Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
FALARIS I - II
'Egè, fhs…n, ð Delfo…, kaˆ par¦ p©si mn «Yo, varones de Delfos, daría todo a cambio de
to‹j “Ellhsi toioàtoj Øpolamb£nesqai aparecer a los ojos de todos los helenos como
Ðpo‹Òj e„mi, ¢ll¦ m¾ Ðpo‹on ¹ par¦ tîn realmente soy, y no como el rumor propalado
misoÚntwn kaˆ fqonoÚntwn f»mh ta‹j tîn por quienes me odian y envidian me ha
¢gnooÚntwn ¢koa‹j paradšdwken, ¢ntˆ tîn presentado ante los oídos de quienes me
p£ntwn ¢llaxa…mhn ¥n, m£lista d par' desconocen; y en especial quisiera aparecer así
Øm‹n, ÓsJ ƒero… tš ™ste kaˆ p£redroi toà ante vosotros, dado que sois sacerdotes y
Puq…ou kaˆ mÒnon oÙ sÚnoikoi kaˆ allegados de Apolo, y casi compartís con él casa
ÐmwrÒfioi toà qeoà. ¹goàmai g£r, e„ Øm‹n y techo. Estimo que, si me justifico ante
¢pologhsa…mhn kaˆ pe…saimi m£thn çmÕj vosotros y os convenzo de lo infundado de mi
ØpeilÁfqai, kaˆ to‹j ¥lloij ¤pasi di' Ømîn fama de crueldad, quedaré justificado también
¢poleloghmšnoj œsesqai. kalî d ïn ™rî ante todos los demás griegos. E invocaré al
tÕn qeÕn aÙtÕn m£rtura, Ön oÙk œni d» pou propio dios como testigo de mis palabras, ya
paralog…sasqai kaˆ yeude‹ lÒgJ que a él no es posible inducirle a error ni
paragage‹n· ¢nqrèpouj mn g¦r ‡swj arrastrarle con falsedades, pues a los hombres
™xapatÁsai ·®dion, qeÕn dš, kaˆ m£lista tal vez sea fácil engañarles, pero escapar al
toàton, dialaqe‹n ¢dÚnaton. juicio de un dios —y en especial de éste— es
imposible.
3 ToÙnteàqen oƒ mn oÙkšti ™t£ratton, ¢ll' 3 »A partir de entonces los enemigos dejaron
Øp»kouon, ™gë d Ãrcon, ¹ pÒlij d de perturbar y se sometieron: yo ejercía el poder
¢stas…astoj Ãn. sfag¦j d À ™l£seij À y la ciudad permanecía en calma. Ejecuciones,
dhmeÚseij oÙd kat¦ tîn ™pibebouleukÒtwn destierros y confiscaciones no hube de realizar
e„rgazÒmhn, ka…toi ¢nagka‹on ×n t¦ toiaàta contra mis enemigos, aun cuando son necesarias
tolm©n ™n ¢rcÍ tÁj dunaste…aj m£lista. medidas de ese tipo, sobre todo al comienzo de
filanqrwp…v g¦r kaˆ prvÒthti kaˆ tù ¹mšrJ un mandato, pues con humanidad, dulzura y
k¢x „sotim…aj qaumas…wj ™gë ½lpizon ™j tÕ mansedumbre, y mediante la igualdad de trato
pe…qesqai pros£xesqai toÚtouj. eÙqÝj goàn abrigaba maravillosas esperanzas de conducirles
to‹j mn ™cqro‹j ™spe…smhn kaˆ dihll£gmhn, a la obediencia. Pronto, pues, llegué a un pacto
kaˆ sumboÚloij kaˆ sunest…oij ™crèmhn to‹j de reconciliación con mis adversarios, y tomé a
ple…stoij aÙtîn. t¾n d pÒlin aÙt¾n Ðrîn la mayoría de ellos como consejeros y
Ñligwr…v tîn proestètwn diefqarmšnhn, tîn comensales. En cuanto a la ciudad misma,
pollîn kleptÒntwn, m©llon d ¡rpazÒntwn viendo que se hallaba arruinada por negligencia
t¦ koin£, Ød£twn te ™pirro…aij ¢nekths£mhn de las autoridades —pues la mayoría había
kaˆ o„kodomhm£twn ¢nast£sesin ™kÒsmhsa robado o, mejor dicho, saqueado los bienes
kaˆ teicîn peribolÍ ™kr£tuna kaˆ t¦j públicos—, la restauré dotándola de acueductos,
prosÒdouj, Ósai Ãsan koina…, tÍ tîn la adorné con construcciones de edificios, la
™festètwn ™pimele…v ·vd…wj ™phÚxhsa kaˆ fortifiqué rodeándola de murallas; los ingresos
tÁj neola…aj ™pemeloÚmhn kaˆ tîn gerÒntwn del Estado los incrementé fácilmente gracias al
proÙnÒoun kaˆ tÕn dÁmon ™n qšaij kaˆ celo de mis funcionarios, mientras me
dianoma‹j kaˆ panhgÚresi kaˆ dhmoqoin…aij preocupaba de la juventud y atendía a los
diÁgon, Ûbreij d parqšnwn À ™f»bwn ancianos, al tiempo que deleitaba al pueblo con
diafqoraˆ À gunaikîn ¢pagwgaˆ À espectáculos, regalos, fiestas y banquetes. Y oír
dorufÒrwn ™pipšmyeij À despotik» tij hablar de doncellas ultrajadas, jóvenes
¢peil¾ ¢potrÒpai£ moi kaˆ ¢koàsai Ãn. corrompidos, mujeres raptadas, acciones
policiales o alguna forma de despotismo era
para mí algo abominable.
