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Las piezas del cuarto modo han experimentado desde el siglo X, en todo
el norte de Europa, una alteración melódica. Numerosos mi estructurales
(recitaciones, finales de palabras, articulaciones neumáticas) suben a fa.
El estudio del cuarto modo requiere pues que se disponga ante todo de
melodías correctamente restituidas.
Según el género de pieza, estos tres grados pueden ser utilizados como
cuerdas de recitación. Los dos primeros son las cuerdas de composición
de los versículos del responsorio. El la es tenor salmódico. El mi es
cadencia final.
Por otra parte, el modo griego nacional por excelencia era el dórico, en
la escala de mi basado en el tetracordo griego mi-fa-sol-la. Y este es
nuestro cuarto modo, que era para ellos el modo por excelencia, la
harmonía.
Así se explicaría por qué de entre las calificaciones atribuidas a cada uno
de los ocho modos, únicamente el cuarto sea técnica y no psicológica.
https://youtu.be/6AQA_oYw6dI
Quar–tus Tonus sic in–cí-pi-tur,et sic me-di-á-tur: Atque sic fi-ní-tur.
https://youtu.be/aHFHt-_ZPCE
Quar–tus Tonus sic in–cí-pi-tur,et sic me-di-á-tur: Atque sic fi-ní-tur.
https://youtu.be/Zxh19V4bqNc
Quar–tus Tonus sic in–cí-pi-tur,et sic me-di-á-tur: Atque sic fi-ní-tur.
https://youtu.be/dWYnvR2q82s
Quar–tus Tonus sic in–cí-pi-tur,et sic me-di-á-tur: Atque sic fi-ní-tur.
https://youtu.be/trOlYoIE6-0