El presente trabajo de investigación trata sobre la historia de la inmunización y su
importancia en la salud pública. A modo de introducción es importante mencionar que las dos medidas más efectivas para prevenir enfermedad, discapacidad y muerte a causa de enfermedades infecciosas han sido la inmunización y el saneamiento ambiental. Las vacunas previenen enfermedades incapacitantes o mortíferas y son uno de los mayores logros científicos de todos los tiempos. Quienes lo dudan y no se vacunan no sólo ponen en peligro su propia salud, sino la de toda la población. Es importante mencionar que la vacuna es un preparado de antígenos procedentes de microorganismos patógenos (microbios muertos de cepas virulentas o vivos de cepas atenuadas), cuya finalidad es la creación de anticuerpos que reconozcan y ataquen a la infección y, por lo tanto, produzcan la inmunidad del organismo inoculado. La vacunación es la administración de un producto microbiano para inducir una respuesta inmune que proviene o protege contra enfermedades infecciosas. Generalmente es el procedimiento medico más efectivo, desde el punto de vista de costo-beneficio, para prevenir enfermedades infecciosas. La prevención de enfermedades es más barata y efectiva que muchas medidas que e aplican para tratar enfermedades. La inmunización es una intervención que salva muchas vidas, cuyo objetivo es el control y potencial eliminación de enfermedades inmunoprevenibles, para mejorar la salud de la población. HISTORIA DE LAS VACUNAS a lo largo de la historia, fueron varios los hechos que antecedieron el inicio de la era de la vacunación. Los primeros estuvieron relacionados con la variolización, procedimiento que consistía en la inoculación de costras variólicas procedentes de personas que padecían la viruela, con lo cual la enfermedad podía ser transmitida de forma más débil a individuos sanos Básicamente el intento de la vacunación ha acompañado históricamente al hombre, quien ha intentado encontrar protección real contra las enfermedades infecciosas que afectan a la mayor parte de la población. Desde el punto de vista de las intervenciones en salud pública no hay mejor arma que aquella que permite prevenir la transmisión o aparición de la enfermedad. Dentro del campo de las enfermedades infecciosas las vacunas se han convertido en esa arma y han permitido controlar muchas de ellas. Aunque las primeras experiencias de inoculación de un agente infeccioso con miras a obtener inmunidad se remontan en China e India al año 200 AC, específicamente en China, a los pacientes que sufrían tipos leves de viruela se les recogían fragmentos de pústulas secas para molerlas hasta conseguir una mezcla con aspecto de polvo que luego se le introducía por la nariz, esperando que esto les inmunizara. En 1718, Lady Mary Wortley Montague informó que los turcos tenían la costumbre de inocularse con pus tomado de la viruela vacuna. Lady Montague inoculó a sus propios hijos de esta manera, siendo la primera participe en esta práctica. Sin lugar a duda fue el inglés Eduardo Jenner en el año 1796, quien marcó una nueva etapa en la historia de la inmunización, conociéndosele mundialmente como el padre de la vacunación. El médico rural Edward Jenner inventó en Inglaterra la primera vacuna contra la viruela. De hecho, la palabra vacuna surge precisamente de sus trabajos. La palabra “vacuna” proviene del latín vacca que significa vaca, este hecho en todo caso nos indica que las vacas estuvieron involucradas en el proceso de invención de la primera vacuna. La cuestión nos va quedando un poco más clara cuando investigamos el significado de la palabra vacunación que significaba inoculación con fluido de vaca y vacunado que era la persona a quien se le hacía la inoculación de la vacuna. En las comunidades donde Jenner ejercía su labor como médico existía una enfermedad de las vacas llamada Vaccina o viruela de las vacas, esta enfermedad produce erupción en las ubres de estos animales semejantes a las que produce la viruela humana. Las lecheras de estos lugares raramente enfermaban de viruela pues “cogían la viruela de las vacas” y eso las protegía de la viruela humana. Jenner decidió probar este conocimiento empírico para ver si realmente era cierto. En 1796 Jenner realizó el siguiente experimento, una lechera se había contagiado con la “viruela buena”, la viruela de las vacas, con pus proveniente de una lesión de esta mujer Jenner inoculó a un niño pequeño sano llamado James Phipps y estudió como se desarrollaba el niño durante los días siguientes a la inoculación. Tras mostrar leves síntomas de molestias el niño se repuso rápidamente. Posteriormente el médico inglés inoculó al niño con pus de un enfermo de viruela humana, el resultado fue que el niño no enfermó, aunque en el lugar de la inoculación si se desarrolló una lesión típica de la viruela, dos años después