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Ética ecológica

Algunos investigadores ven el


problema de la contaminación
como un problema que se
enmarca en términos de nuestro
deber de reconocer y preservar
los sistemas ecológicos en los
que vivimos.
Algunos investigadores ven el
problema de la contaminación
como un problema que se
enmarca en términos de nuestro
deber de reconocer y preservar
los sistemas ecológicos en los
que vivimos.
Algunos investigadores ven el
problema de la contaminación
como un problema que se
enmarca en términos de nuestro
deber de reconocer y preservar
los sistemas ecológicos en l
que vivimos
Es un problema que se enmarca en términos de nuestro deber de reconocer y preservar los
sistemas ecológicos en los que vivimos.

Sistema ecológico: Conjunto de organismos y entornos interrelacionados e interdependientes

 Debemos proteger no solo el bienestar de los seres humanos, sino de otras partes no
humanas de este sistema.

Ética ecológica: se basa en la idea de que las partes no humanas del entorno merecen ser
preservadas por su propio bien, sin importar si esto beneficia a los seres humanos.

Varios defensores de este enfoque han formulado las siguientes afirmaciones

 La riqueza y diversidad de las formas de vida contribuyen a la realización de estos


valores y también son valores en sí mismos.
 Los humanos no tienen derecho a reducir esta riqueza y diversidad excepto para
satisfacer necesidades vitales.
 La interferencia humana actual con el mundo no humano es excesiva y esta situación
empeora con rapidez.
 El cambio ideológico consiste principalmente en apreciar la calidad de vida, en lugar de
aferrarse a un estándar de vida cada vez más alto.

na ética ecológica es entonces


una ética que afirma que el
bienestar de al menos algo de lo
no humano tiene valor
intrínseco y que los humanos
tenemos la obligación de
respetarlo y
preservarlo.
Algunas posturas de ética
ecológica aseguran que además
de los seres humanos, otras
especies
animales tienen valor intrínseco
y merecen nuestro respeto y
protección. Afirman que el
dolor
de un animal debe considerarse
igual que un dolor humano
comparable.
Algunos aseguran que la vida
de todo animal “tiene valor en
sí” aparte de los intereses de los
seres humanos. En virtud del
valor intrínseco de esta vida,
cada animal tiene ciertos
derechos
morales, en particular el
derecho a ser tratado con
respeto. Los humanos tienen la
obligación
de respetar este derecho,
aunque en algunos casos un
derecho humano podría
sobrepasar el
derecho del animal.
Ambos argumentos apoyan las
obligaciones humanas hacia los
animales implican que es
incorrecto criar animales para
alimento en circunstancias de
hacinamiento y dolor.
Versiones más amplias de la
ética ecológica extienden
nuestras obligaciones más allá
del
mundo animal para incluir a las
plantas.
La naturaleza orientada a
objetivos de todos los seres
vivos implica que todos los
seres vivos
tienen “un bien propio”
inherente que debe respetarse.
Ese respeto es la única actitud
congruente con un panorama
biocéntrico que reconoce que
nosotros mismos somos
miembros
de la comunidad viviente de la
Tierra, que somos parte de un
sistema de interdependencia
con
otros seres vivos, que todos los
seres vivos poseen su propio
bien y que no somos
inherentemente superiores a
otros seres vivos dentro de ese
sistema.
Sin embargo, es difícil
argumentar que algo debe estar
vivo, por el simple hecho de
estar vivo.
Los hechos no implican valores
de esta manera.
Una ética ecológica es entonces una ética que afirma que el bienestar de al menos algo de lo
no humano tiene valor intrínseco y que los humanos tenemos la obligación de respetarlo y
preservarlo. Así como también otras especies animales tienen valor intrínseco y merecen
nuestro respeto y protección. Afirman que el dolor de un animal debe considerarse igual que
un dolor humano comparable.

Cada animal tiene ciertos derechos morales, en particular el derecho a ser tratado con respeto.
Los humanos tienen la obligación de respetar este derecho, aunque en algunos casos un
derecho humano podría sobrepasar el derecho del animal.

Versiones más amplias de la ética ecológica extienden nuestras obligaciones más allá del
mundo animal para incluir a las plantas.

La naturaleza orientada a objetivos de todos los seres vivos implica que todos los seres vivos
tienen “un bien propio” inherente que debe respetarse.

Ese respeto es la única actitud congruente que reconoce que nosotros mismos somos
miembros de la comunidad viviente de la Tierra, que somos parte de un sistema de
interdependencia con otros seres vivos, que todos los seres vivos poseen su propio bien y
que no somos inherentemente superiores a otros seres vivos dentro de este sistema.

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