis raíces indias le envié el cuento «El maestro», que fue un dirigente
indígena, a quien que yo lo muestro como mi maestro en la lucha. En La Convención,
los mítines se hacían en castellano; cuando me correspondió hablar, lo hice en
quechua. Desde entonces, los oradores hablábamos en quechua. En Chaupimayo y
La Convención todas las asambleas y los mítines se realizaban en quechua. Yo sentía
mucho el asunto quechua desde niño, desde cuarto de primaria. Ya conté que tuve un
profesor que nos hacía cantar Cuando el indio llora, canción en la que se recuerda
la grandeza de su soberbia raza, nos hizo interpretar una obra de teatro indigenista,
después descubrí que era González Prada el autor de la pieza que tanto me gustó. A
mi papá le gustaba la música incaica, tocaba en el violín, no solamente El cóndor
pasa —del huanuqueño Daniel Alomía Robles— sino las composiciones de los
grandes de la música cusqueña: Juan de Dios Aguirre, Francisco Gonzales Gamarra,
Roberto Ojeda Campana, Baltazar Zegarra Pezo y Leandro Alviña. Después, entendí
TXHHVDP~VLFDLQFDLFDHUDHOUHÀHMRGHODUHYROXFLyQDJUDULDGH=DSDWDTXHLPSDFWy
mucho en el Cusco. Mi papá no era un militante revolucionario, pero en cuanto a
la música sí era indígena, digamos. También de niño yo coleccionaba huaynos en
quechua, como digo, no de radio sino de las chicherías de cualquier parte. También
PHJXVWDEDHOIRONORUHGHORVFDUQDYDOHVTXHYHtDFDPLQDQGREXVFDQGRODV¿HVWDVGH
carnavales, y también reivindicaba lo incaico. Me interesaban también los cuentos
y leyendas, pero me gustaban más los waynos. Hice un largo viaje a pie para ver
un célebre carnaval indígena en el distrito de Aqcha, provincia de Paruro; cuando
llegué, me dijeron que ya no eran típicos, que para ver algo realmente típico era
necesario ir al lejano distrito de Omacha. Fui también, a pie, a Omacha.
Después de mi libro Tierra o muerte (1972), escrito en El Frontón, publiqué
el libro Nosotros los indios (2010). Escogí ese nombre porque, aunque la palabra
«indio» es incorrecta —puesto que proviene del equívoco de los españoles, que
pensaban que llegaron a la India—, es el nombre despectivo con el que nos hieren,
es el látigo con que nos azotan. Pensé en tomar el látigo en nuestra mano. Cuando
empezó a usarse la palabra campesino, desde el gobierno de Velasco, la denominación
campesino para mí era sinónimo de indígena. Después, comenzó a emerger la palabra
indígena, no sólo con los zapatistas sino con el movimiento indígena en el mundo.
Como director de Lucha Indígena me he dado cuenta que los indígenas pensamos lo
mismo de cualquier país que seamos, de América Latina, de América del Norte, de

117
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Canadá, de la India, de Australia o de África. Tenemos el mismo pensamiento, que


puedo resumir a pesar que sé que cualquier esquematización rompe la realidad, pero
de todas maneras, por didáctica, hay que esquematizar. Lo propio del pensamiento
indígena es el gran amor por la naturaleza, los problemas de la colectividad no los
resuelven los individuos sino las colectividades mismas. Sabemos que en cualquier
parte del mundo hay comunidades indígenas más o menos corrompidas. En este
mundo de corrupción, cómo no se van a corromper. Su propuesta del Buen vivir
propone que la felicidad no lo da el dinero sino el vivir satisfactoriamente. Hay que
tomar en cuenta también el respeto a la diversidad, el gran amor por los antepasados
y por los descendientes. Según he ido viendo, estas características están más
fuertes en los pueblos llamados «más primitivos», por ejemplo, acá los selváticos
son mucho más fuertes que entre los quechuas y aymaras. También me he dado
cuenta que históricamente es así. Ya lo había notado cuando me asilé en Suecia.
En un resumen que hice de la historia latinoamericana para los alumnos suecos de
castellano dije: Cuando llegaron los españoles, encontraron en América dos tipos de
pueblos: los pueblos llamados salvajes y los pueblos civilizados, como los aztecas
y los incas. No encontraron el imperio maya, pero esos pueblos civilizados fueron
los más fácilmente aplastados, mientras los pueblos salvajes fueron los que más
resistieron. En Cuba resistieron tanto que tuvieron que exterminarlos a todos. En
Estados Unidos han dado tema para las películas de cowboy. En Argentina, hasta la
época de Sarmiento, seguían matándolos. Los mapuches continúan luchando ahora.
Se ve que los pueblos más salvajes son los que más resistieron. Por eso mi respeto,
desde mi primera visita a Suecia, en 1973, por los pueblos llamados salvajes, porque
ellos eran y son los más libres.
Sabemos en Perú que el heredero de Huayna Cápac viajaba junto con su padre,
como todo heredero, y los dos murieron de viruela, y por eso los dos herederos,
Huáscar y Atahualpa. Se enfrentaron. En México no fue así: allí el llamado
emperador Moctezuma traicionó y su misma gente lo mató porque se vendió a los
españoles. Cuauhtémoc y otros fueron los que lucharon. Desde antes yo tenía respeto
por los pueblos llamados salvajes y los consideraba más importantes porque habían
hecho más resistencia que los incas y los aztecas, donde ya estaba degenerándose lo
indígena porque ya había jerarquías.
Digo que ahora vivimos una coyuntura especial porque eso de que tengamos
las mismas características me muestra que inicialmente la ética de la humanidad
era la misma en todo el mundo y donde se conserva más pura es en los pueblos
llamados más salvajes en todas partes. Los otros, los descendientes de los más
civilizados, ya estamos un poco deformados. Hay muchos ejemplos de buen vivir
entre los quechuas, pero es mucho más fuerte entre los amazónicos. Si la humanidad
no retorna a la ética indígena, a la ética primitiva que tuvo, va a fenecer. Creo que
OD FULVLV TXH YLYH HO FDSLWDOLVPR HV VX FULVLV ¿QDO HO FDSLWDOLVPR PXHUH SHUR QR
sabemos cómo va a morir. Puede morir en dos formas: si el 99% de la población en el
mundo recupera el poder que por ahora está en manos del 1%, tal como sostienen los
de Okupa Wall Street; la otra forma sería matándonos a todos, a toda la humanidad,
con el calentamiento global que está creciendo diariamente. Los capitalistas son

118
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

conscientes de que ese calentamiento global está creciendo diariamente, pero no


les importa porque el único mandamiento sagrado para ellos es cómo ganar más
dinero en el menor tiempo posible. Por eso engañan a la gente diciendo que en todas
partes hay desastres naturales. Esos desastres no tienen nada de naturales porque son
producto del calentamiento global. La única forma de impedir que los capitalistas
puedan matarnos a todos nosotros es recuperando la ética indígena.
Ahora estoy un poco optimista porque veo que hay realmente democracias.
En el valle del Cauca, Colombia, hace cuarenta años que existe la Coordinadora
Regional Indígena del Cauca (CRIC), reconocido por la constitución colombiana.
Esa organización es completamente democrática, sus nueve representantes de las
distintas zonas son los coordinadores elegidos entre ellos, no hay secretario general,
ni presidente, son horizontales; a los dos años se cambian todos ellos porque dicen:
todos tenemos cerebro y todos podemos dirigir. Ellos me dijeron: Hemos aprendido
porque antes algunos se reelegían y después candidateaban para el parlamento
burgués. Para evitar eso ahora no hay ninguna reelección, todo es horizontal. Fui
invitado al cuadragésimo aniversario de la CRIC. Son poderosos, escuché que estaban
presentando un libro sobre educación en el que refutan algunas cosas del sistema
HGXFDWLYRR¿FLDOFUHHQTXHODVYDFDFLRQHVHVFRODUHVGHEHQVHUHQpSRFDGHFRVHFKD
y de siembra para que los niños trabajen en el campo y se eduquen en la agricultura
y se sientan orgullosos de ser campesinos y no renieguen, como sucede en el Perú.
Aquí oímos con frecuencia: Ay, yo no quiero que mis hijos sean explotados como
yo, quiero que vayan a la ciudad y sean abogados, y etcétera. En el valle del Cauca
colombiano no hay otra ética que la ética campesina. También están intercambiando
productos de una zona con productos de otra zona, teatralizan el trueque, todo
esto está ampliamente explicado en mi artículo «Salvemos a la humanidad de su
extinción». Tienen el orgullo de ser indígenas en el Cauca. Aquí da vergüenza ser
indígena, aunque es cierto que esa vergüenza está disminuyendo. Me he enterado
que lo mismo que pasa en el Cauca colombiano existe entre los cuna de Panamá, los
de las islas del oriente panameño. Tienen sus derechos en la constitución de Panamá.
Hubo una revolución cuna en 1925. Su bandera era la esvástica al revés, que es el
dios pulpo. Para que se desarmen los cuna, el gobierno tuvo que aceptar introducir
en la Constitución el respeto a la autoridad cuna. El año pasado [2011] vi que un
juez le advertía al gobierno que no se le ocurra dar ninguna concesión en territorio
cuna sin permiso de los cunas porque eso sería anticonstitucional. Un tercer caso del
poder indígena es el de las Juntas de Buen Gobierno en Chiapas, que son juntas de
exclusivamente civiles, no son militares, porque el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional está prohibido de pertenecer a estas Juntas. Si alguien del Ejército
Zapatista quiere pertenecer a alguna Junta de Buen Gobierno, necesariamente tiene
que renunciar previamente al ejercito zapatista. Las Juntas de Buen Gobierno no
están protegidas por la Constitución mexicana, pero sí por el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional. Los zapatistas no reciben ni un centavo del gobierno para
educación y para salud, pero así se está sosteniendo. Desgraciadamente, México es
un país muy corrupto, es el país más corrupto, en el que el presidente del país trabaja
FRQXQDEDQGDGHQDUFRWUD¿FDQWHV\ORVJREHUQDGRUHVGHORVHVWDGRVFRQRWUDEDQGD

119
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

La policía también está muy carcomida por esas bandas. No sé cuándo terminará la
experiencia zapatista, pero la enseñanza queda.

Debate sobre lo indígena


Yo conversaba con Javier Diez Canseco, como viajábamos juntos, le hablaba del
asunto indígena y él me decía: ¿No crees que eso de levantar lo indígena lleva a la
lucha de razas? El creía eso, y yo, por supuesto, le decía que no. Nadie levantaba la
raza, nadie quiere una lucha de razas, sostener eso es igual a creer que las mujeres
dividen al movimiento popular porque enfrentan a las mujeres con los hombres.
Eso es falso, las mujeres enfrentan el machismo de los hombres, pero no a las
mujeres contra los hombres. El enfrentamiento entre sexos sería lo mismo que el
enfrentamiento entre razas. No es así. La izquierda de hoy [2012] no entiende ni va a
entender esa diferencia. Mariátegui sí la entendía, porque en su libro más importante,
7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, dos de esos ensayos son sobre el
indio y el problema de la tierra. Mariátegui discrepó con Victorio Codovila, que era
el hombre de la III Internacional en la época stalinista que dirigía todo lo que tenía
que ver con el Perú. Decía que la revolución en el Perú será revolución socialista
RQRVHUiSRUTXHpOVH¿MDEDHQHOD\OOXGHODKLVWRULDSHUXDQD(QXQDpSRFDHVWXYH
yo trabajando con el turismo social, en el que trabajó mi hija Carmen. Me propuso
que lleve a un grupo de turistas suecos a una comunidad indígena. Le dije que sí. A
María, mi hija menor, le conversaron unos turistas suecos y le dijeron después de
haber vivido en la comunidad —en el ayllu—: Esto se parece al socialismo. Mi hija
les dijo: No, ustedes están equivocados, es el socialismo el que se parece al ayllu,
porque los ayllus existían mil años antes de que nazca la abuelita de Carlos Marx.
Por esta razón es que, en realidad, yo no uso la palabra socialismo cuando hablo
en el Perú. ¿Cómo le voy a decir socialista a un mapuche que está enfrentándose
al gobierno socialista de Bachelet?, o ¿cómo le voy a decir socialista a un indígena
ecuatoriano que está luchando contra el socialismo del siglo XXI?19 Por eso, es
preferible no usar la palabra socialismo. Creo que los europeos tienen derecho a usar
esa palabra. Cuando estoy en Europa me llamo ecosocialista.
En cuanto a la cuestión indígena de la que hablamos, tampoco la Central
General de Trabajadores (CGTP) entiende el tema. La CGTP está muy burocratizada
y sirve de freno. «El Cochero» Enrique Fernández sí entiende el asunto, no sé si
será por su cercanía a mí, pero él dice que es dirigente actualmente de la Federación
Metalúrgica, cree que la Federación Metalúrgica está hecha un cascarón porque
QRWLHQHQLVHLVIiEULFDVD¿OLDGDV6HPDQWLHQHFRPRGLULJHQWHSDUDPDQWHQHUHVWH
cascarón por si alguna vez resucita la Federación para entregarles lo que queda a los
que vienen, que eso es legal, pero él está más vinculado con los cocaleros y entiende
perfectamente el problema indígena.
Otra razón para explicar por qué la izquierda no entiende el problema indígena
puede ser que a mí no me gusta llamarme marxista porque Marx dijo que el
marxismo no existía, no es una religión y no tenemos algo equivalente a una Biblia,

 6HUH¿HUHDOSUHVLGHQWHHFXDWRULDQR5DIDHO&RUUHDTXHVHGH¿QHFRPRVRFLDOLVWD

120
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

pero hay gente que no ha dejado la Biblia, que cree que tal libro de Marx, o tal libro
de Lenin, o tal libro de Trosky, son la Biblia. Ellos no han comprendido la dialéctica
del marxismo, siguen hablando de la clase obrera y la dictadura del proletariado.
Creo que eso ya pasó a la historia, la clase obrera hubiera sido la sepulturera del
capitalismo, es cierto, pero fue traicionada durante mucho tiempo por las direcciones
socialdemócratas y stalinistas y porque los capitalistas leyeron a Marx y vieron que
podía ser su sepultura y por eso arremetieron contra la clase obrera con eso de la
tercerización. Con esa y otras medidas como la jerarquización, la mecanización con
robot, han destrozado a la clase obrera por lo menos en el Perú, aunque no en otras
partes. Marx decía que el obrero no tenía nada que perder, salvo su miseria. En su
tiempo, Marx podía haber tenido razón, pero ahora no, pues ahora el obrero tiene
mucho que perder: ese salario mínimo que le queda con su puesto de trabajo al que
se agarra con uñas y dientes porque sabe que hay trescientas personas que están
esperando que lo boten para ocupar su lugar. Marx estudió la opresión a la clase
obrera por el capital, decía que el obrero era el que se enfrentaba más directamente
con el gran opresor de toda la sociedad que era el capitalismo. Ahora ese capitalismo
está oprimiendo directamente a toda la población. Por ejemplo, recorta los gastos
en educación y en salud permiten que los que ganan grandes cantidades no tributen.
Por eso se levanta España, por eso se levanta Estados Unidos. No solamente la clase
obrera está atacada, toda la sociedad está directamente atacada por el capitalismo.
Por eso es que toda la sociedad es la que debe rebelarse, la que se rebelará y la que
debe gobernar.
Si los dirigentes que quedan de la izquierda no se ponen a tono con la realidad
—que ya no está por las jerarquías—, ya no sirve. La tarea de hoy es la unión de
todos los aplastados por el capitalismo que no son solamente los obreros de toda
la sociedad sino los pequeños campesinos de comunidades que están atacados por
el capitalismo, a quienes se le quiere robar el agua fundamentalmente a través de
la minería a cielo abierto, pero también a través de la agroindustria, a través del
petróleo en el Amazonas, a través de las hidroeléctricas, a través de las carreteras,
vías rápidas de comunicación como el TIPNIS.20/RTXHDFDERGHGHFLUQRVLJQL¿FDTXH
los pequeños campesinos sean la vanguardia. Ya no hay vanguardias en el sentido en
que se hablaba de la clase obrera que debería ser la que dé la línea a la sociedad. Hay
ahora vanguardias en quienes están a la cabeza de las luchas; por ejemplo, ahora los
pequeños campesinos están a la cabeza en la lucha, pero no en el sentido de que van
a dar la línea a toda la sociedad, sino de su propio sector.
Siendo yo de la Confederación Campesina del Perú (CCP), creo que ahora está en
VXpSRFDPiVWULVWH\SRGUtDVHUVXHWDSD¿QDO(QORVSUy[LPRVGtDVOXQHV\PDUWHV
hay una reunión de la CCP. Diré allí lo mismo que estoy diciendo en esta entrevista.
Hay que dar la batalla, porque la Federación Departamental de Campesinos del
Cusco (FDCC), base de la CCP, fue tomada por la minería porque la minería quiere
apartar al campesinado de la lucha contra las minas. Por eso las mineras han dado
dinero para el programa Sierra Productiva y Sierra Productiva es la que ha ocupado

20 En Bolivia, el TIPNIS es el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure.

121
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

gran parte del Congreso de la FDCC. Invitaron al presidente Humala, al ministro de


Energía, y al primer ministro Valdez, pero no invitaron a ninguno de la Marcha del
Agua. Hubo dibujitos y fotografías de lo lindo que es el programa Sierra Productiva,
pero no hubo ningún dibujo del daño que hace la minería. Precisamente, la gran
minería está atacando a Espinar, a Canchis, a Chumbivilcas, provincias del Cusco.
Carlos Paredes fue un revolucionario en su época, ahora está de servidor de la
minería. Le han dado dinero para que el campesinado tenga riego por aspersión para
hacer yogur y no se meta a luchar contra la minería. La educación agrícola que la
ONG Sierra Productiva ofrece es una educación agrícola occidental, que no es mala,
pero no tiene en cuenta las raíces educativas indígenas que debemos reivindicar. Por
eso digo que la gran minería capturó la FDCC.21

Contradicción entre andinos y amazónicos


Hay una contradicción histórica entre los amazónicos y los andinos. Los amazónicos
HVWiQHQVXWHUULWRULR\GH¿HQGHQVXWHUULWRULR\HOKDELWDQWHDQGLQRTXH\DQRWLHQH
tierras en la sierra, invade la Amazonía. La lucha de La Convención fue llevada a cabo
por los migrantes andinos que estaban al servicio de los hacendados. Los hacendados
hicieron grandes denuncios de tierras en la selva y pagaban diez centavos de sol por
hectárea. Denunciaron muchas hectáreas, querían que los nativos indígenas trabajen
esas nuevas tierras. Los indígenas amazónicos machiguengas y huachipaires no
HQWHQGtDQORTXHHUDWUDEDMDUSDUDRWUDVSHUVRQDV\SUH¿ULHURQUHSOHJDUVHDODVHOYD
Por eso, los hacendados tuvieron que llevar indígenas quechuas y algunos aymaras
para trabajar la tierra. En mi época [1957-1963] no había convencianos trabajando
la tierra, todos éramos del exterior. No se puede culpar a los campesinos que fueron
a servir a los hacendados. Hoy los andinos siguen entrando a cultivar en tierras de la
selva, como ocurre en Satipo, yo creo que los selváticos están en todo su derecho de
defender sus tierras, pero los serranos buscan esas tierras para no morir de hambre.
Es lo mismo que pasa con el minero artesanal que va a buscar oro para no morir
de hambre, pero no podemos estar de acuerdo con el minero artesanal que está
depredando el departamento de Madre de Dios. Estoy a favor de los amazónicos y la
defensa de su territorio. Los que llegan a ocupar las tierras de los pueblos indígenas
no tienen derecho a atropellar a los amazónicos en su territorio. Hay, pues, una
GHVFRQ¿DQ]DDPD]yQLFDVREUHORVDQGLQRV
Quiero recordar algo a propósito de los amazónicos: antes que Túpac Amaru
[en 1780] se levantó Juan Santos Atahualpa [en 1742], un serrano cusqueño que fue
llevado por los curas a Europa, no sé si al África, o no sé a qué parte. Regresó y se
levantó, aprendió una lengua amazónica. Cuando en la lucha tenía que replegarse, se
UHSOHJDEDDOD$PD]RQtD\FXDQGRVDOtDDDWDFDUDWDFDEDHQODVLHUUD$O¿QDOWXYR

21 Sierra Productiva es un proyecto que ofrece soluciones económicas a unidades familiares


para que tengan más ingresos en dinero, siembren, coman y vendan verduras, produzcan,
consuman y vendan yogures. El quechua es tomado en cuenta, así como la tradición de
los yachaq que enseñan, pero la dimensión política indígena sobre la cuestión del poder
no aparece en esa propuesta.

122
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

que replegarse y ya no salió de la Amazonía. Dicen que murió y no lo enterraron, lo


pusieron en un árbol, como acostumbran los nativos. Después, fue un cura a hablar
con los nativos, les preguntó: ¿Dónde estaba Juan Santos Atahualpa?, y le señalaron
HOiUERO(OFXUDYROYLyDSUHJXQWDU¢&UHHQTXHVHKDLGRDOFLHORRDOLQ¿HUQR"6H
KDLGRDOLQ¿HUQROHGLMHURQ0X\ELHQKLMLWRVPtRVDVtHVSHUR¢TXLHUHQXVWHGHV
LUVHDOFLHOR"1RHQHOFLHORKD\PXFKRVHVSDxROHVTXHUHPRVLUDOLQ¿HUQRGRQGH
está Juan Santos Atahualpa. No recuerdo dónde leí esta historia, pero creo que los
nativos tenían toda la razón.
El primer número de Lucha Indígena apareció en la campaña electoral de
2006. Pensé en la necesidad de ese periódico porque Voz Campesina, órgano de
la CCP, no tocaba para nada el problema indígena. Desde entonces hasta ahora, la
CCP está retrocediendo, desgraciadamente. Hubo un pacto interinstitucional entre
las organizaciones CCP, CNA (Central Nacional Agraria), la CONACAMI (Confederación
Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería) y AIDESEP (Asociación
Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana), cuando se discutió el problema
de la ley de consulta previa en el Norte, Centro y Sur del país. En todas las reuniones,
la gente rechazaba la ley de consulta impuesta por el gobierno y por eso se acordó no
discutir el reglamentó de esa ley. Solo la CCP y la CONAPA (Confederación Nacional
de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos), que es el organismo divisionista
de los amazónicos, se sometieron a discutir el reglamento de una ley con la que
todas las otras organizaciones están en contra. ¿Por qué se está en contra de esa ley
de consulta previa? Porque en realidad aplasta al Convenio 169, que establece el
derecho de consulta. El gobierno dice que primero las empresas mineras tienen que
plantear su posición, después los indígenas; luego, conversar entre ellos, y si no se
ponen de acuerdo, el que dirime es el Poder Ejecutivo. Ya sabemos lo que Humala
ha dicho de Conga: Conga va sí o sí. Por eso nosotros desconocemos la validez
de esa ley y desconocemos que sea la interpretación y la aplicación del Convenio
169 de la OIT. Yo apoyo la posición de CNA, de AIDESEP, de CONACAMI y de las cuatro
reuniones regionales que hubo que rechazaron esa ley.
Pensé en Lucha Indígena para ocuparme de la lucha indígena, de la que no se
ocupaba el periódico Voz Campesina, editado por la CCP, que ni siquiera reconocía
nuestra calidad de indígena. Esa fue la motivación principal, que se transformó
porque al principio se ocupaba del idioma, de los productos indígenas, de algo
de historia, pero ahora hay tantos sucesos políticos. Por eso el periódico se ocupa
fundamentalmente de las luchas sociales de Perú, de América y del mundo. Me
gustaría que vuelva a ocuparse de folklore, de las lenguas, de los productos andinos,
pero no hay personal para eso.
La realidad indígena no solamente es de luchas, pero ahora, desgraciadamente,
se ocupa solamente de los asuntos de lucha.
Fuimos tres personas en Cusco quienes pusimos cada uno cien soles para pagar el
primer número. El primero era un compañero del Cusco que tenía una pequeña ONG,
se apellidaba Blanco, no recuerdo su nombre, aunque podría ser un lejano pariente.
Desgraciadamente, tampoco recuerdo el nombre de la compañera que también ayudó
en ese momento. Tuvieron muy buena voluntad, pero no fue posible que siguieran

123
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

y quedé solo. Luego se unieron «el Cochero» Enrique Fernández Chacón,22 que se
convirtió en el editor y sigue con esa responsabilidad hasta ahora; Enma Valer y
Roberto Ojeda, nieto de un célebre músico cusqueño con quien había trabajado en
mi juventud en el «Centro Qosco de Arte Nativo» e hijo de un compañero mío de
promoción. Enma Valer —hija de mi antiguo camarada Vladimiro Valer y sobrina
de mi primera esposa Vilma Valer— escribía también, pero muy poco; nos propuso
después que editáramos el periódico cada dos meses, lo que hicimos durante un año,
luego volvimos a lo inicial, que es la edición mensual. Ella desistió y quedamos con
Roberto Ojeda. Ahora tenemos una compañera, Claudia Palomino, de Lima, quien
luego de vivir en Villa El Salvador se fue a trabajar con Wilver Rozas en el municipio
de Anta, en Cusco. Trabajando junto con Roberto Ojeda se enamoraron, ahora es
una pareja que trabaja en Chinchaypuquio, que es una municipalidad distrital en la
provincia de Anta. Ellos dos escriben, también escribe Benjamín Camacho, que es
el compañero de mi hija María.
La parte nacional está a cargo de Roberto Ojeda y Claudia Palomino, y de la parte
internacional me ocupo yo. Las páginas centrales, que tratan sobre el calentamiento
JOREDO ODV HVFULEH %HQMDPtQ &DPDFKR (O &RFKHUR )HUQiQGH] HV PX\ ÀRMR SDUD
escribir. A veces tiene que escribir. Como estuvo en la Marcha por el Agua en Lima,
escribió sobre eso. Tenemos un corresponsal en España, Pepe Mejía, un periodista
peruano que escribe fundamentalmente sobre España y también sobre Europa y
otras partes del mundo, como la rebelión árabe. También está Pedro Sagástegui, que
escribe sobre asuntos vecinales de Lima, fundamentalmente. Él ahora escribió sobre
su comunidad, San Pedro de Lloc, que es usada como basural de desechos mineros.
Generalmente, nos falta espacio. No todos los artículos que escribo se publican
porque hay muy poco espacio. Tenemos un aviso comercial de un compañero que
trabaja con harina de coca y nos paga en especias.
El número de Lucha Indígena de doce páginas se vende a un sol, pero no se
¿QDQFLD SDUD QDGD FRQ OD YHQWD &XDQGR 0DULVRO GH OD &DGHQD23 vino al Cusco y
estuvo en la reunión en la que se formó la Coordinadora Andina de Organizaciones
Indígenas (CAOI). Vio el periódico, dijo que le interesaba y ofreció apoyarnos con
doscientos dólares mensuales. Después, cuando hice la gira a Canadá, Hans Modlich
—un compañero canadiense, ya jubilado— se interesó por la publicación y me dijo
TXHDSRUWDUtDSDUD¿QDQFLDUHOSHULyGLFR$JUDGHFLPRVD0DULVROSDUDTXH\DQRVH
VDFUL¿TXHHQYLiQGRQRVGLQHUR8QDDOXPQDGH0DULVROHVODTXHVDFDODSiJLQDZHE
de Lucha Indígena, que a veces atiende y a veces no.
El tiraje es de mil ejemplares, aunque creo que ahora se está tirando un poco
más. Cuando tenemos algo de dinero también editamos folletos. Por ejemplo, el
texto «Con los rostros pintados: tercera rebelión amazónica en el Perú (agosto

22 Carlos Fernández Chacón —dirigente obrero metalúrgico en Lima, conocido como «el
Cochero» en los predios de la izquierda peruana— fue elegido a la Asamblea Constituy-
ente de 1979, y luego, diputado para el periodo 1980-1985.
23 Marisol de la Cadena, antropóloga peruana que trabaja como docente de la Universidad
de California- Davis (Estados Unidos).

124
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

2008-junio 2009)», de Rodrigo Montoya, nos pareció muy importante porque era
algo de los amazónicos y que era algo que no podíamos escribir porque no somos
antropólogos. Por eso nos salió la idea a mí y al Colchero y le solicitamos permiso y
lo editamos. Se hizo un nuevo tiraje de mil ejemplares más. Por sus ochenta y cuatro
páginas, es el folleto más largo que hemos editado; cuesta más dinero editarlo, por
supuesto, pero se vende a un nuevo sol el ejemplar.

125
NUEVE. MIL OFICIOS

Vendedor ambulante en México


/XHJR GH PL OOHJDGD D 0p[LFR \R ¿JXUDED FRPR DGPLQLVWUDGRU GH OD HVFXHOD
Montessori en la que mi compañera Ana trabajaba. Para quedarme en México,
tuvimos que casarnos. Trabajaba en la escuela de mi esposa —era lo formal—, pero
yo en realidad no servía para el puesto de administrador. Hay un pueblo cercano a
Cuernavaca que es Tepoztlán, caracterizado por sus artesanías. Para poder vender
en ese mercado de Tepoztlán pirograbé motivos precolombinos mexicanos en
cuadros que eran muy apreciados. Pero me expulsaron de esa feria artesanal. Los
tepoztecos dijeron: No, aquí solo podemos vender la gente de Tepoztlán, otra gente
no puede vender. Como me botaron, tuve que irme a vender a otras ferias que no
eran artesanales sino ferias de todo, y ahí no le daban importancia a la artesanía.
Tenía que poner mis trabajos en el suelo y vendía muy poco. Cuando venía al Perú
me llevaba también artesanía de Pisac, Cusco, que es un lugar de artesanía, sobre
todo unos aretitos muy bonitos con motivos folklóricos. Con piezas artesanales del
Cusco yo fabricaba aretes y collares. En las ferias, los hippies me enseñaron cómo
hacer el collar reductible o alargable, también cómo hacer aretes y pulseras. Con los
materiales que compraba en México hacía aretes y collares con motivos mexicanos
como calaveras y diablos. Una vez me prestaron una mesita y vendí más en la
mesita que en el suelo. Me di cuenta que la gente no quiere agacharse y entonces
compré dos mesitas plegables en las que ponía los aretes y collares. Poco a poco, fui
haciendo plata y me hice un quiosco desarmable. Con ese quiosco desarmable iba
a las ferias en distintas partes. Metía el kiosko en un taxi. Como en México llueve,
tenías los plásticos para cubrirme. En las noches cerraba el kiosko con una lona y
GRUPtDHQODVGRVWDEODVGHWULSOD\&RPRVL\RHVWXYLHUDHQ6XHFLDFRQ¿DEDHQTXH
no me pasaría nada, pero me robaron las artesanías y comencé a pensar que yo era
peruano y debiera portarme como peruano. Ya no me robaron más. «Portarse como
peruano» quiere decir cuidarse de que no le roben. Como vendedor ambulante de
artesanías conocí muchos lugares en México.

De suspendido en el Congreso a vendedor de café


También en el Perú fui vendedor ambulante, después que me suspendieron en la
Cámara de Diputados, dejándome sin sueldo. Estando yo de diputado entre 1980 y
1985, hubo un juez que pidió que el gobierno conversara con la gente de Sendero
Luminoso, por eso los parlamentarios lo trataban como si el juez fuera senderista.
Yo estaba en desacuerdo con ese trato, porque me parecía bien que el gobierno
converse con Sendero. Dije que debíamos conversar con los enemigos y que yo no
tenía nada en contra de conversar con asesinos como Hitler, Pinochet o el general
Noel. El diputado Fernando Camet del Solar, llamado el Chapulín Colorado, que era

127
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

de Acción Popular y que ahora sigue fugado del país por corrupto fujimorista, pidió
que yo retire mis palabras al haber insultado al general Noel. El general Noel era
el jefe militar de Ayacucho. El presidente de la Cámara me preguntó: ¿Retira usted
sus palabras? Sí —respondí—, retiro lo de asesino porque Noel no es asesino sino
JHQRFLGD/RVGLSXWDGRVR¿FLDOLVWDVVDOWDURQGHUDELD\FRPRHVWDEOHFtDHOUHJODPHQWR
de la Cámara de Diputados, tuvo que suspenderse la reunión. El reglamento dice que
en la siguiente reunión se le volverá a requerir que retire sus palabras. Esta vez la
siguiente reunión la convocaron a las pocas horas, no para otro día como se usaba,
me pidieron nuevamente que retire mis palabras y si no las retiraba me castigarían
con una suspensión de 30, 60 o 120 días. Respondí diciendo: en nombre de los
ocho periodistas asesinados en Uchuraccay y de las decenas de campesinos también
DVHVLQDGRV PH UDWL¿FR 1RHO HV DVHVLQR \ JHQRFLGD )XL VXVSHQGLGR FRQ OD SHQD
máxima de 120 días. Me rodearon los periodistas, les expliqué por qué había dicho
lo que dije y ninguno publicó una letra de lo que había dicho.
El general Noel fue jefe del comando político militar de Ayacucho cuando
ocurrió la matanza de ocho periodistas en Uchuraccay. La Comisión de la Verdad no
investigo el caso, pues «ya fue investigado por la Comisión Vargas Llosa». Vargas
Llosa fue encargado por Belaúnde para encubrir al Ejército. Dijo que los comuneros
los habían matado, lo cual es falso, pues se encontraron los cadáveres en bolsas de
polietileno, lo cual no es costumbre indígena. El juez Willy Ayala Calle ordenó la
detención de Noel por secuestro, tortura y desaparición de 53 personas. En el cuartel
Los Cabitos se encontró un horno construido como crematorio de los asesinados. En
el colegio de Umasi, por orden de Noel, mataron a 54 personas, entre profesores y
una mayoría de niños y niñas. Previamente, violaron a las profesoras y a las niñas,
Noel eludió a la justicia viniendo a Lima y murió el 4 de marzo del 2005 estando
con orden de captura.
No me preocupé luego que me suspendieron. ¿De qué va a vivir?, me preguntaban.
He sido campesino, pero no me voy a poner a sembrar en el Campo de Marte; he sido
obrero, pero ahora ninguna industria me va a dar trabajo; si antes he vendido café
molido, algo de eso haré, dije. Un periódico chicha publicó un titular: Hugo Blanco
no pateará latas, venderá café molido. Me dio rabia porque ningún periódico dijo
nada de lo que declaré. Después, pensé: Bueno, si me pongo a vender café molido
voy a ser el ambulante más publicitado del Perú. Antes yo había trabajado con los
cafetaleros de la Central de Cooperativas Cafetaleras de La Convención (COCLA).
Busqué a los compañeros, pero no los encontré, parece que esa central ya no tenía
XQDR¿FLQDHQ/LPD%XVTXpDORVGH&DIp3HU~TXHWHQtDQXQORFDOHQODDYHQLGD
Brasil. Compañero Blanco, ¿cómo está? Quisiera pedir un favor: ¿podrían darme a
consignación café molido para vender? Esta es una cooperativa, el lunes próximo se
reúne la directiva y seguramente aceptarán su pedido. Mientras tanto, me regalaron
dos paquetes de bolsitas de café molido. Al llegar a mi casa preparé el café: ¡era
delicioso! En un maletín metí los dos paquetitos. Me llevé las bolsitas, me instalé
en las afueras del Mercado Central, donde los ambulantes estaban aún permitidos,
y me puse a vender ahí el café molido. La gente, por novelera, me compraba: ¡Ay,
Hugo Blanco vendiendo café molido! En la tarde volví a la cooperativa y les dije:

128
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

Ya no vengo a pedir que me den vuestro café en consignación, vengo a comprar.


Me iba muy bien, primero porque la gente por novelera, decía: ¡Ay, Hugo Blanco
vendiendo café molido!, y luego de probarlo por la calidad del café. Hubo gente
que me compraba al por mayor para llevar al Norte. Una vez, un periodista me
preguntó: Oiga, ¿no le da vergüenza estar vendiendo café molido aquí? Lo miré
bien y le respondí: A pocas cuadras de aquí, otros diputados están vendiendo el país,
pregúnteles a ellos si les da vergüenza o no [ríe]. Algunos empleados de la Cámara
de Diputados que a veces pasaban por ahí, se veían obligados a dar un rodeo para
no estar saludando a un vendedor ambulante como yo. Cuando después de ciento
veinte días de suspensión regresé a la cámara, me decían: Buenos días, doctor.
No me insultes —respondía—, no soy doctor. Entonces disculpe usted, ingeniero,
porque pensaban que para ser parlamentario uno tenía que ser doctor o ingeniero.
Cuando fui a México y cuando regresé de México yo cultivaba café, cosechaba café,
despulpaba café, tostaba café, molía café, embolsaba café y vendía café molido.
Es verdad, en La Convención, uno de los sindicatos de arrendires cafetaleros de
Chaupimayo me dio una chacra para sembrar café y sembré café.
Había una razón más para vender café: el vendedor ambulante era y es uno
de los trabajadores más despreciados. Precisamente cuando hubo una marcha de
ambulantes contra el desalojo, dije al tomar la palabra: Es obligación del gobierno
darles trabajo, mientras no lo haga, ustedes tienen derecho a vender en la puerta del
Palacio de Gobierno y en la puerta del Congreso.
Otra marcha de ambulantes fue reprimida a palazos por la policía, tumbaron al
secretario general y lo apalearon en el suelo Yo, que era diputado, me eché sobre
él para cubrirlo, los varazos se ensañaron conmigo (hay una foto no sé dónde
encontrarla).
Después la gente me decía: Véndeme el cafecito. Por eso cuando tosté y molí
puse «Café Hugo Blanco», porque era conocido como vendedor de café molido.
En el mercado central y en Villa el Salvador yo era Hugo Blanco vendiendo
café, en México era el peruano vendiendo café. En México era solidaria la gente
porque me decían: En tal parte habrá una feria en tal día y en tal parte iba a ver feria
tal otro día. Metía mis cosas en carrito y me iba hasta el ómnibus que iba a esos
lugares y vendía artesanía peruana y mexicana. En México la gente pide más rebajas
TXHDTXtHQHO3HU~\RYHQGtDDSUHFLRV¿MRV0LUHXVWHG²OHVGHFtD²VHUtDLQMXVWR
que a usted, porque me pide rebaja, yo le rebaje y a otra gente no. Vendo al precio
mínimo que me es posible. Pero siempre se rebaja, señor. ¿Sí? Cuando usted va al
supermercado, ¿le rebajan? Así vendía yo de feria en feria. Cuando fui a Veracruz,
allí se podía vender solamente las tardes. Me impresionó Veracruz porque yo estaba
acostumbrado a que la gente porteña, como la de Buenos Aires o Lima, que es
sobrada, alegre y sobrada, pero en Veracruz vi gente muy alegre y nada sobrada, es
muy cariñosa.
$GHPiV GH FDPSHVLQR KH VLGR REUHUR GH IULJRUt¿FRV HQ %HULVVR /D 3ODWD
Argentina; después, en Lima, textil, metalúrgico, en construcción civil, obrero de
una fábrica; fui también ayudante de soldador en Chanchamayo. Nunca he sido
empleado, tampoco he trabajado para el Estado, salvo las veces que fui congresista.

129
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Cuando me preguntaban ¿Su grado de instrucción?, yo con orgullo decía: Primaria


completa, porque esa vez [hace cuarenta años] era impensable que alguien con
estudios de secundaria completa esté trabajando de obrero. Ahora no, ahora uno
puede tener grado universitario y estar trabajando como obrero. Se reía de mí la
señorita que escribía mi respuesta: Primaria completa. Cuando trabajaba en una
fábrica me preguntaban: Tú, ¿de dónde eres? Cusqueño. ¿Cusqueño? pero hablas
como argentino. Me quedaba todavía el tonito argentino. Los que me oían hablar
pensaban que yo era más argentino que cusqueño. Sí —les decía—, he vivido mucho
en Argentina, por eso era el cantadito [ríe]. Me quité lo de «che, vení, salí», pero me
quedaba el tonito.

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(Q$UJHQWLQD WUDEDMp HQ HO IULJRUt¿FR 6ZLIW TXH WHQtD GLH] PLO REUHURV \ OXHJR
en Armour, que tenía cinco mil obreros. En Swift trabajé en la sección «Retores».
La carne se metía ligeramente sancochada a las latas de conserva. En la sección
retores terminaban de cocerse, ya enlatadas. Había retores, ollas a presión de tres
o cuatro metros de largo con la boca a un lado. Ahí se metían las bandejas de latas
de conserva y se las cerraba herméticamente. Luego se soltaba agua a las ollas y
se hervía. Después se desaguaba poco a poco, se abría la tapa lateral, se sacaban
las bandejas y se las llevaba para volcarlas a una máquina donde se deslizaban
y en el extremo había obreras que las ponían en canales que las llevaban para
que otras obreras las pongan en cajas que eran conducidas a otra sección, la de
etiquetado. Yo trabajaba levantando la bandeja con otro compañero y metiéndola a
un compartimiento, el cual era volteado para que las conservas cayeran. En Armour
trabajé en la sección «Camarita», que era una sección fría, pero no tanto como la
cámara fría. Ahí, mi tarea consistía en esparcir la carne picada que corría y pasaba
a otra sección donde sería precocida y enlatada. Me tocó la mala suerte de trabajar
en invierno en «Retores» y en verano en «Camarita». La transición del calor al frío
me hizo daño a los pulmones y por eso tuve un foco neumónico, hasta ahora sufro
de los bronquios.

En El Frontón
Aprendí a pirograbar en la cárcel de El Frontón, y preso en Arequipa aprendí también
a hacer camioncitos de juguete con la madera de las cajas de fruta. Los camioncitos
los vendía la mamá de Jorge Tamayo, no me acuerdo ya de su nombre. (Jorge era
un estudiante universitario que estaba preso en Lima por haber participado en un
asalto de banco. Luego fue a estudiar a la Unión Soviética, y ahora es ingeniero en
Arequipa). Ella trabajaba en el mercado, vendía mis camioncitos y me atendía muy
bien. Por eso tengo recuerdos muy gratos de esa señora que me atendió bien en la
cárcel de Arequipa. En El Frontón trabajé haciendo impresión de malla (serigrafía),
usando un bastidor de seda. Se cubren algunas partes, se pasa pintura con una paleta,
se pasa la pintura por las partes no cubiertas. Cuando seca, se realiza el mismo
procedimiento con otro color. Hice tarjetas —como dije en un papel anterior—
sobre mis trabajos, hice ese trabajo como obrero en la fábrica Print, con los dibujos

130
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

originales que me daba mi hermano Óscar, que era un caricaturista muy bueno.
El caricaturizó cuestiones indígenas como un cóndor con su chullo, un indiecito
jalando su llamita diciéndole lisuras a la llama porque no quería avanzar, una cholita
con su rueca de hilar, etc. Óscar era el artista y yo el artesano.

«Mi mamá bordaba con avena. Bordó el motivo que


aparece en la fotografía. En recuerdo a eso, en El
Frontón pirograbé ese motivo y escribí un poema en
quechua para mi mamá acerca de ella», recuerda Hugo
Blanco. - Archivo personal de Hugo Blanco

3LURJUDEDU HV TXHPDU OD PDGHUD FRQ XQ ¿HUUR FDOHQWDGR FRQ HOHFWULFLGDG
siguiendo el dibujo hecho previamente en la madera. Para que resulte el color negro
se pasa lentamente, para que sea tenue se pasa rápidamente. Aprendí a pirograbar
porque no quería pasar rancho; es decir, comer el rancho de la cárcel, para eso había
que hacer una cola larga. Los guardias abusivos pegaban a los presos en esas largas
colas. Pensé que si alguna vez me pegaba un guardia, yo le iba a pegar también y
para no tener problemas, prefería no sacar el rancho. El tiempo de sacar rancho lo
usaba en pirograbar. Se las daba a mis visitas para que las vendan. Veré si tengo
algunas.
Un compañero era el carpintero, yo hacía el pirograbado principal, Eduardo
Creus hacía el pirograbado complementario y laqueaba. Hacíamos cuadros, cofres,
costureros, llaveros y otras cosas. A los cofres, Creus les ponía cojín. La madera que

131
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

usábamos era uculmano. En Suecia, la madera apta que encontré fue el Bjork, creo
que es abeto.
Con el dinero que obtenía por pirograbar pagaba el restaurante en El Frontón.
En El Frontón algunos de los presos con privilegios tenían restaurantes privados.
Me gustó pirograbar.

En Lima
En Lima entré a una «estampería Print». En realidad, era una sección de una fábrica
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la tela sobre una mesa encerada que tenía carriles a los costados, por ellas un obrero
llevaba un bastidor con pintura, lo asentaba sobre la tela y pasaba una franja de
goma mediante unos mangos para extender la pintura. Bajaba el bastidor en forma
intercalada, luego volvía a pasar imprimiendo entre los sectores ya pintados que
habían secado. Luego, otros obreros levantaban la tela y la sostenían con palos
transversales. Se repetía la operación con otros colores. Es lo que se llama impresión
de malla o silk screen.
Luego de salir de la fábrica Print trabajé en una fábrica metalúrgica como pulidor.
Pulía piezas de bronce, primero con una rueda de tela que tenía adherido polvo de
esmeril, luego con rueda de tela con pasta que sacaba brillo. Usaba máscara.

En la cárcel de Arequipa
En la cárcel de Arequipa trabajé fabricando camioncitos de juguete con madera de
cajones de fruta. También hice un portarretrato, en una de las caras estaba José Martí
y en la otra el padre Las Casas. El portarretrato tenía la forma de isla, no sé si de Cuba
o de La Española (Haití y Santo Domingo), y los vidrios con la foto de José Martí y
el padre Las Casas estaban entre dos palmeras. En la isla había un compartimiento
donde había un pequeño libro. En él, estaba escrito con letras diminutas el artículo
que hizo Martí sobre el padre Las Casas. Lo hice para regalarle a mi mamá. Ella era
católica; yo, revolucionario. Sentí que el artículo escrito por Martí en favor del padre
Las Casas nos unía. También hice una pequeña casita de dos pisos con sus muebles
para mi hija Carmen. Hace pocos años, una mujer en el Cusco me dijo que cuando
era niña sentía envidia de Carmen, que tenía un papá preso que le hacía cosas. Otra
cosa que trabajaba en Arequipa eran correas tejidas con hilo plástico.

Un poco de todo
Mi vocación era la de vendedor ambulante. También trabajé en construcción civil
con pala y pico. Quería entrar a una fábrica metalúrgica, pero no querían peones no
FDOL¿FDGRVHQHOODVTXHUtDQWRUQHURVRVROGDGRUHV
De niño trabajaba la tierra con los campesinos. Cuando repetí el cuarto de
secundaria en el colegio nocturno, tenía un compañero de clase que me daba
mercadería, ollas, platos, linternas y otras cosas. Aprovechaba mis caminatas a
Huanoquite para vender en los pueblitos del camino y en Huanoquite.
Un amigo me consiguió trabajo en la fábrica de aceite Friol, donde trabajé
limpiando máquinas. No me quedé porque tuve que huir al Cusco.

132
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

La educación política que yo había recibido era que debía hacer lo que la gente
quería, respetando la democracia, que nosotros debíamos tratar de impulsar el
movimiento de masas esperando que la realidad enseñara a la gente que el camino
legal tenía sus límites. […] mi intención al trabajar con ellos [los campesinos] era
participar con ellos y que avanzaran un paso más, después de este paso, otro paso
más y otro paso más. No creo yo en las vanguardias que muestran con su acción
aislada lo que la gente debe hacer.
En La Convención trabajé la tierra como campesino: plantando café, coca
(se siembra en almácigos y luego se trasplanta), para producir yuca se entierra un
pedazo de tallo. El qoreo o deshierbe se hace con una herramienta parecida a la
hoz, khituchiXQDFXUYDPHWiOLFDFRQXQERUGHD¿ODGRHLQFOLQDGR(VDSWRSDUDHO
WUDEDMRHQFHMDGHVHOYDGRQGHODWLHUUDHVÀRMD6HFRPLHQ]DHOTRUHRDEDMR\VH
termina arriba. En la ceja de selva del Cusco el café se cosecha desgranando los
frutos maduros y metiéndolos en una manta al costado del cuerpo. En otras zonas
se deposita en una canastilla delante del cuerpo. La cosecha de café, coca, cacao,
té, se llama palla (recoger). Luego, el producto acumulado matu se mete a una
despulpadora. Antes de ahí pasaba a un cernidor encima de la poza, donde había que
frotar para que los granos caigan. Luego de remojado el grano y lavada la baba, se
extiende en una planicie empedrada matucarcha para que seque con el sol.
La coca también se extiende en esa planicie para que seque. La forma de cosechar
la coca es ajustar los dedos sobre una ramita, correr la mano, ajustarla hacia arriba y
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se recoge el café o la coca y al día siguiente se vuelve a extender.
&XDQGRUHJUHVpGH0p[LFRWUDWpGHLQÀXLUHQHOFDPSHVLQDGRGH/D&RQYHQFLyQ
para que diera valor agregado a su producto, luego de cosechar tostaba el café al
estilo cusqueño (con cebolla y cáscara de naranja) lo molía, lo embolsaba y lo
vendía. Algunas veces lleve a ferias, a ellas llevaba café preparados con termos, lo
servía en pequeños vasitos de plástico y daba gratis a la gente que probaba. Como
era buen café, cada cinco que probaban, me compraba uno.
Cuando volví del primer exilio, la Central de Cooperativas de La Convención
y Lares (COCLA) colaboró conmigo dándome café molido para que lo vendiera. Iba
casa por casa ofreciendo y también los amigos me compraban.
Estando en Cusco tuve una temporada muy agitada porque estuve en la
comunidad de Pampawaylla, a la que llevaba turistas suecos. La compañía que
organizaba los viajes pagaba a la comunidad, no a cada persona sino a la comunidad
en conjunto. Los comuneros tenían que hablar de sus cuentas y decidir en qué iban
a gastar su dinero. Todos quisieron que yo me quede para ayudarlos.
Cuando salí de la prisión, viví del dinero que me mandaban los compañeros
del Socialist Workers Party (SWP) por la venta de los derechos para imprimir a la
editorial mexicana Siglo XXI\SRUORVGHUHFKRVD3DWK¿QGHUSRUODHGLFLyQHQLQJOpV
Cuando me mandaron a México, me dieron trabajo como profesor de quechua
en la Escuela de Antropología.
El mes que estuve libre en Argentina trabajé como redactor en la revista Palabra
Obrera de la sección argentina del POR.

133
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Cuando estaba en Chile escribía un artículo semanal para la revista


Intercontinental Press, el semanario de los camaradas del SWP.
Cuando llegué a Suecia me ofrecieron trabajo en una escuela del norte del país,
Sandorskolan, donde estaban jóvenes que pensaban ir al «tercer mundo», también
estaban los que no querían hacer servicio militar por razones de conciencia. El
trabajo era de ayudante de la profesora de castellano, consistía en conversar con los
alumnos. Escribí un texto corto sobre la historia de América Latina. Como hablaba
castellano, demoré en aprender sueco. Después me dieron el trabajo de enseñar
quechua. Luego trabajé como obrero en una compañía comercial que tenía a su
cargo los kioskos de Suecia. El trabajo consistía en poner paquetes de chocolates,
GXOFHVJDOOHWDVDXQDFLQWDVLQ¿QSDUDTXHTXLHQHVWDEDDO¿QGHODFLQWDORVSXVLHUD
en cajas de acuerdo a los pedidos de los diferentes kioskos. Como caminaba mucho,
me dolía la cintura. Me aconsejaron que usara zuecos treskor (zapato de madera)
tuvieron razón, con ellos me sentí muy bien.
[En política] igual que en el ajedrez: la mejor defensa es el ataque.
Nunca he recibido ni un centavo como ex parlamentario.

