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APUNTE DE
CÁTEDRA :
LA POESÍA DE
LAMARTINE

VÍCTOR GUSTAVO ZONANA


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El presente apunte resulta de una síntesis de la bibliografía citada, en gran parte en


francés. Su finalidad es ofrecer un complemento bibliográfico para el estudio de la
asignatura.

Alphonse Marie Louis Prat de Lamartine

De acuerdo con la crítica Lamartine y sus Meditaciones poéticas representan la


eclosión del lirismo romántico en Francia. Asimismo, el volumen escogido para su
estudio marca el comienzo de una tendencia caracterizadora de la poesía moderna: la
instauración de una figura del poeta visionario (vidente) y de una poética de la visión
que capta aspectos insospechados de lo real, la apelación a un lenguaje simbólico que
no tiene una traducción precisa de acuerdo con una hermenéutica instituida en la
tradición literaria o en la doctrina filosófica o religiosa sino que por el contrario, se
sustenta en la vaguedad y en el propio universo imaginario del poeta. En las presentes
clases nos interesa resaltar los siguientes aspectos del volumen: su relación con la
poética romántica, su condición de provocación en la asociación programática poesía/
filosofía; la asunción romántica del paisaje y sus funciones.

1. Síntesis biográfica

Historia de Francia Biografía Obras


1787 Revolución francesa
1790, 21 de octubre, nace
en Mâcon. Infancia en
Milly
1801 . Pensionado en Lyon
1802 Amnistía de los
emigrados. Bonaparte
cónsul.
1803 Entra al colegio
jesuita de Bellay.
1804 Napoleón
emperador.

1811-12 Viaje a Italia.


Encuentros con Antoniella
1812 Campaña a Rusia Iacomino, (Graziella).

1814 Abdicación de 1814-15 Enrolamiento en


Napoleón. la guardia de Luis XVIII.
Destinado a la guarnición
de Beauvais.

1816 Encuentro en Aix-les-


Bains con Mme Julie
Charles, Elvira.
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1817 Muerte de Julie


Charles 1818 Fracaso de la
tragedia de tema bíblico,
Saül, en la Comedie
Française

1819 Conoce a Maria Anna


Elisa Birch, inglesa y
adinerada.

1820 Casamiento. Aparición de Meditations


Funciones consulares en poétiques. Éxito:
diferentes puestos en Italia nacimiento de la lírica
desde esta fecha hasta romántica.
1830. 1823 Nouvelles
1824 Carlos X méditations poétiques
1825  Le dernier chant du
pèlerinage d'Harold 
1830 Revolución de Julio 1830 Entra en la Academia 1830 Harmonies poétiques
Francesa et religieuses.
1831 Sur la politique
rationelle
1832 Partida a Marsella
Viaje a oriente con su
esposa y su hija. Muerte
de su hija Julia
1833 Elegido diputado.
Participa de manera cada
vez más activa en la vida
política. 1835 Voyage en Orient.
1836 Ministerio de Thiers 1836 Jocelyn
1838 La Chute d’un ange.
1839 Recueillements
poétiques.
1843 Graziella

1846 Crisis económica 1847 Histoire des


Girondins
1848 Revolución. Carlos 1848 Gran popularidad. Es
Luis Napoleón Bonaparte. parte del gobierno
provisional. Ministro de
Asuntos Exteriores.
Diciembre: pierde las
elecciones.

1849 Obras
autobiográficas. Raphaël
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1851 Golpe de Estado El golpe de estado lo hace


abandonar la política.
Deviene un “esclavo de la
pluma”, publica sin parar
obras mediocres para
pagar las deudas que ha
acumulado.
1852 Segundo Imperio

Entre 1856 y 1869 Cours


familier de Littérature, 28
volúmenes.
1863 Muerte de su esposa
Maria Anna Elisa Birch

1867 Acepta la renta


vitalicia que le da el Estado

1869 28 de febrero:
muerte de Lamartine

2. Obras
Lírica
Meditaciones poéticas (1820)
Nuevas meditaciones poéticas (1823)
Harmonías poéticas y religiosas (1830)

Epopeya
Jocelyn (1836)
Se trata de una epopeya de casi 9.000 versos dividida en nueve etapas. Es el
diario de un humilde cura de campo, recogido por un amigo al morir. Relata la historia
de la vocación del protagonista y de su vida sacerdotal. Durante una estancia en los
Alpes, salva a dos proscriptos (padre e hijo/a). La epopeya ofrece diversos retratos de
la vida familiar, de la vocación y del trabajo. Presenta un elogio de la vida cristiana
marcada por una serie de renunciamientos que revelan un orden secreto querido por
Dios. Posee numerosas referencias a la Imitación de Cristo.
Forma parte de un proyecto original más ambicioso: una epopeya grandiosa que
recuperaría la historia de la humanidad. Jocelyn sería solo un episodio, en este
esquema mayor. Como las Meditaciones poéticas, la obra tuvo un gran éxito porque
presentaba en el formato de la epopeya una narración emotiva que conmovió al sector
popular del lectorado. Un aspecto destacable del volumen es la gran importancia que
se otorga a la relación del hombre con la naturaleza, en particular con la montaña
alpina.

Literatura de viajes
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Viaje hacia oriente (1835)


Relato de viajes que se inscribe en una tradición de visitas al medio oriente,
presente en autores como Volney y Chateaubriand, entre otros. Narra la experiencia
de un viaje realizado por el autor con su familia. Se trata de un viaje lujoso en una
embarcación preparada que posee biblioteca, que incorpora en la tripulación a varios
amigos, empleados para atenderlos. El periplo duró años con el siguiente itinerario:
Marsella, Cerdeña, Malta, Atenas, Rodas, Líbano, Tierra Santa, Bulgaria. El volumen
presenta una visión comprensiva y realista, opuesta a la de otros viajeros como
Chateaubriand. Lamartine pone el énfasis en la solidaridad humana. Manifiesta una
apertura hacia el otro y sus costumbres religiosas y sociales. La visión del otro está
tamizada por el ideal de la estética romántica que aflora en las descripciones y en los
episodios novelescos. El viaje no responde solo a un interés de conocimiento de
espacios exóticos sino auq además posee un sentido espiritual que lo aproxima a la
divinidad. Durante el viaje fallece su hija Julia.

