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Javier Melloni

La crisis como categoría antropológica


y espiritual

Las crisis son situaciones transitorias constitutivas del propio creci-


miento del ser vivo. Crisis se encuentran en la cosmología, en la bio-
logía, en la psicología, en la historia y en la sociedad. También en el
progreso de los conocimientos y en el desarrollo de la vida espiritual.
No son solo inevitables sino también necesarias: indican el paso de
una etapa a otra. Este paso es siempre incómodo, difícil e incluso pe-
ligroso, porque se desestabiliza lo que estaba en equilibrio. Tras la cri-
sis, se necesita habilidad, valor, tiempo y paciencia para lograr una
renovada armonía.

La crisi come categoria antropologica e spirituale, La Civiltà Catto-


lica (2013).

Etimología y significado de la ción puede ser también una oca-


palabra sión para realizar un salto de
calidad y de crecimiento.
El término “crisis” deriva del Este es el desafío que compor-
griego krinein (separar, distinguir). ta toda crisis: puede provocar un
Se puede decir que crisis es cual- retroceso y un decaimiento; o bien,
quier cosa que implica una ruptu- al contrario, ofrece impulsos para
ra y lo que se rompe debe anali- avanzar. Para afrontar la situación
zarse. De la misma raíz deriva el en la segunda opción, se requiere
término “crítica”, como una obser- una confianza que promueve una
vación que intenta comprender y potencialidad latente, que todavía
tomar posiciones ante aquello que no se ha manifestado.
se le presenta.
Las crisis son situaciones tran-
En lengua china, “crisis” tiene sitorias constitutivas del propio
dos acepciones: peligro y oportu- crecimiento del ser vivo, sea en la
nidad. El peligro nos pone en naturaleza o en los seres humanos,
guardia y esto tanto puede signi- y en un ámbito que puede ser tan-
ficar un retroceso o bien disposi- to personal como colectivo. Todos
ción a avanzar. El riesgo consi- los sistemas conocidos participan
guiente estimula, pero su carácter en procesos de este tipo, que no se
amenazante puede paralizar. De desarrollan sin períodos de ruptu-
aquí la segunda palabra: “oportu- ra y de discontinuidad. Los encon-
nidad”, la cual indica que tal situa- tramos en la cosmología, en la bio-
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logía, en la psicología, en la vés de una serie de rupturas. La
historia y en la sociedad. También primera de ellas es el nacimiento,
en el progreso de los conocimien- como la mayor crisis de nuestra vi-
tos y en el desarrollo de la vida es- da, junto con la muerte, que es la
piritual. Todas las tradiciones de última. Nuestra existencia consti-
la sabiduría afirman que, de una tuye un segmento entre dos ruptu-
manera u otra, las crisis no son so- ras, entre las cuales tiene lugar un
lamente inevitables sino también cambio cualitativo entre un modo
necesarias, porque indican el paso de ser y otro diferente. El naci-
de una etapa a otra. Este paso es miento comporta el abandono del
siempre incómodo, difícil e inclu- seno materno para exponerse al de-
so peligroso, porque se desestabi- safío de la individualidad. El he-
lizan aquellos elementos que ha- cho de morir significa la separa-
bían encontrado su equilibrio. Son ción de esta individualidad para
necesarios la habilidad, el valor, el entrar en otro modo de existencia.
tiempo y la paciencia para lograr
Cada tipo de crecimiento com-
que dichos elementos consigan una
porta, asimismo, un tipo de crisis.
renovada armonía.
La alimentación, por ejemplo, pro-
El aspecto contrario de la crisis voca una alteración al dejar la de-
es la “homeostasis”, que pertenece pendencia materna y se comienzan
también al orden de la naturaleza a ingerir alimentos sólidos, lo cual
y de los seres vivos: es decir, la ten- es paralelo a la aparición de nue-
dencia a la estabilidad. Sin esta ca- vos órganos corporales como los
racterística, los procesos no se po- dientes, que horadan las encías pa-
drían consolidar. Al mismo tiempo, ra aparecer. Después seguirá la
sin esta crisis, la estabilidad se con- ampliación del ámbito familiar y
vertiría en inacción o inactividad el primer impacto con la escuela,
y se frenaría el crecimiento. La vi- la primera salida, la relación con
da está atravesada por un misterio- los maestros y otros compañeros,
