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SELECCION DE TEXTOS MITICOS

Curso: Historia y Mito

Autor: Dra. Anatilde Idoyaga Molina

Programa académico de docencia: Especialización en cultura y sociedad en la


América Antigua

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SELECCION DE TEXTOS MITICOS

Anatilde Idoyaga Molina

I. Mitología Pilagá

Introducción
Los Pilagá habitan en el Chaco Central, más precisamente en los Departamentos
de Patiño y Bermejo de la provincia de Formosa de la República Argentina. En un
paisaje cambiante que incluye tanto lagunas y esteros -entre ellos los conocidos esteros
del Patiño- como monte seco y espinoso en el que predomina la vegetación xerófila;
completan el entorno abras donde crecen abundantes gramíneas y que suelen ser
invadidas por montes de vinal.
Pertenecen a la familia lingüística guaycurú junto a Toba, Mocoví, Abipón y
Mbayá-Caduveo. En lo que hace al plano de la lengua, pueden distinguirse dos grandes
grupos dialectales. Uno de ellos, el que se conoce como Toba del Pilcomayo o Pilagá,
es el que se habla en la zona más oriental del hábitat indígena. El segundo se conoce
como Toba Boliviano o Arribeño. La mayor diferencia radica en la sustitución de la
consonante alvéolo-palatal sorda, propia del primer grupo, por la fricativa aspirada,
generalizada entre los que pueblan la zona occidental del territorio. En la bibliografía
etnográfica tradicional, al primero de los grupos mencionados se lo denomina
generalmente Pilagá, mientras que a los segundos se los llama comúnmente Toba. Una
excepción al respecto constituye Métraux, quien percibió con claridad la unidad entre
ambos introduciendo el término Toba-Pilagá para designar a los últimos. En definitiva,
puede señalarse que las semejanzas entre los Toba que pueblan la región occidental del
Chaco (Provincia de Salta, Argentina, y Departamento de Tarija, Bolivia) y los Pilagá
del centro de la provincia de Formosa, tanto desde una perspectiva lingüística como
cultural, hacen que pueda considerárselos una unidad. No sucede lo mismo respecto de
los Toba conocidos como orientales, vale decir que pueblan la zona este del Chaco
Austral y Central, con quienes las diferencias tanto lingüísticas como culturales son
grandes.
Los materiales que aquí presentamos provienen de diferentes campañas
etnográficas realizadas por la autora con la finalidad de estudiar la cultura Pilagá.
La información mitográfica fue registrada magnetofónicamente de labios de
informantes calificados, recurriendo al empleo de lenguaraces cuando fuera necesario.
En el gabinete se procedió a la transcripción textual del material, aunque posteriormente
los relatos fueron corregidos mínimamente a fin de facilitar su comprensión. Ténganse
presente tanto los errores de construcción gramatical como las voces vernáculas que
caracterizan al habla castellana de la zona. Al pie de cada relato hemos colocado los
nombres de informante y traductor en ese orden y el lugar donde fuera obtenida la
narración. La grafía de las voces aborígenes se ha adaptado a la del castellano, siendo
necesario solamente realizar las siguientes aclaraciones: k) oclusiva velar sorda, q)
oclusiva postvelar sorda, g) oclusiva velar sorda, G) faríngea fricativa sonora, ‘)
oclusión glotal, y) semiconsonante o semivocal alvéolopalatal no abocinada, w)
semiconsonante o semivocal labiovelar abocinada.

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Mitos cosmológicos

Dapichí’ invierte los planos cósmicos


“El cielo estaba donde está la tierra en el tiempo de antes, y la tierra estaba
donde ahora está el cielo. La tierra habló con el cielo, en ese tiempo la tierra hablaba
con el cielo. En el cielo estaba Dapichí’ y no le gustaba estar aquí abajo porque había
mucho olor. Caían osamentas, materia fecal de la gente, tierra, porque la gente cavaba
muchos pozos. A Dapichí’ no le gustaba, entonces dijo que iba a cambiar la tierra y el
cielo porque no quiere que la gente le ensucie la casa, no quiere que haya sepulturas
porque dan mucho olor. Así que Dapichí’ se fue a donde estaba la gente. Dijo: ‘Mejor
me voy a trabajar allá porque ustedes tienen mucha suciedad’. Así que se cambió de
lugar. La tierra se da vuelta y queda abajo y el cielo queda para arriba. La gente se
cambió pero al principio no se da cuenta. La tierra se invirtió porque Dapichí’ no quiere
saber nada con la gente, no quieren entierros, ni osamentas de cualquier bicho, no le
gusta el olor hediondo, no quiere que haya sembrados, no quiere esos trabajos, no le
gustaba, entonces ahora está contento Dapichí’. Dapichí’ ahora vive en el cielo, se lo
puede ver, es esa estrella que le dicen las Siete Cabrillas (Pléyades)”. (Sebastián
Gómez, Laureano Gómez) Pozo de Navagán.

Dapichí’ invierte los planos cósmicos (2ª versión)


“En el tiempo antiguo la tierra no estaba acá, ‘aléwa (el plano terrestre) estaba
en el cielo, y el cielo estaba en la tierra. La tierra estaba arriba. Dapichí’ vivía en el
cielo pero no le gustaba porque había mucho olor. La gente que vivía en la tierra,
arriba, defecaba y le caía a Dapichí’ Había osamentas, desperdicios. Como no le
gustaba, Dapichí’ dijo: ‘Mejor vamos a cambiar; yo me voy allá donde está la gente, y
la gente viene para acá’. Entonces se cambió, se dio vuelta así. Así que antes éste era el
cielo, el piyén (cielo) antes. Entonces Dapichí’ quedó contento. Ahora nosotros
podemos ver a Dapichí’ en el cielo: son las Siete Cabrillas, ahí está Dapichí’”
(Francisco Rubio, Laureano Gómez) Pozo de Navagán.

Dapichí’ invierte los planos cósmicos (3ª versión)


“El cielo estaba aquí en Hokaleí (tiempo del acontecer primigenio); el cielo
habló, como si fuera hombre. Antes estaba aquí, esta tierra estaba allá (en el espacio que
actualmente ocupa el cielo), se ha cambiado (trasladado). Llovió grande... brum...
brum... Hubo fuego, no dijo nada la tierra. Después defecaron, no dijo nada. El cielo se
fue para arriba (al cielo); porque no le gustaba la suciedad que había en la tierra. El
cielo no quería ensuciarse, es muy delicado el cielo. Dapichí’ vivía en el cielo. El cielo
era delicado, le habló a Dapichí’; entonces Dapichí’ cambió para acá a Aléwa (tierra).
Porque aquello es lindo fueron al cielo; Dapichí’ llegó al cielo más arriba. Cambió esta
tierra y ya no cambió más. Dapichí’ llegó a eso, eso ocurrió en Hokaleí, cambiaron
cielo y tierra, hasta el final, ahora vive ahí. Ahora Dapichí’ ya no cambia más, es capo
(jefe) Dapichí’. Entonces ahora esto se llama Aléwa. Ahora la gente rica, la gente
pobre, tiene que vivir en esta tierra, ahora no cambia más. Así dijo Dapichí’. Hasta que
llegamos nosotros, los Pilagá, que somos nuevos, ya no cambia más; no es como antes,
ha cambiado porque el cielo era delicado, no nos quería a nosotros, decía que no
defecáramos, no quería fuego, no quería que quemáramos, no quería que defecáramos.
Todas las cosas lo molestaban, por eso ha cambiado esa tierra, porque estábamos
sabiendo nosotros. Así no más, después de eso, ya no ha cambiado nada en la tierra,
porque ahí no más ganó Dapichí’. Dapichí’ dio el cambio, cambió el pi’yém (cielo), por
eso vino esta tierra, eso es mejor, así dijo Dapichí’. El estaba aquí, Dapichí’ era más

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grande que Qaqadeláchigi (personaje mítico con funciones prevalentemente
tesmofóricas), Dapichí’ hizo todo, Dapichí’ ganó. (Saité, Tomasito) Soledad.

Dapichí’ introduce el orden actual


“Esta es una historia del tiempo de antes, el capo era Dapichí’ Antes hizo
mucho, muchas cosas, Dapichí’, cuando no había gente, solamente nosotros, nada más
que nosotros. Y después Dapichí’ hizo como quiso. Empezó, Dapichí’ quería cambiar
el mundo. El es el capo, nosotros no sabemos por qué Dapichí’ es capo e hizo cambiar
todo el mundo. Y Dapichí’ transformó el mundo, transformó al bovín (mono). Y
Dapichí’ dio la transformación del mundo, él fue a transformar ese mono, y por eso es
como nosotros, es lo mismo, tiene un cuerpo igual al de nuestra raza, porque se ha
transformado antes. Todo cambió cuando el trabajo de Dapichí’ estuvo listo. Nosotros
antes tampoco sabíamos nada de Dapichí’, yo creo que tenía que estar aquí no más,
porque era capo de nosotros aquí. Cuando terminó todo el trabajo puso palo (árbol),
fruta, todo. Todo estaba como sembrado, plantado. Entonces, cuando estuvo lista esta
tierra, nosotros no sabíamos a dónde iba Dapichí’; solamente venía eso, como hielo,
piedra, iba a matar a todos los Pilagá. Dapichí’ era capo en Hokaleí, en el tiempo de
antes. Entonces no sabíamos a dónde iba Dapichí’; uno dijo: ‘Al cielo va’. Y después
de cuatro o cinco días ya cambiamos nosotros, cambió el mundo, hubo Pilagá nuevos.
Dapichí’ era hombre, Komeléek; después se fue al cielo, es Dios, ha cambiado, era capo
antes, como ser Saliagánek (jefe o cacique)”. (Saité, Tomasito) Soledad.

Dapichí’ se instala en el cielo


Dapichí’ se fue al cielo, él quería ganar. Se fue no más, ya no volvió más,
solamente Qaqadeláchigi volvió; aquí no más quedó, en la tierra. Ahora dijo que iba a
dar de trabajar, trabajó Qaqadeláchigi. Y Dapichí’ se fue al cielo. Bueno, aquí
conversaron los dos, Qaqadeláchigi. Y Dapichí’. Y Dapichí’ dijo: “Bueno, hoy día yo
te voy a conversar, mañana o pasado voy para el cielo, yo ya no voy a volver más.
Cuando yo ya esté allá, en el cielo, entonces te voy a dar mi nombre; entonces dalo,
enséñalo a esos nuevos, a esos Pilagá; entonces la gente me va a conocer cuando me vea
en el cielo”. Bueno, ya no volvió más Dapichí’, nada más que Qaqadeláchigi quedó. Y
Qaqadeláchigi dijo: “Nosotros tenemos orden, Dapichí’ ahora ya no vuelve más, nada
más que nosotros vamos a trabajar acá, en la tierra”. Y ahora, de noche nos mostró que
Dapichí’ tiene que pasar aquí (hacia el Naciente), amanece al Naciente, ahí se para.
Entonces Qaqadeláchigi dijo que saliéramos a medianoche, buscó a dónde estaba
Dapichí’, dijo: “Salgamos porque vamos a buscar a Dapichí’, el capo va a salir, arriba
en el cielo. Y Qaqadeláchigi estuvo buscando a dónde estaba parado en el cielo
Dapichí’ Uno dijo que napík (algorrobo blanco), allá está Dapichí’, tiene que estar aquí
Dapichí’. Ahí estaba contando cuántas estrellas había: aquí tenía que estar Dapichí’,
mostrando las estrellas con Qaqadeláchigi Dapichí’ ahí en el cielo, tiene colita;
estrella... estrella... estrella... la cola también son estrellas, muchas estrellas (es un óvalo
con una cola), hay de toda clase de estrellas. Ahí conocieron, Qaqadeláchigi les mostró.
Entonces Qaqadeláchigi dijo que: “Bueno, este Dapichí’ ya no vuelve más, mañana yo
les voy a enseñar todo a ustedes.” Por la mañana llamó a todos, a la gente: “Miren, me
dieron orden, ahora Dapichí’ cambió, ahora no está aquí, en la tierra, ahora está en el
cielo; ahí está parado, porque Dapichí’ ya no baja más, ya no vuelve más, porque él
ganó, va a ser estrella.” “A medianoche, salgan todos ustedes, yo les voy a enseñar, yo
les voy a mostrar a Dapichí’, lo van a conocer ustedes, entonces él se llama Dapichí’,
cada estrellita que se ve ahí en el cielo; entonces Dapichí’ ya no vuelve más, ganó.”
Entonces a la noche, a la medianoche, tenía que salir la gente; todos miraban; había uno

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que no lo conocía, dijo: “¿Ese quién es?” “Se llama Dapichí’. Bueno, Dapichí’ está en
el cielo, antes estaba aquí, en la tierra, no hay otro nombre de Dapichí’; era hombre
antes, ahora ya no se ve nada, será Dios ahora, porque ganó.” (Saité, Tomasito)
Soledad.

Dapichí’ y la instalación de los puntos cardinales


“Esos (los puntos cardinales) se llaman todos así, porque eso lo dijo Dapichí’
cuando se fue para allá. Entonces Qaqadeláchigi ya supo todos los nombres, de éste, de
aquél, de todos Dapichí’ le enseñó a Qaqadeláchigi. Entonces los nuevos estamos
sabiendo, contando, cómo se llama cada uno (este: néte, oeste: jágit, sud: kolla, norte:
sékw); entonces los nuevos Pilagá ya están sabiendo lo que enseñó Qaqadeláchigi antes.
Dapichí’ dio poder a esta tierra, Dapichí’ se fue. Estamos listos, antes trabajó Dapichí’,
ya ganó, ya no vuelve más.” (Saité, Tomasito) Soledad.

Dapichí’ y la instauración de Venus matutina


“Dapichí’ dijo: ‘Ahí tiene que haber nueva gente’. Ese se llama Lucero (Venus
matutina), antes se llamaba Wakachiñí. Wakachiñí era hombre antes. Dapichí’ también
instauró el Lucero. Hizo muchas cosas Dapichí’. Por eso ahora nosotros nombramos
todo de nuevo; nombramos al sol, a cualquiera, y luz, estrella, porque a esos les dio
nombre Dapichí’. Dapichí’, cuando se fue allá, ha denominado de nuevo los mundos
aquí; por eso nosotros somos nuevos; antes era hombre (humano) el Lucero, era mujer.
Dapichí’ se fue al cielo, se fue a trabajar y llevó al Lucero. Dapichí’ nombró a
Wakachiñí (venus o Lucero), ha cambiado, ahora es estrella, es mujer. Se fue la estrella
al cielo, después habló Dapichí’: ‘Bueno, voy a mandar otra cosa de esa tierra.’ Sonó
grande (fuerte), como si estuviera lloviendo; tiró como dos bombas grandes acá;
cayeron a esta tierra. ¡Bom! Entonces murieron todos los paisanos. Después vino la
estrella, bajando otra vez, volvió otra vez. Ahí solita estaba parada, porque todos los
otros ya habían muerto. Entonces la estrella llamaba, y gritaba, como si fuera cristiano
de estos: ‘¡Ka... Ka...!’ Se fue volando, ahora era pájaro, y había otro, eran dos, porque
por eso hay dos estrellas, una de mañana y una de tarde.” (Saité, Tomasito) Soledad.

Dapichí’ y la Vía Láctea


“También hay un camino en el cielo que puso Dapichí’, la parte blanca (se
refiere a la Vía Láctea), se llama Naparáik. También es una historia de Dapichí’. El
puso todo en el cielo cuando estaba aquí, antes. Nosotros, los nuevos, ya lo conocemos;
si sale alguno, y ve el cielo, hay como un camino; ya lo conoce y dice: ‘Ahí ya salió el
camino, y ya está amaneciendo.’ Un camino hizo Dapichí’; ese se llama Naparáik, así
se llama, ya lo conoce toda la gente. Cuando Dapichí’ fue al cielo, hubo una nueva
gente.” (Saité, Tomasito) Soledad.

Dapichí’ y la Mujer Sol


“También hay una historia del Sol. Antes ha trabajado, después hubo un capo
que le ayudaba (a la mujer-Sol), Dapitchí era ese capo. El Sol, que era mujer, hubo
veces en que se transformó, se cambió en vieja, se cambió en moza. A veces la Sol anda
más vieja, se va llevando palitos, palos, a veces como moza, a veces como vieja.
Dapitchí le dijo a la Sol: “Cuando haya un nuevo mundo haré la tierra, después voy a
dejar mi historia”. Por eso hay historia, cambió todo el mundo para la historia. Había
otro que estaba en contra del Sol, también era como hombre, se llamaba Napalpí, es un
Paqál, él era contrario al Sol (Paqál significa, además de ‘alma’, ‘sombra’, en este caso
se hace referencia al eclipse solar). Quería tapar al sol, tapó todo el cielo, bien tapado,

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el Sol no podía pasar, lo iba a hacer sonar el contrario, Napalpí lo tapaba. Napalpí es
negro, no es alto, él era contrario al Sol, y quería taparlo. No podía pasar el Sol porque
Napalpí lo tapaba, tapó todo, no quería que pasara. Y después pasó él sólo, pasó a
caminar por debajo de esta tierra; allí hay otro cielo, además de éste, entonces ya llega
allá, al naciente. Entonces ahí está el sol todavía, pasa por debajo de esta tierra y
después vuelve a salir por el naciente. Entonces ella no puede perderse, porque escapó,
tiene poder el sol. Bueno, nosotros hemos ganado y a veces hay nuevos y dicen: “Ahí
está la Sol, todavía hay sol, pero menos mal que hay capo, si no hubiera poder, no
habría sol, lo habrían muerto, habría oscuridad. Es fiero porque la gente se pierde, se
terminaría la gente. Por eso la gente tenía miedo y ayudó el Sol. Dapichí’ también
ayudó, gritaba: “Si matás al Sol seguiremos en la oscuridad, no se puede ver, no se
puede mariscar, a lo mejor con suerte saldremos a mariscar, saldremos a dormir, nos
levantaremos, habrá un nuevo mundo”. Por eso nosotros dormimos de noche; después
amanece, salimos a mariscar, salimos a buscar trabajo. Así hizo Dapichí’ antes, ayudó
al Sol”. (Sayté, Tomasito) Soledad.

Dapichí’ y la constelación del tigre


“En el tiempo de antes, había un Kedók (jaguar), como si fuera hombre.
Hablaba, claro, porque era hombre antes. Había una toldería de gente Pilagá, eran más
Pilagá antes. Vino el tigre y después ha cambiado el cuerpo. Ya era hombre, la gente no
sabía; después subió a cada casa, y los indios lo queríamos matar, pero él no moría, no
se podía. Los indios queríamos matar al tigre, no se podía matar porque el tigre dijo:
‘No, qué me van a matar, porque soy hombre.’ Había un viejo, muy viejo, dijo que:
‘No, no se ha muerto, qué van a matar.’ Le tiraron un fierro, no sé si sería una flecha,
no podían, le tiraban y no lo podían pillar. Claro, Dapichí’ le dio la orden para cambiar;
dijo: ‘Bueno, Kedók, hay que cambiar.” Kedók se cambió en hombre, pero antes era
animal, era tigre antes, y después Dapichí’ le dio orden y ya se cambió en hombre,
Dapichí’ hacía como quería antes. Y Dapichí’ dijo: ‘Bueno, yo voy a llamar a todos
ustedes.’ Llamó a todos, venían, venían; y después vino Wayayqaláchigi, también era
capo. Wayayqaláchigi dijo: ‘¿Y este tigre? Vamos a matarlo.’ Pelearon algunos
paisanos, alguna gente; meta trompadas, y después de unas cuantas trompadas ya cayó
el tigre. Entonces vino Qaqadeláchigi, Dapichí’ colgó al tigre. Dapichí’ se fue al cielo,
después de dos o tres días hizo llamar al tigre: ‘Venga no más.’ Entonces el tigre se fue
al cielo. También hay tigre en el cielo, como el manñik (avestruz), como el nesónaga
(conejo). Ahora están todos allá. El tigre está al norte, ahí lo dejó Dapichí’ antes. A
medianoche se lo ve al tigre, es un lugar medio oscurito; ahí está el tigre, por eso hay
Kedók en el cielo. Dapichí’ dijo: ‘Bueno, después voy a dejar otro tigre aquí, manso.’
Pero todavía ahora no hay tigres mansos, porque también son malos. Macaneó (mintió)
Dapichí’.” (Saité, Tomasito) Soledad.

Dapichí’ y la constelación del armadillo y el conejo


“En el cielo hay un bicho que se llama magayí (quirquincho, variedad de
armadillo). También está ahí, en el cielo, es estrella. No sé cuántas estrellas son, ahí está
mañik (avestruz), también lo hizo Dapichí’. Por eso nosotros los nuevos, cuando
salimos a medianoche, conocemos todo eso, quirquincho, conejo. Hay una casita ahí, en
el cielo; el quirquincho está aquí y el conejo aquí (señala lugares en el cielo), ahí están
las casas (el conejo hacia el Naciente, el quirquincho hacia el sur). También eso lo hizo
Dapichí’ en el tiempo de antes. Dapichí’ hacía las cosas como quería, ahora ha ganado
el capo, se fue al cielo. Nosotros los nuevos quedamos acá, en la tierra, ya conocemos
lo que hay, magayí, conejo; hay quirquincho, hay conejo. Antes han cambiado, el

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quirquincho fue al cielo, el conejo fue al cielo. Han cambiado.” (Saité, Tomasito)
Soledad.

Dapichí’ y la constelación del avestruz (1ra versión)


“Otra historia de Dapichí’. En el ciclo hay un suri (avestruz) porque a ese
Dapichí’ lo trasladó cuando trasladó todo antes, como ser hombres; todo cambió aquí
en la tierra. Por eso hay Mañík (avestruz) en el cielo, como lo hizo Dapichí’ antes. Ese
es capo, antes ganó, cambió todo el mundo, hacía como quería, y ya hubo quirquincho,
suri (Rhea Americana), en el cielo. Hay tres estrellas, se llaman Piriyolék, que también
hizo Dapichí’ antes, cuando cambió toda la gente, por eso hay mañik en el cielo, porque
Dapichí’ los cambió como quiso. Antes el magayí era hombre, ahora ha cambiado,
ahora es animal. Por eso los antiguos Pilagá no lo comían, únicamente nosotros, los
nuevos, lo comemos hoy en día al suri. No es como antes, no lo comían, no lo comían
porque sabían que había cambiado, los Pilagá conocían al suri. El suri era hombre,
había cambiado. Hay veces en que el suri está ahí, en el cielo, porque antes lo cambió
Dapichí’ antes era capo aquí. Ahora, en esta nueva tierra, en este nuevo campo, hay
mañik, suri. Ahí en el cielo está el mañik, porque eso ha cambiado antes. Lo llevó allá
Dapichí’, ha cambiado. Ahora, tiene que estar en el cielo el mañik, ya no vuelve más,
porque es dios, el mañik ya no vuelve, es dios. No se puede bajar ahora, porque tiene
que estar ahí, en el cielo. Pero también, claro, ya no vuelve más porque se ha cambiado.
Antes sí, era hombre, porque Dapichí’ ha cambiado todo; y por eso dijo: ‘Bueno, voy a
hacer cambiar a todo el mundo, y después, cuando haya nuevos Pilagá, tienen que
saberlo, porque yo tengo historia’.” (Saité, Tomasito) Soledad.

Dapichí’ y el traslado de algunos árboles a la bóveda celeste (1ra versión)


“Dapichí’ era capo. Había un árbol. Dapichí’ lo llevó al cielo en el tiempo de
antes, Hokaléi. Dapichí’ se fue. Qaqadeláchigi dijo que: ‘Bueno, Dapichí’ se va a al
cielo, es capaz de que nos gane a nosotros, a ustedes.’ Qaqadeláchigi quedó acá en
tierra. Dapichí’ dijo: ‘Mejor vamos a hacer la historia, después estamos dejando acá, en
tierra.’ Qaqadeláchigi dijo: ‘Sí, vaya no más, lleve un árbol.’ Se fue al cielo. Bueno,
Dapichí’ se fue no más, al cielo. Dapichí’ andaba como si fuera parado, después hizo
venir una nube. Bueno, ahí estaba la nube; entonces Dapichí’, en la oscuridad -ya no se
veía nada- se fue no más al cielo. Estaba allí en el cielo, Dapichí’, y después le dio
orden a Qaqadeláchigi; dijo: ‘Mirá, nosotros vamos a hacer historia, voy a hacer palo
allá en el cielo, yo voy a poner unas cuantas estrellas, serán diez... serán once estrellas.’
Hasta ahora tiene que estar ahí el palo, en el cielo, napík (algarrobo), al sur se lo ve al
algarrobo. Esa es la historia de Dapichí’. Antes, cuando se fue, tuvo que llevar uno de
todos al cielo; para cambiar, tienen que estar ahí, como estrellas. Por eso nosotros los
conocemos ahora; hay unos palos (árboles), como si fueran estrellas los palos, hay
como siete. Claro, son conocidos porque a los nuevos les contaron cómo es el mundo.
Wayayqaláchigi y Qaqadeláchigi, esos dos capos lo contaron a los nuevos Pilagá. Por
eso nosotros, cuando salimos a las once de la noche, a las doce de la noche, salimos,
miramos el cielo. Ahí está napík, ahí está Piriyolék, ahí está Dapichí’, ya está porque le
dio antes la historia, dejó ya acá. Y después ganó Dapichí’, ya estamos listos, hay
nombre, hay palo en el cielo. Volvió otra vez Dapichí’, lo conversó con Qaqadeláchigi:
‘Viste, ya subí un palo.’ Qaqadeláchigi dijo: ‘Sí, ahora vamos a darle nombre ¿ahora
cómo se llama?’ ‘Se llama napík.’ Cualquiera en el nuevo mundo dice: ‘Aquí está
napík.’ Ahora salió en esta historia napík. Ahí está, en el cielo, es estrella. Entonces él,
Dapichí’, ganó, ya quedó otra vez aquí, porque estaba denominado el palo allá.” (Saité,
Tomasito) Soledad.

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Dapichí’ y el traslado de algunos árboles a la bóveda celeste (2ª versión)
“En el cielo hay un napík (algarrobo). Hay como un estrellado, son muchas
estrellas; es un árbol, y después está tadéek (palo mataco). Eso antes era de aquí, el
napík estaba en aléwa, y Dapichí’ lo hizo cambiar, lo llevó al cielo. Dapichí’ dijo:
‘Bueno, cuando yo vaya al cielo, cuando haya alguna gente nueva, tiene que haber otros
palos, más allá, en el cielo. Entonces todos los hombres van a saber que se llama napík.’
Ahí está napík, para una historia con Qaqadeláchigi, en Hokaléi. Es una historia como
la de antes, como la del suri. Como estaba diciendo, lo ha cambiado, fue al cielo, ahora
ha cambiado el napík al cielo; tiene que estar ahí, como un estrellado (constelación); no
es una nube, nada más que un estrellado. Entonces nosotros, la gente nueva, ya lo
conocemos. Esas estrellas se llaman Wakachiñí. Por eso tiene palo en el cielo, porque lo
hicieron antes, por eso está ahora. A medianoche, si sale alguno (una persona) ve el
palo en el cielo, ya lo conoce.” (Saité, Tomasito) Soledad.

Origen de la constelación del Avestruz (1ª versión)


“Había dos chicos, un varón y una mujer. Se fueron buscando a un bicho.
Andaban con sus perros cazando quirquinchos. Caminaron un poco más lejos y
encontraron un suri (avestruz). Entonces lo empezaron a correr con los perros esos. Los
perros van adelante y los chicos persiguen al suri también, un poco más atrás. Pero no
lo alcanzan. Van lejos pero los dos chicos siguen corriendo. Al rato se cansaron. Había
una sombra de un árbol, los chicos se arrimaron a la sombra y se pusieron a llorar, ahí
están los perros también, con los que perseguían al suri. El suri había subido al cielo.
Los chicos están cansados, están llorando. Le pregunta al varón a la hermana: ‘Bueno,
qué vamos a hacer nosotros, tendremos que seguir, no podremos dejar a los perros.’ La
chica contesta: ‘No podemos dejar a los perros, vamos a seguir no más.’ Entonces se
fueron ellos persiguiendo no más. Ellos no sabían que se habían ido también para
arriba, para el cielo, ellos pensaban que estaban en el suelo, en la tierra. Ahora de noche
se ven los chicos de la historia que estamos diciendo. Esta noche se van a ver también.
Hay una estrella grande que es el suri y atrás hay unas estrellas más chiquitas que son
los perros con los chicos. Los chicos no sabían que habían ido al cielo, creían que
estaban en la tierra. Se puede ver la estrella cuando está limpio el cielo. Así que los
chicos se perdieron para siempre, ya nunca más volvieron.” (Francisco Rubio, Laureano
Gómez) Pozo de Navagán.

Origen de la constelación del Avestruz (2ª versión)


“Las estrellas esas antes eran dos chicos que andaban con sus perritos cazando.
Y se van caminando lejos para el lugar donde sale el sol. Iban cazando un suri y habían
largado los perros, pero ya estaban cansados, entonces se ponen a la sombra de un
algarrobo porque tenían hambre, ahí comieron carne de suri, estuvieron asando y
descansando. Ellos siguen después persiguiendo al suri y al otro día llegan al cielo. Así
que el suri se fue al cielo, y los perros y los chicos también lo siguieron. Ellos subieron
porque eran poderosos, había mucho poder en ese tiempo.” (Pedro Moreno) Pozo de
Navagán.

Origen de la constelación del Yulo (1a versión)


“El Yulo era cazador, pero hombre como nosotros. Era cazador, mariscador, a la
madrugada ya sale a trabajar. Entonces vuelve a la casa cerca del mediodía. La señora
le dice: ‘Vos te vas a pescar, yo me voy a traer leña.’ El Yulo le dice que vaya pero que
salga temprano y vuelva temprano. Se van los dos, el Yulo se va a pescar y vuelve
como había dicho pero la señora no vuelve, vuelve recién tardecito, como a estar hora, a

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la oración (al caer el sol). Cuando llega no está cargada, trae un poco de leña no más.
Entonces el Yulo pensaba: ‘Mi señora viene siempre tarde, siempre que va a traer leña,
será que está haciendo alguna otra cosa en el monte.’ Entonces el Yulo piensa que tiene
que espiar a ver qué hace la señora. Al otro día trae mucho pescado y la señora no
viene, bien tardecito llegó. Cuando la señora llega se pone a tomar agua, pero el agua le
salía por la vagina. Tiene todo roto adentro hasta la boca, por eso cuando toma agua se
sale, no puede quedar en la panza. El marido la miraba y veía que era ella la que largaba
el agua porque está seco todo. El agua caía porque la mujer había fornicado con el anta
(tapir) y le había roto todo. Dice que tenía dos antas que todo el día fornicaban con ella.
El pene del anta es muy grande, por eso le llegaba hasta la boca y le rompe adentro de
la mujer. El Yulo, al día siguiente decide seguir a su mujer y le dice: ‘Bueno, mañana
voy a ir a traer leña también.’ Entonces el Yulo sale y la espera en el monte en el lugar
donde siempre entraba la mujer. El Yulo llevaba flechas, todo. La mujer sale bien
tempranito y camina cerca de un kilómetro, entonces se pone a cantar. Iba cantando la
señora, y el marido la va siguiendo detrás de ella. Al rato se oye el silbido de un
hombre, entonces la mujer camina para ese lado. Entonces el Yulo se da cuenta: ‘Con
razón que mi mujer viene siempre tarde.’ El Yulo se da cuenta que por el silbido la está
llamando. Entonces, cuando se encontraron, se pusieron a fornicar el anta y la señora.
El Yulo se puso a gritar y el anta salió disparado. La mujer se moría de vergüenza
cuando vio al marido. La mujer le dice al marido: ‘Bueno, vamos a la casa, vos andá
adelante.’ El Yulo le contesta: ‘No, vos tenés que ir adelante.’ Y la mujer fue adelante,
y cuando caminó como treinta metros flechó a la señora, y la mató. Entonces ahí no
más la carnea. Hizo un fuego para hacer asado. Y cuando estaba asada se fue a donde él
sabía mariscar, porque él buscaba suris, entonces busca suri porque tiene muchas
plumitas. Trae la carne asada de la mujer y le pega las plumas del suri. Entonces ya
parece carne de suri porque tiene pegadas las plumitas. Enseguida llevó la carne y le dió
a la suegra. Traía la yika bien cargada de carne. El Yulo decía: ‘Bueno, repartí no más a
la gente, yo no me voy a quedar con nada, todavía tengo qué comer. La suegra repartía
la carne entre la gente porque el marido de ella, digamos que era como cacique, era
oykyaGáyk (poderoso). Pero el padre no sabía nada, no había soñado ni nada. Pero el
Yulo tiene más oykyaGáyk, más poder. El Yulo era payák, antes eran todos payák
(seres-otro, no humanos). El suegro y la suegra repartían comida y la gente comía.
Comen todos y nadie le hallaba olor diferente. Alguno se guardaba un pedacito. Hasta
que el suegro se pregunta: ‘¿Qué le ha pasado a mi hija?’ Parece que el viejo no podía
dormir. Recién se durmió al amanecer, un rato no más, entonces soñaba con la hija, que
la estaban asando en el monte. Entonces a la mañana salió a seguir la huella de la hija, y
enseguida encontró el fuego y el asador, y la cabeza. Se puso a llorar ahí mismo, se dio
cuenta de que ahí la había asado el marido y ahí mismo vomitaba porque había comido
a su propia hija. Entonces se fue llorando corriendo a la casa. Pero cuando salía el padre
de la mujer, el Yulo salió con sus hijos. El padre de la mujer quería matar al Yulo, pero
el Yulo se fue. El suegro le contaba a la gente que lo que habían comido era su hija.
Entonces la gene vomitaba, botaba la comida. El padre se fue a perseguir al Yulo, le
seguía las huellas, porque quería matarlo. El Yulo se había ido a una laguna y ahí había
un palo santo seco. El Yulo se había puesto arriba del palo con los hijos. Entonces el
suegro empezó a subir el palo, pero cuando estaba cerca, el Yulo se voló al cielo con los
hijos. Entonces el viejo gritaba de rabia porque el Yulo se escapa, se va al cielo con los
hijos. El suegro no lo puede pillar porque no tiene alas. El Yulo se cambió a pájaro para
poder volar al cielo. Así que ahora se puede ver en el cielo con pinta de estrella.”
(Honorio González) Soledad.

