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Características de un conflicto y modos de resolverlo

Por: MTE Luis Enrique Pérez Ostoa / Revisión, Abril 2020

“Habrá solución pacífica del conflicto si ella conduce a la equidad”


- Capote

El Homo sapiens es una especie eminentemente social, por lo cual,


constantemente está interactuando con sus pares, ya sea de manera directa o
indirecta, este tipo de contacto surge en el marco de las relaciones interpersonales o
sociales. Desde luego, el ser humano es un individuo multifacético y muy complejo, lo
cual, a menudo lo lleva a estar en desacuerdo con las opiniones, puntos de vista o
perspectivas de alguien más, a esta diferencia de criterios que surge como resultado
de las relaciones interpersonales, se le denomina conflicto.

Touzard (1981), define al conflicto como “Una situación en la que unos actores,
o bien persiguen metas diferentes, definen valores contradictorios, tienen intereses
opuestos o distintos; o bien, persiguen simultáneamente y competitivamente la misma
meta. En cada situación, la influencia sobre el otro, o el control total de la conducta del
otro son, o bien la meta perseguida, o bien el medio escogido para alcanzar la meta”.

Aspirando a la simplicidad conceptual, entendemos por conflicto cualquier


desacuerdo, discrepancia, intereses opuestos entre dos o más personas, o entre dos
o más grupos de personas; asimismo un intento más formal lo definiría como un
proceso del tipo interpersonal a partir de la cual, distintas perspectivas, puntos de vista
o criterios, generan dificultad para adoptar una misma línea de pensamiento.

Hablar de las partes de un conflicto, es igual o más discutible que clasificarlos,


y es que cada conflicto, dependiendo de las variables circunstanciales y los diferentes
elementos del contexto, poseen notables diferencias, es, por ejemplo, como si
quisiéramos hablar de “las partes de un color”, resulta en realidad, algo abstracto, difícil
de comprender y poco intuitivo.

Así, de manera general, resulta muy simple y bastante práctico, simplemente


situar un conflicto según sus componentes temporales, teniendo, por tanto, un antes,
un durante, y un después.

Antes del conflicto, se encuentran las causas, definidas como toda una serie de
situaciones que directa o indirectamente ocasionan una diferencia de criterios entre
personas que intentan tomar un acuerdo; las causas del conflicto, generalmente son
accidentes, malos entendidos, problemas, situaciones de caos o eventualidades que
se traducen en un impedimento para alcanzar un acuerdo o punto en común.

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La parte central, o el durante, se refiere precisamente al momento en que las
diferentes partes no logran ponerse de acuerdo.

Finalmente, después del conflicto, es importante distinguir entre efectos e


impacto; los efectos refieren a las diversas situaciones que emanan como resultado
directo de una oposición entre opiniones ante una misma situación y que afectan,
directamente, a los involucrados en el conflicto; uno de los efectos por excelencia ante
la mayoría de los conflictos, es la violencia.

En cambio, hablamos de un impacto, cuando como resultado de la discrepancia,


terceras partes se ven afectadas, es decir, personas que son completamente ajenas
al conflicto y que muchas veces, inclusive, ignoran sobre su existencia.

Te ha pasado que un día normal intentas transportarte a la UTHH y sorpresa,


descubres que una de las rutas de transporte colectivo ha bloqueado el paso y no
podrás llegar a tus clases, ¿Sí? Pues has sido víctima del impacto de un conflicto más.

Tradicionalmente, y de hecho, de forma predominante en los esquemas


mentales de la sociedad actual, por excelencia, los conflictos se resuelven a través de
procesos legales. Por sí mismo, esto ya posee cierto grado de dificultad, ahora bien,
agreguemos el hecho de que el ser humano genera conflictos a partir de problemas
mínimos, y es perfectamente natural entender que en determinado momento, las
instancias legales no se daban abasto.

De ese modo, se tornó fundamental identificar nuevas posibilidades que


ayudaran a descongestionar a las instancias legales, la investigación resultante originó
lo que hoy se conoce como MARC o MASC, en donde cada letra tiene más de un
significado, siendo la “M” métodos o medios, la “A” alternos o alternativos, la “R”
resolución, la “S” solución y la “C” conflictos o controversias; refiriendo, por tanto, a los
que en su forma más habitual se conocen como “Métodos Alternos de Resolución de
Conflictos”, sin embargo, cualquiera de las posibles combinaciones entre los distintos
significados de cada letra, es válida.

