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SELECCION DE TEXTOS MITICOS
I. Mitología Pilagá
Introducción
Los Pilagá habitan en el Chaco Central, más precisamente en los Departamentos
de Patiño y Bermejo de la provincia de Formosa de la República Argentina. En un
paisaje cambiante que incluye tanto lagunas y esteros -entre ellos los conocidos esteros
del Patiño- como monte seco y espinoso en el que predomina la vegetación xerófila;
completan el entorno abras donde crecen abundantes gramíneas y que suelen ser
invadidas por montes de vinal.
Pertenecen a la familia lingüística guaycurú junto a Toba, Mocoví, Abipón y
Mbayá-Caduveo. En lo que hace al plano de la lengua, pueden distinguirse dos grandes
grupos dialectales. Uno de ellos, el que se conoce como Toba del Pilcomayo o Pilagá,
es el que se habla en la zona más oriental del hábitat indígena. El segundo se conoce
como Toba Boliviano o Arribeño. La mayor diferencia radica en la sustitución de la
consonante alvéolo-palatal sorda, propia del primer grupo, por la fricativa aspirada,
generalizada entre los que pueblan la zona occidental del territorio. En la bibliografía
etnográfica tradicional, al primero de los grupos mencionados se lo denomina
generalmente Pilagá, mientras que a los segundos se los llama comúnmente Toba. Una
excepción al respecto constituye Métraux, quien percibió con claridad la unidad entre
ambos introduciendo el término Toba-Pilagá para designar a los últimos. En definitiva,
puede señalarse que las semejanzas entre los Toba que pueblan la región occidental del
Chaco (Provincia de Salta, Argentina, y Departamento de Tarija, Bolivia) y los Pilagá
del centro de la provincia de Formosa, tanto desde una perspectiva lingüística como
cultural, hacen que pueda considerárselos una unidad. No sucede lo mismo respecto de
los Toba conocidos como orientales, vale decir que pueblan la zona este del Chaco
Austral y Central, con quienes las diferencias tanto lingüísticas como culturales son
grandes.
Los materiales que aquí presentamos provienen de diferentes campañas
etnográficas realizadas por la autora con la finalidad de estudiar la cultura Pilagá.
La información mitográfica fue registrada magnetofónicamente de labios de
informantes calificados, recurriendo al empleo de lenguaraces cuando fuera necesario.
En el gabinete se procedió a la transcripción textual del material, aunque posteriormente
los relatos fueron corregidos mínimamente a fin de facilitar su comprensión. Ténganse
presente tanto los errores de construcción gramatical como las voces vernáculas que
caracterizan al habla castellana de la zona. Al pie de cada relato hemos colocado los
nombres de informante y traductor en ese orden y el lugar donde fuera obtenida la
narración. La grafía de las voces aborígenes se ha adaptado a la del castellano, siendo
necesario solamente realizar las siguientes aclaraciones: k) oclusiva velar sorda, q)
oclusiva postvelar sorda, g) oclusiva velar sorda, G) faríngea fricativa sonora, ‘)
oclusión glotal, y) semiconsonante o semivocal alvéolopalatal no abocinada, w)
semiconsonante o semivocal labiovelar abocinada.
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Mitos cosmológicos
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grande que Qaqadeláchigi (personaje mítico con funciones prevalentemente
tesmofóricas), Dapichí’ hizo todo, Dapichí’ ganó. (Saité, Tomasito) Soledad.
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que no lo conocía, dijo: “¿Ese quién es?” “Se llama Dapichí’. Bueno, Dapichí’ está en
el cielo, antes estaba aquí, en la tierra, no hay otro nombre de Dapichí’; era hombre
antes, ahora ya no se ve nada, será Dios ahora, porque ganó.” (Saité, Tomasito)
Soledad.
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el Sol no podía pasar, lo iba a hacer sonar el contrario, Napalpí lo tapaba. Napalpí es
negro, no es alto, él era contrario al Sol, y quería taparlo. No podía pasar el Sol porque
Napalpí lo tapaba, tapó todo, no quería que pasara. Y después pasó él sólo, pasó a
caminar por debajo de esta tierra; allí hay otro cielo, además de éste, entonces ya llega
allá, al naciente. Entonces ahí está el sol todavía, pasa por debajo de esta tierra y
después vuelve a salir por el naciente. Entonces ella no puede perderse, porque escapó,
tiene poder el sol. Bueno, nosotros hemos ganado y a veces hay nuevos y dicen: “Ahí
está la Sol, todavía hay sol, pero menos mal que hay capo, si no hubiera poder, no
habría sol, lo habrían muerto, habría oscuridad. Es fiero porque la gente se pierde, se
terminaría la gente. Por eso la gente tenía miedo y ayudó el Sol. Dapichí’ también
ayudó, gritaba: “Si matás al Sol seguiremos en la oscuridad, no se puede ver, no se
puede mariscar, a lo mejor con suerte saldremos a mariscar, saldremos a dormir, nos
levantaremos, habrá un nuevo mundo”. Por eso nosotros dormimos de noche; después
amanece, salimos a mariscar, salimos a buscar trabajo. Así hizo Dapichí’ antes, ayudó
al Sol”. (Sayté, Tomasito) Soledad.
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quirquincho fue al cielo, el conejo fue al cielo. Han cambiado.” (Saité, Tomasito)
Soledad.
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Dapichí’ y el traslado de algunos árboles a la bóveda celeste (2ª versión)
“En el cielo hay un napík (algarrobo). Hay como un estrellado, son muchas
estrellas; es un árbol, y después está tadéek (palo mataco). Eso antes era de aquí, el
napík estaba en aléwa, y Dapichí’ lo hizo cambiar, lo llevó al cielo. Dapichí’ dijo:
‘Bueno, cuando yo vaya al cielo, cuando haya alguna gente nueva, tiene que haber otros
palos, más allá, en el cielo. Entonces todos los hombres van a saber que se llama napík.’
Ahí está napík, para una historia con Qaqadeláchigi, en Hokaléi. Es una historia como
la de antes, como la del suri. Como estaba diciendo, lo ha cambiado, fue al cielo, ahora
ha cambiado el napík al cielo; tiene que estar ahí, como un estrellado (constelación); no
es una nube, nada más que un estrellado. Entonces nosotros, la gente nueva, ya lo
conocemos. Esas estrellas se llaman Wakachiñí. Por eso tiene palo en el cielo, porque lo
hicieron antes, por eso está ahora. A medianoche, si sale alguno (una persona) ve el
palo en el cielo, ya lo conoce.” (Saité, Tomasito) Soledad.
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la oración (al caer el sol). Cuando llega no está cargada, trae un poco de leña no más.
Entonces el Yulo pensaba: ‘Mi señora viene siempre tarde, siempre que va a traer leña,
será que está haciendo alguna otra cosa en el monte.’ Entonces el Yulo piensa que tiene
que espiar a ver qué hace la señora. Al otro día trae mucho pescado y la señora no
viene, bien tardecito llegó. Cuando la señora llega se pone a tomar agua, pero el agua le
salía por la vagina. Tiene todo roto adentro hasta la boca, por eso cuando toma agua se
sale, no puede quedar en la panza. El marido la miraba y veía que era ella la que largaba
el agua porque está seco todo. El agua caía porque la mujer había fornicado con el anta
(tapir) y le había roto todo. Dice que tenía dos antas que todo el día fornicaban con ella.
El pene del anta es muy grande, por eso le llegaba hasta la boca y le rompe adentro de
la mujer. El Yulo, al día siguiente decide seguir a su mujer y le dice: ‘Bueno, mañana
voy a ir a traer leña también.’ Entonces el Yulo sale y la espera en el monte en el lugar
donde siempre entraba la mujer. El Yulo llevaba flechas, todo. La mujer sale bien
tempranito y camina cerca de un kilómetro, entonces se pone a cantar. Iba cantando la
señora, y el marido la va siguiendo detrás de ella. Al rato se oye el silbido de un
hombre, entonces la mujer camina para ese lado. Entonces el Yulo se da cuenta: ‘Con
razón que mi mujer viene siempre tarde.’ El Yulo se da cuenta que por el silbido la está
llamando. Entonces, cuando se encontraron, se pusieron a fornicar el anta y la señora.
El Yulo se puso a gritar y el anta salió disparado. La mujer se moría de vergüenza
cuando vio al marido. La mujer le dice al marido: ‘Bueno, vamos a la casa, vos andá
adelante.’ El Yulo le contesta: ‘No, vos tenés que ir adelante.’ Y la mujer fue adelante,
y cuando caminó como treinta metros flechó a la señora, y la mató. Entonces ahí no
más la carnea. Hizo un fuego para hacer asado. Y cuando estaba asada se fue a donde él
sabía mariscar, porque él buscaba suris, entonces busca suri porque tiene muchas
plumitas. Trae la carne asada de la mujer y le pega las plumas del suri. Entonces ya
parece carne de suri porque tiene pegadas las plumitas. Enseguida llevó la carne y le dió
a la suegra. Traía la yika bien cargada de carne. El Yulo decía: ‘Bueno, repartí no más a
la gente, yo no me voy a quedar con nada, todavía tengo qué comer. La suegra repartía
la carne entre la gente porque el marido de ella, digamos que era como cacique, era
oykyaGáyk (poderoso). Pero el padre no sabía nada, no había soñado ni nada. Pero el
Yulo tiene más oykyaGáyk, más poder. El Yulo era payák, antes eran todos payák
(seres-otro, no humanos). El suegro y la suegra repartían comida y la gente comía.
Comen todos y nadie le hallaba olor diferente. Alguno se guardaba un pedacito. Hasta
que el suegro se pregunta: ‘¿Qué le ha pasado a mi hija?’ Parece que el viejo no podía
dormir. Recién se durmió al amanecer, un rato no más, entonces soñaba con la hija, que
la estaban asando en el monte. Entonces a la mañana salió a seguir la huella de la hija, y
enseguida encontró el fuego y el asador, y la cabeza. Se puso a llorar ahí mismo, se dio
cuenta de que ahí la había asado el marido y ahí mismo vomitaba porque había comido
a su propia hija. Entonces se fue llorando corriendo a la casa. Pero cuando salía el padre
de la mujer, el Yulo salió con sus hijos. El padre de la mujer quería matar al Yulo, pero
el Yulo se fue. El suegro le contaba a la gente que lo que habían comido era su hija.
Entonces la gene vomitaba, botaba la comida. El padre se fue a perseguir al Yulo, le
seguía las huellas, porque quería matarlo. El Yulo se había ido a una laguna y ahí había
un palo santo seco. El Yulo se había puesto arriba del palo con los hijos. Entonces el
suegro empezó a subir el palo, pero cuando estaba cerca, el Yulo se voló al cielo con los
hijos. Entonces el viejo gritaba de rabia porque el Yulo se escapa, se va al cielo con los
hijos. El suegro no lo puede pillar porque no tiene alas. El Yulo se cambió a pájaro para
poder volar al cielo. Así que ahora se puede ver en el cielo con pinta de estrella.”
(Honorio González) Soledad.
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Origen de la constelación del Yulo (2ª versión)
“El Yulo era un hombre muy mariscador, siempre salía a cazar. La mujer iba
siempre al monte a buscar chawa (fibra vegetal). La mujer en el monte se encontraba
con el anta. El anta era como persona en ese tiempo, hablaba como los hombres. Así
que el anta se junta con la mujer y conversa con ella. El anta invitaba a la mujer a
fornicar. Las primeras veces la mujer no quiere. Pero como siempre sale a juntar
chawa, siempre se encuentra con el anta en el monte. Entonces el anta convence a la
mujer de que fornique con él. Entonces la mujer iba todos los días al monte a fornicar
con el anta y traía poca chawa. Entonces el Yulo se da cuenta de que la mujer trae poca
chawa y piensa: ‘¿Qué estará haciendo mi mujer en el monte que tarda tanto rato y casi
no trae chawa?’ El Yulo sale a cazar y va pensando. Después de cazar un rato mata
unas corzuelas y se va a la casa del suegro y reparte la comida, al rato llega la mujer.
Entonces le pregunta: ‘¿Por qué has traído poquita chawa?’ El Yulo ya se da cuenta de
que la mujer lo engaña. Al día siguiente el Yulo prepara las flechas para irse al monte.
La mujer del Yulo sale al monte a buscar chawa y el Yulo la sigue sin que la mujer se
dé cuenta, hasta que llega al lugar donde la mujer siempre fornica con el anta. El Yulo
siente que la mujer está hablando con un hombre que tiene la voz gruesa, entonces se da
cuenta de que es animal, no es como la voz de los hombres que es más fina. Se acerca y
mira al bicho que está conversando con la señora, ve que no es un hombre sino animal,
así que el Yulo se llenó de rabia. El Yulo se prepara, se queda callado. La mujer tiene
adentro hueco porque el anta le rompió todo adentro porque tenía el pene grande. Ha
ido a tomar agua la mujer y la tragaba pero le salía por la vagina, no puede quedarle
adentro porque tiene todo roto. Entonces el Yulo le dice a la mujer: ‘Vamos a otro lado
donde yo tengo corzuelas que estuve cazando.’ Entonces la mujer se fue con el hombre.
El Yulo la lleva por el monte bien lejos. Entonces el Yulo larga una flecha, la mujer se
asusta y le pregunta qué está haciendo. Entonces el Yulo le dice que está cazando
palomitas. Entonces el Yulo agarra flecha otra vez y le habla a la mujer para que ella se
dé vuelta, tira entonces y le pega justo en el ojo. La mujer muere enseguida, el Yulo se
pone inmediatamente a carnearla y la mezcla con el cuero de corzuela. El cuerpo de la
corzuela lo ha enterrado el Yulo y pega la carne de la mujer como si fuera de corzuela.
Entonces el Yulo se lleva la carne de la mujer y se la entrega a la suegra para que la
reparte. Entonces la suegra la cocina, invita a uno y a otra, a toda la gente. Pero al rato
la gente empieza a vomitar porque la carne no tiene sabor de corzuela. Un viejo dice:
‘Esto no es carne de corzuela.’ El viejo se da cuenta de que es carne de persona.
Entonces el Yulo dice a los suegros: ‘Han comido la carne de su hija.’ Entonces se va
con sus hijos. Entonces el suegro se enoja porque ha matado a la hija y le ha hecho
comer su propia carne. Toda la familia de la mujer quiere matar al Yulo y salen a
buscarlo. Pero el Yulo no muere porque se prepara unas alas y se cambia en yulo. Se ha
cambiado porque tiene poder, y se ha ido volando al cielo con las criaturas de él. La
gente lo persigue para matarlo, pero cuando la gente se acerca, el Yulo se vuela al cielo
con los hijos, se van cantando contentos. El Yulo no se muere, no deja que lo agarren,
se va al cielo con alegría, se mete en una nube y nadie lo ve más. Tiene mucho poder el
hombre. Hasta el día de hoy se ve al Yulo en el cielo con los hijos.” (Pedro Moreno)
Pozo de Navagán.
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a la mujer con el anta. Entonces el Yulo mata a la mujer. La lleva al monte y la mata,
enseguida la empieza a carnear. El Yulo lleva a su mujer a mariscar al monte. La mujer
sigue al esposo y se van bien lejos. Entonces el Yulo la mata porque la mujer no se da
cuenta de que la quiere matar. Entonces la carnea y mete la carne de la mujer en un
cuero de corzuela, la mezcla con carne de corzuela, para que crean que es corzuela.
Entonces se lleva la carne de la mujer para entregar a los suegros. A la hora de la
oración llega el hombre. A media noche el Yulo ya se cambia en pájaro. Al otro día la
suegra cocina la carne de la mujer, así que comen la carne de la misma hija. El hombre
tenía flechas con ponzoña. El anta la ha llevado al monte a la mujer, al rato el Yulo
pilla a la mujer y el anta se dispara lejos. El hombre la carnea y lleva la carne a los
suegros y nadie se da cuenta. Después de que comieron, después de un tiempo, ya están
vomitando, entonces ya empiezan a sospechar. Así que el Yulo se va al cielo porque
sabe que lo quieren matar. Se cambia en Yulo y se va al cielo. Y la gente se da cuenta
de que el Yulo mató a la mujer, pero el Yulo se va al cielo y no lo pueden agarrar. Por
eso nosotros no podemos matar al Yulo porque es persona. Todavía se puede ver el
Yulo en el cielo con aspecto de estrella.” (Gabriel Fernández, Juan Córdoba) Pozo
Molina.