so impulso, un “siempre cada vez más allá de los progenitores y her-
más”, un dinamismo que caracte- manos.
riza también la esencia del carisma
Con la pubertad experimenta-
ignaciano. La vida se mantiene en
rá el cambio hormonal -más turba-
un continuo desarrollo y las tensio-
dor en las mujeres- y el despertar
nes forman parte del proceso de
de la sexualidad, con todos los des-
cambio y de crecimiento.
cubrimientos y turbaciones que és-
ta comporta. Las diversas etapas
de los estudios, el ingreso en la uni-
Las crisis en el desarrollo del
versidad, el primer trabajo, el ini-
ser humano
cio de una relación, el destino a un
país desconocido para llevar a ca-
El crecimiento del ser humano bo alguna misión, etc. Todo esto
no es lineal sino que discurre a tra- comporta el paso a través de des-
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estabilizaciones, rupturas y nuevas norados, pero con el tiempo es
adaptaciones. Así avanza la vida, preciso cambiar el método de
haciendo camino continuamente, abordarlos. Lo práctico tiende a lo
aunque a costa de abandonar los teórico, pero éste –por la simple
ambientes familiares para aden- tendencia de la homeostasis– se re-
trarse en otros inexplorados. siste a aceptar la anomalía que se-
ñala lo práctico hasta que no apa-
Todo lo que hemos señalado rezca una nueva teoría científica
respecto al desarrollo personal que sea capaz de integrar esta sin-
(ontogénesis), se puede aplicar gularidad en un nuevo sistema con-
también al desarrollo de la espe- ceptual que la pueda explicar.
cie (filogénesis). Sin crisis, sin una
discontinuidad que someta a prue- Esto significa, a la larga, un
ba nuestra capacidad, continuaría- cambio de paradigma. Hasta que
mos siendo amebas (protozoos). no se haya producido este cambio,
no se logra ver la importancia del
descubrimiento que lo ha provoca-
La crisis en el campo del do. Es decir, una teoría científica
conocimiento se considera válida mientras no sea
substituida por otra. Cuando Aris-
tarco, en el siglo III a C., propuso
En los años sesenta del siglo la teoría heliocéntrica, ésta no fue
XX, Thomas S. Kuhn (autor de la admitida puesto que la teoría
obra La estructura de las revolu- geocéntrica de Ptolomeo gozaba
ciones científicas), sorprendió a la de un enorme prestigio y no había
comunidad intelectual al señalar razón alguna para substituirla. Con
que las ciencias no avanzaban se- los estudios de Copérnico, Galileo
gún un proceso acumulativo sino y Newton se consiguió el cambio
mediante crisis, discontinuidad y de paradigma.
roturas. Su teoría relativa al “cam-
bio de paradigma” mostraba que
el conocimiento no progresaba o Pasos necesarios para que se
avanzaba de un modo lineal, sino produzca un cambio de
mediante sucesiones de ciclos. En paradigma
su estado normal, la ciencia no per-
mite descubrir cualquier novedad
práctica o teórica. Gradualmente, Sintetizando el proceso, los pa-
empiezan a aparecer anomalías, sos necesarios para que se produz-
las cuales muestran que la natura- ca un cambio de paradigma son los
leza ha violado las expectativas siguientes: 1) en primer lugar, exis-
con las que venía siendo observa- te la situación previa de la anoma-
da. lía. Se percibe solo aquello que se
espera, puesto que solo a esto se
Cuando aparecen nuevos fenó- presta atención. 2) En segundo lu-
menos, al principio suelen ser ig- gar, se manifiesta la aparición de la
La crisis como categoría antropológica y espiritual   115
irregularidad y esto comporta un cuestión la rigidez de las religio-
reconocimiento lento y gradual, sea nes, etc. Todo esto forma parte de
intelectual o por la observación. 3) la crisis que estamos viviendo, pe-
En tercer lugar, se produce el con- ro que no manifiesta todavía los
siguiente cambio de la categoría y caracteres que han de emerger de
del desarrollo del paradigma, ella.
acompañado de la inevitable resis-
tencia de quien sostiene todavía el
paradigma precedente. El sentido de la crisis en la
La anomalía resalta solo sobre psicología contemporánea
el fondo aportado por el nuevo pa-
radigma. Cuanto más preciso es el Stanislav Grof, uno de los fun-
modelo, tanto más resaltarán sen- dadores de la psicología transper-
siblemente las anomalías. Las re- sonal, ha destacado la importancia
sistencias aseguran que ninguna de la crisis en el desarrollo de la