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Origen de la constelación del Yulo (2ª versión)
“El Yulo era un hombre muy mariscador, siempre salía a cazar. La mujer iba
siempre al monte a buscar chawa (fibra vegetal). La mujer en el monte se encontraba
con el anta. El anta era como persona en ese tiempo, hablaba como los hombres. Así
que el anta se junta con la mujer y conversa con ella. El anta invitaba a la mujer a
fornicar. Las primeras veces la mujer no quiere. Pero como siempre sale a juntar
chawa, siempre se encuentra con el anta en el monte. Entonces el anta convence a la
mujer de que fornique con él. Entonces la mujer iba todos los días al monte a fornicar
con el anta y traía poca chawa. Entonces el Yulo se da cuenta de que la mujer trae poca
chawa y piensa: ‘¿Qué estará haciendo mi mujer en el monte que tarda tanto rato y casi
no trae chawa?’ El Yulo sale a cazar y va pensando. Después de cazar un rato mata
unas corzuelas y se va a la casa del suegro y reparte la comida, al rato llega la mujer.
Entonces le pregunta: ‘¿Por qué has traído poquita chawa?’ El Yulo ya se da cuenta de
que la mujer lo engaña. Al día siguiente el Yulo prepara las flechas para irse al monte.
La mujer del Yulo sale al monte a buscar chawa y el Yulo la sigue sin que la mujer se
dé cuenta, hasta que llega al lugar donde la mujer siempre fornica con el anta. El Yulo
siente que la mujer está hablando con un hombre que tiene la voz gruesa, entonces se da
cuenta de que es animal, no es como la voz de los hombres que es más fina. Se acerca y
mira al bicho que está conversando con la señora, ve que no es un hombre sino animal,
así que el Yulo se llenó de rabia. El Yulo se prepara, se queda callado. La mujer tiene
adentro hueco porque el anta le rompió todo adentro porque tenía el pene grande. Ha
ido a tomar agua la mujer y la tragaba pero le salía por la vagina, no puede quedarle
adentro porque tiene todo roto. Entonces el Yulo le dice a la mujer: ‘Vamos a otro lado
donde yo tengo corzuelas que estuve cazando.’ Entonces la mujer se fue con el hombre.
El Yulo la lleva por el monte bien lejos. Entonces el Yulo larga una flecha, la mujer se
asusta y le pregunta qué está haciendo. Entonces el Yulo le dice que está cazando
palomitas. Entonces el Yulo agarra flecha otra vez y le habla a la mujer para que ella se
dé vuelta, tira entonces y le pega justo en el ojo. La mujer muere enseguida, el Yulo se
pone inmediatamente a carnearla y la mezcla con el cuero de corzuela. El cuerpo de la
corzuela lo ha enterrado el Yulo y pega la carne de la mujer como si fuera de corzuela.
Entonces el Yulo se lleva la carne de la mujer y se la entrega a la suegra para que la
reparte. Entonces la suegra la cocina, invita a uno y a otra, a toda la gente. Pero al rato
la gente empieza a vomitar porque la carne no tiene sabor de corzuela. Un viejo dice:
‘Esto no es carne de corzuela.’ El viejo se da cuenta de que es carne de persona.
Entonces el Yulo dice a los suegros: ‘Han comido la carne de su hija.’ Entonces se va
con sus hijos. Entonces el suegro se enoja porque ha matado a la hija y le ha hecho
comer su propia carne. Toda la familia de la mujer quiere matar al Yulo y salen a
buscarlo. Pero el Yulo no muere porque se prepara unas alas y se cambia en yulo. Se ha
cambiado porque tiene poder, y se ha ido volando al cielo con las criaturas de él. La
gente lo persigue para matarlo, pero cuando la gente se acerca, el Yulo se vuela al cielo
con los hijos, se van cantando contentos. El Yulo no se muere, no deja que lo agarren,
se va al cielo con alegría, se mete en una nube y nadie lo ve más. Tiene mucho poder el
hombre. Hasta el día de hoy se ve al Yulo en el cielo con los hijos.” (Pedro Moreno)
Pozo de Navagán.

Origen de la constelación del Yulo (3ª versión)


“El Yulo era un hombre mariscador. La esposa de él siempre hablaba con el
anta. El Yulo caza suri, corzuela, porque era un hombre muy mariscador. La mujer del
Yulo fornica con el anta, se encuentran siempre en el monte. El anta era un animal, no
era persona. El Yulo se da cuenta de que la mujer lo engaña y viene rápido y encuentra

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a la mujer con el anta. Entonces el Yulo mata a la mujer. La lleva al monte y la mata,
enseguida la empieza a carnear. El Yulo lleva a su mujer a mariscar al monte. La mujer
sigue al esposo y se van bien lejos. Entonces el Yulo la mata porque la mujer no se da
cuenta de que la quiere matar. Entonces la carnea y mete la carne de la mujer en un
cuero de corzuela, la mezcla con carne de corzuela, para que crean que es corzuela.
Entonces se lleva la carne de la mujer para entregar a los suegros. A la hora de la
oración llega el hombre. A media noche el Yulo ya se cambia en pájaro. Al otro día la
suegra cocina la carne de la mujer, así que comen la carne de la misma hija. El hombre
tenía flechas con ponzoña. El anta la ha llevado al monte a la mujer, al rato el Yulo
pilla a la mujer y el anta se dispara lejos. El hombre la carnea y lleva la carne a los
suegros y nadie se da cuenta. Después de que comieron, después de un tiempo, ya están
vomitando, entonces ya empiezan a sospechar. Así que el Yulo se va al cielo porque
sabe que lo quieren matar. Se cambia en Yulo y se va al cielo. Y la gente se da cuenta
de que el Yulo mató a la mujer, pero el Yulo se va al cielo y no lo pueden agarrar. Por
eso nosotros no podemos matar al Yulo porque es persona. Todavía se puede ver el
Yulo en el cielo con aspecto de estrella.” (Gabriel Fernández, Juan Córdoba) Pozo
Molina.

Origen de la constelación del Yulo (4tª versión)


“El Yulo era mariscador pero su mujer andaba siempre con otro, fornicaba con
el anta. El Yulo sale a cazar y se ve a la mujer con el anta encima. La mujer siente
mucha vergüenza porque el anta era un animal, le pide perdón. Pero el Yulo se queda
calladito y le dice: ‘Andá para allá adelante que voy a probar mis flechas.’ Cuando la
mujer va, le tira las flechas. El había cazado una corzuela, entonces trae la corzuela y
entrevera la carne con la carne de la mujer. Se va a la caza y le da la carne de la mujer a
la suegra. El suegro era pi’yoGonáq (shamán) entonces al principio no se da cuenta,
pero después de un tiempo se da cuenta de que es la carne de la hija. Entonces informa
a toda la gente. La gente se prepara para matar al Yulo, pero entonces el Yulo se cambia
en bicho y se va con los hijos al cielo. Y se queda en el cielo, allí se puede ver como
estrella.” (Ramona, Juan Córdoba) Pozo Molina.

Origen de la constelación del Yulo (5tª versión)


“TomaGaloqosót (yulo) era un hombre mariscador, él mató a su mujer porque lo
engañaba. El salía al monte a cazar pero cuando llegaba a su casa no estaba la mujer
porque se quedaba en el monte fornicando con el anta. Como la mujer no volvía
temprano, el Yulo empieza a sospechar. Un día la sigue al monte y la encuentra
fornicando con el anta. Entonces TomaGaloqosót decide qué va a hacer. Sale al monte
y sigue a la mujer hasta que la encuentra, entonces le tira flechas y la mata. Después él
tenía una corzuela que había cazado entonces mete la carne de la mujer en el cuero de la
corzuela. Para que le quede bien pegado usa miel, así parece carne de corzuela.
Entonces se va para la casa y le da a la suegra para que reparta entre la gente. El
siempre traía mucha carne porque era muy mariscador. La gente come la carne
contenta, no se da cuenta. Hasta que después de un tiempo se da cuenta de que tiene un
gusto diferente, que es carne de persona. Entonces el suegro se da cuenta de que es la
propia hija, que han comido la carne de su propia hija. Entonces avisa a la gente y todos
quieren matar a TomaGaloqosót. Pero como él tiene mucho poder se cambia en forma
de yulo y se va volando al cielo con los hijos. Allí se queda para siempre, así que ahora
nosotros lo podemos ver, es una estrella grande y dos chiquitas.” (Ceferino, Pucho
González) Campo del Cielo.

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Explicación del Eclipse
“Cuando hubo una noche larga, el sol estuvo mucho tiempo sin salir porque un
león (puma) estaba peleando con el Sol. El león le comió un pedazo al Sol, el Sol
quedaba chiquito, un pedacito no más. Entonces se hace de nuevo el sol. La Luna
también se pelea con el león. Así era en ese tiempo, todos son poderosos, todos
oykyaGáyk. El Sol y la Luna se siguen peleando con el león, cada vez que el Sol se hace
chiquito es porque se pelea con el león. El Sol se va achicando, queda como Luna
recién salida, porque el león lo va comiendo. Por eso cuando el Sol se iba quedando
chiquito los antiguos agarraban el morterito, y ellos empiezan a pegar y rezan para que
no se apague el Sol. La Luna también se apagó muchas veces. Sale sangre de la Luna,
se achicaba, achicaba igual que el Sol. Entonces cuando el león se llena de comer deja
un pedazo chiquito. Entonces el Sol y la Luna se vuelven a hacer porque ellos son
oykyaGáyk.” (Pedro Moreno) Pozo de Navagán.

La mujer estrella se casa con un hombre


“Había un hombre que era muy sucio, muy feo, por eso la gente lo escupía, lo
maltrataba. Una noche el hombre estaba mirando el cielo y ha visto una estrella linda.
El hombre pensaba, qué estrella linda, qué linda mujer. Al rato no más se baja la
estrella y se casa con el hombre. El hombre estaba durmiendo y sintió que le tocaban el
cuerpo, entonces se despierta y ve una hermosa mujer. Tiene frías las manos la mujer.
La mujer limpia al hombre. Le cambió todo el cuerpo. Al otro día cuando la gente lo ve
dice: ‘Mirá el hombre ese, ese que es sucio, tiene cambiado el cuerpo.’ Se cambió el
cuerpo, es limpio, ya está blanco, limpito. La mujer les dijo: ‘Yo he venido porque
querías casarte conmigo, pero la única forma de que las cosas salgan bien, es que no
vengas conmigo cuando yo vaya al cielo. Porque allá en el cielo hace mucho frío, no
hay fuego.’ Si el hombre ya no se va a poder acostumbrar, se va a morir. Así que la
mujer iba al cielo dos o tres días y volvía enseguida, y el hombre se quedaba en la
tierra. Pero el hombre no quiere dejar a la mujer porque es muy hermosa, y él la quiere
mucho. Así que una vez que la mujer se fue, el hombre se fue con ella. Pero el hombre
no puede acostumbrarse. El hombre se fue. En dos o tres días la tía del hombre se fue a
ver a dónde había un palo seco, un árbol que habían quemado para juntar leña cuando
se cayera. Y ahí en el árbol quemado encuentra los huesos del sobrino bien atados.
Entonces piensa: ‘Será este mi sobrino, que el otro día se fue al cielo.’ La mujer, la tía,
había sentido la conversación en la que la Estrella le decía que no podía ir al cielo, que
hacía mucho frío, que iba a morir. El hombre erró, no podía ir al cielo.” (Sebastián
Gómez, Laureano Gómez) Pozo de Navagán.

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Mitos Cataclismáticos

Castigo a la humanidad por medio de la gran noche. Transformación de los humanos


en animales
“En el tiempo en que Dapichí’ estaba en la tierra se cansa mucho porque la
gente no lo trataba bien, si le daban algo se lo tiraban, no le daban las cosas con la
mano. La gente golpeaba a Dapichí’. Esa gente no sabe que es Dapichí’, así que lo
maltrataban. El tampoco les informa quién es. El está cansado, lleno de rabia. Entonces
Dapichí’ decide irse al cielo y como tiene rabia manda una helada, grandes lluvias para
que la gente se muera. Así que se murió toda la gente, sólo quedaron vivas unas
personas que lo acompañaron. Dapichí’ también les manda oscuridad, se apaga el sol
durante mucho tiempo. La gente sale a defecar y a orinar y se pierde por ahí porque no
se ve. No pueden volver porque no se ve nada. Otros dejan una piola y pueden volver.
Como es oscura, la gente no va a ningún lado. La gente tiene hambre en ese tiempo
porque no puede salir a buscar comida, nada. Algunos que tenían hijos se comieron los
chicos. Los que no tiene se mueren de hambre. Había unos árboles cerca y algunos
sienten como una cosa que cae. Hay una mujer que está al lado del árbol, entonces
cuando oye un ruido empieza a buscar con la mano porque no se ve, entonces junta
algunos frutos con las manos. Encuentra unos frutos de algarrobo. Unos comieron
frutos y otros comieron los hijos. Los que no consiguieron nada se murieron. La gente
sufrió mucho cuando hubo una oscuridad grande. Dapichí’ hizo apagar el sol para que
la gente se muriera. Entonces cuando había muerto mucha gente, Dapichí’ volvió.
Recién cuando murieron los contrarios de él. Dapichí’ separó los muertos; las mujeres
por un lado, los hombres por otro. Recién cuando estuvo bien arreglado Dapichí’ les
habló. Cuando Dapichí’ habló se levantaron todos los muertos. Las mujeres, los
hombres, se levantaron todos, todos se cambiaron en bichos. Unos salen arrastrándose
como víbora, otros salen volando, una vieja se cambió en oso hormiguero. Sólo no se
cambiaron los compañeros de él que no se habían muerto. El antes de irse al cielo les
había dicho a sus compañeros: “Yo me voy porque estoy cansado, le tengo rabia a esa
gente. Así que yo voy a enseñar a ustedes lo que tiene que preparar, su casa bien hecha,
tiene que traer mucha leña, la leña más linda bien grande, porque cuando yo llegue al
cielo voy a mandar una lluvia grande, una helada grande, con mucho granizo, para que
se muera toda la gente”. Entonces el compañero de él, como lo cuidó, no muere porque
le enseña, es el único que vivió cuando Dapichí’ mandó la helada. Entonces Dapichí’
revivió la gente pero salió como bichos de todas clases”. (Francisco Rubio, Laureano
Gómez).

Castigo a la humanidad por medio del fuego. Transformación de humanos en animales.


Reconstrucción del mundo vegetal. (1ra versión)
“Había un pájaro grande que se llamaba Yulo. Pero no era bicho, era persona.
Tenía una mujer. La mujer desde hacía tiempo lo engañaba con otra gente. El hombre
vivía en el cielo. Cuando se iba al cielo la mujer lo engañaba. El Yulo tenía dos hijos de
él. El Yulo después pilló a la mujer fornicando con un hombre, así que se enojó. Pero el
Yulo no mata a la mujer rápidamente. Primero busca huevo de víboras. Después busca
miel y la deja bien clarita, aparta la grasa. Después se puso a hacer un preparado con los
huevos de víbora. Entrevera la parte de adentro de los huevos con la miel, le da el
preparado a la mujer para que lo coma. A las tres o cuatro horas se le hincha la panza a
la mujer. Se hincha, se hincha hasta que se reventó la mujer. Cuando se revienta salen
muchas clases de víboras. Entonces el Yulo se queda contento y se va al cielo. Después
de unos días vuelve a ver cómo están sus hijos. El Yulo les dice a los hijos: ‘Tienen que

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cavar un pozo grande porque cuando yo me vaya voy a mandar un fuego grande para
quemar todo el mundo.’ Cuando el Yulo manda el fuego grande no queda nadie, todos
mueren. Los chicos cavaron y cavaron. Había mucha gente, entre ellos un cacique que
ve lo que están haciendo los chicos y les dice: ‘¿Por qué están haciendo esto?’ Uno que
está ahí le contesta: ‘Los chicos están cavando un pozo grande porque el padre de ellos
va a mandar un fuego grande para quemar todo el mundo.’ Pero el cacique no les hace
caso, dice: ‘Este hombre miente, no le creo.’ Los chicos siguen cavando. El Yulo les
dice que cuando estén listos los pozos bien hondos va a mandar el fuego. El Yulo tiene
mucho poder, en ese tiempo no son bichos, son personas. Cuando está hondo los chicos
miran al cielo, están avisando al padre. Entonces el padre que está mirando se da
cuenta. Al rato se empieza a ver humo, del naciente venía humo. La gente viene
disparando, algunos se meten en el pozo, los que entran se salvan. A los que alcanza el
fuego se mueren. Hay algunos que entran en el agua, pero el agua hervía. El fuego
quema todo. Hay gente que se mete en cuevas, pero el fuego los alcanza lo mismo.
Todos mueren, los que se van al monte también, todos los montes se queman, no queda
nada. Así que mueren todos. Sólo se salvan los que entran al pozo, gente vieja, un viejo,
una vieja, una chica, un chico, como nosotros (adultos) también. TomaGaloqosót
quema todo. Cuando pasa el fuego la gente que entró al pozo sale. Pero salen de otra
forma, con forma de suri, de zorro, de víbora, de pájaro. La gente sale con la forma de
todos los bichos. La gente que salía y espiaba se transformaba en animales, no había
que espiar. Los hijos del Yulo le enseñan a alguna gente que no había que espiar cuando
recién se sale, no hay árboles ni pasto, pero no hay que mirar. Hay que caminar un
trecho sin espiar, hay que mirar el suelo no más. Después de caminar treinta o cincuenta
metros recién se puede mirar. Los que no espían se quedan con forma de hombre, pero
los que miran se cambian en animales. Los hijos de Yulo se salvaron porque el padre
les enseñó lo que tenían que hacer. Había una vieja y un viejo que salieron mirando y se
cambiaron en oso hormiguero. Otra gente salió espiando y se cambió en suri y salió
disparando. Una chica espió y se cambió en pájaro y salió volando. Todos los bichos
que andan en esta tierra eran gente antes. TomaGaloqosót les enseñó a los hijos que no
había que mirar para salir con el mismo aspecto. TomaGaloqosót les avisó a los hijos
para que quedaran algunas personas, porque hacen falta. Así piensa él. Cuando se
quemó el mundo no había árboles, ni pasto, no había nada. Como no hay nada para
comer quieren salir a mariscar para comer, pero no sabían nada cómo hacer para pescar,
para cazar. Se arriman a los animales pero los animales no se quedan quietos, se
disparan. Entonces viene del cielo un pajarito chiquito que se llama Nisolé, entonces el
cantaba y salía el pasto, venía otro día, cantaba, y salía un árbol, otro día, salía otro
árbol. El pajarito cantaba, cantaba, y a los dos, tres días aparece el brote. Cantaba y
salía una clase de pasto, después de un trecho otra clase de pasto. Después salen las
plantas. Después sigue cantando, sigue llamando y sale otra raíz. Después ya hay pasto,
ya se puede ver. Los animales ya tienen comida, pero la gente no sabe cazar. Entonces
viene un hombre que es poderoso y enseña a cazar los suris. Dice: ‘Paren de llorar, yo
les voy a enseñar, hay que ponerse yuyo en el cuerpo, hay que taparse el cuerpo para
que el suri no lo conozca. Entonces te podés acercar y el suri no se dispara.’ Entonces la
gente prueba y enseguida puede cazar suri y está contenta.” (Sebastián Gómez,
Laureano Gómez) Pozo de Navagán.

Castigo a la humanidad por medio del fuego. Transformación de humanos en animales.


Reconstrucción del mundo vegetal. (2dª versión)
“TomaGaloqosót era un hombre trabajador, salía a mariscar, a cazar, a pescar.
Tenía una mujer que siempre fornicaba con otros hombres. Pero un día la encontró, el

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Yulo descubrió a su mujer. Entonces preparó la venganza. Juntó huevos de víbora, los
revolvió bien y se los dio de comer a la mujer. La mujer se empezó a hinchar, a hinchar,
hasta que se reventó porque tenía adentro de la panza muchas víboras, víboras de todas
clases. Después, TomaGaloqosót les dijo a los hijos que él iba a mandar un incendio
grande, para quemar todo el mundo, que tenían que hacer un pozo bien grande para
esconderse cuando viniera el fuego. Los chicos empiezan a cavar, a cavar, y después
viene de vuelta TomaGaloqosót y ya está todo listo, hay un pozo bien hondo. Entonces
TomaGaloqosót manda el fuego, él prendió el fuego porque tiene poder, es oykyaGáyk.
Entonces viene el fuego y quema todo, los árboles, el pasto, no queda nada. Después
cuando se terminó el fuego, TomaGaloqosót les dice a los hijos: ‘Cuando tengan que
salir tienen que agachar la cabeza alrededor de una hora.’ Los que no agachan la cabeza
salen y miran, pero se cambian en animales, salen como zorro, suri, corzuela, ciervo,
yulo. Casi todos se cambiaron en animales, pocos agacharon la cabeza. Se cambian
porque ellos miran todo lo que está quemado. Entonces viene TomaGaloqosót y se
ponen a tocar el pin-pin (tambor). Entonces viene ese pajarito que se llama Nisólé y
empieza a pisar la tierra, entonces empezó a salir pasto. Toda la tierra con la patita,
vuela unos treinta metros, toca de nuevo y así hace el pajarito para que salga el pasto.
Nisolé sembraba el pasto. Al principio era todo pasto, puro campo, después recién
salieron los árboles. Los animales comían el pasto, entonces dejaron toda clase de
guano, entonces salieron los árboles. Cuando salieron, el pasto y los árboles, la gente ya
se quedó contenta.” (Pedro Moreno) Pozo de Navagán.

Castigo a la humanidad por medio del fuego. Transformación de humanos en animales.


Reconstrucción del mundo vegetal. (3rª versión)
“En el tiempo de los antiguos, el Yulo, ese que tiene el cogote colorado, se
enojó porque la mujer siempre lo engañaba con otros hombres. Entonces el Yulo mata a
la mujer y decide mandar un fuego grande. Entonces TomaGaloqosót les dice a los
hijos que tienen que hacer un pozo grande para salvarse. Que le digan a la gente que
ellos quieran, para que se salve. Les dice también que él mató a la mamá porque andaba
con otro hombre, andaba con el anta. Entonces TomaGaloqosót la mató con una lanza.
Cuando pasa el fuego les dice que tienen que mirar para abajo, que no tienen que mirar
enseguida. Pero alguna gente sale mirando, entonces se cambian en animales. Un viejo
se cambió en oso hormiguero, otros en suri, zorro, corzuela, pájaro, toda clase de
bichos. Al principio estaba todo quemado pero entonces vino el pájaro Nisolé y empezó
a plantar el pasto, y los árboles, entonces los antiguos se quedaron contentos.” (Aníbal,
Pedro Morono) Pozo de Navagán.

Destrucción del mundo por fuego. Aparición de vegetales.


“Una vez, en la época de los antiguos, vino un fuego grande que quemó todo el
mundo. Se quemaron todos los árboles, el pasto, todo. La gente disparaba para todos
lados para salvarse, entonces vino Qaqadeláchigi y le dijo a la gente que fueran a una
laguna grande, para meterse adentro antes de que venga el fuego. No hay árboles, nada,
puro campo quedó. La gente se salvó pero no hay nada. Recién cuando pasa un año,
aparece una plantita de algarroba y crece. Después de un tiempo ya está floreciendo la
algarroba, entonces ya tiene frutos. Entonces se cae la fruta y ya puede salir otra planta,
y así crecen de nuevo los árboles. Ese que manda el fuego grande es Dapichí’, porque
él quiere quemar todo, los árboles, la gente también. Pero Qaqadeláchigi, como tiene
poder, salva a alguna gente.” (Saité, Orlando) Soledad.

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Destrucción de una villa por agua (1ra versión)
“Había una señorita y cerca de su casa había un estero grande. La chica se fue a
buscar agua con la botija y a lavarse un poco. Esa misma noche Nanaykpolyo’ (figura
mítica) se enojó, vino una noche tormentosa, y vino una lluvia que nunca paraba, no
muy fuerte, pero nunca paraba. Así que después de un tiempo era como bañado la
tierra. Se junta mucha agua. Todos empezaron a sufrir por el agua y no se habían dado
cuenta de que había una mujer que se había ido a bañar. Ya no quedó toldería, todo
como bañado. Los antiguos se hundieron, se ahogaron por el agua. Vino gente de otra
toldería y vio todo debajo del agua, ya no había nada. Sólo estaba Nanaykpolyo’ en el
medio del agua. No había gente, no había nada, sólo agua no más. La gente que vino
sentía ruido en el lugar donde estaba la toldería, entonces se pusieron a cavar a ver si
encontraban a la gente. Cavan dos o tres metros y se van. Al otro día cuando vuelve el
pozo está tapado otra vez. Entonces ya no pudieron sacar más a la gente. Por eso hoy
día se aconseja a los nuevos que tengan miedo el agua. Cuando la mujer tiene
menstruación no puede ir al agua porque Nanaykpolyo’ se enoja y hunde la toldería para
siempre.” (Ramona, Alberto Yanciz) Pozo Molina.

Destrucción de una villa por agua (2dª versión)


“Había una mujer que tenía su primera regla. La gente de su familia se ha ido
buscando qué comer. La chica tiene sed y no tiene agua. Así que después de un tiempo
va a buscar agua para tomar. Cuando el padre vuelve de cazar, ahí está Wosák (Arco
Iris) escondido balando como una oveja. Entonces el padre piensa que es la oveja que se
ha perdido. Sentía el balido y se acercaba cada vez más. De repente mira y ahí está el
Arco Iris. Entonces empieza a soplar un viento fuerte, el padre de la chica sale
corriendo para el rancho. Cuando llega a la casa, enseguida empieza a llover. Hay una
tormenta grande. Algunos dicen que hay que disparar, así que van, pero el padre de la
chica se queda porque su hija tiene regla. Como sigue lloviendo, la toldería se va
hundiendo, el agua tapa todo. Así que la toldería se hundió. El Arco está enojado y ha
hecho morir a todos porque la chica que tenía menstruación se acercó al bañado y tomó
agua.” (Ceferino, Pucho González) Campo del Cielo.

La próxima destrucción del mundo


“Cuando llegue el fin del mundo, Luciano va a dar vuelta la tierra, y los que no
creen en su palabra no se van a salvar. Se va a cambiar el mundo y va a venir un mundo
nuevo. Luciano decía que iba a pasar un tiempo malo, y mirá había sido que era cierto,
pero todo se va a cambiar en el año 2.000, así dice la Biblia. La Biblia no miente.
Cuando llegue el fin del mundo sólo los creyentes se van a salvar, los otros por más que
tengan plata no se van a salvar. La plata no se va a necesitar en el mundo nuevo. Solo
los de corazón limpio se van a salvar. La Biblia te cuenta lo que va a pasar. La gente no
entiende lo que dice Luciano porque los cristianos nunca escucharon hablar del
evangelio, por eso no van a quedar en esta tierra. Cuando llegue el fin del mundo van a
venir cuatro ángeles tocando las trompetas por cada costado (puntos cardinales) y van a
anunciar el fin de este mundo, y la tierra se va a hundir. Después va a venir otro mundo,
donde va a haber comida, toda clase de cosas. Muchos van a morir, los que tienen plata
en los bancos, los ricos, los que no quieren la palabra de Dios se van a morir. Solo los
pobres se salvan. Los blancos no se salvan porque fuman, toman, no siguen evangelio.
Se salvan los humildes, los que mienten como los blancos que dicen que son creyentes
y no lo son, los que son borrachos, los dueños de almacenes, los que siguen la palabra
del Diablo, esos todos se van a morir. Esos van a morir y de nada les servirá la plata
porque nada podrán comprar, de nada les servirán las armas porque no sirven frente al

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poder de Dios y de Luciano, no las podrán usar porque se van a morir antes, cuando la
tierra se de vuelta. Cuando Luciano haga la tierra de nuevo los blancos se van a cambiar
en animales. Se van a hacer como oso, zorro, jaguar, suri, conejo, quirquincho. Lo
mismo que pasó antes va a pasar después. Sólo los qom (autodenominativo étnico) van
a vivir en el nuevo mundo. Ahí no se va a necesitar plata, todos van tener lo que
quieran, la gente va a estar contenta, con gozo. Luciano va crear un mundo nuevo sólo
para los Pilagá” (Ceferino). Bomba.

17
Ciclos míticos relativos a Tesmóforos, Héroes Salvadores y Tricksters.
(Burlador-burlado)

A. El ciclo de Wayayqaláchigi

Wayayqaláchigi y el Pájaro Carpintero. Origen del Carpincho


“Antes el Carpintero era como persona, era un hombre poderoso, como cacique.
Wayayqaláchigi Era mentiroso engañador. El Carpintero, el cacique de ellos, dice: ‘Por
qué no vamos a melear mañana, hacemos un bateón para hacer hidromiel.’ Al día
siguiente el Carpintero se levanta temprano y avisa a la gente que tiene que salir para
buscar miel. Wayayqaláchigi también ha ido. Es una persona muy tonta, muy salvaje.
Andan un trecho y Wayayqaláchigi dice que se pinchó el pie con una espina de vinal.
Como él sabe jorobar, sabe mentir, estaba pensando hacer otra cosa. Uno viene y le
quiere sacar la espina. Pero Wayayqaláchigi le dice que no le toque porque le duele.
Wayayqaláchigi dice: ‘Yo me voy a quedar porque si yo voy con ustedes no voy a
poder hacer nada, estoy rengo.’ Entonces otro le dice: ‘Mejor que te vayas.’ Entones se
volvió. La mujer del Carpintero era una mujer hermosa. Wayayqaláchigi se fue para el
lugar donde está la chacra de Carpintero. Al rato Wayayqaláchigi ya estaba con la
mujer de Carpintero. La mujer se iba a buscar agua para preparar la aloja (bebida
fermentada), llevaba un bateoncito. Wayayqaláchigi la sigue porque él quiere fornicar
con la mujer. Se quiere aprovechar porque la mujer está sola, el marido no está porque
se ha ido a mariscar. Cuando llega al agua, la mujer se saca la ropa y la deja al costado
del agua. Wayayqaláchigi se mete al agua porque quiere fornicar con la mujer adentro
del agua. Pero la mujer del Carpintero también tiene poder, es oykyaGáyk (poderosa).
Wayayqaláchigi la quiere agarrar pero la mujer se zambulló adentro del agua y se
escapó. Pasa el tiempo, pasa una hora y no aparece. Se metió adentro del agua y no
salió. Después de una hora y media se salió de la otra costa, pero salió como bicho,
como forma de Carpincho. Wayayqaláchigi cambia su cuerpo, como si fuera de mujer,
como si fuera la mujer del Carpintero. Se pone la ropa, se cambia la cara, pero otras
partes del cuerpo no las cambia. Wayayqaláchigi alzó el bateón y llegó a la casa. Deja
el bateón y había allí una yika que teje la mujer de Carpintero. Al otro día llegó
Carpintero con la gente que había ido a melear. Vienen cargados con mucha miel.
Wayayqaláchigi agarró la miel que trajo el hombre y prepara el bateón. Carpintero lo
manda a cargar agua y Wayayqaláchigi trae agua hasta que termina. El Carpintero se
pone a descansar a la sombra y desconfiaba de que fuera la mujer de él la que estaba en
su casa, entonces le pide que le saque los piojos de la cabeza. El Carpintero pensaba:
‘Parece que esta no es mi mujer, mi mujer nunca hace así.’ Entonces Carpintero habló
con la hormiga. Esas hormigas negras que tienen nido en el pastito, esa que pica fuerte.
Le dijo a la hormiga que cuando él entrara, ella fuera adentro de su corazón, porque
tiene mucho poder. Volvió Carpintero donde está la mujer, ella está tejiendo. Le dijo:
‘Volvéme a sacar los piojos.’ Entonces Carpintero la abrazó para que las piernas le
quedaran bien juntas. Al rato entró la hormiga. El ya le había avisado que a lo mejor la
tenía que picar. Wayayqaláchigi le dice: ‘Levantate un ratito que hay un bicho que
quiere entrar por mi vagina.’ Pero Carpintero no le hace caso, le dije: ‘Dejá no más.’ La
hormiga ya sabía que si era mujer de Carpintero, no la tenía que picar, pero si era
hombre, sí lo tenía que picar. Llegó la hormiga y le está viendo los testículos, así que lo
picó. Entonces Wayayqaláchigi dio un brinco y gritaba. Entonces Carpintero agarró un
palo y le pegó un garrotazo. Así que se murió.” (Sebastián Gómez, Laureano Gómez)
Pozo de Navagán.

