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Capítulo 1

Conexión latinoamericana

Llano y pueblos en un México mítico

Nos han dado la tierra


Juan Rulfo
Después de tantas horas de caminar sin
encontrar ni una sombra de árbol, ni una
semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el
ladrar de los perros.
Uno ha creído a veces, en medio de este
camino sin orillas, que nada habría después;
que no se podría encontrar nada al otro lado,
al final de esta llanura rajada de grietas y de
arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un pue-
blo. Se oye que ladran los perros y se siente
en el aire el olor del humo, y se saborea ese
olor de la gente como si fuera una esperanza.
Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el
viento el que lo acerca.
Hemos venido caminando desde el ama-
necer. Ahorita son algo así como las cuatro de
la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los
ojos hacia donde está colgado el sol y dice:
–Son como las cuatro de la tarde.
Ese alguien es Melitón. Junto con él, va-
mos Faustino, Esteban y yo. Somos cuatro.Yo
los cuento: dos adelante, otro dos atrás. Miro
más atrás y no veo a nadie. Entonces me digo:
“Somos cuatro.” Hace rato, como a eso de
las once, éramos veintitantos; pero puñito a
puñito se han ido desperdigando hasta quedar
nada más este nudo que somos nosotros.
Faustino dice:
–Puede que llueva.
Todos levantamos la cara y miramos una
nube negra y pesada que pasa por encima de
nuestras cabezas.Y pensamos: “Puede que sí.”

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La antinomia fundacional

No decimos lo que pensamos. Hace ya


tiempo que se nos acabaron las ganas de
hablar. Se nos acabaron con el calor. Uno pla-
ticaría muy a gusto en otra parte, pero aquí
cuesta trabajo. Uno platica aquí y las palabras
se calientan en la boca con el calor de afuera,
y se le resecan a uno en la lengua hasta que
acaban con el resuello.
Aquí así son las cosas. Por eso a nadie le
Bio
da por platicar.
Cae una gota de agua, grande, gorda, ha- Juan Rulfo
ciendo un agujero en la tierra y dejando una Nació y murió en México (1918-1986). Creció en un
plasta como la de un salivazo. Cae sola. Noso- pequeño pueblo dominado por las supersticiones y
tros esperamos a que sigan cayendo más. No el culto a los muertos. Su familia, formada por ricos
llueve. Ahora si se mira el cielo se ve a la nube terratenientes, había perdido tierras con la Revolu-
aguacera corriéndose muy lejos, a toda prisa. ción. Quedó huérfano, por lo que creció con su abuela
El viento que viene del pueblo se le arrima y en un orfanato. A partir de 1934 trabajó en la
empujándola contra las sombras azules de los oficina de Inmigración y, desde 1962, en el Instituto
cerros.Y a la gota caída por equivocación se la Nacional Indigenista. En 1938 comenzó sus viajes por
come la tierra y la desaparece en su sed. diversas regiones mexicanas y publicó sus cuentos
¿Quién diablos haría este llano tan gran- más importantes. Sus libros son El llano en llamas
de? ¿Para qué sirve, eh? (1953), Pedro Páramo (1955), considerada una de
Hemos vuelto a caminar. Nos habíamos las mejores novelas de la literatura iberoamericana,
detenido para ver llover. No llovió. Ahora y El gallo de oro (1963). Fueron traducidos a muchos
volvemos a caminar.Y a mí se me ocurre que idiomas, llevados al cine y obtuvieron varios premios
hemos caminado más de lo que llevamos en todo el mundo. En sus textos, considerados como
andado. Se me ocurre eso. De haber llovido precursores del realismo mágico, tienen lugar la rea-
quizá se me ocurrieran otras cosas. Con todo, lidad de los campesinos y las problemáticas sociales
yo sé que desde que yo era muchacho, no vi en una mezcla de realidad y fantasía.
llover nunca sobre el Llano, lo que se llama
llover.
No, el Llano no es cosa que sirva. No hay mos probado el agua verde del río, y paseado
ni conejos ni pájaros. No hay nada. A no ser nuestros estómagos por las calles del pueblo
unos cuantos huizaches trespeleques y una para que se les bajara la comida.Ya lo hubié-
que otra manchita de zacate con las hojas ramos hecho de tener todos aquellos caballos
enroscadas; a no ser eso, no hay nada. que teníamos. Pero también nos quitaron los
Y por aquí vamos nosotros. Los cuatro caballos junto con la carabina.
a pie. Antes andábamos a caballo y traíamos Vuelvo hacia todos lados y miro el Llano.
terciada una carabina. Ahora no traemos ni Tanta y tamaña tierra para nada. Se les resba-
siquiera la carabina. lan a uno los ojos al no encontrar cosa que los
Yo siempre he pensado que en eso de qui- detenga. Solo unas cuantas lagartijas salen a
tarnos la carabina hicieron bien. Por acá re- asomar la cabeza por encima de sus agujeros,
sulta peligroso andar armado. Lo matan a uno y luego que sienten la tatema del sol corren a
sin avisarle, viéndolo a toda hora con “la 30” esconderse en la sombrita de una piedra. Pero
amarrada a las correas. Pero los caballos son nosotros, cuando tengamos que trabajar aquí,
otro asunto. De venir a caballo ya hubiéra- ¿qué haremos para enfriarnos del sol, eh?

