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Tras la Huella del Duende


Flamenco a Través del Análisis

Manuel Cera Vera

I. Introducción. duende como la cota comunica-


tiva suprema, la emoción última
En la rica estética andaluza, y primera que hace que unos y
y más concretamente, en todos otros, emisores y receptores ar-
aquellos ámbitos y vivencias que tísticos, se fundan en una intensa
gozan de consideración flamen- emoción de infinita amargura,
ca, es algo habitual referirnos al catarsis y belleza a la vez. Qui-
“duende” en aquellas parcelas zás sea un proceso íntimamente
de inefabilidad, aparentemente ligado a la memoria individual y
irracionales, que acompañan colectiva el que, hereditario del
al mundo de la comunicación noble y profundo mensaje de los
flamenca. La sabia voz popular primeros hombres y las primeras
ha enriquecido la ambigüedad mujeres del flamenco, donde el
del término “duende”, aprove- dolor, la desigualdad, el hambre
chando sus atributos semánticos y la resignación engendraron el
e insertándolos en la amplia quejío y el grito, nos haga per-
terminología flamenca. De esta cibir la llegada del duende como
forma, los espíritus errantes de una reivindicación eterna vestida
los duendes que de forma mágica con las justas indumentarias de
atraviesan y se instalan en espa- métrica, son y voz.
cios caprichosamente elegidos,
han sido tornados por el vulgo Sería una tarea infructuosa
en entes portadores de la más en nuestra opinión tratar de des-
alta nobleza expresiva flamen- cribir o analizar el fenómeno del
ca. El común de los artistas y duende desde una perspectiva
aficionados de este singular arte exclusivamente literaria que
coincide en considerar la grata, pretendiera identificar todas sus
impródiga y enigmática visita del claves obviando aspectos ínti-

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mamente relacionados con los va, entonces debe admitirse que


medios específicos de expresión. existen elementos permanentes y
Se pueden citar en este sentido analizables en su arquitectura que
varias perspectivas de análisis lo sostienen, independientemente
dentro del campo o radio de ac- de que un determinado intérprete
ción de la comunicación flamen- pueda o no tansmitirlo, o que
ca a nivel artístico. No obstante, y el receptor u oyente lo pueda
sin desdeñar la importancia de la aprehender.
aproximación histórica, cultural,
étnica y antropológica, y para
centrarnos en la finalidad que II. Análisis de una falseta de
persigue el presente artículo, nos soleá.
detendremos en analizar como
el estudio del sonido y el ritmo, Consideraciones generales.
como medios o espacios esencia-
les donde se encripta el mensaje En guitarra flamenca se de-
del cante y de la guitarra, puede nomina con el término “falseta”
aportar una gran luz en la ingenua a las variaciones que el tocaor
pero vibrante tarea de explica- ejecuta entre las distintas coplas
ción del duende, al menos en la de los cantes flamencos. En la
medida que es esencia mediática guitarra de concierto flamenco
de la música flamenca. Para ello las piezas solistas se suelen es-
aportamos a continuación el tructurar también mediante una
análisis musical de una falseta de sucesión de falsetas de longitud
soleá de guitarra flamenca inten- variable. Ésta que presentamos
tando identificar aquellos rasgos en el análisis (véanse las dos
que en nuestra percepción abren últimas páginas de este artículo)
la puerta a ese errante invitado está extraída del toque de Paco
de excepción. Antes de ello pre- de Lucía “Plaza alta” (soleá), en
cisaremos que, dentro de los dife- cuya estructura ocupa un lugar de
rentes empleos y acepciones que tránsito hacia una sección final
afectan al duende, nos interesa en de aire más rápido en bulería por
este momento esa que nos lleva soleá. El cante por soleá es uno
a afirmar intuitivamente que una de los básicos y fundamentales
determinada pieza, frase o gesto del cante flamenco. Sus coplas,
“tiene duende”. Si es posible de tres o cuatro versos, tienen
atribuirle duende a una pieza o una temática que puede ir de
frase en su vertiente constituti- lo intranscendente a lo trágico,

