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DIOS DA SEGUNDAS OPORTUNIDADES EN EL MATRIMONIO

La Biblia está llena de ejemplos que demuestran que Dios está dispuesto y deseoso de otorgar
a sus hijos segundas, terceras y muchas más oportunidades. Se las dio al Jonás, el profeta
desobediente. También al adultero y asesino rey David. Igualmente al testarudo y violento
Pedro. De la misma manera al altivo y perseguidor Pablo. En esos e infinidad de otros casos el
análisis es el mismo: Dios ofrece una nueva oportunidad de corregir los caminos torcidos del
ser humano hacia un caminar y conducta rectos de acuerdo a su Palabra.

Cuando alguien piensa que puede romper su pacto matrimonial para buscar en una segunda
pareja la oportunidad de realizar su felicidad, podemos estar seguros que esa oportunidad no
viene de Dios. ¿Cómo lo sabemos? Porque la Biblia lo dice. El matrimonio es un pacto de
acuerdo a los parámetros de Dios, hasta la muerte de uno de los cónyuges y no hasta que los
defectos de carácter de ambos hagan sus vidas desgraciadas.

La segunda, tercera y más oportunidades de Dios para un matrimonio consiste en restaurar las
veces que sea necesario esa relación de pacto establecida. El matrimonio mismo es la
oportunidad de Dios para preparar nuestro carácter para la eternidad. Renunciar al pacto para
unirse con otra pareja es renunciar al camino de la vida eterna porque esa segunda unión es
descrita por Dios como adulterio y fornicación al ser fuera del matrimonio legitimo:

1. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que
ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.

(Mateo 5:32).

Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa
con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.

(Mateo 19:9).

2. Y les dice: Cualquiera que repudiare á su mujer, y se casare con otra, comete adulterio
contra ella:

Y si la mujer repudiare á su marido y se casare con otro, comete adulterio.

(Marcos 10:11-12).
3. Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la
repudiada del marido, adultera.

(Lucas 16:18).

4. Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido
muere, ella queda libre de la ley del marido.

Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido
muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.

(Romanos 7:2-3).

5. La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere,
libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.

(1 Corintios 7:39).

6. Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se
separe del marido;

y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a
su mujer.

(1 Corintios 7:10-11).

¿“REHACER LA VIDA” O DESHACER LA VIDA?

Cuando alguien por hastío, cansancio, desaliento, desanimo o cualquier razón real o aparente
renuncia a su pareja legitima para unirse a otra no estará rehaciendo su vida. Por muy larga
que sea la lista de sus razones o excusas, ante Dios estará deshaciendo su vida en términos de
la eternidad. Rehacer la vida ante Dios implica por lo menos 3 cosas:
1. Reconocer la soberanía de Dios sobre nuestras vidas: Decidir no hacer mi voluntad sino la
que Dios revela en su Palabra, no tomar decisiones sin consultar al Señor.

2. Decidir echar fuera de nuestras vidas lo que no agrada a Dios: No pretender cambiar los
principios de Dios manipulándolo con nuestras lágrimas y auto conmiseración.

3. Comenzar cada día una nueva relación con Dios basada en su amor, su gracia y principios de
su Palabra, la cual tenga un efecto práctico en mi relación con mi cónyuge y demás
semejantes.

El método de Dios para rehacer nuestras vidas esta plasmado en la Biblia en 1 Pedro 5:6-11 y
su esencia está en el verso 6: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os
exalte a su debido tiempo”.

No pretendamos resolver los enredos de nuestras vidas ni con nuestros métodos ni


manipulando lo que Dios ha dejado escrito para adaptarlo a nuestras conveniencias.

EL DIABLO TAMBIÉN BENDICE A LOS SUYOS

Muchos están cayendo en el engaño de establecer como verdad el error de que porque una
pareja de re casados que abandonaron a sus parejas y son muy felices y bendecidos, incluso
como ministros del evangelio, demuestra que Dios aprueba sus “matrimonios”. Eso no puede
ser probado con la santa Biblia. Desafiamos a tales personas a presentar por lo menos un
versículo de la Biblia que llame una segunda unión matrimonial, cuando los contrayentes
tienen a sus cónyuges legítimos vivos, de otra manera que no sea adulterio.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos”.

(Mateo 7:21).

"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces”.

(Mateo 7:15).
¿Cómo reconocer a un falso ministro o un falso cristiano? Todo camino espacioso es
infaliblemente falso. Por consiguiente, esta regla es clara y segura: Todo aquel que enseña a
los hombres a que anden por el camino espacioso, una vía por la que van muchos, es un falso
ministro.

Si la razón porque estamos huyendo al matrimonio genuinamente establecido es buscar


felicidad, estabilidad emocional, prosperidad material, conveniencias pasajeras o placeres
carnales, podemos estar seguros que dichas soluciones no provienen de Dios.

“Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosta la
senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”.

(Mateo 7:13-14).

“Si alguno quiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina, si es de Dios, o si yo hablo de mí


mismo”.

(Juan 7:17).

La prosperidad y las bendiciones materiales ni el exito garantiza aprobación de Dios. satanás


también ofrece sus bendiciones a cambio de que se honren sus principios. Al Señor le dijo
“todo esto te daré si postrado me adoras” (Mateo 4:9).

La verdadera prueba del discipulado es tener como única meta de la vida hacer la voluntad de
Dios y no la nuestra:

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la
voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos
mucho milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de
maldad”.

(Mateo 7:21-23).

DIOS NO DESTRUYE UNA FAMILIA PARA HACER OTRA


La práctica de los re casamientos no está en la Biblia. Es una práctica originada en los pueblos
paganos de la antigua Mesopotamia. La Biblia hace mención de esas prácticas en el marco de
su paciencia y tolerancia con el pueblo de Israel que fue la mayoría del tiempo rebelde. Dios no
estableció la poligamia, esclavitud, machismo, divorcio y re casamientos. La mención del
divorcio en (Deuteronomio 24:1-2) contiene todos esos elementos paganos y quienes se basan
en esos versículos para practicar el divorcio deben entender que Dios no estableció esas
prácticas sino que solamente se las soporto a ese pueblo rebelde.

Cristo vino a fundar su reino sobre lo que había sido establecido “en el principio”. Al ser
preguntado sobre el divorcio el desestimo las estipulaciones permitidas por Moisés y
restableció lo que El mismo había dado el ser humano en el Edén.

En sus palabras registradas en (Mateo 19:3-12) no encontramos el menor indicio de que sea
voluntad de Dios destruir una familia para establecer una nueva.

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