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Explicación del Eclipse
“Cuando hubo una noche larga, el sol estuvo mucho tiempo sin salir porque un
león (puma) estaba peleando con el Sol. El león le comió un pedazo al Sol, el Sol
quedaba chiquito, un pedacito no más. Entonces se hace de nuevo el sol. La Luna
también se pelea con el león. Así era en ese tiempo, todos son poderosos, todos
oykyaGáyk. El Sol y la Luna se siguen peleando con el león, cada vez que el Sol se hace
chiquito es porque se pelea con el león. El Sol se va achicando, queda como Luna
recién salida, porque el león lo va comiendo. Por eso cuando el Sol se iba quedando
chiquito los antiguos agarraban el morterito, y ellos empiezan a pegar y rezan para que
no se apague el Sol. La Luna también se apagó muchas veces. Sale sangre de la Luna,
se achicaba, achicaba igual que el Sol. Entonces cuando el león se llena de comer deja
un pedazo chiquito. Entonces el Sol y la Luna se vuelven a hacer porque ellos son
oykyaGáyk.” (Pedro Moreno) Pozo de Navagán.
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Mitos Cataclismáticos
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cavar un pozo grande porque cuando yo me vaya voy a mandar un fuego grande para
quemar todo el mundo.’ Cuando el Yulo manda el fuego grande no queda nadie, todos
mueren. Los chicos cavaron y cavaron. Había mucha gente, entre ellos un cacique que
ve lo que están haciendo los chicos y les dice: ‘¿Por qué están haciendo esto?’ Uno que
está ahí le contesta: ‘Los chicos están cavando un pozo grande porque el padre de ellos
va a mandar un fuego grande para quemar todo el mundo.’ Pero el cacique no les hace
caso, dice: ‘Este hombre miente, no le creo.’ Los chicos siguen cavando. El Yulo les
dice que cuando estén listos los pozos bien hondos va a mandar el fuego. El Yulo tiene
mucho poder, en ese tiempo no son bichos, son personas. Cuando está hondo los chicos
miran al cielo, están avisando al padre. Entonces el padre que está mirando se da
cuenta. Al rato se empieza a ver humo, del naciente venía humo. La gente viene
disparando, algunos se meten en el pozo, los que entran se salvan. A los que alcanza el
fuego se mueren. Hay algunos que entran en el agua, pero el agua hervía. El fuego
quema todo. Hay gente que se mete en cuevas, pero el fuego los alcanza lo mismo.
Todos mueren, los que se van al monte también, todos los montes se queman, no queda
nada. Así que mueren todos. Sólo se salvan los que entran al pozo, gente vieja, un viejo,
una vieja, una chica, un chico, como nosotros (adultos) también. TomaGaloqosót
quema todo. Cuando pasa el fuego la gente que entró al pozo sale. Pero salen de otra
forma, con forma de suri, de zorro, de víbora, de pájaro. La gente sale con la forma de
todos los bichos. La gente que salía y espiaba se transformaba en animales, no había
que espiar. Los hijos del Yulo le enseñan a alguna gente que no había que espiar cuando
recién se sale, no hay árboles ni pasto, pero no hay que mirar. Hay que caminar un
trecho sin espiar, hay que mirar el suelo no más. Después de caminar treinta o cincuenta
metros recién se puede mirar. Los que no espían se quedan con forma de hombre, pero
los que miran se cambian en animales. Los hijos de Yulo se salvaron porque el padre
les enseñó lo que tenían que hacer. Había una vieja y un viejo que salieron mirando y se
cambiaron en oso hormiguero. Otra gente salió espiando y se cambió en suri y salió
disparando. Una chica espió y se cambió en pájaro y salió volando. Todos los bichos
que andan en esta tierra eran gente antes. TomaGaloqosót les enseñó a los hijos que no
había que mirar para salir con el mismo aspecto. TomaGaloqosót les avisó a los hijos
para que quedaran algunas personas, porque hacen falta. Así piensa él. Cuando se
quemó el mundo no había árboles, ni pasto, no había nada. Como no hay nada para
comer quieren salir a mariscar para comer, pero no sabían nada cómo hacer para pescar,
para cazar. Se arriman a los animales pero los animales no se quedan quietos, se
disparan. Entonces viene del cielo un pajarito chiquito que se llama Nisolé, entonces el
cantaba y salía el pasto, venía otro día, cantaba, y salía un árbol, otro día, salía otro
árbol. El pajarito cantaba, cantaba, y a los dos, tres días aparece el brote. Cantaba y
salía una clase de pasto, después de un trecho otra clase de pasto. Después salen las
plantas. Después sigue cantando, sigue llamando y sale otra raíz. Después ya hay pasto,
ya se puede ver. Los animales ya tienen comida, pero la gente no sabe cazar. Entonces
viene un hombre que es poderoso y enseña a cazar los suris. Dice: ‘Paren de llorar, yo
les voy a enseñar, hay que ponerse yuyo en el cuerpo, hay que taparse el cuerpo para
que el suri no lo conozca. Entonces te podés acercar y el suri no se dispara.’ Entonces la
gente prueba y enseguida puede cazar suri y está contenta.” (Sebastián Gómez,
Laureano Gómez) Pozo de Navagán.
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Yulo descubrió a su mujer. Entonces preparó la venganza. Juntó huevos de víbora, los
revolvió bien y se los dio de comer a la mujer. La mujer se empezó a hinchar, a hinchar,
hasta que se reventó porque tenía adentro de la panza muchas víboras, víboras de todas
clases. Después, TomaGaloqosót les dijo a los hijos que él iba a mandar un incendio
grande, para quemar todo el mundo, que tenían que hacer un pozo bien grande para
esconderse cuando viniera el fuego. Los chicos empiezan a cavar, a cavar, y después
viene de vuelta TomaGaloqosót y ya está todo listo, hay un pozo bien hondo. Entonces
TomaGaloqosót manda el fuego, él prendió el fuego porque tiene poder, es oykyaGáyk.
Entonces viene el fuego y quema todo, los árboles, el pasto, no queda nada. Después
cuando se terminó el fuego, TomaGaloqosót les dice a los hijos: ‘Cuando tengan que
salir tienen que agachar la cabeza alrededor de una hora.’ Los que no agachan la cabeza
salen y miran, pero se cambian en animales, salen como zorro, suri, corzuela, ciervo,
yulo. Casi todos se cambiaron en animales, pocos agacharon la cabeza. Se cambian
porque ellos miran todo lo que está quemado. Entonces viene TomaGaloqosót y se
ponen a tocar el pin-pin (tambor). Entonces viene ese pajarito que se llama Nisólé y
empieza a pisar la tierra, entonces empezó a salir pasto. Toda la tierra con la patita,
vuela unos treinta metros, toca de nuevo y así hace el pajarito para que salga el pasto.
Nisolé sembraba el pasto. Al principio era todo pasto, puro campo, después recién
salieron los árboles. Los animales comían el pasto, entonces dejaron toda clase de
guano, entonces salieron los árboles. Cuando salieron, el pasto y los árboles, la gente ya
se quedó contenta.” (Pedro Moreno) Pozo de Navagán.
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Destrucción de una villa por agua (1ra versión)
“Había una señorita y cerca de su casa había un estero grande. La chica se fue a
buscar agua con la botija y a lavarse un poco. Esa misma noche Nanaykpolyo’ (figura
mítica) se enojó, vino una noche tormentosa, y vino una lluvia que nunca paraba, no
muy fuerte, pero nunca paraba. Así que después de un tiempo era como bañado la
tierra. Se junta mucha agua. Todos empezaron a sufrir por el agua y no se habían dado
cuenta de que había una mujer que se había ido a bañar. Ya no quedó toldería, todo
como bañado. Los antiguos se hundieron, se ahogaron por el agua. Vino gente de otra
toldería y vio todo debajo del agua, ya no había nada. Sólo estaba Nanaykpolyo’ en el
medio del agua. No había gente, no había nada, sólo agua no más. La gente que vino
sentía ruido en el lugar donde estaba la toldería, entonces se pusieron a cavar a ver si
encontraban a la gente. Cavan dos o tres metros y se van. Al otro día cuando vuelve el
pozo está tapado otra vez. Entonces ya no pudieron sacar más a la gente. Por eso hoy
día se aconseja a los nuevos que tengan miedo el agua. Cuando la mujer tiene
menstruación no puede ir al agua porque Nanaykpolyo’ se enoja y hunde la toldería para
siempre.” (Ramona, Alberto Yanciz) Pozo Molina.
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poder de Dios y de Luciano, no las podrán usar porque se van a morir antes, cuando la
tierra se de vuelta. Cuando Luciano haga la tierra de nuevo los blancos se van a cambiar
en animales. Se van a hacer como oso, zorro, jaguar, suri, conejo, quirquincho. Lo
mismo que pasó antes va a pasar después. Sólo los qom (autodenominativo étnico) van
a vivir en el nuevo mundo. Ahí no se va a necesitar plata, todos van tener lo que
quieran, la gente va a estar contenta, con gozo. Luciano va crear un mundo nuevo sólo
para los Pilagá” (Ceferino). Bomba.
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Ciclos míticos relativos a Tesmóforos, Héroes Salvadores y Tricksters.
(Burlador-burlado)
A. El ciclo de Wayayqaláchigi
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Wayayqaláchigi y la Chuña (3rª versión)
“Wayayqaláchigi estaba comiendo y le dio sed y piensa dónde puede ir a tomar
agua. Por ahí andaba Chuña. Pero en esa época era hombre. Chuña se puso a cantar,
entonces lo oyó Wayayqaláchigi. Wayayqaláchigi dejó todas las cosas en unos palos
secos así no se pierden, y se fue a donde estaba la Chuña. Wayayqaláchigi dice: ‘Voy a
asustar a la Chuña.’ Así que se escondió y salió de repente detrás de un árbol, así que la
Chuña se asustó. La Chuña le dice: ‘¿Por qué me hace esto?’ Y Wayayqaláchigi
responde: ‘Para que te asustes.’ Entonces Wayayqaláchigi le pide a la Chuña que le
haga un favor, que le indique a dónde hay agua. Chuña le dice que ella no sabe, que no
vino por el agua, que vino sólo cantando por ahí. Wayayqaláchigi le dice: ‘No, por
favor decime dónde hay agua porque yo he comido mucho asado y tengo sed.’ Al final
le cuenta que ha cazado unos animales y que tiene la carne escondida donde hay unos
palos secos. Entonces le dice: ‘Decime a dónde hay agua y yo te voy a convidar asado,
tengo mucha carne, me sobra como para darte.’ Entonces Chuña le dice: ‘Bueno, yo te
voy a ayudar, pero después vamos a ir a comer un poco de asado.’ Wayayqaláchigi dijo:
‘Bueno.’ Entonces se van contentos. Entonces Chuña le dice: ‘¿Por qué no hacemos una
carrera?’ Wayayqaláchigi acepta y salen corriendo hacia el lugar donde había agua.
Entonces Chuña le dijo: ‘Vamos a llegar hasta el agua pero vamos a tomar agua
sumergiéndonos en el fondo porque el agua del fondo es más fresquita.’
Wayayqaláchigi acepta y se van corriendo, llegan al agua y saltan fuerte para caer bien
adentro. Entonces Chuña se saca las alas y las deja en el agua. Porque había apostado
con Wayayqaláchigi a ver quién se quedaba más tiempo sumergido. Wayayqaláchigi se
levantaba a cada rato a espiar y veía las alas de la Chuña y decía: ‘¿Cómo aguanta mi
compañero?’ Hasta que al final se dio cuenta de que Chuña había dejado las alas pero
que se había ido, lo había jorobado. Entonces Wayayqaláchigi dice: ‘Bueno, ya tomé
bastante agua, así que voy a comer un poco de asado.’ Entonces llega a los palos secos
donde tenía el asado y no encuentra nada. Porque la Chuña le había robado todo. Lo
engañó la Chuña a Wayayqaláchigi. Entonces Wayayqaláchigi se murió de hambre.
Pero después vino una lluvia y revivió otra vez. Siempre anda por todas partes
Wayayqaláchigi, es andador, chistoso, le gusta divertirse, hacer macanas. Así es
Wayayqaláchigi.” (Ramona, Alberto Yanciz) Pozo Molina.
Wayayqaláchigi y la araña
“Andaba rengo Wayayqaláchigi y se encuentra con la araña, entonces le dice:
‘Oiga, sobrina, tiene que arreglarme mi pierna quebrada.’ Entonces la araña se pone a
trabajar, hace tela de araña dando vuelta. Al rato le dice: ‘Parate.’ Entonces ya anda
bien otra vez. Wayayqaláchigi se va, anda un trecho y dice: ‘Qué sobrina fiera, muy
fiera, tiene el ano para arriba.’ Entonces la pierna se le vuelve a quebrar. Entonces
vuelve otra vez con la araña y le dice: ‘Mi tía, por qué no hace bien mi pierna.’ La
araña le responde: ‘Bueno, voy a hacerla bien.’ Le hace la pierna de nuevo y se van otra
vez. Llegan más lejitos que la otra vez, y Wayayqaláchigi dice: ‘Qué fea es mi sobrina,
tiene el ano muy grande, tiene la cabeza cerca del ano.’ Entones se le vuelve a quebrar
la pierna otra vez. Entonces vuelve otra vez dónde estaba ella y le dice: ‘Tiene que
hacerla bien.’ Entonces la araña, que era como mujer, le dice: ‘Bueno, voy a hacerla
bien, pero no tiene que decir ninguna cosa de mí, porque allá lejos dijo que yo tengo el
ano grande.’ La araña sabe porque tiene poder, tiene mucha ponzoña. Wayayqaláchigi
dice: ‘No, tía, yo no hablo nada.’ La araña dice: ‘Por ahí hablabas macanas, yo no
quiero hacer más tu pie.’ Wayayqaláchigi dice: ‘No, sobrina, hacémelo, si yo no he
hablado macanas.’ Entonces ha vuelto a curarle otra vez la pierna. Entonces ya se van,
se van lejos y no dice nada.” (Pedro Moreno) Pozo de Navagán.
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Wayayqaláchigi y el sapo
“Una vuelta Wayayqaláchigi se encuentra con el sapo. Pero el sapo tenía pinta
de persona en ese tiempo. El sapo hace un pozo para guardar agua, y ahí se queda
cantando, contento. Entonces viene Wayayqaláchigi y quiere cargar toda el agua. Se
lleva toda el agua, hasta que se acaba el agua. Queda bien seco el pozo. Entonces el
sapo se queda sin agua enseguida se le empieza a hinchar el cuerpo y se muere de sed.
Así hizo Wayayqaláchigi porque es chistoso. Así eran los antiguos.” (Pedro Moreno)
Pozo de Navagán.
Wayayqaláchigi y la alpargata
“Wayayqaláchigi estaba buscando a la gente y se encuentra con la alpargata, que
estaba tirada en el suelo. Entonces le pregunta: ‘¿Dónde está la gente?’ Entonces la
alpargata le dice: ‘¿No sé para qué lado se fueron, a mí me tiraron para acá no más.’
Entonces Wayayqaláchigi le dice: ‘Contáme, alpargata, porque si no te voy a tirar allá
arriba.’ La alpargata le dice: ‘Si quiere tirarme, tíreme, como quiera usted.’
Wayayqaláchigi agarró la alpargata y la tiró arriba y la alpargata cayó y le pegó en la
cabeza a Wayayqaláchigi, entonces se desmayó Wayayqaláchigi.” (Juan de los Santos)
Soledad.
B. El ciclo de Asyén
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porque no quiere que se case con ese hombre, le saca la ropa, todo. Así que ahí está la
pobre chica sentada detrás de la casa. Al rato aparece un caballo ensillado y ‘Asyén le dice
a la mujer: “Andá ahí que debajo de la montura hay una cosa para vos”. Ahí hay un corte
de género. Entonces la mujer se hace un vestido y se lo pone. Después la ve el padre y le
pregunta: “Quién será que te ha dado ese vestido?”. Pero la mujer se hace la tonta y el
padre le quita el vestido otra vez. Al rato ‘Asyén le dice que hay otro corte debajo de la
montura. La mujer saca un corte lindo y se pone un vestido otra vez. Le quita de nuevo el
vestido porque el padre piensa que se lo da alguno que le tiene lástima. Después saca otro
corte la mujer. Ya son como las doce y siente hambre la mujer. Entonces ‘Asyén le dice:
“Andá a la carona”. Y encuentra un pan grande, miel de lechiguana (variedad de abeja). Al
día siguiente, el padre se va a buscar unas ovejas porque hay gente que roba. Lleva mucha
gente pero le dice al yerno: “Usted, ‘Asyén, quédese porque no hace nada bien, no sirve
para nada, usted tiene que cuidar mi hacienda”. El padre se va a buscar la hacienda, en dos
o tres horas ‘Asyén le dice a la mujer: “Bueno, yo me voy con su papá, él no quiere pero
yo me voy”. La mujer no dice nada. El se va. Y alcanza a la gente que se había parado
para descansar, tardecito recién ya la pudo alcanzar. Había ido en un caballo hermoso,
pero cuando alcanzó a la gente, lo cambió de nuevo en burro rengo, como andaba siempre.