esta vacuna se había expandido por el mundo entero. Se debe mencionar que la obra de Jenner genero muchos conflictos y dilemas científicos y éticos. Si bien no fue aceptada por muchos. Casi dos siglos después, en 1979 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró erradicada la viruela en todo el mundo. Después de Jenner otro personaje importantísimo en la historia del desarrollo de las vacunas es Louis Pasteur, llamado padre de la Bacteriología. En el año 1885 Pasteur realizó experimentos con los que desarrolló una metodología que permitió grandes avances en el conocimiento tanto de los microorganismos como el desarrollo de algunas vacunas. En su metodología Pasteur incluía experimentos en perros para desarrollar una vacuna contra la rabia. Además, introdujo métodos de atenuación, es decir, del debilitamiento de los agentes infecciosos (cuya naturaleza exacta aún no se conocía). Él desarrolló vacunas contra el ántrax para animales de granja como ovejas, cabras y vacas. Por si eso fuera poco, el trabajo de Pasteur permitió demostrar que se podían tener vacunas cultivables en el laboratorio por métodos experimentales. Las experiencias de Jenner y Pasteur permitieron la introducción progresiva de vacunas activas, las cuales se desarrollaron inicialmente con métodos de atenuación (conocidos como vacuna de primera generación). En ese mismo año, el bacteriólogo español Jaime Ferrán junto a Clan, descubren una vacuna anticolérica, es la primera vacuna desarrollada a base de virus vivos. En el año 1896 cuando Fraenkel, Beumer, Peiper y Wrigth comienzan la primera vacunación antitifoídica con fines profilácticos. En el propio siglo XIX, en 1892 Haffkine, bacteriólogo ruso nacido en Odessa, preparó la primera vacuna contra la peste. Durante los primeros años de la preparación y uso de las vacunas, su elaboración y control fue un proceso totalmente artesanal. No existían métodos estandarizados para comprobar la pureza de las semillas bacterianas utilizadas, por ello, no siempre se hacían pruebas estrictas de esterilidad y con menos frecuencia se realizaban pruebas de potencia en animales. Otro de los avances de la vacunación fue el descubrimiento de la vacuna en contra la tuberculosis (BCG) que debe su nombre a sus descubridores Albert Calmette y Camile Guerin. El 21 de junio de 1921, la vacuna BCG se utilizó por primera vez en humanos. A solicitud de un médico francés, quien deseaba proteger a un recién nacido cuya madre murió de tuberculosis unas cuantas horas después del parto (el cual tendría que estar bajo los cuidados de la abuela, también tuberculosa), Calmette administró el cultivo del bacilo (vacuna BCG) en tres dosis orales de 2 mg, poco después del nacimiento. El bebé fue revisado a los seis meses sin mostrar signo alguno de tuberculosis. Un semestre después de esa primera inmunización, entre 1921 y 1924, fueron vacunados aproximadamente otros 300 niños por los mismos investigadores. En el año 1923, el veterinario francés, Gaston Ramón desarrolla la inmunización activa contra la difteria, y ese mismo año Thorvald Madsen, médico danés, descubre la vacuna contra la tos ferina. Unos años más tarde, en 1932 Sawver, Kitchen y Lloyds descubren la vacuna contra la fiebre amarilla y en 1937 Salk, produce la primera vacuna antigripal inactivada. Posteriormente, en 1954 descubre la vacuna antipoliomielítica inactivada. En España se usó, entre los años 1959 y 1963, la vacuna de polio inactivada (VPI), que se administraba gratuitamente a los económicamente débiles. La vacuna se aplicaba en 3 dosis entre los 5 meses y los 8 años. Sin embargo, en 1963, tras la experiencia acumulada en diversos países, se inició la vacunación con la vacuna oral atenuada (VPO). Ya en la década de los 60 (1966) Hilleman y sus colaboradores obtienen la vacuna antiparotidítica de virus vivos atenuados, y al año siguiente Auslien descubre la del Neumococo. En 1968 Gotschlich crea la vacuna antimeningocóccica C y en 1971 la antimeningocóccica A. En 1970 David Smith, había desarrollado la vacuna contra el Haemophilus influenzae y pasados 3 años Takahasi descubre la vacuna contra la varicela. En 1976 Maupas y Hilleman elaboran la vacuna contra la hepatitis. En 1974, la Organización Mundial de la Salud (OMS) implanta el Programa Ampliado de Inmunización, PAI (Expanded Programme on Immunization, EPI), con el objetivo de hacer llegar la vacunación a los países en desarrollo; dicho programa incluye la vacunación de tuberculosis (BCG), difteria, tétanos, tos ferina, poliomielitis y sarampión. En el en el año 1987 la doctora cubana Concepción de la Campa descubre la vacuna contra el meningococo B. En 1993 se incluye en dicho programa la vacunación de hepatitis B y de fiebre amarilla en aquellos países en los que la enfermedad es endémica. En 1998 se introdujo en el PAI la vacuna de Haemophilus influenzae tipo b (Hib).
