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Se conoce como 

optimismo a la actitud o tendencia de ver y juzgar las cosas en su aspecto


positivo, o más favorable. La palabra optimismo es de origen latín “optimuus” que significa
“muy bueno” o “buenísimo”.
El término optimismo fue elaborado por el filósofo alemán Leibniz, y se popularizó por el
filósofo y escritor Voltaire en la obra “Candide ou l`Optimisme”, en el año 1759. Como tal, el
optimismo es una actitud que permite valorar positivamente cada circunstancia que vive el
individuo, por lo que permite al individuo afrontar los obstáculos con ánimo y perseverancia.
En este sentido, existen diferentes tipos de optimismo, como:
Optimismo pedagógico, observa a la educación como motor de cambio en lo individual y
social.
Optimismo antropológico, manifestado en el Renacimiento, en oposición a las tesis
agustinianas, indica que el individuo se encuentra en la misma distancia del bien y el mal, y es
por ello que posee la libertad de escoger entre uno o el otro.
Optimismo inteligente, vinculado con la proactividad ya que este consiste en trabajar por lo
que no va bien, y mantener lo que si va bien.
Optimismo ilusorio, se vincula con el razonamiento que realiza el individuo sobre
acontecimientos a futuros. La mayoría de las personas creen que sus pares tienen menos
probabilidades de que le sucedan acontecimientos negativos, pero si un aumento de
probabilidades en referencia a hechos positivos.
En filosofía, el optimismo es visto como un sistema filosófico que consiste en atribuir al
universo la mayor perfección posible, como obra de un ser infinitamente perfecto.
Por otro lado, el término optimista apunta a todo aquel ser humano que tiende a ver las cosas
o personas en sus aspectos más positivos y agradables.
Los sinónimos de optimismo son confianza, tranquilidad, seguridad, certeza, convicción.
En inglés, la palabra optimismo es “optimism”.
Optimismo en psicología
En el área de psicología, el optimismo es la actitud del individuo que ayuda a enfrentar las
dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo de las personas y las
circunstancias.
Optimismo como valor
El optimismo es una actitud positiva que el ser humano escoge ante una problemática o difícil
situación por la cual atraviesa en un momento determinado de su vida.
El ser optimista permite observar en las cosas o situaciones malas, oportunidades y desafíos
para crecer como ser humano, aprender de los errores, y adquirir impulso para continuar en la
lucha de su objetivo.
La persona optimista está llena de seguridad, capacidad, convicción, y transmite tranquilidad
ya que siempre observa el lado positivo de la cosas, y se moviliza por buscar solución al
problema.
El optimismo va acompañado de la esperanza que posee cada individuo en cada uno de sus
acciones para enfrentar lo malo de la vida, en forma positiva, poniendo todo el esfuerzo, y
energía para superar las adversidades u obstáculos que se presenta en el camino para alcanzar
su fin.
Optimista y pesimista
Lo antagónico del optimista es el pesimista, pero ambas son dos tipos de actitudes que escoge
el individuo ante la vida.
El pesimista se caracteriza por observar el lado negativo de la situación, y con la fuerte
convicción de que empeorará, sin buscar una posible solución para salir adelante del mal
momento. Como tal, el pesimismo no permite ver el lado positivo de las cosas, actitud que no
permite al individuo intentar y esforzarse por solucionar los problemas.
Asimismo, el pesimista es visto como un ser humano que complica la vida de las demás
personas, no sólo por su actitud de ver un único lado de las cosas, y que su destino es el
fracaso, sino porque no permite consejos o u apoyo de su entorno, ya que es más fácil pasar
todo el día lamentándose, llorando y quejándose por lo sucedido.

En conclusión, "El optimista ve de la rosa, la rosa y el pesimista la espina" (Kahlil Gibran)


La palabra optimismo1 proviene del latín "optimum": "lo mejor". El término fue usado por
primera vez para referirse a la doctrina sostenida por el filósofo alemán Gottfried Wilhelm
Leibniz en su obra Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el
origen del mal

(Ámsterdam, 1710), según la cual el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos
posibles. Una postura parecida es sostenida con distintos matices por los filósofos William
Godwin, Ralph Waldo Emerson y Friedrich Nietzsche. Por otra parte, el espíritu de algunos
movimientos espirituales, como el Renacimiento y la Ilustración, fue identificado como
optimista y lleno de fe en el hombre y sus posibilidades, frente a épocas opuestas y pesimistas
como la Edad Media y el Barroco.