4 ½dh d kaˆ perˆ toà ¢fe‹nai t¾n ¢rc¾n 4 »Ya incluso pensaba en dejar el poder y
kaˆ kataqšsqai t¾n dunaste…an poner término a mi mandato, considerando
™skopoÚmhn, Ópwj mÒnon ¢sfalîj paÚsaito cómo podría hacerse con garantías de
¥n tij ™nnoîn, ™peˆ tÒ ge ¥rcein aÙtÕ kaˆ seguridad, pues el mando en sí mismo y llevar
p£nta pr£ttein ™pacqj ½dh kaˆ sÝn fqÒnJ todos los asuntos me resultaba ya desagradable,
kamathrÕn ™dÒkei moi enai· tÕ d' Ópwj causa de envidia y agotador; y estudiaba por
mhkšti toiaÚthj tinÕj qerape…aj de»setai ¹ entonces la forma de que la ciudad no necesitara
pÒlij, toàt' ™z»toun œti. k¢gë mn Ð ¢rca‹oj en el futuro de una tutela semejante. Y mientras
perˆ taàta econ, oƒ d ½dh te sun…stanto yo, en mi ingenuidad, me ocupaba de esto, los
™p' ™m kaˆ perˆ toà trÒpou tÁj ™piboulÁj otros ya se habían confabulado contra mí y
kaˆ ¢post£sewj ™skopoànto kaˆ planeaban los detalles de la conspiración y del
sunwmos…aj sunekrÒtoun kaˆ Ópla ½qroizon levantamiento, reclutando bandas de
kaˆ cr»mata ™por…zonto kaˆ toÝj conjurados, acopiando armas, reuniendo dinero,
¢stuge…tonaj ™pekaloànto kaˆ e„j t¾n pidiendo ayuda a pueblos vecinos, mandando
`Ell£da par¦ Lakedaimon…ouj kaˆ embajadas a la Hélade, a espartanos y
'Aqhna…ouj ™presbeÚonto· § mn g¦r perˆ atenienses. Ya habían decidido lo que iban a
™moà aÙtoà, e„ lhfqe…hn, ™dšdokto ½dh hacer conmigo, si caía en su poder; cómo
aÙto‹j kaˆ Ópwj me aÙtoceir…v pensaban descuartizarme con sus propias manos
diasp£sesqai ºpe…loun kaˆ §j kol£seij y los castigos que pensaban aplicarme antes, los
™penÒoun, dhmos…v strebloÚmenoi ™xe‹pon. declararon públicamente en el tormento. No
toà mn d¾ mhdn paqe‹n toioàton oƒ qeoˆ haber sufrido yo nada semejante es obra de los
a‡tioi fwr£santej t¾n ™piboul»n, kaˆ dioses, que sacaron a la luz la conspiración, y
m£list£ ge Ð PÚqioj Ñne…rat£ te prode…xaj en especial de Apolo Pitio 2, que me reveló
kaˆ toÝj mhnÚsontaj ›kasta ™pipšmpwn. sueños y envió a quienes los interpretaron
exhaustivamente.
5 'Egë d ™ntaàqa ½dh Øm©j, ð Delfo…, ™pˆ 5 »Y yo ahora os ruego, varones de Delfos,
toà aÙtoà dšouj nàn tù logismù genomšnouj que imaginéis en este punto el temor que me
¢xiî perˆ tîn tÒte praktšwn moi asaltó y deliberéis conmigo acerca de mi
sumbouleàsai, Óte ¢fÚlaktoj Ñl…gou de‹n conducta de entonces, cuando prácticamente me
lhfqeˆj ™z»toun tin¦ swthr…an perˆ tîn hallaba sin guardia y buscaba alguna forma de
parÒntwn. prÕj Ñl…gon oân tÍ gnèmV ™j salvación en aquellas circunstancias. Trasladaos
'Akr£ganta par' ™m ¢podhm»santej kaˆ por un momento con la imaginación a
„dÒntej t¦j paraskeu¦j aÙtîn kaˆ t¦j Acragante, junto a mí, ved sus preparativos,
¢peil¦j ¢koÚsantej e‡pate t… de‹ poie‹n; escuchad sus amenazas y decidme qué debo
filanqrwp…v crÁsqai prÕj aÙtoÝj œti kaˆ hacer. ¿Tratarles aún con humanidad,
fe…desqai kaˆ ¢nšcesqai Óson aÙt…ka perdonarles y soportarles cuando yo estaba al
mell»sonta pe…sesqai t¦ Ûstata; m©llon borde del suplicio? ¿Más aún: ofrecer ya
d gumn¾n ½dh Øpšcein t¾n sfag¾n kaˆ t¦ desnuda mi garganta y ver cómo lo que más
f…ltata ™n Ñfqalmo‹j Ðr©n ¢pollÚmena; À quería perecía ante mis ojos? ¿No habría sido
t¦ mn toiaàta p£nu ºliq…ou tinÕj enai, esto el colmo de la insensatez? ¿No debía dar
genna‹a d kaˆ ¢ndrèdh dianohqšnta kaˆ pruebas de nobleza y virilidad y, con el coraje
col¾n œmfronoj kaˆ ºdikhmšnou ¢ndrÕj propio de un hombre sensato víctima de
¢nalabÒnta metelqe‹n ™ke…nouj, ™mautù d traición, atacarles, al tiempo que consolidaba mi
™k tîn ™nÒntwn t¾n ™j tÕ ™piÕn ¢sf£leian futuro a partir de la situación presente? Sé que
parasce‹n; taàt' od' Óti sunebouleÚsate me habríais aconsejado esto último.
¥n.