18
Wayayqaláchigi y la Chuña (3rª versión)
“Wayayqaláchigi estaba comiendo y le dio sed y piensa dónde puede ir a tomar
agua. Por ahí andaba Chuña. Pero en esa época era hombre. Chuña se puso a cantar,
entonces lo oyó Wayayqaláchigi. Wayayqaláchigi dejó todas las cosas en unos palos
secos así no se pierden, y se fue a donde estaba la Chuña. Wayayqaláchigi dice: ‘Voy a
asustar a la Chuña.’ Así que se escondió y salió de repente detrás de un árbol, así que la
Chuña se asustó. La Chuña le dice: ‘¿Por qué me hace esto?’ Y Wayayqaláchigi
responde: ‘Para que te asustes.’ Entonces Wayayqaláchigi le pide a la Chuña que le
haga un favor, que le indique a dónde hay agua. Chuña le dice que ella no sabe, que no
vino por el agua, que vino sólo cantando por ahí. Wayayqaláchigi le dice: ‘No, por
favor decime dónde hay agua porque yo he comido mucho asado y tengo sed.’ Al final
le cuenta que ha cazado unos animales y que tiene la carne escondida donde hay unos
palos secos. Entonces le dice: ‘Decime a dónde hay agua y yo te voy a convidar asado,
tengo mucha carne, me sobra como para darte.’ Entonces Chuña le dice: ‘Bueno, yo te
voy a ayudar, pero después vamos a ir a comer un poco de asado.’ Wayayqaláchigi dijo:
‘Bueno.’ Entonces se van contentos. Entonces Chuña le dice: ‘¿Por qué no hacemos una
carrera?’ Wayayqaláchigi acepta y salen corriendo hacia el lugar donde había agua.
Entonces Chuña le dijo: ‘Vamos a llegar hasta el agua pero vamos a tomar agua
sumergiéndonos en el fondo porque el agua del fondo es más fresquita.’
Wayayqaláchigi acepta y se van corriendo, llegan al agua y saltan fuerte para caer bien
adentro. Entonces Chuña se saca las alas y las deja en el agua. Porque había apostado
con Wayayqaláchigi a ver quién se quedaba más tiempo sumergido. Wayayqaláchigi se
levantaba a cada rato a espiar y veía las alas de la Chuña y decía: ‘¿Cómo aguanta mi
compañero?’ Hasta que al final se dio cuenta de que Chuña había dejado las alas pero
que se había ido, lo había jorobado. Entonces Wayayqaláchigi dice: ‘Bueno, ya tomé
bastante agua, así que voy a comer un poco de asado.’ Entonces llega a los palos secos
donde tenía el asado y no encuentra nada. Porque la Chuña le había robado todo. Lo
engañó la Chuña a Wayayqaláchigi. Entonces Wayayqaláchigi se murió de hambre.
Pero después vino una lluvia y revivió otra vez. Siempre anda por todas partes
Wayayqaláchigi, es andador, chistoso, le gusta divertirse, hacer macanas. Así es
Wayayqaláchigi.” (Ramona, Alberto Yanciz) Pozo Molina.

Wayayqaláchigi y la araña
“Andaba rengo Wayayqaláchigi y se encuentra con la araña, entonces le dice:
‘Oiga, sobrina, tiene que arreglarme mi pierna quebrada.’ Entonces la araña se pone a
trabajar, hace tela de araña dando vuelta. Al rato le dice: ‘Parate.’ Entonces ya anda
bien otra vez. Wayayqaláchigi se va, anda un trecho y dice: ‘Qué sobrina fiera, muy
fiera, tiene el ano para arriba.’ Entonces la pierna se le vuelve a quebrar. Entonces
vuelve otra vez con la araña y le dice: ‘Mi tía, por qué no hace bien mi pierna.’ La
araña le responde: ‘Bueno, voy a hacerla bien.’ Le hace la pierna de nuevo y se van otra
vez. Llegan más lejitos que la otra vez, y Wayayqaláchigi dice: ‘Qué fea es mi sobrina,
tiene el ano muy grande, tiene la cabeza cerca del ano.’ Entones se le vuelve a quebrar
la pierna otra vez. Entonces vuelve otra vez dónde estaba ella y le dice: ‘Tiene que
hacerla bien.’ Entonces la araña, que era como mujer, le dice: ‘Bueno, voy a hacerla
bien, pero no tiene que decir ninguna cosa de mí, porque allá lejos dijo que yo tengo el
ano grande.’ La araña sabe porque tiene poder, tiene mucha ponzoña. Wayayqaláchigi
dice: ‘No, tía, yo no hablo nada.’ La araña dice: ‘Por ahí hablabas macanas, yo no
quiero hacer más tu pie.’ Wayayqaláchigi dice: ‘No, sobrina, hacémelo, si yo no he
hablado macanas.’ Entonces ha vuelto a curarle otra vez la pierna. Entonces ya se van,
se van lejos y no dice nada.” (Pedro Moreno) Pozo de Navagán.

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Wayayqaláchigi y el sapo
“Una vuelta Wayayqaláchigi se encuentra con el sapo. Pero el sapo tenía pinta
de persona en ese tiempo. El sapo hace un pozo para guardar agua, y ahí se queda
cantando, contento. Entonces viene Wayayqaláchigi y quiere cargar toda el agua. Se
lleva toda el agua, hasta que se acaba el agua. Queda bien seco el pozo. Entonces el
sapo se queda sin agua enseguida se le empieza a hinchar el cuerpo y se muere de sed.
Así hizo Wayayqaláchigi porque es chistoso. Así eran los antiguos.” (Pedro Moreno)
Pozo de Navagán.

Wayayqaláchigi y la alpargata
“Wayayqaláchigi estaba buscando a la gente y se encuentra con la alpargata, que
estaba tirada en el suelo. Entonces le pregunta: ‘¿Dónde está la gente?’ Entonces la
alpargata le dice: ‘¿No sé para qué lado se fueron, a mí me tiraron para acá no más.’
Entonces Wayayqaláchigi le dice: ‘Contáme, alpargata, porque si no te voy a tirar allá
arriba.’ La alpargata le dice: ‘Si quiere tirarme, tíreme, como quiera usted.’
Wayayqaláchigi agarró la alpargata y la tiró arriba y la alpargata cayó y le pegó en la
cabeza a Wayayqaláchigi, entonces se desmayó Wayayqaláchigi.” (Juan de los Santos)
Soledad.

Wayayqaláchigi origina la menstruación


“En el tiempo antiguo las mujeres no tenían regla, sólo el hombre tenía. Pero
Wayayqaláchigi dijo que iba a hablar con las mujeres para pasarles la regla a ellas. Para
el hombre es muy complicado porque tiene una sola cola (tiene ano pero carece de
vagina). Entonces Wayayqaláchigi le pone la regla a la mujer. Si no fuera por
Wayayqaláchigi hasta hoy día tendríamos reglas, gracias a Wayayqaláchigi no tenemos.
Wayayqaláchigi tiene mucho poder. (Ceferino, Pucho González) Campo del Cielo.

B. El ciclo de Asyén

‘Asyén y la hija del cacique (1ra versión)


“Nosotros decimos que ‘Asyén es un hombre poderoso, oykyaGáyk, tiene pinta de
hombre. Había una mujer linda que se estaba peinando, así que ‘Asyén se animó y le pidió
el peine. La mujer le da el peine. Le mira la cabeza y piensa: “Qué será que se va a peinar
él que no tiene nada. ‘Asyén tenía una gorra con las orejas de burro. Entonces él se va a la
sombra y se saca la gorra y se le ve el pelo, peludo lo ve la mujer que lo estaba espiando.
Tenía pelo y se cambió la pinta, parecía un mozo hermoso y jovencito. Después de un rato
se volvió a poner la gorra y apareció fiero de nuevo, entonces vino y le entregó el peine a
la mujer. Dijo: “Aquí está su peine, muchísimas gracias”. Se fue ‘Asyén con su burrito. La
mujer se acuerda durante todo el día de ‘Asyén y le dice al padre: “Papá, yo quiero
casarme, pero yo quiero que se junte toda la gente, quiero casarme con el que tenga más
cosas, que sea más lindo”. Salió el padre para avisar a toda la gente. El padre tiene ovejas,
chivos, parece una estancia. viene toda la gente a la casa para que la chica elija, pero el
único que falta es ‘Asyén. El viene último, montado en el burrito, todo sucio con la gorra,
no tiene montura, nada. Llega y se queda en la punta, último de todos. La mujer empieza a
elegir. Muchos quieren casarse con ella porque es una hermosa mujer, pero ella no quiere
casarse con nadie, quiere que pasen todos hasta el último. La mujer llega hasta donde está
‘Asyén, entonces lo elige. El padre de la chica no quiere porque dice que es un hombre
fiero, que anda sucio y que no tiene nada. El padre le quita a la chica todo lo que tiene

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porque no quiere que se case con ese hombre, le saca la ropa, todo. Así que ahí está la
pobre chica sentada detrás de la casa. Al rato aparece un caballo ensillado y ‘Asyén le dice
a la mujer: “Andá ahí que debajo de la montura hay una cosa para vos”. Ahí hay un corte
de género. Entonces la mujer se hace un vestido y se lo pone. Después la ve el padre y le
pregunta: “Quién será que te ha dado ese vestido?”. Pero la mujer se hace la tonta y el
padre le quita el vestido otra vez. Al rato ‘Asyén le dice que hay otro corte debajo de la
montura. La mujer saca un corte lindo y se pone un vestido otra vez. Le quita de nuevo el
vestido porque el padre piensa que se lo da alguno que le tiene lástima. Después saca otro
corte la mujer. Ya son como las doce y siente hambre la mujer. Entonces ‘Asyén le dice:
“Andá a la carona”. Y encuentra un pan grande, miel de lechiguana (variedad de abeja). Al
día siguiente, el padre se va a buscar unas ovejas porque hay gente que roba. Lleva mucha
gente pero le dice al yerno: “Usted, ‘Asyén, quédese porque no hace nada bien, no sirve
para nada, usted tiene que cuidar mi hacienda”. El padre se va a buscar la hacienda, en dos
o tres horas ‘Asyén le dice a la mujer: “Bueno, yo me voy con su papá, él no quiere pero
yo me voy”. La mujer no dice nada. El se va. Y alcanza a la gente que se había parado
para descansar, tardecito recién ya la pudo alcanzar. Había ido en un caballo hermoso,
pero cuando alcanzó a la gente, lo cambió de nuevo en burro rengo, como andaba siempre.
El suegro le dice: “Quedáte ‘Asyén”. ‘Asyén se queda medio retirado, solito porque la
gente no lo quería. La gente había mariscado en el camino, y ‘Asyén sólo lo invitaban con
partes feas, la cabeza del suri o de corzuela. El agarró, tiró la cabeza y apareció una
corzuela, disparando, tiró la cabeza del suri y apareció un suri disparando. El no come
porque tiene pan y otras cosas lindas. Vino el suegro y le dijo: “‘Asyén te vas a volver
ahora porque no me hiciste caso, tenés que volver”. Dice ‘Asyén: “Bueno, cómo no”. A
eso de las doce agarró el burrito, le golpeó el lomo y apareció un caballo lindo. Cuando
siente la conversación de la gente que viene detrás de él, le golpea el lomo y aparece de
nuevo el burrito. El suegro le dice: “Tenés que volver ‘Asyén, si no voy a perder mi
hacienda que está allá”. Hay un hombre que le renguea el caballo, y dice: “Bueno, vamos a
volver compañero”. ‘Asyén le dice: “Esperáte un momento, vamos a curar al caballo”. Le
tocó la mano al caballo y lo curó. Golpeó el lomo del burrito y aparece el caballo lindo,
gordo. El hombre que se había quedado con él, se da cuenta de que es poderoso. Salieron
de nuevo, y en un ratito alcanzaron a la gente, entonces volvió a transformar al caballo en
burro, e hizo renguear al otro caballo. El suegro se enoja porque los siguieron, y dice que
son tontos. Esa noche ‘Asyén y el compañero se levantan bien temprano, antes que toda la
gente. Al amanecer ya llegaron donde estaba la gente que había robado el ganado. ‘Asyén
se vuelve con todos los animales, los animales lo persiguen, atrás de él vienen las ovejas,
vacas, yeguas, él parece que manda los animales. Entonces viene el suegro y se da cuenta
de que ‘Asyén es poderoso. ‘Asyén vuelve a donde estaba la mujer de él y mete los
animales en el corral. Había hecho un corral antes de salir. Y el suegro se da cuenta. Era
un hombre fiero ‘Asyén, andaba en un burrito rengo, y usaba una gorra con orejas de
burro”. (Sebastián Gomez, Laureano Gomez). Pozo de Navagán.

‘Asyén y la hija del cacique (2da versión)


“Había un cacique que estaba organizando el casamiento de su hija. Había hecho
formar una fila con los pretendientes. Así que la hija del cacique se pone a elegir con quién
se va a casar. La chica sabía que ‘Asyén tiene de todo, ya lo había visto. Siempre
conversaba con él cuando iba a buscar agua. ‘Asyén es muy fiero pero de noche se cambia,
tiene de todo, así que la moza ya sabe. La gente ha formado fila y ‘Asyén ha quedado
último, está bien fiero. El cacique le dice a la hija: “Elegí cuál te gusta de esta fila”. La
chica empieza a mirar hasta que llega a lo último, donde está parado ‘Asyén. El ‘Asyén le
agarró la mano a la chica y la chica se la ha entregado. Así que al padre le dió una rabia

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enorme. El padre le pega a la hija porque se quiere casar con ‘Asyén. La he hecho
desnudar, la ha dejado sin nada. ‘Asyén lleva a la mujer y le da ropa. A la mañana
siguiente el padre ve a la hija y vuelve a pegarle y a desnudarla. ‘Asyén no dice nada. De
día ‘Asyén tiene cuerpo fiero, pero de noche ya se cambia. El cacique llama a la gente para
ir a buscar a los contrarios, y le dice a ‘Asyén: “Usted se queda acá porque tiene un burro
manco, si vas te van a matar”. ‘Asyén igual se va. El ayudante siempre lo acompaña. Se va
lejos la gente. ‘Asyén ha hecho cambiar el cuerpo del burro, entonces se va disparando
fuerte ‘Asyén. El suegro no sabe nada. Al otro día el suegro se detiene para buscar comida
y todos se ponen a cazar. La gente caza corzuela y después se pone a dormir, a descansar.
‘Asyén llega y algunos le convidan, pero le dan la cabeza de la corzuela. como ‘Asyén
tiene pan, tiene todo, come. Al otro día ya están llegando cerca de los enemigos y el
cacique le dice ‘Asyén: “Usted quédese porque tiene burro muy fiero”. Pero ‘Asyén no le
hace caso, lo va siguiendo detrás. Cuando llegan a donde están los contrarios, el cacique
ordena que los vayan rodeando. Enseguida se ponen a pelear, y van peleando. El ‘Asyén
viene último, vine en un caballo hermoso, había cambiado el burro. Tiene espuelas, todo.
Ellos están peleando, pero como ‘Asyén tiene más poder se va a la vuelta donde tiene
vacas, chivos, caballos, todo, ‘Asyén se va silbando y lo siguen los caballos, vacas, chivos,
todo. El suegro se da cuenta de que el yerno tiene mucho poder y deja tranquila a la hija
con él. Como tienen mucho ganado, la mujer le dice que se vayan a vivir lejos de ahí, que
quiere cambiarse de lugar, así que se van a otro lado”. (Saité, Orlando). Soledad.

‘Asyén y la hija del cacique (3ra versión)


‘Asyén se quería casar con la hija de un cacique. Así que cuando ve a la moza se
cambia la pinta bien fiera que él siempre tiene y se pone como un joven hermoso, limpio,
blanco. La moza se va a buscar agua, entonces se lo encuentra. ‘Asyén le pregunta si se
quiere casar con él y la moza acepta muy contenta. La moza le dice al padre que se quiere
casar. Entonces el cacique llama a toda la gente y ordena que formen fila. ‘Asyén está en la
punta. Cuando la moza va pasando algunos le estiran la mano, pero ella no se la quiere
dar. ‘Asyén está sucio y feo, pero la moza sabe que tiene poder, entonces le agarra la mano
para casarse con ‘Asyén. El padre no quiere que se case, entonces le saca toda la ropa a la
chica. ‘Asyén le entrega otra ropa hermosa. Pero el padre se la vuelve a sacar y ‘Asyén se
la vuelve a dar. La madre de la chica lloraba, pensaba que su hija se iba a morir de
hambre, que el yerno no iba a tener qué darle de comer. Pero ‘Asyén le da de la mejor
comida a la mujer. Después al otro día el padre se va a perseguir a una gente que había
sacado el ganado, y ‘Asyén los persigue. El suegro no quería que fuera porque ‘Asyén no
sabe hacer nada. ‘Asyén lo persigue; el burrito que él tenía se cambia en un caballo
hermoso, pero cuando alcanza al suegro se pone de nuevo como burro. La gente se había
parado para cazar y tenían carne de corzuela, de suri, pero a ‘Asyén sólo le convidan la
cabeza. ‘Asyén come pan y miel que él tiene, se queda solito, sin decir nada. Al día
siguiente se levanta temprano y llega a donde está la hacienda. Entonces se pone a silbar y
las vacas, chivos, caballos, todo empieza a seguirlo. Entonces llega el cacique, el suegro, y
ve que todos los animales los siguen. Se da cuenta de que el yerno tiene poder. Entonces
se queda contento y ya no molesta a la hija, no dice nada a ‘Asyén. El suegro y la suegra
quedan conformes. ‘Asyén se hace una casa grande”. (Ceferino, Pucho González). Campo
del Cielo.

‘Asyén y la hija del cacique (4ta versión)


‘Asyén ha visto una jovencita, que es la hija del cacique, hermosa. ‘Asyén la ha visto
cuando va a buscar agua. ‘Asyén tiene un burro fiero, tiene los ojos muy adentro, feo pelo,
no parece persona. Cuando ve a la moza, cambia el burro en caballo y se pone como un

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hombre hermoso. ‘Asyén habla a la moza y ella no tiene miedo, ‘Asyén le propone que se
case con él. La moza acepta y cuando llega a la casa, le dice a los padres que se quiere
casar con ‘Asyén. La joven era siempre soltera, nunca quería casarse aunque tenía muchos
pretendientes. El padre de la chica no quiere porque ‘Asyén es muy fiero. El siempre se
cambia el cuerpo es un hombre lindo y de repente se pasa a un hombre sucio y fiero. El
suegro no quiere, le dice a la hija: “Cómo te vas a casar con un hombre viejo, feo y sucio”.
Pero la hija se casa igual con ‘Asyén, y a la mañana siguiente tiene muchos regalos que le
hizo ‘Asyén a la mujer. Entonces el padre de la chica se da cuenta de que ‘Asyén tiene
poder y la deja vivir con él”. (Ramona, Alberto Yanciz). Pozo Molina.

‘Asyén y la hija del cacique (5ta versión)


‘Asyén se acercó a las hijas de Nalagát, el cacique, para pedirles un peine y luego
se fue a bañar. Las dos mujeres lo siguieron para mirarlo. Cuando se quitó la piel de burro,
abajo era todo blanco y delicado pero con pelo largo. Una de las mujeres le dijo a su
hermana: “Voy a casarme con él.” Pero la otra no quería. “Sé cocinar y hacer todo.” La
hermana estaba en contra, pues la dueña del peine era la más joven de las dos. Nalagát
notó el deseo de la joven y la castigó. Los ancianos decían: “¿Por qué quieres casarte con
él? No tiene nada.” A la mañana, Nalagát llamó a todos los de la aldea. Le había dicho a
su hija: “Bueno, cuando quieras casarte reuniré a todos los hombres ricos acá.” También
llamó a ‘Asyén, el hombre pobre. ‘Asyén fue el último en llegar con su burro, cuyas
riendas estaban hechas de palo borracho. Pero la joven no quería a ninguno de los ricos;
sólo a ‘Asyén. Aún conservaba un aspecto fiero con la piel de burro. Se casó con ‘Asyén.
Entonces Nalagát le quitó a la joven toda la ropa, porque no quería que se casara con ese
hombre. Ella tenía una toalla vieja y se envolvió con eso. Pero ‘Asyén le mostró lo que
había debajo de la cama: todo tipo de ropa y vestidos para ella. Nalagát mandó a ‘Asyén a
que matara cuatro toros jóvenes para hacer charqui. Trajo cuatro toros para que los
mataran y los comieran en el camino pues Nalagát y sus hombres estaban listos para irse a
pelear. Este le dijo a ‘Asyén: “Nos vamos mañana. Te quedarás acá para cuidar a los
animales.” “Muy bien,” contestó ‘Asyén. Los hombres partieron por cuatro días. ‘Asyén
también se fue. Había allí una campanita y la colocó en la puerta. Se la podía oír desde
lejos. También dejó algunos pedazos de tela para cuando volvieran los caballos. Después
se puso en marcha con su burro y se fue muy lejos. ‘Asyén hizo aparecer un caballo
grande. Alcanzó a Nalagát. Era tarde. Todos miraban y decían: “Ahí vuelve ‘Asyén.”
Nalagát le preguntó: “¿Por qué viniste? Te dije que te quedaras allá.” No tenía nada de
comida, sólo el equipo de montar, pero abajo tenía miel. Por la mañana ‘Asyén regresó
otra vez. Dijo: “Debo irme a la aldea.” Le respondieron: “Nosotros vamos primero, porque
para mañana estaremos allí. No puedes llegar por culpa de tu burro. No puede caminar,
anda rengo.” Uno de los hombres de Nalagát tenía un caballo lastimado que no podía
caminar y se unió a ‘Asyén para volver juntos. Partieron a la mañana. ‘Asyén estaba con el
hombre con el caballo lastimado. Curó al caballo y ahora ‘Asyén tenía un compañero.
Siguió a los demás otra vez y los alcanzó. Nalagát dijo: “¿Otra vez ese pobre tipo? ¡Qué
tonto! Tenía un compañero, otro tonto. ¡Estos que no entienden!” Y luego agregó: “Está
bien, ‘Asyén, vuelve mañana, porque a eso de las ocho nos enfrentaremos con el enemigo.
Me das lástima porque no tienes con qué pelear.” Le gritaban a ‘Asyén. Pero este no les
contestó ni se enojó, sólo se quedó callado. A las ocho de la mañana partió Nalagát,
mientras que los demás quedaban atrás. A las ocho Nalagát estaba peleando. ‘Asyén se
vistió con los ornamentos de guerra: en los pies, cuero de ciervo; un adorno rojo para la
cabeza; en la espalda, plumas rojas de loro; un chaleco de cuero de ciervo. Se veía
completamente distinto. Llevaban campanas. Nalagát peleaba y ganaba. Las campanas
tintineaban. Los caballos estaban ataviados con monturas y riendas de plata. Entonces

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Nalagát salió al galope con todos sus hombres. Mientras ‘Asyén montaba su cabalgadura,
su compañero le daba consejos. Se encontraron con el enemigo, que intentó matar a tiros a
los hombres y caballos. Pero las balas no penetraron. Los compañeros de ‘Asyén se
ocultaron detrás de algunos árboles y observaban. ‘Asyén frenó su caballo. Los caballos se
detuvieron y entonces explotaron como armas Y mataron a todos los enemigos de la aldea.
Ninguno sobrevivió. ‘Asyén los había derrotado a todos. Tenía otro compañero, que dijo:
“Voy a llevarme la ropa y las cosas de los muertos.” Quería llevarse todo pero no pudo, de
modo que dejó algunas cosas acá donde estamos ahora. También dejó algo de ropa y sólo
tomó algunas cosas. ‘Asyén dijo: “No necesitamos nada; todos se están yendo.” Y se fue.
El caballo salió rápido al igual que su compañero. Y cambiaron los burros. Dejaron las
pieles de burro. Eran personas con el cuerpo limpio, con ropas y oro. Los caballos
galopaban y finalmente llegaron a la casa de Nalagát, el suegro de ‘Asyén. ‘Asyén
desmontó, miró a Nalagát y se acercó, y con un par de tijeras le cortó el pelo muy corto.
Nalagát dio unas vueltas caminando. Dijo: “Está bien, ‘Asyén. Cocinaré para ti; te daré
todo lo que tengo; te llevaré agua a tu casa.” ‘Asyén contestó: “No necesito nada; tengo
todo lo que necesito.” Nalagát lloró cuando ‘Asyén le cortó el pelo, porque le dolía la
cabeza. ‘Asyén volvió a montar su caballo y los caballos salieron. La esposa de ‘Asyén
estaba feliz. Los caballos al rato llegaron a la aldea. Habían llegado. Por la mañana
convocó a todos. A Nalagát le quitaron todo; ya no era el jefe. ‘Asyén era el jefe. Nalagát
llamó a uno de sus hijos varones pero este le pegó a su padre y le dijo: “Ahora has pagado
por lo que le hiciste a ‘Asyén. Mañana a la mañana limpiarás toda la casa.” Cortaron palos
con forma de horquilla. ‘Asyén fabricó palos con forma de horquilla, corrales para las
vacas y caballos. La gente sólo hacía palos con forma de horquilla. Ahora todo estaba
listo. ‘Asyén se hizo construir una casa grande. Ahora había sitio para que viviera la gente.
A Nalagát, lo echaron y no le dejaron nada. Nalagát tenía un arma, un rifle, pero estaba
torcido. El rifle de ‘Asyén estaba derecho y se lo mostraba a todos. Era un buen rifle. De
modo que ‘Asyén se convirtió en un gran jefe”. (Alcira, Juan de los Santos). Soledad.

‘Asyén, el Héroe Cultural


En la antigüedad los hombres eran salvajes y brutales. ‘Asyén les dio ropa,
comida, herramientas y armas pero nuestros ancestros fueron tan tontos que no
escucharon a ‘Asyén. No le prestaron atención y ‘Asyén se enojó con ellos. Dejó de
favorecer a los Toba pues no atendían a sus palabras y llegaron a pelear contra él. Lo
escuchaban sólo cuando les daba caballos pero, cuando ya no hubo más regalos,
decidieron matarlo. Después, siempre que le pedían algo, ‘Asyén se enfurecía. Empezó
a matar a todos y sólo perdonó a sus seguidores, quienes le daban comida. A los que no
le obedecieron los arrojó al agua, pero aquellos que fueron obedientes fueron
recompensados con todo tipo de cosas. ‘Asyén les dio todo lo que tenía: vasijas, armas.
Los que recibieron su favor se convirtieron en los ancestros de los cristianos. Las
mujeres que le obedecieron recibieron una falda. Los hombres no estaban vestidos
como en la actualidad. En aquellos días, no usaban ni pantalones ni sombreros. ‘Asyén
les enseñó a vestirse. Cuando los Toba le pedían trabajo, se los negaba. Decía: “Pueden
andar desnudos o usar pieles de animales.” No quería que los que lo despreciaban
anduvieran bien vestidos. Sólo sus seguidores llevaban ropas. Por ese motivo, los Tobas
usan únicamente taparrabos y los cristianos, vestimenta. A los cristianos les dio
animales domésticos, mate y comida. Ignoró a los otros porque no lo escucharon. Les
enseñó a sus seguidores que: “Los que me obedezcan recibirán ropa; los otros, nada. Si
alguien viene a rogarles, no le den nada, esperen. Después denle trabajo.” Así se les
enseñó a los cristianos.

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‘Asyén curaba a los enfermos, pero nuestros ancestros no lo querían. Lo
insultaban y sin ningún motivo amenazaban con darle muerte.
Un jefe poderoso le guardaba rencor a ‘Asyén. Decía constantemente: “¿Por qué
este hombre distribuye vasijas y vacas? Sería mejor matarlo.” ‘Asyén no le dio nada
porque no trabajaba. El jefe envió gente a matar a ‘Asyén. Lo ataron a un árbol. El
cacique preguntó: “¿Por qué no distribuyó ropa entre la gente de mi aldea ?” ‘Asyén
respondió: “Si estás enojado, puedes matarme. Quiero que entregue todo lo que tiene.”
“Entonces será mejor que me mates.” contestó ‘Asyén. En realidad no tenía intención de
matarlo, sólo querían asustarlo. ‘Asyén pidió, cuándo los indios pensaban matarlo:
“Mátenme rápido,” pidió. Y el jefe lo mató. (Kedók)

C. El ciclo de Qaqadeláchigi

Qaqadeláchigi mata a la mujer antropófaga. Origen del tabaco


“NesoGé (la mujer antropófaga) fue a preparar sus yicas y le dijo al marido que
fueran al monte a cazar catas. Ellos fueron y llegaron a un árbol en que había un nido
de cotorras, entonces la mujer le dijo al marido: ‘Subite arriba a ver el nido.’ El marido
fue y allí arriba comenzó a sacar pichones de cotorra. Mientras el marido le tiraba los
pichoncitos de cotorra, NesóGe comenzaba a comerlos así no más sin desplumar, comía
cada vez directamente como los recibía. El marido no se daba cuenta, seguía sacando
los pichones que estaban arriba. Al fin miró a dónde estaba la mujer y vio que no había
nada, sólo algunas plumas. Se bajó el marido y ella lo trató algo. La mujer tenía el
cuerpo cambiado, le habían salido garras muy filosas. Entonces empezó a matar al
marido. Empezó a partirlo, comenzó por la cabeza, cortó las partes que se pueden
cortar, todos los miembros, y guardó en su yica todo el cuerpo de su marido.
Descubrieron que esa mujer era antropófaga porque tenía en su bolso sólo la cabeza de
su marido. La gente que estaba con ella se espantó muchísimo y todos dispararon
huyendo de NesóGe. Había un hombre que tenía también su poder, que se llamaba
Chuña. Ese hombre tenía el poder de traer agua, ese hombre dio de beber a todos los
que tenían sed, porque había escasez de agua en ese tiempo. La Chuña fue e hizo agua
para que bebieran todos. En ese tiempo había hombres, pero eran muy pocos los que
sabían tratar los peligros. Para las jóvenes cuando llegan a la edad de ser mujer hay
mucho peligro, porque pierden mucha sangre, entonces corren el riesgo de acercarse al
agua. El agua puede inundar todas las casas y matar toda la gente. NesóGe tenía
menstruación y había comido carne, cosa que no se puede hacer porque está prohibido.
NesóGe tenía dos hijos. El mayor de los hijos fue el que descubrió que la madre había
matado al padre. NesóGe no quiso hacer daño a los hijos de ella y los hijos se
dispararon. NesóGe siguió persiguiendo a la gente. Esa mujer quería atropellar y comer
a toda la gente. Entonces vino Qaqadeláchigi, que tenía poder para matar a NesóGe, e
hizo unas cavernas adentro de un palo borracho y allí comenzó a refugiarse toda la
gente. Como la gente se refugió en el palo borracho, la mujer metió sus garras y
Qaqadeláchigi Le cortó las uñas y la mujer se murió. Entonces ahí terminó el peligro.
Después la gente quemó el cuerpo de NesóGe y al día siguiente de las cenizas salió una
planta de tabaco. El tabaco que ahora existe salió de las cenizas del cabello de esa
mujer. NesóGe había cambiado su cuerpo, tenía lana como si fuera un animal.”
(Ceferino, Ramón Tapiceno). Campo del Cielo.

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Qaqadeláchigi cambia los hábitos de los animales quebrando aspectos edénicos en las
actividades cinegéticas e ictícolas (1ª versión)
“En el tiempo antiguo los animales venían cuando la gente los llamaba, era fácil
cazar, no había que trabajar. Entonces viene Qaqadeláchigi y dice que de esa forma no
conviene, que los animales tienen que ser ariscos. Sólo va a poder cazar el que tiene
poder, el que no tenga poder no va a poder agarrar nada. Así que cuando uno se casa
tiene que ir a traer animales para la mujer y para el suegro para que coman. Los
animales se pusieron ariscos, se van a las casas a vivir al monte porque así les ha
ordenado Qaqadeláchigi. El ha hecho disparar a todos los animales, a los del monte, y
también a los peces. El que quiere comer tiene que buscar para traerle a la mujer y a los
hijos. Los que tienen poder pueden traer muchas cositas, los otros no. Antes no había
que salir al monte, los animales andaban por el campamento, la gente los llamaba y
solos venían.” (Ceferino, Juan Gonzáles) Campo del Cielo.

Qaqadeláchigi y la instauración del día


“Había gente que estaba acostumbrada a andar de noche. Cuando el sol sale no
saben qué es; dicen: ‘Mirá una luz.’ Así que la gente agarraba agua y le tiraba al sol
para que se apagara. Ellos quieren andar siempre de noche, porque antes no había día.
Esa no es gente como nosotros, quieren que se apague el sol. Como no pueden, se van
para el lugar de la noche, se van para el poniente. Después viene el día, el sol
alumbraba, pero ellos no están acostumbrados, es gente que anda de noche. Era de
noche, pero cuando vino el sol se terminó. También apareció Qaqadeláchigi, que viene
con el Sol. El Sol antes era como persona, era como hombre, venía del cielo.
Qaqadeláchigi dijo: ‘Bueno, ahora hay día, y podemos movernos por cualquier lado,
podemos salir a cazar, podemos trabajar.’ En el tiempo en que la gente andaba de noche
no cazan, no trabajan, no hacen nada porque no se ve. La gente no sabía el nombre del
Sol. Entonces Qaqadeláchigi le informó a la gente el nombre y dice: ‘Este se llama
Katena’’. Entonces la gente ya conoció el nombre del Sol, así que le decimos Katena’.
Qaqadeláchigi tiene mucho poder y le enseña a la gente antiguamente, él informa las
cosas y la gente aprende. Como está el Sol podemos buscar cualquier cosa para comer,
podemos caminar, podemos trabajar. El tiempo anterior ya pasó. En el tiempo que pasó
de noche, la gente no trabaja. La otra gente que no era como nosotros, esa que se va
para el poniente y hacen ahí una montaña. Esa gente sabe andar de noche, sabe cazar,
trabajar de noche. Ellos ven de noche. Cuando sale el día ya no van a ningún lado
porque les parece que es de noche. Cuando es de noche nosotros decimos: ‘No nos
vamos a mover, no vamos a ningún lado porque ya es de noche.’ Y ellos salen para
todos lados, salen a cazar, y cuando sale el sol ya dejan de trabajar. Eso hace la gente
que persigue la noche porque ya estaba acostumbrada. Así que cuando salió el Sol, unos
salieron a cazar y los otros se quedaron durmiendo. La gente como nosotros y la que
anda de noche eran contrarios. Los que andan de noche vienen a matar a la gente que
anda de día. Ellos vienen de noche porque la otra gente de noche no sale a ningún lado
porque no ven. Al otro día, la gente que anda al sol se fue a buscar a los contrarios. Los
encontraron y los agarraron porque esa gente no ve de día. Cuando es de día parecen
grillos que están durmiendo todo el día. Después los mataron porque cuando trataban de
escapar se chocaban con otra persona o con un palo. Mataron a todos los que andaban
de noche. Entonces Qaqadeláchigi enseñó que hay que salir a trabajar durante el día y
que la noche es para dormir.” (Sebastián Gómez, Laureano Gómez) Pozo de Navagán.