Historia
Histoire des Girondins (1847)
Obra monumental ordenada en 61 libros: síntesis de la revolución francesa
desde 1791 a 1794. Lamartine privilegia la unidad de acción por encima de la
cronología y subraya aquellos episodios que evalúa de mayor interés. Reproduce los
discursos de los revolucionarios: Danton, Robespierre y otros grandes oradores de la
Convención. Resalta los aspectos pintorescos o teóricos de sus discursos. Comenta
además sus valores oratorios y literarios. La minucia en los retratos permite reconocer
el posicionamiento el autor ante hechos y personajes. El volumen exhibe una
tendencia a novelar la historia (en especial la de algunos personajes como María
Antonieta). Aunque se rememoran las acciones de los principales actores de la
Revolución, la protagonista principal es la Historia que se manifiesta a través de las
acciones de sus aparentes artesanos (incluso de los más repugnantes). La tesis de
Lamartine es que existen individuos que personifican una época, una necesidad, una
idea. El propósito final de la obra, aparecida antes de los acontecimientos de 1848, es
promover la idea republicana distinguiendo cuidadosamente los excesos del populacho
sanguinario y la actitud del verdadero pueblo mediante el cual se debe construir la
república. La obra posee así una finalidad didáctica y de formación política.

3. Meditaciones poéticas
3.1 Significación del libro y su proyección. Razones de su éxito.

La edición de las Méditations poétiques en 1820 constituye un verdadero


acontecimiento literario. Representa la irrupción del lirismo romántico en un contexto
en el que dicho movimiento ha hecho su aparición preferentemente en el discurso del
ensayo o de la narración. El mismo poeta es consciente, años más tarde, del papel que
le ha tocado en el campo de la lírica francesa. En el “Prefacio” a la edición de 1849 de
las Meditaciones…, afirma lo siguiente:

« Je suis le premier qui a fait descendre la poésie du Parnasse et qui ai donné à
ce qu’on nommait la Muse, au lieu d’une Iyre a sept cordes de convention les
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fibres même du cœur de l‘homme, touchées et émues par les innombrabIes


frissons de l’âme et de la nature ».
“Soy el primero que ha hecho descender la poesía del Parnaso, y que ha dado a
lo que llamábamos la Musa, en vez de una lira de siete cuerdas de convención,
las fibras mismas del corazón del hombre, tocadas y movidas por las
innumerables emociones del alma y de la naturaleza”.

La obra tuvo una recepción casi impensable en su momento: la edición de marzo


de 1820, de 500 ejemplares, se agota de manera inmediata; en abril una segunda
edición tiene la misma suerte. En ese año se realizan 7 ediciones del volumen con
algunos agregados. Hacia 1822 ya se han realizado nueve ediciones y en 1824 se
realiza la 11ª edición con prefacio de Charles Nodier. Un testimonio contemporáneo
del impacto de esta obra pertenece a Saint Beuve, quien, en una carta dirigida a
Verlaine en 1865 comenta:

No, aquellos que no fueron testigos no sabrían imaginar la impresión verdadera,


legítima, imborrable que los contemporáneos recibieron de las primeras
Meditaciones de Lamartine, cuando aparecieron en 1819 (sic). Se pasó
súbitamente de una Poesía seca, enjuta, pobre, que tenía de tiempo en tiempo a
penas un pequeño soplo, a una Poesía amplia, verdaderamente interior,
abundante, elevada y completamente divina (…) De un día a otro se había
cambiado de clima y de luz, se había cambiado de Olimpo: fue una revelación.
(En: Vaillant. 2008, 54).

Cuáles son las razones de este éxito. Se pueden señalar con los críticos, al menos
las siguientes:
1) Las Meditaciones… sacan a la poesía de un estado de crisis a la que la había
llevado el siglo de las luces. Hacia el siglo XVIII la lírica es el espacio de la poesía
apologética cristiana o la expresión de las ideas, ya sea en el formato del poema
filosófico de acuerdo con el modelo de Lucrecio De rerum natura, ya sea como
expresión de poeta ciudadano que celebra la revolución. Con este libro Lamartine
otorga un estatuto específico para el discurso lírico como expresión del estado
emocional del sujeto y como forma particular de rescatar una dimensión del pensar
filosófico que el siglo de las luces no tiene en cuenta. Da a lo lírico su propio espacio:
expresar el mundo, el sujeto y el sujeto en el mundo. El poeta, además, “piensa”. La
poesía rompe el yugo de sus funciones religiosa, ideológica o mundana a las que la
había sometido el siglo XVIII lentamente. Se abre a un poder de expresión del que no
se podía conocer aún en 1820 su fuerza subversiva ni inventiva en el futuro.
2) Formalizan la sensibilidad difusa de la época al expresar la insatisfacción del yo
frente al mundo, la aspiración al ideal, la exaltación del individuo. Sin romper
demasiado con los cánones, el volumen se conforma así a las expectativas de un nuevo
lectorado, afirmando la postura de un yo no absoluto sino relativo, con el cual cada
uno puede reconocerse y validar su propia experiencia de individuo en el mundo y en
la historia.
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3) Al presentar la visión de un orden perdido y el anhelo de otro nuevo, ciertos


poemas del volumen formalizan expectativas sociales de distintos grupos que han
intervenido en el proceso político desde la revolución en adelante: la aristocracia, la
nobleza de provincia, los sectores progresistas de la burguesía.

A partir de estos señalamientos puede pensarse cuál es la novedad del volumen.


Al respecto, Bertrand y Durand señalan lo siguiente:
 Simplicidad y clasicismo en la forma (predominan los poemas estructurados en
cuartetos alejandrinos con rimas cruzadas, o series de dísticos alejandrinos).
 Simplicidad de los temas: los poemas abordan aspectos de la vida cotidiana o
familiar y lo hacen desde una filosofía del sentido común.
 Simplicidad en el tono: los estados afectivos que predominan son el
recogimiento, la tristeza, la melancolía, la contemplación de la armonía en la
naturaleza, la rebelión y la sumisión a la providencia.

Dados estos rasgos la novedad lamartiniana consiste en plantear en esta obra


una especie de “poética del despojamiento, de la transparencia, de la fluidez”, que
contrasta con la poesía clásica y con su pesada batería retórica que aborda esos
mismos temas apelando a la fuerza de las figuras, en especial de la alegoría. Se habla
en un francés accesible para el lector de época: incluso se advierte cierta inflexión
prosaica, que abre la conceptualización clásica de los géneros hacia cauces más
permeables, a otros discursos. De esta manera, el poema responde al objetivo de
devenir la voz del mundo. El interés consiste en desplegar una experiencia íntima
mediante una deixis enunciativa sumamente marcada: esto sucede en este espacio y
es presentado por un enunciador concreto. La meditación poética se despliega en
función de experiencias empíricas que dan lugar a la ensoñación, a la contemplación, a
la divagación y a la gestación de un simbolismo personal, antecedente de la poesía de
Baudelaire.