134
DIEZ. DE CAMPESINOS-TIERRA O MUERTE A INDÍGENAS-AGUA O MUERTE.
DEFENSA DEL PLANETA Y DE LA ESPECIE HUMANA

El grito en nuestra época [1957-1963] era «Tierra o muerte», ahora el grito es


«Agua o muerte». Con su voracidad, las grandes transnacionales están atacando más
fuertemente que nunca a la naturaleza: en la minería a cielo abierto se tiene que volar
hasta cuatro toneladas de roca para sacar un gramo de oro, o menos. Imaginemos
cuánto tienen que volar cada día en Yanacocha (Cajamarca): dicen que deben volar
sesenta mil toneladas, se trata de una destrucción terrible de la naturaleza. Otra
destrucción terrible de la naturaleza es producida por la agroindustria, que se limita
al monocultivo, no toma en cuenta la rotación de cultivos ni los cultivos asociados,
que sí son usados por los pequeños campesinos. Como siembran lo mismo cada
año, esos son un paraíso para los parásitos y para eso tiene insecticidas, químicos
y herbicidas químicos. El uso de fertilizantes químicos empobrece el suelo. Con
todo eso se mata el suelo en pocos años. Eso no les importa a los capitalistas porque
se irán a Oceanía, a Asia, a África, donde continuará matando los suelos. Los
campesinos, en cambio, cuidan la tierra que han recibido de sus abuelos y de la que
van a vivir sus nietos. Cuando estuve en Buenos Aires no veía pájaros, y como antes
había vivido en Buenos Aire, pregunté a los amigos por qué no hay pájaros. Ocurre
que Buenos Aires ahora está rodeado de campos de soya que usan insecticidas que
matan a los insectos y sin insectos no hay pájaros.
Hay ahora, como digo, ataques terribles a la naturaleza con las grandes
carreteras, el saqueo de la madera, la siembra de biocombustibles y la construcción
de hidroeléctricas. Con todo eso [los capitalistas] están terminando con la selva.
La represa de Belo Monte en Brasil es un ataque terrible contra la naturaleza,
desalojando a los indígenas. Es lo mismo que se pensaba hacer con la represa
de Inambari en Bolivia, que afectaría a indígenas y otros campesinos de Cusco,
Madre de Dios y Puno. Antes del movimiento estudiantil fuerte que hay en Chile,
se dio la amenaza de hacer cuatro hidroeléctricas en la Patagonia y hubo grandes
manifestaciones en Santiago, Valparaíso, Concepción y otras grandes ciudades, que
impidieron la construcción de esas hidroeléctricas.
Hay otro problema: la agroindustria nos provee de alimentos llenos de
transgénicos y de químicos que nos venden a precios buenos en los supermercados.
Por su parte, los campesinos nos proveen de alimentos sanos. Por eso, tratamos de
convencer a la gente urbana de que los campesinos nos proveen de alimentación sana
y si le quitan el agua vamos a vernos obligados a alimentarnos de los transgénicos
y químicos que nos da la gran industria a través de los supermercados. Cuando mi
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preocupada de lo que iba a comer su bebé. En Perú y en Cusco sabe qué comer
porque acá sabe dónde comprar. Compramos en la feria Túpac Amaru, donde
venden harina de cañihua, harina de kiwicha; los domingos, los comuneros traen sus

135
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

productos al mercado de San Jerónimo; compramos ahí y pensamos que estamos


comprando comida sana. Cuando estoy en Europa ya no sé qué comer porque allá
todo es transgénico. En Cataluña hay muchos productores que están organizados en
cooperativas y están conectados con consumidores de la ciudad que les compran sus
productos. Hay, pues, una resistencia que hacer frente al envenenamiento producido
por la agroindustria.
Cuando los aymaras vinieron a Lima en 2010 o 2011 a defender sus derechos,
oí a limeños que desde sus carros decían: Estos indios ignorantes no quieren el
progreso. Doy mucha importancia a la educación de la gente urbana para mostrarles
que el ataque a la naturaleza es también a ellos. En ese sentido, el parlamentario
populista Mesías Guevara ha hecho una buena labor porque ha impulsado charlas
en el Parlamento sobre lo contaminado que está el río Rímac. Tacna y Moquegua
ya están afectadas por la contaminación. También en Lima está creciendo la
contaminación.
La energía atómica también es otro ataque contra la naturaleza. Por eso, me
parece que ahora la gran lucha en el mundo es por la defensa de la naturaleza. Por
otro lado, está la crisis económica en Estados Unidos y Europa. Como decía un
escritor: Bienvenida, Europa, al subdesarrollo, lo que hicieron con nosotros están
haciendo ahora con ellos mismos.
Creo que los pequeños campesinos y los indígenas son los que más directamente
ligados están a la naturaleza y los que menos ventajas reciben de la llamada
«civilización». Para ellos, la civilización es la mina o la hidroeléctrica que están
viniendo a quitarles el agua, es la agroindustria que está viniendo a quitar el agua de
Espinar en Cusco. Por eso, los campesinos y los indígenas, como los más afectados,
son los que están a la cabeza de la lucha.
Para mí, ha sido positiva la recepción que la Marcha del Agua tuvo en Lima con
las delegaciones que venían de diferentes lugares del país, atacadas por la minería.
Ha sido muy estimulante que en el Día del Agua hubo una gran manifestación en
Lima. Eso muestra que comienza a haber un despertar en la población urbana que
debemos estimular. El ataque al agua es también un ataque a la población urbana.
No hay otra fórmula que mostrar que la lucha de los campesinos es también en favor
de la población urbana. Entrevistada en Lima, una mujer aguaruna dijo: Nosotros
no luchamos solamente por nosotros, luchamos por el mundo entero porque la
Amazonía es el pulmón del mundo. Es de eso que debemos convencer a la gente.
Ahora estoy un poco más optimista porque además de lo que contado sobre
lo que pasa en el Cauca colombiano, en las islas cuna de Panamá y en Chiapas de
México, pudiera ser que en Perú también en algunas partes de la selva puede haber
una comunidad de comunidades como entidad política. Las federaciones provinciales
son organismos de lucha, pero no son organismos políticos de gobierno, como es
la comunidad indígena. Cuando me dicen que la dirección política de la comunidad
está bien para los indígenas pero no para la gente urbana, yo menciono las fábricas en
poder de sus trabajadores en Argentina, donde también la cosa es horizontal. Como
esas fábricas son exitosas, aumentan su producción, tienen que tomar más obreros
y esos obreros no entran como empleados de los obreros anteriores: entran con los

136
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

mismos derechos que los fundadores, o sea, hay una horizontalidad ejemplar. En
cuanto a la revolución árabe que ha saltado a España y Estados Unidos, me alegra
porque ahí están reviviendo los principios indígenas al decir: Aquí no hay dirigentes,
aquí mandamos todos. Lo mismo ocurrió en el movimiento del 15M en España
y también en el movimiento de los Okupa del Wall Street. En esos movimientos
comienza a surgir y resurgir la solidaridad humana; por ejemplo, en el 15M había
gente ocupada de los niños, de los alimentos, de la biblioteca, gente ocupada en
traducir a los sordomudos, etc. Había muchos carteles en los que se decía «Tú me
importas mucho», o sea, era visible el interés por el otro.
También me ha puesto optimista ver que en Grecia los trabajadores de un
hospital han tomado el hospital y han comenzado a atender gratis a la gente; también
los empleados de electricidad, a quienes les ordenaban que corten la electricidad a
los que no habían pagado, cuando se declararon en huelga comenzaron a conectar la
electricidad a todos a quienes habían desconectado. O sea, a todos los que no pagaron
les están volviendo a conectar la luz. Esa solidaridad humana me pone optimista
porque volver a la ética indígena no es volver a la vida primitiva. Los técnicos y los
FLHQWt¿FRVDKRUDHVWiQDOVHUYLFLRGHODVPXOWLQDFLRQDOHVSHURVLHOUHFXSHUDHO
SRGHUORVWpFQLFRV\ORVFLHQWt¿FRVHVWDUiQDOVHUYLFLRGHODKXPDQLGDG(OORVQRV
dirán de qué adelantos de la civilización podemos seguir disfrutando sin poner en
peligro la continuidad de la especie y de qué adelantos no. Por eso es que los pueblos
indígenas son cada vez más importantes, y hay menos gente que se avergüenza
de apellidar Huamán y se siente orgullosa de tener ese apellido. Está subiendo el
espíritu indígena en todo el mundo.
En la Marcha por el Agua no han estado presentes las centrales campesinas.
CONACAMI hizo un llamado a la Marcha del Agua, y hubo cuatro cusqueños con sus
banderitas de CONACAMI y nada más. En el exterior se creía que la marcha había
sido organizada por CONACAMI, pero no fue así. De la CNA no apareció nadie, me
dijeron que de la CCP estaban tal fulano y tal fulano, pero no hubo la presencia
orgánica de ninguna organización campesina nacional. En la Coordinadora Regional
Indígena del Cauca, organización colombiana, creían que era la Coordinadora
Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI) —de la cual es parte la CONACAMI— la
que estaba organizando la marcha, porque ellos trataron de aparecer como si fueran
los organizadores. Patria Roja estuvo muy débilmente porque Goyo Santos se había
ido al Sur.
El padre Arana me invitó a participar en la marcha. Le dije que no podría estar
desde el comienzo porque tenía una asamblea de la Federación Departamental de
Campesinos del Cusco. Encuéntranos donde puedas, me dijo. Los encontré ahí donde
se une la carretera que baja de Cajamarca con la Panamericana. Los compañeros me
ayudaban a cargar mi mochila, que iba por supuesto con «merca», o sea con folletos,
ejemplares de Lucha Indígena y polos. En alguna parte me pidieron que hable o
me entrevistaban los periodistas. No hubo ningún recelo, ninguna objeción a mi
presencia; por el contrario, estaban contentos que yo esté y también en los lugares
donde llegábamos. A quien no le gustó, ni le gusta mi presencia, es a la derecha,
por supuesto. Sus periodistas dijeron: Están aquí [en la marcha] un exguerrillero

137
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

y un expreso del MRTA UH¿ULpQGRVHD6DDYHGUD\DPt SDUDFRQGHQDUODPDUFKD


señalando que en la marcha había gente violentista. Las rondas campesinas sabían
que esa era propaganda de la derecha y por eso dieron el encargo de no dar pretexto
para ningún tipo de violencia. Por eso prohibieron que los participantes aparecieran
con machetes y no hubo ningún conato ni asomo de violencia.
Como estamos al borde de la publicación del informe de los tres señores expertos
que han venido de Europa para decir si Conga va o no va, y suponemos que el informe
dirá que sí va, se ha programado que haya visitas a las lagunas por parte de representantes
campesinos, fundamentalmente de Hualgayoc y Celendín, que son las dos provincias
más afectadas, para que siempre haya alguien en las lagunas. Otra medida es convocar
a un paro para el día 11 de abril, me parece. Algo muy importante es que ha habido un
informe de un norteamericano hidrólogo que favorece a la posición campesina. Se ha
presentado también ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el pedido
para evitar que se atropelle a la población imponiendo un proyecto minero que la gente
no quiere. O sea, [el problema] no se va a terminar con el informe de los tres señores
WUDtGRVSRUHOJRELHUQRTXHWRGRHOPXQGRVDEHTXHHVSDUDMXVWL¿FDUSUHFLVDPHQWHOR
que el gobierno quiere. Por eso se está mostrando que uno de esos peritos habría dicho
que los de Cocachacra que expulsaron a la mina Tía María eran incivilizados y que por
eso habían expulsado a la mina. Ya tenemos esos antecedentes, en realidad, el primer
ministro Valdez no dice que los expertos van a decir si Conga va o no va, sino que van
a dar explicaciones para decir por qué Conga va.

Hugo Blanco en la Marcha por el Agua.


Captura de Internet

138
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

Creo que la unidad es lo más importante en la lucha, no solamente contra Conga


sino contra toda la minería a cielo abierto y también contra las otras formas de
ataque al agua que hay, que, como ya conté, son la agroindustria, las hidroeléctricas,
las vías rápidas, etcétera. Yo batallo por la unidad porque yo considero que
cada uno de los dirigentes en Cajamarca —el padre Arana, Gregorio Santos y
Saavedra— tiene su mérito. Es muy bueno que Santos como presidente regional
haya dado la Ordenanza 36, prohibiendo la minería a cielo abierto en cabecera de
cuenca. Tenemos que reivindicarlo por esa decisión. Hasta quieren meterlo preso y
destituirlo por eso. Hasta ahora se ha demorado mucho en convocar el referéndum.
Tambo Grande24 fue el primer lugar del mundo en que se hizo un referendo sobre
la minería. De esa experiencia copiaron Argentina y otros países. Las provincias de
Ayabaca y Huancabamba también hicieron su referéndum. (No hubo y al parecer
no habrá referéndum). Lo malo es que cuando Gregorio Santos vino a Lima a dar
su conferencia de prensa en el local de Patria Roja, del Movimiento Nacional de
Izquierda (MNI), no participó en la Marcha del Agua y se fue al Sur. No estuvo en la
0DUFKDGHO$JXDSRUTXHQRLEDDVHUOD¿JXUDPiVLPSRUWDQWH\SRUTXHHVDPDUFKD
fue una proposición del padre Arana, y se fue al Sur a participar en actos que eran de
Patria Roja. El padre Arana tenía el interés de inscribir su partido y ya lo inscribió.
En forma general, creo que dirigió correctamente la Marcha del Agua, ha permitido
que hablen los representantes de las bases. Hay, por supuesto, competencia entre los
GLULJHQWHVTXHTXLHUHQ¿JXUDUHQFDGDOXJDUDGRQGHIXLPRVSHURHOSDGUH$UDQD
supo, en general, manejar bien esas reuniones. Wilfredo Saavedra es de Patria Libre
y en lo que piensa fundamentalmente es en el fortalecimiento de Patria Libre, que
es el nombre legal del MRTA. Cada uno tiene sus pros y sus contras, pero creo que se
puede trabajar por la unidad, se debe mantener la unidad y debemos fortalecerla. Veo
como algo positivo que en la provincia de Celendín haya algunos que simpatizan
con el padre Arana, pero la mayoría de la organización Plataforma Interinstitucional
de Celendín (PIC) no pertenece a ninguno de los grupos políticos. Forman parte
de esa plataforma treinta y dos organizaciones sociales, una de ellas es el SUTEP,
otras son los mercados, las rondas campesinas. Las treinta y dos organizaciones
tienen como punto de unidad y bandera común la consigna «Conga No Va». En
Hualgayoc y Bambamarca también el movimiento es fuerte. Creo que los dos
pilares fundamentales en favor del agua son Celendín y Hualgayoc, con su capital
Bambamarca, y no se puede decir que están alineados con uno o con otro movimiento
político. Creo que entonces yo que hay que impulsar una democratización profunda
en las organizaciones de base. Pienso ir a Celendín cuando tenga tiempo y hablar,
ya he hablado con un compañero que es dirigente de los barrios. Hablando con
ellos, le preguntaré a cada persona por qué está contra Conga, cuáles han sido las
PRYLOL]DFLRQHV KHFKDV HQ IDYRU GH ©&RQJD 1R 9Dª &DGD XQR WLHQH LQ¿QLGDG GH
cosas y razones que decir. Es importante que sean conscientes de su valor y que

24 En un referéndum convocado por la Comunidad de Tambogrande (Piura), el 98% expresó


su rechazo a la explotación de un yacimiento de oro que se encuentra debajo del valle
productor de limones y frutas, y debajo del propio poblado de Tambogrande.

139
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

puedan ir a cualquier parte del Perú para que las bases sepan lo importantes que son
para para que los dirigentes sean cada vez menos dirigentes y que quienes dirijan
sean las bases. Entonces, en ese sentido, pienso colaborar con Celendín, ya les he
dicho entonces: Vamos a hacer eso: impulsar la democratización, porque para mí
la Marcha del Agua ha sido la más importante que he visto en mi vida. Es mucho
más importante que lo ocurrido en La Convención, porque aunque no llegó a la
autodefensa armada ni nada de eso, lo de La Convención fue un movimiento local,
luego fue un movimiento extendido a nivel nacional, pero estaba desperdigado. Lo
del ARI fue un movimiento electoral, la Marcha de los Cuatro Suyos también fue
un movimiento electoral, pero la Marcha del Agua no fue un movimiento electoral,
ha sido dirigida en realidad por los frentes de defensa y las rondas campesinas, los
organismos de base. Hubo gente que pertenece a un partido u otro partido, pero no se
puede decir que ningún partido haya hegemonizado la marcha, ni que hegemonice
ahora. He hecho una gira por Apurímac, invitado por el SUTEP de Andahuaylas, por
el SUTEP de Abancay. Sabemos que el SUTEP está manejado por Patria Roja, pero
estos SUTEP son anti-Patria Roja. Para ellos he dado charlas sobre el agua. Los de
Curahuasi se enteraron que yo estaba por ahí y me llamaron. Como puede verse,
se trata de un problema que interesa nacionalmente. También estoy muy ligado
con gente de Macrosur, que está ligada a lo que ocurre en la mina Tía María; en
realidad, fue toda la provincia de Islay, en Arequipa, la que expulsó a la empresa
Tía María. En estos días van a festejar el aniversario de esa expulsión, pero yo no
voy a poder ir. El Cochero Fernández irá. Estarán los de Tacna, los de Moquegua
y parece que también los de Cusco, más o menos si tienen plata, van. Últimamente
se han ligado con Puno. Se trata de un movimiento que está emergiendo en defensa
del agua en todo el país. Entonces, yo tengo esperanzas de que se organice más y
que se centralice más. Centralización no quiere decir que deje de ser una red; les
digo a los de Cajamarca: Ustedes deben impulsar la formación de la red. Dirigir no
HVORPLVPRTXHLPSXOVDU7DPELpQPH¿MRHQORTXHSDVDHQ$UJHQWLQDGRQGHKD\
asambleas del pueblo en todos los lugares que están luchando contra las minas; ellos
tienen una táctica que me parece superior a la de nosotros, porque allí bloquean a
los vehículos de las mineras solamente y a los otros vehículos que pasan por las
carreteras les dan propaganda, les dejan pasar y los saludan. Sus enfrentamientos
son solo con las empresas mineras, no hacen paros nacionales, solo bloqueos.
Últimamente han tenido una reunión nacional en Mendoza. Estas organizaciones
que están surgiendo ahora en la lucha por el agua también van a servir para otras
reivindicaciones. Creo que esas nuevas fuerzas son las que deben gobernar el país.
No confío que en las próximas elecciones haya un candidato que prometa y cumpla
sus promesas. El aparato estatal que tenemos, los poderes Judicial, Legislativo y
Ejecutivo, están todos armados para mantener nuestra situación colonial. Tenemos
que romper ese aparato y construir otra organización democrática que no surgirá de
frentes dirigidos por los partidos que conocemos.

140
ONCE. RETRATO PERSONAL Y COSAS DEL QUERER

Necesito de muy poco dinero para vivir, no llevo la cuenta de lo que tengo o de lo que
no tengo. La gente cree que gano dinero del Parlamento, pero del Parlamento no he
recibido ni un centavo desde el golpe de Estado de Fujimori de 1992. El fujimorismo
no quiso darme ni siquiera el quinquenio que legalmente me correspondía. Hay
gente que se ha jubilado siendo parlamentaria, que llegó al Congreso con sueldos
de maestros y se jubilan con sueldos de congresistas. Es el caso de Tany Valer, por
ejemplo, pero yo no saco ni un centavo.
Carmen, mi hija mayor, me ha ayudado en algunas oportunidades. En Cusco
vivo en un cuarto alquilado que me cuesta 150 soles. Cuando vengo a Lima, me
alojo donde Claudine, una compañera francesa que vino a enseñar francés al colegio
Franco Peruano, que ya está jubilada y decidió quedarse en el Perú. Viajo siempre
por tierra de Lima a Cusco y de Cusco a Lima; por avión, si quienes me invitan me
pagan los pasajes. Claro que acepto si me pagan el pasaje en avión [ríe]. Cuando
me invitaron de Apurímac para la gira, no era por aire si no por tierra y, además, me
dieron dinero por la charla. Para ir a Cajamarca no me pagan el pasaje, pero eso voy
con mi dinero porque creo que es una lucha importante y que vale la pena atenderla.
Mi alimentación no me cuesta mucho porque en el Cusco la vida sigue siendo
barata si uno no es turista. Compro harina de cañiwa, harina de quiwicha y voy al
mercado de San Jerónimo, a donde cada domingo llegan alimentos producidos en
las comunidades campesinas. Pienso mucho en mi salud y me dedico mucho a ella:
no como carne roja ni tomates porque me hacen daño a las articulaciones. Cuando
estoy en Lima, como pollo, pero cuando estoy en el Cusco no como ni pollo porque
sé que está alimentado con maíz transgénico, salvo casos excepcionales, graves. No
voy al médico ni tomo medicinas de farmacia; como me interesa mi salud, me curo
con hierbas. Por haber sido víctima de la represión de Alan García en Pucallpa, unos
amigos consiguieron para mí un seguro de salud, pero hasta ahora no voy a atenderme.
Antes de vivir en Cusco, en un cuartito alquilado, vivía yo en un ambiente
dentro del local de la Federación de Campesinos del Cusco (FDCC). Viví ahí porque
de ese modo estaba a la mano cuando cualquier campesino me necesitaba para ir a
atenderlos en sus problemas en todas partes del Cusco. Ahí estuve varios años y no
salí por mi voluntad. Como Carlos Paredes fue derechizándose y corrompiéndose
cada vez más, quería que la FDCC ya no sirviera para el combate sino para enseñar el
riego por aspersión, hacer lombricultura y otras técnicas no indígenas de agricultura.
Pusieron candado a la puerta de calle y no me dieron la llave, lo que equivalía a
expulsarme. Él ordenó que me botaran y me botaron de ahí. Hubo una expulsión
disimulada, los dirigentes pusieron una reja en la puerta y como yo no tenía las
nuevas llaves, tuve que salir. No me defendí, ni se me ocurrió hacer una huelga de
hambre para quedarme.

141
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Cuando me echaron del local de la FDCC, tuve una ayuda extraordinaria de la que
incluso conté algo cuando me entrevistaron en la televisión. Un español, militante
—antiguo amigo mío, con quien había vivido en Francia cuando éramos misios—,
se dedicó después a hacer plata, e hizo plata. Me envió dinero cuando se enteró que
había perdido el cuarto en el que vivía dentro del local de la FDCC. Su giro fue un
respiro para mí y por eso pudo venir mi compañera desde México.
Nunca en mi vida he querido tener una casa, y menos propia para mí. Puedo
vivir en cualquier parte: he vivido en el monte, he vivido con el techo de las
estrellas, he vivido bajo la lluvia. En cualquier parte puedo acomodarme, he estado
en celdas junto con las ratas, en cualquier parte me acomodo para vivir. No hay
problema para mí.
En Cusco tengo solo una habitación con acceso a un baño colectivo. Tengo allí
las colecciones de Lucha Indígena que no se venden. Cuando mi hijo Bruno está en
Cusco, vive ahí; cuando después vino a verme Ana, mi mujer, tiró la mitad de las
cosas de mi cuarto a la basura, no porque fueran verdaderamente basura sino por
falta de espacio. No tengo una cocina, tampoco un refrigerador, sí tengo un hervidor
eléctrico de agua. Como mi hija María vive al lado y tiene su cocina, cuando quiero
cocinar algo me voy ahí, al lado, y cocino algo. Acostumbro hacer hervir agua para
preparar una mazamorra con harina de qiwicha, harina de cañihua, harina de quinua.
Eso es lo que como. En el desayuno como frutas, harina de coca y harinas de productos
andinos. Pan no compro, compro cuando encuentro un pan negro [integral], pero es
muy raro eso, porque hay pan que se disfraza de pan negro y no es. No como arroz,
WDPSRFRFRPR¿GHRV6tFRPRHODUUR]LQWHJUDO\HODUUR]EODQFRFXDQGRDFRPSDxD
a las menestras. Allá en Chaupimayo se decía con orgullo $UUXV¿GLXVWDPPLTXQL:
©&RPRDUUR]\¿GHRVª&XDQGRUHJUHVpDO3HU~\YLTXHHQFXDOTXLHUSXQDDKRUD
FRPHQ DUUR] \ ¿GHRV FRPHQFp KDFHU OD JXHUUD D HVR ©TXH QR PH JXVWD QR PH
JXVWDQRPHJXVWDªKDVWDTXHQRPHJXVWyQRSRUTXHHO¿GHRHVWDKHFKRSRUWULJR
transgénico yanqui de ALICORP [empresa de Dionisio Romero] y el arroz bueno no es
el arroz blanco. Sin la capa de vitamina B y todo eso, ese arroz es puro carbohidrato.
Me convencí, pues, a mí mismo. ALICORP trae trigo norteamericano subsidiado, si la
gran empresa agroindustrial norteamericana tiene que vender el trigo en US$ 100,
le regalan US$ 50, y si quiere exportar le regalan US$ 25 más. Ese trigo viene a
hacer competencia al triguero huanoquiteño, que no recibe subsidio de nadie. Por
eso en mi tierra el pan se hace con una mitad de trigo huanoquiteño y otra mitad con
ALICORP, lo que ha hecho descender tremendamente el nivel nutricional de la gente
porque la gente ahora ya no comprar la comida por su valor nutritivo ni por su sabor,
VLQR SRU VX SUHFLR &RPR FRPSUDU WDUZL HV FDUR OR TXH TXHGD HV FRPSUDU ¿GHRV
de ALICORP. Cuando yo estaba en Inglaterra, unos peruanos me dijeron que ellos
colaboran con el campesinado peruano porque compramos espárragos [ríe], o sea,
las multinacionales que producen espárragos en Perú hacen propaganda diciendo
que comprar espárragos es un modo de ayudar al campesino peruano. La legislación
que hay para el trabajador agrícola es mucho peor que para el trabajador urbano,
porque ahora casi ha desaparecido para favorecer la agroexportación, constituida
fundamentalmente por espárragos y alcachofas que chupan mucha agua y nos quitan

142
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

el agua para la alimentación peruana. Los trabajadores agrícolas son tratados de lo


peor. Tengo una amiga que se accidentó cayendo de un árbol de oliva y la botaron, y
ella tenía que ver cómo curarse por su cuenta. Por todo eso también hago campaña
de que la minería también hace daño a la población urbana al acabar con el pequeño
campesino, que nos nutre sanamente.
Cuando tengo tiempo y estoy en el cuarto y mi hija está en casa, me invitan a
comer, pero no todos los días. No tengo una pensión, tampoco voy a restaurantes a
comer, salvo que algún amigo me invite.
No tengo un televisor, no me gusta la televisión, tampoco tengo dinero para
comprar un aparato. Tampoco tengo un radio, me basta con Internet. Mi hija María
me preguntó si quería yo un televisor: le dije que no. Probablemente, hay cosas que
pierdo por no tener televisión o por no verla. Debo señalar también que Internet no
me deja tiempo ni para ver películas y oír la música que me gusta. Ahora, la principal
ocupación de mi vida es Internet. Leo y difundo materiales sobre Conga y la gran
minería. Tengo varias listas para eso y también para Lucha Indígena, por supuesto.
Tengo direcciones de mujeres. Les mando cosas de la mujer. Esta es una tarea
de todos los días. Cuando viajo, pucha, se me acumulan los mensajes por leer y
por reenviar. Leo, evalúo lo que debo reenviar o no. Tengo que atender también el
correo electrónico exclusivo de Lucha Indígena. Tengo otro correo especial para
UHFLELUQRWLFLDVTXHOHR\FODVL¿FRSRUVHFFLRQHV\SRUSDtVHV8QHMHPSORHVHOGH
los materiales de Viento Sur, que es una revista española. Tengo acceso también a
varias de las redes de los zapatistas, particularmente Desinformémonos. Leo pocos
periódicos, sobre todo cuando estoy en Lima. Claudine, la compañera que me
aloja, compra La Primera y La República. Lo que sí leo sistemáticamente son las
noticias del Perú que busco en Google, también las noticias internacionales, cada
día. Para ese trabajo tengo en Cusco una laptop que me regaló Ana, y en Lima uso
la computadora de Claudine, que usa muy poco o casi nada. Precisamente, ahora le
he hecho instalar una camarita para conversar con mi mujer.
Cuando estoy en Cusco y me toca estar un jueves, nos reunimos en un café
cerca de COCLA, donde está ese café con compañeros de promoción. Estoy ahí con
ORVYLHMLWRV\KDEODPRVGHFXDOTXLHUFRVD/RVTXLHURPXFKR&XDQGRYR\DOGHV¿OH
anual de exalumnos, me pongo mi chompa azul con la CC del Colegio de Ciencias
en el pecho.
Voy muy poco al cine, y a veces escucho la música de la negra Mercedes Sosa
y de Los Chalchaleros.
Hace tiempo que no voy a una chichería, a veces voy con mi hija María y con su
compañero. Cerca de la casa, en una avenida principal, hay una picantería. Se llama
La Chomba. Cuando estoy en alguno de los pueblos del Cusco, voy a una chichería.
No voy a los coliseos a ver y a oír a los cantantes que pasan por el Cusco porque no
tengo tiempo.
No sé cuántas horas duermo, pueden ser unas cinco o seis. Si amanezco con
ÀRMHGDGHQHOFXHUSRVLJRHQODFDPDRMXHJRVXGRNX>UtH@GHDOJ~QSHULyGLFRRGH
un folleto que compro para los viajes. De ese modo me abstraigo de la televisión
que se ve en los buses, que en general es basura. A veces hay algo bueno, pero, en

143
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

general, como no puedo leer nada porque me molesta el ruido de la televisión, me


pongo a hacer sudoku.
En cuanto a libros, yo tenía mi biblioteca en un departamento que tenía mi
hija María, pero cuando ella tuvo que mudarse a un departamento, los he llevado
a guardar en el cuarto que tiene mi hija Carmen en el barrio de Santiago. Ahí
tengo colecciones de Marx, Engels y Mariátegui. Ahora en mi cuarto tengo muy
pocos libros y casi no tengo tiempo para leer, porque leo mucho por Internet. Soy
consciente de las limitaciones de leer en Internet y de ver tantas cosas que no sirven
\HVWiQQRVRORHVRVLQRTXHKD\FRVDVTXHDXQTXHHVWpQHQ,QWHUQHW\RSUH¿HUR
leerlas en libros por la comodidad que ofrece leer en libros y poder subrayarlos.

Ni ponchos, ni chullos, ni ternos, ni corbatas


No me gusta usar traje o terno: me gusta caminar así, simplemente. A veces uso
un poncho cuando en el Cusco me hace mucho frio y por eso me creen gringo
[ríe], también me pongo un chullo debajo del sombrero cuando estoy resfriado.
Me gusta vestirme así, simplemente. Nunca me ha gustado tener saco, tener traje
y usar corbata. No tenía nada contra la corbata cuando en Cusco o en el uniforme
escolar obligaba a tener corbata. Toda esa costumbre se me quitó en la ciudad de La
Plata, en Argentina, porque a la Facultad había que ir con corbata. Me daba rabia
tremendamente. Mi hermano Óscar tenía que arreglarme la corbata. Eso me daba
rabia, por eso cuando salía de la Facultad me sacaba la corbata y me la ponía en el
bolsillo. Bueno, ahora pasemos a otra cosa.
No es cierto que yo no usara una correa y que me ataba los pantalones con una
soga. He caminado siempre, así como ahora. No me he disfrazado, no me he puesto
poncho, chullo. A mí no me eligieron para que cambie de vestido sino para que

Izquierda: Hugo Blanco con su hijo Hugo Chaupimayo.


Derecha: La sueca Gunilla Bergland, su segunda esposa. Archivo personal de Hugo Blanco

144
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

GH¿HQGDORVLQWHUHVHVGHODJHQWH(VRGHODVRJDQRHVFLHUWRVHSXHGHIDOVL¿FDU
IRWRJUDItDVSHURQRKD\QLVLTXLHUDXQDIRWRJUDItDIDOVL¿FDGDHQODTXHHVWpFRQOD
soga. Algunos recuerdan que Hugo Blanco usaba soga en el Parlamento. Es lo único
que recuerdan de Hugo Blanco, porque la prensa insistió en eso y no sé por qué,
probablemente porque los serranos usamos chalina cuando hace frío y cuando hace
calor nos ponemos la chalina a la cintura. Tal vez haya sido por eso. Eso es lo que la
prensa decía, que no se baña, que usaba soga, que usaba ojotas. Lo de las ojotas era
cierto, porque sigo usando ojotas, creo que mis pies tienen derecho a respirar, pero
siempre he andado así, con blue jean. Me vestía y caminaba como ahora.
De joven, a mí no me gustaban los bailes porque en esa época yo dividía a la gen-
te entre gente a la que le gustaba los bailes y gente a la que le gustaba la revolución.
Así, mecánicamente. En el partido, en Argentina, el POR me hacían bailar a la fuerza,
me decían: Hay baile del partido. Bueno —decía yo—, voy a comprar la entrada, pero
no voy a ir. La militancia es también ir a los bailes, me replicaban. Iba al baile y me
sentaba. Las compañeras me sacaban a bailar y me desestabilizaron un poco. Des-
pués, volví a ser sectario antibaile, pero cuando estuve en Europa, de sectario antijara-
QDSDVpDSURMDUDQDSRUTXHtEDPRVDXQD¿HVWDFRPtDPRV\WRPiEDPRV¢$TXpKRUD
FRPLHQ]DOD¿HVWD"SUHJXQWDED\R<DWHUPLQy3XFKDSDUDPtHUDIUXVWUDQWHFRPR
latino entonces me volví projaranero. Por eso, en Estados Unidos puse la condición
GHTXHGHVSXpVGHODFKDUODKXELHUD¿HVWD7XYLHURQTXHKDFHU¿HVWDV'HVSXpVPH
dijeron: Verdad, compañero, hemos comprendido la importancia política de su propo-
VLFLyQSRUTXHHQODFKDUODKD\JHQWHTXHKDFHSUHJXQWDVSHUROXHJRHQOD¿HVWDKD-
EODPRVFDOPDGDPHQWHHQJUXSRV&UHtDQTXH\RKDEtDSHGLGRODV¿HVWDVSRUUD]RQHV
SROtWLFDV>UtH@&XDWURODWLQRVHQ(VWDGRV8QLGRVVRQVX¿FLHQWHVSDUDTXHVHDUPHOD
jarana: Cielito lindo, Guantanamera y otras canciones que sabe cualquier latino. Así
soporté yo la gira por cuarenta y ocho ciudades de Estados Unidos en muchos meses.

Información necesaria sobre esta sección


A lo largo de las quince horas de entrevistas con Hugo Blanco fue evidente que él
quería hablar poco o nada de sus relaciones afectivas porque prefería consagrar su
atención y su memoria a cuestiones eminentemente políticas. En la fase de revisión
de las transcripciones de los quince segmentos grabados, le comenté el tema, le pedí
muchas precisiones sobre sus mujeres, esposas e hijos. En presencia de Ana, su
última esposa, le dije que él era muy reacio a hablar de su historia afectiva. Espero
no cometer un error, pero me atrevo a decir que fue gracias a la complicidad de ella
y a mis constantes pedidos, casi exigencias, que Hugo escribió —de puño y letra—
varias páginas con información nueva y que, además, me entregó cartas y fotos.
El texto que sigue en esta sección ha sido escrito por Hugo Blanco, y a diferencia
del resto, no es una cuidadosa edición de varias versiones del texto bruto transcrito de
los segmentos grabados. Mi intervención ha sido muy pequeña, solo para convertir
YDULRVSXQWRVDSDUWHHQSXQWRVVHJXLGRV\SDUDUHXELFDUODVIUDVHVFDVLWHOHJUi¿FDV
ligándolas a otras para evitar la dispersión y asegurar un mínimo de unidad. Debido
a la importancia del tema, he preferido dejar algunos pasajes que de algún modo se
repiten en todo el relato (R.M.).

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

TEXTO REDACTADO A MANO POR HUGO BLANCO

Desgraciadamente, mucha gente me ve como machista. Como he sido


formado en una sociedad machista, probablemente algo de machista me
queda, a pesar de mis intentos de superarlo en tanto me doy cuenta.
En mi caso, terminé con mis ex mujeres sin pelear con ellas. Además
de que los hijos nos unen, por algo me enamoré de ellas. Por ejemplo,
con Gunilla, que me dijo: Quiero irme a México —cuando yo vivía en
México— y quiero quedarme ahí. Me preguntó por qué no me casaba con
$QD<RWHQtDHOFHUWL¿FDGRGHGLYRUFLRGH*XQLOODPHGLMR<RJXDUGRHVH
FHUWL¿FDGR0HORHQYLyWUDGXFLGR
Tengo mucho respeto y mucho cariño por las mujeres. Muchas veces son
el intenso culminar de una profunda relación. Por ejemplo, en los países
imperialistas un acto público se prepara en meses. Hay camaradas que
trabajan intensamente en esa preparación, están tensos el día del acto, si éste
resulta exitoso sienten con felicidad intensa que es un triunfo suyo. Quienes
somos parte de ese acto sentimos lo mismo. Una relación esporádica en esas
circunstancias es muy intensa y muy bella. Luego, adiós, ni una carta, ni
una comunicación telefónica. Ellas podrían ser una lastimosa decadencia.
La belleza del momento está en su carácter instantáneo. Precisamente,
una de esas relaciones esporádicas es el origen de mi relación con Ana, mi
actual compañera.
Agradezco profundamente a las mujeres que en forma breve o prolongada
me brindaron en forma absolutamente desinteresada su amistad-amor no
excluyente, iluminando mi vida.
Lucho por la liberación de la humanidad contra la opresión. Una de las
formas más aberrantes de la opresión es someter a la mitad de la humanidad
a la opresión.
Por lo que yo recuerdo, en general siempre consideré a la mujer como un
ser humano, no como un objeto. No la consideré como una valija que tenía
que cargar en mis viajes.
Recuerdo que el único año que estudié en un colegio mixto, una mujer
era mi mejor amiga, nos queríamos mucho, había gran atracción humana
entre nosotros, que no era atracción sexual. También en mi adolescencia
tuve otra amiga, una vecina, con quien nos queríamos mucho sin que exista
entre nosotros atracción sexual.
Cuando estaba en la clandestinidad en Chaupimayo, vino una compañera
de Trujillo a incorporarse a la lucha, Blanca La Barrera, tuvimos relaciones
amorosas. Ella tuvo que ir al valle de Lares a atender el movimiento ahí.
La capturaron antes que a mí, la encarcelaron, llevaba en las entrañas a mi
hijo Hugo. Cuando me capturaron pregunté a los investigadores si tenía hijo
o hija. Tienes hijo y se llama Hugo, me dijeron. Habían liberado a Blanca
antes que nazca el hijo. Le pusieron mi nombre porque yo iba a morir. En

146
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

El Frontón consideré que Blanca tenía un comportamiento indebido con los


compañeros y me alejé afectivamente de ella.
Vilma y Blanca me visitaron esporádicamente llevando a mis hijos.
Estando en El Frontón me enamoré de una compañera, Lisset Barzall,
que iba a visitarme; mejor dicho, ambos nos enamoramos. Yo estaba
sentenciado a veinticinco años, pensaba que nunca íbamos a vivir juntos.
Dejaba claramente establecido que ella tenía derecho a mantener relaciones
sexuales con cualquiera sin tener que comunicármelo. Cuando salí en
libertad, fui a vivir con ella en Lima. Era una buena militante revolucionaria.
Yo estaba muy enamorado de ella, pero tenía un problema: era muy celosa.
Considero que los celos son un sentimiento egoísta, posesivo, que otra
persona nos pertenece, que es nuestra propiedad. La persona celosa se ama
a sí misma a través de otra persona. ¿Cómo me voy a sentir mal porque la
persona se sienta bien? Luego de que me deportaron a México, ella fue a
México. Le dije que la amaba mucho, pero que en México me había sentido
liberado de mis celos. Que seguíamos como pareja, pero que cada uno era
dueño de su cuerpo. Aceptó, pero solo verbalmente. Tomamos el mismo
avión, yo a la Argentina y ella a Lima. Vimos que no podíamos continuar
como pareja. Nos despedimos con un beso. Nos escribíamos. Como yo
estaba enamorado, yo sufría mucho, le dije que dejaría de escribirle. Aceptó
y me dijo: Está bien, cuando se te pase, vuelves a escribirme. Tuvo razón,
cuando se me pasó devinimos en grandes amigos, nos queremos mucho.
Vive en Canadá, cuando voy ahí, me alojo en su casa. Tiene un hijo al
que quiero mucho desde que era bebé, luego lo mandó al Perú y lo llevé a
Machu Picchu. Él fue a México a visitarme. Ahora vive en Londres y me
ayudó mucho cuando estuve ahí. Cuando vivía con su mamá, se me quejaba
de algunas cosas de ella, y yo intermediaba entre ellos.
En Chile me enamoré de una camarada mapuche que era dirigente barrial
y dirigente fabril. Yo vivía con mis hijos y ella con los suyos. El 10 de
setiembre fui a su casa por su cumpleaños, en la mañana siguiente nos fuimos
juntos en el bus, ella iba a la fábrica. Nos despedimos comprometiéndonos a
vernos en la noche. No fue posible, era el 11 de setiembre, día del golpe. No
la vi más, yo me fui a Suecia y ella fugó a Argentina, su compañera era la
pareja de Eduardo Creus, quien murió hace varios años. Una de las últimas
veces que fui a Argentina me encontré con Eduardo, el mismo nombre de su
padre, que es dirigente en una barriada que extrajo agua del subsuelo y tiene
una fábrica de materiales de construcción. Él me dijo que sus mamá había
muerto y también mi ex compañera.
Cuando llegué a Suecia no tenía ganas de conseguirme compañera.
Luego de varios años, conocí una estudiante de Psicología, Gunilla, rubia
y blanca, que me convenció que debía tener compañera y me enamoré de
ella. Ella, Gunilla tenía un pretendiente, era militante revolucionaria y una
persona que se interesaba mucho por los demás. A tanta insistencia mía,
ella dudaba entre mí y su pretendiente. En vacaciones iba a ir a Estados

147
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Unidos, me dijo que a la vuelta decidiría. En 1975, Morales Bermúdez


derrocó a Velasco. Fue un golpe de derecha, sin embargo, por demagogia
determinó que los deportados regresáramos. Cuando regresó Gunilla de
Estados Unidos, me dijo que me traía la buena noticia de que se había
decidido por mí. Yo le dije que le daba la mala noticia de que regresaría al
Perú. Ella decidió viajar al Perú para estar conmigo. En Lima nos fuimos a
vivir a una barriada con piso de tierra, el ahora moderno barrio residencial
de Independencia. Vivíamos en la miseria y enfrente de nuestra vivienda
había permanentemente un automóvil de la pip, que me seguía adonde
fuera que iba. Fuimos a Huanoquite y Chaupimayo. A los nueve meses,
me deportaron por segunda vez, en esta oportunidad a Suecia; Gunilla fue
tras de mí. En Suecia entré a trabajar de obrero y después de un tiempo
QDFLy QXHVWUD KLMD 0DUtD 3DUD *XQLOOD VLJQL¿Fy XQ IXHUWH JROSH TXH \R
la abandonara con la bebé recién nacida para hacer la gira por Estados
Unidos. Puse como condición que en los meses de vacaciones en que se
suspendía la gira, fueran Gunilla y María para estar conmigo: por supuesto
que los camaradas aceptaron. La huelga del 19 de julio de 1977 tuvo como
consecuencia la convocatoria de la Asamblea Constituyente y como me
pusieron como candidato, pude regresar al Perú. Fuimos Gunilla, María
y yo. Luego volvieron a deportarme y al ser elegido, conseguí regresar.
Tuvimos un segundo hijo, Óscar. Mi hermano Óscar le advirtió a Gunilla
que yo era irresponsable y que ella debía pensar en asegurar la economía
para los hijos. Gunilla decidió regresar a Suecia para concluir sus estudios
de Psicología, lo que hizo. Nuestro contacto pasó a ser esporádico.
Mi tipo físico preferido es el moreno en general y en particular el tipo
indígena, eso contribuyó a que me enamorara de Vilma, de una guaraní y de
una mapuche. Sin embargo, doy poca importancia a lo físico, no considero
que la mujer sea objeto, es una persona y yo me enamoro de la persona, por
eso, luego de mi primera enamorada me enamoré de gente comprometida
con la revolución, a quien no le interesa solo su persona sino también los
demás seres humanos.
Algo que me olvidé señalar es que luego de mi experiencia con la
compañera celosa que tuve después de salir de El Frontón, con mis
siguientes relaciones dejaba sentado explícitamente que cada uno era dueño
de su cuerpo, que podía hacer con él lo que quisiera y que no tenía que
rendir explicaciones a la pareja. Sucedía que como también éramos amigos,
a veces nos contábamos de nuestras relaciones fuera de la pareja.
Hay también cosas que me duelen. Me duele, por ejemplo, no haber
pasado la Navidad con mi hija y haber preferido ir a Huando cuando nos
dieron la amnistía política y salimos de El Frontón. Debo decir que también
me entiendo porque era tal la desesperación y la lejanía que sentía del
movimiento campesino que para mí fue una maravilla ir a Huando y tener
un reencuentro con los campesinos. Ese error lo tuvo que pagar mi hija
Carmen. Me duele también lo que me dijo mi hijo Bruno, muy niño cuando

148
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

me vine de México al Perú: Entiendo por qué te vas, pero yo soy el pagano.
Por supuesto, me duele, pero no obraría en otra forma si es que volviera
a hacerlo, porque para mí lo principal no son mis hijos, lo principal es la
continuidad de mi especie. Por eso le decía a Gunilla, la mamá de María:
Preocúpate tú de María, yo me voy a preocupar de mis bisnietos y mis
tataranietos, o sea para que sigan existiendo.

Última pregunta en la hora quince


Rodrigo Montoya: En la famosa y tristemente llamada «Entrevista del
siglo», se le preguntó a Abimael Guzmán: «¿Tiene usted amigos?». Abimael
respondió: «No tengo amigos, solo tengo camaradas». ¿Cuántos amigos has
tenido, Hugo, cuántos amigos tienes?
Hugo Blanco: Tengo muchos amigos, ya hablé de los viejitos de Cusco,
mis compañeros del Colegio de Ciencias. Tengo otros amigos y amigas; por
ejemplo, Claudine, la compañera francesa y Carola (Victoria Medina, de
la ccp). Tengo camaradas y tengo también amigos que no tienen nada que
ver con la política, y tengo parientes, por ejemplo Luis Valencia Blanco,
que es hijo del que hizo los pirograbados que ilustran mi libro Nosotros los
indios. A su papá, Miguel Valencia Cazorla, lo admiro mucho, es mi primo
hermano y voy siempre a verlo. Tengo también una sobrina, Lidia Galdós, a
quien quiero mucho, lo mismo que a sus hijos; ella es hija de un primo mío
de Huanoquite que quiere mucho a Huanoquite. Donde ella voy siempre.
Tengo también amigos jóvenes. Acaba de morir Ubaldina, una amiga mía
del Cusco, un poco compañera, pero más amiga mía. En Suecia, dos de mis
exalumnos de castellano son mis amigos, cuando voy a Suecia los buscó y a
veces nos reunimos. También tengo muchos amigos en Chile, en México y
en Madrid, en París (Thomas Sterner y Svante Jensson). Cuando nos vemos
es como si nos hubiéramos dejado de ver ayer.

149
DOCE. SALUD, FIN DEL CAMINO Y FUTURO DE LA ESPECIE HUMANA

Antes de viajar a Lima y a México (en 2010 o 2011) estuve en el Congreso de la


Federación Departamental de Campesinos del Cusco. Como ya me sentía mal, los
compañeros me decían: Compañero, tú siéntate, deja que nosotros caminemos y tú
escribe sobre tu vida. Entonces yo prometí de todo corazón escribir sobre mi vida,
pero después, cuando resucité, ya no había tiempo para escribir sobre mi vida, porque
las cosas de actualidad me llamaban y me siguen llamando.
Tengo un disco intervertebral aplastado, probablemente por haber trabajado
mucho sentado como ayudante del español en el norte de Suecia y por el viaje que hice
sentado a través de España y Portugal. Por eso fui a parar al hospital. Me preguntaron
si quería que me operen. Los otros pacientes me aconsejaron: No te operes, y no me
operé; me curé solamente con ejercicios y estaba bien, pero los dolores han vuelto y
SRUHVRKHWHQLGRGL¿FXOWDGHQFDPLQDUHQOD0DUFKDGHO$JXD
El problema que tuve en la cabeza es porque los guardias me pegaban
mucho, fundamentalmente cuando era parlamentario. A eso le llamo «inmunidad
parlamentaria». Los golpes me separaron el cráneo del cerebro; cuando estamos
YLHMRVHOFHUHEURVHDFKLFDSRUORWDQWRODVYHQDVVXSHU¿FLDOHVHQWUHFHUHEUR\FUiQHR
hacen puente. El médico me dijo: Esta es la enfermedad profesional de los boxeadores
cuando llegan a viejos. Tú no eres boxeador, pero eres agitador, que es más o menos
lo mismo. No recuerdo si eso me dijeron en Lima o en México.
Estando en Cusco tuve una temporada muy agitada porque estuve en la comunidad
de Pampawaylla, la que llevaba turistas suecos. La compañía que organizaba los
viajes pagaba a la comunidad, no a cada persona sino a la comunidad en conjunto.
Los comuneros tenían que hablar de sus cuentas y decidir en qué iban a gastar su
dinero. Todos quisieron que yo me quede para ayudarlos. Como tuve que quedarme,
hice un camino de tres horas en una hora y media, entonces tuve un dolor de músculos
tremendo en los días siguientes. En el Cusco, un médico amigo me dijo: Necesitas
reposo y calor. Tenía que ir a una cooperativa en La Convención para sacar café
molido, con tan mala suerte que cuando llegué al abra de Málaga me agarró la nevada,
porque se plantó el carro y no tuve reposo ni calor. Llegué mal a la cooperativa,
directamente a la cama, con mala suerte porque era el cumpleaños de la cooperativa
y por eso no podía pedirles que muelan el café que yo necesitaba. Tuve que esperar.
Inmediatamente, tuve que salir de Cusco para ir a Velille, que es un distrito de
Chumbivilcas. No iba al Congreso de la Federación Distrital de Campesinos. Pero
allí, donde anteriormente había estado en el Congreso de la Federación Distrital de
Velille, oí muchas quejas: tal fulano nos está robando tierras, tal otro fulano nos está
robando tierras, que tal tinterillo y tal otro están apropiándose de las tierras. Miren,
compañeros —les dije—: ustedes acá se dejan de robar tierras con los tinterillos,
esas tierras son vuestras; en cambio, nosotros en La Convención las hemos quitado

151
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

a poderosos hacendados, tierras que legalmente estaban reconocidas como tierras de


ellos. Sí, sí compañero —me dijeron—, usted habla muy bonito, pero, por favor, eso
dígales a las bases, no a nosotros. Acordamos que yo iría a visitar las bases. Pero yo ya
estaba con problemas de salud en el Cusco. No había comunicación por teléfono, por
radio les dije: Voy a cumplir, compañeros, pero estoy muy mal, por favor, pónganme
un caballo. Sí, le vamos a poner un caballo. Y fui con mi hija, cabalmente con mi
hija María. Ella iba a pie y yo a caballo. A veces me llevaban en moto. Así visité
todas las comunidades. Nos alojamos en un hostal, en la puna, donde el techo era
bajito para que no entre el frio y a mí me costaba mucho agacharme por el dolor de
los músculos para pasar, y me golpeé varias veces la cabeza. Uno de esos golpes me
rompió una vena. Pero había que terminar la visita con un mitin. Hablando antes del
mitin no recordaba yo las palabras, me preocupé porque tenía que hablar en el mitin.
Pensé: no voy a contaminar el quechua, hablé en quechua y, afortunadamente, hablé
bien. Me preguntaron: ¿Cuándo vas a regresar? Si no recuperan las tierras, regreso; si
recuperan las tierras, regreso. Recuperaron las tierras, pero ya no cumplí con volver
por razones de salud, pues, posteriormente, el médico me prohibió ir a las alturas.
Me fui preocupado al Cusco. En Cusco no sé qué cosa le escribí por Internet a mi
hijo Óscar. No sé qué barbaridades le habría dicho, que me llamó mi hija Carmen
y me preguntó: ¿Qué tienes? No sé qué incoherencias le habría dicho a mi hijo.
Afortunadamente, estaba María esa vez en el Cusco. Me llevó al hospital y me dijeron:
La única neuróloga que tenemos está de vacaciones. Me llevó a otro hospital y allí el
médico me dijo: Tal vez sea falta de circulación en la cabeza, tome analgésicos para
que le ayuden en la circulación. Yo quería venir a Lima, mi sobrino me dio plata para
el viaje, viajamos con mi hija María. Marisol de la Cadena me visitó en el Cusco, vio
que estaba mal, le contó a Javier Diez Canseco. Javier Diez Canseco me llamó, me
carajeó y me dijo: Carajo, nosotros no solo somos camaradas, también somos amigos,
¿por qué no me contaste que estabas mal? Ha tenido que ser otra persona la que me
cuente. Con Javier tenemos ahora cada vez más diferencias políticas, pero una cosa
es lo político y otra es lo personal. Personalmente, yo lo quiero mucho. A los heridos

Captura de Internet

152
VIDA Y HUELLAS DE HUGO BLANCO

del caso Conga él también los atendió muy bien. Yo sé que no es una pose sino que
él siente verdaderamente el problema y lo hace honestamente. Pagó la resonancia
magnética, por eso a Javier lo quiero mucho, le debo la vida.
En Lima, los médicos me dijeron: Se le ha reventado una vena y las aspirinas
que le dieron en Cusco para que circulara más la sangre han comprometido más su
situación. No era tampoco la culpa del médico porque así, a ciegas, ¿cómo podía
darme un diagnóstico acertado? Me dijeron que para curarme debían operarme,
hacerme tres agujeros, y que todo eso costaría algo así como siete mil dólares. ¿De
dónde iba yo a sacar ese dinero? No sé de dónde saqué plata para ir a México, me fui
a México. En México muchos amigos fueron solidarios conmigo. Aníbal Quijano y
Carmen Pimentel, su mujer, estaban en ese momento en México. Carmen estaba en
Cuernavaca, fue a visitarme y me dijo: Por cualquier cosa que necesites anda a tal
clínica en la ciudad de México, Aníbal ha conseguido el apoyo del gobernador López
Obrador. Me operaron, no me hicieron los tres agujeros que decían sino solo uno.
Pucha, los neurólogos amigos de Javier Diez Canseco en Estados Unidos decían que
eso era peor porque se me iba a desbalancear. Javier, preocupado, me obligó a ir a
Cuba. Tuve que pagar el pasaje de ida nomás, porque ya tenía un dinero que Javier
reunió de los congresistas de derecha y de muchos amigos míos en Lima. De Francia
también me llegó plata. Con eso tuve lo necesario para ir a Cuba junto con Ana, mi
compañera. En Cuba, los compañeros, por supuesto, no me cobraron nada por la
curación que me hicieron. Me tuvieron una semana. Entre otras cosas me hicieron un
examen de sida que yo no había pedido. Luego de los exámenes me dijeron que yo
no necesitaba una segunda operación, que lo poco de sangre que me quedaba en la
cabeza se reabsorbería.
Fue tanto el dinero que reunieron los amigos de todas partes que me alcanzó para
curarme. Los compañeros de Francia se portaron muy bien, ellos fueron los que más
dinero mandaron. De ese modo, me recuperé bien.
Gerardo Rénique y Marisol de la Cadena25 eran muy empeñosos y también una
amiga, hija de una amiga mía, para que yo vaya a Estados Unidos a curarme. Me
ayudaron a buscar la visa, pero no me la dieron. Fui a Estados Unidos en la gira
relatada de 1977, luego dos veces cuando era senador; la última vez, mencionada
ya, no pude ir, no quisieron darme la visa ni con invitaciones. Con Gerardo Rénique
tengo una relación de amistad muy estrecha. Hemos trabajado mucho en el caso de
&RQJDSRUHVRpOUHXQLyODV¿UPDVGHDFDGpPLFRVQRUWHDPHULFDQRVHQDSR\RDODV
luchas de nuestros hermanos de Cajamarca.

