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Ensayo
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"Es la moda creer que la "solución" a los males de pobreza y miseria en una sociedad depende de la
intervención del Estado en la economía. Hay pobreza y miseria porque el sistema económico no se ha
socializado, entendiendo por tal la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y la
estatización de la economía. Es en verdad la anterior una posición intelectual muy cómoda, pues
refiere el origen de todos los males a un ente despersonalizado, misterioso y omnipotente que se
denomina sistema económico y la "solución" de esos males a otro ente también despersonalizado,
misterioso y omnipotente llamado Estado. Es probable que en una sociedad organizada bajo el molde
socialista sea más fácil reprimir el robo individual y prevenir ciertos casos de abusos e injusticias en las
actividades económicas, pero, de otro lado, en este tipo de sociedad se presenta con mayor facilidad
la expoliación organizada, legalizada y elevada a sistema por parte de los dueños del poder político.
Puede ser que el poder económico y el político tiendan a fundirse en uno solo y sea imposible hacer
cualquier distinción. Pero, también es cierto, que deben realizarse esfuerzos por delimitar el radio de
acción de cada uno, de tal manera que se evite la total fusión de ambos y que sean diversas las
fuentes del poder político. Naturalmente hay otras opiniones no tan extremas. En realidad, hay una
variedad de posiciones con respecto a las funciones que debe desempeñar el Estado en la economía
que merecen un tratamiento mucho más detallado. En este relativamente corto ensayo de economía
política solamente se esbozan algunas consideraciones sobre el tema de los límites generales a la
intervención del Estado y de sus principales funciones en el campo de la actividad económica. “El PIB
real elimina el cambio de los precios a lo largo de los años, mientras que el PIB nominal o a precios
corrientes sí refleja estos cambios anuales, ya sean incrementos (inflación) o disminuciones
(deflación). Como a la hora de calcular el PIB, la producción se mide en términos monetarios, puede
ocurrir que la inflación haga que la medida nominal del PIB aumente de un período a otro y sin
embargo el PIB real no haya variado.
Ejemplo:
De todas las macrovariables de la Contabilidad Nacional hay una de uso muy frecuente y que a todos
nos resulta familiar: el Producto Interior Bruto (PIB). El PIB es la suma del valor de todos los bienes y
servicios finales producidos en el país en un año. Como el producto interior se refiere a la producción
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dentro del país, e incluye los productos finales, esto es, la suma de los valores añadidos en cada
escalón de la cadena productiva deducidos los consumos intermedios a fin de evitar la doble
contabilización; y como es bruto, no se deducen las amortizaciones. Aunque el PIB es, como se ha
señalado, una de las variables macroeconómicas más conocidas, esto no evita que sea un concepto
controvertido. Un primer tema a puntualizar es la propia definición de producción de bienes y servicios.
En la actualidad la línea divisoria está en su valoración en el mercado. Sin embargo, existen
actividades que son de un gran interés para los hogares como el trabajo doméstico, realizado por las
amas de casa y demás miembros de la familia, pero que no se incluyen en magnitudes como el PIB o
la renta porque no tienen valoración en el mercado. Tampoco las actividades de la economía ilegal
como el narcotráfico y la prostitución se incluyen en el PIB. Lo mismo ocurre con todas las actividades
de la economía «sumergida», esto es, las actividades realizadas por las empresas y los profesionales
que no son declaradas a Hacienda pero que en algunos sectores e industrias como la confección o el
calzado tienen una importancia muy significativa en determinadas zonas de España. En cualquier
caso, de las actividades de la economía ilegal y de la economía sumergida al menos quedan
indirectamente incluidos el consumo y la inversión que se derivan de las rentas no declaradas por
estos conceptos. Así pues, si bien el PIB presenta algunas limitaciones, es el indicador de bienestar
más frecuentemente utilizado. Y si bien no mide la calidad de la educación ni de la sanidad ni en
general la calidad de la vida, la realidad es que los países que tienen un PIB por habitante más
elevado pueden permitirse unos mejores servicios de sanidad y unos sistemas educativos más
avanzados y mayores equipamientos e infraestructuras para el ocio y la cultura. Así pues, si bien el
PIB no es un indicador perfecto del bienestar, la realidad es que algunas de las cosas que contribuyen
a una calidad de vida aceptable se recogen indirectamente en su medición. De todas maneras, hay
algunas cosas no incluidas en el PIB que, sin embargo, inciden sobre nuestro bienestar, como es el
medio ambiente.
El PIB como indicador macroeconómico del bienestar tiene algunos aspectos positivos y también
algunas carencias.
- Es una medida que permite comparar fácilmente las economías entre países, por muy diferentes que
éstas sean entre sí.