Comúnmente se cree que Voltaire fue el primero en usar la palabra en 1759,

Punto de vista psicológico[editar]

El smiley o carita risueña es uno de los más conocidos símbolos de actitud positiva.
La expectativa psicológica formula que los asuntos humanos irán bien a pesar de los
contratiempos y de las frustraciones, que suelen ser salvadas por procedimientos como
el humor y la resiliencia. Como valor ético, es la idea que tiene el ser humano de siempre
alcanzar lo mejor y conseguirlo de igual manera, a pesar de la dificultad que para ello
presentan algunas situaciones o encontrar el lado bueno y lograr los mejores resultados.
Asimismo, es bastante difícil obtener una definición universal de la idea de bien, concepto por
lo general asociado a la felicidad o a la satisfacción de todas las necesidades materiales y
espirituales, que el epicureísmo identifica con el placer físico, emocional e intelectual.
Punto de vista filosófico[editar]
Desde el punto de vista de la filosofía, el optimismo es la doctrina que expresa que vivimos en
el mejor de los mundos posibles, algo por lo común identificado con varias filosofías:
La epicúrea o de Epicuro, que busca la ataraxia por medio de la huida del dolor y la búsqueda
del placer intelectual y físico
Punto de vista artístico y literario[editar]
En la pintura y la literatura la oposición entre optimismo y pesimismo se expresa en el tópico
de Heráclito y Demócrito, filósofos que representan al pesimismo y al optimismo llorando y
riendo respectivamente. Al respecto, W. H. Auden escribió que la vida es resiliente y se
impone siempre a cualquier intento de desesperación o, como reza el adagio clásico, primum
vivere, deinde philosophari
El optimismo es saludable
Los investigadores han invertido mucho tiempo estudiando a las personas que tienen una
actitud positiva. Y descubrieron que tener una actitud positiva ayuda a la gente a ser feliz,
tener más éxito y ser más sana. El optimismo puede proteger a las personas de la depresión,
aún a aquellas que corren un riesgo mayor de sufrirla. Una actitud optimista permite que las
personas puedan resistir más el estrés. El optimismo puede hasta hacer que la gente viva más
años.
El optimismo proviene en parte de nuestra naturaleza: Algunas personas nacen con un
temperamento optimista. Pero el optimismo también lo determinan nuestras vivencias a
medida que crecemos. Aprendemos a ser optimistas observando a las personas que tenemos
como modelos a nuestro alrededor, adoptando nuevas maneras de pensar, y practicando
nuevos hábitos.
Lo bueno es que se puede aprender a ser optimista, aún si tu actitud tiende a ser más pesimista.
El optimismo y el pesimismo
El optimismo y el pesimismo son actitudes mentales; maneras de pensar y ver las cosas. Los
optimistas ven el lado positivo de las cosas. Creen que las cosas van a salir bien. Creen que
tienen la capacidad y la habilidad de hacer que las cosas vayan bien.
Seguramente hayas escuchado que la gente que ve problemas en todo, se llama "pesimista".
Un pesimista tiende a esperar que las cosas no salgan tan bien o se concentra en lo que no
salió bien.
La gente no es siempre optimista o pesimista; pero la mayoría de las personas tiene una
tendencia a ser de una manera o de otra. La buena noticia es que si tiendes a ser pesimista, no
estás destinado a ser siempre así. Todos podemos ser un poco más optimistas modificando la
manera en la que vemos las cosas.
El optimismo ayuda a que las personas tengan éxito
El optimismo va más allá de ver el lado bueno de una situación o de esperar que sucedan cosas
buenas. También es una manera de explicar lo que ya ha ocurrido.