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Rodrigo Montoya Rojas: El último tema tiene que ver con tu salud y el
futuro. Estás fuerte, viajas, vienes, vas a provincias y fuera del país, vuelves;

25 Ambos son profesores peruanos en universidades norteamericanas en Nueva York y en


California.

153
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

te llaman de Lampa, vas a Lampa, te llaman de Celendín, vas a Celendín. Tu


cuerpo está respondiendo, llegará un momento en el que no responda más.
Me gustaría que con la limpieza y la honradez que tienes, me digas cómo vas
HQIUHQWDQGRWXIXWXURFXiQSUHSDUDGRHVWiVSDUDHO¿QDO

Hugo Blanco:6pTXHYDDOOHJDUHVH¿QDO\QRPHSUHRFXSD&XDQGRPH
dicen que lucho por lo mismo de antes, yo les digo que no: antes luchaba
para una sociedad igualitaria, ahora lucho por algo más importante, que es
la supervivencia de mi especie. Verdaderamente me preocupa mucho la
supervivencia de mi especie, no me preocupa tanto la naturaleza, porque
yo sé que desaparecida esta especie depredadora ella se va a rehacer en una
forma o en otra.
La frase «El mundo comenzó sin nosotros los seres humanos y seguirá
siendo el mundo sin nosotros los seres humanos», de Lévi-Strauss, que citas,
Rodrigo, es muy cierta. Por eso es que no me preocupo tanto de la naturaleza;
como egoísta que soy, me preocupa más el futuro de nuestra especie. Yo sé
que la lucha de hoy es por la continuidad de la especie, creo que la especie
humana no va a durar cien años más si es que el 99% de la población mundial
QR OH DUUDQFD HO SRGHU DO  TXH OR WLHQH HQ VX EHQH¿FLR \ HQ FRQWUD GH
OD KXPDQLGDG 3RU HVR GLJR TXH OD FULVLV GHO FDSLWDOLVPR HV OD FULVLV ¿QDO
del capitalismo, el capitalismo va a terminar, pero no sabemos cómo va a
terminar. Quedan dos caminos: el primero es si el 99% le arrebata el poder,
y el otro, matándonos a todos, inclusive a ellos mismos, los capitalistas.
No hay mejor ocupación que dedicarse a la continuidad de nuestra especie.
Aun si estuviera inválido, serviré para esa causa, pero cuando ya no pueda
ser útil, les he encargado a mi compañera Ana y a mi hija María que no
PHPDQWHQJDQDJRQL]DQWHTXHFRUWHQFRQODYLGDDUWL¿FLDOTXHORVPpGLFRV
quieran imponerme.

Ilustración de Emma Gascó. Captura de internet

154
SEGUNDA PARTE

ALGUNOS TEXTOS
DE HUGO BLANCO
Foto: Eulogio Nishiyama
Además del relato de su vida, pedí a Hugo Blanco que escogiera
algunos de los textos que escribió y publicó, que me ofreciera
cartas y fotos.
Por la extensión de este libro, he creído conveniente publicar los
textos, las dos cartas y el poema sin comentario alguno. Sus cartas
y el poema, enteramente inéditos, serán una fuente para examinar
sus ideas y acciones, y ver de más de cerca el mundo afectivo de
Hugo Blanco como una persona de carne y hueso, surgido de los
Andes peruanos.

159
UNO. CARTAS DE HUGO BLANCO CON JOSÉ MARÍA ARGUEDAS26

Así fue
Desde que conocí los escritos de José María Arguedas, me uní afectivamente a él. Su
compañera Sybila visitaba a Antonio Meza, un campesino, combatiente armado del
Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), del centro del país, preso en Lima.
Cuando lo trasladaron en 1969 a la isla prisión El Frontón, donde yo me encontraba,
continuó visitándolo. En El Frontón había compañeros que no tenían visitas, por lo
tanto habíamos decidido socializarlas; así nos conocimos con Sybila.
José María pensaba que yo era un importante dirigente de izquierda, con toda la
VX¿FLHQFLDTXHFRQOOHYDODSDODEUD©LPSRUWDQWHª6\ELODOHGLMRTXHQRHUDDVtTXH
yo era una persona común y corriente. Él decidió obsequiarme su novela Todas las
sangres y como dedicatoria le puso algunas palabras en castellano. Sybila me dijo
que pensaba poner algo en quechua, pero se contuvo.
Ese fue el motivo que me llevó a escribirle en quechua, él se emocionó y me
respondió, también en quechua. Por intermedio de Sybila, me pidió permiso para
traducir ambas cartas y publicarlas, le respondí que, aunque al escribirlas no pensé
en eso sino en volcar lo que había en mi pecho, no tenía ningún inconveniente en
hacerlo público. Asimismo, me pidió permiso para visitarme; yo consideré, como le
digo en la segunda carta, que una fugaz visita en El Frontón no sería satisfactoria
para el gran cariño que le tenía, Sybila se lo dijo. Comprenderán cuánto me pesa
esa respuesta mía. Recibió mi segunda carta y dijo: «La leeré el lunes»; se mató el
viernes. Sybila me pidió que tradujera esa segunda carta.
Como verán, las palabras tayta y taytay yo las traduzco por «padre» y «padre
PtRª pO VH QLHJD D WUDGXFLUODV SRUTXH FRQVLGHUD TXH DO KDFHUOR QR UHÀHMDQ HO
profundo sentido que tienen en nuestro idioma; misti es el «no-indio», incluyendo al
mestizo que se cree blanco; maqt’as somos los llamados «indios» con pluralización
castellana; wakchas son los pobres con la misma pluralización; hallpando viene del
verbo quechua hallpayTXHVLJQL¿FD©FRTXHDUªTXHQRHVSUHFLVDPHQWH©PDVWLFDUª
acá tiene el gerundio castellano.
En la segunda carta aludo a una que mandé «A los revolucionarios poetas, a los
poetas revolucionarios», que entregué a la compañera Rosa Alarco y ella la envió a
una revista en el Perú, también la publicó en el periódico Marcha del Uruguay, cuyo

26 «Este maravilloso intercambio epistolar con el escritor José María Arguedas se produjo
en noviembre de 1969, cuando Hugo Blanco, ya condenado por su participación en la
lucha campesina, estuvo preso en la isla penal de El Frontón. Arguedas solo contestó a la
primera carta; días después de recibir la segunda, se quitó la vida» (Nota de los editores
del libro de Hugo Blanco Nosotros los indios [2010]). Las cartas fueron tomadas del
citado libro de Hugo Blanco, pp. 29-41.

161
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

jefe de redacción era Eduardo Galeano. Naturalmente que estoy de acuerdo con que
si un poeta quiere cantar a la rosa, lo haga. Pero lo que me extrañaba era que los
poetas «revolucionarios» cantaran a la «revolución» en abstracto, o a los grandes
GLULJHQWHV UHYROXFLRQDULRV PXQGLDOHV \ QR VH ¿MDUDQ HQ OD OXFKD FRWLGLDQD GH PL
pueblo, que día a día forjaba bellos poemas que no encontraban poeta; por eso pedía
con desesperación que Vallejo resucitara, pues él cantaba a gente anónima como
Pedro Rojas o Ramón Collar, cantaba a «Málaga sin padre ni madre», al «padre
polvo» de los escombros de Durango.
Los «heraldos verdes», mencionados en el cuento, son una paráfrasis de los
«heraldos negros que nos manda la muerte» de César Vallejo.

De Hugo Blanco a José María Arguedas


El Frontón, 14 de noviembre de 1969
Taytay José María:
Casi me has hecho llorar, este día, al saber lo que me contó tu esposa. Me dijo:
«Esto te envía (Todas las sangres). Escribió mucho en quechua y después “puede
WHQHUYHUJHQ]DGHPt´GLFLHQGRVHDUUHSLQWLy\QRSXVRVLQRHVDVHVFXHWDVSDODEUDV
en castellano».
Cuando me dijo eso, yo me dolí mucho, casi lloré.
¿Cómo es posible, taytay, que entre nosotros podamos avergonzamos de cuanto
nos podemos decir en nuestra lengua tan dulce? Cuando nos pedimos ayuda, nunca
lo hacemos con palabras escuetas en nuestra lengua. ¿Acaso alguna vez escuchamos
decir «Mañana has de ayudarme a sembrar, porque yo te ayudé ayer»? ¡Ahj! ¡Qué
asco! ¡Qué podrá ser eso! Únicamente los gamonales suelen hablarnos de esa
forma. ¿Acaso entre nosotros, entre nuestra gente, nos hablamos de ese modo?
Muy tiernamente nos decimos: «Señor mío, vengo a pedirte que me valgas; no seas
de otro modo; mañana hemos de sembrar en la quebrada de abajo; ayúdame pues,
caballerito, paloma mía, corazón». Con estas palabras solemos empezar a pedir que
nos ayuden. Y también cuando nos encontramos en los caminos de las punas, aun sin
conocernos, nos saludamos el uno al otro; nos invitamos un trago, nos alcanzamos
algún poco de coca; nos preguntamos hacia dónde vamos; y solemos charlar un rato.
Y siendo así, ¿crees que puede haberme dolido cualquier cosa que hubieras
escrito en nuestra dulce lengua para mí? ¿Acaso mi corazón no se enternece al
leer cómo has traducido al castellano nuestra lengua para que todos la conozcan
y alcancen a saber, aunque no sea sino una parte de lo tanto que esa lengua puede
expresar? ¿Acaso cuando yo también traduzco algo de lo que hablamos en nuestra
lengua, no me acuerdo de ti?
«Escribe como él, diciendo, van a hablar de mí los mistis (repito, únicamente
para mí mismo, cuando intento traducir del quechua); eso lo han de repetir bien; han
de decir la verdad; yo no puedo hablar de otro modo; digo exactamente lo que brota
de mi corazón y de mi boca», diciendo esto, yo pienso.
Yo no puedo decir qué es lo que penetra en mí cuando te leo, por eso, lo que
tú escribes no lo leo como las cosas comunes, ni tampoco tan constantemente, mi
corazón podría romperse.

162
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

Mis punas empiezan a llegar a mí con todo su silencio, con su dolor que no
llora, apretándose al pecho, apretándolo. O bien cuando me recuerdas las pequeñas
TXHEUDGDVHPSLH]RDYHUDORVSLFDÀRUHVHVFXFKRFRPRVLORVSHTXHxRVPDQDQWLDOHV
cantaran. ¡Cuántas veces he pensado en ti cuando me he sentido con estos recuerdos!
Cuánta alegría habrías tenido al vernos bajar de todas las punas y entrar al Cusco,
sin agacharnos, sin humillarnos, y gritando calle por calle «¡Que mueran todos
los gamonales! ¡Que vivan los hombres que trabajan!». Al oír nuestro grito, los
«blanquitos», como si hubieran visto fantasmas, se metían en sus huecos, igual que
pericotes. Desde la puerta misma de la catedral, con un altoparlante, les hicimos oír
todo cuanto hay, la verdad misma, lo que jamás oyeron en castellano; se lo dijimos
en quechua. Se lo hicieron oír los propios maqt’as, esos que no saben leer, que
no saben escribir, pero sí saben luchar y saben trabajar. Y casi hicieron estallar la
Plaza de Armas esos maqt’as emponchados. Pero ha de volver el día, taytáy, y no
solamente como aquél que te cuento, sino más grande. Días más grandes llegarán;
tú has de verlos. Muy claramente están anunciados. Aquí nomás concluyo, taytáy,
porque si no, no he de terminar de escribir nunca. He de resentirme si no envías eso
que escribiste para mí.
Hasta que nos encontremos, tayta. No te olvides, pues, de mí.
Hugo Blanco

De José María Arguedas a Hugo Blanco


Hermano Hugo, querido, corazón de piedra y de paloma:
Quizá habrás leído mi novela Los ríos profundos. Recuerda, hermano, el más
fuerte, recuerda. En ese libro no hablo únicamente de cómo lloré lágrimas ardientes;
con más lágrimas y con más arrebato hablo de los pongos, de los colonos de hacienda,
de su escondida e inmensa fuerza, de la rabia que en la semilla de su corazón arde,
IXHJR TXH QR VH DSDJD (VRV SLRMRVRV GLDULDPHQWH ÀDJHODGRV REOLJDGRV D ODPHU
tierra con sus lenguas, hombres despreciados por las mismas comunidades, esos,
en la novela, invaden la ciudad de Abancay sin temer a la metralla y a las balas,
venciéndolas. Así obligaban al gran predicador de la ciudad, al cura que los miraba
como si fueran pulgas; venciendo balas, los siervos obligan al cura a que diga misa,
a que cante en la iglesia: le imponen a la fuerza. En la novela imaginé esta invasión
con un presentimiento: los hombres que estudian los tiempos que vendrán, los que
HQWLHQGHQGHOXFKDVVRFLDOHV\GHODSROtWLFDORVTXHFRPSUHQGDQORTXHVLJQL¿FD
esta sublevación de la toma de la ciudad que he imaginado. ¡Cómo, con cuánto más
hirviente sangre se alzarían estos hombres si no persiguieran únicamente la muerte
de la madre de la peste, del tifus, sino la de los gamonales, el día que alcancen a
vencer el miedo, el horror que les tienen! «¿Quién ha de conseguir que venzan
ese terror en siglos formado y alimentado, quién? ¿En algún lugar del mundo está
ese hombre que los ilumine y los salve? ¿Existe o no existe? ¡Carajo, mierda!»,
diciendo, como tú, lloraba fuego, esperando, a solas. Los críticos de literatura, los
PX\LOXVWUDGRVQRSXGLHURQGHVFXEULUDOSULQFLSLRODLQWHQFLyQ¿QDOGHODQRYHODOD
que puse en su meollo, en el medio mismo de su corriente. Felizmente uno, uno solo,
lo descubrió y lo proclamó, muy claramente.

163
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

¿Y después hermano? ¿No fuiste tú, tú mismo quien encabezó a esos


«pulguientos» indios de hacienda, de los pisoteados el más pisoteado hombre de
nuestro pueblo; de los asnos y los perros el más azotado, el escupido con el más
sucio escupitajo? Convirtiendo a ésos en el más valeroso de los valientes, ¿no los
fortaleciste, no acercaste su alma? Alzándoles el alma, el alma de piedra y de paloma
que tenían, que estaba aguardando en lo más puro de la semilla del corazón de esos
hombres, ¿no tomaste el Cusco como me dices en tu carta, y desde la misma puerta
de la catedral, clamando y apostrofando en quechua, no espantaste a los gamonales,
no hiciste que se escondieran en sus huecos como si fueran pericotes muy enfermos
en las tripas? Hiciste correr a esos hijos y protegidos del antiguo Cristo, del Cristo de
plomo. Hermano, querido hermano, como yo, de rostro algo blanco, del más intenso
corazón indio, lágrima, canto, baile, odio.
Yo, hermano, solo sé bien llorar lágrimas de fuego; pero con ese fuego he
SXUL¿FDGRDOJRODFDEH]D\HOFRUD]yQGH/LPDODJUDQFLXGDGTXHQHJDEDTXHQR
conocía bien a su padre y a su madre; le abrí un poco los ojos, los propios ojos de
los hombres de nuestro pueblo, les limpié un poco para que nos vean mejor. Y en
los pueblos que llaman extranjeros creo que levanté nuestra imagen verdadera, su
YDOHUVXPX\YDOHUYHUGDGHURFUHRTXHOROHYDQWpDOWR\FRQOX]VX¿FLHQWHSDUDTXH
nos estimen, para que sepan y puedan esperar nuestra compañía y fuerza; para que
se apiaden de nosotros como del más huérfano de los huérfanos; para que no sientan
vergüenza de nosotros, nadie.
Esas cosas, hermano, a quien esperaron los más escarnecidos de nuestras gentes,
esas cosas hemos hecho; tú lo uno y yo lo otro, hermano Hugo, hombre de hierro
que llora sin lágrimas; tú, tan semejante, tan igual a un comunero, lágrima y acero.
Yo vi tu retrato en una librería del Barrio Latino de París; me erguí de alegría,
viéndote junto a Camilo Cienfuegos y al «Che» Guevara. Oye, voy a confesarte algo
en nombre de nuestra amistad personal recién empezada: oye, hermano, solo al leer
WXFDUWDVHQWtVXSHTXHWXFRUD]yQHUDWLHUQRHVÀRUWDQWRFRPRHOGHXQFRPXQHUR
de Puquio, mis más semejantes. Ayer recibí tu carta: pasé la noche entera, andando
primero, luego inquietándome con la fuerza de la alegría y de la revelación.
Yo no estoy bien, no estoy bien; mis fuerzas anochecen. Pero si ahora muero,
moriré más tranquilo. Ese hermoso día que vendrá y del que hablas, aquél en que
nuestros pueblos volverán a nacer, viene, lo siento, siento en la niña de mis ojos
su aurora, en esa luz cayendo gota por gota tu dolor ardiente, gota por gota sin
acabarse jamás. Temo que ese amanecer cueste sangre, tanta sangre. Tú sabes y por
eso apostrofas, clamas desde la cárcel, aconsejas, creces. Como en el corazón de los
runas que me cuidaron cuando era niño, que me criaron, hay odio y fuego en ti contra
los gamonales de toda laya; y para los que sufren, para los que no tienen casa ni
tierra, los wakchas, tienes pecho de calandria; y como el agua de algunos manantiales
muy puros, amor que fortalece hasta regocijar los cielos. Y toda tu sangre ha sabido
llorar, hermano. Quien no sabe llorar, y más en nuestros tiempos, no sabe del amor,
no lo conoce. Tu sangre ya está en la mía, como la sangre de don Victo Pusa, de don
Felipe Maywa; don Victo y don Felipe me hablan día y noche, sin cesar lloran dentro
de mi alma, me reconvienen en su lengua, con su sabiduría grande, con su llanto que

164
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

alcanza distancias que no podemos calcular, que llega más lejos que la luz del sol.
Ellos, oye Hugo, me criaron, amándome mucho, porque viéndome que era hijo de
misti, veían que me trataban con menosprecio, como a indio. En nombre de ellos,
recordándolos en mi propia carne, escribí lo que he escrito, aprendí todo lo que he
aprendido y hecho, venciendo barreras que a veces parecían invencibles. Conocí el
mundo. Y tú también, creo que en nombre de runas semejantes a ellos dos, sabes ser
hermano del que sabe ser hermano, semejante a tu semejante, el que sabe amar.
¿Hasta cuándo y hasta dónde he de escribirte? Ya no podrás olvidarme, aunque
la muerte me agarre, oye, hombre peruano, fuerte como nuestras montañas donde la
nieve no se derrite, a quien la cárcel fortalece como a piedra y como a paloma. He
aquí que te he escrito, feliz, en medio de la gran sombra de mis mortales dolencias. A
nosotros no nos alcanza la tristeza de los mistis, de los egoístas; nos llega la tristeza
fuerte del pueblo, del mundo, de quienes conocen y sienten el amanecer. Así la
muerte y la tristeza no son ni morir ni sufrir. ¿No es verdad, hermano?
Recibe mi corazón
José María

De Hugo Blanco a José María Arguedas


El Frontón, 25 de noviembre de 1969
¡Padre mío! Padre mío José María:
Cada vez que me hablan de ti hacen llorar mi corazón, con una u otra cosa. La vez
pasada, porque creíste que criticaría tu actitud y ahora, porque estando enfermo quieres
venir. ¡Padre mío! ¡Cuánto está queriendo encontrarse contigo mi corazón! ¡Cuánto
desean mirar mis ojos a mi gran padre! Encontrarme contigo, padre mío, ¡qué sería!
Desde mucho antes sabía que éramos un solo corazón, no solamente leyendo Los
ríos profundos; sino que, leyendo cualquier cosa que escribes, mirando cualquier
cosa que haces, se trasluce tu ser indio. ¿Iba a esperar yo a escuchar lo que dijeran
los críticos?
Que hablen lo que quieran esos mistis; mi corazón está mirando al tuyo en lo que
escribes, allí apareces como en agua clara. Por eso, padre, encontrarme contigo ¡qué
sería! Ni en todo el año terminaríamos de relatarnos. Y eso no se puede en la visita. No
dura ni dos horas. No alcanza para conversar nada. Mucha gente trajina, como en los
mercados de nuestros pueblos. Y contigo, padre mío, no podríamos hablar solo diez
minutos. Nuestro corazón reventaría. ¡Habiendo tanto que relatarnos, habiendo tanto
que conversar! Contigo tenemos que hablar calmadamente, como hombres serios; sen-
tándonos tranquilos, el corazón plácido, hallando nuestra coquita, fumando de un solo
cigarrillo, perdiendo la vista en los cerros lejanos. Acá no sería así, padre. Así como
no puedo leer comúnmente tus escritos, por esa misma razón no podría encontrarme
contigo comúnmente. A pesar de eso, te haré llamar un día, padre; cuando haya algo
de calma; por lo menos para contemplar tu venerado rostro, por lo menos para apretar
tu corazón al mío. Mientras llegue ese día, así te escribiré cada vez, volcando mi co-
razón al tuyo. Como si en la era del trigo, dentro del aliento del rastrojo, mirando las
estrellas, nos estuviéramos relatando lo que hemos vivido, lo que pensamos; así, igual,
va a ser padre, no te apenes, no llores. Cuan lejos estemos, somos el mismo corazón.

165
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Conozco bien tu corazón, padre, aun antes de que me escribieras. Como te digo, al
igual que en agua cristalina se ve tu corazón a través de tus escritos. No sé qué verán
los mistis en ellos; y para que les digan: «Ese es un buen crítico» hablan una u otra
cosa. Es imposible que ellos vean tu corazón aunque se los estés mostrando. El misti es
misti, padre. En cuanto a ser buenas personas, algunas son realmente buenas personas,
no les estoy insultando. Pero tu corazón, solo tus congéneres indios lo vemos bien. Los
mistis, aun siendo buenas personas, para eso, son ciegos que miran. Ellos no sollozan
temblorosos como nosotros al leer tus escritos. Imposible, padre, el misti es misti.
Padre mío, algo tenía que decirte; quizá cuando hablé de los poetas habrás
GLFKR©£,QFOXVLYHDQRVRWURVVHHVWiUH¿ULHQGRHVWHFKRORª1RSDGUHGHQLQJXQD
manera. ¿Acaso en tu novela Los ríos profundos no relatas de forma encantadora lo
de nuestra madre chichera? ¿Acaso leyendo esas cosas no llegué a llorar en silencio
en mi rincón de la cárcel de Arequipa? ¿Y así iba a decir de ti: «No habla de la lucha
del hombre común»? Y no solo eso, padre. A ti, ya estando en la cárcel de Arequipa,
te conocí bien. Y al conocerte dije: «¡Ya está, carajo, ahora el mismo indio está
hablando!». Así te miré. Pero desde antes, desde mi infancia respeté a los señores
mistis cuando escribían a favor del indio. Por eso, aunque son mistis, mucho respeto
a esos señores: Clorinda Matto, Ciro Alegría, Jorge Icaza, Enrique López Albújar.
Esos señores pusieron la semilla en mi corazón cuando solo era un muchacho, ellos
también ayudaron para que mi sangre hirviera, me hicieron ver lo que no veía.
Además, por eso respeto a mi hermano, él me hizo conocer lo que escribieron esos
señores, él mismo escribió un poco en su juventud.
Por esa experiencia mía, te digo, padre: lo que escribes no es solo para mostrar a
los no-indios de todas las naciones que nosotros somos gentes; no es solo eso, padre.
Ablanda el corazón de nuestro propio pueblo, lo despierta. Claro que tú todavía no ves
a dónde llega la semilla que derramas. Quién sabe en qué jóvenes corazones se está
regando hermosamente esta semilla. Así como Ciro Alegría, Icaza, no supieron que en
mi corazón yo regaba su semilla. Ellos, siendo mistis, sembraron bien para que madure
así en lucha. ¿Y así no iba a madurar en forma preciosa lo que como indio siembras?
Para que veas que tengo la raíz del propio hombre, la raíz brotada de nuestra pro-
pia tierra, te envío este relato que hago de mi padre Lorenzo. Eso no es cuento, padre;
ahí estoy relatando lo realmente sucedido, también los nombres son verdaderos.
Desde hace tiempo quería relatar acerca de ese gran hombre, para que todos
vieran la fuerza de nuestra raíz india. Solo tiempo me faltaba para hacer eso. Pero
ahora, al enterarme que estás enfermo, dije: «De una vez lo haré, para enviarlo a mi
padre José María; para que por lo menos con eso se alegre en su enfermedad, para
que se alegre con nuestra triste alegría». Diciendo esto, padre, lo hice rápido, y ahora
te lo estoy enviando con todo mi corazón.
Hasta otro día, padre, sangre de mi sangre, pena de mi pena, alegría de mi
alegría. Si solo fuese por mí, jamás acabaría esta carta, cuando tantas cosas tengo
que decirte.
Hasta otro día padre,
Hugo Blanco

166
DOS. UN RELATO: «EL MAESTRO»27

A las hojas de una mostaza silvestre sancochadas llamamos yuyu hauch’a. Nos gusta
mucho, a pesar de que evoca la muerte en su causa más extendida y silenciada: el
hambre.
Cuando viene el hambre, devora habas, maíz, papas, chuño (papa helada
y deshidratada); no deja nada al indio... más que esas hojas, ya sin manteca, sin
cebolla, sin ajos, hasta sin sal. Después de esas y esas hojas, viene la muerte, son
sus «heraldos verdes». Viene la muerte con diferentes seudónimos en castellano y
en quechua: tuberculosis, anemia perniciosa, neumonía, pujiu (manantial), wayra
(viento), layqa (brujería). Se le llama por sus seudónimos porque su verdadero
nombre es mala palabra: hambre.
Pero el yuyu hauch’a no tiene la culpa de esto, por eso nos gusta tanto. No digo
que sea rico, yo no entiendo de esas cosas; ya me equivoqué con el chuño, yo decía
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nos gusta mucho, aunque nos recuerde las hambrunas. Esas hambrunas en las que a
veces los gringos (¡tan buenitos ellos!) nos mandan de limosna maíz con gorgojo y
«leche» en polvo; que llegan a la parroquia, a la alcaldía o a la gobernación, y de allí
pasan a servir de alimento a los chanchos de los hacendados.
Yo no pido que nos repartan esa limosna, yo exijo que nos devuelvan lo nuestro
para que no haya hambrunas. Fue mi primo hermano, Zenón Galdos, quien pidió que
se repartiera; le costó caro; por exigir eso, el señor Araujo, alcalde de Huanoquite, lo
mató de un balazo. El señor Araujo no está preso, es de buena familia.
Un domingo de mil novecientos cuarenta y tantos, saboreando mi ración de
yuyu hauch’a, conversaba con la campesina que lo vendía, sentada en el barro del
mercado de San Jerónimo, Cusco. Conversábamos el tema del día: los temblores.
Ella me explicó su origen: eran enviados como castigo porque los indios del ayllu se
levantaron contra los padres dominicos de la hacienda «Pata-Pata».
Así lo manifestó el señor cura durante la misa de esa mañana: «El demonio no
ha muerto, está en el hospital del Cusco». El señor cura no dijo que la muerte del
‘demonio’ era la condición para que cesen los temblores, la campesina lo entendió
así por su cuenta.
—¿Morirá?
—Seguro, está muy mal dicen, por su culpa todo esto...
(OODQRTXHUtDWHPEORUHVQLTXHUtDLUDOLQ¿HUQRSRUHVRVXVSDODEUDVFRQGHQDEDQ
al ‘demonio’.
27 Este texto fue enviado a José María Arguedas adjunto a la carta precedente, cuatro días
antes del balazo que acabó con su vida. Lo que se conoce es que la carta fue recibida y
no leída, o leída a medias. Enviado por Hugo Blanco como un anexo a una de sus cartas
a José María Arguedas, tomado del libro Nosotros los indios (2010), pp. 42-46.

167
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Pero su cara, su voz, el barro en que estaba sentada, el yuyu hauch’a, su corazón:
todo eso era de tierra, de tierra como el ‘demonio’ que estaba en el hospital, de tierra
que gritaba silenciosamente su desesperado anhelo de que el ‘demonio’ se salvara.
Y se salvó nomás Lorenzo Chamorro... Se salvó a medias porque quedó inválido.
El médico le dijo: «Solo un indio como tú puede estar vivo con seis agujeros en las
tripas; lo que te fregó es que la bala te afectó la columna vertebral».
Y así lo conocí tiempo después, ya en su rincón: lagañas, mugre, muletas,
poncho grande, voz vibrante, ojos fuego.
Lo miré y supe que era verdad que producía temblores: mi sangre temblaba, mis
siglos temblaban cuando me acerqué a abrazarlo.
—Tayta, cuéntame.
Y me dijo cosas que ya sabía: que la hacienda «Pata-Pata» de los dominicos
continuaba arrebatando tierras a la comunidad, que la comunidad tenía títulos
de propiedad, que la justicia no llegaba nunca, que los campesinos organizaron
sindicato, que él era el secretario general, que quisieron sobornarlo, que no cedió;
que lo amenazaron, que no cedió; que cuando estaban trabajando las tierras en litigio
vinieron el prior del Convento de Santo Domingo y sus matones; que, como los
matones no lo conocían, el prior lo señaló «con la misma mano que consagra al
Santísimo», que entonces recibió los balazos de uno de los matones.
—Todos mis compañeros corrieron a atenderme; yo les decía: «¡No!, ¡déjenme!
¡Agárrenlo a él!, ¡Agárrenlo...!» y ¡ahí nomás me desmayé!
No hubo cárcel para los heridores del indio, ni indemnización para el indio
herido; se sobreentiende; estamos en el Perú.
Los campesinos temían ir a visitarle en su rincón de inválido, era peligroso...
comprometedor... Pero las campesinas iban... «solo a visitar a su mujer»... hasta que
el señor cura se enteró y tuvo que explicar desde el pulpito:
—Hijos míos, el Señor ha perdonado a este pueblo pero ustedes abusan de su
bondad, vuestras mujeres siguen visitando la casa del demonio. ¡Va a caer lluvia de
fuego sobre San Jerónimo!
Las campesinas evitaron la lluvia de fuego, dejaron de ir donde la mujer de
Chamorro.
—Mi hijo mayor lloraba mucho tocando su guitarra, de pena se ha muerto.
Yo seguí visitándolo, en busca de la lluvia de fuego, la sentía, escuchando
relatos desconocidos.
—¿Conoces el cerro Picol?
—Si, tayta, desde el Cusco se ve; también desde el camino a Paruro; desde bien
lejos se ve ese cerro.
—Eso también querían quitarnos. Mandaron guardias a caballo. Nosotros
estábamos preparados.
Los guardias no se dieron cuenta de que el camino se contorsionaba para
GL¿FXOWDUOHV HO DVFHQVR QR YHtDQ TXH ORV S¶DWDNLVNDV FDFWXV  DEUtDQ VXV EUD]RV
erizados de espinas amenazándolos; no notaron el odio de las piedras, de los guijarros;
no comprendieron que si la gran herida roja del cerro tomaba color humano, era por
la cólera, la santa cólera de ver guardias donde solo debía haber hombres.

168
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

De pronto, algunas piedras se movieron, no eran piedras, eran indios honderos como
los de antes, como los indios de siempre, con las hondas de siempre. Las hondas de las
huestes de Thupaq Amaru, las hondas que lanzan el grito de rebelión. «¡Warak’as!».
Pero esta vez los proyectiles no eran las piedras indias... ¡Dinamita!
Se atascó el cerebro de los guardias; antes de que se dieran cuenta de lo que
sucedía, los caballos estaban en dos patas y ellos en cuatro; corriendo ladera abajo
en medio de explosiones, sin hacer caso a los brazos feroces de p’atakiska que
fácilmente se desprenden del cuerpo de la planta y difícilmente del cuerpo de la
gente o de las bestias.
—No regresaron más. Así hay que pelear, aprende, con warak’a y con dinamita;
con las mañas de los indios y con las mañas de los mistis; hay que conocer bien lo
de nosotros y lo de ellos.
—Sí tayta... hay que conocer bien lo de nosotros y lo de ellos para pelear mejor.
Y las lecciones continuaban:
—Toca mi cabeza en esta parte. ¿Qué hay?
—Hueco tayta, no hay hueso, hueco nomás hay.
—Te voy a contar de ese hueco. Eso fue en Oropeza. Los indios estábamos
en pleito con el hacendado. Él se consiguió compadres, nosotros nos cuidábamos.
3HURXQDYH]WXYLPRV¿HVWD\QRVHVWiEDPRVHPERUUDFKDQGRHQHVROOHJDURQORV
compadres del hacendado queriendo matarnos a palos.
Los antiguos contendientes, los de siempre, los de siglos, los de toda la tierra: de
un lado, «los compadres del hacendado», mezcla de bestias y máquinas, como todo
aquel que combate para el amo, sea mercenario, marmeryanqui, ranger o amarillo.
Es la antihumanidad que hiere al hombre. Máquina bestializada que no piensa.
Encierra a un hermano adentro, claro está; pero, mientras no surge el hermano, es
todavía eso: máquina y bestia, fabricada para herir al hombre.
Del otro lado «los indios», representantes del hombre en general, humanizados
por encima de la borrachera porque ahora solo la rebelión convierte al hombre en
hombre. «Los indios» luchando por el hombre, por la tierra; por la tierra de ellos y
de todos los hombres.
—De repente nomás llegaron. A mí me agarró uno de ellos y me rompió la
cabeza de un palazo; yo me caí muerto, pero me levanté para meterle el cuchillo
y de vuelta me caí muerto. Después no sé cuánto tiempo habrá pasado, comencé
a escuchar de lejos el doble de las campanas. «¿Cómo será? —decía yo en mi
adentro— ¿De mí estarán doblando o del perro del gamonal?». Después ya me moví
un poco, me desperté bien y me di cuenta de que estaba vivo. Recién me puse
tranquilo, «del compadre del gamonal había sido», diciendo. Así, aunque te rompan
la cabeza, cuando tienes que seguir peleando, resucitas. —Sí, tayta.
—Con juicios nunca ganamos los indios, tiene que ser así, peleando. Los jueces,
los guardias, todas las autoridades, están a favor de los ricos; para el indio no hay
justicia. Tiene que ser así, peleando.
—Sí, tayta, así peleando.
Me relató muchas cosas más, me contó que sus huesos no se habían roto al saltar
del tren en marcha cuando lo llevaban preso.

169
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

—¿Cuentas a tus profesores lo que te hablo? —A algunos nomás, tayta. —¿Qué


te dicen?
—Unos me dicen «así es», te quieren tayta; otros me dicen «son ideas foráneas».
—¿Qué es eso? —No sé, tayta.
Y las lecciones de «ideas foráneas» seguían. Lluvia de fuego.
Impotente, acorralado, volcaba en mí toda su candela. Pero a veces, estallaba:
—¡Carajo! ¡Ya no puedo pelear! Estas malditas piernas ya no pueden ir a los
cerros. Mis manos ya no sirven. No valgo para nada. ¡Ya no puedo pelear, carajo!
—¡Sí, tayta! ¡Vas a seguir peleando! Tú no estás viejo, tayta; tus pies, tus manos
nomás están viejos. Con mis pies vas a ir donde nuestros hermanos, tayta; con mis
manos vas a pelear, tayta; como cambiarte de poncho nomás es. Mis manos, mis
pies, te vas a poner para seguir peleando. ¡Como cambiarte de poncho nomás es,
tayta!
El Frontón, noviembre de 1969

170
TRES. CONSTRUYAMOS PODER28

Se derrumba el poder de los de arriba.


Que no nos arrastre en su caída al abismo.
Construyamos poder desde abajo.
«No se trata de tomar el poder, se trata de construirlo».
Subcomandante Marcos

Actualmente, quien gobierna el mundo es el gran capital, las empresas transnacio-


QDOHVIXQGDPHQWDOPHQWHODV¿QDQFLHUDV\ODEDQFD/RV(VWDGRVVRQFDGDYH]PiV
un instrumento de ellas. Los Estados, como tales, están en grave crisis económica,
tanto Estados Unidos como Europa, de esta crisis sacan provecho la banca y las
HPSUHVDV¿QDQFLHUDV
La crisis no es solo económica, es también política. La ONU ha sido desplazada
por la OTAN, organismo militar, a la cabeza de la cual está Estados Unidos. La OEA
HVWiGHVSUHVWLJLDGD(OFDSLWDO©OHJDOªHVWiFDGDYH]PiVHQOD]DGRFRQHOQDUFRWUi¿FR
DWUDYpVGHORV©SDUDtVRV¿VFDOHVªTXHWDPELpQOHJDOL]DQORVFDSLWDOHVRULJLQDGRVHQ
la corrupción, como los del gobierno español.
La «leyes internacionales» han sido pisoteadas por Estados Unidos y sus
sirvientes europeos en el caso del vuelo de Evo Morales, y continúan pisoteándose.
La crisis también es ecológica, como nos lo muestra el calentamiento global, que
es cada vez peor, lo cual constatan en cada reunión los países más calentadores
del mundo reunidos por la ONU. Estos países lo declaran abiertamente y lo único
que debaten es cómo hacer negocios con la tragedia. La crisis ecológica empeora
cada día gracias al avance de la técnica y de la ciencia, con la deforestación de las
selvas, la minería a cielo abierto, el avance de los transgénicos, la extracción de
hidrocarburos, la construcción de hidroeléctricas, la construcción de vías rápidas de
comunicación, el traslado de alimentos de un continente a otro, etcétera.
Además, la crisis también es moral: Se dio el Premio Nobel de la Paz al
mandatario del país más guerrerista del mundo actual y posteriormente a la
Unión Europea, la mayor exportadora de armas. La FAO dio el Premio Mundial
de Alimentación 2013 a Monsanto y a otros dos representantes de la agricultura
biotecnológica, enemiga mortal de la salud. La práctica del celibato sacerdotal
junto a la dirección de centros educativos ha devenido en la pederastía de curas
protegidos por la jerarquía de la Iglesia católica, que junto con otras inmoralidades
vaticanas causaron la renuncia de un Papa que fue sustituido por el cómplice de una
dictadura. La religión católica continúa discriminando a la mujer. Otras religiones
FULVWLDQDV FRQGHQDQ ODV SUiFWLFDV FXOWXUDOHV LQGtJHQDV (O VLVWHPD LGHQWL¿FD D OD

28 Publicado en la revista zapatista Rebelión, 14 de setiembre de 2013.

171
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

religión musulmana con el terrorismo. Los casos de Bradley Maning y Edward


Snowden, como el de los prisioneros de Guantánamo, son escandalosas muestras
de que la crisis también es moral.
7RGRPXHVWUDTXHHVODFULVLV¿QDOGHOVLVWHPDFDSLWDOLVWDHQVXSRVWUHUDH[SUHVLyQ
neoliberal. Es seguro que el capitalismo no ha de sobrevivir a esta crisis. Lo que no
sabemos es cómo ha de morir: si ha de ser desplazado del gobierno del mundo por
la humanidad en su conjunto, que se gobierne en forma horizontal, auténticamente
democrática, o, de no suceder esto, que el sistema en crisis arrastre a la extinción de
la humanidad, incluyendo, naturalmente, los gobernantes del sistema.
Ante la escandalosa opresión cada vez mayor del sistema al resto de la humanidad
y la destrucción de la naturaleza, hay cada vez más sectores que estallan, rompen
las normas del sistema y las sustituyen por prácticas saludables a la humanidad y la
naturaleza.
El caso más notorio indudablemente es el de los indígenas zapatistas que están
construyendo un mundo nuevo en una pequeña porción del estado de Chiapas, México.
Eligen cuerpos gobernantes rotativos cuyos componentes no ganan dinero, ellos
mandan obedeciendo a la base, su función es servir, no servirse del cargo en provecho
propio como en el sistema imperante. Realizan el trabajo agrícola y pecuario en
forma ecológica, en parcelas individuales y en cultivos y establos colectivos. Están
construyendo un sistema educativo que forma en la libertad y la verdad, contra el
VLVWHPD R¿FLDO TXH VRPHWH D ORV HGXFDQGRV OHV OOHQD OD FDEH]D GH PHQWLUDV \ ORV
convierte en servidores del sistema. Están construyendo un sistema de salud cuyo
objetivo es curar, contrario al sistema de salud del neoliberalismo, cuya función es
enriquecer a los laboratorios y a las empresas dedicadas a la salud a costa de la salud
de los pacientes.
Como están cercados por el sistema que pretende aplastarlos por el peligro que
VLJQL¿FD VX HMHPSOR HVWiQ REOLJDGRV D PDQWHQHU XQ HMpUFLWR TXH ORV GH¿HQGD HO
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Es el caso más notorio de construcción de poder alternativo al sistema, pero
no el único. Prácticamente en todas partes vemos casos de actitudes que rompen
las normas impuestas por el sistema, que salen de los marcos impuestos por él, son
pasos que, en general, en forma inconsciente, se dirigen a la construcción de un
poder popular alternativo al sistema opresor, opuesto a él.
Las poblaciones indígenas del mundo, en grado mayor o menor, mantienen su
organización comunal, que en mayor o menor grado es democrática, horizontal;
tienen prácticas de trabajo colectivo.
Las fábricas tomadas y autogestionadas por sus trabajadores en forma horizontal
\HQEHQH¿FLRFROHFWLYRHQ$UJHQWLQD\RWURVSDtVHVVRQRWUDPXHVWUDGHHPEULRQDULD
construcción de poder alternativo.
Las cooperativas de productores ecológicos coordinadas con asociaciones de
consumidores de dichos productos son otro caso de iniciación incipiente de poder
alternativo.
Los impulsores de la medicina alternativa en todo el mundo, también.
2WUDV H[SUHVLRQHV GH OD H¿FLHQFLD GHO SRGHU FROHFWLYR VRQ ODV PDQLIHVWDFLRQHV

172
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

multitudinarias que en Brasil derrumbaron el alza de pasajes. O las que en menor


volumen en Lima aplastaron el inmoral nombramiento parlamentario de un golpista
como guardián de la Constitución.
En Uruguay, las organizaciones de trabajadores montan su propio canal de
televisión. Es importante la manifestación de poder de las poblaciones campesinas
que en defensa del agua impiden la instalación de minas a cielo abierto.
En diversas formas y en diversos grados las poblaciones del mundo están
contrarrestando al poder del sistema. En forma, en general inconsciente, están
contribuyendo, con un grano de arena, a la construcción de un poder alternativo.
Enlacemos nuestras manos en defensa de la humanidad. Sabemos que los actuales
dueños del mundo usarán la violencia para aplastarnos. Aprenderemos a defendernos
\FRQ¿DPRVTXHDOLJXDOTXHORV]DSDWLVWDVORJUDUHPRVKDFHUOR\FRQVWUXLUHPRVXQ
mundo nuevo, donde la humanidad se gobierne a sí misma en forma horizontal,
reintegrada a nuestra madre naturaleza como hija de ella, no como su enemigo.
Esta es una alternativa. Si fracasamos, el sistema en crisis, atacando cada vez
más ferozmente a la naturaleza y a la humanidad, exterminará a nuestra especie,
incluyendo a los destructores.

173
CUATRO. MEDIO AMBIENTE

Se llama medio ambiente o ecología al equilibrio que hay entre las distintas clases de
animales y plantas. La naturaleza, o sea el conjunto de plantas y animales y el medio
en que ellos viven, es como un cerco hecho solamente de piedras amontonadas; si
sacamos una piedra del medio o de abajo, no ha de ser solo esa piedra la que salga,
van a caer muchas otras. Así, si una clase de animales o de plantas desaparece,
también van a desaparecer otros animales y plantas. Esto es así, porque, en primer
lugar, los animales viven comiendo plantas, otros viven comiendo animales que se
alimentaron de plantas; por otra parte, las plantas también necesitan de los animales
para vivir. Por ejemplo, hay plantas que no podrían reproducirse si no hubiera
PDULSRVDVDEHMDVDYLVSDV\SLFDÀRUHVTXHOOHYDQHOSROYLWRGHXQDVÀRUHVDRWUDV
de donde resulta la semilla, que sirve para que ese tipo de planta siga existiendo.
La humanidad es uno de esos animales, que si se derrumba el cerco de la
naturaleza ha de dejar de existir. Desgraciadamente, la humanidad está derrumbando
el medio ambiente, lo que, si no se detiene, ha de llevar a su propio derrumbe.
Esto no quiere decir que los seres humanos no tengamos el derecho de usar
la naturaleza en nuestro servicio, por supuesto que podemos hacerlo como lo
hacen los otros seres vivientes, pero tenemos que hacerlo sin malograr el medio
ambiente, sin malograr la naturaleza, cuidándola por nuestro propio bien y por el
de nuestros descendientes. Hay formas de hacerlo, lo hacían los antiguos habitantes
de este suelo como veremos más adelante; ahora, con el adelanto de la ciencia y
de la técnica, hay más posibilidades que antes, si usamos esa técnica y esa ciencia
en provecho de la humanidad y no en provecho de las ganancias del capital con
perjuicio de la humanidad y de la naturaleza, que es lo que hoy se hace. Es como
si nos comiéramos la semilla. Los capitalistas se están comiendo el futuro de la
humanidad y los gobiernos que están a su servicio protegen los intereses de los
capitalistas en contra de la humanidad.

En el Perú
Vamos a presentar los casos principales en cada región, sin que esto quiera decir que
ellos no se dan también en las otras regiones.
La selva amazónica.- Que abarca además a otros países. La cantidad de plantas
que hay en ella son la principal fuente de oxígeno para que podamos respirar todos
los habitantes de la tierra. Además, la existencia de bosques también produce agua.
Por último, los bosques proveen de comestible animal y vegetal y de muchas cosas
necesarias para la vida, como medicinas y madera.
Los habitantes de la selva, desde hace seis mil años, saben cómo vivir en ella,
a quien ven como su madre, sin matarla, saben que si ella muere, morirán ellos.
Practican una agricultura conveniente a la zona, saben que la capa de tierra cultivable

175
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

es muy delgada y que como en esa región llueve mucho, no conviene cortar grandes
cantidades de bosque porque las lluvias se llevarían la tierra a los ríos y de allí
al mar; por eso cultivan pequeñas extensiones, que luego de un tiempo las dejan
para que la selva recupere ese terreno. Otra práctica importante de los selváticos es
cultivar distintos tipos de plantas, de distinto tamaño y duración, copiando a la selva,
sin dañar el suelo.
Desgraciadamente, con los españoles llegó la llamada «civilización», que está
matando la selva, perjudicando a los habitantes de la selva y a toda la humanidad.
Ahora este destrozo está más intenso que nunca. Los campesinos de la sierra,
empobrecidos, son empujados a la selva, donde queman el bosque para hacer
chacras, esa tierra cultivable será llevada por el agua de lluvia e irá al mar, dejando
en su lugar un desierto, esto se nota claramente en las laderas de la ceja de selva.
El peor enemigo del suelo en la selva es el monocultivo, o sea cultivar un solo
tipo de planta en grandes extensiones. Los madereros cortan diariamente cientos de
árboles de siglos de edad y no dejan nada. Los agricultores ricos plantan grandes
extensiones con un solo tipo de cultivo año tras año. Los ganaderos talan la selva
para poner pastales que con mucha inversión producen menos carne que la que la
propia selva da en forma natural. Los capitalistas saquean las cochas y los ríos,
pescando grandes cantidades. Por último, los petroleros instalan fuentes de petróleo
que mata toda la vida, animal y vegetal.
La sierra.- Está siendo malograda también por muchos factores, de los que
mencionemos solo los más importantes: Cultivar año tras año el mismo producto en
grandes extensiones es malo, por una parte, porque como en la selva, aunque no con
esa misma intensidad, el agua se lleva la tierra cultivable. Por otra parte, hay plagas,
como el gusano de la papa, que en grandes extensiones de papa se reproduce con
facilidad, además, si año tras año cultivo papas, los huevos que ha dejado el parásito,
tendrán bastante alimento cuando nazcan. Esta abundancia de plagas se combate
con insecticidas, que junto con los herbicidas y los abonos químicos están matando
los suelos, de modo que dentro de pocos años quedarán inútiles para la agricultura,
pero ahora lo único que importa en este aspecto es que las compañías de productos
químicos tengan buenos ingresos.
Los antiguos peruanos cuidaban mucho el suelo, por una parte construyeron
andenes para evitar que el agua se llevara la tierra, por otra parte practicaban los
cultivos asociados y la rotación de cultivos. Cultivo asociado es plantar diferentes
especies lado a lado, por ejemplo, combinar quinua con maíz y tarwi (chochos),
así los parásitos del maíz no pueden ir a la quinua ni al tarwi. Rotación de cultivos
es un año plantar papas y al año siguiente plantar otra cosa o dejar el terreno para
pastal. Por último, mencionamos que usaban abonos orgánicos, o sea excremento de
aves marinas, de aves de laguna y de animales domésticos; esto es saludable para el
suelo, no es nocivo, como los abonos químicos.
Otro gran enemigo del medio ambiente en la sierra son las minas y las
UH¿QHUtDVGHPHWDOHVTXHHQYHQHQDQHODJXDORVVXHORV\HODLUH6LQHPEDUJRKD\
procedimientos para evitar que sean nocivos, es posible explotar los minerales sin
hacer daño, pero para esto hay que invertir y a las compañías les parece que invertir

176
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

por la salud de la gente y en resguardo de las generaciones futuras es tirar el dinero.


