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La literatura y el cine

El hombre en su afán de dar a conocer sus emociones, lo que


piensa y sus sentimientos; ha buscado a través del tiempo, la manera
de hacer esto una realidad. Para ello ha usado la palabra a través del
lenguaje oral, gestual o escrito para lograr este propósito.
A través de la literatura recrea historias valiéndose de imágenes y
figuras literarias, entre otros elementos que dan a la voz narrativa, la
libertad de contar, narrar y dar a conocer las situaciones o hechos
que esta encierran, ya sean breves (cuentos, leyenda, fábulas, mitos)
o extensos (novela, crónica), entre otros.
Según la Real Academia Española, el término literatura
corresponde a “el arte de la expresión verbal”; por lo que se puede
afirmar que la literatura es una manifestación artística que emplea el
lenguaje, la palabra; para transmitir un mensaje, una historia llena de
poesía, drama, alegría y un cúmulo de emociones y sentimientos a
un lector.
Por otro lado, el hombre emplea otros elementos para
comunicarse. Estos son los medios de comunicación, entre los
cuales se encuentra uno que es audiovisual y es considerado además
de un arte, una técnica: El cine. A este también se le conoce como el
séptimo arte y a través de él se han dado a conocer proyecciones de
historias creadas, producidas, dirigidas por expertos que dedican
días y hasta meses, junto a su equipo y actores-actrices, que dan vida
a los personajes; en la ejecución y grabación de un guión
determinado. Una vez culminada la grabación es llevada a la gran
pantalla, es decir, al cine.
La literatura ha sido una gran fuente de inspiración para el
séptimo arte; puesto a que este se ha convertido en el trampolín para
dar a conocer hechos significativos encerrados en las obras literarias,
mediante adaptaciones de guiones, que toman elementos importantes
de la obra escrita. No en vano, ambos, literatura y cine, emplean
como medio común la palabra.
Según esto, los guiones de las películas se convierten en obras
literarias también, ya que estos requieren de una creación escrita
basada en la historia que se desea llevar a la pantalla. El escritor de
estos guiones, tiene la libertad de idear esos relatos, plasmándolos e
un espacio físico, con personajes que los protagonizan; rodeando las
escenas con movimiento, color, música, risa, llanto, entre otros
elementos que están dentro de la obra escrita, pero que muchas
veces no son valorados por el lector. En cambio el cine ofrece,
aporta una visión fresca, renovada de esos momentos y permite al
espectador sentir las emociones que trasmiten los personajes y
quedar atrapado en ellas.
Luego de ver la película, quienes hayan tenido la oportunidad de
haber leído su obra literaria correspondiente a la misma; tiene
también oportunidad de comparar la versión escrita y la proyectada.
Esto es válido, ya que como se mencionó líneas atrás, la proyección
de la película corresponde a una adaptación y en consecuencia,
quien leyó la novela y vio la película, basada en la misma, puede
sentir que el film dejó por fuera muchos elementos que considera
importantes y por lo tanto, deja a su entender vacíos en cuanto al
contenido.
Sin embargo, es importante establecer que el cine conjuga
palabra, movimiento e imagen; y que el producto logrado es mucho
más explícito y conciso, que el del texto literario mismo y que logra
un mayor alcance de difusión, por ser un medio que ha calado a
través del tiempo en la sociedad.
Muchas obras literarias se han proyectado en el cine. Algunas de
ellas contienen historias románticas, como por ejemplo: “Cumbres
Borrascosas” de Emily Bronte. “El sueño de una noche de verano”
“Romeo y Julieta”, ambas de Williams Shakespeare. “Mujercitas”
de Louise May Alcott, por nombrar algunas de este tipo de filmes.
Otro tipo de películas que han sido promovidas con éxito en los
últimos tiempos son la de ilusión y magia, acá se puede mencionar:
“El señor de los anillos” de J.R.R. Tolkien, y la saga de “Harry
Potter” de J. Rowling; que h generado buenos dividendos en
taquilla.
De igual manera se han proyectado: “Los Miserables” de Víctor
Hugo, “Troya” (basada en la Ilíada de Homero), “ Ana Karenina” de
León Tolstoi, “El Código Da Vinci” de Dan Brown, entre muchas
otras obras, que han sido a lo largo de tiempo, firmes ejemplos de
estilos literarios, con los que grandes escritores han ofrecido a través
de la literatura, un sin fin de relatos dignos de ser contemplados a
través del séptimo arte.

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