Cuando sucede algo bueno, los optimistas piensan en lo que hicieron para que esta situación
haya podido salir tan bien. Consideran que su capacidad es algo permanente y estable en ellos.
Piensan en la manera en que esto puede llevar a otras cosas buenas.
Cuando las cosas no resultan de la manera esperada, sucede lo opuesto: Los optimistas no se
culpan a sí mismos. Consideran que los reveses son temporales. Cuando pasa algo malo, los
optimistas lo asocian a una situación especial o acontecimiento; no lo asocian a su capacidad.
Dado que no consideran estos reveses como una falla personal, los optimistas son capaces de
recuperarse de la frustración más fácilmente que los pesimistas.
Por ejemplo: Griffin y Jake se presentaron para una prueba del equipo de básquet durante el
segundo año de la escuela. Ninguno de los dos fue aceptado en el equipo. Ambos se sintieron
defraudados, pero cada uno lo tomó de una manera diferente.
Griffin es optimista. Piensa lo siguiente: "Había muchos jóvenes talentosos en la prueba y
pocos puestos. Esto me hizo practicar mucho y por eso jugué lo mejor que pude -¡me hizo
sentir muy bien! El entrenador me hizo varios comentarios. Voy a practicar las cosas que
sugirió y veré todos los partidos de esta temporada. De esa manera tendré más posibilidades el
año próximo".
Griffin se concentra en la situación en particular, no en las deficiencias personales. No
considera la situación permanente. Cree que realmente puede entrar en el equipo el próximo
año y ya está pensando en la manera de lograrlo.
Jake tiene una tendencia más pesimista. Piensa lo siguiente: "No me sorprende que no haya
sido aceptado; yo era el peor del grupo y el entrenador no me tiene simpatía. No me dan
descanso. Tengo que aceptarlo; simplemente no soy un gran deportista". A diferencia de
Griffin, Jake toma el revés de forma personal. Se culpa, y culpa a otros (el entrenador) o a
factores (la vida) por sus problemas. Y lo peor es que permite que este acontecimiento ponga
en duda su capacidad deportiva.
¿Cuál de los dos muchachos tiene más posibilidades de sentirse desanimado por más tiempo?
¿Cuál practicará más e intentará nuevamente? ¿Cuál tenderá a dejarlo todo?
El optimismo aumenta la capacidad de adaptación
El optimismo nos deja ver los acontecimientos decepcionantes como situaciones temporales
que podemos superar. Nos da fuerzas para seguir intentando cosas en vez de darnos por
vencido. Nos permite mantener nuestras metas y sueños vivos para que podamos actuar en
base a esa motivación. Como consecuencia, las personas optimistas sienten que tienen un
mayor control de las situaciones y una autoestima mayor.
El pesimismo nos hace tomar de manera personal los rechazos y las desilusiones. También nos
hace ver estos problemas como más permanentes. Una actitud pesimista exagera los aspectos
negativos de una situación y estos opacan toda actitud positiva. Una actitud pesimista hace
más difícil superar una situación cuando las cosas no suceden de la manera que se pensaba.
El optimismo realista
El optimismo no significa ver todo color de rosa. Los optimistas no ignoran los problemas o
pretenden que la vida sea perfecta. Simplemente se concentran en lo bueno de una situación y
en lo que pueden hacer para mejorar las cosas. Los optimistas confían en sí mismos porque
están preparados: Saben que tienen que estudiar para sacarse una muy buena calificación.
Saben que no pueden entrar en el equipo de básquet sin practicar.
El optimismo va de la mano con la acción. Se trata de encontrar un equilibrio entre un
pensamiento positivo y uno realista.