ligereza hará cambiar el paradig- vida espiritual. Frecuentemente és-
ma, hasta que la novedad no haya tas se presentan como una presión
penetrado hasta el fondo del mis- que ejercen en el yo consciente,
mo. La aparición de nuevas teorías que no cede fácilmente ante estas
debe ser precedida de un período irrupciones. Es indispensable sa-
de profunda inseguridad. En la ber reconocer estas crisis de trans-
ciencia normal permanecen los formación. Grof distingue dos ti-
enigmas pero se eluden. Cuando pos: el surgir y la emergencia
un gran número de anomalías ha- espiritual.
ce insostenible el modelo estable-
cido, aparece una nueva teoría co- El surgir es fluido y fácil de in-
mo respuesta a la crisis. tegrar. Comporta una introducción
gradual de nuevas ideas e intuicio-
Lo que Kuhn describió en el nes, con expansiones emotivas que
ámbito de la teoría científica, se son fáciles de controlar; otorga
puede ampliar también a muchos confianza al proceso y no es nece-
otros ámbitos: el económico, el po- sario hablar de cambio.
lítico, el social, el religioso. Hoy
día se habla de un nuevo cambio de En cambio, las emergencias
paradigma que concierne a todos son explosivas y traumáticas pues-
los órdenes: una manera de com- to que superan el cuadro de cono-
prender la realidad menos analíti- cimiento del que se dispone; las
ca, más holística y menos repartida, nuevas intuiciones amenazan el
más intuitiva y menos normativa, mundo que se conoce. Se da una
más femenina y menos masculina, ambivalencia entre consentir todas
que afecta al campo de la medici- las experiencias que acompañan el
na, nuevos modos de representati- proceso y rechazarlas por la turba-
vidad ciudadana, el ambiente, una ción que provocan. Grof insiste en
nueva espiritualidad que pone en mostrar que tales manifestaciones
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no derivan de turbaciones psicoló- todas las tradiciones espirituales,
gicas porque éstas trastocan el psi- si no se desea vivir muertos en la
quismo y su flujo de conocimiento vida.
es caótico y sin dirección alguna.
En cambio, en la emergencia espi-
ritual no se produce desorden al- Animus y anima
guno sino que tiene lugar una
transformación del psiquismo.
De forma simplificada, Jung
señala que la energía fundamental
Crisis existencial entre los del psiquismo está compuesta por
cuarenta y los cincuenta años un principio vital (animus) y por
un espíritu (anima), es decir, por
un principio masculino, activo y
También Carl Gustav Jung se racionalizador y un principio fe-
enfrentó a esta cuestión y reveló menino, receptivo y contemplati-
que entre los cuarenta y los cin- vo. Cuando la primera parte de la
cuenta años suele ser frecuente su- vida ha sido fundamentada por uno
frir una crisis existencial. Jung in- de ambos principios se manifiesta
terpretó este hecho como una con- una crisis, con el fin de que se pue-
frontación y una aceptación de la da desarrollar el otro. De esta ma-
propia “sombra”. Es decir, en la nera se puede avanzar en el proce-
concepción jungiana, esta sombra so de la individuación, cuando ya
acumula los impulsos de la incons- se han asumido y recorrido todos
ciencia que reprime el yo conscien- los ámbitos y las posibilidades del
te. Los impulsos son reprimidos propio psiquismo.
pero no extinguidos, y se acumu-
lan en el subconsciente, confor- La crisis de la mitad de la vida
mando una zona carente de aten- ha sido denominada por algunos
ción y sin identificar, que se con- autores el “segundo viaje”. El pri-
vierte siempre en un reducto más mero sería el proceso que abarca
oscuro y más temido, sin que uno de la infancia hasta la madurez, pa-
se dé cuenta del carácter explosivo sando por la adolescencia. El ter-
que contiene. cero sería la ancianidad con los úl-
timos años antes de morir. Vamos
En un momento determinado, a ilustrar este “segundo viaje” me-
esta acumulación de “sombra” se diante tres testimonios distantes en
vuelve insostenible y presiona el el tiempo.
yo consciente, y esto se experimen-
ta como crisis. Jung afirma incisi-
vamente que: “a partir de la mitad Tres testimonios del “segundo
de la vida solamente permanece viaje”. Dante Alighieri
vivo aquello que quiere morir con
la vida”. Es decir, es necesario mo-
rir antes de morir, como afirman El primer testimonio es de