La costa.- Las fábricas de harina de pescado y de otros productos envenenan el
aire, el agua y los suelos. Los vehículos despiden gases venenosos, especialmente
para la gente de las ciudades. Por último, otro tipo de contaminación abundante en
las ciudades de la costa es la biológica, los microbios del cólera y otras enfermedades
se reproducen por malos servicios de agua y desagüe y la miseria del pueblo.

Ejemplos concretos
Citamos los casos principales, en la mayor parte de ellos hay conciencia de la
población que lucha en defensa del medio ambiente. El campesinado es el principal
afectado:
Bosques de San Ignacio (Departamento de Cajamarca, cerca de la frontera con
el Ecuador).- Empresas madereras están talando el bosque, van a dejar sin agua al
pueblo y a matar especies vegetales y animales que solo allí existen, el pueblo se
ha organizado en un Frentes de Defensa y está luchando contra las empresas que
están apoyadas por autoridades y ejército sobornados; los dirigentes del Frente están
presos.
Amazonía.- Las comunidades nativas luchan por el reconocimiento de su
propiedad sobre las tierras para defenderlas contra la depredación. La FEDECANAL
tiene rondas campesinas que cuidan contra la pesca indiscriminada en las cochas.
El pueblo de Loreto luchó contra la penetración de una empresa petrolera
norteamericana, la Texas Crude.
Lago de Junín.-Las comunidades del contorno luchan contra el envenenamiento
del lago que hace Centromin. Esas poblaciones se alimentan de aves lacustres, de
sus huevos de peces y de ranas, además usan el excremento de las aves como abono
y a la totora le dan múltiples usos, todo eso está siendo matado por Centromin.
Bambamarca (Cajamarca).- El pueblo ha realizado por lo menos dos
paralizaciones protestando por el agua envenenada que tiene que tomar debido a los
deshechos de una mina.
Ilo.- Junto con otras poblaciones de la costa sur, está luchando contra el
envenenamiento del aire, de los suelos y del agua que hace la empresa norteamericana
Southern con apoyo del gobierno y de las autoridades.
Chimbote, Chancay y otras poblaciones de la costa.- Luchan contra la
contaminación del aire y de las playas hecha por las fábricas de harina de pescado.
Piura.- Comunidades luchan para defender el algarrobo.
El mar.- Se ve afectado por los desechos de las fábricas y petroleros que lo
envenenan. Además, la pesca irracional en gran escala está matando muchas especies
marinas.
La destrucción de la capa de ozono.- Esto afecta a la población mundial. Existe
una capa de un gas alrededor de la tierra que impide que pasen los rayos solares
ultravioleta que hacen daño a los seres vivos. Esa capa se está destruyendo por
algunos gases producidos por la industria de pintura y otras. Los gobiernos del
mundo no hacen nada por evitar eso.

177
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Qué hacer
Tenemos que:
x Desarrollar el conocimiento de cómo el sistema capitalista, esto es, los
capitalistas y los gobiernos, vienen matando la naturaleza.
x Explicar los casos concretos en que eso sucede llamando a la solidaridad a
los sectores populares que están luchan en defensa de su vida a través de la
defensa de la naturaleza.
x Hacer que estos sectores se liguen entre sí y que se organicen
centralizadamente para luchar juntos por la defensa del medio ambiente.
x Sería saludable si en el Congreso se tocara este tema y si se creara la
Secretaría del Medio Ambiente.

14 de julio de 1992

178
CINCO. SALVANDO A LA HUMANIDAD DE SU EXTINCIÓN29

La humanidad, innegablemente, ha obtenido muchas ventajas del avance de la civi-


lización. Sin embargo, hoy, que en nombre del «desarrollo», el sistema capitalista
en su etapa neoliberal, con su feroz ataque a la naturaleza, está conduciéndonos a la
extinción de nuestra especie. Es necesario hacer una evaluación sobre ese precio a
pagar en aras del «progreso».
A las generaciones actuales nos corresponde la tarea de evitar la extinción de
la humanidad y a la vez conservar las ventajas de la civilización que no pongan en
peligro la supervivencia de nuestra especie.

Ataque a la naturaleza
Hablemos de la amenaza de la extinción de la especie humana por el feroz ataque
que sufre la naturaleza en general, y por lo tanto la humanidad, por parte del sistema
capitalista neoliberal gobernante. El móvil de quienes mandan en las grandes
empresas transnacionales que gobiernan el mundo es cumplir con su sagrado
mandamiento: «Cómo ganar más dinero en el menor tiempo posible». Al acatamiento
GHHVWHPDQGDPLHQWRVDFUL¿FDQWRGRLQFOX\HQGRODYLGDGHVXVGHVFHQGLHQWHV(VWR
no depende ni siquiera de la conciencia individual que puedan tener ellos, pues si
alguno por amor a sus descendientes renuncia a poner una instalación que perjudique
al medio ambiente, vendrá otro que la ponga. Por lo tanto, no se trata de acabar con
los grandes capitalistas, sino con el sistema que hace que ellos gobiernen el mundo.
Los ataques a la naturaleza son múltiples y cada día mayores. Están siendo
exterminadas especies vegetales y animales.
Me parece que el ataque más peligroso es el calentamiento global de la
atmósfera producido por la emisión de gases de efecto invernadero que la calienta
en forma creciente. Antes, los amos del mundo negaban su existencia, ahora eso
ya es imposible, por lo tanto, la ONU impulsa reuniones de los gobiernos de los
grandes calentadores del mundo que se realizan repetidas veces; pero ellas, que
constatan que el calentamiento es cada vez mayor, no toman ningún acuerdo para
detenerlo, sino para comercializar el tema. El calentamiento produce la disolución
de los cascos polares y los nevados del mundo, hay islas que han desaparecido, otras
y regiones costeras están siendo inundadas.
Además, el calentamiento provoca alteraciones del clima, inviernos más fríos,
veranos más calientes, huracanes como el Katrina y el Sandy, que, al igual que las
inundaciones, sequías y otros efectos, son denominados «desastres naturales» por los
medios de comunicación del sistema. Son desastres que no tienen nada de «naturales»,
son efectos del calentamiento global impulsado por los dueños del mundo.

29 Publicado en la revista ecosocialista estadounidense Capitalism Nature Socialism.

179
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

La deforestación de selvas y bosques es un gran atentado que favorece al


calentamiento global, pues mata la vegetación que absorbe el carbono y por
lo tanto favorece el calentamiento global. Se comete ese crimen para servir a la
agroindustria, que, entre otras cosas, usará el terreno para agrocombustibles y
productos transgénicos, para servir a la ganadería, a la extracción de combustibles
fósiles, a la minería, a la construcción de vías de comunicación, etcétera.
Otro gran ataque son las minas a cielo abierto, poco practicadas en los países
desarrollados, los que vuelcan su ejecución sobre las espaldas de sus colonias,
los llamados «países en desarrollo». Como cada vez hay menos vetas de metales,
hacen explosionar cuatro toneladas de roca o tierra para extraer un gramo de oro,
envenenando mucha agua con sustancias químicas. Esto, que es nocivo para la
naturaleza, es criminal en cabeceras de cuenca, como el proyecto Conga en el Perú,
que mataría la vida envenenando cinco valles, cuyos ríos desembocan en los océanos
3DFt¿FR\$WOiQWLFR
Otro ataque es la agroindustria o industria alimentaria en general, que practica
el monocultivo nocivo para el suelo, usa agroquímicos (fertilizantes, herbicidas) y
nos envenena con transgénicos.
8WLOL]DODPiVPRGHUQDWHFQRORJtDSHURQRHQEHQH¿FLRGHOFRQVXPLGRU(VHO
caso de una hormona que cuando se le pone a una vaca, ésta da más leche; produce
cáncer, pero eso no le importa a la compañía productora, lo único que le interesa es
que le produzca más ganancia.
Otro ataque son las centrales hidroeléctricas que arrebatan el agua a los
pequeños productores que nos alimentan en forma sana e inundan viviendas y
cultivos indígenas y campesinos en general.
Otro son las vías rápidas de comunicación depredando la naturaleza, como en Bolivia
y Perú asolando la selva. En Europa, vemos que la nueva vía férrea que unirá Turín y
Lyon ha provocado el surgimiento del movimiento «No al TAV» en el norte de Italia.
Además, están la explotación de las arenas bituminosas en Canadá y su
canalización a Estados Unidos, la exploración retumbante de petróleo submarino, la
pesca de arrastre, las poluciones de las fábricas, la perforación de la capa de ozono,
el uso actual de la energía atómica, el peligro de la guerra atómica, etcétera.

Indígenas
(O¿QDOTXHQRVDPHQD]DKDFHLPSUHVFLQGLEOHPLUDUFRQHVStULWXFUtWLFRHOWUDQVFXUULU
de la existencia humana, evaluar qué aspectos del avance de la humanidad son
positivos y qué otros nos conducen a la tumba de la especie.
Debemos comenzar examinando nuestros orígenes. Afortunadamente, en mu-
chas partes del mundo existen poblaciones originarias, indígenas, llamadas salvajes.
6L D HVWD GHQRPLQDFLyQ OH TXLWDPRV VX FDUJD SH\RUDWLYD HV FRUUHFWD VLJQL¿FD QR
domesticada, silvestre, natural.
Los indígenas son los que disfrutan menos de las ventajas de la civilización y
son atacados fuertemente por ella.
Al estudiar esas poblaciones veremos que hay características comunes a ellas,
de cualquier lugar que sean, y que por lo tanto dichas características no tienen un

180
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

carácter étnico, sino cultural primitivo, verdaderamente humano, sin las deforma-
ciones que trajo consigo la civilización.
Los indígenas Nunga de Australia, Dongria Kondh de la India, Bosquimanos
de África, Sami de Escandinavia, Attawapiskat de Canadá, Navajo de Estados
Unidos, Maya de México, Nasa de Colombia, Mapuche de Chile, Quechua de Perú,
pensamos lo mismo:
x La naturaleza es nuestra madre, debemos respetarla, quererla y cuidarla. A
ese sentimiento ahora se le llama «ecológico».
x En los asuntos que atañen a la sociedad, es ésta quien debe determinar, no
un individuo ni un grupo de ellos. A ese colectivismo ahora se le da diversos
nombres: socialismo, comunismo, anarquismo.
x La felicidad consiste en vivir satisfactoriamente (lo que se ha dado en
llamar «el buen vivir»). El indígena no tiene el principio de la sociedad de
consumo, el criterio de que la felicidad la da el dinero y las cosas que se
compran con éste.
x El indígena es profundamente solidario.
x Respeta las diferencias, entiende que hay otra gente que viste diferente y
habla diferente. Los pueblos indígenas se saben diferentes y se respetan en
esa diferencia.
x Enseña a los niños y jóvenes las cosas que sabe, la educación no es un
negocio, es tarea de los adultos y ancianos.
x La medicina de la madre naturaleza, no es un negocio, a todos nos conviene
que todos estemos sanos.

Los pueblos indígenas más primitivos son más salvajes; los menos contaminados
por la civilización son los que conservan más vigorosos sus principios
En el Perú es notoria la diferencia entre pueblos de la selva más puros y los quechuas
y aymaras de la sierra, ya contaminados.
Pongo algunos ejemplos:
x El indígena serrano hace un cultivo de papas, maíz o frejol.
x El indígena selvático no tiene un cultivo de una planta determinada. Tala
una pequeña extensión de selva y planta varias especies juntas, imitando a
la naturaleza. Modernamente a este sistema, ecológico por excelencia, se le
denomina «permacultura». Luego de unos años devolverá esa parcela a la
selva y talará otra.
x El indígena selvático, cuando caza un animal de gran tamaño, no lo sala para
conservarlo. Llama a los vecinos y la colectividad disfruta del producto de
la caza individual.
x Un indígena quechua me dijo en nuestro idioma que los chunchos (término
quechua despectivo dado al selvático desde la época incaica) eran ociosos
y me relató la siguiente anécdota: Un hacendado dijo a un selvático que
talara una determinada extensión y que le pagaría un machete. El nativo
lo hizo tan bien y tan rápido que el hacendado quedó positivamente
impresionado, le pagó el machete y le dijo: «Ahora te ofrezco un negocio
muy conveniente para ti: Tala la cuarta parte de lo que talaste y te doy
otro machete». El nativo le miró extrañado y le dijo: «Tengo solo una
mano derecha, ¿para qué necesito dos machetes?», y se fue. No quería

181
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

progresar, solo quería vivir. El quechua que me lo contó lo tomó como


«ocioso».
x Hace unos años, los selváticos, quienes hablan diversas lenguas, se unieron
los del norte, centro y sur del Perú en una sola lucha en defensa de la
naturaleza. En la sierra solo somos quechuas y aymaras y no podemos
unirnos.
x El indígena no contaminado no sabe si es domingo o lunes, ni le interesa.
6DOHGHVXYLYLHQGDFRQVXDUFR\ÀHFKDVVLHQFXHQWUDDOJRGLJQRGHVHU
cazado, lo hace; si encuentra frutos silvestres útiles, los recoge; al pasar
por su cultivo, recoge algo, y si hay arreglos que hacer, los hace. Regresa
a su vivienda, no le interesa la hora. No sabemos si ha estado paseando o
trabajando: ha estado viviendo.
Que los indígenas amazónicos sean menos contaminados que nosotros los
quechuas no quiere decir que no conservemos mucho amor a la naturaleza, del
sentido colectivista del «ayllu» o comunidad campesina, del «buen vivir», de la
solidaridad humana, etcétera.
Afortunadamente, el indígena quechua todavía hace rotación de cultivos, un año
siembre habas y al año siguiente papas. También a veces hace cultivos asociados,
como maíz con leguminosas.
No se vanagloria por la cantidad de cosecha que tenga, sino por el número de
especies y de variedades que cultiva.
Me sentí orgulloso al ver que la revista de los verdes en Francia se llama
Pachamama («Madre Tierra», en quechua), entendí que era el reconocimiento a
nuestro amor y lucha en defensa de la naturaleza. Escuché que la palabra es utilizada
comúnmente en Cataluña y también la oí en el Día de la Tierra en San Pablo.

Comunidad de comunidades
El espíritu comunitario se extiende más allá de la comunidad. Conozco tres casos
(debe haber más) de comunidad de comunidades:
En el norte de Colombia existe el Consejo Regional de Indígenas del Cauca
(CRIC), a cuyo cuadragésimo aniversario fui invitado el pasado año. A pesar de la
guerra interna, que la hace víctima de ataques de los actores de esa guerra, continúa
fuerte. Es reconocido que la Constitución colombiana. Está constituido por ciento
quince cabildos y once asociaciones de cabildos de los pueblos Totoró, Guanaco,
Coconuco, Nasa, Guambiano, Yanacona, Inga y Esperara, agrupados en nueve
zonas, cada una de las cuales está representada en la junta directiva. Los nueve
representantes de las zonas tienen igual categoría, no hay presidente ni secretario
general. Luego de dos años de función, se cambian totalmente, no hay reelección,
pues «todos tenemos cabeza, no existe la persona imprescindible».
Los kuna de las islas de Panamá, cuya rebelión armada de 1929 fue apaciguada
por el reconocimiento constitucional a su derecho de autogobierno. Su institución
política fundamental es la gran Casa del Congreso, Onmaked Nega, que funciona en
cada comunidad y constituye un centro deliberativo y ejecutivo.
La Casa del Congreso es presidida, pero no dominada, por los Sailas, líderes de
las comunidades. Su organización política ancestral se ha fortalecido a través de sus

182
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

congresos locales (comunidad) y generales (comarca), los que mantienen una fuerte
cohesión y conservan el poder de decisión sobre las actividades que se realizan en
su territorio y conservan el control sobre la defensa y convivencia con la naturaleza.
El tercer caso que conozco es el de las comunidades zapatistas de Chiapas,
México. A diferencia de Colombia y Panamá, la Constitución mexicana no reconoce
la legalidad de su forma de organización, pero dichas comunidades de comunidades,
dirigidas por las denominadas «Juntas de Buen Gobierno», están resguardadas por el
Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN TXHODVGH¿HQGHFRQWUDHOOODPDGR
«mal gobierno» de México.
Ahí no gobierna, como se cree, el EZLN: las Juntas de Buen Gobierno son
completamente civiles. Si un miembro del EZLN quiere participar en ellas, previamente
debe renunciar al EZLN.
La tierra es cultivada colectivamente. Los miembros de la Junta de Buen Gobier-
no no ganan sueldo ni lo necesitan, pues les toca una parte de la cosecha. Cuando
terminan su período, vuelven a trabajar la tierra y otro campesino ocupa su lugar.
El 21 de diciembre, señalado por sus antepasados mayas como el comienzo de
XQDpSRFD\SRUORVFRPHUFLDOL]DGRUHVFRPRHO¿QGHOPXQGRPiVGHFXDUHQWDPLO
personas marcharon en silencio bajo la lluvia, mostrando que existen.
Estos son ejemplos locales de gobiernos ecosocialistas.
En alguna parte leí que felicitaban a los indígenas por su defensa de la naturaleza
y que solo nos falta enseñarles socialismo. Creo que en eso es mucho lo que tenemos
que aprender de ellos.
Sin embargo, en Sudamérica no podemos usar el término ecosocialismo por lo
siguiente:
Es indudable que en la lucha de liberación de los países sudamericanos ha
VLJQL¿FDGRXQJUDQSDVRHODVFHQVRGHORVJRELHUQRVGH9HQH]XHOD%ROLYLD\(FXDGRU
TXH KDQ GHVD¿DGR HO SRGHU GHO LPSHULDOLVPR QRUWHDPHULFDQR \ ODV ROLJDUTXtDV
nativas. Sin embargo, dichos gobiernos todavía no han podido desprenderse de la
lógica de producción del sistema que han colocado a nuestros países en el rol de
extractores de materias primas al servicio de ellos, ni de la lógica del denominado
«desarrollo» que está llevando al abismo a la humanidad. Éstas y otras razones les
llevan a enfrentarse contra las poblaciones indígenas.
Estos gobiernos se llaman a sí mismos los del «socialismo del siglo XXI».
Por los tanto, si le digo ecosocialista a un indígena venezolano, ecuatoriano o
boliviano, me contestaran que están luchando contra el «socialismo del siglo XXI»:
El indígena yukpa de Venezuela está defendiendo sus tierras ancestrales contra el
ataque de ganaderos y el ejército gubernamental. El indígena yurakaré de Bolivia
me diría que Evo Morales quiere favorecer a una empresa brasileña para construir la
vía del Tipnis, que destruirá su tierra que a la vez es parque nacional de reserva. El
indígena ecuatoriano me contestará que está en una férrea lucha contra Correa, que
favorece la depredación de su tierra por las petroleras transnacionales.
Por otra parte, si le digo a un mapuche de Chile que es ecosocialista, me
contestará que él ha luchado contra el gobierno «socialista» de Bachelet, que aplicó
la ley de represión anti mapuche de Pinochet.

183
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Represión
Las represiones más terribles que ha vivido la humanidad han sido las dirigidas por
la «civilización» contra las poblaciones indígenas.
En América se realizaron innumerables masacres.
En el Perú y Bolivia, los españoles entregaban anualmente a los explotadores
de las minas una determinada cantidad de indígenas, y al año siguiente volvían
a entregarle la misma cantidad. De modo que se estableció un sistema peor que
el esclavismo, puesto que al dueño del esclavo no le convenía que su esclavo
muriera, del mismo modo que no le convenía que su burro muriera. En el sistema de
encomiendas y repartimientos no importaba cuántos indígenas murieran, ya que si,
por ejemplo, el dueño de la mina recibía cien indígenas por año y morían cincuenta,
al año siguiente le reponían los cincuenta que murieron y volvería a recibir cien.
De modo que quienes entraban en la mina no volvían a salir sino ya muertos. Por
esta razón, los indígenas preferían suicidarse antes de entrar a la mina y las madres
mataban a sus hijos para evitarles el sufrimiento.
Esa fue una de las razones del levantamiento de Túpac Amaru, a quien se le cas-
tigó haciéndole presenciar las mutilaciones a su esposa y luego se le descuartizó vivo.
Ya en la época republicana en Uruguay se inventó amistosamente a los charrúas
para masacrarles en la matanza de Salsipuedes.
En Estados Unidos, fue fuerte la resistencia contra los invasores que adornaron
sus atropellos en las películas de cowboy.
En Argentina, continuó la guerra contra los nativos aún bajo el presidente
6DUPLHQWRTXHHVFDOL¿FDGRFRPR©PDHVWURGHODV$PpULFDVª+D\XQPRQXPHQWR
al gran asesino de indígenas, el general Roca.
/RVPDSXFKHVHQ&KLOHTXHFRQVLJXLHURQ¿UPDUXQSDFWRFRQORVHVSDxROHVHQ
el que estos tuvieron que reconocer el derecho a su territorio, fueron confrontados
con la negativa del gobierno republicano chileno, que desconoció ese tratado. Por
eso, la lucha continúa y los mapuches no se reconocen a sí mismos como chilenos
sino como mapuches atacados por los chilenos.
En Cuba, la rebeldía de los indígenas hizo que los exterminaran y usaran
esclavos africanos para sustituirlos.
El esclavismo al que fueron sometidos los nativos africanos, las matanzas en
Asia y Oceanía, son parte de esa represión «civilizada».
A los indígenas de América se les aplastó, pero por lo menos continúan viviendo
y muriendo en la tierra de nuestros ancestros, mientras que a los indígenas africanos
se les arranco de su tierra y se les mezcló con otros esclavos de modo que ni siquiera
pudiesen mantener su lengua.
Los esclavos africanos realizaron cientos de rebeliones en América. En Haití
se realizó la primera revolución de independencia de América Latina. Los opresores
de todo el mundo, incluyendo quienes luchaban por la independencia de sus países,
aislaron y/o atacaron Haití. Ni Bolívar, quien había recibido ayuda de Haití, le
retribuyó esa ayuda. Hoy día, por orden de los amos del mundo, Haití está invadida
por ejércitos coloniales de la ONU, de los que vergonzosamente forman parte tropas
enviadas por el gobernante indígena de Bolivia.

184
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

Los esclavos que escapan forman colectividades que son ejemplo de democracia
y solidaridad humana.
No hay espacio para continuar enumerando los atropellos de la «civilización»
antigua y actual con los indígenas.
Personalmente, también sufrí esa represión antiindígena: por haber participado
en la lucha que abolió la servidumbre feudal a la que estaban sometidos los indígenas
peruanos fui encarcelado y pidieron dos veces la pena de muerte para mí. Fue solo
gracias a la activa solidaridad internacional que no se aplicó la pena de muerte y
posteriormente me liberaron.
En Estados Unidos, Leonard Peltier («Yo soy toda la voz india y grito desde
millones de tumbas con almas inquietas») está condenado a dos cadenas perpetuas
consecutivas. Espero que los ecosocialistas de ese país tomen como una de sus
tareas luchar por la liberación de ese ecosocialista indígena.

La lucha contra el sistema se extiende


En muchos países de América Latina, las poblaciones indígenas y no indígenas
luchan fuertemente contra la opresión extractiva de las empresas transnacionales,
quienes, apoyados por sus gobiernos sirvientes, atacan la naturaleza en las formas
señaladas arriba.
Afortunadamente, también en las ciudades hay surgimiento de sociedades
colectivas, como es el caso de las fábricas tomadas por sus trabajadores en
Argentina, donde en muchas partes y desde hace muchos años los trabajadores se
hicieron dueños de empresas que quebraron sin pagarles. En muchos de los casos,
la legalidad del sistema ha tenido que reconocer su derecho a convertirse en los
propietarios. Ahí los trabajadores funcionan en forma estrictamente horizontal,
absoluta y verdaderamente democrática.
Como son los obreros quienes administran, la fábrica crece, se necesitan nuevos
obreros, éstos no son empleados de los fundadores, tiene los mismos derechos que
ellos.
Hay muchas otras manifestaciones de rebeldía ante las imposiciones inhumanas
del sistema.
Por ejemplo, contra la imposición de la alimentación humana en función del
EHQH¿FLRGHODOODPDGD©LQGXVWULDDOLPHQWDULDªTXHVDFUL¿FDODVDOXGGHODSREODFLyQ
para satisfacer la voracidad de ganancia de las empresas, surgen convenios entre
cooperativas campesinas que producen en forma ecológica y grupos de poblaciones
urbanas que son conscientes de que deben alimentarse en forma sana.
En Grecia, un grupo de jóvenes organizó la venta directa de los campesinos a los
consumidores, sin pasar por los supermercados.
Hay poblaciones en México que tienen una moneda propia usada para el
intercambio interno.
Continúa la explotación de los pueblos árabes contra los regímenes despóticos.
Como el sistema también está atacando a las poblaciones de países desarrollados,
SULQFLSDOPHQWHSDUDVHUYLUDODEDQFD\DODVFRPSDxtDV¿QDQFLHUDVODVSREODFLRQHV
de estas también protestan, manifestaciones democráticas de este tipo son «l@s

185
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

indigen@s» de España y «Ocupa Wall Street» en Estados Unidos, así como la


batalla internacional europea en varios países el 14 de noviembre pasado.
También en esos países vemos luchas en defensa de la naturaleza, como el
movimiento «no al Tav» en el norte de Italia, la cadena humana contra la energía
atómica en Alemania, el triunfo del referendo en Italia contra la energía atómica y la
privatización del agua, la resistencia contra el franking en Estados Unidos.
En Canadá hay procesos muy importantes: organizaciones ecológicas de ese
país impulsaron una movilización internacional contra la miseria canadiense el día
de la Pachamama (1 de agosto). En diciembre último, se inició la movilización de
miles de indígenas y quienes les apoyan. Los indígenas se desplegaron por varias
ciudades canadienses bajo el lema Idle No More («Nunca más inactivos»). Su lucha
es contra la opresión colonial que sufren y en defensa del medio ambiente.

Volver a nuestras raíces éticas. La humanidad está en un dilema: O retorna a


su ética primitiva que sobrevive en los pueblos indígenas del mundo o fenece
Retornar a su ética primitiva es volver a la sociedad ecosocialista de amor y respeto
a la Madre Naturaleza y de organización horizontal donde todos manden. En ella
VHH[WLQJXLUiODVRFLHGDGGHFRQVXPRTXHLGHQWL¿FDIHOLFLGDGFRQDFXPXODFLyQGH
dinero. Volverá a sentirse la profunda solidaridad humana, en la que el «otro» deja
de ser un competidor para convertirse en «otro yo». Seremos diferentes respetando
las diferencias. Desaparecerá el machismo, el racismo y todo tipo de discriminación.
La «industria alimentaria» actual tiene el objetivo de lograr que las empresas
JDQHQ OD PD\RU FDQWLGDG GH GLQHUR QR LPSRUWDQGR VL VXV SURGXFWRV EHQH¿FLDQ R
no a nuestra salud. Cuando ya no sea el capital el que gobierne, la producción de
alimentos tendrá el objeto de nutrirnos en forma saludable.
Ahora, por la compulsión de la búsqueda de ganancia, se gasta gran cantidad
de energía humana en la «publicidad», el apremio de «compre, compre, compre».
Cuando deje de producirse para la venta, cuando se produzca para el uso, cesará ese
desprecio de energía.
El apremio de vender lo más posible también hace que las empresas gasten gran
energía humana en lograr que los productos sean rápidamente perecibles, para que el
usuario se vea obligado a tirar lo que compró y dejó de ser útil y comprar nuevamente.
Esto tiene como resultado una parte el desperdicio de energía humana y por otra la
acumulación de basura contaminante del medio ambiente. Cuando el incentivo deje
de ser la ganancia, se buscará que los productos duren lo más posible, que haya la
menor cantidad de basura posible y que ésta no atente contra la salud de la naturaleza.
5HWRUQDUDODpWLFDSULPLWLYDQRVLJQL¿FDYROYHUDODYLGDSULPLWLYD
/RV FLHQWt¿FRV \ ORV WpFQLFRV DKRUD DO VHUYLFLR GH ODV HPSUHVDV HQ E~VTXHGD
de ganancia, pasaran a estar al servicio de la humanidad. Ellos nos indicarán de
qué ventajas de la civilización podremos seguir disfrutando sin poner en peligro la
continuidad de la especie y de cuáles no.
Esperamos que la humanidad derrote a los amos del mundo que conducen
aceleradamente a la extinción de la especie, que tome en sus manos la conducción
de sí misma, se reintegre armoniosamente a la naturaleza y consiga salvarse.

186
SEIS. BOLIVIA: SUS TRES REVOLUCIONES30

Toda esquematización distorsiona la realidad viva. Sin embargo, es necesaria para


la exposición abreviada de ella. Advirtiendo eso, pretendo explicar a los lectores
peruanos, en breves líneas, el rico proceso boliviano, que no puede ser encerrado en
ningún esquema. Inicio exponiendo que hubo tres revoluciones:
La primera.- En la época de la colonia se levantó en Bolivia Julián Apaza,
nacido en 1750, adoptó el nombre de Tupaq Katari.
La insurrección fue paralela a la de Tupaq Amara. Katari fue capturado el 15 de
noviembre de 1781 y asesinado horriblemente; antes de morir, nos dejó su predicción
que hoy se va cumpliendo: Nayjaj sapjarukiw jiwyapxittaxa nayxarusti, waranga,
waranqanakaw kutt’anipxani... [«A mí solo me están matando, pero volveré y seré
millones…»].
Una notable dirigente fue Bartolina Sisa.
La segunda.- Se realizó en abril de 1952.
El pueblo había elegido como presidente a Víctor Paz Estenssoro del Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR), que no le gustó al imperio norteamericano,
quien ordenó a las Fuerzas Armadas que lo derrocaran, lo que éstas cumplieron.
El pueblo, encabezado por los mineros de la Central Obrera Boliviana (COB),
se levantó, destrozó, desde el exterior y desde el interior, el ejército, la policía;
devolvió el gobierno a Paz Estenssoro. Éste, ante la ausencia de los cuerpos
represivos disueltos, tuvo que tomar medidas que no lo hubiera hecho si no lo
hubiesen derrocado y contaría con las Fuerzas Armadas y la policía: nacionalizó las
minas, hizo la reforma agraria, reconoció las milicias populares, que eran los únicos
cuerpos armados existentes. Reconoció el control obrero sobre la producción.
Paulatinamente, apoyado por las milicias de su partido, reconstruyó las Fuerzas
Armadas verticales y todo el aparato estatal opresor del pueblo. Lo sucedió Hernán
Siles Suazo, luego Paz volvió a la presidencia y fue derrocado por otro golpe militar.
Así, el pueblo que había vencido en la revolución armada, realizada como
protesta contra el golpe de Estado, puesto que su principal reivindicación era que
Paz Estenssoro sea presidente, se dejó arrebatar su triunfo poco a poco por el sistema
de opresión capitalista.
La tercera.- Se inició hace pocos años en Cochabamba con la lucha urbano-
campesina contra la privatización del agua, lucha que consiguió hacer retroceder
dicha privatización.
Luego continuó con la exigencia de que los hidrocarburos sean bolivianos.
La elevada conciencia de su pueblo llevó a la convicción de que había que
refundar Bolivia, sin la exclusión, fundamentalmente, de la población indígena, que

30 Texto publicado en la Revista Lucha Indígena, en junio de 2006.

187
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

fue lo que se hizo al fundar ese país (como el nuestro). El pueblo entendió claramente
que necesitaba una nueva Constitución y que era imprescindible convocar a una
Asamblea Constituyente, pero una que no quedara en manos de los partidos de
siempre, por los cuales no se siente representado.
Otra reivindicación, al igual que la que tenemos en el Perú, fue el respeto a
la hoja sagrada de la coca, el cese de la política represiva contra los productores,
GLULJLGDSRUHOLPSHULRQRUWHDPHULFDQRFRQHOSUHWH[WRGH©FRPEDWHDOQDUFRWUi¿FRª
El presidente Sánchez de Lozada, representante de los intereses de las grandes
empresas multinacionales y no del pueblo boliviano, enfrentó violentamente a
la rebelión popular, consistente fundamentalmente en bloqueos y huelgas que
paralizaron la vida nacional. Hizo masacrar al pueblo insurrecto matando a más de
cien bolivianos (comparemos a esto los setenta mil asesinados en el Perú). El pueblo
reaccionó violentamente ante el crimen y el presidente tuvo que huir y refugiarse,
naturalmente en el país de sus patrones, los Estados Unidos, que ahora lo protegen
para que no pague sus crímenes.
En su lugar ingresó el vicepresidente Mesa. Demostró ser otro sirviente de los
intereses de las empresas multinacionales, la vigorosa y ejemplar combatividad del
pueblo boliviano también lo derrocó.
Según la Constitución, les correspondía asumir la presidencia al presidente
del Congreso o al presidente de la Cámara de Diputados. El Parlamento, que no
representaba al pueblo sino a sus opresores, tuvo que huir de La Paz a Sucre, pero
ahí tampoco el pueblo le permitió poner como Presidente a ninguno de esos dos
sirvientes de los intereses imperiales y se vio obligado a resignarse, «para mantener
la legalidad institucional», a poner de Presidente interino al entonces presidente
de la Corte Suprema de Justicia. Según la Constitución, él no tenía el derecho de
cumplir el tiempo de mandato trunco de su antecesor, su obligación era convocar a
elecciones, lo que hizo.
En Bolivia no hay segunda vuelta, si ninguno de los candidatos alcanza un voto
más del 50% del sufragio, es el Parlamento el que designa al Presidente. En el Perú
sabemos que las decisiones políticas de muchos parlamentarios son una mercancía
y en el terreno de negocios manda el que tenga más dinero; eso podía suceder en
Bolivia. Esto lo entendía muy bien el pueblo boliviano, por eso se esforzó, y a pesar
del fraude, Evo Morales sacó más del 53% de la votación, de modo que la elección
ya no llegó al Parlamento (en este proceso electoral el embajador yanqui recibió la
orden de cerrar la boca en todos los idiomas, pues las calumnias de su predecesor
contra Morales, en la anterior elección, tuvieron la virtud de elevar la votación del
calumniado).
El triunfo electoral de Evo Morales es un paso más de la tercera revolución
boliviana, ésta es un proceso al que le falta recorrer un largo camino.
Saludamos este triunfo y nos comprometemos a colaborar con nuestra solidaridad
al avance y culminación exitosa de la tercera revolución boliviana. Sabemos que la
mejor solidaridad será realizar el proceso de liberación en el Perú.
Entendemos que las revoluciones no deben copiarse; sin embargo, conocemos
las similitudes que tenemos con Bolivia: somos países de extensas poblaciones

188
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

indígenas discriminadas. Tenemos alto grado de miseria, desnutrición, analfabetismo.


En el Perú continuamos sufriendo la violenta agresión a la hoja de coca que Bolivia
sufrió, y compartimos muchas cosas más, como el viento de la puna o la triste
alegría del wayno. Esas similitudes entre nuestras realidades forjarán similitudes en
nuestros procesos de liberación.
Pido disculpas a los hermanos bolivianos por tratar de encerrar su rico proceso
histórico en un esquema y por las inexactitudes que pudieran encontrar. Estamos
seguros de que con el esfuerzo mutuo, el desconocimiento que ahora nos aleja
TXHGDUiVXSHUDGRFRQHO¿QGHQXHVWUDDUWL¿FLDOVHSDUDFLyQ6RPRVXQVRORSXHEOR
ejerzamos esa unidad.

189
SIETE. ALIANZA REVOLUCIONARIA DE IZQUIERDA (ARI)31

¿Qué fue el ARI?


Fue un frente electoral de organizaciones de izquierda dirigidas por intelectuales de
clase media.
Era la época en que, previa a la elección de direcciones de organizaciones
obreras o campesinas, había reunión y decisión de las direcciones de clase media
de los grupos políticos que decidían la conformación de las organizaciones obreras
y campesinas, aunque con una clara hegemonía de la «clase política pequeño-
burguesa» sobre éstas. (Recuerdo que en un debate sobre quién debiera ser el
candidato de Chimbote, nuestro aliado Vanguardia Revolucionaria presentaba al Dr.
Jorge Baca Luna frente a un obrero, presentado por nuestro rival, PCR. Yo voté por
el candidato rival).

¿Fue un error que el PRT salga de los restos del ARI?


Sí, fue un error por las consideraciones abajo expuestas.

¿Por qué salió el PRT?


La fábula dice que «por orden de la IV Internacional». Eso es absolutamente falso. En
primer lugar, es cierto que las secciones de la IV tenían que guiarse por los acuerdos
de los congresos y de las reuniones del Comité Ejecutivo Internacional; pero,
más allá de esas generalidades, la política concreta era señalada por las secciones
nacionales. Por ejemplo: los dirigentes de la IVGLVFUHSDURQGHTXHQRVXQL¿FiUDPRV
con el grupo de Castro Vera por la disimilitud de planteamientos. Los dirigentes de
la IV opinaron que mi «proyecto de Constitución» pecaba de «propagandismo» y no
era práctico.
Es cierto que la IV envió un compañero francés para apoyarnos, pero él no abrió
la boca sobre la salida de los restos del ARI. Precisamente, por eso fue muy criticado
en su país, le dijeron que debía haberse manifestado opuesto a la salida. Por supuesto,
él no tenía voto en las reuniones, pero debía haber manifestado esa posición. Ese
hecho produjo la quiebra de ese compañero que abandonó la militancia.
En segundo lugar, hubiera sido una estupidez que la IV, que tenía graves
discrepancias con los del grupo de Lambert en Francia, impusiera en el Perú un
acercamiento con ellos.
Fui yo quien planteó la salida de los restos del ARI, pues estaba asqueado de los
debates que no eran políticos, sino que eran grandes discusiones por la repartija de
la torta parlamentaria.

31 HB no recuerda dónde se publicó este texto o si lo escribió especialmente para este libro.

191
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

La actitud correcta mía debía haber sido dejar de ir a esas reuniones de repartija y
que se envíe a otro camarada, pasando yo a trabajos con las bases obreras o barriales.
No me di cuenta que si arriba el ARI era la unión de gente que quería ser
parlamentaria, abajo era el sentimiento de unidad de los oprimidos.

¿Qué hubiera sucedido si sobrevivía el ARI roto por la salida de PCR y Patria
Roja?
En el parlamento: en la Asamblea Constituyente, la izquierda en su totalidad fue
la tercera parte. El ARI roto, contra el PC, contra PCR, contra PR, contra Barrantes, no
hubiera llegado a ser votado por la tercera parte del electorado.
¿Quiénes hubieran sido los parlamentarios? Gente como el Dr. Baca, quien
como senador exigía que se rebaje la exigua cuota que daba al partido, como el
notario Alberto Quintanilla, que exigía lo mismo.
No hubiera estado el Cochero Enrique Fernández, dirigente metalúrgico.
En el movimiento popular: creo que la mantención de un frente electoral de las
agrupaciones de izquierda revolucionaria hubiera tenido un impacto positivo, pero
QRKXELHUDVLJQL¿FDGRXQJUDQVDOWRSRUTXHODEXURFUDFLDGHODCGTP era anti-ARI.
El PC\3DWULD5RMDWHQtDQPXFKDLQÀXHQFLDHQODVGLUHFFLRQHVEDUULDOHV
/D©L]TXLHUGDUHYROXFLRQDULDªQRWHQtDXQSHVRVLJQL¿FDWLYRHQODVRUJDQL]DFLRQHV
populares.
Aunque eso hubiera mejorado un poco luego de las elecciones, no hubiera
cambiado mucho.

La dirección formal y la dirección real


Una de las primeras cosas que aprendí de mis maestros argentinos es que no hay
que confundir la dirección formal con la dirección real del movimiento popular.
Que nosotros teníamos que esforzarnos en ser la dirección real, sin pelear por la
dirección formal.
Jamás luché por ser secretario general ni presidente de una organización.
Dicho sea de paso, tampoco lo hubieran permitido las organizaciones políticas
predominantes.
Fui delegado ante organismos superiores para participar en ellos: delegado del
sindicato de vendedores de periódicos ante la Federación de Trabajadores del Cusco;
delegado del Sindicato de Campesinos de Chaupimayo ante la Federación Provincial
de Campesinos de La Convención y Lares; delegado del mismo sindicato ante la
CCP, donde me nombraron Secretario de Organización interino ante la ausencia del
titular, lo que me sirvió para conocer y conectarme con los yanaconas de la costa y
con los obreros agrarios en huelga.
En mi sindicato no ejercí ningún cargo, ni lo necesitaba para ser escuchado.
Fui subsecretario y luego secretario de Prensa y Propaganda de la Federación
Provincial de Campesinos. Eso se debía a que teníamos en Chaupimayo un
mimeógrafo de segunda mano y yo sacaba volantes sobre los atropellos de
los hacendados. En el colegio secundario formé parte de la directiva de nuestro
periódico rebelde, El Cienciano (mi seudónimo era «Burro Blanco» porque a los

192
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

ciencianos nos decían «burros»). En Chile me encargué de la función de Prensa y


Propaganda en el Cordón Industrial Vicuña Mackenna. Por eso me gusta trabajar
en Lucha Indígena. Fui secretario del Exterior de la Federación Departamental de
Campesinos del Cusco, luego secretario de Reforma Agraria (para sacar la Ley de
Reforma Agraria).
Fui Secretario de Derechos Humanos de la CCP para atender a los presos
campesinos, simultáneamente en la Cámara de Diputados escogí esa comisión.
Luego fui secretario de Organización de la CCP, impulsaba la formación de
organizaciones de base y de las luchas campesinas. Participé de la lucha en que
recuperamos 1’250.000 hectáreas de las SAIS para las comunidades de Puno. Participé
en la huelga de Ucayali (Pucallpa), que fue combatida a balazos por Alan García y
en la que casi me desaparecen (ver «Vi sangre en Pucallpa» en Nosotros los indios).
En el último congreso de la CCP solicité que me pusieran de secretario de Medio
Ambiente. El Partido Socialista, que dominaba el congreso, como era humalista de
izquierda, se aterró sabiendo que soy antiminero y por supuesto no lo permitió.
Si nunca intenté ser secretario general ni presidente de una organización sindical,
menos iba a pedir ser candidato al Parlamento.
Cuando estuve deportado me pusieron como candidato a la Asamblea
Constituyente. Cuando como candidato me tocó hablar en el espacio gratuito de
televisión que había para los candidatos, con mi lógica de que el principal factor
para el cambio de sociedad es el movimiento popular y no el proceso electoral,
no usé mi tiempo en hacer propaganda electoral. Denuncié el paquetazo que había
decretado el gobierno y dije: «¿Cómo combatir eso? ¿Votando por mí? ¡No! Da a
lo mismo que voten por mí o por cualquiera. Lo que debemos hacer es: ¡Estar todos
como un solo puño en la huelga general que ha decretado la CGTP!».
Como el espacio gratuito era para hacer campaña electoral y no campaña por
el paro, a las pocas horas ya estaba preso y luego fui deportado, aprovecharon para
deportar a otras personas. Paradójicamente, eso sirvió para que voten por mí, fui el
izquierdista más votado, lo que se quiso aprovechar lanzándome como candidato a
la presidencia para que arrastrara candidatos al Parlamento.
Luego se formó Izquierda Unida, dirigida por el reformismo, que capituló ante
el APRA, cediéndole la Presidencia y retirándose de la segunda vuelta.

PUM
Luego ingresamos al PUM. ¿Por qué?
La IV Internacional durante mucho tiempo tuvo la política de «entrismo».
Considerando que el proletariado estaba en organizaciones dirigidas por gente
que no era revolucionaria, que no quería destruir el sistema sino acomodarse a él
(los partidos socialdemócratas y stalinistas), la táctica era entrar en esos partidos y
militando en la base luego arrancarles a militantes que estaban dispuestos a destruir el
sistema. Mientras se militaba dentro de esos partidos, clandestinamente funcionaba
interiormente un grupo trotskista. Luego de la revolución nicaragüense, la IV vio
que podía haber partidos que fueran contra el sistema sin ser trotskistas y que era
nuestra obligación unirnos con ellos, y si ellos no permitían que continuemos siendo

193
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

miembros de la IV, que dejáramos de serlo, pues más importante era la revolución
que la pertenencia a la IV.
Ese criterio fue acordado en un congreso. Naturalmente era la sección nacional
la que debía decidir. Esto no era entrismo, por lo tanto nuestros militantes, uniéndose
a esos partidos, dejaban de ser militantes de la IV y no tenían reuniones entre ellos.
La mayoría del PRT consideró que el PUM era un partido que quería la revolución,
por lo tanto acordó disolverse en él. Una minoría no estuvo de acuerdo y se mantuvo
como PRT. La IV reconoció el acuerdo de la mayoría, por lo tanto dejamos de ser
militantes de la IV y nos disolvimos en el interior, no nos reuníamos los ex PRT. La
IV mantuvo relaciones con el PUM. Para las escuelas internacionales que desarrollaba
la IV invitaba al PUM y era éste quien designaba a los que irían.
Así yo dejé de ser militante de la IV en acuerdo con ella.
Cuando ingresamos al PUM nos preguntaron si una de las condiciones era que
alguno de nosotros fuera candidato para las elecciones de 1985. Les respondimos
que no, que nuestro interés no era por candidaturas sino por hacer la revolución y
ninguno de nosotros fue candidato. Posteriormente, para las elecciones de 1990 el PUM
me designó como candidato sin que yo lo solicitara. Por eso fui senador de Izquierda
Unida, pues el PUM era parte de ella. Dentro del PUM me chocaron varias cosas. Noté
falta de democracia y una militancia muy relajada. Como parlamentario me chocó la
tQ¿PDFDQWLGDGGHDSRUWHHFRQyPLFRTXHHOSDUWLGRSHGtDDORVSDUODPHQWDULRV0H
chocó mucho más que a pesar de eso los parlamentarios se reunían y pedían que se
les rebajara su cotización (por supuesto a mí no me convocaban a esas reuniones).
En el PRT cotizábamos lo señalado sin que nos lo pidieran. En el PUM el secretariado
de economía enviaba compañeros que tímidamente nos solicitaban la cotización.
Yo les otorgué autorización para que fuesen ellos quienes cobrasen mi sueldo y
me dieran lo que me correspondía, me parecía inconcebible que el partido venga a
mendigar la cotización. Como ésta me parecía exigua, decidí pagar el sueldo de una
de las secretarias de la CCP.
En vista de que ya entendía que uno de los problemas graves que afectaban al
campesinado era la minería (todavía estatal en esa época) pedí mi incorporación a la
Comisión de Medio Ambiente. Las comunidades afectadas por la minería solicitaban
mi presencia, la Cámara no me daba un sol para los viajes, pagaba con mi sueldo las
visitas. La comisión no movía un dedo por las denuncias presentadas, ni la prensa
recogía dichas denuncias.
Luego el PUM decidió disolverse en una organización más amplia con un
programa más bajo. Decidí no entrar a esa nueva formación. Luego fundaron el
Partido Socialista con la insignia de la Social Democracia española.
El Partido Socialista se presentó para las elecciones del 2006.
Sabiendo que yo no quería regresar al parlamento pues consideraba pérdida de
tiempo, me propusieron postularme al Parlamento Andino.
Todos sabíamos que la gran mayoría progresista iba a votar por Humala, que el PS
no tenía ninguna opción. En el remoto caso de que yo hubiera sido electo, no me iba
a perjudicar ser miembro del Parlamento Andino, que se reúne pocas veces, y hubiera
continuado haciendo lo que hacía: visitar los diferentes pueblos para luchar por la

194
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

solución de sus problemas. Pedí ir con mi propio programa, no con el del PS, que con-
sideraba demasiado tibio, y me aceptaron. Como había previsto, muy poca gente votó
por el PS. La campaña para mí fue exitosa, pues sirvió para reencontrarme con la gente
del país y para iniciar la publicación de Lucha Indígena, que ya está en su número 82.
Luego estuvimos en posiciones opuestas cuando se convirtieron en humalistas
de izquierda.

Marxista-leninista-trotskista
En cierto sentido, continúo siendo marxista-leninista-trotskista.
Lo que sucede es que como la gente llamada así mantiene subyacente un
pensamiento religioso, da a estos términos un sentido dogmático, religioso.
Marx dijo que él no era marxista porque el marxismo no existía. Trotski dijo
que el trotskismo no existía, que lo que hacía la IV Internacional era mantener la
tradición revolucionaria frente a las tergiversaciones de la burocracia stalinista, que
a los acomodos políticos de acuerdo a su conveniencia llamaba marxismo-leninismo.
Marx era esencialmente dialéctico, entendía que para los revolucionarios no
hay una verdad absoluta, acabada. No existe una Biblia, que es una revelación
divina («en la página tal de tal libro, Lenin dice tal cosa»). Somos seres humanos
susceptibles de equivocarnos. Lo que ayer era correcto puede no serlo hoy día.
$GPLURPXFKRD0DU[\(QJHOV(OORVQRHVWDEOHFLHURQXQVLVWHPD¿ORVy¿FR
Lo que se toma coma tal es la refutación parte por parte que hizo Engels frente
al «sistema» sostenido por Dühring. En mi opinión, el análisis que hizo Marx del
capitalismo es el mejor hasta ahora. Admiro a Lenin, que afortunadamente no
compartió la creencia de Marx de que la revolución anticapitalista comenzaría
en un país de capitalismo avanzado como Inglaterra y opinó que «la cadena se
rompe por el eslabón más débil», que era Rusia. Supo manejarse muy bien frente
al parlamentarismo burgués, como señalé arriba. Por otra parte, no insistió en su
exigencia de Asamblea Constituyente puesto que vio que el poder popular ya estaba
maduro con la existencia de consejos de obreros, campesinos y soldados (soviets) y
lanzó la consigna de «todo el poder a los soviets».
La corrupción burocrática de los soviets y del partido impulsó a Trotski a
levantarse contra ella y combatirla. Señaló que la burocracia, al no ser una clase
social, sino la excresencia de una clase, no tenía destino histórico y que si no era
derribada por la clase obrera sería derribada por el capitalismo. Desgraciadamente,
sucedió esto último y hemos visto a los grandes dirigentes del Partido Comunista
Soviético convertidos en notorios representantes del neoliberalismo.
Por lo tanto, si la razón de ser del llamado «trotskismo» era la lucha contra la
burocracia soviética, una vez destrozada ésta por putrefacción interna, restaurado
el capitalismo como previó Trotski, ¿para qué ya mantener el «trotskismo»? Por
supuesto que abundan las burocracias no stalinistas y el método de combatirlas que
aprendimos de Trotski nos es muy útil para combatirlas.
Sin embargo, derrumbado el monstruo stalinista, nada nos diferencia de otros
revolucionarios que luchan por derribar al sistema capitalista y debemos unirnos
con ellos.

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Marx decía que ver la realidad enseña más que leer cien libros. Eso es lo que
debemos hacer. Abrir los ojos, ver qué sectores sociales luchan más contra los
opresores del mundo y por qué. El ataque del sistema capitalista, que era dirigido
fundamentalmente a la clase obrera, ha devenido en fuerte ataque a la humanidad
al arremeter violentamente y, en forma cada vez mayor, a la naturaleza. Esto hace
que sectores sociales que antes no manifestaban una oposición seria al sistema ahora
OXFKHQHQSULPHUD¿ODFRQWUDpO
Hay emergencia de sectores indígenas («primitivos») en lucha a muerte
contra el sistema, en defensa de la naturaleza. La mundialización del sistema tiene
consecuencias nefastas, entre otras, trasladando alimentos de una parte del mundo
a otra.
Los transgénicos y químicos afectan a toda la especie humana. El calentamiento
global provoca inundaciones y huracanes. Todo esto produce cambios en los procesos
revolucionarios. Por otra parte, hay verdades mostradas por los clásicos, que se
hacen más evidentes: que el sistema capitalista es enemigo de la humanidad; que
esto obliga a la humanidad a organizarse para luchar; que el gobierno de él debe ser
sustituido por el gobierno de la humanidad en su conjunto; que eso solo se logrará
con una revolución internacional violenta, contra la feroz y violenta represión del
sistema que por todos los medios se resiste a ser derribado.
Recordemos las sabias palabras de Mariátegui: «La revolución en el Perú no
será calco ni copia sino creación heroica». Creo que esto es válido no solo para el
Perú sino para el mundo.