6 T… oân ™gë met¦ toàto ™po…hsa; 6 »¿Qué es, pues, lo que he hecho tras esto?
metasteil£menoj toÝj a„t…ouj kaˆ lÒgou Llamé a los responsables, les oí, aduje las
metadoÝj aÙto‹j kaˆ toÝj ™lšgcouj pruebas y les dejé claramente convictos en cada
paragagën kaˆ safîj ™xelšgxaj ›kasta, cuestión; y, como ellos ni siquiera lo negaron,
™peˆ mhd' aÙtoˆ œti œxarnoi Ãsan, ºmunÒmhn tomé venganza profundamente irritado, no por
¢ganaktîn tÕ plšon oÙc Óti haber sido objeto de la conjura, sino porque no
™pebebouleÚmhn, ¢ll' Óti m¾ e„£qhn Øp' me permitieron mantener el sistema que había
aÙtîn ™n ™ke…nV tÍ proairšsei me‹nai, ¿n ™x instaurado desde un principio. Y desde entonces
¢rcÁj ™nesths£mhn. kaˆ tÕ ¢p' ™ke…nou vivo yo siempre en guardia, castigando sin
ful£ttwn mn ™mautÕn diatelî, ™ke…nwn d tregua a aquellos que atentan contra mí. Y ahora
toÝj ¢eˆ ™pibouleÚont£j moikol£zwn. eq' oƒ los hombres me acusan de crueldad, sin
¥nqrwpoi ™m tÁj çmÒthtoj a„tiîntai oÙkšti considerar quién de nosotros inició esta
logizÒmenoi par¦ potšrou ¹mîn Ãn ¹ prèth situación; simplificando el fondo de la cuestión
toÚtwn ¢rc», sunelÒntej d t¢n mšsJ kaˆ y los motivos del castigo, suelen reprochar las
™f' oŒj ™kol£zonto t¦j timwr…aj aÙt¦j penas en sí y la pretendida crueldad de las
Ætiînto kaˆ t¦j dokoÚsaj ™n aÙta‹j mismas. Es como si alguno de vosotros viera
çmÒthtaj, Ómoion æj e‡ tij par' Øm‹n despeñar a un ladrón sacrílego y, sin considerar
ƒerÒsulÒn tina „dën ¢pÕ tÁj pštraj su delito —haber penetrado de noche en el
·iptÒmenon § mn ™tÒlmhse m¾ log…zoito, æj
templo, derribado las ofrendas y profanado la
nÚktwr ™j tÕ ƒerÕn parÁlqe kaˆ katšspase
imagen—, os acusara de gran crueldad porque,
t¦ ¢naq»mata kaˆ toà xo£nou ¼yato,
llamándoos helenos y sacerdotes, consentisteis
kathgoro…h d Ømîn poll¾n t¾n ¢griÒthta,
que un hombre heleno sufriera semejante
2Este epíteto propio del Apolo profético se relaciona con la raíz indoeuropea bhudh-, presente en el nombre
de la serpiente Pitón —culto ctónico prehelénico en Delfos—, muerta por el dios según el mito (griego
Pythó), y también con la del verbo pynthánomai, «informarse».
Óti “Ellhnšj te kaˆ ƒeroˆ enai lšgontej castigo cerca del templo —pues, según dicen, la
Øpeme…nate ¥nqrwpon “Ellhna plhs…on toà peña no está muy lejos de la ciudad 3—. Pero
ƒeroà –kaˆ g¦r oÙ p£nu pÒrrw tÁj pÒlewj creo que os reiréis si alguien os formula esa
enai lšgetai ¹ pštra–kol£sei toiaÚtV acusación, y todos los demás hombres
peribale‹n. ¢ll', omai, aÙtoˆ aplaudirán vuestro rigor contra los impíos.
katagel£sesqe, Àn taàta lšgV tij kaq'
Ømîn, kaˆ oƒ ¥lloi p£ntej ™painšsontai
Ømîn t¾n kat¦ tîn ¢seboÚntwn çmÒthta.
7 TÕ d' Ólon oƒ dÁmoi oÙk ™xet£zontej 7 »En general, los pueblos, sin pararse a pensar
Ðpo‹Òj tij Ð to‹j pr£gmasin ™festèj ™stin, cómo es quien está al frente del Estado, si justo
e‡te d…kaioj e‡te ¥dikoj, aÙtÕ ¡plîj tÕ tÁj o injusto, aborrecen simplemente el nombre
turann…doj Ônoma misoàsi kaˆ tÕn tÚrannon, mismo de la tiranía y al tirano, aunque sea naco,
k¨n A„akÕj À M…nwj À `Rad£manquj Ï, Minos o Radamantis 4, ponen igualmente su
Ðmo…wj ™x ¤pantoj ¢nele‹n speÚdousin, toÝj empeño en aniquilarle, teniendo a la vista a los
mn ponhroÝj aÙtîn prÕ Ñfqalmîn malos, e involucrando a los buenos en igual
tiqšmenoi, toÝj d crhstoÝj tÍ koinwn…v tÁj odio por la identidad de la denominación. En
proshgor…aj tù Ðmo…J m…sei efecto, sé por referencias que entre vosotros, los
sumperilamb£nontej. ™gë goàn ¢koÚw kaˆ helenos, surgieron muchos tiranos que, bajo ese
par' Øm‹n to‹j “Ellhsi polloÝj genšsqai nombre tan vilipendiado, han demostrado ser de
tur£nnouj sofoÝj ØpÕ faÚlJ ÑnÒmati un natural bueno y pacífico, e incluso de
dokoànti crhstÕn kaˆ ¼meron Ãqoj algunos de ellos hay breves inscripciones
™pidedeigmšnouj, ïn ™n…wn kaˆ lÒgouj enai depositadas en vuestro templo, ofrendas y
brace‹j ™n tù ƒerù Ømîn ¢pokeimšnouj, exvotos a Apolo Pitio.
¢g£lmata kaˆ ¢naq»mata tù Puq…J.