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cargadas siempre de profunda hu- los que se encuentra la soleá.


manidad y con frecuentes alusio- Pero para ser exactos, no se trata
nes al amor, la vida y la muerte. de un compás, sino de un patrón
La guitarra flamenca construye rítmico generado a partir de
sus toques solistas por soleá so- las acentuaciones naturales de
bre el mismo núcleo expresivo las melodías características del
del cante, sustituyendo al mismo cante. Una de las peculiaridades
por sus propias melodías. Como rítmicas del inicio de los versos
ocurre con todas las soleares de cantados de la soleá es que es
Paco de Lucía, ésta que contiene acéfalo, es decir, su comienzo es
la falseta que analizamos ahora posterior al ictus. Esto ha llevado
es de una elaboración rítmico- a los flamencos de forma intuitiva
melódica magistral. El disco a fabricarse una cuenta de doce
Almoraima al que pertenece se tiempos en donde son de acen-
grabó en 1979, e incluye una tuación fuerte el tercero, sexto,
entrega de toques absolutamente octavo, décimo y duodécimo.
geniales. El principal rasgo de Asimismo se suelen pronunciar
esta grabación fue la aportación en la práctica sustituyendo undé-
de un nuevo lenguaje dentro cimo por “un” y duodécimo por
de la guitarra flamenca, basado “dos”. En la falseta que analiza-
esencialmente en un tratamiento mos hemos empleado el compás
de la acentuación y del discurso de tres por cuatro respetando el
melódico jamás conocido hasta comienzo acéfalo de las frases
entonces. por soleá, y no como en la opción
más habitual que hace coincidir
Compás. el comienzo del patrón rítmico
con la primera parte del primer
Para una mejor comprensión compás de tres por cuatro1. Ob-
del análisis comenzaremos abor- sérvese el siguiente gráfico en
dando los criterios de transcrip- el que se relaciona el esquema
ción utilizados en esta falseta. En de la cuenta flamenca del patrón
el mundo del flamenco, hablamos rítmico con cuatro compases de
de un compás de 12 tiempos en tres por cuatro con comienzo
la medida de algunos palos entre acéfalo.

1
No deja de ser una opción más de entre las muchas existentes, ya que no pretendemos dogmatizar
en una materia que debe resolverse siempre atendiendo al contexto y a la finalidad que rodean a la
escritura. En esta ocasión ha sido el propio análisis la finalidad que nos ha inclinado por la opción
descrita.

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Si vemos fundidos en uno solo los dos esquemas, el del patrón y el


del compás de tres por cuatro, observaremos que sólo se producen tres
desajustes de acentos entre ambos. Estos son los tiempos 8, 9 y 10 del
patrón. Veámoslo en el siguiente gráfico:

El tiempo 8 es acentuado en el patrón y débil en el tres por cuatro;


el tiempo 9 es débil en el patrón y acentuado en el tres por cuatro; y
finalmente el tiempo 10 es acentuado en el patrón y débil en el tres por
cuatro. A pesar de lo anterior, en cuanto a los desajustes producidos la
anterior opción es claramente más ventajosa que esta otra:

Haciendo coincidir el comienzo del patrón rítmico con el del primer


compás de tres por cuatro se producen los siete desajustes de acentua-
ciones de los tiempos indicados dentro de un círculo (1, 3, 4, 6, 7, 8 y
12).

Si nos fijamos en la distribución exacta de acentos del patrón rítmico


una opción bastante acertada en su escritura sería el empleo de la amal-
gama de un compás de seis por cuatro y uno de tres por dos, comenzando
en la segunda negra del seis por cuatro. Otra posible sería la amalgama de