Foto: David Salas

196
OCHO. DOS CARTAS PERSONALES

A Ana Sandoval
4 de octubre de 1971
Negrita:
Por desgracia, no puedo hablarte de cuánto te quiero porque por tu carta veo
que no te gusta.
Recibí tu carta del 29. Gracias por todo lo que me relatas me sirve mucho.
- No puede ver a Arg. ni a ninguna otra parte, mi pasaporte no vale porque es
IDOVL¿FDGRSRUHOJRELHUQRSHUXDQR6R\XQREMHWRTXHPDQGDQGRQGHTXLHUHQQR
un sujeto que va donde desea. Te repito que no sé dónde estaré después de los ciento
ochenta días, probablemente en México, pero no es seguro.
- Mándame la dirección de Battilama.
- Mándame la dirección de Quijano, dile que Montly Review me ha enviado su
libro y que me alegra sobremanera que se haya decidido a publicarlo, espero que
DSDUH]FDWDPELpQHQFDVWHOODQRHVPDJQt¿FR4XHPHKDJDHOIDYRUGHHQYLDUPHVXV
WUDEDMRVPLPHRJUD¿DGRV
- Necesito con urgencia:
1. Los textos de las principales leyes del gobierno: minería, industrias, pesquería, etc.
2. Libros sobre el Perú (anota cuáles me mandas para que compres otros si se
pierden). La serie Perú Problema [del Instituto de Estudios Peruanos] y otros
por el estilo.
3. (VWXGLRV VREUH 3HU~ \ $PpULFD /DWLQD PLPHRJUD¿DGRV WLSR WUDEDMRV GH
Quijano) sacados por el FRES y otras. Fíjate en el estante. Estos también anota
y mándamelos ya después cuando estemos seguros de que no se van a perder.
Si consigues duplicados si manda pronto.
Dinero para los envíos hoy en mi maleta y en el comodín o cómoda o ropero
o aparador a qué se yo lo que se llamará esa vaina con cajones.
4. Los cuatro o cinco últimos números de «R.P.». Si pueden enviarlo por
triplicado, mejor.
5. Algo urgente que me olvidaba: En vista de que acá el único diario peruano que
llega es El Comercio y con tres meses de retraso, y como no hay noticias del
Perú, necesito por lo menos leer Caretas y Oiga regularmente y cuando haya
una ley importante por un discurso importante, también un recorte de eso.
Disculpa que te dé tanto trabajo, si tú no puedes hacerlo sola que te ayuden los
amigos, sé que no te gustan tareas de «ayudante» o «colaboradora».
Dime cómo va el asunto del pasaporte para arreglar lo del dinero del viaje.
Muchos saludos a tu mamá, a Jorge, Willy, Micdomio y todos los de la casa.
Saludos a Rocío y Cía. A mi tía J. y a las chicas. Saludo a todos los muchachos. No
te beso porque te enojas.
Chau:
Hugo

197
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Carta a una militante compañera de Hugo Blanco

11 de agosto de 1969

L.
Cuando me sucede algo muy grave tengo necesidad de una mujer al lado mío. ¿Qué
será? Tal vez sean ecos de la primera infancia, eso que nos arranca el grito de «¡Mamá!»
ante el peligro, ese grito del que muchos se ríen y al que alude en forma sentida esa
canción judía tan linda: «No hay niño ni hay hombre que no te llame en su dolor».
Así, cuando vi que la mujer en quien había puesto mis esperanzas no iba a ser
jamás la compañera con quien había soñado, fui a llorar en brazos de mi madre. No
sé si mi madre recuerde ese momento, no sé si se había dado cuenta entonces o ahora
TXHHVHHUDHOFRPLHQ]RGHO¿Q\HOVLJQL¿FDGRKRQGRTXHWHQtDQHVDVOiJULPDV
Ese mismo impulso me hizo buscar a una amiga cuando murió mi padre, me
pegué a ella, y alguna gente me criticaba «cómo tenía ánimo para estar andando tras
una mujer cuando el cuerpo de mi padre todavía estaba caliente».
Ese impulso brotó fuertemente en mí en Chaupimayo, cuando un accidente
funesto quitó la vida a un compañero por un arma disparada por él mismo. La tragedia
no era solo del compañero; era que yo veía el peligro de que sirviera de pretexto
para la represión del movimiento en un momento en que no estábamos preparados
para enfrentarla. Esa vez yo estaba enamorado de Blanca y la necesité con urgencia,
con suma y apremiante urgencia; por desgracias ella había demorado más de lo
DFRUGDGRVXYLDMHHO&XVFR3ROtWLFDPHQWHHVHSHTXHxRUHWUDVRQRVLJQL¿FDEDQDGD
Personalmente tampoco. Sin embargo irracionalmente, injustamente brotó en mí un
resentimiento profundo, me sentí abandonado, solo. Claro que razonaba fríamente,
la pobre no tenía la culpa, ni ella ni nadie iban a adivinar lo que ocurrió, además
objetivamente la presencia de ella en nada alejaba el peligro. Pues para mí en esos
momentos su presencia era imprescindible… y por desgracia no estuvo. Ella por
supuesto no tiene la culpa, yo aplasté el más mínimo reproche que pudiera surgir de
mí, comprendí que ella estuvo muchas otras veces cuando realmente era necesaria, y
después volvió a estar, estaba en Jares o en la cárcel en los momentos álgidos, pero
yo la sentía conmigo, no me sentía abandonado ni solo como aquélla vez que ella
demoró su retorno un poco más de lo acordado.
Ahora estoy atravesando por uno de los peores momentos de mi vida. He
llegado a comprender que objetivamente nada se ha ganado, nada se ha avanzado en
todos estos años de existencia del FIR. Subjetivamente, creo que temas avanzados,
E y yo nos hemos superado enormemente, hemos progresado mucho en nuestra
comprensión de la realidad, y más que aprender cosas que se deben hacer, hemos
visto cosas que no se deben hacer. Tengo, creo yo, más claridad en la forma de
construcción del partido.
Por primera vez me tocó la tarea de descubrir y dirigir el combate teórico contra
una desviación interna (sindicalismo estad).
Ahora, aunque menos en cuanto a describir (puesto que es una desviación
importada y en cierto sentido estábamos sobre aviso) me toca la misma tarea

198
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

indudablemente, en el terreno teórico será más fácil que la anterior, es una desviación
ya conocida por nosotros.
El golpe para mí, no es en sí el surgimiento de la desviación ni la casi seguridad
de que va a arrastrar a la mayoría. El golpe es de que tanto la desviación como un
arrastre de la mayoría no son más que síntomas de un mal profundo, de la formación
no marxista de los militantes del Partido, de su militancia (cuando había), pequeño
– burguesa. O sea, que, si no eran estas dos desviaciones, cualquier otra hubiera
arrastrado al FIR, ya que no tiene sólidas raíces.
El asunto no es si maniobran o no. El espíritu de la militancia del FIR es
pequeño-burgués, su lugar natural es cualquier corriente pequeño-burguesa. O sea
que, aunque por milagro del espíritu santo nos quedáramos con la mayoría, había
que comenzar de cero, prácticamente.
Solo no tiene la culpa, él ha sido formado así; él jamás ha militado en un partido
bolchevique, no tienen por qué extrañamos sus posiciones ni sus maniobras; es
hijo de ese ambiente, de esa formación. Sigo insistiendo en que los que tienen la
culpa son los otros, los que lo formaron a él: Loayza, Pereyra, Serpa; mejor dicho
que no lo formaron como ellos sabían que debía formarse al militante, más bien lo
dejaron abandonado a su suerte, y «su suerte» fue la de un pequeño-burgués con
gran entusiasmo revolucionario.
Cuando yo llegué a relacionarme con ellos, no tenía el nivel que ahora tengo.
Estaba acostumbrado a militar en un partido obrero, fuerte o débil, pero partido
obrero; por eso, al ver poco trabajo obrero, yo veía como poca fuerza del partido y
nada más, poca fuerza, por pereza, por incapacidad, o lo que fuera; pero no veía que
no se daba importancia a la militancia obrera. Mucho tardé en comprender eso, y
un año más en hacerme escuchar por las bases. Como viste, ya era una desviación
con «ideólogos» y todo. Ahora es otra desviación que toma una «ideología» (el
guevarismo) ya existente a escala internacional, ya conocida en el Perú y dentro del
FIRHLQ¿OWUDGDHQODV¿ODVGHODIV.
Digo que «aunque quedáramos con la mayoría» porque es muy posible que no
nos dejen solos a mí y a E. Alguien vendrá con nosotros. Por desgracia, quienes
vengan no lo harán por profunda convicción de cómo se debe construir el Partido,
nadie tiene la experiencia en el nivel político para llegar a esa conclusión. Quienes
nos siguen lo harán más por respeto al trabajo campesino que hemos realizado,
aunque es posible que algunos vean un poco más. Que queremos más trabajo.
Por eso ésta es una tragedia, porque inclusive la gente que nos siga tendrá que
continuar depurándose hasta no quedar casi nada.
Pero, afortunadamente, ese casi nada cada día irá aprendiendo más, se irá su-
perando, irá bolchevizándose, será el núcleo inicial, el germen del partido obrero.
&RQItRHQTXHW~HVWDUiVDKtSRUTXHWHDJUDGDPLOLWDU\WLHQHVFRQ¿DQ]DSROtWLFDHQ
nosotros.
Es, pues, doblemente imprescindible para mí tu compañía en estos históricos
momentos, como militante que siente las bases para el verdadero partido obrero que
necesita la Revolución Peruana, y como mujer que me quiere y me comprende y me
ofrece sus brazos en estos momentos en que la realidad me golpea tanto.

199
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Quiero, necesito que me acojas en tu pecho, como mi madre, como mi hermana,


FRPRPLKLMDFRPRPLVDPLJDVHQ¿QFRPRVRORODVPXMHUHVVDEHQKDFHUORFRQHO
hombre que sufre.
+HGXGDGRPXFKRDQWHVGHKDFHUWHHVWDFRQ¿GHQFLD7HPtDGLVWUDHUWXDWHQFLyQ
con esas cosas sentimentales en momentos en que tanta atención intelectual, tienes
que poner en el esclarecimiento político, en la militancia.
Te pido, pues, que este sentimiento lo recojas en tu pecho y que no pienses
más en él hasta los jueves en la tarde, en que no está contigo el camarada de los
martes o de los jueves en la mañana con quien tantos problemas de la militancia
hay que discutir en esos momentos álgidos, conjuntamente con las otras camaradas
que haremos esfuerzos para que nos acompañen. Los jueves en la tarde estará el
hombre que necesita el amor, el cariño de una mujer. No el amor sexual, concreto,
de la mujer amada: el cariño abstracto de mujer, así, simplemente mujer, con toda la
ternura de su ser; de su ser mujer para el hombre: hijo, hermano, padre, amigo o lo
que sea, por ejemplo, eso que yo soy para ti y que no sé si ya le habías conseguido
denominación, nombre.
Siempre en mi lucha de hombre he recogido fuerzas de la ternura, del cariño de
la mujer.
Por eso, ahora te abrazo fuerte para colmarme de energías, de impulso vital,
combatiente. ¡Tierra o muerte! VENCEREMOS.

200
NUEVE. UN POEMA: MUJER SIGLO XX

Te amo
Mujer
Por tus besos de incendio universal.
Porque en tu vientre
está en sus nueve meses la humanidad entera.
Por ese dolor y sangre
por esos gemidos desgarrados
por esa luz de Cuba y de toda la tierra.

Te amo
Porque en Vietnam amamantas
con tus catorce años lunares
tus queridos morteros
y mundo de hoy y mundo de mañana.

Amo tu mirada ardiendo


desde el fondo de tu piel negra,
pantera combatiente por el hombre
HQHOLQ¿HUQRGRQGHQDFHQ
el dólar y el dolor, monstruos gemelos.

¡Te amo tanto en Francia!


Francia Amor, Francia Comuna, Francia Barricada.
Francia rebosante de muchachas que combaten
FRQHODPRUÀDPHDQGR

Te amo en las barriadas marginales,


en los campos, los mercados y la fábrica;
en mi puna corazón, en mis quebradas.
En la Asamblea General, en la guerrilla.
Te amo por tus ocultas citas,
tus volantes,
tus banderas de sangre y tus fusiles.

Te amo por ser madre


de los siglos humanos que vendrán.
Porque te duele el dolor de tus pequeños,
de tus hambrientos hijos por millones,

201
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

de todas las razas, de todos los colores;


y al enjugar su llanto con tu bandera roja
conviertes las lágrimas en balas
por tu amor maternal.

Mujer
enamorada de esa lucha del hombre por ser Hombre.

Mujer
Desnudada de carne
por el Napalm del gringo.

Mujer
que vives y mueres
como esa Rosa alemana
Micaela qheshua
descuartizada en Cusco.

Tiemblas, sufres, ardes, luchas,


por tu hombre y tus hijos.
Por eso eres mujer,
porque sin eso,
con toda tu belleza,
serías monstruo.
Nuestro amor
es llama ardiendo en el incendio,
gota común en el torrente;
amor de barriada y de guerrilla,
único amor posible en este siglo
en que quieren matar al amor mismo.
Fusiles y huelgas por Amor.
Cárceles y emboscadas por Amor.
Y es que ahora
el requisito para ser mujer es combatir.
Los niños angustiados
nacidos del hombre, con el hombre y para el hombre
te piden Amor.

Obreros de salarios que agonizan,


campesinos sin campo,
te piden Amor.

Presos, prostitutas y mendigos


te piden Amor.

202
ALGUNOS TEXTOS DE HUGO BLANCO

Los soldados que matan a sus hijos


para dar de comer a sus hijos,
te piden Amor.

Los siglos del pasado en peligro de perderse,


los siglos futuros en peligro de no ser,
te piden Amor.

El Amor amenazado
te pide Amor.

Y tú les das Amor


a pechos llenos
a noches integrales
a borbotones de sangre combatiente.

Y así expandido
tu aroma femenino por el mundo
me envuelve y me arrastra
y me liga
y hace que vibrando de universo
bese con ternura el fuego.
El Frontón, 1969

203
DIEZ. DOS TEXTOS SOBRE JAVIER DIEZ CANSECO

Javier me salvó la vida


Cuando la policía ilegalmente quería meterme en el avión para enviarme a Pucallpa
y yo forcejeaba para que no lo hiciera, Javier colaboró físicamente conmigo en el
forcejeo. Como el número se impuso y me metieron en un carro para llevarme al
avión, Javier se puso delante de la rueda del avión.
Cuando me reventó una vena en la cabeza, Javier pagó la resonancia magnética
para indagar mi mal; si no hubiera sido así, no me hubiera hecho ese examen, pues
no tenía dinero. Luego de la operación en México, me obligó a ir a Cuba para que
FRQ¿UPDUDQTXHQRQHFHVLWDEDRWUDRSHUDFLyQ
Recolectó dinero de los parlamentarios de todas las bancadas para colaborar
con mi salud. No solo conmigo se portaba así. Se desvivía por la salud de cualquier
víctima de la represión.
¡Hasta siempre JAVIER!

205
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Amigo y compañero
JAVIER32
La muerte de Javier es una pérdida para la humanidad.
No exagero, recuérdese lo que hace algún tiempo dijo una indígena amazónica
KDEODQGRHQVXOHQJXD QRVDEtDOD©OHQJXDR¿FLDOSHUXDQDªTXHHVODGHIRUPDFLyQ
de una lengua europea, con la cual escribo): «No luchamos solo por nosotros, al
defender la Amazonía estamos luchando por el mundo». El gobierno del mundo
está en manos de las grandes empresas transnacionales, que tienen como sus
sirvientes a los gobiernos; ellas, con su cada vez más fuerte ataque a la naturaleza,
llevan a la extinción de la humanidad. Por lo tanto, los pasos que dio Javier no solo
EHQH¿FLDEDQDORVVHFWRUHVKXPLOGHVSRUORVTXHOXFKyVLQRDODKXPDQLGDGHQVX
conjunto, ya que esas luchas populares nos aproximan a la única forma de salvar a
la humanidad de su extinción: que los pueblos mismos se gobiernen, desalojando de
poder a las grandes empresas multinacionales. Dio pasos importantes en ese sentido.
Con su habilidad excepcional para manejarse en el corrupto Parlamento peruano,
llegó a enviar a la cárcel a un exministro. Cuando al caminar por las calles de Lima
y otras ciudades vemos rampas para el uso de los discapacitados, debemos pensar
que éstas no existirían si no hubiese sido por Javier. Cuando vemos a discapacitados
trabajando al servicio del público, debemos pensar lo mismo. Por eso vimos en los
homenajes después de su muerte a muchos de ellos.
Es por su trabajo que la «aristocrática» Universidad Católica se convirtió en un
foro abierto, no sectario, que se aproximó a sectores obreros y campesinos. Javier
está presente en la lucha de los empleados públicos contra una ley que los aplastaría.
Está presente en el bloqueo que realizan los ronderos de La Libertad del que la
derecha se lamenta de que «solo hay 25 policías enfrentándolos», pues la policía
está muy ocupada defendiendo a la depredadora Newmont en Cajamarca. Está
presente con los obreros de Andahuasi, a quienes no pueden desalojar porque no
hay los cinco mil efectivos policiales que reclaman los jefes. Y, naturalmente, está
presente con las poblaciones de Cajamarca y los Cañaris, que luchan por el agua y la
vida contra el gobierno servil de Ollanta, que se arrastra a los pies de las millonarias
empresas depredadoras.
Es tal el peso del recuerdo de Javier que vemos lágrimas de cocodrilo de
los sirvientes del imperio que por órdenes de éste gritan en defensa de Capriles.
Recordando a Javier, reforcemos y enlacemos las luchas populares contra el sistema
capitalista neoliberal que arrastra hacia la extinción de la humanidad.

32 Texto publicado en la editorial de Lucha Indígena, año 7, N° 82, junio de 2013, p. 2.

206
TERCERA PARTE

REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN


LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA
TRANSFORMACIÓN PROFUNDA
DEL PERÚ

RODRIGO MONTOYA ROJAS


TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Foto: David Salas

208
El amplio relato de Hugo Blanco sobre su vida, su historia política en los
últimos 56 años (desde 1957) y una breve antología de sus textos publicados,
SXHGHQ VHU VX¿FLHQWHV SDUD LQWHQWDU HVFULELU XQ HQVD\R GH LQWHUSUHWDFLyQ GH OD
importancia de su contribución con el cambio de la realidad y el enriquecimiento
de la perspectiva política de la izquierda. Ofrezco en esta primera aproximación:
una mirada a la matriz colonial de la hacienda como uno de los ejes de la sociedad
peruana; el largo camino que va de Manuel Gonzáles Prada a Hugo Blanco (1888
a 1980); el capitalismo agrario en la periferia amazónica del Cusco; los sindicatos
y las reivindicaciones campesinas; un análisis de la consigna Tierra o muerte: de
Chaupimayo a los Andes del Cusco y de todo el país y las cinco reformas agrarias
en el país; una presentación de las ideas de Hugo Blanco sobre algunos de los temas
más importantes en el debate político de la izquierda; situar a la primera reforma
agraria campesina en Cusco (1957-1962) como un hito que separa las aguas, un antes
\GHVSXpV¿QDOPHQWHFRQFOX\RFRQXQDVOtQHDVVREUHODYLJHQFLD\PRGHUQLGDGGH
las ideas de Hugo Blanco.

209
UNO. MATRIZ COLONIAL DE LA HACIENDA

Para el primer segmento de este ensayo me parece pertinente presentar un valiosísimo


contrato entre el hacendado Benjamín La Torre, que en marzo de 1934 entregó en
arriendo una parte de su hacienda llamada Maranura (hoy un distrito de la provincia
de Quillabamba), situada en La Convención, a la señora Catalina Castro viuda de
&HQWHQRVHJXLGRGHODPRGL¿FDFLyQGHHVDHVFULWXUDGHDUUHQGDPLHQWRQXHYHDxRV
después, en abril de 1943. Estos documentos, que aparecen en un recuadro de esta
y dos páginas siguientes, fue encontrado y analizado por el historiador Eduardo
Fioravanti, en su libro Latifundio y sindicalismo agrario en el Perú (1974). El
FRQWUDWR \ VX PRGL¿FDFLyQ UHSURGXFHQ SDUWH GH OD PDWUL] FRORQLDO GH OD KDFLHQGD
peruana surgida en la segunda mitad del siglo XVI, ofrecen la novedad de mostrar
los primeros elementos del capitalismo agrario que surgieron desde fuera y desde
dentro de esa matriz, y también las primeras conquistas de los arrendatarios
burgueses-embrionarios que anunciaban ya su fuerza, veinte años antes de su victoria
sobre la vieja clase señorial con la reforma agraria decretada por la Federación de
Campesinos del Cusco (FDCC) y su principal líder, Hugo Blanco.

ESCRITURA DE ARRENDAMIENTO DE TERRENOS


HACIENDA MARANURA

Conste por la presente escritura que yo, Benjamín La Torre, propietario de


la hacienda Maranura, cedo en arrendamiento a Catalina Castro, viuda de
Centeno, una fracción de los terrenos de mi propiedad bajo las condiciones
siguientes:
1ª. El arriendo se llama Canischaca y está situado en la sección del mismo
nombre, siendo sus linderos aproximados: Norte, con el arriendo de
Cardeñoso; Este, camino real; Oeste, río Vilcanota; y Sur, arriendo de
Inocencio Garcés; dentro de los que se consideran arrendados y de su
dominio los que pueda cultivar y aprovechar prácticamente, sin acaparar
con egoísmo vecindades eriazas que son libre disposición del propietario
señor doctor La Torre. Los bosques pertenecen exclusivamente a la
hacienda, aparte de la leña y maderaje de construcción que pueda ser
indispensable al servicio de su hogar.
2ª. Declara expresamente que no reconoce ni abona el propietario mejora
de ninguna clase. Fenecido o anulado este contrato, todas las mejoras
TXHGDUiQHQEHQH¿FLRGHODSURSLHGDG
3ª. El término del arrendamiento es de cinco años forzosos y cuatro
voluntarios.
4ª. Pagará el arrendamiento de dieciocho soles anuales en efectivo y cuatro
soles ochenta centavos en trabajo personal, en fracciones de un sol veinte

211
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

centavos cada trimestre, quedando obligado a trabajar en la hacienda per-


cibiendo el jornal de cuarenta centavos durante un mes cada tres meses.
5ª. Proporcionará palladoras de coca por su respectivo diario, cuando la
cosecha lo requiera o los trabajos demanden ocupación para las mujeres.
6ª. No consumirá de preferencia artículos producidos por otras haciendas,
especialmente aguardiente y azúcar y al hacerlo incurrirá en multa igual
al doble del valor del artículo introducido para el consumo.
7ª. Puede establecerse todo comercio lícito y degollar ganado para vender
la carne en la hacienda, sujetándose al reglamento especial.
8ª. No podrá vender sus mejoras, ni subarrendar tierras sin previa anuencia
del propietario.
9ª. Al expender sus productos dará preferencia a la hacienda.
10ª. No podrá ocupar la gente de la hacienda en los trabajos de su arriendo y
en caso de hacerlo, proporcionará en la inmediata semana doble número
de jornadas por igual tiempo.
11ª. El café producido en el arriendo es especialmente monopolio de la
hacienda, que abonará los precios de plaza.
12ª. Si el lugar es apropiado, le es obligatorio el cultivo de árboles de
goma, cacao, canela; intercalándolos entre sus cultivos con semilla
que proporcionará el hacendado y con derecho a usufructuar de los
productos en una tercera parte mientras esté en vigencia esta escritura.
13ª. Queda prohibido de cobrar yerbajes a los arrieros que transiten con
carga de la hacienda a los que les prestará toda facilidad; pudiendo
KDFHUORFRQORVGHPiVEDMRWDULIDTXH¿MDUiHOSDWUyQ
14ª. Le es permitido cultivar solamente unas cuantas plantas de caña de
azúcar para el consumo familiar, en estado de chica o al natural.
3UHVWDUiVXFRQFXUVRDFWLYRSDUDFRQMXUDUFXDQWRVLJQL¿TXHDFFLGHQWHR
que se relacione con los derechos legales de la hacienda, propendiendo
a su adelanto y cuidado de evitar daños y perjuicios a las cementeras
tanto de la hacienda, en la parte con la que colinda, como de sus vecinos.
16ª. Las diferencias que pudieran suscitarse se solucionarán por medio
de árbitros, teniendo entendido que la falta de cumplimiento de
cualesquiera cláusula de esta escritura, la da por cancelada de hecho.
17ª. Por dos semanas en el año me obligo a concurrir al trabajo de la
hacienda con todos mis allegados, percibiendo el salario de cincuenta
centavos por persona.
18ª. Yo arrendire me obligo a no aceptar ganado ni bestias de gente extraña
a la hacienda, ni en los pastales, ni en el arriendo.
19ª. Al hacer mis roces daré aviso anticipado a la hacienda y cuidaré que el
fuego no se extienda a los bosques ni pastales, haciéndome responsable
de los perjuicios que pudiera ocasionar.
Declaro solemne y públicamente que leídas y bien entendidas las
estipulaciones comprendidas en las cláusulas de ésta escritura por voluntad
SURSLD \ OLEUHPHQWH ODV DFHSWR HQ WRGDV VXV SDUWHV \ D VX ¿HO \ VHYHUR
cumplimiento declaro afectos en legal forma ejecutiva todos mis bienes,
UHQXQFLDQGRIXHUR\OR¿UPRGHODQWHGHWHVWLJRVHQODKDFLHQGD0DUDQXUDD
24 de marzo de 1934.
6LJXHQODV¿UPDVGHODGPLQLVWUDGRUGHODKDFLHQGD\GHODFRQWUDWDQWH

212
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

MODIFICACIÓN DE LA ESCRITURA DE ARRENDAMIENTO


HACIENDA MARANURA

0RGL¿FDFLRQHV TXH VH KDFHQ HQ OD (VFULWXUD GH $UUHQGDPLHQWR GH OD
hacienda de acuerdo con los arrendires, solucionando sus reclamos:
1º. La cláusula segunda, en su primera parte queda en vigencia y la
segunda «Fenecido o anulado este contrato todas las mejoras quedarán
HQEHQH¿FLRGHODSURSLHGDGªTXHGDDQXODGD\VLQYDORU
ž /DFOiXVXODWHUFHUDTXHGDPRGL¿FDGDFRPRVLJXH
El tiempo del arrendamiento es de cinco años renovables con iguales
condiciones, según el comportamiento del arrendire.
ž /DV FOiXVXODV FXDUWD TXLQWD \ GHFLPRVpSWLPD VH PRGL¿FDQ HQ HVWH
sentido:
La condición de trabajo en general, es de doce días mensuales por un
jornal de 50 centavos que reciben como socorro y de asistir a la maquipura
de trabajo durante seis días semestrales, por el socorro de 70 centavos,
igualmente que sus vivientes condicionistas.
Asimismo, proporcionará palladoras de coca u otro trabajo adecuado
para las mujeres diez días cada mes por el socorro de 20 centavos y
maquipura seis días semestrales junto con sus vivientes condicionistas, por
el socorro de 40 centavos.
Quedan obligados los arrendires de hacer que cumplan sus allegados
cuatro días de trabajo al trimestre, por el jornal de 10 centavos, como igual
número de palla a igual tiempo, por el jornal de 40 centavos.
6H¿UPyHOSUHVHQWHDUUHJORSRUFXDGUXSOLFDGRHQODKDFLHQGD0DUDQXUD
el 3 de abril de 1943.
Fuente: Eduardo Fioravanti, Latifundio y sindicalismo agrario en el
Perú, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1976: 82-85.

Foto: Eulogio Nishiyama

213
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Uno de los frutos mayores de la conquista española fue la matriz de la hacienda


colonial peruana, que surgió de la convergencia de algunos hechos fundamentales,
entre los cuales es pertinente mencionar:
1. La apropiación de toda la tierra americana por los reyes de España y Portugal
(acuerdo de Tordesillas, 1494). Gracias a la espada y la cruz, el rey de España
se declaró dueño de toda la tierra existente en su reino de América y otorgó
«mercedes de tierras» a los conquistadores-encomenderos, como un modo de
UHVDUFLUORV SRU HO ©VDFUL¿FLRª GH KDEHU YHQFLGR D ORV LQFDV \ D ORV OODPDGRV
LQGLRVLQ¿HOHV/D,JOHVLDFDWyOLFDIXHODSULPHUDJUDQEHQH¿FLDULDGHHVHIDYRU
del rey, seguida por los conquistadores.33 Por ese hecho brutal de conquista,
HQWHUDPHQWH MXVWL¿FDGR SRU OD ,JOHVLD FDWyOLFD ORV KDELWDQWHV RULJLQDULRV GH
América perdieron su derecho a la tierra. Como un aparente acto de caridad
y compasión, los reyes reservaron unas tierras del común para los llamados
«indios» con el propósito de asegurar su reproducción como mano de obra en
EHQH¿FLRGHORVDPRVHVSDxROHV
2. La aparición de los señores (españoles) y los esclavos y siervos, llamados indios.
Los conquistadores quisieron reproducir el feudalismo español, convirtiendo
en objetos o propiedades a hombres y mujeres que sobrevivieron al colapso
GHPRJUi¿FRHQWUH\OODPiQGROHV©PLVLQGLRVª©WXVLQGLRVª©PLV
cholos», «tus cholos». Hacienda runa —hombre que pertenece a la hacienda—
y sayaq runa —hombre quieto— fueron las palabras en quechua para designar
esa nueva condición de «indio», del hombre que no tenía derecho a salir de la
hacienda sin el permiso del patrón.
3. La formación de un mercado y su correspondiente principio de búsqueda de
ganancia y acumulación de riqueza en medio de una sociedad inca en proceso
de descomposición, que en su período de esplendor no conoció el mercado, el
dinero y la moneda, y que fue organizada según los principios de reciprocidad
y redistribución a partir de un intercambio de bienes y servicios entre el Estado
y los ayllus y entre las personas situadas en los diversos pisos de la verticalidad
ecológica de su espacio. Con el hallazgo de la fabulosa mina de plata de Potosí,
y las primeras monedas de plata, los españoles pudieron organizar un mercado
a escala mundial por primera vez en la historia.
 (OFRODSVRGHPRJUi¿FRSURGXFLGRSRUODVHQIHUPHGDGHVYHQLGDVGH(VSDxDIXH
un factor decisivo para la imposición del nuevo orden colonial en la medida en
que la sociedad inca perdió el 95% de su población entre 1520 y 1620, pasando
de nueve o doce millones de habitantes a solo seiscientos mil (David Noble
Cook 1981).
5. La llegada desde Europa de plantas como el trigo, la cebada, las habas, la caña
de azúcar el ganado vacuno, equino y los cerdos, produjo cambios importantes

33 Sobre este punto ver el libro Estructural agraria y vida rural en una región andina de
Luis Miguel Glave y María Isabel Remy (1983), de Pablo Macera Mapa colonial de haci-
endas cusqueñas (1968) y el trabajo de Mario Vásquez Cambios socioeconómicos en una
hacienda andina del Perú (1962).

214
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

en el uso del espacio agrícola-pecuario y en la dieta alimenticia, que hasta 1532


dependía principalmente de las papas, el maíz, variedades diversas de frejoles y
tubérculos y de animales como las llamas, alpacas, huanacos y vicuñas.
 /D LPSRVLFLyQ GHO UDFLVPR HXURSHR TXH VLUYLy FRPR MXVWL¿FDFLyQ \ FDXFLyQ
de la dominación en todas las esferas de la vida social. Las nociones de raza
superior e inferior y el profundo desprecio por el mestizaje biológico fueron
aceptados, interiorizados y, parcialmente, cuestionados por los descendientes de
la sociedad inca.
7. La religión católica se impuso por la fuerza, a través de una política de estado
de extirpación de idolatrías y por la persuasión, sirviéndose de la música y los
harawis para que Cristo sustituya a los Apus en los espacios religiosos y rituales.
Cruces (calvarios), capillas, iglesias, catedrales fueron clavadas y construidas
ahí donde la sociedad inca tenía sus huacas mayores y menores. Los sencillos
retablos o cajones de San Marcos fueron usados para llevar la Iglesia a lugares
apartados a donde no podían llegar los curas, del mismo que del melodio europeo
derivó un pampa piano fácil de transportar en los viajes de los curas por aldeas
distantes. Los nombres de santos y santas fueron impuestos como patrones y
patronas de iglesias y capillas en haciendas, comunidades indígenas (con tierras
del común), pueblos y ciudades.
Como consecuencia de este complejo proceso de desestructuración del Estado
y la sociedad inca y del montaje de un nuevo imperio colonial, las relaciones entre
VHxRUHV H LQGLRV IXHURQ YLYLGDV \ VHQWLGDV D SDUWLU GH XQD H[WUDRUGLQDULD ¿FFLyQ
colonial: los españoles y sus descendientes fueron encomendados por la Corona de
(VSDxDSDUDVDOYDUODVDOPDVGHORVLQ¿HOHVLQGLRVFRQVLGHUDUVHFRPRVXVSDGUHV\
de tratarlos como si los habitantes de América hubieran sido sus hijos. El Esquema
1žGHODSiJLQDVLJXLHQWHJUD¿FDHVWHSDWUyQGHODFRORQLDOLGDGGHOSRGHU\HO
juego de hipocresías de ambos lados para no aceptar las palabras con las que unos
nombran a los otros, para tener un doble lenguaje si es que se estaba cara a cara o
OHMRV\SDUDGH¿QLUVHDVtPLVPRVFRQFDWHJRUtDVSURSLDV\GLVWLQWDV
Cuando Hugo Blanco Galdós se convirtió en allegado de un arrendire de la
hacienda Chaupimayo de Alfredo Romainville en La Convención, la matriz colonial
de la hacienda estaba vigente en las tierras altas y en los valles interandinos,
los señores de horca y cuchillo como Romainville eran dueños y señores del
departamento y de las provincias. Lo mismo ocurría en Apurímac. En una visita
a Chalhuanca y Abancay, en 1971, un profesor de primaria, cantor del grupo
musical Los Naranjos, me dijo: «Apurímac es una hacienda con prefecto», frase
que describe maravillosamente el peso de los hacendados herederos de esa matriz
colonial. El hacendado era un señor de extraordinario poder en todas las esferas de
la vida social. Su derecho de «pernada» para pasar la primera noche con la joven
india antes de ir con su esposo es un claro ejemplo de ese perverso poder; esta
tradición fue aún más perversa si se toma en cuenta que ese supuesto derecho lo
tenían también muchos curas.

215
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

216
DOS. EL LARGO CAMINO DE 1888 A 1980.
DE MANUEL GONZÁLEZ PRADA A HUGO BLANCO

En la guerra con Chile, la clase política peruana se dividió para seguir a los
caudillos Andrés Avelino Cáceres y Miguel Iglesias: en favor del Perú, el primero;
objetivamente en apoyo a Chile, el segundo. Se trataba de una división vergonzosa e
indignante. De un lado, los llamados «indios» de Ayacucho y el centro del país como
improvisados pero valientes soldados de las montoneras y guerrillas de Cáceres,
defendieron la patria que hasta entonces los había oprimido y excluido; de otro,
ORV WHUUDWHQLHQWHV FRVWHxRV \ RWURV JUDQGHV FRPHUFLDQWHV SUH¿ULHURQ SDFWDU FRQ HO
enemigo para defender sus propios intereses. Indignado frente a estos lamentables
hechos, don Manuel Gonzáles Prada se preguntó: ¿qué es el Perú?, ¿quiénes son
SHUXDQRV"\¢TXLpQHVQR"5HVSRQGLyD¿UPDQGRTXHORVLQGLRVVRQORVYHUGDGHURV
peruanos:

Hablo, señores, de la libertad para todos, i principalmente para los más


desvalidos. No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos y
H[WUDQMHURVTXHKDELWDQODIDMDGHODWLHUUDVLWXDGDHQWUHHO3DFt¿FRLORVDQGHVOD
nación está formada por las muchedumbres de indios diseminados en la banda
oriental de la cordillera. Trescientos años ha que el indio rastrea en las capas
inferiores de la civilización, siendo un híbrido con los vicios del bárbaro y sin las
virtudes del europeo: enseñadle siquiera a leer i escribir, i veréis si en un cuarto
de siglo se levanta o no la dignidad de hombre. A vosotros, maestros de escuela,
toca galvanizar una raza que se adormece bajo la tiranía del juez de paz, del
gobernador i del cura, esa trinidad embrutecedora del indio. Cuando tengamos
pueblos sin espíritu de servidumbre, i militares i políticos a la altura del siglo,
recuperaremos Arica i Tacna, i entonces, i solo entonces marcharemos sobre
Iquique i Tarapacá, daremos el golpe decisivo, el primero i el último. Para ese
JUDQGtDTXHDO¿QOOHJDUiSRUTXHel porvenir nos debe una victoria, ¿HPRVVROR
en la luz de nuestro cerebro i en la fuerza de nuestros brazos. Pasaron los tiempos
en que únicamente el valor decidía de los combates, hoi la guerra es un problema,
la ciencia resuelve la ecuación. Abandonemos el romanticismo internacional
i la fe en los auxilios sobrehumanos: la Tierra escarnece a los vencidos, i el
Cielo no tiene rayos para el verdugo. En esta obra de reconstitución i venganza
no contemos con los hombres del pasado: los troncos añosos i carcomidos
SURGXMHURQ\DVXVÀRUHVGHDURPDGHOHWpUHRLVXVIUXWDVGHVDERUDPDUJR£4XH
YHQJDQiUEROHVQXHYRVDGDUÀRUHVQXHYDVLIUXWDVQXHYDV£/RVYLHMRVDODWXPED
los jóvenes a la obra! [González Prada 1960: 67-68, el énfasis es mío].

El célebre hacendado poeta y anarquista Manuel González Prada fue uno de los
primeros intelectuales en advertir la gravedad del problema étnico en el Perú:

217
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

En el Perú vemos una superposición étnica: excluyendo a los europeos y


al cortísimo número de blancos nacionales o criollos, la población se divide en
dos fracciones muy desiguales por la cantidad: los encastados o dominadores y
los indígenas dominados. Cien a doscientos mil individuos se han sobrepuesto a
tres millones. […] El negro parece que disminuye, el chino va desapareciendo,
el canaca no ha dejado huella, el japonés no da señales de prestarse a la
servidumbre; mas queda el indio, pues trescientos a cuatrocientos años de
crueldades no han logrado exterminarle. ¡El infame se encapricha en vivir!
[González Prada 1924: 320-322].

Nuestra forma de gobierno se reduce a una gran mentira, porque no merece


llamarse república democrática un estado en que dos o tres millones de
individuos viven fuera de la ley. Si en la costa se divisa un vislumbre de
garantías bajo un remedo de república, en el interior se palpa la violación de
todo derecho bajo un verdadero régimen feudal. [...] Hay regiones donde jueces
de paz y gobernadores pertenecen a la servidumbre de la hacienda [González
Prada 1924: 327-328, el énfasis es mío].

En la primera aproximación intelectual para tratar de encontrar una posible


explicación a la llamada «cuestión del indio», González Prada dio el primer paso al
sostener que «la cuestión del indio, más que pedagógica, es económica, es social»
(González Prada 1924: 337) y que su redención será obra de ellos mismos:

Al indio no se le predique humildad y resignación sino orgullo y rebeldía.


¿Qué ha ganado con trescientos o cuatrocientos años de conformidad y
paciencia? Mientras menos autoridades sufra, de mayores daños se liberta. Hay
un hecho revelador: reina mayor bienestar en las comarcas más distantes de las
grandes haciendas, se disfruta de más orden y tranquilidad en los pueblos menos
frecuentados por las autoridades. En resumen: el indio se redimirá merced a su
esfuerzo propio, no por la humanización de sus opresores. Todo blanco es, más
o menos, un Pizarro, un Valverde o un Areche [González Prada 1924: 308].

La mano brutal de Chile despedazó nuestra carne i machacó nuestros


huesos; pero los verdaderos vencedores, las armas del enemigo, fueron nuestra
ignorancia i nuestro espíritu de servidumbre. […] Con las muchedumbres libres
aunque indisciplinadas de la Revolución, Francia marchó a la victoria; con los
ejércitos de indios indisciplinados i sin libertad, el Perú irá siempre a la derrota.
Si del indio hicimos un siervo, ¿qué patria defenderá? Como el siervo de la
Edad Media, solo combatirá por el señor feudal [González Prada 1960: 64-65,
el énfasis es mío].

/RV WH[WRV FLWDGRV VRQ VX¿FLHQWHV SDUD VRVWHQHU TXH 0DQXHO *RQ]iOHV 3UDGD
es el precursor directo del indigenismo. Sus preguntas fueron y siguen siendo
esenciales para el Perú. El segundo paso en la denuncia de la profunda injusticia

218
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

reinante en el país fue dado por los indigenismos; el tercero correspondió a José
Carlos Mariátegui; el cuarto a la Confederación campesina del Perú (CCP); y el
quinto, que cierra una etapa de la historia peruana y abre otra, fue la reforma agraria
campesina en Chaupimayo y La Convención, dirigida por Hugo Blanco. Con razón
escribió Jorge Basadre: «Entre Prada y José Carlos Mariátegui hay una diferencia
radical. Prada encarna el pensamiento burgués en rebeldía, en crisis; y Mariátegui
la anunciación del escritor proletario. Prada fue un hombre de preguntas y de
problemas; Mariátegui, hombre de respuestas y soluciones» (Basadre 1931: 170).
El indigenismo literario, encabezado por Clorinda Matto de Turner y su novela
Aves sin nido (publicada en 1889 y anticipada a mitad del siglo XIX por Narciso
Aréstegui y su novela El padre Horán, con el subtítulo «Escenas de la vida del
Cusco», publicada en 1848), siguió el camino abierto por González Prada, lo mismo
que los llamados indigenistas, surgidos a partir de la Universidad San Antonio Abad
del Cusco, y el brillante movimiento autodidacta puneño.
Luis E. Valcárcel, con su libro Tempestad en los Andes (1927), tradujo, expuso
y compartió parte de las voces indígenas cusqueñas, que fueron oídas por primera
vez en Lima:

La tierra es nuestra, es el grito de combate; el blanco la usurpa y la


detenta quinientos años. La gleba indígena tiene ya un alarido uniforme desde
la altipampa de las cumbres hasta los bajíos y los valles cálidos. Ocho días
después del Consejo de la Purakilla, las indiadas han principiado su guerra de
reconquista.

Emplean diversa táctica: la violencia hasta el crimen horripilante, unas


veces, en determinada zona; la pasividad, otras. Allá fue necesaria la venganza
cruel; aquí basta con no cooperar.

«¡Qué vale la tierra sin nosotros!» se ha dicho el indio, y sarcásticamente


SDFL¿VWDVHFUX]DGHEUD]RV1DGDSXHGHDKRUDFRQWUDpOODIXVLOHUtDODPHWUDOOD
¿Están sublevados? Sí y no. Sí porque no obedecen al amo; no porque se están
tranquilos en sus chozas. El espíritu de Ghandi presidió el último consejo de los
indios ancianos [Valcárcel 2013: 76-77].

Con un mismo espíritu rebelde y miradas diferentes, Luis E. Valcárcel y José


Uriel García fueron los primeros en advertir la presencia de los nuevos indios: para
Valcárcel, nuevos eran los indios rebeldes de los ayllus que sentían suya la tierra que
trabajaban y que no aceptaban más su sujeción a los viejos señores de la tierra; para
García, nuevos eran los indios mestizos que aprendían castellano (García 2011).
Ambos fueron líderes de los dos movimientos indigenistas cusqueños Resurgimiento
y Kuntur, que en la tercera década del siglo XX fueron decisivos para cuestionar el
poder de los hacendados gamonales, a partir del gran impulso intelectual y político
que el académico norteamericano Alberto Gisecke le dio a la Universidad San
Antonio Abad y su célebre Revista Universitaria del Cusco.

219
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

En su Escuela Fiscal 881 de Puno, el maestro José Antonio Encinas abrió el


camino para que una generación de estudiantes se interesase por los problemas
andinos, mostrase su respeto por los pueblos indígenas y su crítica a los terratenientes
gamonales. Algunos de los nombres más importantes son los hermanos Arturo y
Alejandro Peralta, Ezequiel Urviola —el mestizo hijo de pequeños hacendados
asumió la identidad de un indio y fue visto por Mariátegui como «el primer indio
socialista del país»—, Emilio Romero y Federico More, destacado periodista
SXQHxRDXWRUGHOSDQÀHWRLima contra Chile, Perú y Bolivia.
El grupo Orkopata, liderado por Gamaliel Churata,34 pseudónimo de Arturo
Peralta, surgió en 1925 y editó el famoso Boletín Titikaka. La obra mayor del
indigenismo puneño es el libro El pez de oro de Gamaliel Churata, que recoge sin
duda toda su experiencia de indio converso en los años del grupo Orkopata. Acusado
de comunista, marchó al exilio y vivió en Bolivia, de donde volvió en 1967, para
morir dos años después en Lima. El pez de oro ganó el Premio Nacional de Literatura
en Bolivia en 1957, que no le fue concedido, pues no se nacionalizó boliviano.
Para Churata, Europa no inventó América, la borró:

Y nosotros tenemos al Inca y no le vemos… todo lo que está detrás del


último Inca es nebulosidad y prehistoria. ¿Qué pasa? Pasa lo que está a la
vista: un continente sin historia… Treinta o más ‘republiquetas’ simiescas que
desembocan en toda la historia, pero en una historia que no es nuestra historia.
Y la única naturaleza verdaderamente histórica que ha producido la América,
la del imperio Incaiko, no pertenece a la historia a la cual nosotros, criollos y
mestizos, sí pertenecemos... España no inventó América, la ha borrado; y el
borrador somos nosotros: criollos y mestizos [1987: 86-88].

Churata rechazó el progreso que niega la patria:

¡Los siervos, no! Decididamente, no. Estatuirse el servicio militar


obligatorio prestado en un ejército regular e imponer religión con repudio de
cualquier otro espíritu cultural… todo esto no hace sino negar la patria en
nombre del progreso… los ejércitos permanentes y las religiones únicas no
WLHQHQRWUD¿QDOLGDGTXHHVFODYL]DUDODVFROHFWLYLGDGHVHQEHQH¿FLRGHTXLHQHV
la explotan [1987: 365-366].

Una idea esencial para Churata es que América no ha resuelto su problema


de ser:

<DQRVHSXHGHQLVHGHEHFRQVLGHUDUD$PpULFDSUREOHPDSROtWLFRJHRJUi¿FR
o comercial, solamente. El suyo, antes de todo, es un problema de SER [1987: 35,
las mayúsculas son del autor].

34 Ver también su libro Resurrección de los muertos (2010).

220
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

Hildebrando Castro Pozo, con su libro Nuestra comunidad indígena (1924) y su


GHIHQVDGHORVLQGLRVDWUDYpVGHOLQGLJHQLVPRSROtWLFRR¿FLDOHQWLHPSRVGH/HJXtD
es un autor capital en la defensa de la comunidad campesina y en la denuncia del
gamonalismo.
Paralelamente a la variada denuncia indigenista, que acabo de presentar en
un apretadísimo resumen, una importante corriente de cuestionamiento de la gran
propiedad terrateniente fue gestándose lentamente en la segunda mitad del siglo XIX
con movimientos y campesinos de alcance regional en Cusco, Puno y Ancash35.
José Carlos Mariátegui tuvo la virtud de sentar las bases de lo que sería la
presencia política de la izquierda con dos tesis centrales, más allá de la prédica
radical de Manuel González Prada: situar el problema indígena a partir de la desigual
distribución de la tierra y proponer la liquidación del orden servil-feudal como tarea
política urgente:

El nuevo planteamiento consiste en buscar el problema indígena en el


problema de la tierra […]. El problema agrario se presenta ante todo como el
problema de la liquidación de la feudalidad en el Perú. Esta liquidación debía
haber sido realizada ya por el régimen demo burgués formalmente establecido
por la revolución de la Independencia. Pero en el Perú no hemos tenido en
cien años de república una verdadera clase burguesa, una clase capitalista
[Mariátegui 1968: 37, 43].

La burguesía peruana hizo todo lo necesario para no ver el problema de fondo


de la sociedad peruana porque compartía el poder con los caciques de la tierra en
la costa y en los Andes. Solo permitió que en el gobierno de Manuel Prado, entre
1956 y 1962, se formase una comisión para examinar el tema de una posible reforma
agraria, que no dio ningún otro paso más.
La prédica indigenista, las ideas socialistas de Mariátegui, las denuncias contra
el gamonalismo en la revista Amauta, la rebeldía del sur andino contra el centralismo
limeño se sumó a las luchas campesinas antiterratenientes espontáneas y dispersas.
En Cusco, el levantamiento de Tocroyoq (Espinar, 1921) y el de Langui y Layo
estaban aún frescos en la memoria campesina e indígena cuando en la década de
1940-1950 el Partido Comunista dirigió la formación de los primeros sindicatos
campesinos. En ese contexto surgió la Confederación Campesina del Perú. El Partido
Comunista era entonces un partido que acaba de apoyar al gobierno de Manuel

35 Sobre la rebelión de Tocroyoc en 1921, ver los textos de Jean Piel (1967, 1975, 1976 y
1983), sobre otros movimientos campesinos de Cusco y Puno, ver de Ricardo Valder-
rama y Carmen Escalante, Levantamiento de los indígenas de Aquira y Quiñota (1981),
de Augusto Ramos Zambrano, Movimientos campesinos de Azángaro, Puno (1985), La
rebelión de Huancané (1984), Orlove, 1977; Christine Hunefeldt de Wlliam Stein, El
levantamiento de Atusparia, 1988; también la revista Campesino, animada y dirigida en
particular por Manuel Valladares en sus números de los años 1969 y 1974. Sobre la par-
ticipación de los campesinos en la guerra con chile, el texto de Nelson Manrique (1978).

221
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Prado, considerado como un aliado de la Unión Soviética en su confrontación con


el nacional socialismo de Hitler: por eso no cuestionaba el orden existente y se
limitaba a organizar sindicatos.
Desde los bordes de las haciendas andinas, del sindicalismo reformista del PC y
de las propuestas clásicas del trotskismo surgió una reforma agraria campesina en
Chaupimayo y La Convención, propuesta y dirigida por Hugo Blanco, que tuvo la
extraordinaria virtud de ser el primer paso para acabar con el orden servil-latifundista
(gamonal), y también, el primer paso en el largo proceso de democratización de la
VRFLHGDGSHUXDQDTXHHQVHD¿UPDOHQWDSHURVHJXUDPHQWH

Foto: David Salas

222
TRES. ESTRUCTURA AGRARIA EN LA PERIFERIA CAPITALISTA DE LA
CONVENCIÓN EN TIEMPOS DE LA CONSIGNA «TIERRA O MUERTE» (1957-1963)

8QDJUDQQRYHGDGHQ&XVFRVHSURGXMRD¿QHVGHOVLJORXIX y, principalmente en
el XX. La importancia de numerosos productos en el mercado capitalista —como el
café, la caña de azúcar, el té y también el caucho para la industria del automóvil y
otros usos— abrió las puertas para que los hacendados andinos y nuevos aspirantes
a terratenientes tomen tierras en la alta y baja Amazonía sin ninguna propiedad legal
establecida, guiados por patrones de la hacienda colonial, en condiciones históricas
nuevas. En la periferia de las haciendas andinas fueron creados núcleos de producción
HPEULRQDULDPHQWH FDSLWDOLVWDV TXH UHVSRQGtDQ D XQ GHVDItR GHPRJUi¿FR D XQD
necesidad de producir para el mercado, y al pago en dinero —por primera vez— de
parte de la mano de obra requerida. Formar un fundo o una hacienda en medio de
los bosques de la Amazonía planteaba el desafío de disponer de una mano de obra
que no podía ser la clásica mano de obra colonial, cautiva indígena y monolingüe
quechua. El desafío fue mayor si se considera que los indígenas amazónicos-
históricos —habitantes de esos bosques— se negaron rotundamente a convertirse
HQVLHUYRVRHQVHPLDVDODULDGRV\SUH¿ULHURQKXLUPRQWHDGHQWURSDUDFRQWLQXDUFRQ
sus vidas de cazadores-recolectores y horticultores itinerantes. El contrato entre un
hacendado en posesión efectiva de una gran extensión de tierras en La Convención
y una arrendataria, citado al comienzo del primer capítulo de este ensayo, permite
mostrar la nueva estructura híbrida servil y capitalista, al mismo tiempo. El Sr.
Benjamín de la Torre no tenía interés o no estaba en condiciones de explotar todas
ODVWLHUUDVGHVXKDFLHQGD0DUDQXUD\SRUHVRSUH¿ULyDUUHQGDUSDUWHGHHVDVWLHUUDV
a la señora Catalina Castro viuda de Centeno, quién sí tenía interés y recursos para
hacerlas producir, vender en el mercado por lo menos parte de su producción, dadas
ODVGL¿FXOWDGHVGHFRPXQLFDFLyQGHORVDxRVWUHLQWD\FXDUHQWDGHOVLJORXX, pagar un
arrendamiento (merced conductiva o renta de la tierra) y obtener una ganancia.
En el lenguaje de la región, el arrendatario subarrendaba parte de las tierras a
personas que no tenían tierras y querían ser agricultores, a los que llamaron arrendires.
Estos, a su vez, entregaban lotes de tierras a campesinos llamados allegados con el
compromiso de trabajar tres días por semana en las tierras de la haciendas, y contaban
con la ayuda de maquipuras,36 peones asalariados temporales: de Pallas, recogedoras
y recogedores de cosechas; de Huata–faena, encargados de cumplir el compromiso
del trabajo en favor del hacendado; de «comisiones» o chasquis, encargados de llevar
mensajes en una región sin carreteras; de Minqa (minga), una variedad de ayuda

36 La palabra maquipura combina el quechua y el castellano literalmente quiere decir «pura


mano». Es la descripción cabal de la personas que solo tiene sus manos para trabajar unos
días a cambio de dinero sin tener nada que ver con la posesión de la tierra ni con parte
alguna de la cosecha. Es el obrero que solo es dueño de su fuerza de trabajo y de nada más.