El suegro le dice: “Quedáte ‘Asyén”. ‘Asyén se queda medio retirado, solito porque la
gente no lo quería. La gente había mariscado en el camino, y ‘Asyén sólo lo invitaban con
partes feas, la cabeza del suri o de corzuela. El agarró, tiró la cabeza y apareció una
corzuela, disparando, tiró la cabeza del suri y apareció un suri disparando. El no come
porque tiene pan y otras cosas lindas. Vino el suegro y le dijo: “‘Asyén te vas a volver
ahora porque no me hiciste caso, tenés que volver”. Dice ‘Asyén: “Bueno, cómo no”. A
eso de las doce agarró el burrito, le golpeó el lomo y apareció un caballo lindo. Cuando
siente la conversación de la gente que viene detrás de él, le golpea el lomo y aparece de
nuevo el burrito. El suegro le dice: “Tenés que volver ‘Asyén, si no voy a perder mi
hacienda que está allá”. Hay un hombre que le renguea el caballo, y dice: “Bueno, vamos a
volver compañero”. ‘Asyén le dice: “Esperáte un momento, vamos a curar al caballo”. Le
tocó la mano al caballo y lo curó. Golpeó el lomo del burrito y aparece el caballo lindo,
gordo. El hombre que se había quedado con él, se da cuenta de que es poderoso. Salieron
de nuevo, y en un ratito alcanzaron a la gente, entonces volvió a transformar al caballo en
burro, e hizo renguear al otro caballo. El suegro se enoja porque los siguieron, y dice que
son tontos. Esa noche ‘Asyén y el compañero se levantan bien temprano, antes que toda la
gente. Al amanecer ya llegaron donde estaba la gente que había robado el ganado. ‘Asyén
se vuelve con todos los animales, los animales lo persiguen, atrás de él vienen las ovejas,
vacas, yeguas, él parece que manda los animales. Entonces viene el suegro y se da cuenta
de que ‘Asyén es poderoso. ‘Asyén vuelve a donde estaba la mujer de él y mete los
animales en el corral. Había hecho un corral antes de salir. Y el suegro se da cuenta. Era
un hombre fiero ‘Asyén, andaba en un burrito rengo, y usaba una gorra con orejas de
burro”. (Sebastián Gomez, Laureano Gomez). Pozo de Navagán.
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enorme. El padre le pega a la hija porque se quiere casar con ‘Asyén. La he hecho
desnudar, la ha dejado sin nada. ‘Asyén lleva a la mujer y le da ropa. A la mañana
siguiente el padre ve a la hija y vuelve a pegarle y a desnudarla. ‘Asyén no dice nada. De
día ‘Asyén tiene cuerpo fiero, pero de noche ya se cambia. El cacique llama a la gente para
ir a buscar a los contrarios, y le dice a ‘Asyén: “Usted se queda acá porque tiene un burro
manco, si vas te van a matar”. ‘Asyén igual se va. El ayudante siempre lo acompaña. Se va
lejos la gente. ‘Asyén ha hecho cambiar el cuerpo del burro, entonces se va disparando
fuerte ‘Asyén. El suegro no sabe nada. Al otro día el suegro se detiene para buscar comida
y todos se ponen a cazar. La gente caza corzuela y después se pone a dormir, a descansar.
‘Asyén llega y algunos le convidan, pero le dan la cabeza de la corzuela. como ‘Asyén
tiene pan, tiene todo, come. Al otro día ya están llegando cerca de los enemigos y el
cacique le dice ‘Asyén: “Usted quédese porque tiene burro muy fiero”. Pero ‘Asyén no le
hace caso, lo va siguiendo detrás. Cuando llegan a donde están los contrarios, el cacique
ordena que los vayan rodeando. Enseguida se ponen a pelear, y van peleando. El ‘Asyén
viene último, vine en un caballo hermoso, había cambiado el burro. Tiene espuelas, todo.
Ellos están peleando, pero como ‘Asyén tiene más poder se va a la vuelta donde tiene
vacas, chivos, caballos, todo, ‘Asyén se va silbando y lo siguen los caballos, vacas, chivos,
todo. El suegro se da cuenta de que el yerno tiene mucho poder y deja tranquila a la hija
con él. Como tienen mucho ganado, la mujer le dice que se vayan a vivir lejos de ahí, que
quiere cambiarse de lugar, así que se van a otro lado”. (Saité, Orlando). Soledad.
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hombre hermoso. ‘Asyén habla a la moza y ella no tiene miedo, ‘Asyén le propone que se
case con él. La moza acepta y cuando llega a la casa, le dice a los padres que se quiere
casar con ‘Asyén. La joven era siempre soltera, nunca quería casarse aunque tenía muchos
pretendientes. El padre de la chica no quiere porque ‘Asyén es muy fiero. El siempre se
cambia el cuerpo es un hombre lindo y de repente se pasa a un hombre sucio y fiero. El
suegro no quiere, le dice a la hija: “Cómo te vas a casar con un hombre viejo, feo y sucio”.
Pero la hija se casa igual con ‘Asyén, y a la mañana siguiente tiene muchos regalos que le
hizo ‘Asyén a la mujer. Entonces el padre de la chica se da cuenta de que ‘Asyén tiene
poder y la deja vivir con él”. (Ramona, Alberto Yanciz). Pozo Molina.
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Nalagát salió al galope con todos sus hombres. Mientras ‘Asyén montaba su cabalgadura,
su compañero le daba consejos. Se encontraron con el enemigo, que intentó matar a tiros a
los hombres y caballos. Pero las balas no penetraron. Los compañeros de ‘Asyén se
ocultaron detrás de algunos árboles y observaban. ‘Asyén frenó su caballo. Los caballos se
detuvieron y entonces explotaron como armas Y mataron a todos los enemigos de la aldea.
Ninguno sobrevivió. ‘Asyén los había derrotado a todos. Tenía otro compañero, que dijo:
“Voy a llevarme la ropa y las cosas de los muertos.” Quería llevarse todo pero no pudo, de
modo que dejó algunas cosas acá donde estamos ahora. También dejó algo de ropa y sólo
tomó algunas cosas. ‘Asyén dijo: “No necesitamos nada; todos se están yendo.” Y se fue.
El caballo salió rápido al igual que su compañero. Y cambiaron los burros. Dejaron las
pieles de burro. Eran personas con el cuerpo limpio, con ropas y oro. Los caballos
galopaban y finalmente llegaron a la casa de Nalagát, el suegro de ‘Asyén. ‘Asyén
desmontó, miró a Nalagát y se acercó, y con un par de tijeras le cortó el pelo muy corto.
Nalagát dio unas vueltas caminando. Dijo: “Está bien, ‘Asyén. Cocinaré para ti; te daré
todo lo que tengo; te llevaré agua a tu casa.” ‘Asyén contestó: “No necesito nada; tengo
todo lo que necesito.” Nalagát lloró cuando ‘Asyén le cortó el pelo, porque le dolía la
cabeza. ‘Asyén volvió a montar su caballo y los caballos salieron. La esposa de ‘Asyén
estaba feliz. Los caballos al rato llegaron a la aldea. Habían llegado. Por la mañana
convocó a todos. A Nalagát le quitaron todo; ya no era el jefe. ‘Asyén era el jefe. Nalagát
llamó a uno de sus hijos varones pero este le pegó a su padre y le dijo: “Ahora has pagado
por lo que le hiciste a ‘Asyén. Mañana a la mañana limpiarás toda la casa.” Cortaron palos
con forma de horquilla. ‘Asyén fabricó palos con forma de horquilla, corrales para las
vacas y caballos. La gente sólo hacía palos con forma de horquilla. Ahora todo estaba
listo. ‘Asyén se hizo construir una casa grande. Ahora había sitio para que viviera la gente.
A Nalagát, lo echaron y no le dejaron nada. Nalagát tenía un arma, un rifle, pero estaba
torcido. El rifle de ‘Asyén estaba derecho y se lo mostraba a todos. Era un buen rifle. De
modo que ‘Asyén se convirtió en un gran jefe”. (Alcira, Juan de los Santos). Soledad.
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‘Asyén curaba a los enfermos, pero nuestros ancestros no lo querían. Lo
insultaban y sin ningún motivo amenazaban con darle muerte.
Un jefe poderoso le guardaba rencor a ‘Asyén. Decía constantemente: “¿Por qué
este hombre distribuye vasijas y vacas? Sería mejor matarlo.” ‘Asyén no le dio nada
porque no trabajaba. El jefe envió gente a matar a ‘Asyén. Lo ataron a un árbol. El
cacique preguntó: “¿Por qué no distribuyó ropa entre la gente de mi aldea ?” ‘Asyén
respondió: “Si estás enojado, puedes matarme. Quiero que entregue todo lo que tiene.”
“Entonces será mejor que me mates.” contestó ‘Asyén. En realidad no tenía intención de
matarlo, sólo querían asustarlo. ‘Asyén pidió, cuándo los indios pensaban matarlo:
“Mátenme rápido,” pidió. Y el jefe lo mató. (Kedók)
C. El ciclo de Qaqadeláchigi
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Qaqadeláchigi cambia los hábitos de los animales quebrando aspectos edénicos en las
actividades cinegéticas e ictícolas (1ª versión)
“En el tiempo antiguo los animales venían cuando la gente los llamaba, era fácil
cazar, no había que trabajar. Entonces viene Qaqadeláchigi y dice que de esa forma no
conviene, que los animales tienen que ser ariscos. Sólo va a poder cazar el que tiene
poder, el que no tenga poder no va a poder agarrar nada. Así que cuando uno se casa
tiene que ir a traer animales para la mujer y para el suegro para que coman. Los
animales se pusieron ariscos, se van a las casas a vivir al monte porque así les ha
ordenado Qaqadeláchigi. El ha hecho disparar a todos los animales, a los del monte, y
también a los peces. El que quiere comer tiene que buscar para traerle a la mujer y a los
hijos. Los que tienen poder pueden traer muchas cositas, los otros no. Antes no había
que salir al monte, los animales andaban por el campamento, la gente los llamaba y
solos venían.” (Ceferino, Juan Gonzáles) Campo del Cielo.
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Mitos de Origen
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con el dedo en el ojo a una y la dejó tuerta porque el quirquincho tiene uñas muy
afiladas. Así quedó tuerta la última mujer que sacó para él. Después piensan quién será
el primero en tener relaciones con una mujer, porque tienen dientes en la vagina.
Primero se ofrece Wayayqaláchigi, pero cuando empezó a fornicar con la mujer, le
tragó el pene y los testículos. Como Wayayqaláchigi tiene poder, disparó y agarró una
fruta de chañar y un pedazo de palo santo, y se hace los testículos con la frutita. Al otro
día amaneció e hicieron fuego fuerte las mujeres. Se arrimaron y se pusieron con las
piernas bien abiertas, entonces se les veía bien la vagina, y viene Wayayqaláchigi y le
tira con piedras en la vagina y le quiebra los dientes a las mujeres. Después que les
sacaron los dientes, un hombre fornica con una mujer pero tarda mucho tiempo, no
puede sacar el pene. Pero los hombres dicen que no conviene porque se tarda cuatro
horas fornicando con la mujer. Entonces deciden entregarle el pene que tienen los
perros. Por eso los perros copulan ahora durante muchísimo rato. Entonces prueban de
nuevo y ya es un ratito no más, y está bien. Después de un tiempo, al otro día, una
mujer alumbra un chico, pero nace muerto, y por eso hay muchos nacidos muertos
ahora. Esta historia es del principio, ahora hay mujeres y está tranquila la gente, los
hombres ya tienen mujeres, la mujer tiene marido, la mujer tiene hijos, toda la familia.
Esa es la historia de los pescadores. Hay mujeres gracias a Gavilán.” (Sebastián Gómez,
Laureano Gómez) Pozo de Navagán.
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adentro. El padre les dijo que esa mujer linda iba a ser su mamá, entonces cuando la
mujer pasa por la senda, el cántaro se revienta. Los dos chicos se habían gestado en el
bateón, nacieron del bateón. Cuando se reventó, los chicos empezaron a llorar y a
perseguir a la mujer linda para que les hiciera de mamá, la mujer no quería, al final
aceptó. Los agarró para hijos y se puso a criarlos. Cuando ya eran más grandecitos, a
eso de los ocho años, ya sabían cazar con arco y flecha. Mataban pájaros con mucha
puntería. Ellos mataban y le llevaban a la madre. Ellos cazaban siempre, pero había un
pájaro grande al que le tiraban y la flecha erraba. Así que dio en el árbol donde estaba
el pájaro. Los chicos vuelven a la toldería y al día siguiente le preguntan a la madre
dónde estaba la flecha, pera la madre no la encuentra. Salen entonces a buscarla y la
encuentran clavada en el árbol. Entonces la sacan y empieza a salir agua del árbol, agua
y agua. Los chicos se disparan a donde estaba la madre. Pero el agua los persigue, los
persigue, y llega cerquita de la casa de ellos. Entonces clava la flecha y el agua se
detiene. Entonces el chico le dice a la madre: ‘Bueno, yo ya tengo trabajo, así que me
voy a ir.’ La mamá les dice: ‘Bueno, cómo no, mis hijos, pero después tienen que
volver.’ A la mañana siguiente, bien temprano sacan la flecha y los sigue el agua. A eso
de las doce clavan la flecha y el agua se detiene. Había pescados, ellos podían pescarlos
y comerlos, solamente un pescado muy grandote no podían matar. Solo mataban los
pescados chiquitos con la flecha, y los asaban para comer. Después de almorzar sacaban
otra vez la flecha y seguían el trabajo llevando el agua. Parece que es un bañado que
viene. Los chicos vienen del poniente para el lado del naciente. Hacen como un riacho.
En el agua, vivía NoGople’ék (habitante del agua), ese es el cuidador de todos los
bichos que viven adentro del agua. Antes no había agua, no había riacho, el agua estaba
en un yuchán y NoGople’ék vivía adentro. Los chicos seguían llevando el agua para el
mismo lado, para tener peces de ese lado. Los chicos toparon con una gente, con
mentiroso, con un engañador. Esa persona les dijo: ‘Chicos, yo voy a hacer ese trabajo.’
Los chicos le dicen que no, que ellos deben hacerlo. Pero ese hombre que mentía sigue
no más insistiendo, molestando a los chicos, hasta que finalmente los convenció. Les
dijo: ‘Yo sé hacer bien ese trabajo, así que yo puedo continuar.’ Los chicos le dicen:
‘Cuando vos pares para comer y dormir la siesta, podés matar cualquier pescadito, pero
el pescado grande no hay que matarlo, es muy peligroso.’ Pero ese hombre que es
mentiroso es como una persona tonta, le gusta jorobar. Los chicos le dejan el trabajo,
lleva el agua y a eso de las doce clava la flecha y el agua se detiene. Agarró la flecha y
mató al pescado grande, no hizo caso de lo que le dijeron los chicos. Entonces se hace
un remolino y el agua empieza a perseguir al hombre, ya no se para más, el hombre se
ahoga, se muere. Se ahogó porque mató al pescado grande. Entonces al día siguiente
estaba bien hinchado el cuerpo y viene el viento y el cadáver para el lado del viento,
para un costado, para otro, así todo el tiempo. Después viene una lluvia y el hombre que
se había muerto está vivo otra vez. El se había quedado pelado y del pelo que él tenía
habían salido los mosquitos, los zancudos. Se quedó pelado, cuando se echó a perder
todo el cuerpo se peló, y del pelo salieron los bichos. Cuando ahora los bichos chupan
la sangre, la gente dice: ‘Mirá, es el pelo del hombre que era engañador.’ El hombre
vivió de nuevo y se va para el otro lado. Los chicos vuelven y continúan llevando el
agua. Así que los chicos traen el agua, traen los pescados para este lado. Los chicos
hacen muchos ríos y riachos, unos van para el norte, otros para el sur. Los chicos
trajeron el agua para este lado, para el naciente.” (Sebastián Gómez, Laureano Gómez)
Pozo de Navagán.
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Mitología Animalística
El Pájaro Carpintero
“Había una mujer con una nieta. La vieja quería que la chica se casara con
cualquiera, pero la chica no quería. La abuela le dice: ‘¿Por qué no te casás con
Carpintero que es muy cazador?, entonces nunca te va a faltar comida.’ Entonces la
chica al final acepta y se va a buscar al Carpintero al monte. Cuando ve a la primera
persona le pregunta dónde vive Carpintero. Entonces le indica que está arriba de un
árbol sacando miel. Está más arriba que nadie porque es cacique, él puede sacar más
miel que nadie. El Carpintero está en el medio porque él es el jefe. Cuando llega la
mujer le dice: ‘Bajate porque quiero hablar con vos.’ El Carpintero responde:
‘Esperame un ratito.’ Y le mandó un plato con miel. La mujer se puso a comer porque
estaba con hambre, por eso había ido a ver a Carpintero. Es que la chica no tiene padre,
no tiene madre, abuela no más tiene y por eso tiene hambre. Cuando baja el Carpintero,
la chica se casa enseguida, en el monte no más. Antes de llegar a la casa ya tienen un
hijo, y en tres días más ya consiguen hacer otro. La abuela los va a visitar a la casa de
Carpintero y era rico, tenía toda clase de cosas. Para casarse hay que tener hacha, casa,
muchas cosas, igual que Carpintero.” (Juan de los Santos) Soledad.