8 `Or©te d kaˆ toÝj nomoqštaj tù 8 »Observad también cómo los legisladores
kolastikù e‡dei tÕ plšon nšmontaj, æj tîn dedican el mayor espacio a la naturaleza de las
ge ¥llwn oÙdn Ôfeloj, e„ m¾ Ð fÒboj penas, pues en nada aprovecharía lo demás de
prose…h kaˆ ™lpˆj tÁj kol£sewj. ¹m‹n d no acompañarlo el miedo y la expectación del
toàto pollù ¢nagkaiÒteron to‹j tur£nnoij, castigo. Para nosotros, los tiranos, esto es
ÓsJ prÕj ¢n£gkhn ™xhgoÚmeqa kaˆ misoàs… mucho más necesario, pues gobernamos por la
te ¤ma kaˆ ™pibouleÚousin ¢nqrèpoij fuerza y estamos rodeados de personas que nos
sÚnesmen, Ópou mhd tîn mormoluke…wn odian y atentan contra nosotros, en un medio en
ÔfelÒj ti ¹m‹n g…gnetai, ¢ll¦ tù perˆ tÁj que de nada nos sirven los espantajos, y la
“Udraj mÚqJ tÕ pr©gma œoiken· ÓsJ g¦r ¨n realidad se asemeja al mito de Hidra, pues
™kkÒptwmen, tosùde ple…ouj ¹m‹n cuantas más cabezas cortamos, más motivos
¢nafÚontai toà kol£zein ¢forma…. fšrein d para castigar brotan ante nosotros. Es necesario
¢n£gkh kaˆ tÕ ¢nafuÒmenon ™kkÒptein ¢eˆ resistir, cortar lo que brota continuamente y
kaˆ ™pika…ein n¾ D…a kat¦ tÕn 'IÒlewn, e„ hasta quemarlo, por Zeus, como Yolao 5, si
mšllomen ™pikrat»sein· tÕn g¦r ¤pax e„j t¦ queremos dominar la situación. Pues quien una
toiaàta ™mpese‹n ºnagkasmšnon Ómoion cr¾ vez se ve obligado a recurrir a tales métodos
tÍ Øpoqšsei kaˆ aÙtÕn enai, À feidÒmenon debe ser consecuente con su actitud, o perecer si
tîn plhs…on ¢polwlšnai. Ólwj dš, t…na es indulgente con quienes le rodean. Por lo
o‡esqe oÛtwj ¥grion À ¢n»meron ¥nqrwpon general, ¿quién creéis que es tan salvaje o tan
enai æj ¼desqai mastigoànta kaˆ o„mwgîn violento, que se regocije azotando u oyendo
3 Se refiere a la peña desde la que eran arrojados en Delfos los sacrílegos (griego Hyampeíā). Tal vez haya una
remota referencia a la ejecución legendaria de Esopo, acusado de haber robado una copa del templo.
4 Estos legendarios personajes encarnan la justicia proverbial repetidamente en la literatura griega (cf.
9 E„ d de‹ met¦ parrhs…aj e„pe‹n, ™gë mšn, 9 »Y si hay que hablar con libertad, por mi
e„ a†res…j moi proteqe…h, pÒtera boÚlomai parte, si se me diera opción entre castigar a
kol£zein tin¦j ¢d…kwj À aÙtÕj ¢poqane‹n, algunos injustamente o morir yo mismo, tened
eâ ‡ste æj oÙdn mell»saj ˜lo…mhn ¨n por cierto que no vacilaría en elegir mi muerte
teqn£nai m©llon À mhdn ¢dikoàntaj antes que castigar a inocentes. Pero, si alguien
kol£zein. e„ dš tij fa…h, BoÚlei, ð F£lari, me dijera: Prefieres, Fálaris, morir tú mismo
teqn£nai aÙtÕj ¢d…kwj À dika…wj kol£zein injustamente a castigar justamente a tus
toÝj ™piboÚlouj; toàto boulo…mhn ¥n; aâqij conspiradores?’, elegiría esto último. Y, una vez
g¦r Øm©j, ð Delfo…, sumboÚlouj kalî, más, varones de Delfos, os invoco como
pÒteron ¥meinon enai ¢d…kwj ¢poqane‹n À consejeros: ¿es mejor morir injustamente o
¢d…kwj sèzein tÕn ™pibebouleukÒta; oÙdeˆj perdonar injustamente al conspirador? No creo
oÛtwj, omai, ¢nÒhtÒj ™stin Öj oÙk ¨n que haya nadie tan necio que no prefiera vivir a
protim»seie zÁn m©llon À sèzwn toÝj perecer perdonando a sus enemigos. Sin
™cqroÝj ¢polwlšnai. ka…toi pÒsouj ™gë kaˆ embargo, ¡a cuántos he perdonado yo que
tîn ™piceirhs£ntwn moi kaˆ fanerîj habían atentado contra mí y quedado claramente
™lhlegmšnwn Ómwj œswsa; oŒon ”Akanqon convictos! Tal es el caso de Acanto —aquí
toutonˆ kaˆ Timokr£th kaˆ LewgÒran tÕn presente—, Timócrates y Leógoras, su herma-
¢delfÕn aÙtoà, palai©j sunhqe…aj tÁj prÕj no, en consideración a mi antigua amistad con
aÙtoÝj mnhmoneÚsaj. ellos.