223
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

mutua; y de encargados de cumplir con la tarea de la Arriería y «pongueaje» para


el cuidado y traslado de animales de la hacienda. Este es un apretado resumen de
XQDHQRUPHFRPSOHMLGDGGHIRUPDVGHWUDEDMRVHUYLOXVDGDVSDUD¿QHVSURGXFWLYRV\
comerciales de tipo mercantil y capitalista al mismo tiempo.
Para abrir nuevas chacras en medio del bosque era indispensable quemar
árboles (sistema de roza), construir caminos y casas, iniciar crianzas de animales
y comprar instrumentos de labranza. El rubro «mejoras», que cubre estas tareas,
estaba naturalmente a cargo de los arrendatarios y el reconocimiento de los gastos
en ellas era objeto de negociación entre los hacendados y sus arrendires.
Como lo muestra el Esquema Nº 2, en el período de la consigna «Cusco: tierra
R PXHUWHª   LQPHGLDWDPHQWH DQWHULRU D ODV UHIRUPDV DJUDULDV R¿FLDOHV
la matriz de la estructura de clases en el campo peruano reunía a los hacendados,
siervos y comuneros que surgieron en la segunda mitad del siglo XVI del período co-
lonial; a los grandes, medianos y pequeños burgueses, obreros asalariados y personal
WpFQLFRDGPLQLVWUDWLYRGHODSURGXFFLyQFDSLWDOLVWD\¿QDOPHQWHDORVSDUFHODULRVR
campesinos independientes. Solo los esclavos del período colonial habían desapare-
cido del campo y muchos de sus descendientes se mantuvieron como yanaconas en
las haciendas de los valles costeños; es decir, campesinos parcelarios que tenían la
posesión de algunas hectáreas con el compromiso de entregar una determinada canti-
dad de quintales de algodón de cada cosecha a los burgueses dueños de las haciendas.

224
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

En el Cuadro Nº 1 puede verse la Población Económicamente Activa (PEA) en el


campo, mostrada por el Censo Agropecuario de 1961, desagregada en función a las
relaciones sociales de producción. La proporción mayor, 41.77% corresponde a la
producción parcelaria que incluye a los comuneros y a los campesinos independientes
o no comuneros. La segunda, con el 31.37%, es la producción capitalista en grandes,
medianas y pequeñas unidades de producción. Con el 8.67%, la producción servil,
formada por terratenientes, siervos de hacienda y semisiervos o feudatarios, ocupa
el tercer lugar. El sector de horticultores, cazadores y recolectores indígenas
amazónicos, representaba solo el 1.28% del total.

El Cuadro Nº 2, «Participación en la producción de siervos, obreros agrícolas y


parcelarios», muestra cómo los burgueses eran dueños de la tierra, de los instrumentos
de trabajo y de los resultados de la producción, mientras los obreros eran dueños
únicamente de su fuerza de trabajo. Por su parte, los siervos de haciendas eran
dueños de su fuerza de trabajo y la compartían en una proporción más o menos
generalizada de tres días para la hacienda y cuatro pare ellos; eran dueños también
de sus instrumentos de trabajo y de la una parte de los resultados de la producción. Al
margen de los sistemas burgués y servil, los campesinos parcelarios —comuneros e
independientes— disponían de sus parcelas de tierra, de sus instrumentos de trabajo
y de los resultados de su producción.

225
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

En el Cuadro Nº 3, «Área poseída por los arrendatarios y allegados en los


latifundios mayores de 10.000 hectáreas», La Convención–Lares, que aparece en
la página 23, Eduardo Fioravanti ofrece una información de primera mano sobre el
área poseída por los arrendatarios y allegados en los latifundios mayores de 10.000
hectáreas en La Convención y Lares.

226
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

1XHYHODWLIXQGLRVWHQtDQPiVGHODPLWDGGHODVXSHU¿FLHDJUDULDGH/D&RQYHQFLyQ
y Lares, mientras 3.625 familias campesinas tenían solo 34.018 hectáreas. Tomando
en cuenta el área total de La Convención y Lares, el área explotada por los
propietarios era de 5.986.54 hectáreas, que representaba el 1.1%, el área explotada
por los arrendires y allegados era de 512.959.79 hectáreas, equivalentes al 7.2% y el
área «inculta», sin cultivar, de 512.959.79 hectáreas, correspondía al 91.7% de toda
ODVXSHU¿FLH )LRUDYDQWL 
En el Cuadro Nº 4, «Condiciones de trabajo y limitaciones en las primeras
haciendas sindicalizadas de La Convención», puede observarse algunos datos
claves para entender la situación híbrida de las haciendas de la Amazonía
cusqueña. Lo primero que debo señalar es la sorpresa que encierra la categoría
«hacienda sindicalizada» porque corresponde a los arrendires organizados y no
a los trabajadores asalariados. (Más tarde, en el cuarto capítulo de este ensayo,
volveré sobre la particularidad de los sindicatos en los Andes y la Amazonía de
Cusco). Viejos y nuevos terratenientes estaban todos de acuerdo en la prohibición
de hablar el castellano impuesta a los arrendires allegados y maquipuras. Se trataba
de una voluntad explícita de mantener esa condición colonial que facilitaba la
H[SORWDFLyQ GH ORV VLHUYRV \ HVFODYRV OODPDGRV ©LQGLRVª ¿MiQGRORV GHQWUR GH OD
hacienda e impidiendo todo contacto fuera de ella. Otra exigencia era la prohibición
de construir una casa de adobe, que equivalía a no permitir que los nuevos ocupantes
WUDWDUDQ GH ¿MDUVH D OD WLHUUD \ KDFHU YDOHU HVH KHFKR FRQVXPDGR FRPR FRPR XQ

227
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

derecho. Estaban, igualmente, todos de acuerdo con la secular tradición de mantener


la jornada de trabajo de doce horas diarias, de sol a sol, como en la viejas mitas
mineras y de haciendas en la segunda mitad del siglo XVI. A diferencia de la hacienda
colonial clásica, en la mitad de las nuevas unidades de producción ya se había
ganado el derecho de comprar bienes de consumo y de vender la producción fuera
GHODKDFLHQGD$¿QHVGHOVLJOR XIX, el comercio al margen del hacendado estaba
plenamente prohibido.
El Cuadro Nº 5, «Condiciones de trabajo, días de condición anuales y forma
de remuneración (promedios)», ofrece una aproximación sobre 280 días por año
ODVGLYHUVDVFDWHJRUtDVGHDUUHQGLUHVHQEHQH¿FLRGHOKDFHQGDGR/DSULPHUD\PiV
importante corresponde al arrendire, seguido por la palla, una mujer que trabaja
en la cosecha, un maquipura, peón asalariado, el un wata faena que era el trabajo
en la faena anual, el chasqui, era la persona que llevaba un mensaje o encargo, un
Mincca, equivalía a una jornada de trabajo en un tarea muy parecida a la faena
anual. La remuneración indicada entre cincuenta centavos y un sol tiene un carácter
VLPEyOLFR GH SDUWH GH ORV KDFHQGDGRV VLJQL¿FDED DGPLWLU XQ FRPSURPLVR GH
ofrecer dinero, como signo de los nuevos tiempos; por parte de los arrendires y la
cadena de encargados de cumplir las condiciones acordadas, era el comienzo de
una reivindicación de carácter capitalista cuya importancia sería cada vez mayor en
función al grado de monetarización de la economía agropecuaria.

Además del trabajo de Fioravanti, ya citado, una fuente muy importante


para entender el problema agrario entre 1960 y 1970 es el libro del mayor Víctor
Villanueva, Hugo Blanco y la rebelión campesina (1967). Con rigor y seriedad en
el trato del tema y sus fuentes, Villanueva ofrece una primera aproximación sobre
las corrientes y tensiones políticas dentro de las organizaciones de la izquierda
peruana de entonces como consecuencia de la importancia política de la rebelión

228
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

campesina. Ver también los textos de Aníbal Quijano, su artículo Los movimientos
campesinos en el Perú y sus líderes (1979), Giorgio Alberti (1976); Julio Alfaro y
7HUHVD2Up  7Hy¿OR$OWDPLUDQR  +pFWRU%pMDU  6LOYHVWUH
Condoruna (pseudónimo de Ricardo Letts, 1971); Wesley Craig (1958); Luis de la
Puente Uceda (1976); Flores Galindo y Burga (1980); Virginia Guzmán y Virginia
Vargas (1981); Eric Hobsbawm (1977, 1974, 1973, 1972, 1970); Manuel Llamoqa
(1972); Carlos Malpica (1970, 1968); Mauro Paredes (1970); Felipe Portocarrero
y Julio Cotler (1976); Wilson Reátegui (1977); Antonio Rengifo (1977a y 1977b),
José Tamayo Herrera (1981); Mario Vásquez (1962); Héctor Martínez (1962); y
Beatriz Montoya (1978).

229
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Foto: Eulogio Nishiyama

230
CUATRO. CAPITALISMO EN LA PERIFERIA AMAZÓNICA DE CUSCO

Para que las nuevas haciendas formadas en los bosques de la Amazonía cusqueña
creciesen y encontrasen mercados era indispensable crear una ciudad y construir una
carretera que uniese esa vasta y lejana región con Cusco, la metrópoli regional desde
tiempos incas. Cito un texto de Eduardo Fioravanti para mostrar la formación de la
ciudad de Quillabamba y el carácter capitalista de las nuevas haciendas o plantaciones:

La fundación de Quillabamba. El primer centro poblado independiente de las


haciendas se fundó en 1881. Don Martín Pío Concha cedió la tercera parte de su
pequeña hacienda Quillabamba para crear un pueblo libre. De esta manera surgió el
primer núcleo urbano. El Sr. Concha explico la cesión de tierras para la fundación
GHODFLXGDGFRQODVVLJXLHQWHVVLJQL¿FDWLYDVSDODEUDV+D\RWUDFLUFXQVWDQFLDTXH
ha motivado esta acción y es la de ayudar a una multitud de familias indigentes
y de comerciantes honorables..., quienes no cuentan con domicilio propio y son
vulnerables a su expulsión en cualquier momento por los hacendados.
(VWH DFWR GH ¿ODQWURStD GHO 6U &RQFKD VLJQL¿FDUtD D ODUJR SOD]R XQ
duro golpe al sistema de hacienda. La formación, al interior de un territorio
en manos de unas cuantas familias, de un pueblo regido por la legislación
nacional permitiría la entrada al valle de comerciantes y usureros que, a partir
de entonces, competirían con el hacendado en el control de la comercialización
de la producción. En Quillabamba se instalaron las primeras casas de comercio
y tiendas que permitirían al campesino salir de la dependencia exclusiva del
patrón y gastar su escasa moneda en las nuevas posibilidades que le ofrecía
OD FLXGDG >«@ /D IXQGDFLyQ GH 4XLOODEDPED VLJQL¿Fy HO FRPLHQ]R GH OD
«desmonopolización» ejercida por el gran propietario sobre la economía del
valle. Tendrían que pasar más de cincuenta años para que aparecieran otros
centros urbanos independientes de la hacienda [Fioravanti 1974: 60-61].

Las anteriores consideraciones presentan al arrendire como a un auténtico


empresario capitalista agrícola en potencia y al hacendado como a un aristócrata
rentista de la tierra que invierte la mayor parte de sus ganancias fuera de la hacienda.
El arrendire es el elemento motor de una agricultura capitalista en desarrollo,
mientras que el gran propietario actúa como freno para un desarrollo racional de ese
tipo de agricultura. Fioravanti caracteriza el modo de producción dominante en La
Convención como capitalista:

(QGH¿QLWLYDSRGHPRVFDUDFWHUL]DUDOPRGRGHSURGXFFLyQGRPLQDQWHHQ
La Convención-Lares antes del levantamiento campesino, como capitalista, por
las siguientes razones:

231
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

1. La transformación del campesino de un productor de autoconsumo, en su


comunidad de origen, en un productor agrícola comercial ha implicado
un importante desarrollo de las técnicas de producción. La economía de
plantación ha dominado en las parcelas de los arrendires desde la década de
1940.
2. La producción de mercancías para el mercado, la participación creciente en
una economía monetaria y la acumulación en el arriendo de una importante
renta diferencial han convertido al arrendire en un productor capitalista.
3. Al reinvertir sus ganancias en la explotación de sus parcela, el arrendire
capitaliza la agricultura.
4. El aumento de las redes de comunicación y la creación de centros urbanos
independientes de las haciendas han abierto las puertas a los grandes
PRQRSROLRVFRPHUFLDOHV(VWRKDVLJQL¿FDGRXQLPSRUWDQWHGHVDUUROORGHO
capital usurero y del capital mercantil, rasgos que fundamentan el desarrollo
del capitalismo agrario.
5. La descomposición del campesinado como resultado de la complejidad de
la diferenciación social del valle con la ruptura de los lazos de dependencia
en el trabajo del arrendire y la aparición del allegado, el suballegado y el
peón agrícola, ha implicado la explotación del trabajo asalariado en los
arriendos y una creciente proletarización del campesinado, lo que revela la
existencia de relaciones de producción capitalistas dominantes en las tierras
explotadas por los arrendires.

Foto: David Salas

232
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

Como resultado de las anteriores consideraciones, podemos ya establecer


que, por el desarrollo de las fuerzas productivas, por el carácter de la producción
y pese a la persistencia de ciertas relaciones de producción precapitalistas no
determinantes, la estructura agraria de La Convención–Lares era de naturaleza
capitalista antes de la revuelta campesina [Fioravanti 1974: 114].

El capitalismo agrario en la periferia amazónica del Cusco surgió gracias al


esfuerzo de pioneros emprendedores con una visión clara de ganar dinero por una
vía diferente y opuesta a los intereses de los terratenientes del modo servil colonial
de los Andes sin que ninguno respetase los derechos de los pueblos indígenas que
poblaron esa parte de la Amazonía peruana. Esa conquista de la Amazonía, como si
hubiese sido un espacio vacío, obligó a esos pueblos indígenas a refugiarse monte
adentro, como lo habían hecho en tiempos de los colonos españoles, y más lejos aún,
en tiempos de los Incas de Vilcabamba entre 1537 y 1572.37

37 Vilcabamba fue el refugio en la Amazonía cusqueña, de Manco Inca, el inca nombrado


por Pizarro, que declaró la guerra a los españoles. En 36 años (1536 y 1572) varios incas
trataron de reconquistar el reino perdido; Túpac Amaru, el último, fue apresado y asesi-
nado en la Plaza de Armas de Cusco.

233
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Foto: Eulogio Nishiyama

234
CINCO. SINDICALISMO, REIVINDICACIONES Y REFORMAS AGRARIAS

Sobre el fondo de esta estructura híbrida, predominantemente capitalista, de las


haciendas en la periferia de los Andes cusqueños, surgió un sindicalismo agrícola
que Hugo Blanco encontró en 1957 al volver de Argentina como un revolucionario
GH RULHQWDFLyQ WURWVNLVWD FRQ XQ ¿UPH FRPSURPLVR YLWDO KDVWD FRQYHUWLUVH HQ XQ
allegado de un arrendire de la hacienda Chaupimayo del patrón Alfredo Romainville.
No es difícil imaginar que luego del despojo masivo de tierras luego de una
conquista como la española, anidó entre las víctimas el deseo —primero consciente
HLQFRQVFLHQWHGHVSXpV²GHUHFXSHUDUODV3RUHOFRODSVRGHPRJUi¿FRTXHUHGXMROD
población inca a un 5 % entre 1520 y 1620, tuvo poco o nulo sentido plantear una
reivindicación como esa. La falta de mano de obra durante todo el régimen colonial
fue un problema demasiado serio; para resolverlo, los terratenientes apelaron a
los esclavos cazados en África y traídos por comerciantes europeos; y luego a la
importación de coolíes chinos y trabajadores japoneses, en la segunda mitad del
siglo XIX 6ROR FXDQGR OD UHFXSHUDFLyQ GHPRJUi¿FD HQ HO SDtV DVHJXUDGD HQ OD
primera mitad del siglo XX, la escasez de tierras de cultivo hizo que el deseo de
recuperar las tierras, que quedó en el inconsciente colectivo de quechuas y aimaras,
HPHUJLHUDDODVXSHU¿FLH

Imágenes de las tomas de tierras de Andahuaylas de 1974,


tomadas por Rodrigo Montoya Rojas.

235
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

236
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

En tiempos de la novela El padre Horán (Cusco, 1848) y Aves sin nido


(Lima, 1889), la osadía intelectual solo sirvió para cuestionar los abusos de los
terratenientes, jueces, gobernadores y curas, pero de ningún modo para poner en
duda la injusta distribución de la propiedad de la tierra, y menos, para exigir su
devolución con o sin pago. Ese cuestionamiento y la aparición de la reforma agraria
como una reivindicación fueron posibles luego de un largo camino recorrido por
las ideas de Manuel González Prada, enriquecidas por José Carlos Mariátegui y
la protesta indigenista. Más tarde, ya en 1946, el surgimiento de la Confederación
de Campesinos del Perú, la prédica del Partido Comunista y, en menor escala, del
APRA FUHDURQ ODV FRQGLFLRQHV SDUD TXH OD OXFKD FRQWUD ORV DEXVRV VH LQWHQVL¿FDUD
y apareciesen sindicatos campesinos, orientados por la perspectiva aparentemente
radical del Partido Comunista y por la propuesta reformista del «sindicalismo libre»
del APRA. Esas fueron las líneas entre 1946 y 1960.
Los indigenistas cusqueños en los grupos Resurgimiento y Kuntur (Valcárcel
1927, García 1930) fueron los primeros en elaborar un discurso antiterrateniente
y antigamonal. En su libro Tempestad en los Andes, Luis E. Valcárcel ofrece por
primera vez una etnografía de la vida diaria de los llamados indios en sus ayllus, y en
la sección Los nuevos indios de ese libro, aparece la frase «La tierra es nuestra. ¿Qué
vale la tierra sin nosotros?», que es muy importante como un antecedente de primer
orden de la consigna «Cusco: tierra o muerte», que surgió solo treinta años después.
Escribí en el prólogo a la edición en facsímil del libro Tempestad en los Andes:

[En La sección] Los nuevos indios, [Valcárcel] los presenta como indios
rebeldes, capaces de defenderse, de cuestionar el orden colonial de los hacendados
y sus aliados políticos y religiosos y de tomar decisiones propias y autónomas
SDUDD¿UPDUDOJXQRVGHVXVGHUHFKRV'HVGHVXSDUWLFXODUSHUVSHFWLYD/(9
observó la potencialidad política de los indígenas al aprender a leer y a escribir, y
DODGRSWDUDOJXQRVHOHPHQWRVGHODFXOWXUDRFFLGHQWDOHQVXSURSLREHQH¿FLR/D
metáfora del nuevo indio que monta a caballo para volverse gaucho o qorilazo,
chumbivilcano, lazo de oro) ilustra muy bien la percepción de lo nuevo que
empezaba a ocurrir. Desde otra perspectiva, José Uriel García, consideraba que
el nuevo indio era el mestizo: «El nuevo indio fuga del incario para apoderarse
del otro campo» (García 2011: 142). L.E.V. creía que el mestizo era alguien que
KDEtDSHUGLGRVXLGHQWL¿FDFLyQFRQORVD\OOXV\RSWDEDSRULQFRUSRUDUVHDOPXQGR
de los señores. La discrepancia entre ambos amigos y compañeros de ruta en
la rebelión intelectual del Sur andino no fue tan seria y profunda. Los gauchos
y chumbivilcanos a caballo, citados por Valcárcel son sin duda los «mestizos»
en la visión de José Uriel García38. En su libro Pueblos y paisajes sudperuanos,
38 En sus Memorias, Valcárcel mencionó varias veces a José Uriel García, contó que junto
con él y con Eduardo Guevara eran amigos «inseparables»: «Uriel García fue otro gran
indigenista de mi generación, batallador incansable, luchó y escribió mucho en defensa
del indígena peruano. Compartimos una misma preocupación por la arqueología y la his-
toria, no solamente como estudio erudito sino de profunda raigambre indigenista y parte
de la revaloración del indio» (Valcárcel 1981: 146). Ambos amigos tuvieron un distancia-

237
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

-RVp8ULHO*DUFtD  RIUHFLyXQDYLVLyQHWQRJUi¿FDGHO$OWLSODQRSHUXDQR\


una descripción literaria de su paisaje.
Me inclino a pensar que corresponde a L.E.V. el mérito de haber sido uno de
los primeros académicos en prestarle atención, valorar y difundir el contenido
de frase «La tierra es nuestra» «¿qué vale la tierra sin nosotros?». En numerosas
rebeliones campesinas en la segunda mitad del siglo XIX, el tema ya estaba
planteado pero sin partidos políticos, ni grupos organizados de intelectuales
rebeldes, ni estudiantes universitarios en busca de un horizonte político.
Las rebeliones de Atusparia (Ancash, 1885); Rumi Maqui (mano de piedra),
pseudónimo de Teodomiro Gutiérrez Cuevas, caudillo «supremo restaurador
del Tahuantinsuyo» (Samán, Azángaro, en 1913); y la de Huancané, en 1923-
1924, también en Puno, son los casos más conocidos y parcialmente estudiados
[Montoya 2013: XII-XIV].

Foto: Mikael Winstrom

miento cuando Valcárcel no apoyó la candidatura de García al Rectorado de la Universi-


dad San Antonio Abad de Cusco. Felizmente, ya en Lima se produjo una reconciliación
por mediación de ambas familias, particularmente del médico patólogo Uriel García, hijo.

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REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

Foto: Mikael Winstrom

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Foto: Mikael Winstrom

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Foto: Mikael Winstrom

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Foto: Mikael Winstrom

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Foto: Mikael Winstrom

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Cuando Hugo Blanco se convirtió en allegado de un arrendire en La Convención


y en líder de los sindicatos de arrendires, existían en Cusco unos cuarenta sindicatos
campesinos, formados por militantes y simpatizantes del Partido Comunista a
través de la Federación de Trabajadores del Cusco (FTC) y, en menor medida, por
militantes y simpatizantes del APRA. Eduardo Fioravanti ofrece un importante listado
de reivindicaciones propuestas por estos sindicatos:

Los primeros pliegos de reivindicaciones presentados por los arrendires del


valle ante la Inspección de Trabajo de la ciudad de Cusco, a partir de 1950,
contenían por orden de importancia, los siguientes puntos:
a. Derecho de venta libre de los productos a los comerciantes.
b. Reducción de la jornada de trabajo a ocho horas (máximo legal establecido
por la legislación laborar del país).
c. Reducción de los días de prestaciones de trabajo en la hacienda.
d. Derecho al pago de las mejoras agrícolas introducidas en el arriendo cuando
el colono es expulsado por el propietario.
e. El pago de todo trabajo en dinero efectivo.
f. Elevar el salario de 50 centavos a 1-3 soles por jornada.
g. Derecho a recibir visitas en las parcelas que ocupan los campesinos sin
tener previamente que prevenir al propietario.
h. Derecho a la educación. Permiso para construir una escuela.
i. Derecho a construir una casa en adobe [Fioravanti 1974: 148].

¿Qué fue lo nuevo aportado por Hugo Blanco? En la historia de las reformas
agrarias peruanas, corresponde a la Federación de Campesinos del Cusco (FDCC)
el mérito de haber sido la primera en plantear una reforma agraria concreta, en
organizar una Secretaría de Reforma Agraria como una novedad sindical. A Hugo
Blanco le corresponde, igualmente, el mérito de haber sido el primer responsable de
esa secretaría y el creador de la consigna «Cusco: tierra o muerte».
Disponemos del «Decreto de Reforma Agraria Campesina» dado por la
Secretaría de Reforma Agraria de la FDCC, en 1962, que salió desde Chaupimayo, y
fue repartido en volantes por toda la región. Cito aquí los cinco puntos del decreto:39

1. La Asamblea General de cada sindicato debe nombrar una «Comisión de


Reforma Agraria» surgida de su seno.
2. Los colonos (arrendires) y subcolonos (allegados) se convierten automáti-
camente en propietarios de las tierras que trabajan.
3. Las tierras no cultivadas se distribuyen en parcelas, comenzando funda-
mentalmente por los campesinos más pobres.
4. Las tierras en las cuales se han hecho plantaciones para el hacendado, quedan
en poder de éste si es que no ha tenido un comportamiento caracterizado

39 Apareció publicado en el libro Hugo Blanco y la rebelión campesina, del mayor Víctor
Villanueva (1967: 127-128…) y fue citado también por Fioravanti (1974: 298-299).

244
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

por atropello humano. De lo contrario, esos cultivos y si es posible la casa-


hacienda con las instalaciones que hayan pasado al poder del sindicato en
forma colectiva, se dedican a escuela, botiquín, canalizaciones, etc.
5. Las autoridades al servicio de los gamonales no podrán intervenir porque
los únicos que conocen bien la realidad agraria son los propios campesinos.

La conversión automática de los arrendires y allegados en propietarios de las


tierras que trabajan es la decisión política que marca un antes y un después en el
largo capítulo de las reivindicaciones campesinas en el país. «Cusco: tierra o muerte»
quería decir «tomamos la propiedad de la tierra que trabajamos, no aceptamos
que quien trabaje no sea dueño de la tierra y estamos dispuestos a dar la vida por
ese nuestro derecho». No hay mención alguna a un pago por la tierra, porque la
decisión de no pagar un centavo por ella era compartida por todos los sindicatos
de arrendires de Chaupimayo y La Convención. Mientras en Lima, una Comisión
Agraria del Congreso pensaba tímidamente en la necesidad de algunos cambios en
la distribución de la tierra y no se atrevía aún a hablar de reforma agraria, y menos
aún, sin pago alguno, los arrendires de La Convención se preparaban a ocupar las
tierras de los hacendados. Comparto una tesis sostenida por Eduardo Fioravanti:
aún si Hugo Blanco no hubiese aparecido en el escenario político cusqueño, los
arrendires habrían llegado a la misma conclusión que él.40
Los arrendires tenían una clara conciencia de la profunda diferencia que existía
entre los hacendados y desde el comienzo estuvieron dispuestos a no quedarse
con las mejoras hechas en las tierras de los patrones no abusivos, pero sí con las
WLHUUDV TXH HOORV WUDEDMDEDQ GLUHFWDPHQWH (O SXQWR TXLQWR GHO GHFUHWR VLJQL¿FDED
desconocer a las autoridades al servicio de los gamonales; es decir, prescindir del
VLVWHPD SROtWLFR R¿FLDO 3RU HVR FXDQGR ODV WRPDV GH WLHUUDV VH JHQHUDOL]DURQ HQ
Cusco, el local de la FDCC se convirtió en una especie de palacio alternativo de
MXVWLFLDSDUDUHVROYHUQRVRORORVFRQÀLFWRVVXUJLGRVSRUODVWLHUUDVHQGLVSXWDVLQR
LQFOXVRORVFRQÀLFWRVGHSDUHMDV41

Otras reformas agrarias


Luego de la primera reforma agraria de la FDCC en 1962, y ante el peligro de
generalización de las tomas de tierras, la Junta Militar de gobierno que tomó el
SRGHUGHOSDtVHQGHFUHWyODVHJXQGDUHIRUPDDJUDULDHVWDYH]R¿FLDOGHVGH
el Estado, con el explícito propósito de detener la ola de tomas de tierras en Cusco,
40 «Cuando Hugo Blanco se instaló como allegado en La Convención, existían ya dos de-
cenas de sindicatos que habían iniciado las campañas de reivindicaciones de mejores
condiciones de vida y trabajo e incluso habían recurrido a la huelga. Es posible que sin
el concurso de Blanco los sindicatos hubieran llegado a la ocupación de tierras y a la
expulsión de los grandes propietarios de la región, es posible que la masa campesina se
lanzara a apropiarse de la tierra desbordando a la dirección reformista del movimiento,
SHURHQUHDOLGDGIXHHOOtGHUWURWVNLVWDTXLHQODQ]yODFRQVLJQDGH³7LHUUDRPXHUWH´SRU
vez primera desde la hacienda Chaupimayo donde trabajaba» (Fioravanti 1974: 191-192).
41 Ver sobre este punto el libro Cusco, tierra y muerte, de Hugo Neira (1964).

245
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

y de propiciar una compraventa de tierras como una especie de método civilizado


de producir algunas reformas en el injusto sistema de distribución de la propiedad
de la tierra.
La tercera reforma agraria fue promulgada por el primer gobierno del arquitecto
Fernando Belaúnde Terry, en 1964, con un doble propósito: de un lado, acabar con
los gamonales serranos y, de otro, no tocar a los grandes propietarios burgueses de la
costa. El APRA no pudo evitar que muchos de sus simpatizantes terratenientes fueran
REOLJDGRV D YHQGHU VXV WLHUUDV SHUR Vt WXYR OD IXHU]D VX¿FLHQWH SDUD GHIHQGHU ORV
intereses de los llamados «barones del azúcar», sus aliados políticos de la llamada
«Convivencia».42
La cuarta reforma agraria fue decretada por el gobierno del general Velasco
Alvarado, en 1969, y duró hasta 1980, año en el que el arquitecto Fernando Belúnde
7HUU\ DO FRPLHQ]R GH VX VHJXQGR JRELHUQR   OD GHFODUy R¿FLDOPHQWH
terminada. Fue la más radical y dura de todas las reformas agrarias en América Latina
porque comenzó con la ocupación militar de todos los complejos agroindustriales
del país que no habían sido tocados por ninguna de las tres reformas agrarias

42 Para entonces el APRA ya había hecho un giro de 180 grados en su propuesta de naciona-
lización de toda la tierra que fue uno de los puntos centrales de su programa en 1931.
43 En Andahuaylas, los propietarios intentaron evitar la reforma agraria, pero las tomas de
tierras de 1974 los obligaron a abandonar las haciendas.

246
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

precedentes, porque tomó el autoavalúo del valor de la tierra declarado formalmente


por sus propietarios como el precio por pagar, lo que en términos prácticos fue visto
HQHVHPRPHQWRFRPRXQDFRQ¿VFDFLyQ'HHVHPRGRQLQJ~QJUDQSURSLHWDULRGHOD
costa y de los Andes pudo escapar de la reforma agraria.43 El Cuadro Nº 6, «Tierras
DGMXGLFDGDV\IDPLOLDVEHQH¿FLDULDVVHJ~QPRGDOLGDGGHDGMXGLFDFLyQDª
ofrece un resumen global de la transferencia de 9’395.531 hectáreas que pasaron de
las manos de sus propietarios herederos de las haciendas coloniales y de los grandes
complejos agroindustriales a 612 Cooperativas Agrarias de Producción (CAPS), a 58
Sociedades Agrícolas de Interés social (SAIS, empresa híbrida formada por exobreros
y por comunidades campesinas convertidos en socios), a 587 comunidades que
recuperaron parte o todas sus tierras apropiadas por los hacendados coloniales de los
$QGHV\DJUXSRVFDPSHVLQRV/DFLIUDGHIDPLOLDVEHQH¿FLDGDVFRUUHVSRQGH
aproximadamente a un millón y medio de personas. En el séptimo capítulo de este
ensayo, volveré sobre esta reforma agraria velasquista y su importancia para cambiar
el rostro del Perú.
La quinta reforma agraria corresponde a los cambios impuestos en parte del
campo andino por Sendero Luminoso, de modo informal, sin decreto alguno ni
LQVWDQFLD RUJDQL]DWLYD HVSHFLDOPHQWH FUHDGD SDUD HVH ¿Q$ELPDHO *X]PiQ \ ORV
otros dirigentes de Sendero Luminoso tuvieron un discurso antigamonal, antifeudal
y antiterrateniente, tomado de la historia política peruana, particularmente de la obra
de Mariátegui y de la historia china. Parece que no se dieron cuenta de lo ocurrido
en La Convención entre 1957 y 1963, y de que entre 1968 y 1980, año en el que
iniciaron su lucha armada, se había producido en el país una reforma agraria que
KDEtDPRGL¿FDGRHOFDPSRSHUXDQRGHPDQHUDVXVWDQWLYD$ELPDHO*X]PiQFRQRFtD
muy bien esta historia porque la hacienda de la familia La Torre Carrasco —a la que
pertenecía su esposa— fue expropiada por el gobierno de Velasco. Cuando iniciaron
sus acciones armadas, los grandes terratenientes habían sido echados del campo y
quedaban uno pocos que evitaron la afectación de sus tierras porque eran productiva y
GHPRJUi¿FDPHQWHSRFRRQDGDLPSRUWDQWHV44 o porque contaban con la complicidad
UHJLRQDO\ORFDOGHIXQFLRQDULRVSDULHQWHVRDPLJRVHQODVR¿FLQDVGHUHIRUPDDJUDULD
encargadas de decidir los casos y modalidades de expropiación y adjudicación de
tierras. Aquellos pequeños terratenientes sin haciendas ni fundos —pero con muchas
parcelas dispersas en diversos pisos ecológicos de provincias y distritos andinos—
HUDQ VX¿FLHQWHPHQWH FRQRFLGRV SRU ORV MyYHQHV HVWXGLDQWHV GH OD XQLYHUVLGDG GH
Ayacucho, convertidos en cuadros de dirección de las células que destituyeron a las
autoridades comunales, políticas (gobernador, teniente gobernador) y municipales
(alcalde y teniente alcalde). Convertidos en nuevos jefes locales, estos jóvenes
senderistas, de base o de núcleos de dirección local, dieron los nombres y apellidos
de los gamonales que no habían sido afectados por la Reforma Agraria y que eran
conocidos por sus abusos, así como los nombres de autoridades, maestros directores
de escuelas igualmente conocidos por su abusos o su participación directa en hechos

44 El caso de las tomas de tierras en Andahuaylas, en julio de 1974, examinado en la próxima


sección de este ensayo, ilustra lo que acabo de señalar.

247
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

de corrupción. Cuando una columna de Sendero Luminoso entraba a un distrito o a


una capital de provincia, tenía una lista de nombres de personas por «ajusticiar». En
PXFKRVFDVRVDQWHVGHHVHFDVWLJR¿QDOHQYLDEDQEUHYHVFDUWDVRQRWDVGLFLpQGROHV
que se vayan del lugar si querían salvar sus vidas y que no vuelvan. Desde la
orilla de los pequeños terratenientes o gamonales locales, los familiares, tanto en
Lima como en los Andes, eran los más interesados en que los hermanos, padres
o tíos, que seguían en la chacra de sus pueblos, dejasen todo y viniesen a Lima
o a las capitales regionales como Huancayo, Ayacucho, Huancavelica o Abancay.
1RWHQHPRVHVWDGtVWLFDVGLVSRQLEOHVSDUDPHGLUODVLJQL¿FDFLyQGHHVWHKHFKRVLQ
duda importante, pero es posible suponer que la mayoría optó por seguir el consejo
IDPLOLDU\XQDPLQRUtDVHPDQWXYR¿UPHHQVXGHFLVLyQGHTXHGDUVHHQVXVSXHEORV
y ese fue el último error que cometieron. Ubicadas las personas que buscaban, eran
sometidas a un juicio popular, y liquidadas con balas y piedras, un tiro de gracia
R XQD SHGUDGD PiV 3RU PL H[SHULHQFLD IDPLOLDU PLV REVHUYDFLRQHV HWQRJUi¿FDV
mis lecturas y mis conversaciones con numerosas personas, actores y testigos, el
fenómeno que acabo de describir es, en los hechos, una modalidad más de reforma
agraria, que sería la quinta en el país.
Con el decreto del gobierno de Belaúnde que en 1980 declaró concluida
la reforma agraria, se inició un proceso de algo llamable contra reforma agraria,
en el que los expropietarios afectados por la Reforma Agraria, particularmente
la velasquista de 1969, tratan de recuperar algo de lo que perdieron.45 Treinta y
cuatro años después de esa reforma, hay en Perú un gran negociado con los bonos
de reforma agraria que la mayoría de dueños no quiso cobrar y que un conjunto de
especuladores internacionales y nacionales compraron a precios muy bajos (10 o
15% de su valor) y que ahora pretenden cobrar con los intereses acumulados. Con
un fallo del Tribunal Constitucional, la puerta legal ha sido ya abierta para cobrar
esa deuda. Como se trata de una cantidad muy grande de dinero, el actual gobierno
trata de postergar el cumplimiento de ese compromiso.
Con el programa del Proyecto de Apoyo al Repoblamiento (PAR), el gobierno
GH)XMLPRUL¿QDQFLyHOUHJUHVRDVXVSXHEORVGHRULJHQGHSDUWHGHORVPLJUDQWHV
TXH KX\HURQ GH ORV IXHJRV VHQGHULVWDV \ R¿FLDO GH ODV )XHU]DV$UPDGDV 3RU HVD
vía han vuelto algunos pequeños terratenientes y, también, algunos senderistas para
reinsertarse en sus comunidades.46

45 Como herederos de los bienes de su difunta esposa, Abimael Guzmán tiene formalmente
derecho a una parte de la hacienda familiar expropiada, pero como está condenado a
cadena perpetua, el gobierno y el Poder Judicial cree que el dinero que corresponde a su
parte debe ser requisado para pagar la reparación civil que le corresponde.
46 «[En 1996] Tuve también la oportunidad de observar un ceremonia especial de despedida
de un contingente de 60 desplazados —colonos y asháninkas— que partían de Satipo
rumbo a Puerto Ocopa y luego a sus comunidades de origen. Unos 30 soldados y otros
tantos ronderos armados con escopetas partieron con ellos para protegerlos de las colum-
nas de Sendero Luminoso que están aún por el río Ene. Después, los dirigentes ashánincas
contaron que entre los que volvían reconocieron los rostros de antiguos colonos y hasta de
uno o dos senderistas de los años ochenta» (Montoya 1998: 35).

248
SEIS. TIERRA O MUERTE. DE CHAUPIMAYO A LOS ANDES DEL CUSCO,
DEL SUR Y CENTRO ANDINO

La primera reforma agraria en Chaupimayo y en La Convención produjo una gran


sorpresa: de boca a boca, la noticia subió a las tierras altas, y con gran rapidez la
secreta esperanza de arreglar cuentas con los hacendados parecía posible. Las pocas
emisoras de radio de entonces dieron cuenta de lo que ocurría, multiplicando el miedo
de los terratenientes, anunciando que los barbudos revolucionarios cubanos estaban
ya en Cusco, que Hugo Blanco era un guerrillero temible, con el evidente propósito
GHIRU]DUXQDUHVSXHVWDR¿FLDOTXHDFDEHFRQHVHSHOLJURSDUDODOODPDGDGHPRFUDFLD
del país. La prensa limeña fue una caja de resonancia de lo mismo, con una cuota
mayor de su propio miedo. Las llamadas «invasiones de tierras» se multiplicaron en
ODVSURYLQFLDV\GHSDUWDPHQWRVGHO6XUDQGLQR/DVSURPHVDVR¿FLDOHVDQXQFLDQGR
que habría una reforma agraria para resolver las injusticias fueron decisivas para que
los campesinos dejasen de dudar sobre la legalidad y tomasen el camino propuesto
por la consigna «Cusco: tierra o muerte». Los muertos no tardaron en aparecer y
multiplicarse, los de Chaupimayo fueron pocos. El diario Expreso, de Lima, envió a
Hugo Neira, uno de sus periodistas, para ver en directo lo que ocurría e informar lo
que viera y descubriera.47 Las llamadas «invasiones de tierras» ponían en peligro el
sagrado derecho de la propiedad. Rápidamente, la primera gran duda quedó resuelta:

Recuperar: volver a poseer. Fui a ver el caso de las invasiones en el Sur. Los
campesinos me contestaron: «¿Cuáles invasiones? Lo que hacemos es recuperar
la tierra de nuestros antepasados. No hay invasiones. Hay recuperaciones»
[Neira 1964: 93].

Reunidos en su libro Cusco. Tierra y muerte, los fragmentos de su reportaje


ofrecen una visión fresca, ágil de lo que la ciudad de Cusco y sus provincias cercanas
vivieron en enero y febrero de 1962. El local de la Federación de Campesinos del
Cusco (FDCC) se convirtió en la sede de un poder nuevo, que duró poco tiempo, pero
IXHVX¿FLHQWHSDUDTXHODVEDVHVGHODVRFLHGDGSHUXDQDVHUHPHFLHUDQFRPRVLVH

47 «[Camino a Cusco, en enero de 1962] En el avión devoré las opiniones de los parlamen-
tarios. ¿Quién era el culpable de la sangre derramada?, ¿quién era el agitador? El hambre
como decía Trelles o los comunistas como insistía la oposición. Todavía resonaba en
mis oídos la frase clara pero desesperanzada del ex Premier ‘¿qué quieren que haga, que
meta bale, que mate?’. Había dos puntos sin aclarar en los informes [de los parlamen-
tarios] confusos, contradictorios e incompletos. ¿Por qué habían tomado la ciudad de
Quillabamba los sindicatos del valle de La Convención? Y por qué había disparado Luna
Oblitas [el hacendado cusqueño] en Urcos, matando siete campesinos. En realidad, nadie
sabía lo que pasaba en el Cusco y por eso me enviaban» (Neira 1964: 10).

249
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

tratase de un gran movimiento de placas más profundas. Una multitud indígena y


campesina ocupaba prácticamente la ciudad y tomaba decisiones, en quechua, como
nunca antes había ocurrido. Recomiendo a las lectoras y lectores ver el pequeño
libro de Hugo Neira que acabo de citar. Se trata de un complemento para el relato en
primera persona de Hugo Blanco y para este ensayo mío de interpretación.
Cito a continuación, algunos fragmentos del reportaje de Hugo Neira para que
las lectoras y lectores de este libro cotejen el relato de Hugo Blanco y la imagen que
de él tenían en Cusco entre 1962-1963:

La sombra de Hugo Blanco. Combatido por la derecha, deformada su imagen


por un falso prestigio de guerrillero, silenciado si no saboteado por los grupos
del comunismo tradicional y burocrático, exaltado por el FIR, temido y odiado
por los yanaconas sin agremiación y por los hacendados, admirado por los
sindicalistas, la sombra de Hugo Blanco se extiende por todo el Sur.
(VWDHVODYHUVLyQGLUHFWDVLQIDOVL¿FDFLRQHVGHORTXHHVWHKRPEUHTXHKR\
HVWiSUHVRHQ$UHTXLSDVLJQL¿FDSDUDODPDVDFDPSHVLQD0HOLPLWRDWUDQVFULELUOD
respuestas que recibí y las veces que con su huella tropecé en mi reportaje al Sur.

Quillabamba: el odio o la devoción. Melancólicamente, un vecino de


Quillabamba, ajeno a toda preocupación que no fuese su tienda de ultramarinos
me decía: «Han hecho de Blanco un héroe a la fuerza. Primero los diarios,
diciendo que era guerrillero. Nunca vi tal cosa. Y luego la estúpida venganza de
la policía. Lo trajeron a pie desde Itma y entró, aquí en Quillabamba, como un
mártir, con los pies descalzos, sin ropa, herido y con aire de moribundo. Yo vi a
la gente llorar. Debieron traerlo sin tanto ruido. Y debieron pegarle un tiro en el
camino, ahí se acababa todo este asunto».
Por su parte, los campesinos no lo olvidan. El paro pidiendo su amnistía, fue
aquí más violento, porque su ejemplo está fresco y casi vivo. Enseñó a usar de la
organización de arrendires, dándoles una combatividad que aceleraba el cambio
de tenencia de la tierra, aun antes de toda ley de Reforma Agraria. El método de
Blanco era sencillo: los arrendires no trabajarían más para el hacendado. Era la
KXHOJDGHORVEUD]RV(OSDURGHORVFRORQRV(O¿QGHXQVLVWHPDGHWUDEDMR\
explotación. Luego de siglos de pasividad: el cambio de los tiempos.
Además, enseñó que los campesinos podían organizar, al margen de la
ayuda de un Estado que parecía haberlos olvidado, sus propias escuelas y postas
médicas. Para esto hizo obligatorias las cuotas de los sindicalizados. Esto le fue
UHSURFKDGRSRUXQDSUHQVDKRVWLO3HURHVGLItFLOVXSRQHU¿QHVSHUVRQDOHV\GH
mezquino robo en el estudiante de Agronomía que cambio su vida haciéndose
arrendire más en La Convención —un campesino sin privilegios— hasta llegar
a ser Secretario General de los Sindicatos de la región.
«A él le debemos todo», dicen los campesinos. En efecto, todo cambio en
La Convención y en el país, se ha acelerado debido al peligro que vieron en
que los campesinos no contarán con otra esperanza que la esperanza sindical y
revolucionaria de Blanco.

250
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

La devoción a Blanco es total, y nadie se atreve a ponerlo en tela de juicio.


0HUH¿HURDORVFDPSHVLQRVVLQGLFDOL]DGRV©(VQXHVWURMHIHªGLFHQ

Chaupimayo: barbas y disciplina militar. En los campesinos de La Convención,


hay un grupo diverso y con un prestigio de disciplina y valor, que llena de temor
a los no-agremiados y enorgullece a los sindicalizados de Chaupimayo. Muchos
de ellos, aún usan las barbas que, al modo cubano, popularizó Blanco. Son casi
un cuerpo militarizado. De enorme disciplina, asisten a todas las asambleas,
paro y huelga que cite la Federación.
Pero quizá esto no sea lo más importante de Chaupimayo. Luego de dejar
el ferrocarril, en Huadquiña, la última estación, se puede ascender a pie, para
entrar a Chaupimayo. No hay un pueblo, sino un conjunto de casas dispersas.
Este fue el escarpado lugar que Blanco eligió para su prédica, al principio
sindical, y luego, cuando perseguido, políticamente.
Hoy en Chaupimayo siguen funcionando, más lentamente y en menor
cantidad, las postas médicas y las escuelas que fundara Blanca, con la
cooperación sindical.
Para extirpar de raíz malos hábitos higiénicos, se cuenta que Blanco dio
órdenes dictatoriales, inapelables. A partir de ellas, los campesinos quedaron
prohibidos de dormir en el suelo y caminar sin zapatos. Ahora, en Chaupimayo
KD\FDWUHVGH¿HUURTXHKDQVXELGRKDVWDHVDDOWXUDSRUXQDFWRGHREHGLHQFLD
Y los de Chaupimayo aun usan zapatos, quizás los que les obligó a comprar
Blanco.
Y en cada casa campesina, hay una cama vacía. Es la que velaba y aún
HVSHUD HO SDVR GHO OtGHU FXDQGR UHFRUUtD OD UHJLyQ FRQ ¿QHV RUJDQL]DWLYRV R
cuando la atravesaba de noche, en medio de estrellas y fogatas, huyendo de la
persecución policial.

En los mítines: La tarde, en medio de la Plaza de Armas del Cusco, avanza


vestida de rojo, incendiaria. El mitin de los campesinos está decayendo. Se han
sucedido orador tras orador. La masa, disciplinada y de pie, escucha, aplaude,
ríe o bosteza.
Entonces avanza un estudiante, puede ser Valer o Fausto Cornejo. Toma el
micro y grita en quechua:

«Causachu, causachu, causachu».48 ¡Que viva, que viva, que viva! Vi repetirse
esto, a lo largo del Sur. Ningún otro hombre despierta un mayor fervor entre los

48 Es pertinente aquí una aclaración sobre la palabra causachu, que e n realidad corresponde
a causachun, que deriva del verbo quechua kawsay (vivir) y quiere decir «que viva». La
interjección de triunfo en castellano «que viva» fue traducida al quechua por los velas-
quistas con la palabra causachun, sin tomar en cuenta que el equivalente en quechua de
esa interjección es haylli. En los ayllus quechuas nunca se dice causachu, ni causachun,
sino simplemente haylli.

251
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

hombres de listados ponchos y eufónico quechua. La sombra de Hugo Blanco


me acompañó por toda esta entrevista al Sur.
No exagero: la unidad de este movimiento agrarista que no tiene límites,
como un inmenso mar, ni en la ideología ni en su comportamiento, que tanto
SXHGHWRUQDUVHSDFt¿FR\FRODERUDGRUFRPRSXHGDHVWDOODUHQVDQJUH\EDODV
tiene sin embargo, un nombre que une a los dispersos hombres del Ande y del
valle, de la hacienda y la comunidad: Hugo Blanco.
¿Qué es lo que ha pasado: alguna colosal consigna? Algo más profundo que
eso. Acostumbrados a que nadie hiciera algo por transformar su condición, han
visto que hay un hombre que ha padecido por ellos. Más que el incentivo de la
sindicalización, que Blanco halló robusta en el campo, se trata de un fenómeno
de lealtad. El campesino no olvida y espera. Las persecuciones, la anemia y
vejaciones sufridas por Blanco, lo han convertido, tal vez más que sus teorías
políticas, en un hombre que el Sur no olvida [Neira 1964: 105-108].

Paralelamente a las tomas de tierras en Cusco, en Cerro de Pasco, los comuneros


de Rancas se levantaron en 1961 contra la expansión de la hacienda de la empresa
minera Cerro de Pasco y sus cercos de alambre para separar y aislar las tierras
comunales (Kapsoli 1977: 130). En cinco novelas — principalmente Redoble por
Rancas, la primera de la serie —, el escritor Manuel Scorza volvió célebres las
luchas de Cerro de Pasco.49 Es evidente que no hubo conexión alguna entre las
luchas de La Convención y Cerro de Pasco, pero en ambos casos la opresión colonial
y su articulación con el capitalismo agrario fueron evidentes.
La fama de Hugo Blanco luego de su prisión, juicio, amenaza de pena de muerte,
condena a treinta y cinco años y sus primeros ocho años en cárceles de Cusco,
$UHTXLSD7DFQD \ (O )URQWyQ HO RIUHFLPLHQWR R¿FLDO GH XQD UHIRUPD DJUDULD \ OD
segunda reforma agraria decretada por la junta militar de gobierno en 1963, fueron
hechos decisivos para que la reivindicación de la reforma agraria se generalice en
los Andes y en buena parte de la Costa. Los veinte años de 1960 a 1980 fueron de
grandes transformaciones en el campo. Después de 1969, aparecieron dos variedades
nuevas de tomas de tierras. La primera corresponde a las de Andahuaylas (Apurímac,
 FRPRUHVSXHVWDDODOHQWLWXGGHOD2¿FLQD5HJLRQDOGH5HIRUPD$JUDULDTXH
cinco años después de promulgada la ley de 1969 no había expropiado ni adjudicado
ninguna hacienda. La segunda, en Anta (Cusco, 1978) y en Puno, fueron una respuesta
ante el fracaso del modelo cooperativo de las Sociedades Agrícolas de Interés de
Social (SAIS), impuesto por el gobierno de Velasco sin haber preguntado nunca a los
comuneros y a los obreros de las empresas ganaderas lo que les hubiera gustado hacer
una vez que las haciendas quedaran sin sus históricos dueños.
En enero de 1973, una gran manifestación con cuarenta mil campesinos-
indígenas organizados en la Federación provincial de Campesinos de Andahuaylas

49 Las cinco novelas de Scorza son: Redoble por Rancas (1971), Historia de Garabombo
el invisible (1972), El cantar de Agapito Robles (1974), El jinete insomne (1975) y La
tumba del relámpago (1978).