La crisis como categoría antropológica y espiritual   117
Dante Alighieri, que inicia así su estados psíquico-espirituales, los
poema de la Divina Comedia”: “A cuales, cuando aparecen, pueden
mitad del camino de nuestra vida/ ser asumidos. Sin esta toma de
me hallaba en una oscura selva/ conciencia, la vida se estanca en
porque había extraviado mi cami- repeticiones continuas. Solamente
no./ ¡Qué duro es decir cómo era el verdadero encuentro con uno
esta selva salvaje, áspera y fuerte/ mismo permite avanzar hacia la
que me retorna el temor al pensa- plenitud.
miento/ Es amarga como la muer-
te/ mas por tratar del mal que allí
encontré/ hablaré de otras cosas Teresa de Ávila
que me ocurrieron/ Yo no sé repe-
tir cómo entré en ella/ pues tan
El segundo testimonio es de
dormido me hallaba en el punto/
Teresa de Ávila. Ella ha experi-
que abandoné la senda verdadera”
mentado la conversión a los cua-
(Infierno, I, 1-12).
renta años, cuando “… ya andaba
La crisis se presenta a Dante mi alma cansada y, aunque quería,
como una selva oscura, salvaje, ás- no le dejaban descansar en las rui-
pera y fuerte. Recordar este extra- nes costumbres que tenía...” (Vida,
vío le espanta, porque tiene un sa- 9,1). El factor determinante para
bor de muerte. En realidad es así: vincularse realmente a la oración
el yo debe morir. Y en esta muerte y dejar de perder tiempo en con-
está el camino hacia la vida. Se versaciones y lecturas, fue ver la
consigue el bien porque se encuen- imagen de un Cristo lacerado. En
tra en esta situación. El poeta de- aquel momento, Teresa no se resis-
clara que ignora por qué aparecen tió porque el malestar acumulado
juntos. Aparecen tres bestias agre- para eludir el propio cambio se
sivas: el lince, como símbolo de la convirtió decididamente en algo
lujuria; el lobo, como símbolo de insostenible para ella. Cuando más
la codicia; y el león, como símbo- tarde escribirá El Castillo interior
lo de la soberbia. Entra en las pro- (o Las Moradas), descubrirá que
fundidades, acompañado por Vir- aún le faltaban todavía diversas
gilio, su alter ego, recorriendo los etapas para recorrer.
nueve círculos del Infierno, del
Lo primero era decidirse a en-
Purgatorio y del Paraíso y llega
trar en el Castillo, pero más ade-
hasta el centro, pero ya no acom-
lante aparecerá otra alternativa
pañado por Virgilio sino por Bea-
igualmente radical. El pasaje de la
triz, su anima.
Quinta a la Sexta estancia compor-
Estos tres parajes no están si- ta la muerte del gusano en la cri-
tuados fuera de él, sino dentro de sálida: “Una vez ha crecido (…) el
él y se manifiestan en una cantidad gusano empieza a elaborar la seda
de símbolos y personajes, que son y a edificar la casa donde deberá
expresiones y personificaciones de morir”. Es decir, aquello que es un
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punto de llegada es, al mismo tiem- da peldaño que subía, descubría en
po, un punto de partida. No es ne- mí otro personaje del que no po-
cesario detenerse: “…Pues, adelan- dría indicar su nombre exacto, pe-
te hijas mías, empeñaros en esta ro que ya no me obedecía más. Y,
labor y tejer este capullo, dejando cuando me vi obligado a poner fin
nuestro amor propio y nuestra vo- a mi exploración, porque el cami-
luntad (…) ¡Muera, muera ese gu- no se angostaba bajo mis pasos, a
sano, como lo hace al acabar de mis pies descubrí un abismo sin
hacer aquello para lo que fue cria- fondo del cual brotaba, provinien-
do! Entonces veremos a Dios y nos do de quien sabe dónde, un flujo
descubriremos tan unidos a su que me atrevo a llamar mi vida”.
grandeza como el gusano lo está a El texto expresa muy bien
su capullo”. Consentir esta muerte aquello que experimenta una per-
sella el fin de la crisis. Solo cuan- sona en una crisis: desaparece
do ha cedido lo antiguo, puede aquello que la sostenía hasta aquel
emerger lo nuevo. momento, y esta persona percibe
cómo su camino se angosta a sus
pies. Una discontinuidad que Teil-
Pierre Teilhard de Chardin hard describe como una caída en
el abismo. Pero, en lugar de retro-
El tercer testimonio es el de ceder, desciende hasta el fondo, sin
Pierre Teilhard de Chardin. Así lo refugiarse en las evidencias con-
refiere en el libro El medio divino vencionales. Solamente hasta ha-
escrito entre 1926-27. Se hallaba ber alcanzado el fin de esta explo-