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dos compases de tres por cuatro y acentos en la elección de la


tres de dos por cuatro. El empleo amalgama de compases, no
de un compás de doce por cuatro deja de ser por ello ineficaz
supondría el mismo número de en las numerosas ocasiones en
desajustes que se producen con que la acentuación natural de
cuatro compases de tres por cua- las frases no se corresponde
tro. Ante las diversas opciones con el patrón (lo cual es muy
planteadas nos hemos inclinado frecuente).
finalmente por cuatro compases 5. Asumir tres tiempos cuyas
de tres por cuatro pero con co- acentuaciones no se corres-
mienzo acéfalo, asumiendo tres ponden con las del patrón rít-
desajustes de acentos, por las mico representa una pérdida
siguientes razones: bastante aceptable si como
contrapartida se resuelven
1. Considerando a la distancia de los problemas descritos en los
12 tiempos como una frase, puntos anteriores.
por lo general los motivos que 6. Resulta más respetuoso con
constituyen sus semifrases los principios teóricos de
suelen tener una longitud de la métrica y también con la
tres tiempos. acentuación del patrón rítmi-
2. Desde el punto de vista del co reflejar la peculiaridad de
análisis formal es más prác- los comienzos acéfalos en la
tico hablar de compases (tres elección de compás a pesar
tiempos) o de “distancia de de asumir tres desajustes
compás” (tres tiempos) que posteriores, que no reflejarlos
de cuartos de compases, a lo y además asumir siete des-
que nos vemos abocados si ajustes de acentuación (como
empleamos el compás de doce ocurre cuando se usan cuatro
tiempos. compases de tres por cuatro
3. Es más uniforme hablar en el con comienzo en la parte
análisis de unidades de com- primera del primer compás).
pases idénticas (todos de tres
tiempos) en lugar de distintas, Fraseo.
como ocurre en el empleo de
cualquier amalgama. Una vez analizado el aspecto
4. Un sometimiento riguroso a rítmico relacionado con la elec-
los acentos del patrón rítmico, ción de compás, pasaremos a ver
con un respeto íntegro a sus la estructura formal que presenta

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la falseta desde el punto de vista y su finalización en el siguiente.


de su articulación de frases, se-
mifrases y motivos. La falseta está dividida en
cinco compases flamencos o pa-
En el esquema que se pre- trones rítmicos, cada uno de los
senta más abajo nos referiremos cuales formados por cuatro com-
siempre a “distancia de compás” pases (o distancias de compases)
en lugar de compás, teniendo en de tres por cuatro. Obsérvese
cuenta que los distintos motivos dicha estructura en el esquema
tienen su comienzo en un compás siguiente:

La falseta en sí forma un pe- general, y como veremos más


riodo de constitución negativa, adelante, se podrían establecer
dividido en dos secciones. La las siguientes funciones de cada
primera está constituida a su una de las secciones y frases
vez por dos compases (patrones dentro de la falseta:
rítmicos) o frases, y la segunda
por tres. Todas las frases excepto Sección A: Planteamiento
la segunda de la sección B, están La primera frase introduce
divididas por dos semifrases de los elementos iniciales sobre los
dos compases. En el caso de la que la segunda, con variación e
frase e aparecen cuatro motivos imitación vuelve a afirmar.
de un compás cada uno. A nivel

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Sección B: Resolución tamos en el modo de Mi flamen-