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REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

(FEPCA), reunida en la Plaza de Armas de la capital provincial, anunció la recuperación


inminente de todas las haciendas de la provincia. Efectivamente, el 15 y el 18 de
julio de 1974, fueron tomadas, en una acción simultánea, todas las haciendas de las
áreas de Cocharcas y de Ongoy, debidamente preparada. Hubo en ese caso, como
luego en las tomas de Anta y las SAIS de Puno, la convergencia de una masa de
campesinos que sabía lo que quería, dos federaciones locales y una confederación
nacional de campesinos y una organización política de la izquierda (Vanguardia
Revolucionaria) con una célula de intelectuales e investigadores agrarios (Artemio
Zavala).
Para una aproximación detallada de lo ocurrido en Andahuaylas, disponemos
de dos libros importantes. El primero es de Lino Quintanilla, Andahuaylas: la lucha
por la tierra. Testimonio de un militante (1981). Como militante de Vanguardia
Revolucionaria, en la célula agraria Artemio Zavala, tuve directa participación en
el proceso de las tomas de tierras en la región de Cocharcas. Como amigo personal
de Lino Quintanilla y compañero de partido, conocí el proceso de evolución de su
pensamiento desde nuestro primer encuentro, en París, en 1968. Estuvo escondido
en mi casa en Lima un par de meses, en 1974, cuando luego de las Actas de Toxama
y Huancahuacho comenzó la persecución. Le propuse entonces que escribiera un
relato contando su rica experiencia en las tomas de tierras de Andahuaylas. Me dijo
que era una persona de acción y que no le gustaba escribir. Aceptó responder a mis
preguntas y en varias sesiones grabamos seis horas y media. Con mis alumnos de
Antropología de San Marcos y un reducido número de amigos de la CCP, transcribimos
las entrevistas. En dos nuevas visitas a Andahuaylas, grabé entrevistas con varios
campesinos para reforzar y ampliar lo dicho por Lino. Pude grabar y reproducir
también el debate producido en un Cabildo de la Comunidad de Tankayllo sobre el
futuro de la hacienda Huancahuacho, luego de la toma de tierras. Traduje los textos
escritos en quechua, edité los materiales y los entregué para que Lino los corrigiera.
Tardó en hacerlo porque, entre tanto, abandonó el partido Vanguardia Revolucionaria
por considerarlo como una organización muy reformista. Finalmente, prometió dar
cuenta de sus cambios de opinión en un texto adicional. No cumplió porque en 1979
murió en Tankayllo. Con el acuerdo de su viuda Maximina Barbarán y su hermano
Sócrates Quintanilla, entregué el manuscrito a mis amigos Mirko Lauer y Abelardo
Oquendo, de Mosca Azul Editores. El libro fue publicado con la versión bilingüe de
las canciones que se crearon durante las tomas de tierras, y con las Actas de Toxama
\ +XDQFKDFKXDFKR ¿UPDGDV SRU ORV GLULJHQWHV FDPSHVLQRV ORV UHSUHVHQWDQWHV
de la CCP y del gobierno. En sus visitas a la Universidad Católica de Lima y a la
casa del Grupo Cultural Yuyackhani, Lino contó también pasajes de su vida y su
participación en las tomas de tierras, que fueron recogidos en pequeños folletos
impresos. La pieza teatral Allpa Rayku («Por la tierra»), tercera de su producción
y primera de corte campesino, fue inspirada en la ocupación de las haciendas de
Andahuaylas. Los versos de las canciones de aquellas tomas fueron cantados en el
FDUQDYDO¿QGH¿HVWDGHODSLH]DWHDWUDOSRUQXHVWURVTXHULGRV\X\DV
El segundo libro es del antropólogo Rodrigo Sánchez Enríquez, Toma de tierras
y conciencia política campesina (1981), en el que ofrece un detallado estudio de las

253
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Foto: Eulogio Nishiyama

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REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

tomas de tierras, particularmente de la hacienda Toxama, en la región de Ongoy. Él


fue un testigo-actor de esas tomas.
Lino Quintanilla, ingeniero agrónomo egresado de la Universidad del Centro
(Huancayo), Julio César Mezzich, estudiante de Medicina de la Universidad Cayetano
Heredia, y el campesino Félix Loayza, fueron los dirigentes más importantes de esas
tomas. Mientras la FEPCA y la CCP ocupaban las haciendas andahuaylinas en una orilla
del río Pampas, en la orilla ayacuchana observaban críticamente otros campesinos
y militantes de Sendero Luminoso, cuyo interés no estaba centrado en recuperar las
tierras de las haciendas no tocadas por la reforma agraria, sino en el tomar el poder
(«Fuera del poder, todo es ilusión»).
Los campesinos comuneros del área de Cocharcas y siervos de la hacienda
Toxama reclamaron el derecho que tenían a recuperar sus tierras. Mientras
organizaban la FEPCA entre 1972 y 1973, veían la descapitalización de las haciendas.
El comunero Juan Mayta, de Tankayllo, mostró el inventario de lo que él y sus
compañeros encontraron en la hacienda Huanchahuacho el día que la recuperaron:

El equipo de inventario recogió todo lo que quedaba en la hacienda, uno


por uno, cuarto por cuarto, todo lo poco y miserable que el hacendado había
dejado, porque después que se dio la ley, él se llevó lo mejor, descapitalizando
la hacienda. El ganado que no valía no más había dejado. Inventariamos las
naranjas, las herramientas viejas, los muebles viejos. Eso encontramos.
Encontramos una hacienda mal trabajada, casi sin trabajar. En la huerta había
montes de huarangos y retamas y las naranjas se secaban sin riego, sin limpieza.
El equipo de trabajo hizo empezar el trabajo. Comenzamos a trabajar. Para
eso, el equipo de olla común hizo su tarea para que todos podamos comer. El
equipo de distracción empezó también su trabajo para que tuviéramos música
y distracción. Tranquilos empezamos a trabajar. La represión no llegó en esos
días [Quintanilla 1981: 66].

Lo mismo ocurrió en la ocupación de la hacienda Toxama:

Uno de los comisionados [enviados por el gobierno a la hacienda Toxama,


ocupada por los antiguos siervos] dijo: «No entendemos quechua, ¿hay alguien
que sepa hablar castellano?». Juan y Evaristo dijeron que sí y explicaron por
cerca de diez minutos lo que había estado sucediendo con la hacienda hasta
ese momento: el propietario anterior se había llevado el molino de grano,
la maquinaria, las herramientas, el grupo electrógeno y había destruido casi
completamente la casa-hacienda sin dejar nada para los campesinos; y, lo peor,
que el gobierno había permitido que todo eso sucediera. Ahora, los campesinos,
que querían explotar la hacienda, tenían que comenzar de la nada e incluso
había que reconstruir la casa porque estaba en ruinas. Además de todo esto, el
CEA que administraba provisionalmente la hacienda, negociaba con sus bienes:
ahora los campesinos tenían que comprar leña que antes obtenían gratuitamente.
Los campesinos, con la reforma agraria, tenían que pagar el precio de la tierra

255
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

\FRQHOORWUDEDMDUtDQVRORSDUDFXEULUODGHXGD$O¿QGHODFRQYHUVDFLyQORV
comisionados pudieron notar que el movimiento no era una acción violenta y
que los campesinos no estaban armados [Sánchez 1981: 150].

Lino Quintanilla menciona el objetivo central: «Por tierra, liberación nacional


y democracia popular» (Quintanilla 1981: 121). El componente tierra de esta
consigna recoge la reivindicación histórica de todas las luchas anteriores y se
distingue de «Cusco: tierra o muerte» por un hecho sencillo: la legitimidad de la
lucha por la tierra en 1974 era plena, luego de tres reformas agrarias terminadas y
una cuarta en marcha. Si el propio gobierno ofrecía la tierra, incluso a quienes no
la habían pedido —como era el caso de las cooperativas agrarias de producción en
los grandes complejos agro industriales—, apostar por lograr recuperar las tierras
de las haciendas aún no afectadas, pero con cercanos calendarios de ejecución,
no tenía pierde. Los componentes «liberación nacional» y «democracia popular»
SURYHQtDQGHXQDGHODVFDQWHUDVGHODL]TXLHUGD$¿UPDUHOVRFLDOLVPRHQDOJRDVt
como un «programa socialista» no tenía consenso, aunque, del lado del gobierno
militar, sus ideólogos estaban convencidos del carácter socialista, humanista,
antiimperialista y nacionalista de su revolución. El programa agrario de la FEPCA
sostuvo enfáticamente: «Abrazar decididamente el camino campesino y rechazar
el camino del Estado burgués» (Quintanilla 1981: 139) en el preciso sentido de una
dirección campesina del proceso y no de los funcionarios del gobierno militar.
El componente socialista apareció nítidamente en el espíritu con el que los
dirigentes, particularmente Lino Quintanilla, abordaron el tema de la socialización
de los recursos en función de toda la población campesina, sobre todo los ancianos y
niños. «Socializar el dulzor de las naranjas» fue una idea que nació en la ocupación
de la hacienda Huancahuacho, productora de frutales, particularmente de naranjas.
Estaba vivo en la memoria de ancianos, adultos, jóvenes y niños, la brutalidad de
los hacendados que para saber si los trabajadores habían comido o no las naranjas
de las huertas, les pasaban un trozo de algodón por los labios; si las hebras del
algodón quedaban pegadas a los restos de azúcar y miel de sus bocas, los castigaban
pagándoles solo la mitad del salario del día. Cito un pasaje de lo que un campesino
de base dijo en quechua en el cabildo de Tancayllo:

Nosotros, todos, como dicen nuestros compañeros aquí desde tiempos antiguos,
no alcanzamos a la justicia y aprendimos el dolor desde nuestros abuelos, a
nuestros padres y madres. Agarramos conciencia de todo eso y nos devolvimos
las tierras recuperando las haciendas. Nosotros, los que crecimos después
tomando conciencia, viendo el dolor, sintiendo el dolor de nuestros abuelos y
padres, hemos visto también como nos han engañado, compañeros, a nosotros
también. Cuando íbamos a trabajar nos pagaban con fruta, con menos precio
y por debajo del precio. Si agarrábamos una naranja, si íbamos a orinar, nos
estaban mirando. Aun habiendo naranjas que se podrían en el suelo, ahí en la
zona templada, no nos dejaban comerlas, no nos decían cómanlas, a pesar de
nuestra sed, de nuestro trabajo. No nos daban esas naranjas ni menos las otras,

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REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

las que estaba mejor, sin podrirse. Nos dimos cuenta de todo eso y por eso
hicieron las tomas según nuestros sentimientos, conforme a lo que nos hicieron
sufrir y conforme a nuestras necesidades esa es toda mi palabra, compañeros
[Quintanilla 1981: 51].

El componente organizativo de un partido político y de la Central Campesina


fue decisivo para que la FEPCA asumiese su responsabilidad con la seriedad debida:
un programa de acción discutido y aprobado, formación de Comités Democráticos
Campesinos, y Comandos de recuperación, inventario… seguridad, alimentación,
distracción.
Inmediatamente después de las tomas, respondió el gobierno con el fácil recurso
de la represión. El número de muertos fue de solo dos personas, los compañeros
Humberto Vargas y Moisés Arce Llaqtas, además de la persecución y detención de
varios de los dirigentes. Para evitar una confrontación mayor, las partes acordaron
UHXQLUVH\¿UPDURQODV$FWDVGH7R[DPD\+XDQFDKXDFKR
Los documentos tenían varios puntos, entre los cuales algunos favorecían a la
RUJDQL]DFLyQFDPSHVLQD\RWURVEHQH¿FLDEDQDODJHVWLyQR¿FLDO3RUXQODGRORV
funcionarios estatales concedieron lo siguiente:
- Los campesinos se mantendrán en el control de las haciendas ocupadas y no
serán sometidos a sanciones legales.
- El proceso de adjudicación de la tierra, administración y organización de
la producción en las nuevas empresas, incluyendo créditos y asistencia
técnica, quedaran a cargo de los campesinos organizados. Las decisiones de
todos esos aspectos serian hechas por estos últimos; la intervención de los
funcionarios estatales en dichas gestiones se reduciría al mínimo.
El gobierno tomaría para si la tarea de investigar e iniciar acciones legales
contra los hacendados y funcionarios estatales responsables de la descapitalización
de las haciendas (Sánchez 1981: 183).

Tierra y escuela. Abrir los ojos para despertar y aprender a leer y a escribir
En mis visitas a Andahuaylas, particularmente Tancayllo, Osccollo y Uripa, en mi
trabajo de campo en Puquio (1974-1975) y en los textos que leí entonces sobre el
movimiento campesino en La Convención, oí la autopercepción indígena condensada
en las palabras mana ñawiyuq, literalmente en quechua «sin ojos».50 Pensé mucho
en ese razonamiento y reuní los elementos necesarios para sugerir la existencia de
XQPLWRFRQWHPSRUiQHRGHODHVFXHODTXHDSDUHFHHQHO*Ui¿FR1žGHODSiJLQD
siguiente. En una versión resumida, el mito es el siguiente:

Porque somos quechuas, porque hablamos nuestra lengua y vivimos de acuerdo


a nuestras costumbres y no sabemos leer ni escribir, vivimos en el mundo de
la noche. No tenemos ojos y somos desvalidos como los ciegos. En cambio,

50 Expresión en castellano que sobre el mismo tema oí en mi visita a la isla de Pátzcuaro en


México (1974).

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

quienes saben leer y escribir viven en el mundo del día, tienen ojos. No tiene
sentido quedarse en el mundo de la noche porque debemos progresar para ser
como los que van a la escuela y tienen ojos. Yendo a la escuela abrimos los ojos,
despertamos [Montoya 1990: 94].

La idea de ir a la escuela para abrir los ojos está directamente emparentada con
la magia de la escritura, atribuida a los españoles por parte de los indígenas cuando
constataron que un simple papel escrito tenía ojos y oídos, para ver y oír, como
si fuera como nosotros. Garcilaso Inca de la Vega describió, en un pasaje de sus
Comentarios reales, el asombro por el poder de la escritura:

Porque los primeros melones que en la comarca de los Reyes se dieron causaron
un cuento gracioso, será bien lo pongamos aquí, donde se verá la simplicidad
que los indios en su antigüedad tenia; y es un vezino de aquella ciudad,
conquistador de los primeros, llamado Antonio Salar, hombre noble, tenía una
heredad en Pachacamac, cuatro leguas de los Reyes, con un capataz español
que miraba por su hacienda, el cual envío a su amo diez melones que llevaron
los indios a cuestas, según la costumbre dellos, con una carta. A la partida les
dixo el capataz: ‘No comáis ningún melón déstos, porque si lo coméis lo ha de
decir esta carta’. Ellos fueron su camino, y a media jornada se descargaron para
descansar. El uno dellos, movido de la golosina dixo al otro: ‘¿No sabríamos
a qué sabe esta fruta de la tierra de nuestro amo?’. El otro dixo: ‘No, porque
si comemos alguno lo dirá esta carta, que asi nos lo dixo el capataz’. Replicó
el primero: ‘Buen remedio; echemos la carta detrás de aquel paredón, y como
QRQRVYHDFRPHUQRSRGUiGH]LUQDGD¶(OFRPSDxHURVHVDWLV¿]RGHOFRQVHMR
y poniéndolo por obra, comieron el melón. Los indios, en aquellos principios,
como no sabían qué eran letras entendían que las cartas que los españoles se
escrivían unos a otros eran como mensajeros que dezían de palabra lo que el
español le mandava, y que eran como espías que también dezían lo que veían
por el camino; y por eso dixo el otro: ‘Echémosla trás el paredón para que no
nos vea comer’.
Queriendo los indios proseguir su camino, el que llevaba los cinco melones en su
carga dixo al otro: ‘No vamos acertados, conviene que emparejemos las cargas,
porque si vos lleváis cuatro y yo cinco, sospecharan que nos hemos comido
el que falta’. Dixo el compañero: ‘Muy bien dezis’. Y así, por encubrir un
delito hizieron otro mayor, que se comieron otro melón. Los ocho que llevaron
presentaron a su amo; el cual habiendo leído la carta dixo: «¿Qué son de dos
melones que faltan aquí?. Ellos a una respondieron: ‘Señor, no nos dieron más
de ocho’. Dixo Antonio Solar: ‘¿Por qué mentís vosotros, que esta carta dize
que os dieron diez y que os comísteis los dos?’. Los indios se hallaron perdidos
de ver que tan al descubierto les huviesse dicho su amo lo que ellos habían
hecho en secreto; y assí, confusos y convencidos, no supieron contradezir la
verdad. Salieron diziendo que con mucha razon llamaban dioses a los españoles
con el nombre de Viracocha, pues alcançaban tan grandes secretos.

258
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

2WUR FXHQWR VHPHMDQWH UH¿HUH *yPDUD TXH SDVy HQ OD LVOD GH &XED FXDQGR
ella se ganó. Y no es maravilla que una misma iñorancia passasse en diversas
partes y en diferentes naciones, porque la simplicidad de los indios del nuevo
mundo, en lo que ellos no alcançaron, toda fue una. Por cualquier ventaja por los
españoles hazían a los indios, como correr cavallos, domar novillos y romper la
tierra con ellos, hazer molinos y arcos de puente en los ríos grandes, tirar con
un arcabuz y matar con él al ciento y dozientos pasos, y otras cosas semejantes,
todas las atribuían a divinidad; y por ende les llamaban dioses, como lo causó la
carta [Garcilaso de la Vega 1943, tomo II: 276-277].

Guamán Poma de Ayala, cuatro siglos antes que los quechuas de los ayllus de
las provincias actuales de Lucanas y Sucre, escribió:

… e aci, colgado de uarios descursos, pasé muchos días indeterminando hasta


que uencido de mí y tantos años, comienzo deste rreino, acabo de tan antigo
deseo, que siempre buscar en la rudeza de me ingenio y ciegos ojos y poco
uer y poco sauer, y no ser letrado ni dotor, ni lecenciado ni latino, como el
primer deste rreino, con alguna ocasión con que seruir a vuestra Magestad,
me determiné a escriuir la historia y desendencia y los famosos echos de los
primeros rreyes y señores y capitanes nuestros aguelos y des principales y vida
de indios y sus generaciones y desendencia desde el primer yndio llamado Uari
[Guamán Poma de Ayala 1980: 6].

Guamán Poma no fue a la escuela, aprendió parte de la magia del castellano


acompañando a un cura y para expresarse mejor usó palabras en quechua, en
D\PDUD\GLEXMy6HGH¿QLyFRPRXQDSHUVRQDGHciegos ojos, poco ver y saber,
pero aprendió a leer y a escribir. Con esa magia pudo escribir su maravillosa carta
al rey de España para decirle lo que sus cronistas no dijeron y aconsejarle que haga
un buen gobierno convirtiendo en verdaderos cristianos a los españoles y ordenando
que españoles e «indios» vivan sus vidas por separado.
/R HVFULWR SRU *DUFLODVR \ *XDPiQ 3RPD HV VX¿FLHQWH SDUD VXSRQHU TXH HQ
el inconsciente colectivo de los pueblos quechuas y aymaras anidaba el deseo de
aprender a leer y escribir. Frente a ese deseo, el poder colonial reservó la posibilidad
de aprender a leer y a escribir a un grupo reducido de españoles, y a algunos jóvenes
hijos de la aristocracia inca como un privilegio para servirse de ellos como bisagras
del poder colonial y los ayllus de base. Sus herederos, hacendados y gamonales,
estuvieron convencidos de mantener a los llamados indios en el mundo de la
noche. Se opusieron rotundamente a que sus siervos fueran a la escuela, guiaron su
comportamiento con el refrán-sentencia «indio leído, indio perdido», que en otra
versión expresa lo mismo: «indio educado, demonio encarnado».

259
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Inmediatamente después de mi participación en las tomas de tierras de


Andahuaylas y habiendo terminado mi trabajo de campo en Puquio sobre la
articulación del capitalismo con los pueblos indígenas, leí la bibliografía disponible
sobre las luchas en el campo peruano para examinar la relación entre estas luchas,
el desarrollo del capitalismo y las reformas agrias. De modo paralelo, seguí con
atención el día a día del campo peruano, con especial atención a lo que ocurría
en las cooperativas agrarias de producción y las SAIS. El Cuadro Nº 7, «Luchas
campesinas, relaciones de producción, gremios y reivindicaciones en el Perú (1900-
1986)», elaborado en 1976 luego de una primera versión en 1974, ofrece una
visión de conjunto de 83 reivindicaciones, agrupadas en quince ítems, reclamadas
por el Comité Pro Derecho Indígena Tanwantinsuyo, la Federación Nacional de
Campesinos del Perú (FENCAP), creada por el APRA, la CCP y la CNA, dentro de las tres
grandes relaciones sociales de producción: serviles, parcelarias y capitalistas.

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REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

El rubro «Educación» aparece con seis reivindicaciones precisas. La más


importante, «Creación y construcción de escuelas» (la 61), fue reclamada por
siervos de hacienda, comuneros y obreros, y fueron defendidas con mayor vigor por
el Comité Pro Derecho Indígena Tawantinsuyo, en tiempos de Leguía (1919-1930)
y por todos los gremios campesinos del país. Ninguna otra reivindicación tuvo esa
envergadura, ni siquiera la tierra, porque antes de 1969 los obreros agrícolas y sus
gremios no la pidieron. No debo dejar de señalar que la reivindicación 60 indica el
deseo expreso de conseguir garantías para construir una escuela debido a la furiosa
oposición de los hacendados.

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TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

AQUI VA EL DESPLEGLABLE

262
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

AQUI VA EL DESPLEGLABLE

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SIETE. IDEAS POLÍTICAS EN DEBATE

Como lo señalé en la introducción general de este libro, luego de hacerle una gran
cantidad de preguntas sobre su vida y su trayectoria política, me hubiera gustado
tener con Hugo Blanco una larga conversación y un debate con el propósito de
poner en relieve la importancia de sus ideas políticas en los últimos sesenta años, y
la plena actualidad de sus propuestas en defensa de la vida, del agua, de la especie
humana y del planeta. Hugo Blanco es un hombre de acción, de primera línea en los
combates, no tiene ni quiere tener una aproximación académica sobre la realidad, en
el sentido preciso de un examen y un debate de ideas; tiene muchas, algunas de gran
importancia y originalidad, pero se siente como un pez en el agua en la marcha política
del momento. No es un líder de un partido ni un caudillo que calcula sus pasos para
tener una cuota mayor del poder convencional de los tiempos modernos, ganar votos,
FXLGDUVXLPDJHQRUHFXUULUDDVHVRUHVGHLPDJHQSDUDHQFRQWUDUVXSHU¿OIRWRJpQLFR
más conveniente. Su acción y liderazgo, decisivos para alcanzar el ideal «Cusco:
tierra o muerte», extendida a todos los Andes y a la costa, en más o menos veinte años
(1962-1982), fue un primer gran momento en el proceso de tardía democratización de
la vida política peruana. Hugo Blanco no se limitó a vivir de sus recuerdos. Mantuvo
VX¿UPHGHFLVLyQGHVHUXQPLOLWDQWHDFWLYRGHODSROtWLFDGHL]TXLHUGDHQHOSDtVFRQ
una presencia constante en la primera línea de las luchas populares.
En este capítulo presentaré algunas de sus ideas políticas más importantes, que
se desprenden de sus actos y del relato de su vida en la primera parte de este libro, sin
necesidad de volver a citar sus frases. En su relato de vida, así como en la segunda
parte (textos escogidos) y la totalidad de sus textos, están contenidas todas las tesis
políticas que incluyo en esta sección, con la clara advertencia de que se trata de una
primera aproximación y que en el listado que ofrezco no están todas sus ideas.

Que las bases dirijan. Mandar obedeciendo


Que las bases dirijan es el principio que se desprende de modo transparente de
la práctica sindical y política de Hugo Blanco desde que en 1961 se convirtió en
allegado en la hacienda Chaupimayo de Alfredo Romaiville y dirigente sindical en
la Confederación campesina del Cusco. Mandar obedeciendo es una de las grandes
propuestas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), planteadas en la
toma de San Cristóbal de las Casas, México, 1994. Los dos enunciados corresponden
a un mismo principio derivado de las prácticas políticas de las comunidades
campesinas en los Andes del Cusco y de las comunidades indígenas en las tierras
altas de Chiapas y en la Selva Lacandona, parte maya de la actual república mexicana.
Los dirigentes —periódicamente elegidos para un período corto, «por conciencia» y
no por remuneración alguna— reciben un encargo de sus comunidades y hacen lo
necesario para que ese encargo se cumpla. En la lógica occidental moderna de la

265
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

teoría y práctica del poder hay una contradicción evidente entre mandar y obedecer
porque quien manda no obedece y quien obedece no manda. Por eso, en los partidos
de derecha y de izquierda son necesarios e indispensables los jefes, del mismo modo
que en las fuerzas armadas y en la Iglesia católica.
Cuando Hugo Blanco cuenta de su encuentro con Luis de la Puente Uceda, en
octubre de 1962, aparece la diferencia entre el futuro guerrillero jefe y el dirigente de
base que se limita a cumplir con el encargo dado por su sindicato. El partido aparece
muy lejos, porque es casi inexistente.
El fondo común de una misma historia en la lucha de La Convención y en las
comunidades indígenas políticamente organizadas, explica la inmediata sintonía de
Hugo Blanco con el movimiento zapatista.

Tierra, reivindicación central, encargo de las bases


Desde la brutal y total expropiación de la tierra americana por parte de los reyes de
España y Portugal, quedó en el inconsciente colectivo de los pueblos originarios el
deseo clandestino y subterráneo de recuperar algún día la tierra como un sagrado
bien perdido. Luego de cuatro siglos, fue posible desenterrar ese deseo, sacarlo
de la clandestinidad y convertirlo en una consigna movilizadora extraordinaria:
«Cusco: tierra o muerte». Hugo Blanco entendió que ese era el deseo profundo de los
campesinos, que darían sus vidas por realizarlo. Se dio cuenta también que el Partido
Comunista quería una cierta democratización del país, pero que no estaba dispuesto a
ir tan lejos y exigir la expropiación sin pago de los grandes hacendados. La alternativa
era muy simple: si los sindicatos obedecían a la dirección del Partido Comunista, no
lograrían recuperar sus tierras, aunque algunos podrían comprarla; si «ocupaban»,
«invadían» o «recuperaban» las tierras, los arrendires podrían convertirse en dueños.
La huelga de arrendires puso en evidencia la reforma agraria objetiva. Ya no tenía
sentido sostener una huelga de nueve meses, lo único que quedaba era decretar la
reforma agraria campesina. Allí se encuentra el secreto más profundo del éxito de los
arrendires de La Convención, de su ejemplo para el resto del país y del comienzo de
una transformación profunda de la sociedad peruana.

Tierra y libertad
Las cuestiones de la tierra y la libertad han ido —y van— juntas en una parte de la
historia de Europa y del mundo. En las sociedades de señores feudales y señores de
la tierra, la gran propiedad y el latifundio han sido bases de un poder político que
duró muchos siglos y que empezó a ser cuestionado por el ideal de justicia y libertad,
propio de la modernidad occidental. En Europa, correspondió a los burgueses resolver
el problema de la feudalidad, acabar con el poder de los reyes y señores de la tierra
y abrir las compuertas de libertad para siervos que se convirtieron en campesinos y
en pequeños burgueses. En América Latina, particularmente en Perú, no fue así. Una
alianza de clases entre los burgueses en general y la burguesía agraria en particular
con los señores de la tierra en los Andes y en la costa, formó un bloque político que
gobernó el país hasta 1969. Los criollos, herederos de los españoles, se apropiaron
del discurso de la libertad, convirtieron la ciudadanía en privilegio de los mayores

266
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

contribuyentes y de quienes sabían leer y escribir, y dejaron intacto el omnímodo


poder de los señores de la tierra.
Corresponde a los campesinos peruanos, en particular a los pioneros arrendires
de La Convención, el mérito de haber abierto el camino para el arreglo de cuentas
con los hacendados de horca y cuchillo y para que la libertad, la democracia, la vida
y los derechos políticos, humanos e indígenas se conviertan en valores políticos y en
ideales por alcanzar con la mayor urgencia.
La asociación entre tierra y libertad deriva de un hecho sencillo: los señores de la
tierra tenían territorios propios, con cárceles privadas, sus siervos eran considerados
sayaq runakuna («hombres quietos»), con derecho a salir de la hacienda y vender
sus productos fuera, solo a través del permiso del patrón. En este contexto, libertad
quería decir exactamente liberación de la prisión. El territorio de la hacienda no era
un espacio libre dentro de una república de ciudadanos; peor aún, los señores de la
hacienda ejercían su propia justicia y tenían el derecho de encarcelar a quienes, según
ellos, no cumplían con sus reglas. En consecuencia, el primer contenido del concepto
libertad es la liberación de una prisión. Una vez rotas esas cadenas, sería posible
pensar y organizarse para defender los derechos políticos, humanos, indígenas y del
derecho a la diferencia que numeroso grupos y colectivos reclaman.
Me parece pertinente citar aquí la historia de tierra y libertad en Cataluña (España)
de 1900 a 1939. Anarquistas y comunistas catalanes y españoles tenían dos puntos
de vista muy distintos sobre la ecuación tierra-libertad: sin un partido los primeros,
con un partido los segundos. Cuando las fuerzas republicanas ocuparon territorios
y echaron a los falangistas de Franco, los anarquistas creyeron que el momento
había llegado para hacer una reforma agraria y empezar a reorganizar la sociedad
GHVGHDEDMRSDVRDSDVRVLQHVSHUDUODYLFWRULD¿QDO3RU VX ODGRORVFRPXQLVWDV
estaban convencidos de que la revolución solo comenzaría después de la victoria
¿QDOHQFRQVHFXHQFLDVXWDUHDSULRULWDULDIXHIRUPDUXQHMpUFLWRUHJXODUREOLJDQGR
a los anarquistas a convertirse en soldados obedientes de los jefes del PC. Como los
anarquistas se negaron a aceptar las decisiones de los comunistas, estos persiguieron
y fusilaron a muchos de sus dirigentes y militantes de base.

Campesinos, sindicatos y partidos


Al recuperar la tierra, los sindicatos de arrendires trataron de dar dos pasos más
adelante: abrir escuelas para los niños y resolver algunos de los graves problemas
de salud de la población. Nada más. ¿Y la cuestión del poder? ¿Tomar el poder
en el país? ¿Resolver todos los problemas? ¿Construir el socialismo? Ninguna de
esas preocupaciones estaba en el imaginario campesino ni tenían por qué estar
presentes si se toma en cuenta las condiciones de opresión en que vivían dentro de
la hacienda-cárcel y la sociedad-cárcel. Sí eran cuestiones claves en los militantes
trotskistas y comunistas de todas partes, también en el APRA, aunque en Cusco fue
FDVLLQVLJQL¿FDQWH+XJR%ODQFRHUDHOPLOLWDQWHWURWVNLVWDFRQYHUWLGRHQFDPSHVLQR
elegido dirigente de sindicatos campesinos a pesar de la férrea oposición del Partido
Comunista, el líder querido y respetado. Ocupó una posición bisagra entre el mundo
campesino y la organización política internacional y nacional a la que pertenecía.

267
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

En los extremos, poco o nada en común tenían los arrendires de Chaupimayo con
ODRUJDQL]DFLyQWURWVNLVWDDUJHQWLQDGH1DKXHO0RUHQRTXHIXH¿OLDOGHXQDFHQWUDO
internacional en París. Con el tiempo, por su sensibilidad social, su gran respeto por
ORVFDPSHVLQRVSRUVXLGHQWL¿FDFLyQSURIXQGDFRQHOORV\HOODVDWUDYpVGHOTXHFKXD
y por vivir juntos una horizontalidad desde abajo, con las mayores privaciones,
+XJR %ODQFR RSWy SRU LGHQWL¿FDUVH FRQ VXV FRPSDxHURV GH ORV VLQGLFDWRV +XJR
Blanco estaba solo en el campo, haciendo su trabajo en condiciones sumamente
adversas, mientras sus camaradas del POR, el FIR y el SLATO discutían intensamente
con posiciones diferentes y opuestas sobre la revolución mundial, latinoamericana,
peruana y cusqueña.51 No tengo duda de que a Hugo Blanco le hubiera gustado que
inmediatamente después de la reforma agraria decretada por él en La Convención,
su partido, el FIR, creciese y se convirtiese en una fuerza política capaz de dirigir
la ansiada revolución y la lucha armada, siguiendo el ejemplo de la Revolución
Cubana. Nada de eso fu posible. Leyendo el relato de Hugo Blanco en este libro,
sus propios textos y la literatura sobre el tema, particularmente el libro de Víctor
Villanueva (1967), una conclusión es inevitable y prácticamente indiscutible: el
grupo que formó el FIR fue demasiado pequeño y no estuvo en condiciones de formar
un partido en serio y, menos aún, de contar con militantes formados y recursos
VX¿FLHQWHVSDUDDSR\DUHOWUDEDMRSROtWLFRGH+XJR%ODQFRHQWUHORVPRQWHVGH/D
Convención. Cuando cayó preso, el 29 de mayo de 1963, estaba solo, con hambre,
y tenía un viejo revolver. Su partido, distante y ausente, prácticamente no existía.

51 Este Secretariado Latinoamericano del Trotskismo Ortodoxo (SLATO) estaba opuesto a la


corriente llamada «pablista» del trotskismo. Para tratar de entender lo que era el «pab-
lismo», pedí una explicación a mi amigo Carlos Fernández Chacón. Cito, textualmente
VXUHVSXHVWDHQXQFRUUHRHOHFWUyQLFRD¿QHVGHVHWLHPEUHGH©(OSDEOLVPRYLHQH
de Michael Pablo. Fue un dirigente griego fundador de la IV [Internacional]; si no me
equivoco, tuvo a su cargo la internacional no sé si después del asesinato de Trotsky hasta
1960 o 1961. Junto con Ernest Mandel dirigieron la internacional. Tenían muchas expec-
tativas en los nuevos estados obreros que salieron de la segunda guerra mundial, cosa que
llevó a suavizar las cosas con el stalinismo y poner más peso del necesario en las luchas
nacionales de liberación. (Argelia por ejemplo). Opinaban centralmente que el camino
al socialismo era irreversible, por eso no había que luchar más contra el stalinismo, sino
PHWHUQRV HQ VXV RUJDQL]DFLRQHV SDUD LQÀXHQFLDUORV FRQ QXHVWUDV SRVLFLRQHV UHYROXFLR-
narias, decidieron hacer entrismo en todos los PC y en los partidos nacionalistas. Acá
en el Perú se le conocía como el POR-T (Posadistas) que eran unos locos impresionantes,
[decían] se viene la tercera guerra mundial, la misma que será nuclear, por lo tanto, los
revolucionarios tendrán que vivir en refugios y sótanos, señalaban a la vez que el gran
peligro eran los elementos contaminadores de las radiaciones y, como se ha probado en el
Japón, que fueron las cucarachas las que sobrevivieron a la bomba atómica, por lo tanto,
como conviviríamos con esos bichos en los sótanos, y había que empezar una campaña
para eliminar las cucarachas. Decían también en relación a los platillos voladores, que si
existían solo podrían ser de una sociedad comunista donde las fuerzas productivas y la
tecnología habían alcanzado tal grado de desarrollo que, por lo tanto, no había que temer
si se nos apareciera un platillo volador; todo lo contrario, habría que proponerles un frente
único. Ya te imaginas [los ataques y bromas] que recibíamos por esas barbaridades que
decían en nombre del trotskismo. Ojala te sirva mi querido amigo. Carlos».

268
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

6XLGHD\FRQYLFFLyQGHODQHFHVLGDGGHXQSDUWLGRUHYROXFLRQDULRVHPDQWXYR¿UPH
durante un buen tiempo y duró hasta la disolución de su Partido Revolucionario
de los Trabajadores (PRT), sobrevivió un poco más con su incorporación al Partido
8QL¿FDGR0DULDWHJXLVWDOLGHUDGRSRU-DYLHU'LH]&DQVHFRTXHORJUyXQLUDYDULRV
fragmentos de la izquierda, con una particularidad: no fue una organización trotskista.
En consecuencia, Hugo Blanco cerró un ciclo político de su vida, para pasar a otro.52
Poco tiempo después, estaba ya en condiciones de sostener la inutilidad de la noción
clásica del partido de vanguardia y de jefes y de volver con más fuerza y convicción
sobre la lección aprendida en las luchas campesinas del Cusco: que las bases dirijan
o mandar obedeciendo, en términos zapatistas.

Sindicato, brigadas de defensa armada, milicia, guerrilla


Inmediatamente después de la reforma agraria campesina decretada por la FDCC en
Chaupimayo y La Convención, fue quebrado el orden social, la propiedad de las
haciendas dejó de ser sagrada y los terratenientes respondieron con su violencia de
siempre. A los sindicatos les quedaba la única opción: defenderse. Eran pocos sus
recursos para hacerlo y nulas sus posibilidades de contar con un brazo armado capaz
de iniciar una ofensiva para seguir avanzando. Cuando el hacendado Angel Paullo,
dueño de la hacienda Cayara, disparó con el fusil de un policía e hirió en el brazo a
un niño, su padre Tiburcio Bolaños preguntó a quién debía quejarse por ese terrible
abuso. «A Hugo Blanco», le respondieron, porque tenía más autoridad que los jueces
y policías. Blanco aceptó el encargo y explicó que el único modo que los campesinos
tenían para defenderse era con algunas armas. No las tenían, y hubo que buscarlas
atacando un puesto policial. Así nació la Brigada Remigio Huamán, en honor del
campesino asesinado en Cusco. Los campesinos, decididos a acompañar a Hugo
Blanco en esta nueva fase de lucha, se convirtieron en poco tiempo en una pequeña
milicia, clandestina, sin recursos propios para ser una columna armada como en una
guerrilla cubana y, por lo tanto, obligada a compartir las casas, el trabajo agropecuario
y las esporádicas salidas para buscar armas y evitar los enfrentamientos con la policía.
Hay unanimidad en las fuentes y en el propio relato de Hugo Blanco para sostener que
no hubo una guerrilla y que por lo tanto él no fue un guerrillero en el sentido preciso
del término. Su imagen como guerrillero y las fotos en las que aparece barbudo con
XQIXVLO\HOJHVWRFRPEDWLYR\GHVD¿DQWHIXHPRQWDGD\GLIXQGLGDSRUODSUHQVDGHOD
derecha, interesada en presentarlo como un peligro cubano para la nación peruana. Es
igualmente cierto que a Hugo Blanco le hubiese gustado convertirse en guerrillero,
pero ese deseo estaba muy lejos de la realidad. Sin partido, sin armas y sin dinero, era
imposible formar una columna guerrillera. En el momento de la cita de Hugo Blanco
con Luis de la Puente Uceda, en octubre de 1962, ya se sabía en Lima y Cusco —y
lo sabían también la policía y el Ejército— que De la Puente preparaba una guerrilla.

52 Puede ser pertinente aquí mencionar el sentido del humor de Hugo Blanco para sostener
que ahora no tiene sentido ser trotskista o marxista. Entre la ortodoxia de las rígidas or-
ganizaciones trotskistas y la irreverencia de Hugo Blanco en los últimos quince años, hay
una saludable autocrítica.

269
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Él tenía un partido, hombres preparados, recursos y el apoyo internacional de Cuba y


China, pero no tenía aún el trabajo serio de bases que le habría permitido contar con
un apoyo popular. En contraste, Blanco sí tenía ese trabajo y ese apoyo.

Cuestión indígena
En la serie de preguntas a Hugo Blanco sobre la cuestión indígena argumenté que
él volvió sobre la cuestión indígena luego de su largo exilio en México y el feliz
hallazgo del movimiento indígena articulado por los zapatistas. Si mi razonamiento
era correcto, habría habido una especie de ruptura entre el Blanco 1, profundamente
ligado al mundo quechua entre 1959 y 1963, y el Blanco 2, de las elecciones
presidenciales, la fallida propuesta de ARI y su elección como diputado, primero,
y senador, después. Yo esperaba que me dijera «Sí, así fue», pero su respuesta fue
rotunda: no. Él está convencido de que nunca dejó de tomar en cuenta el componente
indígena del país, tanto por su dominio de la lengua y cultura quechua como por
su defensa de la cultura, la lengua y la identidad indígena, siendo parlamentario y
dirigente de la CCP. Tenía y tiene razón. Es públicamente conocida la diferencia de
posiciones dentro de la CCPGHXQODGRXQJUXSRTXHVHPDQWLHQH¿HODODRUWRGR[LD
de hablar solo de campesinos y, de otro, una corriente que valora el componente
indígena y cree que el movimiento político indígena es respetable y necesario.
Quienes dentro de los partidos de izquierda y los gremios sindicales se oponen a
los movimientos políticos indígenas argumentan que los indígenas son muy pocos
HQHOSDtV\TXHDGPLWLUORVVLJQL¿FDUtDDFHSWDUXQDJXHUUDGHUD]DV(VWDYLVLyQGH
la política a partir de los posibles votos en las elecciones y del miedo de las clases
dominantes del país ante una temible venganza indígena, expresa la orfandad y la
pobreza de los responsables políticos de una buena parte de las organizaciones de lo
que queda de la izquierda.

270
OCHO. SOBRE LA POSIBILIDAD Y LA LAMENTABLE FRUSTRACIÓN DE LA
ALIANZA REVOLUCIONARIA DE IZQUIERDA (ARI)

Hubo —y aún hay— unanimidad en todas las bases de lo que fue y queda de la
izquierda peruana, sobre la potencialidad que la Alianza Revolucionaria de
Izquierda (ARI) tuvo en el país después del éxito electoral de Hugo Blanco y la
L]TXLHUGDHQODVHOHFFLRQHVGHSDUDOD$VDPEOHD&RQVWLWX\HQWH(Q¿ODVGHOD
Unidad Democrática, Vanguardia Revolucionaria, el Movimiento Revolucionario
Socialista y el Partido Revolucionario de los Trabajadores, se gestó la propuesta de
una candidatura presidencial de Hugo Blanco, quien era, en ese momento, el líder
más importante de la izquierda. Hubo un acuerdo general para una candidatura de
izquierda, pero el Partido Comunista, Patria Roja y otras organizaciones marxistas
OHQLQLVWDV\PDRtVWDVQRDFHSWDURQTXHXQWURWVNLVWDIXHVHOD¿JXUDSULQFLSDO\TXHUtDQ
que el candidato presidencial fuese Alfonso Barrantes, un abogado independiente de
izquierda, de antigua militancia aprista y comunista. No fue posible la unión y Hugo
Blanco anunció que no sería candidato de ARI. Me parece pertinente contar aquí que
en la madrugada del día en que un delegado del PRT hizo ese anuncio, fui al local
del PRT para intentar hablar con Hugo Blanco. Aníbal Quijano y yo, como delegados
del Movimiento Revolucionario Socialista, argumentábamos que una candidatura
de Hugo Blanco, que no ganaría las elecciones, haría avanzar políticamente a la
izquierda socialista y que, más tarde, podría convertirse en una alternativa política
para el país. En la lógica partidaria de los bloques internacionales y nacionales de la
izquierda, no tenía sentido que los comunistas y maoístas apoyasen a un trotskista
y que los trotskistas apoyasen a Alfonso Barrantes. Hubo, en consecuencia, un
desacuerdo muy grande y la posibilidad de un bloque socialista se desvaneció en el
aire. Encontré a Hugo Blanco tratando de descansar sobre una bandera peruana en el
piso del local del PRT. Me dijo que ya no tenía sentido insistir y que ARI no iba más. Le
dije que me quedaba un último argumento: la ruptura de ARI sería también una grave
responsabilidad de él mismo y que, por eso, él saldría políticamente debilitado y que
ya no podría tener las mismas posibilidades de antes. Muy seguro de sí mismo, me
respondió diciéndome que yo estaba equivocado y que ya no había nada que hacer.
Cuando en nuestra larguísima entrevista de abril de 2012 le conté de esta historia,
Hugo Blanco me dijo que no la recordaba. Durante cerca de veinte años no tuve interés
alguno en conversar con él, pese a mi admiración por su liderazgo en el proceso
de gran transformación política del país luego de la reforma agraria campesina de
1962. En mi opinión, su trabajo como diputado y senador fue demasiado gris porque
él era una persona de grandes cualidades para organizar y estar en primera línea
de las luchas populares y no estaba a la altura de los cuadros parlamentarios de la
derecha. Cuando volvió de su exilio voluntario en México, me llamó por teléfono en
Lima para conversar. Le respondí diciéndole que yo no quería hablar con él. Tenía
aún parte de la rabia y frustración por el fracaso de ARI. Me dijo que volvía con

271
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

otras ideas, que el tiempo había pasado y que la experiencia zapatista abría nuevas
esperanzas. «Si es así, ven a casa», le dije. Con unas copas de pisco, conversamos
muchas horas y renovamos una amistad que a pesar del tiempo transcurrido mostraba
aún su fuerza. Tuve una enorme alegría de saber que al volver no intentaría otra
candidatura electoral y que consagraría los años de vida que le quedaban a apoyar a
los pueblos indígenas, a caminar con ellos para que avancen políticamente y tomen
en sus manos el futuro de su propio destino.
En 2011, pedí a Hugo Blanco que fuese uno de los presentadores de mi libro
Porvenir de la cultura quechua en Perú junto con César Germaná y Gonzalo
Portocarrero, en el coliseo deportivo de Villa el Salvador, y que hablara en quechua.
Aceptó con alegría mi invitación, y antes de su exposición pidió que levantaran la
mano los asistentes que hablaban quechua. Dos tercios de un tal de 450 personas
levantaron la mano y Hugo Blanco habló veinticinco minutos en quechua.
En marzo de 2012, las condiciones estaban reunidas para que yo acepte la
propuesta de David Ugarte para lograr que Hugo cuente su vida. Pensaba en un
homenaje que Cusco le debía a Hugo Blanco. Hugo aceptó, y yo me comprometí a
escribir este largo ensayo a partir de su historia de vida, sus textos y la bibliografía
principal sobre el tema.
Sobre la cuestión del fracaso de ARI, más de treinta y cinco años después, Hugo
Blanco está convencido que fue el más grave error político de su vida. Se resiste
a examinar a fondo el tema, y cuantas veces lo intenté, vuelve sobre una idea que
DSDUHFH PX\ ¿MD HQ VX SHUFHSFLyQ \ HQWHQGLPLHQWR GH HVH HVH KHFKR SROtWLFR eO
hubiera preferido no participar en ninguna de las negociaciones de ARI, porque en
ellas vio los apetitos de quienes buscaban una curul por encima de todo. Varias veces
mencionó el asco que sintió por esa pequeña guerra de mezquinos intereses, hasta
TXHGLMR£EDVWD\SUH¿ULyGHFLU ARI no va más. Este es, sin duda, un elemento de la
cuestión de ARI, pero no el único ni, tal vez, el más importante, pero la memoria y el
entendimiento de los hechos son siempre selectivos y responden a fuerzas internas
que no están bajo pleno control y van por donde quieren.

Muy lejos de Sendero Luminoso


En todo el camino recorrido hasta aquí han ido apareciendo muchos elementos que
muestran la enorme distancia que separas a las acciones e ideas de Hugo Blanco y
de Abimael Guzmán. Si una de las razones del exilio voluntario de Hugo Blanco en
México fue la amenaza de muerte de Sendero, el grado alcanzado por esa contradicción
fue sin duda muy elevado. Las vías propuestas eran y son plenamente incompatibles:
una, desde abajo, con pleno respeto de las comunidades de base, recibiendo sus
encargos sin ir más allá de lo que la conciencia campesina quería; la otra, desde
arriba, para imponer un esquema europeo, moderno y antiandino y sustituir a los
dirigentes comunales escogidos democráticamente por jóvenes comisarios, salidos
de las comunidades y formados en la escuelas de cuadros del partido, al margen de las
necesidades concretas de los pueblos. Resolver los problemas derivados de puntos de
vista diferentes, con la muerte de dirigentes comunales, alcaldes, regidores, alcaldes y
tenientes alcaldes era una práctica inadmisible para alguien que, como Hugo Blanco,
era profundamente respetuoso de los líderes que el mismo pueblo escogía.

272
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

Grave distancia entre las organizaciones de la izquierda y los movimientos


sociales
Cincuenta años después de la reforma agraria campesina en La Convención, en la
Amazonía volvió a ocurrir en la historia peruana un hecho político parecido: los
pueblos indígenas amazónicos salieron en defensa de sus vidas, culturas, lenguas
e identidades, frente a la agresión del neoliberalismo y uno de sus operadores
mayores: Alan García. Para él, los pueblos indígenas amazónicos serían «los perros
del hortelano que no comen ni dejan comer» porque se niegan a que las empresas
multinacionales y nacionales exploten el petróleo, el gas, el oro y la madera, y al
hacerlo destruyan los ecosistemas que permiten la reproducción de sus propias vidas.
Para garantizar la inversión extranjera, su gobierno propuso que los territorios de las
comunidades nativas, reconocidos por la ley, sean adjudicados a sus miembros como
propietarios individuales, para que con la libertad de la propiedad y la empresa vendan
sus tierras y se asocien con las empresas venidas de fuera. Los indígenas amazónicos,
OLGHUDGRVSRU$OEHUWR3L]DQJRVHSLQWDURQORVURVWURV\WRPDURQVXVÀHFKDVGLMHURQ
no y derrotaron a Alan García y su gobierno. Luego de la confrontación, la clase
política peruano-limeña tuvo que aceptar la realidad: la Amazonía es parte del país y
los pueblos indígenas tienen derechos que deben ser respetados. En calles y plazas se
expresó una gran solidaridad con los nativos, que se expresa con total transparencia
en la pancarta limeña que decía «Todos somos indígenas» o en la pancarta cristiana
de Iquitos: «Cristo es también un indígena».
En el espacio político de las luchas populares surgió Alberto Pizango, un profesor
bilingüe con veinte años de experiencia, convertido en un líder de gran potencialidad,
como aquel Hugo Blanco, surgido de las luchas de La Convención de 1959-1962. Él
pudo haber sido el candidato presidencial de un bloque unitario que en un proceso
de quince o veinte años podría convertirse en una alternativa política en serio para el
país. «¿Un indio candidato presidencial? ¡Qué horror!», clamó la derecha. «No nos
conviene un candidato a quien no conocemos», pensaron los candidatos de izquierda
para ocupar sus soñadas curules en el Congreso. En las elecciones presidenciales
y parlamentarias de 2011, Ollanta Humala era el candidato aparentemente mejor
VLWXDGRSDUDJDQDU&RQODOyJLFDGHOFRUWRSOD]R\HOEHQH¿FLRSHUVRQDOHUDSUHIHULEOH
aliarse con Ollanta Humala y obtener puestos en el Congreso. Un repentino exilio de
$OEHUWR3L]DQJRHQ1LFDUDJXDORVDFyGHOFDPLQRHOHFWRUDO(OEHQH¿FLDULRPD\RU
fue Ollanta Humala junto con sus compañeros de izquierda en la ruta de la llamada
«Gran Transformación».
En su relato, Hugo Blanco sostiene que Alberto Pizango cometió el error de oír
y aceptar el consejo de salir al exilio en Nicaragua. No tuvo la experiencia y fuerza
VX¿FLHQWHSDUDDFHSWDUTXHXQSDVRSRUODFiUFHOKXELHUDVLGRXQDDOWHUQDWLYDPHMRU
En Bolivia, Evo Morales —dirigente cocalero, elegido diputado— fue acusado por la
GHUHFKDGHVHUQDUFRWUD¿FDQWHHQFDUFHODGR\GHVSRMDGRGHVXFRQGLFLyQGHGLSXWDGR
(VWDQGR HQ OD FiUFHO IXH HOHJLGR VHQDGRU FRQYHUWLGR HQ ¿JXUD SROtWLFD QDFLRQDO \
luego, Presidente de la república con el apoyo de dos tercios del electorado.
La segunda gran oportunidad de la izquierda peruana para tener una alternativa
propia y acabar con el cuento de apoyar siempre al mal menor casi se ha perdido. Será

273
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

muy difícil unir los fragmentos. Las luchas populares en los diversos movimientos
sociales en todo el país, poco o nada tienen que ver con los partidos políticos de
izquierda. Para las organizaciones de la izquierda, la política se reduce a tener
presencia en el Congreso. Encontrar el caudillo-aliado que más curules asegure es
el objetivo táctico inmediato, al margen de una propuesta propia de mediano y largo
plazo.53

Unidad en la acción, no en la mesa para repartirse futuros e inmediatos cargos


Luego de la lamentable pérdida de Javier Diez Canseco, fallecido en mayo de 2013,
brotó, de manera unánime, el clamor de una unidad de la izquierda como alternativa
a su constante división y fragmentación. Hay dos vías para alcanzar ese loable deseo:
una unidad en la acción a partir de los movimientos populares reales, defendida por
Hugo Blanco y muchos otros pequeños colectivos de izquierda; y otra, como fruto de
una negociación en una mesa para ponerse de acuerdo sobre candidaturas y curules,
como la que acaba de ser planteada por el Frente Amplio de Izquierda, que agrupa a
casi todas las organizaciones de izquierda, con los antiguos dirigentes en los últimos
cuarenta años, responsables de los avances y fracasos, y unas pocas caras nuevas y
jóvenes, como una débil pero existente esperanza de renovación. Un probable paso
adelante parece ser el acuerdo de buscar una propuesta propia, autónoma, luego
de tantas decepciones por apoyar a caudillos ajenos a la izquierda como Fujimori,
Toledo y Ollanta Humala.