en China y llevaba varios años le- ración y de esta expoliación, puede
jos de Francia. De esta forma des- surgir el hombre nuevo.
cribe la crisis que ha tenido hacia
los cuarenta años: “Tal vez por pri-
mera vez en mi vida (y conviene La crisis en la vida del
tener en cuenta que suelo meditar espíritu. Tauler
todos los días), he cogido la lám-
para y abandonando la zona apa- Veamos con más atención có-
rentemente clara de las ocupacio- mo describe Tauler (siglo XIII) el
nes y relaciones cotidianas, he sentido de esta crisis que, según él,
descendido hasta lo más íntimo de se produce hacia la mitad de la vi-
mí mismo, en aquel abismo pro- da. El mismo escribe: “El hombre
fundo del cual siento emanar con- puede hacer lo que quiera y empe-
fusamente mi capacidad de obrar. zar como le parezca, pero nunca
Así, a medida que me alejaba de alcanzará la paz verdadera ni será
las evidencias convencionales que un bienaventurado según su natu-
iluminan superficialmente la vida raleza sin haber alcanzado antes
social, me di cuenta de que mi vi- los 40 años de edad. Hasta aquel
da profunda me esquivaba. Por ca- momento el hombre está demasia-
La crisis como categoría antropológica y espiritual   119
do ocupado en una multiplicidad didad de este tiempo de crisis es
de cosas y la naturaleza le empuja radical: “Cuando uno se encuentra
aquí y allá. Frecuentemente ocu- en pleno invierno, en un abandono
rre que la naturaleza suele preva- árido y lóbrego, oprimido por una
lecer en él, si bien el hombre cree creciente obscuridad, esto es supe-
erróneamente que se trata de Dios rior a cualquier placer que uno
y así no puede alcanzar la paz ver- pueda concebir, a condición de que
dadera y experimentar la bienaven- se mantenga en el mismo con una
turanza antes de ese tiempo”. serenidad constante”. Tauler se
La edad de cuarenta años del permite ilustrar esto con la imagen
tiempo de Tauler, correspondería de la serpiente que se debe liberar
hoy a un decenio más tarde. Pero, de su piel y se esfuerza en pasar
más allá de precisar o de discutir entre dos piedras que la ayudan a
respecto a la edad en la cual se pro- desprenderse de ella: “Cuando la
duce esta situación, la misma serpiente nota que su piel empieza
muestra que este tipo de crisis apa- a envejecer, y se va tornando arru-
rece en un estadio avanzado de la gada y vieja, busca un lugar donde
vida, cuando no se le presta aten- se encuentren dos piedras conti-
ción. De hecho, este carácter sor- guas y se desliza rozando el estre-
presivo es constitutivo de la crisis. cho espacio que permiten ambas
Cuando todo parecía ordenado y piedras, de tal manera que se va
para siempre, ¿qué se debe hacer soltando completamente la vieja
cuando ésta llega? ¿Cómo reaccio- piel mientras que debajo ya asoma
nar? la piel nueva. De forma semejante
habría de hacer el hombre con su
Tauler responde con firmeza: vieja piel, es decir, con todo aque-
“¡Permanece en ti mismo y no re- llo que proviene de la naturaleza,
tornes al exterior! ¡Soporta tu do- aunque fuese cosa grande y buena.
lor hasta el fondo y no busques na- De hecho, no son más que hábitos
da más! Algunas personas hacen anticuados y llenos de errores. Por
precisamente lo contrario cuando esto ha rasgado su piel entre dos
se encuentran en tal situación de piedras contiguas (…). Y entonces
pobreza interior y buscan cualquier piensa: Si una criatura, sea cual sea
cosa diferente para sustraerse de su nombre, te priva de la prueba,
esta manera a su incómoda situa- destruye completamente el naci-
ción. O bien se comienzan a la- miento de Dios en ti”.
mentar e interrogan a cualquier
maestro o entendido y acaban más La crisis es la estrechez entre
equivocados aún en este camino las piedras por las que debemos
erróneo. Sin dejarte vencer por du- pasar, para liberarnos de aquello
da alguna, permanece en ti mismo: que ya está arrugado y corrompi-
después de la obscuridad, aparece do. La estrechez es la causa de la
la luz del día, el esplendor del sol”. apertura. Es el pasaje previo inevi-
Su certeza con respecto la fecun- table. Transformar aquello que es
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inevitable en un acto de abandono de la serpiente, con el fin de que se
y de conciencia es incumbencia de produzca un cambio de nivel.
la vida espiritual.