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II. Mitología Ayoreo
Introducción
Los Ayoreo -junto a los Chamacoco- pertenecen al grupo lingüístico Zamuco.
Habitan en el Chaco Boreal en territorio de las Repúblicas de Bolivia y Paraguay.
Se trata de una región árida, poblada por vegetación xerófila, con un bajo promedio
anual de precipitaciones y altas temperaturas, que la definen como una de las áreas más
tórridas y con menos lluvias del continente sudamericano.
Existen dos estaciones bien marcadas; una seca -de mayo a noviembre- y otra
lluviosa -de noviembre a abril-. En invierno las temperaturas pueden descender hasta
unos pocos grados sobre 0 centígrados.
Topográficamente es una planicie con algunos cerros aislados, las alturas
máximas no alcanzan los 1.000 metros sobre el nivel del mar. En las serranías afloran
aguas subterráneas que constituyen las cabeceras de pequeños arroyos permanentes,
mientras que en las zonas bajas abundan cañadones secos, socavados por las aguas
pluviales propias de la estación de lluvias.
Los únicos ríos que cruzan su territorio, en el extremo norte, son el San Miguel
y el Tucavaca. Más importantes como recurso acuático en la vida del grupo son los
bañados de Izozog y Otuquís. La escasez de agua es una de las características salientes
del territorio, lo que determina que los Ayoreo hayan desarrollado alternativas para su
aprovisionamiento. Entre ellas, una de las más efectivas es la extracción del líquido
concentrado en un tubérculo montaraz, llamado en lengua indígena sipói.
Los suelos que predominan son arenosos y arcillo-arenosos, estos últimos más
comunes en las zonas deprimidas y las cercanías de los bañados. La serranía ofrece un
piso arenoso y suelto, formado principalmente por la erosión eólica e hídrica del relieve
de areniscas, lo que le da una coloración rojiza.
En el centro del hábitat, se encuentran las salinas de San José y Santiago,
llamadas en ayoreo Echobabí y Echoná (Salina Chica y Salina Grande
respectivamente). Los indígenas reconocen además una tercera salina no registrada en la
cartografía occidental ni en la toponimia de la población criolla. La importancia de este
ámbito en la vida nativa excede con mucho su relevancia en cuanto lugar de
aprovisionamiento de la sal, la que se usa junto con otros condimentos para preparar
alimentos. En efecto, las expediciones a las salinas servían de excusa para que las
distintas bandas reunidas ocasionalmente allí se dedicaran a las prácticas bélicas.
Actividad de suma importancia en el establecimiento de las jerarquías sociales, como
veremos más adelante.
La escasez de recursos era compensada tradicionalmente con una bajísima tasa
de densidad de población -alrededor de 0,0075 habitantes por km2-. De ello se deduce
fácilmente que la situación de contacto y la penetración del área por población foránea
produjeron un colapso en el equilibrio ecológico, y en el sistema de producción de
bienes aborigen.
La voz Ayoreo es el denominativo étnico y significa hombre, humano. Como la
mayoría de las autodenominaciones, recalca y restringe la condición de verdaderos
hombres al propio grupo. Con la voz Moro o Morotoco designan los colonos
paraguayos a los Ayoreo meridionales, mientras que en Bolivia la población criolla
utiliza el término Ayoreo para referirse a los septentrionales.
El término genérico menenegóne es usado para los otros grupos indígenas,
significa “aquellos que no tienen nada”, vale decir, un despectivo. Hecho por otra parte,
muy común en las más diversas sociedades y por el cual se denota la superioridad de la
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propia etnia por sobre las demás. Con la voz kohnione denominan a los blancos
-criollos y europeos-. Dicha expresión puede traducirse como “los insensatos”, la que
indica el modo en que los indígenas los representan, es decir como individuos que
actúan al margen de las normas adecuadas y previsibles. La única excepción a esta
prevalencia de expresiones genéricas, la constituyen los Chiriguano, a quienes llaman
Deguyáde.
En el interior del grupo, con la voz Gidaigoosóde los Ayoreo del norte
denominan a los que habitan en el sur, sin que exista como contrapartida una expresión
para designar a las bandas que habitan en el norte. Gidaigoosóde significa “habitantes
del pueblo”, de gidái: pueblo, aldea y goosóde: habitantes. El sentido de esta
denominación radica en que se considera a los individuos de esta parcialidad como los
descendientes directos de los pobladores de la aldea mítica y originaria donde nacieron
los Ayoreo.
Esta gran subdivisión según el área -norte y sur- coincide con pequeñas
diferencias lingüísticas, que no dificultan la comprensión y, a la vez con una relación de
hostilidad entre las dos parcialidades, que tradicionalmente se canalizó a través de los
enfrentamientos bélicos.
Tanto los Ayoreo septentrionales como los meridionales se hallan divididos en
bandas o grupos locales que se denominan generalmente en función de alguna
característica del lugar de residencia. Los siguientes ejemplos ilustran lo dicho:
Nupedoigoosóde, los habitantes de las honduras (nupedó), Totobiegoosóde, los
habitantes del lugar de los pecaríes solitarios (totobié), Garaigoosóde, los habitantes de
los campos (garái); Wecamitogoosóde, los habitantes del otro lado (wecamitó),
Kochocoigoosóde: los habitantes de la kochokóia (vivienda colectiva de la época
mítica), Dorohobiegoosóde: los habitantes del lugar de los jejenes (dorohobié),
Ihnapúigoosóde: los habitantes del lugar de las palmeras (ihnapúi).
Estos grupos locales tanto pueden subdividirse en unidades menores, como
asociarse cuando los miembros de uno han sido diezmados por enfermedades y muertes
o guerras.
Para facilitar la comprensión de los materiales míticos, es conveniente tener en
cuenta los aspectos que comentamos a continuación, sobre los ciclos míticos, la noción
Ayoreo de mito y los personajes que se le asocian.
Un importante corpus narrativo gira en torno de Dupáde (nuestro padre), un héroe
cultural. Dicha figura se origina en la reelaboración de las enseñanzas cristianas en
términos de las estructuras de pensamiento de la cultura. En este caso, mucho de los
episodios en que aparece Dupáde, tradicionalmente eran protagonizados por Gedé (Sol), el
héroe civilizador de mayor relevancia previo al contacto. De cualquier modo, Dupáde
interviene en la transformación de muchos hombres y mujeres en animales y vegetales. A
estos últimos, los dota de características morfológicas, de comportamiento y de poder que
los distinguen. Le cupo además la creación del cosmos, con sus tres planos claramente
diferenciados, para retirarse posteriormente en forma definitiva al firmamento.
Un segundo ciclo está compuesto por los relatos de los nanibaháde, los
antepasados humanos que se metamorfosearon en los entes del mundo actual. Se trata de
episodios individuales, cada uno protagonizado por un personaje que se transforma y da
origen a un animal, vegetal, objeto, ente natural, etc. Sin embargo, estos mitos poseen la
misma estructura narrativa. Sin duda, los nanibaháde o antepasados míticos son deidades
dema, vale decir, humanos primigenios que mueren violentamente por lo general, y que
siguen existiendo tras una mutación ontológica (Jensen, 1966).
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Una tercera unidad, está conformada por las versiones sobre uno de los cataclismos
acuáticos, como consecuencia del cual muchos hombres originarios se cambiaron en
peces.
Un cuarto corpus refiere otra destrucción del mundo por agua, la que dio ocasión a
que muchos se transformaran en pájaros, vegetales y otros animales que moran en lagunas,
riachos, etc., es decir, dio origen a la fauna acuática no ictícola, y a las plantas propias de
ese ambiente.
Un quinto ciclo es protagonizado por Susmaningái (el Coraje como ser) quien
organiza una ordalía a fin de que los hombres mostraran su valor. En dicha oportunidad,
hubo varias metamorfosis de humanos en mamíferos y pájaros y en minerales, entre ellos
el carbón.
Una sexta narrativa gira en torno a Asohná, quien se transfiguró en un ave
conocida como cuyabo (un caprimúlgido), instauró la ceremonia anual que se le dedica y
estableció diferentes tabúes respecto a ella y a los seres que se le asocian, cuya violación
causa la muerte, la locura y/o el desmayo.
Un séptimo ciclo hace a Puhopié (el poder shamánico como ser personaje) quien
dio origen al shamanismo, definió las figuras iniciadoras y los auxiliares, a la vez que se
metamorfoseó en esta clase de poder.
Finalmente, una última serie de relatos es protagonizada por Angayé, el mítico jefe
blanco, al que hicimos referencia al mencionar la separación inicial entre occidentales y
Ayoreo (ver etno-etnohistoria), quien es el personaje central de varios episodios que
reelaboran la situación de contacto.
Para entender la relación del Ayoreo con el ambiente, es necesario considerar la
noción de nanibaháde (los antepasados originarios), en virtud de que fueron los personajes
míticos, durante el tiempo primigenio, los que establecieron las características de la
interacción de los hombres con los seres que pueblan su cosmos. La etiología de los más
variados seres y entidades (animales, vegetales, objetos, minerales, topografías, estados de
ánimo como la alegría, potencias específicas como el poder shamánico, etc.) se explica
como la transformación de un nanibahái humano en un ente actual. Los mitos que refieren
dicho proceso responden a una misma estructura narrativa. Esta involucra una serie de
hechos y acontecimientos relativos a la vida de un personaje particular previo a su
metamorfosis, estos sucesos desencadenan la transformación de la figura, la que no se
realiza sin que antes la deidad estableciera un conjunto de indicaciones relativas al ente
que originara y diera algunos cantos terapéuticos y/o propiciatorios, cuyo poder el hombre
puede utilizar en la actualidad. Veamos un ejemplo:
“Cuando la Araña era persona, era una hábil tejedora. Ella tejía sus mantas
que la protegían contra el frío, por eso ella no tenía enfermedades. Pero la
gente le tenía mucha envidia porque la Araña tenía muy buena vista y tejía
muy bien. Entonces la gente decidió arruinarle los ojos. Ella quiso vengarse
de la gente, entonces les dijo que a los que entraran en su cerco les rompería
la cadera. Como la gente seguía entrando en su cerco, ella quebró la cadera
a muchos hombres y mujeres. Para vengarse, los hombres decidieron matarla,
y además como le tenían mucha envidia, decidieron arruinarle el cerco. Antes
de que la mataran, porque ella era daihnáne (shamán) y sabía que la iban a
matar, ella dejó sus enseñanzas. Ella dijo que se iría a vivir en el hueco de los
árboles y que cubriría los panales de los árboles, y prohibió que la gente
comiera de esa miel. Si alguien come de esa miel se quiebra el hueso de la
cadera. También enseñó un canto que sirve para producir la quebradura en
la cadera y también para curarla”. (Isé, Yodí)
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El relato nos plantea algunos aspectos específicos vinculados a la extracción de
miel, la que es objeto de tabú cuando aparece cubierta por la telaraña. Prohibición análoga
a la del mito, en tanto veda la intromisión en sus propiedades -el cerco en el pasado y los
panales en el presente- y establece el mismo castigo, vale decir, la ruptura del hueso de la
cadera.
Da cuenta además del origen de la araña y nos aclara contenidos que tienen que ver
con la representación de este insecto en la sociedad indígena, tales como su condición de
antepasado humano, su laboriosidad, la que funda y se continua en el “trabajo” del insecto,
y su asociación a ciertos cantos vinculados a la terapia y el daño a la cadera. Aspecto que
pone en claro la transtemporalidad del mito y la actualización del poder del nanibahái,
utilizable hoy en día por el hombre. En otras palabras, la araña se liga a un personaje
mítico, a la regulación de la extracción de miel, a la enfermedad y a la cura de la cadera.
Otros contenidos que queremos resaltar son los que tienen que ver con las
motivaciones, los sentimientos y las conductas de los personajes. Esto es, los celos, la
envidia, las sucesivas venganzas, el daño, la destrucción, la muerte y la implantación de
tabúes, este marco de valores es una constante en la mitología Ayoreo. Hecho que además
de mostrar la opaca sociedad de los nanibaháde, fundamenta la vivencia y la actitud del
nativo frente a su propio corpus mitográfico.
Con la voz kucháde kíkie uháide se designan a los relatos originarios. Estos se
componen de una narración o eró (lit. tronco) y de uno o varios cantos. El relato refiere los
acontecimientos generalmente trágicos relativos a la vida de un nanibahái, su muerte y
metamorfosis. La posibilidad de actualización a través de la palabra, sumado al carácter
violento de los hechos narrados que involucran muertes, venganzas, toda clase de daños y
de sentimientos negativos, determinan su carácter tabú o puyák, debido a que de ser
contados, se producirían en la actualidad los acontecimientos luctuosos evocados en los
relatos. Los cantos, como dijimos, responden a dos motivaciones principales; dañinos por
un lado, curativos, preventivos y propiciatorios por otro. Así, los sáude son fórmulas que
pueden utilizarse tanto para dañar como para curar. Su uso terapéutico se concreta
mediante su entonación sobre la parte afectada del doliente. Su uso negativo se efectúa al
ser recitados sobre las pertenencias del individuo que se desea perjudicar o eliminar. Los
uhñáune son fórmulas fijas que pueden usarse del mismo modo que los sáude, pero que se
ligan a Asohná, personaje mítico de especial relevancia sobre el que volveremos más
adelante. Los paragapidí son fórmulas que se recitan rítmicamente para prevenir
enfermedades e inclemencias climáticas. Los erái, cantos propiciatorios para la caza, la
recolección y el parto. Los aguyáde, narraciones que se enuncian para prevenir males
posibles y propiciar el desarrollo de los cultivos. Los arágapi fórmulas fijas que se recitan
sobre líquidos que luego cumplirán funciones terapéuticas o preventivas. Finalmente,
denominan chuvúchu (lit. él sopla) a la acción de narrar rítmicamente, como soplando, las
fórmulas y cantos pertinentes sobre la parte afectada de un enfermo, o el agua que luego se
utilizará con los fines mencionados.
Si consideramos que los entes que pueblan el mundo Ayoreo se originaron en la
metamorfosis de un nanibahái, es evidente que la vivencia y la representación indígena del
cosmos, reposa principalmente en las acciones y legados de los nanibaháde, nociones y
episodios que no sólo son originarios y fundadores, por cuanto fundan la realidad en la
época primigenia, sino que también son contemporáneas, puesto que se manifiestan en el
aquí y el ahora. A través de las prédicas míticas se establece el vínculo entre el hombre y
las más diversas realidades.
34
Mitos cosmológicos
35
Kutamuahái. Esta historia sirve para cuando uno tiene muchos bichos en la barriga,
sirve para que puedan salir los bichos soplando en la barrigas”. (Rosadé, Diháide)
36
de la tierra, hay otra tierra, ese otro mundo se llama naupié, los muertos viven allí. Viven
como nosotros”. (Samáne, Ekarái)
37
Origen de la estrella Nininapiagóde
“Nininapiagóde eran cuatro hombres. No aguantaron tanta maldad en esta tierra.
‘Descansaremos más arriba y nadie puede molestarnos’, dijeron.” (Ihmái, Bái)
38
siempre lo van a notar’. Así era la promesa de Diedosói. Por eso ahora sabemos que
cuando viene va a morir algún Etakóri.” (Rosadé, Diháide)
39
Las estrellas se van al cielo
“Dayáde- Ipotigasúi, cuando era persona, él comenzó a tener su propia hermana.
El dijo: “No tengo deseo de tener mujer”. Un día él halló una clase de miel de la tierra y
dijo: “Yo hallo, voy a cavar, a sacar miel”. La hermana dijo: “Vamos a ir con él,
hagamos una prueba”. Ellos fueron y él cavó y sacó mucha tierra y estaba amontonada.
Hicieron la prueba. Ellos se echaron juntos. Su hermana estaba desnuda y él agarró el
aparato de su hermana y tuvo sexualidad con ella. Así quedó como su mujer su propia
hermana y él cuidaba mucho a su mujer hermana. Cuando él iba a melear la tapaba con
su colcha y así un día él se olvidó de tapar a su hermana y cuando llegó dentro del
monte dijo: “Me he olvidado de tapar a esta mujer”. No fue tapada ella y ella se fue
pero no muy lejos hasta que llegó al cielo. El también se fue pero no era muy lejos. No
quería estar más en la tierra. Fue expulsado por sus propios hermanos por tener a su
hermana como mujer. Cuando él quería juntarse otra vez con su hermana, ella no quería
porque era una vergüenza que se había casado con su hermana. Dayáde son los hombres
hermanos de Ipotigasui. Dayáde eran todos menos la Ipotigasúi. En realidad eran como
cinco hermanos que tomaron a su hermana que es Ipotigasúi. Como ella no quería
juntarse con Dayáde, por eso ahora están bien lejos de ellos.