Las dos primeras frases hacen co, o bien puede decirse también
una especie de corto desarrollo en la tonalidad de Mi flamenco.
mediante la introducción de ele- La principal característica de este
mentos nuevos, y la quinta frase modo es que su escala diatónica
recapitula y concluye mediante de siete sonidos coloca la distan-
la síntesis y concentración de cia de semitono entre los grados I
todos los recursos empleados en y II (mi – fa) y los grados V y VI
las frases anteriores. (si – do). Las notas de la escala
que suelen emplearse alteradas
Puede considerarse que el son el tercer grado elevado (en
principal elemento articulador de mi sería sol sostenido), el sexto
la estructura formal de la falseta (do sostenido) y el séptimo (en
es el ciclo rítmico de doce tiem- el mismo tono sería re soste-
pos (frase equivalente al compás nido). La primera elevación se
flamenco o patrón rítmico), y que introduce en el acorde sobre el
la naturaleza rítmica de su diseño primer grado (mi, sol sostenido,
melódico está basada en la suce- si), produciéndose una mayori-
sión de motivos de tres tiempos zación del acorde que de forma
de duración. La armonía, basada directa sería mi, sol natural, si,
en los grados I y II de la tonalidad y la segunda y tercera con un
y en la cadencia flamenca (IV, III, carácter esencialmente melódico
II, I), está perfectamente ensam- para ascender o descender a los
blada con los aspectos formales grados inmediatos. Se trata pues
de la falseta. de un modo melódico bastante
similar al modo frigio que en su
Análisis armónico. vertiente armónica introduce no-
tas alteradas. Por este motivo son
El modo mayor y el modo me- también muchos los que emplean
nor han sido desde hace aproxi- la denominación de “modo frigio
madamente tres siglos el entorno mayorizado” y también “modo
armónico fundamental donde se frigio flamenco”. El recorrido de
ha desenvuelto la mayor parte de la teoría armónica del flamenco
la música occidental. En el fla- no es aun lo suficientemente lar-
menco se emplea además, y no en go como para poseer un consenso
todos los palos, el cada vez más más o menos sólido alrededor de
denominado “modo flamenco”. la terminología y de la funciona-
En esta falseta concretamente es- lidad de los distintos grados del

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modo flamenco. No obstante, Hecha esta introducción im-


y para el análisis de la falseta prescindible, pasamos al análisis
que nos ocupa, diremos que es concreto de la falseta que nos
habitual el establecimiento de la ocupa en este artículo. A modo
función de tónica para el grado I, general su movimiento armónico
la de dominante para el II y la de descansa sobre la dominante (Fa)
subdominante para el III. Es muy y la tónica (Mi), el empleo de
normal el empleo de dominantes la dominante secundaria (Do7)
secundarias que resuelvan sobre y la cadencia flamenca (IV, III,
los grados anteriores y sobre los II, I) en el último compás. La
restantes del modo. Destacan la semifrase a comienza con un
función de dominante secunda- acorde sobre el II en el que se
ria del VI grado para resolver introducen dos notas extrañas a
en el II, la del I grado para modo de pedal (si y mi). Son la
resolver sobre el IV y la del III cuarta tritono y la séptima mayor,
grado para resolver sobre el VI. que confieren una sonoridad muy
Puede adquirir también funcio- empleada en la guitarra flamenca.
nalidad de dominante el grado Estas notas son resultado del uso
VII (sobre todo en su primera de las cuerdas al aire (sin pisar)
inversión) y la de subdominante combinadas con las notas reales
cualquiera de los grados del IV del acorde creando un clima
al VII. En el modo flamenco es armónico muy guitarrístico.
muy frecuente la introducción Decimos que son notas pedal
de la bimodalidad, mediante la porque, si bien en escritura apa-
cual determinadas secciones o recen como corcheas, en la eje-
periodos (copla de los fandan- cución real ocupan tres tiempos
gos, cantes por verdiales, etc.) ininterrumpidos (mi) y otros tres
pasan a la tonalidad mayor del con intercalaciones melódicas
VI grado resolviendo finalmente (si). La semifrase a’ realiza el
en la tónica del modo flamenco. mismo movimiento armónico
La cadencia más empleada en el (II – I), aunque hay que destacar
modo flamenco es la cadencia que en su comienzo pasa por el
flamenca típica, mediante la su- VII grado en primera inversión
cesión de los grados IV, III, II y I, mediante una apoyatura (nota mi)
o la resultante de sustituir alguno que resuelve sobre re, tratándose
de los tres primeros con otros de del momento de mayor intensi-
funciones equivalentes. dad melódica de ese motivo. Ya
en el segundo compás, y en la

