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Las tarjetas de crédito suelen tener un límite de dinero que permite que la persona

compre o consuma servicios. No obstante, la entidad emisora de la tarjeta de


crédito carga al comerciante un porcentaje por este servicio y en algunos casos
una cuota fija anual al tenedor.
Existen diferentes fórmulas de pago y de acceder a este tipo de crédito, lo que
hace que también haya distintos tipos de tarjetas:
Tarjeta de crédito clásica: Son las más habituales, con ellas, todo el dinero
prestado se devuelve pasado un mes (a veces dos) desde el momento de la
compra; en caso de que no disponga de saldo, se comenzarán a cobrar intereses
como parte del préstamo.
Tarjetas oro y platino: Funcionan igual que las tarjetas de crédito
convencionales, sólo que en este caso la línea de crédito es mucho mayor y
suelen tener aparejados una serie de servicios adicionales. En teoría están
destinadas a los llamados clientes VIP o que hacen un empleo muy frecuente de
su tarjeta.
Tarjetas revolving: Los pagos realizados con este tipo de tarjeta se aplazan de
forma automática. Así, el titular pagará una cantidad fija al mes en lugar de tener
que abonar todo de golpe una vez llegado el momento de liquidación. Su mayor
inconveniente radica en los altos intereses que cobran por estos préstamos.
Tarjetas de puntos: Ofrecen ventajas adicionales como programas de puntos
para obtener viajes gratis, ahorrar en gasolina, descuentos en tiendas.
Tarjetas de crédito virtuales: Su funcionamiento es similar al de las tarjetas
tradicionales de prepago. Hay que cargarlas con el dinero del que se quiere
disponer. La principal diferencia es que en este caso no existe un soporte físico
(plástico) para la tarjeta. Se utilizan para el comercio en Internet a través de
compañías como PayPal y otros medios de pago online.
Comerciales: Son las emitidas por establecimientos y no por entidades bancarias.
Se las llama también tarjetas de compra o tarjeta de cliente. Mediante estas
tarjetas, la deuda de los bienes y servicios adquiridos se carga en una cuenta
bancaria del usuario en un plazo único prefijado, normalmente mensual, con una
financiación a coste cero.
De empresas: Son las destinadas a cubrir gastos empresariales como viajes y
representación de la firma, medios de transporte, etc.
Gracias al crédito, las personas, las empresas y los Estados pueden tener acceso
a recursos que, de otra forma, serían difíciles de obtener. Los créditos pueden
incentivar el consumo de las personas y, de esta forma, activar el sistema
productivo del país. Sin embargo, el nivel de endeudamiento (los créditos) debe
mantenerse en niveles aceptables, de tal suerte que no se afecte la estabilidad
económica de las personas, las organizaciones y del País en general.
Una tarjeta de crédito es apoyo financiero que, si no se usa correctamente, puede
generar deudas que nos impedirán solventar algunos gastos y ahorrar.

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