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El modelo de los DSS nos

permite conceptualizar
elementos individuales como
parte del fenómeno del
consumo observado en las
personas, dentro de un marco
más amplio que muestra las
interrelaciones e
interdependencias con las
otras áreas o categorías de
análisis.
1. el contexto y la posición
socioeconómica,

2. la exposición diferencial a los


factores de riesgo,

3. la vulnerabilidad diferencial a los


riesgos,

4. los resultados diferenciales de la


atención a la salud, y

5. las variaciones en las consecuencias


sociales
Los distintos niveles de exposición
van conformando la vulnerabilidad
de las personas, a través de los
diferentes elementos del ambiente
físico y social que estimulan el
inicio del consumo y disuaden los
intentos por suspender el consumo.
Contempla el consumo
desde el punto de vista de
las implicaciones legales
y delictivas

Desde la perspectiva de
este modelo no se busca
el análisis detallado del
fenómeno del consumo de
drogas, ni de las causas
del mismo.
El foco de atención está en el análisis de la
oferta y disponibilidad de una sustancia
dada en el seno de una población
determinada, o de la sociedad.
Principalmente se dedica al análisis de las
sustancias consideradas como legales
(alcohol y tabaco) y enfatiza la importancia
de la disponibilidad de las mismas como
factor explicativo de su consumo.
La dependencia a drogas se
conceptualiza como una enfermedad
caracterizada por la pérdida de control
de la persona sobre su consumo, lo cual
se genera exclusivamente por procesos
internos del propio sujeto Desde esta
perspectiva, la explicación de la
dependencia se limita a la interacción
entre los elementos biológicos de las
personas y las características
farmacológicas de las sustancias
psicoactivas adictivas.
El punto clave es que el consumo de
drogas en cada persona concreta es
aceptado como un hecho que surge de
su decisión particular. Este modelo,
puede ser visto como un intento de
aminorar las consecuencias adversas
que el consumo de drogas tiene sobre
aspectos como la salud y el bienestar
de las personas.
El modelo refiere que factores como
pobreza, discriminación y falta de
oportunidades, pueden favorecer el
consumo. Dentro de las múltiples
interpretaciones del modelo, la relación
drogas – privación social se puede
explicar tanto por el significado
transgresor que se le confiere en la
sociedad, como por la experiencia
liberadora de ansiedad, aliviadora de
sensaciones desagradables y depresivas,
que genera gratificaciones corporales y
psicológicas.
Se plantea que el consumo de drogas
forma parte del estilo de vida tanto de
la persona, en el plano individual,
como de manera colectiva, al grupo
social al que se pertenece. La
problemática de las drogas se
visualiza como un fenómeno social y
grupal, más allá de lo individual.
Género, edad, grado de
escolaridad, lugar de
residencia y/o procedencia,
momento histórico-social,
etc.
Se enfoca en el individuo, visualizando la
complejidad y variabilidad de la conducta
humana. El consumo de sustancias
psicoactivas adictivas se conceptualiza
como un comportamiento más, que puede
analizarse y explicarse bajo los mismos
principios de cualquier otra conducta
humana.
Dentro de los elementos
explicativos, se consideran y
estudian los rasgos de la
personalidad, las necesidades
individuales, actitudes, valores,
hábitos y estilos de interrelación
social de la persona que
consume.
Desde la perspectiva de este modelo, el
consumo de drogas satisface en el
individuo alguna necesidad física,
psicológica (por ejemplo, emociones y
sensaciones que pueden interpretarse
como ansiedad, distrés, etc.), del estado
de ánimo o social, especialmente por la
dificultad de satisfacer dichas
necesidades por otros medios.
En particular, se observan las
variables psicológicas que actúan
como factores predisponentes al
consumo (factores de riesgo), lo
que configura la vulnerabilidad
individual. Se estudia la conducta
del consumo más allá de la
dependencia.
Plantea que la conducta humana
depende de contextos más amplios
y es el resultado de la progresiva
adaptación mutua entre la persona y
su entorno. Desde esta visión, la
salud se conceptualiza como la
interacción entre las relaciones en
el contexto que se desarrolla la
conducta de las personas
Este modelo se fundamenta en la
consideración de las
interrelaciones e
interdependencias complejas
entre la biología individual, el
comportamiento y el sistema
ambiental, compuesto por los
diferentes niveles del contexto.
Se redimensiona el fenómeno del
consumo como un problema que
incluye al individuo, la familia, la
comunidad, la sociedad, el
momento histórico-cultural, los
sistemas político, económico y
jurídico, la propia sustancia
psicoactiva y sus efectos
farmacológicos.
Droga