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semifrase b se emplea la domi- de la nota extraña si en el acorde


nante de la dominante en primera pedal contribuye a que se pueda
inversión en el primer motivo, pasar por el III grado formándose
apareciendo después sobre el II el acorde de novena menor (sol,
grado una resolución irregular fa, la, si) sin quinta. El IV aparece
de la séptima menor sobre la insinuado anteriormente con algo
novena mayor que se transforma menos de fuerza por no tener su
en pedal. Este segundo motivo de tercera en el acorde pedal, aun-
melodía ascendente y arpegiada que la presencia de la nota la en el
adquiere por lo anterior un color acorde pedal y el giro melódico a
y carácter especial que nos lleva sol # hace que quede sensibiliza-
a una nueva presentación de la do y por lo tanto destacado.
a’ como semifrase final y con-
clusiva de la sección A. En la si- Al final de la semifrase f se
guiente sección y en la semifrase produce una enfatización del V
c vuelve a aparecer la dominante grado (el acorde producido es
de la dominante, pero esta vez en muy similar al acorde de séptima
estado fundamental que mediante menor en segunda inversión alte-
la cobertura de una línea meló- rado y con la tercera suprimida
dica ascendente en las cuerdas (fa sostenido, la, fa natural, la,
graves nos conduce en la d al II si). Es evidente que este acorde es
grado. La frase e (cuarto compás) consecuencia directa del acorde
presenta la novedad de oscilación pedal del II grado, pero nos re-
continua entre los grados II y I sulta necesario individualizarlo
en sus segundas inversiones y ya que se insinúa un importante
acabando el último motivo en giro armónico sostenido por la
un acorde sobre el I grado con melodía, y que transforma la
una novena menor añadida que síncopa donde aparece en uno
adquiere gran significado armó- de los puntos más intensos de
nico al estar situada en el bajo ese motivo.
del acorde. Las semifrases f y g
están dominadas por la presencia Análisis melódico.
del acorde pedal del II grado en
primera inversión y con la nota El ámbito melódico de la fal-
extraña añadida si (la, fa, la, si) seta se establece entre las notas2
durante nueve tiempos y el efecto sol² y mi (pequeña octava) de la
real de cadencia flamenca produ- sexta cuerda sin pisar. No obstan-
cido por la melodía. La presencia te la tesitura que cobra más pro-

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tagonismo se encuentra entre las se representa en el eje horizontal


notas mi² y mi¹. Cada uno de los la sucesión de semifrases y en el
compases o frases tienen un claro vertical las diferentes notas or-
comportamiento melódico en re- denadas por sus alturas. La línea
lación con la finalidad expresiva resultante del gráfico nos permite
que persigue el conjunto de la ver el comportamiento melódico
falseta. En el siguiente gráfico a lo largo de la falseta.

La marcha melódica es casi mento arpegiado sobre las notas


en la totalidad de la falseta por del acorde nos hace alejarnos
grados conjuntos, a excepción de considerar tales saltos como
de las semifrases d, f y g, donde rupturas del carácter conjunto de
se producen tres saltos puntuales las melodías.
de tercera. Tratamiento especial
requieren los remates regulares Observando el gráfico se des-
(que ocupan los tres tiempos prende que en la sección A hay
finales de la frase o compás) o una reiteración del tramo des-
irregulares (que aparecen en los cendente que va del mi² al mi¹,
tiempos 4, 5 y 6, a mitad de una que aparece en las semifrases a
frase), donde es muy frecuente y a’. A este comportamiento se
el salto a la octava inferior y/o oponen dos tramos ascendentes:
superior de la nota final previ- uno al final de la a (que sirve de
sible según la conducción de la enlace para la a’) y otro en la
melodía. El efecto real y conclu- segunda mitad de la b que ocu-
sivo del remate, a modo de orna- pando un ámbito melódico mayor

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que las anteriores semifrases (mi todo lo anterior en cuanto a que