Importancia de las vacunas en la salud pública
En la historia de la salud pública algunas enfermedades de tipo infeccioso o carencial disminuyen ostensiblemente con la mejoría de las condiciones de vida, tales como la alimentación adecuada, disponibilidad de agua potable y medidas correctas para la eliminación de excretas, además de las mejorías experimentadas en el aspecto comunicativo, lo que produjo un aumento de la percepción de riesgo de las personas. Pero una de las medidas que mayor impacto tiene es la prevención de enfermedades infecciosas mediante programas organizados de vacunación los cuales han constituido uno de los logros más importantes, puesto que evitan muertes y enfermedades. El programa de vacunación fue lanzado por la Organización Mundial de la Salud en 1974, posteriormente en el año 1977 fue implementado por la Organización Panamericana de la Salud para los países de la región de América y en Chile fue a partir de 1979, poniendo a disposición un esquema contra 6 enfermedades inmunoprevenibles. Es un programa de Bien Público de cobertura nacional, gratuito para toda la población objeto para cada una de las vacunas, que cuenta con respaldo político, independiente de los cambios de gobierno y con financiamiento nacional en un 100%. Uno de los pilares de éxito de los programas es lograr altas coberturas de vacunación. Aunque han transcurrido 45 años de existencia de los Programas de Inmunización, cinco de las Enfermedades Inmunoprevenibles forman parte de las 10 principales amenazas para la salud mundial. La Salud Pública mundial se ha beneficiado con la existencia de las vacunas. Ellas han sido la mejor herramienta en la prevención de las Enfermedades Inmunoprevenibles (EIP), así como un importante aporte a la equidad. En lo concerniente a las vacunas podemos afirmar que estas, constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha producido y sigue produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que antes causaban grandes epidemias, muertes y secuelas. Las enfermedades objeto del que se tratan de prevenir con el programa de vacunación son las siguientes: poliomielitis, sarampión, tétanos, difteria, tos ferina (pertussis) tuberculosis, rubéola y rubéola congénita, fiebre amarilla, Haemophilus influenzae, hepatitis B. enfermedades que años atrás eran comunes hoy se han declarado erradicas en muchos países. Las metas establecidas por la Unidad de Inmunización de manera son las siguientes: Eliminar la rubéola y el síndrome de rubéola congénita; Alcanzar y mantener 95% de cobertura para todas las vacunas por municipio; Mantener la erradicación de la poliomielitis y la eliminación del sarampión; Introducir vacunas nuevas y subutilizadas eficaces en función de los costos Así, las vacunas han pasado a ocupar un lugar central entre las actividades para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), compromisos cuyo fin es reducir la pobreza y mejorar el desarrollo humano, en particular el objetivo 4, que consiste en reducir la mortalidad entre los niños menores de cinco años (ODM 4). Las vacunas previenen enfermedades y las discapacidades asociadas a ellas, salvando millones de vidas cada año. Para la salud pública es importante la vacunación, porque si no se llevan a cabo jornadas de vacunación y no tenemos contacto con gérmenes, podemos tener como consecuencia: Enfermarnos y enfermar a otras personas. Causar brotes epidémicos. Poner en peligro la salud de los que no pueden vacunarse y los que tienen un sistema inmune débil. La inmunización es una de las intervenciones sanitarias más potentes y eficaces en relación con el costo, y es importante saber que las vacunas no solo salvan vidas, también pueden transformarlas, porque los niños tienen la oportunidad de crecer sanos, ir a la escuela y mejorar sus perspectivas de futuro. Las vacunas son tan importantes en salud publica debido a que se trata sobre todo de un tratamiento de “prevención”, vale decir que se administrará a individuos sanos, con el fin de protegerlos de enfermedades que pueden ser invalidantes y/o mortales, por tanto, se espera de las vacunas que sean muy efectivas y seguras, ya que se administraran a una población sin mayores problemas de salud, donde el éxito de la medida en la mayoría de los casos es que la población se mantenga saludable y se eviten futuras complicaciones. Es por ello que se dice que las vacunas han sufrido las consecuencias de su propio éxito A pesar que han sido y siguen siendo una de las herramientas de salud pública más costo-efectivas en la eliminación de enfermedades infecto-contagiosas, evitando, a nivel mundial, entre 2 y 3 millones de muertes al año, encontramos un porcentaje de la población que desconoce el beneficio de las vacunas -e incluso objeta su aplicación-, ya que habitualmente no se menciona lo eficiente que han sido en mantenernos sanos así como tampoco se refiere a