11 Taàta mn oân Øpr ™mautoà 11 »Os he dicho estas palabras en mi propia
¢polelÒghmai Øm‹n, ¢lhqÁ kaˆ d…kaia kaˆ defensa, verdaderas, justas y dignas de elogio,
™pa…nou m©llon, æj ™mautÕn pe…qw, À m…souj en cuanto se me alcanza, más que de odio. En
¥xia. Øpr d toà ¢naq»matoj kairÕj Øm©j cuanto a mi ofrenda, es el momento de que
¢koàsai Óqen kaˆ Ópwj tÕn taàron toàton oigáis dónde y cómo conseguí este toro. No lo
™kths£mhn, oÙk ™kdoÝj aÙtÕj tù encargué yo mismo al escultor —¡ojalá no esté
¢ndriantopoiù–m¾ g¦r oÛtw mane…hn, æj jamás tan loco como para desear tales
toioÚtwn ™piqumÁsai kthm£twn–¢ll¦ objetos!—, sino que había en nuestra tierra un
Per…laoj Ãn tij ¹medapÒj, calkeÝj mn tal Perilao, tan buen orfebre como mala
¢gaqÒj, ponhrÕj d ¥nqrwpoj. oátoj persona. El individuo, confundido totalmente
p£mpolu tÁj ™mÁj gnèmhj dihmarthkëj õeto respecto a mi punto de vista, creyó compla-
carie‹sqa… moi, e„ kain»n tina kÒlasin cerme ideando esta nueva tortura, como si yo
™pino»seien, æj ™x ¤pantoj kol£zein pretendiera aplicarlas de todas las formas
™piqumoànti. kaˆ d¾ kataskeu£saj tÕn boàn posibles. Realizó, pues, el toro y vino a
Âkš moi kom…zwn k£lliston „de‹n kaˆ prÕj tÕ ofrecérmelo, con su bellísimo aspecto y extrema
¢kribšstaton e„kasmšnon· kin»sewj g¦r semejanza, pues sólo le faltaba el movimiento y
aÙtù kaˆ mukhqmoà œdei mÒnon prÕj tÕ kaˆ el mugido para parecer un ser vivo. Al verlo,
œmyucon enai doke‹n. „dën d ¢nškragon exclamé al punto: ‘Digno es el presente de
eÙqÚj, ¥xion tÕ ktÁma toà Puq…ou, pemptšoj Apolo Pitio; hay que enviar el toro al dios’.
Ð taàroj tù qeù. Ð d Per…laoj parestèj, Perilao acercóseme y dijo: ‘¿Por qué no
T… d' e„ m£qoij, œfh, t¾n sof…an t¾n ™n aÙtù compruebas la sabiduría que encierra y la
kaˆ t¾n cre…an ¿n paršcetai; kaˆ ¢no…xaj utilidad que ofrece?’ Y, abriendo el toro por el
¤ma tÕn taàron kat¦ t¦ nîta, ”Hn tina, lomo, añadió: ‘Si quieres torturar a alguien,
œfh, kol£zein ™qšlVj, ™mbib£saj e„j tÕ introdúcelo dentro de esta máquina, ciérrala,
mhc£nhma toàto kaˆ katakle…saj aplica estas flautas al hocico del buey y manda
prostiqšnai mn toÝj aÙloÝj toÚsde prÕj encender fuego debajo; así el torturado se
toÝj muxwtÁraj toà boÒj, pàr d Øpoka…ein debatirá en gritos y lamentos, presa de in-
keleÚein, kaˆ Ð mn o„mèxetai kaˆ bo»setai cesantes dolores, y su grito a través de las
¢l»ktoij ta‹j ÑdÚnaij ™cÒmenoj, ¹ bo¾ d flautas te ofrecerá las más dulces melodías
di¦ tîn aÙlîn mšlh soi ¢potelšsei oŒa imaginables, con acompañamiento quejumbroso
ligurètata kaˆ ™paul»sei qrhnîdej kaˆ y mugido dolorosísimo, de forma que él reciba
muk»setai goerètaton, æj tÕn mn su tortura y tú goces del concierto de flauta’.
kol£zesqai, s d tšrpesqai metaxÝ
katauloÚmenon.
12 ™gë d æj toàto ½kousa, ™mus£cqhn t¾n 12 »Yo, al oír esto, sentí repugnancia ante la
kakomhcan…an toà ¢ndrÕj kaˆ t¾n ™p…noian refinada perversidad del individuo, odié su
™m…shsa toà kataskeu£smatoj kaˆ o„ke…an artefacto y le di el castigo merecido. ‘Bien,
aÙtù timwr…an ™pšqhka· ka…, ”Age d», œfhn, Perilao —repuse—, si cuanto dices no es mera
ð Per…lae, e„ m¾ ken¾ ¥llwj ØpÒscesij jactancia, demuéstranos la verdad de tu arte
taàt£ ™sti, de‹xon ¹m‹n aÙtÕj e„selqën t¾n penetrando tú mismo, e imita a los que claman,
¢l»qeian tÁj tšcnhj kaˆ m…mhsai toÝj para que sepamos si suenan a través de las
boîntaj, †n' e„dîmen e„ kaˆ § f¾j mšlh di¦ flautas las melodías que dices’. Accede a ello
tîn aÙlîn fqšggetai. pe…qetai mn taàta Ð Perilao, y yo, cuando estaba dentro, le encierro
Per…laoj, ™gë dš, ™peˆ œndon Ãn, y ordeno encender fuego por debajo. ‘Cobre —
katakle…saj aÙtÕn pàr Øf£ptein ™kšleuon, le dije— el justo salario de tu maravilloso arte,
'Apol£mbane, e„pèn, tÕn ¥xion misqÕn tÁj de suerte que seas tú el primer maestro de
qaumastÁj sou tšcnhj, †n' Ð did£skaloj tÁj música que toques la flauta.’ Aquél sufrió en
mousikÁj prîtoj aÙtÕj aÙlÍj. kaˆ Ð mn justicia, obteniendo el fruto de su destreza
d…kaia œpascen ¢polaÚwn tÁj aØtoà inventiva; y yo, cuando aún el hombre se
eÙmhcan…aj· ™gë d œti œmpnoun kaˆ zînta hallaba con vida y respiraba, ordené que le
tÕn ¥ndra ™xaireqÁnai keleÚsaj, æj m¾ sacaran, a fin de que no mancillara la obra
mi£neie tÕ œrgon ™napoqanèn, ™ke‹non mn muriendo dentro, y dispuse que le arrojaran
desde un precipicio, quedando insepulto;
¥tafon kat¦ krhmnîn ·…ptein ™kšleusa,
purifiqué el toro y os lo he enviado para
kaq»raj d tÕn boàn ¢nšpemya Øm‹n ofrecerlo al dios. Y ordené grabar en él toda la
¢nateqhsÒmenon tù qeù. kaˆ ™pigr£yai ge historia, mi nombre como oferente, el de
™p' aÙtù ™kšleusa t¾n p©san di»ghsin, toà Perilao, el artista, su proyecto, mi acto
¢natiqšntoj ™moà toÜnoma, tÕn tecn…thn tÕn justiciero, el castigo adecuado, las melodías del
Per…laon, t¾n ™p…noian t¾n ™ke…nou, t¾n ingenioso orfebre y la primera experiencia
dikaiosÚnhn t¾n ™m»n, t¾n pršpousan musical.
timwr…an, t¦ toà sofoà calkšwj mšlh, t¾n
prèthn pe‹ran tÁj mousikÁj.