3.2 El contenido del volumen.


La primera edición de las Meditaciones poéticas se editó en la Imprenta de P.
Didot L’Ainé, caballero de la orden real de San Miguel, en París. Se adquiere en el
depósito de la Librairie grecque-latine-allemande. Consta de una nota del editor y de
24 poemas:
1. L’isolement (El aislamiento)
2. L’homme (El hombre)
3. Le soir (La tarde)
4. L’immortalité (La inmortalidad)
5. Le vallon (El valle)
6. Le désespoir (La desesperación)
7. La providence à l’homme (La providencia al hombre)
8. Le souvenir (El recuerdo)
9. L’enthousiasme (El entusiasmo)
10. Le lac de B… (El lago de B…)
11. La gloire (La gloria)
12. La prière (La plegaria)
13. Invocation (Invocación)
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14. La foi (La fe)


15. Le golfe de Baya, près de Naples (El golfo de Baya, cerca de Nápoles)
16. Le temple (El templo)
17. Chants lyriques de Saül (Cantos líricos de Saúl)
18. Hymne au soleil (Himno al sol)
19. Adieu (Adiós)
20. La Semaine Sainte (La semana santa)
21. Le chrétien mourant (El cristiano al morir)
22. Dieu (Dios)
23. L’automne (El otoño)
24. La poésie sacré. Dithyrambe. (La poesía sagrada. Ditirambo)

La segunda edición del mismo año incorporará los siguientes poemas: « Le
Génie » (El genio) y « La Retraite » (la retirada). La séptima inlcuirá la « L’ode sur la
naissance du duc de Bordeaux » (Oda al nacimiento del duque de Bordeaux). En la
edición de 1849 el volumen ha alcanzado un total de 42 poemas. Para el análisis que
proponemos en estas clases nos basaremos en la primera edición.
Un examen somero de los títulos nos permite ver que predominan
preocupaciones de orden religioso metafísico: la inmortalidad, la providencia,
invocación, plegaria, la fe, la semana santa, el cristiano en su lecho de muerte, Dios.
Hay también referencias a la poesía de la Biblia: cantos líricos de Saúl y La poesía
sagrada. Aislamiento, La tarde, El valle, El lago, El golfo de Baya, El otoño hacen
referencia a un escenario paisajístico en el que se suscita la meditación.

3.3 Las palabras del prólogo a la primera edición.


Para presentar su libro y darse a conocer a la sociedad, Lamartine le pide unas
palabras a su amigo personal Antoine-Eugène Genoude. Genoude es un traductor de
la Biblia y y es quien lo inicia en el conocimiento y el gusto por los textos sagrados. En
una nota de propaganda en las primeras páginas del volumen se nos avisa que en la
misma librería hay una serie de libros traducidos por Genoude como: la Imitación de
Cristo, Isaías, Job, Los salmos, Los pequeños profetas, Los libros sapienciales y Exequiel.
De allí que pueda suponerse además que alguno de estos libros presenta alguna forma
de diálogo intertextual con el volumen de poemas. Esta hipótesis queda convalidada
en la nota a pié de página del poema “La poésie sacré. Dithyrambe”. Esta composición
está dedicada a M. Genoude y Lamartine lo reconoce como “(…) el primero que ha
traducido verdaderamente a la lengua francesa la sublime poesía de los Hebreos. (…)
Gracias a él, la expresión, el color, el movimiento, la energía viven hoy en la lengua
francesa”. (Lamartine. 1820, 103).

El editor es sumamente consciente de los alcances poéticos del volumen y de su


novedad, señalando al menos tres aspectos fundamentales: a) la primacía del
sentimiento y el tono religioso; b) el sentido de la denominación; c) la relación de los
textos con el momento político en que se dan a luz. (Lamartine. 1820, V-VI).

Señala que estos textos son los primeros ensayos de un hombre joven que al
componerlos no tenía el proyecto de darlos a la edición. Vivamente marcados por el
sentimiento poético, por su tono original y religioso pueden ser del interés del público.
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El nombre de meditación señala el carácter de esta poesía: son las efusiones


tiernas y melancólicas de los sentimientos y de los pensamientos de un alma que se
abandona a sus vagas inspiraciones. Algunas se elevan a temas de gran altura; otras,
solo son, por así llamarlas, suspiros del alma.
El volumen se dita a la manera de una prueba: del conjunto de textos escritos
por el joven autor solo se selecciona un número reducido para ver el efecto en los
lectores. El editor deja la posibilidad de una próxima edición de acuerdo con la
recepción.
Señala por último que las circunstancias de edición no han sido felizmente
elegidas. Los grandes intereses políticos que agitan al pueblo, no corresponden a un
momento en el que los espíritus conservan la suficiente calma y libertad para
abandonarse a las inspiraciones de una poesía soñadora y enteramente liberada de los
intereses activos de este mundo; a pesar de ello, el editor considera que hay en el
fondo del alma humana una necesidad de escapar a las tristes realidades de este
mundo, y de lanzarse en las regiones superiores de la poesía y de la religión.

3.4 Temas de los poemas. Mensaje del texto


Los veinticuatro poemas desarrollan las siguientes temáticas:
 El sentimiento de desamparo y de vacío ante la pérdida de una amada, su
recuerdo constante (L’Isolement; Le soir; Le souvenir; Le lac de B…; Invocation;
Le golfe de Baya, près de Naples; Le temple);
 El prototipo del hombre romántico encarnado en la figura de Byron (L’homme);
 La meditación ante la muerte (L’immortalité; Le chrétien mourant);
 La infancia como paraíso perdido y la naturaleza como lo que no cambia (Le
vallon);
 La rebeldía contra los designios de Dios, visto como un Absoluto insensible
frente a la criatura (Le désespoir) y la respuesta a este reclamo (La providence à
l’homme);
 El entusiasmo inspirador como principio de la creación poética
(L’enthousiasme);
 La definición del destino del poeta (La gloire);
 La naturaleza como templo de Dios (La prière);
 La fe dadora de consuelo al alma desdichada (La foi);
 La recreación de la figura de Saúl (Chants lyriques de Saül);
 la alabanza de la naturaleza (Hymne au soleil);
 El sentimiento de partida de la existencia o del paso del tiempo (Adieu;
L’automne);
 La evocación de la figura de Cristo en la pasión (La semaine sainte);
 La comparación entre Dios y su creatura (Dieu);
 La celebración de la manifestación de Dios de acuerdo con los libros sagrados
(La poésie sacré. Dithyrambe).