- mi²) prepara y pone de relieve el movimiento melódico es neta-
el ataque nuevamente en la a’. mente ascendente con giros des-
Resulta significativo que la b se cendentes intercalados. Se inicia
comience con la dominante de la por ello desde una altura más
dominante en primera inversión baja y asciende hasta alcanzar la
y que se exponga la dominante dominante. La permanencia más
mediante un diseño melódico prolongada en la dominante de
inverso al preponderante en toda la dominante secundaria (nueve
la sección. En cuanto a otros re- tiempos) produce un efecto de
cursos melódicos empleados en resalte o enfatización con la
la sección A hay que destacar la finalidad de preparar la frase e.
variación que se produce en la a’ Ésta última semifrase adquiere
sobre la figuración de la melodía un carácter de preparación del
descendente de la a, por medio compás último. Resulta desta-
del empleo de semicorcheas en cable de la e el empleo de una
forma de cortas apoyaturas que melodía oscilante entre las notas
reafirman la idea expresiva de la do² y si¹ (quintas de los grados II
a. En la semifrase b aparece ini- y I respectivamente) por riguroso
cialmente un motivo descendente movimiento conjunto también,
que introduce una figuración que estrecha de forma muy es-
de corcheas, y que se comporta tratégica el ámbito melódico en
como material melódico nuevo. relación a los compases anterio-
Podemos hablar por lo tanto de res, produciendo una atmósfera
un cierto carácter de plantea- de verdadera reflexión sobre los
miento que domina la sección A dos grados más importante del
y que busca su resolución en la modo flamenco. La melodía de
siguiente. las semifrases f y g (último com-
pás) se desenvuelve entre el la y
Las semifrases c y d de la el mi (pequeña octava) de forma
sección B vuelven a la dominante netamente descendente con giros
de la dominante, esta vez en es- intercalados ascendentes. A pesar
tado fundamental, realizando un de presentarse con una armonía
corto desarrollo que se opone a pedal superior, esta melodía

2
A pesar de que la escritura para guitarra está desfasada una octava ascendente en relación a los
sonidos reales, las referencias que haremos en este artículo serán siempre respecto a las notas
representadas en el pentagrama.

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cobra el relieve necesario como ataques llenos de arrebato donde


para insinuar el paso por los la acentuación juega un papel
grados IV, III, II y I creando la fundamental.
cadencia flamenca final, además
de insinuar también una enfatiza- Veamos a continuación los
ción del V grado. puntos de la falseta donde se
producen estos efectos rítmicos.
El movimiento predominante En a hay tres puntos donde se
en toda la falseta es el descen- invierten los acentos. El tiempo
dente, con presencia del movi- 1 cobra un acento inicial cuando
miento ascendente con una clara en el patrón no es acentuado. El
función elevadora de interés y acento del tiempo 3 del patrón se
variedad. No es extraño esto si anticipa en la síncopa atacada en
consideramos que en todos los la segunda mitad del tiempo 2,
cantes flamencos, a imitación de quedando así realzado el acorde
los cuales se componen general- del II mantenido sin ataque sobre
mente las falsetas de la guitarra, el tiempo 3. El tiempo 4 cobra
tienen también más predominio cierto acento al ser el inicio del
los descensos melódicos. remate irregular que se inicia en
él, y sin embargo es tiempo débil
Análisis rítmico. en el patrón rítmico. En a’ apare-
cen dos puntos donde se invierten
La principal característica también los acentos. Esta vez la
desde el punto de vista rítmico es imitación con variación que rea-
que durante toda la falseta existe liza esta semifrase de la a hace
una supremacía de la acentuación que los acentos del motivo se
natural de los motivos melódicos impongan a los tiempos débiles
sobre los acentos del patrón rít- del patrón 7 y 9. En relación con
mico de la soleá. De esta forma la b y con la a’ que finalizan la
se crean acentos en tiempos sección A cabe hacer las mismas
donde no existen y gran cantidad observaciones que para las dos
de contratiempos y síncopas de semifrases anteriores con las que
forma continua, produciendo guardan una rigurosa simetría.
efectos de una belleza y frescura En el compás tercero que inicia
propias del género. Esta falseta la sección B, se respetan regu-
es un claro ejemplo de cómo la larmente los acentos del patrón
guitarra logra imitar el quejío rítmico por primera vez. Esta
del cante mediante quiebros y circunstancia hace que el ascenso