13 `Ume‹j dš, ð Delfo…, d…kaia poi»sete 13 »Por vuestra parte, varones de Delfos,
qÚsantej mn Øpr ™moà met¦ tîn pršsbewn, obraréis en justicia si oficiáis un sacrificio por
¢naqšntej d tÕn taàron ™n kalù toà ƒeroà, mí, acompañados de mis embajadores y
æj p£ntej e„de‹en oŒoj ™gë prÕj toÝj colocáis el toro en un lugar noble del templo,
ponhroÚj e„mi kaˆ Ópwj ¢mÚnomai t¦j para que todos conozcan cómo me comporto
peritt¦j ™j kak…an ™piqum…aj aÙtîn. ƒkanÕn con los malvados, y de qué modo rechazo sus
goàn kaˆ toàto mÒnon dhlîsa… mou tÕn superfluas inclinaciones a la perversidad. Este
trÒpon, Per…laoj kolasqeˆj kaˆ Ð taàroj único ejemplo baste, pues, para revelar mi
¢nateqeˆj kaˆ mhkšti fulacqeˆj prÕj ¥llwn carácter: Perilao fue castigado, y el toro
kolazomšnwn aÙl»mata mhd melJd»saj consagrado, en vez de reservarlo para dar con-
¥llo œti pl¾n mÒna t¦ toà tecn…tou ciertos mientras otros sufrían castigos, ni
muk»mata, kaˆ Óti ™n mÒnJ aÙtù kaˆ pe‹ran entonar otra melodía que los mugidos de su
œlabon tÁj tšcnhj kaˆ katšpausa t¾n inventor, porque él solo me bastó para
¥mouson ™ke…nhn kaˆ ¢p£nqrwpon òd»n. kaˆ comprobar su arte, con lo que puse término a
t¦ mn parÒnta taàta par' ™moà tù qeù· aquel canto tan ajeno a las Musas como inhu-
¢naq»sw d kaˆ ¥lla poll£kij, ™peid£n moi mano. En el día de hoy, ésta es mi ofrenda al
par£scV mhkšti de‹sqai kol£sewn. dios, pero le elevaré muchas otras, tan pronto
me permita prescindir de los castigos.»
14 Taàta mšn, ð Delfo…, t¦ par¦ toà 14 Éstas son, varones de Delfos, las palabras de
Fal£ridoj, ¢lhqÁ p£nta kaˆ oŒa ™pr£cqh Fálaris: todo ello es cierto, así ocurrieron los
›kasta, kaˆ d…kaioi ¨n e‡hmen pisteÚesqai hechos, y sería justo que aceptarais nuestro
Øf' Ømîn marturoàntej, æj ¨n kaˆ e„dÒtej testimonio, como conocedores de lo ocurrido y
kaˆ mhdem…an toà yeÚdesqai nàn a„t…an ajenos a toda acusación de falsedad. Y, si hay
œcontej. e„ d de‹ kaˆ dehqÁnai Øpr ¢ndrÕj que interceder en favor de un hombre
m£thn ponhroà dokoàntoj kaˆ ¥kontoj erróneamente tenido por perverso y forzado a
kol£zein ºnagkasmšnou, ƒketeÚomen Øm©j castigar contra su voluntad, os lo suplicamos
¹me‹j oƒ 'Akragant‹noi “Ellhnšj te Ôntej nosotros, los ciudadanos de Acragante, que
kaˆ tÕ ¢rca‹on Dwrie‹j, prosšsqai tÕn somos helenos de origen dorio: aceptad a un
¥ndra f…lon enai ™qšlonta kaˆ poll¦ kaˆ hombre que quiere ser amigo vuestro y está
dhmos…v kaˆ „d…v ›kaston Ømîn eâ poiÁsai decidido a colmaros de favores a cada uno de
ærmhmšnon. l£bete oân aÙtoˆ tÕn taàron kaˆ vosotros, tanto oficial como privadamente.
¢n£qete kaˆ eÜxasqe Øpšr te tÁj Aceptad, pues, el toro por vuestra parte,
'Akr£gantoj kaˆ Øpr aÙtoà Fal£ridoj, kaˆ emplazadlo y elevad vuestras plegarias por
m»te ¹m©j ¢pr£ktouj ¢popšmyhte m»te Acragante y por el propio Fálaris; no hagáis que
™ke‹non Øbr…shte m»te tÕn qeÕn regresemos fracasados, con agravio para aquél,
¢poster»shte kall…stou te ¤ma kaˆ al tiempo que priváis al dios de una ofrenda tan
dikaiot£tou ¢naq»matoj. extremadamente hermosa como merecida.
