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SEMANA 32
ORACIÓN: Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos
ayudamos y somos felices, te pedimos bendecir nuestros trabajos y
tareas de todos los días para que cumplamos con más ganas y
alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de
esta familia en nuestro hogar. Amén
PALABRA DE DIOS: Marcos 1,3: Escuchen ese grito en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus
senderos."
REFLEXIONAMOS:
Cada vez nos acercamos a la navidad, es importante enderezar nuestro camino, es decir reconocer nuestros errores y
corregirlos para recibir a Jesús con alegría.
La venida de Cristo exige una continua conversión. El tiempo del Adviento, es una llamada a la conversión para preparar los
caminos del Señor y acoger al Señor que viene. El Señor ya no quiere nacer en una cueva, el Señor quiere nacer, ahora, en
cada uno de los corazones de los hombres.
REFLEXIONAMOS: En esta Navidad tenemos que ser auténticos con nuestra fe, busquemos
en nuestro interior y veamos esos pecados de omisión: el no hacer el bien, el no preocuparnos
de los que están a nuestro lado, del hermano que nos tiende la mano y hacemos como que no
lo vemos, como que no lo oímos. Veamos si en nuestra vida hay desprendimiento y
generosidad o vivimos solo para atesorar y cuando nos parece que tenemos las manos llenas,
las tenemos vacías ante los ojos de Dios.
Que en la Nochebuena sea de verdad el nacimiento de Jesús en nuestro corazón. Vamos a
limpiar y quitar el polvo del olvido para las buenas obras. Vamos a colgar para siempre la
estrella de la humildad donde antes había soberbia, vamos a poner una guirnalda de caridad
donde antes había desamor. Vamos a cambiar nuestra vida interior fría y apática, por una
valiente y plena de autenticidad. Vamos a darle al Señor, limpieza de corazón y buena voluntad.
¿QUÉ NOS ENSEÑA LA NAVIDAD?
La Navidad es una de las fiestas más importantes de la Iglesia porque en ella celebramos que el Hijo de Dios se hizo
hombre para abrirnos las puertas del Cielo, para enseñarnos el camino para la vida eterna.
La Navidad nos recuerda que Dios no está lejos, sino muy cerca de nosotros, porque celebramos al Niño Jesús que es
Hijo de Dios. En Él, Dios nos mostró su rostro humano, para salvarnos y amarnos desde la tierra; es un momento privilegiado
para meditar sobre el Nacimiento de Cristo, que es la imagen perfecta del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Jesucristo es luz, amor, perdón y alegría para todos los hombres y mujeres de buena
voluntad.
Podemos reflexionar las virtudes que encontramos en los diferentes personajes
involucrados y luego, aplicarlas a nuestra vida:
María nos enseña a ser humildes, a aceptar la voluntad de Dios, a vivir cerca de Dios
por medio de la oración, a obedecer y a creer en Dios.
José nos enseña a escuchar a Dios y hacer lo que Él nos diga en nuestra vida, aunque
no lo entendamos y a confiar en Dios.
Jesús nos enseña la sencillez. A Dios le gusta que seamos sencillos, que no nos
importen tanto las cosas materiales. Jesús, a pesar de ser el Salvador del mundo,
nació en la pobreza.
Los pastores nos enseñan que la verdadera alegría es la que viene de Dios. Ellos
tenían un corazón sencillo que se alegraron con el gran acontecimiento del nacimiento
de Cristo.
La Sagrada Familia nos da ejemplo de la aceptación de la Voluntad de Dios, viviendo
con sencillez, humildad y alegría el nacimiento de Jesús en el Portal de Belén.