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JESUS Y LOS JURAMENTOS

Texto: Mateo 5:33-37

Después de enseñar acerca de grandes temas de la vida como el asesinato, el adulterio y el divorcio, el Señor
enseña sobre los juramentos, quizás un tema menor en relevancia según nuestros criterios, pero no en los del
Señor, pues aquí está en juego el honor de Dios, la enseñanza está basada sobre el tercer mandamiento,
Éxodo 20:7, y también de una combinación de ideas de Levítico 19:12, Números 30:2, y Deuteronomio
23:21

1. ¿Cuál era el sentido original del mandamiento?

2. ¿Cuál era la interpretación farisaica sobre los juramentos?


a. La práctica de los juramentos era muy común entre los fariseos
b. Los fariseos enfatizan qué lo importante no era jurar falsamente, sino que lo grave estaba en
relacionar el nombre de Dios con un falso juramento
c. Habían inventado una serie de juramentos donde no se mencionaba a Dios, ellos juraban por el
cielo, por el templo, por Jerusalén, y por su cabeza, eran cosas grandiosas, lo hacían para obtener
credibilidad, y porque pensaban que al no nombrar a Dios sino a cosas inanimadas no estaban
comprometidos

Nuevamente podemos observar que el problema de la interpretación de los fariseos era que la basaban única
y exclusivamente en la letra y no en el corazón del mandamiento, tanto así que hacían todo lo contrario a lo
que Dios quería

3. ¿Cuál es la interpretación del Señor sobre los juramentos?


a. El Señor nos muestra la importancia de hacer un juramento, jurar no es cualquier cosa, jurar es un
asunto serio que se debe tratar con mucho cuidado, podemos ver 3 cosas centrales en la enseñanza
del Señor
- Jurar por cualquier cosa es sinónimo de jurar por Dios porque todo le pertenece, no hay forma
de evadir, Mateo 23:16-22
- Él es el único qué tiene potestad en cuanto al futuro por eso prometer hacer algo en el futuro
es pecado, por que establece la voluntad nuestra como si fuera la de Dios, Santiago 4:13-16
- No debemos hacer juramentos a la ligera, porque jurar por Dios era ponerlo como testigo, lo
invita a presenciar la veracidad de lo que se dice, o a vengarse si se trata de una mentira, por
tanto, un juramento se tomaba generalmente como la verdad absoluta, Proverbios 18:7, solo se
deben hacer en verdad, 2 Corintios 11:31, y solamente cuando la situación lo requiera, que
nuestro si sea suficiente y nuestro no también, Santiago 5:12

Reflexión final: si nuestra vida es consistente con lo que profesamos, no tenemos por qué hacer juramentos a
la ligera, por eso debemos esforzarnos por vivir, hablar y actuar siempre en base a la verdad, esto constituirá
una base segura para la credibilidad, ¿de qué sirve hacer juramentos si nuestra vida es perversa? ¿alguien nos
creerá? La respuesta es no y lo único que lograremos es deshonrar a Dios y ponerlo en contra nuestra

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