cómo se garantiza su seguridad, a fin de evitar malos entendidos acerca de su acción. La vacunación se ha convertido en uno de los mayores logros en la reducción de la mortalidad infantil; el 30% de las muertes de niños menores de 5 años pueden prevenirse con la administración de vacunas. Éstas generan inmunidad tanto individual, como de grupo, y es así como altos niveles de inmunización individual logran la protección de aquellos sujetos más vulnerables que no pueden vacunarse por el hecho de poseer contraindicaciones específicas. La importancia de alcanzar la inmunización a través de la administración de vacunas en niños y niñas es de suma importancia y debe de tratarse con prioridad, pues sino se hace los niños y niñas tienen gran posibilidad de contraer enfermedades como el sarampión, tos ferina u otras que llegan a ser mortales en muchas situaciones y los que llegan a sobrevivir quedan deteriorados. Las vacunas amparan y resguardan a muchos niños, pero en el año 2019, 13.5 millones de bebés no recibieron ninguna vacuna. Los niveles bajos de inmunización de los niños marginados y que tienen un gran nivel de pobreza ponen en contingencia los éxitos obtenidos en todos los ámbitos de salud materno infantil. Los niños que no están inmunizados corren riesgos tanto ellos como sus familiares. Sin embargo, tras el éxito de la implementación de vacunas para erradicar ciertas enfermedades, se ha despertado un sentimiento de incredulidad y recelo, haciendo que la sociedad olvide el inconmensurable beneficio de su existencia, cuestionándolas y cediendo a la tendencia de la creencia de que, las vacunas, son la causa de algunos males. En Europa, la tendencia a no vacunar a los menores ha provocado un aumento en el número de casos de enfermedades que ya habían sido erradicadas, como el sarampión. Más de 1,5 millones de personas mueren todos los años por enfermedades que pueden prevenirse mediante la vacunación. La importancia de las vacunas radica en que ayudan a prevenir enfermedades que en la antigüedad causaban epidemias, grandes secuelas y en los peores casos la muerte. El PAI realiza acciones conjuntas con las naciones del mundo y de organismos internacionales interesados en apoyar acciones proclives para asegurar coberturas universales de vacunación, con el fin de mermar las tasas de morbilidad y mortalidad. Cómo medidas para eficientizar que a los niños y niñas se les pongan sus vacunas es brindar estrategias de enseñanza a los padres explicándoles la importancia de la inmunización. En otro orden la vital importancia y ventajas que tienen la vacunación para la salud pública se encuentran que: Las personas que están al día con todas sus vacunas tienen defensas suficientes para no contagiarse de las enfermedades contra las que fueron vacunados. Si la mayoría de la población está vacunada, el contagio de muchas enfermedades baja. Esto ahorra mucho dinero de gastos médicos a las familias y a las comunidades, y sobre todo a la sociedad, reduciendo así los gastos en salud pública y pudiendo destinar esos recursos a otras causas.
Conclusión Para concluir el presente trabajo de investigación es importante mencionar la gran diferencia que ha abarcado la era de las vacunas, previniendo muchas enfermedades que anteriormente eran mortales, y dejaban consecuencias perjudiciales a las personas afectadas. Las vacunas han ido evolucionando a lo largo del tiempo, cada día perfeccionándose mas para lograr mejores resultados y tratando de evitar en todo lo posible los principales efectos secundarios. Más de 1,7 millones de niños de corta edad mueren todos los años como consecuencia de enfermedades que podrían evitarse con vacunas fácilmente disponibles. Si se hubiera vacunado a estos niños, se les habría protegido contra estas enfermedades peligrosas que a veces causan discapacidades o la muerte. Todos los niños tienen derecho a recibir este tipo de protección. Es necesario vacunar a todas las niñas y niños. Y es preciso vacunar a las mujeres embarazadas para protegerlas a ellas y al recién nacido contra el tétanos. Cabe mencionar que a pesar del arduo trabajo que ha realizado el programa de vacunación de salud pública por concientizar a la población aun es prevalente entre ciertas madres el desconocimiento sobre correcto funcionamiento de las vacunas y la importancia que tiene vacunar a los niños. Bibliografía https://inppares.org/magazine/Revista%20IX%202010/10-Inmunizaciones.pdf http://investigacion.izt.uam.mx/hepa/Vacunas.pdf http://www.edu.xunta.gal/centros/iesvalminor/?q=system/files/vacunas%20pedro.pdf http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-2125200000040001 https://metode.cat/wp-content/uploads/2013/07/78ES5_vacunas_evolucion.pdf https://www.sochipe.cl/subidos/revista1/docs/102.pdf https://inppares.org/magazine/Revista%20IX%202010/10-Inmunizaciones.pdf
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