Sáude
Yo mismo soy que ellas también no sufran dolor
de su mismo niño que va a nacer
Yo misma que no sufro que va a nacer de ella
Yo misma que la chica que va a concebir hijo
no sufra dolor del niño que va a nacer
Este sáude lo canta la madre acostada”
(Ganiméide, Ekarái)
40
árbol) también entró y dijo: “¿Por qué no hacen ustedes como yo? Así nunca llegarían a
viejos, si ustedes comienzan a ser viejos se pelan la cáscara como yo y entonces
nuevamente serán jóvenes, como yo que vivo siempre haciendo así.” Así, estos tres les
hicieron estas preguntas a los primitivos Ayoreo. Y ellos se pusieron a pensar. Pensaron
en lo que dijo Soriocó, si tenían la forma de él nunca la persona llegaba a su vejez; ya
sea hombre o mujer nunca llegaba a su vejez. Si era viejo se sacaba su cáscara y llevaba
la piel como niño. Y los primeros hombres miraron a Soriocó y vieron que de noche
peló su cáscara y al día siguiente era nuevito. Con la Luna probaron también. También
pensaron mucho acerca de la vida de Toborochi (Kukó) y de un bejuco (Asnosekatadé)
que tiene forma de bola y que siempre retoña, brota de la tierra para arriba, es un bejuco
que si uno lo corta de vuelta retoña de la tierra. Y esos árboles tienen mucho poder,
mucha vida. Los hombres pensaron en seguir la vida de uno de estos árboles, o la Luna,
pero ninguno quiso seguir a estos, sino que pensaron que les resultaría mejor seguir al
Anta. Pero al final supieron que Anta era mentiroso y que los había engañado de una
forma muy fea. Y le dijeron: “¿Cómo? Nosotros íbamos a ser grandes, nunca
estaríamos flacos, eso era lo que usted nos había prometido” Pero Anta no les respondió
nada. Así, los hombres siguieron al Anta y la gente sigue muriendo.” (Samáne,
Homoné)
41
Mitos cataclismáticos
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fuerte que gritaba de dolor. Nupayiedé, después que escucha el grito del hombre herido,
tuvo mucho miedo de esa persona porque su voz se oía muy diferente que la voz de la
gente. Pero se esforzó, tuvo coraje, y se fue acercando hasta que miró adonde estaba el
hombre y vio que era el Rayo, que se había caído del cielo y estaba muy débil por la
caída. Se había resbalado al romperse una rama de un árbol y había caído
inmediatamente al suelo y de ahí no pudo levantarse más, revolcándose por todos lados.
El Rayo también lo vio al hombre. Entonces éste le preguntó: “¿Qué es lo que ha
pasado?”. Y el Rayo le contestó: “Si usted es un hombre bueno, yo le ruego que me
atienda y entonces yo lo llamaré (usted será) ‘mi padre’”. Entonces el hombre le dijo:
“Bueno, yo te voy a atender y tu vas a ser mi hijo”. Y enseguida lo empezó a curar: lo
levantó de la tierra donde tenía clavado su brazo y toda su pierna y enseguida el Rayo
estuvo bien fuerte, porque no tenía ninguna quebradura.
El Rayo era de igual forma que la gente, pero tenía el cabello largo y recogido
de modo que no se veía y parecía invisible. El Rayo quedó muy contento con la ayuda y
el hombre le dijo: “Vamos a mi campamento, usted va a ser mi hijo’. Y enseguida el
Rayo se fue caminando atrasito de él hasta el campamento, mientras el hombre pensaba:
“Nunca en toda nuestra vida hemos visto casos así, diferentes; yo soy el primero que
voy a hacer ver a mi gente esta cosa milagrosa”. Porque el Rayo no tenía la apariencia
de la gente, era diferente, pero se mostraba como gente. Más allacito, cuando ya estaban
cerca del campamento, el Rayo dijo que no quería entrar por el calor de los fuegos que
hacían, porque en el lugar en el que él había vivido, en las nubes, sólo había agua y frío
y no conocían ni el calor ni el fuego. Cuando llegaron, su padre le ordenó que entrara al
campamento, pero él no quería entrar. Tanto le rogó su padre que, a pesar del fuerte
dolor que le causaba el calor del fuego, el Rayo entró, pero enseguida empezó a gritar y
quería salir afuera, hasta que su padre lo prendió para que entrara y se acostumbrara a
estar con él en el campamento. El hombre, el padre del Rayo, no quería que nadie le
hablara mal ni matara a su hijo. Cada vez que él salía a melear o a cazar lo llevaba
contigo. Un día se fueron lejos buscando que melear y más allá tuvieron sed. Entonces
el padre le dijo al hijo que fuera a buscar una raíz de chikói (chipói: raíz acuosa) que
tiene agua. Así que el chico se fue a buscar la raíz, cavó un poquito, pequeñito, y le
trajo una raíz a su padre. Pero su padre tenía mucha ansia de tomar agua y el chikói que
había traído su hijo no tenía ni un poquito de agua, no daba lo suficiente para tomar.
Así que el padre que estaba meleando arribita de un palo (árbol), clamó contra el hijo
porque tenía mucha sed y dijo: “Saqué miel, pero estoy con problemas porque tengo
mucha sed”. Entonces el hijo sacó el porongo de calabaza que ocupaba de vasija y,
mientras su padre miraba a otro lado, empeñó a oprimir sus largos cabellos invisibles y
a sacar agua de ellos hasta que llenó la vasija, y no ocupó la plantita que había sacado
de la tierra. Enseguida le dijo a su padre: “Ven a tomar agua, aquí hay agua”. El padre
no sabía cómo hizo para sacar agua, porque la plantita que el hijo trajo era muy chica y
no podía dar agua. Así que no estaba muy convencido y pensó: “Yo voy a ver cómo ha
hecho mi hijo, porque esa agua no es agua de chikói”. Al otro día comenzaron otra vez
a buscar miel y el padre volvió a estar con sed y mandó otra vez a su hijo a que busque
chikói. Nosotros, los Ayoreos, tenemos costumbre de ocupar una soga para subir a un
palo cuando un pico (panal) de abejas está alto y no se puede tumbar. El padre ocupó
una soga de éstas para subir a un palo donde había un pico (panal) y desde allá buscó
una forma de cómo poder ver cómo hacía el hijo para sacar agua. Y miró. Y cada vez
que el hombre miraba, el chico no hacía nada porque no quería dejarse ver por su padre
cómo se exprimirse los cabellos. Así que cuando su padre trabajaba, él comenzaba a
oprimirse los cabellos y chorreaba pura agua de ellos. Hasta que en un momento su
padre miró y vio que sacaba el agua de sus cabellos, y entonces tuvo miedo porque él
43
sabía que su hijo era diferente de él y pensó: “Ese chico había sido no más”. Un día el
padre se fue a melear y se olvida de que no quería que nadie lastimara a su hijo, porque
él no era de la raza de su gente y no sabía su idioma. Se olvidó y lo dejé en el
campamento. Más allá se dio cuenta de que había olvidado a su hijo y exclamó: “Me
olvidé a mi hijo al fin!”. El no quería que se quede ahí en el campamento, y ese mismo
día, tardecido ya, el chico desapareció. Antes, los chicos Ayoreo tenían costumbre de
jugar a las patadas. Cada chico tenía su grupo y jugaban a vencer pateándose entre ellos.
Así que los otros chicos del campamento lo invitaron al chico, al Rayo, a jugar con
ellos: vamos a jugar”. El chico aceptó, pero hizo una carpita, antes de comenzar a jugar,
y puso todas las cosas de su padre ahí abajo. Cuando terminó, empezó a jugar y los
otros comenzaron a patearlo. Cada vez que lo pateaban, él sentía el dolor de la patada,
levantaba el brazo para defenderse y entonces lo salía un relámpago del sobaco. Los
demás chicos no entendían por qué pasaba esto, no sabían que estaba haciendo el chico,
pero lo dejaron jugar y lo siguieron pateando hasta que él se cansó. Y llegaron los
propios padres del cielo con los rayos, para atacar a la gente del campamento y poder
alzar otra vez al cielo al chico que era su propio hijo. Nupayiedé no era su verdadero
padre. Su padre propio estaba en el cielo. Así que los rayos vinieron del cielo a atacar a
la gente del campamento porque estaban haciendo daño a su hijo, vinieron para poder
matarlos a ellos. Empezó a llover desde el cielo y al principio era muy poca el agua,
pero el chico sabía que ese día iba a llover fuerte. Se vino una lluvia tan fuerte que toda
la gente empezó a temblar de miedo. Todos estaban muy cansados y con mucho frío. El
chico éste, el Rayo, entra en su casita para protegerse de la lluvia, pero no hubo tiempo
para que las demás gentes hagan casitas. Como él sabía que iba a llover fuerte, procura
primeramente hacer una casita antes de ir a jugar. Así que cuando llovió, el chico entró
a refugiarse y estuvo tranquilo ahí, hasta que se cansaron los propios padres de él de
que hiciera llover. Ellos querían derrumbar la casita de él también, pero el chico no
quiso y les dijo: “Ustedes son malos, no me quieren a mí, y ahora yo tampoco los
quiero a ustedes porque quieren derrumbar mi casita”. Entonces, por su decisión y por
causa de las aguas, las gentes se deshicieron, se cambiaron haciéndose al modo de los
bichos de toda clase que andan en los ríos, pescados, sapos, ranas. El agua siguió
cubriendo todo y la casita del Rayo se fue, despacio, encima del agua, flotando. Aunque
el agua subiera hasta más arriba, subía encima la casita del Rayo. Así, hasta que se
hundió no más toda la gente que había alrededor de él, y se cambiaron en todos esos
bichos, ranas, sapos, que hay en el río. El padre, que se había ido a melear y se había
olvidado del chico, cuando comenzó a llover todavía estaba en el monte. Entonces, el
chico tuvo pena por su padre y, como era un brujo poderoso y tenía poder para librarse
él, librar a su padre y a la mujer de su padre los ayudó, aunque estaba lejos, y de allá
hizo venir a su padre y a su madre andando sobre el agua, sin hundirse, hasta que
llegaron a la casita de su hijo y se metieron ahí. El salvó a su padre y a su mujer porque
lo habían cuidado mucho, y ahora él los quería mucho. Por eso los salvó del agua. Los
rayos venían del cielo para poder hacer subir rápido el agua. El agua levantaba con
fuerza los rayos, cada vez más alto, para poder llevar al cielo la casita, hasta que llegó
al cielo. Así que hasta este tiempo están en el cielo el hijo y los padres y no han vuelto
más a la tierra.” (Tayéde, Diháide)
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Ciclo de Susmaningái (El coraje)
45
Mitos de origen
Origen de la Araña
“Cuando la Araña era persona, era una hábil tejedora. Ella tejía sus mantas que la
protegían contra el frío, por eso ella no tenía enfermedades. Pero la gente le tenía mucha
envidia porque la Araña tenía muy buena vista y tejía muy bien. Entonces la gente decidió
arruinarle los ojos. Ella quiso vengarse de la gente, entonces les dijo que a los que entraran
en su cerco les rompería la cadera. Como la gente seguía entrando en su cerco, ella quebró
la cadera a muchos hombres y mujeres. Para vengarse, los hombres decidieron matarla, y
además como le tenían mucha envidia, decidieron arruinarle el cerco. Antes de que la
mataran, porque ella era daihnáne (shamán) y sabía que la iban a matar, ella dejó sus
enseñanzas. Ella dijo que se iría a vivir en el hueco de los árboles y que cubriría los
panales de los árboles, y prohibió que la gente comiera de esa miel. Si alguien come de esa
miel se quiebra el hueso de la cadera. También enseñó un canto que sirve para producir la
quebradura en la cadera y también para curarla”. (Isé, Yodí)
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Origen del poder shamánico (2da versión)
“La puhopié viene de Kachuí (gusano). Cuando Kachuí era hombre fue
deshecho por su propia gente. El plantaba su tabaco y los demás lo envidiaban al ver
todo lo que el tenía en su huerto. Entonces ellos lo maldijeron, y como eran muchos
más que él, la voz de ellos era mucho más fuerte, poderosa y ya comenzó a deshacerlo;
ya se estaba convirtiendo en animal, el kachuí. Aunque ellos querían despacharlo lejos,
él no quería salir de la planta donde se había escondido; cada vez se metía más abajo de
su planta de tabaco y por eso se transformó en gusano. Esos mismos gusanos existen
ahora debajo de las plantas de tabaco y lo comen. Pero como Kachuí antes de
transformarse era daihsnái y muy poderoso, había maldecido y bendecido a su planta de
tabaco: ‘Cualquiera que coma de esta planta que estoy cultivando se volverá daihsnái’,
y nadie podía modificar más lo que él había dicho, de manera que así quedó para
siempre en el tabaco, y hasta hoy de él sale el poder de los daihsnáne: cualquiera que
quiera ser daihsnái toma jugo de tabaco y se vuelve daihsnái como kachuí. Puhopié
viene de la palabra de kachuí. Aunque los Ayoreo de ahora no hayan escuchado la voz
de kachuí cuando era persona, pueden hacerse daihsnáne (shamanes); saben que el
tabaco tiene poder a causa de la bendición de Kachuí. Así que nosotros los Ayoreo
sabemos que hay uhopié en el tabaco por causa de la palabra de kachuí. Kachuí podía
adivinar todo, y su voz tenía poder también. El podía hacer daño y también podía curar
de modo que cuando uno de nosotros toma este jugo, ya le ocurre lo mismo. Se duerme
y el espíritu comienza a andar de noche y ya puede hacer daño. Cuando uno sabe el
poder de kachuí puede hacer lo mismo, porque él era un daihsnái que podía maldecir.
Puhopié es la voz de kachuí, y uno puede tenerla cuando toma jugo de tabaco. En
cuanto bebe viene puhopié como voz del kachuí y ya comienza a hablar junto a él. Y él
sueña como daihsnái.” (Rosadé, Diháide)
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arriba, pero como le dio con mucha fuerza chorreó mucha sangre sobre él, se convirtió
también en daihsnáne y comenzó a temblar como el etakóri que es como tiemblan los
daihsnáne. Así fue que varios se volvieron daihsnáne kuchávi (poderoso) porque ellos
golpearon a Puhopié sin miedo. Lo golpeaban en cualquier parte. Se volvieron brujos
varios porque ellos lo golpeaban sin miedo. Vieron al perro que estaba como fatigado,
no porque estuviera cansado sino porque estaba volviéndose daihsnái también. Cuando
esto ocurrió este perro era perro no más, aunque antes también había sido persona.
Como estaba diciendo, como el hombre que era chikenói también golpeó muy fuerte a
Puhopié chorreó mucha sangre y se volvió daihsnái enseguida. Ya podía adivinar y
venían los espíritus a decirle que iba a ser un gran daihsnái y que iba a librar a su gente
de las enfermedades. También cantó un sáude el chikenói que decía: ‘Este animal que
ha golpeado / no es un animal sino Puhopié / y ahora yo voy a hacer lo que él quiera. /
Voy a ser un gran daihsnái y voy a cuidar a mi gente de cualquier enfermedad’. La
hermana de este chikenói lo vio que estaba volviéndose daihsnái y quiso que le
ocurriera lo mismo. Entonces golpeó ella también a Puhopié y se volvió como su
hermano. Ella también cantó, pero yo no sé el canto. Al final ya lo mataron y entre
todos tenían a Puhopié. Puhopié estaba deshecho y disperso entre todos los que habían
ido a matarlo, de modo que todos éstos se volvieron daihsnáne. Emprendieron el
regreso pero no podían caminar bien, estaban como borrachos y se chocaban unos con
otros. Cuando llegaron al campamento contaron a los que habían quedado que ese
animal no había sido tal sino que había sido Puhopié; dijeron: ‘Este animal no era
animal, había sido Puhopié. Por eso hemos venido así; como borrachos, y ya somos
todos daihsnáne. El chikenói empezó enseguida a matar enfermedades. Y los que
habían quedado en el campamento los querían mucho a todos estos daihsnáne porque
podían curar. Ellos decían: ‘¡Por qué no habré ido yo con ellos a matar a ese animal!’.
Y a otros les gustaba la tarea de los daihsnáne el poder curar tan fácilmente. Esos
daihsnáne usaban muchas maneras para curar. Agarraban la enfermedad con la mano o
la sacaban con la boca, o de su costado, de la costilla; o también de la punta de su maza
o de la lanza. Ponían solamente la punta y ya ésta agarraba y quitaba la enfermedad.”
