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San Ignacio, las heridas del planeta y la medicina

La apasionante vida de San Ignacio de Loyola, pone de manifiesto una actitud


emprendedora y de servicio, un hombre que se preparó para ayudar a las almas por
medio de ejercicios espirituales basados en la intención de que las personas no perdieran
el camino. Pese a ser sospechoso de heterodoxia, sacó adelante sus ideales y continuo
dedicándose al cuidado del enfermo y la enseñanza apostólica, demostrando estar presto
a las necesidades de los demás.
San Ignacio de Loyola sufre lo que es el agobio tras su ataque en Pamplona, a lo largo
del camino la crisis lo lleva a tonos depresivos, conduce una montaña rusa de altos y
bajos con el sentir de que sus ideas están destruidas. Pero luego, en un abrir de ojos, la
vida le ofrece la oportunidad de verla desde una óptica diferente. Su identidad se
reconstruye entrando en un proceso espiritual.
Dado lo anterior es posible resaltar la fragilidad, esa fragilidad en la que todos en
ocasiones se sienten ajenos a la voluntad, en la que la crisis es la protagonista principal
y por consiguiente, se enfrentan a ideas opuestas por la dualidad y la ambivalencia. Así
como existe paz existe el caos, esta es la esencia y la constitución del mundo en que se
vive y en este asunto, la realidad se impone de tal modo que la crisis en algún punto
acoge un matiz positivo ofreciendo posibilidades de renacimiento.
Desde lo espiritual, la conversión, es esa búsqueda que emana construcción, y esta tiene
una función integradora y holística.

Tomando como base la palabra herida, fue esta quien hizo resurgir a San Ignacio,
El ser humano esta expuesto a vivir en un mundo fracturado, lo cual pone en tela de
juicio un debate respecto a la relación de los individuos con su entorno y su estilo de
vida. De este modo, se ha atribuido así mismo, un papel en el que se resalta la
sobreexplotación de la naturaleza, acogiendo una postura de superioridad como si este
entorno y el cuerpo fuesen creados para el uso irrestricto por parte del hombre en su
comportamiento. Todo este caos es percibido por el ser humano y al mismo tiempo,
hace las veces de detonante, porque todo lo externo impacta la forma interna y
viceversa, siguiendo el hilo, un aspecto que se ve impactado por esta condición es la
salud.
Es en este punto donde la medicina toma su papel, [ CITATION Jor21 \l 1033 ] define la
consistencia de la acción medica de la siguiente manera:

“La vocación médica significa una disposición constante, permanente del ánimo hacia


las disciplinas médicas. Con gran interés científico, con un alto grado ético en el
ejercicio de la profesión para el bien de nuestros semejantes y de la comunidad.
Vocación es el más profundo sentimiento de saberse y sentirse responsable del dolor y
sufrimiento de los enfermos.’’
La palabra servicio es el común denominador entre la labor medica y la vida en la que
se desenvolvió José Ignacio Loyola, esa vocación de servicio que lo caracterizó, es la
misma vocación que la medicina defiende. En una de las cartas a Isabell Rosell, José
Ignacio escribió: “un servidor de Dios en una enfermedad sale medio hecho doctor para
enderezar y ordenar su vida en gloria y servicio de Dios” , [CITATION Uni091 \l 1033 ]
En este sentido se puede identificar que su propósito fue servir a Dios mediante el
servicio a los demás, así pues, los médicos al ayudar al otro están ayudando a Dios; sin
reducir esta afirmación a términos espirituales, están también contribuyendo a un
planeta mejor, a contrarrestar las heridas del mismo.
La funcionalidad del servicio depende de cierta manera de las herramientas que sirvan
como una fuente impulsora para efectuarlo, una de ellas es el conocimiento, esta valiosa
herramienta se ajusta a la frase “ Ser más para servir mejor”, frase dicha por José
Ignacio, de la cual surge la idea de la importancia de fortalecerse internamente a fin de
fortalecer al exterior, es decir, a través de la superación y preparación que empieza en
si mismo se estará preparado para ayudar a otro.

“La palabra... y la acción. Y como motor de esta, la voluntad. Es el rasgo más típico de
Ignacio. Al vasco más que ser le importa estar, saber estar, pero no entiende el estar
como indolente abandono, sino como respuesta al entorno y a la vida, como actuar,
como voluntad de acción.”[CITATION Uni091 \l 1033 ]

Es por esto que la medicina busca formar personas capaces de dar lo mejor de si en
función de los demás, ser medico implica un alcance que va mucho mas lejos que la
sanación del dolor físico, la entrega y la voluntad que caracteriza a un medico lo
impulsa a reconfortar y fortalecer la debilidad emocional del enfermo, dicho esto podría
decirse que las acciones hacen al medico ser un dador integral en pro del bienestar de
las personas.
Entonces, es preciso asumir que la medicina y el modelo de José Ignacio Loyola en
esencia se ajustan y coinciden en la intención de construir y fomentar un planeta que en
efecto pueda sanar paulatinamente esas heridas que promueven la crisis, mediante la
ejecución de facultades que encuentren respuestas a situaciones que afectan de manera
negativa al ser humano. El bienestar físico ligado al bienestar emocional y espiritual son
aspectos fundamentales en el desarrollo de un mundo que pretende progreso.
Referencias

- Jorge, A,. (2021). La Vocación. El arte de los comportamientos inteligentes.


Julio del 2021. Recuperado de:
http://www.cardenashistoriamedicina.net/etica/es-vocacion.htm
- Jose, I,. (2009). Ignacio de Loyola : la aventura de un cristiano. (3 ed.). Red de
Editoriales Universitarias de AUSJAL. Recuperado de:
http://biblioteca2.ucab.edu.ve/anexos/biblioteca/marc/texto/RevistaAgora/Libros
/AAE0628_bv.pdf

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