¿Hay algo positivo en el pesimismo?
El pesimismo nos puede hundir — por lo tanto es bueno saber que podemos cambiar nuestra
actitud mental. Pero eso no significa eliminar todo el pensamiento negativo. Un poco de
actitud negativa no es malo. Pensar en las cosas malas que pueden suceder, nos ayuda a evitar
peligros.
Imagina que tu hermano está enviando mensajes de texto mientras te lleva en automóvil al
ensayo. Tu pensamiento negativo te advierte: "¡Esto no es bueno!" Por lo tanto, dile a tu
hermano que deje de hacer esto; si no es por él, que lo haga por ti. En este caso estás
combinando el pensamiento pesimista ("¡Enviar mensajes de texto puede producir un
accidente!") con uno optimista ("Sé que puedo hacer algo al respecto").
En algún momento todos hemos pasado situaciones difíciles donde nada parece ir bien. Es
saludable saber qué estamos sintiendo cuando estamos desanimados, y está bien hablar sobre
lo que está yendo mal. Confiar en alguien puede mejorar tu humor y recordarte de los aspectos
positivos. El pensamiento negativo puede impulsarte, siempre y cuando no te quedes
paralizado concentrándote en lo malo.
Cómo ser más optimista
Si tiendes a tener pensamientos pesimistas, es posible mejorar y concentrarte en lo que es
bueno. A continuación, encontrarás una lista de lo que puedes hacer:
Nota las cosas buenas a medida que suceden. Al final del día, toma unos 10 minutos para
recordar lo que sucedió en el transcurso del día y piensa en las cosas de las cuales estás
agradecido. Escríbelas en un diario o utiliza una aplicación en tu celular o tableta.
Entrena a tu mente para que crea que tú puedes generar cosas buenas en tu vida. Toma
el hábito de decirte a ti mismo cosas en las que puedes tener éxito. Por ejemplo: 'Si estudio,
puedo obtener una mejor calificación". "Si practico, me irá muy bien en la audición". "Si voy a
ese viaje de voluntarios, haré nuevos amigos".
No te culpes cuando algo salga mal. ¿Qué es lo que te dice la voz interior cuando las cosas
no salen de la manera que planeabas? En vez de pensar "No pasé el examen de matemática
porque soy terrible en matemática", debes decir: "No pasé el examen porque no estudié lo
suficiente. "¡No dejaré que me pase lo mismo la próxima vez!" En vez de decir "Grace me
dejó porque no valgo mucho", piensa: "Ahora sé por qué la gente que se separa sufre tanto,
pero pasar tiempo con mis amigos me ayudará a sentirme mejor nuevamente".
Cuando algo bueno sucede, date el crédito que mereces. Piensa en lo que hiciste para que
eso haya sido posible. ¿Te preparaste para el examen? ¿Practicaste con dedicación? Piensa en
las aptitudes que utilizaste y cómo te ayudaron a lograr el éxito.
Recuérdate continuamente que los reveces son temporales. En cuanto algo salga mal,
recuerda que ya pasará y genera un plan para solucionarlo. Por ejemplo: "Mis resultados del
SAT no son los que esperaba, pero puedo estudiar más y dar el examen nuevamente".
Nota la manera en la que otra gente habla de sí mismos. ¿Son tus amigos y familiares
pesimistas u optimistas? Por ejemplo, ¿tu padre dice "Se me quemaron los perros calientes.
Soy terrible cocinando" o dice "Se me quemaron los perros calientes porque me distraje
mirando el perro que corría a la ardilla en el jardín"?
El optimismo es un estilo de pensamiento que se puede aprender, lo cual significa que ¡el
pesimismo se puede eliminar! Puede tomar un tiempo, por lo tanto no te frustres. Tomar
conciencia de esos dos estilos puede hacer que gradualmente comiences a notar más maneras
de ser optimista. Simplemente sigue diciéndote a ti mismo, "¡Puedo ser más optimista y voy a
seguir practicando!"