(Samáne, Diháide)
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fuerte que gritaba de dolor. Nupayiedé, después que escucha el grito del hombre herido,
tuvo mucho miedo de esa persona porque su voz se oía muy diferente que la voz de la
gente. Pero se esforzó, tuvo coraje, y se fue acercando hasta que miró adonde estaba el
hombre y vio que era el Rayo, que se había caído del cielo y estaba muy débil por la
caída. Se había resbalado al romperse una rama de un árbol y había caído
inmediatamente al suelo y de ahí no pudo levantarse más, revolcándose por todos lados.
El Rayo también lo vio al hombre. Entonces éste le preguntó: “¿Qué es lo que ha
pasado?. Y el Rayo le contestó: “Si usted es un hombre bueno, yo le ruego que me
atienda y entonces yo lo llamaré (usted será) ‘mi padre’”. Entonces el hombre le dijo:
“Bueno, yo te voy a atender y tu vas a ser mi hijo”. Y enseguida lo empezó a curar: lo
levantó de la tierra donde tenía clavado su brazo y toda su pierna y enseguida el Rayo
estuvo bien fuerte, porque no tenía ninguna quebradura.
El Rayo era de igual forma que la gente, pero tenía el cabello largo y recogido
de modo que no se veía y parecía invisible. El Rayo quedó muy contento con la ayuda y
el hombre le dijo: “Vamos a mi campamento, usted va a ser mi hijo’. Y enseguida el
Rayo se fue caminando atrasito de él hasta el campamento, mientras el hombre pensaba:
“Nunca en toda nuestra vida hemos visto casos así, diferentes; yo soy el primero que
voy a hacer ver a mi gente esta cosa milagrosa”. Porque el Rayo no tenía la apariencia
de la gente, era diferente, pero se mostraba como gente. Más allacito, cuando ya estaban
cerca del campamento, el Rayo dijo que no quería entrar por el calor de los fuegos que
hacían, porque en el lugar en el que él había vivido, en las nubes, sólo había agua y frío
y no conocían ni el calor ni el fuego. Cuando llegaron, su padre le ordenó que entrara al
campamento, pero él no quería entrar. Tanto le rogó su padre que, a pesar del fuerte
dolor que le causaba el calor del fuego, el Rayo entró, pero enseguida empezó a gritar y
quería salir afuera, hasta que su padre lo prendió para que entrara y se acostumbrara a
estar con él en el campamento. El hombre, el padre del Rayo, no quería que nadie le
hablara mal ni matara a su hijo. Cada vez que él salía a melear o a cazar lo llevaba
contigo. Un día se fueron lejos buscando que melear y más allá tuvieron sed. Entonces
el padre le dijo al hijo que fuera a buscar una raíz de chikói (chipói: raíz acuosa) que
tiene agua. Así que el chico se fue a buscar la raíz, cavó un poquito, pequeñito, y le
trajo una raíz a su padre. Pero su padre tenía mucha ansia de tomar agua y el chikói que
había traído su hijo no tenía ni un poquito de agua, no daba lo suficiente para tomar.
Así que el padre que estaba meleando arribita de un palo (árbol), clamó contra el hijo
porque tenía mucha sed y dijo: “Saqué miel, pero estoy con problemas porque tengo
mucha sed”. Entonces el hijo sacó el porongo de calabaza que ocupaba de vasija y,
mientras su padre miraba a otro lado, empeñó a oprimir sus largos cabellos invisibles y
a sacar agua de ellos hasta que llenó la vasija, y no ocupó la plantita que había sacado
de la tierra. Enseguida le dijo a su padre: “Ven a tomar agua, aquí hay agua”. El padre
no sabía cómo hizo para sacar agua, porque la plantita que el hijo trajo era muy chica y
no podía dar agua. Así que no estaba muy convencido y pensó: “Yo voy a ver cómo ha
hecho mi hijo, porque esa agua no es agua de chikói”. Al otro día comenzaron otra vez
a buscar miel y el padre volvió a estar con sed y mandó otra vez a su hijo a que busque
chikói. Nosotros, los Ayoreos, tenemos costumbre de ocupar una soga para subir a un
palo cuando un pico (panal) de abejas está alto y no se puede tumbar. El padre ocupó
una soga de éstas para subir a un palo donde había un pico (panal) y desde allá buscó
una forma de cómo poder ver cómo hacía el hijo para sacar agua. Y miró. Y cada vez
que el hombre miraba, el chico no hacía nada porque no quería dejarse ver por su padre
cómo se exprimirse los cabellos. Así que cuando su padre trabajaba, él comenzaba a
oprimirse los cabellos y chorreaba pura agua de ellos. Hasta que en un momento su
padre miró y vio que sacaba el agua de sus cabellos, y entonces tuvo miedo porque él
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sabía que su hijo era diferente de él y pensó: “Ese chico había sido no más”. Un día el
padre se fue a melear y se olvida de que no quería que nadie lastimara a su hijo, porque
él no era de la raza de su gente y no sabía su idioma. Se olvidó y lo dejé en el
campamento. Más allá se dio cuenta de que había olvidado a su hijo y exclamó: “Me
olvidé a mi hijo al fin!”. El no quería que se quede ahí en el campamento, y ese mismo
día, tardecido ya, el chico desapareció. Antes, los chicos Ayoreo tenían costumbre de
jugar a las patadas. Cada chico tenía su grupo y jugaban a vencer pateándose entre ellos.
Así que los otros chicos del campamento lo invitaron al chico, al Rayo, a jugar con
ellos: vamos a jugar”. El chico aceptó, pero hizo una carpita, antes de comenzar a jugar,
y puso todas las cosas de su padre ahí abajo. Cuando terminó, empezó a jugar y los
otros comenzaron a patearlo. Cada vez que lo pateaban, él sentía el dolor de la patada,
levantaba el brazo para defenderse y entonces lo salía un relámpago del sobaco. Los
demás chicos no entendían por qué pasaba esto, no sabían que estaba haciendo el chico,
pero lo dejaron jugar y lo siguieron pateando hasta que él se cansó. Y llegaron los
propios padres del cielo con los rayos, para atacar a la gente del campamento y poder
alzar otra vez al cielo al chico que era su propio hijo. Nupayiedé no era su verdadero
padre. Su padre propio estaba en el cielo. Así que los rayos vinieron del cielo a atacar a
la gente del campamento porque estaban haciendo daño a su hijo, vinieron para poder
matarlos a ellos. Empezó a llover desde el cielo y al principio era muy poca el agua,
pero el chico sabía que ese día iba a llover fuerte. Se vino una lluvia tan fuerte que toda
la gente empezó a temblar de miedo. Todos estaban muy cansados y con mucho frío. El
chico éste, el Rayo, entra en su casita para protegerse de la lluvia, pero no hubo tiempo
para que las demás gentes hagan casitas. Como él sabía que iba a llover fuerte, procura
primeramente hacer una casita antes de ir a jugar. Así que cuando llovió, el chico entró
a refugiarse y estuvo tranquilo ahí, hasta que se cansaron los propios padres de él de
que hiciera llover. Ellos querían derrumbar la casita de él también, pero el chico no
quiso y les dijo: “Ustedes son malos, no me quieren a mí, y ahora yo tampoco los
quiero a ustedes porque quieren derrumbar mi casita”. Entonces, por su decisión y por
causa de las aguas, las gentes se deshicieron, se cambiaron haciéndose al modo de los
bichos de toda clase que andan en los ríos, pescados, sapos, ranas. El agua siguió
cubriendo todo y la casita del Rayo se fue, despacio, encima del agua, flotando. Aunque
el agua subiera hasta más arriba, subía encima la casita del Rayo. Así, hasta que se
hundió no más toda la gente que había alrededor de él, y se cambiaron en todos esos
bichos, ranas, sapos, que hay en el río. El padre, que se había ido a melear y se había
olvidado del chico, cuando comenzó a llover todavía estaba en el monte. Entonces, el
chico tuvo pena por su padre y, como era un brujo poderoso y tenía poder para librarse
él, librar a su padre y a la mujer de su padre los ayudó, aunque estaba lejos, y de allá
hizo venir a su padre y a su madre andando sobre el agua, sin hundirse, hasta que
llegaron a la casita de su hijo y se metieron ahí. El salvó a su padre y a su mujer porque
lo habían cuidado mucho, y ahora él los quería mucho. Por eso los salvó del agua. Los
rayos venían del cielo para poder hacer subir rápido el agua. El agua levantaba con
fuerza los rayos, cada vez más alto, para poder llevar al cielo la casita, hasta que llegó
al cielo. Así que hasta este tiempo están en el cielo el hijo y los padres y no han vuelto
más a la tierra.” (Tayéde, Diháide)
50
sin ninguna clase de fuego. Entonces se va y se deshace en animal en el monte. Y los
que sirven, Dios los saca otra vez; entonces él los manda con fuego, con herramienta;
esas son las personas. Digamos, yo soy un puerco. Entonces Dios me bota; entonces ahí
me cambió de persona. Todos eran animales: Ayoreo y todos. Pero después que Dios
los alza, si yo soy bueno, él me pone a un lado, donde hay fuego; pero si no sirvo para
nada, él me bota completamente afuera. Entonces yo me voy para siempre animal. Pero
si sirvo, entonces Dios me aparta donde hay fuego. Ahí no puedo morir de frío y de
castigo. Eso fue también cuando Dios castigó a la humanidad. El botaba mujeres afuera
y se deshacen en sapo. Y los que son niños son otra clase, ranas (kuá). Dios botó afuera
y se deshicieron, ranas ya, kokó. Y así fue que a los buenos, Dios los botaba donde
había fuego y debajo de un techo.” (Ganiméide, Ekarái)
51
la dibujó de color negro con la misma brasa y con eso le quedó bien. Al Kirakirái
(carancho) lo puso unas manchitas blancas con la misma ceniza y con eso ya estuvo
conforme. A un pájaro no muy grande, el Dikitadí, lo dibujó con la pintura rojita y le
pintó más la cara, entre los ojos, que en todo su cuerpo y así quedó muy rojo. Fabricó
también a Suaría (loro) y lo pintó de amarillo con pintura que venía de la saliva del Sol:
lo puso un dibujo muy bonito y con eso el loro queda muy contento. Fabricó al
Gatodehái (peji: granos) le puso las cáscaras de un palo que nosotros llamamos Ebeduá:
el Sol sacó un pedazo de cáscara, se lo puso encima y lo prendió, y con eso el Peji
estuvo muy contento. A Yahaugé (oso hormiguero) también lo fabricó y lo dibujó: le
puso una astilla muy larga en su uña, que sacó de un hierro y que por eso es muy dura.
Antes tenía un pico corto este oso, y el Sol vio que era muy corto y se lo estiró para
hacerlo crecer más y así quedó un poco más largo. Fabricó también a Eramó (urina,
gamo) y la pintó con un color no muy bueno que sacó de la saliva, y no quedó bien
pintada, medio roja, pero con eso fue suficiente para ella. Al Chabotó (murciélago) lo
fabricó también y lo puso un pedazo de tela a las alas para que pudiera volar. Fabrica al
Puerco Ñakóre (pecarí); lo pintó con pintura negra y le pintó la cara un poco blanca. Y
le escupió con su saliva y le hizo una cosa atrás que tiene olor. Dijo el Sol: “Usted no
tendrá ningún olor, mas su olor saldrá de aquí”. Por eso, si alguien lo hiere no sale olor
de ninguna parte, sólo de esa cosita. También fabricó al Hochi Tacéi (roedor) y le puso
sus dos dientes largos. A Haidabiá (torito) lo fabricó, y cuando ya estaba hecho lo untó
todo con pintura rojita. Y él estaba muy contento con su dibujo y con su colita que el
Sol hizo más larga y pintó más que el cuerpo. Fabricó también el Anta Dahusúi (tapir)
y le hizo una mano no muy buena, plana, con tres dedos no más, pero el Anta estuvo
conforme con esto. También lo escupió con la pintura negrita y con eso estuvo muy
contento el Anta. Fabricó al pájaro Asái (carpintero); cuando ya estaba fabricado lo
dibujó con ceniza en el hombro y quedó blanco, y lo escupió la cabeza y quedó roja.
Fabrica al Chuubí Miákakái (ave de rapiña) y cuando ya estaba fabricado lo pintó con
su saliva medio rojo y medio blanco. Fabricó otro Chuubí, Gakoyokí, y cuando estaba
bien fabricado lo unté todo su cuerpo con ceniza y quedó muy blanco, y con esos
colores él estuvo muy contento.” (Rosadé, Diháide)
La luna y el parto
“La Luna había dicho a las personas: “Hay que obedecerme y escuchar mis
canciones. Si no, si ustedes no me escuchan y no quieren saber mis sáude (fórmulas que
se recitan para curar) entonces las mujeres de ustedes, todas las que tengan un hijo
morirán. Pero si quieren escuchar mis sáude, y saberlos memorizar, entonces no
morirán, sino que con mis sáude podrán sanar a la mujer que está por parir.” La Luna
había dicho a las mujeres que tendrían menstruación todas las veces que ella moriría. La
mujer tiene menstruación todos los meses porque sigue engendrando, es como si la
mujer tuviera un hijo todos los meses, es lo mismo que parir. Y aunque un viejito tenga
sexualidad con una vieja, no engendra y entonces no tiene menstruación.” (Samáne,
Ekarái)
Origen de la menstruación
“La Luna había dicho a las mujeres que él haría que ellas tuvieran menstruación.
Pero Abué, una clase de cactus dijo: “Bueno, usted hará eso, pero yo voy a hacer que
ellas se sanen de su menstruación”, el cactus apagó las menstruaciones que la Luna
había prometido que tendrían las mujeres. También Chaguesné, una abejita dijo que él
podía e iba a sanar a las mujeres que tenían menstruación. La paloma Kukununatéi, que
tiene el pescuezo muy rosado, también sanó a las mujeres, pero él se descuidó y por eso
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las menstruaciones de las mujeres lo contaminaron y su pescuezo quedó rosado hasta
ahora. Pero él pudo sanar a las mujeres.” (Samáne, Ekarái)
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diga: Que sea para mí, pero que traiga abundancia de carne. También podrán pedir que
mi canto traiga paz entre los hombres que quieran una guerra, y así no pasará nada el
día que yo cante’. También recomendó: ‘Si temen mis cantos, no los teman en los
meses de cosecha, porque ése es el tiempo en que les enseño a mis criados, a mis hijos,
para que también canten así’.” (Samáne, Ekarái)
Origen de la calabaza
“Ella misma, Kaduá, dijo a las demás personas ‘Si alguno quiere tener una
vasija, debe sacar una parte de mi cuerpo que le puede servir para hacer su vasija’. Por
eso nosotros en el monte, cuando vemos esta planta, sacamos sus calabazas y las
ahuecamos por dentro. Porque ella la recomendó, por eso lo cumplimos hasta ahora.
Hay una parte de la historia de Kaduá que es puyák. Si se la cuenta enseguida, habrá
puchíchi (enfermedad con granos) en el campamento. Y tiene sáude para sanar el
mismo puchíchi. Cuando era persona, Kadúa no era muy resistente, no tenía mucha
fuerza. Ella caminaba y se caía, entonces se lastimaba en diversas partes de su cuerpo y
la herida que Kaduá se hacía al caer era el puchíchi. Por esa causa dejó de ser persona
para ser árbol. Ella dijo: ‘Bueno, si ustedes desean tener mi calabaza, úsenla; porque yo
voy a dejar de ser persona y me voy a cambiar en calabaza. Pero les recomiendo que si
quieren tenerla, pueden tenerla, porque no soy muy dura y me pueden ahuecar’. Las
canciones las cantamos muchas veces cuando alguien tiene puchíchi y a veces el
puchíchi desaparece con las canciones de ella.” (Samáne, Ekarái)
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Origen de un árbol
“Ella era bruja, hacía soñar a la gente muy feo, feos sueños, ese era su ataque a los
demás. Ella era muy mala y por eso la mataron. Pero ella dijo que iba resucitar y así lo
hizo. Y como tenía cabellos largos, cuando la mataron se volvió planta. Ella procuraba
hacerse de forma de persona con cabellos largos pero no podía y salía esa fruta del árbol.
(Tayadé, Diháide)
Origen de la ayuda del Zorro a los oregaté (alma del viviente y del muerto) a
trasladarse al mundo subterráneo
“Es anunciación. Ayuda al oregaté a anunciar a la gente. El zorro ayuda al
oregaté. El zorro mismo prometió a la gente que haría ésto, por eso él ayuda al oregaté
a ir donde está la gente.” (Rosadé, Diháide)
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dijo: ‘Yo les había dicho que no la agarraran pero ustedes la agarraron y se cortaron. La
anguila, al ver esto, sintió lástima por los que tenían la mano herida, y entonces dijo:
‘Vengan, les voy a cantar una canción sobre su mano y así los voy a curar’.”
“Tengo el borde muy filoso.
Y amenazo a aquellos que me ven.
También los corta.
Yo kiss, kiss, kiss (ruido de cortar).