26
Mitos de Origen

Origen de las mujeres


“Había unos hombres pescadores, juntaban mucho pescado pero alguien se lo
robaba. Entonces deciden dejar un cuidador y eligen a la liebre. La gente se va a pescar
porque todos eran personas antes. Antes anta (tapir), pichi (armadillo), mulita
(armadillo), quirquincho (armadillo), lechiguana (variedad de abeja). La Liebre al rato
de estar cuidando se acuesta a dormir. Porque es dormilón, con razón ese bicho ahora
duerme. Pero cuando se despierta anda ligero. Mientras Liebre dormía, las mujeres
bajaron del cielo y se llevaron toda la comida. Al rato vuelven los pescadores y le
preguntan al hombre que quedó, quién se robó el pescado, pero Liebre dice que no sabe
porque él estuvo ocupado. Les mintió, les dijo que él había estado buscando cosas y que
a lo mejor se lo robaron cuando él no estaba ahí. Los hombres volvieron a asar el
pescado y buscaron otro cuidador. Una persona más segura. Eligieron al loro. La gente
se fue enseguida. El loro se subió a un árbol. Después de un rato se siente un ruido,
cada vez más cerca. Viene una cuadrilla de mujeres, bajando por una cadena grande. Se
bajaron y comieron todos los pescados. No comen por la boca, comen por la vagina
porque tienen dientes. Ha visto el loro una mujer y grita, entonces se asustó la mujer.
Pero las mujeres vinieron y le tiraron un tizón al loro. La última mujer le dice que abra
la boca y el loro la abre y le tira un tizón adentro de la boca, le quedó negra la boca, por
eso ahora también tiene la boca negra. Después el loro no puede hablar bien porque la
lengua le quedó muy dura. Antes era persona. La gente vuelve y le pregunta, pero no
puede hablar, sólo hace señas, porque le quedó la lengua dura, no se entiende qué dice.
Trajeron el pescado otra vez y se pusieron a asarlo. Al otro día se ponen a buscar una
persona para dejar cuidando. Tiene que ser una persona que sepa mucho, que tenga
poder. Entones queda el Gavilán. Cuando se van, el Gavilán les dice a la gente:
‘Cuando oigan que estoy gritando es porque estoy por pillar a los que nos roban el
asado.’ Al rato Gavilán siente una risa, es porque las mujeres están cerquita. Cuando
llegan las mujeres, ven a Gavilán y se asustan. Hay una que dice: ‘Miren, hay una
persona sobre el palo.’ Algunas mujeres lo golpean, pero Gavilán se tapa bien. La mujer
más linda dice que le da rabia que estén tirando sobre él. Mientras le tiran, el Gavilán
corta la cadena con un palo y le dice a la cadena que caiga derecho, entonces se corta
justo por la mitad. Por eso la mitad de las mujeres se escaparon y subieron de nuevo al
cielo, en cambio las otras se cayeron al suelo. Gavilán se bajó del árbol y empezó a
gritar. Mientras la gente pescaba, un viejo quirquincho dice: ‘Se oyen gritos.’ Pero la
gente no le hace caso porque el agua también hace ruido y los pescadores no oyen. No
le creen al viejo. Después la gente dice: ‘Vamos a ver quién escucha.’ La iguana, que
también era varón, escucha el grito. Pero la gente dice: ‘No, qué va a escuchar, si tiene
unas tapitas en los oídos.’ Y vuelven a pescar otra vez. Después paran de trabajar y
sienten el grito. Entonces todos salen disparando para el campamento. Había un pedazo
de cuero en un tronco, y la iguana se mete ahí, y Wayayqaláchigi que venía último,
también se mete. La iguana salió disparando, pero Wayayqaláchigi se quedó porque
veía el cuero de la iguana. Había una víbora en el camino, y la gente se asusta, entonces
el quirquincho viene y pasa para el otro lado, la víbora lo pica pero no entra en el cuero,
y le quiebra unos cuantos dientes. Por eso a la víbora yarará le quedaron dos, el
quirquincho le quebró los otros, antes tenía muchos dientes. Cuando la gente llega había
muchas mujeres; a algunas las había enlazado Gavilán. Se habían metido adentro de la
tierra, entonces el quirquincho empieza a cavar y saca una, pero se la quitan, cava de
nuevo y saca otra mujer y también se la quitan, cava de nuevo y de nuevo, y siempre se
la quitan. El quiere una mujer para él, pero todos se la quitan. Sigue cavando y le pega

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con el dedo en el ojo a una y la dejó tuerta porque el quirquincho tiene uñas muy
afiladas. Así quedó tuerta la última mujer que sacó para él. Después piensan quién será
el primero en tener relaciones con una mujer, porque tienen dientes en la vagina.
Primero se ofrece Wayayqaláchigi, pero cuando empezó a fornicar con la mujer, le
tragó el pene y los testículos. Como Wayayqaláchigi tiene poder, disparó y agarró una
fruta de chañar y un pedazo de palo santo, y se hace los testículos con la frutita. Al otro
día amaneció e hicieron fuego fuerte las mujeres. Se arrimaron y se pusieron con las
piernas bien abiertas, entonces se les veía bien la vagina, y viene Wayayqaláchigi y le
tira con piedras en la vagina y le quiebra los dientes a las mujeres. Después que les
sacaron los dientes, un hombre fornica con una mujer pero tarda mucho tiempo, no
puede sacar el pene. Pero los hombres dicen que no conviene porque se tarda cuatro
horas fornicando con la mujer. Entonces deciden entregarle el pene que tienen los
perros. Por eso los perros copulan ahora durante muchísimo rato. Entonces prueban de
nuevo y ya es un ratito no más, y está bien. Después de un tiempo, al otro día, una
mujer alumbra un chico, pero nace muerto, y por eso hay muchos nacidos muertos
ahora. Esta historia es del principio, ahora hay mujeres y está tranquila la gente, los
hombres ya tienen mujeres, la mujer tiene marido, la mujer tiene hijos, toda la familia.
Esa es la historia de los pescadores. Hay mujeres gracias a Gavilán.” (Sebastián Gómez,
Laureano Gómez) Pozo de Navagán.

Origen del fuego


“Al principio no había fuego, fue Qaqadeláchigi el que lo trajo. Había gente en
otra toldería que tenía fuego. Entonces Qaqadeláchigi se fue a esa toldería para ver
dónde tenían el fuego. Qaqadeláchigi llama al viento fresco, a la lluvia, a la helada.
Entonces a la noche la gente ya empieza a sentir frío y se pone a preparar el fuego. En
todas las casas habían prendido fuego. En la última había una viejita, entonces
Qaqadeláchigi se acerca y le dice: ‘Tía, por qué no me preparás un poco de fuego que
tengo frío.’ La viejita le dijo: ‘Sí, tengo fuego, pero tengo miedo de usted porque es
muy pícaro.’ Qaqadeláchigi dice: ‘No, yo no voy a hacer macanas, prepáreme fuego
por favor.’ La viejita preparó fuego, y le explicó que había que ponerse cerca para
calentarse el cuerpo. Entonces le dijo: ‘Acostate a dormir.’ Cuando Qaqadeláchigi
siente que la gente está roncando, agarra un tizón y lo esconde para robarlo. Salió
despacito un trechito, y después empezó a disparar. Llegó a un lugar donde había un
árbol y con el tizón hizo arder el árbol. Hoy día cuando hacemos fuego lo mismo arde.
Después la gente que es dueña del fuego se da cuenta de que Qaqadeláchigi lo había
robado. Pero ya no pueden alcanzarlo. Así que Qaqadeláchigi trajo el fuego. La gente
de él comía crudo porque no tenía fuego. Cuando llega, hace reunir a toda la gente para
darles el palo de quebracho blanco que tenía ardiendo. Qaqadeláchigi les enseñó que
tenían que tener dos palitos, uno con un agujero, el otro se calza y se frota hasta que
hace llama. Le ponen pasto seco hasta que se ve la llama. Después hay que soplar y
poner ramas para que se arda todo, y después se pone la leña grande. Entonces la gente
ya prueba de comer comida cocinada. Tienen unos pescados ahí y los hacen asados. La
gente come el asado pero al rato lo vomita porque no están acostumbrados a comer
cocinando porque no tenían fuego. Después de un tiempo ya se acostumbran.”
(Francisco Rubio, Laureano Gómez) Pozo de Navagán.

La gran inundación y el origen de los ríos


“Antes, cuando no había nada, había un cántaro, un bateón de esos que usamos
para llevar agua. Había una sendita por donde van a buscar agua las mujeres y ahí
dejaron un cántaro. En el cántaro había dos chicos, que los había hecho el padre ahí

28
adentro. El padre les dijo que esa mujer linda iba a ser su mamá, entonces cuando la
mujer pasa por la senda, el cántaro se revienta. Los dos chicos se habían gestado en el
bateón, nacieron del bateón. Cuando se reventó, los chicos empezaron a llorar y a
perseguir a la mujer linda para que les hiciera de mamá, la mujer no quería, al final
aceptó. Los agarró para hijos y se puso a criarlos. Cuando ya eran más grandecitos, a
eso de los ocho años, ya sabían cazar con arco y flecha. Mataban pájaros con mucha
puntería. Ellos mataban y le llevaban a la madre. Ellos cazaban siempre, pero había un
pájaro grande al que le tiraban y la flecha erraba. Así que dio en el árbol donde estaba
el pájaro. Los chicos vuelven a la toldería y al día siguiente le preguntan a la madre
dónde estaba la flecha, pera la madre no la encuentra. Salen entonces a buscarla y la
encuentran clavada en el árbol. Entonces la sacan y empieza a salir agua del árbol, agua
y agua. Los chicos se disparan a donde estaba la madre. Pero el agua los persigue, los
persigue, y llega cerquita de la casa de ellos. Entonces clava la flecha y el agua se
detiene. Entonces el chico le dice a la madre: ‘Bueno, yo ya tengo trabajo, así que me
voy a ir.’ La mamá les dice: ‘Bueno, cómo no, mis hijos, pero después tienen que
volver.’ A la mañana siguiente, bien temprano sacan la flecha y los sigue el agua. A eso
de las doce clavan la flecha y el agua se detiene. Había pescados, ellos podían pescarlos
y comerlos, solamente un pescado muy grandote no podían matar. Solo mataban los
pescados chiquitos con la flecha, y los asaban para comer. Después de almorzar sacaban
otra vez la flecha y seguían el trabajo llevando el agua. Parece que es un bañado que
viene. Los chicos vienen del poniente para el lado del naciente. Hacen como un riacho.
En el agua, vivía NoGople’ék (habitante del agua), ese es el cuidador de todos los
bichos que viven adentro del agua. Antes no había agua, no había riacho, el agua estaba
en un yuchán y NoGople’ék vivía adentro. Los chicos seguían llevando el agua para el
mismo lado, para tener peces de ese lado. Los chicos toparon con una gente, con
mentiroso, con un engañador. Esa persona les dijo: ‘Chicos, yo voy a hacer ese trabajo.’
Los chicos le dicen que no, que ellos deben hacerlo. Pero ese hombre que mentía sigue
no más insistiendo, molestando a los chicos, hasta que finalmente los convenció. Les
dijo: ‘Yo sé hacer bien ese trabajo, así que yo puedo continuar.’ Los chicos le dicen:
‘Cuando vos pares para comer y dormir la siesta, podés matar cualquier pescadito, pero
el pescado grande no hay que matarlo, es muy peligroso.’ Pero ese hombre que es
mentiroso es como una persona tonta, le gusta jorobar. Los chicos le dejan el trabajo,
lleva el agua y a eso de las doce clava la flecha y el agua se detiene. Agarró la flecha y
mató al pescado grande, no hizo caso de lo que le dijeron los chicos. Entonces se hace
un remolino y el agua empieza a perseguir al hombre, ya no se para más, el hombre se
ahoga, se muere. Se ahogó porque mató al pescado grande. Entonces al día siguiente
estaba bien hinchado el cuerpo y viene el viento y el cadáver para el lado del viento,
para un costado, para otro, así todo el tiempo. Después viene una lluvia y el hombre que
se había muerto está vivo otra vez. El se había quedado pelado y del pelo que él tenía
habían salido los mosquitos, los zancudos. Se quedó pelado, cuando se echó a perder
todo el cuerpo se peló, y del pelo salieron los bichos. Cuando ahora los bichos chupan
la sangre, la gente dice: ‘Mirá, es el pelo del hombre que era engañador.’ El hombre
vivió de nuevo y se va para el otro lado. Los chicos vuelven y continúan llevando el
agua. Así que los chicos traen el agua, traen los pescados para este lado. Los chicos
hacen muchos ríos y riachos, unos van para el norte, otros para el sur. Los chicos
trajeron el agua para este lado, para el naciente.” (Sebastián Gómez, Laureano Gómez)
Pozo de Navagán.

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Mitología Animalística

Pájaro de bella voz


“Había una mujer hermosa, soltera, que todos los hombres se querían casar con
ella. Una noche la mujer siente un canto para un lado, para el otro lado, no se daba
cuenta de dónde venía la voz. Cantaba bien, la mujer piensa qué será, quién será que
canta. Era un pájaro que contaba. La mujer ya no puede dormir esa noche porque se
queda pensando en el cantor. Cuando amanece enseguida la mujer se prepara para salir
a buscar a la persona que cantaba. A la mujer le gustaba el que había cantado. Llega a
donde está la gente y le pide que canten, pero ahí no estaba el hombre. Esos cantaban
fiero. Sigue, encuentra otra gente, les pide que canten pero no lo encuentra. Va a otro
lugar y tampoco lo encuentra. Cuando llega al último lugar, recién lo encuentra. Era un
pájaro medio grandecito, cuando canta anuncia el viento, él canta bien, canta fuerte.
Apenas se pone a cantar la mujer dice: ‘Ya encontré el que andaba buscando.’ Era una
mujer hermosa, soltera, mucha gente quería casarse con ella, pero ella no quería. Lo que
pasa es que el pájaro tiene poder, medio oykyaGáyk. El hombre se ganó la mujer. Así
que cuando al mujer encontró al hombre, ya se casaron, se juntaron.” (Sebastián
Gómez, Laureano Gómez) Pozo de Navagán.

El Pájaro Carpintero
“Había una mujer con una nieta. La vieja quería que la chica se casara con
cualquiera, pero la chica no quería. La abuela le dice: ‘¿Por qué no te casás con
Carpintero que es muy cazador?, entonces nunca te va a faltar comida.’ Entonces la
chica al final acepta y se va a buscar al Carpintero al monte. Cuando ve a la primera
persona le pregunta dónde vive Carpintero. Entonces le indica que está arriba de un
árbol sacando miel. Está más arriba que nadie porque es cacique, él puede sacar más
miel que nadie. El Carpintero está en el medio porque él es el jefe. Cuando llega la
mujer le dice: ‘Bajate porque quiero hablar con vos.’ El Carpintero responde:
‘Esperame un ratito.’ Y le mandó un plato con miel. La mujer se puso a comer porque
estaba con hambre, por eso había ido a ver a Carpintero. Es que la chica no tiene padre,
no tiene madre, abuela no más tiene y por eso tiene hambre. Cuando baja el Carpintero,
la chica se casa enseguida, en el monte no más. Antes de llegar a la casa ya tienen un
hijo, y en tres días más ya consiguen hacer otro. La abuela los va a visitar a la casa de
Carpintero y era rico, tenía toda clase de cosas. Para casarse hay que tener hacha, casa,
muchas cosas, igual que Carpintero.” (Juan de los Santos) Soledad.

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II. Mitología Ayoreo

Introducción
Los Ayoreo -junto a los Chamacoco- pertenecen al grupo lingüístico Zamuco.
Habitan en el Chaco Boreal en territorio de las Repúblicas de Bolivia y Paraguay.
Se trata de una región árida, poblada por vegetación xerófila, con un bajo promedio
anual de precipitaciones y altas temperaturas, que la definen como una de las áreas más
tórridas y con menos lluvias del continente sudamericano.
Existen dos estaciones bien marcadas; una seca -de mayo a noviembre- y otra
lluviosa -de noviembre a abril-. En invierno las temperaturas pueden descender hasta
unos pocos grados sobre 0 centígrados.
Topográficamente es una planicie con algunos cerros aislados, las alturas
máximas no alcanzan los 1.000 metros sobre el nivel del mar. En las serranías afloran
aguas subterráneas que constituyen las cabeceras de pequeños arroyos permanentes,
mientras que en las zonas bajas abundan cañadones secos, socavados por las aguas
pluviales propias de la estación de lluvias.
Los únicos ríos que cruzan su territorio, en el extremo norte, son el San Miguel
y el Tucavaca. Más importantes como recurso acuático en la vida del grupo son los
bañados de Izozog y Otuquís. La escasez de agua es una de las características salientes
del territorio, lo que determina que los Ayoreo hayan desarrollado alternativas para su
aprovisionamiento. Entre ellas, una de las más efectivas es la extracción del líquido
concentrado en un tubérculo montaraz, llamado en lengua indígena sipói.
Los suelos que predominan son arenosos y arcillo-arenosos, estos últimos más
comunes en las zonas deprimidas y las cercanías de los bañados. La serranía ofrece un
piso arenoso y suelto, formado principalmente por la erosión eólica e hídrica del relieve
de areniscas, lo que le da una coloración rojiza.
En el centro del hábitat, se encuentran las salinas de San José y Santiago,
llamadas en ayoreo Echobabí y Echoná (Salina Chica y Salina Grande
respectivamente). Los indígenas reconocen además una tercera salina no registrada en la
cartografía occidental ni en la toponimia de la población criolla. La importancia de este
ámbito en la vida nativa excede con mucho su relevancia en cuanto lugar de
aprovisionamiento de la sal, la que se usa junto con otros condimentos para preparar
alimentos. En efecto, las expediciones a las salinas servían de excusa para que las
distintas bandas reunidas ocasionalmente allí se dedicaran a las prácticas bélicas.
Actividad de suma importancia en el establecimiento de las jerarquías sociales, como
veremos más adelante.
La escasez de recursos era compensada tradicionalmente con una bajísima tasa
de densidad de población -alrededor de 0,0075 habitantes por km2-. De ello se deduce
fácilmente que la situación de contacto y la penetración del área por población foránea
produjeron un colapso en el equilibrio ecológico, y en el sistema de producción de
bienes aborigen.
La voz Ayoreo es el denominativo étnico y significa hombre, humano. Como la
mayoría de las autodenominaciones, recalca y restringe la condición de verdaderos
hombres al propio grupo. Con la voz Moro o Morotoco designan los colonos
paraguayos a los Ayoreo meridionales, mientras que en Bolivia la población criolla
utiliza el término Ayoreo para referirse a los septentrionales.
El término genérico menenegóne es usado para los otros grupos indígenas,
significa “aquellos que no tienen nada”, vale decir, un despectivo. Hecho por otra parte,
muy común en las más diversas sociedades y por el cual se denota la superioridad de la

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propia etnia por sobre las demás. Con la voz kohnione denominan a los blancos
-criollos y europeos-. Dicha expresión puede traducirse como “los insensatos”, la que
indica el modo en que los indígenas los representan, es decir como individuos que
actúan al margen de las normas adecuadas y previsibles. La única excepción a esta
prevalencia de expresiones genéricas, la constituyen los Chiriguano, a quienes llaman
Deguyáde.
En el interior del grupo, con la voz Gidaigoosóde los Ayoreo del norte
denominan a los que habitan en el sur, sin que exista como contrapartida una expresión
para designar a las bandas que habitan en el norte. Gidaigoosóde significa “habitantes
del pueblo”, de gidái: pueblo, aldea y goosóde: habitantes. El sentido de esta
denominación radica en que se considera a los individuos de esta parcialidad como los
descendientes directos de los pobladores de la aldea mítica y originaria donde nacieron
los Ayoreo.
Esta gran subdivisión según el área -norte y sur- coincide con pequeñas
diferencias lingüísticas, que no dificultan la comprensión y, a la vez con una relación de
hostilidad entre las dos parcialidades, que tradicionalmente se canalizó a través de los
enfrentamientos bélicos.
Tanto los Ayoreo septentrionales como los meridionales se hallan divididos en
bandas o grupos locales que se denominan generalmente en función de alguna
característica del lugar de residencia. Los siguientes ejemplos ilustran lo dicho:
Nupedoigoosóde, los habitantes de las honduras (nupedó), Totobiegoosóde, los
habitantes del lugar de los pecaríes solitarios (totobié), Garaigoosóde, los habitantes de
los campos (garái); Wecamitogoosóde, los habitantes del otro lado (wecamitó),
Kochocoigoosóde: los habitantes de la kochokóia (vivienda colectiva de la época
mítica), Dorohobiegoosóde: los habitantes del lugar de los jejenes (dorohobié),
Ihnapúigoosóde: los habitantes del lugar de las palmeras (ihnapúi).
Estos grupos locales tanto pueden subdividirse en unidades menores, como
asociarse cuando los miembros de uno han sido diezmados por enfermedades y muertes
o guerras.
Para facilitar la comprensión de los materiales míticos, es conveniente tener en
cuenta los aspectos que comentamos a continuación, sobre los ciclos míticos, la noción
Ayoreo de mito y los personajes que se le asocian.
Un importante corpus narrativo gira en torno de Dupáde (nuestro padre), un héroe
cultural. Dicha figura se origina en la reelaboración de las enseñanzas cristianas en
términos de las estructuras de pensamiento de la cultura. En este caso, mucho de los
episodios en que aparece Dupáde, tradicionalmente eran protagonizados por Gedé (Sol), el
héroe civilizador de mayor relevancia previo al contacto. De cualquier modo, Dupáde
interviene en la transformación de muchos hombres y mujeres en animales y vegetales. A
estos últimos, los dota de características morfológicas, de comportamiento y de poder que
los distinguen. Le cupo además la creación del cosmos, con sus tres planos claramente
diferenciados, para retirarse posteriormente en forma definitiva al firmamento.
Un segundo ciclo está compuesto por los relatos de los nanibaháde, los
antepasados humanos que se metamorfosearon en los entes del mundo actual. Se trata de
episodios individuales, cada uno protagonizado por un personaje que se transforma y da
origen a un animal, vegetal, objeto, ente natural, etc. Sin embargo, estos mitos poseen la
misma estructura narrativa. Sin duda, los nanibaháde o antepasados míticos son deidades
dema, vale decir, humanos primigenios que mueren violentamente por lo general, y que
siguen existiendo tras una mutación ontológica (Jensen, 1966).

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Una tercera unidad, está conformada por las versiones sobre uno de los cataclismos
acuáticos, como consecuencia del cual muchos hombres originarios se cambiaron en
peces.
Un cuarto corpus refiere otra destrucción del mundo por agua, la que dio ocasión a
que muchos se transformaran en pájaros, vegetales y otros animales que moran en lagunas,
riachos, etc., es decir, dio origen a la fauna acuática no ictícola, y a las plantas propias de
ese ambiente.
Un quinto ciclo es protagonizado por Susmaningái (el Coraje como ser) quien
organiza una ordalía a fin de que los hombres mostraran su valor. En dicha oportunidad,
hubo varias metamorfosis de humanos en mamíferos y pájaros y en minerales, entre ellos
el carbón.
Una sexta narrativa gira en torno a Asohná, quien se transfiguró en un ave
conocida como cuyabo (un caprimúlgido), instauró la ceremonia anual que se le dedica y
estableció diferentes tabúes respecto a ella y a los seres que se le asocian, cuya violación
causa la muerte, la locura y/o el desmayo.
Un séptimo ciclo hace a Puhopié (el poder shamánico como ser personaje) quien
dio origen al shamanismo, definió las figuras iniciadoras y los auxiliares, a la vez que se
metamorfoseó en esta clase de poder.
Finalmente, una última serie de relatos es protagonizada por Angayé, el mítico jefe
blanco, al que hicimos referencia al mencionar la separación inicial entre occidentales y
Ayoreo (ver etno-etnohistoria), quien es el personaje central de varios episodios que
reelaboran la situación de contacto.
Para entender la relación del Ayoreo con el ambiente, es necesario considerar la
noción de nanibaháde (los antepasados originarios), en virtud de que fueron los personajes
míticos, durante el tiempo primigenio, los que establecieron las características de la
interacción de los hombres con los seres que pueblan su cosmos. La etiología de los más
variados seres y entidades (animales, vegetales, objetos, minerales, topografías, estados de
ánimo como la alegría, potencias específicas como el poder shamánico, etc.) se explica
como la transformación de un nanibahái humano en un ente actual. Los mitos que refieren
dicho proceso responden a una misma estructura narrativa. Esta involucra una serie de
hechos y acontecimientos relativos a la vida de un personaje particular previo a su
metamorfosis, estos sucesos desencadenan la transformación de la figura, la que no se
realiza sin que antes la deidad estableciera un conjunto de indicaciones relativas al ente
que originara y diera algunos cantos terapéuticos y/o propiciatorios, cuyo poder el hombre
puede utilizar en la actualidad. Veamos un ejemplo:
“Cuando la Araña era persona, era una hábil tejedora. Ella tejía sus mantas
que la protegían contra el frío, por eso ella no tenía enfermedades. Pero la
gente le tenía mucha envidia porque la Araña tenía muy buena vista y tejía
muy bien. Entonces la gente decidió arruinarle los ojos. Ella quiso vengarse
de la gente, entonces les dijo que a los que entraran en su cerco les rompería
la cadera. Como la gente seguía entrando en su cerco, ella quebró la cadera
a muchos hombres y mujeres. Para vengarse, los hombres decidieron matarla,
y además como le tenían mucha envidia, decidieron arruinarle el cerco. Antes
de que la mataran, porque ella era daihnáne (shamán) y sabía que la iban a
matar, ella dejó sus enseñanzas. Ella dijo que se iría a vivir en el hueco de los
árboles y que cubriría los panales de los árboles, y prohibió que la gente
comiera de esa miel. Si alguien come de esa miel se quiebra el hueso de la
cadera. También enseñó un canto que sirve para producir la quebradura en
la cadera y también para curarla”. (Isé, Yodí)

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El relato nos plantea algunos aspectos específicos vinculados a la extracción de
miel, la que es objeto de tabú cuando aparece cubierta por la telaraña. Prohibición análoga
a la del mito, en tanto veda la intromisión en sus propiedades -el cerco en el pasado y los
panales en el presente- y establece el mismo castigo, vale decir, la ruptura del hueso de la
cadera.
Da cuenta además del origen de la araña y nos aclara contenidos que tienen que ver
con la representación de este insecto en la sociedad indígena, tales como su condición de
antepasado humano, su laboriosidad, la que funda y se continua en el “trabajo” del insecto,
y su asociación a ciertos cantos vinculados a la terapia y el daño a la cadera. Aspecto que
pone en claro la transtemporalidad del mito y la actualización del poder del nanibahái,
utilizable hoy en día por el hombre. En otras palabras, la araña se liga a un personaje
mítico, a la regulación de la extracción de miel, a la enfermedad y a la cura de la cadera.
Otros contenidos que queremos resaltar son los que tienen que ver con las
motivaciones, los sentimientos y las conductas de los personajes. Esto es, los celos, la
envidia, las sucesivas venganzas, el daño, la destrucción, la muerte y la implantación de
tabúes, este marco de valores es una constante en la mitología Ayoreo. Hecho que además
de mostrar la opaca sociedad de los nanibaháde, fundamenta la vivencia y la actitud del
nativo frente a su propio corpus mitográfico.
Con la voz kucháde kíkie uháide se designan a los relatos originarios. Estos se
componen de una narración o eró (lit. tronco) y de uno o varios cantos. El relato refiere los
acontecimientos generalmente trágicos relativos a la vida de un nanibahái, su muerte y
metamorfosis. La posibilidad de actualización a través de la palabra, sumado al carácter
violento de los hechos narrados que involucran muertes, venganzas, toda clase de daños y
de sentimientos negativos, determinan su carácter tabú o puyák, debido a que de ser
contados, se producirían en la actualidad los acontecimientos luctuosos evocados en los
relatos. Los cantos, como dijimos, responden a dos motivaciones principales; dañinos por
un lado, curativos, preventivos y propiciatorios por otro. Así, los sáude son fórmulas que
pueden utilizarse tanto para dañar como para curar. Su uso terapéutico se concreta
mediante su entonación sobre la parte afectada del doliente. Su uso negativo se efectúa al
ser recitados sobre las pertenencias del individuo que se desea perjudicar o eliminar. Los
uhñáune son fórmulas fijas que pueden usarse del mismo modo que los sáude, pero que se
ligan a Asohná, personaje mítico de especial relevancia sobre el que volveremos más
adelante. Los paragapidí son fórmulas que se recitan rítmicamente para prevenir
enfermedades e inclemencias climáticas. Los erái, cantos propiciatorios para la caza, la
recolección y el parto. Los aguyáde, narraciones que se enuncian para prevenir males
posibles y propiciar el desarrollo de los cultivos. Los arágapi fórmulas fijas que se recitan
sobre líquidos que luego cumplirán funciones terapéuticas o preventivas. Finalmente,
denominan chuvúchu (lit. él sopla) a la acción de narrar rítmicamente, como soplando, las
fórmulas y cantos pertinentes sobre la parte afectada de un enfermo, o el agua que luego se
utilizará con los fines mencionados.
Si consideramos que los entes que pueblan el mundo Ayoreo se originaron en la
metamorfosis de un nanibahái, es evidente que la vivencia y la representación indígena del
cosmos, reposa principalmente en las acciones y legados de los nanibaháde, nociones y
episodios que no sólo son originarios y fundadores, por cuanto fundan la realidad en la
época primigenia, sino que también son contemporáneas, puesto que se manifiestan en el
aquí y el ahora. A través de las prédicas míticas se establece el vínculo entre el hombre y
las más diversas realidades.