La tradición Zen
Juan de la Cruz
También está presente el tema
Otro autor que trata de las cri- de la crisis en la tradición Zen,
sis como de elementos ineludibles cuando se habla de la Gran duda
del propio camino es san Juan de o bien de la Gran muerte. Solo es
la Cruz. Las llama “noches” y dis- posible acceder a la verdadera per-
tingue entre las noches del sentido cepción de la realidad en tanto
y las del espíritu que, a su vez, se muera el yo. Sin esta muerte, el
dividen en activas y pasivas. Esto mundo viene a ser nuestra propia
indica una sucesión de crisis cada proyección y solo contiene nuestra
vez más profundas, donde la trans- pequeña medida. El ídolo del yo se
formación es más radical y se pa- extingue solamente muriendo al yo
sa del escoger al sufrir. y, de esta manera, se consigue la
No puede haber crecimiento iluminación. El renacimiento solo
sin atravesar estas crisis: “Ya que es posible si no existe sombra al-
Dios quiere despojarlo, de hecho, guna del ego. Para logar la pleni-
«del hombre viejo y revestirlo del tud del vacío (sûnyatâ), es preciso
nuevo creado por Dios en la nove- estar vacíos.
dad de los sentidos» como expresa Afirma el filósofo japonés Kei-
el apóstol en Col 3,10. Despoja la ji Nishitani: «La gran duda no so-
facultad de los afectos y los cono- lo representa el ápice del yo que
cimientos, tanto espirituales como duda, sino también el punto preci-
sensuales, tanto exteriores como so de su “extinguirse” o dejar de
interiores, dejando vacío el intelec- ser “yo mismo” (…). Es aquel mo-
to, inerte la voluntad, vacía la ma- mento en el que el yo es al mismo
teria, con una aflicción extrema, tiempo el no-yo, es decir, el mo-
amargura y confusión respecto los mento en el que acontece el así lla-
afectos del alma. Se vacía la pro- mado “lugar de la nada”, donde se
pia alma de las atenciones y place- da una conversión más allá de la
res que experimentaba por los bie- gran duda. Ésta emerge como
nes espirituales, ya que este vacia- apertura del lugar de la nada, co-
miento del alma es uno de los mo el campo de conversión de la
principales requisitos para intro- misma gran duda. He aquí porqué
ducirse y unirse al espíritu en su es “grande”».
forma espiritual que es la unión del
amor (La noche oscura)”. Este ale- Daisetsu Teitaro Suzuki, uno
jamiento y estas privaciones co- de los grandes maestros zen del si-
rresponden a la liberación de la piel glo XX afirma: “Yo soy porque no
La crisis como categoría antropológica y espiritual   121
soy”. “En la gran muerte, cielo y gran oportunidad que se nos con-
tierra se renuevan”, y “bajo la gran cede para tomar conciencia, ya que
muerte, el gran despertar”. El ver- acogiendo la misma, podemos as-
dadero maestro es aquel que con- cender hacia los valores humanos
duce sin concesiones al discípulo que el modelo en crisis ha descui-
por este camino para que consiga dado.
despertar realmente, de la misma
Nos vemos empujados a cami-
manera que la resurrección solo
nar hacia una nueva sociedad, que
acontece después de la muerte.
no se fundamente en la avidez del
El paso por la pasión originó la tener sino en la cualidad del ser.
crisis de Jesús y también la de los El decrecimiento sostenible, del
discípulos. Solo prescindiendo de cual han hablado hace cierto tiem-
sus expectativas mesiánicas pudie- po economistas como Serge La-
ron acceder al Cristo revelado y no touche, comienza ahora a ser es-