“Este sáude sirve para curar una cortadura de Dabudí y de pasto. Se usa
solamente el sáude sin la historia. Cuando uno arranca esta planta, además de cortarse
la mano se produce una tempestad.” (Rosadé, Ekarái)
Origen del tabú que impide a las mujeres en periodo acercarse al agua
“Cuando oso Bandera era persona, su marido era el mono Ñamé. Oso Bandera
tenía dos hijitas y acababa de dar a luz otro hijo. Ñamé se fue a la mañana a buscar miel
y oso Bandera mandó a su hijita que le trajera agua en una vasija chica. Pero no le
alcanzaba; siempre le faltaba porque quería tomar mucha agua. Oso Bandera recién
había dado a luz. Vio que su hija no le traía mucha agua porque estaba aburrida.
Entonces quiso ir ella misma a buscar agua; ya no respetaba más el agua. Entonces ella
se fue. Si hubiera llevado una vasija, entonces podría haber ido a buscar agua lejos para
poder tomar. Pero tomó agua estando sobre el suelo con su boca. Pero el agua no la
quería a ella, así que se la comió. El marido no iba a llegar hasta la tarde; llegó más o
menos a las tres. Le preguntó a su hija: ‘¿Dónde está su madre?’ Y ella le dijo: ‘Se ha
ido a buscar agua’. El fue y vio el cántaro que ella habla llevado consigo; estaba ahí
cerca de la laguna. En seguida él se dio cuenta de que el agua la había comido. Sus hijas
le contaron que hacía varias horas que se habla ido. Entonces él se fue a su
campamento; no vivía lejos de esa laguna. Trajo la cruz que usaban en esos tiempos y
dijo una palabra para convencer al agua y tiró la cruz al agua para poder secarla. La tiró
sobre el agua y la cruz se fue hacía el otro lado. No sé cuántas veces tiró la cruz. Así
Ñamé hizo secar la laguna. Después de haber secado el agua, entonces buscó a su mujer.
Corrió y se fijo en todos lados y vio a su mujer allá corrió hacía allá pero ella ya estaba
deshecha porque la había comido el agua. Y después no supo cómo hacer de nuevo a su
mujer. Esta ya no era más como era antes; tenía todavía el cuerpo entero, pero la cabeza
ya no la tenía más. Tampoco tenía las piernas; por eso le hizo la cola. La falda que tenía
no lo sujetaba más, y entonces se la pegó a la cola. Tampoco sabía cómo hacerle de
nuevo la cabeza; ya no había cómo hacerla o colocarla de vuelta. Entonces trajo un
patahá que es una clase de árbol, lo labró un poquito y se lo puso en lugar de la cabeza.
Por esta historia sabemos que el agua siempre hace daño a una mujer que recién acaba
de parir. Por eso le tenemos respeto al agua.” (Ganiméide, Homoné)
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en la espalda e iba por todas partes. Nosotros conocemos varias clases de árboles que
tienen hojas un poco saladas; esos árboles son los que ella agarró y puso entre su carga
y su espalda. El sudor de la viejita entraba en las hojas, se pegaba a las hojas y así éstas
quedaban saladas. En cada sitio en que ella paraba hacía esto con las hojas de los
árboles. La viejita anduvo por todas partes, no sabía dónde hallar un campo en el que
pudiera quedarse. No halló un lugar para ella y es por eso que conocemos varios sitios
donde hay sal; son los lugares por los que pasó la viejita. Finalmente se convirtió en sal;
la sal salió de la viejita. Se formó un cerro que iba delante de ella, abriéndole camino.
La sal también andaba, buscando lugar en todas partes. De acuerdo con la historia de la
sal, encontró ese lugar de San José de Chiquitos, y quería quedarse ahí, en las Salinas
de San José. Pero vio que era demasiado grande para ella y quedó ahí unos pocos días.
Entonces se mudó a las salinas de Santiago de Chiquitos. Como ese lugar no es tan
grande se paró ahí y ahí quedó hasta ahora.” (Ganiméide, Homoné)
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Cuando Karatái terminó de hablar con Dupáde Puhopié le dijo: ‘Venga’. Entonces
Karatái fue y Puhopié le dijo: Junte su cuerpo con el mío’. Y se juntaron. Dijo entonces
Puhopié: ‘Su comida -la que Dupáde dijo que usted comería- no le hará ningún daño;
será una comida muy agradable’. Entonces el tigre le agradeció más a Puhopié que a
Dupáde porque salió de él.” (Rosadé, Ekarái)
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chico, el grande y el más pequeño. También hizo una gorrita para ellos y es por eso que
el peji tiene en su cabeza una clase de gorrita. Dupáde les borró a los peji su hablar de
persona y no hablaron más. También vino a Dupáde un peji que no sale afuera, que
siempre queda debajo de la tierra y que se llama Tedogé; vino a Dupáde pidiéndole un
cuero o una cáscara. Pero Dupáde no le hizo cáscara sino que sacó un pedazo de su piel
y la puso sobre él. Por eso Tedogé no tiene cáscara dura sino muy blandita. Dijo
Dupáde: “Ya están hechos Uds. Pueden ir y buscar que comer; a buscar qué le gusta de
la comida que puedan hallar”. Ellos fueron cavando la tierra y Tedogé fue a mayor
profundidad; y es éste el peji que vive ahora debajo de la tierra, porque le gusta estar
debajo de la tierra más que a los demás, mientras peji grande, mediano y chico
quedaron aquí no más en la tierra y comieron lo que hay en la tierra. Ellos vinieron una
vez más a Dupáde porque habían hallado donde podían quedarse y le dijeron: “Nosotros
vamos a quedar aquí, sobre la tierra, pero vamos a cavar la tierra”. Entonces Dupáde
puso uñas largas a cada uno de ellos, porque sabía que siempre iban a cavar, y les
mandó que salieran completamente, que se apartaran definitivamente. Cuando Dupáde
hubo terminado de deshacer y hacer a los peji vino la Peta (Tortuga: Yoká) y dijo:
“Quiero que me deshaga también de mi persona”. Y Dupáde la hizo y la pintó de cuatro
colores: negro, verde, rojo y amarillo y dijo: “Ud. puede estar también aquí en la tierra,
pero no podrá ir muy lejos. También puede buscar a su hembra para que puedan vivir
juntos. Ya la he hecho a Ud.” Pero la Peta dijo: “Pero no me ha hecho nada con que
morder”. Dupáde le había hecho la boca así no más, para que le sirviera como dientes.
Dupáde entonces le dijo: “Puede Ud. servir como carne para comer pero su cola no
servirá para que coma de ella ninguna mujer; los varones sí pueden comer su cola”.
Luego Dupáde con un cuchillo (kesébi) cortó la boca de la Peta y después la afiló y le
dijo que podría comer toda clase de alimentos, que pudiera hallar: hoja verde, hoja seca,
carne podrida y una clase de planta (notuái) que es muy verde. Todo eso come Peta.
Con esto se alegró la Peta y dijo a Dupáde “¿Cómo voy a criar mis criaturas?.”
Entonces Dupáde le dijo: “No puedo hacerle tetas para sus hijos, pero puede darles de
comer desde que sean recién nacidos”. Mas ella dijo: “¿Cómo voy a resguardarme para
tener hijos? Y Dupáde le dijo: “Hay que enterrar los huevos y dejarlos para volver y
orinar sobre ellos”. Y así se crían las petas. También vino a Dupáde el tatú Ahámie y le
dijo: “Yo quiero que Ud. me ponga un cuero porque quiero deshacerme de persona”.
Entonces Dupáde sacó una cáscara de un palo, que no es muy dura, y lo tapó con ella.
“Eso es su piel, que servirá para cubrirle”, dijo Dupáde. Entonces también vino el
Corechi (Arukó: un roedor) a él; y él sacó un pedazo de cáscara de palo y lo tapó
diciéndole: “Este es su cuero, que sirve para guardarle”. Al Tatú Dupáde le puso
también uñas largas y le dijo: “Puede comer también lo que se halle en la tierra”. El
Tatú buscó y encontró el bichito usnáne (un gusano) que es su comida y entonces dijo:
“¿Qué haré si viene frío?”. Entonces Dupáde le dijo: “Puede Ud. amontonar basuras y
hojas secas sobre Ud.” Y así hicieron y hasta ahora los tatú se tapan de ese modo.
También el Tatú quiso saber si había un lugar más caluroso en tiempo de frío; y
entonces cavaron un pozo muy hondo y llevaron basura dentro de él para calentarse.
También vino la Urina (Gamo) a Dupáde para ver si podía deshacerse de persona.
Entonces él la pintó con color medio blanco y con otro medio rojo y dijo: “Yo te he
hecho”. Pero la Urina dijo: “Yo quiero ser veloz para correr”. Entonces Dupáde dijo:
“Bueno, no te haré hiel para que puedas ser veloz”. Formó los lugares de los sesos y los
lugares de la sangre y el corazón y eso le sirvió a la Urina en lugar de la hiel. Pero a la
Urina Dupáde no le hizo dientes y entonces ella dijo: “¿Qué debemos comer?”. Y
Dupáde dijo: “Pueden comer lo que puedan masticar”. Entonces la Urina masticó la
hoja y la comió y le gustó mucho su sabor. Y también Dupáde le formó una colita que
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le sirve para espantar a las moscas. Las Urinas vivieron en grupo pero como eran
miedosas en cuanto oían algo cerca de ellas huían y se quedaban en soledad, como
hacen hasta ahora. La urina no tiene coraje para resistir a ninguna persona que viene
hacia ella; por esto su “nombre es eamóo, que quiere decir sin coraje. Dupáde le hizo
tetas para que mantuviera sus criaturas y le dijo: “Yo no te hago hiel, pero te hago tetas
para que cuando tengas cría le puedas dar leche”. También vino a Dupáde el Puerco de
Tropa (Ñakoré) y dijo: “Quiero que me deshaga también de persona y que me haga
puerco, pero no quiero ser como la Urina que no tiene dientes; yo quiero tener dientes
para que pueda masticar”. Entonces Dupáde dijo: “Bueno”. Lo pintó con pintura negra
y después puso ceniza a los lados de su cuerpo; por eso quedó así, blanco. Tampoco
hizo hiel Dupáde para ellos (los puercos) sino que les hizo un amíki (glándula) que
huele mucho; se lo hizo en lugar de la hiel. Les hizo también el lugar del seso y el lugar
de la sangre y le dijo: “Te hago tetas para que tengas criaturas y de estas tetas chupen la
leche” Entonces el Puerco de Tropa dijo: “¿Qué vamos a comer?”. Y Dupáde dijo:
“Pueden comer lo que haya en la tierra”. También dijo el Puerco: “Vamos a estar
embravecidos cuando tengamos una criatura”. Es así que, hasta ahora, cuando se corre
un hijo del puerco ya se embravecen los padres. Es que así Dupáde mandó a los
Puercos que si ellos tuvieran una criatura y ésta llorara se pusieran embravecidos. Los
Puercos se fueron juntos y les agradó lo que Dupáde había hecho para ellos. Se iban
juntos y en la tardecita se juntaban para estar unidos otra vez. Así les gusto a ellos y
hasta ahora quedan juntos y también se embravecen cuando se oye el grito de otro
puerco; entonces se van como conjunto para defenderlo. Enseguida vino a Dupáde el
Puerco Taitetú (Tóto) -un puerco que anda en grupito pero no muchos juntos como
hasta diez- y dijo: “Quiero que me haga también, que me deshaga también de persona y
que me dé un color”. Dupáde lo pintó medio ceniza y también usó ceniza pura para su
pintura. El quería ser como el puerco de tropa pero de otro modo. Y Dupáde afiló sus
dientes y los puso en él y dijo: “Con éstos puede defenderse o buscar qué comer; con
estos dientes que yo he hecho para su uso”. También dijo Dupáde a los Puercos: “Uds.
sirven para correr con velocidad”. Pero los Puercos dijeron: “¿Cómo vamos a correr
puesto que nuestras piernitas son tan chiquitas?”. Pero él dijo: “Hagan una prueba”. Y
hicieron una prueba y corrieron muy rápido, más de lo que ellos pensaban”. También
dijeron los Puercos: “¿Qué vamos a comer?”. Entonces Dupáde les dijo: “Las mismas
cosas que el puerco de tropa; pueden comer lo que hallen y también pueden comer la
papa de monte; si no hay agua, esta papa también sirve para que puedan tomar agua de
ella”. “Enseguida vino a Dupáde el Oso Hormiguero (Yahaugé) y dijo: “Quiero que me
deshaga también de persona”. Y Dupáde lo pintó con la misma pintura que el Puerco de
Tropa. Le hizo también la hiel, porque el Oso quería tenerla, y le dijo: “Vosotros no
serviríais para correr velozmente”, Y dijo el Oso: “¿Qué voy a hacer, ya que Ud. no me
hizo dientes?”. Entonces Dupáde dijo: “Puede comer lo que halle, porque hay muchos
aquí que quieren que los deshaga de su persona; ese pico muy largo puede utilizarlo en
lugar de los dientes”. Por eso el Oso Hormiguero halla el lugar donde hay hormigas,
saca su lengua y la pone allí, como si fuera una cosa muerta; y cuando se amontonan las
hormigas entonces se las traga. También le sirve su pico para alcanzar el agua en el
hueco de los palos (árboles). Y también le hizo Dupáde al Oso uñas muy largas para
que con ésas pudiera defenderse, con esas uñas él cava los hormigueros y las hormigas
salen y entonces ellos ponen su lengua y comen lo que hay en ella. Enseguida vino a
Dupáde el Buey y dijo: “Deshágame también de persona; pero quiero ser más grande
que los demás que has hecho”. Dupáde le hizo una barriga muy grande y le hizo
dientes, pero no muy grandes, que no sirven para morder. Pero tuvo miedo que el Buey,
al ir al monte, se volviera una fiera muy grande y peligrosa; pero el Buey no le fue
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puesto que iba al monte y luego regresaba a donde había Ayoreo o Konhióne (blancos).
Y el Buey come también hojas, se va muy retirado y regresa. Dijo Dupáde: “Con estas
patas puede defenderse. No te hago dientes muy filosos pero te hago muelas para que
puedas morder tu comida”. Es así que los poquitos dientes que tiene son para arrancar el
pasto, con las patas puede defenderse y con esos dientes puede morder el pasto. Pero el
Buey se iba y regresaba luego a donde había Ayoreo o Konhióne y tomaba la misma
bebida que éstos toman, es decir agua. El Buey iba y volvía; no como los Puercos que
fueron retirándose completamente. Enseguida vino el Tigre (jaguar) a Dupáde y dijo:
“Quiero que me deshaga también de persona y que me pinte”. Dupáde lo pintó con
pintura de dos clases, una negra y otra medio amarilla e hizo muy grande los colmillos
que él tiene. Y luego vino el Gato Montés y dijo: “Quiero también que me deshaga de
persona y que me pinte como el Tigre”. Dupáde lo pintó igual que al Tigre y le puso
sus garras y también le puso los débiles dientes que él tiene, mientras el Tigre lo
esperaba. Enseguida vino también el León (Puma) y le dijo a Dupáde: “Quiero que Ud.
me haga, que me deshaga de persona, y también me pinte”. Pero Dupáde le dijo: “No
puedo pintarte sino solamente con kurudé (color rojo)” Y le pintó todo el cuerpo con
kurudé y también le hizo la cola y las patas igual que el Tigre. Porque él quería ser
igual que el Tigre. También vino el león, uno que quería ser un poco diferente del León
(Gasnongói). Dupáde pintó su frente con pintura de dos clases y también le puso en su
frente pintura negra y le puso sus uñas igual que un León o un Tigre. Hay una clase de
Tigre blanco. Este es el último que Dupáde hizo y se fueron todos juntos (los felinos)
como fieras. Se fueron todos juntos pero, como ellos eran fieras, no iban muy contentos
y renegaban uno con el otro. De ahí se dividieron completamente y así quedaron hasta
ahora. Vino también a Dupáde la Paraba (Arara: Suahesná) y dijo: “Yo quiero también
que me pinte y quiero deshacerme de persona”. Dupáde la pintó con pintura roja
(kurudé) y atrás del ala con ceniza. Enseguida vino a Dupáde Dogidé, un pájaro
chiquito que pertenece a pikanerái (nombre de una sib) y le dijo: “Quiero que me pinte
igual que la Paraba roja”. Entonces Dupáde lo pintó de puro rojo menos su piquito que
quedó negro. Las Sachas (Buitres: Kobotó) vinieron también a Dupáde para deshacer de
persona y también vino Kiakiái (Carancho), quien dijo que quería deshacerse de
persona. Dupáde los pintó, pero no los pintó tan bonito como a los demás pájaros, lo
pintó a Kiakiái con pintura negra y él se fue con su gorra para ser pájaro. Hasta ahora
tiene la gorra cuando vino Cóndor (Chugupesná) Dupáde lo pintó bien con negro y con
blanco menos su cabeza; allí lo sunchó y le crecieron cicatrices; por eso quedó así, sin
pelo, porque Dupáde había sunchado completamente su cabello. Dupáde le preguntó
como quería su cabello y el Cóndor dijo: “Con esto que tengo yo me alegro; con esto
seré yo una persona muy grande (importante)”. También vino Kaikekumoái, la Tijereta,
que es el primer piojo del Cóndor y Dupáde hizo lo mismo con él. Lo pintó bien,
blanco y medio blanco en su cuerpo; hizo bien el cuerpo para él. A Cóndor y a Tijereta
Dupáde no les sacó su poder y por eso los Ayoreo temían usar las plumas de estos
pájaros porque Dupáde no les había sacado su poder. Por este motivo, cualquier Ayoreo
que no había matado no podía usar sus plumas y por esto nuestros padres no dejaban
que nosotros las tocáramos cuando no hubiéramos matado a gente (hombres). Y
también Dupáde no sacó su poder a Asohsná y ella se fue con su uhopié (poder
shamánico). También vino a Dupáde la Lora Habladora y él la pintó amarilla, verde y
roja. Ella quedó completamente bonita. También ella quería deshacerse de persona.