- Permite hallar el PIB per cápita para establecer una relación entre la riqueza de los habitantes de los
países, aunque estos difieran en tamaño y número de habitantes.
Como desventajas a la hora de usarlo, podemos destacar:
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* Esperanza de vida.
* Tasa de alfabetización de adultos.
* Tasa bruta combinada de matriculación en los distintos niveles de educación.
El índice de precios al consumidor (IPC) mide el incremento o disminución del precio de los productos
y servicios que se consumen de forma regular en los hogares colombianos, o lo que también se
conoce como “canasta familiar”. En Colombia, el Departamento Administrativo de Estadísticas
Nacionales (DANE) es el encargado de estimar esta variación, y lo hace registrando mensualmente el
precio de los artículos de la canasta, a través de diferentes canales de distribución, como tiendas de
barrio, supermercados, plazas de abastos y grandes almacenes, ubicados en 38 ciudades del país. El
IPC también es un indicador importante para todas las empresas, ya que, si es demasiado alto, las
personas promedio no van a poder comprar los bienes de la canasta, y como resultado la industria y el
comercio, incluidas las pymes, llegarían a experimentar lo que se conoce como falta de demanda. El
IPC permite visibilizar lo que se conoce como inflación, es decir, el aumento del precio de los
productos de la canasta, de acuerdo con un periodo de tiempo en específico. En Colombia, la canasta
está compuesta por 443 bienes, que el DANE ha dividido en doce categorías, que van desde alimentos
y bebidas no alcohólicas, pasando por muebles y artículos del hogar, hasta productos y servicios de
recreación y cultura, muchas veces manufacturados por pequeñas y medianas empresas e industrias.
No solo la falta de demanda, resultado del aumento del IPC, puede afectar a las pymes sino que este
incremento tiene repercusión en sus nóminas, teniendo en cuenta que el salario mínimo en Colombia
se define a partir del Índice de Precios al Consumidor. De acuerdo con la Ley 278 de 1996, que regula
cómo se define el salario mínimo legal en Colombia, una de las condiciones que existe es que el
incremento anual no sea menor que el aumento del IPC (3,80 %). Por eso, para el 2020 se fijó un 6 %
más alto que el año pasado, es decir, en $ 877. 800. Este aumento se hace con el ánimo de estimular
el consumo y el crecimiento de la industria, y que los bienes de la canasta se mantengan asequibles
para los colombianos. Sin embargo, un crecimiento desaforado del IPC, es decir de la inflación, puede
llevar a un desfinanciamiento en las pymes, debido a que se pueden presentar nóminas impagables.
En el peor de los casos, esto representaría un aumento en el desempleo nacional como resultado de
que las pequeñas y medianas industrias son las generadoras del 80 % de empleo en el país. Con todo
esto en mente, es fácil entender por qué el IPC es uno de los indicadores de la salud de los negocios
en Colombia, y por qué vale la pena que usted como líder empresarial no lo pierda de vista.
El creciente interés por los estudios del crecimiento y el desarrollo desde el vértice económico y a la
vez de sostenibilidad, han estimulado a que existan varias reflexiones en torno a la importancia de
modelos alternativos de desarrollo con vista a enfrentar el agotamiento de los recursos, la degradación
del medio ambiente y a la vez que sean una respuesta a las necesidades imperantes de la sociedad,
en condiciones de globalización.
El tema del desarrollo alcanza el rango de problema principal en la teoría económica desde la
postguerra. Mientras la preocupación por el desarrollo sostenible ocupó un lugar preferencial en los
estudios sobre el desarrollo en la segunda mitad de la década de los setenta del Siglo XX, donde se
incluyen otras dimensiones para valorar el desarrollo económico de los diversos países y regiones del
planeta.
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Es este marco el que ha consagrado el discurso del desarrollo económico, en donde las premisas
sobre el bienestar general, la acumulación de riqueza, la plena concepción del ser humano y el
desarrollo sostenible han sido la base del debate para la definición desde diferentes perspectivas
teóricas el concepto de crecimiento y desarrollo económico.
Con la premisa que antecede, la presente investigación tiene como objetivo: Analizar en la literatura
especializada diferentes conceptos sobre el crecimiento y desarrollo económico, desde la perspectiva
de la sostenibilidad.
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preocuparan por sus propios intereses primero, los beneficios sociales se darían como consecuencia.
Sin embargo, los detractores del laissez faire afirman que la aplicación de esta doctrina conduce a la
pobreza de gran parte de los miembros de la sociedad y a desbalances económicos. La idea de que el
sistema económico se dirija a sí mismo sin regulación o corrección, en efecto, desprecia e incluso
victimiza más a aquellos en la sociedad que están más desamparados, dicen los detractores.