Persona

ambiente
Los individuos son sujetos activos en la
definición de sus conductas, que reciben
influencia del medio.
Macrosocial, se refiere a la sociedad
en su conjunto y a su sistema de
relaciones que sitúan al individuo en
una clase determinada; esta
dimensión comprende ciertas
características nacionales,
culturales y religiosas.
Micromedio, en esta se incluye la
familia, la vida laboral y las
relaciones más inmediatas que se
dan en las condiciones de trabajo y
vida concreta del individuo como lo
son los amigos o pares.
Individual, que comprende al
sujeto y como su
personalidad orienta y regula
su comportamiento.
Factores de riesgo hace referencia a
aquellas variables psicosociales que
favorecen la adquisición de una
enfermedad o una condición
específica.
Factores de protección, corresponde
aquellas variables psicológicas y
sociales del individuo y del ambiente
que están relacionadas con la
reducción de la probabilidad de
adquirir una condición especifica.
Clayton (2007), coincide con esta
clasificación de los factores
psicosociales y define el factor de riesgo
como un atributo o característica
individual, situacional o contexto
ambiental que incrementa la probabilidad
de la situación problemática; mientras
que el factor de protección es un atributo
o característica individual, situacional o
contexto ambiental que inhibe, reduce o
atenúa la probabilidad de la situación
problema.
 Interpersonales: (familia y pares)
consumo y/o aprobación, ausencia de
norma parentales, falta de
consistencia en el cumplimiento de
las normas, ausencia de cercanía en
la relación padre-hijo. En cuanto a los
pares el modelado y aprendizaje
social se consideran los puntos más
críticos de influencia.
 Intrapersonales:
 reducción de la tensión (alivio de la
ansiedad, alejarse de los problemas
de cólera y frustración),
 efecto de la droga (novedad,
curiosidad y búsqueda de nuevas
sensaciones. Altos niveles de
depresión, ansiedad y baja
autoestima)
 relación con los pares (habilidades de
afrontamiento modeladas )
Factores situaciones o de
contexto:
 factores farmacológicos, tales
como la dosis, vía de
administración y respuesta del
usuario.
 las expectativas personales y
socioculturales.
 El patrón de uso de sustancias
puede ser acumulativo.
Factores situaciones o de
contexto:
 maltrato, la funcionalidad
familiar, la satisfacción respecto
al sistema familiar, la
comunicación padres-hijo, la
cercanía con los padres, las
actitudes de los padres hacia el
consumo de alcohol, el
seguimiento del consumo de los
hijos por parte de los padres, el
apoyo familiar y los estilos de
crianza.
Factores situaciones o de
contexto:
 contacto entre compañeros que
inciten al consumo.
 amigos que presentan el mismo
comportamiento.
 fuerte necesidad de ser
aceptados y obtener
reconocimiento social.
Los pares suelen ser modelos directos de
consumo y facilitar actitudes favorables
hacia el mismo; sus normas sociales y
prácticas cotidianas pueden validar el
consumo, lo que, sumado a la falta de
habilidades para resistir la presión,
obstaculizan la modificación o eliminación
de los comportamientos de consumo y
abuso de alcohol u otras sustancias
psicoactivas (Marino, González y Medina,
2005).
Factores psicológicos + o - :
 la autoestima, las alteraciones
psicológicas, los
comportamientos
perturbadores, el autocontrol,
las habilidades sociales,
emocionales, de afrontamiento
y enfrentamiento, los
preconceptos y la valoración de
las sustancias, las creencias
religiosas, el maltrato, entre
otros (Graña y Muñoz, 2005).
La alta autoestima puede ser considerado
un factor de riesgo

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