Vinieron Buhóte y Tojo (dos aves) juntos, quienes querían deshacerse de persona y
tener una buena pintura. Dupáde los pintó con amarillo y negro. A todos los que
cambió Dupáde les sacó su lenguaje, el lenguaje como nosotros hablamos; pero a
nosotros (los Ayoreo) no nos lo sacó y por eso podemos hablar. Aquella vez todos los
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animales juntos querían una misma cosa. Del mismo modo que nosotros, hay un buen
trabajo, todos lo queremos, así pasó con aquellos cuando eran personas. Algunos
pájaros se deshacían; entonces los demás veían que esto era bueno y todos querían
también deshacerse. Dupáde dijo en el momento cuando deshizo a todos: “Tengo que
deshacerme también yo de persona pero primero tengo que hacerlos a Uds. del modo
como quieren. Después me desharé de persona”. A nosotros Dupáde no nos sacó el
lenguaje pero hizo diferencia en el hablar de unos y de otros. Por eso los Konhióne
hablan y nosotros no entendemos. Esto es porque Dupáde quiso así, quiso que nosotros
habláramos otra habla. Dupáde también deshizo la persona de muchos árboles, cuando
éstos eran personas, e hizo también que los árboles produjeran el fruto para que
podamos comer. También la Víbora (Cascabel) era persona y también se deshizo de
persona. Pero Dupáde no le hizo manos para que pudiera buscar qué comer. Cuando
terminó de hacer todos estos seres, como víboras, puercos, animales, también vinieron a
Dupáde los árboles para que se deshiciera de persona. El deshizo primeramente los
palos que tienen corazón duro. Recomendó que los Ayoreo usaran las canciones
(terapéuticas) de los árboles duros; que si alguno se enfermaba, cantara esas
cancioneros sobre el enfermo. También hizo Dupáde cosas comestibles, las que se
pueden comer inmediatamente, por ejemplo, palmera totaís; esto sirve para comer
inmediatamente después que lo sacamos y muchas otras cosas más que comemos sin
cocer. Cuando eran personas, todas las palmeras eran del apellido (sib) etakóri; por eso,
después de deshacerse de persona, pertenecen hasta ahora a los Ayoreo etakóri. Cuando
eran personas las palmeras tenían una buena cabellera. Totaís y Motacú dijeron:
“Nosotros nos deshacemos de persona, pero seremos completamente comestibles, pues
no tendremos ningún mal efecto y no será preciso lavarse las manos. Seremos
completamente comestibles”. Cuando Dupáde hizo los comestibles dijo a los Ayoreo
que podían comerlos. Así la miel, que no hace ningún efecto malo; porque nosotros
lavamos nuestras manos después de comer miel para limpiarnos pero ésto no quiere
decir nada con referencia al puyák (tabú). Dupáde, antes de irse, hizo todas las cosas
para comer. Después hizo los árboles, como hemos dicho. Hizo primeramente los palos
(árboles) resistentes. Los árboles que son débiles tuvieron codicia de aquellos y también
vinieron a Dupáde para deshacerse de persona. Los palos resistentes, aunque se mueran,
resisten sus huesos, que son sus corazones. Hay palos que tienen hueco y es porque
están con hambre, o sea no han comido nada. Dupáde esperaba salir de la tierra pero no
podía, por tanta gente que se agolpaba (aglomeraba) para deshacerse de su persona. Por
eso él, por tanto trabajo que tenía, no pudo irse el día que él quería. Después de
terminar todo, luego que Dupáde deshizo de personas a los árboles y a todos los demás,
de dar de que comer (a los Ayoreo) y anunciar lo que debían hacer, comer y no comer,
terminó su trabajo e hizo llover sobre la tierra. Después de terminar todo esto recién se
fue Dupáde. Pero después de terminar todo formó la tierra y por segunda cosa formó el
cielo, ahí donde vive ahora. Terminó todo y dijo: “¿Quién de vosotros quisiera ir
conmigo?”. Entonces las aves del cielo fueron con él. Las aves que viven en el cielo
dijeron: “Bueno, nosotros iremos con Ud.”. Y también fueron con él las piedras que
brillaban; algunas piedras fueron y son las estrellas. Fueron con Dupáde las aves y las
piedras. Y cuando fueron las estrellas también el Sol y la Luna fueron con Dupáde. La
gente dijo: “Mañana se irá Dupáde” y esperaron y esperaron. Entonces vino una nube
que paró sobre la casa de Dupáde y él se fue con ella con todos sus compañeros. Ellos
fueron en esa nube y se alejaron, se alejaron. Los Ayoreo y todos los demás miraron
pero nunca pudieron ver cómo y dónde entró al cielo. Solamente vieron que se fueron al
cielo. Pero Dupáde recomendó a los Ayoreo que si alguno tuviera hambre que lo
llamara. Y los Ayoreo lo llaman antes de que salga el sol, cuando tienen deseo de tener
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algo de comida. Pero él dijo: “De ese modo yo daré al que me pida. Si alguno no sabe
mi canción para sanar, que me hable no más y diga: Dupáde, Ud. me ha dicho que si yo
quisiera alguna cosa yo le hablara. Y ahora te hablo para que me sanes o me des lo que
yo necesito”. Cuando Dupáde salió se ocultó completamente de la vista. Cuando la
nube vino y lo llevó se ocultó de ellos y no lo vieron más. Entonces todos se
entristecieron de haberlo perdido y dijeron: “¿Cómo nosotros no fuimos con él?”. Se
entristecieron y algunos pájaros quisieron seguirlo pero no pudieron alcanzar el lugar
donde estaba él y éstas son las aves que viven en los árboles”. (Samáne, Ekarái)
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algunos. También los comió otro pájaro semejante a la Garza, Tamoái. Este miró como
Chugupenatéi comió algunos peces, que eran personas todavía y que se escondían
debajo de Diesná y le dijo: ‘¿Por qué comió Ud. esto?’. Y Chugupenatéi dijo: ‘Lo hallé
lindo (rico), así que lo comí’. Entonces Tamoái agarró un pez también y lo comió. Así
se deshicieron los peces y se escondieron debajo del agua. Se volvieron peces. (Samáne,
Homoné)
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ala, en mi pluma”. Entonces los peces venían y se escondían entre las plumas de la
Garza. Pero ésta, de tanta hambre que tenía, probó a comer uno de los pescados: lo
tragó y como le gustó, tragó otro. Y los demás peces, viendo que los estaba comiendo,
se huyeron y entraron otra vez en el agua. Garza se cansó de estar con su abuela y dijo:
‘Mientras Uds. van yendo con nuestra abuela yo me adelanto a ver nuestro
campamento”. Cuando llegó donde estaba el campamento dijo: “Estamos llegando y
hemos traído a nuestra abuela. Pero yo estoy muy cansado de estar con ella porque es
muy fría. Por eso me adelanté a avisarles que ya está viniendo otra vez.” Cuando llegó
la abuela al campamento ellos gozaron mucho de tenerla otra vez. Durante toda la
noche gozaban y se reían. Toda la noche jugaron uno con el otro porque tenían una
linda frescura. Pero al tiempo Garza y Pato se cansaron de estar con su abuela y
entonces hicieron su casa encima de los árboles que están sobre el agua. Garza tuvo
hijos y no sabía donde conseguir comida para ellos. Entonces se acordó que había
comido pescado y dijo: “Yo he comido una cosa que es muy rica y voy a buscarla otra
vez para mis hijos”. Fue, cazó mucho pescado y su bolsa se llenó con el pescado que
traía a sus hijos. Y los hijos también comieron pescado; y por eso la Garza come
pescados hasta ahora. Se acostumbró a mantenerse con pescado y no quiso comer otra
cosa más que pescado. Dijo entonces: “Me hago animal para que pueda comer de eso
siempre, durante toda mi vida”. También ofreció pescado a otras personas, tales como
Pato y Kayagasái pero la barriga de éstos no estaba acostumbrada a este alimento y
arrojaban (vomitaban). Y Pato dijo: “Yo me hago también animal, pero viviré
solamente en el agua, porque me gustan mucho los piojos de mi abuela, los pescaditos
(mojarritas)”. Así todos los nietos de Diesná, la Garza, el Pato, y los demás, decidieron
no ser más personas, sino animales. Y porque ellos se acostumbraron a estar alrededor
del agua, cuando se hicieron animales, vivieron en el agua hasta ahora. Y también se
hicieron animales otros, que viven también en el agua, pero no comen pescado sino una
planta que crece en el agua. Uno de ellos es el pájaro Yekekévi. Todos ellos se fueron y
no quisieron comer más la comida que los Ayoreo tienen ahora. Por ello se hicieron
animales y fueron en el lugar en donde estaba su abuela. Pero el campamento de ella se
estaba secando otra vez porque ella se había huido. Solamente había un pasto de agua,
en forma de oreja, Hotó, y ellos lo comieron. Porque Diesná se había mudado del
campamento hacia otro lugar.” (Samáne, Ekarái)
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El sol hace y pinta a los animales
“El Sol, Gedé, es el que hizo todas las cosas que vemos en este mundo. Cuando
el Sol comenzó su trabajo de hacer todas las cosas, lo primero que hizo fue el Karatái
(jaguar). Trabajó de noche haciendo su forma, sus ojos y todas las pintas que tiene. Lo
segundo que fabricó fue la Paraba, un loro grande que se llama Suaresná; dibujó a
Suaresná con pintura roja. Ya estaba aclarando el día, y con la misma pintura roja pintó
al Karaté (león, puma). Fabricó también a Yokái (peta, tortuga) de noche, y le hizo la
pinta muy bonita.
Todo el mundo estaba orgulloso de sus colores, pero Totí- tavié un pajarito
chico, estaba enojado con el Sol porque no lo quería dibujar. El quería que lo dibujara
con un color bueno, si no él iba a maldecir diciendo que no iba a haber más luz. El Sol
tuvo miedo de la maldición del pajarito, así que empezó a dibujarle la cara y los ojos
con un dibujo no muy bonito. Le echó pintura roja dentro de la carita y con eso quedó
contento el pajarito, así que no maldijo al Sol.
A Chuguperenatéi (garza) también lo fabricó el Sol. Le puso un dibujo que
pintó con ceniza blanca y quedó emblanquecido. Después, en el pescuezo le hizo otro
dibujo obscuro, rojo, con pintura roja que sacó de la piedra Kurudé y que ocupó el Sol
para pintar. Después fabricó a Tigirikiá (pavo mutún) y le pintó todo su cuerno hasta
que quedó bonito. Lo pintó con dos clases de pintura: al color negro lo dibujó con una
brasa (carbón) que pasó por todo su cuerpo y al color blanco lo hizo con ceniza, y así
quedó él muy contento por sus colores. A la Sucha Kobotó (buitre) también la fabricó y
la dibujó de color negro con la misma brasa y con eso le quedó bien. Al Kirakirái
(carancho) lo puso unas manchitas blancas con la misma ceniza y con eso ya estuvo
conforme. A un pájaro no muy grande, el Dikitadí, lo dibujó con la pintura rojita y le
pintó más la cara, entre los ojos, que en todo su cuerpo y así quedó muy rojo. Fabricó
también a Suaría (loro) y lo pintó de amarillo con pintura que venía de la saliva del Sol:
lo puso un dibujo muy bonito y con eso el loro queda muy contento. Fabricó al
Gatodehái (peji: granos) le puso las cáscaras de un palo que nosotros llamamos Ebeduá:
el Sol sacó un pedazo de cáscara, se lo puso encima y lo prendió, y con eso el Peji
estuvo muy contento. A Yahaugé (oso hormiguero) también lo fabricó y lo dibujó: le
puso una astilla muy larga en su uña, que sacó de un hierro y que por eso es muy dura.
Antes tenía un pico corto este oso, y el Sol vio que era muy corto y se lo estiró para
hacerlo crecer más y así quedó un poco más largo. Fabricó también a Eramó (urina,
gamo) y la pintó con un color no muy bueno que sacó de la saliva, y no quedó bien
pintada, medio roja, pero con eso fue suficiente para ella. Al Chabotó (murciélago) lo
fabricó también y lo puso un pedazo de tela a las alas para que pudiera volar. Fabrica al
Puerco Ñakóre (pecarí); lo pintó con pintura negra y le pintó la cara un poco blanca. Y
le escupió con su saliva y le hizo una cosa atrás que tiene olor. Dijo el Sol: “Usted no
tendrá ningún olor, mas su olor saldrá de aquí”. Por eso, si alguien lo hiere no sale olor
de ninguna parte, sólo de esa cosita. También fabricó al Hochi Tacéi (roedor) y le puso
sus dos dientes largos. A Haidabiá (torito) lo fabricó, y cuando ya estaba hecho lo untó
todo con pintura rojita. Y él estaba muy contento con su dibujo y con su colita que el
Sol hizo más larga y pintó más que el cuerpo. Fabricó también el Anta Dahusúi (tapir)
y le hizo una mano no muy buena, plana, con tres dedos no más, pero el Anta estuvo
conforme con esto. También lo escupió con la pintura negrita y con eso estuvo muy
contento el Anta. Fabricó al pájaro Asái (carpintero); cuando ya estaba fabricado lo
dibujó con ceniza en el hombro y quedó blanco, y lo escupió la cabeza y quedó roja.
Fabrica al Chuubí Miákakái (ave de rapiña) y cuando ya estaba fabricado lo pintó con
su saliva medio rojo y medio blanco. Fabricó otro Chuubí, Gakoyokí, y cuando estaba
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bien fabricado lo unté todo su cuerpo con ceniza y quedó muy blanco, y con esos
colores él estuvo muy contento.” (Rosadé, Diháide)
La luna y el parto
“La Luna había dicho a las personas: “Hay que obedecerme y escuchar mis
canciones. Si no, si ustedes no me escuchan y no quieren saber mis sáude (fórmulas que
se recitan para curar) entonces las mujeres de ustedes, todas las que tengan un hijo
morirán. Pero si quieren escuchar mis sáude, y saberlos memorizar, entonces no
morirán, sino que con mis sáude podrán sanar a la mujer que está por parir.” La Luna
había dicho a las mujeres que tendrían menstruación todas las veces que ella moriría. La
mujer tiene menstruación todos los meses porque sigue engendrando, es como si la
mujer tuviera un hijo todos los meses, es lo mismo que parir. Y aunque un viejito tenga
sexualidad con una vieja, no engendra y entonces no tiene menstruación.” (Samáne,
Ekarái)
Origen de la menstruación
“La Luna había dicho a las mujeres que él haría que ellas tuvieran menstruación.
Pero Abué, una clase de cactus dijo: “Bueno, usted hará eso, pero yo voy a hacer que
ellas se sanen de su menstruación”, el cactus apagó las menstruaciones que la Luna
había prometido que tendrían las mujeres. También Chaguesné, una abejita dijo que él
podía e iba a sanar a las mujeres que tenían menstruación. La paloma Kukununatéi, que
tiene el pescuezo muy rosado, también sanó a las mujeres, pero él se descuidó y por eso
las menstruaciones de las mujeres lo contaminaron y su pescuezo quedó rosado hasta
ahora. Pero él pudo sanar a las mujeres.” (Samáne, Ekarái)
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Los personajes míticos y la actualidad
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tomar agua de una calabaza pero ésta se rompió pues no podía tomar agua como los
Ayoreo. A los Ayoreo no les agradó el joven porque ya era un puerco y lo mandaron de
vuelta al monte. El joven ya conocía a los Ayoreo y decía a los puercos: “Ya vienen los
Ayoreo a matarnos”. Pero los puercos no le creyeron: “Eso es mentira”, decían. Los
puercos mataron a los Ayoreo y solo uno se salvó pues huyó. (Moisés)
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