De acuerdo con Bertrand y Durand (2006), una misma cosmovisión da unidad al


mensaje del poemario: la vida sobre la tierra es exilio, duelo, miseria y sufrimiento. El
volumen presenta una visión sacrificial del mundo. En el centro de este vacío se halla el
hombre que sólo puede escuchar su corazón. Solo la muerte, metaforizada mediante
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los motivos sumamente recurrentes del río, la embarcación, el puerto, es sentida como
una liberación…. Esta manera de percibir el mundo encuentra su motivo en la
conmoción que provoca la ausencia de la amada, Elvira: aunque su aparición sea
discreta (7 poemas sobre 24), el vacío de esta pérdida genera una ausencia ontológica
y cósmica, tal como puede percibirse en el primer poema, “El aislamiento”. El vacío es
también silencio de Dios. Por último, el vacío responde a una experiencia política: la
angustia que emana de una conciencia posrevolucionaria. El mundo del antiguo
régimen ya no está, por lo tanto la realidad se abre a todos los posibles y genera
incertidumbre.

3.5 Presencias literarias


Entre las presencias literarias que permean como intertextos las Meditaciones,
se pueden mencionar: Petrarca, la poesía amorosa y elegíaca de Parny, la obra de
Chateaubriand (El genio del cristianismo), la de Jean Jacques Rousseau, la poesía
elegíaca de los poetas del cementerio ingleses como Gray, la Biblia (particularmente en
poemas como los dedicados a Saúl o a la poesía sagrada; se advierte en este último la
presencia del libro de Job; los salmos, los profetas), la filosofía griega (Pitágoras,
Platón).

3.6 Algunos apuntes acerca de la forma

En términos generales, la crítica sobre la poesía de Lamartine señala que, desde


el punto de vista formal, su lirismo no incorpora demasiadas innovaciones. El poeta
emplea de manera bastante sostenida el alejandrino en una forma bastante clásica.
Por otra parte, en muchos de sus poemas es posible reconocer un tono oratorio que
recupera a veces de manera insistente el repertorio de imágenes heredado de la
poesía neoclásica (Vaillant. 2008, 54). Sin embargo, si se examinan detenidamente sus
mejores poemas, de acuerdo con Alain Vaillant, es posible identificar un efecto de
encantamiento que descansa sobre procedimientos concretos como:
 Estructuras binarias reiteradas
 Paralelismos sintácticos
 Estructuras globales de carácter quiasmático o especular
 Aliteraciones y asonancias
 Anáforas
 Balanceos retóricos

De acuerdo con el mismo crítico, la apelación a estos recursos inherentes a la


formación sensible, genera el siguiente efecto:

“Cada poema aparece así ritmado en sordina por la pulsación vaga de esta
multitud de ecos acumulados que, por su número, crean la ilusión de una
continuidad armoniosa; esto, junto con la regularidad métrica, subrayada por la
repetición de la rima y el uso del alejandrino, el corte exacto del verso en dos
hemistiquios, forma la base necesaria de esta estructura ecoica. El poema
lamartiniano, de acuerdo con su esencia y en sus realizaciones más logradas, es
un continuo seductor y emotivo de ecos sutilmente cambiantes, un flujo
continuo de bellas vibraciones que transmiten su fuerza de resonancia al lector:
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por esta razón, fundamentalmente, mueve a la lectura en voz alta, a la


encarnación por el cuerpo vivo del poeta o de su intérprete. (Vaillant. 2008, 57)

3.7 La asociación poesía/ filosofía planteada en el título. Su desarrollo en los poemas.

Paul van Tieghem. La era romántica. El romanticismo en la literatura europea.


México, UTHEA, 1958, pp. 315-316.

“La poesía filosófica, heredada de los griegos y de los romanos, reanudada ya en el


Renacimiento en latín y en lenguas vulgares, se mantuvo en lugar de honor durante
el periodo neoclásico en varias literaturas. Los románticos transforman este género
sustituyendo el poema didáctico y casi completamente impersonal con diversas
formas de poesía subjetiva, en las que el pensamiento desempeña la acción
principal y en las que el sentimiento, que la acompaña y a veces la provoca y la
determina, comunica a las ideas una más honda resonancia en las almas. Esta
poesía, a la vez abstracta y emotiva, presenta con frecuencia una base narrativa o
descriptiva: un hecho relatado, la contemplación de un espectáculo sirven al poeta
de punto de apoyo para discutir, para expresar sus ideas sobre el destino humano,
sobre la vida, sobre la muerte, y sobre diversos problemas morales y sociales. Tales
ideas suelen presentarse en forma de símbolos, forma especialmente poética del
pensamiento abstracto. (…) El marco adoptado es el del sueño o el de una visión
profética. Con esto llegamos a la cima de la poesía romántica y es natural que solo
pocos poetas se hayan aventurado por este camino con éxito, pero ese número
limitado de ellos logró, por la feliz alianza de una opulenta imaginación, de una
honda sensibilidad, y de un vigoroso pensamiento, escribir versos que pueden
contarse entre los más justamente famosos de la poesía universal.
Ninguno de estos poetas expone un sistema filosófico completo y estructurado; se
limitan a expresar anhelos, conceptos, que se mantienen, por lo general, en estado
de imágenes, ensayos de solución a los problemas que les embargan. Estos
problemas son tanto de orden religioso como metafísico y resulta imposible
distinguir claramente las fronteras que se paran la poesía filosófica de la religiosa”.

El comentario precedente de Paul van Tieghem nos permite contextualizar la


obra que estamos comentando en el marco de la poesía romántica europea y mostrar
que no constituye un fenómeno aislado.
En lo que se refiere al contexto francés, el título del libro es guiño a Descartes y a
sus Méditations metaphysiques (1641). La inflexión que aporta a la tarea meditativa el
adjetivo “poéticas”, transforma el género mismo de la meditación: ya no la esfera de lo
abstracto sino la de la sensibilidad concreta. Desde el horizonte de las luces, el título es
un oxímoron, mediante el cual se reivindican para la poesía las virtudes del
pensamiento y la primacía de la sensibilidad sobre la razón de acuerdo con el siguiente
esquema: el sujeto de la enunciación poética se ubica en un espacio, lo observa y
piensa a partir de esta circunstancia. Esta trama reflexiva se reitera en el corazón de
casi todos los poemas. Se trata de un esquema heredero del ejercicio espiritual, que
imprime su movimiento al poema, haciendo del texto y de su pretexto una especie de
medallón reflexivo cerrado sobre sí mismo, al cual un título, por lo general abstracto,
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confiere, a priori, una moralidad elíptica (El aislamiento, El hombre, La inmortalidad,