Comunidades andinas y socialismo sueco


Luego de una visita a las comunidades andinas cusqueñas, guiadas por María Blanco,
hija mayor de Hugo Blanco, un turista sueco comentó que se parecían mucho al
socialismo de su país. María le respondió diciendo que la situación debía ser entendida
al revés porque el socialismo europeo era muy reciente y las comunidades andinas
tenían una historia mucho más larga pues derivaban de la antigua sociedad inca.
Se trata dos historias paralelas, parecidas y diferentes. Gracias a Marcel
Mauss y su libro clásico Ensayo sobre el don (1924),54 sabemos que los principios
de reciprocidad y solidaridad han sido y son fundamentales en todos los pueblos
indígenas del mundo y también lo fueron en las sociedades europeas tradicionales
antes de la llegada del capitalismo. Desde las canteras de la política, la sociedad
inca, descrita y defendida por Garcilaso Inca de la Vega, fue vista con ojos socialistas
utópicos europeos como una «sociedad socialista» y también como una «sociedad
FRPXQLVWD SULPLWLYDª SUHFLVDPHQWH SRU VXV IRUPDV HVSHFt¿FDV GH UHFLSURFLGDG \
solidaridad, cuando en tiempos incas no se conocía el uso generalizado de la moneda y
del mercado. En su visión global e histórica del Perú, José Carlos Mariátegui sostuvo
que la comunidad andina debía ser entendida como célula del futuro socialismo y

53 Sobre este punto ver mi artículo «Puentes para unir los diversos fragmentos del Perú»
(Montoya 2011), publicado en varios espacios de Internet.
54 El principio del don puede ser resumido señalando que supone dar para recibir y recibir
comprometiéndose a devolver.

274
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

que las reivindicaciones indígenas formaban parte de la tradición revolucionaria


GHO PXQGR (Q RWUDV SDODEUDV HO$PDXWD D¿UPDED TXH QR WHQtD VHQWLGR RSRQHU OD
modernidad del socialismo contemporáneo a la tradición de los pueblos indígenas.55

55 Sobre este punto ver mis artículos «Siete tesis de Mariátegui sobre el problema étnico y el
socialismo en el Perú» y «El problema étnico y el socialismo en tiempos de Mariátegui»
(Montoya 1995).

275
NUEVE. HUELGAS Y REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN CUSCO (1957-1962).
ANTES Y DESPUÉS EN LA HISTORIA PERUANA. TIEMPOS DE SUFRIMIENTO, DE
DESCANSO Y DE LIBERTAD. OPORTUNIDAD PERDIDA POR LA IZQUIERDA

Quizá conmigo empieza a cerrarse un ciclo y a abrirse otro en el Perú y


lo que él representa: se cierra el de la calandria consoladora, del azote,
del arrieraje, del odio impotente, de los fúnebres ‘alzamientos’ del temor a
Dios y del predominio de ese Dios y sus protegidos, sus fabricantes. Se abre
el de la luz y el de la fuerza liberadora e invencible del hombre de Vietnam,
el de la calandria de fuego, el del Dios liberador. Aquel que se reintegra.
9DOOHMRHUDHOSULQFLSLR\HO¿Q
José María Arguedas, «¿Último diario?» de El zorro de arriba y el
zorro de abajo (Arguedas 1983, tomo V: 196)

Una simple huelga de un sindicato de arrendires y allegados en Chaupimayo y La


Convención para no trabajar más la tierra de los hacendados de horca y cuchillo como
Romainville se transformó —en los hechos— en una primera reforma agraria que
partió las aguas de la historia peruana. Quedarían atrás, de modo irreversible, cuatro
siglos de opresión y sufrimiento, desde que los reyes de España y Portugal, con la
venia del Papa, despojaron de todas las tierras de América a sus legítimos dueños. Con
gran sabiduría, los altumisayuq o awkis (sacerdotes quechuas) de las provincias altas
de Cusco (Langui-Layo-Descanso) entendieron su larga historia dividiendo el tiempo
en dos períodos: uno, Tiempo de sufrimiento, que va desde la llegada de los españoles
y termina con las reformas agrarias; y otro, Tiempo de descanso, que comienza con
esas reformas agrarias y las tomas de tierras; el tercero, Tiempo de libertad, debería
ser el próximo, cuando el descanso termine y haya desaparecido el peligro de volver
al largo período de sufrimiento. Se trata de un tiempo de larga duración, pensado
PtWLFDPHQWHHVGHFLUFRQVWUX\HQGRXQDUHÀH[LyQTXHGHPRGREUHYHH[SOLFDORTXH
pasó antes, lo que está pasando ahora y lo que podría pasar en el futuro.56
No fue posible para los gobiernos del país bloquear la embestida campesina y
dejar intocada la vieja estructura colonial de señores de la tierra y sus indios, sus
siervos y sus esclavos. La Junta Militar de 1962 pensó que con una pequeña reforma
DJUDULDORFDOHQ/D&RQYHQFLyQVHUtDVX¿FLHQWHSRUVXSDUWHHOJRELHUQRGH%HODXQGH
creyó también que el problema terminaría si se expropiaba a los terratenientes de
la sierra y se dejaba intocados a los complejos agroindustriales de la costa. Por su
sensibilidad social y astucia política, el general Juan Velasco Alvarado fue mucho
más lejos: expropió todas las haciendas del país para evitar que otro Hugo Blanco, y
otros guerrilleros como los del ELN y el MIR vuelvan a aparecer y pongan en peligro
el llamado sistema democrático del país.

56 Sobre el mito del tiempo del descanso, ver mi novela El tiempo de descanso (Montoya
1997) y mi artículo «Tierra, tiempos de reposo y sufrimiento» (Montoya 1991).

277
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Las reformas agrarias, particularmente la de 1969, produjeron grandes y serios


cambios tanto en la estructura de clases del campo, en la política peruana, y, al
mismo tiempo dejaron intocados otros elementos estructurales que permitieron la
reproducción y expansión del capitalismo.
Presento aquí un listado de los grandes cambios en la estructura de clases en el
campo:

1. Desaparición de régimen servil de producción (llamado «feudal» o


«semifeudal» y sus dos clases: la de terratenientes serviles (señores de la
tierra latifundistas rentistas, y de los gamonales de horca y cuchillo, y la de
los siervos de hacienda, yanaconas y aparceros.
2. Eliminación de la fracción agraria de la burguesía en el campo,
particularmente de las haciendas agro industriales y algodoneras.
3. La transformación del proletariado agrícola en trabajadores socios de
cooperativas, dueños y obreros al mismo tiempo.
4. ([FOXVLyQ GH ORV WUDEDMDGRUHV HYHQWXDOHV GH WRGR EHQH¿FLR GH OD UHIRUPD
DJUDULD \ DJUDYDPLHQWR GH ODV WHQVLRQHV \ FRQÀLFWRV GH HOORV FRQ ORV
trabajadores-socios de las cooperativas.
5. Estabilidad precaria e inestabilidad de los técnicos por perder gran parte
del poder que tenían, recibir sueldos rebajados y por ser reemplazados por
técnicos hijos de los trabajadores con escasa experiencia y sueldos bajos
6. Mantención de los empleados de las antiguas empresas como socios de las
cooperativas formalmente empleados-propietarios-socios (Montoya 1989:
159-172).

Hubo igualmente, grandes cambios en la esfera de la política:

1. Inclusión de la consigna campesina «tierra para quien la trabaja» dentro del


GLVFXUVRR¿FLDOGHOJRELHUQRPLOLWDU
2. Nuevo rol asumido por el Estado en el campo a través de su función de
control y propietario en última instancia de la tierra expropiada a sus
DQWLJXRVGXHxRV\DWULEXLGDDVXVEHQH¿FLDULRV
3. A partir de lo anterior, gracias al gobierno militar y particularmente a su ley
de reforma agraria, el número de tomas de tierras se ha multiplicado en todo
el país. Por esa vía la reforma agraria tierra para quien la trabaja dejó de ser
una reivindicación prácticamente clandestina y subterránea para convertirse
en una reivindicación no solo legal sino también legítima.
4. Crecimiento de la izquierda como organización política a pesar de sus
múltiples organizaciones, hasta el punto de convertirse en su mejor
momento en un tercio del electorado peruano y haber ganado la primera
alcaldía de una capital nacional en América Latina.
5. Difusión generalizada de las ideas antiterratenientes, convertidas en una
especie de nuevo inconsciente político colectivo.
6. Formación de la CNA por iniciativa del gobierno velasquista con el explícito
propósito de contrarrestar la importancia de la CCP.
7. Práctica desaparición de la Sociedad Nacional Agraria (SNA), organización
de los grandes hacendados del país.

278
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

8. Surgimiento de la una nueva contradicción en el campo entre los comuneros


y obreros asalariados socios cooperativistas de las SAIS y entre los
comuneros y los antiguos siervos de hacienda convertidos en propietarios-
cooperativistas.57

No obstante los cambios importantes que acabo de mencionar, la reforma agraria


radical velasquista no tocó:

1. La división social del trabajo.


2. El rol de la agricultura dependiente dentro de la organización de la economía
del conjunto del país.
3. El mercado, a pesar de un discurso aparentemente anticapitalista.
4. La lógica de acumulación que extrae del campo los excedentes para llevarlos
a otros sectores de la economía.
5. Los mismos problemas de la falta de crédito para el campo.
6. La distancia que separa a los salarios en el campo del resto del país.
7. La misma lógica anterior con los precios, cuando los campesinos son
vendedores son vendedores baratos y cuando son compradores, son
compradores caros (Montoya 1989: 151-152).

¿Después de las tomas de tierras, qué?

Por Octavio Huamaní (Pseudónimo de Rodrigo Montoya Rojas)


Publicado en la revista Marka, año 4, Nº 87, agosto de 1978

La lucha por la tierra es la consigna principal tanto de la CCP como de


la mayoría de las fuerzas políticas de la izquierda socialista que actúan
HQ HO FDPSR /DV WRPDV GH WLHUUDV VLJQL¿FDQ HO QLYHO GH PRYLOL]DFLyQ
más alto alcanzado por las masas campesinas. En muchos casos, se trata
de movilizaciones espontáneas y en otros, los más, de movilizaciones
organizadas gremial y políticamente. Las tomas de tierras expresan la
imaginación de las bases campesinas para propiciar formas de organización
que reproducen parte de una antigua tradición andina, pre-hispánica
recreada. Como dicen los campesinos, son como luces o llamas de esperanza
que se encienden en el campo. En la marcha organizada para ocupar las
haciendas, la utopía de una sociedad sin patrones y sin abusos despliega
sus posibilidades. Ahí, las mujeres, los ancianos y los niños tienen su
puesto como actores reales. Entonces, es posible constatar la fuerza de los
campesinos unidos y la debilidad de los patrones que antes fueron vistos

57 Sobre el tema general de reforma agraria ver: Fernando Eguren 1980, 1975; García Sayán,
1980a, 1980b, 1982; Letts, 1964; Malpica, 1970, 1968; Matos Mar y Mejía, 1980; Valder-
rama, 1976; y otros textos que aparecen en la bibliografía general de mi libro Lucha por
la tierra, reformas agrarias y capitalismo en el Perú del siglo XX (1989).

279
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

como todopoderosos, y es posible también imaginar una situación distinta


en que las naranjas y los panamitos pueden alcanzar para todos.
Pero las tomas son movilizaciones rápidas, fugaces. Dos o tres semanas
después, es inevitable volver a ocuparse de las pequeñas parcelas que gene-
ralmente están arriba, y quedan en las tierras ocupadas comisiones encarga-
das de la producción y la vigilancia. (Es ése el momento preferido para la
represión). Se produce, en consecuencia, la inevitable desmovilización. Si
tomamos en cuenta solamente las luchas campesinas de los últimos 20 años
no es difícil constatar que luego de la movilización por la recuperación de
la tierra, no se producen otras movilizaciones por parte de los mismos cam-
pesinos. A las fugacidad hay que agregarles, por lo tanto la no continuidad.
¿Después de las tomas de tierras, qué?
Alcanzada la posesión de la tierra luego de la ocupación, se plantean
numerosos problemas ¿qué sembrar?, ¿dónde?, ¿con qué semillas?, ¿con
qué dinero comprar fertilizantes, insecticidas?, ¿con qué dinero pagar
salarios?, ¿salarios como antes?
Los parcelarios que son los campesinos que principalmente ocupan las
haciendas, no tienen recursos para hacer frente a esos gastos. Además de
ORVSUREOHPDVWpFQLFRVSURGXFWLYRV\GH¿QDQFLDPLHQWRVHLPSRQHGDUXQD
respuesta concreta al problema del control y el ejercicio de la autoridad.
La disciplina impuesta por el gamonal (disciplina del abuso) es enfrentada
con la disciplina comunal que por la profunda diferenciación entre ricos
y pobres, cuando falta dirección política proletaria revolucionaria, está
también impregnada de elementos patronales y burgueses. El viejo orden
de la hacienda se reproduce aún y no basta la expulsión del gamonal para
que ese orden desaparezca de un día para el otro.
Para los campesinos que lograron quedarse con la posesión de la tierra,
resistiendo victoriosamente a la represión, que logran sembrar y cosechar se
plantean los problemas de vender o no, ¿A qué precios? ¿y los acaparadores?
¿y los comerciantes que pagan y cobran lo que quieren? Son estos algunos
de los problemas concretos que revelan inequívocamente que el problema
agrario no puede ser reducido a la simple posesión y/o propiedad de la
WLHUUD6HJXLUSHQVDQGRHQODWLHUUDFRPROR~QLFR\IXQGDPHQWDOVLJQL¿FD
no entender el problema agrario como parte de toda la economía peruana
articulada por el capital.
La burguesía, sus gobiernos y las tomas de tierras.
Los gobiernos de Velasco y Morales, estuvieron y están en contra de
las tomas, tratan de evitarlas pero no pueden impedirlas. Se oponen por una
UD]yQPX\VLPSOHSRUTXHWHPHQDWRGRORTXHVLJQL¿TXHPRYLOL]DFLyQGH
PDVDVSRUTXHGH¿HQGHQXQDWUDQVIHUHQFLDSDJDGDGHODWLHUUD/RVJRELHUQRV
reformistas burgueses o simplemente burgueses son incompatibles con
la movilización independiente y autónoma de las masas. El reformismo
EXUJXpV SUHJRQy XQ FDPELR RUGHQDGR \ DQJHOLFDO SDFt¿FR \ JUDGXDO
controlado por la jerarquía militar.

280
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

Como los gobiernos no pueden impedir las tomas de tierras, tratan


SRU WRGRV ORV PHGLRV GH UHFXSHUDUODV HV GHFLU GH GHVSRMDUODV GH VX ¿OR
político revolucionario y de encausarlas dentro de sus modelos de reforma
agraria. Para ello disponen de un aparato represivo que persigue, encarcela
y mata; de un aparato ideológico (prensa, radio, televisión) que amedrenta y
atemoriza; y, un aparato estatal de reforma agraria que acelera la aplicación
de los diversos modelos (CAP´s, SAIS, etc.). El resultado de esta política es
visible a través de tres modalidades concretas:
a) El retiro de los campesinos de las tierras ocupadas.
b) El surgimiento de nuevas CAP, SAIS, Grupos Campesinos y algunas
comunidades con adjudicación directa; y,
c) El regreso de algunos gamonales a cierto pequeño número de haciendas
ocupadas. Pero como en muchos casos, los modelos de reforma agraria
son inaplicables; sobre todo en los Andes, el actual gobierno se ve
obligado a ceder parte de la tierra adjudicada a las CAP y SAIS. (El
caso de Anta es una ilustración).

Tomas de tierras y alianza obrero-campesina


Desde las bases políticas formuladas por Mariátegui para la Revolución
Socialista en el Perú, la Alianza Obrero Campesina es un objetivo por lograr,
como el instrumento indispensable para hacer la revolución. La necesidad de
esta alianza es un planteamiento unánime, en el conjunto de organizaciones
de la izquierda y es temible para la burguesía. Los burgueses quisieran ver
siempre a los obreros, campesinos y semiproletarios, dispersos y aislados.
¿Ha sido construida la alianza obrero campesina en los últimos 50 años?
Esta es la pregunta capital para quienes estamos en el campo de la izquierda.
Si observamos las luchas de obreros y campesinos en ese período, no resulta
difícil constatar dos hechos. Cuando la clase obrera tuvo sus luchas en alza,
las luchas campesinas eran apenas perceptibles o inexistentes. Y cuando
las oleadas de tomas de tierras estaban en auge, las luchas obreras estaban
HQUHÀXMR(VQHFHVDULREXVFDUXQDH[SOLFDFLyQFLHQWt¿FDDHVWDGLIHUHQFLD
y cruce de ritmos. La lucha por la tierra es anterior a la existencia de la
izquierda organizada.
La lucha por la tierra en el Perú comenzó, seguramente, inmediatamente
después de la invasión española. En el período contemporáneo, la expansión
latifundista y la formación de nuevas haciendas, tanto capitalistas, semi-
capitalistas como serviles entre 1890 y 1930 produjo una gran reacción
campesina. Expresión de esa lucha, como actitud de denuncia y defensa de
la causa india, fue la aparición del indigenismo de esa época. Centenares de
campesinos parcelarios de las comunidades se lanzaron espontáneamente a
la recuperación de sus tierras despojadas por la voracidad de los gamonales
y burgueses.
La izquierda organizada, en particular desde 1960 hasta hoy, inscribió
su trabajo político orientándolo en la misma dirección; es decir; hacia la

281
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

conquista de la posesión y propiedad de la tierra. Hasta hoy la izquierda ha


contribuido a través de dos hechos indiscutibles con la vieja lucha campesina
por la tierra. Por un lado, ha profundizado el nivel de organización en el
campo, principalmente a nivel gremial y secundariamente a nivel político
partidario. Por otro, ha propiciado niveles de coordinación principalmente
regional y ha sentado, desde 1974 (luego del IV Congreso de la CCP en
Torre Blanca) las bases para una coordinación nacional. En la realización
de estas dos tareas, el conjunto de la izquierda va propagandizando el
proyecto socialista. La ligazón directa entre este proyecto socialista y las
reivindicaciones concretas de las masas campesinas va haciendo su camino,
aunque lentamente.
Una etapa que comienza a cerrarse.
Como señalé antes, esta etapa estuvo, y está aún, centrada en la lucha
por la tierra. El avance del capitalismo dependiente, la profundización de
la hegemonía del capital monopólico en la formación económico social
peruana, la gravísima crisis de los terratenientes semifeudales y la fuerza
política del campesinado, constituyen el contexto histórico en el cual las
bases de otra etapa en la lucha campesina comienzan ya a diseñarse.
(V QHFHVDULR YDORUDU HQ WRGD VX VLJQL¿FDFLyQ ODV FRQVHFXHQFLDV
políticas de por lo menos cuatro grandes cambios en la lucha de clases en
el Perú de hoy:
D  (OSHVRGHFLVLYR\GH¿QLWLYRGHODFODVHREUHUDFRPRHMHFHQWUDOGHOD
lucha urbana que pasa a ser primordial en el país.
b) La práctica eliminación de los terratenientes semifeudales como
clase. Estos están fuera del bloque en el poder y no es cierto, que los
regímenes de Velasco y Morales los representen. El bloque de poder es
ahora esencialmente burgués y es innegable la alianza del estado y el
gran capital.
c) La relación ciudad-campo cambia su naturaleza. Además de los dos
factores que acabo de señalar, es fundamental tomar en cuenta, como
nueva fuerza política, al semi-proletariado de los pueblos jóvenes.
d) En el campo, son los campesinos parcelarios y los obreros agrícolas
las dos fuerzas políticas que quedan... Los días están contados para los
residuos de servidumbre y el peso político de la aparcería en los andes
tiende a ser menor.

Estamos en consecuencia frente a una nueva situación histórica que se abre y


otra que se cierra. Hay, por lo tanto, un reto, un desafío para que la izquierda
VRFLDOLVWDHQIUHQWHHVWDQXHYDVLWXDFLyQQRHVVX¿FLHQWHSUHRFXSDUQRVVROR
por lo que queda. Eso es legítimo y necesario, pero importa más lo nuevo,
lo que viene, lo que va precisándose. Si la lucha por la tierra estuvo y está
aún centrada contra los terratenientes, ahora el campesinado tendrá que
enfrentar al capital.

282
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

Es el momento de volver sobre el discurso mítico de los altumisayuq de Langui-


Layo-Descanso. En la memoria indígena, el Tiempo de sufrimiento es muy largo y
no se expresa en fechas. En la memoria escrita, las fechas son importantes porque
aparecen en documentos, en cartas, en disposiciones de gobiernos, en testamentos,
HQDUFKLYRVSDUURTXLDOHV\YDULRVHWFpWHUDVPiV(OFRODSVRGHPRJUi¿FRSURGXFLGR
por la conquista que comenzó con la muerte de Wayna Cápac en 1529, como una
de las primeras víctimas de los virus de enfermedades traídas por los españoles
produjo, seguramente, uno de los dolores más intensos. Habrá sido sin duda inmenso
el dolor por perder las tierras, ver morir a los seres queridos, ver que los hatos de
ganado se perdían, que las despensas quedaban vacías, que los caminos y puentes
eran destruidos, que las guacas o lugares sagrados eran pisoteados, incendiados y
destruidos y que en su lugar aparecían las iglesias y las cruces o calvarios de los
caminos, que los miembros de los ayllus eran dispersados y llevados muy lejos para
impedir que la memoria reconstruya los hechos y prepare futuras rebeliones.
Desagraciadamente, las muchas rebeliones habidas para evitar ese sufrimiento
no tuvieron éxito y fueron fuentes de nuevos y más dolores. Hasta que los
levantamientos contra los hacendados tuvieron éxito y las cinco reformas agrarias
abrieron el Tiempo de descanso. Descanso no quiere decir desaparición del
VXIULPLHQWRVRORVLJQL¿FDTXHORVDEXVRVVHGHWLHQHQVLQTXHVHWHQJDODFHUWH]DGH
que no volverán más. Debió haber sido extraordinaria la alegría de los arrendires
que vieron partir y no volver más a los dueños de la tierra y rendirse ante la
evidencia de que los frutos de su trabajo serían exclusivamente para ellos. Debió
haber sido enorme la sorpresa de los siervos de haciendas coloniales y de los obreros
agrícolas en los complejos agroindustriales y en las haciendas algodoneras y de
IUXWDOHVDORtUSRUSULPHUDYH]TXHORVR¿FLDOHVGHOHMpUFLWROHVGLMHURQ©ODWLHUUDHV
de ustedes», «el patrón ya no comerá más de su pobreza». Tardaron mucho en darse
cuenta que si eran efectivamente dueños de las tierras de las cooperativas podían
tomar sus propias decisiones. Si somos los dueños de la tierra, trabajaremos menos;
eliminaremos a los capataces para no medir el tiempo y trabajar lo que queramos y
nada más; aumentaremos los salarios; controlaremos a los técnicos y les quitaremos
sus gollerías y privilegios, podríamos incluso reemplazarlos por los técnicos hijos
de los propios trabajadores; con fondos de las cooperativas disfrutaremos de viajes,
de gastos de representación y podemos alojarnos en hoteles y comer en restaurantes
buenos y caros; socializaremos las naranjas para que las prueben quienes viven en
las tierras altas y no tenían derecho de entrar a las huertas y, menos, probarlas;
SRU ~OWLPR WHQHPRV HO GHUHFKR GH QR YLYLU QL WHQHU R¿FLQDV HQ ODV DQWLJXDV FDVD
haciendas porque allí vivían los demonios y con los demonios es mejor no juntarse.
Si el tiempo de descanso es corto y no vuelve el tiempo de sufrimiento, sería
posible que aparezca el tiempo de libertad. En términos míticos estaríamos hablando
de algunos siglos, en términos de la historia social francesa se trataría de un proceso de
larga duración. El tiempo de descanso en la perspectiva indígena de análisis, coincide
con la búsqueda de una democracia para el país luego de tantas dictaduras militares
y civiles de toda nuestra historia republicana. En 193 años de historia republicana —
desde 1821 hasta ahora— solo tenemos tres elecciones libres continuas desde 2001,

283
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

2006 y 2011; si no hubiera habido un golpe de Estado como el de Fujimori de 1992,


y si no ocurre otro golpe en los próximos tres años, en 2016 tendríamos un record de
quince años con gobiernos democráticamente elegidos. El contraste con la historia
norteamericana es lamentable porque en doscientos treinta y siete años, desde 1776,
ese país no conoció nunca un golpe de estado militar o civil.
En el contexto de grandes dictaduras con breves intervalos de gobiernos
FLYLOHV GHPRFUiWLFDPHQWH HOHJLGRV HO FRQMXQWR GH GHUHFKRV SROtWLFRV TXH GH¿QH
la noción occidental de ciudadanía, estuvo simplemente ausente. La propia noción
de ciudadanía importada de la revolución francesa de 1789, se convirtió en un
privilegio de quienes pagaban impuestos y de quienes debían leer y escribir, que
eran los únicos electores de acuerdo a las leyes, a pesar y en contra del hermoso
discurso sobre la soberanía del pueblo como sostén del contrato social que un sistema
democrático supone. Solo en los últimos cincuenta años, a partir precisamente de
la lucha cusqueña por la tierra, comenzó un largo proceso de movilizaciones y
OXFKDVSDUDD¿UPDUXQHVSDFLRGHPRFUiWLFRHQHOSDtV/DFODYHKDVLGRODWDUHDGH
organizarse para conquistar derechos políticos, humanos, indígenas, de la mujer,
sexuales y reproductivos. En el mismo período, hubo también una feliz coincidencia
con la masiva distribución de la píldora anticonceptiva, que abrió un camino más
para la liberación de las mujeres y la presencia de múltiples tendencias de lo que en
general se llama feminismo.
Los valores de la democracia, la defensa de la vida, el derecho a la diferencia, el
respeto de la heterogeneidad-diversidad cultural del país y los derechos indígenas,
son procesos en marcha, que se van consiguiendo paso a paso, lucha a lucha, con
prisioneros, heridos, muertos y perseguidos, a pesar de la férrea voluntad de la
derecha peruana para conservar sus privilegios, para no entender el país y no seguir
el ejemplo de la derecha europea y norteamericana que tuvo y tiene la inteligencia
de defender bienes públicos como parte de sus propia estrategia de poder y de
acumulación.
En otros textos («Con los rostros pintados» y «Para unir los fragmentos del
Perú» [Montoya 2009, 2011]) he tenido ocasión de sostener una tesis sobre la
primera oportunidad perdida de la izquierda peruana para construir una coalición o
EORTXHSROtWLFRGHHQYHUJDGXUDVX¿FLHQWHSDUDFRQYHUWLUVHHQXQDDOWHUQDWLYDVHULD
GHJRELHUQRSDUDHOSDtV(VWHHQVD\RDSDUWLUGHOUHODWRELRJUi¿FRGH+XJR%ODQFR
ofrece nueva información múltiple que refuerza mi argumento. La lucha por la tierra
en Chaupimayo y La Convención tuvo una gran potencialidad política. Desde que
Blanco estaba aún en los montes en 1962 y 1963 un grupo de jóvenes del Partido
Comunista, y otro grupo de apristas rebeldes liderados por Héctor Béjar y por Luis
de la Puente Uceda —con el horizonte político nuevo ofrecido por la Revolución
cubana, Fidel y el Che— se dieron cuenta que el camino de la revolución peruana
debía pasar por una lucha armada que sirva para devolver la tierra a los campesinos
de todo el país. Por su adhesión sin límites a la causa de la Unión Soviética,
considerada como la madre patria del socialismo, el Partido Comunista Peruano
TXHGySHWUL¿FDGR\QRSXGRYHUHVDSRWHQFLDOLGDGSROtWLFDTXHDSDUHFtDHQODVWLHUUDV
bajas y altas de Cusco.

284
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

Hugo Blanco fue el líder político de mayor importancia del país, tanto por su
DFFLyQHQ/D&RQYHQFLyQFRPRSRUVXFRQVHFXHQFLD\¿UPH]DHQVXFRPSURPLVR
con el pueblo. Luego de ocho años de cárcel, rechazó la oferta del gobierno de
Velasco para convertirse en un funcionario de SINAMOS, fue echado del país y luego
de años fuera, particularmente en Suecia y en Chile, volvió al país, en plena campaña
electoral para la Asamblea Constituyente, fue nuevamente expulsado, volvió luego
de haber sido elegido con la votación más alta de un líder de izquierda en la historia
del país. El camino estaba abierto y si Hugo Blanco hubiera sido el candidato de
la Alianza Revolucionaria de Izquierda (ARI, sí en quechua), no habría ganado la
HOHFFLyQSUHVLGHQFLDOSHURVtKDEUtDD¿UPDGRXQDIXHU]DGHL]TXLHUGDFDSD]GHJDQDU
en una o dos elecciones más como ha ocurrido con Allende en Chile y Lula en
Brasil. No pudo ser porque las organizaciones de la izquierda peruana no estaban
preparadas para nada que fuera de mediano y largo plazo. Hubo muchas razones
que explican ese fracaso de la unidad de izquierda, entre las más importantes puedo
mencionar las siguientes:
1. La gravísima contradicción entre Stalin y Trotsky, que comenzó en el partido
bolchevique antes de la victoria de octubre de 1917, continuó durante el gobierno
de Lenin, se agravó con el gobierno de Stalin, y continúa hasta hoy. En 1940,
un enviado de Stalin asesinó a Trotsky en la ciudad de México. Sus seguidores
en el mundo fundaron la Cuarta Internacional y con diferentes escisiones y
tendencias, siguen actuando hoy en numerosos países del mundo. Hugo Blanco
fue formado políticamente por la tendencia trotskista argentina de Nahuel
Moreno. Volvió al Perú para ser un obrero y trabajar con la vanguardia obrera,
pero en Cusco descubrió que en los sindicatos de arrendires de Chaupimayo y
La Convención y Lares estaba la vanguardia. Cambio de caballo a mitad del río
y se unió a los arrendires para apoyarlos. En una huelga de arrendires llegó a la
conclusión de que la huelga equivalía a una reforma agraria y como secretario de
reforma agraria de la Federación de Campesinos del Cusco, decretó la primera
reforma agraria del país, que fue la puerta de entrada de nuevos vientos políticos
que cambiaron y siguen cambiando el país. El Partido Comunista no le perdonó
nunca a Hugo Blanco ser un trotskista. Lo acusó de ser un agente de la CIA,
pero no pudo impedir que los campesinos lo eligieran como su representante
en la FDCC y en CCP. Por su parte, los trotskistas no perdonaron nunca al Partido
Comunista de la URSS\VXV¿OLDOHVQDFLRQDOHVSRUVHUUHVSRQVDEOHGHODPXHUWH
de Trotsky y por haber traicionado los ideales de la revolución de Octubre. No
importó que Hugo Blanco haya sido un militante trotskista solo en el campo,
lejos de las peleas entre sus fracciones y haciendo un trabajo clave en favor de
los campesinos.
La idea de una unidad de la izquierda liderada por Hugo Blanco murió
al nacer. Recuerdo que hablando del tema de ARI, Alfonso Barrantes me
dijo: «Primero muerto antes que ir a las elecciones debajo de Blanco». Ese
era el sentimiento de fondo tanto en los líderes del PC como en cada una de
las fracciones marxistas-leninistas-maoístas. ¿Por qué ir junto con el PC y los
PDRtVWDVVLVXFRQWULEXFLyQHVLQVLJQL¿FDQWHVLVHOHFRPSDUDFRQODLPSRUWDQFLD

285
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

política de Hugo Blanco y el PRT? Ese era también el sentimiento de fondo de


los trotskistas cercanos a Hugo Blanco.
2. El germen de división compartido por las direcciones de las muchas
organizaciones de izquierda, fundada en la convicción profunda de la supuesta
existencia de dos líneas, una revolucionaria y otra reformista, sin que se admita la
posibilidad de cometer un error. Quien no era revolucionario debía ser obligado
a arrepentirse, si no lo hacía debería ser expulsado, y si su falta era considerada
como grave podía pagar su atrevimiento con la muerte. Dentro de esta lógica,
todos se consideraban revolucionarios, y ninguno aceptaba ser reformista.
3. Como consecuencia de la razón anterior, cuando cada dirigente de una
organización actúa como jefe y caudillo no es posible la unidad; en otras
palabras, no tiene sentido que en un mismo proceso varios líderes se consideren
como los sucesores de Lenin o de Mao. Por esa vía, el fracaso está asegurado.
4. La ausencia de una visión política de mediano y largo plazo, es también una
razón muy importante. Luego del buen resultado electoral en la Asamblea
Constituyente (1979) se ha multiplicado la urgencia de conseguir curules en el
Congreso, alcaldías y puestos de regidores en los municipios y, últimamente,
puestos en los viejos departamentos mal llamados «regiones». Fuera de la
lucha por esos puestos la política carece de sentido. No cuentan más las Ideas,
programas y propuestas alternativas al pensamiento único neoliberal y los
partidos se han convertido en máquinas electorales en favor de unos caudillos y
sus socios.
Luego del fracaso de ARI, la Izquierda Unida se convirtió en una esperanza
de la izquierda cuando —en su mejor momento— Alfonso Barrantes fue elegido
como alcalde de Lima. Esa alianza estalló también en fragmentos.58 Con la
rebelión indígena amazónica en Bagua, en 2008 y 2009, tuvo la izquierda peruana

 ©([FOXLGRVORVWURWVNLVWDV\ORVVRFLDOLVWDVQRWURWVNLVWDVODOODPDGD³,]TXLHUGD8QLGD´
liderada por Alfonso Barrantes, solo fue una pasajera alianza electoral, que estalló en
pedazos debido a cuatro factores decisivos: 1. La profunda división entre sus caudillos,
2. La virtual alianza entre Alfonso Barrantes y Alan García que dejó sin juego propio a
lo que se llamaba aún ¨Izquierda Unida¨. 3. La contribución de Sendero Luminoso para
quebrar lo poco de unidad que quedaba, con su discurso y práctica para demoler no solo
el Estado sino a cada de las organizaciones sociales y políticas y también a personas que
HVFDSDEDQDVXFRQWURO\TXHLQWHQWDEDQ¿MDUXQDOtQHDGHLQGHSHQGHQFLDHQWUHODDOLDQ]D
del fujimorismo y las Fuerzas Armadas de un lado, y el senderismo, de otro. Finalmente,
4, la reestructuración capitalista impuesta por el Consenso de Washington —aceptada sin
crítica alguna por Fujimori y sus aliados— y su propuesta de privatización de las empresa
públicas, de reducir el rol del Estado a su mínima expresión, de acabar con las conquistas
laborales, de privatizar la administración de los fondos de jubilación, etc. medidas que
quebraron el tejido social pre existente, dejando el espacio libre para la generalización de
las relaciones capitalistas en todas las esferas de la sociedad, particularmente su ecuación
FRVWREHQH¿FLR\HOGHVHRGHFRQYHUWLUWRGRHQGLQHUR\JDQDQFLDV\YHUDORVYHQGHGRUHV
ambulantes como micro empresarios» («Montoya, segunda oportunidad política peruana
en peligro», 2010).

286
REFORMA AGRARIA CAMPESINA EN LA CONVENCIÓN: COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA DEL PERÚ

una segunda oportunidad, cincuenta años después de la rebelión campesina de


La Convención y Lares, para formar un bloque político nuevo. Tampoco fue
posible.59 Hoy, en 2013, acaba de formarse un Frente Amplio de izquierdas,
con miras a las elecciones municipales, presidenciales y congresales de 2014 y
2016. Por el momento, no es visible ningún elemento serio para suponer que se
trata de una alternativa política diferente a las ya conocidas de ARI e IU.

59 Sobre este punto ver mis textos «Con los rostros pintados» y «Segunda oportunidad
política peruana en peligro» (Montoya 2008, 2010).

287
DIEZ. VIGENCIA POLÍTICA DE HUGO BLANCO: DE LA IGUALDAD A LA DEFENSA
DE LA ESPECIE HUMANA Y DEL PLANETA. LEALTAD CON LA ÉTICA POLÍTICA

No es pues Izquierda Unida lo que debe conformarse, como equivocadamente


publicara un medio, en portada. Los tiempos cambian y no debemos ver a los mismos
candidatos peleando, vergonzosamente, por curules. Los Tapias y otros deberán
desde ahora mismo renunciar a sus aspiraciones y representación política para ser
creíbles, y dejar paso no solo a los jóvenes, sino prescindiendo de todo calendario,
a los dirigentes de los pueblos que están en brega. Sin lanzarlo de candidato (algo
que él rechazaría), sino como referente, habría que proponer la juventud mental
de Hugo Blanco como paradigma de todo representante del nuevo frente de los
pueblos, y ya no tanto de las izquierdas. De otra manera, el fracaso está cantado.
David Roca Basadre

En uno de sus últimos balances sobre su acción política, Hugo Blanco confesó que
la motivación mayor durante gran parte de su vida fue buscar la igualdad entre
los hombres pero que con el correr del tiempo, en los últimos veinte años, se vio
obligado a cambiar debido a que la especie humana corre el peligro de desaparecer.
En consecuencia, defender la especie humana y el planeta debiera ser, según su
punto de vista, la prioridad uno. El calentamiento global, derivado principalmente
de la industria moderna y la destrucción de los bosques, están agotando las reservas
de agua y de vida de los seres humanos. Desde hace varios años, Hugo Blanco es
un activista de primera línea en la defensa del agua, de la vida y de la Amazonía.
Esta evolución de su pensamiento y su práctica expresa vitalidad y la amplitud de su
espíritu político. Lejos, quedaron atrás la rigidez y ortodoxia de sus primeros pasos
en política. El espíritu revolucionario sigue siendo el mismo. Su texto «Salvemos a
la humanidad de su extinción», que aparece en la segunda parte de este libro, ofrece
ORVHOHPHQWRVTXHIXQGDQHVWDD¿UPDFLyQ
Dos me parecen las cuestiones más importantes para entender el pensamiento
político, las acciones y vida de Hugo Blanco. La primera es la potencialidad
política de su propuesta «Cusco: tierra o muerte», para desencadenar el proceso de
transformación profunda del Perú en la segunda mitrad del siglo XX. La segunda, es
su condición de activista revolucionario a tiempo completo y dedicación exclusiva,
en todo el Perú y en muchos países de Europa, Estados Unidos, Canadá, en toda
América Latina, menos en México. Estuvo en las calles de La Plata y Buenos Aires
del lado de los peronistas cuando el golpe militar en 1955; en Santiago, del lado
de Salvador Allende cuando el golpe militar de Pinochet, en 1973. Anduvo dando
conferencias en cuarenta y ocho grandes ciudades de Estados Unidos, en diversas
regiones de Suecia y prácticamente en todos los países de Europa. Desde tiempos de
Lázaro Cárdenas, México se convirtió en una tierra de asilo para los latinoamericanos
perseguidos con una condición expresa: no intervenir de modo alguno en la política
del país. Quien se atrevía y atreve a no respetar esa condición era y es expulsado. Por

289
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

algunos años, Hugo Blanco, tuvo una especie de reposo para consagrarse a la vida
IDPLOLDUFRQ$QD6DQGRYDO\VXVKLMRV\HMHUFHUHQGLIHUHQWHVOXJDUHVHOR¿FLRGH
vendedor ambulante. Esa quietud no pudo durar y volvió a Perú para reencontrarse
con la vida política en las calles, plazas, marchas y manifestaciones, y viajar invitado
a diversos países para expresar sus puntos de vista en las luchas por defender el
agua, la vida, la especie humana y el planeta.
Con sus 77 años, en la vida cotidiana sigue siendo un hombre de izquierda en el
preciso sentido de estar del lado de los de abajo, oprimidos, explotados, y de entender
y cuestionar la colonialidad del poder. Al ver cómo viste y observa atentamente sus
maneras, nada lo distingue de un campesino o de un hombre urbano del pueblo,
común y corriente. No hay una foto de él con terno y corbata, no suele usar chullos
ni ponchos, salvo cuando está en tierras altas de los Andes, para cubrirse del frío; su
sombrero, en los últimos años, responde a un consejo médico para cubrir su cabeza.
Se viste del mismo modo cuando está en una marcha, en una mesa redonda, en un bus
o un avión. Su cuidado por no distinguirse de las personas del pueblo es una especie
de norma de conducta seguida al pie de la letra. En marchas y actos públicos, tiende
sobre el piso unas hojas de periódico, coloca ahí ejemplares recientes y antiguos de
Lucha Indígena y los folletos en defensa del agua y de las comunidades campesinas
agredidas por las grandes empresas multinacionales y nacionales, los vende con
precios casi simbólicos y tiene la paciencia de conversar y responder a preguntas.
1REXVFDDODSUHQVDQRHVXQ¿JXUHWLQRVHSDUHFHHQQDGDDHVRVFRPSDxHURVGH
la izquierda que parecen buscadores de votos con sonrisas prefabricadas y en serie
como las modelos que anuncian detergentes en la televisión. Para las personas de las
capas altas y medias, parece un simple campesino, que no merece todo el respeto por
eso del viejo refrán que dice «Como te ven, te tratan».
En los disminuidos predios de izquierda, muchos jóvenes saben muy poco de él
debido a la fragilidad de la memoria política, agravada por el estereotipo de trotskista;
es decir: no maoísta, no leninista ni del PC60. Políticos de su generación conservan las
distancias que son fruto de las divisiones y fragmentaciones constantes. En tiempos
de perdidas ilusiones de izquierda, de despolitización y de ONG, y de acomodos
múltiples, la ética de los políticos a tiempo completo y el compromiso profundo
entre el decir y el hacer, parece una especie en proceso de extinción. Hugo Blanco
es una visible e indiscutible excepción. No tiene casa propia, auto, ni otros bienes
materiales; carece de ambiciones inmobiliarias con casas y departamentos de lujo
en Surco, San isidro o París. Desde sus primeros años en política y su paso por
las prisiones en Cusco, Arequipa, Tacna, El Frontón y Buenos Aires, ha aprendido
a vivir con una austeridad extrema, conformándose con lo que la solidaridad y
fraternidad que sus compañeros y amigos le ofrecen. Sus esposas y compañeras,
madres de sus hijos, sabían bien de su compromiso total con sus ideales socialistas.
Parte de sus hijos también, pero, probablemente, no todos.

60 Hubo vecinos de Villa el Salvador que al ver a Hugo Blanco en la referida presentación
de mi libro no creyeron que era él. Me dijeron que seguramente era un doble, porque el
verdadero Hugo Blanco había muerte hace tiempo y ya no había nadie como él.

290
CUARTA PARTE

TRES TEXTOS SOBRE LA


IMPORTANCIA DE HUGO BLANCO
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Foto: David Salas

292
UNO. COMENTARIO DE EDUARDO GALEANO61

Estas páginas, escritas a borbotones, desordenadas, jubilosas y desesperadas, cuentas


las aventuras y las desaventuras del hombre que encabezo la lucha campesina en el
Perú, el organizador de sindicatos rurales, el que impulsó una reforma agraria nacida
desde abajo y desde abajo peleada.
Hugo Blanco ha caminado su país al revés y al derecho, desde las sierras
nevadas a la costa seca, pasando por la selva húmeda, donde los nativos son cazados
FRPR¿HUDV<SRUGRQGHSDVDGDLEDD\XGDQGRDTXHORVFDtGRVVHOHYDQWDUDQ\ORV
callados dijeran.
Las autoridades lo acusaron de terrorista. Tenían razón. Él sembraba el terror
entre los dueños de la tierra y de la gente.
Durmió bajo las estrellas y en celdas ocupadas por ratas. Hizo catorce huelgas
de hambre. En una de ellas, cuando ya no aguantaba más, el ministro del Interior
tuvo un gesto cariñoso y le envió, de regalo, un ataúd.
0iVGHXQDYH]HO¿VFDOH[LJLyODSHQDGHPXHUWH\PiVGHXQDYH]VHSXEOLFy
la noticia de que Hugo Blanco había muerto.
Y cuando un taladro le abrió el cráneo porque una vena estallo, Hugo se despertó
con pánico de que los cirujanos le hubieran cambiado de ideas.
Pero no. Seguía siendo, con el cráneo cosido, el mismo Hugo de siempre.
Sus amigos estábamos seguros de que ningún trasplante de ideas iba a funcionar.
Pero sí temíamos que Hugo despertara cuerdo.
Y a la vista está: él sigue siendo aquel loco lindo que decidió ser indio, aunque
no era, y resulto siendo el más indio de todos.

61 Publicado en el libro de Hugo Blanco Nosotros los indios (2010), pp. 17-18.

293
DOS. COMENTARIO DE RAÚL ZIBECHI62

Leer a Hugo Blanco es internarse en un torbellino de vida. Su prosa desnuda altera


inercias, ilumina, despierta la modorra. Su verbo despojado de atavíos y adornos,
crudo y despiadado pero riguroso y verdadero, va directo al grano, hunde el escalpelo
en las heridas sociales para mostrar, descarnadas, las opresiones de su gente. Es, por
tanto, algo incómodo leerlo. Es el grito descarnado que escupe la injusticia a la cara
de los opresores. Que impide cualquier neutralidad. Que pone en evidencia a los
distraídos. No es recomendable para quienes busquen refugio en la tersa y sedosa
rima de textos descomprometidos.
&RPR RWURV WH[WRV GH +XJR pVWH VH YXHOYH LQ¿QLWD WHUQXUD \ GHOLFDGD FDULFLD
cuando se posa en el mundo indio, en la vida cotidiana de los de abajo. Ahí hace
GHV¿ODU D ORV SRQJRV \ D ODV QLxDV YLRODGDV SRU ORV JDPRQDOHV UHFRQVWUX\H XQ
PXQGR VX PXQGR SREODGR GH FHUURV \ PDQDQWLDOHV TXHEUDGDV \ SLFDÀRUHV HVDV
campiñas cusqueñas que conoció caminándolas con sus ojotas gastadas. El gran José
María Arguedas, con esa sabiduría esculpida por el dolor del abandono, acertó en
GH¿QLUORHQEUHYHVWUD]RV©FRUD]yQGHSLHGUD\GHSDORPDª
No es una casualidad que dos enormes peruanos, José María y Hugo, hayan
compartido el amor por los indios quechuas de la sierra andina, una de las regiones
del mundo más castigadas por el dolor de las injusticias. La vida de Hugo no necesita
explicación. Ella es la que explica, con el resplandor de una trayectoria ejemplar,
de qué se trata el sumak kawsay ©EXHQYLYLUª HQWUHJDUVHVLQ¿VXUDVMXQWRDORV
de abajo, a la creación de ese otro mundo que anhelamos y que su vigoroso caminar
SUH¿JXUD

62 Publicado en el libro de Hugo Blanco Nosotros los Indios (2010), pp. 19-20.

295
TRES. COMENTARIO DE RODRIGO MONTOYA:
HUGO BLANCO EN LA HISTORIA DEL PERÚ63

Fue detenido y puesto en libertad vigilada, otra vez, como tantas en el pasado,
desde que la Federación de Campesinos del Cusco decretó, en 1962, la primera
reforma agraria del país. Durante el gobierno de Belaunde se le abrió un proceso
y estuvieron a punto de condenarlo a muerte. Recuerdo con nostalgia y cariño una
jornada de lucha en París, en 1967, por la vida de Hugo Blanco, presidida por Jean
Paul Sartre y presentada por Mario Vargas Llosa. No pudieron matarlo, pero fue
condenado a 25 años de cárcel. Hizo lo justo el gobierno de Velasco Alvarado en
darle libertad, pero se equivocó cuando le pidió que se convirtiera en funcionario
del régimen. Luego, le tocó partir al exilio. Volvió y obtuvo la votación más alta de
los candidatos de izquierda en la Asamblea Constituyente de 1979. Podría haber
sido el gran líder de la izquierda, pero la división fue más fuerte que la unidad y el
SURSLR%ODQFRSUH¿ULyVHUVRORHOFDQGLGDWRGHOHQWRQFHV3DUWLGR5HYROXFLRQDULRGH
los Trabajadores (PRT). Después, fue diputado. Un eclipse era inevitable al dejar su
espacio natural de organizador y líder de masas para lidiar en el parlamento con los
viejos zorros de la derecha.
Siguieron algunos años de silencio cuando pasó por Chiapas, en México. De los
zapatistas retomó el impulso para pensar en la política con armas nuevas. Ya no se
trata de la simple lucha por la tierra sino de defender pueblos con sus propias lenguas,
culturas, identidades, territorios, derecho de autodeterminación y autogobierno. De
regreso a Cusco, se reencontró con el quechua que es su lengua preciosa de toda
la vida y con los pueblos quechuas organizándose de otro modo. En una de las
muchas veces que conversamos, me contó que volvía con humildad para ayudar y
servir, no para ser otra vez el dirigente que fue. No se trata del reposo del guerrero
sino simplemente de un cambio de puesto en lo que ha sido su trayectoria vital y
política. Sigue siendo él mismo, desde su primer choque violento con la realidad
como cuenta en un breve texto dando cuenta de su última detención:

Mi ligazón a este caso se remonta a mi niñez en Huanoquite, Paruro, Cusco,


cuando recibí el impacto de la noticia de que el hacendado Bartolomé Paz
hizo que se marcara con hierro candente en la nalga de un campesino indígena
sus iniciales: BP. Naturalmente el señor Paz no fue detenido, eso no se podía
hacer con una persona de respeto. Probablemente ese hecho marcó el sentido
de mi vida. Ahora, su hijo, Rosendo Paz, heredero de la hacienda, arrebata las
tierras del anexo Maranura de la comunidad indígena de Tantarcalla, habiendo
inclusive instalado en ellas un corral que es utilizado para el depósito de ganado
robado…
63 Columna Navegar Río Arriba, Diario La República, Lima, 11 de octubre 2008.

297
TIERRA Y POLÍTICA EN PERÚ (1888-1980)

Recibe, querido Hugo, un hondo abrazo, lleno de gratitud por lo que hiciste
y haces para que acabe de una buena vez el reino de los señores de la tierra y sus
siervos. Después de las tomas de tierras y las reformas agrarias, otro es el rostro del
Perú.

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TIERRA Y POLITICA EN PERÚ (1888-1980)
EN HONOR DE HUGO BLANCO
se terminó de imprimir en el
mes de marzo del 2014 en los Talleres de
Impresiones y Ediciones Arteta E.I.R.L.

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