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del bajo, que introduce una célula grado de intensidad expresiva


rítmica nueva, vaya asentando cuyo máximo se alcanza en este
la atracción hacia la dominante compás final.
y que la estructura rítmica del
compás siguiente quede también Tímbrica.
más destacada por contraste.
El compás siguiente o frase e Existe una gran correspon-
continúa con la misma célula dencia entre las cuerdas emplea-
rítmica que ya no se abandonará das, los registros tímbricos, la
nunca hasta el final de la falseta. estructura formal de la falseta y
La reiteración del mismo motivo el efecto expresivo buscado en
hace que el acento del tiempo 9 cada momento. En las semifrases
sea fuerte cuando en el patrón a y a’ predomina un timbre cris-
rítmico es débil. Es destacable talino y transparente, obtenido
desde el punto de vista rítmico mediante las cuerdas 1ª, 2ª y 3ª
como el compositor compensa la sobre el primer cuádruplo. En b,
reiteración del motivo y el uso de semifrase contrastante, se oscu-
dos notas melódicas únicamente rece sensiblemente el timbre al
en la oscilación de estos 9 tiem- desplazarse hacia la primera po-
pos creando unos contratiempos sición y dejar la mayor parte de la
en el acompañamiento con notas melodía en un ámbito más dulce
pulsadas de forma simultánea (la y oscuro sobre las cuerdas 2ª y 3ª.
fundamental y la tercera de los En el compás tercero, semifrases
grados I y II) que consiguen un c y d, el movimiento melódico
efecto muy rítmico. En el último ascendente y contrastante queda
compás se realiza la fusión de los puesto de relieve en gran parte
dos comportamientos rítmicos por el timbre característico de
descritos en los compases ante- las cuerdas quinta y cuarta. En
riores. Por un lado se respetan el compás cuarto, frase e, la me-
todas las acentuaciones regulares lodía se balancea por medio de
del patrón rítmico, y a la vez bordaduras cortas y largas entre
se añaden sincopas (tiempos las notas si y do de la tercera
débiles 4 y 8) e inversiones de cuerda en posición cuarta, don-
acentos (tiempos débiles 4 y 9). de esta cuerda ofrece un timbre
Este tratamiento rítmico ayuda lleno, profundo y muy expresi-
a dar un carácter de conclusión vo. Con ninguna otra cuerda se
o recapitulación a esta frase, podría lograr mejor el matiz tan
al mismo tiempo que eleva el reflexivo de este compás. En el

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compás quinto, semifrases f y g, la misma forma que la música


son las cuerdas quinta y sexta, compuesta para el laúd barroco
las que con su seriedad y fuerza responde a unas coordenadas
peculiares (“sonidos negros” lla- expresivas, sociales y culturales
mados en el flamenco) sentencian determinadas, la música flamen-
una recapitulación en forma de ca responde a las suyas.
cadencia flamenca. Además del
carácter tímbrico, la elección de Existen niveles de organi-
estas dos cuerdas en el primer zación en los distintos estados
cuádruplo permite que se man- y campos de la comunicación
tenga la armonía pedal durante musical que son susceptibles de
los 9 primeros tiempos y crear ser razonados y analizados por
un efecto sonoro de acompaña- parte de los emisores y recepto-
miento muy flamenco. res. El artista flamenco, y el arte
flamenco en general, a través de
los modos y espacios peculiares
III. Conclusión. empleados en la transmisión oral
ha creado un mito en torno a la
Después de detenernos en inefabilidad de sus claves expre-
todos los detalles anteriores del sivas. Sin embargo, la univer-
análisis continuamos con toda salidad del flamenco nos exige
seguridad sin saber qué es el cada vez más alejarnos dentro del
duende. Sin embargo compro- campo musicológico de posturas
bamos como aquellos elementos impermeables a la evolución na-
formales, armónicos, melódicos, tural de los tiempos, y aprender
rítmicos y tímbricos que afectan del espíritu enormemente recep-
a todos los instrumentos y estilos tivo y promiscuo que caracterizó
musicales están presentes de igual a los maestros flamencos que la
forma en la música flamenca. De historia nos ha dado.

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