etc. ). Hay una inversión del principio cartesiano pienso, luego existo. Por el contrario
esta poesía afirma: existo, siento, entonces pienso.
Estas confesiones en verso son tan eficaces que se apoyan en un argumento
simple: un sujeto amante y sufriente por la ausencia desesperante de una “Elvira”,
“ese nombre que apenas se murmura”.
Al asumir el poeta la actitud de pensador “usurpa” otros roles: el del filósofo; el
del teólogo.
De acuerdo con Aurelie Loiseleur, las Meditaciones operan una especie de
retracción de la filosofía en el poema tal como lo concebía la Antigüedad o la
Ilustración: revolución tácita que desconstruye desde dentro el didactismo del texto y
hace oscilar su contenido entre el aquí de un sistema coherente y cerrado y un más
allá abierto por la poesía y por la fe.
Dado su tenor poético y vago es imposible sistematizar este pensamiento. El
verso pulveriza el pensamiento, lo vulgariza y lo relega a no ser más que el testimonio
sensible y la inscripción patética de una inquietud del pensamiento, formulado
insistentemente en la forma de la pregunta, una pregunta que hace contener el “grito
del alma”, que se resiste a su puesta en tratado. Al operar como la música, la poesía
genera un desplazamiento del pensar: sugiere las ideas, pero no las presenta o
contiene por sí mismas.
Nube maravillosa, la meditación, al tomar como materia las “imágenes
flotantes”, modeladas y desconstruidas al hilo del texto, es por naturaleza profunda y
aproximativa, informe y proteiforme. La armonía lamartiniana vaporiza el
pensamiento: la fluidez del verso y el culto de la fórmula (adjetivación en forma de
epítetos, consolidación de máximas poéticas como “Oh tiempo, suspende tu vuelo”),
licúan el sistema.
El poema se transforma en un espacio para el desarrollo de los problemas más
generales, irresolubles y, por ello, en permanente análisis. El texto se atreve a abordar
ejes filosóficos de la física, la ética o la metafísica. De este modo el texto poético
adquiere un nuevo estatuto: se convierte en la epopeya del conocimiento o, mejor, la
epopeya íntima del alma.
La meditación modifica el estatuto epistémico del saber filosófico: de un objeto
de saber positivo pasa a significar otra cosa imprecisa, pero capaz de superar por
medio de la poesía, la linealidad del discurso y sus taxonomías.
El poeta como indagador, como cantor pensante, practica entonces una suerte
de orfismo que persistirá en la poesía romántica y ganará en amplitud: penetra y
revela los secretos del cosmos. Sin embargo, el acento se desplaza: de un saber
positivo sobre el mundo, impersonal/ objetivo, transmisible, enseñable, se pasa a la
idea de la experiencia singular de un yo, el poeta, cuyo entusiasmo repercute en el
lector.
En el texto lamartiniano, la filosofía, objeto tradicional de una poesía sabia,
iniciática sin duda pero normativa, se descompone a través del prisma de un yo en una
experiencia negativa que impugna toda la academia filosófica. La filosofía se extiende
entonces en la meditación, como una escuela de espiritualidad que procede
subrepticiamente a una descalificación del pensamiento mediante su calcomanía
aproximada: la impresión que provoca (el lugar común a comunicar) y que agrada
universalmente pero que carece de un concepto claro y distinto.
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3.8 La representación del paisaje natural


La categoría de “paisaje” delimita un concepto específico en tanto forma de
apreciación estética de un entorno. La especificación de “natural” se realiza para
destacarla del “paisaje urbano” categoría que – en tanto forma de cuestionamiento de
la asociación del paisaje al espacio rural/ natural – se consolida en la literatura con la
poesía de Baudelaire (Chenet-Faugueras. 1994: 29; Avocat. 1982: 334). El paisaje
connota en su postulación una pluralidad de objetos, captados por una mirada
abarcadora de una totalidad en sus partes, pero también por otros sentidos. Todos
estos mecanismos de aprehensión del entorno ponen en juego una acción
configuradora en el acto perceptivo y reconfiguradora en el acto representativo
(Avocat. 1982, 334). En la percepción y en la representación del espacio como paisaje
intervienen además la herencia natural, cultural, las experiencias educativas y
explorativas (Avocat. 1982: 338).
Desde este horizonte teórico, la consideración del paisaje supone un sujeto que
oficia de filtro perceptor y de compositor. Un sujeto que – por lo general – proviene de
la ciudad y que sale al encuentro del espacio natural por el deseo de suturar una
ruptura del hombre con la naturaleza. Este sujeto posee una experiencia in situ e in
visu de ese escenario natural y sobre ella sustenta la construcción de la obra artística.
Esto no significa que su construcción no carezca de otros antecedentes artísticos. Por
otra parte, la representación literaria del poema puede exhibir el diseño del paisaje ya
sea como actualidad o como evocación. Pero incluso en este segundo caso, la
representación apela a una experiencia primigenia y primordial, aparentemente sin
mediaciones, del sujeto perceptor con el entorno natural.
La representación del paisaje puede darse de acuerdo con distintas coordenadas
en las cuales la articulación lingüístico-discursiva juega un papel primordial.
En los extremos de un continuo de posibilidades representativas, al menos
tentativamente, podrían postularse los siguientes polos:
1) Por una parte, el paisaje localizado, concreto, con una saturación en
diverso grado, y por lo tanto estratégica, de datos específicos provistos especialmente
a través del léxico: la toponimia 1 y los regionalismos; la mención de personajes, flora,
fauna, costumbres típicas.
2) Por otra, el paisaje al que podría llamarse “metafísico”, esencial, en el
que la experiencia del espacio natural sirve de soporte a preguntas por el ser. Un
paisaje que carece de rasgos de concreción – aunque la experiencia de un espacio
concreto dé lugar al surgimiento el canto –.
Estas formas no son excluyentes sino que en un determinado autor pueden
darse de manera complementaria.
En el examen de la representación lírica del paisaje es posible distinguir entre la
mirada del habitante y la mirada de quien no lo habita o no interactúa cotidianamente
con él (Clément. 1994, pp. 234-235; Bonin. 2004). En este sentido, la percepción del
1
De acuerdo con Chevallier, la toponimia es una “verdadera epigrafía del suelo, forma de la memoria
colectiva que, además de datos objetivos sobre las formas del relieve, la hidrografía y su evolución, la
naturaleza del suelo, de la vegetación, la fauna, etc., constituye una interpretación metafórica del paisaje,
reflejo de una cierta calidad de la imaginación y ofrece a posibilidad de establecer una estratigrafía de la
ocupación de las tierras” (Chevallier. 1976, 504). Desde el punto de vista de la configuración del poema la
toponimia es fuente de valores estéticos, tanto por su dimensión significante – posibilidades musicales,
eufónicas – como por su su significado y por el sedimento de valores simbólicos y legendarios que se le
adjudican.
14

