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La Crisis Como Categoría Antropológica y Espiritual Javier Melloni
La Crisis Como Categoría Antropológica y Espiritual Javier Melloni
La tradición Zen
Juan de la Cruz
También está presente el tema
Otro autor que trata de las cri- de la crisis en la tradición Zen,
sis como de elementos ineludibles cuando se habla de la Gran duda
del propio camino es san Juan de o bien de la Gran muerte. Solo es
la Cruz. Las llama “noches” y dis- posible acceder a la verdadera per-
tingue entre las noches del sentido cepción de la realidad en tanto
y las del espíritu que, a su vez, se muera el yo. Sin esta muerte, el
dividen en activas y pasivas. Esto mundo viene a ser nuestra propia
indica una sucesión de crisis cada proyección y solo contiene nuestra
vez más profundas, donde la trans- pequeña medida. El ídolo del yo se
formación es más radical y se pa- extingue solamente muriendo al yo
sa del escoger al sufrir. y, de esta manera, se consigue la
No puede haber crecimiento iluminación. El renacimiento solo
sin atravesar estas crisis: “Ya que es posible si no existe sombra al-
Dios quiere despojarlo, de hecho, guna del ego. Para logar la pleni-
«del hombre viejo y revestirlo del tud del vacío (sûnyatâ), es preciso
nuevo creado por Dios en la nove- estar vacíos.
dad de los sentidos» como expresa Afirma el filósofo japonés Kei-
el apóstol en Col 3,10. Despoja la ji Nishitani: «La gran duda no so-
facultad de los afectos y los cono- lo representa el ápice del yo que
cimientos, tanto espirituales como duda, sino también el punto preci-
sensuales, tanto exteriores como so de su “extinguirse” o dejar de
interiores, dejando vacío el intelec- ser “yo mismo” (…). Es aquel mo-
to, inerte la voluntad, vacía la ma- mento en el que el yo es al mismo
teria, con una aflicción extrema, tiempo el no-yo, es decir, el mo-
amargura y confusión respecto los mento en el que acontece el así lla-
afectos del alma. Se vacía la pro- mado “lugar de la nada”, donde se
pia alma de las atenciones y place- da una conversión más allá de la
res que experimentaba por los bie- gran duda. Ésta emerge como
nes espirituales, ya que este vacia- apertura del lugar de la nada, co-
miento del alma es uno de los mo el campo de conversión de la
principales requisitos para intro- misma gran duda. He aquí porqué
ducirse y unirse al espíritu en su es “grande”».
forma espiritual que es la unión del
amor (La noche oscura)”. Este ale- Daisetsu Teitaro Suzuki, uno
jamiento y estas privaciones co- de los grandes maestros zen del si-
rresponden a la liberación de la piel glo XX afirma: “Yo soy porque no
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soy”. “En la gran muerte, cielo y gran oportunidad que se nos con-
tierra se renuevan”, y “bajo la gran cede para tomar conciencia, ya que
muerte, el gran despertar”. El ver- acogiendo la misma, podemos as-
dadero maestro es aquel que con- cender hacia los valores humanos
duce sin concesiones al discípulo que el modelo en crisis ha descui-
por este camino para que consiga dado.
despertar realmente, de la misma
Nos vemos empujados a cami-
manera que la resurrección solo
nar hacia una nueva sociedad, que
acontece después de la muerte.
no se fundamente en la avidez del
El paso por la pasión originó la tener sino en la cualidad del ser.
crisis de Jesús y también la de los El decrecimiento sostenible, del
discípulos. Solo prescindiendo de cual han hablado hace cierto tiem-
sus expectativas mesiánicas pudie- po economistas como Serge La-
ron acceder al Cristo revelado y no touche, comienza ahora a ser es-
proyectado. También san Ignacio cuchado. Lo ha expresado bien el
de Loyola sufrió la herida que le cantautor argentino Facundo Ca-
hizo cambiar radicalmente el sen- bral : “Poseer menos para tener
tido de su vida. Sin la fractura (que más”.
fue real en su caso), no se hubiese
Hace ya muchos decenios que
cuestionado su pasado y no habría
Gandhi soñó para la joven India
cambiado de camino.
una independencia que la convir-
tiese en un modelo diferente al de
Occidente y que, en vez de aspirar
Ante la situación colectiva
a la abundancia, descubriese los
actual
valores de la sobriedad y de la ale-
gría de vivir con lo necesario, día
Todo esto se puede –y se debe- a día. No disponemos de una pers-
ría- aplicar al ámbito colectivo y pectiva suficiente para tener en
al momento actual. La economía cuenta lo que estamos viviendo.
no está separada de los procesos
En los procesos de transforma-
de transformación social y huma-
ción, Teihard de Chardin distin-
na. Estamos atravesando un mo-
guía entre una energía tangencial
mento muy difícil, si bien necesa-
y una energía radial. La primera es
rio, porque permite dar a conocer
lineal y cuantitativa, mientras que
aquello que está latente, pero que
la otra es cualitativa. Cuanta más
no suele manifestarse en épocas de
energía cualitativa, tanto más se
aparente bienestar. Todo el sistema
produce un salto radical, que no
económico y toda la sociedad ge-
tiene lugar sin una ruptura.
neran “sombra”. El malestar actual
es, precisamente, la manifestación Teilhard intuía que la actual in-
de esta sombra que nos permite to- terrelación entre la civilización de-
mar conciencia de elementos cuya bía cambiar la energía tangencial
solución estaba en suspenso. Es la por energía radial lo cual provoca-
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ría un nuevo phylum evolutivo. Ob- cie que, pese a las apariencias, ca-
servaba que, al avecinarse este mina, según la visión de Teilhard,
cambio de dirección, se aceleraba hacia una articulación fija absoluta
el proceso, como sucede con las o coalescencia que dará lugar des-
moléculas cuando sufren un calen- pués a una filogénesis.
tamiento. Después de la dispersión
inicial de la civilización, con la Esta clave de lectura nos colo-
modernidad se ha producido una ca en una perspectiva que, sin ser
progresiva concentración, y esto ingenuos, nos permite entrever
provoca una fricción mayor. Y es- con esperanza un cambio planeta-
to, a su vez, produce una dilatación rio que, indudablemente, nos su-
mayor y una extensión de la espe- pera.