II
3 Dšomai d Ømîn DelfÕj kaˆ aÙtÕj ín kaˆ 3 Os suplico, como delfio que soy y partícipe
tÕ ‡son metšcwn tÁj te dhmos…aj eÙkle…aj, por igual del renombre público, si se mantiene,
e„ ful£ttoito, kaˆ tÁj ™nant…aj dÒxhj, e„ ™k y de la fama adversa, si se origina a partir de la
tîn parÒntwn prosgšnoito, m»t' ¢pokle…ein cuestión presente, que no cerréis el templo a los
tÕ ƒerÕn to‹j eÙseboàsi m»te t¾n pÒlin prÕj piadosos, ni denigréis a la ciudad ante todos los
¤pantaj ¢nqrèpouj diab£llein æj t¦ hombres, cual si fuera un sicofanta que
pempÒmena tù qeù sukofantoàsan kaˆ vilipendia los dones enviados al dios, y examina
y»fJ kaˆ dikasthr…J dokim£zousan toÝj a voto y tribunal a los oferentes, ya que
¢natiqšntaj· oÙdeˆj g¦r œti ¢naqe‹nai posiblemente nadie se atreva en adelante a
tolm»seien ¨n e„dëj oÙ proshsÒmenon tÕn elevar ofrendas, sabiendo que el dios no va a
qeÕn Ó ti ¨n m¾ prÒteron Delfo‹j dokÍ. 4 Ð recibir aquello que no agrade primero a los
mn oân PÚqioj t¾n dika…an ½dh perˆ toà delfios. 4 Apolo Pitio, por lo demás, ya ha dado
¢naq»matoj yÁfon ½negken· e„ goàn ™m…sei su justo voto acerca de la imagen. En cualquier
tÕn F£larin À tÕ dîron aÙtoà ™mus£tteto, caso, de odiar a Fálaris o repugnarle su regalo,
·®dion Ãn ™n tù 'Ion…J mšsJ katadàsai aÙtÕ habría sido fácil hundirlo en pleno mar Jonio
met¦ tÁj ¢goÚshj Ðlk£doj, Ð d polÝ con la nave que le traía; pero el dios, muy al
toÙnant…on ™n eÙd…v te diaperaiwqÁnai, éj contrario, les concedió realizar la travesía en
fasi, paršscen aÙto‹j kaˆ sîj ™j t¾n bonanza, según dicen, y arribar sanos y salvos a
K…rran kat©rai. 5 ú kaˆ dÁlon Óti Cirra 6. 5 Por ello, es evidente que acepta el
6 Cirra, en la Fócide, era, por su proximidad, el puerto natural de arribada a Delfos por las rutas del mar
Jonio.
pros…etai t¾n toà mon£rcou eÙsšbeian. cr¾ gesto piadoso del monarca. También debéis
d kaˆ Øm©j t¦ aÙt¦ ™ke…nJ yhfisamšnouj vosotros, votando lo mismo que Apolo, añadir
prosqe‹nai kaˆ tÕn taàron toutonˆ tù ¥llJ este toro a los demás ornamentos del templo, ya
kÒsmJ toà ƒeroà· ™peˆ p£ntwn ¨n e‡h toàto que esto sería el colmo del absurdo: que quien
¢topètaton, pšmyant£ tina megaloprepj envía un regalo tan magnífico al dios recibiera
oÛtw dîron qeù t¾n katadik£zousan ™k toà el voto condenatorio del templo, y obtuviera
ƒeroà yÁfon labe‹n kaˆ misqÕn kom…sasqai como pago de su piedad ser considerado
tÁj eÙsebe…aj tÕ kekr…sqai mhd toà indigno hasta de elevar ofrendas.
¢natiqšnai ¥xion.
6 `O mn oân t¢nant…a moi ™gnwkèj, 6 El defensor de la tesis contraria, cual si
kaq£per ™k toà 'Akr£gantoj ¥rti acabara de desembarcar recién llegado de
katapepleukèj, sfag£j tinaj kaˆ b…aj kaˆ Acragante, dramatizaba las ejecuciones,
¡rpag¦j kaˆ ¢pagwg¦j ™tragódei toà violencias, saqueos y raptos del tirano, casi
tur£nnou mÒnon oÙk aÙtÒpthj gegenÁsqai dando a entender que los había presenciado,
lšgwn, Ön ‡smen oÙd' ¥cri toà plo…ou cuando sabemos que no ha viajado ni siquiera
¢podedhmhkÒta. cr¾ d t¦ mn toiaàta mhd hasta el barco. Si ni aun cabe prestar mucha fe a
to‹j peponqšnai f£skousin p£nu pisteÚein quienes afirman haber sufrido tales rigores
dihgoumšnoij–¥dhlon g¦r e„ ¢lhqÁ cuando los relatan —pues no consta que digan
lšgousin–oÙc Ópwj aÙtoÝj § m¾ ™pist£meqa la verdad—, menos aún debemos nosotros
kathgore‹n. 7 e„ d' oân ti kaˆ pšpraktai acusar de aquello que no sabemos. 7 Y, aun
toioàton ™n Sikel…v, toàt' oÙ Delfo‹j cuando algo semejante haya ocurrido en Sicilia,
¢nagka‹on polupragmone‹n, e„ m¾ ¢ntˆ los de Delfos no tenemos por qué inmiscuimos
ƒeršwn ½dh dikastaˆ enai ¢xioàmen ka…, en estas cuestiones, a no ser que pretendamos
dšon qÚein kaˆ t«lla qerapeÚein tÕn qeÕn ser jueces en vez de sacerdotes y, siendo nuestra
kaˆ sunanatiqšnai e„ pšmyeiš tij, obligación ofrecer sacrificios y demás actos
skopoàntej kaq»meqa e‡ tinej tîn Øpr tÕn cultuales al dios, como consagrar las ofrendas
'IÒnion dika…wj À ¢d…kwj turannoàntai. que envíen, nos sentemos a investigar qué
pueblos de allende el Jonio tienen tiranías justas
o injustas.
