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REGULACIÓN CARDIOVASCULAR
TEMA 10.
REGULACIÓN CARDIOVASCULAR.
OBJETIVOS
Describir los centros nerviosos que regulan la función cardiovascular.
Definir las características del sistema nervioso simpático vasoconstrictor y vasodilatador.
Describir la función de regulación circulatoria del sistema nervioso parasimpático y los territorios que inerva.
Explicar cómo en cada tejido el flujo sanguíneo se adecua a sus necesidades metabólicas (regulación local).
Describir los mecanismos por los que se pone en marcha la regulación extrínseca (hemorragia, ejercicio, termorregulación y reacción
de alarma).
Representar la organización del sistema de control arterial por barorreceptores y por quimiorreceptores.
Explicar el significado funcional del sistema renina-angiotensina-aldosterona, así como de la ADH (vasopresina).
Explicar los mecanismos de diuresis y natriuresis como respuestas a largo plazo para el control de la presión arterial.
como la excitación sexual y la ira. Las vías procedentes del área límbica tienen un relevo en el
hipotálamo y las conexiones entre el hipotálamo
y el área vasomotora son recíprocas. Si la
temperatura del cuerpo aumenta, el hipotálamo
envía las señales al CCCV donde se produce la
orden para que se dé una vasodilatación de los
vasos de la piel lo que permitirá disipar el calor
desde la superficie del cuerpo y bajar la
temperatura corporal.
Las aferencias periféricas se reciben desde
varios receptores: los propioceptores y
receptores de dolor, los barorreceptores y los
quimiorreceptores.
La activación de los propioceptores que
monitorizan la actividad muscular permite
aumentar la frecuencia cardiaca durante la
actividad física y contribuir al aumento del gasto
cardiaco. Sobre los barorreceptores y
quimiorreceptores hablaremos en el texto más
abajo.
simpáticos inervan los músculos lisos de los vasos sanguíneos y la médula suprarrenal. El
resultado de esta actividad es la contracción tónica del músculo liso que puede variar e
influir sobre la resistencia vascular periférica. La principal función de la actividad simpática
es mantener el tono vasomotor. Si esta actividad aumenta sobre las arteriolas, se produce
un aumento de la resistencia total periférica lo que conduce a un aumento de la presión
arterial. La estimulación de la mayoría de las venas produce vasoconstricción que moviliza
la sangre hacía el corazón y aumenta la precarga cardiaca
Las vías parasimpáticas, conducidas por los nervios vagos, disminuyen la frecuencia del
corazón pero no tienen efecto sobre la contractilidad del miocardio. Recuerden que la
actividad parasimpática predomina sobre los marcapasos cardiacos.
La principal función del CCCV es garantizar el flujo sanguíneo adecuado al encéfalo y al
corazón manteniendo la presión arterial suficiente.
* “a” de “aferente” con la a de arrival (“llegada” e inglés), y la “e” de “eferente” con la primera letra de “envío”.
Los vasos sanguíneos del corazón, de los músculos esqueléticos y del hígado son
abundantes en receptores tipo 2 y su respuesta de vasodilatación está relacionada con su
respuesta de lucha o huida ante un estrés. Por el contrario, hay predominio de receptores α1
en los vasos sanguíneos de glándulas salivales, piel, mucosas, riñones y vísceras abdominales
y en estos la respuesta simpática producirá vasoconstricción.
Las fibras colinérgicas simpáticas vasodilatadoras se encuentran en las glándulas
sudoríparas humanas y en las arteriolas de la piel, estas fibras actúan a través de los
receptores muscarínicos tipo M3.
Los vasos de capacitancia (vénulas) aunque tienen poca inervación simpática responden
a la estimulación nerviosa simpática variando el volumen de sangre almacenada, su
constricción aumenta el retorno venoso.
Los tejidos tienen la capacidad de regular su propio flujo sanguíneo de acuerdo a sus
necesidades metabólicas (teoría metabólica de la autorregulación) y de acuerdo a los
cambios moderados en la presión de perfusión, es decir cuando cambia el volumen del flujo
sanguíneo local (teoría miogénica de la autorregulación). El propósito de ambos mecanismo
es mantener el flujo sanguíneo constante pero acorde a la actividad local del tejido u órgano.
La teoría metabólica de la autorregulación: las sustancias vasodilatadoras tienden a
acumularse en los tejidos activos que demandan altas concentraciones de oxígeno y estos
“metabolitos” contribuyen a la autorregulación. Los factores que desencadenan la
producción de los metabolitos vasodilatadores incluyen el descenso en la presión de oxígeno
y el pH en la mayoría de los tejidos. Estas sustancias vasodilatadoras pueden ser producidas
por los tejidos locales y las células de endotelio. Por el contrario, cuando es necesario
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Termorregulación
Si la temperatura ambiente disminuye, aumenta el tono simpático y se produce una
marcada vasoconstricción cutánea disminuyendo el flujo sanguíneo y evitando las pérdidas
de calor. Por el contrario, cuando en ambientes cálidos, se produce vasodilatación debido a la
estimulación de las fibras nerviosas colinérgicas simpáticas que inervan las glándulas
sudoríparas y además de producir sudoración, activa la liberación local de bradicinina, un
potente vasodilatador de las arteriolas cutáneas. La vasodilatación aumenta el flujo
sanguíneo hacia la piel y ayuda a que los seres vivos pierdan parte de su calor extra hacia el
ambiente.
Reacción de alarma
La reacción de alarma o estrés activa la producción de adrenalina circulante. Esta
hormona eleva la frecuencia cardiaca y la fuerza de contracción miocárdica, lo que conduce al
aumento de la presión arterial. Se produce un reajuste del reflejo barorreceptor a un nivel de
mayor presión y una redistribución del flujo sanguíneo. Se produce una vasoconstricción en
muchos órganos internos y en la piel, pero aumenta el flujo sanguíneo hasta los músculos. En
el ser humano este aumento se debe a una inhibición del tono simpático adrenérgico. A nivel
del corazón la vasodilatación se debe la producción de metabolitos vasodilatadores en el
miocardio debido al incremento de su actividad. Estos cambios permiten tener un mayor
beneficio para “huir” de la amenaza.
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Quimiorreceptores
Los quimiorreceptores son
receptores sensoriales que
monitorizan la composición
química de la sangre, y detectan
cambios en el nivel sanguíneo de
oxígeno, dióxido de carbono y de
protones. Estos receptores se
localizan cerca de los
barorreceptores y se organizan en
pequeñas estructuras llamadas
cuerpos carotideos y cuerpos
aórticos, respectivamente. Con
presiones normales de los gases
sanguíneos, apenas influyen en la
circulación. Pero en condiciones
de hipoxia (la disponibilidad reducida de oxígeno), la hipercapnia (un aumento de CO2) y la
acidosis los quimiorreceptores se estimulan y envían los impulsos al CCCV. El principal
propósito de este reflejo es movilizar la sangre del circuito esplácnico y aumentar el flujo
sanguíneo y la presión arterial para incrementar la cantidad de oxígeno transportado hasta
los tejidos, en especial al cerebro. Para lograr este propósito el CCCV incrementa la
estimulación simpática de arteriolas y venas, produciendo vasoconstricción y un aumento de
PA. Este reflejo quimiorreceptor es especialmente potente a presiones arteriales bajas,
cuando el reflejo barorreceptor es relativamente inactivo.
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