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A principios del siglo XV, en el año 1429, el rey Sho Hashi unificó tres pequeños
estados Chuzan, Hokuzan y Nanzan; pasándose a denominarse desde este
momento Nakagami, Kunigami y Shimajiri. Creó un reino independiente del
emperador de china y del Shogun de Japón. El auge y florecimiento de las
ciudades de Shuri y Naha, que se convierten en importantes centros comerciales
de Asia.
Del Reino de las Ryu kyu del siglo XVII a la restauración Meiji a
finales siglo XIX:
La guerra que hubo en Japón el año 1600, el clan Tokugawa venció a su rival, el
clan Satsuma, en la batalla de Sekigahara. Según costumbre japonesa (primer
shogun de Japón) permitía al clan vencido que continuase con la propiedad de sus
territorios feudales, conservando el título de Tozama Daimyo. Para evitar una
amenaza potencial, los Tokugawa autorizaron al clan Satsuma a invadir el
archipiélago de las Ryukyu. Con la batalla de Keicho en 1609, se inicia la invasión.
En mayo de ese año, es derrotado al rey Sho Nei y se toma el castillo de Shuri.
Consiguiendo el control absoluto Shimazu Yoshihisa, Daimyo de Satsuma (actual
prefectura de Kagoshima). Se vuelve a prohibir el uso de las armas a los
habitantes de Okinawa y se pretende erradicar las artes marciales. Para poder
defenderse, la población de las Ryukyu buscan en las artes marciales nuevos
métodos de defensa y combinan el To-de con el Wu-shu (de origen chino), que
dadas las prohibiciones del clan Satsuma, se practica en la clandestinidad,
principalmente en tres pueblos, donde se desarrollan estilos propios: Shuri, Naha y
Tomari, originándose así, el Shuri-te, el Naha-te y el Tomari-te.
Como dijimos anteriormente el reino de las Ryukyu era un país pacifista, al pueblo
no se le permitía tener armas y así fue como el gran clan de los Satsuma, pudo
fácilmente invadirlos y las islas Ryukyu fueron sometidas a este clan. Hasta es
acontecimiento, conocido como “la invasión de las Ryukyu por el clan de
Satsuma”, el reino era uno de los países tributarios de China (el Imperio del Cielo),
que en aquel entonces controlaba buena parte del Sureste de Asia.
El clan de los Satsuma mantuvo a las Ryukyu bajo su yugo hasta la restauración
Meiji. A finales del siglo XIX, más concretamente hasta el año doce de la era Meiji
(1879), el archipiélago del suroeste que constituye hoy la provincia de Okinawa,
formaba el reino de las Ryukyu, estado soberano independiente del Shogun y del
emperador de Japón.
Samurais del clan Satsuma
En la primera mitad del siglo XIX, el aislamiento japonés molestaba a los países
occidentales como Inglaterra, Rusia, Estados Unidos, Francia y Alemania.
En el año 1853, el Presidente de los Estados Unidos, Señor Fillmore envió una
flota de guerra al mando del Comodoro Matthew Perry. Los americanos
impusieron por la fuerza la apertura del Japón al exterior. El 6 de junio de 1853,
hicieron una demostración de su fuerza en el puerto de la ciudad de Naha, en
Okinawa, donde desembarcaron a sus marines y entraron en el castillo de Shuri,
imponiendo su fuerza a las autoridades locales, que no pudieron hacer nada
contra tal hecho de fuerza, fueron testigos de este hecho Shokon Matshumura,
Anko Itosu y Yatshune Azato entre otros miembros de la guardia del rey Sho Tai
(esta época tan convulsa, marco un cambio en algunos maestros de las artes
marciales okinawenses y sería el germen del karate con el paso del tiempo). Los
militares y funcionarios japoneses en la isla de Okinawa informaron de lo
acontecido en la ciudad de Naha al primer ministro japonés. La flota americana
salió de Okinawa dirigiéndose al este hacía la bahía de Edo (Tokio actualmente),
capital del Japón, llegando el día 5 de julio de 1853 y entregando una carta a las
autoridades japonesas del Presidente Fillmore, pidiendo la amistad y la apertura
de sus puertos. Estos hechos con el paso del tiempo produjeron en el Japón un
cambio de regimen y su apertura al exterior.
Uno de los lemas del proceso de modernización del gobierno Meiji, fue “un país
rico y un ejército fuerte.” Se impuso el servicio militar obligatorio en la
recientemente anexionada administración de Okinawa. Pero en cuanto empezó a
correr el rumor de que el gobierno central tenía la intención de entrar en guerra
contra la China de los Ching, muchos fueron los jóvenes que se mutilaron o que se
fugaron al bando contrario para escapar del servicio militar.
La vestimenta a la japonesa:
Las guerras contra China (La mayor potencia asiática), en Manchuria (1894–1895)
y contra la Rusia imperial (1904–1905), Con victorias del imperio japonés. Ante
estos hechos, a la mayoría de Okinawenses les invadió un sentimiento de orgullo
de pertenecer al nuevo imperio japonés, dominante en todo el sudeste asiático.
Los habitantes de Okinawa se preguntaban ¿cuál era su identidad?, fuera cual
fuera el nivel intelectual, en todas las áreas del conocimiento y en todos los
sectores, se hacían esta pregunta (vemos maestros que se adaptan a la nueva
realidad, proclives a Japón y maestros que quieren seguir con sus tradiciones,
más proclives a China). A veces era objeto de deseo, otras de odio. Según las
experiencias de cada uno, era un valor positivo o negativo.
Con los años, la restauración del gobierno Meiji llegó a estar animada incluso por
el hijo del último soberano de Okinawa, Sho Jun, quién fue considerado como un
apoyo espiritual del “movimiento de Restauración”. Además, la declaración de Iha
Fuyu (1876-1947), considerado como el padre de la ciencia de Okinawa, según la
cual “la anexión de las Ryukyu debía ser considerada, como una liberación a la
esclavitud de los Satsuma”, fue un estímulo para alejarse del nacionalismo local, y
de ahí la orientación progresiva de los okinawenses hacía una “integración” con
los japoneses.
Okinawa fue el único territorio del propio Japón donde tuvieron lugar terribles
batallas entre el ejército japonés y el ejército norteamericano, al final de la
segunda guerra mundial. “Para ser reconocidos como totalmente japoneses”, los
soldados de Okinawa combatieron por la patria durante la II Guerra mundial. En la
batalla decisiva, no sólo los militares, sino también los civiles (incluso los jóvenes
estudiantes) lucharon contra los americanos para defender el país, trayendo todo
ello como resultado, un incalculable número de víctimas okinawenses.
Pero a medida que “el movimiento a favor del retorno bajo la administración
japonesa” se incrementaba con la activa participación de toda la población,
algunos partisanos fueron inscritos en la lista de los comunistas y se avivó la
vigilancia sobre ellos.
Okinawa hoy día esta integrada en Japón, pero con sus propias costumbres y
abierta al mundo. Por último, la identidad de Okinawa, es, en realidad, “una
oscilación entre los que quieren ser japoneses y los que no lo desean”. En la
conciencia de los habitantes de este archipiélago, siempre está presente, la
diferencia entre un japonés y un okinawense.