La A de alternos o alternativos representa la esencia de estas herramientas, y


es que precisamente surgen como una opción que cualquier persona tiene, antes de
emprender un proceso legal, contando con la posibilidad de resolver un conflicto de
manera fácil, sencilla y sin mayores consecuencias, sin embargo, el problema radica
en el poco conocimiento que la población general, posee en torno a ellos.

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Existen muchos métodos, sin embargo, algunos de los más comunes y usados,
son: la mediación, la conciliación, el arbitraje y la negociación.

En el contexto de la mediación, las partes en conflicto reconocen su incapacidad


para resolverlo por sí mismas, por lo que solicitan la intervención y apoyo de una
tercera figura, a quien se denomina mediador, y su única función es facilitar el diálogo
entre los involucrados, estando justo en el límite de esas facultades, parafrasear ideas
que no han quedado del todo claras mientras una de las partes se dirige a la otra.

La conciliación es relativamente parecida a la mediación, de nueva cuenta las


partes en conflicto reconocen su incapacidad de resolverlo por sí mismas, por lo que
solicitan el apoyo de una tercera figura, naturalmente, en este esquema se le llama
conciliador, quien, además de facilitar el diálogo, emprende dos importantes funciones,
por un lado guía y orienta a las partes en la proposición de soluciones, e inclusive, él
mismo puede llegar a plantear una solución; desde luego, sólo se queda en ese nivel,
una simple sugerencia que los involucrados en el conflicto decidirán, o no, tomar en
cuenta.

El arbitraje, por su parte, es una de las estrategias más meticulosas y menos


flexibles, pues a través de él, de hecho se aplica una especie de sentencia (laudo), que
las partes en conflicto se comprometen a acatar, o de lo contrario, se enfrentarán a
problemas legales por incumplir el laudo impuesto, ya que es el responsable del
arbitraje quien tras escuchar a los involucrados, impone una solución final al conflicto.

Tanto la mediación, conciliación y arbitraje, demandan que la tercera parte se


caracterice por su imparcialidad y objetividad, con la principal intención de brindar un
apoyo equitativo ante la resolución del conflicto.

En todo este marco, uno de los esquemas de mayor interés, es la negociación,


ya que se define como el método alterno de resolución de controversias en el que,
apelando a la eficiencia, las partes en conflicto, resuelven sus diferencias por sí
mismas, sin la necesidad de intervención de alguien más.

Como parte de los estudios sobre la negociación, los psicólogos


organizacionales y los investigadores sobre dinámica de grupos, identificaron que las
personas, ante un conflicto, exhiben cuatro tipos de conductas: evitar, ceder, imponer
y resolver. Tomando como punto de partida estas cuatro posturas, se propusieron los
esquemas de la negociación, que, respectivamente serían:
 Perder/Perder: Cuando las partes evitan resolver el conflicto, éste continúa
existiendo y por tanto se siguen viendo perjudicadas. (Actitudes psicológicas
evadir+evadir)

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 Perder/Ganar: Cuando una de las partes adopta una actitud de sumisión ante
la voluntad y decisión final de la otra parte, con postura dominante e imperativa.
(Actitudes psicológicas ceder+imponer)
 Ganar/Ganar: Cuando ambas partes adoptan una conducta asertiva y por
tanto, pretenden resolver el conflicto, alcanzando una solución a través de la
cual, ambos se vean relativamente favorecidos, es decir, ambos la acepten de
entera comodidad y satisfacción. (Actitudes psicológicas resolver+resolver)

Lógicamente, conocer los métodos alternos de resolución de controversias tiene


su verdadera utilidad cuando somos capaces de aplicarlos en nuestra vida diaria y
sacamos provecho de ellos para resolver cualquier conflicto al que nos enfrentemos,
sin importar la magnitud de este.

Referencias:
Acosta, A. (2010). Conflicto, medios alternos de solución y pensamiento complejo en México. Villahermosa: Universidad Juárez
Autónoma de Tabasco.
Cuadra, José Guillermo. (s.f.). Medios alternativos de resolución de conflictos como solución complementaria de administración
de justicia. Obtenido de Suprema Corte de Justicia de la Nación:
https://www.scjn.gob.mx/Transparencia/Lists/Becarios/Attachments/134/Becarios_134.pdf
Morales, J. F., & Yubero, S. (1999). El grupo y sus conflictos. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Vado, L. O. (7 de Abril de 2002). Medios alternativos de resolución de conflictos. Obtenido de Biblioteca Jurídica Virtual, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México:
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2264/19.pdf

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