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Mitos cosmológicos

La separación del cielo y de la tierra (1ra versión)


“El Cielo y la Tierra estaban juntos en la tierra. Pero el Cielo no quería que lo
orinaran. Por eso le dijo a la Tierra: “Estoy cansado de ser orinado por la gente, voy a
buscar un lugar donde pueda vivir”. La Tierra le dijo: Si no le gusta que lo orinen
búsquese otro lugar donde pueda vivir. Pero yo me quedaré en la tierra y seré orinada por
toda clase de gente, yo viviré aquí”. El Cielo se fue y midió todos los lugares para ver si
podía quedarse en uno de ellos. El mismo medía los lugares y debido a su estatura no
encontraba un lugar que fuera para él. Fue buscando hasta que llegó arriba y allí se quedó,
porque ese lugar es suficientemente ancho para él, y porque allí puede estar parado. El
Cielo era hombre, por eso hablaba con la Tierra. El Cielo y la Tierra eran los más grandes
de todos”. (Ganiméide, Ekarái)

La separación del cielo y de la tierra (2da versión)


“Antes, el Cielo y la Tierra estaban juntos, unidos. Esta es la historia de la
separación de ellos. Cuando todos estaban reunidos, el Cielo y la Tierra estaban juntos,
mas después se cansó el Cielo de estar por aquí, junto con la Tierra, y dijo: “Yo me
quiero ir lejos de aquí, porque estoy cansado de estar sufriendo de lo que hace la gente”.
Y estuvieron así, charlando entre ellos. La Tierra dijo al Cielo: “Bueno, si se quiere ir,
puede, puede irse lejos de aquí, mas yo no me quiero ir, yo no quiero salir a ninguna
parte, yo tengo que aguantar que la gente tanto me cave y me haga sufrir’. Cuando
acabaron de charlar estos dos hombres entre ellos, tuvieron una división entre los dos.
El Cielo dijo a la Tierra: “Yo voy a ser mayor que tú”. Y empezaron a discutir entre
ellos en este momento. La Tierra dijo: “Mejor que yo sea mayor que tú”. Entonces el
Cielo forzó mucho a la Tierra y dijo: “Mejor que yo sea mayor que tú no más”. Y
acertó la Tierra, pero dijo al Cielo: “Yo prefiero sufrir, yo voy a estar aquí sufriendo no
más, tengo que aguantar estos sufrimientos, pero siempre va a haber alguna parte en mí
en que no haya sufrimientos”. Por eso hay tierras vacías en todo el mundo, y otras poco
vacías, y las demás están llenas de gente. En unas partes no hay enfermedades y en
otras partes hay enfermedades. En unas partes no hay gente, está vacío, y en otras partes
hay gente. Así salió, y por eso hay un poco de tierra que no está sufriendo por la gente,
por las enfermedades y por los animales, que la cavan de a poquito y le orinan encima.
Cuando el Cielo le dijo a la Tierra que iba a ser mayor que ella, le quiso decir que iba a
ser más grande. Por eso el Cielo está tapando a la Tierra, porque es más grande. Cuando
ya estuvieron separados, la Tierra comenzó a dividirse, bendiciendo a una parte de ella,
poca, y maldiciendo a la otra, también poca. Entonces quedó una parte que era buena y
otra parte que era mala. Bendijo a la parte buena diciendo: “En esta parte ya no va a
haber enfermedades”. Midió así, se fue, y volvió a decir: “En esta parte va a haber
enfermedades”. Y así fue midiendo, maldiciendo a una parte y bendiciendo a la otra
parte. Así que por eso no en todo el mundo hay enfermedades, hay enfermedades en
algunas partes no más, no está todo lleno de enfermedades, hay pocas enfermedades no
más. Midió otra parte y dijo: “Esta parte será tierra dura que nadie va a poder cavar tan
fácilmente. Cualquier bicho no podrá entrar a esa tierra porque es dura, y a esta parte
dura no vendrán las enfermedades graves”. Por eso hay tierra que es dura. Casi no hay
bichos debajo de esa tierra, porque es dura y no pueden cavar. Esta tierra tiene su color
diferente, es negra, y así como nosotros, nadie puede cavar tan hondo con pala, con otra
cosa, cuesta mucho para cavar. Y en otra parte hay tierra blanda, esa se puede cavar
hasta donde quiera. La tierra dura es de Etakóri (nombre de una sib) y la blanda de
Chikenói (nombre de una sib). El Cielo es de Etakóri, no las nubes, y la Tierra de

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Kutamuahái. Esta historia sirve para cuando uno tiene muchos bichos en la barriga,
sirve para que puedan salir los bichos soplando en la barrigas”. (Rosadé, Diháide)

La separación del cielo y de la tierra (3ra versión)


“Antes, el Cielo y la Tierra estaban juntos, unidos. Esta es la historia de la
separación de ellos. Cuando todos estaban reunidos, el Cielo y la Tierra estaban juntos,
mas después se cansó el Cielo de estar por aquí, junto con la Tierra, y dijo: “Yo me
quiero ir lejos de aquí, porque estoy cansado de estar sufriendo de lo que hace la gente”.
Y estuvieron así, charlando entre ellos. La Tierra dijo al Cielo: “Bueno, si se quiere ir,
puede, puede irse lejos de aquí, mas yo no me quiero ir, yo no quiero salir a ninguna
parte, yo tengo que aguantar que la gente tanto me cave y me haga sufrir’. Cuando
acabaron de charlar estos dos hombres entre ellos, tuvieron una división entre los dos.
El Cielo dijo a la Tierra: “Yo voy a ser mayor que tú”. Y empezaron a discutir entre
ellos en este momento. La Tierra dijo: “Mejor que yo sea mayor que tú”. Entonces el
Cielo forzó mucho a la Tierra y dijo: “Mejor que yo sea mayor que tú no más”. Y
acertó la Tierra, pero dijo al Cielo: “Yo prefiero sufrir, yo voy a estar aquí sufriendo no
más, tengo que aguantar estos sufrimientos, pero siempre va a haber alguna parte en mí
en que no haya sufrimientos”. Por eso hay tierras vacías en todo el mundo, y otras poco
vacías, y las demás están llenas de gente. En unas partes no hay enfermedades y en
otras partes hay enfermedades. En unas partes no hay gente, está vacío, y en otras partes
hay gente. Así salió, y por eso hay un poco de tierra que no está sufriendo por la gente,
por las enfermedades y por los animales, que la cavan de a poquito y le orinan encima.
Cuando el Cielo le dijo a la Tierra que iba a ser mayor que ella, le quiso decir que iba a
ser más grande. Por eso el Cielo está tapando a la Tierra, porque es más grande. Cuando
ya estuvieron separados, la Tierra comenzó a dividirse, bendiciendo a una parte de ella,
poca, y maldiciendo a la otra, también poca. Entonces quedó una parte que era buena y
otra parte que era mala. Bendijo a la parte buena diciendo: “En esta parte ya no va a
haber enfermedades”. Midió así, se fue, y volvió a decir: “En esta parte va a haber
enfermedades”. Y así fue midiendo, maldiciendo a una parte y bendiciendo a la otra
parte. Así que por eso no en todo el mundo hay enfermedades, hay enfermedades en
algunas partes no más, no está todo lleno de enfermedades, hay pocas enfermedades no
más. Midió otra parte y dijo: “Esta parte será tierra dura que nadie va a poder cavar tan
fácilmente. Cualquier bicho no podrá entrar a esa tierra porque es dura, y a esta parte
dura no vendrán las enfermedades graves”. Por eso hay tierra que es dura. Casi no hay
bichos debajo de esa tierra, porque es dura y no pueden cavar. Esta tierra tiene su color
diferente, es negra, y así como nosotros, nadie puede cavar tan hondo con pala, con otra
cosa, cuesta mucho para cavar. Y en otra parte hay tierra blanda, esa se puede cavar
hasta donde quiera. La tierra dura es de Etakóri (nombre de una sib) y la blanda de
Chikenói (nombre de una sib). El Cielo es de Etakóri, no las nubes, y la Tierra de
Kutamuahái. Esta historia sirve para cuando uno tiene muchos bichos en la barriga,
sirve para que puedan salir los bichos soplando en la barrigas”. (Rosadé, Diháide)

Dupáde crea al mundo


“La colcha de Dupáde tenía el mismo tamaño que el cielo. El extendió su colcha y
extendió otra sobre ésta. Así, una colcha quedó como tierra, y la colcha de arriba quedó
como cielo. Pero Dupáde no vive en este cielo que vemos. El quiso vivir en este cielo que
no vemos, porque había aún enfermedades en este cielo que se ve. Entonces, extendió otra
colcha más arriba, ahí donde no hay enfermedades, él vive allá. El primer cielo que hizo es
la tierra, y el segundo es el cielo que vemos, y el tercero es el en que vive Dupáde. Abajo

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de la tierra, hay otra tierra, ese otro mundo se llama naupié, los muertos viven allí. Viven
como nosotros”. (Samáne, Ekarái)

La maldición del Arco Iris


“Akesúa, el Arco Iris, es de la familia Dosapéi (nombre de una sib). El Arco Iris
que sale de Gedegaraní, donde sale el Sol, es bueno y no es puyák (tabú), y el otro, el
que sale de Gedekakadí, donde entra el Sol, es malo y es puyák. El Arco Iris maldijo a
la gente diciendo: “Si yo salgo de aquí, de donde sale el Sol, eso va a ser bueno, mas si
yo salgo de acá, de donde entra el Sol, eso va a ser malo y cualquiera se podrá
enfermar”. Mas él vio que esas palabras feas que dio a la gente no se podían deshacer
ya. Y tuvo pena de la gente. Entonces buscó una forma de cómo deshacer esa maldad
que había en las palabras feas que había dicho. Y dijo: “Yo tengo una forma de como
poder sanar a cualquiera que se enferme, yo tengo un remedio que doy a ustedes y que
les voy a enseñar. A cualquier persona que se enferme y se debilite, que no tenga ya
pensamiento y esté en peligro de muerte, díganle primero que mi cara es amarilla y
después, enseguida, que mi cara es roja, y enseguida esa persona enferma volverá a
tener sangre”. Así esa persona enferma que se puso amarilla porque estuvo perdiendo
mucha sangre, volverá a tener sangre en el cuerpo otra vez.” (Rosadé, Diháide)

Las estrellas se van al cielo


“Dayáde- Ipotigasúi, cuando era persona, él comenzó a tener su propia hermana.
El dijo: “No tengo deseo de tener mujer”. Un día él halló una clase de miel de la tierra y
dijo: “Yo hallo, voy a cavar, a sacar miel”. La hermana dijo: “Vamos a ir con él,
hagamos una prueba”. Ellos fueron y él cavó y sacó mucha tierra y estaba amontonada.
Hicieron la prueba. Ellos se echaron juntos. Su hermana estaba desnuda y él agarró el
aparato de su hermana y tuvo sexualidad con ella. Así quedó como su mujer su propia
hermana y él cuidaba mucho a su mujer hermana. Cuando él iba a melear la tapaba con
su colcha y así un día él se olvidó de tapar a su hermana y cuando llegó dentro del
monte dijo: “Me he olvidado de tapar a esta mujer”. No fue tapada ella y ella se fue
pero no muy lejos hasta que llegó al cielo. El también se fue pero no era muy lejos. No
quería estar más en la tierra. Fue expulsado por sus propios hermanos por tener a su
hermana como mujer. Cuando él quería juntarse otra vez con su hermana, ella no quería
porque era una vergüenza que se había casado con su hermana. Dayáde son los hombres
hermanos de Ipotigasui. Dayáde eran todos menos la Ipotigasúi. En realidad eran como
cinco hermanos que tomaron a su hermana que es Ipotigasúi. Como ella no quería
juntarse con Dayáde, por eso ahora están bien lejos de ellos.
Sáude
Yo mismo soy que ellas también no sufran dolor
de su mismo niño que va a nacer
Yo misma que no sufro que va a nacer de ella
Yo misma que la chica que va a concebir hijo
no sufra dolor del niño que va a nacer
Este sáude lo canta la madre acostada”
(Ganiméide, Ekarái)

Origen de la estrella Gedokerewá


“Gedokerewá es una sola estrella grande, mujer. Se ve a las siete de la noche. Es
igual a Dayáde. Ella no aguantó en esta tierra. Dijo: “Voy a ir al cielo”. Se la llama
también Gedosná porque es muy grande.” (Ihmái, Bái)

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Origen de la estrella Nininapiagóde
“Nininapiagóde eran cuatro hombres. No aguantaron tanta maldad en esta tierra.
‘Descansaremos más arriba y nadie puede molestarnos’, dijeron.” (Ihmái, Bái)

Origen de las estrellas Dayáde


“Dayáde dijeron: “Vamos a ir al cielo, vamos a deshacernos y vamos a ir al
cielo”. Hasta ahora están alumbrando abajo. Son puro hombres. Como acá había mucha
maldad, aquí en esta tierra, ahora están allá tranquilos. Dijeron: “Vamos a ir tres en un
grupo”. Ahora están allá descansando tranquilos.” (Ihmái, Bái)
Origen de la estrella Akesúa
“Akesúa, una estrella, era una mujer muy hermosa. Cuando se fue hacia el lado
del Sur ella dijo: “Yo voy así pero que nadie me mire, ninguno de la familia (sib)
dosapéi, me mire. Porque cuando yo mire, si uno me mira yo me muero. Y por eso no
la miran.” (Umaríne, Ekarái)

Origen del Arco Iris


“La historia de Akesúa es puyák pero no tanto Cuando era Ayoreo, Kuyá hizo el
arco iris y les habló a los Ayoreo. Les dijo: ‘Voy a transformarme en dos arco iris; uno
va a salir por aquí, en Gedekakadí; y va a anunciar que algo malo va a suceder. El otro
va a salir en Gedégaraní; y no va a ser tan puyák’. Kuyá era una mujer, una mujer
daihsné. Dijo una vez: ‘Ya que soy daihsné, yo también podría hacer algo en la Tierra’.
Los demás Ayoreo no creían en Kuyá, y ella dijo: ‘Soy daihsné, ¿por qué no hago algo
aquí en la Tierra, para que los demás vean y crean que soy daihsné: Entonces Kuyá se
fue caminando por la Tierra; luego caminó hasta los Geóde y cuando llegó dijo: ‘Voy a
hacer mi camino curvo’. Entonces hizo una curva y llegó otra vez a la Tierra. Así hizo
ese arco iris bien claro, y por debajo de él hizo otro caminito.” (Samáne, Gipésnai)

Origen de las nubes


“Cuando todavía era persona, Hurarúa dijo: ‘Voy a pintarme’. Cuando cambió
su forma humana se fue arriba, y los hombres hasta ahora dicen a veces: ‘Viene una
nubecita, Hurarúa. Va a traer lluvia’. Ella pintó todo su cuerpo bien negro y Así; ella
anunciaba que traía lluvia y agua. Los Ayoreo siempre recuerdan eso, que Hurarúa
cuando viene, trae agua.” (Ganiméide, Homoné)

Canto del viento Sur


“Cuando Umosói se cambió, él mismo dejó un canto para librarse del viento sur.
Luego de cantar se debe soplar en la dirección del viento, pero eso se hace al final,
primero se canta y después se sopla. (Rosadé, Diháide)

Técnica para conseguir lluvia


“Antes de deshacerse, Achangúi dejó un beneficio a la gente, diciéndole: ‘Si
ustedes se cansan de Achangúi, ocupen este paragapidí y yo me calmaré’. Eso calma a
Achangúi y entonces llueve.” (Rosadé, Diháide)

Origen de los vientos


“Diedosói o Epechói era persona y se cambió en viento. en el viento Diedosói.
El vio que toda la gente ya se estaba transformando y así también se maldijo y se
transformó en viento. Dijo a la gente: ‘Aunque voy a transformarme, yo también voy a
dejarles una señal a ustedes. Porque voy a ser anunciador de algún peligro; ustedes

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siempre lo van a notar’. Así era la promesa de Diedosói. Por eso ahora sabemos que
cuando viene va a morir algún Etakóri.” (Rosadé, Diháide)

Origen de la Cruz del Sur


“A lo que la gente llama Cruz del Sur, los Ayoreo le dicen Gigisnapiagóde. Hay
otras estrellas, llamadas Dayáde, que están acá y que eran del mismo grupo, pero
después los Gigisnapiagóde perdieron su amistad con ellas y se separaron. Los
Gigisnapiagóde se fueron a otro lado, y ahora ellos están ahí en vez de estar acá con su
grupo. La enemistad que tuvieron con las otras se debió seguramente a la envidia o a
alguna otra cosa mala. Ellos una vez volvieron a su grupo; no querían vivir mas con él
pero querían visitarlo. Cuando llegaron, las Dayáde estaban tan contentas que querían
que se juntaran de nuevo. Las Dayáde cantaban y su voz era muy dulce, y deseaban que
los otros estuvieran otra vez con ellas, que no volvieran a irse. Pero los Gigisnapiagóde
no quisieron estar otra vez con las Dayáde; querían vivir allá donde estaban. Y así
volvieron otra vez a su tierra. Hubo otra estrella del mismo grupo que fue rechazada. Se
llama Ibesñúi y está separado de las otras. Está solo ahora. Fue rechazado por el mismo
grupo y no quiso volver más a su grupo.” (Degúi, Diháide)

La maldición del Arco Iris


“Akesúa, el Arco Iris, es de la familia Dosapéi (nombre de una sib). El Arco Iris
que sale de Gedegaraní, donde sale el Sol, es bueno y no es puyák (tabú), y el otro, el
que sale de Gedekakadí, donde entra el Sol, es malo y es puyák. El Arco Iris maldijo a
la gente diciendo: “Si yo salgo de aquí, de donde sale el Sol, eso va a ser bueno, mas si
yo salgo de acá, de donde entra el Sol, eso va a ser malo y cualquiera se podrá
enfermar”. Mas él vio que esas palabras feas que dio a la gente no se podían deshacer
ya. Y tuvo pena de la gente. Entonces buscó una forma de cómo deshacer esa maldad
que había en las palabras feas que había dicho. Y dijo: “Yo tengo una forma de como
poder sanar a cualquiera que se enferme, yo tengo un remedio que doy a ustedes y que
les voy a enseñar. A cualquier persona que se enferme y se debilite, que no tenga ya
pensamiento y esté en peligro de muerte, díganle primero que mi cara es amarilla y
después, enseguida, que mi cara es roja, y enseguida esa persona enferma volverá a
tener sangre”. Así esa persona enferma que se puso amarilla porque estuvo perdiendo
mucha sangre, volverá a tener sangre en el cuerpo otra vez.” (Rosadé, Diháide)

Incesto entre hermanos y origen de las estrellas Dayáde


“Es cosa vergonzosa que uno se case con mismo chikenói (que uno se case con
una persona de la misma sib). Los hombres no imitamos para buscar mujer a las
estrellas Dayáde. Ellos dijeron uno al otro: “Vamos a melear un pico (panal) de miel”.
Entonces fueron y también fueron sus hermanas, que son estrellas que están bien juntas.
Eran dos mujeres y dos hombres. Ellos fueron y allá durmieron las dos mujeres que son
hermanas de los dos hombres. Ellas durmieron de espalda y entonces sus hermanos
vieron que ellas estaban descubiertas, sin ropa. Entonces ellos tuvieron deseo de tener a
sus hermanas. Las tomaron e hicieron sexualidad con ellas. De ahí, entonces, por la
vergüenza de lo que ellas habían hecho, no regresaron ya al campamento, sino que
fueron con ellos al monte. Y así comenzaron ya los hombres a juntarse, a tener mujer de
la misma familia (clan). Ese es un cuento que no es muy bueno para contar porque si
uno cuenta entonces ya uno puede tener ganas de su pariente desde el tiempo que uno
cuenta. Ellos se fueron al cielo porque se deshicieron de su persona por la vergüenza de
lo que habían hecho, de tomar a sus hermanos. Por eso se fueron al cielo.” (Ekabúi,
Ekarái)

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Las estrellas se van al cielo
“Dayáde- Ipotigasúi, cuando era persona, él comenzó a tener su propia hermana.
El dijo: “No tengo deseo de tener mujer”. Un día él halló una clase de miel de la tierra y
dijo: “Yo hallo, voy a cavar, a sacar miel”. La hermana dijo: “Vamos a ir con él,
hagamos una prueba”. Ellos fueron y él cavó y sacó mucha tierra y estaba amontonada.
Hicieron la prueba. Ellos se echaron juntos. Su hermana estaba desnuda y él agarró el
aparato de su hermana y tuvo sexualidad con ella. Así quedó como su mujer su propia
hermana y él cuidaba mucho a su mujer hermana. Cuando él iba a melear la tapaba con
su colcha y así un día él se olvidó de tapar a su hermana y cuando llegó dentro del
monte dijo: “Me he olvidado de tapar a esta mujer”. No fue tapada ella y ella se fue
pero no muy lejos hasta que llegó al cielo. El también se fue pero no era muy lejos. No
quería estar más en la tierra. Fue expulsado por sus propios hermanos por tener a su
hermana como mujer. Cuando él quería juntarse otra vez con su hermana, ella no quería
porque era una vergüenza que se había casado con su hermana. Dayáde son los hombres
hermanos de Ipotigasui. Dayáde eran todos menos la Ipotigasúi. En realidad eran como
cinco hermanos que tomaron a su hermana que es Ipotigasúi. Como ella no quería
juntarse con Dayáde, por eso ahora están bien lejos de ellos.
Sáude
Yo mismo soy que ellas también no sufran dolor
de su mismo niño que va a nacer
Yo misma que no sufro que va a nacer de ella
Yo misma que la chica que va a concebir hijo
no sufra dolor del niño que va a nacer
Este sáude lo canta la madre acostada”
(Ganiméide, Ekarái)

Origen de la estrella Nininapiagóde


“Nininapiagóde eran cuatro hombres. No aguantaron tanta maldad en esta tierra.
“Descansaremos más arriba y nadie puede molestarnos”, dijeron.” (Ihmái, Bái)

Origen de las estrellas Dayáde


“Dayáde dijeron: “Vamos a ir al cielo, vamos a deshacernos y vamos a ir al
cielo”. Hasta ahora están alumbrando abajo. Son puro hombres. Como acá había mucha
maldad, aquí en esta tierra, ahora están allá tranquilos. Dijeron: “Vamos a ir tres en un
grupo”. Ahora están allá descansando tranquilos.” (Ihmái, Bái)

Origen de la estrella Akesúa


“Akesúa, una estrella, era una mujer muy hermosa. Cuando se fue hacia el lado
del Sur ella dijo: “Yo voy así pero que nadie me mire, ninguno de la familia (sib)
dosapéi, me mire. Porque cuando yo mire, si uno me mira yo me muero. Y por eso no
la miran.” (Umaríne, Ekarái)

La Luna, el Soriocó, el Anta y el origen de la muerte


“Los árboles o animales se comparaban entre ellos y recomendaban a los
hombres que se hicieran como ellos. La Luna también vino y dijo: “¿Por qué no hacen
ustedes como yo, si una vez muero, vuelvo a vivir, si muero, me desmayo siempre pero
resucito y vivo de nuevo, yo salgo y sigo viviendo, viviendo y nunca muero”. El Anta
también entró y les dijo a los primitivos hombres ayoreo: “¿Por qué no usan como yo
vivo y entran ustedes en la vida que yo tengo? Si ustedes entran van a ser grandes y
nunca van a ser flacos. Yo nunca vivo flaco, siempre estoy gordo.” El Soriocó (un

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árbol) también entró y dijo: “¿Por qué no hacen ustedes como yo? Así nunca llegarían a
viejos, si ustedes comienzan a ser viejos se pelan la cáscara como yo y entonces
nuevamente serán jóvenes, como yo que vivo siempre haciendo así.” Así, estos tres les
hicieron estas preguntas a los primitivos Ayoreo. Y ellos se pusieron a pensar. Pensaron
en lo que dijo Soriocó, si tenían la forma de él nunca la persona llegaba a su vejez; ya
sea hombre o mujer nunca llegaba a su vejez. Si era viejo se sacaba su cáscara y llevaba
la piel como niño. Y los primeros hombres miraron a Soriocó y vieron que de noche
peló su cáscara y al día siguiente era nuevito. Con la Luna probaron también. También
pensaron mucho acerca de la vida de Toborochi (Kukó) y de un bejuco (Asnosekatadé)
que tiene forma de bola y que siempre retoña, brota de la tierra para arriba, es un bejuco
que si uno lo corta de vuelta retoña de la tierra. Y esos árboles tienen mucho poder,
mucha vida. Los hombres pensaron en seguir la vida de uno de estos árboles, o la Luna,
pero ninguno quiso seguir a estos, sino que pensaron que les resultaría mejor seguir al
Anta. Pero al final supieron que Anta era mentiroso y que los había engañado de una
forma muy fea. Y le dijeron: “¿Cómo? Nosotros íbamos a ser grandes, nunca
estaríamos flacos, eso era lo que usted nos había prometido” Pero Anta no les respondió
nada. Así, los hombres siguieron al Anta y la gente sigue muriendo.” (Samáne,
Homoné)

41
Mitos cataclismáticos

Gedekesnasóngi. Destrucción de un mundo por agua


“Había un Ayoreo que fue a la cazada. Más allá, lejitos ya de su casa, de su
campamento, oyó una voz, un ruido, una voz de gente que estaba ahí a su lado. El temía
ir a ver tal cosa, qué era lo que estaba sucediendo allí, si es que había algún hambre
enfermo, pues se oía ruido como de uno que está enfermo. Y se fue; mas no se animó a
ver y se volvió. Se fue de nuevo hasta allí, pues no sabía de quien era este ruido. Se fue
y vio un hombre que era parecido a él. Entonces le dijo: “Venga conmigo a mi
campamento”. Se volvió este hombre, no fue más adelante y se volvió al campamento
con este otro hombre diferente, que tenía forma de hombre, mas era de otra raza (clase).
Cuando ya estaban cerca del campamento, ¡uh!, el extraño sintió mucha calor que venía
del campamento. Pero el Ayoreo forzó a este extraño a que fuera al campamento, mas
como él no quería y hacía mucha fuerza para alejarse, el Ayoreo lo arrastró con toda su
fuerza, y lo forzó no más a entrar. Con toda su fuerza el Ayoreo lo metió en el campa -
mento. Y cuando llegó allá dijo a su gente: “Que nadie me tenga envidia (recelo) de
este hombre que es diferente de nosotros. Aunque es de otra raza yo quiero que sea mi
hijo”. Habiéndose ya acostumbrado el extraño a estar con la gente, un día el padre se
fue a la cazada con él. Y, allá en el monte, lo invitó a que descansara y buscara alguna
cosa para tomar; agua o chipói (tubérculo que posee agua en su interior). Le dijo: “Pro-
cure un poco de agua para mí. Cuando yo vuelva, voy a tomar”. Volvió el padre y había
harta agua en una vasija, mas no entendía el Ayoreo de donde había sacado el extraño
esta agua. Fue de nuevo el padre de cazada y pasó lo mismo. Entonces se fue a un lado,
escondido y observó al hijo, buscando de dónde venía esta agua. Le había mandado que
trajera agua para que él tomara. El hijo trajo un chipói chico y su padre dijo: “Eso no es
suficiente para mí”. Y le ordenó que trajera más. Y mientras el padre hacía como que
miraba por otro lado el hijo agarró su cabello y lo exprimió y enseguida vació harta
agua. Pero su padre vio que estaba exprimiendo su cabello y que de su cabello salía
agua y tuvo un poco de temor de él. Decía: “Yo estoy criando un hombre que fabrica
agua”. Cuando el Ayoreo llegó a su campamento contó a su mujer lo que había pasado
con el chico: que él mismo sacaba agua de su cabello. Y de ahí descubrieron que era
Gébi, y le pusieron este nombre que quiere decir la lluvia que está allá en las nubes. Y
ya sabían todos que el muchacho era Gebí. Una vez su padre salió de nuevo, a la cazada
mas Gebí no quiso salir pues quería quedarse en la casa. Y los otros chicos estaban
jugando un juego de los Ayoreo que es patearse uno al otro e invitaron a Gébi. Este,
primeramente, cuando comenzaron los chicos a invitarlo a su juego, empezó a hacer
una casita. Luego, cuando las chicas lo patearon, ya se cansó Gebí de que lo patearan
tanto y comenzaron a salir de él relámpagos. Y enseguida comenzó a tronar fuerte.
Tronaba el cielo hacia los muchachos y comenzó a venir agua. Pararon entonces de
jugar porque ya veían que venía esa tempestad. A todos los chicos buenos que no lo
habían pateado Gebí los traía debajo de su casa, pero no recibía en ella los que lo habían
pateado. Y todos estos chicos malos se volvieron animales, ranas. Lloraron mucho estos
chicos por miedo del agua y se volvieron animales de río, ranas y peces. A los demás
Gebí los llevó con su casa al cielo pues el agua fue subiendo, subiendo de a poco y con
ella subió la casa”. (Rosadé, Ekarái)

El rayo y la gran inundación


Esta historia ocurrió después del Diluvio, en la época de la generación nueva,
cuando ya eran todos inteligentes. Un día, un hombre Etakóri llamado Nupayiedé
encontró al Rayo. Este Etakóri se había ido a melear lejos, y más allá oyó una voz

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fuerte que gritaba de dolor. Nupayiedé, después que escucha el grito del hombre herido,
tuvo mucho miedo de esa persona porque su voz se oía muy diferente que la voz de la
gente. Pero se esforzó, tuvo coraje, y se fue acercando hasta que miró adonde estaba el
hombre y vio que era el Rayo, que se había caído del cielo y estaba muy débil por la
caída. Se había resbalado al romperse una rama de un árbol y había caído
inmediatamente al suelo y de ahí no pudo levantarse más, revolcándose por todos lados.
El Rayo también lo vio al hombre. Entonces éste le preguntó: “¿Qué es lo que ha
pasado?”. Y el Rayo le contestó: “Si usted es un hombre bueno, yo le ruego que me
atienda y entonces yo lo llamaré (usted será) ‘mi padre’”. Entonces el hombre le dijo:
“Bueno, yo te voy a atender y tu vas a ser mi hijo”. Y enseguida lo empezó a curar: lo
levantó de la tierra donde tenía clavado su brazo y toda su pierna y enseguida el Rayo
estuvo bien fuerte, porque no tenía ninguna quebradura.
El Rayo era de igual forma que la gente, pero tenía el cabello largo y recogido
de modo que no se veía y parecía invisible. El Rayo quedó muy contento con la ayuda y
el hombre le dijo: “Vamos a mi campamento, usted va a ser mi hijo’. Y enseguida el
Rayo se fue caminando atrasito de él hasta el campamento, mientras el hombre pensaba:
“Nunca en toda nuestra vida hemos visto casos así, diferentes; yo soy el primero que
voy a hacer ver a mi gente esta cosa milagrosa”. Porque el Rayo no tenía la apariencia
de la gente, era diferente, pero se mostraba como gente. Más allacito, cuando ya estaban
cerca del campamento, el Rayo dijo que no quería entrar por el calor de los fuegos que
hacían, porque en el lugar en el que él había vivido, en las nubes, sólo había agua y frío
y no conocían ni el calor ni el fuego. Cuando llegaron, su padre le ordenó que entrara al
campamento, pero él no quería entrar. Tanto le rogó su padre que, a pesar del fuerte
dolor que le causaba el calor del fuego, el Rayo entró, pero enseguida empezó a gritar y
quería salir afuera, hasta que su padre lo prendió para que entrara y se acostumbrara a
estar con él en el campamento. El hombre, el padre del Rayo, no quería que nadie le
hablara mal ni matara a su hijo. Cada vez que él salía a melear o a cazar lo llevaba
contigo. Un día se fueron lejos buscando que melear y más allá tuvieron sed. Entonces
el padre le dijo al hijo que fuera a buscar una raíz de chikói (chipói: raíz acuosa) que
tiene agua. Así que el chico se fue a buscar la raíz, cavó un poquito, pequeñito, y le
trajo una raíz a su padre. Pero su padre tenía mucha ansia de tomar agua y el chikói que
había traído su hijo no tenía ni un poquito de agua, no daba lo suficiente para tomar.
Así que el padre que estaba meleando arribita de un palo (árbol), clamó contra el hijo
porque tenía mucha sed y dijo: “Saqué miel, pero estoy con problemas porque tengo
mucha sed”. Entonces el hijo sacó el porongo de calabaza que ocupaba de vasija y,
mientras su padre miraba a otro lado, empeñó a oprimir sus largos cabellos invisibles y
a sacar agua de ellos hasta que llenó la vasija, y no ocupó la plantita que había sacado
de la tierra. Enseguida le dijo a su padre: “Ven a tomar agua, aquí hay agua”. El padre
no sabía cómo hizo para sacar agua, porque la plantita que el hijo trajo era muy chica y
no podía dar agua. Así que no estaba muy convencido y pensó: “Yo voy a ver cómo ha
hecho mi hijo, porque esa agua no es agua de chikói”. Al otro día comenzaron otra vez
a buscar miel y el padre volvió a estar con sed y mandó otra vez a su hijo a que busque
chikói. Nosotros, los Ayoreos, tenemos costumbre de ocupar una soga para subir a un
palo cuando un pico (panal) de abejas está alto y no se puede tumbar. El padre ocupó
una soga de éstas para subir a un palo donde había un pico (panal) y desde allá buscó
una forma de cómo poder ver cómo hacía el hijo para sacar agua. Y miró. Y cada vez
que el hombre miraba, el chico no hacía nada porque no quería dejarse ver por su padre
cómo se exprimirse los cabellos. Así que cuando su padre trabajaba, él comenzaba a
oprimirse los cabellos y chorreaba pura agua de ellos. Hasta que en un momento su
padre miró y vio que sacaba el agua de sus cabellos, y entonces tuvo miedo porque él

43
sabía que su hijo era diferente de él y pensó: “Ese chico había sido no más”. Un día el
padre se fue a melear y se olvida de que no quería que nadie lastimara a su hijo, porque
él no era de la raza de su gente y no sabía su idioma. Se olvidó y lo dejé en el
campamento. Más allá se dio cuenta de que había olvidado a su hijo y exclamó: “Me
olvidé a mi hijo al fin!”. El no quería que se quede ahí en el campamento, y ese mismo
día, tardecido ya, el chico desapareció. Antes, los chicos Ayoreo tenían costumbre de
jugar a las patadas. Cada chico tenía su grupo y jugaban a vencer pateándose entre ellos.
Así que los otros chicos del campamento lo invitaron al chico, al Rayo, a jugar con
ellos: vamos a jugar”. El chico aceptó, pero hizo una carpita, antes de comenzar a jugar,
y puso todas las cosas de su padre ahí abajo. Cuando terminó, empezó a jugar y los
otros comenzaron a patearlo. Cada vez que lo pateaban, él sentía el dolor de la patada,
levantaba el brazo para defenderse y entonces lo salía un relámpago del sobaco. Los
demás chicos no entendían por qué pasaba esto, no sabían que estaba haciendo el chico,
pero lo dejaron jugar y lo siguieron pateando hasta que él se cansó. Y llegaron los
propios padres del cielo con los rayos, para atacar a la gente del campamento y poder
alzar otra vez al cielo al chico que era su propio hijo. Nupayiedé no era su verdadero
padre. Su padre propio estaba en el cielo. Así que los rayos vinieron del cielo a atacar a
la gente del campamento porque estaban haciendo daño a su hijo, vinieron para poder
matarlos a ellos. Empezó a llover desde el cielo y al principio era muy poca el agua,
pero el chico sabía que ese día iba a llover fuerte. Se vino una lluvia tan fuerte que toda
la gente empezó a temblar de miedo. Todos estaban muy cansados y con mucho frío. El
chico éste, el Rayo, entra en su casita para protegerse de la lluvia, pero no hubo tiempo
para que las demás gentes hagan casitas. Como él sabía que iba a llover fuerte, procura
primeramente hacer una casita antes de ir a jugar. Así que cuando llovió, el chico entró
a refugiarse y estuvo tranquilo ahí, hasta que se cansaron los propios padres de él de
que hiciera llover. Ellos querían derrumbar la casita de él también, pero el chico no
quiso y les dijo: “Ustedes son malos, no me quieren a mí, y ahora yo tampoco los
quiero a ustedes porque quieren derrumbar mi casita”. Entonces, por su decisión y por
causa de las aguas, las gentes se deshicieron, se cambiaron haciéndose al modo de los
bichos de toda clase que andan en los ríos, pescados, sapos, ranas. El agua siguió
cubriendo todo y la casita del Rayo se fue, despacio, encima del agua, flotando. Aunque
el agua subiera hasta más arriba, subía encima la casita del Rayo. Así, hasta que se
hundió no más toda la gente que había alrededor de él, y se cambiaron en todos esos
bichos, ranas, sapos, que hay en el río. El padre, que se había ido a melear y se había
olvidado del chico, cuando comenzó a llover todavía estaba en el monte. Entonces, el
chico tuvo pena por su padre y, como era un brujo poderoso y tenía poder para librarse
él, librar a su padre y a la mujer de su padre los ayudó, aunque estaba lejos, y de allá
hizo venir a su padre y a su madre andando sobre el agua, sin hundirse, hasta que
llegaron a la casita de su hijo y se metieron ahí. El salvó a su padre y a su mujer porque
lo habían cuidado mucho, y ahora él los quería mucho. Por eso los salvó del agua. Los
rayos venían del cielo para poder hacer subir rápido el agua. El agua levantaba con
fuerza los rayos, cada vez más alto, para poder llevar al cielo la casita, hasta que llegó
al cielo. Así que hasta este tiempo están en el cielo el hijo y los padres y no han vuelto
más a la tierra.” (Tayéde, Diháide)