Características de las personas optimistas


Hay algunos individuos que aparentan ser optimistas pero no lo son. El auténtico optimista es
sincero consigo mismo y es realista, de lo contrario sería un falso optimista.

Pero, ¿qué caracteriza a las personas que son optimistas auténticos? ¿Que les hace diferentes a
los demás? En las siguientes líneas puedes encontrar las respuestas a estas preguntas.

1. No se comparan con lo demás


Las personas optimistas no malgastan su tiempo intentando gustar a los demás ni
preocupándose por lo que los demás piensen de ellos. Simplemente siguen su camino y
procuran permanecer cerca de los suyos que es el que les importa de verdad.

Son personas autoconscientes, que conocen sus virtudes y sus limitaciones y, por tanto, saben
que la actitud positiva tiene un gran impacto en su vida. Por eso, no piensan en cómo los
demás les valoran, sino que procuran gastar su tiempo en complacer a quien realmente se lo va
a agradecer, ellos mismos.

2. Ven en los fracasos oportunidades de crecimiento


Si algo caracteriza a las personas positivas es cómo afrontan los problemas que se les
presentan a lo largo de su vida. Si las personas pesimistas se lamentan constantemente por lo
que no les ha ido bien, las personas optimistas piensan que se puede aprender hasta de lo malo.
De hecho, las situaciones adversas son las que más les hacen crecer. El optimista es entusiasta
por naturaleza y nada le hace perder de vista esa actitud tan arrolladora.

3. Son sinceras consigo mismas


Ser optimista no es evitar los problemas y hacer ver como si no existen. En todo caso, es
afrontarlos con una actitud mucho más adaptativa y eficiente. En vez de centrarse en su propio
orgullo y mantenerlo intacto a toda costa, las personas optimistas interpretan la realidad como
un espacio en el que es posible mejorar el presente, y por eso su mentalidad es constructiva, no
fundamentada en quimeras. Algunas creencias o valores fundamentales resultan atractivas y
deseables, pero quedarnos anclados en esas ideas hace que no nos adaptemos al mundo real y
dejemos pasar oportunidades.
El estado mental positivo puede hacer que los problemas se resuelvan. Por ejemplo, el
optimismo favorece la actitud reconciliadora ante un conflicto que puede ocurrir en el seno de
una familia o de la pareja.

4. Son realistas
Así pues, ser optimista no es vivir en mundo ajeno a los problemas, pues eso es el falso
optimismo. Este comportamiento puede parecer correcto a corto plazo, pero a la larga puede
traer consecuencias aún más negativas de lo que podría ser el problema inicial.

Así pues, una persona optimista no tiene por qué negar que el mundo está repleto de
problemas muy graves, y de sufrimiento. Pero en vez de resignarse ante esta idea, orienta su
pensamiento hacia la búsqueda de maneras para solucionar esto. Ser optimista es ser realista.

5. Se valoran positivamente
Para tener una mentalidad optimista uno debe valorarse positivamente. Esto quiere decir que
estas personas tienen una autoestima alta y gozan de un equilibrio emocional que les permite
afrontar los retos diarios con las máximas garantías. Eso no significa que consigan todo lo que
se propongan, claro. Simplemente, no se rinden de forma injustificada ante la aparición de los
primeros problemas simplemente por creer que no serán capaces de avanzar o construir algo
mejor.

Artículo relacionado: “Los 4 tipos de autoestima: ¿te valoras a ti mismo?”


6. Saben automotivarse
Saber automotivarse es una de las claves para seguir vivo en los momentos delicados, porque
la automotivación nos permite seguir en acción a pesar de que la situación no nos favorezca.
Las personas optimistas se automotivan constantemente, buscando estrategias para mantener
siempre una mentalidad constructiva y orientada hacia los objetivos.

7. Disfrutan del presente


Las personas optimistas conectan consigo mismas y con el momento presente, es decir, con el
aquí y el ahora. Esto favorece su bienestar porque viven el momento y lo disfrutan
plenamente. Saben que el pasado ya se ha vivido y el futuro aún está por vivir. En otras
palabras, lo único que tiene sentido para ellos es el momento presente.

Quizás te interese: "Qué hacer para vivir en el presente"


8. Luchan por lo que quieren
Vivir en el momento presente no significa que no se tenga objetivos y expectativas. Al
contrario, son personas soñadoras porque conectan con sus deseos más íntimos y luchan por lo
que ellos quieren. Están convencidos de que pueden lograr lo que se proponen y, en definitiva,
son entusiastas y dan la vida por sus sueños, pues están convencidos de que la confianza y el
compromiso personal hace que consigan resultados.

9. Tienen una alta autoconfianza


Este tipo de personas están convencidas de que pueden lograr lo que se proponen porque que
creen en sí mismos y en sus posibilidades. Esto es lo que se conoce como tener una
autoconfianza alta y es clave para afrontar las situaciones adversas. Las personas con
autoconfianza alta son más propensas a lograr el éxito porque son más optimistas cuando las
situaciones se complican. Siempre piensan que saldrán airosas de estas situaciones.

