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Después ofreció una reunión a finales del año pasado, donde se reunirían los
miembros del proyecto Contratiempo. Su plática, en ocasiones muy académica, no
deja de ser amena, agradable. En esa noche, entre risas, anécdotas y momentos
conmovedores, fue fácil darse cuenta de que Lugo es una persona conformada de
cachitos de muchas cosas, de muchos libros, de muchas disciplinas; Lugo ha
llevado el cambio como forma de vida.
Gracias a un sueño de la niñez
Tuvo que hacerse de una formación cultural propia. Como el mismo cuenta,
sus acercamientos al arte fueron por desencuentros amorosos. En uno de ellos
tomó la guitarra y aprendió a tocarla por su cuenta. Se dio cuenta de que con la
música podía sacar todo eso que sentía, así que durante su etapa en el CCH Sur
empezó a explorar las posibilidades de formar parte de un grupo.
Esa es la parte clara de la universidad, “lo oscuro, bueno… no hay que ser
un genio para darse cuenta”, reímos, “malos maestros, mala formación, corruptela
política fuerte… estuve en el consejo técnico, así que me tocó directamente, con la
llama ardiendo… eso pone a prueba tus convicciones”.
Uno de los proyectos que definen a Lugo, por el que demuestra amor a la
camiseta, es Contratiempo, el cual nació a partir de “R positivo”. En un principio
fue un programa de radio, pero después se le ocurrió que podía invitar a los más
críticos de sus compañeros para formar una revista, la cual terminaría siendo la
primera revista en internet de la Facultad.
“Lo interesante del proyecto es que también hemos aprendido”, dice Lugo
mientras yo sorbo de mi café. La conversación ya duró lo suficiente como para que
mi bebida ya esté fría, ahí comprendo que Lugo también lo ha estado bebiendo
así. Al parecer no le importa, da un sorbito mientras le pregunto por esas
transformaciones. “Sólo se ha restructurado, se ha vuelto más frío… incluso puedo
decir que Contratiempo es una metáfora de mi vida”.
Hace tiempo vi que Lugo publicó unas fotos promocionando algo llamado
TesiCafé, así que le pregunto sobre qué trata. “Se puede decir que fue suerte,
entendido desde Séneca… él dice que la suerte es la intersección entre el trabajo
y la oportunidad… había una persona haciendo su proyecto de tesis y me pidió
asesorías, gratis, de compas… terminó su proyecto y me dijo <güey, eres muy
bueno, ¿por qué no hacemos un curso?>”.
Para ejemplo está su participación con Podemos. “Lo que aprendí allá fue la
flexibilidad que puede tener la academia… nunca pensé que iba a ejercer la
comunicación política, y el poder ejercerlo allá fue fenomenal… y que se pueden
hacer cambios, parece que no, pero sí se pueden, sólo hay que ser inteligentes”.
Terminamos la plática con sus proyectos a futuro. Quiere seguir con los
proyectos de intervención social, colaborando con la revista Zócalo, en la
docencia; sobre todo le importa terminar el doctorado y, al finalizar, si se puede,
abrir una cafetería con enfoque cultural. Cuando miro los cuadros que hay a
nuestro alrededor me dice: “como ésta, más o menos, pero hacer más eventos,
pláticas con escritores… hace dos años que se me ocurrió, pero soy muy
precavido para las ideas, soy muy paciente”.