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Ciclo de Susmaningái (El coraje)

Susmaningái organiza la gran fogata


“No hubo otra persona que hiciera la fogata, sólo Susmaningái la hizo. El Alguacil
era ayudante del Coraje, ellos hicieron la fogata. Era para probar a todas las personas, para
saber si tenían coraje; como Susmaningái tenía. Porque era el Coraje mismo el que hacía
esto. Entonces, los que no tenían coraje quedaron locos, con la cabeza sin sentido. Por eso,
Samáne que contó eso a Luciano quedó loco. Primero vino Quebrahuesos y Susmaningái
lo botó a la fogata. El Quebrahuesos resistió la prueba, no quedó loco, nada. Entonces
Susmaningái decidió que sería asuté. El segundo fue otra especie de quebrahuesos, más
pequeño, lo botó también a la fogata pero no le hizo nada. Entonces vino otra clase de
buitre. Entonces lo botó y salió, pero no quiso que lo botaran por segunda vez, y puso su
cabeza en el fuego y el fuego le peló la cabeza. Al Carancho lo botó y salió sin ningún
defecto. Entonces Coraje dijo que lo había igualado y que sacarían mucho provecho de él.
Hay mucho más para contar pero no voy a contar porque es puyák, sólo un poquito más
voy a contar. Después vino el Oso Melero, que seguramente no estaba muy animado para
entrar. Entonces cuando llegó cerca del fuego, se volvió a afuera. Entonces quedó loco,
loco. Alguacil lo hizo dar muchas vueltas para que quedara loco. Todos apagaron la
fogata. Tan grande fue el número de los que entraron en la fogata, que la apagaron. El
Pavo Mutún llegó último y se volcaba en las cenizas por eso quedó gris su plumaje. Si
cuento todo desde el principio, entonces habría mezcla de los que son locos y de los que
no son locos. La historia hace loco al que la cuenta y se queda sin tanto poder. Esta
historia es puyák para contar. Hay peleas y matanzas entre la gente.” (Rosadé, Ekarái)

45
Mitos de origen

Origen de la Araña
“Cuando la Araña era persona, era una hábil tejedora. Ella tejía sus mantas que la
protegían contra el frío, por eso ella no tenía enfermedades. Pero la gente le tenía mucha
envidia porque la Araña tenía muy buena vista y tejía muy bien. Entonces la gente decidió
arruinarle los ojos. Ella quiso vengarse de la gente, entonces les dijo que a los que entraran
en su cerco les rompería la cadera. Como la gente seguía entrando en su cerco, ella quebró
la cadera a muchos hombres y mujeres. Para vengarse, los hombres decidieron matarla, y
además como le tenían mucha envidia, decidieron arruinarle el cerco. Antes de que la
mataran, porque ella era daihnáne (shamán) y sabía que la iban a matar, ella dejó sus
enseñanzas. Ella dijo que se iría a vivir en el hueco de los árboles y que cubriría los
panales de los árboles, y prohibió que la gente comiera de esa miel. Si alguien come de esa
miel se quiebra el hueso de la cadera. También enseñó un canto que sirve para producir la
quebradura en la cadera y también para curarla”. (Isé, Yodí)

Origen del poder shamánico (1ra versión)


“Un perro lo persiguió a Puhopié. Este estaba escapándose pero el perro iba
detrás de él: era un perro no más. Iba corriéndolo hasta que lo obligó a subirse a un
árbol que se llama gasnúa, que es una planta muy espinosa. Puhopié era igual que un
Ayoreo pero tenía manchas como las del tigre; no lo sé con certeza pero seguramente es
hombre. Cuando ya lo estaban matando también participaron las mujeres. Cuando
intentaron matarlo en la planta a la que se habla subido, algunos hombres trataron de
lancearlo, pero no pudieron. Y otros sí lo alcanzaron con sus lanzas. Pero fue el perro el
primero que lo alcanzó porque tiene olfato. Por fin, entre todos lo mataron. Si lo hubie-
ra matado una persona sola no habría puhopié más que en esa persona, pero al matarlo
entre todos ya hay puhopié también en todos. Por esto, cuando era Ayoreo Kuyá, el
frijol amargo, tenía puhopié, y ahora los Ayoreo le tienen miedo. Si una persona se
encuentra con kuyá tiene que quemarlo haciendo fuego en su tronquito, de lo contrario
kuyá lo hace soñar y lo hace poner amarillo. Esto es así; porque kuyá tiene mucha
puhopié: si uno duerme con kuyá a la cabecera de la cama sueña y se pone amarillo por
la puhopié que esa planta tiene. También Chuguperésná y Kiakiái fueron de los que
mataron a Puhopié y los dos tenían puhopié por haberlo matado. Chuguperésná era
mujer y Kiakiái hombre; ella se llamaba Nanukutó, porque vieron que era una mujer
grande, y él, Disiadé, porque no era muy grande sino más bien chico. Disiadé quiere
decir que era un buen chico, y el nombre de Chuguperésná era Nanukutó, que es un
nombre no más, que no tiene traducción. Como tenía mucha puhopié, Chuguperésná se
comía las enfermedades graves que extraía de los enfermos. En nuestros días algunos
kucheráne (estirpes) tienen más puhopié que otros, por ejemplo, los etakoróne (los
miembros de la sib etakóri) y los chikenóne (los miembros de la sib chikenói). El
primero que mató a puhopié fue el perro que era etakóri (nombre de una sib), después
un chikenói (nombre de una sib), no sé quién era pero era chikenói, y después un
pikanerái (nombre de otra sib). A estos tres kucheráne viene más puhopié porque ellos
fueron quienes primero mataron a Puhopié: el primero fue etakóri, el segundo,
chikenói, el tercero y el cuarto no sé con seguridad pero fueron pikanerái o dosapéi (el
nombre de una sib). Esos cuatro fueron los que mataron bien a puhopié en la planta,
después llegaron los demás. Los otros no querían que etakóri lo matara antes que ellos
llegaran, pero etakóri quería matarlo antes que los demás, de manera que antes que
llegaran él estaba cerca de Puhopié y la mató antes que llegaran los otros.” (Samáne,
Gipesnái)

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Origen del poder shamánico (2da versión)
“La puhopié viene de Kachuí (gusano). Cuando Kachuí era hombre fue
deshecho por su propia gente. El plantaba su tabaco y los demás lo envidiaban al ver
todo lo que el tenía en su huerto. Entonces ellos lo maldijeron, y como eran muchos
más que él, la voz de ellos era mucho más fuerte, poderosa y ya comenzó a deshacerlo;
ya se estaba convirtiendo en animal, el kachuí. Aunque ellos querían despacharlo lejos,
él no quería salir de la planta donde se había escondido; cada vez se metía más abajo de
su planta de tabaco y por eso se transformó en gusano. Esos mismos gusanos existen
ahora debajo de las plantas de tabaco y lo comen. Pero como Kachuí antes de
transformarse era daihsnái y muy poderoso, había maldecido y bendecido a su planta de
tabaco: ‘Cualquiera que coma de esta planta que estoy cultivando se volverá daihsnái’,
y nadie podía modificar más lo que él había dicho, de manera que así quedó para
siempre en el tabaco, y hasta hoy de él sale el poder de los daihsnáne: cualquiera que
quiera ser daihsnái toma jugo de tabaco y se vuelve daihsnái como kachuí. Puhopié
viene de la palabra de kachuí. Aunque los Ayoreo de ahora no hayan escuchado la voz
de kachuí cuando era persona, pueden hacerse daihsnáne (shamanes); saben que el
tabaco tiene poder a causa de la bendición de Kachuí. Así que nosotros los Ayoreo
sabemos que hay uhopié en el tabaco por causa de la palabra de kachuí. Kachuí podía
adivinar todo, y su voz tenía poder también. El podía hacer daño y también podía curar
de modo que cuando uno de nosotros toma este jugo, ya le ocurre lo mismo. Se duerme
y el espíritu comienza a andar de noche y ya puede hacer daño. Cuando uno sabe el
poder de kachuí puede hacer lo mismo, porque él era un daihsnái que podía maldecir.
Puhopié es la voz de kachuí, y uno puede tenerla cuando toma jugo de tabaco. En
cuanto bebe viene puhopié como voz del kachuí y ya comienza a hablar junto a él. Y él
sueña como daihsnái.” (Rosadé, Diháide)

Origen del poder shamánico (3ra versión)


“Puhopié era un hombre de la familia de dosageóde al que perseguían un grupo
de Ayoreo para matarlo y no sé por qué fue que lo quisieron matar, pero como él era
muy poderoso éstos invitaron a varios grupos para que también lo persiguieran y lo
mataran. Para escaparse él corrió y más allá se subió a un árbol muy alto que se llama
nahuá (o dajuá). También las mujeres venían a golpearle, y como este Puhopié tenía
puhopié, cuando lo golpeaban al que le chorreaba su sangre ya se convertía en daihsnái,
a cualquiera que le cayera sangre encima se convertía en daihsnái. Cualquiera que
quisiera podía subirse a ese árbol, y si le caía mucha sangre se convertía en un daihsnái
ku…ávi y a quien le cayera poca se transformaría en un daihsnái de menor poder. El
primero que encontró a Puhopié en el árbol fue un perro que lo perseguía. Como los
perros tienen un poco de puhopié tienen olfato y pueden oler muchas cosas. El dueño
del perro, que era etakóri, pensando que el animal habla encontrado alguna presa,
cuando llegó miró para arriba y supuso que en el árbol habla un tigre al ver las manchas
del Puhopié, de modo que llamó a los demás Ayoreo que estaban en el campamento
para que fueran a ayudarle a matar a ese tigre. Salieron del campamento todos, hombres
y mujeres, y fueron dónde estaba el dueño del perro para ayudarle a matar a ese animal.
Iban muy despacio y el dueño del perro seguía gritando, pensando que era un tigre. El
grupo decía que el hombre se esforzara para que no se escapara el tigre, pensando
también que era un tigre (porque el hombre ve a las manchas dibujadas y pintadas de
Puhopié). Llegaron pensando que era un tigre y dijeron de limpiar bien el terreno unos
cinco metros alrededor del árbol para que cuando el animal saltara no pudiera escapar y
ellos pudieran matarlo. Y entonces el hombre dueño del perro le tiró con su maza, pero
este etakóri ya estaba volviéndose daihsnái. Y otro hombre un chikenói le tiró más

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arriba, pero como le dio con mucha fuerza chorreó mucha sangre sobre él, se convirtió
también en daihsnáne y comenzó a temblar como el etakóri que es como tiemblan los
daihsnáne. Así fue que varios se volvieron daihsnáne kuchávi (poderoso) porque ellos
golpearon a Puhopié sin miedo. Lo golpeaban en cualquier parte. Se volvieron brujos
varios porque ellos lo golpeaban sin miedo. Vieron al perro que estaba como fatigado,
no porque estuviera cansado sino porque estaba volviéndose daihsnái también. Cuando
esto ocurrió este perro era perro no más, aunque antes también había sido persona.
Como estaba diciendo, como el hombre que era chikenói también golpeó muy fuerte a
Puhopié chorreó mucha sangre y se volvió daihsnái enseguida. Ya podía adivinar y
venían los espíritus a decirle que iba a ser un gran daihsnái y que iba a librar a su gente
de las enfermedades. También cantó un sáude el chikenói que decía: ‘Este animal que
ha golpeado / no es un animal sino Puhopié / y ahora yo voy a hacer lo que él quiera. /
Voy a ser un gran daihsnái y voy a cuidar a mi gente de cualquier enfermedad’. La
hermana de este chikenói lo vio que estaba volviéndose daihsnái y quiso que le
ocurriera lo mismo. Entonces golpeó ella también a Puhopié y se volvió como su
hermano. Ella también cantó, pero yo no sé el canto. Al final ya lo mataron y entre
todos tenían a Puhopié. Puhopié estaba deshecho y disperso entre todos los que habían
ido a matarlo, de modo que todos éstos se volvieron daihsnáne. Emprendieron el
regreso pero no podían caminar bien, estaban como borrachos y se chocaban unos con
otros. Cuando llegaron al campamento contaron a los que habían quedado que ese
animal no había sido tal sino que había sido Puhopié; dijeron: ‘Este animal no era
animal, había sido Puhopié. Por eso hemos venido así; como borrachos, y ya somos
todos daihsnáne. El chikenói empezó enseguida a matar enfermedades. Y los que
habían quedado en el campamento los querían mucho a todos estos daihsnáne porque
podían curar. Ellos decían: ‘¡Por qué no habré ido yo con ellos a matar a ese animal!’.
Y a otros les gustaba la tarea de los daihsnáne el poder curar tan fácilmente. Esos
daihsnáne usaban muchas maneras para curar. Agarraban la enfermedad con la mano o
la sacaban con la boca, o de su costado, de la costilla; o también de la punta de su maza
o de la lanza. Ponían solamente la punta y ya ésta agarraba y quitaba la enfermedad.”
(Samáne, Diháide)

Puhopié entrega poder a los animales


“El tigre, tanto el macho como la hembra, es hijo de Puhopié, salió de ella.
Aharaméi, el armadillo, también; si un Ayoreo habla mal o no lava sus manos después
de comer armadillo, aharaméi, él le hace daño, porque él también salió de Puhopié, con
su hembra. Por eso el tigre, karatái, tiene puhopié, y aunque aharaméi no tenga
puhopié, si uno no se lava las manos, puede que sueñe y él lo maldice en el sueño. Esto
es así porque ellos no nacieron de una persona sino de la misma Puhopié. Aharaméi era
una persona. Cuando salió de Puhopié tenía forma de persona, pero después se
convirtió en aharaméi. Su nombre antes era Yerehéi, pero después se convirtió en
aharaméi. La hembra salió junto con él cuando salió de Puhopié. También la tortuga.
Puhopié la hizo salir de su costado junto con su hembra. Karusnangé, un árbol, fue
sembrada por Puhopié. Cuando Puhopié la hizo salir era persona. Pero ella se paró ahí,
y entonces Puhopié le dijo: ‘Bueno, entonces usted será planta’. En el mismo lugar se
quedó ya como planta.” (Rosadé, Ekarái)

El rayo y la gran inundación


Esta historia ocurrió después del Diluvio, en la época de la generación nueva,
cuando ya eran todos inteligentes. Un día, un hombre Etakóri llamado Nupayiedé
encontró al Rayo. Este Etakóri se había ido a melear lejos, y más allá oyó una voz

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fuerte que gritaba de dolor. Nupayiedé, después que escucha el grito del hombre herido,
tuvo mucho miedo de esa persona porque su voz se oía muy diferente que la voz de la
gente. Pero se esforzó, tuvo coraje, y se fue acercando hasta que miró adonde estaba el
hombre y vio que era el Rayo, que se había caído del cielo y estaba muy débil por la
caída. Se había resbalado al romperse una rama de un árbol y había caído
inmediatamente al suelo y de ahí no pudo levantarse más, revolcándose por todos lados.
El Rayo también lo vio al hombre. Entonces éste le preguntó: “¿Qué es lo que ha
pasado?. Y el Rayo le contestó: “Si usted es un hombre bueno, yo le ruego que me
atienda y entonces yo lo llamaré (usted será) ‘mi padre’”. Entonces el hombre le dijo:
“Bueno, yo te voy a atender y tu vas a ser mi hijo”. Y enseguida lo empezó a curar: lo
levantó de la tierra donde tenía clavado su brazo y toda su pierna y enseguida el Rayo
estuvo bien fuerte, porque no tenía ninguna quebradura.
El Rayo era de igual forma que la gente, pero tenía el cabello largo y recogido
de modo que no se veía y parecía invisible. El Rayo quedó muy contento con la ayuda y
el hombre le dijo: “Vamos a mi campamento, usted va a ser mi hijo’. Y enseguida el
Rayo se fue caminando atrasito de él hasta el campamento, mientras el hombre pensaba:
“Nunca en toda nuestra vida hemos visto casos así, diferentes; yo soy el primero que
voy a hacer ver a mi gente esta cosa milagrosa”. Porque el Rayo no tenía la apariencia
de la gente, era diferente, pero se mostraba como gente. Más allacito, cuando ya estaban
cerca del campamento, el Rayo dijo que no quería entrar por el calor de los fuegos que
hacían, porque en el lugar en el que él había vivido, en las nubes, sólo había agua y frío
y no conocían ni el calor ni el fuego. Cuando llegaron, su padre le ordenó que entrara al
campamento, pero él no quería entrar. Tanto le rogó su padre que, a pesar del fuerte
dolor que le causaba el calor del fuego, el Rayo entró, pero enseguida empezó a gritar y
quería salir afuera, hasta que su padre lo prendió para que entrara y se acostumbrara a
estar con él en el campamento. El hombre, el padre del Rayo, no quería que nadie le
hablara mal ni matara a su hijo. Cada vez que él salía a melear o a cazar lo llevaba
contigo. Un día se fueron lejos buscando que melear y más allá tuvieron sed. Entonces
el padre le dijo al hijo que fuera a buscar una raíz de chikói (chipói: raíz acuosa) que
tiene agua. Así que el chico se fue a buscar la raíz, cavó un poquito, pequeñito, y le
trajo una raíz a su padre. Pero su padre tenía mucha ansia de tomar agua y el chikói que
había traído su hijo no tenía ni un poquito de agua, no daba lo suficiente para tomar.
Así que el padre que estaba meleando arribita de un palo (árbol), clamó contra el hijo
porque tenía mucha sed y dijo: “Saqué miel, pero estoy con problemas porque tengo
mucha sed”. Entonces el hijo sacó el porongo de calabaza que ocupaba de vasija y,
mientras su padre miraba a otro lado, empeñó a oprimir sus largos cabellos invisibles y
a sacar agua de ellos hasta que llenó la vasija, y no ocupó la plantita que había sacado
de la tierra. Enseguida le dijo a su padre: “Ven a tomar agua, aquí hay agua”. El padre
no sabía cómo hizo para sacar agua, porque la plantita que el hijo trajo era muy chica y
no podía dar agua. Así que no estaba muy convencido y pensó: “Yo voy a ver cómo ha
hecho mi hijo, porque esa agua no es agua de chikói”. Al otro día comenzaron otra vez
a buscar miel y el padre volvió a estar con sed y mandó otra vez a su hijo a que busque
chikói. Nosotros, los Ayoreos, tenemos costumbre de ocupar una soga para subir a un
palo cuando un pico (panal) de abejas está alto y no se puede tumbar. El padre ocupó
una soga de éstas para subir a un palo donde había un pico (panal) y desde allá buscó
una forma de cómo poder ver cómo hacía el hijo para sacar agua. Y miró. Y cada vez
que el hombre miraba, el chico no hacía nada porque no quería dejarse ver por su padre
cómo se exprimirse los cabellos. Así que cuando su padre trabajaba, él comenzaba a
oprimirse los cabellos y chorreaba pura agua de ellos. Hasta que en un momento su
padre miró y vio que sacaba el agua de sus cabellos, y entonces tuvo miedo porque él

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sabía que su hijo era diferente de él y pensó: “Ese chico había sido no más”. Un día el
padre se fue a melear y se olvida de que no quería que nadie lastimara a su hijo, porque
él no era de la raza de su gente y no sabía su idioma. Se olvidó y lo dejé en el
campamento. Más allá se dio cuenta de que había olvidado a su hijo y exclamó: “Me
olvidé a mi hijo al fin!”. El no quería que se quede ahí en el campamento, y ese mismo
día, tardecido ya, el chico desapareció. Antes, los chicos Ayoreo tenían costumbre de
jugar a las patadas. Cada chico tenía su grupo y jugaban a vencer pateándose entre ellos.
Así que los otros chicos del campamento lo invitaron al chico, al Rayo, a jugar con
ellos: vamos a jugar”. El chico aceptó, pero hizo una carpita, antes de comenzar a jugar,
y puso todas las cosas de su padre ahí abajo. Cuando terminó, empezó a jugar y los
otros comenzaron a patearlo. Cada vez que lo pateaban, él sentía el dolor de la patada,
levantaba el brazo para defenderse y entonces lo salía un relámpago del sobaco. Los
demás chicos no entendían por qué pasaba esto, no sabían que estaba haciendo el chico,
pero lo dejaron jugar y lo siguieron pateando hasta que él se cansó. Y llegaron los
propios padres del cielo con los rayos, para atacar a la gente del campamento y poder
alzar otra vez al cielo al chico que era su propio hijo. Nupayiedé no era su verdadero
padre. Su padre propio estaba en el cielo. Así que los rayos vinieron del cielo a atacar a
la gente del campamento porque estaban haciendo daño a su hijo, vinieron para poder
matarlos a ellos. Empezó a llover desde el cielo y al principio era muy poca el agua,
pero el chico sabía que ese día iba a llover fuerte. Se vino una lluvia tan fuerte que toda
la gente empezó a temblar de miedo. Todos estaban muy cansados y con mucho frío. El
chico éste, el Rayo, entra en su casita para protegerse de la lluvia, pero no hubo tiempo
para que las demás gentes hagan casitas. Como él sabía que iba a llover fuerte, procura
primeramente hacer una casita antes de ir a jugar. Así que cuando llovió, el chico entró
a refugiarse y estuvo tranquilo ahí, hasta que se cansaron los propios padres de él de
que hiciera llover. Ellos querían derrumbar la casita de él también, pero el chico no
quiso y les dijo: “Ustedes son malos, no me quieren a mí, y ahora yo tampoco los
quiero a ustedes porque quieren derrumbar mi casita”. Entonces, por su decisión y por
causa de las aguas, las gentes se deshicieron, se cambiaron haciéndose al modo de los
bichos de toda clase que andan en los ríos, pescados, sapos, ranas. El agua siguió
cubriendo todo y la casita del Rayo se fue, despacio, encima del agua, flotando. Aunque
el agua subiera hasta más arriba, subía encima la casita del Rayo. Así, hasta que se
hundió no más toda la gente que había alrededor de él, y se cambiaron en todos esos
bichos, ranas, sapos, que hay en el río. El padre, que se había ido a melear y se había
olvidado del chico, cuando comenzó a llover todavía estaba en el monte. Entonces, el
chico tuvo pena por su padre y, como era un brujo poderoso y tenía poder para librarse
él, librar a su padre y a la mujer de su padre los ayudó, aunque estaba lejos, y de allá
hizo venir a su padre y a su madre andando sobre el agua, sin hundirse, hasta que
llegaron a la casita de su hijo y se metieron ahí. El salvó a su padre y a su mujer porque
lo habían cuidado mucho, y ahora él los quería mucho. Por eso los salvó del agua. Los
rayos venían del cielo para poder hacer subir rápido el agua. El agua levantaba con
fuerza los rayos, cada vez más alto, para poder llevar al cielo la casita, hasta que llegó
al cielo. Así que hasta este tiempo están en el cielo el hijo y los padres y no han vuelto
más a la tierra.” (Tayéde, Diháide)

Origen de los animales y de los hombres


“Cuando Dios, Dupáde, hizo todos los animales, los hizo de noche y él probaba
cada uno. Por eso los animales, los pájaros, todos, tienen su color. Y después, en
seguida, hizo los hombres. Dupáde alzó a uno, lo levanta y lo bota a un pozo. No le
sirve para nada a Dios. Entonces Dios lo saca y lo manda así, sin ninguna herramienta,

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sin ninguna clase de fuego. Entonces se va y se deshace en animal en el monte. Y los
que sirven, Dios los saca otra vez; entonces él los manda con fuego, con herramienta;
esas son las personas. Digamos, yo soy un puerco. Entonces Dios me bota; entonces ahí
me cambió de persona. Todos eran animales: Ayoreo y todos. Pero después que Dios
los alza, si yo soy bueno, él me pone a un lado, donde hay fuego; pero si no sirvo para
nada, él me bota completamente afuera. Entonces yo me voy para siempre animal. Pero
si sirvo, entonces Dios me aparta donde hay fuego. Ahí no puedo morir de frío y de
castigo. Eso fue también cuando Dios castigó a la humanidad. El botaba mujeres afuera
y se deshacen en sapo. Y los que son niños son otra clase, ranas (kuá). Dios botó afuera
y se deshicieron, ranas ya, kokó. Y así fue que a los buenos, Dios los botaba donde
había fuego y debajo de un techo.” (Ganiméide, Ekarái)

Incesto entre hermanos y origen de las estrellas Dayáde


“Es cosa vergonzosa que uno se case con mismo chikenói (que uno se case con
una persona de la misma sib). Los hombres no imitamos para buscar mujer a las
estrellas Dayáde. Ellos dijeron uno al otro: “Vamos a melear un pico (panal) de miel”.
Entonces fueron y también fueron sus hermanas, que son estrellas que están bien juntas.
Eran dos mujeres y dos hombres. Ellos fueron y allá durmieron las dos mujeres que son
hermanas de los dos hombres. Ellas durmieron de espalda y entonces sus hermanos
vieron que ellas estaban descubiertas, sin ropa. Entonces ellos tuvieron deseo de tener a
sus hermanas. Las tomaron e hicieron sexualidad con ellas. De ahí, entonces, por la
vergüenza de lo que ellas habían hecho, no regresaron ya al campamento, sino que
fueron con ellos al monte. Y así comenzaron ya los hombres a juntarse, a tener mujer de
la misma familia (clan). Ese es un cuento que no es muy bueno para contar porque si
uno cuenta entonces ya uno puede tener ganas de su pariente desde el tiempo que uno
cuenta. Ellos se fueron al cielo porque se deshicieron de su persona por la vergüenza de
lo que habían hecho, de tomar a sus hermanos. Por eso se fueron al cielo.” (Ekabúi,
Ekarái)

El sol hace y pinta a los animales


“El Sol, Gedé, es el que hizo todas las cosas que vemos en este mundo. Cuando
el Sol comenzó su trabajo de hacer todas las cosas, lo primero que hizo fue el Karatái
(jaguar). Trabajó de noche haciendo su forma, sus ojos y todas las pintas que tiene. Lo
segundo que fabricó fue la Paraba, un loro grande que se llama Suaresná; dibujó a
Suaresná con pintura roja. Ya estaba aclarando el día, y con la misma pintura roja pintó
al Karaté (león, puma). Fabricó también a Yokái (peta, tortuga) de noche, y le hizo la
pinta muy bonita.
Todo el mundo estaba orgulloso de sus colores, pero Totí- tavié un pajarito
chico, estaba enojado con el Sol porque no lo quería dibujar. El quería que lo dibujara
con un color bueno, si no él iba a maldecir diciendo que no iba a haber más luz. El Sol
tuvo miedo de la maldición del pajarito, así que empezó a dibujarle la cara y los ojos
con un dibujo no muy bonito. Le echó pintura roja dentro de la carita y con eso quedó
contento el pajarito, así que no maldijo al Sol.
A Chuguperenatéi (garza) también lo fabricó el Sol. Le puso un dibujo que
pintó con ceniza blanca y quedó emblanquecido. Después, en el pescuezo le hizo otro
dibujo obscuro, rojo, con pintura roja que sacó de la piedra Kurudé y que ocupó el Sol
para pintar. Después fabricó a Tigirikiá (pavo mutún) y le pintó todo su cuerno hasta
que quedó bonito. Lo pintó con dos clases de pintura: al color negro lo dibujó con una
brasa (carbón) que pasó por todo su cuerpo y al color blanco lo hizo con ceniza, y así
quedó él muy contento por sus colores. A la Sucha Kobotó (buitre) también la fabricó y

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la dibujó de color negro con la misma brasa y con eso le quedó bien. Al Kirakirái
(carancho) lo puso unas manchitas blancas con la misma ceniza y con eso ya estuvo
conforme. A un pájaro no muy grande, el Dikitadí, lo dibujó con la pintura rojita y le
pintó más la cara, entre los ojos, que en todo su cuerpo y así quedó muy rojo. Fabricó
también a Suaría (loro) y lo pintó de amarillo con pintura que venía de la saliva del Sol:
lo puso un dibujo muy bonito y con eso el loro queda muy contento. Fabricó al
Gatodehái (peji: granos) le puso las cáscaras de un palo que nosotros llamamos Ebeduá:
el Sol sacó un pedazo de cáscara, se lo puso encima y lo prendió, y con eso el Peji
estuvo muy contento. A Yahaugé (oso hormiguero) también lo fabricó y lo dibujó: le
puso una astilla muy larga en su uña, que sacó de un hierro y que por eso es muy dura.
Antes tenía un pico corto este oso, y el Sol vio que era muy corto y se lo estiró para
hacerlo crecer más y así quedó un poco más largo. Fabricó también a Eramó (urina,
gamo) y la pintó con un color no muy bueno que sacó de la saliva, y no quedó bien
pintada, medio roja, pero con eso fue suficiente para ella. Al Chabotó (murciélago) lo
fabricó también y lo puso un pedazo de tela a las alas para que pudiera volar. Fabrica al
Puerco Ñakóre (pecarí); lo pintó con pintura negra y le pintó la cara un poco blanca. Y
le escupió con su saliva y le hizo una cosa atrás que tiene olor. Dijo el Sol: “Usted no
tendrá ningún olor, mas su olor saldrá de aquí”. Por eso, si alguien lo hiere no sale olor
de ninguna parte, sólo de esa cosita. También fabricó al Hochi Tacéi (roedor) y le puso
sus dos dientes largos. A Haidabiá (torito) lo fabricó, y cuando ya estaba hecho lo untó
todo con pintura rojita. Y él estaba muy contento con su dibujo y con su colita que el
Sol hizo más larga y pintó más que el cuerpo. Fabricó también el Anta Dahusúi (tapir)
y le hizo una mano no muy buena, plana, con tres dedos no más, pero el Anta estuvo
conforme con esto. También lo escupió con la pintura negrita y con eso estuvo muy
contento el Anta. Fabricó al pájaro Asái (carpintero); cuando ya estaba fabricado lo
dibujó con ceniza en el hombro y quedó blanco, y lo escupió la cabeza y quedó roja.
Fabrica al Chuubí Miákakái (ave de rapiña) y cuando ya estaba fabricado lo pintó con
su saliva medio rojo y medio blanco. Fabricó otro Chuubí, Gakoyokí, y cuando estaba
bien fabricado lo unté todo su cuerpo con ceniza y quedó muy blanco, y con esos
colores él estuvo muy contento.” (Rosadé, Diháide)

La luna y el parto
“La Luna había dicho a las personas: “Hay que obedecerme y escuchar mis
canciones. Si no, si ustedes no me escuchan y no quieren saber mis sáude (fórmulas que
se recitan para curar) entonces las mujeres de ustedes, todas las que tengan un hijo
morirán. Pero si quieren escuchar mis sáude, y saberlos memorizar, entonces no
morirán, sino que con mis sáude podrán sanar a la mujer que está por parir.” La Luna
había dicho a las mujeres que tendrían menstruación todas las veces que ella moriría. La
mujer tiene menstruación todos los meses porque sigue engendrando, es como si la
mujer tuviera un hijo todos los meses, es lo mismo que parir. Y aunque un viejito tenga
sexualidad con una vieja, no engendra y entonces no tiene menstruación.” (Samáne,
Ekarái)

Origen de la menstruación
“La Luna había dicho a las mujeres que él haría que ellas tuvieran menstruación.
Pero Abué, una clase de cactus dijo: “Bueno, usted hará eso, pero yo voy a hacer que
ellas se sanen de su menstruación”, el cactus apagó las menstruaciones que la Luna
había prometido que tendrían las mujeres. También Chaguesné, una abejita dijo que él
podía e iba a sanar a las mujeres que tenían menstruación. La paloma Kukununatéi, que
tiene el pescuezo muy rosado, también sanó a las mujeres, pero él se descuidó y por eso

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las menstruaciones de las mujeres lo contaminaron y su pescuezo quedó rosado hasta
ahora. Pero él pudo sanar a las mujeres.” (Samáne, Ekarái)

Origen de las pertenencias de las sibs


“Esto sucedió en el tiempo de los nanibaháde (antepasados míticos). Ellos
estaban en la oscuridad y corrieron hacia la luz. Lo que cada uno veía por primera vez
le pertenecía. Así, los que llegaron primero descubrieron más cosas, estos eran chikenói
(nombre de una sib) y etakóri (nombre de una sib). Los que llegaron último tuvieron
muy pocas cosas por descubrir. Así, cada familia (sib) tuvo su pertenencia (edopasái).
(Ganiméide, Ekarái)

La Luna, el Soriocó, el Anta y el origen de la muerte


“Los árboles o animales se comparaban entre ellos y recomendaban a los
hombres que se hicieran como ellos. La Luna también vino y dijo: “¿Por qué no hacen
ustedes como yo, si una vez muero, vuelvo a vivir, si muero, me desmayo siempre pero
resucito y vivo de nuevo, yo salgo y sigo viviendo, viviendo y nunca muero”. El Anta
también entró y les dijo a los primitivos hombres ayoreo: “¿Por qué no usan como yo
vivo y entran ustedes en la vida que yo tengo? Si ustedes entran van a ser grandes y
nunca van a ser flacos. Yo nunca vivo flaco, siempre estoy gordo.” El Soriocó (un
árbol) también entró y dijo: “¿Por qué no hacen ustedes como yo? Así nunca llegarían a
viejos, si ustedes comienzan a ser viejos se pelan la cáscara como yo y entonces
nuevamente serán jóvenes, como yo que vivo siempre haciendo así.” Así, estos tres les
hicieron estas preguntas a los primitivos Ayoreo. Y ellos se pusieron a pensar. Pensaron
en lo que dijo Soriocó, si tenían la forma de él nunca la persona llegaba a su vejez; ya
sea hombre o mujer nunca llegaba a su vejez. Si era viejo se sacaba su cáscara y llevaba
la piel como niño. Y los primeros hombres miraron a Soriocó y vieron que de noche
peló su cáscara y al día siguiente era nuevito. Con la Luna probaron también. También
pensaron mucho acerca de la vida de Toborochi (Kukó) y de un bejuco (Asnosekatadé)
que tiene forma de bola y que siempre retoña, brota de la tierra para arriba, es un bejuco
que si uno lo corta de vuelta retoña de la tierra. Y esos árboles tienen mucho poder,
mucha vida. Los hombres pensaron en seguir la vida de uno de estos árboles, o la Luna,
pero ninguno quiso seguir a estos, sino que pensaron que les resultaría mejor seguir al
Anta. Pero al final supieron que Anta era mentiroso y que los había engañado de una
forma muy fea. Y le dijeron: “¿Cómo? Nosotros íbamos a ser grandes, nunca
estaríamos flacos, eso era lo que usted nos había prometido” Pero Anta no les respondió
nada. Así, los hombres siguieron al Anta y la gente sigue muriendo.” (Samáne,
Homoné)