poeta no siempre es la de alguien que convive habitualmente en ese espacio. Estas


variaciones suelen quedar marcadas en el poema y dan lugar a una posible tipología de
los perceptores. A su vez, el perceptor se auto-califica indicando de este modo una
forma específica de aprehensión y un rol en el todo natural que lo incluye.
Para la composición literaria del paisaje, el sujeto activa un mecanismo
metonímico/ sinecdóquico. Parte de la selección y puesta en primer plano de
determinados elementos del espacio, a los que considera perceptivamente salientes y
cognitivamente representativos. A partir de tales elementos teje una relación
cognitivo/ afectiva con el territorio que da lugar a lugar a la composición total del
espacio en tanto paisaje (Bonin. 2004). La composición no satura de elementos el
diseño sino que ofrece un efecto de totalidad a partir de la selección aludida, de allí su
condición sinecdóquica.
Además, como señala Antonio Rodríguez, en la representación del paisaje la
selección del dato bruto responde a direcciones de sentido afectivas (2005: 29). De
este modo, en el poema la evocación paisajística permite captar la inscripción de la
sensibilidad en su referencia al mundo. A su vez el juego de primer plano/ trasfondo
diseña recorridos exploratorios del paisaje y genera efectos estéticos específicos.
En la pintura del espacio y la expresión de sus valores fundamentales, se activan
además imaginariamente categorías como escala, esquemas lógicos y referencias
específicas. La escala ofrece una idea de dimensión espacial con respecto a un
parámetro que suele ser el cuerpo humano. La categoría de escala incluye otras:
perspectiva (relaciones cerca/ lejos), volumen (en función de los objetos que el espacio
incluye), verticalidad/ horizontalidad (Clément. 1994) y desplazamiento. Los esquemas
lógicos que coadyuvan en la representación de la espacialidad son, entre otros, las
relaciones adentro/ afuera, centro/ periferia, adelante/ atrás, arriba/ abajo. Por su
parte, las referencias específicas son marcadores concretos de índole geográfica o
topográfica. Por ejemplo, denominaciones de accidentes geográficos, monumentos,
edificaciones, etc. que dan una idea precisa de localización (Bailly 53-56).
En lo que se refiere a los esquemas lógicos, la lectura de poemas de tema
paisajístico permite reconocer la gravitación de un conjunto de coordenadas de
singular interés en el efecto estético que dicha representación persigue: entre ellas, la
relación todo/ parte y en este contexto, el papel que cumple el sujeto perceptor en la
captación/ representación de esta relación. Otras relaciones de gran interés son:
incluido/ incluyente; microcosmos/ macrocosmos; temporalidad humana/
temporalidad de los entes naturales; creador/ criatura; atracción/ repulsión; amparo/
desamparo. Todas estas relaciones surgen como experiencia del espacio y determinan
estados afectivos específicos que engloban los acontecimientos de sentido del poema.
Por último, se advierte en la representación del paisaje una particular inflexión de la
formación subjetiva que da lugar a distintas configuraciones de la voz enunciadora. En
ocasiones es la voz del sujeto observador la que describe y presenta los fenómenos del
espacio natural en primera persona asumiendo su rol de observador. En otros casos el
poema se enuncia en tercera persona y el paisaje se coloca en un primer plano como
sujeto paciente de un acontecer. Se trata del fenómeno caracterizado por Antonio
Rodríguez como “difracción afectiva”. Ya se trate de una u otra forma, el poema de
tema paisajístico exhibe así, por lo general, un descentramiento del sujeto (Rodríguez
2005: 29). La distancia entre la interioridad del polo sujeto y la exterioridad del polo
objeto/ paisaje se difuminan y dan lugar a “una dinámica participativa, centrada sobre
15

las disposiciones afectivas. Las coloraciones del paisaje devienen constitutivas del
sujeto y paralelamente el sujeto constituye el paisaje” (Rodríguez. 2005: 29).

3.8.1 Modos de representación del paisaje en las Meditaciones…:


Aunque los poemas estén asociados a una experiencia personal, e incluso
presenten referencias topográficas explícitas en el título (Le lac de B…; Le golfe de
Baya) Lamartine toma motivos de otros autores. Por ejemplo, en el inicio de “El
aislamiento”, la visión de un sujeto que se encuentra en lo alto y que desde allí dirige
sus miradas a la llanura, constituye un lugar común de la literatura y del arte
románticos: está presente, tal como demuestra Mary Ellen Birkett, en la segunda parte
de El genio del cristianismo, pero también en la representación plástica: basta con
rememorar el cuadro de Caspar David Friedrich El caminante sobre el mar el nubes
(1818). En la segunda estrofa, los bosques, las sombras de la noche y la luna remiten a
la elegía de Gray escrita en un cementerio rural. Por último, tanto en el poema
mencionado como en otros de la colección, Lamartine emplea un lenguaje prototípico
para la descripción del paisaje, por ejemplo, la fórmula típica del epíteto (adj +
sustantivo o sustantivo + adjetivo: viejo roble, ondas espumosas, lago inmóvil, aguas
dormidas, montes coronados, último rayo. Estas formas de describir el paisaje pueden,
según la estudiosa, se pueden hallar ya en la poesía de fines de siglo XVIII y principios
de XIX. A pesar del uso de estos clisés, la poesía de Lamartine exhibe en la
representación y el uso del paisaje, un aire renovador. Este carácter no estaría dado
tanto en un nivel local, sino más bien en otro global: el lenguaje tópico sufre un
proceso de transformación mediante el desarrollo interno del poema en su totalidad:
la coherencia del proceso que se despliega (casi siempre con un andamiaje narrativo)
da su renovado carácter poético a esta representación del paisaje lamartiniano: el
poeta transforma según Birkett, la estética del lenguaje poético en estética del poema
total.
Ahora bien, podemos concebir ese proceso global como una forma de
espiritualización del paisaje: de hecho, como señala Anne Hiller, el gesto existencial
dominante en la poesía de Lamartine es el de atenuar e incluso abolir la distinción
fundamental entre el yo y el mundo. Para ello el proceso parte de un anclaje
perceptivo, fundamentalmente visual, que cede su lugar a la imaginación para
culminar en una visión, tal como se observa en “El aislamiento”. El poema instaura la
alternancia de dos modos de aprehensión : a) la percepción del mundo exterior y b) la
representación imaginaria de eso imperceptible que elude la mirada. La realidad
sensible que presentan los textos no manifiesta una fidelidad a un modelo preciso
presupuesto en el primer modelo de aprehensión. Por el contrario, es su dependencia
absoluta de una intención subjetiva lo que sostiene explícitamente la experiencia y el
gozo sensibles.
En función de la creencia en una unidad que trascendería la multiplicidad de las
apariencias objetivas, este modo de la representación imaginaria, se define como
visionario. La relación espiritual entre la conciencia y un Dios percibido en sus
manifestaciones sobredetermina las relaciones que se establecen entre la sensibilidad
y el universo exterior.