8 Kaˆ t¦ mn tîn ¥llwn ™cštw ÓpV 8 Dejemos, además, que las cosas ajenas estén
boÚletai· ¹m‹n d ¢nagka‹on, omai, t¦ como quieran. Creo que nosotros,
¹mštera aÙtîn e„dšnai, Ópwj te p£lai necesariamente, debemos considerar nuestros
diškeito kaˆ Ópwj nàn œcei kaˆ t… poioàsi propios asuntos, en su estado anterior y
lùon œstai· Óti mn d¾ ™n krhmno‹j te presente, y adoptar medidas para que mejoren.
o„koàmen aÙtoˆ kaˆ pštraj gewrgoàmen, oÙc Nosotros vivimos entre barrancos y cultivamos
“Omhron cr¾ perimšnein dhlèsonta ¹m‹n, peñascales, y no hay que aguardar a que
¢ll' Ðr©n p£resti taàta. kaˆ Óson ™pˆ tÍ Homero 7 nos lo demuestre, ya que está a la
gÍ, baqe‹ limù ¢eˆ sunÁmen ¥n, tÕ d' ƒerÕn vista. De la tierra siempre recibiríamos hambre
kaˆ Ð PÚqioj kaˆ tÕ crhst»rion kaˆ oƒ y miseria, mientras que el templo, Apolo Pitio,
qÚontej kaˆ oƒ eÙseboàntej, taàta Delfîn el oráculo, los sacrificantes y devotos son las
t¦ ped…a, taàta ¹ prÒsodoj, ™nteàqen ¹ «tierras llanas» de Delfos, son su fuente de
eÙpor…a, ™nteàqen aƒ trofa…–cr¾ g¦r t¢lhqÁ ingresos; y de ahí su prosperidad, de ahí sus
prÒj ge ¹m©j aÙtoÝj lšgein–kaˆ tÕ recursos —pues entre nosotros debemos decir la
legÒmenon ØpÕ tîn poihtîn, ¥sparta ¹m‹n verdad—, y, como dicen los poetas, «sin
kaˆ ¢n»rota fÚetai t¦ p£nta ØpÕ gewrgù siembras ni labores»8 nos crían de todo, con el
tù qeù, Öj oÙ mÒnon t¦ par¦ to‹j “Ellhsin dios como labrador. El no sólo otorga los bienes
¢gaq¦ gignÒmena paršcei, ¢ll' e‡ ti ™n que hallamos entre los helenos, sino que todo lo
11 Perˆ mn oân ïn bouleuÒmeqa, taàt£ 11 Éste es, pues, el tema de nuestra
™stin, oÙ F£larij tÚrannoj eŒj oÙd' Ð consideración: no es Fálaris —un tirano
taàroj oátoj oÙd calkÕj mÒnon, ¢ll¦ concreto—, ni ese toro, ni su bronce
p£ntej basile‹j kaˆ p£ntej dun£stai, Ósoi únicamente, sino todos los reyes y todos los so-
nàn crîntai tù ƒerù, kaˆ crusÕj kaˆ beranos que ahora acuden al templo, y el oro, la
¥rguroj kaˆ Ósa ¥lla t…mia, poll£kij plata y demás objetos de valor que
¢nateqhsÒmena tù qeù· prîton mn g¦r tÕ reiteradamente ofrecerán al dios. Lo primero
kat¦ tÕn qeÕn ™xetasqÁnai ¥xion. que merece consideración es el interés del dios.
12 t…noj oân ›neka m¾ æj ¢eˆ mhd æj p£lai 12 ¿Por qué razón no vamos a proceder en la
t¦ perˆ tîn ¢naqhm£twn poi»swmen; À t… cuestión de las ofrendas como siempre, como en
memfÒmenoi to‹j palaio‹j œqesin el pasado? ¿Qué hemos de reprochar a los
kainotom»swmen; kaˆ Ö mhd pèpote, ¢f' oá antiguos usos para innovarlos? ¿Por qué lo que
t¾n pÒlin o„koàmen kaˆ Ð PÚqioj cr´ kaˆ Ð no ha ocurrido nunca entre nosotros desde la
tr…pouj fqšggetai kaˆ ¹ ƒšreia ™mpne‹tai, fundación de la ciudad, desde que Apolo Pitio
gegšnhtai par' ¹m‹n, nàn katasthsèmeqa, profetiza, el trípode dama y la sacerdotisa es
kr…nesqai kaˆ ™xet£zesqai toÝj inspirada, vamos a establecerlo ahora —el
¢natiqšntaj; kaˆ m¾n ™x ™ke…nou mn toà juicio y examen de los oferentes—? En efecto,
palaioà œqouj, toà ¢nšdhn kaˆ p©sin gracias a esa inmemorial costumbre de la
™xe‹nai, Ðr©te Óswn ¢gaqîn ™mpšplhstai tÕ libertad ilimitada para todos, veis los bienes que
ƒerÒn, ¡p£ntwn ¢natiqšntwn kaˆ Øpr t¾n colman el templo, pues todos los hombres
Øp£rcousan dÚnamin ™n…wn dwroumšnwn tÕn elevan ofrendas y algunos ofrecen al dios dones
qeÒn. superiores a sus propias posibilidades.
13 e„ d' Øm©j aÙtoÝj dokimast¦j kaˆ 13 Pero si vosotros os constituís en jueces y
™xetast¦j ™pist»sete to‹j ¢naq»masin, examinadores de las ofrendas, temo que en
Ñknî m¾ ¢por»swmen tîn adelante carezcamos de examinandos, pues
dokimasqhsomšnwn œti, oÙdenÕj Øpomšnontoj nadie aceptará ponerse en el lugar del acusado y
ØpÒdikon aØtÕn kaqist£nai, kaˆ gastar cuantiosas sumas de su dinero para ser
¢nal…skonta kaˆ katadapanînta par' juzgado y arriesgarlo todo. ¿Quién podrá resistir
aØtoà kr…nesqai kaˆ Øpr tîn Ólwn ser juzgado indigno de elevar ofrendas?
kinduneÚein. À t…ni biwtÒn, e„ kriq»setai toà
¢natiqšnai ¢n£xioj;