Origen del musurucúco


“No voy a contar el principio de la historia; voy a contar la parte final. Digokói
(musurucúco, ave) era brujo, pero vio que la gente no quería escuchar lo que él
profetizaba. Entonces dijo: ‘Me transformaré en animal y les recomiendo lo siguiente:
si escuchan mi canto kukukukuku, que les sirva de señal de que va a haber un entierro;
es mala señal. Si mi canto es koé, koé, koé, éste será señal de que un joven muy alegre
se morirá. Mi canto bueno es kokokokó; ése no anuncia nada en especial; es solamente
porque quiero cantarle al día, es que será un buen día, sin desgracias’. Pero él
recomendó también: ‘Si uno de ustedes oye que canto kuku y no quiere que suceda
nada, entonces puede invertir su significado. Si oye eso, entonces puede decir: Bueno,
que sea para mí este canto pero traerá abundancia de comida; no habrá ninguna
sepultura ni otra desgracia. Si alguno escucha este canto de mala suerte, será mejor que

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diga: Que sea para mí, pero que traiga abundancia de carne. También podrán pedir que
mi canto traiga paz entre los hombres que quieran una guerra, y así no pasará nada el
día que yo cante’. También recomendó: ‘Si temen mis cantos, no los teman en los
meses de cosecha, porque ése es el tiempo en que les enseño a mis criados, a mis hijos,
para que también canten así’.” (Samáne, Ekarái)

Origen de la calabaza
“Ella misma, Kaduá, dijo a las demás personas ‘Si alguno quiere tener una
vasija, debe sacar una parte de mi cuerpo que le puede servir para hacer su vasija’. Por
eso nosotros en el monte, cuando vemos esta planta, sacamos sus calabazas y las
ahuecamos por dentro. Porque ella la recomendó, por eso lo cumplimos hasta ahora.
Hay una parte de la historia de Kaduá que es puyák. Si se la cuenta enseguida, habrá
puchíchi (enfermedad con granos) en el campamento. Y tiene sáude para sanar el
mismo puchíchi. Cuando era persona, Kadúa no era muy resistente, no tenía mucha
fuerza. Ella caminaba y se caía, entonces se lastimaba en diversas partes de su cuerpo y
la herida que Kaduá se hacía al caer era el puchíchi. Por esa causa dejó de ser persona
para ser árbol. Ella dijo: ‘Bueno, si ustedes desean tener mi calabaza, úsenla; porque yo
voy a dejar de ser persona y me voy a cambiar en calabaza. Pero les recomiendo que si
quieren tenerla, pueden tenerla, porque no soy muy dura y me pueden ahuecar’. Las
canciones las cantamos muchas veces cuando alguien tiene puchíchi y a veces el
puchíchi desaparece con las canciones de ella.” (Samáne, Ekarái)

Origen del arbusto Pusnusná


“Pusnusná, cuando era persona, era mujer y fue siempre soltera, porque ninguno
de los hombres la quería mucho, porque ella no gozaba con los hombres y también era
maliciosa y maldiciente. Ella hablaba mal de los hombres. Pusnusná consultó con
Pusnúa, un árbol igual que ella, pero sin espinas, y le dijo: ‘¿Qué va a hacer usted?’
Entonces Pusnúa le dijo: ‘Yo voy a ser alguien sin importancia y también calmaré la
guerra’. Pusnusná dijo entonces a Pusnúa. ‘Está bien lo que usted piensa hacer. Yo
también me aparto de usted pero me aparto con esta lanza y nadie se acercará a mí por
causa de mi lanza’. Su lanza son las espinas que hasta ahora tiene.” (Rosadé, Ekarái)

Origen del Garabatá


“Doriá (garabatá) era una mujer bellísima. Pero ella misma tenía hijos sin padre.
Ella vino a Dupáde para que pintara alguna parte de su cuerpo. Dupáde pintó su cabello y
quedó rojo. Entonces ella le dijo: “Es bueno que haya pintado mi cabello. Si no me
hubiera pintado no habría día”. Entonces Dupáde dijo: ‘No le conviene hablarme con esas
palabras, yo la maldigo Vd. será una mujer muy bella, pero ningún hombre la querrá’.
Después ella fue con el pájaro carpintero. Ella lo quería como marido. Cuando tuvo un
hijo en la barriga el marido la dejó. Después ella vio que ningún hombre la quería y por
vergüenza enterró la cabeza y le quedó la barriga afuera. Dupáde le había dicho que nunca
se enfermería. Y así, cuando ella dio a luz, y después de tener otro hijo, dijo: “Estoy
cansada de que ningún hombre me quiera. Me deshago de mi persona y me entierro. Y así
voy a enterrar las enfermedades como yo soy enterrada”. La cabeza (la papa) está debajo
de la tierra; la barriga son las hojas que flotan (cogollo) y el cabello rojo son las hojas
rojizas. Dejó un sáude que dice: “Martillar, martillar, martillar”. Y después de eso golpeó
la tierra con su pie. Y dijo: “Así será, que alguna enfermedad vendrá y será enterrada”.
Porque ella, por sí misma, se castigaba por la vergüenza de que nadie la quería. Por eso
enterró su cabeza y su barriga quedó afuera”. (Rosadé, Ekarái)

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Origen de un árbol
“Ella era bruja, hacía soñar a la gente muy feo, feos sueños, ese era su ataque a los
demás. Ella era muy mala y por eso la mataron. Pero ella dijo que iba resucitar y así lo
hizo. Y como tenía cabellos largos, cuando la mataron se volvió planta. Ella procuraba
hacerse de forma de persona con cabellos largos pero no podía y salía esa fruta del árbol.
(Tayadé, Diháide)

Origen de los anuncios de muerte


“Supieron por Nái. Nái es parecido a una víbora, pero parece que no tuviera
cabeza. Cuando él era persona todavía se maldijo a sí mismo: ‘Voy a deshacerme. Pero
yo voy a anunciar cosas. Como yo soy puyák nunca se va a terminar mi puyák’.
Después que se transformó hizo una prueba: ‘A ver si puedo hacer una prueba’, dijo.
Entonces se metió debajo de la tierra y salió frente a uno de los nanibaháde. Este
nanibaháde se asustó un poco. Entonces él le dijo: ‘A ver si es cierto que al que me ha
visto primero se le va a morir su pariente, su mujer o su hijo’. Y más tarde sucedió que
había muerto uno de los parientes de aquél. Después, algunos animales quisieron hacer
como hacía Nái. Por eso hay varios que hicieron también como había hecho Nai. Así
fue como Nái hizo el pigogoningái.” (Rosadé, Diháide)

Origen de la ayuda del Zorro a los oregaté (alma del viviente y del muerto) a
trasladarse al mundo subterráneo
“Es anunciación. Ayuda al oregaté a anunciar a la gente. El zorro ayuda al
oregaté. El zorro mismo prometió a la gente que haría ésto, por eso él ayuda al oregaté
a ir donde está la gente.” (Rosadé, Diháide)

Origen de transgresión a tabúes


“Lo que cuento se refiere a un nanibahái. El despedazó un oso y les dijo a los
otros: ‘Yo voy a dejar mis manos sin lavar después de haber despedazado al oso. Si me
pasa algo malo, ustedes van a hacer caso a lo que se dice y siempre que maten un oso
van a lavar sus manos’. Y ocurrió que este nanibahái soñó con el Oso. Y el Oso le
estaba hablando: ‘Si alguien me mata, usted va a sentir gran fatiga en su cuerpo; le va a
doler el brazo, la pierna, la cadera, el cuello. Antes que me cacen le va a ocurrir a usted
esto.’ Y el nanibahái tuvo fatiga, mucha fatiga. Y su papá y su mamá tuvieron pena de
su hijo que tenía fatiga. Entonces el Oso le habló otra vez en sueños. Le dijo: ‘Mejor
que usted se vaya solo, con su mamá y su papá, porque yo creo que en este lugar lo van
a matar los osos’ En efecto, al vivir en un grupo grande donde hay muchos hombres,
siempre va a tener fatiga, porque seguro que siempre va a haber algún hombre que ha
matado oso. Ese hombre que había soñado con el Oso lo soñó con figura de persona.
Era una mujer, una mujer vieja. Y esa mujer vieja se abrazó con él en el sueño, toda la
noche. Y ese Oso con forma de mujer vieja se llamaba Dikoyaté.” (Samáne, Gipésnai)

Dabudí y la anguila establecen prohibiciones


“Dabudí es la planta de la anguila y también del pescado. Su historia se parece a
la de Yodiakabiá. La anguila hizo esta recomendación ‘Ninguno arranque esta planta
porque voy a maltratar a quien arranque mi planta. He afilado los costados de las hojas
de esta planta, así que si alguno de ustedes la arranca se va a cortar la mano’. Pero los
hombres no hicieron caso de lo que dijo; la agarraron y se cortaron la mano. Aunque
habían escuchado la recomendación de la anguila, no obedecieron. Hasta ahora Dabudí
sigue teniendo filo en las hojas. Es muy poco lo que sé de esta planta, pero voy contar
lo que sé. Los hombres mostraron que Dabudí les había cortado la mano. La anguila

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dijo: ‘Yo les había dicho que no la agarraran pero ustedes la agarraron y se cortaron. La
anguila, al ver esto, sintió lástima por los que tenían la mano herida, y entonces dijo:
‘Vengan, les voy a cantar una canción sobre su mano y así los voy a curar’.”
“Tengo el borde muy filoso.
Y amenazo a aquellos que me ven.
También los corta.
Yo kiss, kiss, kiss (ruido de cortar).
“Este sáude sirve para curar una cortadura de Dabudí y de pasto. Se usa
solamente el sáude sin la historia. Cuando uno arranca esta planta, además de cortarse
la mano se produce una tempestad.” (Rosadé, Ekarái)

Origen del tabú que impide a las mujeres en periodo acercarse al agua
“Cuando oso Bandera era persona, su marido era el mono Ñamé. Oso Bandera
tenía dos hijitas y acababa de dar a luz otro hijo. Ñamé se fue a la mañana a buscar miel
y oso Bandera mandó a su hijita que le trajera agua en una vasija chica. Pero no le
alcanzaba; siempre le faltaba porque quería tomar mucha agua. Oso Bandera recién
había dado a luz. Vio que su hija no le traía mucha agua porque estaba aburrida.
Entonces quiso ir ella misma a buscar agua; ya no respetaba más el agua. Entonces ella
se fue. Si hubiera llevado una vasija, entonces podría haber ido a buscar agua lejos para
poder tomar. Pero tomó agua estando sobre el suelo con su boca. Pero el agua no la
quería a ella, así que se la comió. El marido no iba a llegar hasta la tarde; llegó más o
menos a las tres. Le preguntó a su hija: ‘¿Dónde está su madre?’ Y ella le dijo: ‘Se ha
ido a buscar agua’. El fue y vio el cántaro que ella habla llevado consigo; estaba ahí
cerca de la laguna. En seguida él se dio cuenta de que el agua la había comido. Sus hijas
le contaron que hacía varias horas que se habla ido. Entonces él se fue a su
campamento; no vivía lejos de esa laguna. Trajo la cruz que usaban en esos tiempos y
dijo una palabra para convencer al agua y tiró la cruz al agua para poder secarla. La tiró
sobre el agua y la cruz se fue hacía el otro lado. No sé cuántas veces tiró la cruz. Así
Ñamé hizo secar la laguna. Después de haber secado el agua, entonces buscó a su mujer.
Corrió y se fijo en todos lados y vio a su mujer allá corrió hacía allá pero ella ya estaba
deshecha porque la había comido el agua. Y después no supo cómo hacer de nuevo a su
mujer. Esta ya no era más como era antes; tenía todavía el cuerpo entero, pero la cabeza
ya no la tenía más. Tampoco tenía las piernas; por eso le hizo la cola. La falda que tenía
no lo sujetaba más, y entonces se la pegó a la cola. Tampoco sabía cómo hacerle de
nuevo la cabeza; ya no había cómo hacerla o colocarla de vuelta. Entonces trajo un
patahá que es una clase de árbol, lo labró un poquito y se lo puso en lugar de la cabeza.
Por esta historia sabemos que el agua siempre hace daño a una mujer que recién acaba
de parir. Por eso le tenemos respeto al agua.” (Ganiméide, Homoné)

Origen de la sal (1ra versión)


“La sal salió de una viejita. Nadie sabía de dónde la sacaba. Ella tenía varios
nietos y cada uno de ellos se preguntaba: ‘¿Cómo hará para que la comida que ella hace
tenga otro gusto ?’ La sal salía de su nariz, como su moco. Sus nietos comían con gusto
la comida que hacía la viejita. Antes no había sal en el grupo, en el pueblo de ella.
Nadie comía sal. Entonces llegó un día en que quisieron espiar a la viejita para ver
cómo hacía para preparar la comida con un gusto diferente. La espiaron de ellos y
vieron que ella sacaba el moco de la nariz y se lo echaba a la comida. De este modo los
demás supieron cómo hacía. Entonces, cuando supieron que la sal salía de ella,
comenzaron a perseguirla. Fue por ello que la viejita se escapó; llevaba una gran carga

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en la espalda e iba por todas partes. Nosotros conocemos varias clases de árboles que
tienen hojas un poco saladas; esos árboles son los que ella agarró y puso entre su carga
y su espalda. El sudor de la viejita entraba en las hojas, se pegaba a las hojas y así éstas
quedaban saladas. En cada sitio en que ella paraba hacía esto con las hojas de los
árboles. La viejita anduvo por todas partes, no sabía dónde hallar un campo en el que
pudiera quedarse. No halló un lugar para ella y es por eso que conocemos varios sitios
donde hay sal; son los lugares por los que pasó la viejita. Finalmente se convirtió en sal;
la sal salió de la viejita. Se formó un cerro que iba delante de ella, abriéndole camino.
La sal también andaba, buscando lugar en todas partes. De acuerdo con la historia de la
sal, encontró ese lugar de San José de Chiquitos, y quería quedarse ahí, en las Salinas
de San José. Pero vio que era demasiado grande para ella y quedó ahí unos pocos días.
Entonces se mudó a las salinas de Santiago de Chiquitos. Como ese lugar no es tan
grande se paró ahí y ahí quedó hasta ahora.” (Ganiméide, Homoné)

Origen de la sal (2da versión)


“No sé muy bien cómo es su aspecto, solamente sé que es hombre y que su piel
es muy amarilla. El hombre Sal está sobre una capa de sal, que es lo que vemos los que
no somos daihsnáne. Sal mandó que los daihsnáne no se acercaran a él por sobre la
tierra, sino que deben mirarlo desde abajo de la capa de sal; tienen que entrar por debajo
de la capa de sal y desde allí lo ven a Sal y oyen su voz. Lo ven pero no muy bien, pero
a pesar de eso ya saben que es hombre. Si el daihsnái le habla de ese modo, Sal le hace
caso. Nosotros vemos la superficie de la salina; debajo de ella va el daihsnái. Entonces
la sal adquiere para él figura humana. Nosotros que no somos daihsnáne no vemos a
este hombre, vemos solamente el piso de la salina. El hombre Sal vive encima de la
salina. Cuando llega el daihsnái, éste no debe conversar con la sal con figura humana;
no debe pararse sobre la superficie de la salina para hablarle. Entonces, tiene que estar
debajo de la salina, meterse ahí y oír la voz de la sal. Lo ve pero no muy claramente,
aunque reconoce que tiene figura humana. De este modo, desde debajo de la salina, el
daihsnái obedece la voz del hombre Sal.” (Rosadé, Diháide)

Competencia entre Dupáde-Gedé y Puhopié (1ra versión)


“Dupáde o Gedé, quería mucho ayudar a Puhopié en cambiar a los nanibaháde.
Pero Puhopié se negó, dijo que ella era más importante que Gedé. y ocurrió que
muchos de los nanibaháde venían a Gedé y muy pocos a Puhopié para cambiar su
persona. Puhopié quería ser mucho más importante que Dupáde pero él era mucho más
poderoso que Puhopié, por eso aunque Puhopié quería que todos fuesen con él apenas
unos pocos lo hicieron. Así; entre otros, Puhopié ha hecho al tigre Karatái, al armadillo
aharaméi, a la tortuga yolwi y a karusnangé.” (Rosadé, Ekarái)

Competencia entre Dupáde-Gedé y Puhopié (2da versión)


“Gedé y Puhopié tuvieron una gran discusión. Dijo Puhopié: ‘Yo le voy a ganar
en hacer un animal o una persona’. Y Gedé le dijo: ‘No, yo lo voy a hacer antes que
usted’. Entonces Puhopié hizo a Karatui pero Dupáde también participó en hacerlo.
Puhopié hizo a Karatái en forma de persona Pero Dupáde como Karatái no obedecía a
su mandato, lo transformó en animal, como está ahora. Le dijo: Será así, agachado,
porque no me obedeció; así será su forma de andar. Y su comida no será gustosa, será
desagradable. Su comida será carne con sangre’. Entonces el tigre se bendijo porque
dijo: ‘Bueno, yo voy a andar como usted dice, pero la comida que usted dice que
comeré no será para mí; comeré carne con sangre pero no será desagradable a mi
paladar sino que será muy rica’. El tigre le obedeció más a Puhopié que a Dupáde.

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Cuando Karatái terminó de hablar con Dupáde Puhopié le dijo: ‘Venga’. Entonces
Karatái fue y Puhopié le dijo: Junte su cuerpo con el mío’. Y se juntaron. Dijo entonces
Puhopié: ‘Su comida -la que Dupáde dijo que usted comería- no le hará ningún daño;
será una comida muy agradable’. Entonces el tigre le agradeció más a Puhopié que a
Dupáde porque salió de él.” (Rosadé, Ekarái)

Origen de la dispersión de las bandas Ayoreo


“Ahí donde están los Gidaigoosóde ahora, era el lugar de toda la gente ayoreo.
Había dos grupos que vivían muy cercanos. Uno de ellos decidió buscar otro lugar para
vivir donde hubiera más comida y más animales para cazar. Los que se quedaron se
llaman Gidaigoosóde (gidai: pueblo, aldea). Antes de separarse, los jefes consultaron
entre sí. Algunos querían buscar otro lugar para vivir, pero un jefe dijo: “Yo no estoy
de acuerdo en que nos separemos.” Pero como algunos jefes eran muy astutos
engañaron a este jefe que se llamaba Kotadé. Ellos dijeron: “Bueno, solamente iremos a
ver, pero más tarde volveremos, mañana regresamos” y Kotadé respondió: “Estoy de
acuerdo en que vayan pero tienen que volver.” Cuando estaban ya fuera del
campamento cambiaron de idea y dijeron: “Mejor nos vamos y no regresamos”. Así,
ellos se fueron y por mucho tiempo no regresaron. Y los que se habían quedado en el
campamento los siguieron hasta que los encontraron, pero ya habían hecho mucho
chaco (campo de cultivo) allá lejos en ese lugar que vivían. Entonces ellos dijeron:
“Nosotros los estamos buscando a ustedes y queremos que regresen.” Pero ellos
contestaron: “No, ya no podemos regresar porque aquí tenemos nuestro chaquito y no
podemos regresar.” En el grupo que se había ido de Gidái había una mujer que tenía su
hermano en Gidái y tenía ganas de verlo. Entonces ella dijo: “Si viene mi hermano me
iré con ellos”. Pero cuando llegó su hermano, ella ya había tenido un hijo con un
hombre del grupo que se había ido de Gidái. Pero cuando regresaba con su hermano a
Gidái, su hijo recordó a su padre y quiso volver con él, entonces ella regresó, pero su
marido ya tenía otra mujer. Así aprendieron a tener dos mujeres los ayoreo hasta ahora.
En el grupo de los que habían salido de Gidái había un joven que extrañaba mucho a su
madre que no había ido con él. Entonces él regresó a Gidái para visitarla. La madre
quiso que su hijo se quedara con ella pero él le dijo que ellos no podían volver porque
habían hallado un lugar donde vivir en el que había mucho que comer y le preguntó:
“¿Por qué no viene usted también? Aquí no hay nada que comer y nosotros allá estamos
bien porque tenemos todo, mucho para cazar y para melear. Por eso yo tengo que
regresar donde están los demás”. Así él se fue nuevamente y mientras se preparaba para
irse sus hermanos lloraban de tristeza porque él se iba nuevamente. Como la gente hacía
reuniones, los hermanos de este joven contaron las noticias que él había traído y dijeron
a los demás: “¿Por qué no consultamos a nuestro jefe y salimos también a ver si nos
permite ir en busca de un lugar donde podamos quedarnos y buscar que comer?” Ellos
consultaron al jefe y él permitió que fueran todos, pero tenían que regresar. Y partieron
en tres direcciones: unos fueron al sur, otros al norte y otros al poniente, ellos se fueron
dividiendo, dividiendo hasta el tiempo de ahora en que hay ayoreo en tres lugares: los
Nupedoigoosóde son los que fueron al norte, los Diekedehnaigoosóde fueron al
poniente y los Gidaigosoóde al sur.” (Samáne, Ekarái)

Dupáde origina a los seres de este mundo


“Fue el primero el Peji Grande (Tatú Carreta) a Dupáde y le dijo: “Yo quiero
deshacerme de mi persona y quiero que me haga un cuerpo. Dupáde, entonces, sacó un
pedazo de cáscara de un árbol que se llama Ebeduá y lo tapó con él, criándole además
algunos vellos sobre su cáscara. Hizo Dupáde a las tres clases de peji (armadillos): el

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chico, el grande y el más pequeño. También hizo una gorrita para ellos y es por eso que
el peji tiene en su cabeza una clase de gorrita. Dupáde les borró a los peji su hablar de
persona y no hablaron más. También vino a Dupáde un peji que no sale afuera, que
siempre queda debajo de la tierra y que se llama Tedogé; vino a Dupáde pidiéndole un
cuero o una cáscara. Pero Dupáde no le hizo cáscara sino que sacó un pedazo de su piel
y la puso sobre él. Por eso Tedogé no tiene cáscara dura sino muy blandita. Dijo
Dupáde: “Ya están hechos Uds. Pueden ir y buscar que comer; a buscar qué le gusta de
la comida que puedan hallar”. Ellos fueron cavando la tierra y Tedogé fue a mayor
profundidad; y es éste el peji que vive ahora debajo de la tierra, porque le gusta estar
debajo de la tierra más que a los demás, mientras peji grande, mediano y chico
quedaron aquí no más en la tierra y comieron lo que hay en la tierra. Ellos vinieron una
vez más a Dupáde porque habían hallado donde podían quedarse y le dijeron: “Nosotros
vamos a quedar aquí, sobre la tierra, pero vamos a cavar la tierra”. Entonces Dupáde
puso uñas largas a cada uno de ellos, porque sabía que siempre iban a cavar, y les
mandó que salieran completamente, que se apartaran definitivamente. Cuando Dupáde
hubo terminado de deshacer y hacer a los peji vino la Peta (Tortuga: Yoká) y dijo:
“Quiero que me deshaga también de mi persona”. Y Dupáde la hizo y la pintó de cuatro
colores: negro, verde, rojo y amarillo y dijo: “Ud. puede estar también aquí en la tierra,
pero no podrá ir muy lejos. También puede buscar a su hembra para que puedan vivir
juntos. Ya la he hecho a Ud.” Pero la Peta dijo: “Pero no me ha hecho nada con que
morder”. Dupáde le había hecho la boca así no más, para que le sirviera como dientes.
Dupáde entonces le dijo: “Puede Ud. servir como carne para comer pero su cola no
servirá para que coma de ella ninguna mujer; los varones sí pueden comer su cola”.
Luego Dupáde con un cuchillo (kesébi) cortó la boca de la Peta y después la afiló y le
dijo que podría comer toda clase de alimentos, que pudiera hallar: hoja verde, hoja seca,
carne podrida y una clase de planta (notuái) que es muy verde. Todo eso come Peta.
Con esto se alegró la Peta y dijo a Dupáde “¿Cómo voy a criar mis criaturas?.”
Entonces Dupáde le dijo: “No puedo hacerle tetas para sus hijos, pero puede darles de
comer desde que sean recién nacidos”. Mas ella dijo: “¿Cómo voy a resguardarme para
tener hijos? Y Dupáde le dijo: “Hay que enterrar los huevos y dejarlos para volver y
orinar sobre ellos”. Y así se crían las petas. También vino a Dupáde el tatú Ahámie y le
dijo: “Yo quiero que Ud. me ponga un cuero porque quiero deshacerme de persona”.
Entonces Dupáde sacó una cáscara de un palo, que no es muy dura, y lo tapó con ella.
“Eso es su piel, que servirá para cubrirle”, dijo Dupáde. Entonces también vino el
Corechi (Arukó: un roedor) a él; y él sacó un pedazo de cáscara de palo y lo tapó
diciéndole: “Este es su cuero, que sirve para guardarle”. Al Tatú Dupáde le puso
también uñas largas y le dijo: “Puede comer también lo que se halle en la tierra”. El
Tatú buscó y encontró el bichito usnáne (un gusano) que es su comida y entonces dijo:
“¿Qué haré si viene frío?”. Entonces Dupáde le dijo: “Puede Ud. amontonar basuras y
hojas secas sobre Ud.” Y así hicieron y hasta ahora los tatú se tapan de ese modo.
También el Tatú quiso saber si había un lugar más caluroso en tiempo de frío; y
entonces cavaron un pozo muy hondo y llevaron basura dentro de él para calentarse.
También vino la Urina (Gamo) a Dupáde para ver si podía deshacerse de persona.
Entonces él la pintó con color medio blanco y con otro medio rojo y dijo: “Yo te he
hecho”. Pero la Urina dijo: “Yo quiero ser veloz para correr”. Entonces Dupáde dijo:
“Bueno, no te haré hiel para que puedas ser veloz”. Formó los lugares de los sesos y los
lugares de la sangre y el corazón y eso le sirvió a la Urina en lugar de la hiel. Pero a la
Urina Dupáde no le hizo dientes y entonces ella dijo: “¿Qué debemos comer?”. Y
Dupáde dijo: “Pueden comer lo que puedan masticar”. Entonces la Urina masticó la
hoja y la comió y le gustó mucho su sabor. Y también Dupáde le formó una colita que

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le sirve para espantar a las moscas. Las Urinas vivieron en grupo pero como eran
miedosas en cuanto oían algo cerca de ellas huían y se quedaban en soledad, como
hacen hasta ahora. La urina no tiene coraje para resistir a ninguna persona que viene
hacia ella; por esto su “nombre es eamóo, que quiere decir sin coraje. Dupáde le hizo
tetas para que mantuviera sus criaturas y le dijo: “Yo no te hago hiel, pero te hago tetas
para que cuando tengas cría le puedas dar leche”. También vino a Dupáde el Puerco de
Tropa (Ñakoré) y dijo: “Quiero que me deshaga también de persona y que me haga
puerco, pero no quiero ser como la Urina que no tiene dientes; yo quiero tener dientes
para que pueda masticar”. Entonces Dupáde dijo: “Bueno”. Lo pintó con pintura negra
y después puso ceniza a los lados de su cuerpo; por eso quedó así, blanco. Tampoco
hizo hiel Dupáde para ellos (los puercos) sino que les hizo un amíki (glándula) que
huele mucho; se lo hizo en lugar de la hiel. Les hizo también el lugar del seso y el lugar
de la sangre y le dijo: “Te hago tetas para que tengas criaturas y de estas tetas chupen la
leche” Entonces el Puerco de Tropa dijo: “¿Qué vamos a comer?”. Y Dupáde dijo:
“Pueden comer lo que haya en la tierra”. También dijo el Puerco: “Vamos a estar
embravecidos cuando tengamos una criatura”. Es así que, hasta ahora, cuando se corre
un hijo del puerco ya se embravecen los padres. Es que así Dupáde mandó a los
Puercos que si ellos tuvieran una criatura y ésta llorara se pusieran embravecidos. Los
Puercos se fueron juntos y les agradó lo que Dupáde había hecho para ellos. Se iban
juntos y en la tardecita se juntaban para estar unidos otra vez. Así les gusto a ellos y
hasta ahora quedan juntos y también se embravecen cuando se oye el grito de otro
puerco; entonces se van como conjunto para defenderlo. Enseguida vino a Dupáde el
Puerco Taitetú (Tóto) -un puerco que anda en grupito pero no muchos juntos como
hasta diez- y dijo: “Quiero que me haga también, que me deshaga también de persona y
que me dé un color”. Dupáde lo pintó medio ceniza y también usó ceniza pura para su
pintura. El quería ser como el puerco de tropa pero de otro modo. Y Dupáde afiló sus
dientes y los puso en él y dijo: “Con éstos puede defenderse o buscar qué comer; con
estos dientes que yo he hecho para su uso”. También dijo Dupáde a los Puercos: “Uds.
sirven para correr con velocidad”. Pero los Puercos dijeron: “¿Cómo vamos a correr
puesto que nuestras piernitas son tan chiquitas?”. Pero él dijo: “Hagan una prueba”. Y
hicieron una prueba y corrieron muy rápido, más de lo que ellos pensaban”. También
dijeron los Puercos: “¿Qué vamos a comer?”. Entonces Dupáde les dijo: “Las mismas
cosas que el puerco de tropa; pueden comer lo que hallen y también pueden comer la
papa de monte; si no hay agua, esta papa también sirve para que puedan tomar agua de
ella”. “Enseguida vino a Dupáde el Oso Hormiguero (Yahaugé) y dijo: “Quiero que me
deshaga también de persona”. Y Dupáde lo pintó con la misma pintura que el Puerco de
Tropa. Le hizo también la hiel, porque el Oso quería tenerla, y le dijo: “Vosotros no
serviríais para correr velozmente”, Y dijo el Oso: “¿Qué voy a hacer, ya que Ud. no me
hizo dientes?”. Entonces Dupáde dijo: “Puede comer lo que halle, porque hay muchos
aquí que quieren que los deshaga de su persona; ese pico muy largo puede utilizarlo en
lugar de los dientes”. Por eso el Oso Hormiguero halla el lugar donde hay hormigas,
saca su lengua y la pone allí, como si fuera una cosa muerta; y cuando se amontonan las
hormigas entonces se las traga. También le sirve su pico para alcanzar el agua en el
hueco de los palos (árboles). Y también le hizo Dupáde al Oso uñas muy largas para
que con ésas pudiera defenderse, con esas uñas él cava los hormigueros y las hormigas
salen y entonces ellos ponen su lengua y comen lo que hay en ella. Enseguida vino a
Dupáde el Buey y dijo: “Deshágame también de persona; pero quiero ser más grande
que los demás que has hecho”. Dupáde le hizo una barriga muy grande y le hizo
dientes, pero no muy grandes, que no sirven para morder. Pero tuvo miedo que el Buey,
al ir al monte, se volviera una fiera muy grande y peligrosa; pero el Buey no le fue

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puesto que iba al monte y luego regresaba a donde había Ayoreo o Konhióne (blancos).
Y el Buey come también hojas, se va muy retirado y regresa. Dijo Dupáde: “Con estas
patas puede defenderse. No te hago dientes muy filosos pero te hago muelas para que
puedas morder tu comida”. Es así que los poquitos dientes que tiene son para arrancar el
pasto, con las patas puede defenderse y con esos dientes puede morder el pasto. Pero el
Buey se iba y regresaba luego a donde había Ayoreo o Konhióne y tomaba la misma
bebida que éstos toman, es decir agua. El Buey iba y volvía; no como los Puercos que
fueron retirándose completamente. Enseguida vino el Tigre (jaguar) a Dupáde y dijo:
“Quiero que me deshaga también de persona y que me pinte”. Dupáde lo pintó con
pintura de dos clases, una negra y otra medio amarilla e hizo muy grande los colmillos
que él tiene. Y luego vino el Gato Montés y dijo: “Quiero también que me deshaga de
persona y que me pinte como el Tigre”. Dupáde lo pintó igual que al Tigre y le puso
sus garras y también le puso los débiles dientes que él tiene, mientras el Tigre lo
esperaba. Enseguida vino también el León (Puma) y le dijo a Dupáde: “Quiero que Ud.
me haga, que me deshaga de persona, y también me pinte”. Pero Dupáde le dijo: “No
puedo pintarte sino solamente con kurudé (color rojo)” Y le pintó todo el cuerpo con
kurudé y también le hizo la cola y las patas igual que el Tigre. Porque él quería ser
igual que el Tigre. También vino el león, uno que quería ser un poco diferente del León
(Gasnongói). Dupáde pintó su frente con pintura de dos clases y también le puso en su
frente pintura negra y le puso sus uñas igual que un León o un Tigre. Hay una clase de
Tigre blanco. Este es el último que Dupáde hizo y se fueron todos juntos (los felinos)
como fieras. Se fueron todos juntos pero, como ellos eran fieras, no iban muy contentos
y renegaban uno con el otro. De ahí se dividieron completamente y así quedaron hasta
ahora. Vino también a Dupáde la Paraba (Arara: Suahesná) y dijo: “Yo quiero también
que me pinte y quiero deshacerme de persona”. Dupáde la pintó con pintura roja
(kurudé) y atrás del ala con ceniza. Enseguida vino a Dupáde Dogidé, un pájaro
chiquito que pertenece a pikanerái (nombre de una sib) y le dijo: “Quiero que me pinte
igual que la Paraba roja”. Entonces Dupáde lo pintó de puro rojo menos su piquito que
quedó negro. Las Sachas (Buitres: Kobotó) vinieron también a Dupáde para deshacer de
persona y también vino Kiakiái (Carancho), quien dijo que quería deshacerse de
persona. Dupáde los pintó, pero no los pintó tan bonito como a los demás pájaros, lo
pintó a Kiakiái con pintura negra y él se fue con su gorra para ser pájaro. Hasta ahora
tiene la gorra cuando vino Cóndor (Chugupesná) Dupáde lo pintó bien con negro y con
blanco menos su cabeza; allí lo sunchó y le crecieron cicatrices; por eso quedó así, sin
pelo, porque Dupáde había sunchado completamente su cabello. Dupáde le preguntó
como quería su cabello y el Cóndor dijo: “Con esto que tengo yo me alegro; con esto
seré yo una persona muy grande (importante)”. También vino Kaikekumoái, la Tijereta,
que es el primer piojo del Cóndor y Dupáde hizo lo mismo con él. Lo pintó bien,
blanco y medio blanco en su cuerpo; hizo bien el cuerpo para él. A Cóndor y a Tijereta
Dupáde no les sacó su poder y por eso los Ayoreo temían usar las plumas de estos
pájaros porque Dupáde no les había sacado su poder. Por este motivo, cualquier Ayoreo
que no había matado no podía usar sus plumas y por esto nuestros padres no dejaban
que nosotros las tocáramos cuando no hubiéramos matado a gente (hombres). Y
también Dupáde no sacó su poder a Asohsná y ella se fue con su uhopié (poder
shamánico). También vino a Dupáde la Lora Habladora y él la pintó amarilla, verde y
roja. Ella quedó completamente bonita. También ella quería deshacerse de persona.
Vinieron Buhóte y Tojo (dos aves) juntos, quienes querían deshacerse de persona y
tener una buena pintura. Dupáde los pintó con amarillo y negro. A todos los que
cambió Dupáde les sacó su lenguaje, el lenguaje como nosotros hablamos; pero a
nosotros (los Ayoreo) no nos lo sacó y por eso podemos hablar. Aquella vez todos los