3.8.2 Valor del paisaje


16

Estos aspectos que hemos destacado tienen que ver con los modos de
representación del paisaje. Cabría preguntarse además, qué funciones desempeña el
paisaje en aquellos textos del poemario en los que asume un rol predominante en la
textualización.
Por una parte el paisaje es el ámbito en donde la meditación es posible.
Constituye ese ámbito de soledad, de aislamiento necesario para que el proceso de la
meditación poética se lleve a cabo. En muchos poemas se sigue un desarrollo
esquemático de: a) ocupación del espacio; b) percepción; c) meditación. Este proceso
está marcado mediante la configuración de la formación subjetiva del poema: el
sistema de deixis delimita un aquí y un allá a partir del recorrido de la mirada, del
juego de luz y sombra, y de la percepción de los sonidos y los perfumes específicos del
entorno. Asimismo, el paisaje puede aparecer, para convalidar ese sistema de deixis,
como alocutario interno del sujeto de la enunciación lírica.
Por otra, el paisaje es, tal como ya se ha señalado, manifestación de Dios en el
mundo. Es así, una suerte de templo, tal como se advierte en el siguiente pasaje de
“L’immortalité”:

‘Dieu caché, disais-tu, la nature est ton temple!


L’esprit te voit partout quand notre œil la contemple ;
Des tes perfections, qu’il cherche à concevoir,
Ce monde est le reflet, l’image, le miroir ;
Le jour est ton regard, la beauté ton sourire ;
Partout le cœur t’adore et l’âme te respire ; (…) (Lamartine. 1820, 22)

“¡Dios oculto, decías, la naturaleza es tu templo!


El alma en todas partes te ve cuando la contempla;
De tus perfecciones, que ella intenta concebir,
Este mundo es un reflejo, la imagen, el espejo;
El día es tu mirada, la belleza tu sonrisa;
En todo el corazón te adora y el alma te respira; (…)”

Frente al hombre que es puro devenir, el paisaje natural es lo que no cambia. Se


sustrae a la vez al proceso degradante del tiempo y al movimiento de la historia. Por
ello puede devolver la serenidad al hombre frente a su angustia de ser solo devenir, tal
como se observa en la siguiente estrofa de “Le vallon”:

« Mais la nature est là qui t’invite et qui t’aime;


Plonge-toi dans son sein qu’elle t’ouvre toujours;
Quand tout change pour toi, la nature est la même,
Et le même soleil se lève sur tes jours ». (Lamartine. 1820, 26)

Mas allí está Natura que te invita y que te ama;


zambúllete en su seno que ella por ti siempre abre:
aunque te cambie todo, Natura nunca cambia,
y es siempre el mismo Sol el que alumbra tus días.
17

Esa constancia de la naturaleza la vuelve una entidad privilegiada para dar


testimonio permanente de los amores humanos, sujetos a la caducidad y al tiempo, tal
como se observa en el poema “El lago”.
Por último, la naturaleza si bien da testimonio de las perfecciones divinas, carece
de voz. Necesita de un sujeto que pueda hacer sentir la armonía que proviene de los
acordes divinos del cosmos. Ese sujeto es el poeta, que adquiere en las
Meditaciones…, un rol fundamental, tal como se advierte en el siguiente pasaje de “La
prière”:

« Mais ce temple est sans voix. Ou son les saints concerts ?


D’où s’élèvera l’hymne au roi de l’univers ?
Tout se tait : mon cœur parle seul dans ce silence.
La voix de l’univers, c’est mon intelligence.
Sur les rayons du soir, sur les ailes du vent,
Elle s’élève à Dieu comme un parfum vivant,
Prête, pour l’adorer, mon âme à la nature. (…) » (Lamartine. 1820, 55)

Pero no tiene voz este templo. ¿Dónde están los santos acordes?
¿De dónde se elevará el himno al rey del universo?
Todo calla: mi corazón habla solo en este silencio.
La voz del universo, es mi inteligencia.
Sobre los rayos del sol, sobre las alas del viento,
Se eleva a Dios como un perfume vivo,
Lista, para adorar, mi alma a la naturaleza (…)

3.8.3 Comentario de “L’isolement”.


De acuerdo con las notas del propio Lamartine, “L’Isolement” fue compuesto
hacia el 24 de agosto de 1818, como respuesta al dolor por la muerte de Julie
Charmes. Es un poema extenso cuyo efecto final depende de un proceso que se
despliega a partir del contacto con el paisaje. El poema se organiza en las siguientes
partes marcadas mediante el uso de contectores contra-argumentativos (Mais/ pero).

 Primera parte: estrofas 1-4 presentación de un paisaje armónico frecuentado


por el poeta.
 Segunda parte: primera inflexión: estrofas 5-9: la indiferencia del poeta ante la
belleza del paisaje.
 Tercera parte: segunda inflexión: estrofas 10-13: aspiración de unión con el
ideal más allá de la esfera terrestre.

Tal como puede observarse de esta distribución de los contenidos poéticos, el texto
presenta una arquitectura absolutamente simétrica.

Forma afectiva general

El poema pasa por distintos estadios afectivos que se corresponden con su


partes principales: 1) sentimiento de la armonía del paisaje unido a un tono dominante
18

de tristeza y melancolía más tierna que amarga; 2) indiferencia ante el espectáculo;


amargura; se siente como muerto ya; dolor profundo por la ausencia de la amada; 3)
vaga esperanza: la visión de la amada en el cielo verdadero y el deseo de ser
transportado hace ese espacio ideal y definitivo.
El efecto afectivo global del poema es el del vacío ontológico del sujeto y del
mundo, exacerbado por su deseo de unión con la amada en el futuro.