10. Pasan de las críticas


Las personas optimistas tienen poco tiempo para pensar en lo que los demás piensan de ellos.
Además, como tienen una buena valoración de sí mismos, es difícil que la opinión de los
demás les afecte. Pueden aprender de las críticas constructivas, pero las críticas con maldad no
les importan. Esto ocurre porque, al contrario de lo que hacen otras personas, saben poner en
perspectiva las opiniones que los demás emiten acerca de uno mismo, y saben que todas ellas
están sesgadas de una u otra forma.

11. Tienen el control de su vida


Como se ha comentado, las personas optimistas confían en sí mismas, luchan por lo que
desean, son capaces de motivarse aún en los momentos difíciles, son realistas y se valoran
positivamente. Esto les convierte en personas mentalmente fuertes, que tienen un gran control
de su vida y una personalidad que engancha.

Qué es el optimismo como valor?


Desarrollar un pensamiento optimista debe ser el eje de nuestra inteligencia emocional, ya que
una persona optimista es capaz de ver detrás de las situaciones conflictivas una oportunidad
única de crecimiento, en donde los errores dejan un aprendizaje para mejorar en pro de los
objetivos deseados.
Para ser optimista en la empresa o proyecto en el que vayas a embarcarte de ahora en adelante,
debes tener confianza en tus habilidades y las de tu equipo de trabajo, proponer soluciones y
dejar de traer problemas, y siempre tener la esperanza de que las cosas siempre pueden
mejorar.
¿Por qué es importante ser optimista?
Por ejemplo, en EE. UU. hubo un estudio con 1.500 universitarios de los cuales una parte
priorizaba ganar dinero, mientras que un 17% defendía cumplir sus sueños y que con ello
llegaría el dinero. Tras 20 años, quienes conformaban ese pequeño porcentaje eran los más
sanos y felices, es decir; los optimistas.
Solo alguien que puede ser optimista en la empresa para la que trabaja, sabe que tras un
proceso de crisis, su organización saldrá fortalecida. El convertirnos en una persona optimista
puede traernos muchos más beneficios de los que pensamos.
Un pesimista tiende a tener un sistema inmune mucho más vulnerable porque se mantiene
constantemente en estado de miedo, lo que produce físicamente ansiedad. Por otro lado, los
optimistas tienden a superar o sobrellevar mejor los reveses que puedan sufrir y promueven el
buen ánimo en ellos y los demás.
3 Ejemplos de optimismo
Lo que encontrarás a continuación son tres breves ejemplos de lo que significa ser optimista
en la empresa. La idea es entender que quien practica el optimismo aprendido, lo hace a
sabiendas de lo mal que puede estar la situación, pero con la certeza de que al final, siempre
sale el sol.
Gestión de crisis
La gestión de crisis es siempre el gran reto que te llevará a ser optimista en la empresa.
Imagina que están pasando por una situación de crisis debido a los mercados. Si eres una
persona optimista, pondrás el extra que se necesita, porque una vez superado el reto, habrás
aprendido las fortalezas de la empresa.
Presentación de un proyecto
Es normal sentir un poco de nervios porque te han encargado la presentación de un nuevo
proyecto en tu organización, sin embargo; si aprendes a ser optimista, te sentirás con la plena
confianza de que lo harás bien porque te has preparado para ello.
Cambios estructurales en la empresa
Bien sea que te muevan de tu puesto de trabajo, enganchen un jefe nuevo o que
lamentablemente pierdas tu empleo, tener un pensamiento optimista te ayudará a afrontar con
perseverancia el gran reto que tengas al frente, porque eres una persona de mentalidad flexible,
que se adapta a los cambios.
¿El optimista nace o se hace?
Nuestro cerebro viene condicionado para ver el peligro, y por ello desarrolla síntomas de
estrés y trastornos de ansiedad. Esto quiere decir que el optimismo es una actitud adquirida,
que vamos desarrollando gracias a nuestra capacidad de neuroplasticidad, tan necesaria para la
resiliencia.
Para poder tener una mentalidad positiva y ser optimista en la empresa en la que te
comprometas, es necesario aprendas a entrenar tu mente a ver la luz en la oscuridad. Cada vez
que emitas un enunciado negativo corrígete, porque no es lo mismo decir “no puedo” a “es
difícil, pero voy a lograrlo”.

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