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animales juntos querían una misma cosa. Del mismo modo que nosotros, hay un buen
trabajo, todos lo queremos, así pasó con aquellos cuando eran personas. Algunos
pájaros se deshacían; entonces los demás veían que esto era bueno y todos querían
también deshacerse. Dupáde dijo en el momento cuando deshizo a todos: “Tengo que
deshacerme también yo de persona pero primero tengo que hacerlos a Uds. del modo
como quieren. Después me desharé de persona”. A nosotros Dupáde no nos sacó el
lenguaje pero hizo diferencia en el hablar de unos y de otros. Por eso los Konhióne
hablan y nosotros no entendemos. Esto es porque Dupáde quiso así, quiso que nosotros
habláramos otra habla. Dupáde también deshizo la persona de muchos árboles, cuando
éstos eran personas, e hizo también que los árboles produjeran el fruto para que
podamos comer. También la Víbora (Cascabel) era persona y también se deshizo de
persona. Pero Dupáde no le hizo manos para que pudiera buscar qué comer. Cuando
terminó de hacer todos estos seres, como víboras, puercos, animales, también vinieron a
Dupáde los árboles para que se deshiciera de persona. El deshizo primeramente los
palos que tienen corazón duro. Recomendó que los Ayoreo usaran las canciones
(terapéuticas) de los árboles duros; que si alguno se enfermaba, cantara esas
cancioneros sobre el enfermo. También hizo Dupáde cosas comestibles, las que se
pueden comer inmediatamente, por ejemplo, palmera totaís; esto sirve para comer
inmediatamente después que lo sacamos y muchas otras cosas más que comemos sin
cocer. Cuando eran personas, todas las palmeras eran del apellido (sib) etakóri; por eso,
después de deshacerse de persona, pertenecen hasta ahora a los Ayoreo etakóri. Cuando
eran personas las palmeras tenían una buena cabellera. Totaís y Motacú dijeron:
“Nosotros nos deshacemos de persona, pero seremos completamente comestibles, pues
no tendremos ningún mal efecto y no será preciso lavarse las manos. Seremos
completamente comestibles”. Cuando Dupáde hizo los comestibles dijo a los Ayoreo
que podían comerlos. Así la miel, que no hace ningún efecto malo; porque nosotros
lavamos nuestras manos después de comer miel para limpiarnos pero ésto no quiere
decir nada con referencia al puyák (tabú). Dupáde, antes de irse, hizo todas las cosas
para comer. Después hizo los árboles, como hemos dicho. Hizo primeramente los palos
(árboles) resistentes. Los árboles que son débiles tuvieron codicia de aquellos y también
vinieron a Dupáde para deshacerse de persona. Los palos resistentes, aunque se mueran,
resisten sus huesos, que son sus corazones. Hay palos que tienen hueco y es porque
están con hambre, o sea no han comido nada. Dupáde esperaba salir de la tierra pero no
podía, por tanta gente que se agolpaba (aglomeraba) para deshacerse de su persona. Por
eso él, por tanto trabajo que tenía, no pudo irse el día que él quería. Después de
terminar todo, luego que Dupáde deshizo de personas a los árboles y a todos los demás,
de dar de que comer (a los Ayoreo) y anunciar lo que debían hacer, comer y no comer,
terminó su trabajo e hizo llover sobre la tierra. Después de terminar todo esto recién se
fue Dupáde. Pero después de terminar todo formó la tierra y por segunda cosa formó el
cielo, ahí donde vive ahora. Terminó todo y dijo: “¿Quién de vosotros quisiera ir
conmigo?”. Entonces las aves del cielo fueron con él. Las aves que viven en el cielo
dijeron: “Bueno, nosotros iremos con Ud.”. Y también fueron con él las piedras que
brillaban; algunas piedras fueron y son las estrellas. Fueron con Dupáde las aves y las
piedras. Y cuando fueron las estrellas también el Sol y la Luna fueron con Dupáde. La
gente dijo: “Mañana se irá Dupáde” y esperaron y esperaron. Entonces vino una nube
que paró sobre la casa de Dupáde y él se fue con ella con todos sus compañeros. Ellos
fueron en esa nube y se alejaron, se alejaron. Los Ayoreo y todos los demás miraron
pero nunca pudieron ver cómo y dónde entró al cielo. Solamente vieron que se fueron al
cielo. Pero Dupáde recomendó a los Ayoreo que si alguno tuviera hambre que lo
llamara. Y los Ayoreo lo llaman antes de que salga el sol, cuando tienen deseo de tener

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algo de comida. Pero él dijo: “De ese modo yo daré al que me pida. Si alguno no sabe
mi canción para sanar, que me hable no más y diga: Dupáde, Ud. me ha dicho que si yo
quisiera alguna cosa yo le hablara. Y ahora te hablo para que me sanes o me des lo que
yo necesito”. Cuando Dupáde salió se ocultó completamente de la vista. Cuando la
nube vino y lo llevó se ocultó de ellos y no lo vieron más. Entonces todos se
entristecieron de haberlo perdido y dijeron: “¿Cómo nosotros no fuimos con él?”. Se
entristecieron y algunos pájaros quisieron seguirlo pero no pudieron alcanzar el lugar
donde estaba él y éstas son las aves que viven en los árboles”. (Samáne, Ekarái)

Suahesná y Aroí. Origen de vegetales


“Suahesná, cuando era persona, era bellísima y tenía cabello hermoso. Todos los
hombres importantes la querían, no cualquiera, porque era muy hermosa. Los hombres
importantes eran los Quebrahuesos. Estos eran los que la querían. El Quebrabuesos le
había obsequiado una lanza que era de él y ella le obsequió un pedacito de su cuerpo,
que se ve hasta ahora en el cuello muy rojo del Quebrahuesos. Esto es lo que se obse-
quiaron uno al otro. Cuando se casaron, los otros pájaros les obsequiaron regalos:
algunos les daban semillas, otros tejidos. La gente vino al Loro Rojo y dijeron: “Aquí
tenemos obsequios para Ud.” Y ella dijo: “No tienen que darlos a mí, a mi marido”.
Pero el marido vino y dijo: “Ofrézcanlos a ella”. Entonces ella recibía los obsequios, los
agarraba y los entregaba al marido. Todas las semillas que tienen pintado (manchas) de
rojo, es porque ella las agarró y quedaron rojas donde las tocó. Por eso algunas de las
semillas de maíz y de frijol tienen pintas rojas. Suahesná era muy valiente (trabajadora)
para tejer. Tejía las colchas que los Ayoreo tienen, de ahí aprendieron los Ayoreo a
tejer. Tejía las colchas y en el medio las pintaba de rojo. También hacía bolsas para
guardar las plumas (los adornos de pluma) de su marido y cuando las terminaba se las
entregaba; y el marido las recibía con gusto. Decía: “¡Qué mujer tengo, que puede hacer
todas las cosas tan hermosas!”. Y le agradecía mucho a ella. Las otras personas tuvieron
envidia de las cosas que Suahesná había hecho para el marido. Hubo una ocasión en
que ella hizo más cosas buenas, como colchas y sostenes para las plumas. Entonces los
demás tuvieron envidia e hicieron guerra contra el Quebrahuesos y lo mataron. Hicieron
guerra contra los dos pero la mujer escapó. Mataron al marido pero no pudieron matarlo
completamente y revivió. Pero, en cambio, Suahesná se fue a otro pueblo. Se fue
diciendo: ‘hea, hea, hea’. Por eso hasta ahora el Loro canta así y es un modo de hablar
de los brujos que quiere decir: “Oigo, Oigo”, Suahesná dijo que iba a deshacerse de
persona. Dijo: “¿Para qué es mi poder? Con este poder me deshago de persona y mi
vivienda será en los árboles. Pero yo maldeciré a la gente. Que mi color signifique para
ellos la sangre derramada”. Es muy peligroso contar esto pero como hemos co-
menzado... También Suahesná dejó un canto terapéutico que es muy puyák (tabú),
puesto que, cantado sin necesidad, produce hemorragia en el pueblo. Hay, además, una
parte puyák del mito que el informante no quiso relatar por miedo a las consecuencias.”
(Samáne, Ekarái)

Inundación y origen de peces y animales acuáticos


“Todos los peces eran Ayoreo en principio. Pero, cuando vino esa maldición del
Dyotedidekesnasóngi, quedaron en el agua. Todo viene de Diesná, que tuvo la culpa del
Dyotedidekesnasóngi. Diesná había provocado el Dyotedé. Cuando llegó el
Dyotedidekesnasóngi lo achacaron a ella. Todos estos bichos (de agua) buscaron a
Diesná, a ese bichito que vive cerca del agua era su abuela. Todos los peces buscaron a
Diesná, cuando eran personas. Cuando ya se terminó su vida quedaron en el agua y se
hicieron peces. Chugupenatéi, la Garza, estaba también entre medio de ellos y comió

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algunos. También los comió otro pájaro semejante a la Garza, Tamoái. Este miró como
Chugupenatéi comió algunos peces, que eran personas todavía y que se escondían
debajo de Diesná y le dijo: ‘¿Por qué comió Ud. esto?’. Y Chugupenatéi dijo: ‘Lo hallé
lindo (rico), así que lo comí’. Entonces Tamoái agarró un pez también y lo comió. Así
se deshicieron los peces y se escondieron debajo del agua. Se volvieron peces. (Samáne,
Homoné)

Origen de los peces


“Los peces se refugiaron debajo de Diesná cuando eran personas todavía. Pero
ya estaban adentro del agua aunque tenían forma igual que uno. También vivían afuera
del agua, pero, cuando vino Dyotedí (inundación), se hicieron peces ya. Cuando se
pusieron debajo de Diesná eran medios peces pero entendían todavía (tenían en-
tendimiento humano). Eran medio Ayoreo pero ya se ocultaban debajo del agua”.
(Samáne, Homoné)

Diesná y el origen de animales acuáticos


“Cuando Diesná era persona todavía, por intermedio de ella la gente recibía
mucha agua. Y después que esa se fue no tuvieron más lluvia ni nada de agua. Entonces
sus nietos comenzaron a pensar en ella y decidieron seguirla; sus nietos son los
animales que viven en el agua: Garza, Patos, Pescados. Ellos fueron los que la buscaron
cuando se había ido. Se fueron y la buscaron por todos sus caminos, que son ahora las
quebradas que hay en el monte. Y sus campamentos son las lagunas. Los nietos
siguieron todo su camino y hallaron su campamento; pero ya se había secado (la
laguna) porque Diesná se había ido desde mucho tiempo. Entonces siguieron
buscándola por todos sus caminos y, mientras andaban sus caminos, escarbaban la
tierra. Y supieron que se estaban acercando a ella porque ya comenzaron a hallar tierra
húmeda. Entonces ya supieron que estaban cerca de la abuela. Mientras estaban
acercándose iban viendo las señales que ella había hecho: que las hojas de los árboles
estaban verdes y no había ninguna hoja caída; y que donde cavaban había agua; y que el
monte comenzaba a ser muy fresco. Entonces ellos dijeron: “Cuando nos acerquemos
más a ella oiremos su canto”. Y cuando llegaron cerca de ella oyeron cantar: “Dirirí”. Y
donde vivía él estaba muy fresco, con mucha agua y mucha hoja verde. Y los nietos
dijeron: “Cuando encontremos a la abuela hay que gritarle que estamos llegando y que
no le vamos a hacer ningún daño; que la seguimos porque queremos que ella nos dé
frescura”. Así, cuando encontraron a la abuelita gritaron: “¡Aquí estamoooos! ¡Estamos
llegandoooo!”. Cuando lo alcanzaron ella preguntó a sus nietos: “¿Por qué me siguen?”
Y ellos dijeron: “Porque estamos muy cansados de no recibir más agua. Por eso estamos
siguiendo a Ud. para que vaya con nosotros otra vez”. Y ella estaba debajo de las hojas
tupidas, donde hay mucha frescura. Dijo: “Bueno, iré con vosotros”. Y se fue con ellos
y sus nietos estaban muy contentos y jugaban entre ellos. Pero, luego de mucho andar
con la abuela, se cansaron del frío, porque el camino y la vivienda de ella son bien fríos.
Tuvieron frío y se cansaron de tener frío. Garza se cansó del frío mucho más que los
Patos y los Pescados y se sentó por encima del agua para recibir calor. Pero los demás,
los Patos y los Pescados, no se cansaron del frío y más gozaban cuanta más agua tenían.
Luego de andar con su abuela más tiempo los nietos, Garza, Pato, Pez, Kayagasái
(pájaro acuático), buscaron donde podían conseguir comida. Su misma abuela tenía
piojos (las mojarritas) y entonces se alimentaron con éstos. Detingói, la Anguila,
aguantó por mucho tiempo en el agua, pero luego no aguantó más y se escondió debajo
del barro... Cuando los peces se cansaron de estar en el frío se pusieron debajo del ala
de la Garza para recibir un poco de calor y la Garza decía: “Vengan a calentarse bajo mi

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ala, en mi pluma”. Entonces los peces venían y se escondían entre las plumas de la
Garza. Pero ésta, de tanta hambre que tenía, probó a comer uno de los pescados: lo
tragó y como le gustó, tragó otro. Y los demás peces, viendo que los estaba comiendo,
se huyeron y entraron otra vez en el agua. Garza se cansó de estar con su abuela y dijo:
‘Mientras Uds. van yendo con nuestra abuela yo me adelanto a ver nuestro
campamento”. Cuando llegó donde estaba el campamento dijo: “Estamos llegando y
hemos traído a nuestra abuela. Pero yo estoy muy cansado de estar con ella porque es
muy fría. Por eso me adelanté a avisarles que ya está viniendo otra vez.” Cuando llegó
la abuela al campamento ellos gozaron mucho de tenerla otra vez. Durante toda la
noche gozaban y se reían. Toda la noche jugaron uno con el otro porque tenían una
linda frescura. Pero al tiempo Garza y Pato se cansaron de estar con su abuela y
entonces hicieron su casa encima de los árboles que están sobre el agua. Garza tuvo
hijos y no sabía donde conseguir comida para ellos. Entonces se acordó que había
comido pescado y dijo: “Yo he comido una cosa que es muy rica y voy a buscarla otra
vez para mis hijos”. Fue, cazó mucho pescado y su bolsa se llenó con el pescado que
traía a sus hijos. Y los hijos también comieron pescado; y por eso la Garza come
pescados hasta ahora. Se acostumbró a mantenerse con pescado y no quiso comer otra
cosa más que pescado. Dijo entonces: “Me hago animal para que pueda comer de eso
siempre, durante toda mi vida”. También ofreció pescado a otras personas, tales como
Pato y Kayagasái pero la barriga de éstos no estaba acostumbrada a este alimento y
arrojaban (vomitaban). Y Pato dijo: “Yo me hago también animal, pero viviré
solamente en el agua, porque me gustan mucho los piojos de mi abuela, los pescaditos
(mojarritas)”. Así todos los nietos de Diesná, la Garza, el Pato, y los demás, decidieron
no ser más personas, sino animales. Y porque ellos se acostumbraron a estar alrededor
del agua, cuando se hicieron animales, vivieron en el agua hasta ahora. Y también se
hicieron animales otros, que viven también en el agua, pero no comen pescado sino una
planta que crece en el agua. Uno de ellos es el pájaro Yekekévi. Todos ellos se fueron y
no quisieron comer más la comida que los Ayoreo tienen ahora. Por ello se hicieron
animales y fueron en el lugar en donde estaba su abuela. Pero el campamento de ella se
estaba secando otra vez porque ella se había huido. Solamente había un pasto de agua,
en forma de oreja, Hotó, y ellos lo comieron. Porque Diesná se había mudado del
campamento hacia otro lugar.” (Samáne, Ekarái)

Origen de los animales y de los hombres


“Cuando Dios, Dupáde, hizo todos los animales, los hizo de noche y él probaba
cada uno. Por eso los animales, los pájaros, todos, tienen su color. Y después, en
seguida, hizo los hombres. Dupáde alzó a uno, lo levanta y lo bota a un pozo. No le
sirve para nada a Dios. Entonces Dios lo saca y lo manda así, sin ninguna herramienta,
sin ninguna clase de fuego. Entonces se va y se deshace en animal en el monte. Y los
que sirven, Dios los saca otra vez; entonces él los manda con fuego, con herramienta;
esas son las personas. Digamos, yo soy un puerco. Entonces Dios me bota; entonces ahí
me cambió de persona. Todos eran animales: ayoreo y todos. Pero después que Dios los
alza, si yo soy bueno, él me pone a un lado, donde hay fuego; pero si no sirvo para
nada, él me bota completamente afuera. Entonces yo me voy para siempre animal. Pero
si sirvo, entonces Dios me aparta donde hay fuego. Ahí no puedo morir de frío y de
castigo. Eso fue también cuando Dios castigó a la humanidad. El botaba mujeres afuera
y se deshacen en sapo. Y los que son niños son otra clase, ranas (kuá). Dios botó afuera
y se deshicieron, ranas ya, kokó. Y así fue que a los buenos, Dios los botaba donde
había fuego y debajo de un techo.” (Ganiméide, Ekarái)

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El sol hace y pinta a los animales
“El Sol, Gedé, es el que hizo todas las cosas que vemos en este mundo. Cuando
el Sol comenzó su trabajo de hacer todas las cosas, lo primero que hizo fue el Karatái
(jaguar). Trabajó de noche haciendo su forma, sus ojos y todas las pintas que tiene. Lo
segundo que fabricó fue la Paraba, un loro grande que se llama Suaresná; dibujó a
Suaresná con pintura roja. Ya estaba aclarando el día, y con la misma pintura roja pintó
al Karaté (león, puma). Fabricó también a Yokái (peta, tortuga) de noche, y le hizo la
pinta muy bonita.
Todo el mundo estaba orgulloso de sus colores, pero Totí- tavié un pajarito
chico, estaba enojado con el Sol porque no lo quería dibujar. El quería que lo dibujara
con un color bueno, si no él iba a maldecir diciendo que no iba a haber más luz. El Sol
tuvo miedo de la maldición del pajarito, así que empezó a dibujarle la cara y los ojos
con un dibujo no muy bonito. Le echó pintura roja dentro de la carita y con eso quedó
contento el pajarito, así que no maldijo al Sol.
A Chuguperenatéi (garza) también lo fabricó el Sol. Le puso un dibujo que
pintó con ceniza blanca y quedó emblanquecido. Después, en el pescuezo le hizo otro
dibujo obscuro, rojo, con pintura roja que sacó de la piedra Kurudé y que ocupó el Sol
para pintar. Después fabricó a Tigirikiá (pavo mutún) y le pintó todo su cuerno hasta
que quedó bonito. Lo pintó con dos clases de pintura: al color negro lo dibujó con una
brasa (carbón) que pasó por todo su cuerpo y al color blanco lo hizo con ceniza, y así
quedó él muy contento por sus colores. A la Sucha Kobotó (buitre) también la fabricó y
la dibujó de color negro con la misma brasa y con eso le quedó bien. Al Kirakirái
(carancho) lo puso unas manchitas blancas con la misma ceniza y con eso ya estuvo
conforme. A un pájaro no muy grande, el Dikitadí, lo dibujó con la pintura rojita y le
pintó más la cara, entre los ojos, que en todo su cuerpo y así quedó muy rojo. Fabricó
también a Suaría (loro) y lo pintó de amarillo con pintura que venía de la saliva del Sol:
lo puso un dibujo muy bonito y con eso el loro queda muy contento. Fabricó al
Gatodehái (peji: granos) le puso las cáscaras de un palo que nosotros llamamos Ebeduá:
el Sol sacó un pedazo de cáscara, se lo puso encima y lo prendió, y con eso el Peji
estuvo muy contento. A Yahaugé (oso hormiguero) también lo fabricó y lo dibujó: le
puso una astilla muy larga en su uña, que sacó de un hierro y que por eso es muy dura.
Antes tenía un pico corto este oso, y el Sol vio que era muy corto y se lo estiró para
hacerlo crecer más y así quedó un poco más largo. Fabricó también a Eramó (urina,
gamo) y la pintó con un color no muy bueno que sacó de la saliva, y no quedó bien
pintada, medio roja, pero con eso fue suficiente para ella. Al Chabotó (murciélago) lo
fabricó también y lo puso un pedazo de tela a las alas para que pudiera volar. Fabrica al
Puerco Ñakóre (pecarí); lo pintó con pintura negra y le pintó la cara un poco blanca. Y
le escupió con su saliva y le hizo una cosa atrás que tiene olor. Dijo el Sol: “Usted no
tendrá ningún olor, mas su olor saldrá de aquí”. Por eso, si alguien lo hiere no sale olor
de ninguna parte, sólo de esa cosita. También fabricó al Hochi Tacéi (roedor) y le puso
sus dos dientes largos. A Haidabiá (torito) lo fabricó, y cuando ya estaba hecho lo untó
todo con pintura rojita. Y él estaba muy contento con su dibujo y con su colita que el
Sol hizo más larga y pintó más que el cuerpo. Fabricó también el Anta Dahusúi (tapir)
y le hizo una mano no muy buena, plana, con tres dedos no más, pero el Anta estuvo
conforme con esto. También lo escupió con la pintura negrita y con eso estuvo muy
contento el Anta. Fabricó al pájaro Asái (carpintero); cuando ya estaba fabricado lo
dibujó con ceniza en el hombro y quedó blanco, y lo escupió la cabeza y quedó roja.
Fabrica al Chuubí Miákakái (ave de rapiña) y cuando ya estaba fabricado lo pintó con
su saliva medio rojo y medio blanco. Fabricó otro Chuubí, Gakoyokí, y cuando estaba

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bien fabricado lo unté todo su cuerpo con ceniza y quedó muy blanco, y con esos
colores él estuvo muy contento.” (Rosadé, Diháide)

La luna y el parto
“La Luna había dicho a las personas: “Hay que obedecerme y escuchar mis
canciones. Si no, si ustedes no me escuchan y no quieren saber mis sáude (fórmulas que
se recitan para curar) entonces las mujeres de ustedes, todas las que tengan un hijo
morirán. Pero si quieren escuchar mis sáude, y saberlos memorizar, entonces no
morirán, sino que con mis sáude podrán sanar a la mujer que está por parir.” La Luna
había dicho a las mujeres que tendrían menstruación todas las veces que ella moriría. La
mujer tiene menstruación todos los meses porque sigue engendrando, es como si la
mujer tuviera un hijo todos los meses, es lo mismo que parir. Y aunque un viejito tenga
sexualidad con una vieja, no engendra y entonces no tiene menstruación.” (Samáne,
Ekarái)

Origen de la menstruación
“La Luna había dicho a las mujeres que él haría que ellas tuvieran menstruación.
Pero Abué, una clase de cactus dijo: “Bueno, usted hará eso, pero yo voy a hacer que
ellas se sanen de su menstruación”, el cactus apagó las menstruaciones que la Luna
había prometido que tendrían las mujeres. También Chaguesné, una abejita dijo que él
podía e iba a sanar a las mujeres que tenían menstruación. La paloma Kukununatéi, que
tiene el pescuezo muy rosado, también sanó a las mujeres, pero él se descuidó y por eso
las menstruaciones de las mujeres lo contaminaron y su pescuezo quedó rosado hasta
ahora. Pero él pudo sanar a las mujeres.” (Samáne, Ekarái)

Origen de la estrella Gedokerewá


“Gedokerewá es una sola estrella grande, mujer. Se ve a las siete de la noche. Es
igual a Dayáde. Ella no aguantó en esta tierra. Dijo: “Voy a ir al cielo”. Se la llama
también Gedosná porque es muy grande.” (Ihmái, Bái)

Origen de las pertenencias de las sibs


“Esto sucedió en el tiempo de los nanibaháde (antepasados míticos). Ellos
estaban en la oscuridad y corrieron hacia la luz. Lo que cada uno veía por primera vez
le pertenecía. Así, los que llegaron primero descubrieron más cosas, estos eran chikenói
(nombre de una sib) y etakóri (nombre de una sib). Los que llegaron último tuvieron
muy pocas cosas por descubrir. Así, cada familia (sib) tuvo su pertenencia (edopasái).
(Ganiméide, Ekarái)

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Los personajes míticos y la actualidad

Shamán visita al Cielo


“Había un daihsnái que podía dar vuelta alrededor del Sol. Otro daihsnái le dijo:
‘Mejor yo voy a llevar a mi familia allá, al segundo cielo porque es más fresco; el tercer
cielo es muy caliente. Algunos daihsnáne pueden llegar al tercer cielo pero más allá no
pueden ir porque es muy caliente. Un daihsnái puede entrar hasta el tercer cielo, pero
no puede ir más allá porque hace mucho calor.” (Samáne, Gipésnai)

La deidad Asohsná causa la locura


“Cualquiera puede soñar con Asohsná, con ese pájaro; eso no es importante. Es
ella misma, pero ella no quiere hacer daño, sino que más bien está en paz con el
hombre. Puede soñar con ella en forma de pájaro y no pasa nada; la recuerda bien
tranquilo. Pero allá en mi país, una vez había un hombre que tenía su bolsa que había
llevado y usado en la fiesta de Asohsná, y que por eso era puyák. Los Ayoreo tienen
costumbre de dejar afuera de su campamento las herramientas que usan en la fiesta, y
son puyák; pero este hombre trajo esas cosas y las puso a su lado, a su cabecera. Y los
demás le rogaban que llevara esas cosas allá, afuera; pero él decía: ‘Bueno, eso es nada.
Mi vasija no es puyák, solamente mi bolsa’. Durmió el hombre. Y a medianoche, se
despertó. Luego se durmió nuevamente y soñó que su calabaza (en realidad era
Asohsná) tomaba forma de un hombre. Estaba hablando como si fuera hombre.
Asohsná se transformó en calabaza con forma de hombre. El hombre no vio nada de
eso; solamente soñó que su calabaza hablaba. Fue Asohsná que vino en forma de la
calabaza. Esta Calabaza habló y maldijo al hombre: ‘Bueno, ahora usted va a estar
tranquilo por unos días; pero son pocos los días que usted va a permanecer. Después,
usted va a sufrir mucho y no tendrá más vista. Después, el hombre recordó que su
calabaza lo había maldecido. No hubo remedio porque ésta ya lo había maldecido al
hombre. Se fueron, llegaron donde estaba su familia y al día siguiente comenzó a estar
muy grave. Y así se arruinó los ojos y nunca más tuvo vista.” (Ganiméide, Diháide)

El rayo y las parturientas


“Cuando el Rayo viene del Cielo, da un choque a cualquiera y se levanta otra
vez al cielo. Los Rayos bajan porque no quieren ver que la mujer, cuando da a luz, esté
comiendo ají, o enseguida de dar a luz, vaya a bañarse. Eso es lo que hace enojar al
Rayo. No quiere ver esa cosa. Si ve esa cosa, baja del cielo a castigar a todo. Ni una
partera puede bañarse en el río. Aquí había una señora que era partera y una vez lavó a
un chico en su casa. Y en vez de lavarse ella dentro de la casa, se fue al río a lavarse
allá toda la suciedad de la sangre de la madre. Y sucedió más tarde que el Rayo se enojó
con ella y mató a su esposo.” (Tayedé, Diháide)

El joven que se transformó en puerco de tropa


Un joven seguía a los puercos de tropa (yakóre) para matarlos, para comerlos,
hasta que los puercos se enojaron y dieron vuelta al joven. Este huyó y subió a un árbol
pero los puercos comenzaron a morder el árbol hasta que el árbol se soltó y cayó abajo
y los puercos lo prendieron. Lo agarraron y se sacaron de sus propios cuerpos pelo y se
lo pusieron en el cuerpo del joven y sacaron sus dientes y los colocaron al joven para
que fuera puerco también. Lo arreglaban así, le dieron además uñas. Los demás ayoreo
secuestraron a los puercos para hallar al joven y lo encontraron pero ya era diferente.
Tenía forma de hombre pero también forma de puerco. Lo trajeron de vuelta al
campamento. De los colmillos ya era puerco, tenía uñas de puerco. El joven quería

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tomar agua de una calabaza pero ésta se rompió pues no podía tomar agua como los
Ayoreo. A los Ayoreo no les agradó el joven porque ya era un puerco y lo mandaron de
vuelta al monte. El joven ya conocía a los Ayoreo y decía a los puercos: “Ya vienen los
Ayoreo a matarnos”. Pero los puercos no le creyeron: “Eso es mentira”, decían. Los
puercos mataron a los Ayoreo y solo uno se salvó pues huyó. (Moisés)

Castigo por transgresión a tabúes míticos


“Si un hombre no se lavó las manos sueña, la tortuga puede conversar con él.
Entonces le puede prohibir alguna cosa, hasta su propia carne. Si ese hombre no hace caso
y come esa carne puede ocurrir que después muera. Si la tortuga prohibe tomar agua de los
troncos y si él hace caso vive, si no hace caso muere. Por ejemplo, no hay que dormir
sobre la bosta o la huella. Pero puede ocurrir que yo vaya por el campo y me sorprenda la
noche allí, y duermo donde ha defecado un tapir, o donde hay un camino de urina o de
cualquier otro animal, o la marca que el ciervo deja en el árbol que se rasca. Entonces
puede soñar con él. Durante la noche ya viene el animal y pone una prohibición. Cuando
se sueña, se ve a los animales con pinta de personas”. (Samáne, Gipesnái)

Efectos de narrar el mito


“Samáne (el informante) sabe la parte del cuento de cómo vino el
Dyotedidekesnasóngi pero no quiere contarla porque es puyák. Hace desmoronar a los
barrancos, abre como pozos hacia abajo y hace enterrar a las personas” (Samáne,
Homoné)

El rayo y las parturientas


“Cuando el Rayo viene del Cielo, da un choque a cualquiera y se levanta otra
vez al cielo. Los Rayos bajan porque no quieren ver que la mujer, cuando da a luz, esté
comiendo ají, o enseguida de dar a luz, vaya a bañarse. Eso es lo que hace enojar al
Rayo. No quiere ver esa cosa. Si ve esa cosa, baja del cielo a castigar a todo. Ni una
partera puede bañarse en el río. Aquí había una señora que era partera y una vez lavó a
un chico en su casa. Y en vez de lavarse ella dentro de la casa, se fue al río a lavarse
allá toda la suciedad de la sangre de la madre. Y sucedió más tarde que el Rayo se enojó
con ella y mató a su esposo.” (Tayedé, Diháide)

El joven que se transformó en puerco de tropa


Un joven seguía a los puercos de tropa (yakóre) para matarlos, para comerlos,
hasta que los puercos se enojaron y dieron vuelta al joven. Este huyó y subió a un árbol
pero los puercos comenzaron a morder el árbol hasta que el árbol se soltó y cayó abajo
y los puercos lo prendieron. Lo agarraron y se sacaron de sus propios cuerpos pelo y se
lo pusieron en el cuerpo del joven y sacaron sus dientes y los colocaron al joven para
que fuera puerco también. Lo arreglaban así, le dieron además uñas. Los demás ayoreo
secuestraron a los puercos para hallar al joven y lo encontraron pero ya era diferente.
Tenía forma de hombre pero también forma de puerco. Lo trajeron de vuelta al
campamento. De los colmillos ya era puerco, tenía uñas de puerco. El joven quería
tomar agua de una calabaza pero ésta se rompió pues no podía tomar agua como los
Ayoreo. A los Ayoreo no les agradó el joven porque ya era un puerco y lo mandaron de
vuelta al monte. El joven ya conocía a los Ayoreo y decía a los puercos: “Ya vienen los
Ayoreo a matarnos”. Pero los puercos no le creyeron: “Eso es mentira”, decían. Los
puercos mataron a los Ayoreo y solo uno se salvó pues huyó. (Moisés)

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