Formación subjetiva
El poema exhibe a un sujeto lírico que padece la ausencia definitiva de la amada
por su muerte. Hay un tú presupuesto que no aparece como interlocutor explícito pero
que sustenta todo el proceso afectivo del poema. El elemento que oficia de
interlocutor interno explícito es la naturaleza: el sujeto acude a la naturaleza como
confidente y como ayudante en su búsqueda del ideal. Cada parte del poema se
correlaciona con un eje temporal:

Primera parte:
La temporalidad está marcada por una idea de frecuencia: se trata de un paraje
conocido y de una actividad que se realiza en reiteradas ocasiones. La percepción se
despliega en el presente mediante un anclaje espacial en un aquí y temporal en un
ahora. El espacio contiene todos los elementos típicos del paisaje natural: montaña,
valle, río, campanario, sonido de las campanas al rezarse el ángelus, atardecer, ascenso
lunar: todos estos elementos justifican/ producen la efusión del afecto melancólico. La
mirada se dirige de lo alto a lo bajo reproduciendo así un gesto romántico presente en
la literatura (Chateaubriand contemplando la salida del sol desde el Etna en René)
Werther, de Goethe, entre otros) y en la plástica: cuadro de Caspar David Friedrich. El
morir de la tarde, cuando se esconde el sol y aparecen la luna y las estrellas, constituye
el momento capital para la meditación y para el efecto de difuminado que se va a dar
después. El paisaje posee un carácter pictórico: es definido como tableau/ cuadro
(cambiante y dulce).

Segunda parte:
Para destacar el vacío del mundo, la percepción de un espacio concreto cede su
lugar a una visión abarcadora del cosmos: la mirada se extiende por los cuatro puntos
cardinales y abarca la totalidad:

« De colline en colline en vain portant ma vue,


Du sud à l’aquilon, de l’aurore au couchant,
Je parcours tous les points de l’immense étendue,
Et je dis: Nulle part le bonheur ne m’attend ». (Lamartine. 1820, 2)

La representación de una extensión absoluta sirve justamente para resaltar el


peso del vacío: en ningún lugar del cosmos este sujeto se sentirá feliz. La extensión
subraya además su insignificancia, su nada. Es un espacio que ha perdido sentido. El
sujeto de la enunciación poética ha perdido todo vínculo con el espacio que lo rodea.
El espacio le es indiferente porque la existencia carece de sentido para él, si le falta el
ser que ama. También en este caso la coordenada temporal es la del presente. Sin
19

embargo, presupone un momento de felicidad o de armonía, en conjunción con el bien


amado, que se proyecta en el eje temporal pasado.

Tercera parte:
La unión con el ideal amado se plantea en un espacio hipotético marcado por el
uso del “quizás”, del tiempo verbal potencial como puro deseo que se manifiesta en
tanto forma de suplir esa carencia esencial del sujeto paciente. Desde el punto de vista
del espacio, aquí la mirada ha salido de la esfera terrestre y se proyecta sobre la órbita
celeste. Es la apoteosis de la visión.

Formación sensible
El poema está compuesto por trece cuartetos de alejandrinos de rima cruzada: a
(femenina) y b (masculina). El ritmo es marcado además por el uso de un paralelismo
anafórico insistente, en especial a partir de la segunda parte.

De colline en colline en vain portant ma vue,


Du sud à l’aquilon, de l’aurore au couchant,… (Lamartine. 1820, 2)

Je ne désire rien de tout ce qu’il éclaire,


Je ne demande rien à l’immense univers. (Lamartine. 1820, 3)

La je m’enivrerais à la source où j’aspire,


La, je retrouverais et l’espoir et l’amour,… (Lamartine. 1820, 3)

También está marcado por las enumeraciones:

Que me font ces vallons, ces palais, ces chaumières?


Vains objets dont pour moi le charme est envolé;
Fleuves, rochers, forêts, solitudes si chères,
Un seul être vous manque, et tout est dépeuplé. (Lamartine. 1820, 2)

Formación semántico referencial


La elección del título llama la atención del lector: el poema presenta a un sujeto
que padece una soledad extrema; Lamartine podría haber elegido la expresión
Solitude/ Soledad. Sin embargo “Aislamiento”, en tanto que derivado de un verbo
(aislar) designa un proceso en curso: el sujeto en soledad pero en compañía del paisaje
natural posee, después de Rousseau, una connotación positiva: ese posible escenario
del alma romántica, evocado en el verso 3 de la estrofa séptima (soledades tan
amadas), con toda la tópica que le corresponde y que se reproduce en la primera
sección del poema, es rechazado para presentar un ahora vacío de sentido. Se trata de
un aislamiento que contiene la noción de alienación. El poema desde el mismo título
señala que incluso la naturaleza – en la cual se refugiaba el poeta romántico ante los
embates de la vida ciudadana – se ha hecho inhabitable, que la naturaleza se evade a
esa búsqueda de identidad o de plenitud. El artículo definido (El aislamiento) indica
que una experiencia colectiva se ha transformado en otra personal, ejemplar y al
mismo tiempo definitiva.
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El mundo que se presenta en la segunda parte, está vacío de sentido, desierto: se


puede relacionar con la visión de la vida como exilio de acuerdo con la simbología
cristiana. Pero también, de acuerdo con críticos como Erich Köler, puede verse como la
expresión del mundo después de la revolución en la perspectiva de quienes añoran un
orden pasado, definitivamente abolido. De acuerdo con este tipo de lectura, el poema
presentaría la siguiente estructura global de sentido:
a) Evocación nostálgica de un mundo pasado que estaba en orden, que tenía un
sentido como naturaleza idílica/ armónica.
b) El presente, que solo posee actitudes de indiferencia frente a la pérdida
irrevocable de ese mundo;
c) Un futuro del que solo se puede esperar que sea aún de este mundo y que por
esta razón es transportado en un más allá vago.

Relaciones intertextuales:
Poeta ha reconfigurado elementos que toma de Petrarca, Ossian, Young,
Chateaubriand, Rousseau, Mme. de Stäel, Lammenais y posiblemente de la Imitación
de Cristo o el breviario romano.
De Petrarca recoge: a) la percepción de la naturaleza vacía porque la amada no
está; b) elevación hacia el bien ideal.

Figuras retóricas
Se advierte un uso de figuras retóricas que sirven para acentuar la dimensión de
amargura del poema. Ciertas figuras de pensamiento como las antítesis con valor
polar, se emplean para abarcar una totalidad: “Du sud à l’aquilon, de l’aurore au
couchant; Que le tour du soleil ou commence ou s’achève” o para oponer realidades
opuestas: “Le soleil des vivants n’échauffe plus les morts”.
Analogía que se presenta al final del poema entre el sujeto lírico y el otoño,
muestra la declinación vital de un ser que ha perdido peso ontológico y que se concibe
a sí mismo como una hoja seca de otoño, llevada por los vientos. No es sino el
correlato de la pérdida de entidad del mudo que plantea el poema.

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