proyectado. También san Ignacio cuchado. Lo ha expresado bien el
de Loyola sufrió la herida que le cantautor argentino Facundo Ca-
hizo cambiar radicalmente el sen- bral : “Poseer menos para tener
tido de su vida. Sin la fractura (que más”.
fue real en su caso), no se hubiese
Hace ya muchos decenios que
cuestionado su pasado y no habría
Gandhi soñó para la joven India
cambiado de camino.
una independencia que la convir-
tiese en un modelo diferente al de
Occidente y que, en vez de aspirar
Ante la situación colectiva
a la abundancia, descubriese los
actual
valores de la sobriedad y de la ale-
gría de vivir con lo necesario, día
Todo esto se puede –y se debe- a día. No disponemos de una pers-
ría- aplicar al ámbito colectivo y pectiva suficiente para tener en
al momento actual. La economía cuenta lo que estamos viviendo.
no está separada de los procesos
En los procesos de transforma-
de transformación social y huma-
ción, Teihard de Chardin distin-
na. Estamos atravesando un mo-
guía entre una energía tangencial
mento muy difícil, si bien necesa-
y una energía radial. La primera es
rio, porque permite dar a conocer
lineal y cuantitativa, mientras que
aquello que está latente, pero que
la otra es cualitativa. Cuanta más
no suele manifestarse en épocas de
energía cualitativa, tanto más se
aparente bienestar. Todo el sistema
produce un salto radical, que no
económico y toda la sociedad ge-
tiene lugar sin una ruptura.
neran “sombra”. El malestar actual
es, precisamente, la manifestación Teilhard intuía que la actual in-
de esta sombra que nos permite to- terrelación entre la civilización de-
mar conciencia de elementos cuya bía cambiar la energía tangencial
solución estaba en suspenso. Es la por energía radial lo cual provoca-
122  Javier Melloni
ría un nuevo phylum evolutivo. Ob- cie que, pese a las apariencias, ca-
servaba que, al avecinarse este mina, según la visión de Teilhard,
cambio de dirección, se aceleraba hacia una articulación fija absoluta
el proceso, como sucede con las o coalescencia que dará lugar des-
moléculas cuando sufren un calen- pués a una filogénesis.
tamiento. Después de la dispersión
inicial de la civilización, con la Esta clave de lectura nos colo-
modernidad se ha producido una ca en una perspectiva que, sin ser
progresiva concentración, y esto ingenuos, nos permite entrever
provoca una fricción mayor. Y es- con esperanza un cambio planeta-
to, a su vez, produce una dilatación rio que, indudablemente, nos su-
mayor y una extensión de la espe- pera.

Tradujo y condensó: JOAN PUIGGRÒS

“Tradicionalmente, el mensaje evangélico se ha alineado acríticamente


del lado de la utopía. La Buena Noticia presentada bajo los contornos edul-
corados de una sociedad paradisíaca ha sido una utopía comúnmente acep-
tada como ideal apetecible por todos. Sin embargo, basta con fijarse en el
destino trágico de Jesús y en el de los mártires cristianos de todos los tiem-
pos para concluir sin ambages que el horizonte del Reino de Dios es funda-
mentalmente distópico. A lo largo de la historia, los guardianes del status quo
siempre han visto con malos ojos cualquier intento de construir una socie-
dad justa, fraterna e igualitaria”.

José L aguna , ¡Ay de vosotros… distopías evangélicas!, Cristianisme i Jutí-


cia n. 181, pág. 3.

La crisis como categoría antropológica y espiritual   123

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