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Capítulo 1

La mayoría de los pobladores mexicanos de principios –Son miles y miles de yuntas.


del siglo XX eran analfabetos y hablaban, además –Pero no hay agua. Ni siquiera para hacer
del español, más de sesenta lenguas indígenas un buche hay agua.
distintas. Durante la década de 1910 se desarrolló –¿Y el temporal? Nadie les dijo que se les
la Revolución Mexicana, producto de una serie de iba a dotar con tierras de riego. En cuanto allí
conflictos protagonizados por distintos jefes políticos llueva, se levantará el maíz como si lo estira-
y militares que enfrentaba a la clase rica que, además ran.
de poseer los más importantes bienes económicos, –Pero, señor delegado, la tierra está
controlaba el poder político. La etapa más violenta deslavada, dura. No creemos que el arado se
terminó con la Constitución de 1917 que institucio- entierre en esa como cantera que es la tierra
nalizó algunos de los reclamos revolucionarios. del Llano. Habría que hacer agujeros con el
Durante la presidencia del general Lázaro Cárdenas azadón para sembrar la semilla y ni aun así
(1934-1940) se llevó a cabo un vasto programa so- es positivo que nazca nada; ni maíz ni nada
cial que incluyó la reforma agraria, la nacionalización nacerá.
de los ferrocarriles y la expropiación de los campos –Eso manifiéstenlo por escrito.Y ahora
petrolíferos. Después, cuando fue presidente el váyanse. Es al latifundio al que tienen que
general Ávila Camacho (1940-1946), se dejó de lado atacar, no al Gobierno que les da la tierra.
el modelo socialista; el Estado se convirtió en árbitro –Espérenos usted, señor delegado. Noso-
de la vida sindical y se benefició a los terratenientes. tros no hemos dicho nada contra el Centro.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) permitió Todo es contra el Llano… No se puede con-
el auge industrial ya que México proveyó armas e tra lo que no se puede. Eso es lo que hemos
ingresó en la guerra en contra de las potencias del dicho… Espérenos usted para explicarle.
eje (Alemania, Italia y Japón). Mire, vamos a comenzar por donde íbamos…
Pero él no nos quiso oír.
Así nos han dado esta tierra.Y en este
Porque a nosotros nos dieron esta costra de comal acalorado quieren que sembremos
tepetate para que la sembráramos. semillas de algo, para ver si algo retoña y se
Nos dijeron: levanta. Pero nada se levantará de aquí. Ni
–Del pueblo para acá es de ustedes. zopilotes. Uno los ve allá cada y cuando, muy
Nosotros preguntamos: arriba, volando a la carrera; tratando de salir
–¿El Llano? lo más pronto posible de este blanco terregal
–Sí, el Llano. Todo el Llano Grande. endurecido, donde nada se mueve y por don-
Nosotros paramos la jeta para decir que de uno camina como reculando.
el Llano no lo queríamos. Que queríamos lo Melitón dice:
que estaba junto al río. Del río para allá, por –Esta es la tierra que nos han dado.
las vegas, donde están esos árboles llamados Faustino dice:
casuarinas y las paraneras y la tierra buena. –¿Qué?
No este duro pellejo de vaca que se llama el Yo no digo nada.Yo pienso: “Melitón no
Llano. tiene la cabeza en su lugar. Ha de ser el calor
Pero no nos dejaron decir nuestras cosas. el que lo hace hablar así. El calor que le ha
El delegado no venía a conversar con noso- traspasado el sombrero y le ha calentado la
tros. Nos puso los papeles en la mano y nos cabeza.Y si no, ¿por qué dice lo que dice?
dijo: ¿Cuál tierra nos han dado, Melitón? Aquí no
–No se vayan a asustar por tener tanto hay ni la tantita que necesitaría el viento para
terreno para ustedes solos. jugar a los remolinos.”
–Es que el Llano, señor delegado… Melitón vuelve a decir:

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La antinomia fundacional

–Servirá de algo. Servirá aunque sea para agarrado a la gallina por las patas y la zango-
correr yeguas. lotea a cada rato, para no golpearle la cabeza
–¿Cuáles yeguas? –le pregunta Esteban. contra las piedras.
Yo no me había fijado bien a bien en Conforme bajamos, la tierra se hace
Esteban. Ahora que habla, me fijo en él. Lleva buena. Sube polvo desde nosotros como si
puesto un gabán que le llega al ombligo, y fuera un atajo de mulas lo que bajara por allí;
debajo del gabán saca la cabeza algo así como pero nos gusta llenarnos de polvo. Nos gusta.
una gallina. Después de venir durante once horas pisando
Sí, es una gallina colorada la que lleva la dureza del Llano, nos sentimos muy a gusto
Esteban debajo del gabán. Se le ven los ojos envueltos en aquella cosa que brinca sobre
dormidos y el pico abierto como si bostezara. nosotros y sabe a tierra.
Yo le pregunto: Por encima del río, sobre las copas verdes
–Oye, Teban, ¿dónde pepenaste esa galli- de las casuarinas, vuelan parvadas de chacha-
na? lacas verdes. Eso también es lo que nos gusta.
–Es la mía– dice él. Ahora los ladridos de los perros se oyen
–No la traías antes. ¿Dónde la mercaste, aquí, junto a nosotros, y es que el viento que
eh? viene del pueblo retacha en la barranca y la
–No la merqué, es la gallina de mi corral. llena de todos sus ruidos.
–Entonces te la trajiste de bastimento, Esteban ha vuelto a abrazar su gallina
¿no? cuando nos acercamos a las primeras casas. Le
–No, la traigo para cuidarla. Mi casa se desata las patas para desentumecerla, y luego
quedó sola y sin nadie para que le diera de él y su gallina desaparecen detrás de unos
comer; por eso me la traje. Siempre que salgo tepemezquites.
lejos cargo con ella. –¡Por aquí arriendo yo!– nos dice Este-
–Allí escondida se te va a ahogar. Mejor ban.
sácala al aire. Nosotros seguimos adelante, más adentro
Él se la acomoda debajo del brazo y le del pueblo.
sopla el aire caliente de su boca. Luego dice: La tierra que nos han dado está allá arriba.
–Estamos llegando al derrumbadero.
Yo ya no oigo lo que sigue diciendo Este-
ban. Nos hemos puesto encima para bajar la Rulfo, Juan (1953)
barranca y él va mero adelante. Se ve que ha Obras. México:
Fondo de Cultura Económica, 1987

Análisis
Juan Rulfo, escritor y fotógrafo mexicano, nace en 1917 y muere en 1986. Su obra literaria se
reduce centralmente a dos libros: El llano en llamas (relatos, 1953) y Pedro Páramo (novela, 1955).
“Nos han dado la tierra” es uno de los siete cuentos que Rulfo publica en la década del ’40
en revistas como Pan y América. En 1953 ubica a este cuento en el inicio de su única colección

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Capítulo 1

de relatos. El texto contiene ya elementos que


se retomarán en el resto de su obra: el espa-
Elipsis. En términos gramaticales, elisión o supresión de cio geográfico y la historia. En primer lugar,
una o más palabras en una oración. Narrar una historia se observa la construcción de un espacio que
elípticamente implicaría narrarla de modo fragmenta- será el suelo de la literatura de Rulfo: el llano
rio, suprimiendo alguna de sus partes, sean escenas, mexicano, un terreno construido como espacio
acciones o detalles. desértico, casi sin límites, en que los pueblos
Entonación. Sucesión de tonos con que se modula el y ciudades son pequeños puntos aislados. En
lenguaje hablado; se relaciona, por tanto, con la oralidad segundo lugar, está presente la historia política
del lenguaje. La entonación de una misma lengua (por del México del siglo XX: si bien la literatura de
ejemplo, el castellano) varía en los diferentes pueblos, Rulfo no es una literatura realista, en ella la his-
naciones, provincias y regiones en que se habla. toria puede encontrarse de manera elíptica. Así,
Léxico. Conjunto de voces, giros o modismos de una en “Nos han dado la tierra” resuenan ecos de la
lengua determinada. Como la entonación, el léxico de Revolución Mexicana, de la Reforma Agraria,
una lengua puede variar según las zonas en que se use. de los ideales de esos proyectos históricos y
Literatura realista. De modo general, corriente lite- también del dolor de sus fracasos. Por último,
raria que se caracteriza por el intento de representar o en este relato puede observarse algo propio de
pintar en forma minuciosa y exacta, tal como es y sin la literatura de Rulfo: la construcción de una
deformaciones, el mundo, las acciones de los hombres voz peculiar. “Es que yo escribo como la gente
y su historia. habla”, confesó alguna vez Rulfo (García Terrés,
Realismo mágico. Tendencia de la literatura latinoa- 1987). Como en otros relatos, también aquí
mericana que tuvo su auge a mediados de siglo XX. El lo central es la construcción de un narrador-
autor que más claramente se inscribe en esta corriente personaje a partir de una voz, a través de la cual
es Gabriel García Márquez. Entre sus principales carac- percibimos fragmentariamente tanto la trama
terísticas se encuentran los elementos mágicos que son del relato como el espacio y la historia en que
percibidos como normales por los personajes, la inclusión ocurren las acciones. Esa voz peculiar puede
de mitos y leyendas, el uso del tiempo del relato como percibirse en cierta entonación del texto, en
cíclico o distorsionado, la alusión a la realidad latinoa- cierta sintaxis, así como en cierto léxico carac-
mericana y el uso de un lenguaje desmesurado. terístico del castellano en México.

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La antinomia fundacional

La era, Diego Rivera (1886-1957)

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